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Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 71, Año 2014 Análisis Transaccional, Educación Emocional y felicidad Transactional Analysis, Emotional Literacy and happyness Agustín Devós Cerezo Editorial Jeder, Sevilla, España Marina Monzón Torres Madrid, España Resumen Creemos en la capacidad del Análisis Transaccional, la educación emocional y el poder personal como recursos para lograr la felicidad personal. La lectura de La naturaleza de la felicidad, de Desmond Morris, nos aportó una visión am- plia de las diferentes fuentes de felicidad del ser humano y la idea de relacionarlas con los Estados del Yo que propone la teoría del AT desarrollada por E. Berne. Los objetivos son (a) relacionar las diferentes fuentes de Felicidad descritas por D. Morris y los Estados del Yo desarrollados por E. Berne, (b) correlacionar el AT de Eric Berne, la Educación Emocional y el Poder personal, de Claude Steiner, como recursos para lograr la felicidad personal y (c) responder a la escasez de publicaciones que relacionan el AT y la felicidad. Hemos utilizado el análisis y la correlación teórica de las disciplinas señaladas concluyendo que la combinación de AT, Educación Emocional y Poder Personal ofrecen un marco teórico y práctico efectivo para lograr la felicidad personal. Palabras clave: felicidad, análisis transaccional, educación emocional, Eric Berne, Desmond Morris. Abstract We believe in the ability of Transactional Analysis, emotional literacy and personal power as resources to achieve per- sonal happiness. The reading of The Nature of Happiness by Desmond Morris, gave us a great overview of the different sources of human happiness and relate the idea of ego states theory proposed by AT developed by E. Berne. The objecti- ves are to (a) relate the different sources of happiness described by D. Morris and ego states developed by E. Berne, (b) correlate the AT, Emotional Education and Personal Power, Claude Steiner, as resources for achieve personal happiness and (c) address the shortage of publications that relate the AT and happiness. We have used theoretical analysis and co- rrelation of the disciplines listed concluding that the combination of AT, Emotional Literacy and Personal Power offers a theoretical and practical framework to achieve effective personal happiness. Keywords: happiness, transactional analysis, emotional literacy, Eric Berne, Claude Steiner, Desmond Morris. Agustín Devós Cerezo Gisper Andalucía, S.L. E-mail: [email protected]

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Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 71, Año 2014

Análisis Transaccional, Educación Emocional y felicidad

Transactional Analysis, Emotional Literacy and happyness

Agustín Devós CerezoEditorial Jeder, Sevilla, España

Marina Monzón TorresMadrid, España

Resumen

Creemos en la capacidad del Análisis Transaccional, la educación emocional y el poder personal como recursos para lograr la felicidad personal. La lectura de La naturaleza de la felicidad, de Desmond Morris, nos aportó una visión am-plia de las diferentes fuentes de felicidad del ser humano y la idea de relacionarlas con los Estados del Yo que propone la teoría del AT desarrollada por E. Berne. Los objetivos son (a) relacionar las diferentes fuentes de Felicidad descritas por D. Morris y los Estados del Yo desarrollados por E. Berne, (b) correlacionar el AT de Eric Berne, la Educación Emocional y el Poder personal, de Claude Steiner, como recursos para lograr la felicidad personal y (c) responder a la escasez de publicaciones que relacionan el AT y la felicidad. Hemos utilizado el análisis y la correlación teórica de las disciplinas señaladas concluyendo que la combinación de AT, Educación Emocional y Poder Personal ofrecen un marco teórico y práctico efectivo para lograr la felicidad personal.

Palabras clave: felicidad, análisis transaccional, educación emocional, Eric Berne, Desmond Morris.

Abstract

We believe in the ability of Transactional Analysis, emotional literacy and personal power as resources to achieve per-sonal happiness. The reading of The Nature of Happiness by Desmond Morris, gave us a great overview of the different sources of human happiness and relate the idea of ego states theory proposed by AT developed by E. Berne. The objecti-ves are to (a) relate the different sources of happiness described by D. Morris and ego states developed by E. Berne, (b) correlate the AT, Emotional Education and Personal Power, Claude Steiner, as resources for achieve personal happiness and (c) address the shortage of publications that relate the AT and happiness. We have used theoretical analysis and co-rrelation of the disciplines listed concluding that the combination of AT, Emotional Literacy and Personal Power offers a theoretical and practical framework to achieve effective personal happiness.

Keywords: happiness, transactional analysis, emotional literacy, Eric Berne, Claude Steiner, Desmond Morris.

Agustín Devós CerezoGisper Andalucía, S.L.E-mail: [email protected]

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Introducción

Al leer La naturaleza de la felicidad, de Des-mond Morris, dos fueron las ideas principales que nos surgieron. La primera, que son mu-chas las fuentes, los orígenes, las causas que provocan la felicidad en cualquier persona. Esto, que parece tan obvio, no lo resulta tanto al repasar la literatura habitual sobre el asunto. La segunda idea fue relacionar esas fuentes de la felicidad con los estados del yo, dada nues-tra formación y conocimientos en Análisis Transaccional (AT). Además, descubrimos la gran escasez de publicaciones que relacionen el AT con la felicidad. Cuando hace un par de años empezamos a estudiar este asunto sólo encontramos un artículo en el TAJ-Disk con la palabra happiness en el título. Hará un año, se ha publicado otro de Steiner, que apenas trata el tema. Por último, en el reciente Congreso de ITAA 2014 en San Francisco, Karpman ha presentado un taller sobre la felicidad del que aún no tenemos más información que su títu-

Otra fórmula... Para nosotros, y en un análisis inicial, esta

lectura ha supuesto encontrar la relación entre las diferentes fuentes de felicidad que enume-ra Morris y el Análisis Transaccional creado por Eric Berne. Profundizando en el tema des-cubrimos su relación con la educación emo-cional y el poder personal, según los estudios de Claude Steiner.

La Felicidad nos mueve a la acción, o me-jor dicho, el deseo de lograrla. Tanto es así que la Organización de las Naciones Unidas estableció como el Día Internacional de la Felicidad el 20 de marzo para “reconocer la relevancia de la felicidad y el bienestar como aspiraciones universales de los seres humanos y la importancia de su inclusión en las polí-ticas de gobierno”. Y fue exactamente en la 118ª sesión plenaria celebrada el 28 de junio de 2012 cuando se proclamó este día, expli-cando que “la búsqueda de la felicidad es un

objetivo humano fundamental”.

Nos movemos en terreno difuso y resbaladizo. Para empezar, y como señala Zuazua, la mis-ma noción de felicidad ha sido muy cambiante a lo largo de la historia. Además, actualmente parece que el término de moda es “bienestar”. Al respecto, compartimos lo que Steiner escri-bía recientemente:

“Quiero aprovechar el lema de este -

nes sobre el ‘bienestar’. Hablamos de un estado o sociedad del bienestar, creados por campañas publicitarias y propagandísticas sobre ese concep-to del ‘bienestar’, que parece basar-se en aspectos puramente materiales, como pueden ser el último grito en smartphone, el nuevo modelo de co-che, o viajes a destinos exóticos. En el Análisis Transaccional llevamos más de cincuenta años hablando de ‘estar bien’ (OK). Eric Berne, el creador del AT, decía que todos tenemos una idea sobre nosotros y sobre los demás que

vida. Dicha idea la resumía en ‘Yo estoy (bien o mal) y Tú estás (bien o mal). […] Claro que es bueno tener bienestar, al menos tan bueno como ‘estar bien’ con uno mismo y con los demás. Aquí, en Zaragoza, estoy muy bien y espero comprobar que ustedes están bien conmigo y unos con otros”.

Por supuesto, mejor el bienestar que el ma-lestar. Pero además del tinte material que sub-yace (se mide en toneladas de cemento o nú-mero de televisores por hogar), es un concepto que implica más la ausencia de carencias que la búsqueda de lo máximo. Como sentimien-to que es la felicidad, su permanencia es ma-

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yor que la de emociones como la alegría o la esperanza, más inmediatas y fugaces. Muriel James nos habla del gozo como un término intermedio. La metáfora que suele usar Stei-ner en este caso es muy ilustrativa. Las emo-ciones son como olas que llegan seguidas y a veces desordenadas o cruzadas; la felicidad será como una marea, lenta y casi inaprecia-

que nada la frena. La felicidad por tanto es lo mejor, y además es un sentimiento que, con sus altibajos, nos puede acompañar de forma permanente.

Análisis Transaccional y felicidad

Repasemos algunos conceptos del AT para ver cómo nos pueden orientar en la búsqueda de la felicidad.

Estados del Yo

Entrando ya en el análisis de nuestro trabajo vamos a establecer una relación entre las di-ferentes fuentes de felicidad descritas por D. Morris en su libro La naturaleza de la felici-dad y los estados del yo del AT descritos por E. Berne. La idea es que hay tantas formas de ser feliz como personas y que cada uno de nuestros estados del yo tiene a su alcance un amplio surtido de posibilidades. Cuanto más entrenados estemos en las diferentes maneras de ser felices más fácil será serlo. No debe-mos olvidar que habitamos un cuerpo que nos permite relacionarnos con otros y con noso-tros mismos, siendo una excelente fuente de felicidad.

Compartimos la idea de Morris acerca de que la Felicidad es el súbito trance de placer que se siente cuando algo mejora. Para noso-tros, la Felicidad es un sentimiento que puede ser físico como el baile o mental como la re-solución de un problema lógico que es mucho más largo en el tiempo que una emoción, sin

olvidar que la felicidad es efímera.Creemos que la felicidad es algo global

que implica a los tres estados, la diferencia que descubrimos es la carga, el porcentaje, el protagonismo de un estado sobre otro o inclu-so la exclusión de alguno de ellos según las diferentes fuentes. También hay que aclarar que el laboratorio, el lugar donde se procesan las emociones, reside en el Niño. Estas emo-ciones sucesivas se van cristalizando de forma más permanente, convirtiéndose en sentimien-tos propios del estado del yo Padre. Es decir, los tres estados del yo funcionan como antenas que captan e interpretan el mundo (externo o interno). Siguiendo el símil, cada una de estas antenas está preparada para captar diferentes frecuencias, que una vez sintonizadas pasaran la información al Niño para que las procese e interprete. Por eso, cuando a continuación ha-blamos, por ejemplo, de Felicidad de Adulto, queremos decir que es ese estado del yo el que la recibe en primera instancia.

Veamos:: Tiene 3 fases: la anticipa-

ción, la apetencia y la consumación. Cons-tantemente imaginamos nuevos proyectos,

felices. Creemos que esta fuente viene del es-

la participación del Niño que imagina y desea nuevas experiencias. Para nosotros realizar este proyecto supone un ejemplo de este tipo de felicidad. Nuestro N deseaba, tenía curio-sidad, y nuestro A, tras recopilar y analizar la información, ha construido el trabajo que les presentamos.

F. competitiva: Depende del logro de una meta personal. El triunfo es siempre a expen-sas de un rival y a costa de grandes esfuer-zos. Relacionada con el estado Padre: “debes ganar”, “eres el mejor”, “sé perfecto”. En relación con el adversario se activa el Padre Crítico (PC) denominándose felicidad de la crueldad: tortura mental y física, violación y

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asesinato (relacionado también con juegos de tercer grado). A menor escala, es la felicidad que alguien siente tras ganar en cualquier jue-go competitivo o concurso.

F. cooperativa: Relacionada con ayudar a los demás, con el apoyo mutuo y con el lide-razgo. El secreto está en plantearse objetivos realistas. Relacionada con todos los estados del Yo en su versión positiva. El Padre Nutri-cio (PN) que nos protege y ayuda a proteger a los demás, el N que desea una nueva expe-riencia, el A que activa la mejor forma de lo-grar junto al resto de A de las otras personas. Es fuente de este tipo de felicidad trabajar en equipo desde posiciones de igualdad teniendo en cuenta las capacidades de cada uno, donde cada uno suma y se produce una resonancia, una sinergia grupal. Una imagen de coopera-ción que nos trae la pintura de Sorolla es su cuadro remendando redes, donde aparecen las mujeres cosiendo las redes que más tarde uti-lizarán los hombres para pescar.

F. genética: El gozo de la unidad familiar. Es la felicidad que proporciona el estado P, somos los “López”, la casta, la tribu a la que pertenecemos, la pertenencia a una familia concreta con unas determinadas cualidades. Ser de la familia Corleone en El Padrino mar-ca una gran diferencia.

F. sensual: Relacionada con la erótica, los sentidos: gastronomía, contemplar arte… Es la felicidad del N, del deseo, de la imagina-ción, de la creatividad, de la espontaneidad, del disfrute y el gozo. Recurriendo nuevamen-te al cine, es mítica la referencia de la película Nueve semanas y media donde se conjugan magistralmente deseo, sensualidad, sexuali-dad, creatividad y disfrute.

F. cerebral: Juegos de mesa, investigación -

ca. El A goza analizando los datos, resolvien-do enigmas o problemas, formulando hipóte-sis, con la inestimable curiosidad y energía del N. Jugar al ajedrez, concentrarse en una inves-

tigación, resolver un enigma, pueden producir cotas de felicidad importantes.

F. del ritmo: Desconectar el cerebro y dis-frutar del movimiento, bailar, nadar, correr, el N es el protagonista en esta fuente, necesita el método que el A proporciona y el permiso del P. Nuestro cuerpo es una gran fuente de placer y cuando se conjugan nuestros tres es-tados del Yo podemos ser realmente felices en movimiento.

F. del dolor: Aunque nos cueste entender este tipo de felicidad el Niño Adaptado (NA) masoquista, se priva de placer y disfruta de su renuncia. El Niño Rebelde (NR) renuncia a los pasteles por el placer que le supone la re-nuncia per se debida a un motivo ulterior. En nuestra experiencia hemos podido observar y escuchar cómo algunas personas renunciaban a sus analgésicos y toleraban niveles de do-lor que para otros hubieran sido insoportables para sentirse “vivos”, produciendo el dolor un sentimiento ambivalente de felicidad y de amargura.

F. Terrorista suicida. Cuesta mucho imagi-nar que alguien que va a inmolarse puede ser feliz. Sin embargo, saber que está cumpliendo con su deber, con su misión de vida le pro-porciona felicidad. El PC es el protagonista de este tipo de felicidad que nos aísla hasta la muerte del amor de los demás.

F. del riesgo: Relacionada con superar obstáculos: deporte, juegos de azar. El N in-trépido que desea ferozmente expresiones úni-cas y potentes es el estado que se favorece con las actividades de riesgo. Cada vez aparecen más actividades de riesgo. Pareciera que el ser humano ha desarrollado cierta tolerancia a las experiencias únicas y necesitara aumentar el riesgo hasta lo “imposible” para lograr ese sentimiento de felicidad. Tirarse desde un ras-cacielos, el balconing, volar con un traje tipo murciélago, correr a alta velocidad en sentido contrario a la marcha con el vehículo... Llegar al límite parece ser una fuente de felicidad.

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F. selectiva: Basada en ignorar los horrores de la vida que nos rodea. Felicidad histérica: capaces de pasárselo bien aunque estén ro-deados de desastres. Puede ser la versión del Niño Rebelde (NR) que niega el horror y bus-ca la diversión en la hostilidad, el estado N es fuente de esta felicidad. El ejemplo más sig-

muestra el cine es la película La vida es bella. El protagonista, aun estando en un campo de concentración a punto de ser fusilado, ofrece a su hijo una versión divertida de los hechos.

F. contemplativa: Una persona la obtiene mediante la contemplación y el aislamiento de las preocupaciones mundanas, siendo el propósito del que medita hallar la paz interior. Requiere equilibrio de los tres estados para que ninguno de ellos la boicotee. Podemos encontrarla practicando una meditación, con-templando una puesta de sol o cualquier otro acontecimiento que nos lleve a ese estado de paz interior.

F. devotahallar felicidad espiritual particular en los momentos de profunda devoción. Llegar a La sMeca, peregrinaciones cristianas. Es la felici-dad del Padre, de las normas y las creencias. La Semana Santa, el Rocío y otras peregrina-ciones son ejemplos que nuestra cultura nos ofrece de que la devoción puede ser una fuente de felicidad.

F. negativa: Resulta una paradoja encon-trar la felicidad en la desdicha. Es la felicidad de la autolesión, del sufrimiento y el dolor

un N sobreadaptado en ausencia de A. Cuesta creer que puede ser fuente de felicidad, pero hemos descubierto que existe una corriente de personas que eligen la autolesión física como camino de la felicidad y alivio de otro tipo de sufrimiento procurándose cortes, quemaduras, golpeándose, dejando de comer y de beber. Aun sangrando y en estado físico objetiva-

F. química: Arrebatos de felicidad con ayu-da de sustancias químicas. Es el N sobreadap-tado que busca desesperadamente controlar a un potente PC y que encuentra su trampa en la química de las drogas. Es un método para ex-cluir otros estados del yo. Son frecuentes los relatos de felicidad narrados por personas que han bebido o se han drogado para “desinhibir-se” y poder hacer aquello que querían: hablar con cierta persona, bailar…

Siendo una evasión de la realidad, no constituyen peligro directo para la salud. Es una forma de evadir tomar el con-trol de nuestra vida. Encuentran esta fuente las personas que dando la espalda a su vida co-nectan con los realities televisivos y los viven como si de ellos se tratase.

F. cómica: la risa suscita bienestar bioquí-

felicidad a nivel cerebral y bioquímico. Es el N libre o natural el que encuentra la felicidad en esta fuente.

F. casual: la felicidad que se produce cuando a uno le sonríe el azar. El N sueña con que un acontecimiento casual suceda y el A compra el billete de lotería como método para satisfacer al N. Los tres estados del yo -Padre, Adulto y Niño (PAN)- disfrutan del aconteci-miento cuando se produce. Pero una cosa es encontrarla y otra buscarla. Berne lo denomi-naba “Esperar que venga Santa Claus”.

Como resumen, el siguiente cuadro puede ser esclarecedor y útil

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Tabla 2Estados del yo y tipos de felicidad

Niño Adulto Padre

Sensual

Del ritmo

Del dolor

Del riesgo

Selectiva

Contemplativa

Química

Cómica

Casual

Cooperativa

Cerebral

Negativa

Competitiva

Genética

Terrorista suicida

Transacciones

las relaciones sociales. Las transacciones pue-den ser complementarias, es decir, la reacción es apropiada y esperada al estímulo, y sigue el orden natural de las reacciones humanas sanas. La comunicación puede, en principio,

-nicación queda rota o interrumpida en tran-sacciones cruzadas. Más complejas son las transacciones ulteriores donde intervienen dos estados del yo en el mismo momento. Existe

-te o ulterior. Este tipo de transacciones son la base de los juegos.

Visto esto, parece claro que en nuestra bús-queda de la felicidad nos va a ser de ayuda mantener paralelas las que aportan, cruzar las que no, y usar las ulteriores para los juegos buenos.

—Un momento, ¿juegos “buenos”? ¡Si son todos malos!

—Por favor, siga leyendo, que ahora se lo aclaramos…

Juegos

Buscamos un empleo positivo del AT y de la Educación Emocional como herramientas para lograr la autonomía y la felicidad.

Un juego es una de las seis formas en que podemos emplear el tiempo al relacionarnos con los demás, yendo en gradación desde el aislamiento hasta la intimidad. Sólo con las fuentes de felicidad que describe Morris po-dríamos realizar varias hipótesis de juegos en los que las personas participan para incremen-tar su felicidad por esa vía.

Si hay algo que las múltiples lecturas y relecturas de la obra de Berne proporciona es la sorpresa, como bien sabe todo aquel que se haya enfrascado en ello con cierta reiteración. Es casi imposible no encontrar un rastro en sus escritos de alguna idea que posteriormente fuera desarrollada por otros transaccionalistas.

La intuición y el AT (Berne, 2010:7-19) es mucho lo que todavía queda por desarrollar y apor-tar desde el AT, y éste es otro de esos casos. ¿Anticipó Berne la necesidad de lo que con Seligman se ha denominado Psicología Posi-tiva? Lea e interprete el lector por sí mismo:

“El psiquiatra, quien está en la mejor y tal vez la única posición de estudiar los juegos adecuadamente, trata casi ente-ramente, por desgracia, con personas cuyos juegos las han llevado a tener di-

a disposición de la investigación clí-nica son todos, en cierto sentido, jue-

los juegos se basan en transacciones ulteriores, deben tener en su totalidad algún elemento de explotación. Por estas razones, prácticas por un lado y teóricas por el otro, la búsqueda de juegos «buenos» resulta una empresa difícil. Un juego «bueno» puede des-cribirse como aquél cuya contribución

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social pese más que la complejidad de sus motivaciones, particularmente si el jugador se ha acondicionado a esas motivaciones sin futilidades ni cinis-mo. Esto es, un juego “bueno” sería el que contribuyera tanto al bienestar de los otros jugadores como al desa-rrollo del jugador principal. Ya que en las mejores formas de organización y acción social se tiene que invertir gran proporción de tiempo en juegos, debe-mos proseguir asiduamente con la bús-queda de los “buenos”. Tenemos aquí varios ejemplos, pero queda admitido

como en calidad. Incluyen El Descan-so del Cartero, Caballero, Encantado de Ayudar, El Sabio Hogareño y Se Alegrarán de Haberme Conocido”. (Berne, 2007:192-198).

Vamos a añadir algunos posibles juegos a -

mista (vendría bien repasar El chiste el chiste y su relación con lo inconsciente, de Freud), Lo Superarás (El alentador). Además, es posible entresacar versiones positivas de los juegos clásicos. Aquí tenemos algunas sugerencias: Llevaos Bien (vs. Pelead los Dos); ¡Alegría! (o quizá ¡Calma!, vs. Alboroto); Qué Bien por Mí (vs. Pobrecito de Mí); ¿No Es Maravillo-so? (vs. ¿No es Terrible?); Si No Hubiera Sido Gracias a Ti (vs. Si No Fuera por Ti). Como

-bozarlos. Se sale del objeto de este trabajo, y es una tarea que dejamos para escritos poste-riores. No es nada nuevo, y es algo que ocurre mucho con el trabajo de Berne y sus colegas del Seminario de San Francisco; aquí hay otro campo enorme que a casi 45 años tras la muerte de Berne, que sepamos, sigue sin ser explorado.

En cualquier caso, parece claro que aban-donar los juegos negativos, o al menos susti-tuirlos por los positivos es una manera más de

incrementar la felicidad propia y la de quie-nes nos rodean. Si en los juegos clásicos las emociones resultantes suelen ser rabia, tris-teza, etc., en los juegos positivos en cambio aparecen la alegría, el amor o la esperanza. Si las caricias extraídas en unos son negativas, en los otros son positivas, incluso siendo condi-cionales. Si tras el juego psicológico habitual se hace el silencio, tras uno positivo es más fácil pasar a la intimidad, un intercambio de expresión emocional libre de juegos y sin ex-plotación. Si tras un juego “malo” todos de-sean no volver a caer, tras uno “bueno” todos los participantes tienen ganas de que se repita.

José Luis Martorell en su libro ¿Qué nos pasa una y otra vez?, propone una versión sana y positiva de los roles del triángulo dra-mático (Martorell, 1983:110-112) (Persegui-dor, Víctima y Rescatador, vs. Espada, Roca y Satén) de tal forma que el rol de un perse-guidor en versión positiva es un defensor de sí mismo y de los demás (una Espada); cuando alguien abandona el rol de Víctima controla las situaciones desde una posición sólida y re-sistente (una Roca); cuando se deja de Resca-tar se pasa al autocuidado, sabiendo proteger-se y sentirse bien del mismo modo que sabe arropar a los demás sin Rescatarlos (la calidez del Satén). Finaliza su libro diciendo que “la fuerza con que estaban arraigados los juegos es muy grande, pero ningún juego es, a la lar-ga, más fuerte que la persona que se propone abandonarlo”. Es una idea que compartimos, y la experiencia de que el conocimiento del AT más la Educación Emocional y el Poder Personal son herramientas valiosísimas para alcanzar nuestra autonomía y felicidad y la de nuestros allegados, mejorando nuestro mundo más próximo desde la ética humanista.

Entre las variadas ventajas psicológicas y funciones que cumplen los juegos está la de

personas. Veamos de qué manera los guiones

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Guiones

Berne señaló que los guiones están diseñados para durar toda la vida. Se basan en una pro-gramación paterna constante reforzada y en decisiones sobre esa programación tomadas en la infancia que conducen a comportamien-tos, pensamientos y sentimientos reiterados.

A la hora de categorizarlos, acudió a la mitología griega clásica. Sísifo, Filemón y Baucis, Aracne, etc., resultan arquetipos, ar-gumentos, que se concretan como guión espe-

largo de la historia. José Luis Camino, en su último libro (2013:91,94-95,238), nos propo-ne también un guión “bueno”, basado en Her-mes, que en realidad representa a la persona libre de guión. Nuevamente, y al igual que ocurre con los juegos, es bastante probable que sean más los guiones “buenos” que estén pendientes de descubrimiento y estudio. Quizá sea de ayuda al iniciar dicho análisis empezar

-do una huella de bien y felicidad en su paso por la existencia. R.W. Emerson destaca el Filósofo, el Místico, el Escéptico, el Hombre de Mundo, el Poeta y el Escritor. Borges apun-taba que a diferencia de los héroes de Carlyle, seres excepcionales, la búsqueda de Emerson se orientó hacia el hombre representativo. Per-sonalizaba en Platón o Goethe, pero no como ideal inalcanzable, sino como máxima expre-sión de virtudes intrínsecamente humanas y al alcance de todos.

Y al igual que hacíamos con los juegos, a modo de tentativa pendiente de escritos poste-riores, podríamos incluir la Santa que trabaja por el bien de todos, el Descubridor que evade la ortodoxia de su tiempo para buscar mejores soluciones, o el Creador que genera nuevas categorías. Ya sabemos que el Mal existe y que a lo propuesto se nos pueden oponer ejem-plos negativos. Cuando el Padre Crítico y el Pequeño Fascista operan juntos o sueltos ten-dríamos el santo ordenado por “convertir” mi-

encontrar un caso así en femenino), el descu-

creador de nuevas categorías impositivas con las que exprimir al ya exhausto contribuyente.

experto que ponga nombre de héroe griego a esos casos.

describió como guión de ganador, de no-ga-nador o de perdedor. Sobre esto escribe en su libro póstumo:

-sona que cumple su contrato con el mundo y consigo mismo. Esto es, pro-yecta hacer algo, dice que se compro-mete a hacerlo, y a la larga lo hace. Su contrato, o ambición, puede ser ahorrar 100.000 dólares, correr una milla en menos de cuatro minutos, o conseguir un doctorado en psicología. Si alcanza su objetivo, es un ganador. Si acaba endeudado, se tuerce el tobi-llo en la ducha, o suspende en el pri-mer año de universidad, es claramente un perdedor. Si ahorra 10.000 dólares, llega el segundo con un tiempo de 4:05, o se pone a trabajar con un título me-dio, es uno de los del «por lo menos»: no es un perdedor, sino un no-ganador.

el objetivo, generalmente sobre la base de la programación Parental, pero rea-

Observe que el hombre que se propo-ne un tiempo de 4:05 y lo consigue ya es un ganador, mientras que el que se propone 3:59 y sólo hace 4:05 es un no-ganador, aunque derrote a otro con menor ambición. A corto plazo, un ga-nador es el que se convierte en capi-tán del equipo, queda con la Reina de Mayo, o gana en la partida de póquer. Un no-ganador nunca se acerca a la

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pelota, sale con la segunda mejor chi-ca o empata en el juego. Un perdedor no está en el equipo, no tiene citas, o se arruina” (Berne, 2014: 268-269).

Tanto los padres que crían ganadores como los que crían perdedores, quieren que sus hijos sean felices en el papel que ellos le quieren asignar. El problema está en qué concepto tie-nen de felicidad unos y otros. Visto lo anterior, parece claro que la clave está en el contrato, en lo ambicionado claramente expresado. Si no está al alcance de nuestra consciencia o de nuestro Adulto, va a ser más difícil cumplirlo. Bien por tratarse de algo directamente irreali-zable (querer ser presidente de EEUU sin ha-ber nacido allá), por fantasioso (pretender ser un as en la NBA a los cincuenta años o siendo mujer), o por los sabotajes del inconsciente sobre los que hablaba Freud. Que se den cual-quiera de esos casos no va ayudar a aumentar nuestra felicidad.

Por último, Steiner propuso junto a Wyc-koff catalogar los guiones según su carencia principal. Así, en sus casos más extremos, teníamos guiones Sin Amor, Sin Mente o Sin Alegría, siendo posibles también cualquiera de sus combinaciones. Del mismo modo que no hay oscuridad sin luz, si hay carencias tam-bién habrá excesos. Amor, Mente y Alegría, abundantes, combinadas y compensadas son buenas bases para guiones felices (Steiner, 1992).

Educación Emocional y felicidad

En los años setenta Claude Steiner acuñó el término “Educación Emocional”. El térmi-no “emotional literacy” como tal lo propuso Nancy Graham compañera en la lucha contra la guerra de Vietnam. Fue el fruto de sus in-vestigaciones y trabajo sobre las emociones y el feminismo en el centro RAP (Radical Ap-proach to Psychiatry) de Berkeley, a comien-

zos de los 70.

AT es conseguir la autonomía del ser humano, tomar las riendas de su vida. Nosotros nos pre-guntamos que una vez alcanzada la autonomía ¿qué podemos hacer? Entre las múltiples op-ciones posibles, creemos que ser felices es una buena elección. Para serlo necesitamos algo más que ser autónomos. Necesitamos cierto ni-vel de educación emocional y recuperar nues-tro poder personal. Parecen aspectos aislados pero en realidad todo está íntimamente rela-cionado. De tal modo que a medida que con las herramientas del AT descubro mi guión de vida, mis juegos, analizo mis transacciones o tomo conciencia de mi comportamiento, tam-bién tomo conciencia de mi estado emocional y cómo afecta a los demás. Ponemos nombre

mismo tiempo sabré la causa y la intensidad de la emoción. Más tarde tomaré conciencia de las emociones que genero en los demás y las que los demás generan el mí, pudiendo in-teraccionar de una manera más saludable para mí y para los demás.

-to, de poner nombre, de descifrar la intensidad de la emoción e incluso su causa me hago due-ño y responsable de ella. Ser conscientes de nuestro mapa emocional nos produce felicidad per se, aumenta y fortalece nuestra autoestima y autoconocimiento. Además, ser conscientes de cómo afectamos y nos afectan los demás nos posiciona de una manera mucho más em-pática ante la sociedad, concediéndonos nive-les de relación que de otro modo no alcanza-ríamos, en todos los ámbitos nuestra vida, de tal forma que nuestra vida personal, nuestra vida laboral y nuestra vida familiar son más felices. Logramos nuestro objetivo: aumentar las fuentes, la permanencia y la intensidad de nuestra felicidad.

La educación emocional es inteligencia emocional centrada en el corazón, interpre-

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tando éste como metáfora del aprecio, del

cualquiera de sus versiones e intensidades. Es

herramientas y postulados: estados del yo, jue-gos, transacciones, guiones… Pero fundamen-talmente son dos los conceptos claves aquí: el Padre Crítico como origen de los problemas y las caricias como solución.

El coche no marchaba bien. Carecía de fuerza, chirriaba y olía a quemado. Llevaba así desde el principio, y por más talleres que Luis visita-ba no encontraba solución.

—Vamos a ponerle un motor más potente —dijo el fabricante.

—Con estos alerones su aerodinámica va a mejorar mucho y alcanzará mayor velocidad —propuso un vecino suyo, ingeniero aeroes-pacial.

Neumáticos de alta competición, gasolina de mayor octanaje, nada parecía funcionar. Un día nuestro amigo llevó a una compañe-ra de trabajo a su casa. Ella no sabía nada de mecánica ni era un asunto de su especial inte-rés, así que desconocía las propuestas que los expertos recomendaban en estas ocasiones. A

como para saber que algo iba mal. Su perspi-cacia, curiosidad y creatividad también fueron

amargado sobre cuánto le estaba haciendo su-frir ese coche y su situación, Eva le escuchaba y observaba a su alrededor. Cuando él termino de hablar, ella sólo hizo una pregunta:

-¿Has probado a quitar el freno de mano?Bromas aparte, esta es la propuesta de

Claude Steiner. Seguro que está bien potenciar todo lo demás, pero es que hay frenos de mano

para inmovilizar completamente el coche. Es imprescindible explicar brevemente

la historia de los Estados del Yo. El análisis

funcional de los estados del yo es una idea original de Berne. Él y sus colegas vieron inmediatamente que su utilidad práctica era muy superior al estructural de segundo grado (o tercero, o cuarto, ya puestos…). Respec-to al estado del yo Padre, que es lo que nos ocupa, lo dividieron en Padre Nutricio (Nurtu-ring Parent) y Padre Controlador (Controlling Parent). Como se aprecia en (Berne, 2002), a ambas categorías se le asignaban aspectos po-sitivos y negativos, por lo que de facto tenía-mos cuatro categorías que además facilitaban la confusión: PN+, PN-, PC+ y PC-. Se enten-día positivo o negativo en función de si eran aspectos de la personalidad que trabajan en pro o en contra de uno mismo y de los demás. Así, una crítica podría ser positiva porque por ejemplo evita que nos convirtamos en alcohó-licos (“Bebes mucho”), o negativa porque nos rebaja (“No te pago para que pienses sino para que obedezcas”, dice el jefe al empleado). Si-guiendo la premisa berniana de buscar la sen-cillez, Steiner y sus colegas, decidieron que-darse sólo con dos estados del yo Padre, uno que englobaba todos los aspectos positivos, el Padre Nutricio, y otro que englobaba la parte negativa del Padre, al cual primero llamaron Cerdo y posteriormente Crítico.

En resumen, que si la táctica habitual es la de “descontaminar” y “potenciar” para “liberar” al Niño que a todos nos acompaña, Steiner propone en cambio quitar lo que so-bra y nos frena para que la naturaleza siga su

del AT). En realidad Berne ya se había dado cuenta poco antes de morir de que quizá no estaban siguiendo la táctica adecuada. Las an-títesis a los juegos podían funcionar a corto plazo pero a la larga volvía aumentados, o que entre P y N, al Adulto lo contaminaban cons-tantemente. Esto es algo que hemos sabido por conversaciones privadas con Steiner. Parece ser que Wyckoff, Steiner y Berne debatieron estas cuestiones hasta el último día de la vida de Eric, literalmente, buscando soluciones al

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problema.El principal efecto del Padre Crítico es el

freno a la libre circulación de las caricias, a las muestras sinceras de reconocimiento y afecto entre las personas o a uno mismo. Al dictar su ley y someternos a ella, sustituimos ese afec-to por sucedáneos que en ocasiones resultan dañinos. Condicionamos las caricias a que el comportamiento sea el que queremos, o in-cluso damos o aceptamos caricias netamente perjudiciales para nosotros o para otros. Es un camino seguro a la infelicidad.

Visto así, de esta manera tan racional, todo parece muy claro, y sin embargo es lo que su-cede desde que el mundo es mundo. Precisa-mente por eso el sometimiento a la dictadura del Padre Crítico pasa tan inadvertida, porque es una cuestión de poder.

Poder Personal

Desconocemos si habrá otras especies que al nacer estén tan indefensas y dependientes de sus progenitores como lo está el ser humano. Si nos detenemos a observar la relación de poder entre el bebé y sus padres vemos que los niveles de unos y otros son la noche y el día. En el mundo más avanzado, ésta es una relación que se mantiene con tal diferencia de poder durante décadas.

Así que ahí estamos, obedeciendo y some-tiéndonos desde que nacemos a dictados ex-ternos en el hogar, en la escuela y en cualquier ámbito en el que algún adulto esté por medio. Resulta paradójico que de un día para otro, al cumplir los teóricos dieciocho años a los que según la ley se alcanza la mayoría de edad, se pretenda que alguien pase de la obediencia a la autonomía.

-tra realidad, es un ingrediente imprescindible para elevar nuestra felicidad. Cuando nos sen-timos poderosos podemos pasar a la acción, podemos propiciar cambios y con ellos alcan-zar nuestro objetivo: ser felices. Es impor-

tante que aprendamos a diferenciar nuestros sueños de poder con nuestras fuentes y nivel de poder, lo que realmente tenemos, ya que esas fantasías son meros mitos sobre el poder. Podríamos decir que tiene poder quien asume su capacidad y se compromete consigo mismo para desarrollarla, quien asume su responsabi-

Nuestra conciencia de poder se relaciona tam-bién con los estados del yo de tal modo que el poder que transmite nuestro cuerpo, atractivo, salud, capacidad de rendimiento de sensibili-dad, estética, sexualidad, se relaciona con el Niño. El poder de nuestra psiquis, la identi-dad, conocimientos, aptitudes, cognición, re-cuerdos, se relacionan con el Adulto. El poder de la exteropsiquis, lo social, los permisos y censuras, valores, ideales, pautas están rela-cionados con el estado Padre.

Claude Steiner, en su libro El otro lado del poder, propone un uso del poder personal de manera no abusiva y cooperadora, y que cuenta con siete fuentes de poder que deberían utilizarse conjuntamente por la capacidad que tienen de producir cambios. Las fuentes de

Control, Amor, Comunicación, Información y Trascendencia. Es habitual que como tal sólo se considere al Control, cuando las otras seis fuentes son igualmente poderosas, más aún al combinarlas.

El empleo casi exclusivo del Control es -

cios mentales o físicos parten de las premisas fundamentales de que no vamos a conseguir lo deseado simplemente pidiéndolo, y que las preferencias del otro han de someterse a las nuestras. Excluida la cooperación, ya sólo queda la lucha por arrebatarnos poder unos a otros mediante engaños, amenazas, escasez o pasividad. Al desplazar el centro de nuestro poder desde el Control al Amor, el resultado es un universo de nuevas posibilidades, un in-

uso más ético del poder.

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Referencias

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Agustín Devós Cerezo y Marina Monzón Torres260

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 71, Año 2014

Veíamos al principio que entre otras fuen-tes de felicidad, Morris incluía tanto la compe-titiva como la cooperativa. Le invitamos a que vuelva leer ambas descripciones.

Conclusiones

1. Hemos relacionado las diferentes fuen-tes de la Felicidad, tal como las distingue Desmond Morris con los conceptos funda-mentales del Análisis Transaccional.

2. Proponemos una estrategia de trabajo per-sonal para aumentar nuestras fuentes de felicidad. Esa estrategia está basada en tres pilares de lo que Steiner denomina la Psi-cología de la Liberación, a la que se puede acceder por cualquiera de ellos dependien-do de la persona, porque los tres están ínti-mamente conectados y cualquiera de ellos nos conducirá necesariamente a los otros;

3. Análisis Transaccional basado en las ca-ricias: saber quién soy, de dónde vengo y adónde voy, cómo me relaciono con los

-man mi guión de vida, establecer un con-trato personal para llevar a cabo nuestro proyecto de vida logrando la autonomía.

4. Educación Emocional: saber qué siento, qué emociones tengo, cuál es su intensi-dad y su causa para mí mismo y para los demás. Saber cómo, cuándo y dónde ex-presar esa emoción. Saber cómo afectan mis emociones a los demás y asumir la responsabilidad de sus efectos.

5. Poder personal, incrementado al entrenar

podemos mejorar nuestra capacidad para lograr aquello que deseamos conseguir.

6. Creemos haber aportado ideas originales a una literatura de AT que dedica muy pocos artículos a la Felicidad.

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greso Internacional de Inteligencia Emocional, Felicidad y Bienestar. Za-ragoza.

Valbuena, F. (2010). Prólogo. En La intuición

y el análisis transaccional. Sevilla: Editorial. Jeder.

Zuazua, A. (2012). Felicidad sostenible. Bue-nos Aires, Ed. Paidós.

261Análisis Transaccional, Educación Emocional y felicidad

Revista de Análisis Transaccional y Psicología Humanista, Nº 71, Año 2014

Agustín Devós Cerezo. Empresario.Traductor y editor de Berne y Steiner. Master Trainer en Educación EmocionalMarina Monzón Torres. Enfermera, Educadora Infantil, Sexóloga, Formada en AT nivel: 101 y 202 en el Gabinete de Consuelo Rollán. En formación Emlit tutorizada por Agustín Devós. Email: [email protected]