Anco Marcio

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    LaRoma deAnco Marcio

    J ORGE MARTINEZ-PINNAUniversidadComplutense deMadrid

    Aunque a mediados del sigloV I I a .C . Roma era sin dudaunade las co-munidadespunterasdel Lacio, no es menoscierto quetodava se encontrabaalejadade sus vecinas de la Etruria meridional,muchomsdesarrolladas e in-tegradas en una estructura urbana que, aunque reciente y en vas de forma-cin,ya habalogrado dar esos primeros y decisivos pasos que la diferenciabadel perodo inmediatamente anterior. Por el contrario, Roma no era por en-tonces ms que unagregadode grupos de cabaas y con una organizacinin-ternabastante laxa, en laquelos interesesgentilicios y parentales primabanporencima de los comunales.

    Haciacasi un siglo que Roma haba dado un importantesalto cualitativo

    en su proceso de formacin. En los aos postreros delsiglo VIII, empujadoporel impulso orientalizanteque por entonceshace su entradaen lapennsu-laItlica,e l poblamiento romano consigue constituirse enuna comunidaduni-da superando los fuertes contrastesanteriores .Deesta manerase abreun nue-yo horizonte histrico, que ir amplindosea lo largo delsiguiente siglo V IIhasta culminarcon el reinadotradicional de Anco Marcio(640-617a.C.), mo-mento quesignifica poruna parteel cierre de un perodode formacin, peropor otra se adelantan,aunquede maneraun tanto tmida,aquellos elementos

    Sobreeste momento de la historia romana, vase lo queescribenLa reforma de Numay la formacin de Roma, Ger in III, 1 9 8 5 , pp. 97-124.

    Gerin, 6 . 1 9 8 8 . Editorial de la UniversidadC omplutensede Madrid.

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    necesarios para a gran obra dereforma queinmediatamente llevar acabosusucesorTarquinio Prisco.

    S i bien a travs

    de los restos arqueolgicos disponibles Roma no puedecompararsea otros centros latinos contemporneos, no porello es licito afir-

    mar que ocupaba una situacin secundaria 2 Ciertamenteen la Romadel si-glo VII no se conocen por el momento tumbas orientalizantes de la riquezadelas de Lavinium, Praeneste o Decima, aunqueello sea ms bien debido alas vicisitudes urbansticas porlas que ha atravesado la ciudad que no conse-cuencia de una carenciareal.Pero de todasformas, con losmismos testimo-nios arqueolgicosen la mano, otros indicios apuntan en sentido contrario (ri-queza de cermicagriega, extensindel poblamiento,etc.), de maneraquesepuedeasumirsin ningn reparo que Roma entraba en el grupo de los centroslatinos ms desarrollados ~, y en consecuenciase presentaba comoun focodeatraccin y almismo tiempo de expanson.

    S i la destruccin delAlba por Tulo Hostilioes unanoticia cuya historici-dadresultadificil de admitir, ya no ocurre lo mismocon todaslas guerrassostenidas por AneoMarcio. Aeste monarca la tradicin leatribuye una n-tensa actividadblica dirigida hacia diversos frentes, por unapartecontinua-cin de lapoltica practicada por sus antecesores y por otra ainiciativa pro-pia. En el primergrupose encuadra elconflictocon Fidenae yVeyes 6 y la con-quistade Medullia ~,cuyos antecedentesse encuentran en Rmulo y en TuloHostilio ~. Estas campaas carecen totalmente de fundamento histrico, puessuponenunatraslacin hacia una poca ms antiguade acontecimientos que

    2 Asopina 3. Poucet, Archologie,tradition ethistoire: lesorigines etles premiers siclesde Rome, LEC, XLVII, 1979, p. 211 5.; Le Latium protohistorique et archaique A la lumiredesdcouvertesarcbologiquesrcentes,AC,XLVIII, 979,p. 213 s. ;Les origines deRome, Tra-dition el histoire, Bruxelles, 1985 , p. 149 ss . En cienosentido se encuadra tambin en la mismalnea E Villard,en Naissancede Rome, Pars, 1977 p . 22.

    C f. sobre e l panicularA . Sontmella Mura, Roma.Campidoglio eEsquilmo,Arch.Laz. 1 ,QuadAEl, 1 , 978, p. 28s s .

    O.Bartoloni y M . Cataldi Dini, en Laformazione della cilla nelLazio, DArch, II , 1980, p.lZ7~M Palloltino, e n Civilt del Laoprimitivo, Roma, 1976 , p . 54 .

    Liv. , 1 . 2325;Dion., III. 2-22. Vasea l respectoF.M. Martin, Lide de royaut Rome. 1 ,

    Clermont-Ferrand, 1982 , p . 150; J.Poucet,Lesorigines deRome, p . 1 4 6 ss.; idem, Albo dans latradition etlhistoire desoriginesdeRome, en Iclommagesa tereman,t ColLLa . 193 , Bruxe-lles, 1986,Pp. 238-258; A . Orandazzi,Lalocalisationd A lbe , MEFR.4,XCVIII, 1986, 3 . 77ss.;J.Heurgon, Romay elMediterrneo occidental, trad. esp., Barcelona, 1971 , 1,154; A . Alfldi,Early Rome a n o ih e Latins, Ann Arbor, 1963, p. 244 S s . Losinvestigadoresitalianos parecen engeneral ms inclinados aconcederun fundamentohistrico a la tradicinsobre la destruccin d eAlba:M. Pallottino, Le origini di Roma: considerazionicrithiche sulle scopertee sulle discus-sioni pi receni,A A JR W, 1 . 1 , 1972, p. 44s.; O.Colonna, Preistoria e protostoria di Roma edelLazio,en Iopolie civilt dellItalia antica. II, Roma, 1974, p. 345 5.; L.Crescenzi yE.Tor-torici,en Enea nel Lao,Roma, 1981 , p . 1 9 .

    6 Liv. , 1.33.9; Dion., 111.39.3-40.3; 41.1-3; 44.Liv., 1 .33,4-5; 15.1-5; 27; Dion.,1.53-55; 111.23-31.

    Liv. , 1.14.4; 15.1-5; 27; Dion., 11.53-55; 111.23-31.

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    tia arcaica delsiglo VI est representada por restos de material domstico, ha-llados en el cruce de las vasdei Romagnoli y G.Calza 6y enlas proximida-desdel Borgo , y por terracotas arquitectnicasfechadas enlas postrimerasdeeste mismosiglo y que probablemente pertenecin aunaedificacin reli-giosa 8 ,El carcter dispersode las reas dehabitacinprueba que en el pero-do arcaico Ostia no lleg aconstituirse enncleo urbano, presentandoun pa-norama muy similar aldel vecino poblamiento de Ficana. En Ostia se esta-blecierondiversos grupos de poblacin con la finalidad deexplotar los recur-sos que ofreca lazona, fundamentalmentelas salinasde las bocas delTber,cuyo producto se comercializaba hacialas montaas sabinas, y ademscomo

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    punto de referencia para el trfico martimo que se diriga a RomaLa potenciacin del poblamiento de Ostiaen la segunda mitaddel siglo

    VII no es un hecho quese pueda comprender aislado, sino que necesanamen-te ha deencuadrarse en el contexto ms amplio delasrelacionesexteriores ro-manas. En este sentido cobra vigor lapoltica expansionista que de maneraunnimeconcede la tradicin a AncoMarcio, a quien, como ya se hadicho,se le atribuanlas conquista deFicana, Politorium y Tellenae ~. Muchose hadiscutido sobre la historicidad detales acontecimientos, sobre todo a partir delos grandes descubrimientosarqueolgicos realizados enesta regindel Lacioantiguo. En un primer momento se crey encontrar una comprobacin ar-queolgica al relato analstico 2 puesto que la documentacin funeraria, lapri-mera en saliralaluz,se detenaprecisamente enlos aosfinales delsiglo VII,aproximadamenteen fecha coincidente con la tradicional delreinado deAnco.Sucesivas investigaciones denunciaron sin embargo lo equivocadode tal in-terpretacin, pues la vida prosigui en esoslugares a lo largo del siglo VI,como lo demuestran los restos encontrados poco despus en reas de habita-cin: e l problema no hay que plantearloentonces entrminos de continuidad

    6 M. floriani Squarciapino,Ostia, NSA, 1961, p . 174 ss .

    V. SantaMaria Scrinari, II problemad i Ostia, p. 359, n.3.P. Mingazzini, Esisteva un abitato ostionse anteriore ala colonia romana?, RPAA,

    XXIII/XXIV, 1947/49, 75-83; G.Becatti, en Scavidi Ostia.1 , Roma, 1953, p. 88;A. Andrn,Ar-chitectural Terracottasfrom Etrusco-Italic Temples, Lund, 940, p . 369 ; idem,Un gruppo di an-tef,sse fittili etrusco-laziali, SEXLVIII, 1980, p. 97ss.

    C f. O.Algreen-Ussing y T.Fischer Hansen, Ficana, le salino o le viedella regionebassadelTevere,Arch. La:. 7, QuadAElXI, 1985, 65-71;S. QuiliciOigli,Scalietraghetti sulTeverein opocaarcaica QuadAEl, XII, 1986, p. 88 5.; 0.Bartoloni, 1 Latini e u Tevere, p. lo; 0.Pisani Sartorio y S . Quilici Gigli,Trovameniarcaicinel territorio laurentino:annotazioni di to-pografae prospettived i ricerca, fiCAR LXXXIX, 1984, p .9 ; l7ss.; O.Colonna, La barchottanura~ica di Ponoritrovata, en GIl Etruschi eRoma, Roma, 198!, Pp. 171-172.

    Liv., 1 .33.1-2; Dion., III.37.4-38.4.L.Qu ilici, Roma primitivae le origini della civila laziale, Roma, 1979 , p . 128; F . Zevi y

    A . Bedini, La necropoli arcaicadiCastel di Decima,SEXLI, 973,41-42; 5. QuiliciGigli,Cas-tel diDecima,NSA, 1973, 274-284;0.C olonna, Preistoriae protostoria di Roma e delLazio,p. 346 ; J.Heurgon, Lesrcentes dcouvenesarchologiques dansl e Latiuni, IL, XXVI!, 1975 ,Pp. 126-129; M. Torelli, Tre studid i storiaetrusca, DArch,VIII, 1974/75,p . 68 .

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    de hbitat, sinode ideologa funeraria, que haba provocadoun cambio radi-calen las constumbres deenterramiento 2 2 As pues, la tradicin sobre lascon-

    quistas de Anco no contiene un ncleo de

    historia verdadera, sino que res

    -ponde, como engeneral toda lapoltica exteriordel primer perodo monr-quico, aldeseo de los analistas por hacer de Roma la ciudad hegemnica enelLacio prcticamentedesdee l mismo momento de sufundacin 23

    A esta interpretacin convienesin embargo ponerlealgn reparo. En otrolugar 2 4 tuve ocasinde exponer cmo, en mi opinin,sepuedecaer en ungra-ve errormetodolgico al querer buscar una estricta confirmacin arqueolgi-ca a un datocontenido en la tradiccin, biensea paranegaro para afirmar suhistoricidad. Cuando nos referimos aunapoca muy antiguaes prcticamne-te imposible lograreste propsito,pues ambos tipos dedocumentacin e l ar-queolgico y elliterario van por caminos tan diferentes que intentarsuper-ponerlosse convierte en una tarea condenadapoco menos que alfracaso. Porello seria ms conveniente hablar de convergencia queno de confirma-cin de los datos, estoes analizar los documentospor separado,consideran-do sus propias limitaciones, ytratar deestableceral finaldel proceso unaco-nexinentreellos.

    Toda la tradicin afirma que elrey Anco, siguiendo el ejemplode sus an-tecesores, destruy algunas ciudades que conquist y oblig a su poblacin aemigrar aRoma 2 $ Necesariamente hay queleerlos textos de otra manera, sinajustarse aunainterpretacinliteral delos mismos.En efecto, los analistas nopodanexplicar elcrecimiento que experimentRomaen poca monrquicasino acudiendo aemigraciones masivas ynaturalmenteobligatorias, dado quelascomunidadesdel Lacio eran consideradas civitates,en el mismorango queRoma; deigual manera, lafundacin deun establecimiento en Ostiaslo ca-ba entenderla identificndola al mecanismode deduccin colonial en prcti-cadurante laRepblica. Sin embargo, ahora se sabe que para explicar fen-menos depoca arcaicano es necesario recurrir a procesos caractersticos detiempos postriores, sino que enmuchos casos pueden comprenderse a travsdelas propias estructurasarcaicas. Pero a pesar de todoello, la postura de losanalistasno dejaba de serconsecuente. Excepto Tellenae, que como veremoses mencionada tan slo unavez ms, tanto Ficana como Politorium desapa-recenpor completodel relatoanalstico y lastresfiguran en larelacin de losclara oppida que en tiempos de Plinio haban desaparecido sine vestiglis 2 6

    2 2 Vanse G.Colonna, Un aspetto oscuro delLazio antico: letombe delVI-V secolo, PP

    XXXII, 1977, Pp. 131-165;Idem, Lideologia funeraria cii conflitto delleculture, Arch. Laz.4, QuadAEL V , 1981 ,292-232; C .Ampolo, IIlusso funerario eiacittarcaica,AION(arch,), VI,1984 pp 7 1 - 1 0 2 .

    J.Poucet, Les origines de Rome, p. 122 5.; 149 ss .24

    J. Martnez-Pinna,La tradicin literariasobre los origenes de Roma, Gerin,IV , 1 9 8 6 ,p. 332 s.

    2 $ Liv., 1 .33.2; Dion.,111.38;Cic., Rep., 11.18.33.2 6 Plin., Nat.J-Iist., 111.68.

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    Anteesta ausenciade noticias, es evidente quetales comunidades no partici-paronpara nadaen la historia posterior del Lacio y s i la ltima noticiacono-cidahacia relacin a su sometimiento por Anco, era lgico pensar, siempre

    desde la perspectivay los criterioshistoriogrficos de la analstica, que enton-ce s fueron destruidas ysu poblacin obligada a emigrar aRoma. Por otra par-te, hay que tener en cuenta tambin quelascampaas militares realizadas porlos monarcas posteriores superarn esta demarcacingeogrfica, manifestan-do laambicin de Roma sobre otras reasdel Lacio, lo que necesariamentehace presumirque la zona en cuestinse encontrabaya bajo la directainfluen-cia del poder romano, Admitiendopues quesegn el relatotradiccionalestaregin del Lacio entr durante el reinado de Anco Marcio en la rbita deRoma, veamos acontinuacin lo que la arqueologa puede decir alrespecto.

    Delastres ciudades en cuestin, la nica que se ha identificado por el mo-mentocon total seguridad es Ficana, situada enlas proximidadesde la loca-lidad actual de Acilia. El lugar ha sido objeto en losltimos aosde una in-tensa exploracin arqueolgica queya permite establecerlasgrandes lneas desu evolucin histrica, aunque todavacontina proporcionandonuevos e in-teresantes datos 2 7 El poblamiento de Ficana hundesus races en lafase finalde la edaddel bronce, pero la documentacincomienza a ser firmey continuaa partirdel ltimotercio del siglo VIII, cuando parece convertirse en un asen-tamientoestable,hecho quevieneasignado por la construccin de un primersistema defensivo consistente en un aggerLaestructurainterna se caracterizapor la existenciade variosgrupos de cabaas, quea finales del siglo VII sonpaulatinamente sustituidas porlas nuevas construciones depiedra,adobe y te-

    jas;este nuevopoblamiento rebasa lalnea antiguadel agger, queescolmadoy sustituidoen el siglo Ypor un muro depiedra. Por lo que atae a nuestro

    27 Datossobre Ficana pueden encontrarse en:5 . Quilici Oigli,Notatopografica su Ficana,

    ArchClass, XXIII, 1971 , 26-36; F . Zevi, e n Civilta del Lazio primitivo, p . 250 s .; Ficana. Rasseg-napreliminaredellecampagnearcheologiche 1 9 7 5 - 1 9 7 7 , Roma, 1977 (Aggiomamento, 1978) ;M.Cataldi Dini, en Naissance deRomep . 83 5.; 0.Bartoloni yotros,Picana,S E , XLV, 1977, Pp.432-434;M. Cataldi Dini, Prima campagna di scavo nella necropoli di Ficana, P P . XXXII,1977, Pp. 315-329; P . Zervi y otros, Saggi di scavo sul sito dellantica Picana, Ibdem, pp.330-339; T.Fischer Hansen y otros, Ficanat Arch.Laz. 1, QuadAEL 1,1978, Pp. 35-41; 3 . Ras-mus Brandt y otros,Picana, Archiaz. 2 , QuedAEL III, 1979, 29-36; Ficana -en milesten pavejentil Roma, Kobenhavn, 1980 (trad. ital., Roma, 1981) ; J. Rasmus Brandt y C .Pavolini, Fi-cana,SE XLVIII, 1980 , 529-531; C . Pavoini, Ficana, Arch.Laz. 4 , QuadAEL V , 981, Pp.258-268; E . larva,Area di tombe infantili a Picana, ibdem,pp. 269-273; M.Cataldi Dini Fi-cana,ibdem, pp. 274-286; L . Malmgren, e n Enea nelLazio, p. lO2ss . ; T.J.Cornel, Rome andLatiuraVetus, 1974-79, ArchRep, 1979-80,p. 81 Ss; F . Cordano, Ficana. Una pietramiliaresulla strada per Roma,RA LXVII, 1982 , pp. 130-135; A . Rathje, A BanquetServicefrom theLatinCity ofPicana, An D an , XII, 9 8 3 , p . 7-29; M. Catadifmi, Ficana, Arch.Laz. 6, Qua-dAEL VIII, 1984 , p. 91-97; 0.AlgreenUssing y T.Fischer Hansen, Ficana, le salmee le vie de-laregione basa delTevere, cit.; A . Magagniniy A . Rathje, en Case epaazzidEtruriaMilano,1985,Pp. 164-177.Bibliografareciente en dans puede verseen.!. Zable,Danskarkaeologi i Mid-dolhavslandene PP . 1973-1984, en Klassiskarkaeologiske studier, MT, LVI, 1984/86, p. 31.

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    problema, elhecho ms relevante se encuentraen que esta segunda fase delpoblamiento deFicana, coincidente con el inicio del perodoarcaico,las reashabitadas ofrecen un panorama muy disperso, lo quesignifica queno llegaconstituirseen un centro urbano organizado como tal, sino queera simple-mente residencia dealgunas familias: con otras palabras,Picana nunca alcan-z el estadiode la civitas 28

    Estehecho pone claramente de manifiestoque Ficanavi truncada su evo-lucin, situndose en los momentosfinales delsiglo VII enun planode infe-rioridadrespecto a otras comunidades delLacio, lo cual no puede dejarde re-lacionarse con el dato tradicional de la conquista de la ciudad por AncoMarcio 29

    Respectoa Politorum la conclusinesla misma, siempre y cuando se acep-

    te como buena la identificacindeesta antigua comunidadlatina con la loca-lidad moderna deCastel di Decima,identificacin que en los ltimos aos haentradoen crisis ~. De todas maneras, la historia de Politorium y ladel po-blamiento deDecima siguen unasuerte muy similar ala deFicana. En efecto,aligual queesta ltima,la comunidad asentada en Decima alcanz un nota-ble desarrollo durante el perodo orientalizante, a juzgarporla impresionanteriqueza oculta ensus tumbas, siendo ademsuno de los primeros centros la-tinos en proveerse deun agger, prueba evidente de que en elsiglo VIIIya ha-balogrado una ciertacohesin interna ~. Sin embargo, enlas postrimeras delsiglo VII parece queentr enunafase de decadenciade la queyano se recu-

    perara: las investigaciones practicadas en la zonadel hbitatdemuestranquelavidacontinuen Decima a lo largo delsiglo VI, pero sin alcanzar la com-plejidad de otros centros contemporneos comoArdea, Laviniumo la propia

    28 T. J.Cornel, Romeand Latium Vetus. 1974-79, p . 88; M . Catadi Dini, Picana:saggiodi scavo sulle pendici sud-occidentali di MonteCugno, p. 285.

    29 F .Cordano, Ficana. Una pietra miliare sulla strada per Roma, p . 134.

    ~ Sobre los problemas de estaidentificacin, M. Guaitoli,Contributperuna cartaarcheo-l og i c a di Castel di Decima, QuadiTA, VI, 1974, p. 6 6 S s . ;idem. Labitatod i Castel di Decima,

    Arch.Laz. 2, QuadAElIII, 1979 , p . 39s. La propuestado B . Tilly, The Identification ofLauren-tum, Arch Class, XXVIII, 1976, 283-293, de situar en Decima a la antigua Laurentum es

    insostenible.Sobre e l yacimientode Castel di Decima:5 . QuiliciGigil, Castel di Decima, NSA, 1973,Pp. 274-282;F . Zevi y A . Bedini, La necropoliarcaica di Castel di Decima,SEXLI, 1973, Pp.27-44; M. Guaitoli yotros, Contributi per una cartaarcheologica diCastel di Decima, Quadl.TA, VI, 1974 , pp. 43-130; F . Zevi, Scoperte sulla vialavinate, enAspetieproblemidellEtru-ra interna, Firenze, 1974, Pp. 293-296; F . Zevi yotros, Castel di Decima. La necrocopli arcai-ca, NSA, 1975 , pp. 283408; F . Zevi, Alcuni aspetti della necropoli di Castel di Decima, P PXXXII, 1977, Pp. 241-273; F . Cordano y A . Bedini, Lotlavo secolo nelLazio elinizio dello-rientalizante antico, eidem, Castel di Decima. Nuoveosservazionisulla topografa delIabita-to, QuadiTA, IX, 1981, pp.

    1 17-150; F . Zeviy otros, en ChiIta del Lazio primitivo. p . 252 S s . ;F. Zevi y otros, en Naissancede Rome, p. 71 55.;J.Poucot, Le Latium protohistorique e!archal-que, p. 190 S s . ; T . J. Cornel, Rome and Latium Vetus. 1974-79, p. 77 S s . ; L. Quilici, Roma

    primitiva ele origindella civilt lazaile. p . 30 0 S s.

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    Roma. A mediados deeste siglo VI el lugar fue fortificado conun muro depiedra, peroesto no significaen absoluto, comose hallegado adecir, queDe-cima fuese una ciudad en pleno desarrollo urbano 32; mas bien al contrario,pues en elsiglo Y el asentamiento estabaprcticamente abandonado.Por otraparte, la presenciaen esta poca de una murallano es seal inequvocade laexistencia de unacivitas:hace un momento hemos visto cmo Ficana se for-tific en elsiglo Y y Antemnae haba hecho lo propio ms o menos contem-porneamente a Decima ~, y no existe la menor duda de que tanto Ficanacomo Antemnae pertenecana Roma enesas fechas de inicios de la Repbli-ca; lafortificacin deestos lugaresse explica msfcilmente por su condicinde centros fronterizos del territorio romano.

    Sobre la terceracomunidad en cuestin, Tellenae,las posibilidades de unanlisisarqueolgico prcticamentese esfuman por completo,ya quetodavano se conoce con totalcerteza la localizacin precisa de este centro. Tradicio-nalmente Tellenaese ha venidoidentificando con el lugardenominado en laactualidad La Giostra, situado a unos 20 km. al sudeste de Roma, aunquesiempre por va de hiptesis ms que por indiciosarqueolgicos sufientemen-tecontrastados ~, lo cual hallevado recientemente a negar por completotalidentificacin ~. Por otra parte, los principales testimonios proporcionadosporLa Giostra, consistentes enun recinto fortificado, no se elevan a una fe-cha anterior alsiglo IV a.C. y aunque enlas cercanas se han documentadomateriales depocaarcaica 36,no son estos lo bastante abundantes comoparaemitir un dictamen seguro. Sobre Tellenae lopoco quese sabe es quese en-contrabano muy lejos de Roma, en la ruta que desde esta ltima se dirigahacia Aricia y Antium ~ ciertamente en concordancia aproximada con LaGiostra. En la tradicin analstica Tellenae tampocoaparece confrecuenca:tras elepisodio quenos ocupa, es tanslo mencionadaentre las comunidadesquese alzaron en armas contra Roma acomienzos de laRepblica, episodioquetermin en la batalla del lagoRgilo ~, lo cual no quiere decirnecesana-menteque durante elsigloVI Tellenaefuese una cintasindependiente, pues

    32

    M . Guaitoi,Labitatod i Castol di Decima, p. 4 0 . C f . F .Castagnoli, Les sanctuairesduLatium archaiquo, CRAL p.463, n . 8 .

    L.Quilici, enCiviltade lLazioprimitivo, p . 147; Idem, e n Enea nelLazio, p . 48 . Sobroestapoblacin latina vase L.Quilici y5 . Quilici Gigli,Antemnae, Roma, 1978 .34 L. Quilici, Tellenae, QuadiTA, 1 , 1964, 33-40; Idem, en ChiIta del Lazio primitivo, p .

    290; Idem, La vaAppia da Roma aRovillae, Roma, 1977, p. lOt S s . ; O . M. De Rossi, Telenae,Roma, 1967 , p. 61 ss.

    M. Moltesen,La Giostra -Tellenae?, Arch.Laz. 1 , QuadAEL 1 , 1978 , pp. 60-63;.!. Ras-mus Brandt, La Giostra. Un esempio di urbanisticamediorepublicana?,Arch.Laz. 2, QuadAELIII, 1979 , pp. 50-53;J.Zable,Dansk arkaeologi iMiddelhavslandene 1973-1984, p.3 3; M. Mol-tesen,La Giostra (Roma), NSc, 1980 , 51-58.

    36 L . Quilici, enChilt del Lazio primitivo, p . 290; M. Guaitoli,Urbanistica, Arch.Laz. 6 ,QuadAEL VIII, 1984, p . 365,n. 5 ; p. 367.

    Str. , V.3.4(C . 231). C f. L. Quiici, en Civilt del Lazioprimitivo, p. 290.38 Dion.. V.61.3.

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    se ha de recordarque paralelamenteAntemnae particip asimismo enlas ac-ciones conducidas contra la naciente repblica romanapara reponer a losTar-quinios y en particular apoy laexpedicin de Porsenna . A lo que parece,Tellenaeno fue msqueun oppidum, centrofortificado en un territorio ocu-pado porunapoblacin definida, que encontraba allun lugarde refugio altiempo que le serva como punto dereuninpoltico yreligioso ~.

    Como podemos observar, la arqueologano est abiertamenteencontras-te con la tradicin literaria. Excepto en elcaso de Tellenae, cuya informacinqueda en suspenso hasta que se determinesu exacta localizacin geogrfica,en los otros dos poblamientos la arqueologa y la tradicin convergen en unmismopunto: Ficana y Politorium/Decima vieron interrumpido sudesarro-lo hacia la urbanizaciny desaparecieron como comunidades polticas inde-

    pendientes ~. No es necesario pues encontrar un estrato de destruccin e in-cendio enestos lugares para admitirla validez histrica de la noticiatransmi-tida por las fuentesliterarias. Por otra parte, esta expansin de Romaes per-fectamentelgica en la segunda mitaddel siglo VII, en un momento en queasomarseal mar se presentaba como una condicin indispensableparano hi-potecar el desarrollo econmico y poltico delas principales comunidades la-tinas 42, segn un mecanismo que ya estaba imponindoseen las vecinas ciu-dades de la Etruria meridional ~ En este proceso Roma no hizo sinoseguirlaestela etrusca y adelantarse a otras comunidades que como Lavinium, Ar-dea, Antiumy Satricum , por su mayor proximidada lacosta, podanllegar

    a monopolizar los enormesbeneficios reportados por el comercio martimo.En su caminohacia e l mar, Roma inevitablementechocaba conFicana, quereuna adems la nada despreciable condicin de primer puente sobre el T-ber: porall transitabagranparte deltrficocomercialquedesde la Etruria ma-rtimas e dirigahacia el sur y por ellosu controlse haca imprescindible paraRoma, aligual que suceda con Decima,segunda escalaenesa misma ruta te-rrestre y amenazaba en la expansinromanahacia el mar. Conestas accionesentreotros propsitos se persegua desviar hacia Roma las ventajas del co-mercio etrusco terrestre, lo mismoque posteriormentepretender TarquinioPrisco, sucesorde ArcoMarcio, con la extensin de la influencia romana por

    lamargen izquierda del Tber al norte de Roma ~.

    Los beneficios deesta po-ltica se dejaron sentir muypositivamente en la economa romana,pues apar-

    Dion.,V.21.3.~ L.Quilici, La viaAppia daRoma aBovillae, p . 102.~ C f . A . Grandazzi, La localisationdAIbe, p. 74 .42 Vase lo que al respecto escribe P.M. Martin, Lide de royaut & Rome, Y , p. 153 ss .~ M. Cristofani, Gli Eruschidel mare, Milano, 1983, p. 36.

    Sobre la apertura almar estas ciudades latinas, M. Guaitoli,Considerazioni su alcuno cit-t cd insediamenti del Iazio in e tA protostorica ed arcaica, M DA

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    tir del orientalizante reciente Roma se convierteen uno delos puntos neur-ligosdel comercio latino.

    Esta expansin territorialincidi notablemente en la estructura interna delasociedad romana. Ya no se tratabade un pequeo asentamiento, limitadoa aquelexiguo territorio sealado pore lfestival de los Ambarvalia, lo queseha dado llamar el agerRomanas antiquus. ~, sino de unacomunidadansiosapor superarsus propias limitaciones y unirse al nuevotrendel desarrollo, cuyapauta la estaban marcandolasciudades etruscas meridionales. Essta unapo-ca de gran importancia para elLacio, cuyospopulihande prepararse para dare se salto cualitativo que les llevar a convertirse en civitates. S e produce en-toncesuna ferozcompetencia entre lasdiferentes comunidadeslatinas, unaau-tntica carrera contrael tiempo que las msdbiles no podrn soportar, be-neficiando conello alas mspoderosas: Ficana, Politorium/Decima, e l an-nimo asentamiento de AcquaAcetosa Laurentina, Antemnae, laRustica y po-siblementeTellenae, vieron as interrumpida su evolucin contribuyendo alengrandecimiento de Roma, a cuyo nivel se sitan otros destacados centroscomo Lavinium,Ardea, Satricum,Gabii, Praeneste, Tibur,etc., que protago-nizabanun proceso de desarrollo similar alromano

    E l aspecto externode estas nuevas capitales delLacio comienza a cam-biar, peroquizs no alritmoqueexigan lascircunstancias. Comodeca haceun momento, la Roma de Anco Marciono era ms que un conjunto de gru-pos de cabaas, consecuencia de su tradicin de poblamiento yde las vicisi-tudes que condujeronasu formacin.Sin embargo, ya se pueden avanzar al-

    gunos elementos quedenotanclaramente el cambio de situacin, aunque to-dava de forma tmida.Los testimoniosarqueolgicos invocados alefecto de-muestran queen el tercer cuarto del siglo VII fueron demolidas la s cabaasque se alzaban en el reade labasedel Equus Dominitani, en elsector occi-dental delvalle del Foro, ye l lugarfue cubierto conun primerpavimento (es-trato22)~;casi contemporneamente al sur de laRegia se traz unaprimeracalzada ~. Poco tiempo despus, hacia el ao625 aproximadamente, sufre

    ~ O . De Sanctis, Storia dei Romani 1 , Firenze, 1980 , p . 381 ; K . J. Beloch, Rmische Ces-chichte, Berln, 926, p . 169 S s . ; L. Ross Taylor, The VotingDistricts oftheRoman Republic,

    Roma,1960, p.7 5; 0. Lugli, 1 conflni del pomerio suburbano di Roma primitiva, e n MlangesCarcopino, Pars, 1966,Pp. 641-650; A . Alfldi, EarlyRome andIheLatins, p.296 Ss.; A . Mo-migliano, An Interim Repon on theOrigins of Rome, en Terzo contributo II , Roma, 1966,p.S56 Ss.; 5.QuiliciGigli,Considerazioni suiconfni del territoriodi Romaprimitiva, MEFRA,XC, 1978, 567-575;L . Quilici, Romaprimitiva e le origini della civila laziale, p. 232 S s . ; E Gjers-tad,EarlyRome.y, p. 10 7 ss.;J.Martnez-Pinna,La reforma de Numayla formacin de Roma,p. 120s.

    ~ Recientesprospeccionesllevadas a caboe n e l territorio de Arden han mostrado cmo enla segunda mitad del s iglo VII s e produjeronalgunos reajustesdemogrficos, alos que posible-menteno fueron ajenosconflictosterritoriales:vasoL . Quilici y5 .QuiliciGigi,Longulae Po-lusca,Arch.Laz. 6 , QuadAEl.VIII, 1984, p. 1 3 1 S s.

    E . Gjerstad, EarlyRome. 1 ,Lund, 1953, p.97ss.

    F . E . Brown, La protostoriadella Regia, RPAA, XLVII, 1974-75, p . 1 9 .

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    LaRoma de AncoMarcio 6 5

    dnticasuerte esta ltimarea, la de laRegia, dondetras una violenta inun-dacin del Tber, fueron destruidas las cabaasall instaladas, sus restos in-

    troducidos endosfosas ovales y el lugar recubierto porun pavimento de tie-rra batiday limitadoporcipos, constituyndose enun locus liberatus eteffa-tus ~ Inmediatamente despus el rea sacra de SantOmobono, en el ForoBoa-rio, experimenta unproceso similarde demolicinde cabaas y consagracindel espacio liberado(estratos A17 y C19).

    Todas estas transformaciones quese producenen Roma son lgicamenteelreflejode las nuevas circunstancias queimperan en el Lacio y estnen co-nexin con lapoltica de expansin que acabamos de ver: los trabajosen elForo Boario denuncian el inters de apertura al exterior, hacia el mar a travesdel Tiber, pero tambin hacia la vecina Etruria, siendo entonces cuando se-

    gn a tradicin se construy e l primer puente sobre elTber, elpons Subli-cius ~. Por otra parte,las innovaciones en elvalle del Forono son sino lama-nifestacindeldeseo dedotar aRoma deun centro polticoyreligioso,en con-sonancia con la nueva posicin que ha adquirido.

    Todo este proceso produjo en Roma un fenmeno de gran importancia,estoesun fuerteincremento demogrfico ~ Aellocontribuyeron diversosfac-tores queactuaronde una manerainterrelacionada. Por una parte nos encon-tramoscon la expansin territorialy la sumisin de diversas comunidades, se-gn acabamos de ver, locual determinque unacantidad nadadespreciablede poblacin entrara a participar de la vida romana, aunque en una forma

    muy dificil de precisar. Comoya sabemos, la tradicin habla de unaemigra-cinmasiva: sin dudaalguna, partedeesa poblacin sometidase trasladaraaRomaatradapor las mejores perspectivas econmicas questa ofreca, perotambin hay que reconocer que otra parte permaneci en su antigua patria,puesto que la arqueologa demuestra unacontinuidadde vida, aunquea unnivel inferior, en tales asentamientos. Los primerosno debieron tener gravesproblemasparasu integracin, puesto quelas sociedadesarcaicas etrusco-la-tinasse caracterizan entre otras cosas porsu movilidady apertura. El proble-ma se encuentra fundamentalmente en los que permanecieron en sus comu-nidades, esto es cules eran las relaciones queles unan a la nueva superes-

    tructurapoltica que se les acababa de imponer. La respuesta a esta cuestines sumamentedificil, puesfaltan elementos de juicio.Sea comofuere, creo detodas manerasque hay que admitir quetalesvinculosdebieron ser bastantedbiles, puesto queno exista unafuerte organizacin territorial, de forma quehasta laextensin y afianzamientodel sistema delas tribus, estas comunida-

    30 F . E . Brown, La protostoria della Regia, p. 19 ss.

    E .Gjerstad, EarlyRome.III, Lund, 1960 , p. 378 ss.$2 Liv., 1 .33.6.

    Sobrela poblacin romana, .1 . Ricbard,Lesoriginesde la plbe romaine,Pars, 1978, p.274

    Ss . , E . Hermon, Reflexions sur la proprit A lpoque royale, MEFINA, XC, 1978 , 7-31.

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    des podangozarde ciertaautonoma, no dictada por ninguna norma espec-fica, sino existente simplemente en virtudde la misma fuerza delascosas,de

    manera que endeterminads momentos

    de crisisdel

    poder central,tal auto

    -noma poda manifestarse de formaradical, explicndose deesta manera esosgestos independentistas de Antemnae y Tellenae a que antes se ha hechoref e renca

    Un segundo factor a teneren cuenta paracomprenderel incremento de-mogrfico de Roma se encuentraen el papel relevante que sta interpreta enel desarrollo econmicodelLacio. Roma se convierte enun focode atraccindeprimer orden y en consecuenciase establecen ensu seno gentes originariasno slo de esascomunidades sometidas, sinotambin procedentes de otros lu-gares del Lacio e incluso del extranjero: la tradicin sobre lallegada de Tar-quinio Prisco a Roma ~y la inscripcin griega encontrada en la tumba 125del Esquilmo constituyen dosclaros ejemplos de la presencia de extranjerosen Roma acomienzos del orientalizantereciente.

    Sin embargo,la estructurainterna de Roma no se modific, sino que laor-ganizacin curiada tradicional pervivi sinadaptarse alas nuevas condicio-nes, detal manera que poco apoco se va produciendo un desequilibrio ma-nifiesto enlas relacionespolticas ysociales que afecta a las principales insti-tuciones de la comunidad romana. La figura del re y se mantiene aparente-mentecomo la deljefe de una comunidad gentilicia,profundamente imbuidoen un carctersacro queotorga y legtima su poder; sinembargo, lapresindemogrficay la complejidad social hanrebasado ya ampliamente laestruc-tura tradicional de la sociedad gentilicia. En segundo lugarlas curias conser-vansu antiguo carcterterritorial, consecuencia de los mecanismos que con-dujeron a la formacin de Roma: los primerostrabajosurbansticos, queafec-taron a la distribucin territorialde las curias, unidos al crecimiento de la po-blacin, obligan necesariamenteauna reformadel sistema curiado comocr-teno de organizacinpoblacional. Finalmente en cuanto a la organizacin so-cial, se manifiesta ahora de una maneraclara la afirmacin de poder de de-terminadasfamilias aristocrticas,que se centra en un controldel Senado, delequitatus y de losprincipales sacerdocios ~~, enun intentopor constituirse en

    VIII.6.20 (C.378); Auct.virilt.6.1-5; Val . Max., 111,4.2; Orat.Caud.. Cli., XIII, 1668; Zon.,7.8;Pol.~ VIlla;Macr., Sar. , 1.6.8; Diod., VIII.3t; Suid., sv. A5no, (cd. Ader,III. 254).

    Sobre esta inscripcin: H.Dressel, La suppelettiledelIan tichissima necropoi esquilina,enSaggi suIlinstrumentum romano, lerugia, 1978 , p . 73 5.;G . Colonna, Aspetti cuturalidellaRoma primitiva: u periodo orientalizzanterecente, ArchClass, XVI, 1964,p. 9 , n.49 y 5 0 ; Idem,enCivilta delLazio primitivo. p . 375 ; Idem, enNaissancedeRomep . 78; M . Guarducci, Une-pigrafegrecaarcaica a Roma, RPAA, XLIX, 1976-77, 85-92;Idem, Lapi anticaiscrizione gre-cad i Roma ed una sua spiegazionenuova, PP .XXXVIII, 1983, 354-358; E . RodrguezAlmei-da, Ungrafitto su olpe protocorinzia dalia tomba 125 della antichissima necropoli esquiliria,PP XXXVI, 1981, pp. 174-179.

    $6 j,C . Richard, Les origines de la plbe romaine, p . 232 S s . ; Idem, La population romaine

    A I poque archaique, en Roma arcaica elerecent scoperte archeologiche.Milano, 1980 , p . 47 s.

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    clase superior, marginando conello al resto de la poblacin y ms concreta-mentea aquellos otros grupos queposeyendo un nivel de riquezasimilar, ven

    cerrado su caminohacia el poderpoltico.En resumen, laRoma de Anco Marciose viafectada pues poruna pro-fundacrisisestructural, provocadapor el desequilibrioex istente entreel rpi-do crecimientodemogrfico, econmico y territorial y el mantenimiento deunaorganizacin tradicional, de cortegentilicio, que ya no se adaptaba alasnuevas condicionesdel momento. La nicasolucin posible requera un nue-vo planteamiento de la sociedad romana, su asentamiento sobre basescom-pletamentedistintas,de acuerdo con una organizacin que diera cabida alc-mulo deexcedentes sociales marginados porla estructuragentiliciatradicio-nal. Tan importante reformala llevar a cabo el sucesor deAnco en el trono,

    Tarquinio Prisco, bajo cuyagidase introduceen Roma el espritu ciudadanoy quien con su accin establecer los fundamentos que harn posible la inte-gracin polticadel territorio y laadaptacin del cuerposocial segn unas con-cepciones ya existentes enlas vecinas ciudades de Etruria.

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