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CATEQUESIS TERCERA

Anda y haz tu lo mismo

VOLVER A LA ESCUELA

DE JESÚS

NIHIL OBSTATVicaría para la Evangelización y Transmisión de la Fe

IMPRIMATURMons. Javier Salinas ViñalsObispo Auxiliar de ValenciaVicario para la Evangelización y Transmisión de la Fe1 de septiembre de 2017

EDICIÓNSeptiembre 2017

Textos bíblicos tomados de Sagrada Biblia.Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española,BAC, Madrid 2011

Arzobispado de Valencia

Documento para uso interno. No se permite su comercialización.

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Nota introductoria

Ofrecemos este material como una especie de mochila para el animador. Como la guía que acostumbra a leer un viajero antes de adentrarse en un país desconcido. Acudid a ella ante cualquier duda. Podreís despertar vuestra creatividad, ver sugerencias y conocer, sencillamente, la liturgia que celebramos.Con sencillez, buscamos reunirnos para escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Ofrecemos sugerencias para aprovecharla mejor. Es una herramienta para echaros una mano en las reuniones, no es la reunión. Encontraréis información para profundizar y dar razón de nuestra fe, ideas y propuestas para el desarrollo de vuestras sesiones. No debéis hacerlo todo.

El lugar donde habéis escogido reuniros (bien sea en casas particulares, locales parroquiales, en una sala de reuniones, etc) es el más apropiado. No todos disponemos de un oratorio o capilla. Mediante las ideas que os sugerimos, sencillamente, os invitamos a ambientar un sitio acogedor: la Biblia abierta encima de la mesa, una vela, una cruz o un icono, la música... os será de mucha ayuda.

Tengamos cuidado en no caer en el error de convertir al animador en un director de orquesta o un ponente. No se trata de que el diga, lea o haga todo. No somos nosotros los protagonistas de la reunión. Lo más importante es saber que Jesús nos va a hablar, que Dios tiene algo que decirnos. Cuanto más participava sea la lectio divina, y más implicados se sientan los participantes a hablar y colaborar, más rica será la experiencia. Hablar de la Palabra de Dios y dejarse hablar por ella.

El protagonista de la lectura orante de la Palabra de Dios es siempre el Espíritu Santo. No lo olvidemos. No somos nosotros quienes evangelizamos, sino que es Dios mismo quien toma la iniciativa, quien nos primerea. Es el Espíritu quien hace las cosas: quien hace nacer y crecer al grupo de seguidores de Jesús. Basta con proclamar y leer la Palabra de Dios (¿qué dice el texto?), contemplar (¿qué nos dice Jesús sobre cómo es Dios?), meditar (¿qué nos dice el texto a nosotros hoy?) y pasar a la acción (¿cómo ponemos la Palabra en práctica?). Todo esto con senzillez.

En color rojo se ofrecen algunas indicaciones. Animador: son unas palabras introductorias a cada apartado con esas palabras (a modo de ejemplo) u otras que estiméis más oportunas.

A vuestro servicio,

Vicaría para la Evangelización y Transmisión de la Fe.Volvemos a la escuela de Jesús

Catequesis tercera

«Anda y haz tu lo mismo»

Saludo de bienvenida

El sacerdote o, en su ausencia, del animador puede saludar e iniciar la sesión con estas u otras palabras:

Aquí estamos Señor, un día más para estar contigo, para gustar tu Palabra y tu silencio.En el camino de Jerusalem a Jericó, hoy Jesús nos enseñas sobre el amor al prójimo. En aquel tiempo los samaritanos eran mal vistos: se decía que no formaban parte del pueblo de Dios. A pesar de esto, Jesús tu nos lo pones como ejemplo y modelo para los demás. Hacemos un alto en al camino hacia Jerusalén para dejarnos educar por ti. Nos acercamos con amor a tu Evangelio. Encendemos la vela que pondremos al lado de la Palabra de Dios. y leemos en voz alta la oración inicial que tenemos escrita en el libro en la página 68.

Oración inicial Señor Jesús, con intenso deseo queremos buscarte en las Palabras de la Escritura...

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Objetivo

Las consecuencias sociales de nuestra fe en Jesús: «Anda y haz tu lo mismo».

Para ambientar el momento de oración inicial, disponemos la Sagrada Bíblia encima de un atril en un lugar destacado. Encendemos una vela que pondremos al lado de la Palabra de Dios. Recordamos la promesa de Jesús a sus discípulos: «Dónde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos» (Mt 18, 20)

ORATIO

Música insturmental: «In manus tuas Pater» CD Taizé Music of unity and peace.O un canto de invocación al Espíritu, como los que se proponen al final.

PRIMERA SESIÓN

LECTIOEscuchamos la Palabra de Dios

AnimadorPara introducir la lectura, el animador puede utilizar estas palabras:

Jesús, de camino, subiendo a Jerusalén, aprovecha la ocasión para instruir a sus seguidores sobre las actitudes para ser sus discípulos; entre éstas destaca la compasión y la ayuda al necesitado. Mientras camina, le salen al paso personas de todo tipo. Ése es precisamente el caso que proclamaremos hoy, donde Jesús dialoga con un doctor de la Ley sobre cómo alcanzar la vida eterna y el mandamiento del amor al prójimo:

¿Cómo vivimos nosotros este mandamiento? En presencia de Dios, hacemos una lectura reposada del texto, convencidos de que el Señor quiere seguir comunicándose con nosotros a través de ella.

Un miembro del grupo, coje las Sagradas Escrituras, ubicadas en un atril especial, situado al lado de una vela. En pie proclamará la lectura. Después se devuelve la Bíblia al atril.

La lectura de hoy es del Evangelio de Lucas. (Lc 10, 25-37)

Al finalizar la lectura, quien la proclama dice: «Palabra del Señor» a lo que respondemos: «Gloria a Ti, Señor Jesús»

Reflexionamos en silencio. Leemos personalmente el pasaje. Aún no vamos a entrar en su significado, sino en su impacto en nosotros. Nos ayudarán las preguntas que hay en el recuadro:

Para descubrir el mensaje que encierra, identificar los personajes y las acciones, conocer el contexto y los destinatarios leemos el comentario.

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-- ¿Qué me llama la atención del texto?-- ¿Qué me sorprende?-- ¿A qué me invita?

Empezamos por leer y reeler la Escritura. Tratamos de aprender cómo eran las cosas en el momento en que se escribieron, identificando los personajes, preguntándonos por el contexto y a quién se dirigía el texto. Trataremos de no imponer nuestras ideas preconcebidas o nuestra forma de ver las cosas. ¿En qué época se sitúa la acción? ¿Cuál era la situación de los destinatarios? ¿Qué experiencia de fe transmite?

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Se puso a enseñarles muchas cosasCatequesis 1

Educar, encuentro de libertades

Oración inicial

Señor Jesús, con intenso deseo queremos buscarte en las palabras de la Escritura; haz que no seamos sordos a tu llamada, sino abiertos y ágiles para acogerte.Tú, nuestro Maestro y Salvador, tocas nuestro corazón por el Espíritu.Ayúdanos a descubrir que es Dios quien nos educa y la Sagrada Escritura el testimonio del camino de una vida feliz.Tú nos conoces y sabes que nuestra vida está marcada por luces y sombras pero sabemos que tú, Resucitado, estás presente en tu Iglesia, nos explicas las Escrituras y partes para nosotros el pan.Y ahora nos confiamos a la intercesión de María, que siempre guardó con sumo amor la Palabra en su corazón.Amén.

Itinerario Diocesano de Formación26

Lectura del santo Evangelio según san Lucas Lc 24,13-35

quel mismo día, dos de ellos iban caminando a una aldea llamada Emaús, distante de Jerusalén unos sesenta estadios; iban conversando entre ellos de todo lo que había sucedido.

Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. Él les dijo:

— «¿Qué conversación es esa que traéis mientras vais de camino?».

Ellos se detuvieron con aire entristecido. Y uno de ellos, que se llama-ba Cleofás, le respondió:

— «¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo que ha pasado allí estos días?».

Él les dijo:

— «¿Qué?».

Ellos le contestaron:

«Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdo-tes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él iba a liberar a Israel, pero, con todo esto, ya estamos en el tercer día desde que esto sucedió. Es verdad que algunas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado, pues habiendo ido muy de mañana al sepulcro, y no habiendo encontrado su cuerpo, vinieron di-ciendo que incluso habían visto una aparición de ángeles, que dicen que está vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encon-traron como habían dicho las mujeres; pero a él no lo vieron».

LECTIO

Hacemos un momento de lectura orante de la Biblia. En actitud de oración, dejamos que la Palabra nos ilumine y nos renueve. En presencia de Dios, hacemos una lectura reposada del texto.

Se puso a enseñarles muchas cosas PRIMERA SESIÓN

Páginas 69-73

ComentarioEn esta Guía para el animador planteamos algunas preguntas que pueden ayudar al animador/secretario a llevar al grupo a conocer su significado. Se puede leer el comentario que aparece en el libro o bien llegar a las mismas conclusiones a partir de estas cinco preguntas o ideas:

Jesús dialoga con un maestro de la Ley. ¿Por qué lo hace? ¿Cómo responde Jesús a cada una de las preguntas que le formula?

Jesús no responde directamente a las preguntas del maestro de la Ley sino que responde mediante una parábola. ¿Qué es una parábola?

Sobre la parábola, ante el herido:¿cómo actúan el levita y el sacerdote? ¿Por qué actúan así? ¿Tienen algún motivo que justifique su actuación?

La respuesta del samaritano: ¿Quienes eran los samaritanos? ¿Qué acciones hace? ¿Por qué hace todo esto?Subrayemos los verbos que utiliza el evangelista para describir las acciones que realiza el samaritano.¿A quién nos recuerda la forma de actuar del samaritano?

Los samaritanos, a pesar de ser mal vistos en aquel tiempo, Jesús los pone de ejemplo y modelo para los demás. ¿Qué cuestión plantea Jesús al final de la parábola? ¿Qué significa ese cambio de perspectiva?

Dialogamos entre todos y compartimos la respuesta a las preguntas.

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La religión judía en tiempos de Jesús

¿Cómo era el judaísmo en tiempos de Jesús?

Jesús fue educado en las tradiciones religiosas de su pueblo.La religión judía, en los albores del siglo I, se caracterizaba por:

- Un judío piadoso creía en Yahvéh, el Señor, Dios único y poderoso, santo y justo, misericordioso y fiel.

- Un judío piadoso sabía que Dios ha elegido a Israel para ser el pueblo de su propiedad y le ha dado una tierra que habitar, cuya ciudad santa es Jerusalén.

- Un judío piadoso del siglo I vivía de acuerdo con las instrucciones y mandatos de la Ley que Moisés recibió de Dios y que los doctores de la Ley o escribas habían ido explicando a través de los años; rendía culto a Yahvé, su Dios, en el Templo de Jersusalén, lugar donde el Señor habita y centro de la vida nacional y religiosa judías; y finalmente, mantenía viva la esperanza de que Dios enviaría al Mesías para liberar a su pueblo. Esperaban un Mesías que había de ser el signo y el realizador de la liberación (empezando por la dominación romana) y que extendería el Reino de Yahvé por doquier.

Israel era una nación que había nacido como pueblo, y fue muy consciente de ello: el día en que Dios (Yahvé) la liberó de una situación de esclavitud en Egipto. Todo Israel sabía que habían pasado de la opresión extranjera al servicio de Yahvéh, y que esto fue inicitiva de Dios. Dios mismo promovió y selló un pacto con aquel pueblo, la Alianza, cuya expresión era lo que denominaban la Toráh (la Ley). Era como la “Constitución del Estado”. La Ley comprendía los cinco libros atribuídos a Moisés. Recibe el nombre de Pentateuco, porque comprende cinco libros: el libro del Génesis, el libro del Éxodo, el Levítico, Números y el Deuteronomio. La Toráh expresaba y realizaba la voluntad liberadora de Dios; cumplir con ella era la mejor expresión y realización de la acogida del amor de Dios por parte de «su pueblo». De ahí que Israel era el «Pueblo de la Alianza».Las dos realidades entorno a las cuales giraba la religión judía eran la Ley y el Templo de Jerusalén.

La Toráh era para cualquier israelita la cosa más maravillosa. Era entendida como la voluntad de Dios en relación a Israel, su pueblo. Amar la Toráh era amar a Dios. Inicialmente el protagonista de la Toráh era el amor de Dios y su voluntad de que el hombre llegue a ser libre y creador de una comunidad de servicio. No obstante con el paso de los siglos la Ley de Dios se convirtió en una Ley de estricto cumplimiento, llevando a aceptar como Ley de Dios numerosos preceptos que eran tradiciones, preceptos y costumbres humanas. Consiguieron que el protaginista de la Toráh fuera la Ley misma, en lugar del amor de Dios y la realización de la persona. Los fariseos se encargaban de interpretar la Ley para el pueblo y fueron quienes enumeraron hasta 613 preceptos de obligado cumplimiento para llegar a la vida eterna.

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Para el animador

Esta interpretación de la Toráh hizo creer a muchos que sólo eran vedaderos israelitas una élite muy selecta, de la cual los demás estaban excluídos. La Ley en los años cero, estaba asfixiando a las personas.

Judios y samaritanos: un conflicto que venía de largo.

En la idiosincracia de Israel están también los «herejes» oficiales: los samaritanos, separados del verdadero culto del «Templo». Problemas con los vecinos...Los samaritanos son considerados «extranjeros» por los judios. Encontramos una justificación en el Evangelio de Juan: «porque los judios no se tratan con los samaritanos» (Jn 4, 9).¿Por qué? ¿No pertenecían al pueblo de Israel?

Un samaritano era considerado un cismático de la religión de Israel, unos herejes.Fue alrededor del año 330 a.C cuando se produce el punto de inflexión entre judíos y samaritanos. Éstos construyeron un altar (que no un templo) en la montaña de Garizim, cerca de Siquem. Esa decisión chocaba con la legitimidad que la Ley, en su conjunto, otorgaba solo a Jerusalén y a su Templo como el lugar dónde Dios tiene que ser adorado.

La hostilidad hacia los samaritanos la encontramos ya en el libro de Sirácida: «la gente estúpida que vive en Siquem [los samaritanos]» (Sriácida 50, 25-26). A pesar de todo, Jesús -en la parábola que trataremos hoy- muestra una actitud de gran simpatía hacia aquel samaritano que se jugó la vida socorriendo al desconocido medio muerto fuera del camino.

¿Qué es una parábola?

Jesús anunciaba de forma concreta la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo hizo a través de parábolas. Se trata de un género literario que posee unas características y una intención propias, captando en la vida cotidiana, en la realidad que nos rodea los signos que nos hablan de la presencia y el crecimiento del Reino de Dios entre nosotros, como sobre las actitudes que han de distinguir a sus seguidores, como en este caso la compasión y la ayuda al necesitado. Jesús no usa conceptos complicados ni discursos abstractos para comunicar su mensaje. Utiliza relatos breves tomados del día a día que invitan a reflexionar y a tomar una decisión. Leer la parábola del buen samaritano es una invitación de Jesús a practicar la misericordia con el necesitado. Jesús nos habla de un Dios cercano cuyo principio de actuación es la misericordia. Los evangelistas usan el termino «rahum» o «rahamin», misericordioso, que tiene «entrañas de misericordia». A veces esta palabra se ha traducido por compasión, es decir, ‘con+pasión’: padecer con el que sufre, cercanía con él, poniendo el corazón en el que está en miseria.

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La parábola del Buen Samaritano

Jesús va desde Galilea camino a Jerusalén. En ese camino, aprovecha para formar una comunidad de seguidores. En el camino van aprendiendo, de la mano del Maestro, lo que significa caminar con Él.

Es en el camino dónde se encuentra con un doctor de la Ley. No es casualidad. Jesús aprovechará la ocasión para enseñar a sus seguidores una gran lección: colocar la ley al servicio de las personas y hacia un compromiso en la acción.

¿Qué personajes aparecen en la escena?

El relato se produce en el contexto de una conversación con Jesús. Llama la atención que un doctor de la Ley, que es un «licenciado» en las Escrituras, pregunte a alguien que no había cursado estudios teológicos como Jesús. Incluso lo llama «Maestro». Esto es muy extraño. El evangelista que narra el relato, Lucas, nos revela el motivo de la actuación del letrado: para «ponerlo a prueba», para tenderle una trampa y poder acusarlo en público. El doctor es un experto en el estudio de las Escrituras y de explicarlas a la gente. Ha dedicado toda su vida a ello. También son llamados «escribas». Eran los encargados de acomodar la Ley (la Toráh de Moisés) a las circunstancias cambiantes de la vida: adaptaban la Ley que Dios había dado a Moisés a la vida ordinaria, dictando preceptos y normas.

Para entender la pregunta que le formula a Jesús, hay que tener presente que para un judío piadoso no era fácil saber cuál era el principal de los 613 preceptos que los doctores de la Ley habían establecido. Había 248 positivos y 365 negativos. Los rabinos de la época señalaban que eran de obligatorio cumplimiento para alcanzar la vida eterna. Entre tantos preceptos y disposiciones se hace perfectamente comprensible la formulación de semejante pregunta:

«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Jesús, muy astuto, esquiva esta pregunta lanzada con mala intención, respondiendo con otra pregunta:

«¿Qué está escrito en la ley? ¿Qué lees en ella?».

Él letrado, hábil en su respuesta, selecciona dos preceptos esenciales de entre los que contenía la Toráh. Demostrando su competencia en el asunto, hace referencia al amor a Dios (sacado de Dt 6,5) y al prójimo (sacado de Lv 19, 18):

Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. (Dt 6,5)

No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor. (Lv 19, 18)

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Para el animador

Habla del gran mandamiento: el amor a Dios y al prójimo.

«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo».

Es la respuesta que da el letrado.

Todo parece indicar que estamos ante un reto público. Una situación frecuente en la época. Distintos personajes reconocidos por el pueblo se retan públicamente para poner de manifiesto su honor y su saber. Para Jesús el amor a Dios tiene una prioridad que no puede ser reemplazada por nada. Es el primero de los mandamientos. Tanto el doctor de la Ley como Jesús están de acuerdo en que para alcanzar la vida eterna hay que centrarla en el amor a Dios y al prójimo.

No obstante, el maestro de la Ley quiere más aclaraciones. Está preocupado por cumplir la Ley. Quiere saber a quién debe amar y a quién puede excluir de su amor. Como hemos visto en el libro del Levítico, la Ley ordenaba amar al prójimo como a uno mismo. No obstante, se discutía sobre los límites de este precepto. Había cierto consenso en que se debía de amar a los compatriotas, al correligionario, («los hijos de tu pueblo»), a los familiares, a los cercanos. Éstos son los que la Ley me obliga a amar. Pero se discutía sobre la obligación de este precepto en distintos casos. Los grupos fariseos excluían de aplicar este precepto a los pecadores oficiales. Se entiendía el amor al prójimo como una ley y, por tanto, el prójimo era definido por las leyes: es prójimo el que está más próximo a mí a los cuales la Ley me obliga a amar. Al resto, los que están alejados de mí, sólo merecen odio y desprecio: extranjeros, pecadores, gentiles, y los enemigos de Dios.

¿Quién es mi prójimo?

El letrado quiere precisar la definición. Para dar respuesta a la pregunta, Jesús responderá de modo original, con un relato breve, pero completo, tomado de la vida ordinaria. No dará una lista detallada de aquellos a los que merecen la calificación de «prójimos», más bien contará una parábola.

Es la parábola del «buen samaritano»: el relato de un hombre que cayó en manos de unos bandidos mientras viajaba de Jerusalén a Jericó.

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Ascalón

Jerusalén Monte de los Olivos 814 m.

Nivel del mar

Mar muerto

Monte Nebo 930 m.

Jericó-- 250 m.

Fuente: Catecismo «Esta es nuestra fe» (1986). Conferencia Episcopal Española.

De Jerusalén a Jericó

Era habitual transitar por aquella zona. Los sacerdotes y levitas, después de ejercer su servicio semanal en el Templo, volvían a Jericó, probablemente su residencia. La frecuentaban, además, los comerciantes y peregrinos judíos que tenía por costumbre vistar el Templo en Jeruslaén para dar culto a Dios. Era frecuente encontrarse con salteadores que se refugiaban en aquellos barrancos. En la actualidad aun pervive un proverbio árabe que reza así: «Quien camina hacia el mar Muerto o por la estepa de Jericó, va vestido y vuelve desnudo».

Jesús debió captar la atención de sus oyentes: sintieron que les resultaba conocida esa situación.

Un hombre ha sido asaltado, apaleado y abandonado a su suerte en el camino. Está medio muerto. Como hemos visto en el proverbio árabe, esta situación era bastante habitual. Se desconoce el nombre del herido, tampoco detalles de su vestido, porque «lo desnudaron». No sabemos tampoco a la nación a la que pertenece.

Aparecen en escena dos viajeros: un sacerdote y después, un levita. Son trabajadores en el Templo, empleados del culto, profesionales en la observancia de la Ley judía. Ambos «bajaban» de Jerusalén de prestar su servicio. Vuelven a casa, a Jericó. No obstante, al llegar a la zona, y a pesar de «ver» a aquel hombre tirado en el borde del camino, dan un rodeo, pasan de largo.

¿Por qué reaccionan así?

Su reacción se explica por su oficio. No quieren incurrir en estado de impureza tocando a un moribundo, a un cadáver ensangrentado. No quieren contaminarse de impureza tocando la sangre o atendiendo a un moribundo.

La Ley dejaba claro que el contacto con sangre o con un cadáver era fuente de impureza:

«Manda a los hijos de Israel que expulsen del campamento a todo leproso, al que padece gonorrea y al contamienado por contado de cadáver»(Nm 5, 2)

«El que toque un muerto, un cadáver humano, quedará impuro siete días. Se purificará con dicha agua los días tercero y séptimo, y quedará puro. Pero si no se purifica los días tercero y séptimo, no quedará puro. Todo el que toca un muerto, un cadáver humano, y no se purifica, contamina la Morada del Señor, ese individuo quedará excluido de Israel, porque el agua expiatoria no ha corrido sobre su cuerpo: es impuro; su impureza sigue sobre él»(Nm 19, 11-13)

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Era una prescripción que debían cumplir para realizar los ritos del Templo. Los que debían dar ejemplo de compasión, los representantes de Dios y del Templo: los sacerdotes y levitas, niegan la ayuda al desgraciado. Se limitan a prestar su servicio en el Templo: creen que así ya han cumplido sus deberes para con Dios. Son buenos y perfectos, cumplen la Ley a rajatabla. Pero anteponen la legalidad a la compasión, la Ley a la misericordia.

Se acerca un tercer viajero. Los oyentes quizá podían esperar que fuera un judío laico, un compatriota. No obstante, será precisamente, un samaritano, quien se sienta conmovido por el hombre que yace en la cuneta del camino.

La parábola es dura y tuvo que herir los oídos de los judíos. Los detalles son importantes. Los oyentes de Jesús no debieron dar crédito. ¿Un samaritano? ¡No puede ser!. Para los judios, los samaritanos eran considerados como un pueblo de herejes y cismáticos, traidores de la fe y de las tradiciones recibidas de los antiguos. Este hombre, además de samaritano, -a quién considerában extranjero- era comerciante, una profesión mal vista porque manejaba monedas extranjeras, hablaba con extranjeros, lo que lo convertía en un impuro. Ningún judío piadoso lo hubiera considerado como «prójimo» que mereciera su amor. Más bien merecía ser odiado y despreciado.

Son los tres personajes los que ven al herido. El samaritano cuando lo ve, no se pregunta si es prójimo o no. También los tres estaban obligados a cumplir la Ley y los preceptos de pureza, pero el samaritano «se compadeció», se sintió conmovido, tocado por dentro. Y entonces hace por él lo que puede: «acerdándose», rompe las barreras del miedo, se expone al problema, se hace cercano a él, sin otro interés que la misericordia. «Vendó las heridas echándoles aceite y vino», lo coloca en su lugar, «montándolo en su propia cabalgadura» y «lo llevó a una posada y lo cuidó». Se responsabiliza de él. Su preocupación es procurar a aquel desconocido todo lo necesario. Incluso se encarga de que «el posadero» acabe su tarea pagando todos los gastos de su bolsillo.

Pues es este personaje, --de quién no debían esperar nada bueno--, quien presta una ayuda al miserable: ve al herido, siente compasión, y se le acerca. Cuando ve al hombre, no da un rodeo. Más bien le cura, lo levanta del suelo, le busca protección. El samaritano reacciona con misericordia. Son acciones maternales, ¿verdad?

¿Será así la forma de actuar de Dios?¿Qué pretende decirnos Jesús?

Jesús compara al samaritano con la forma de amar de Dios: este samaritano lleva dentro una compasión similar a la de Dios. Jesús nos habla de un Dios cercano cuyo principio de actuación es la misericordia. Los evangelistas usan el termino «rahum» o

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«rahamin», misericordioso, que tiene «entrañas de misericordia». A veces esta palabra se ha traducido por compasión, es decir, «con + pasión», padecer con el que sufre, cercanía con él, poniendo el corazón en el que está en miseria. Ciertamente, Dios es Padre de todos. Su bondad se extiende a todos de forma similar a la compasión que aquel samaritano volcó sobre una persona humana sin nombre ni identidad, pero que fue reconocida como «prójimo» y tratada como tal, más allá de sentirse compatriotas.

Jesús concluye la parábola interrogando al maestro de la Ley. Pregunta:

«¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?»

La pregunta final de Jesús sobre quién se comportó como «prójimo» del hombre asaltado tiene una respuesta bien fácil. La habilidad de Jesús es asombrosa. Consigue llegar a una respuesta que es obvia y deja que sea el escriba, por él mismo, quien saque conclusiones. Así, invierte el enfoque de la pregunta que había dado pie a la parábola, «¿quién es mi prójimo?» orientándola hacia un nuevo sentido: «¿quién se hizo prójimo del herido?»

Ya no se puede determinar jurídicamente quién es el prójimo, como quería el letrado. Ahora depende de nosotros mismos saber quién es el prójimo. Lo decisivo, por tanto es aproximarse misericordiosamente a todo aquel que pueda necesitarnos siguiendo el ejemplo del samaritano. Así de claro despidió Jesús al doctor de la Ley: «Anda y haz tu lo mismo», insistiendo en la importancia del «hacer», de la acción, del compromiso. El que ama a Dios no se pregunta ¿a quién tengo que amar? sino ¿quién me necesita?. Solo con la Ley, con el cumplimiento ciego de los ritos y preceptos, no se cumple la voluntad de Dios. El criterio último de todo es mostrar en la vida amor y misericorida, no la ley. No existen leyes o normas morales o sociales que permitan una desatención al necesitado. El amor es la norma suprema de nuestra conducta.¿Estamos dispuestos a hacernos prójimos de quien nos necesita?

Jesús: buen samaritano

El relato expresa con fuerza la proximidad de Dios en Jesús a todas las personas sin distinciones. Los Padres de la Iglesia han identificado en la vida de Jesús al samaritano que se detiene delante de las personas heridas al borde del camino y que actúa como «prójimo» de quien había caído en manos de unos bandidos. Su enseñanza: enseñar a caminar por la vida con compasión. Prójimo es aquel que se «aproxima» al necesitado.

Nosotros somos hoy los seguidores de Jesús. ¿Nos parecemos a Él?

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CONTEMPLATIODiálogo con la Palabra de Dios

La contemplación nos lleva a un encuentro con Dios. Escuchar y estar con Él proporciona una nueva mirada sobre Dios, sobre el hombre, sobre el mundo. A raíz de las palabras que Jesús nos acaba de decir...

En el primer fragmento de la contemplación está la clave del resto del texto: nuestra mirada a la realidad que nos rodea. Preguntémonos, individual y personalmente:

-- ¿Señor, qué quiere de mi?-- Y recordando los rostros de las personas que hoy he encontrado en mi camino, ¿qué quieres que haga por ellos?

Dos personas voluntarias, leeran en voz alta los fragmentos del Papa Francisco en su Exhortación Apostólica «La alegría del Evangelio».

Lector 1 Evangelii Gaudium, 87 Lector 2 Evangelii Gaudium, 88

Comentamos en el grupo qué nos parecen estas aportaciones.

Nosotros también vivimos la falta de contacto que tenemos entre las personas, incluso con la gente más próxima que nos rodea. Jesús nos invita a abrirnos.

Los «prójimos» están muy cerca de nosotros. Un compañero que me cuesta aceptar, un familiar con el que me resulta dificil la convivencia, una vecina que se encuentra en dificultades...

¿Cómo podemos ser una «Iglesia samaritana»?

¿Qué ideas o imágenes tenemos de Dios?Pero ¿cómo es el Dios del que nos habla Jesús?Al descubrir al Dios del que nos habla Jesús nuestra mirada se transforma. El mundo, las personas y a Dios los vemos de una forma distinta, a medida que leemos la Palabra de Dios.

Itinerario Diocesano de Formación32 33



Teniendo presente la proclamación del Evangelio, imaginando a Jesús que camina con nosotros, hagamos un coloquio con Él. ¿Cómo nos manifiesta que «era preciso pasar por la cruz para llegar a la resurrec-ción»?Mirándome a mí mismo, preguntarme si he vivido o vivo las mismas actitudes que los caminantes de Emaús.Al escuchar la Palabra de Jesús, que quiere transformar mi corazón, preguntarme si he acogido en mi vida la Buena Noticia de la cruz y la resurrección, si descubro en mi vida, en los acontecimientos, signos de su resurrección. Luego pedir al Señor aquello que más necesito y ofrecerme para continuar su misión educadora.

Contemplar nos lleva a una nueva mirada sobre nuestra vida. Reconocer al Señor tanto en las situaciones en las que parece ausente como en los momentos en los que somos consolados por la acción de su Espíritu.Estos dos textos del papa Francisco nos pueden ser útiles para conti-nuar con este tiempo de contemplación:

«A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una pru-dente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Es-

pera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunita-rios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormen-ta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura. Cuando lo hacemos, la vida siempre se nos complica maravillosamente y vivimos la intensa experiencia de ser pueblo, la experiencia de perte-necer a un pueblo».

(Francisco. Evangelii Gaudium, 270)

«Verdad que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a apare-cer la vida, tozuda e invencible. Habrá muchas cosas negras, pero el bien siempre tiende a volver a brotar y a difundirse».

(Francisco. Evangelii Gaudium, 276)

CONTEMPLATIO CONTEMPLATIO

¿Qué es contemplar? Éste es el momento de despertar la fe para entrar en la presencia de Aquél que nos espera, hacer que caigan nuestras máscaras y vol-ver nuestro corazón hacia el Señor que nos ama, para ponernos en sus manos, como una ofrenda que hay que purificar y transformar. (Leer Catecismo Iglesia Católica, 2715).

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Páginas 74-75

ORATIONos dirigimos a Dios

AnimadorTransformamos en un diálogo con Jesús todo aquello que hemos escuchado y contemplado a partir de la lectura y reflexión de este pasaje.Hacemos una oración personal en silencio.Y terminamos la sesión con la oración comunitaria e intercambiamos un abrazo de paz.

Oración final de Pablo VI página 68

Y terminamos la sesión con la oración comunitaria e intercambiamos un abrazo de paz.

Después de recitar todos juntos la oración siguiente podemos terminar cantando juntos una canción usada en la liturgia dominical. Por ejemplo: «Cristo te necesita para amar».

Otras canciones que podemos aprender pueden ser las que sugerimos al final de la segunda sesión de esta catequesis. Allí se encuentra la letra y un enlace para poder escucharlas.

Después de la lectura del texto y el comentario, un tiempo breve de silencio. Volver a leer personalmente el texto e invitar a una oración en la línea del pasaje del buen samaritano: ¿Qué me quiere mostrar Jesús? ¿Qué le respondo? ¿Qué digo? En presencia del Señor, cada uno ofrece su oración y terminamos leyendo, pausadamente, todos a la vez, la que proponemos.




Quédate con nosotros, Señor, porque anochece.Quédate con nosotros, que tan a menudo nos sentimos tristes por todas las noticias que vemos y oímos.Quédate con nosotros, que no sabemos interpretar el sentido de las cosas más simples que tenemos entre manos.Quédate con nosotros y transforma en alegría nuestras amarguras y nuestra desconfianza, nuestros escepticismos y nuestros miedos.Quédate con nosotros, tú que estás Resucitado y nos das la gracia de tu Espíritu.Quédate con nosotros y enséñanos a transformar el corazón del mundo.Amén.

(Quédate con nosotros, Cardenal Martini)

ORATIO Caminando hacia Emaús…Para la reflexión personal

Después de la lectura del texto y el comentario, un tiempo de silencio.Volver a leer personalmente el texto e invitar a una oración en la línea de los discípulos de Emaús: ¿Qué me quiere mostrar Jesús? ¿Qué le respondo? ¿Qué digo? En presencia del Señor, cada uno ofrece su oración y terminamos leyendo, pausadamente, todos a la vez, ésta que proponemos:

RECONOCER

La acción de Dios en mi vida.• Señor, ¿qué quieres cambiar de mi vida con tu mensaje?• ¿Qué me molesta de lo que me dices en el texto?• ¿Qué me agrada? ¿Qué me estimula? ¿Qué me atrae?

INTERPRETAR

La huella de Dios en mi vida.Jesús es el Camino que conduce a cada uno a la plena realización, según el proyecto de Dios. Él es la Verdad que revela al hombre a sí mismo y lo guía en el camino del crecimiento en la libertad. Es la Vida porque en Él, todo hombre encuentra el sentido último de su existir, de su ser y actuar: la plena comunión de amor con Dios en la eternidad.

ELEGIR

Qué voy a hacer ahora.• ¿Me preocupo por descubrir la Escritura como Palabra dirigida a mí

en cada momento de mi vida?• ¿Cómo vivo la centralidad de la Palabra en mi vida?• Ante las distintas situaciones en las que tengo que tomar una deci-

sión, me pregunto: ¿qué me dice Jesús para este momento?

(En silencio, en situación de oración, relee de nuevo el texto del Evangelio Lc 24,13-35)

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Música insturmental: «Misericodias Domini» CD Taizé Music of unity and peace.

Páginas 74

Un recurso que podemos aprovechar es la canción sobre el Buen Samritano de Valiván.

En este enlace podéIs acceder a un vídeo y también el formato canción.

Haz ‘click’ en el enlace: https://www.youtube.com/watch?v=7_sArxpUQho

Indicaciones finales

Hoja para la reflexión personal. Podemos recordar que, para un momento de reflexión en casa, antes de la próxima sesión, puede resultarnos útil tener como guía o apoyo ésta hoja. No son deberes, dejarlo claro.De Jerusalen a Jericó...

Próxima reunión: día, hora y lugar.Continuaremos con la Catequesis tercera «Anda y haz tu lo mismo». Segunda parte.

Nos vemos el domingo.Recordar las horas de las eucaristías dominicales que ofrece la parroquia.








RECONOCER


INTERPRETAR


ELEGIR





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Páginas 77-78

https://www.youtube.com/watch?v=7_sArxpUQho

https://www.youtube.com/watch?v=7_sArxpUQho

SEGUNDA SESIÓN

MEDITATIO¿Qué nos dice el texto en nuestra situación?

AnimadorPrincipales ideas a comunicar:

Hacemos una lectura del los dos primeros párrafos de la meditatio. Subrayaos lo que nos llama la atención del texto y aquello que no entendemos con un signo de interrogación (¿?).

— En nuestro camino de la vida, encontramos a personas heridas de toda clase: personas que carecen de trabajo, enfermos físicos y psíquicos, emigrantes, discapacitados, persona que están solas, mujeres maltratadas, jóvenes desorientados. Hay quienes como el sacerdote y el levita pasan ante todas estas personas y situaciones, las ven y dan un rodeo. Otros, en cambio, se detienen y tratan de ayudar.

Seguidamente, dialogamos entre todos.

Invitamos a dos personas voluntarias a leer en voz alta:

Lector 1: La alegría del Evangelio. Papa Francisco (Evangelii Gaudium), 199 Lector 2: Catecismo de la Iglesia Católica, 2424

Comentamos en el grupo qué nos parecen estas aportaciones.

— La Doctrina Social de la Iglesia: ¿en qué pilares se basa?

Tenemos la respuesta en la parte de la meditatio, página 81.

No leemos la Bíblia para saber más cosas sino para acercarnos a la Palabra de Dios y dialogar con ella. Por eso proseguimos con la meditatio, en la que la cuestión es: ¿qué nos dice el texto bíblico hoy a nosotros?. Cada uno individualmente, pero también comunitariamente, nos dejamos interpelar y examniar, pues no se trata de unas palabras pronunciadas en el pasado, sino dirijidas a nosotros hoy. Aquí encontramos luz para nuestro camino de fe. Si en la lectio descubriamos qué decía el texto en su contexto, ahora descubrimos que nos dice en nuestra situación.




NOTAS

SEGUNDA SESIÓN

En la anterior sesión vimos como Jesús —en el pasaje de Emaús—, educa acompañando, escuchando y explicando. ¿Cómo educamos nosotros?

«Me enseñarás el camino de la vida» (Salmo 15)

La vida humana no se realiza por sí misma. Siempre es un proyecto in-completo, que debe ser completado y realizado. La pregunta fundamen-tal de todo ser humano es: ¿cómo llegar a ser hombre o mujer? ¿Cómo aprendo el arte de vivir? ¿Cuál es el camino a la felicidad?

En esta dinámica, se entiende que el ser humano siempre necesita estar acompañado y educado para llegar a ser libre y fiel a la Verdad.

Toda la Sagrada Escritura puede ser comprendida como un camino a tra-vés del cual Dios educa a su pueblo. Y así «se comunica gradualmente al hombre, lo prepara para acoger la Revelación sobrenatural que hace de sí mismo, y que culminará en la misión del Verbo Encarnado, Jesucristo. San Irineo de Lyon, habla en varias ocasiones de esta pedagogía divina bajo la imagen de un mutuo acostumbrarse entre Dios y el Hombre: «el Verbo de Dios ha habitado en el Hombre y se ha hecho Hijo del Hombre para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a habitar en el hombre, según la voluntad del Padre» (Catecismo Iglesia Católica, 53). Hoy presentaríamos este hecho con una palabra de gran actualidad: acompañar. Sólo desde ahí es posible la acción educativa.

En la historia de la salvación que la Escritura nos presenta, descubrimos que Dios guía providencialmente a su pueblo con una pedagogía miseri-cordiosa, cuya plenitud es Cristo. Nuestra vida siempre está marcada por una elección: seguir el camino que Dios nos propone o rechazarlo. En ese sentido, las pruebas que podemos experimentar por llevar adelante la vo-luntad de Dios o por haberla rechazado, son una invitación a re-hacer el

MEDITATIO

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Páginas 79-81

ACTIO¿Como ponemos en práctica las enseñanzas de Jesús?

AnimadorPrincipales ideas a comunicar:

— A veces hablamos demasiado y damos vueltas y más vueltas a lo que «habría que hacer, deberíamos hacer» para acabar con tantos problemas que nos rodean. Pero mientras reflexionamos tanto estamos dedicando tiempo a dar un rodeo, no ha «hacernos prójimos de quien nos necesita». Hacemos mucho debate, incluso tenemos nuestras propias teorías o visiones y criticamos a los que creemos que son los responsables de ciertas situaciones, pero no pasamos a la acción, no actuamos. La parábola del buen samaritano, en cambio nos invita a a hacer lo mismo que hizo aquel extranjero con el herido del camino: «Anda, y haz tu lo mismo».

Uno voluntario del grupo hace las preguntas que aparecen en el libro en la página 82. Nos preguntamos a nosotros mismos y cómo grupo:

1. ¿Quién es mi prójimo?2. ¿Cómo aplicamos las actitudes del buen samaritano?3. ¿Cómo pongo en práctica este mandato del Señor «Anda y haz tu lo mismo»?4. ¿Qué acciones desarrollamos? ¿Cómo mejorar?5. ¿Qué haria Jesús hoy en la situación que yo vivo?6. ¿Como ciudadanos, estamos presentes en las grandes aspiraciones y

dificultades de mi entorno?

Dejamos tiempo para el diálogo. Puede ser un buen momento para enseñar al grupo el libro de la Doctrina Social de la Iglesia. Y también la versión juvenil, DOCAT, como síntesis de la misma. En la página sigueinte encontraréis el prólogo del papa Francisco. Proponemos que, después de esta sesión, busquéis una fecha para la Celebración de la entrega del DOCAT. Encontraréis las indicaciones para la misma en la página web: www.evangelizacionvalencia.org.

Todo lo dialogado hasta ahora nos invita a no quedarnos contemplando, sino comprometernos con la acción para poner en práctica las palabras que hemos escuchado de Dios, por boca de Jesús. La lectio divina no culmina su proceso hasta que no se llega a la acción, que mueve nuestra vida a convertirse en un don para los demás por la caridad. Requiere que exista coherencia entre la Palabra y nuestra vida. Que tomemos la decisión constante de seguir a Jesús como discípulos, de vivir según el Evangelio. Implica ser dóciles al Espítiru, estar en acción, en movimiento. El protagonista de todo este proceso es el Espíritu Santo.




«Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidia-na. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar» (Francisco. Evan-gelii Gaudium, 127).

ACTIO

ACOMPAÑAR ES DEDICAR TIEMPO A LOS DEMÁS

En la experiencia de Emaús Jesús acompaña a aquellos dos peregrinos.

«El acompañante sabe reconocer que la situación de cada sujeto ante Dios y su vida en gracia es un misterio que nadie puede conocer ple-namente desde afuera. El Evangelio nos propone corregir y ayudar a crecer a una persona a partir del reconocimiento de la maldad objetiva de sus acciones (cf. Mt 18,15), pero sin emitir juicios sobre su respon-sabilidad y su culpabilidad (cf. Mt 7,1; Lc 6,37). De todos modos, un buen acompañante no consiente los fatalismos o la pusilanimidad. Siempre invita a querer curarse, a cargar la camilla, a abrazar la cruz, a dejarlo todo, a salir siempre de nuevo a anunciar el Evangelio. La pro-pia experiencia de dejarnos acompañar y curar, capaces de expresar con total sinceridad nuestra vida ante quien nos acompaña, nos enseña a ser pacientes y compasivos con los demás y nos capacita para encon-trar las maneras de despertar su confianza, su apertura y su disposición para crecer».

(Francisco, Evangelii Gaudium, 172)

Una pregunta que surge es:

Y nosotros, ¿dedicamos tiempo para dialogar con los demás?

— ¿Nos dejamos interpelar por ellos, por sus dolores, sus heridas, sus alegrías?

— ¿Estamos dispuestos a acompañarlos e iluminar su situación a la luz de la Palabra? ¿Cómo y cuándo?

ACOMPAÑAR ES SER ACOGEDORES

Sed acogedores, abrid vuestros contactos, vuestras relaciones humanas. Aprended a saludar, a entablar nuevas amistades, a ampliar el número de

MEDITATIO

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Páginas 82-83

Prólogo

DOCAT¿Qué hacer?

La Doctrina Social de la Iglesia

¡Queridos jóvenes!Mi predecsor, el papa Benedicto XVI, puso en manos de ustedes un Catcismo para jóvenes, el YOUCAT. Yo quisiera hacerles hoy entrega del nuevo Catecismo, el DOCAT, que recoge la Doctrina Social de la Iglesia.

En el título se encuentra la palabra inglesa to do, «hacer». El DOCAT quisiera responder a la importante pregunta «¿qué hacer?». Por eso esta diseñado como un manual de instrucciones que, poniendo en práctia el Evangelio, nos ayuda a transformarnos primero nosotros mismos, después nuestro entorno más cercano, y finalmente, todo el mudno. Pues con la fuerza del Evangelio podemos transformar de verdad el mundo.

Jesús dice: «Cada vez que lo hicistes con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis». Son mucnos los santos que han quedado profundamente impresionados por estas palabras del Evangelio. Por ellas, san Francisco cambió radicalmente su vida. La Madre Teresa se convirtió también por estas palabras. Y Charles de Foucauld reconoce: «Creo que no hay palabras del Evangelio que me hayan causado una impresión más profunda y hayan transformado más mi vida que estas: ‘Lo hicieron con el más pequeo de mis hermanos, lo hicieron conmigo’. Cuando pienso que estas palabras salieron de la boca de Jesús, la palabra eterna de Dios, de la boca que ha dicho: ‘Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre’, con qué fuerza uno se siente impulsado a buscar y amar a Jesús en ‘estos pequeños’, estos pecadores, estos pobres».

¡Queridos jóvenes amigos! Solo la conversión del corazón puede hacer más humana nuestra tierra, tan llena de terror y violencia. Y esto significa paciencia, justicia, sensatez, diálogo, insobornabilidad, solidaridad con las víctimas, con los pobres y con los más pobres, entrega sin fronteras y un amor hacia los demás que vaya hasta la muerte si fuera preciso. Cuando hayan entendido esto en toda su amplitud, entonces podrán cambiar el mundo, con todo lo que le está pasando, no puede seguir así. ¡El cristano que en estos momentos deje de mirar a los más pobres de los pobres, no es en realidad un cristiano!

¿No podemos hacer algo más para que esta «revolcuión del amor y la justicia» se haga realidad en muchas partes de este maltratado planeta? ¡A muchos les puede ayudar la Doctrina Social de la Iglesia! Bajo la acreditada supervisión de los cardenales Christoph Schönborn y Reinard Marx, todo un equipo de trabajo se ha puesto manos a la obra para llevar a los jóvenes del mundo entero el mensaje liberador de la Doctrina Social Católica. En él han colaborado reconocidos científicos y también muchos jóvenes. Jóvenes católicas y católicos de todo el mundo han enviado sus mejores fotografías. Otros han asesorado a la hora de la redacción del texto y han contribuido con sus preguntas y sugerencias a hacerlo más comprensible. La Doctrina Social de la Iglesia llama a aesto «participación»: ¡colaboración! De esta manera, el equipo ha aplicado ya directamente un importante principio de la doctrina social. Por ello, el DOCAT es un grandioso manual para la acción cristiana.

Lo que llamamos Doctrina Social Católica surgió en el siglo XIX. Con la Revolución industrial se había propagado un capitalismo brutal: una forma de economía destructiva para el hombre. Las grandes industrias sin conciencia obligaron a la población empobrecida del campo a trabajar por sueldos miserables en minas o en fábricas cubiertas de hollín. Los niños, que dejaron de ver la luz del sol, fueron enviados bajo tierra como esclavos para arrastrar los carros del carbón.

Los cristianos ayudaron ante esta necesidad com no poco entusiasmo, pero se dieron cuenta de que eso no era suficiente. Por ello empezaron a desarrollar ideas políticas y sociales, para actuar en contra de la injusticia. Pero el auténtico documento fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia sigue siendo la Carta Encíclica Rerum Novarum, sobre los que en aquel entonces se conocía como los «nuevos problemas sociales» que el papa León XIII publicó en 1891. El Papa escribió en ella de manera clara y rotunda: «Y defraudar a alguien en el salario debido es un gran crimen, que llama a avoces las iras vengadoras del cielo» La Iglesia puso entonces en juego toda su autoridad en la lucha por los derechos de los trabajadores.

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A medida que las necesidades de los tiempos lo iban demandando, la Doctrina Social Católica se ha ido enriqueciendo y perfeccionando con el paso de los años. Mucho se ha discutdo sobre comunidad, justicia, paz y bien común. Se han consolidado los principios de personalidad, solidaridad y subsidiariedad, los cuales se explican también en el DOCAT. Ahora bien, la Doctrina Social no proviene de este Papa o de aquel otro ni tampoco de ningún sabio: procede del corazón del Evangelio. Viene de jesús mismo. Jesús es la doctrina social de Dios.

«Esta economía mata», he dicho en mi exhortación apostólica Evangelii Gaudium, pues aún sigue habiendo una «economía de la exclusión y la inequidad». Hay países en los que el 40 o 50 por ciento de los jóvenes está sin trabajo. En muchas sociedades se excluye a las personas porque aparentemente no tinene «valor» y ya no son «productivas». Franjas enteras de campo quedan despobladas cuando los pobres de la tierra escapan a las barriadas de las grandes ciudades con la esperanza de encontrar allí algo para sobrevivir. La lógica productiva de una economía global ha destrozado las humildes estructuras económicas agrarias de sus regiones de origen. Aproximadamente un 1 por ciento de la población dispone ya del 40 por ciento del patrimonio global, y un 10 por ciento, del 85 por ciento. Y por otro lado, a la mitad de la población mundial le pertenece solamente un 1 por ciento de este mundo. Hoy, 1.400 millones de seres humanos viven con menos de un euro al día.

Cuando los invito a todos a conocer de verdad la Doctrina Social de la Iglesia, no sueño con grupos de jóvenes sentados bajo los arboles discutiendo sobre ella. ¡Bien está eso! ¡Háganlo! Pero mi sueño es más ambicioso: deseo un millón de jóvenes cristianos, o mejor, toda una generación que sea para sus contemporáneos «la Doctrina Social con pies».Solamente transformarán la tierra aquellos que se entreguen a ella con Jesús y se dirijan, guiados por Él, hacia los marginados que vivien en medio de la suciedad. Involúcrense también ustedes en política y luchen por la justicia y la dignidad humana, y sobre todo por los más pobres. Todos ustedes son Iglesia. Procuren que nuestra Iglesia se transforme, que permanezca viva y se sienta aludida por los gritos de los que están privados de sus derechos, por las súplicas de los sufren y por quellos de los que nadie se ocupa.

Pónganse ustedes mismos en movimiento. Si son muchos los que lo hacen, el mundo será mejor y lo shombres experimentarán que el Espíritu de Dios actúa por medio de vosotros. Y así serán como antorchas que alumbren y hagan más claro a estos hombres el camino hacia Dios.

Hoy les entrego este pequeño y gran libro para que encienda en ustedes un fuego.

¡Yo rezo todos los días por ustedes! ¡Recen ustedes también por mí!

Papa Francisco

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El Buen Samariatno.Marko Ivan Rupnik.

Catedral de la Almudena (Madrid)

Ideas para crear un espacio de oración

Como sugerencia para crear un ambiente acogedor para el tiempo de oración, Si os es útil, podéis utilizar los materiales que porponemos:

Pensad qué símbolos (y su significado) pueden ser utiles en cada etapa del Itinerario.

Es preferible, cuando sea posible, reunirse mejor en una iglesia, intentando darle una belleza acogedora. La disposición interior es importante para una oración común. No se trata de hacer una restauración, sino crear un espacio que invite a la oración. A través de pequeños objetos, muy sencillos y económicos. Si no resultara posible rezar en la iglesia, será importante arreglar armoniosamente el lugar de la oración. La música instrumental puede calmarnos y acompañar nuestra respiración. En la oración es con Jesús con quien tratamos, entonces será deseable que todos los participantes miraran hacia una misma dirección.

Un lugar de oración llega a ser acogedor con muy poco: una cruz, una Biblia abierta, cierta iluminación, iconos... Mantener una luz discreta, que no ciegue, iluminando con pequeñas velas. Disponiendo las sillas en forma circular, permite crear un sentimiendo de fraternidad, de unión. Colocar una alfombra o un tapiz para depositar la Palabra en el espacio vacío del medio. Son algunas ideas. Todos estos símbolos tienen un significado.

Tratando la parábola del Buen Samaritano, puede ayudarnos poner, al lado de la Palabra de Dios, unas vendas, unas monedas, aceite... También el cartel con las palabras «Anda y haz tu lo mismo». Son elementos sencillos y fáciles de conseguir.

Los animadores estáis al servicio de la oración. La preparáis con delicadeza y seriedad. Poner la música de fondo, tal vez las guitarras o el órgano. Cada uno sabe los gustos de sus participantes. Nuestra tarea es ayudar a que este tiempo de oración sea una experiencia, permitiendo el silencio y recogimiento de los que participan en ella. Y terminar cantando. El canto es un símbolo de la alegría: nos hemos encontrado con Jesús y nos ha hablado. ¡Salgamos a anunciarlo!

Con las nuevas tecnologias, podéis enviar los enlaces de las canciones por vuestros grupos de WhatsApp. Es una forma de preparar la oración o que nos suenen las canciones. También, en caso de no disponer de reproductor de CD, los teléfonos suelen tener buena acústica.A falta de recursos, imaginación.Sabiendo que estamos en un momento de oración.

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ORATIO

ORATIONos dirigimos a Dios

AnimadorDedicamos ahora un tiempo de diálogo al Señor. Dejamos a un lado las preocuaciones que tenemos y centramos nuestra atención en la Palabra que hemos escuchado. Jesús está aquí presente y nos escucha.Dejemos que sea el Espíritu quien nos conduzca en este momento de oración. Dispongámonos y confiemos. Pidamos que nos ayude a descurbir su rostro en nuestro día a día, atreviéndonos a ir más allá de la Ley, hacia el amor. Él nos lo enseñará.

Escuchamos la PalabraProclamamos la parábola del Buen Samaritano. Página 69

Oración final

Animador: En silencio, contemplamos y oramos unos momentos a partir de la Palabra.

Tres lectores voluntarios para leer cada una de ellas. Están en la página 84. Respondemos: Danos un corazón semejante al tuyo.Y añadimos las peticiones espontáneas que cada uno desee exponer.

Animador: Para concluir, recitamos todos esta oración.Página 85.

Animador: Y terminamos la sesión intercambiando un abrazo de paz.

Podemos terminar cantando juntos una canción usada en la liturgia dominical. Por ejemplo: «Con vosotros está y no le conocéis».

Para el momento de oración, proponemos crear un ambiente de recogimiento y ambientado en el tema de hoy. Puede ser enriquecedor hacer este punto en la capilla dónde se encuentre el Sagrario o crear un lugar especial.Colocamos unas vendas y unas monedas en el centro de la sala o de la capilla, junto con la Sagrada Escritura abierta. Pondremos un cartel con la invitación del Evangelio: Anda y haz tu lo mismo.








RECONOCER


INTERPRETAR


ELEGIR





35

Canción (ver sugerencias en la hoja siguiente)

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Páginas 84-85

Otra canción que podemos aprender puede ser: Dios no puede más que darnos su amor (Taizé).

Encontaréis una sugerencia para el cartel de ambientación de la oración en la última página del cuaderno.

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Indicaciones finales

Próxima reunión: día, hora y lugar.Continuaremos con la Catequesis cuarta «Venid conmigo». Primera parte.

Nos vemos el domingo.Recordar las horas de las eucaristías dominicales que ofrece la parroquia.

Otros avisos: de la parroquia, aspectos que se quieran comentar.Agraceder a todos que hayan venido.








RECONOCER


INTERPRETAR


ELEGIR





35

La Vicaría para la Evangelización y Tansmisión de la Fe quiere conocer vuestros comentarios, experiencias y la vivencia que está teniendo vuestro grupo después de realizar esta etapa del itinerario. Podéis enviarlos a:

[email protected]

Muchas gracias

mailto:[email protected]

mailto:[email protected]

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An

da

y h

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tu

lo m

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Aquí tenéis la letra y un enlace para escuchar algunas canciones que sugerimos para el momento de oración en relación a la catequesis tercera.

Dios no puede más que darnos su amor (Taizé, CD Bendecid al Señor)

Dios no puede más que darnos su amor,nuestro Dios es ternura.

Bendice al Señor, alma mía,del fondo de mi ser su santo nombreDios es ternura.Bendecid al Sñor, alma mía.No olvides sus beneficios.Dios nos perdona.

El que todas tus culpas perdonay que cura todas sus dolencias.Dios es ternura.Rescata tu vida de la fosa.Te colma de amor y de ternura.Dios nos perdona.

El Señor hace justicia y defiende a los oprimidos.Dios es ternura.Manifestó sus caminosy sus maravillas a su pueblo.Dios nos perdona.

El Señor es compasivo y misericordioso.Dios es ternura.No nos trata según nuestros pecadosni nos paga según nuestras culpas.Dios nos perdona.

Escuchar «Dios no puede más que darnos su amor» de Taizéhttps://www.youtube.com/watch?v=YOQE7SIlV_g.

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https://www.youtube.com/watch?v=YOQE7SIlV_g

https://www.youtube.com/watch?v=YOQE7SIlV_g

Con vosotros está y no le conocéis

Con vosotros está y no le conocéiscon vosotrso está, su nombre es el Señor. (bis)

Su nombre es el Señor y pasa hambre, clama por la boca del hambriento, y muchos que lo ven pasan de largo a caso por llegar temprano al templo. Su nombre es el Señor y sed soporta, está en quien de justicia va sediento, y muchos que lo ven pasan de largo a veces ocupados en sus rezos.

Su nombre es el Señor y está desnudo, la ausencia del amor hiela sus huesos, y muchos que lo ven pasan de largo, seguros al calor de su dinero. Su nombre es el Señor y enfermo vive, y su agonía es la del enfermo, y muchos que lo saben no hacen caso: "tal vez no frecuentaban mucho el templo".

Su nombre es el Señor y está en la cárcel, está en la soledad de cada preso, y nadie lo visita y hasta dicen:"Tal vez no era uno de los nuestros". Su nombre es el Señor, el que sed tiene, quién pide por la boca del hambriento, está preso, está enfermo, está desnudo, pero Él nos va a juzgar por todo eso

Escuchar «Con vosotros está y no le conocéis»https://www.youtube.com/watch?v=xdKzk0NyNeU

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https://www.youtube.com/watch?v=xdKzk0NyNeU

https://www.youtube.com/watch?v=xdKzk0NyNeU

Amando hasta el extremo (Maite López, CD Amarás, 2006)

Déjame, Señor, mirarte bien por dentro,entrar en tu Corazón y dejarme seduciry que aumenten mis deseos de querer ser como Tú,conocerte internamente, amarte y seguirte más,apostar mi vida junto a ti.

Déjame verte, Señor,Amando hasta el extremo, dejándote la pielentregando las entrañas, tus entrañas de mujeren una toalla y un lebrillo, en un acariciar los piesen un mirarnos hasta el fondo sin nada que reprochary sin nada que pedir, y con tanto para dar.

Yo, el Maestro y el Señor, ya no puedo amaros más,pues como el Padre me ha amado, así os he amado yo.Os dejo mi vida entera en este Vino y este Pan,este Pan que soy yo mismo que me parto y que me doy,mi deseo es que os améis de corazón.

Yo también os quiero ver,Amando hasta el extremo, dejándoos la piel,entregando las entrañas como lo hace una mujer,en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,en un miraros hasta el fondo sin nada que reprochary sin nada que pedir y con tanto para dar.

Sí, te doy todo lo que soy para que sigas amando.La lucha por la justicia entra en esta intimidad,que se llena de personas y rostros que acariciar,que me impulsa desde dentro a comprometerme más.

Todos caben en tu Corazón,quiero seguirte, SeñorAmando hasta el extremo, dejándome la piel,entregando las entrañas, mis entrañas de mujer,en una toalla y un lebrillo, en un acariciar los pies,en un mirarlos hasta el fondo sin nada que reprochary sin nada que pedir y con tanto para dar.

Escuchar «Amando hasta el extremo» de Maite Lópezhttps://www.youtube.com/watch?v=jbmCtfTZO_k

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https://www.youtube.com/watch?v=jbmCtfTZO_k

https://www.youtube.com/watch?v=jbmCtfTZO_k

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Papa Francisco @Pontifex_es

El Evangelio nos llama a hacernos «prójimos» de los pobres y los abandonados, para ofrecerles una esperanza concreta.

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102Los más grandes en el Reino.J. Kirk Richards, 2012

ARZOBISPADO DE VALENCIAVICARÍA PARA LA EVANGELIZACIÓN Y TRANSMISIÓN DE LA FE

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Anda y haz tu lo mismo - evangelizacionvalencia.orgevangelizacionvalencia.org/.../uploads/2018/01/BuenSamaritano-IDF.pdf · Cuanto más participava sea la lectio divina, y más implicados