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Anécdotas papiroflexia

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Esta es la historia del cortometraje Papiroflexia contada desde el punto de vista de la chica, unas semanas después del incidente, a una amiga suya. Fíjate en las palabras en negrita y en el uso de los tiempos del pasado. Luego relee el cuadro inicial y divide la historia en partes de acuerdo con las preguntas que se hacen en el cuadro. Entiende las expresiones para reaccionar a las historias que escuchamos, y luego imagina que tú eres el chico del cortometraje y cuéntale la historia a un amigo.

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Page 1: Anécdotas papiroflexia

Situación Acontecimiento Desarrollo Desenlace

¿Cuándo fue?¿Dónde estabas?¿Con quién estabas?¿Qué estabas haciendo?¿Cómo era el lugar en el que estabas?¿Qué tiempo hacía?

¿Qué pasó? ¿Qué ocurrió luego?¿Cómo te sentías?¿Cómo reaccionaron los demás?

¿Cómo terminó todo?¿Cuál fue el resultado o la consecuencia?

Cuando....En 2010...

Entonces....De repente...

Después (de).... Al final...

Ahora sigue el mismo esquema y cuenta tu anécdota personal. Puedes elegir la que quieras:

• Algo que te pasó en alguno de tus viajes• Tu primer día en una ciudad extranjera o de otro estado de India• Tu primera cita• Un día que tuviste buena / mala suerte• El día más importante de tu vida• Un día que metiste la pata• ….

¿Cómo reaccionar ante una historia?

COMPARTIR ALEGRÍA COMPARTIR PENA O DECEPCIÓN

¡Qué bien!¡Qué suerte!

¡Qué pena!¡Qué lástima!¡Qué mala suerte!

EXPRESAR SORPRESA PEDIR MÁS DETALLES

¡Anda!¿Sí?¿De verdad?¿En serio?¡Uau!

¿Y cómo fue?¿Y qué pasó (después)?¿Y entonces?

Page 2: Anécdotas papiroflexia

Una anécdota de otoño

Un día yo estaba paseando por la calle, tranquilamente. Unos días antes me había peleado con mi jefe y estaba harta del trabajo. Quería distraerme. Era otoño y empezaba a hacer frío. Llevaba un abrigo marrón y un sombrero en la cabeza. Entré en una calle que no conocía y vi una librería que me llamó la atención. Decidí entrar, porque me encantan las librerías.

En la librería no había nadie, solo el librero envolviendo unos libros. Me metí entre las estanterías de libros, buscando algún libro interesante. Abrí un libro y lo ojeé; era un libro de relatos sobre mujeres. Me pareció interesante. La autora era una escritora conocida. Decidí comprarlo.

Entonces, cuando ojeaba el libro, me fijé en el librero. Yo estaba detrás de la estantería pero podía verlo entre los huecos de los libros. Era bastante guapo, la verdad. No podía dejar de mirarle. Él lo notó y me miró también a través de la estantería. ¡Qué susto! ¿Qué iba a pensar?

Bueno, ahora el librero ya se había dado cuenta, así que....decidí actuar. Saqué el pintalabios y me pinté los labios un poco, para estar más guapa. Después, me acerqué con el libro y se lo di sin decir nada. Él lo cogió y dejó de envolver los otros libros para envolver mi libro. Sacó un papel de envolver azul, muy bonito, diferente del papel marrón y aburrido con el que envolvía los otros libros.

Entonces me sonrió, y yo me puse nerviosa.

Cuando terminó de envolver el libro, yo iba a cogerlo, cuando me paró con la mano. Quería adornar el libro. El librero sacó unos papeles rosas de una cajita que estaba encima de la mesa, a un lado, y empezó a doblarlos para hacer alguna figurita de papel. Yo le sonreía, y él me sonreía a mí también. La verdad es que era muy guapo...

Hizo unas maripositas de papel, y las pegó en el papel que envolvía el libro. Pero eso no fue todo. Después, sacó otro papel rosa de una esquina de la mesa, y yo me volví a reír. ¿Qué figura iba a hacer ahora?

Las miradas entre nosotros ya eran coqueteo, claramente. Además, me hizo una rosa roja de papel. La cogí y la olí como si fuera una rosa de verdad. Iba a decir algo, cuando de pronto entró una clienta en la librería. ¡Qué mala suerte!

La clienta era una clienta habitual, creo, porque saludó al librero por su nombre (Luis) y le pidió unos libros. La clienta era una señora rubia, un poco mayor para el librero, pero por la sonrisa de ella yo podía ver que también le gustaba el chico...¡Ya te digo que era un chico muy guapo! Pero él no le sonreía a ella como me sonreía a mí antes...

Además, los libros que le dio a la clienta rubia eran esos libros en papel marrón y aburrido que estaba envolviendo cuando yo entré en la tienda. En cambio, él envolvió MI libro en un papel precioso y con todas esas figuritas de papel...La clienta se dio cuenta, y su cara cambió. Ya no sonreía. Miró mis libros con sorpresa y disgusto, y luego miró al librero enfadada. Pero yo salí de la tienda casi corriendo, no quería quedarme...A lo mejor se peleaban.

Al final, con las prisas, me olvidé de pagar...aunque el librero tampoco me dijo nada. El libro estaba envuelto como un regalo, era un regalo...

Seguí paseando, me sentía muy feliz. Sin duda, volvería a la librería, uno, para pagar el libro, y dos, para ver al librero otra vez...Y para darle mi número de teléfono.