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EL SÍNDROME DEL PRODUCTO TERMINADO Desgraciadamente, a los seres humanos nos ataca el Síndrome del producto terminado, el cual consiste en creer que todo lo sabemos y que ya nada tenemos que aprender y, al igual que un producto terminado, por muy perfecto que este sea, nada más le falta ser consumido para terminar así su razón de ser. En forma similar, el ser humano que considera que a sí mismo ya nada se le puede agregar, está listo para ser empacado en su estuche de lujo y ser despedido en forma solemne en el cementerio de preferencia. La gran capacidad para cambiar es la primera lección por aprender, ya que renunciar al cambio, es renunciar a ser mejores, por lo tanto, tenemos que ser ante todo aprendices por excelencia, haciendo de nuestro entorno un medio de capacitación permanente, que nos permita crecer en forma constante hasta el fin de nuestra existencia con la humildad y la autoestima suficiente, para valorarse a uno mismo y, al mismo tiempo, subordinarse a fines y principios superiores. “HAY QUE SER APRENDICES POR EXCELENCIA”.

ANEXO 3.- EL SÍNDROME DEL PRODUCTO TERMINADO

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Page 1: ANEXO 3.- EL SÍNDROME DEL PRODUCTO TERMINADO

EL SÍNDROME DEL PRODUCTO TERMINADO

Desgraciadamente, a los seres humanos nos ataca el Síndrome del producto terminado, el

cual consiste en creer que todo lo sabemos y que ya nada tenemos que aprender y, al

igual que un producto terminado, por muy perfecto que este sea, nada más le falta ser

consumido para terminar así su razón de ser.

En forma similar, el ser humano que considera que a sí mismo ya nada se le puede

agregar, está listo para ser empacado en su estuche de lujo y ser despedido en forma

solemne en el cementerio de preferencia.

La gran capacidad para cambiar es la primera lección por aprender, ya que renunciar al

cambio, es renunciar a ser mejores, por lo tanto, tenemos que ser ante todo aprendices

por excelencia, haciendo de nuestro entorno un medio de capacitación permanente, que

nos permita crecer en forma constante hasta el fin de nuestra existencia con la humildad y

la autoestima suficiente, para valorarse a uno mismo y, al mismo tiempo, subordinarse a

fines y principios superiores.

“HAY QUE SER APRENDICES POR EXCELENCIA”.