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Modos de Producción y Formaciones Socioeconómicas ÁNGEL PALERM

Ángel Palerm - Modos de produccion y formaciones socioeconómicas

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  • Modos de Produccin

    y Formaciones Socioeconmicas

    NGEL PALERM

  • Modos de Produccin y Formaciones Socioeconmicas

    NGEL PALERM

  • PORTADA: BAXTERETXEA.

    PRIMERA EDICIN, 1976; EDITORIAL EDICOL, MXICO.

    SEGUNDA EDICIN, 1986: EDICIONES GERNICA S.A. PASEO DE LA REFORMA # 11 MXICO, D.F.

    NGEL PALERM. HEREDEROS ISBN 968-6642-14-5 ..

    IMPRESO Y HECHO EN MXICO

    PRINTED AND MADE IN MXICO

    ndice

    INTRODUCCIN .......................................... 7

    I. MARX 1. La formulacin general de la teora:

    modo de produccin formacin socioeconmica ....................................... 15

    Textos ........................................................ 18 2. Sobre las formaciones que preceden a la

    produccin capitalista ............................... 27 Textos ........................................................ 31

    3. La formulacin especfica del modo capitalista de produccin .......................... 45

    Textos ......................................................... 54

    II. LUXEMBURGO 1. El capitalismo imperialista, las colonias y

    la teora de los modos de produccin 75 2. El proceso de reproduccin ampliada del

    capital y la articulacin de los modos de produccin ......................................... 85

    Textos ........................................................ 87

    III. WITTFOGEL 1. Marx, Engels y Lenin

    sobre el modo asitico de produccin 99 Textos ........................................................ 103

  • 2. La teora de las sociedades hidrulicas y el modo asitico de produccin . . . 113

    Textos ........................................................... 116 3. La teora del despotismo oriental

    y el modo asitico de produccin .... 123 Textos ........................................................... 125

    IV. CHAYANOV, KULA y POLANYI 1. La cuestin del modo campesino de

    produccin ............................................... 133 Textos ........................................................... 140

    2. La teora econmica del feudalismo . . . . ......... 151 Textos ........................................................... 157

    3. Las sociedades precapitalistas y las economas sin sistema de mercado ... 167

    Textos ......................................................... 171

    V. PREOBRAYENSKI 1. La teora de la acumulacin

    socialista primitiva ........................................ 181 Textos ........................................................... 188

    2. La articulacin de modos de produccin bajo el sistema socialista ............................. 195

    Textos ............................................................ 197

    PARA UNA DISCUSIN PROGRAMTICA....................................... 203

    APNDICE BIBLIOGRFICO 209

    Introduccin

    En las publicaciones y discusiones ms recientes de so-ciologa, antropologa social, historia, economa y pol-tica, se advierte, tanto en Amrica Latina como en el resto del mundo, una tendencia muy acentuada al empleo de los trminos "modo de produccin" y "formacin, socioeconmica". Ambos conceptos, indisolublemente li-gados entre s, pertenecen, por supuesto, a la teora gene- ral de Marx. De manera ms especfica, pertenecen a su sistema dialcticamente unificado de investigacin, an-lisis e interpretacin de la sociedad y la historia. Quiz no sea exagerado aadir que este sistema constituye la contribucin ms importante, fecunda y duradera de Marx a la teora y al mtodo histrico-social.

    El nuevo lenguaje que estn adoptando las ciencias-sociales refleja, ello es evidente, el inters actual del mundo acadmico por la teora de Marx, despus de muchos aos de haberla excluido, en su propio perjuicio, de los recintos universitarios. Sin embargo, debe reconocerse que el mero uso de una terminologa no garantiza por necesidad su comprensin profunda, ni mucho menos su aplicacin correcta y productiva. Muchas veces se ha visto utilizar palabras en apariencia noveles, simplemente para recubrir hechos viejos y presentar como inditas las mismas fatigadas interpretaciones del pasado. De esta manera se ayuda, en efecto, a eludir la tarea indispensable de realizar una verdadera reflexin terica, que con-

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  • duzca a un entendimiento ms profundo de los fenme-nos sociales e histricos.

    Existe por otra parte, al lado del inters genuino y saludable por la teora de Marx, un poderoso ingrediente de moda cientfica y hasta de oportunismo poltico en la adopcin de su terminologa por parte de los profesio-nales de las ciencias sociales. Semejante inclinacin pue-de llegar a revelarse como un fenmeno enteramente banal e incluso frvolo, parecido al que en su momento produjo, toda proporcin guardada, la imitacin del os-curo vocabulario existencialista de Sartre, del lenguaje mgico de Lvi-Strauss y del estructuralismo idealista de Althusser. Por estos caminos, en los que se sigue ms al deseo de novedad que a la urgencia de la profundiza-cin terica, se acaba casi fatalmente en algn pantano de alienacin verbal.

    Nada puede resultar ms opuesto a la actitud terica y al mtodo de Marx que la fatigosa y vaca apelacin a su terminologa y la incesante discusin escolstica que tiene lugar, en algunos medios, sobre la interpretacin de sus textos. El progreso de la teora no descansa en esta suerte de actividades, sino en la expansin real del cono-cimiento obtenido por medio de la investigacin estimula-da por el ejercicio de la teora; es decir, en la relacin dialctica existente entre la teora, la realidad social y la praxis cientfica.

    La investigacin, escriba Marx en el Postfacio a la segunda edicin alemana del Capital, "tiene que apro-piarse del material en detalle, analizar sus diversas for-mas de desarrollo, trazar sus conexiones internas. Slo despus de realizar este trabajo puede describirse adecua-damente el movimiento real". Numerosos autores con-temporneos prefieren, sin embargo, sustituir la realidad social e histrica por su reflejo transitorio en los textos de Marx, y tratan la obra escrita de Marx como si cons-tituyera el universo verdadero de la investigacin.

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    A los riesgos evidentes creados por la comprensin superficial e inadecuada de los conceptos de Marx y por el empleo trivial y escolstico de su terminologa, resulta indispensable agregar aquellos que proceden del falsea-miento y la distorsin, con frecuencia deliberados, de la teora de los modos de produccin. En efecto, durante muchos aos los cientficos sociales comprometidos con la ideologa capitalista y con las corrientes stalinistas co-laboraron en la ingrata tarea de adulterar y aun suprimir las ideas de Marx y de Wittfogel sobre el modo asitico de produccin, lo mismo que las contribuciones de Rosa Luxemburgo al estudio de los sistemas coloniales esta-blecidos por el capitalismo. La mutilacin y eliminacin de los textos marxistas correspondientes, fue acompaa-da por una implacable represin burocrtica de cualquier intento de aplicar el mtodo de Marx al anlisis y discu-sin tanto del modo socialista de produccin como de las sociedades campesinas. La persecucin est ejemplificada tristemente por los casos de Chayanov y Preobrayenski, desaparecidos durante las purgas stalinistas.

    La experiencia histrica ensea, sin embargo, que el efecto ms notable de las represiones no consiste en supri-mir la continuidad de la labor intelectual, ni en detener el avance cientfico, sino en esterilizar el propio pensa-miento y la obra de los inquisidores y de los comisarios. As lo muestra, otra vez, el extraordinario renacimiento actual de la teora de los modos de produccin y la fe-cundidad de sus aplicaciones a cuestiones tales como las sociedades campesinas, el sistema colonial y las civiliza-ciones antiguas del Viejo y del Nuevo Mundo. Tanto los cultivadores anacrnicos del marxismo talmdico como los formalistas acadmicos, se han visto obligados a in-corporarse a las poderosas corrientes de una ciencia so-cial renovada por el marxismo crtico.

    Ante este extraordinario cmulo de circunstancias, no es de sorprender que los resultados de la aplicacin

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  • de la teora de los modos de produccin publicados hasta ahora, muestren una asombrosa diversidad de calidades cientficas y de intenciones polticas. Aunque en este libro no intento denunciar, ms all de lo que ya he dicho, la esterilidad de los seguidores de modas y la mediocridad de los servidores de las diferentes burocracias polticas y acadmicas, el tono y el estilo resultarn por necesidad polmicos. Ser as, porque mi intencin principal consiste en contribuir a recuperar el vigor y la originalidad de un aspecto fundamental de la teora marxista. Tal propsito no puede cumplirse sin una repetida lectura crtica de los textos capitales, lo mismo de Marx que de otros autores marxistas y, lo que es an ms importante, sin un anlisis igualmente crtico de las aplicaciones que se han hecho de la teora.

    En ltimo anlisis, conviene insistir en que la funcin decisiva de la teora consiste en generar nuevas in-vestigaciones, que a su vez contribuirn a modificar la teora, manteniendo as la constante y necesaria relacin dialctica entre la elaboracin terica y la praxis de la investigacin. En este movimiento incesante entre la teora y la realidad se funda el progreso cientfico.

    En esto consiste, entonces, el proyecto principal del presente volumen. Creo ser congruente, de esta manera, con el estado actual de la cuestin de los modos de produccin, todava sometida a un serio y extenso debate cientfico. Se trata, asimismo, de permanecer leal al mtodo marxista, que procura aproximarse a los problemas sin dogmatismo, con espritu crtico y con intencin y estilo polmicos.

    El volumen est organizado con la intencin de fa-cilitar al estudioso una coleccin introductoria de textos fundamentales sobre el proceso de elaboracin de la teora de los modos de produccin, desde Marx a los autores contemporneos, y sobre algunas cuestiones que actualmente parecen atraer con ms fuerza el inters de

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    los investigadores. En consecuencia, las anotaciones y re-ferencias bibliogrficas se han reducido a lo indispensa-ble. Sera pueril tomar esta seleccin como algo ms que una introduccin al problema; no hay sustituto posible a la lectura y comentario crtico de las obras comp letas, que tienen su propia lgica interna y un desarrollo pecu-liar a cada autor.

    La primera seccin, (I. Marx), incluye una seleccin de textos de K. Marx, que son especialmente relevantes en relacin: 1) a la formulacin general de la teora de los modos de produccin-formaciones socioeconmicas 2) a las formaciones que preceden a la produccin capi-talista, y 3) a la formulacin especfica del modo capitalista.

    La segunda seccin (II. Luxemburgo) recoge una se-leccin de textos de Rosa Luxemburgo, que se refie-ren al desarrollo del capitalismo imperialista, a la forma-cin del sistema colonial y a las relaciones entre los dos. Son relevantes, de manera particular, para la discusin actual sobre el llamado modo "colonial" de produc-cin.

    La tercera seccin (III. Wittfogel) rene textos de Karl A. Wittfogel sobre el modo asitico de produccin la teora de las sociedades hidrulicas y las formas des-pticas de organizacin poltica.

    La cuarta seccin (IV. Chayanov, Kula y Polanyi) recoge una seleccin de textos de A.V. Chayanov de Witold Kula y de Karl Polanyi sobre la teora de la so-ciedad campesina, el modo feudal de produccin y las sociedades precapitalistas.

    La quinta seccin (V. Preobrayenski) rene textos de E. Preobrayenski sobre el proceso de acumulacin so- cialista y la naturaleza del nuevo modo de produccin, que con seguridad son los temas ms importantes y me- nos elaborados hasta ahora de la teora de los modos de produccin.

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  • En una seleccin final he procurado poner de relieve algunas cuestiones esenciales de mtodo y teora que surgen de la lectura crtica de los textos y me he esforzado en indicar lo que parecen ser, en estos momentos, las lneas principales de inters para la investigacin histrico-social.

    He dividido los textos citados en prrafos numerados consecutivamente para cada uno de los autores seleccionados. De esta manera he credo facilitar las referencias que se hacen dentro del volumen, y las que en el futuro puedan hacerse a l. Los textos se reproducen respetando la integridad de las frases y por lo general en la misma secuencia que les dio su autor. Las discontinuidades inevitables se indican con puntos suspensivos.

    Por ltimo, he agregado un pequeo apndice bi-bliogrfico, que incluye, junto a los trabajos citados en el texto, una serie de obras recientes cuyo estudio parece fundamental para comprender el estado actual de la cuestin que nos ocupa en este volumen. Por supuesto, el apndice carece de cualquier intencin exhaustiva. Se traa, simplemente, de una gua para facilitar el estudio.

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    1. MARX

  • La Formulacin General de la Teora: Modo de Produccin-Formacin Socioeconmica

    Nuestro punto de partida indispensable est en un texto de Marx, con justicia famoso por su extraordinaria cla-ridad y concisin. Me refiero al Prefacio a la Contri-bucin a la crtica de la economa poltica.1 A pesar de haber sido reproducido con tanta frecuencia, conviene re-petirlo aqu. El Prefacio constituye el ncleo de la teora general sobre los modos de produccin y las formaciones socioeconmicas; es decir, del instrumento fundamental elaborado por Marx para el estudio e interpretacin tanto de las estructuras sociales como de sus procesos de desarrollo. Por otra parte, quiz en ningn otro lugar Marx

    1 El ttulo del original alemn es Zur Kritik der Politischen konomie, Berln, 1859. Aunque existen numerosas ediciones en espaol, al igual que en otras lenguas, ut i l izo las versiones de J. Merino (Contribucin a la critica de la economa poltica, Comunic acin, Madrid, 1970) y de N.I. Stone (A contribution to the critique of political economy, Charles H. Kerr and Co., Chicago, 1904). El texto que se incluye en este volumen ha sido cotejado y modificado, cuando ha sido necesario, con la edicin alemana ms autorizada, Karl Marx, Friedrich Engels, Werke, Band 13, Dietz Verlag, Berln, 1971, pp. 7-11.

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  • lleg a una sntesis ms lcida y completa de su pen-samiento.

    Desde el punto de vista de la formacin de la teora marxsta, la posicin cronolgica de la obra es muy sig-nificativa. En 1859, fecha de aparicin de la Crtica, haca ms de diez aos que Marx y Engels haban publicado el Manifiesto comunista y escrito la Ideologa alemana, que qued sin publicar por largo tiempo. Asimismo, haban aparecido el Discurso sobre el libre cambio, la Miseria de la filosofa y las famosas colaboraciones al New York Daily Tribune sobre el Oriente. Marx estaba entregado, durante la redaccin de la Crtica, a sus estudios de economa y a la preparacin de los diversos y numerosos manuscritos que deban servirle para la versin publicada aos ms tarde del Capital.

    Quiero decir con esto que en 1859 Marx haba rea-lizado su ruptura dialctica con la filosofa de Hegel y con el socialismo llamado utpico; haba adoptado la idea de la lucha de clases como motor de la historia, y haba realizado los avances ms decisivos en su anlisis de las formaciones socioeconmicas de Occidente y Oriente. En consecuencia, resulta indiscutible la madurez terica del texto incluido a continuacin, que posee, adems, una autoridad de primer rango entre las diversas formulaciones de Marx.

    Sera errneo, sin embargo, buscar en estos textos una definicin acabada o bien una descripcin extensa del concepto de modo de produccin. En primer lugar, resulta evidente que en esta poca las investigaciones de Marx apuntaban hacia muchas direcciones; sus intereses pare-cen ser predominantemente programticos y mucho ms exploratorios que analticos.

    En segundo lugar, el modo de produccin es una abs-traccin, tanto ms vlida cuanto ms abstracta, que ad-quiere concrecin a medida que pierde generalidad. Es

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    decir, a medida que se utiliza en el plano analtico para examinar la estructura, el funcionamiento y el proceso histrico de una sociedad determinada. Esta es una ta-rea que Marx emprende, de manera completa, slo en re-lacin al capitalismo. Es ah entonces, o sea, en el Capital, donde hay que buscar la formulacin especfica y deta-llada de un modo de produccin particular.

    Otro grave error, del que he procurado escapar, es aquel en que se incurre con mucha frecuencia: el de tra-tar de explicar a Marx mejor de lo que l se explica a s mismo. Nadie ha podido superarlo en esto, quiz porque Marx, al no ser marxista, tampoco congel sus ideas en categoras fijas. Por el contrario, las mantuvo siempre bajo crtica y sujetas a revisin constante. Con esta mis-ma actitud debe realizarse esta lectura.

    Quiz resulte necesaria otra advertencia preliminar. En la poca en que Marx escriba este manuscrito, el len-guaje tcnico de las ciencias sociales apenas exista, ex-cepto probablemente en el caso de la economa. Resulta errneo, por eso mismo, conceder excesivo valor a algu-nas expresiones y trminos cuyo sentido todava no haba sido formalizado y estn, entonces, muy lejos de poder interpretarse de manera estricta y siempre de la misma forma. Las discusiones sobre el "verdadero" sentido de muchos trminos de Marx son, desde ciertos puntos de vista, tan estriles como las lecturas talmdicas que sue-len hacerse de sus textos.

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  • Textos

    (1) Mis investigaciones me condujeron a la conclusin de que las relaciones jurdicas, as como las formas del Estado, no pueden comprenderse por s mismas, ni expli- carse por el llamado desarrollo general del espritu huma no, sino que estn enraizadas en aquellas condiciones materiales de la existencia que Hegel, a la manera de los ingleses y franceses del siglo XVIII, resuma bajo el nom bre de "sociedad civil"; la anatoma de esta sociedad civil hay que buscarla en la economa poltica...

    (2) La conclusin general a que llegu y que, una vez obtenida, me sirvi de gua para mis estudios, puede for- mularse brevemente de este modo: En la produccin so- cial que los hombres realizan, stos entran en relaciones definidas, que son indispensables e independientes de su voluntad; estas relaciones de produccin corresponden a un estadio determinado de desarrollo de sus poderes materiales de produccin. La suma total de estas relacio- nes de produccin constituye la estructura econmica de la sociedad, el fundamento real, sobre la cual se ele- van las superestructuras jurdicas y polticas, a las que corresponden formas definidas de conciencia social.

    (3) El modo de produccin en la vida material condi-ciona el carcter general de los procesos de la vida social, poltica y espiritual. No es la conciencia de los hom-

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    bres lo que determina su existencia, sino, por el contra-rio, es su existencia social lo que determina su conciencia.

    (4) En un cierto estadio de su desarrollo, las fuerzas materiales de produccin de la sociedad entran en con- flicto con las relaciones de produccin existentes, o, lo que no es ms que su expresin jurdica, con las relacio- nes de propiedad en cuyo interior se haban movido has- ta entonces. De formas de desarrollo de las fuerzas de produccin, estas relaciones se convierten en trabas. Se abre entonces un perodo de revolucin social.

    (5) Con el cambio producido en la base econmica, se transforma ms o menos rpidamente toda la inmensa su- perestructura. Al considerar tales transformaciones debe distinguirse siempre la transformacin material de las con- diciones econmicas de la produccin, que se puede com- probar con la precisin que tiene la ciencia natural, y las formas jurdicas, polticas, religiosas, estticas, o filo- sficas, ideolgicas, mediante las cuales los hombres to- man conciencia del conflicto y luchan entre s. As co- mo nuestra opinin de un individuo no se basa en la idea que l tiene de s mismo, tampoco podemos juzgar tal periodo de transformacin por su propia conciencia; por el contrario, es preciso explicar esta conciencia a par- tir de las contradicciones de la vida material, del conflic- to existente entre las fuerzas sociales de produccin y las relaciones de produccin.

    (6) Una formacin social nunca desaparece antes de haber desarrollado todas las fuerzas productoras que puede contener, y las relaciones de produccin nuevas y superiores nunca aparecen antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado en el seno de la vieja sociedad. Por eso, la humanidad se propone siempre slo aquellos problemas que puede resolver, ya que,

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  • mirando de cerca, se ver siempre que estos problemas se presentan slo cuando las condiciones materiales para resolverlos ya existen o se encuentran en proceso de for-macin.

    (7) Esbozados a grandes rasgos, los modos de produc-cin asitico, antiguo, feudal y burgus moderno, pueden ser designados como otras tantas pocas progresivas de la formacin socioeconmica. Las relaciones de produc-cin burguesas son la ltima forma antagnica del pro-ceso social de produccin, no en el sentido del antagonis-mo individual, sino de aquel que surge de las condiciones que rodean la vida de los individuos en sociedad; las fuerzas productoras que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa crean, al mismo tiempo, las condicio-nes materiales para resolver este antagonismo. Esta for-macin social constituye, en consecuencia, el captulo final del estadio prehistrico de la sociedad humana.

    Al escribir el Prefacio a la Crtica publicada en 1859, de donde proceden los textos anteriores, Marx menciona un prlogo general que suprime de la publicacin, ya que segn l anticipaba resultados que estaban todava por demostrar. De este Prlogo, conservado en manuscrito hasta despus de la muerte de Marx, los ahora famosos Grundrisse, provienen los textos siguientes, que se refie-ren asimismo al problema modos de produccin-forma-ciones socioeconmicas.2

    2 Utilizo nuevamente la traduccin al espaol de J. Merino (Contribucin a la crtica de la economa poltica, Comunicacin, Madrid, 1970), cotejada y modificada, cuando ha sido nece-sario, con el original alemn Enleitung (Zur Kritik der Politischen konome), publicado en Karl Marx, Friedrich Engels, Werke, Band 13, Dietz Verlag, Berln, 1971, pp. 615-642. He usado tam-bin la versin francesa, Fondements de la critique de l conomie politique, Anthropos, Pars, 1968, 2 vols.

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    Los textos revisten un extraordinario inters, no slo porque contribuyen a completar la teora general de los modos de produccin, expuesta todava de manera muy esquemtica en el Prefacio, sino tambin porque plantean, por primera vez, el problema de la articulacin entre diversos modos de produccin dentro de una misma formacin socioeconmica. Ser, precisamente, a partir del problema de la articulacin y del modo de produccin dominante, que Luxemburgo desarrollar sus ideas sobre el sistema colonial, Chayanov su anlisis de la economa campesina y Preobrayenski su teora de la acumulacin socialista. El texto resulta tener, entonces, importancia crucial en la teora marxista.

    (8) Cuando se trata de produccin, se trata de la produccin en un estadio determinado de desarrollo social y de la produccin realizada por individuos sociales. Por eso puede pensarse que al hablar de la produccin es preciso o bien seguir el proceso de desarrollo social en sus diferentes fases, o declarar desde el comienzo que se trata de una poca histrica determinada, como por ejemplo la produccin burguesa moderna, que en realidad es nuestro verdadero tema. Sin embargo, todas las pocas de la produccin poseen rasgos distintivos en comn, determinaciones generales. La produccin en general es una abstraccin, aunque sea una abstraccin razonable, ya que en realidad pone de relieve y fija el carcter comn y por consiguiente nos evita las repeticiones.

    (9) Sin embargo, esta generalidad, o conjunto de elementos discernidos por medio de la comparacin, est organizada de una manera compleja y diverge en diversas determinaciones. Algunas pertenecen a todas las pocas; otras son comunes slo a algunas de ellas. Ciertas determinaciones son comunes a la poca ms moderna y a la ms antigua. Sin ellas no podra concebirse ninguna produccin. S los idiomas ms desarrollados tienen leyes y

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  • caracteres determinados en comn con los menos desa-rrollados, lo que constituye su desarrollo es, precisa-mente, aquello que los diferencia de estos elementos ge-nerales y comunes. Las determinaciones que valen para la produccin en general deben ser separadas con preci-sin, a fin de no perder de vista las diferencias esencia-les que existen en razn de la unidad que surge del hecho de que el sujeto, la humanidad, y el objeto, la natura-leza, son los mismos...

    (10) Si no existe produccin en general, tampoco existe produccin general. La produccin es siempre pro- duccin particular de una rama por ejemplo, la agri- cultura, la ganadera, las manufacturas, etc. o bien es su totalidad. Sin embargo, la economa poltica no es la tecnologa. La relacin entre las determinaciones genera- les de la produccin en un estadio social dado y las for- mas particulares de la produccin, debe estudiarse ms adelante y en otro lugar.

    (11) Finalmente, la produccin tampoco es slo par- ticular. Por el contrario, siempre es un cuerpo social da- do, un sujeto social, quien ejerce su actividad en una totalidad ms o menos considerable de ramas de produc- cin. Aqu no es el lugar adecuado para considerar la relacin existente entre la representacin cientfica y el movimiento real. Tenemos que distinguir entre la pro- duccin en general, la produccin particular por ramas, y la totalidad de la produccin...

    (12) Toda produccin es una apropiacin de la na- turaleza realizada por individuos que viven dentro y por medio de una forma social determinada. En este sentido constituye una tautologa decir que la propiedad (la apro- piacin) es una condicin de la produccin. Pero es una ridiculez pasar de ah a una forma determinada de pro- piedad, como por ejemplo la propiedad privada (que

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    tiene como condicin, por lo dems, una forma anta-gnica, la no-propiedad). La historia muestra la pro-piedad comn (entre los hindes, los eslavos, los celtas antiguos, etc.) como la forma primitiva de propiedad, una forma que por largo tiempo desempe un papel importante bajo la forma de propiedad comunal...

    (13) . . .Cada forma de produccin crea sus propias relaciones jurdicas, sus formas de gobierno, etc. La vul- garidad y la incomprensin consisten, precisamente, en no relacionar unas con otras sino de manera fortuita, en no ligar... lo que ya se encuentra orgnicamente unido...

    (14) Todas las conquistas suponen tres posibilidades. El pueblo conquistador somete al conquistado a su pro- pio modo de produccin (como los ingleses a Irlanda en este siglo, y en parte a la India); o bien deja subsistir el antiguo modo y se contenta con obtener tributos (como los turcos y los romanos); o bien se establece una accin recproca que produce algo nuevo, una sntesis (como en parte en las conquistas germanas).

    (15) En todos los casos, el modo de produccin, tanto el de los pueblos conquistadores como el de los conquistados o el que procede de la combinacin de ambos, resulta decisivo para el establecimiento de una nueva distribucin. Aunque sta aparezca como una condicin previa del nuevo periodo de produccin, ella misma es un producto de la produccin, no slo de la produccin histrica en general sino de una produccin histrica determinada...

    (16) . . .Las categoras ms abstractas, a pesar de su validez para todas las pocas y ello precisamente a causa de su abstraccin son, no obstante, en lo que hay de determinado en esta abstraccin, el producto de condiciones histricas y no poseen plena validez sino bajo estas condiciones y dentro de su marco.

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  • (17) La sociedad burguesa es la organizacin hist- rica de la produccin ms desarrollada y ms diferencia- da. Las categoras que expresan sus relaciones y permi- ten comprender su estructura, permiten comprender al mismo tiempo las relaciones de produccin de todas las formas sociales en desaparicin sobre cuyas ruinas y ele- mentos se halla edificada, y cuyos vestigios que an no ha dejado atrs lleva arrastrando mientras no desarro- lla por completo lo que antes estaba apenas indicado. . . La economa burguesa nos da as la clave de la anti- gua, etc. . .

    (18) Puesto que la sociedad burguesa no es en s ms que una forma antagnica de desarrollo, se encuentran en ella ciertas relaciones que pertenecen a formas anterio- res, pero que no estn en su propio atuendo sino trans- vestidas, como es el caso de la propiedad comunal. Por consiguiente, si bien es verdad que las categoras de la economa burguesa resultan ciertas tambin para otras formas sociales anteriores, esto debe tomarse cum grano sals, ya que pueden contenerlas sin desarrollar, atrofia- das, caricaturizadas, etc., pero siempre esencialmente dis- tintas. . .

    (19) En todas las formas sociales existe una produc- cin determinada que es superior a las dems; las rela- ciones que sta engendra asignan a las dems produccio- nes y a las relaciones que stas a su vez engendran, sus rangos e influencias respectivas. Se trata de una especie de luz general que baa a todos los colores y modifica sus tonalidades particulares. Es como un ter particular que determina el peso especfico de todas las cosas. . .

    (20) Por ejemplo, en los pueblos pastores [en los que] existe cierta forma espordica de agricultura. . . la pro- piedad de la tierra se halla determinada por la agricul-

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    tura. . . En los pueblos sedentarios que tienen agricultura predominante. . . como en la antigedad y en el feuda-lismo, la industria y su organizacin y las formas de pro-piedad que le corresponden, tienen tambin, ms o menos, los rasgos caractersticos de la propiedad de la tierra. . . En la Edad Media las relaciones de la ciudad imitan la organizacin del campo. El mismo capital en tanto que no sea siempre capital monetario es decir, visto como equipo tradicional del artesanado, etc., etc., tiene este carcter de propiedad rstica. En la sociedad burguesa ocurre lo contrario. La agricultura se transforma ms y ms en una simple rama de la industria y es dominada enteramente por el capital...

    (21) Sera falso, entonces, colocar las categoras eco-nmicas en el orden histrico segn el cual han tenido una accin determinante. Su orden est determinado mucho ms por medio de sus relaciones mutuas dentro de la sociedad burguesa moderna, y es el contrario del que sugiere su relacin natural o del que corresponde a la secuencia de su desarrollo histrico. No se trata del lugar que las relaciones econmicas ocupan en la sucesin histrica de las diferentes formas sociales. . , Se trata de la conexin orgnica que guardan en el interior de la sociedad burguesa moderna. . .

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  • Sobre las Formaciones que Preceden a la Produccin

    Capitalista

    La lectura de los textos anteriores, y de manera especial la del prrafo (8), indica que la preocupacin principal de Marx al escribir la Crtica, su "verdadero tema", con-sista en esclarecer el modo capitalista de produccin y la formacin social correspondiente. Quiero decir que su in-ters no estaba dirigido hacia el problema histrico del origen y desarrollo del capitalismo a partir de los modos de produccin anteriores. Incluso Marx aconseja en contra de colocar las categoras econmicas en su probable secuencia de aparicin histrica, ya que de lo que se trata, escribe, es de estudiar su "conexin orgnica.. . en el interior de la sociedad burguesa moderna" (prrafo (21)).

    Es posible que esta afirmacin programtica, que ms tarde se realiz plenamente en el Capital, sea lo que ha hecho pensar a algunos autores en un Marx estructura-ralista y ahistrico a la moda parisina reciente. Resulta suficiente, sin embargo, comparar estos textos con el Manifiesto y con La ideologa alemana, por ejemplo, para concluir que el marxismo es, por encima de todo, una teo-

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  • ra de la evolucin de las formas sociales. De todas maneras, el documento decisivo que permite restablecer en su integridad el pensamiento y el mtodo histrico-evo-lucionista y a la vez estructuralista de Marx, corresponde, precisamente, al mismo perodo de redaccin de la Crtica y de elaboracin de los materiales para el Capital. Me refiero, claro est, a la parte de los Grundrisse conocida como los Formen, a la que pertenecen los textos que se reproducen ms adelante, y que no fueron conocidos de manera completa y amplia sino hasta la dcada de 1950.

    En los textos de la Crtica citados ms arriba, aparece tambin y con cierta agudeza la preocupacin histrica, aunque no sea la dominante y est oscurecida por el anlisis estructural (sincrnico) de las categoras eco-nmicas. Se afirma all, por ejemplo, que el modo capi-talista, o cualquier otra formacin particular, no pueden analizarse ni comprenderse sin recurrir a una teora ge-neral, cuyo carcter abstracto la haga vlida "para todas las pocas". Sin embargo, se agrega, la abstraccin no adquiere "plena validez" sino dentro del marco de las condiciones histricas concretas (prrafo (16)). En el prrafo (7) Marx escribe que, "esbozados a grandes ras-gos, los modos de produccin asitico, antiguo, feudal y burgus moderno, pueden ser designados como otras tantas pocas progresivas de la formacin socioeconmica". Sin detenerse ahora a examinar la exactitud de esta se-cuencia histrica, que es indudablemente errnea, es claro que Marx estaba proponiendo un esquema general del desarrollo social.3

    3 Sobre el problema de las secuencias histricas reales y de la secuencia abstracta de Marx, vase la introduccin de Eric J. Hobsbawm a !a versin inglesa de los Formen (Karl Marx; Precapitalist economic formations, International Publishers, Nue-va York, 1965). Tambin mi ensayo "Evolucionismo: unilineal; multilineal (ngel Palerm, Agricultura y sociedad en Mesoa-mrica, Sep-Setentas, Mxico, 1972).

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    Cuando se estudian en su conjunto, como debe hacer-se, los materiales procedentes de la Crtica y de los Grundrisse, lo que aparece con extrema claridad es el es-fuerzo de Marx para construir de manera simultnea una teora general que es, a la vez, histrica (evolucionista) y sincrnica (estructural) y que tiene como ncleo cen-tral a la teora modos de produccin-formaciones socio-econmicas. Se trata de una teora unificada por medio de la dialctica, que intenta explicar al mismo tiempo y jams de manera separada, la forma en que una socie-dad est estructurada en un momento dado, sus orgenes, los procesos de su desarrollo a travs de los conflictos internos, y la direccin general de su movimiento. La teo-ra de Marx exige de quien trate de comprenderla, y an mucho ms de quien intente aplicarla al estudio de cual-quier sociedad concreta o de cualquier perodo histrico determinado, un esfuerzo continuo para mantener bajo una sola perspectiva dialctica la estructura y el proceso. Existen pocos textos que ejemplifiquen tan bien como los Formen semejante tratamiento dialctico de las for-mas sociales.

    La lectura de los Formen no puede hacerse, sin em-bargo, como si se tratara de un texto de historia. Marx no intenta aqu reconstruir el pasado en trminos de la historiografa formal, sino que trata, ms bien, de ex-plicar la posibilidad del presente (capitalista) en fun-cin del pasado (formas precapitalistas). Su punto de partida y su hilo conductor hacia el pasado son las ca-ractersticas de la sociedad burguesa moderna (capital, trabajo libre asalariado, dinero, produccin de mercancas, etc.). Su tipologa de las sociedades precapitalistas tie-ne, en cada caso, el cometido de explicar cmo y por qu surgieron de ellas tendencias hacia el capitalismo, o bien cmo y por qu no llegaron a aparecer. Dicho de otra manera, estamos frente a un modelo abstracto del desarrollo histrico general, y no ante una historia con-creta del desarrollo de ciertas formas sociales especficas.

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  • El mismo ttulo de los Formen explica claramente la po-sicin de Marx en este caso: "sobre los procesos de for-macin de las condiciones del capital, o antecedentes de la acumulacin primitiva".

    Los textos siguientes provienen de una parte de los manuscritos compuestos por Marx entre 1857-58, cono-cidos bajo el ttulo general de Grundrisse der Kritik der Politischen Okonomia, El ttulo especial y completo de la parte que nos interesa ahora es "Formen die der Kapita-lischen Produktion vorhergehen (ber den Prozess der Bildung des Kapitalverhltnisses oder der Ursprn-glichen Akkumulation vorhergeht)"; o sea, Formas que preceden a la produccin capitalista (sobre los procesos de formacin de las condiciones del capital, o antece-dentes de la acumulacin primitiva)".4

    4He utilizado la versin inglesa de Jack Cohn revisada por E. J. Hobsbawm, quien escribi adems una excelente introduccin a esta edicin de los Formen: Karl Marx, Pre -capitalist economic formations, International Publishers, Nueva York, 1965. He usado tambin la vers in francesa, en Fondements de la critique de l'conomie politique, Anthropos, Pars, 1968. 2 vols. No he tenido acceso a las ediciones alemanas de 1952 y 1953. Las ediciones espaolas son, en general, deficientes.

    Los subrayados que aparecen en el texto son de Marx.

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    Textos

    (22) Uno de los prerrequisitos del trabajo asalariado y una de las condiciones histricas del capital, es el tra- bajo libre y el intercambio del trabajo libre por dinero, a fin de reproducir el dinero y convertirlo en valores, que se consumen por dinero, pero no como un valor de uso para su disfrute sino como valor de uso por dinero.

    (23) Otro prerrequisito es la separacin entre el tra- bajo libre y las condiciones objetivas de su realizacin o sea, los medios y el material de trabajo. Esto signifi- ca, sobre todo, que el trabajador debe ser separado de la tierra, que funciona como su laboratorio natural. Sig- nifica la disolucin de la pequea propiedad territorial y de la propiedad comunal del sucio basada en la comu- nidad oriental. En ambas formas las relaciones del tra- bajador con las condiciones objetivas de su trabajo son las del poseedor: existe la unidad natural del trabajo con sus prerrequisitos materiales. De ah que el trabajador ten- ga una existencia objetiva independiente de su trabajo. El individuo se relaciona consigo mismo como propieta- rio, como el dueo de las condiciones de su realidad. Existe la misma relacin entre un individuo y el resto de ellos. . .

    (24) En ambos casos, los individuos se conducen no como trabajadores sino como propietarios y como

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  • miembros de una comunidad que tambin trabaja. El pro-psito de este trabajo no es la creacin de valores, aunque pueden realizar trabajo extra para cambiarlo por trabajo ajeno, o sea, por productos excedentes. El propsito consiste en mantener al propietario y a su familia, as como al cuerpo comunal en su conjunto. La aparicin del individuo como trabajador, despojado de toda cualidad excepto de sta, es en s misma un producto de la historia. . .

    (25) . . .En el caso de las formas asiticas ms fun-damentales. . . es la unidad ms general, que aparece por encima de los pequeos cuerpos comunales, la que suele aparecer corno el propietario nico y superior, y las pe-queas comunidades reales aparecen entonces slo como poseedoras hereditarias. Dado que la unidad es el propietario real y la precondicin efectiva de la propiedad comunal, le resulta perfectamente posible aparecer como algo distinto y superior a las pequeas y numerosas comunidades reales. De hecho, el individuo est sin propiedad o ms bien la propiedad. . . aparece mediada por una concesin que la unidad total hace al individuo a travs de una comunidad particular.

    (26) Aqu aparece el dspota como el padre de todas las numerosas comunidades menores, realizando as la unidad comn de todas. De esto se desprende que el producto excedente... pertenece a la unidad superior. En consecuencia, el despotismo oriental parece conducir a la ausencia jurdica de propiedad. De hecho, sin embargo, su fundamento est en la propiedad comn o tribal, creada en la mayor parte de los casos por medio de la combinacin de las manufacturas y de la agricultura dentro de la pequea comunidad, que se hace as autosuficiente y que contiene en s misma todas las con-diciones para la produccin y el excedente de produc-cin.

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    (27) Parte del excedente de trabajo pertenece a la comunidad superior, que en ltimo anlisis aparece co- mo una persona. Este excedente de trabajo se rinde co- mo tributo y como trabajo en comn para la gloria de la unidad, en parte del dspota, en parte del dios de la imaginada entidad tribal. En tanto que este tipo de pro- piedad comunal se realiza realmente en trabajo, ste pue- de aparecer de dos maneras.

    (28) Las pequeas comunidades pueden vegetar inde- pendientemente, unas al lado de otras, y en cada una cada individuo trabaja independientemente con su fami- lia sobre la tierra que le ha sido adjudicada. (Habr tam- bin una cierta cantidad de trabajo para el almacn co- mn que es como un seguro por un lado, y por otro lado para sufragar los gastos de la comunidad como tal; por ejemplo, para la guerra, el culto religioso, etc. El dominio de los seores, en su sentido ms primitivo, co- mienza slo en este momento, como por ejemplo en las comunidades rumanas y eslavas. Aqu aparece la tran- sicin hacia la servidumbre, etc.). (29) Segundo, la unidad puede implicar una organi- zacin comn para el trabajo mismo, que puede cons- tituir un verdadero sistema, como en Mxico y especial- mente en Per, como entre los celtas antiguos y en algunas tribus de la India.

    (30) Adems, la comunidad del cuerpo tribal puede tender a aparecer como una representacin de su unidad por medio de la cabeza del grupo tribal de parentesco, o bien como una relacin entre los cabezas de familia. De ah provienen formas de comunidad ms despticas o ms democrticas. Las condiciones comunales para la apropiacin por medio del trabajo, como los sistemas de riego (muy importante en los pueblos de Asia), los me- dios de transporte, etc., aparecern, entonces, como la obra de la unidad superior o sea, del gobierno desp-

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  • tico que est colocado sobre las comunidades menores. Las ciudades, en sentido estricto, aparecen al lado de estas aldeas slo cuando la localizacin es particularmente favorable para el comercio exterior, o cuando el jefe del estado y sus strapas cambian sus ingresos (el producto excedente) por trabajo, que consumen como fondos de trabajo.

    (31) La segunda forma de propiedad ha dado origen, corno la primera, a variedades substanciales, locales, his- tricas, etc. Es el producto de una vida histrica ms dinmica, del destino y modificacin de las tribus origi- nales tal como en Roma, Grecia, los judos, etc. La co- munidad tambin es aqu la primera precondicin, pero, a diferencia de nuestro primer caso, no es la sustancia de la cual los individuos son meros accidentes, o de la cual forman espontneamente partes naturales. Aqu, la base no es la tierra sino la ciudad ya creada como sede (centro) de la poblacin rural (terratenientes). El rea cultivada aparece como el territorio de la ciudad; no es como en el otro caso, donde la aldea es un mero apndi- ce de la tierra.

    (32) Las dificultades que encuentra la comunidad or- ganizada [de esta manera] pueden surgir slo de otras comunidades que han ocupado ya la tierra o que pertur- ban a la comunidad en su ocupacin de la tierra. En con secuencia, la guerra es la gran tarea general, el gran tra- bajo comunal exigido sea por la ocupacin. . . o por la proteccin y perpetuacin de tal ocupacin. La comuni- dad, que consiste de grupos emparentados, se organiza en primer lugar sobre bases militares, como una fuerza guerrera, militar, y sta es una de las condiciones de su existencia como propietario. La concentracin del pobla- miento en la ciudad constituye el fundamento de esta or- ganizacin guerrera.

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    (33) La naturaleza de la estructura tribal conduce a la diferenciacin de los grupos de parientes en superiores e inferiores, y esta diferenciacin social se desarrolla an ms con la mezcla de tribus conquistadoras y conquista- das, etc.

    (34) La tierra comunal como propiedad del esta- do, ager publicus est aqu separada de la propiedad privada. La propiedad del individuo, a diferencia del pri- mer caso, no es aqu propiedad comunal directa, en la que el individuo no es un propietario separado de la co- munidad sino ms bien un ocupante. Aparecen circuns- tancias que hacen que la propiedad individual no requie- ra, para valorizarse, del trabajo comunal (como ocurre, por ejemplo, en los sistemas de riego del Oriente)... Cuanto ms operan estos factores. . . ms aparecen aque- llas condiciones que permiten al individuo convertirse en propietario privado de la tierra de una parcela par- ticular cuyo cultivo especial le pertenece a l y a su familia. . . Pero esta "pertenencia" est mediada por su existencia como un miembro del Estado y por medio de la existencia del Estado...

    (35) La precondicin para la existencia continua de la comunidad es el mantenimiento de la igualdad entre sus campesinos libres y autosuficientes, y su trabajo individual es la condicin de la existencia continua de su propiedad. . . El individuo colocado en tal condicin para ganar su vida que no puede convertir la adquisicin de riqueza en su propsito; su propsito viene a ser la autosuficiencia, su propia reproduccin como miembro de la comunidad. . . La continuidad de la comuna es la re-produccin de todos sus miembros como campesinos autosuficientes, cuyo tiempo excedente pertenece a la co-muna, al trabajo de la guerra, etc.

    (36) Otra forma de propiedad de los trabajadores in-

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  • dividuales, como miembros autosuficientes de la comuni-dad y en las condiciones naturales de su trabajo, es la germnica. El miembro de la comunidad no es aqu, co-mo en la forma especficamente oriental, copropietario de la propiedad comunal. (Donde la propiedad existe slo como propiedad comunal, el miembro individual co-mo tal es slo el poseedor de una parte particular de ella, hereditario o no, ya que cualquier fraccin de la pro-piedad no pertenece a ningn miembro por s mismo sino en tanto que es parte directa de la comunidad, y conse-cuentemente como alguien que est en unidad directa con la comunidad y no como una parte distinta de ella. En consecuencia, el individuo es slo un poseedor. Lo que existe es slo propiedad comunal y posesin privada). . .

    (37) Tampoco la tierra est ocupada por la comuni- dad (germnica) a la manera de los romanos, griegos (en resumen, a la manera antigua clsica). . . La comunidad germnica no se concentra en la ciudad... La historia de la antigedad clsica es la historia de las ciudades, pero de las ciudades basadas en la propiedad de la tierra y en la agricultura; la historia de Asia es la de una especie de unidad indiferenciada del campo y el pueblo (la ciudad grande, hablando propiamente, debe ser considerada meramente como un campamento principesco sobreimpuesto a la estructura econmica real); la ciudad medieval (perodo germnico) comienza con el campo como la sede de la historia, que en su desarrollo posterior procede a travs de la oposicin del pueblo y del campo; la historia moderna consiste en la urbanizacin del campo, y no como entre los antiguos, en la ruralizacin de la ciudad.

    (38) La unin en la ciudad da a la comunidad como tal una existencia econmica; la mera presencia del pue- blo como tal es diferente de la mera multiplicidad de casas separadas. Aqu, el conjunto no consiste de sus

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    partes separadas, sino que es una forma de organismo in-dependiente. . . En la antigedad clsica la ciudad, con su territorio anexo, formaba el conjunto econmico. En el mundo germnico el hogar individual aparece mera-mente como un punto en la tierra que le pertenece; no hay concentracin de una multiplicidad de propietarios, sino que existen familias como unidades independien-tes...

    (39) La forma asitica necesariamente sobrevive ms larga y tenazmente. Esto se debe al principio fundamen- tal en que se basa; o sea, a que el individuo no se inde- pendiza de la comunidad, a que el circulo de produccin es autosuficiente por la unidad de la agricultura y las ma- nufacturas artesanales, etc. Si el individuo cambia su relacin con la comunidad, modifica y debilita a la co- munidad y a su premisa econmica. . . Al principio es- ta evolucin es limitada, pero una vez que se trascienden los lmites comienza la decadencia y la desintegracin. Aparecen la evolucin de la esclavitud, la concentra- cin de la propiedad territorial, el comercio, la econo- ma monetaria, las conquistas, etc., como entre los roma- nos. Todo esto aparece hasta cierto punto como algo compatible con la base, como meras extensiones inocen- tes de ella, o como meros abusos.. .

    (40) Las condiciones originales de la produccin no pueden ser producidas ellas mismas ya que no son resul- tados de la produccin. . . La unidad de los seres huma- nos vivos y activos con las condiciones naturales, inor- gnicas, de su metabolismo con la naturaleza, y en consecuencia su apropiacin de la naturaleza, no requiere de explicaciones; tampoco es el resultado de un proceso histrico. Lo que debemos explicar es la separacin de estas condiciones inorgnicas de la existencia activa, una separacin que se completa totalmente al aparecer las re- laciones entre el trabajo asalariado y el capital.

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  • (41) En las relaciones de esclavitud y servidumbre no hay tal separacin; lo que ocurre es que una parte de la sociedad es tratada por otra como una mera condicin inorgnica y natural de su propia reproduccin. El es-clavo no est en ninguna clase de relacin con las con-diciones objetivas de su trabajo. Ms bien, el hombre es el trabajo mismo, tanto en forma de esclavo como de siervo, colocado entre otras cosas vivas como una con-dicin inorgnica de la produccin, junto con el ganado o como un apndice del suelo. . . Una tribu conquistada y subyugada por otra pierde su propiedad y se convierte en parte de las condiciones inorgnicas para la repro-duccin de la tribu conquistadora. . . La esclavitud y la servidumbre simplemente son desarrollos de la propiedad basada en el tribalismo, aunque modifican todas sus for-mas. La que es menos susceptible de cambio es la forma asitica. . .

    (42) El objeto de todas estas comunidades es su pre- servacin; o sea, la produccin de l os individuos que la constituyen, en el mismo modo objetivo de existencia, que tambin forma las relaciones de cada miembro con los dems y en consecuencia forma a la comunidad misma. Pero esta reproduccin es, al mismo tiempo y necesaria- mente, nueva produccin y destruccin de la vieja forma.

    (43) Por ejemplo, donde se supone que cada indivi- duo debe poseer cierta extensin de tierra, el mero in- cremento de poblacin ya constituye un obstculo. Si tie- ne que ser superado, habr colonizacin y sta supone guerras de conquista. Esto conduce a la esclavitud, etc., y tambin al aumento del ager publicus, a la ascensin de los patricios que representan a la comunidad, etc. De esta manera, la preservacin de la antigua comunidad supone la destruccin de las condiciones sobre las cua- les descansa y su transformacin a las contrarias.

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    (44) Supongamos, por ejemplo, que pudiera aumen- tarse la productividad sin acrecentar el territorio, o sea, por medio del desarrollo de las fuerzas de produccin. . . Esto implicara nuevos mtodos y combinaciones de tra- bajo, la alta proporcin de la jornada que tendra que dedicarse a la agricultura, etc.; nuevamente, las viejas condiciones econmicas dejaran de operar.

    (45) El acto de la reproduccin en s mismo cambia no slo las condiciones objetivas transformando la al- dea en pueblo, la jungla en sembrado, etc. sino que con ellos cambian los productores por la emergencia de nuevas cualidades, por la transformacin y desarrollo de ellas mismas en la produccin, formando nuevas capa- cidades y nuevas concepciones, nuevos modos de interre- lacin, nuevas necesidades y nuevo lenguaje. Cuanto ms tradicional sea el modo de produccin, cuanto ms inva- riable permanezca el proceso real de apropiacin, tanto ms invariables sern las viejas formas de propiedad y, en consecuencia, la comunidad en su conjunto. . .

    (46) Tenemos una unidad original entre una forma especfica de comunidad o unidad tribal y la propiedad en naturaleza conectada con ella; o sea, la relacin con las condiciones objetivas de produccin como existen na- turalmente, como el ser objetivo del individuo por medio de la comunidad. Ahora bien, esta unidad, que en un sen- tido aparece como la forma particular de la propiedad, tiene su realidad viva en un modo de produccin espec- fico, y este modo aparece igualmente como las relacio- nes de unos individuos con otros y como su conducta especfica diaria respecto a la naturaleza inorgnica (que es siempre el trabajo familiar y a veces el comunal). La comunidad en s misma aparece como la primera gran fuerza de produccin; ciertas condiciones especiales de produccin (como la cra de animales, la agricultura) conducen a la evolucin de un modo de produccin es-

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  • pecial y de fuerzas de produccin especiales, ambas ob-jetivas y subjetivas; estas ltimas aparecen como cuali-dades de los individuos.

    (47) En ltimo anlisis, la comunidad y la propiedad que descansa sobre ella pueden ser reducidas a un estadio especfico en el desarrollo de las fuerzas de produccin de los sujetos trabajadores a lo cual corresponden relaciones especficas de estos sujetos entre s y con la naturaleza. Hasta cierto punto, reproduccin. De ah en adelante se convierte en disolucin. . .

    (48) La frmula "capital", en la cual el trabajo vivo est en la relacin de no-propiedad con las materias pri- mas, los instrumentos y los medios de subsistencia re- queridos durante el perodo de produccin, supone en primer lugar la no-propiedad de la tierra; o sea, la ausencia de la situacin en la que el trabajador considera la tierra como propia y trabaja como su propietario...

    (49) Un segundo paso histrico se implica en la pro- piedad del instrumento. . . con el cual trabaja. . . Aqu encontramos tambin la materia prima y los medios de subsistencia mediados como propiedad del artesano. . . Puesto que el instrumento mismo es producto del traba- jo. . . resulta claro que la propiedad del instrumento for- ma parte de las relaciones. .. del trabajo como propie - dad... La primera frmula de capital niega tambin este estadio histrico.

    (50) Existe una tercera forma posible, que es la de actuar como propietario, no de la tierra ni del instru- mento... sino slo de los medios de subsistencia... En el fondo, esta es la frmula de la esclavitud y la servi- dumbre, que tambin se niega, o se asume que se disuel- ve histricamente, en la relacin del trabajador a las condiciones de produccin como capital... Lo que tene-

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    mos [en esta tercera forma]... es una relacin esencial de dominio. La apropiacin no puede crear tal rela-cin con los animales, el mulo, etc., pese a que el ani-mal sirve a su dueo. Pero lo que se supone en la relacin de dominio es la apropiacin de la voluntad de otros. . .

    (51) Presuponemos procesos histricos que transfor- man una masa de individuos de una nacin en genuinos trabajadores libres, aunque quiz no de inmediato, pero de cualquier manera en trabajadores potencialmente li- bres, cuya nica propiedad es su fuerza de trabajo y su posibilidad de cambiarla por valores existentes. Tales individuos se enfrentan a todas las condiciones objetivas de produccin como propiedad ajena, como su no-pro- piedad, pero al mismo tiempo como algo que puede ser intercambiado como valores y en consecuencia apropia- do, en cierta medida, por medio del trabajo vivo.

    (52) Los procesos histricos de disolucin son los siguientes: disolucin de las relaciones serviles que atan al trabajador al suelo y al dueo del suelo...; disolu- cin de las relaciones de propiedad que constituyen al trabajador libre, al pequeo propietario o rentero libre, o al campesino libre; disolucin de las relaciones gre- miales que presuponen que el trabajador es dueo del instrumento de produccin y del trabajo mismo... ; diso- lucin de la relacin de clientela en sus diferentes tipos, en la cual los no-propietarios aparecen como co-consumi- dores del excedente producido por los seguidores de su seor..., etc.

    (53) Un anlisis ms detallado mostrar que lo que se disuelve en todos estos procesos son las relaciones de produccin en las cuales predomina el valor de uso, la produccin para el uso inmediato. El valor de cambio, y su produccin, presupone el predominio de la otra forma. De esta manera, en todas las circunstancias mencionadas

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  • ms arriba, las entregas en especie y los servicios en tra-bajo predominan sobre los pagos en dinero y los servicios remunerados con dinero. Pero esto slo es incidental. De nuevo, una observacin ms atenta revelar tambin que todas las relaciones disueltas eran posibles slo por un cierto grado de desarrollo de las fuerzas productivas materiales (y en consecuencia tambin mentales)...

    (54) ...El concepto el origen del capital implica dinero como su punto de partida, y en consecuencia im- plica la existencia de riqueza en forma de dinero. Impli- ca igualmente una derivacin de la circulacin; el capital aparece como el producto de la circulacin. En conse- cuencia, la formacin de capital no surge de la propiedad territorial. . . ni de los gremios. . . sino de la riqueza mer- cantil y usuraria. Sin embargo, el mercader y el usurero slo encuentran las condiciones que permiten la compra de trabajo libre cuando el trabajo libre ha sido separado de las condiciones objetivas de su existencia como resul- tado de un proceso histrico. . . [y cuando] los medios de subsistencia, materiales, etc., que de otra manera se- ran en una forma u otra la propiedad de las masas aho- ra desobjetizadas, estn tambin libres y disponibles pa- ra la venta...

    (55) Para que el capital llegue a ser la forma gene- ralmente dominante de una poca, sus condiciones deben desarrollarse en gran escala y no slo localmente. . . As como [la riqueza monetaria] es en s misma un agente de disolucin, la disolucin es la condicin de su trans- formacin en capital. La mera existencia de riqueza mo- netaria, incluso la conquista de una suerte de supremaca, no es suficiente para que la disolucin resulte en ca- pital. Si fuera as, Roma antigua, Bizancio, etc., habran concluido su historia con trabajo libre y capital. . . Pero de hecho el resultado de la disolucin no fue la indus- tria, sino el dominio del campo sobre la ciudad.. .

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    (56) El capital une las masas de manos y de instru- mentos que ya estn presentes... En esto consiste la acumulacin real; o sea, la acumulacin de trabajadores y de instrumentos en puntos dados...

    (57) Las formas histricas originales en que el capi- tal aparece, al principio espordicamente o localmente, lado a lado con los viejos modos de produccin pero gradualmente desplazndolos, crean la manufactura en el sentido propio del trmino (todava no la factora). Esta surge donde existe produccin en masa para la exporta- cin o sea, sobre la base del comercio martimo y te- rrestre en gran escala, y en los centros de tal comercio, como las ciudades de Italia, Constantinopla, las ciudades flamencas y holandesas, algunas espaolas como Barce- lona, etc. La manufactura no captura inicialmente las lla- madas artesanas urbanas, sino las ocupaciones rurales subsidiarias, hilaturas y tejidos, la clase de trabajo que requiere menos habilidad artesanal y adiestramiento tc- nico. . .

    (58) Algunas ramas de la produccin, como vidrieras, metales, aserraderos, etc., que exigen desde un principio una mayor concentracin de mano de obra, que utilizan ms energa natural y requieren produccin en masa y concentracin de medios de produccin, etc., tambin se prestan a la manufactura.. . No pueden manejarse sobre la base de los principios gremiales. . . Sin embargo, una vez que el capital y sus procesos entran en existencia, dominan toda la produccin... destruyen el trabajo artesano, la pequea propiedad terrateniente, etc. . . y crean rpidamente su propio mercado interno. . .

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  • I La Formulacin Especfica del Modo Capitalista de

    Produccin

    La redaccin del Capital, al que pertenecen los textos si-guientes, sigue cronolgicamente a la Crtica y a los Grundrisse; o sea, a los textos reproducidos ms arriba. Resulta atractiva la idea de que Marx estaba procediendo segn un orden que lo llevaba desde la teora general de los modos de produccin (Crtica), a las formaciones so-cioeconmicas que preceden al capitalismo (Formen) y, finalmente, a la teora especial del modo capitalista de produccin (Capital). Sin embargo, "el mtodo de la pre-sentacin debe diferir en forma del de la investigacin", advierte Marx en su Postfacio a la segunda edicin alemana del Capital.

    El camino de la investigacin, en este caso, parece el opuesto al seguido en la exposicin. Es decir, el punto de partida de Marx est, ms bien, en el anlisis par-ticular del sistema capitalista. Slo despus de realizarlo aborda el problema de la teora general del desarrollo histrico-social y la cuestin de las formas especficas que existen antes de la aparicin del modo capitalista de produccin. Finalmente, regresa a la sociedad contempo-

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  • rnea en una discusin enriquecida y apoyada por la perspectiva histrico-evolucionista y por el conocimiento de las sociedades no capitalistas.

    Esta preferencia de Marx debe ser respetada, entre otras razones porque responde mejor que cualquier otra frmula a las necesidades del estudio directo de sus ideas. A pesar de ello, debe reconocerse que el orden real del proceso de investigacin, por as decirlo, est invertido en el orden de la exposicin "como en un espejo" y "apa-reciendo como si tuviramos ante nosotros una mera construccin a priori" (Postfacio a la segunda edicin alemana del Capital). Sera errneo y presuntuoso, sin embargo, interpretar esta inversin, como se ha hecho recientemente, en trminos de una secreta preferencia de Marx por el anlisis estructural idealista. El mtodo de Marx es dialctico y materialista en todos los niveles: en el de la investigacin-exposicin tanto como en el de la historia-estructura y en el de la teora-praxis. De ma-nera clara, estructura, funcin y evolucin son en Marx artefactos conceptuales, categoras analticas que, una vez cumplido su papel, se reintegran en el plano de la abstraccin terica.

    Existe y ha existido desde hace mucho un consenso general en considerar al Capital como el trabajo ms importante de Marx y como una especie de prisma a tra-vs del cual se puede ver el resto de su obra.5 Desde el pun-to de vista de la teora de los modos de produccin, el Ca-pital constituye, en efecto, no slo la prueba crtica de la teora, sino tambin el principal instrumento utilizado por Marx para elaborarla. Marx estableca de esta manera

    5 Para estudiar este papel central del Capital en la obra in-telectual de Marx, encuentro de especial importancia los tra -bajos de Ernest Mandel, Traite d `conomie marxiste (4 vols, Union Genrale d'Editions, Pars, 1962) y La formation de la pense conomique de Marx, de 1843 jusqu a la redact ion du Capi ta l (Maspero, Pars, 1967), ambos publicados en espaol por las editoriales de Mxico, Era, y Siglo XXI, respectivamente.

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    sus propsitos generales: estudiar el modo capitalista de produccin y las condiciones de produccin e intercam-bio correspondientes a tal modo; establecer las leyes naturales de la produccin capitalista y su operacin "frreamente necesaria", conduciendo a la sociedad hacia resultados inevitables. La posibilidad cientfica para rea-lizar estos objetivos est dada, propone Marx, por el hecho universal de que la evolucin de la formacin econmica de la sociedad es un proceso de "Historia na-tural".

    Resulta claro, despus de examinar el conjunto de su abundante produccin intelectual, que Marx analiz a fondo slo un modo de produccin, el capitalista, que dominaba el panorama histrico mundial del siglo XIX. En la vasta obra publicada durante su vida, en la apare-cida poco despus de su muerte y en la que permaneci indita hasta tiempos recientes, se refiri con poca exten-sin y menos cuidado a otros modos de produccin, co-mo el asitico y el esclavista (antiguo). Pero, desde luego, nada de esto resulta comparable al tratamiento prolongado y sistemtico que hizo del capitalismo.

    En consecuencia, se tiene ah, particularmente en el Capital, a un modelo metodolgico bien desarrollado, el mismo que Marx hubiera aplicado, con las modificacio-nes necesarias, al anlisis de otros modos de produccin de haber dispuesto de tiempo y quiz de inters suficien-tes. Sin embargo, existen vanas caractersticas esenciales del modelo especfico de anlisis del capitalismo que resulta importante subrayar antes de comenzar la lec-tura de los textos siguientes.

    En primer lugar, Marx consider al capitalismo no como el modo de produccin dominante en el mundo, articulado con otros modos de produccin, sino como el nico y exclusivo a escala universal. Es decir, para po-der desvelar las leyes propias, intrnsecas, del funciona-miento del capitalismo, Marx asumi que era el nico

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  • en existencia, eliminando as cualquier clase de perturba-ciones externas al sistema. Es seguro que fue Rosa Lu-xemburgo quien llam la atencin sobre este supuesto metodolgico de Marx, lo mismo que sobre algunas de sus consecuencias ms imprevistas. En efecto, en el vo-lumen primero del Capital se dice: "Para enfocar el ob-jeto de nuestra investigacin en toda su pureza, libre de las circunstancias concomitantes que puedan oscurecerlo, tenemos que considerar aqu todo el mundo comercial como una sola nacin y suponer que la produccin ca-pitalista est consolidada en todas partes y se ha adue-ado de todas las ramas industriales". Y en el volumen segundo del Capital escribe: "fuera de esta clase [la de los capitalistas], no existe, segn el supuesto de que par-timos rgimen general y exclusivo de produccin capitalista ninguna otra clase ms que la obrera". 6

    A partir de esta abstraccin Marx obtuvo un modo capitalista de produccin "puro", por as decirlo, sin dis-torsiones ni influencias externas al sistema. No tuvo que postular o examinar relaciones con otros modos de pro-duccin, excepto en el caso de la gnesis misma del siste-ma capitalista. Es obvio que ste resulta ser un capitalismo inexistente en la realidad concreta presente y aun en la historia, excepto, por supuesto, como una tendencia. Es ms, es un capitalismo que no puede llegar a darse exactamente en la realidad. O sea, es lo que se llamara hoy da un "modelo" y lo que Max Weber llam un "tipo ideal".

    Se discuti mucho, cuando apareci el primer volu-

    6 Vase la discusin de estos aspectos metodolgicos y de sus consecuencias en el libro de Rosa Luxem burgo, La acumu-lacin del capital (p. 378 y siguientes de la edicin en espaol. Editorial Grijalbo, Mxico. 1967). He utilizado, asimismo, la versin inglesa de Agnes Schwarschild, publicada con una intro-duccin de Joan Robinson (Routledge &. Kegan Paul, Londres, 1951).

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    men del Captal, sobre la validez de esta abstraccin de Marx. Algunos crticos lo acusaron de extremo idealis-mo hegeliano (vase su muy citada defensa en el Post-facio a la segunda edicin alemana del Capital). El mtodo, por supuesto, es estrictamente cientfico. No di-fiere, por ejemplo, del que sigui Galileo para establecer la ley de la cada de los cuerpos, para lo cual tuvo que suponer igualmente un estado que no era entonces ob-servable en la realidad (el vaco), a fin de eliminar las perturbaciones producidas por la presencia del aire.

    La segunda caracterstica del mtodo marxista de an-lisis del modo capitalista es la siguiente. El modelo cons-truido por Marx maneja la cuestin del desarrollo his-trico del capitalismo tambin de manera abstracta. Comienza por establecer las condiciones indispensables pa-ra el funcionamiento y el desarrollo del capitalismo del siglo XIX, y a partir de este anlisis indica las condicio-nes indispensables para su surgimiento que debieron apa-recer, en algn momento, en el seno de la sociedad feu-dal que lo precedi.

    Marx inicia as el Captulo XXVI de la Parte VIII, Volumen I del Capital, al tratar el problema de la lla-mada acumulacin primitiva: "Hemos visto cmo el di-nero se convierte en capital; cmo se hace plusvala por medio del capital, y de la plusvala ms capital. Pero la acumulacin del capital presupone la plusvala; la plus-vala presupone la produccin capitalista; la produccin capitalista presupone la preexistencia de masas considera-bles de capital y de fuerza de trabajo en manos de los productores de mercancas. El movimiento total, entonces, parece convertirse en un crculo vicioso. . .".

    Marx rompe este crculo estructural por medio de la historia: "La llamada acumulacin primitiva. . . no es otra cosa que el proceso histrico del divorcio entre el productor y los medios de produccin. . . La estructura econmica de la sociedad capitalista ha crecido dentro de

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  • la estructura econmica de la sociedad feudal. La dilu-cin de una dej en libertad a los elementos de la otra".

    No se trata ahora de que Marx proponga aqu una se-cuencia evolutiva lineal. Lo que hace es exponer un pro-ceso histrico abstracto deducido no directamente de la historia concreta, sino de las exigencias estructural-fun-cionales del capitalismo de su tiempo proyectadas hacia el pasado. Es probable que esta sea la diferencia ms aguda, aunque quiz no la ms significativa, entre el mtodo histrico formal y el usado en el Capital. Marx escribe la historia del capitalismo desde el presente hacia el pa-sado. El pasado le interesa, sobre todo, en funcin de la necesidad de explicar la posibilidad del presente. As, partiendo de una condicin sine qua non del capitalismo, la existencia de una masa de trabajadores "libres", tie-nen que buscar y encontrarse en la sociedad feudal (los elementos de la disolucin de los lazos sociales entre el productor y los medios de produccin (campesino-tierra; artesano-taller). El anlisis de estos elementos, an en su estado larvario, sera ms importante para Marx que la mera descripcin de las caractersticas propias y espec-ficas del feudalismo.

    Este procedimiento tiene mayor parecido con las cien-cias naturales, en particular con Darwin y su estudio del origen de las especies, que con la historiografa formal. El mtodo, tan discutible como se quiera, en principio no puede ser objetado. El proceso real de la investigacin ha ido, en efecto, del hombre a los homnidos y a los primates no humanos, del capitalismo a los modos de produccin anteriores, y no viceversa. La crtica de la historia formal puede alterar el esquema abstracto de Marx, de la misma manera que la biologa moderna ha revisado el de Darwin. Sin embargo, de ninguna mane-ra nos releva de la necesidad de proponer otros esque-mas evolutivos sobre la base de mtodos semejantes.

    La tercera caracterstica del anlisis del modo capi-

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    talista de produccin se refiere a la importante distincin que se hace en el Capital entre la forma de la investiga-cin y la de la exposicin; o sea, entre la investigacin propiamente dicha y la construccin del modelo analtico. El mtodo de la investigacin, como lo define Marx, tie-ne validez universal: "apropiarse del material en detalle, analizar su diversas formas de desarrollo, trazar sus co-nexiones internas". Es decir, resulta aplicable a cualquier modo de produccin y a toda clase de circunstancias his-tricas. Sin embargo, el mtodo de la exposicin, la cons-truccin del modelo o tipo ideal, resulta ser especfico en cada caso. O sea, tiene validez limitada al modo que se est analizando y a su proceso histrico particular: el capitalista.

    Desde luego, no podra ser de otra manera. Escribi Marx: "[Mi crtico] siente que debe transformar absoluta-mente mi esquema histrico de la gnesis del capitalismo en Europa occidental, en una teora filosfico-histrica del camino general que cada pueblo est condenado a recorrer. . . Ser estudiando cada una de estas for-mas de evolucin separadamente y despus comparndo-las, como podremos encontrar fcilmente la llave de este fenmeno; pero uno nunca llegar a hacerlo usando como llave maestra una teora general filosfico-histri-ca, cuya suprema virtud consiste en que es suprahist-rica".7

    Finalmente, es preciso reconocer que el Capital cons-tituye un anlisis casi exclusivamente econmico de una estructura social cuyos principales elementos, mecanismos y procesos responden a una situacin de mercado. Como se sabe, esto se debe al hecho de que Marx nunca com-

    7 Los prrafos citados se encuentran en una carta de Marx a los editores de un peridico ruso, fechada en 1877 (repro-ducida en Marx and Engels, editado por L. S. Feuer, Doubleday, Nueva York, 1959).

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  • plet su obra y dej como una promesa la tarea de ex-poner sus ideas sobre las clases sociales. El Capital comienza, de todas maneras, con una discusin de la mer-canca como clave para la comprensin del sistema total: "La riqueza de aquellas sociedades en las que prevalece el modo capitalista de produccin, se presenta como una inmensa acumulacin de mercancas. . .". Las intenciones ltimas del anlisis de Marx podan ser y de hecho eran muy diversas: desvelar la ley del valor y de la acumulacin del capital; descubrir la plusvala; poner de manifiesto la alienacin de una sociedad en la que todo es mercanca, incluyendo especialmente el trabajo humano, etc. Lo que urge subrayar es que es a partir del anlisis de la mercanca y del mercado como se va revelando la estructura y los procesos del modo capita-lista de produccin.

    Resulta obvio que cualquier tentativa de aplicar una estrategia semejante al estudio de otros modos de pro-duccin tiene que terminar en el absurdo. La estrategia y el modelo analtico del Capital son especficos del ca-pitalismo. El mismo Marx, particularmente en los For-men, y despus Max Weber y Karl A. Wittfogel, han mostrado que en el mundo clsico y en las civilizaciones orientales los contextos sociales de la economa son dife-rentes, y por ello los procesos econmicos estn someti-dos a leyes que no derivan de situaciones de mercado. A. V. Chayanov y W. Kula han denunciado la irrelevan-cia del anlisis econmico formal aplicado a la econo-ma campesina y feudal. Karl Polanyi ha demostrado que en ciertas civilizaciones antiguas, lo mismo que en las so-ciedades primitivas, no existen mercancas ni sistemas de mercado en el sentido marxista del trmino, que es el mismo de la economa clsica. V. Preobrayenski trat de mostrar las diferencias esenciales entre los procesos de acumulacin primitiva capitalista y socialista.

    En los textos siguientes he procurado seguir el itine-

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    rario analtico de Marx en sus momentos y expresiones ms significativas y fecundas desde los ngulos tericos y metodolgicos. O sea, desde la mercanca, los valores, el intercambio y el dinero, a la transformacin del dinero en capital: desde la produccin absoluta y relativa de la plusvala por medio del trabajo y el capital, a la acumu-lacin y reproduccin misma del capital. Para ello he utilizado exclusivamente el primer volumen del Capital, que de manera expresiva se intitula Un anlisis crtico de la produccin capitalista.8 Me han movido a ello dos razones principales. La primera es que, en el marco de la temtica de nuestro trabajo, el primer volumen del Capital ofrece informacin suficiente y adecuada; no pa-rece haber necesidad de recurrir al resto de la obra, ex-cepto para un anlisis mucho ms profundo y detallado de la teora de los modos de produccin del que se in-tenta aqu. La segunda razn es que el primer volumen del Capital es el nico cuya publicacin Marx revis y corrigi personalmente; resulta difcil, como sabemos ahora, restablecer la exactitud del pensamiento y del len-guaje de Marx a partir de las ediciones de sus manuscri-tos realizados despus de su muerte.

    8 He utilizado la edicin en ingls conmemorativa del pri-mer centenario de la aparicin de la primera edicin en alemn del volumen I del Capital revisada personalmente por Marx (International Publishers, Nueva York, 1967). La edicin que empleo reproduce la de 1887, e incorpora las correcciones de la edicin de Mosc de 1965.

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  • Textos (59) La riqueza de aquellas sociedades en las que prevalece el modo capitalista de produccin, se presenta como una inmensa acumulacin de mercancas, cuya uni- dad la constituye una sola mercanca. . . Una mercanca es. . . una cosa que por sus propiedades satisface necesi- dades humanas de una y otra suerte. . . El descubrimiento de los diversos usos de las cosas es la obra de la histo- ria... La utilidad de una cosa constituye su valor de uso... Los valores de uso se hacen realidad slo por el uso o el consumo: constituyen la sustancia de toda ri- queza, cualquiera que pueda ser la forma social de esta riqueza.

    (60) El valor de cambio se presenta, a primera vista, como una relacin cuantitativa, como la proporcin segn la cual los valores de uso de una clase se cambian por otros de otra clase, una relacin que cambia constante- mente segn el lugar y el tiempo. De ah que el valor de cambio parezca ser algo accidental y puramente relativo; en consecuencia, [la idea de] un valor intrnseco. . . pare- ce constituir una contradiccin en trminos. ..

    (61) Tomemos dos mercancas, cereal y hierro. Las proporciones segn las cuales son intercambiables... se pueden representar por una ecuacin en la cual una cantidad determinada de cereal es igual a una cierta can- tidad de hierro... Qu nos dice esta ecuacin? Dice

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    que en dos cosas diferentes existe, en cantidades iguales, algo comn a las dos. . . Cada una de ellas, por lo que toca al valor de cambio, debe ser reductible a esta ter-cera. . . Los valores de cambio de las mercancas deben ser capaces de expresarse en trminos de algo comn a todas ellas. . .

    (62) Si dejamos fuera de consideracin el valor de uso de las mercancas, les queda slo una cualidad en co- mn: la de ser productos del trabajo. Pero incluso el mis- mo producto del trabajo ha sufrido una transforma- cin. . . ya que no puede seguir siendo considerado como el producto. . . de cualquier clase definida de trabajo productivo. . . No resta ms que aquello que es comn a todos [los productos], todos ellos se reducen a una y a la misma clase de trabajo, el trabajo humano en abstracto. . .

    (63) En consecuencia, un valor de uso, un artculo til, tiene valor slo porque con l se ha incorporado o materializado trabajo humano. Cmo puede medirse la magnitud de este valor? Obviamente, por la cantidad de la sustancia creadora de valor, por el trabajo contenido en el artculo. . . Sin embargo, [este] trabajo es trabajo humano homogneo, es gasto de una fuerza uniforme de trabajo.

    (64) La fuerza de trabajo de la sociedad. . . se cuenta aqu como una masa homognea. . . aunque est com- puesta de innumerables unidades individuales. Cada una de estas unidades es igual a cualquier otra en tanto que tiene el carcter de promedio de la fuerza de trabajo de la sociedad... Esto es, en tanto que no se requiera para producir una mercanca de ms tiempo del que en pro- medio es necesario; o sea, no mas del que es socialmente necesario. El tiempo de trabajo socialmente necesario es aquel que se requiere para producir un artculo bajo con- diciones normales de produccin y con el grado pro-

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  • medio de habilidad e intensidad prevalecientes en el momento. . . Vemos, entonces, que lo que determina la magnitud del valor de cualquier artculo es la cantidad de trabajo socialmente necesario. . . para su produccin.

    (65) El valor de una mercanca se mantendra cons- tante si el tiempo de trabajo requerido para producirla tambin se mantuviera constante. Pero el tiempo cambia de acuerdo a cada variacin en la productividad del tra- bajo. Esta productividad est determinada por diversas circunstancias, entre otras por la habilidad promedio de los trabajadores, el estado de la ciencia y el grado de su aplicacin prctica, la organizacin social de la produc- cin, la extensin y capacidad de los medios de produc- cin, y las condiciones naturales. . .

    (66) Una cosa puede tener valor de uso sin tener va- lor. Este es el caso en que la utilidad para el hombre no se debe al trabajo, como el aire, la tierra virgen, las pra- deras naturales, etc. Una cosa puede ser til y ser pro- ducto del trabajo humano sin ser una mercanca. Quien quiera que satisfaga directamente sus necesidades con el producto de su propio trabajo crea valores de uso, pero no mercancas. Para producir estas ltimas debe produ- cir no slo valores de uso, sino valores de uso para otros, valores de uso social. (Y no slo para otros, sin ms. . . Para convertirse en mercanca un producto debe ser trans- ferido. .. por medio de un cambio). Finalmente, nada puede tener valor sin ser un objeto de utilidad. Si la cosa es intil, tambin lo es el trabajo que contiene; el tra- bajo no cuenta como trabajo y en consecuencia no crea valor. A primera vista la mercanca se presenta como un complejo de dos cosas valor de uso y valor de cam- bio. Despus vemos que el trabajo posee tambin la mis- ma naturaleza dual. . .

    (67) . . .Un valor de uso. . . satisface una necesidad

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    particular. Su existencia es el resultado de una clase es-pecial de actividad productiva. . . Si dos objetos no fueran cualitativamente diferentes y no se produjeran respec-tivamente por trabajo de diferente cualidad, no podran estar entre s en la relacin de mercanca. . . A todas las variedades de valores en uso corresponden otras tantas clases diferentes de trabajo til. . . que corresponden a la divisin social del trabajo. Esta divisin de trabajo es una condicin necesaria para la produccin de mercancas, pero lo contrario [no es cierto]. En la comunidad primitiva de la India existe divisin social del trabajo sin produccin de mercancas. Para tomar un ejemplo ms cerca de nosotros, en cada factora el trabajo est dividido de acuerdo a un sistema, pero esta divisin no es el resultado de que los operarios cambien mutuamente sus productos individuales. Tales productos slo se transforman en mercancas. . . como resultado de diferentes clases de trabajo, cada uno de los cuales se realiza independientemente y por cuenta de individuos particulares. . . [Esto] se desarrolla en un sistema complejo, en una divisin social del trabajo. . .

    (68) Dado que la magnitud del valor de una mer-canca representa slo la cantidad de trabajo que incor-pora, se desprende que todas las mercancas, si se to-man en ciertas proporciones, deben ser iguales en valor. Si el poder productivo de todas las clases diferentes de trabajo til requeridos para la produccin de [un producto determinado] permanece constante, la suma de los valores de este producto] aumenta con su nmero. . . Pero si suponernos que la duracin del trabajo necesario. . . se duplica o se reduce a la mitad... aunque en ambos casos (la utilidad del producto] sigue siendo la misma. . . puede haber [un cambio] en la magnitud de su valor.

    (69) El poder productivo, por supuesto, slo se es-tablece por referencia al trabajo en alguna de sus formas

    57 .

  • concretas tiles. . . El trabajo til se convierte. . . en una fuente mas o menos abundante de productos segn su proporcin con los aumentos y reducciones de la pro-ductividad. Por otro lado, ningn cambio en la produc-tividad afecta al trabajo representado por valor. . . Cual-quiera que sea la variacin en el poder productivo, el mismo trabajo ejecutado durante perodos iguales de tiempo rinde cantidades iguales de valor. Sin embar-go, . . . rinde cantidades diferentes de valores de uso: mayores si aumenta el poder productivo y menores si disminuye. La misma variacin del poder productivo, que incrementa los frutos de trabajo y en consecuencia la cantidad de valores de uso producidos por el trabajo, disminuir el valor total de esta cantidad incrementada de valores de uso, supuesto que tal variacin disminuye la cantidad total de tiempo de trabajo necesario para su produccin. . .

    (70) . . .Las mercancas tienen una forma de valor comn a todas. . . [es decir], su forma de dinero. . . Las magnitudes de cosas diferentes pueden compararse cuan-titativamente slo cuando estas magnitudes se expresan en trminos de la misma unidad. . . Nuestro anlisis ha mostrado que [esta] forma o expresin de valor de una mercanca se origina en la naturaleza del valor, y no que el valor y su magnitud se originen en la forma de su ex-presin como valor de cambio. . . Cada producto del tra-bajo tiene, en todos los estados de la sociedad, valor de uso; pero slo en una poca definida del desarrollo de la sociedad el producto se transforma en mercanca; o sea, en la poca durante la cual el trabajo empleado en la pro-duccin de un artculo til se expresa como una de las cualidades objetivas de este artculo; es decir, como su valor. Se desprende de esto que la forma-valor elemental es tambin la forma primitiva bajo la cual un producto del trabajo aparece histricamente como una mercanca, y que la transformacin gradual de tales productos en

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    mercancas, procede pari passu con el desarrollo de la forma-valor. . .

    (71) La forma equivalente universal [de las mercan- cas] es una forma de valor en general. Esta puede ser asumida, en consecuencia, por cualquier mercanca... Si una mercanca llega a tomar la forma equivalente uni- versal. . . es slo por y en tanto que ha sido excluida del resto de todas las dems mercancas. . . Es slo a partir de este momento que la forma general del valor relativo del mundo de las mercancas adquiere consistencia real y validez social general. [Esta] mercanca particular. . . se convierte as en la mercanca-dinero, sirve como di- nero. . . El carcter directo y universal de intercambio, o sea, la forma equivalente universal, ha venido a ser, final- mente y por costumbre social, identificada con una sus- tancia, el oro. El oro es dinero ahora con referencia a todas las dems mercancas, slo porque previamente, por referencia a ellas, era una simple mercanca. Como to- das las dems mercancas, poda servir como un equiva- lente. . . Gradualmente comenz a servir, dentro de lmi- tes variables, como equivalente universal. Tan pronto como monopoliz esta posicin. . . se convirti en mer- canca dinero. . .

    (72) Una mercanca aparece, a primera vista, como algo trivial y fcil de comprender. . . En tanto que valor de uso no tiene nada de misteriosa, sea que la conside- remos desde el punto de vista de sus propiedades para satisfacer necesidades humanas o desde el ngulo de aquellas propiedades que son producto del trabajo huma- no. . . Sin embargo, tan pronto como aparece como mer- canca se transforma en algo trascendente. . . El carcter mstico de las mercancas, en consecuencia, no se origina en su valor de uso...

    (73) Una mercanca es algo misterioso, entonces, sim-

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  • plemente porque en ella el carcter social del trabajo humano aparece como un carcter objetivo. . . porque la relacin de los productores con la suma total de su pro-pia labor se les aparece como una relacin social que existe, no entre ellos mismos, sino entre los productos de su trabajo. Esta es la razn por la cual los productos del trabajo se transforman en mercancas, en cosas so-ciales. .. Una relacin social definida entre los hombres asume, a su propia vista, la forma fantstica de una rela-cin entre las cosas. . . Esto es lo que yo llamo el feti-chismo adherido a los productos del trabajo tan pronto como se producen como mercancas, y que es insepara-ble de la produccin de mercancas. . . De ah que cada vez que ponemos en relacin los productos de nuestros trabajos respectivos como valores, no vemos en ellos a los recipientes materiales del trabajo humano homog-neo. . . El modo de produccin en el cual el producto toma la forma de una mercanca, o bien es producido directamente como una mercanca, es la forma ms gene-ral y embrionaria de la produccin burguesa. . .

    (74) Es obvio que las mercancas no pueden ir al mercado e intercambiarse por su propia cuenta. Debe-mos recurrir a sus guardianes, que son tambin sus pro-pietarios. . . Para que unos objetos puedan entrar en relacin con otros como mercancas, sus guardianes. . . de