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1 ANOTACIONES SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA EN EL PRIMER CICLO DE EDUCACIÓN BÁSICA ANGÉLICA JOHANA TORRES CASTAÑEDA UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN PROYECTO CURRICULAR DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA BOGOTÁ D.C. 2015

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1

ANOTACIONES SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA EN EL PRIMER

CICLO DE EDUCACIÓN BÁSICA

ANGÉLICA JOHANA TORRES CASTAÑEDA

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

PROYECTO CURRICULAR DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON

ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ D.C.

2015

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ANOTACIONES SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA EN EL PRIMER

CICLO DE EDUCACIÓN BÁSICA

ANGÉLICA JOHANA TORRES CASTAÑEDA

Código: 20092160056

Armando Granda Gaviria

DIRECTOR

Investigación para optar al título de Licenciado en Educación Básica con Énfasis en

Humanidades y Lengua Castellana.

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

PROYECTO CURRICULAR DE LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON

ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y LENGUA CASTELLANA

BOGOTÁ D.C.

2015

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ANOTACIONES SOBRE LA ENSEÑANZA DE LA LITERATURA EN EL PRIMER

CICLO DE EDUCACIÓN BÁSICA

CARLOS JAVIER MOSQUERA SUÁREZ

Rector

GIOVANNI RODRIGO BERMÚDEZ BOHÓRQUEZ

Vicerrector Académico

MARIO MONTOYA CASTILLO

Decano Facultad de Ciencias y Educación

ADRIANA GORDILLO ALFONSO

Coordinadora Proyecto Curricular

Licenciatura en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

BOGOTÁ D.C

2015

4

NOTA DE ACEPTACIÓN

____________________________________________________

____________________________________________________

____________________________________________________

____________________________________________________

__________________________________

Firma del jurado

___________________________________

Firma del jurado

___________________________________

Ciudad y Fecha

5

Dedicatoria

A mi familia, Lucio y Teresa, abuelos entrañables y a mis hermanos, Óscar, Víctor,

Adriana y Marilyn, por su paciencia y compañía a lo largo de este camino.

6

Agradecimientos

En principio, a los niños que se enfrentaron al pesimismo que parece haberse adueñado de quienes

asistimos a la escuela; por su insistente sorpresa cuando no esperábamos nada. A John por su

paciencia, su escucha y su guía en el tránsito por este comienzo. A Andrés Peña por sus

invitaciones- en ocasiones varias, percibidas como llamados de atención, como un pequeño

sacudón- a leer e inquietarse. Andrés Fernández por lo que parece ser una amistad duradera. A

Consuelo Céspedes por impedir las miradas desatentas, por insistir en el detalle, por instaurar la

inquietud y la curiosidad por lo que se hace. Este quehacer entendido como un ejercicio inacabado.

Finalmente, a quienes de alguna forma estuvieron en el camino para bien o para mal propiciando

la posibilidad de decidir o elegir sobre lo que vendrá.

7

UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS

FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN

LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN HUMANIDADES Y

LENGUA CASTELLANA

Anotaciones sobre la enseñanza de la literatura en primer ciclo de educación básica

RESUMEN ANALÍTICO

Aspectos Formales

Tipo de documento: Monografía.

Tipo de impresión: Digital formato Carta.

Acceso al documento: Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Facultad de Ciencias y

Educación. Proyecto Curricular en Educación Básica con Énfasis en Humanidades y Lengua Castellana.

Título del documento: Anotaciones sobre la literatura infantil en primer ciclo

Autor: Angélica Johana Torres Castañeda

Director: Armando Granda Gaviria

Aspectos de investigación

Palabras claves: primer ciclo, lectura, lector, literatura, lenguaje, lengua, pedagogía, didáctica,

estrategia, lineamientos curriculares, estándares.

Descripción:

Documento monográfico para optar al título de pregrado como licenciada en educación básica con énfasis

en humanidades y lengua castellana; de carácter reflexivo; el cual recoge tres miradas a la literatura

infantil: una institucional, que agrupa distintos documentos del Ministerio de Educación Nacional, MEN

y la Secretaría de Educación Distrital; una teórica, si se quiere, que acude a la perspectiva de distintos

8

autores sobre la enseñanza de lengua y con ello, al lugar de la literatura; por último, una propia, que

responde a la reflexión que surge de la práctica de formación docente.

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Unamuno, M. d. (1978). Niebla. España: Espasa-Calpe.

Wellek, R. y. (1953). Teoría Literaria. Madrid: Gredos.

Contenido

Introducción

1. Perspectiva institucional de la educación

1.1 Presentación

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1.2 Parámetros para un sistema educativo por ciclos: mirada a los documentos institucionales

1.3 Lineamiento curricular para primer ciclo para educación inicial: más cerca de la materia

1.4 A propósito de la literatura: orientaciones Secretaría de Educación del Distrito

1.5 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos?

2. Reflexiones sobre la lengua, la literatura y su relación con los más pequeños: mirada desde fuera

de las instituciones

2.1 Presentación

2.2 Expectativas sobre la enseñanza de lengua

2.3 Sobre el acto de la lectura: un lugar privilegiado para la existencia

2.4 Sobre el lector: la intimidad y el silencio

2.5 Literatura para niños

2.6 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos?

3. Traer a la memoria: práctica de formación docente 2013

3.1 Algunas reflexiones acerca de la literatura infantil en el aula de primer ciclo

3.2 La evaluación: mirada retrospectiva a la práctica 2013

4. Conclusiones y recomendaciones: ¿Cómo abrir las relaciones posibles entre el niño de primer

ciclo de educación básica y la literatura infantil?

5. Bibliografía

Anexos:

Unidad didáctica diseñada para preescolar 02 IED OEA, localidad de Kennedy

(Tal como sucedió)

Informe de prácticas: para retomar- vuelta al aula

Semana del idioma- programación de lecturas literarias para toda la sede de primaria

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Metodología:

Dado el interés por formular algunas anotaciones o conjeturas acerca de los modos como podría

enriquecerse la relación entre la literatura infantil y el niño de primer ciclo. Partiendo de la consideración

de que allí se ubica la apertura al mundo narrativo, desde situaciones que resultan problemáticas en el

primer ciclo en la relación que se entreteje entre el niño y la literatura infantil. Esta propuesta de trabajo

se coloca en un estudio descriptivo-explicativo, puesto que intenta poner en relieve los modos en los

cuales el aula de primer ciclo presenta la literatura infantil al niño que ingresa a la escuela, para

posteriormente recoger algunos aportes, resultado de la reflexión de la práctica pedagógica, que podrían

funcionar para el enriquecimiento del encuentro entre el mundo narrativo y el niño de primeros grados

de escolaridad.

Conclusiones:

Se concluye que el lugar de la literatura infantil en el primer ciclo lo siguiente:

1. Toda relación con la lectura literaria supone que quien invita a este ejercicio de goce ha hallado

en la literatura lo que espera compartir al niño. Es decir el docente debe ser un lector literario,

debe hacer parte de su vida aquello que quiere contagiar.

2. No es posible esquivar la opinión de un niño sobre lo que está siendo leído. Cada uno de los

movimientos de sus afectos al encontrarse con la literatura resultan fundamentales al fundar una relación

para la vida.

3. La intimidad del acto de lectura es un asunto del que debe ocuparse el docente en el aula de clase.

Pese al interés por evaluar que la lectura se está llevando a cabo, el silencio de quien lee ante lo

que ha encontrado merece principal atención; no puede suponerse como alternativa única la

exteriorización de lo leído para corroborar que la literatura significa algo para quien lee.

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4. No debe temerse a la relación con obras clásicas. Estas pueden propiciar una apertura hacía formas

complejas del lenguaje literario, de maneras variadas y por ello, de nuevos rumbos para quien lee.

5. No debe temerse tampoco a convocar a la lectura a personas distintas a los niños que asisten al

aula. Ya que, es equivocado pensar que el docente, el padre de familia y otros se encuentran

exentos de la literatura, quizá no han sido participes de un encuentro con esta.

6. La práctica cotidiana de la lectura obedece a la búsqueda insaciable de respuestas a preguntas

que aún pensadas como elementales, adquieren fuerza en el pensamiento de muchos, de manera

que no debe despreciarse la pregunta del niño acerca de su mundo cuando otras cosas le ha

propuesto la literatura.

7. La práctica cotidiana de la lectura atiende a pensar que no estamos potenciando un ejercicio que

ha sido el resultado de la influencia del hogar. De modo que, es la escuela aquella que

verdaderamente abre las puertas a la literatura, las relaciones como se dijera antes se ha invertido.

Ingresar a la escuela equivale a descubrir lo que es el mundo narrativo, lo que es lo literario.

8. Para los niños poder plasmar su ideas alrededor de los leído es un evento que resulta agradable,

es decir que disfrutan y les hace sentir que la lectura tenía un valor agregado distinto a esperar

que se estuvieran quietos y guardaran total silencio.

9. El primer ciclo merece ser entendido como la apertura a modos distintos del lenguaje; lo cual

implica reconocer que el goce literario no merece instaurarse en la educación inicial o preescolar,

como excusa para establecer normas tales como la quietud y el silencio. Se espera que los niños

gocen realmente con la literatura desde los primeros años en la escuela, condensados en lo que se

ha denominado primer ciclo, de manera que en lo que sigue por su propia iniciativa curioseen

acerca de la literatura.

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Resumen

Este documento presenta un recorrido por diferentes escenarios que a su vez se constituyen

como perspectivas sobre el lugar de la literatura en la educación inicial y de primer ciclo. La

primera una mirada institucional que sitúa dentro de los aprendizajes a propiciarse en la escuela,

al lenguaje, y dentro de este a la literatura; la segunda, la reflexión que a lo largo del tiempo se ha

hecho sólida por parte de los diferentes autores que se han preguntado por la lengua, la literatura,

la literatura para niños; finalmente, se presentan algunas afirmaciones acerca del lugar de la

literatura en el aula de primer ciclo. Estas, resultado de la reflexión que se hizo obligatoria durante

la práctica de formación docente en el año 2013. Lo que se recoge allí es la agrupación de acciones

que se consideran convenientes para abrir las relaciones posibles entre el niño de primer ciclo y la

literatura infantil.

En suma, el documento se localiza como una síntesis de diferentes miradas sobre la

literatura, que incluye aquellas reflexiones que se hicieron necesarias durante la práctica de

formación docente en un momento cuando aún las preguntas acerca de la relación del niño con la

literatura no se habían instaurado tan fuertemente. Se trata quizá de un movimiento que va desde

el afuera de la escuela hasta quien intenta hallar alternativas al estar allí.

Palabras Clave:

Primer ciclo, lectura, lector, literatura, lenguaje, lengua, pedagogía, didáctica, estrategia,

lineamientos curriculares, estándares.

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Abstract:

This work presents a route through different sceneries that talk us about the position of

literature in early education, especially the first cycle. The first theme is a deep study on

institutional documents that situates the language and literature, within the learning in school. The

second one, is a theoretical reflection that all the time has turned solid by different authors who

have wondered about the language, literature, children's literature; finally, some affirmations about

the place of literature in the first cycle's classroom are presented. These are results from the

approach that I became to understand about the practice of teacher training in 2013. What is

collected here is the grouping of shares that are considered convenient to open the possible

relationships between the child of first cycle and the children's literature.

Key Words:

First cycle, reading, reader, literature, language, language pedagogy, teaching strategy, curriculum

guidelines, standards.

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Contenido

Introducción ..............................................................................................................................16

1. Perspectiva institucional de la educación ...........................................................................24

1.1 Presentación .........................................................................................................................24

1.2 Parámetros para un sistema educativo por ciclos: mirada a los documentos institucionales

....................................................................................................................................................24

1.3 Lineamiento curricular para primer ciclo para educación inicial: más cerca de la materia

....................................................................................................................................................35

1.4 A propósito de la literatura: orientaciones Secretaría de Educación del Distrito… ............45

1.5 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos? …………..…………………….. .................60

2. Reflexiones sobre la lengua, la literatura y su relación con los más pequeños: mirada

desde fuera de las instituciones ...............................................................................................63

2.1 Presentación .........................................................................................................................63

2.2 Expectativas sobre la enseñanza de lengua .........................................................................64

2.3 Sobre el acto de la lectura: un lugar privilegiado para la existencia ...................................71

2.4 Sobre el lector: la intimidad y el silencio ...........................................................................73

2.5 Literatura para niños ...........................................................................................................76

2.6 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos? ......................................................................80

3. Traer a la memoria: práctica de formación docente 2013

3.1 Algunas reflexiones acerca de la literatura infantil en el aula de primer ciclo ....................83

3.2 La evaluación: mirada retrospectiva a la práctica 2013 ........................................................... 89

4. Conclusiones y recomendaciones: ¿Cómo abrir las relaciones posibles entre el niño de

primer ciclo de educación básica y la literatura infantil? ........................................................93

5. Bibliografía .................................................................................................................................... 100

Anexos:

Unidad didáctica diseñada para preescolar 02 IED OEA, localidad de Kennedy

(Tal como sucedió)

Informe de prácticas: para retomar- vuelta al aula

Semana del idioma- programación de lecturas literarias para toda la sede de primaria

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Introducción

Enseñar a leer y escribir es un desafío que transciende ampliamente la

alfabetización en sentido estricto. El desafío que hoy enfrenta la escuela

es el de incorporar a todos los alumnos a la cultura de lo escrito, es el de

lograr que todos sus exalumnos lleguen a ser miembros plenos de una

comunidad de lectores y escritores. Lerner

-Hay que sacrificarse. El estudio, y estudio oscuro, paciente, silencioso, es

mi razón de ser en la vida. Pero yo, ya lo sabe usted, soy un modesto

modestísimo obrero del pensamiento, que acopio y ordeno materiales para

que otros que vengan detrás de mí sepan aprovecharlos.

La obra humana es colectiva; nada que no sea colectivo es ni sólido ni

durable…

Niebla, Unamuno

El lugar de la literatura infantil en el aula de preescolar adquiere un carácter auxiliar, en la

mayoría de las oportunidades. A esta se puede entregar el tiempo que resta a actividades ejecutadas

rápidamente por los niños; también las horas que no cuentan con una planeación precisa, pero

exigen ocupar al niño en alguna actividad; o el espacio destinado para la enseñanza de hábitos

valiosos como aprender a guardar silencio o a sentarse adecuadamente. En situaciones como estas

la literatura sustenta o brinda apoyo en el aula de clase al interés por hacer del tiempo aquello

invertido o aprovechado en su totalidad.

Ahora bien, ante el imperativo de enseñar a los niños a cumplir y respetar la norma y con

ello, la institucionalidad a la que han ingresado [1], a saber la literatura no resulta del todo

[1] Al señalar que el carácter fundamental de preescolar como lugar de ingreso a la escolaridad para los más

pequeños, se retoma una de las afirmaciones hechas en la institución de práctica en la cual se indica que los niños acuden allí para aprender a respetar las normas y en la misma vía la institucionalidad a la que ingresan

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conveniente a menos que garantice el cumplimiento de este objetivo; tal vez, logre ocupar espacios

en las clases que superaron en menor tiempo la actividad planeada, sin garantía cierta de contar

con un lugar relevante dentro del aula, de ser principal para lo que allí se propone. Luego, al indagar

por el papel del docente de lenguaje en un aula de educación inicial, se observa el apoyo al proceso

de alfabetización calculado para esta etapa. De modo que niños y niñas alcancen al culminar el

curso una decodificación primaria del sistema de la lengua. Sin restar importancia al proceso

anterior, el presente trabajo pretende indagar acerca de los presupuestos que en lo tocante a la

literatura se tienen para el aula de primer ciclo, los cuales al ser agrupados desde distintas

perspectivas puedan ofrecer alguna respuesta a la pregunta por: ¿Cómo abrir las relaciones

posibles entre el niño de primer ciclo de educación básica y la literatura?

Dicha formulación adquiere validez ante el interés por recuperar aquellas experiencias u

experimentos llevados al aula durante la práctica pedagógica en el 2013, la cual por fortuna tuvo

como escenario el grupo de preescolar 02 de la Institución Educativa, OEA, de la localidad de

Kennedy. En aquella oportunidad, la literatura infantil adoptó el carácter suplente de otras

actividades que por una razón cualquiera requerían tal auxilio. Se disponía de textos enmarcados

como literarios para suplir lo inesperado, sin certeza alguna acerca de si estar allí es el resultado

de la elección o de un imprevisto. En vista de lo anterior, se plantea que cada una de las

oportunidades en las cuales se trasladó al aula de preescolar la literatura infantil y porque no,

aquella fuera del marco etario, suponen un ejercicio de reflexión que aporta a las relaciones

posibles entre el niño de primer ciclo y el mundo narrativo al que se espera pueda ingresar.

Reflexiones que conjugan preguntas como: ¿Qué es la literatura infantil en el primer ciclo? ¿Cómo

son los niños de primer ciclo? ¿Qué aprende el niño de primer ciclo sobre la literatura? ¿Qué

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sugiere el aula de primer ciclo sobre la literatura infantil? ¿Qué elementos se conjugan en

la lectura de literatura infantil? ¿Para qué la literatura infantil en el primer ciclo?, entre

otras.

Con todo, se plantea como objetivo principal desarrollar estrategias pedagógicas que

permitan la apertura de la relación entre el niño de primer ciclo de educación básica y la

literatura infantil como ingreso al mundo narrativo, orientados por cada uno de los pasos

propuestos en los objetivos específicos que trazan la línea de acción del presente documento, estos

se constituyen como elementos de organización de la indagación y se presentan de la siguiente

manera: 1. Indagar sobre el qué, el para qué y el cómo de la literatura infantil en el aula de primer

ciclo; 2. Identificar el tipo de relaciones que se dan entre el niño de primer ciclo y la literatura

infantil en el aula; 3. Reconocer los elementos que podrían renovar la relación entre el niño de

primer ciclo y la literatura infantil, para potenciar el ingreso en el mundo narrativo; 4. Desarrollar

hipótesis respecto a las relaciones posibles entre el niño de primer ciclo y la literatura infantil

como estrategias pedagógicas para el ingreso en el mundo narrativo.

A partir de estos objetivos se presenta un recorrido que recoge tres perspectivas acerca de

la literatura en su generalidad y de la literatura infantil en el marco especifico de la indagación

propuesta. La primera corresponde al marco institucional, este camino iniciará el recorrido con

una presentación de los aspectos que sobre el primer ciclo recogen algunos documentos de orden

magisterial o puestos en circulación por la Secretaría de Educación Distrital de Bogotá, tales

como: Organización del Sistema Educativo. Conceptos Generales de la Educación Preescolar,

Básica y Media (2009); Reorganización Curricular por Ciclos. Referentes Conceptuales y

Metodológicos (2011); Lineamiento Pedagógico y Curricular para la Educación Inicial en el

Distrito (2010); Cartilla Ambientes de Aprendizaje para el Desarrollo Humano. Reorganización

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Curricular por Ciclos volumen 1 y 3(S.F); y finalmente, Estándares Básicos de Competencias en

Lenguaje (2006) y Lineamientos Curriculares Lengua Castellana (1998). Cada uno de estos

documentos aporta un panorama de los presupuestos que podrían direccionar el quehacer docente

en las aulas de clase para las áreas consideradas dentro del aprendizaje de los niños y los jóvenes

por las instituciones estatales de vigilancia y supervisión de la educación en el país y el distrito.

Al entrar en este tipo de documentos se podrá evidenciar que son distintos los elementos

que deben confluir para atender la formación de niños que apenas se ponen en contacto con la

institución educativa, dentro de los cuales se incluye la literatura como pilar del trabajo

pedagógico, relevante para potenciar la dimensión comunicativa que se plantea como vital en el

desarrollo del niño de primer ciclo.

El siguiente apartado centra la atención en la literatura desde la mirada de distintos autores,

no obstante el interés por revisar aquellos puntos de vista, implicó retroceder a consideraciones

acerca de la enseñanza de la lengua desde las concepciones de autores como Daniel Cassany

(1998), el cual agrupa algunos aportes en el texto: Enseñar Lengua, que funcionan como aspectos

que articulados se instalan en los diferentes propósitos que persigue la enseñanza de la lengua,

como es el desarrollo de procesos de lectura y escritura, la consecución de las habilidades

lingüísticas escuchar, hablar, leer y escribir, aprendizaje de la tradición literaria, entre otros. De

manera paralela se acudió a textos que postulan desde la psicología consideraciones acerca de la

enseñanza y aprendizaje de cualquier saber. Principalmente se revisó el modelo de enseñanza

dialogante de Louis Not y la psicología evolutiva aplicada a la didáctica de Hans Aebli, a partir de

los textos: Enseñanza Dialogante (1992) del primero de los autores y 12 formas básicas de enseñar

(2001) del segundo de ellos. La intención al ingresar a los postulados de la psicología es el

reconocimiento de una de las miradas que ha determinado fuertemente las propuestas de

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formación en el país, en especial en los presupuestos de orden institucional impartidos desde los

equipos de trabajo del ministerio. Seguidamente, se entra en materia, al revisar el trabajo de autores

que organizan la reflexión alrededor de la literatura, como son Teresa Colomer (1998, 2002, 2005),

Delia Lerner (2001), Daniel Pennac (1993), Juan Domingo Argüelles (2008), Jorge Larrosa (S.F)

y otros. Al ingresar en la lectura de textos como: Introducción a la literatura infantil y juvenil, La

formación del lector literario. Narrativa infantil y juvenil, Andar entre libros y Siete llaves para

valorar las historias infantiles de Colomer; Leer y escribir en la escuela: lo real, lo posible, y lo

necesario de Lerner; Como una novela de Pennac, entre otros, es aproximarse a los trabajos que

han reflexionado alrededor de la literatura, como una de las perspectivas que define

significativamente los posibles caminos para entregar un lugar a dicha literatura en el aula de

primer ciclo, contribuyendo a su vez con una revisión pormenorizada de los aciertos y desaciertos

de los ejercicios propuestos durante la práctica pedagógica con niños de primer ciclo en el año

2013.

El tercer apartado intenta reconstruir aquellos ejercicios llevados al aula de preescolar

durante la práctica pedagógica de 2013 en la Institución Educativa Distrital, OEA, destacando las

situaciones procedentes de actividades que convocaron a diferentes personas a aproximarse a la

literatura, a abandonar un poco de lo estrictamente diseñado para la jornada. De modo que estas

puedan ser objeto de revisión a la luz de los presupuestos señalados en los apartados anteriores,

los cuales permitirán conjugar los elementos necesarios para incorporar al capítulo de conclusiones

y recomendaciones, por ser allí el espacio en donde la pregunta por ¿Cómo abrir las relaciones

posibles entre el niño de primer ciclo de educación básica y la literatura infantil?, toma forma al

consolidarse como el conjunto de acciones que podrían dar apertura a una relación estrecha entre

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el niño de primer ciclo y el mundo narrativo, mejor aún podría estrechar aquella relación para su

continuidad.

Así, vale la pena agregar que Anotaciones sobre la enseñanza de la literatura en el primer

ciclo de educación inicial es en apariencia un título que supone un ejercicio elemental de

indagación acerca del lugar de la literatura en el aula de clase de primer ciclo. Acerca del cual

podría pensarse en: un listado bibliográfico que compile las sugerencias de lectura literaria para

el aula de primer ciclo; o quizá un listado de actividades convenientes para incluir la literatura

dentro de la cotidianidad del aula de los más pequeños; igualmente posible, es un estado de la

literatura infantil en aquello que ha sido denominado primer ciclo o la organización de una historia

de esta literatura en nuestro país en un periodo determinado. También, desde el primer ciclo podría

tratarse de un ejercicio que recoge los lineamientos u orientaciones desde el marco de las

instituciones educativas y el Ministerio de Educación Nacional, MEN, para la enseñanza de la

literatura en primer ciclo; así como, la organización sistemática de la información de las

pedagogías puestas en el aula de acuerdo con el valor entregado a la literatura por parte de las y

los docentes que desarrollan su labor con niños entre 3 y 5 años de edad, además de otras tantas

opciones. Asuntos como estos aparecen en el desarrollo del documento como territorios obligados

al transitar por las preguntas señaladas con anterioridad, sin embargo, no constituyen el eje central

de la indagación, puesto que la motivación principal de la misma recae en recordar o recuperar un

poco de la práctica pedagógica, con especial atención en aquellas experiencias que implicaron la

toma de decisiones y originaron resultados que enmarcaron la reflexión sobre el modo como

podría llevarse la literatura al aula de primer ciclo y en el mismo orden como podría ingresar el

niño en el mundo narrativo. Con la salvedad que no se trata de una especie de sistematización de

prácticas que podría ahondar en describir de manera cronológica una serie de actividades como

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comprobación del trabajo en aula, mejor se intenta reconocer que el trabajo allí realizado supone,

pese a un conjunto de incertidumbres propias de la formación como docente del área de lenguaje

en formación, la toma de decisiones -si se quiere, un tanto arriesgadas y en ocasiones, el resultado

de la instantaneidad de las preguntas hechas por los niños y por lo mismo puestas en marcha tras

no hacer parte de lo planeado- que merecen inscribirse como aportes a la reflexión sobre la

relación posible entre el niño que apenas ingresa a la escolaridad y el mundo literario.

Finalmente, es importante hacer mención de algunas de las situaciones que delimitaron la

lectura de las diferentes fuentes o los procedimientos mediante los cuales se ingresó a su revisión,

partiendo del carácter descriptivo-explicativo en el cual se ubica el presente documento. En

principio, los diferentes autores y fuentes institucionales responden, en su gran mayoría, a la

bibliografía recomendada para iniciar esta indagación; otros, un grupo menor, a la sugerencias de

lectura de espacios de formación propios del plan de estudios de la Licenciatura en educación

básica con énfasis en humanidades y lengua castellana. Cada uno de ellos permitió la fijación de

una estructura apropiada al desarrollo de los objetivos propuestos para la indagación y el contenido

del documento. En el camino se definió como agrupar el listado de bibliografía con la cual se

contaba, determinando que lo más adecuado era establecer el escenario de realización de cada texto

como marco de agrupación, organizando de este modo dos grupos, el primero el de los documentos

de carácter institucional que se espera hagan parte de la labor de los docentes en el aula; el segundo

de los autores que habían cursado en la literatura como personas en permanente reflexión sobre el

acto de leer y la literatura. Adicional a ello, se acude a la revisión de los ejercicios llevados al aula

de clase de preescolar de la Institución Educativa Distrital, OEA.

Respecto de las dificultades encontradas en la lectura de cada una de las fuentes debe

indicarse que ciertamente los grupos establecidos admitieron la elección de los aspectos de mayor

23

relevancia y pertinencia para definir las relaciones posibles entre el niño de primer ciclo y la

literatura infantil y en pocos casos el ejercicio de lectura fue abandonado dado lo inconveniente de

avanzar en la lectura de textos que han sido fruto de recortes de diferentes autores, lo cual no

aporta en gran medida a los aspectos importantes. Así, tras la agrupación por escenario de

realización de cada uno de los documento, se siguió a la elección de los apartados de mayor riqueza

en sus reflexiones, para luego articularlos en cada uno de los capítulos que contiene este

documento; ello bajo el interés de encontrar allí una reflexión alrededor del lugar de la literatura,

para el caso particular de la literatura infantil en primer ciclo.

24

1. Perspectiva institucional de la educación

1.1 Presentación

Ante la pregunta ¿Qué es la literatura infantil en el aula de primer ciclo de educación

básica?, se torna relevante acudir a los documentos rectores de la educación, por tratarse de

documentos comunes a los escenarios escolares y de importante eco entre los y las docentes que

desarrollan su labor con niños de primer ciclo. La aproximación a cada uno de estos, supone

como tarea principal la comprensión de la organización del sistema educativo por ciclos, pasando

por los aspectos relacionados con la estructura de los mismos; los presupuestos de la educación

por ciclos; la mirada a los ambientes de aprendizaje y los lineamientos curriculares y pedagógicos

que han sido señalados como fundamentales dentro de la educación de los más pequeños, estos

últimos, abocados a una mirada sobre la literatura.

En otras palabras, situarse en este ámbito corresponde a la necesidad de identificar las bases

que han organizado el actual modelo educativo, no obstante, el ejercicio de comprensión resultaría

del todo inadecuado de no ser estos documentos de importante relevancia en las aulas, superando

incluso el carácter orientador que afirman tener para instaurarse como lo únicamente posible.

1.2 Parámetros para un sistema educativo por ciclos: mirada a los documentos

institucionales

Así, el recorrido inicia con La Organización del Sistema Educativo. Conceptos Generales

Educación Preescolar, Básica y Media, del Ministerio de Educación Nacional, MEN, del año

2009, cuando se habla de Revolución Educativa, bajo la dirección de Cecilia María Vélez White,

Ministra de Educación Nacional. El carácter de este documento es administrativo dado su énfasis

en indicar la responsabilidad de cada uno de los miembros de la comunidad que desarrollan

25

acciones específicas para el sector educativo, pasando por: la organización sectorial, las entidades

territoriales, condiciones de préstamo del servicio, competencias y responsabilidades

institucionales, políticas organizativas, entre otras; incluida la Planeación escolar sobre la cual es

preciso detenerse, ya que presenta como afirmación central el carácter dinámico y cambiante del

escenario en el que se dispone el trabajo, desde diferentes manos, al interior de la institución

educativa; direccionado a dar respuesta a las demandas de un mundo globalizado que impone

tajantemente retos a la educación, los cuales deben, además de recibir una respuesta a las demandas

que expresa, estar bajo supervisión estatal, de modo que puedan ser parte de la realidad y

especialmente efectivos, siendo en perspectiva global los objetivos de una educación que avanza

en correspondencia con los cambios del mundo, como se expresa a continuación:

El ambiente en que se desarrolla el trabajo en cada establecimiento educativo es cambiante y

dinámico, situación que debe observar constantemente el Secretario de Educación, a través de su

equipo de trabajo, para ofrecer apoyo y orientaciones oportunas y pertinentes, que fortalezcan la

gestión educativa desempeñada por aquel. Las dinámicas del mundo contemporáneo le imprimen

nuevos retos a la educación, relacionados con el uso intensivo de nuevas tecnologías y nuevas

formas de comunicación, así como con el manejo de un segundo idioma, de lenguajes artísticos y

étnicos; por lo tanto, las secretarías de educación no pueden ser ajenas a estos procesos. (Ministerio

de Educación Nacional, MEN., 2009, p. 36)

Seguidamente esta sección se refiere a que dichas acciones consagradas a los retos de la

educación encuentran regulación desde la Ley de Educación Nacional y el Proyecto Educativo

Institucional, PEI, en donde se garantiza a los centros educativos la libertad para estructurar

autónomamente las áreas fundamentales del conocimiento, a partir de las consideraciones puestas

en claro en el párrafo siguiente:

26

Las reglas de juego que rigen el actuar de los establecimientos educativos son las que la ley y el

PEI, el cual fija los principios, fines, estrategias pedagógicas, recursos y reglamento de cada plantel.

En este contexto gozan de autonomía para organizar las áreas fundamentales de conocimientos,

definidas para cada nivel; introducir asignaturas optativas dentro de las áreas previstas en la ley;

adaptar algunas áreas a las necesidades y características regionales; adoptar métodos de enseñanza;

y organizar actividades formativas, culturales y deportivas, en el marco de los lineamientos que

defina el Ministerio de Educación Nacional. (Ministerio de Educación Nacional, MEN., 2009,

p. 36)

Por su parte, el documento Reorganización Curricular por Ciclos. Referentes conceptuales

y metodológicos, segunda edición, elaborado por la Secretaría de Educación de Bogotá, durante el

gobierno de la Alcaldesa encargada Clara López, en 2011, explicita la necesidad de entregar a la

pedagogía el protagonismo que le corresponde en el escenario educativo, y en esa vía, a los

procesos que allí se gestan de manera permanente. De modo que frente a este objetivo el

documento busca conjugar las orientaciones necesarias para alcanzar las transformaciones, que se

espera, propicie un sistema educativo por ciclos; el cual entre otras cosas, se afirma como

pertinente en el ámbito educativo y político. Dichas orientaciones, se asegura en el documento,

tienen como intención brindar elementos de orden conceptual y metodológico que favorezcan las

transformaciones urgentes y por demás, pretendidas para situar en la realidad la educación de

calidad para el distrito.

Dentro de los conceptos de mayor énfasis se encuentra el Proyecto de Vida, que se instaura

como agente dinamizador de las experiencias que toman forma en el ámbito escolar y sobre el cual

se establece lo que sigue de acuerdo con la Secretaria de Educación del Distrito:

El concepto de proyecto de vida que se propone parte del análisis existencial en términos de las

dimensiones existenciales objetivas (tener, estar y hacer), las cuales se articulan para construir el

27

sujeto (ser); desde el proyecto de RCC, estas dimensiones corresponden a los aspectos cognitivo,

socioafectivo y físico-creativo, los cuales se constituyen en aspectos fundamentales para el

desarrollo del proyecto de vida. (2011, p. 27)

Lo que en consecuencia traza para la formación escolar como tarea vital el desarrollo de

experiencias que tengan especial sentido para la vida de quien se educa, no exclusivamente en el

momento presente en el que recibe la educación sino en el transcurrir de la existencia misma, así

la Secretaría de Educación de Bogotá, agrega:

Por otra parte, las necesidades propias del contexto en el que ocurre el acto educativo constituye la

base para adelantar pedagógicamente la construcción social de sujetos, en función de la búsqueda

de sentido de la vida y sentido de la escolaridad. Desde esta perspectiva se busca armonizar las

demandas sociales (deber ser) con los intereses de los niños, niñas y jóvenes (querer ser) en la

construcción de sus proyectos de vida (poder ser). (2011, p. 28)

Al sostener que es el proyecto de vida una construcción en la que la institución educativa

debe tener principal atención, pues sitúa el “poder ser” del sujeto, instaura como mecanismo para

incrementar potencialmente ese “poder ser” el “esfuerzo personal”, el cual al aumentar de manera

permanente garantiza entonces la solidez del proyecto de vida y en este orden, de la existencia.

Con todo, solo el sujeto que ha dispuesto en su escolaridad del nivel más elevado de su esfuerzo

personal pone en marcha las herramientas necesarias para consolidar un proyecto de vida cada vez

más robustecido, según parece. Para logar la consolidación de dicho proyecto debe diseñarse la

ruta curricular en la que puedan transitar los niños y jóvenes, atendiendo al principio de ser quienes

edifican su proyecto de vida de la mano de la escuela, de tal manera que la pregunta sobre el

currículo se organiza desde asuntos como los expuestos en lo que continúa:

La transformación curricular orienta el sentido de los procesos de enseñanza y aprendizaje, con

pedagogías pertinentes en los contextos local, nacional y global, lo que permite desarrollar en los

28

estudiantes la creatividad, la crítica, la innovación, la pregunta, el cuestionamiento, potenciando

aptitudes sociales, éticas, científicas, su uso y su aplicación, en condiciones que promuevan el

desarrollo individual y social, para mejorar la calidad de vida de todos y todas. De esta manera se

articulan el aprendizaje y la formación, lo que deriva en el disfrute de los derechos fundamentales

que constituye la dignidad del ser humano. (Secretaría de Educación de Bogotá, 2011, p. 30)

Ahora bien, como se expusiera al principio, es la reorganización curricular por ciclos,

aquella que busca posicionar a la pedagogía como cardinal dentro de los procesos que se dan al

interior de la escuela, sin que ello, implique la anulación de las apuestas particulares de la

institución y por supuesto, de las y los docentes, concediendo a los modelos y enfoques la libertad

necesaria para actuar pedagógicamente desde los criterios que la comunidad educativa considere

pertinentes. Como se plantea en el siguiente apartado:

Los enfoques y modelos pedagógicos en el marco de la RCC deben brindar alternativas diferentes

de pensar, sentir y hacer la escuela; esto permite orientar los procesos de enseñanza y aprendizaje

hacia la dignificación de los niños, niñas y jóvenes, a través de estrategias pedagógicas que den

respuesta a sus intereses y necesidades; de este modo, esta política educativa contribuye real y

efectivamente a elevar las condiciones de vida de la población y a hacer de la educación un ejercicio

democrático, participativo y de desarrollo social para todos y cada uno de los ciudadanos,

concretando de esta manera el sentido de la pertinencia. Es en este proceso cuando la autonomía

escolar se vuelve una herramienta que facilita la construcción de innovaciones educativas,

tendientes a mejorar la calidad de la educación. (Secretaría de Educación de Bogotá, 2011, p.

30)

En todo caso, la reorganización curricular por ciclos, requiere de niveles de progreso que

regulen la implementación de los mismos, tales como: mirada general de las instituciones sobre el

sistema educativo por ciclos (nivel I), luego una revisión que permita que las instituciones

29

construyan acuerdos de ciclo, relacionados con las estrategias pedagógicas y las herramientas

didácticas que ingresarán para consolidar su ejecución (nivel II), para finalmente, llegar a los

ambientes de aprendizaje (nivel III): “Con los ambientes de aprendizaje se busca crear condiciones

y circunstancias que propicien en el estudiante la necesidad de aprender algo que le produce

beneficios concretos en la vida […]” (Secretaría de Educación de Bogotá, 2011, p. 36) . Desde la

base de estos tres niveles la Cartilla de Ambientes de Aprendizaje. Reorganización Curricular por

Ciclos, publicada durante la presente alcaldía de Gustavo Petro, recoge la mayoría de los asuntos

tratados en el año 2011, con especial atención en el nivel II y III, dada su estrecha relación e

interdependencia.

En primer lugar, sobre el acuerdo de ciclo, se muestra en la cartilla como prioritaria la

caracterización institucional de la comunidad que allí se forma y de las necesidades que son

identificadas dentro de aquel entorno. Siendo los aspectos centrales de la caracterización la

impronta de ciclo, definida en 2011 como la articulación que se da entre la intención pedagógica

y la identidad entregada a cada ciclo, al respecto la cartilla de Ambientes de aprendizaje afirma lo

siguiente:

El proceso de caracterización que se realiza a nivel institucional y de estudiantes, permite reconocer

las necesidades de orden cognitivo, socio-afectivo y físico-creativo de la población escolar y leerlas

a la luz del contexto local, nacional y global; coherentes con estas estas necesidades y con los

propósitos de formación que definen los docentes de ciclo que corresponden con la impronta de

ciclo. (S.F, p. 22)

Es decir corresponde a la impronta establecer los requerimientos poblacionales, para

determinar las tareas que deben llevarse a cabo para hacer de los ciclos los aprendizajes necesarios

para la vida; seguidamente, los ambientes de aprendizaje requieren además del reconocimiento de

aquellas necesidades que delimitarán los aprendizajes, el desarrollo de estrategias pedagógicas

30

fundadas en lo que el documento refiere como integración disciplinar, de manera que la propuesta

pedagógica se presente coherentemente con el contexto en donde se aprende:

En esta construcción mutua, se hace necesario lograr la integración disciplinar mediante estrategias

pedagógicas por ciclo e interciclo, que faciliten la interdisciplinariedad como estrategia que vincula

y pone en diálogo a las diferentes disciplinas para lograr una visión más holística de la realidad.

La interdisciplinariedad evita aislar el conocimiento, fenómeno que ocurre actualmente por la

dinámica curricular en la especificidad de las áreas. Entonces, lo que marca la ruta es la búsqueda

de puntos de encuentros entre distintas disciplinas (Interdisciplinariedad y transversalidad

curricular), guiadas desde los intereses y necesidades de los estudiantes de cada ciclo (Secretaría

de Educación de Bogotá., S.F, p. 22)

El resultado dadas las anteriores evaluaciones determina finalmente la Base común de

aprendizajes esenciales, BCAE, definidos como aquellas habilidades, conocimientos,

capacidades, entre otras, con las que los todos los seres humanos debemos contar, como lo refiere

el documento de la Secretaría de Educación del Distrito (SF) al citar a Naranjo, autor del texto: La

estructura de los ciclos en el desarrollo curricular: Ideas básicas para la construcción del

currículo (p. 27). A partir de esta BCAE, es que los ambientes de aprendizaje se instalan como

centrales en la configuración efectiva de los ciclos, dado su carácter organizador de las

necesidades. Estas últimas desde la consideración de Max Neef, quien insiste en que la necesidad

no es traducible a la carencia, mejor se sitúa como aquella que genera compromisos, motivaciones,

movilizan a actuar al estudiante, según recuerda la Secretaría de Educación del Distrito. Así, al

ingresar en la identificación de las necesidades los aspectos principales para su localización, son:

cognitivo, socioafectivo y físico-creativo, puestos en marcha desde la noción de desarrollo humano

que retoman los documentos del Ministerio de Educación Nacional y la Secretaría de Educación

de Bogotá, definición que a propósito entrega el programa de las Naciones Unidas para el

31

Desarrollo, retomado por estas instituciones: “el proceso de expansión de las capacidades de las

personas que amplían sus opciones y oportunidades” (Secretaría de Educación de Bogotá., S.F, p.

14).

En el aspecto cognitivo, se sustenta en que el conocimiento es, parafraseando el texto, un

proceso permanente en donde la información es interpretada y reinterpretada por quien aprende

organizando en cada uno de estos movimientos la construcción de un aprendizaje, en

correspondencia a lo postulado por la teoría constructivista. Tal como está planteado, el individuo

se construye de manera permanente; su comportamiento no es el resultado de las prescripciones;

aquello que aprende es el resultado del encuentro de la información nueva con la que ya conoce,

mediante la relación establecida por la estructura cognitiva que posee, siendo la fuente de su

aprendizaje el vínculo entretejido entre sí mismo y su entorno. Su lugar dentro de la educación por

ciclos, implica el diseño de ambientes capaces de propiciar las situaciones de aprendizaje que

brinden la solidez esperada al proyecto de vida.

Por su parte, el aspecto socioafectivo se interesa por orientar al niño o joven hacía el

conocimiento y regulación de sus emociones, de tal manera que pueda enfrentar situaciones desde

la aceptación y respeto de las manifestaciones emocionales del otro, hasta el control de sus

sensaciones en los casos que se requiera. En palabras de la Secretaría de Educación Distrital:

Entonces, desde esta mirada la escuela asume una corresponsabilidad social por propender a la

formación más que a la sanción, reconociendo las necesidades del educando y brindando HV

(herramientas para la vida)2 que faciliten el desarrollo del proyecto de vida y un desenvolvimiento

apropiado en el mundo de hoy. (2011, p. 25)

[2] Esta parte ha sido agregada para señalar lo que significa HV.

32

Para el aspecto físico-creativo acciones como cuestionar, investigar, crear y otras, son las acciones

que deben ser abanderadas en el ambiente educativo en el cual se aprende para la vida, es decir es

tarea de la escuela propiciar los espacios para aprender a comprender el mundo y las múltiples

formas en las que este funciona, a su vez que abre mediante los mecanismos que considere

adecuados la reflexión en lo relativo a aquellas dinámicas de mundo, que en ocasiones, como

resultado del diálogo, requiere que los problemas sean resueltos, además de objeto de reflexión:

“En este sentido, la pedagogía crítica sería el detonante del desarrollo de la capacidad para resolver

problemas, y para descubrir por uno mismo y formando parte de una comunidad de pensadores

que se ayudan mutuamente.” (Secretaría de Educación de Bogotá, 2011, p. 25)

Con todo, el gran objetivo se acoge a la armonización del deber ser, querer ser, poder ser,

que define la ruta de un proyecto de vida que se aventura desde la escuela, atravesando por los

escenarios necesarios para su realización.

Expuesto lo anterior, resulta insuficiente el conocimiento de las necesidades y las rutas posible en

lo concerniente al aprendizaje para la vida, sí los currículos no se ven permeados por las demandas

de transformación que anuncia el sistema educativo por ciclos, así el enfoque curricular insiste

en que las transformaciones a las cuales se apela para la educación, tiene como punto de llegada

la organización de una educación de calidad que reconoce en las acciones pedagógicas lo

pertinente para cada uno de los asuntos esbozados en párrafos pasados, pero además de ello, hace

consciente al estudiante de la relevancia de los procesos de aprendizaje por los cuales atraviesa

para su propia existencia, por lo cual la reorganización curricular por ciclos de la Secretaría de

Educación del Distrito (2011) sostiene:

En la RCC cobra importancia el debate y la discusión sobre las cuestiones del sujeto, el

reconocimiento de las diferentes subjetividades que hacen parte del mundo escolar, así como de sus

condiciones y posibilidad de desarrollo, a partir de expresar su singularidad y reconocer su

33

historicidad; instaurando una mirada compleja del contexto institucional, de lo macro y de lo micro,

donde lo subjetivo del sujeto debe establecer un diálogo con lo objetivo de la sociedad, lo

institucional y lo cultural, lo cotidiano, lo tradicional y lo transformador (p. 29)

Una perspectiva como la expuesta hasta este punto, reconoce entonces en la educación un

carácter instituyente, tanto para quien se forma como para quien imparte dicha formación, ambos

frente al escenario de la cultura y las mediaciones propias de esta.

De lo que precede se desprende el enfoque pedagógico, que busca transitar hacía el cómo

de los procesos, concebidos desde un vínculo real y necesario entre el enfoque y el modelo

pedagógico, que supone primordialmente una reducción de la distancia entre teoría y práctica, este

entendido desde Flórez, citado por la Secretaría, como:

[…] los modelos pedagógicos son construcciones mentales a través de las cuales se reglamenta y

normatiza el proceso educativo, definiendo ¿qué se debe enseñar? ¿a quiénes? ¿con qué

procedimientos? ¿a qué hora? ¿bajo qué reglamento disciplinario?, para moldear ciertas cualidades

y virtudes en los estudiantes. De igual manera, plantea que son efecto y síntoma de la concepción

del mundo y de las ideologías que enmarcan la vida intelectual y la circulación de saberes

filosóficos y científicos en cada sociedad históricamente determinada. (2011, p. 31)

Su función además de reducir aquel distanciamiento corresponde a presentar alternativas

que permitan al sujeto desde su aprendizaje alcanzar condiciones de vida mejores cada vez, lo que

en suma implicaría llegar a una existencia plena alcanzada desde las experiencias que tuvieron

lugar en la escuela. Respecto al primer ciclo de educación básica la reorganización curricular

plantea como impronta infancia y construcción de sujetos y como eje de desarrollo la estimulación

y exploración, en edades que van desde los 5 años hasta los 8, es decir de preescolar a grado

segundo.

34

El valor relevante de los primeros años en la escuela se sitúa en la conquista de gusto,

placer y alegría, que permitan a niños y niñas tener experiencias acordes al sentido, deseos e

intereses que a su edad tienen. El carácter de ambiente de aprendizaje al ingresar a la escolaridad

se funda en una relación estrecha entre la familia y la institución de modo que: “El equipo de

maestros y maestras de este ciclo debe descubrir en los niños y niñas su asombro, sus momentos

de fascinación, su interés, sus gestos o impulso hacia determinadas cosas y su afecto y desafecto

por ellas.” (Secretaría de Educación de Bogotá, 2011, p. 41)

Para esta etapa se trata de clasificar, categorizar, relacionar, el aprendizaje se define como,

al retomar a Schunk y Defior, citados en 2011 por la Secretaría de Educación Distrital:

[…] un proceso de adquisición, modificación y movilización de conocimientos, estrategias,

habilidades y actitudes, que conlleva al desarrollo de nuevas y mejores ideas, al descubrimiento de

formas de manipular, interactuar dominar, y transformar elementos del ambiente; haciéndolo un

acto intencional, explorador, imaginativo y creativo, que permite el desarrollo de procedimientos y

maneras de razonar. (p. 54)

El progreso en cada una de las habilidades debe dar respuesta a las posibilidades

correspondientes a la etapa de desarrollo, en campos que son retomados por el documento desde

Morín como lo biológico, cerebral, espiritual, lógico, lingüístico, cultural, social e histórico, que

den cuenta de un proceso de aprendizaje coherente con la ruta propuesta para avanzar en la

educación por ciclos.

Como último punto de la organización curricular, resta señalar los aspectos vinculados a la

evaluación, propuesta desde tres talantes: el primero es su carácter integral, es decir la puesta en

comunión de todos los elementos que hacen parte del proceso de aprendizaje; segundo, el carácter

dialógico, que refiere el reconocimiento del otro dentro de dicho proceso y tercero, el formativo,

que indica la capacidad de aprender y desaprender como parte innegable del proyecto de vida que

35

inicia. Intervienen en esta fase de la evaluación, los estudiantes que aprenden, las prácticas de los

docentes y la gestión institucional para la buena marcha de las acciones llevadas a cabo por la

comunidad educativa. Adicionalmente se formulan algunos de los modelos de evaluación que

pueden ser llevados al aula, sin perder de vista que todo ejercicio evaluativo es necesariamente

formativo, puesto que permite volver sobre las acciones adelantadas para tomar aquello que ha

sido significativo y replantear lo que deba ajustarse de acuerdo a los elementos evaluados. Algunos

de esos modelos son el descriptiva, explicativa, procesual, diagnóstica, entre otras.

1.3 Lineamiento curricular para primer ciclo para educación inicial: más cerca de la

materia

En medio de los anteriores planteamientos se cobija entonces el primer ciclo, bajo las

orientaciones del documento: Lineamiento pedagógico y curricular para educación inicial, que

aparece con la alcaldía del señor Samuel Moreno y es retomado casi en su totalidad por la actual

alcaldía de Gustavo Petro en el año 2013, dado que este último corresponde a una 2 da edición. A

continuación se tomará como fuente principal el documento de la alcaldía de Samuel Moreno que

va desde 2008 a 2011.

La partida se da dentro del documento desde la reseña de las discusiones que se han

adelantado durante varios años acerca de la atención a la infancia y los lugares en los cuales está

se inició, así el recorrido señala, que es en el siglo XX cuando se instaura el modelo asistencia

para niños y huérfanos mediante la implementación de hospicios y salas de asilo. Para 1914,

aparece la Casa de los niños creada por el Gimnasio Moderno, de visión montessoriana; 16 años

más adelante, el sector privado establece el preescolar y solo hasta 1933, la Institución Pedagógica

Nacional bajo la dirección de Franzisca Radke, mujer alemana, instala como anexo el

36

kindergarden. Años más tarde el decreto 2101 de 1939 ofrece una definición acerca de la educación

infantil: “Entiéndase por enseñanza infantil, aquella que recibe el niño entre los 5 y 7 años de edad,

cuyo objetivo principal es crearle hábitos necesarios para la vida, juntamente con el desarrollo

armónico de la personalidad” (CERDA, 1996, citado por Secretaría de Educación Distrital y otros.,

2010, p. 13).

Los años 60´s se consideran como un periodo de formalización por parte del estado a la

educación para los más pequeños, pues en 1962 el Ministerio de Educación Nacional, MEN, crea

y reglamenta para su funcionamiento 6 Instituciones Nacionales Populares; también para la misma

década se crea el Departamento Administrativo de Bienestar Social y el ICBF, el cual presta

diferentes servicios de atención a la niñez. En 1984 mediante el decreto 1002 surge el plan de

estudios para todos los niveles de educación, siendo preescolar un grado que no contaría con áreas,

en este año se publica así mismo el currículo para este grado inicial y se reeditan en 1986. Dos

años adelante se consolida el grupo de educación inicial que busca de acuerdo con la directriz del

ministerio propender por los espacios de socialización y desarrollo integral; así como se fórmula

el Proyecto Educativo Pedagógico Comunitario. Llegados los años 90´s se genera el Plan de

apertura educativa el cual se crea el grado 0° (cero) que centra sus concepciones en el enfoque

constructivista y la pedagogía activa. En 1996 la resolución 2343 de junio 5 define las 5

dimensiones (corporal, comunicativa, cognitiva, ética, estética) en conjunto con los indicadores de

logro. La denominación de grado 0° (cero) se modifica en 1997, cuando lo señala así el decreto

2247 en el cual le asigna a este grado la denominación de transición, además de establecer como

principios centrales: integralidad, participación, lúdica. Finalmente es en 1998 cuando se habla

de lineamientos curriculares que postulan 4 aprendizajes fundamentales: conocer, hacer, vivir

37

juntos y ser y de 7 dimensiones: sociofectiva, corporal, cognitiva, comunicativa, estética,

espiritual y ética.

Las discusiones que atravesaron aquellos años se fundan en tomar la decisión acerca de si

el carácter de la educación inicial corresponde a asistir a los niños en sus necesidades básicas

(alimentación, vestuario, salud, etc.) o si se trata realmente, de brindar una educación que ofrezca

los procesos formativos necesarios. En 1970, se destaca el papel del juego, el arte y la literatura, a

la vez que se pensaba en que desde allí se consagrará la preparación adecuada para la escuela

primaria, lo que tradujo pensar en la estimulación temprana.

Es en el año 2000 que el concepto de educación inicial adquiere un valor relevante y es

desde el Departamento Administrativo de Bienestar Social, DABS, hoy Secretaría de Integración

Social, que se postulan los elementos considerados fundamentales para la formación de maestros

y maestras que son formulados los antecedentes, mediante el decreto 272 de 1998, derogado por

el 2576 de 2003. Iniciado el siglo XXI este departamento presenta el documento Proyecto

Pedagógico Red de Jardines Sociales que se ubica como el primer documento orientador,

seguidamente aparecen en 2003: Desarrollo infantil y Educación Inicial, Proyecto mundos para

la niñez de 0 a 5 años: educación inicial y el cubo pedagógico, el cual busca señalar los principios

básicos, guías de los procesos pedagógicos en los jardines de la secretaría a partir de los vectores

¿Qué? Responde a las dimensiones, ¿Cómo? Da cuenta de las estrategias de aprendizaje y

¿Quiénes? Los niños que participan en el proceso de aprendizaje.

En el año 2008 se plantea la necesidad de una atención integral, es decir aquella que recoja,

no el carácter asistencial, sino mejor se organice a partir de un enfoque de garantía integral de

derechos, la propuesta se consolidó en el documento: Calidad de la educación inicial: un

38

compromiso de ciudad, e involucra la participación de cada uno de los miembros de la sociedad

en el cuidado de los niños, es decir vincula a la tarea a estado, familia y sociedad.

La perspectiva integral del tratamiento a la niñez compromete la preservación y garantía de sus

derechos, buscando cambios más estructurales en las condiciones materiales, culturales y sociales

en que se desarrollan los niños y niñas, atendiendo a su desarrollo armónico e integral según el

ciclo de vida por el que atraviesan, con acciones integrales que convocan a todos los actores de la

sociedad. (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p. 20)

Para 2009 aparecen los Lineamientos y estándares técnicos de educación inicial que tiene

como principal interés cualificar las instituciones y las prácticas pedagógicas y de cuidado

implementadas como parte importante del trabajo con niños. En el que se sostiene que los 5 (cinco)

estándares vitales para el trabajo con niños entre los 5 y 7 años son: nutrición y salubridad,

ambientes adecuados y seguros, proceso pedagógico, talento humano y proceso administrativo.

Sin embargo, fue en el año 2000 cuando se postuló desde Orientaciones para promover el

desarrollo de competencias básicas en educación inicial que las competencias básicas de

aprendizaje se aúnan en lectura, escritura, matemática, ciencias sociales, formación en valores y

desarrollo moral. En aquel documento se ofrecen los aportes de orden conceptual, metodológico y

didáctico que pueden garantizar el alcance de las correspondientes competencias. El trabajo se

encuentra fundado en el juego, los proyectos, las preguntas y los centros de interés. Continuando

con las orientaciones en 2006 se dio lugar a Respuestas grandes para grandes pequeños:

lineamientos primer ciclo de educación formal en Bogotá, preescolar 2° grado en el que la

Secretaría de Educación del Distrito propone: “[…] generar un modelo pedagógico y organizativo

para el colegio, que tenga en cuenta la singularidad infantil, la vigencia de los derechos de la

infancia y garantice las condiciones, ambientes y relaciones propicias para su desarrollo integral,

su bienestar y su felicidad.” (2010, p. 21)

39

Es en el año de 2008 cuando el pensamiento es organizado en campos: matemático,

histórico, comunicación, arte y expresión, ciencia y tecnología, de modo que los aprendizajes no

se encasillaran dentro de esquemas de asignaturas individuales. 2009 fue el año en el que la política

pública de primera infancia se confirma en el documento Guía operativa para la prestación del

servicio de atención integral a la primera infancia que agrupan los acuerdos entre el estado y la

sociedad civil para el trazo de los principios, objetivos, metas, estructura educativa y protección

que regirán desde entonces la atención integral en derechos de los niños más pequeños.

El Lineamiento pedagógico y curricular se traslada ahora al concepto de infancia partiendo

desde el siglo XVIII en donde la infancia fue el equivalente al ser que requería alguna corrección;

en el siglo XIX se asumió que el infante correspondía a aquel de capacidades menores frente a la

de los adultos; el siglo XX permeado por la noción de derecho comprende al niño como un sujeto

con derechos que debe ser resguardado y protegido por la sociedad y el estado.

Para Bogotá la infancia se encuentra entretejida por la directriz del siglo XX de modo

que:

En forma específica, la Política de Primera Infancia reconoce al niño y a la niña, desde la gestación

hasta los 6 años, como sujeto pleno de derechos, sin importar los distingos de edad, género, raza,

condición biológica, etnia o estrato social; y como ser único, con una especificidad. De la misma

forma, recoge la concepción que se ha construido en la actualidad, alrededor de lo que son y

representan niñas y niños como seres sociales activos en su proceso de desarrollo y en permanente

evolución, con una identidad específica personal, biológica, psíquica, social y cultural en

expansión, que debe ser valorada y respetada. Dentro de esta concepción amplia de niño y niña, la

primera infancia es considerada en la política como la etapa del ciclo vital crucial para el desarrollo

pleno del ser humano en todos sus aspectos y decisiva para la estructuración de la personalidad, la

40

inteligencia y el comportamiento social. (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p.

32)

Así, al acogerse al reconocimiento del niño como un sujeto de derechos, el desarrollo

adquiere un lugar privilegiado dado su papel como dinamizador de mejores condiciones de vida,

su gestión permite que el sujeto potencie sus habilidades llegando a aumentar sus posibilidades de

realización, lo que implicaría elegir para tener una mejor existencia. En el transcurso de su vida,

será el desarrollo un componente central de cada una de las tareas emprendidas, de forma que el

lineamiento plantea un desarrollo infantil, humano y finalmente, evolutivo, presentado a

continuación:

Desde una perspectiva de ciclo vital, en la que se asume que el desarrollo es un proceso que

comienza con la vida y con ella termina, el desarrollo infantil es multidimensional y

multidireccional y está determinado por factores biológicos, psicológicos, sociales, culturales e

históricos. A través del desarrollo, niños y niñas construyen formas de comprender e interactuar

con el mundo progresivamente más complejas y elaboradas, en virtud de la permanente interacción

con las múltiples influencias de su contexto; estas formas de comprensión e interacción, presentes

en cada momento de la vida, constituyen en sí mismas plataformas para la continuidad del

desarrollo humano. (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p. 34)

Su solidez depende de la implementación de principios, funciones y objetivos, es decir en

el reconocimiento del papel del niño en los procesos de aprendizaje, su posibilidad de interpelar

lo que está aprendiendo, el sentido de la experiencia, entre otros, son los principios rectores; la

comprensión no escolar del aprendizaje, ni instrumental del conocimiento, adicional a tareas que

giran alrededor de sus necesidades, constituyen las funciones y el desarrollo integral; experiencias

pedagógicas que potencien sus habilidades, desarrollo de identidad, además de otros, configuran

los objetivos de la educación inicial. Acerca de los componentes que estructuran esta perspectiva

41

de formación se habla de dimensiones de desarrollo, situadas en cinco campos: personal y social,

corporal, comunicativa, artística, cognitiva.

Para determinar la potencialidad de los cinco campos se plantean los ejes de trabajo que son,

aquellos que otorgan una razón de ser al acto pedagógico propuesto para alcanzar un aprendizaje

de experiencias valiosas para la vida. Así, al pensar en la educación inicial, se orienta el aprendizaje

desde:

El juego: que corresponde al elemento central de la infancia, dado su componente

formativo para los niños, quienes asumen compromisos, decisiones, interrogantes al

sumergirse en dicha actividad. Precisamente es su naturaleza formativa la que adquiere

gran validez dentro del aula de clase:

[…] entender la idea del juego resulta útil pensar, en la preocupación que caracteriza el

jugar de un niño pequeño. El contenido no importa. Lo que interesa es el estado de casi

alejamiento, afín a la concentración de los niños mayores y de los adultos. El niño que juega

habita en una región que no es posible abandonar con facilidad, y en la que no se admiten

instrucciones. (Winnicot citado por la Secretaría de Educación Distrital y otros.,

2010, p. 61)

Por ello, la urgencia de hacer del aula de educación inicial el lugar en el que el niño entrega

firmeza a su pensamiento mediante los desafíos que le plantea el juego, es desde la acción

pedagógica que este puede brindarle las experiencias necesarias para la vida. En otras

palabras, una acción que dentro del aula busca otorgar al niño el tiempo fundamental para

gozar y ser, desde las capacidades que le permite su condición de jugador capaz de nombrar

lo que aún no existe, crear lo pendiente de ser creado y formular un lenguaje que no se

restringe a lo regulado y permitido.

42

La literatura: hace parte de uno de los pilares que permite el desarrollo integral de los

niños dado su importante papel dentro de las relaciones que el pequeño establece con su

entorno y quienes lo rodean. Párrafos más adelante se profundizará en la perspectiva

institucional acerca de la literatura en primer ciclo.

El arte: tiene como papel principal dar a las sensaciones un lugar privilegiado en el aula

de los más pequeños, es decir apostar al descubrimiento de sensaciones diferentes e incluso

desconocidas para los niños.

Es fundamental tener en cuenta que el acercamiento al arte en los primeros años de vida de

los niños y las niñas debe centrarse en procesos y en experiencias, más que en la búsqueda

de un resultado o producto final predeterminado; pues la importancia del arte radica en la

oportunidad de expresión espontánea que realizan los niños y las niñas desde sus propias

posibilidades. (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p. 74)

Por último,

Exploración del ambiente: al igual que el juego, estar en permanente contacto con el

entorno resulta de gran importancia para los niños y responde a la necesidad que estos

tienen de indagar acerca del mundo que les rodea; de las manifestaciones que le dan forma

a este mundo y en general de los asuntos que están fuera de su comprensión y que merecen

ser resueltos, al respecto se afirma:

La curiosidad es tal vez una de las mayores características de los niños y las niñas, a través

de la cual indagan, cuestionan, conocen y dan sentido a su mundo. Dicha curiosidad los

lleva a mantener una actitud de búsqueda permanente que puede evidenciarse desde los

primeros días de vida y de manera progresiva a medida que el niño y la niña crecen.

Inicialmente se manifiesta a través del uso y descubrimiento de las posibilidades de

exploración que les ofrece su cuerpo; más adelante, como consecuencia del

43

perfeccionamiento de sus movimientos, se evidencia en la manipulación de objetos, el

desplazamiento por los espacios y a través del lenguaje. (Secretaría de Educación

Distrital y otros., 2010, p. 81)

El recorrido propuesto hasta aquí sobre los pilares de la educación inicial, vuelve dentro del

documento a las dimensiones que han sido replanteadas para el trabajo con los más pequeños en

diferentes oportunidades. Más aún, con la frecuencia con la que se habla de estas dentro de los

diferentes documentos de orden institucional, por así llamarlos, apenas es preciso señalar las

dimensiones en las cuales se centra el trabajo actualmente y una definición sencilla de lo que a

cada una de esta refiere, lo que será expuesto a continuación:

Dimensión personal y social: sitúa la responsabilidad de la escuela en el desarrollo de

aspectos como la construcción de identidad a partir de las dinámicas culturales e históricas

por las que se tiene un determinado lugar dentro de un contexto. Siendo la autonomía y la

convivencia ejes centrales de esta dimensión. La primera frente al presupuesto según el

cual los sujetos, deben en su formación adquirir la capacidad para realizar una vida de

manera independiente; la segunda, relacionada con la consecución de las normas necesarias

que le permitan autorregularse individualmente y en comunidad.

Dimensión corporal: acude a la reflexión acerca de los modos como se establece la

relación del niño con su cuerpo, entiendo este desde las diferentes lecturas que le son

posibles, como es su carácter biológico, de identidad sexual, de convivencia con los demás,

etc. Así, esta dimensión se puede comprender desde lo siguiente:

Abordar la dimensión corporal dentro del desarrollo humano es encontrarse con un campo

de posibilidades que se fundamentan en la vivencia corporal de los sujetos, así como en

las relaciones que éstos pueden establecer a través del cuerpo con los otros y con el medio,

conformando un cúmulo de experiencias signadas por la cultura que hace posible su

44

adaptación y progresiva apropiación de la realidad. (Secretaría de Educación Distrital y

otros., 2010, p. 110)

Dimensión comunicativa: definida como “La comunicación entendida como un proceso

de intercambio y construcción de significados, constituye un importante proceso para hacer

posible la convivencia y confiarse a los demás para interactuar con ellos.” (Secretaría de

Educación Distrital y otros., 2010, p. 129) envuelve una estrecha relación con la literatura,

pues en ella, el desarrollo de las potencialidades otorga un lugar importante a esta como

posibilidad de ampliación de la construcción narrativa del niño desde propuestas estéticas

y expresivas de mayor complejidad. Claro está de manera conjunta con un lenguaje que se

establece como parte de la cotidianidad en la que el pequeño se ubica. Se espera entonces

que el niños puedan: “comunicarse, expresarse, participar, decidir, proponer, construir”

(Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p. 132)

Las fases que suponen un avance progresivo de la comunicación esperan alcanzar

el dominio del lenguaje humano en sus formas básicas y generales; luego, la llegada a un

lenguaje verbal que deriva nuevas y más complejas formas del decir; finalmente, un

vínculo, mediado por las anteriores, con el lenguaje escrito. Las manifestaciones en las que

estas fases ocurren inician con lo denominado primeras conversaciones propia de los

primeros años de vida, allí el ejercicio de diálogo con los padres y seres allegados insta en

el reconocimiento de elementos básicos de la comunicación como son el uso de tonos de

la voz que hagan énfasis en las intenciones que se tienen al expresar algo, también los

turnos asignados para participar en el acto comunicativo, entre otros. Luego, años más

adelante el niño participa de conversaciones con personas cercanas, caracterizadas por la

comprensibilidad con la que exponen lo que quieren decir, la reestructuración de lo que

45

expresan en el caso de no ser comprensibles, así como evocación de lo que les ha sucedido

cargado de imaginación y realidad. Frente a ello, la Secretaria expone:

Así, las palabras capturan los objetos ausentes, evocan situaciones reales e imaginarias,

permiten compartir contenidos invisibles con otras personas y organizan la experiencia en

categorías (por ejemplo, el nombre de la mascota podrá designar a todos los perros o el

sonido del carro se usará para designar a todos los vehículos). Estos “mundos invisibles”

que sólo existen en el lenguaje amplían la experiencia de los niños y las niñas y les permiten

explorar, mediante la literatura, el juego y el arte, la realidad cercana, las realidades lejanas

y sus propias realidades interiores. Todo ello significa que conquistar el lenguaje verbal es

comenzar a descubrir una forma de pensar, de abstraer, de categorizar y de compartir la

experiencia. (2010, p. 134)

Estas formas de relacionarse con el lenguaje implican el desarrollo de una escucha activa,

la diferenciación del sistema de escritura respecto de otros, años más tarde, la conciencia acerca

de lo escrito desde su cantidad y calidad, además del reconocimiento del puente entre la escritura

y la oralidad, identificando también la coherencia con lo expresado agregando los ajustes que

considera pertinentes, al igual que hipótesis acerca de lo que se lee.

1.4 A propósito de la literatura: orientaciones Secretaría de Educación del Distrito

La literatura es entendida desde el lineamiento curricular para primer ciclo como “el arte

de jugar con el lenguaje” (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010, p. 66). Esta merece

hacer parte de la vida del niño desde el momento de la gestación, momento en el que la relación

de la madre y el bebé se encuentra mediada por una conversación permanente, en la que puede

tener lugar la poesía, las canciones, las rimas, etc. Es en aquella relación donde la voz, sostiene la

Secretaría, ofrece el acercamiento que dispone al niño antes de su nacimiento a la narración, es

46

decir la voz como el lugar de encadenamiento de relaciones; de la prolongación de los vínculos

con los seres cercanos, para esta etapa, ante todo, con sus familiares.

Años más adelante, sin ingresar aún a la escuela, la literatura toma forma dentro de las

bibliotecas familiares y los pequeños espacios en donde se cuenta con un libro. La responsabilidad

para quienes se deben al cuidado del niño, no es distinta a la de propiciar estos encuentros; la de

infundir la relevancia de aquel espacio con libros dispuestos para quien desee curiosear. Esta

extensión de la conversación hacía historias agrupadas en algunas páginas, mantiene el papel

principal en la familia, que acompaña y orienta el acercamiento a los libros, es decir propone al

pequeño el primer paso hacia la literatura.

Dada esta introducción, la responsabilidad es ahora compartida. La escuela con niños entre

los 3 a 5 años, expone en la literatura mundos que distan de ser una copia de la cotidianidad;

apresura la mirada de los niños a un lenguaje que les es ajeno y por tanto, se muestra más complejo.

Permite al niño plantear un porqué para cada ejercicio de lectura y una hipótesis ante lo expresado

en lo literario.

Finalmente, se trata de adentrar al niño en el mundo de la escritura, de situarlo dentro de

historias que además de ser escuchadas deben ser leídas, como se refiere a continuación:

Aunque insistimos en que no se trata de adelantar la enseñanza formal de la lectoescritura, resulta

importante precisar que, entre los tres y los cinco años, la experiencia literaria ofrece oportunidades

para continuar propiciando un acercamiento paulatino y placentero al lenguaje escrito. Aprender a

leer y escribir, en el sentido alfabético, es un complejo rito de tránsito, pues el lenguaje escrito no

es la mera transposición del lenguaje oral y requiere de complejos procesos de análisis y síntesis,

no sólo para entender “el truco de la lectura alfabética”, es decir, la relación entre grafemas y

fonemas, sino para acceder a otra forma de comunicarse. (Secretaría de Educación Distrital y

otros., 2010, p. 69)

47

De acuerdo con lo expuesto hasta aquí acerca de la literatura, se ofrece en el Lineamiento

pedagógico y curricular para educación inicial una serie de acciones que podrían desarrollar una

aproximación del niños a la lectura, tales como la pareja lectora y el papel de los adultos, dejar

leer: biblioteca al alcance de las pequeñas manos, dar a leer: lectura a viva voz. [3]

Todo lo anterior aúna en el interés de los Lineamientos curriculares de lengua castellana,

publicados en 2011, por el Ministerio de Educación Nacional, MEN, por orientar el desarrollo de

habilidades desde la posibilidad de significar el mundo a partir de los múltiples sistemas

simbólicos que le constituyen, que determinan su configuración. Según se afirma la propuesta de

lineamiento curricular busca complementar el enfoque semántico-comunicativo, que hace parte de

la apuesta hecha para la formación en lenguaje en la década de los 80´s. Así mismo, se plantea que

las disciplinas llamadas a conformar la mirada a los diferentes sistemas simbólicos como

manifestaciones del lenguaje son múltiples, es decir se diversifican las perspectivas desde la cuales

el lugar del lenguaje toma sentido en la formación de los individuos.

Para los lineamientos curriculares en lengua castellana se retoman varios de los aspectos

que han sido descritos llegados a este punto, por lo cual interesa de manera especial atender a lo

que se afirma del lenguaje y de manera especial, sobre literatura, tanto en este documento como

en los Estándares Básicos de competencia en lenguaje, matemáticas, ciencias y ciudadanía. El

primero de ellos, insiste en la necesidad de ampliar la visión propuesta por el enfoque semántico-

comunicativo, como se dijera anteriormente, mediante la puesta en relieve del carácter primordial

de la significación en los procesos de interacción en los que se halla inmerso de manera permanente

el individuo dentro de su cultural. Posible desde la apertura a campos nuevos que han indagado

[3]Estas no serán descritas en detalle, dado el carácter orientador del presente apartado, importante para la indagación en cuanto agrupa las afirmaciones que alrededor del sistema educativo se tienen desde las instituciones de vigilancia de este sistema, por tratarse de postulados importantes para los docentes y las docentes que trabajan con educación inicial y más específicamente primer ciclo.

48

entorno al lenguaje y por supuesto, sobre la significación, como son: “[…] la semiótica, la

lingüística de texto, la pragmática y los trabajos de cognición, entre otros campos disciplinares

específicos que se ocupan del lenguaje.” (Ministerio de Educación Nacional, MEN, 1998, p. 24)

Al respecto de la ampliación del enfoque semántico-comunicativo se sostiene lo siguiente:

Pensamos que las ideas centrales del enfoque semántico comunicativo siguen teniendo actualidad:

el trabajo por la construcción de significado, el reconocimiento por los actos comunicativos como

unidad de trabajo, el énfasis en los usos sociales del lenguaje, el ocuparse de diversos tipos de

textos y de discursos, la atención a los aspectos pragmáticos y socioculturales implicados en la

comunicación, son ideas incuestionables. Sin embargo, la propuesta de centrar la atención en los

procesos de significación además de la comunicación, le imprime un carácter que pensamos

enriquece mucho más el trabajo pedagógico. (Ministerio de Educación Nacional, MEN, 1998,

p. 25)

El recorrido en el que avanza el documento propone entender la significación como “[…]

aquella dimensión que tiene que ver con los diferentes caminos a través de los cuales los humanos

llenamos de significado y de sentido a los signos, es decir, diferentes procesos de construcción de

sentido y significado” [4] (Ministerio de Educación Nacional, MEN, 1998, p. 26); el cual conlleva

a encontrar en el interés por la significación una apuesta por descentralizar de la competencia

lingüística el aprendizaje del lenguaje, para ubicar en un lugar notable la competencia significativa,

ligada indudablemente a las habilidades que se espera sean alcanzadas por quien aprende sobre el

lenguaje.

La primera de ellas, es leer, que como acto requiere el conocimiento de la lengua y la

comprensión de aquello que mediante el uso de la misma se expresa. Concepción que resulta

[4] Refiere el documento de Lineamientos curriculares para lengua castellana que esta definición encuentra una relación importante con lo postulado por Karl Bühler acerca de las funciones del lenguaje: cognitiva, expresiva y apelativa.

49

insuficiente de acuerdo a la mirada disciplinar desde la cual se revise dicha formulación. Un

ejemplo de ello, lo recoge el documento al señalar que para la semiótica el acto de leer está

organizado desde la interacción permanente del sujeto con su cultura, que le ofrece saberes,

intereses, gustos y demás elementos que determinan firmemente su lectura. Así al hablar de la

habilidad de leer se confirma en lo siguiente: “En este sentido el acto de leer se entenderá como

un proceso significativo y semiótico cultural e históricamente situado, complejo que va más allá

de la búsqueda del significado y que en última instancia configura al sujeto lector.” (Ministerio

de Educación Nacional, MEN, 1998, p. 27)

La segunda de ellas es la habilidad de escribir, organizada desde condiciones similares a

las expuestas para la lectura o acto de leer. Su carácter es de ordenador de las ideas, intereses,

saberes, entre otros, que se han construido alrededor de la relación con la cultura, lo cual desvirtúa

la escritura como una evidencia de la apropiación de unas reglas lingüísticas y la coloca como la

posibilidad de ofrecer al mundo la lectura hecha sobre este a partir de la interacción que se ha

tenido con el contexto.

La tercera y cuarta habilidad, escuchar y hablar, a saber tiene una estrecha relación con el

significado y la producción de sentido, por lo cual se presentan en el documento como articuladas

en pro de las tareas de significar y producir sentido. Las características que se atribuyen

corresponden a las postuladas por la pragmática, según la cual la intención comunicativa, el

contexto en donde se enuncia y se ubica el interlocutor, el lugar ideológico de lo enunciado, entre

otras son permanentes en estas habilidades, siendo la variable central, la participación que se tiene

en una y otra, si se quiere. Esto último significa que todos estos factores están presentes tanto en

el ejercicio de hablar para poner en manifiesto una posición frente un asunto cualquiera, como al

escuchar a otro que busca igualmente manifestarse respecto algo.

50

En el marco del desarrollo de estas habilidades lo que se espera no es otra cosa que lograr

hacer competentes a los sujetos en el campo del lenguaje. Las competencias que se encuentran

como expectativas centrales dentro del proceso de formación se presentan en el documento en el

siguiente orden: 1. Competencia gramatical o sintáctica, 2. Competencia textual, 3. Competencia

semántica, 4. Competencia pragmática o socio-cultural, 5. Competencia enciclopédica, 6.

Competencia literaria, 7. Competencia poética. Es preciso hacer un alto en lo relacionado con la

competencia número 6. Competencia literaria la cual tiene como finalidad poner en juego los

procesos de lectura y escritura, tal como lo expresa el Ministerio“[…] un saber literario surgido de

las experiencias de lectura y análisis de la obras mismas, y del conocimiento directo de un número

significativo de estas.” (1998, p. 28-29) Según parece la competencia literaria se traduce en la

consolidación de un elevado número de obras leídas, las cuales debieron haber sido objeto de

estudio dentro de la clase, de modo que al entender el lugar de la literatura en el aula se confirma

el interés por establecer en la lectura literaria un ejercicio auxiliar que, en primera medida se ubique

permanentemente a la sombra de las disciplinas, un tanto distantes de una lectura abocada al goce

estético. En segunda, un literatura que debe propender por el desarrollo de las demás competencias

y de las principales habilidades propuestas en el aprendizaje del lenguaje. Esto último aseverado

en el apartado acerca de la interpretación y producción de textos, en los que intervienen tres tipos

de procesos: intratextual (estructuras semánticas y sintácticas), intertextual (relaciones existentes

entre diversos textos) y extratextual referido desde los lineamientos como: (“[…] reconstrucción

del contexto o situación de comunicación en que se producen o aparecen los textos; […]

(Ministerio de Educación Nacional, MEN, 1998, p. 36))

Entrados en materia, el documento Lineamientos curriculares para lengua castellana

entrega una conceptualización del lector, no sin antes indicar que se ha entendido por leer:

51

Leer es un proceso de construcción de significados a partir de la interacción entre texto, contexto

y lector. El significado a diferencia de lo que sostenía el modelo perceptivo motriz de la lectura,

no está solo en el texto, tampoco en el contexto ni en el lector, sino en la interacción de los tres

factores, que son los que, juntos, determinan la comprensión. (Ministerio de Educación

Nacional, MEN, 1998, p. 47)

Esto es el equivalente a señalar que el lector tiene como tarea principal al encontrarse con

el texto la de reconstruir un significado, de acuerdo con los lineamientos, tomándose los tiempos

que la estructuración del mismo requieran. Adicional a ello, se entiende que la creatividad tiene

una participación sustancial dentro del proceso de lectura y lo es, dado su cooperación en la

interpretación o desciframiento de las ideas que se encuentran expresadas en el texto y de las

relaciones posibles entre estas. Se atribuyen al lector procesos que garantizan para el ejercicio de

lectura mayor efectividad antes, durante y después de la misma: el muestreo (selección de los

relevante), predicción (hipótesis de lo que podrá acontecer) e inferencia (deducción de lo

implícito). Apoyado además por los propósitos de lectura (para qué leer), el conocimiento previo

(antecedentes de la lectura adquiridos en experiencias de lectura o en otras relaciones con el

contexto). Intervienen también el nivel de desarrollo cognitivo, la situación emocional del lector y

las competencias del lenguaje con los cuales cuenta quien lee.

En lo referente al texto, se hace énfasis en la intención comunicativa que establece los lazos

necesarios para avanzar en la argumentación del tema, según señalan los lineamientos. Esta ruta

de la argumentación depende del léxico, la consistencia interna y externa. Elementos que no están

aislados en el marco de la escritura, mejor adquieren validez en el contexto según el cual las

relaciones fundadas adquieren sentido, se indica la existencia de tres tipos de contexto: textual

(presentes dentro del texto), extratextuales (espacio en donde la lectura tiene lugar) y psicológico

(estado anímico del lector).

52

Por consiguiente, la literatura se sitúa desde los siguientes elementos desde la perspectiva del

Ministerio de Educación Nacional:

- la literatura como representación de la (s) cultura (s) y suscitado desde lo estético; - la literatura

como lugar de convergencia de las manifestaciones humanas, de las ciencias y de las otras artes; -

la literatura como ámbito testimonial en el que se identifican tendencias, rasgos de oralidad,

momentos históricos, autores y obras. (1998, p. 52)

El abordaje de estas nociones de literatura presentan un abanico de posibilidades desde

dimensiones que pueden contribuir al estudio de la misma: la estética, la historiografía y sociología

y la semiótica. Como se dijera antes, la literatura parece estar cobijada, en los lineamientos, desde

miradas disciplinares que, quizá, distan un poco de estrechar la relación entre el lector y la

literatura, para posicionarse como elementos que pueden transformarse en objetos de estudio en el

aula de clase y a su vez, capaz de hacer competente a quien lee. Para lograr alcanzar una

comprensión de la literatura desde el desglose de dichas dimensiones es principal el papel del

docente, quien dentro de los lineamientos adquiere un lugar relevante, porque:

El estudio riguroso de la literatura en el contexto escolar depende totalmente de la competencia

literaria y crítica del profesor. Por competencia literaria podemos entender el conocimiento directo

de un número significativo de obras; es decir, un saber literario surgido de la experiencia de lectura

de las obras mismas. En principio, esto quiere decir que si el profesor ha leído un repertorio básico

de textos puede considerase que tiene la competencia básica desde la cual proponer textos a los

estudiantes para su discusión. (Ministerio de Educación Nacional, MEN, 1998, p. 53)

Luego esta competencia en el maestro poco más adelante se reafirmará como el

reconocimiento del canon literario, en primera medida, además de la apropiación de enfoques

teórico –analíticos que pueden permitir la organización de la discusión acerca de la literatura.

53

Por lo que sigue, los Estándares básicos de Competencias en Lenguaje, Matemáticas,

Ciencias y Ciudadanía se organiza como el último documento que cierra el recorrido propuesto

acerca del actual sistema educativo. Este aparece en el año de 2006, la Ministra de Educación a la

cabeza es nuevamente la señora Cecilia María Vélez White, con quien se iniciara este apartado.

Allí se precisan los elementos que acerca de la literatura se espera sean desarrollados en el aula de

clase de los diferentes ciclos, con mayor detenimiento es conveniente pararse en lo que para primer

ciclo respecto de la literatura se tiene propuesto.

También es válido recordar que al referirse a los ciclos, preescolar no ingresar en dicho

sistema, pues se plantea esta definición a partir del primer grado hasta tercero. No obstante, y vale

la pena dejarlo claro antes de culminar el capítulo, las experiencias que toman forma, talvez en el

orden de lo elemental durante preescolar, tendrán una repercusión insistente en los años que vienen

para los niños que se educan, tanto en su relación con la literatura, como en el vínculo con otros

saberes. Situación que explica, por qué Anotaciones sobre la enseñanza de la literatura en el

primer ciclo de educación básica debe situarse en los antecedentes para avanzar en las reflexiones

acerca de la literatura para este momento de la formación, si bien, con decisión, el tránsito por lo

institucional se instaura como la estructura sobre el cual debemos preparar para la vida en

conformidad a exigencias de un mundo que se transforma aceleradamente, es en preescolar en

donde no hemos preparado para nada, apenas se espera que el niño pueda descubrir y en ese orden,

se aguarda a que se encuentren con la literatura y se preparen para una relación prolongada con

esta durante la vida.

Continuando con lo que describen los Estándares Básicos de Competencias en Lenguaje,

Matemáticas, Ciencias y Ciudadanas se concede al lenguaje la suerte de afectar cada uno de los

procesos por los cuales se transita en tanto individuo, desde el desarrollo de procesos cognitivos,

54

la interpretación de la realidad, la constitución como persona, la relación con lo simbólico entre

otros. Situación que traduce al lenguaje como una capacidad que sustenta el orden individual de la

formación del sujeto, así como, el despliegue social que le es propio en su desarrollo, esto de

acuerdo con lo siguiente:

Para empezar se hace necesario que el lenguaje es una de las capacidades que más ha marcado el

curso evolutivo de la especie humana. En efecto gracias a él los seres humanos han logrado crear

un universo de significados que ha sido vital para buscar respuestas al porqué de su existencia (tal

es el valor que, por ejemplo, poseen los mitos); interpretar el mundo y transformarlo de acuerdo a

su necesidades (así, la ciencias y la tecnología no podrían existir sin el uso de los sistemas

simbólicos); constituir nuevas realidades (¡Qué tal los mundos soñados por García Márquez, Julio

Verne!); establecer acuerdos para poder convivir con sus congéneres (piénsese por ejemplo, en la

Constitución Política de Colombia); y expresar sus sentimientos a través de una carta de amor, una

pintura o una pieza de teatro. (Ministerio de Educación Nacional, 2006, p. 18)

Es por toda la diversidad de fenómenos en los que interviene el lenguaje que su lugar dentro

de la enseñanza requiere postular los campos en los cuales se espera hacer competente a quienes

se forman, es decir, ante la consideración de la competencia como aquello que el niño debe saber

y saber hacer para la vida con el lenguaje y las demás áreas de las que se ocupa el documento, es

imprescindible crear los lugares de acción en los cuales se desplegará el lenguaje dentro del trabajo

en el aula, como una forma de potenciar el desarrollo del mismo. Así, se plantean como grandes

metas de la formación en lenguaje (p. 21) las siguientes dimensiones:

La comunicación: corresponde al distintivo del lenguaje que funciona como articulador

de las relaciones e interrelaciones posibles entre los individuos en una determinada

comunidad. Es por la comunicación que el individuo comprende su lugar dentro de aquella

comunidad, el orden de su participación, al igual que su capacidad para comprender y

55

producir significados desde su posición como interlocutor. En suma, se trata de contar con

un conocimiento pleno de los modos como se da una interacción y las condiciones que la

rigen al hacer parte de una sociedad.

Transmisión de la información: es por medio del lenguaje que la información puede ir

de un individuo a otro, mediante la puesta en contacto de información nueva que se espera

pueda contribuir a los procesos de pensamiento y a la formalización del conocimiento.

Representación de la realidad: El lenguaje se materializa en distintas manifestaciones

que de manera especial recogen y expresa la realidad de individuos, comunidades y

sociedades. Al respecto el Ministerio de Educación sugiere:

El lenguaje permite organizar y darle forma simbólica a las percepciones y

conceptualizaciones que ha adelantado el individuo, pues a través del lenguaje- y gracias a

la memoria- puede construir y guardar una impronta conceptual de la realidad, organizada

y coherente, que constituye el universo del significado y del conocimiento que tiene de la

realidad. (2006, p. 22)

Expresión de los sentimientos y las potencialidades estéticas: el lenguaje ofrece la

posibilidad de expresar las diferentes emociones, desde las manifestaciones artísticas que

les son propias, entregando una apertura a la representación de las formas más íntimas del

individuo, por ejemplo, con la música, la pintura, la danza, etc.

Ejercicio de la ciudadanía responsable: dentro de la apertura y permanencia de la

relaciones entre los individuos por mediación del lenguaje, resulta clave reconocer al otro

dentro de las formas a partir de las cuales se ha desarrollado como individuo perteneciente

a una comunidad, articulada a la posibilidad de comprenderlo se ubica la responsabilidad

de establecer los acuerdos necesarios que den apertura al diálogo con las diversas culturas,

a la convivencia y a la ciudadanía.

56

El sentido propio de la existencia: el lenguaje como aquel que afecta todas las

dimensiones de desarrollo del ser humano, está presente a lo largo de la existencia de este,

en lo que refiere su espacio personal y la relación con los otros en una comunidad, como

se aclara a continuación:

Al poseer el lenguaje un doble valor (subjetivo y social), se constituye en una herramienta

que repercute en la formación de individuos autónomos, capaces de pensar, construir e

interpretar y transformar su entorno, haciendo valer su condición de seres humanos únicos

y diferenciados, aunque iguales a los demás en derechos, responsabilidades y

potencialidades. (Ministerio de Educación Nacional, 2006, p. 23)

Lo anterior implica que el sentido propio de la existencia se ubica dentro de una

concepción de comunidad que no aísla el carácter individual sino mejor comporta los

compromisos inadmisibles que le entregan un sentido a su existencia y por esta vía, al

existir de quienes conviven con él en la comunidad misma.

Dicho lo anterior se presentan tres campos fundamentales en la formación en lenguaje:

1. La pedagogía de la lengua castellana: como lo mencionaran los lineamientos

curriculares en lengua castellana, ingresan en el escenario disciplinar la lingüística

textual, la pragmática, los estudios de orden cognitivo, entre otros. De tal manera que

pensar en una pedagogía de la lengua castellana recurre a la necesidad de superar el carácter

prescriptivo utilizado por bastante tiempo para el estudio y aprendizaje de la lengua para

reconocerla como un sistema simbólico particular sobre el que se entreteje el acto

comunicativo. Siendo esta nueva mirada la propuesta por el Ministerio de Educación

Nacional, MEN, a continuación:

Ello no significa dejar de lado el campo gramatical, que tanto peso ha tenido en la

enseñanza de la lengua en nuestro país; significa estudiar la lengua desde una perspectiva

57

discursiva y llevar a cabo un acercamiento a los fenómenos gramaticales en que se hacen

evidentes: a) las necesidades cognitivas del estudiante; b) el estudio de la gramática desde

las exigencias que plantee la construcción del discurso y, c) los aportes que la gramática

ofrece para la concreción de los procesos de significación y de comunicación. (2006, p.

25)

2. La pedagogía de la literatura: los modos como se espera se aproxime quien se educa a la

literatura plantean preguntas por las maneras adecuadas desde las cuales se espera la

generación de este encuentro, entendiendo que los caminos para llegar a esta deben ser

producto de un diseño que no instaura los modos de leer ni a quiénes leer sino la conquista

de un gusto por lo literario, esto en vista de lo que sigue:

[…] obedece a la necesidad de consolidar una tradición lectora en las y los estudiantes a

través de la generación de procesos sistemáticos que aporten al desarrollo del gusto por la

lectura, es decir, el placer de leer poemas, novelas, cuentos y otros productos de la creación

literaria que llenen de significado la experiencia vital de los estudiantes […]. (Ministerio

de Educación Nacional, 2006, p. 25)

Perspectiva que conlleva a hacer del ejercicio de lectura una actividad distintiva a

las de orden acumulativo o de resultado, pues se pretende se instaure como lugar de goce,

de especial placer por el encuentro con un libro; en otras palabras, se debe avanzar en ubicar

a la literatura como una modalidad del lenguaje que incide en la existencia de los

estudiantes y les permiten del desarrollo de competencias que van desde la apreciación

estética, emocional hasta la ideológica y cultural, además de otras. En pocas palabras, se

trata de hacer de la literatura un hábito que perdure como fundamental en la vida de quien

se educa, trascienda en su existir.

58

3. La pedagogía de otros sistemas simbólicos: además de la escritura, el lenguaje se hace

múltiple en las manifestaciones que le delegan su lugar privilegiado dentro de la evolución

del ser humano, así al ingresar en otros sistemas simbólicos se pretende poner en

conocimiento de los estudiantes la variables del lenguaje desde las cuales puede expresar

sus ideas y sentimientos para la interacción con la comunidad, incluyendo lenguajes no

verbales, o procesos lingüísticos que distan del sistema de la lengua usado en la lectura y

escritura.

Los intereses expuestos a este punto se traducen en los factores de organización por ciclos

propuestos por el Ministerio de Educación Nacional, MEN, que obedecen a: producción textual,

comprensión e interpretación de textos, literatura, medios de comunicación y otros sistemas

simbólicos y ética de la comunicación. Cada uno de estos acompañado por un enunciado

identificador que refiere el saber específico que se espera sea alcanzado y unos subprocesos que

hace énfasis en la ruta a seguir para alcanzar la materialidad de los que enmarca el enunciado

identificador.

En lo tocante a la literatura en el primer ciclo el enunciado identificador de los estándares

básicos (2006) señala: “Comprendo textos literarios para propiciar el desarrollo de mi capacidad

creativa y lúdica” (p. 33) para el cual se presentan los siguientes subprocesos:

Leo fábulas, cuentos, poemas, relatos mitológicos, leyendas o cualquier otro tipo

de texto literario.

Elaboro y socializo hipótesis predictivas acerca del contenido de los textos.

Identifico maneras de cómo se formula el inicio y el final de algunas narraciones.

Diferencio poemas, cuentos y obras de teatro.

Recreo relatos y cuentos cambiando personajes, ambientes, hechos y épocas.

59

Participo en la elaboración de guiones para teatro de títeres. (p. 33)

La organización de estos elementos en el marco de la consecución de las competencias

necesarias para la vida, sugiere que la relación que ha de establecerse entre el niño y la literatura,

debe encadenar la experiencia a diferentes tipos de texto dentro del ámbito literario; es decir, debe

potenciarse el gusto por la lectura desde modalidades distintas de la narración. En el orden de la

competencia que será adquirida parece esbozarse el saber a partir del reconocimiento de las

formas que constituyen un texto literario pese a las propiedades distintivas que puedan tener los

textos de acuerdo con su naturaleza (poéticos, teatrales, narrativos, etc.) y saber hacer como la

capacidad para usar los elementos básicos que aparecen recurrentemente en el texto literario, entre

otras cosas, para participar de la elaboración de ejercicios de orden literario, por ejemplo, la

construcción de un guion teatral.

Para concluir, se deriva de la ruta atravesada a este punto, que pese a algunas

consideraciones que intentan definir a la literatura como cardinal en los procesos de enseñanza y

aprendizaje de lengua, esta se ve imbricada al conocimiento de otros saberes, que por supuesto se

ubican en el área de lenguaje, pero que terminan confirmando un carácter auxiliar para esta.

Situación que resulta en el orden de lo institucional un tanto válido, si se recuerda que el desarrollo

de conocimientos y la contribución de estos a un proyecto de vida sólido deben darse mediante

elementos articulados, cohesionados en el proceso de aprendizaje. Lo que, si se quiere, podría

resultar en una subordinación igual, al hecho de encontrar en la literatura la posibilidad de goce

para la vida.

En lo que respecta a la literatura en el primer ciclo, esta se percibe como un entramado de

relaciones entre el niño que se encuentra descubriendo el mundo y quienes lo acompañan en el

crecimiento. Es decir, la literatura, y en ese orden la lectura, es aquello que merece ser compartido,

60

que por demás, exige la familiaridad y la responsabilidad de diferentes manos. Al contrario, el

ingreso al primer ciclo y desarrollo del mismo, admitiendo a la vez una percepción propia, parece

esquivar la propiedad adquirida de compartir la literatura, para instaurar un ejercicio que

consiente apenas espacios de socialización de lectura. Puede tratarse en este punto de una distancia

que desvirtúa lo alcanzado en preescolar, si se tiene un escenario como el descrito en el que todos

participan del descubrimiento de los libros a medida que se da el crecimiento del niño.

Pero es también claro, que el pensar la literatura en preescolar como el espacio en el que el

niño puede indagar respecto del mundo que le rodea e ingresar a mundos que no imaginaba podían

existir y desde allí, la oportunidad para hipotetizar acerca de lo que encuentra en los libros y lo

que esperaría hallar en cada página, es un objetivo que se mantiene dentro de los subprocesos de

primer ciclo, se busca el desarrollo de esta parte para la consolidación de una lectura competente.

Se suma a estos elementos comunes la atención a hacer de la literatura un lugar en donde la

comunicación no se piense aisladamente, según parece, el contar con un espacio de encuentro con

la literatura se espera- en preescolar- permita avanzar a formas complejas del lenguaje que

afectarán los modos en que interactúan los individuos y en esta vía de cómo se comunican.

1.5 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos?

Al ingresar en el cierre del capítulo resulta fundamental revisar que de lo propuesto alcanza

alguna respuesta en el apartado que finaliza, así recordando los objetivos propuestos y las

preguntas auxiliares que surgen como insumo para el avance del presente documento se organizan

las siguientes conclusiones:

1. Indagar sobre el qué, el para qué y el cómo de la literatura infantil en el aula de

primer ciclo

61

¿Qué es la literatura infantil en el primer ciclo? Ante la novedad del mundo escolar

para el niño que apenas ha llegado a este, el lugar de la literatura está ligado al ingreso a

las formas de ser del lenguaje, como se expresa en lo que continúa: “[…] hablar de

literatura en la primera infancia implica abrir las posibilidades a todas las construcciones

de lenguaje –oral, escrito y no verbal– que envuelven amorosamente a los recién llegados

para darles la bienvenida al mundo, […]” (Secretaría de Educación Distrital y otros., 2010,

p. 66)

Lo cual concede a la literatura infantil ser la apertura hacía las maneras múltiples

en las que el lenguaje permea el desarrollo del ser humano. Para el caso puntual del primer

ciclo, la literatura infantil es la carta de presentación del mundo escrito sobre el cual los

niños ya alcanzan algún dominio tanto en el orden de los caracteres que configuran el

sistema de escritura, como de elementos que son comunes a diversos tipos de textos del

ámbito literario.

¿Qué sugiere el aula de primer ciclo sobre la literatura infantil? La literatura

sugiere en el aula de preescolar dar continuidad a un encuentro que se ha estado

entretejiendo entre el niño y la lectura desde su hogar. Lo que implicaría que en lo que a

la literatura infantil refiere se sugiere revelar al niño aquello que no le es cotidiano, que ha

salido de su realidad y se ha instaurado como formas distintas de ser del lenguaje, para

avanzar en el camino hacia lo complejo del lenguaje. Para primer ciclo se sugiere como la

necesidad de constituir el conocimiento de los elementos que estructuran un texto literario

independiente de su tipo, para que el niño avance en sus lecturas desde la identificación de

estos, sobre los cuales se sugiere además la elaboración de hipótesis y la participación en

procesos de socialización de lo leído.

62

¿Para qué la literatura infantil en el primer ciclo? Para incorporar las múltiples

manifestaciones del lenguaje en el desarrollo del niño, siendo la literatura infantil una

puerta hacia el lenguaje escrito: atendiendo a la complejización del proceso en cuanto este

avanza y a las formas orales que se moldean desde lo que se ha escuchado y leído, para

hacer del niño alguien que siente al leer gusto y placer. Para así potenciar en el niño la

comprensión de los textos literarios como forma de ampliar su capacidad creativa y lúdica

(Ministerio de Educación Nacional, 2006, p. 33).

2. Identificar el tipo de relaciones que se dan entre el niño de primer ciclo y la literatura

infantil en el aula

¿Qué aprende el niño de primer ciclo sobre la literatura? En preescolar como

antecedente de primer ciclo es una forma de mantener una conversación con quienes lo

rodean, la cual es de una importancia tal que involucra a su familia y le permite el desarrollo

de nuevas relaciones. Al ingresar a primero y hasta el grado tercero, se aprende a identificar

que existen distintos tipos de texto literario, que estos textos cuentan con elementos tales

como: personajes, ambientes, época de elaboración, etc., y que sobre estos pueden

generarse hipótesis variadas que pueden socializarse con los compañeros.

¿Qué elementos se conjugan en la lectura de literatura infantil? Una relación

permanente con quienes rodean al niño; la posibilidad de conocer mundos distintos a los

que el niño habita regularmente; el encuentro con formas de lenguaje complejas que

resultan nuevas a lo que del lenguaje se conoce con tan pocos años (entre 3 y 5 años de

edad). Para los más grandes (entre 5 y 7 años) se conjugan la lectura de textos diversos, la

posibilidad de participar en la creación de guiones teatrales, la identificación de los

aspectos que constituyen un texto literario, tales como: inicio, final, personajes, etc.

63

2. Reflexiones sobre la lengua, la literatura y su relación con los más pequeños:

mirada desde fuera de las instituciones

2.1 Presentación

Dentro de las perspectivas desde la cuales podría el docente orientar su labor, se encuentra,

además de las descritas en el marco institucional, aquellas que se han instaurado en el proceso de

formación docente desde la mirada teórica puesta en marcha en los planes de estudio de las

universidades que cuentan con programas de licenciatura. Es así como, se espera que al entrar en

ejercicio, la práctica se instituya como una articulación entre lo que se solicita ejecutar por parte

del estado y lo que durante la formación ha sido el resultado de una permanente reflexión por

parte del maestro. En tal sentido, se encuentran implicados tanto el ingreso a un esquema que

plantea requisitos, que afirma por demás la libertad para tomar las decisiones convenientes dentro

del proceso de formación, y la capacidad del profesional en educación para diseñar los caminos

por los cuales debiera transitar quien se educa, conforme a unos criterios y posiciones que se

conjugan en el actuar del docente. Propuesto de esta manera, se hace primordial comprender el

sistema educativo como un presupuesto, un esquema inacabado que exige complementariedad por

la acción de quien educa y por supuesto, de quien se educa, contrario a la lectura según la cual, el

sistema es un todo inamovible. Es decir, que el educador encuentra en el diseño o estructura del

sistema las herramientas necesarias para indagar, de manera permanente, su quehacer y los modos

cómo puede orientar a quienes aprenden, afirmación que encuentra articulación en lo afirmado por

Lerner: “…es posible crear un nuevo equilibrio entre la enseñanza y el control cuando se reconoce

que este es necesario pero intentando evitar que prevalezca sobre aquélla… (2001, p. 36)

Así las cosas, el presente apartado recoge el tránsito por diferentes autores que han desarrollado

una serie de trabajos y especialmente de reflexiones acerca del lugar de la lengua en el aula, de la

64

literatura, de la literatura para niños, intentando articular aquellos elementos que resultan, en

especial, orientadores para las tareas del aulas.

2.2 Expectativas sobre la enseñanza de lengua

Cuando se trata de llegar a la literatura, resulta conveniente, dado que se ubica dentro de

aquello que va al aula de clase en relación con el lenguaje, lanzar la mirada sobre los objetivos

más generales que se tienen, en lo que se ha denominado enseñanza de lengua. Para ello, será

retomado el trabajo de Daniel Cassany, Martha Luna y Gloria Sáenz en su texto Enseñar Lengua

(1998), pese a haberse revisado Cómo enseñar a hacer cosas con palabras de Carlos Lomas

(1999) [5]. Esta revisión recoge apenas aquellos aspectos que en lo relativo a la literatura y por

supuesto a la lectura se tiene, articulados a los problemas que se han estipulado como obstáculos

permanentes en las innovaciones para la enseñanza de la lengua.

Para Cassany, Luna y Sáenz existe un conflicto lingüístico y social- valga aclarar que el

contexto de referencia es España, pese a ello las realidades problematizadas no distan mucho de

las que podrían identificarse en el contexto colombiano- que redunda en situaciones como la

imposibilidad de los estudiantes para expresarse; para comprender lo que leen; para expresarse con

precisión, claridad y lenguaje apropiado a los escenarios en donde se mueven; además de la

restricción de sus formas de lenguaje al entenderse entre ellos. Para los autores, estas situaciones

terminarían en la acusación según la cual la escuela no está desarrollando acertadamente su trabajo,

es decir sería la institución la señalada del aumento de analfabetismo funcional, lo cual Cassany,

Luna y Sáenz indican como la incapacidad para responder a las actividades que requieren alguna

[5]Este autor retoma en distintas oportunidades apartados amplios de otros autores que han sido incluidos dentro del presente trabajo, por lo cual se tomó la decisión de no continuar con su lectura, por la posibilidad de tornarse este un ejercicio inapropiado, frente la lectura de dichos autores de manera directa. Adicional a ello, el elaborar repetidamente fragmentos del texto Cómo enseñar a hacer cosas con palabras, volumen I parece plantear una circularidad sobre las afirmaciones que al igual que el punto anterior pueden ser aclaradas de manera precisa en otros textos revisados.

65

elaboración intelectual; una relación entre un lenguaje que funciona desde formas muy básicas y

el fracaso escolar; al igual que la incapacidad de los estudiantes para elaborar intelectualmente, de

manera que puedan tener distanciamientos de su cotidianidad. Sumado, a ello, la escuela ha

generado dos fenómenos, el primero un desencanto de los estudiantes por todo lo relacionado con

la escolaridad, así como, una desmotivación de los docentes. Estas en conjunto con maestros

acreditados que no han logrado trasladar lo aprendido a la realidad del medio en donde laboran;

profesionales que no cuentan con un buen manejo de la lengua, transmitiendo sus dificultades a

los estudiantes; despreocupación por los cambios didácticos, es decir la no renovación de lo

aprendido durante la formación docente, entre otras tantas.

Ahora bien, lo que resulta paradójico es que pese a mantenerse una atención especial al

estudio y práctica de la normativa, muchos de los problemas se vinculan al uso inadecuado de la

lengua. Tal como lo sostiene Cassany y las autoras en las palabras siguientes:

La lengua en el habla se convierte en un conjunto de palabras con una ortografía determinada, en

unas fases para analizar sintácticamente, en una cadena de sonidos a emitir de forma inteligible y

expresiva, en unas palabras cargadas de antónimos y sinónimos, en listas de palabras clasificables

según determinados criterios, la mayoría de las veces morfológicos, y, en definitiva, muy pocas

veces la lengua es un elemento vivo y útil para la comunicación. (Cassany Daniel, Luna Martha

y Saénz Glòria, 1998, p. 14)

Ante prácticas como estas, los diagnósticos de los estudiantes se reducen a la clasificación

entre buenos y malos; el profesor es el único autorizado para hablar y el libro de texto resulta

bastante relevante. A pesar de ello, no existe un aprendizaje en el que no se encuentre inmerso el

lenguaje. Lo que importa entonces es la responsabilidad que tienen los docentes de reflexionar

acerca de los modos como es llevado el lenguaje al aula, cómo se materializa el aprendizaje de

lengua en la escuela. Ello pese a obstáculos como los siguientes:

66

[…] El lenguaje de los jóvenes- y cada vez más jóvenes […] no puede ser de ninguna manera

modelo de lengua de aprendizaje y no creemos que la aproximación a los intereses y a la persona

del alumno tenga que pasar por la utilización de su argot como única fuente de comunicación.

Un argot es una forma de riqueza lingüística. Pero es riqueza cuando actúa de manera sumatoria,

es decir cuando se añade a otras formas de lenguaje, nunca cuando es sustitutiva de otras forma de

lenguaje o cuando es la única forma expresiva posible. (Cassany Daniel, et al., 1998, p. 24)

A este propósito corresponde entonces el diseño de estrategias pedagógicas que entre otras

cosas permita el desarrollo del aprendizaje de la lectoescritura, para los autores, siempre móvil

entre el enseñar o el alfabetizar. Parece ser que no deben estar precisamente contrapuestos al

contrario debe logarse que el alfabetizado, de acuerdo con las exigencias de hoy, sea aquel capaz

de desenvolverse con autonomía en la sociedad urbanizada permeada por la cultura escrita. Esto

desde la puesta en marcha de lo que Camps, Colomer y Wells han denominado niveles de

adquisición y dominio según retoman los autores: ejecutivo (elaboración y comprensión de

mensajes escritos y orales), funcional (búsqueda y registro de la información escrita) y epistémica

(uso crítico y creativo del lenguaje como forma de estructuración del pensamiento).

Apuntan además los autores que con insistencia la pugna acerca de los modelos

convenientes o inconvenientes se ha centrado en aquellos que fundamentan el proceso en la

necesidad de entregar un sentido a lo que es leído; al alumno se le comprende como una

individualidad a la cual el maestro aporta para su construcción, este último, acompaña, orienta,

presenta las rutas disponibles sin sesgarlo a ninguna de ellas. Contrariamente, se plantean los

modelos que ceden al manejo del código la prevalencia dentro del aprendizaje, actividad propia

del desciframiento y el aprendizaje de memoria. Discusiones que se han mantenido en el contexto

local nuestro, casi fijados de manera idéntica, con preguntas acerca del momento adecuado para

ingresar en el mundo de la lectura y escritura; la pertinencia de aquello que se aprende frente a

67

aquello que se vive; la congruencia del aprendizaje de la norma, cuando esta no afecta los

ambientes cotidianos en los que se ubica el estudiante, etc.

En lo que sigue lo importante es consentir la incorporación en aquellos aspectos que son

comunes al sistema educativo colombiano, con la finalidad de recoger la mirada que respecto de

estos asuntos tienen los autores:

Las habilidades lingüísticas: cardinales en el encuentro con la literatura

Escuchar: es la capacidad de percibir información y comprenderla desde la voz de otros.

En el caso de la lectura, escuchar merece una preparación que disponga la comprensión para lo

que será oído, también que ponga en marcha la participación en el discurso estableciendo los

márgenes de intervención dentro de la conversación o diálogo. Los procesos que median allí son:

reconocer (identificación de elementos de secuencia acústica y fragmentación de discursos en

unidades significativas); seleccionar (elección de los elementos de mayor relevancia en el

discurso); interpretar (atribución de sentido a los elementos seleccionados); anticipar (previsión

de lo que será dicho por el interlocutor); inferir (deducir los aspectos del contexto y el hablante

que revelen el significado global del discurso) y retener (los elementos elegidos como de mayor

relevancia son trasladados a la memoria de largo plazo para almacenar allí el discurso presenciado)

(p. 105-106)

Leer: la llegada a la lectura refiere de manera principal en la estructuración de procesos

cognitivos, es decir contribuir al desarrollo del pensamiento. Precisamente es la lectura un

elemento privilegiado que repercute en cada uno de los saberes que se dan en la escuela. Razón

que le merece particular atención en el aula, la cual aún no se ha conseguido exactamente, en

principio la lectura ha recibido un procedimiento que excede en la discriminación de formas y

68

letras, correspondencia entre sonidos y grafía, lectura pausada por palabras y comprensión de cada

unidad representada en las palabras; se desconoce en un número elevado de los casos del carácter

de la lectura en el entorno social, por lo que no se le atribuyen objetivos específicos para esta, fuera

del aula; al mismo tiempo que no son propuestas lecturas que permitan el aumento de las

capacidades; es decir, no se complejiza el proceso de lectura desde el ejercicio lector mismo.

En vista de ello, al pensar en la lectura se supone como primordial el ejercicio silencioso,

casi íntimo, al que se debe llevar durante el proceso de formación a quien se educa, de modo que

Cassany, Luna y Sáenz plantean que en la lectura silenciosa se hallan los siguientes tipos: extensiva

(por placer o interés), intensiva (para obtener información), rápida y superficial (para obtener

información sobre un texto), e involuntaria ( producto de la eventualidad noticias, anuncios,

recetas, entre otras) (p. 198)

A propósito de la literatura, se ha fundamentado el aprendizaje con mayor especificidad en

el orden de lo histórico, que redunda en la literatura como un campo de estudio. Al iniciar la

escolaridad, se identificó que los docentes preferían explicar un cuento antes de iniciar un ejercicio

de lectura que implicara la animación de los niños a participar de la narración y sentirse agradados

por esta, al punto de considerarla importante para lo que sucede al interior del aula. De esta forma

se halló que los libros de texto desde muchos años atrás no se habían actualizado, sus

características fueron: extensos en nombres, en listados de títulos del canon que debían ser

aprendidos de memoria por los niños, sumado a su grosor que los hacía muy pesados. Respecto de

la competencia fue instaurado un sistema que repasa los géneros literarios, figuras literarias,

listados de obras que den cuenta de una tradición cultural. Con todo, la literatura ha sido planteada

con objetivos que la reducen a ser parte de un recuento histórico, frente a lo cual debe ser trazado

un replanteamiento que la admita como placer, como hábito y elemento de interrelación con otros

69

sujetos, que al exhortar en la competencia asevere la necesidad de trascender en la relación libro-

lector de modo que este último se halle mayormente implicado en la experiencia de la lectura. En

resumen se trata de crear buenos usuarios de la literatura quienes:

Tiene suficientes datos sobre el hecho literario.

Conoce autores, obras, épocas, estilos, etc.

Sabe leer e interpretar un texto literario.

Sabe identificar e interpretar técnicas y recursos estilísticos.

Conoce los referentes culturales dela tradición.

Tiene criterios para seleccionar un libro según sus intereses y gustos.

Incorpora la literatura a su vida cotidiana.

Disfruta con la literatura. (p. 489)

Si se mira en detalle las características de un buen usuario de la literatura, no desconoce ni

abandona completamente el conocimiento que en lo relativo a la tradición literaria se obtiene

dentro del aula de clase, mejor supone la necesidad de ampliar la visión historicista hacia una

integración de elementos que ponen en juego el placer y gusto del lector, por ello, se recuerda lo

siguiente:

…la cantidad de información sobre autores, corrientes y épocas no debe nunca superar el tiempo y

la energía que dedicamos a la lectura, en su sentido más amplio. Si bien es cierto que lo que no es

tradición es plagio- ¿Quién hizo esta afirmación?-, el conocimiento de la tradición literaria no puede

sustituir a la propia literatura, ni a la adquisición de recursos para desarrollar una compresión activa

y reflexiva de los textos literarios. (Cassany Daniel, et al., 1998, p. 490)

Esta visión reclama también la necesidad de admitir que lo extraliterario participe del

ejercicio de lectura; es decir, que el análisis y lectura de los textos esté profundamente imbricados

a la actualidad en la que viven los estudiantes, en otras palabras, que la lectura de una realidad

70

distinta y distante se haga a la luz de la realidad en la cual vive quien lee. Lo que se espera es que

el alumno sienta la necesidad de acercarse a los textos, a partir de la puesta en contacto con los

medios necesarios para despertar aquel interés, por ejemplo, presentando en el aula versiones

variadas que han aparecido desde las obras clásicas, Cassany y las autoras sostienen que:

Tanto la obras clásicas como actuales son un buen motivo no solamente para que los alumnos entren

en contacto directo con una obra literaria, sino para configurar progresivamente su personalidad

hacía la participación activa en la vida cultural. (Cassany Daniel, et al. 1998, p. 492)

Hasta aquí la postura de los autores muestra que el interés no es la invalidación de los

recursos que se han arraigado en la enseñanza de la lengua, mejor se trata de reconocer la necesidad

de renovar las perspectivas que sitúan en un escenario limitado la acción de quien aprende, de

modo que puedan intervenir en la lectura aspectos de la cotidianidad de los estudiantes, ampliando

el horizonte de interpretación, comprensión y apropiación por parte de quien lee.

Dichos planteamientos finalmente, trasladan la discusión al marco de lo que implicaría la

competencia literaria, situada como un proceso complejo de formación de la persona, que pone en

juego las experiencias de los ambientes en los que se desarrolla en un contexto escolar.

El enfoque didáctico donde tiene posibilidad de realización esta perspectiva se coloca en

el diseño de estrategias que permitan la familiarización del lector con la obra, el objetivo es “…

aprender a leer y adquirir el hábito de la lectura” (Cassany Daniel, et al.,1998, p. 502). ¿Cómo?

Mediante la renovación de los programas y materiales de clase; la coordinación de actividades

variadas con los alumnos; la elaboración de textos que den cuenta de las estrategias a implementar,

posibles a partir de -parafraseando de Cassany, Luna y Sáenz- una lectura activa, que admite la

valoración de los textos por parte de quienes intervienen en el ejercicio de lectura y el fomento a

la creatividad. (1998, p. 503)

71

Finalmente, la recomendación es reconocer que la lectura literaria, ni ninguna lectura puede

estar supeditada a las consideraciones que pueda tener el maestro únicamente, se requiere

establecer un diálogo permanente en el que el docente pueda entenderse como mediador y el

estudiante como interlocutor de un diálogo propiciado para la lectura literaria. Precisamente, en

este diálogo se fijan los momentos de elección de los libros a leer, desde asuntos tales como la

comprensión global y valorativa del texto, la toma de decisiones a partir de la experiencia vital de

la lectura para quien ha ingresado en el mundo literario.

2.3 Sobre el acto de la lectura: un lugar privilegiado para la existencia

En alguna oportunidad, cuando apenas se pensaba en los caminos que podría tomar una

reflexión alrededor de la literatura infantil en el aula de primer ciclo, se recibió una observación

acerca de la necesidad de ocuparse de un único asunto, según esto, ocuparse de la lectura es distinto

a ingresar al campo de la literatura infantil. Sin la intención de ir en contra de esta aseveración,

durante todo el camino recorrido hasta ahora, no se consiguió distanciarlas en medida alguna,

parecen estar contingentemente enlazadas, es decir en cuanto surge la preocupación por una de

ellas de manera inmediata se hace necesario poner en el discurso un lugar para la otra. Razón de

peso para dedicar un apartado al: acto de la lectura.

El acto de la lectura observa una aparente madurez de la cual no se hace parte sino hasta

cuando han transcurrido varios años de íntima relación con los libros. Aterra un poco, suponer que

solo al alcanzar esta madurez puede hablarse de leer como una técnica plenamente dominada, que

permitirá el dominio de otros órdenes en el campo laborar, educativo, aún, cotidiano. De modo

alguno, las fases iniciales en las cuales se afirma estar leyendo se encuentran supeditadas a

exámenes sobre la manera correcta e incorrecta de hacerlo, lo que podría traducir “la competencia

72

para…” Sin embargo, la reflexión acerca de este acto de la lectura abre las puertas para señalar

que en verdad de lo que se trata no es de alcanzar tal competencia, lo cual no la hace un elemento

sin importancia, mejor la ubica en un segundo plano, pues el acto de leer es una forma de andar

por la existencia -“una forma” significa que no es la única -. De otro modo, al referir este “observa

una aparente madurez”, es por la sensación según la cual leemos realmente cuando hemos

alcanzado la especialidad en la lectura, para el caso en la lectura literaria, lo demás es apenas una

actividad primaria que dista de ser el acto de leer. – según parece- De ahí, que los juicios acerca

de las capacidades para leer como corresponde se instalen en la cotidianidad, sin indagar si aquel

acto está afectando alguna fibra de la existencia que no ocurra en la negación por hacer algo que

parece poco útil. De ninguna manera, debe entenderse esta afirmación como un interés por

desvirtuar al lector experimentado, pues, mejor, es decir en realidad, se trata de desprender en

tanto sea posible la técnica y la especialidad como formas a las que se debe llegar con la lectura

literaria, esto tan solo la mantendría como auxilio de intereses variados puestos en marcha para el

desarrollo de seres humanos competentes. Así, vale la pena recordar, como lo recuerdan tantos

autores, a Daniel Pennac al señalar que: “El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que

comparte con otros verbos: el verbo “amar”…el verbo “soñar”…” (1993, p. 7)

Por consiguiente, el acto de leer concurre en la posibilidad de sumar experiencias para la

vida, de enriquecer incansablemente la existencia, quizá, recuperando un poco a Argüelles, en el

acto de leer lo que se halla es el lugar de las expectativas de vida:

Tengo 49 años. Si alcanzo las primeras horas del 27 de diciembre, cumpliré 50. Cuando me pongo

más realista sólo vislumbro siete o cinco más, a partir de esos probables 50. Y pienso que moriré

leyendo, pero cómo asegurarlo. […] Suponiendo que las cosas me resulten óptimas, me quedan 11

años de vida. Once por 365 es igual a cuatro mil quince días. No pienso desperdiciarlos

imponiéndome el sufrimiento de leer, por disciplina profesional, libros insoportables. Sólo dejaré

73

abierto un mínimo resquicio para la pequeña gran acepción (o decepción) que el

antifundamentalismo me depara para la vida. Mi disciplina hoy es ya no leer libros por disciplina.

Que los lean, y los sufran, los que no tengan inconvenientes en aburrirse y, con ello, perder un poco

del goce de la vida. Yo no. (2008, p. 355)

Lo anterior por un lado. Por otro, es necesario pensar en que la insistencia por

desabrigar a la competencia como prioritaria, responde a la necesidad de reconocerla como

aquello que vendrá como adicional al hábito de leer, como parte de una experiencia vital,

situación compartida con el carácter complejo al que debemos avanzar con le lectura. A lo

sumo, se pensaría en una competencia que adquiere los elementos necesarios siempre a la

luz del acto de leer, es decir, no un proceso a la inversa que le presenta como el punto de

llegada para el desempeño hábil en distintas áreas de la vida misma. Para Granda y Vargas,

como resultado de la reflexión alrededor de lo expuesto por distintos autores acerca del

acto de leer, afirman: “Las obras literarias no se trabajan, se disfrutan y se comparten. […]

Conviene destacar la gratuidad del acto de la lectura y el placer que este produce” (Granda

y Vargas, 2010, p. 45)

En otras palabras, el ingreso a la lectura y la decisión personal de quedarse en ella, vendrá

cargada de situaciones tales como la competencia y la realización del sustantivo de lector

experimentado, es decir la posibilidad de avanzar en la lectura de lo complejo; por lo pronto,

importa que lo leído sea confortable para la vida, sea una decisión que se toma en la mirada para

la existencia, lo demás llegará por aditamento.

Sobre el lector: la intimidad y el silencio

Quien avanza en el ejercicio de la lectura, presenta diferentes rostros que deben ser tenidos

en cuenta: el primero el cumplimiento de algunas de las tareas que impone la comunidad escrita,

74

en los tiempos acordados, para los trámites pertinentes, sin que un gusto por leer sea manifiesto;

otra la acumulación de saberes que le permitan ubicarse dentro de una determinada comunidad

académica, especialmente, siendo relevante mantener la posición alcanzada; así como, aquel que

busca en la lectura una forma de alimentar las experiencias de la vida misma. Esta última, de gran

interés al pensar en un lector; pues es quien encuentra en la literatura formas de entregar

experiencias nuevas a la vida, sin conceder a esta un papel secundario o enteramente dependiente

de la lectura, lo cual parece difícil, mejor se construye una existencia desde la vitalidad que

descansa en la lectura y emerge en el encuentro con el lector.

Precisamente, el último de los rostros que podría tener la lectura como acto, dista de los

dos primeros casos, por entretejerse allí una relación íntima con lo que las fibras individuales

tropiezan al hallarse frente a la literatura. Cuando se habla de las exigencias de una comunidad

escrita o de la demostración de los aprendizajes acumulados se entrevé una forma pública de

aquello que se lee, distinta del todo a la relación de quien como lector ha hecho de la literatura el

hallazgo de nuevos agregar a la existencia. Cabe aquí recordar a Argüelles, respecto de esta forma

de la lectura: “[…] La lectura es […] parte entrañable de nuestros sueños íntimos, nuestras

ensoñaciones y nuestras fantasías que no tenemos obligación de compartir con nadie.” (Argüelles,

2008, p. 83)

Así las cosas, el lector, es un individuo que puede resguardarse silenciosamente, casi sin

ser notado, en la lectura literaria, sin que ello le obedezca un reproche. Para la escuela asunto que

resulta paradójico ante el interés por verificar, en primera medida si el ejercicio de lectura se está

efectuando; en segunda, si de ser efectuado cumple con los presupuestos establecidos. El dilema,

parece encontrar algunas pistas para su resolución, si se creer firmemente que puede conferirse al

silencio un lugar distinto al de señal de que algo no anda bien, o de que algo no se ha hecho, la

75

lectura pese a ser cardinal a la posibilidad y capacidad de convivir, compartir e interactuar con

otros, exige un momento a solas de quien lee, cuando ello no se concede parecen estar de por

medio aquellos objetivos que trasladan a la lectura literaria a un campo de aseguramiento de

habilidades propias del desarrollo humano:

[…] cuando la sociedad se queja de que los niños y niñas no leen, pareciera que se lamentan de no

verlos ahí sentados con una obra literaria en las manos, pero lo que se teme, en realidad, es que no

dominen la lengua escrita, de manera que no tenga éxito escolar y comprometa con ello su ascenso

social. Se piensa, pues, en una función utilitaria de la lectura propia de las sociedades alfabetizadas,

un elemento que incluye aspectos tan distintos como el uso cotidiano del escrito o el acceso a la

información o al conocimiento. (Colomer, 2005, p. 42)

Las implicaciones de concebir un lector de relaciones íntimas terminan en dar una

oportunidad a la lectura para que ciertamente ingrese a la cotidianidad del lector, es decir, que este

último pueda encontrar en ella, una forma de la existencia misma; distinta a la implantación de la

lectura como tarea que debe ser evidente dentro del aula, evaluada y expuesta como resultado. No

debe temerse, por el papel del docente, ya que no se trata de asimilar el silencio a un abandono por

parte de este al lector que apenas se forma, pues es claro que la responsabilidad se transforma de

un docente que rige definitivamente el devenir de los saberes y en ese orden de la literatura dentro

del aula y de la existencia del niño, para ingresar el mismo como lector. Lerner (2001) es clara al

afirmar al respecto:

¿A quién se atribuye en la escuela la responsabilidad de actuar como lector? En tanto que la función

de dictaminar sobre la validez de las interpretaciones suele reservarse […] al maestro, el derecho y

la obligación de leer suelen ser privativos del alumno.

[…] Al adoptar en una clase la posición de lector, el maestro crea una ficción: procede “como si”

la situación no tuviera lugar en la escuela, “como si” la lectura estuviera orientada por un propósito

76

no didáctico […] Su propósito es, sin embargo, didáctico […] el maestro interpreta el papel del

lector y, al hacerlo, actualiza una acepción de “enseñar” que habitualmente no se aplica a la acción

de la escuela […] Mostrar para qué se lee, cuáles son los textos a los que es pertinente acudir para

responder a cierta necesidad o interés, […] Al leer a los niños el maestro enseña como leer. (p.

153)

En definitiva de lo que se trata es de considerar firmemente que no es posible enseñar en

la escuela aquello que no hace parte de la existencia misma de quien enseña, así como no se lleva

al aula, para que sea enseñado, aquello en lo que no se cree, a lo que no atribuye ninguna validez

para la vida.

2.4 Literatura para niños:

Mucho se afirma hoy en día acerca de la literatura infantil, pese a un supuesto progreso de

la discusión que la ubica fuera del campo literario, frente a la sospecha de la existencia de una

literatura verdadera, de acuerdo a lo expuesto por Colomer:

La polémica sobre el carácter literario o espúreo de la literatura infantil se mantuvo hasta los años

setenta. En realidad, una gran parte de los mismos autores que defendían la existencia de libros

infantiles aceptaban, casi sin advertirlo, los argumentos de la posición contraria en el momento de

responder a otro antiguo problema: el de qué criterios hay que tener en cuenta para la crítica y

valoración de los libros infantiles y juveniles. La respuesta dividió a la crítica en dos bandos. Unos

autores, sintiéndose legitimados por su propia cultura adulta, se aplicaron a establecer una jerarquía

literaria y un corpus canónico de los mejores libros, a partir de criterios idénticos a los actualizados

para la literatura de adultos, criterios basados, pues, en el análisis de la calidad literaria. Otros

autores reaccionaron virulentamente contra esta distancia y se propusieron atender primordialmente

al éxito de los libros entre sus destinatarios infantiles y adolescentes, reivindicando pues, una

valoración a partir de la experiencia de los libros que gustan a los niños y niñas. (1998, p. 41)

77

No obstante, el interés de este apartado dista de la intención por reconstruir las discusiones

que a lo largo de los años se han suscitado alrededor de la literatura infantil, en realidad se espera

dimensionar desde un marco muy amplio ¿Qué se dice? de esta literatura, además de estar pensada

para los pequeños lectores, para evaluar, como se indicara en la introducción los aciertos y

desaciertos que se forjaron desde el aula de preescolar durante la práctica.

Interesa entonces decir que la literatura infantil, pensada para los más pequeños, debe estar

situada en la vida del niño a partir de su primer momento de vida; esta se espera pueda propiciar

la relación con los seres cercanos y la proximidad cada vez mayor al mundo de la narración:

[…] Los primeros contactos con la literatura se producen en gran parte a través de formas orales

e, incluso, mediante ficciones audiovisuales. Pero también los libros para niños que aún no saben

leer son una realidad bien consolidada en la producción actual de la literatura infantil […].

(Colomer, 2005, p. 69)

De esta manera es que se propone la literatura infantil como el diálogo que se entraña entre

el niño y el libro, de acuerdo con Sánchez (1995) “[…] el lenguaje literario requiere de la

complicidad infantil” (p. 74) quien considera importante atender a la ficcionalidad dentro de este

tipo de literatura, entendida como “una condición necesaria para que la competencia imaginaria

funcione en el sujeto de práctica estética […]” (Sánchez, 1995, p. 147) Para el autor, la correlación

que surge con objetos estéticos -según los llama- presenta una forma distinguida del conocimiento,

respecto a los modos como este se da en otros saberes, es decir, la literatura presenta el

conocimiento en formas que le imprimen un tono particular a su acción sobre el individuo.

Por tanto, la literatura infantil, puede ser entendida como una modalidad estética del

lenguaje, en la que intervienen diferentes factores que determinan la relación posible del niño con

el libro, en realidad, con los mundos pensados desde estos textos para interactuar con ellos. Para

tal fin, el papel del docente resulta fundamental, por ser quien sitúa en esta relación a los más

78

pequeños, de modo que pueda propiciarse un escenario de ingreso a la experiencia literaria. Esto,

supone apelar al valor de la imaginación “… En el espacio de la imaginación y la creatividad, entra

la educación literaria como aquella disciplina propicia para formar la sensibilidad estética y el

conocimiento del hecho literario…” (Granda y Vargas, 2010, p. 38); a la capacidad para curiosear

aquello que le es indistinguible de no ser por una exploración exhaustiva; así como, a la capacidad

para responder favorablemente a la propuesta del maestro por desarrollar actividades variadas que

incluyen lo literario. De este modo, la tarea del maestro no resulta distinta a la invitación

permanente, quizá al traslado de los niños a mundos que le son desconocidos, puesto que de lo

que se trata es de extender la invitación a la literatura infantil de manera tal que se instaure en la

conciencia de los niños como parte de lo habitual; es decir que encuentren en esta literatura aquello

que puede suceder tanto en el aula, como en cualquier otro lugar posible. Atendiendo a lo que al

respecto afirma Guevara:

En efecto lo seres humanos poseen una tendencia permanente a la dimensión poética, entiendo por

esta, no una inclinación a la lectura o a la memorización de poemas o de obras, sino más bien a una

constante disposición a lo simbólico, al juego, a la imaginación, a la fantasía. […] Esta tendencia a

la dimensión simbólica, esta necesidad existencial humana de lo poético, es la que permite a los

individuos instaurar constantemente nuevos sentidos a las cosas; transformar infinitamente el

mundo, y siempre, de manera significativa. (Guevara et al., 2015, p. 11-12)

Ante esta perspectiva corresponde entender a la literatura infantil como el lugar en donde

se hace posible significar el mundo, desde formas diversas tomadas por el lenguaje, en este primer

acercamiento, se perciben entonces dos movimientos: el primero el de transformación del mundo

habituado para el niño, mediante el ingreso a lo narrativo como presentación de las posibilidades

simbólicas del lenguaje. El segundo, el de la transformación del mundo habituado para el niño, por

las relaciones que renueva en el encuentro con la literatura y con la experiencia que esta le sugiere.

79

Es decir, la literatura infantil presenta alternativas que adquieren valor en la posibilidad de cambio

de la realidad en la que se ubica el niño, esto desde la presentación de formas estéticas que definen

una mirada renovada sobre lo cotidiano; pero a su vez, proponen una forma de situarse en las

relaciones que en esa realidad se materializan. En lo que sigue se insistirá en estos aspectos.

Es pertinente agregar y por demás, reconocer que ciertamente la literatura infantil

propuesta desde el libro álbum adquiere un valor fundamental en el desarrollo de la imaginación

del niño y en el encuentro con imágenes de variados matices, lo cual no la posiciona como único

lugar de relación posible con la literatura; así como el lector maduro, si se quiere llamar de esta

manera, no puede localizarse en la lectura restringida a formas complejas del lenguaje, que le

entregan por entero la responsabilidad de crear las imágenes. Resulta necesario entonces

comprender la literatura infantil como la convivencia de formas variadas de ser del lenguaje, las

cuales como manifestaciones de este, merecen presentarse al niño como funciones de la

experiencia estética. Lo anterior, para reconocer que la pregunta por lo que debe ser leído en el

aula de los más pequeños no debe anclarse a lo que en su denominación incluye alguna relación a

la infancia o los primeros años; pues, cada selección debe supeditarse a la reflexión acerca de lo

que se espera sea hallado en la literatura por los niños; la lectura atenta de lo que se ha pronosticado

como conveniente para ellos y el compartir de aquello que con certeza se han llevado algo del

gusto del lector que orienta; es decir, el docente. Acerca del valor de las historias infantiles

independientemente de la edad a la que corresponden, es adecuado no perder de vista lo expuesto

por Colomer respecto de lo que estas historias ofrecen al lector:

El itinerario infantil de lecturas iniciado en las primeras edades se amplía a medida que los

niños crecen. Pero ello, no significa que tengan que esperar a llegar a algún punto

determinado de su formación para disfrutar de la experiencia literaria. Por el contrario, es

80

su misma participación en un acto completo de comunicación literaria lo que le permite es

avanzar por este camino. Así, las narraciones infantiles, sin importar para qué edad sean,

ofrecen una experiencia que tiene que ver de alguna manera con los siguientes aspectos:

1. El aprendizaje de las formas prefijadas de la literatura (y la imagen) en las que se

plasma la experiencia humana. […] 2. La familiarización con las distintas voces que

configuran el conjunto de narradores a través de los cuales los libros hablan a los niños.

[…] 3. La incursión en la experiencia estética. […] 4. La posibilidad de multiplicar o

expandir la experiencia del lector a través de la vivencia de los personajes y la

oportunidad de explorar la conducta humana de modo comprensible. […] 5. La ampliación

de las fronteras del entorno conocido. […] 6. La incursión en la tradición cultural. […]

(2005, p. 81 a 83)

2.5 Algunas conclusiones: ¿Sobre los objetivos?

Como se ha propuesto desde el inicio el valor de cada una de las indagaciones aparece

en cuanto permite rastrear respuestas a las preguntas orientadoras plasmadas en este

documento, a su vez, que alguna luz sobre los objetivos propuestos allí, de manera que es el

turno para que la mirada de algunos de los autores se plasme en lo interrogado:

1. Indagar sobre el qué, el para qué y el cómo de la literatura infantil en el aula de

primer ciclo.

¿Qué es la literatura infantil en el primer ciclo? Para el primer ciclo la literatura infantil se

comprende como lugar de apertura e ingreso al universo simbólico desde lo narrativo. Este ingreso

se encuentra mediado por la disposición de los seres humanos a lo simbólico, con lo cual puede

81

afirmase que dada esta disposición no es la literatura infantil un imposible; con dificultad el niño

de primer ciclo podría esquivar el encuentro con lo literario. En suma, la literatura infantil se

constituye como el punto de ingreso al mundo narrativo, desde el cual se espera aportar a la

transformación del mundo habituado por los niños y la diversificación de las relaciones de este

con el lenguaje estético, además de otros elementos.

¿Para qué la literatura infantil en el primer ciclo? Afiliarse a la literatura desde que se es

muy pequeño entrega a esta un valor que tiene por objetivo central contribuir a la existencia de los

individuos, a partir del goce estético propiciado por lo literario.

2. Identificar el tipo de relaciones que se dan entre el niño de primer ciclo y la literatura

infantil en el aula.

¿Qué aprende el niño de primer ciclo sobre la literatura? Aprende a leer de otros modos el

mundo que habita. También los modos como podría renovar su relación con quienes lo rodean.

Así como, las maneras como se presenta el lenguaje en la literatura. Aprende a llevar su existencia

de la mano de lo literario, como se señala a continuación:

El principio que nos debería llevar a abrir un libro es el de avivar nuestra existencia; de modo que,

al cerrarlo, tengamos mayores y mejores razones para vivir, pero no para vivir exclusivamente con

el fin de leer libros, sino con el propósito de que, en nuestra vida, haya libros que nos hagan más

feliz el hecho de vivir. (Argüelles, 2008, p. 24)

3. Reconocer los elementos que podrían renovar la relación entre el niño de primer ciclo

y la literatura infantil, para potenciar el ingreso en el mundo narrativo.

La renovación de las relaciones del niño y la literatura se instauran en el orden de: la literatura

como aquello que se comparte; el docente como un lector que participa de la lectura al igual que

82

los niños, es un ejercicio que se da entre iguales; la literatura como lo no enseñable; la escuela

como lugar que requiere que la literatura sea ficcionalizada; el niño como participe de la

ficcionalización; la lectura literaria y de cualquier otro tipo como forma de estar en la cultura

escrita.

Lo anterior se pretende, al igual que en el capítulo que precede, funcione como formas de

recordar a lo largo del texto, lo que va dejando la indagación en el camino transitado. Cierto es,

que los autores que tuvieron alguna participación con sus reflexiones recogen una mayor variedad

de asuntos a los expuestos a este punto, incluso parece que lo hallado respondiera apenas a formas

superficiales de lo que realmente ellos quisieron decir. Razón de ello, es hacer un alto para la

aclaración mediante los siguientes puntos:

1. El interés del presente documento es recuperar – traer a la memoria- las reflexiones que

alrededor de la literatura se hicieron en un momento en el que quizá esta aún no se había

abordado profundamente. El riesgo de retomar cada uno de los asuntos que han sido objeto

del trabajo de los autores es que su pensamiento quebrante lo que se espera compartir de

lo sucedido en el aula. Es decir que, en el camino se olvide lo pensado, por venir de

autoridades lo leído y así el ejercicio se torne inoficioso.

2. Como sucede con las leyes que deben ser construidas sobre máximos y no sobre mínimos,

tomar aquellos elementos que inauguran otras y otras reflexiones, como el punto de partida

para preguntar por el qué de la lectura de literatura infantil y en sí de la lectura de cualquier

tipo de literatura, es fundar en la reflexión del maestro un ejercicio inacabado; no la

aplicación de las afirmaciones de quienes reflexionan, sino mejor la cohesión a sus ideas

mediante la elaboración y el respeto de las propias.

83

3. Traer a la memoria: práctica de formación docente 2013

3.1 Algunas reflexiones acerca de la literatura infantil en el aula de primer ciclo

En algún lugar se decía que se trata de traer a la memoria, y ese traer no es, en sentido estricto,

un recuento de las prácticas de formación docente en 2013, pues, para tener acceso a las

proyecciones de trabajo, las conclusiones de las jornadas, y en suma, a lo que fueron las prácticas

en aquel entonces, se han anexado al final del documento: el informe de prácticas, la proyección

de la semana del idioma y la unidad didáctica que se sitúa como resultado del trabajo hecho con

los niños de preescolar 02, así como con el primer ciclo, en relación con refuerzos escolares y con

todos los grados de primaria de la sede en la Semana del Idioma, como se decidió hacerlo, a pesar

del desagrado de leer manifestado por algunos. De manera que lo que interesa a este apartado es

recordar situaciones de lectura literaria, que implicaron la toma de decisiones y desde las cuales es

conveniente concentrar algunas reflexiones que no se agotan en el momento presente, con

seguridad se agrupan como consideraciones que continuarán siendo objeto de revisión en lo que

viene.

3.1.1 Invitar leer ¿A los más pequeños?

Toda invitación a leer debe permitir ante todo que el niño vuelva la mirada al mundo que

habita, tanto para preguntarse sobre este al tener un encuentro con la literatura, como para

sobresaltarse por hallar en esta una realidad que dista de lo que para él es posible. En otras

palabras, no puede existir una relación con la literatura en cuanto no se construya desde ella la

indagación a favor o en contra, pero, siempre la posibilidad de elaborar preguntas acerca del mundo

y lo leído. (Niño de 5 años: “¡Ese señor está loco!, le diré a mi abuelita que él dice que los gatos

son teléfonos. ¡Ese señor está muy loco!”- Lectura de cuento de Cortázar: Cómo se pasa al lado)

84

Además del presupuesto anterior, sobre leer lo extraño es que supongamos que solo se

invita a leer a los alumnos, parece ser que no es así. Las madres, en su mayoría encargadas de lo

relacionado con la escuela, pueden tener un acercamiento a lo literario, la alternativa, los modos

de ser mujer en las obras literarias, el primer ejemplo, fue la lectura de un apartado de Escuela

para mujeres de Molière, la expectativas que generaba el título suponían que allí estaba la fórmula

para “apretar a los maridos”. Dada la poca frecuencia con la que leen las madres, solo en

determinadas ocasiones se reían de lo que en la historia sucedía, no obstante, atentas escucharon…

Pero, la sorpresa aumenta cuando ante la propuesta de avanzar en la lectura simultánea en la

escuela durante un tiempo de una semana, para al final agrupar en trabajos de los niños y crear una

galería. Se reciben las primeras observaciones cargadas de total incomodidad de los docentes, a

ellos debe invitarse a leer. Dentro de las observaciones se hallaban, la imposibilidad de leer con

niños de segundo grado a Jairo Aníbal Niño, con su libro de la caricia, cuando los pequeños no

sabían ni siquiera que era el tacto. Por fortuna, la maestra que se mostró incomoda en esta

oportunidad, días más adelante regresó para preguntar sobre qué sería leído. Otras veces, se afirmó

que dado que la formación de los docentes no era en lenguaje, era especialmente absurdo pedirles

que les leyeran a los niños, a lo cual cederían sin embargo, buscarían las versiones ilustradas, para

hacer más fáciles las cosas.

Conclusión, es fundamental que la escuela entienda que invitar a leer no es una cuestión

centralizada en el aula de clase y de especial responsabilidad de los niños, muchos más podrían

hacer parte del ejercicio de lectura literaria.

3.1.2 ¿Para qué se lee?

Con frecuencia parece una pregunta que se torna esquiva, si no es consciente quien enseña

acerca de las razones que validan el acto de leer, debe tratarse de un ejercicio sin sentido. Así las

85

cosas, varias aclaraciones: la primera, solo llevamos al aula aquello en lo que creemos, ningún

sentido tendrá, tal vez por muchos años, enseñar aquello de lo que jamás estuvimos convencidos.

La segunda, no puede esperar un maestro, docente, profesor, como se prefiera ser nombrado,

lograr en sus estudiantes un apego a la literatura, cuando jamás logró para él siquiera el

compromiso, según el cual, leemos para actualizar nuestro ejercicio profesional. De esta manera,

debe afirmarse que se lee con la firme convicción de que allí reside una experiencia vital, que leer

corresponde a las tareas que emprendemos al situarlas como fundamentales en la existencia.

Leer o no leer no es el dilema ni debería ser una invasora angustia todo el tiempo ni una terrible

tortura. Leemos o no leemos, según sea nuestra propia inclinación vital. Pero una cosa es segura: si

somos lectores, lo que leemos o dejamos de leer, por decisión soberana, nos refleja, nos define, nos

retrata y, por supuesto, sí, nos configura. No hay modo de escapar. (Argüelles, 2008, p. 91)

Es decir, solo aquel que ha otorgado un lugar privilegiado a la literatura en el avance de

su propia existencia, puede intentar evocar un poco de esta experiencia para compartirla con los

niños de lo contrario, la labor esté pérdida.

3.1.3 Lo necesario para leer (la voz, el silencio, el grito)

Podría afirmarse, que para leer se necesitan los libros, lo cual es del todo cierto. Sin

embargo, el trabajo en el aula requiere ante todo avivar las fibras para que la literatura ingrese

en los niños y no se desprenda de ellos en lo que viene. Así, debemos reconocer que la voz además

de imprimir a la narración los matices necesarios para que resulte agradable, se potencia como

forma privilegiada de manifestar las opiniones, emociones, desacuerdos, etc., así, al hacer énfasis

en el carácter principal de la voz en la lectura, así como en lo habitual, se espera que los niños

comprendan que al usar su voz con la fuerza que lo exigen las narraciones, pueden poner su propia

voz en la memoria de los demás, y quizá, dejar huella como lo hiciera lo narrado. (-Cómo tú nos

86

dijiste que usáramos la voz para dejar huella en la memoria de los demás, le dijimos a los niños

grandes que no nos gusta que hagan en nuestro colegio- Niño de 5 años)

A propósito del silencio, debe el niño comprender que la voz y el silencio, pese, a su

antinomia se corresponden en el momento de la lectura, pues a cada cual le es propio un lugar

privilegiado al lado de la lectura literaria, el primero, como se dijera antes de imprimir los matices

necesarios para dar vida a lo que se narra, el segundo, por desplegar en pro de lo narrado la

atención total de los sentidos, por si algo pudiera ocurrir…

Finalmente, el grito, es la manifestación natural del enfado o desagrado, aun de la sorpresa,

entre otras tantas formas de la emoción que en los niños no interesa restringir. Es el aula de

preescolar el lugar en donde liberamos las sensaciones que deja el acto de leer; la lectura

literaria, no debe entenderse como el modo en que instala la quietud y la obediencia; es en

realidad, la literatura la posibilidad de hacer de la expresividad un fenómeno natural, al cual no

tememos, ante el presupuesto de estar enseñando la norma.

3.1.4 ¿Qué tenemos en el aula para leer?

La mayor de las sorpresas no es otra que descubrir que los maestros somos distantes de la

lectura, aunque esto de manera silenciosa, evitando juicios e inconvenientes. De ahí, que

dispongamos de libros en el aula que no han pasado precisamente por una evaluación de cualquier

orden. Lo cual traslada la tarea de elegir lo que se lee al niño que aprende. Su primera oportunidad

para hacer de la literatura, algo que elige y no que se le impone. En consecuencia, solo la

proximidad de los niños a la literatura le garantizan conocer lo que esta le sugiere, y, en la misma

vía lo que realmente de la literatura le gusta, atañe a la escuela propiciar este encuentro para que

el niño descubra lo que quiere leer. (En el aula de clase se cuenta con el libro de La cucarachita

Martínez y el ratón Pérez, tras haberse leído en dos oportunidades, los niños señalaron al final que

87

a esa cucaracha le pasaban cosas como a las mamás, que mejor la leyeran ellas, los niños eran muy

pequeños para pensar en la comida o en el esposo. También, un cuento del que no recuerdo el

nombre, contaba la historia de una paloma que volaba, y volaba, y volaba, y… volaba; el texto que

la acompañaba decía que esta paloma volaba, los niños tan solo preguntaron ¿Ese libro cree que

nosotros somos tontos? Eso es una historia para niños más pequeños)

3.1.5 ¿Sí los niños leen clásicos o… tan solo libro álbum?

¡¿Cómo le va a hacer a los niños ese mal?! Exclamó un profesor cuando escuchó que en

el preescolar se había leído el Quijote en su original, al igual que algunos apartes de Bestiario; de

Juan José Arreola y Cómo se pasa al lado, de Cortázar. La verdad, la intención no era otra que

disponer de otros libros que no se sitúan en este escenario con, quizá, ninguna regularidad. Al

principio, las caras eran de total extrañeza, poco más adelante surgieron las preguntas, que

ubicaban el verdadero interés del ejercicio: ¿Todas esas palabras existen?- Yo, conozco algunas

letras o sea que ¿yo puedo escribir eso? ¿Por qué usa palabras difíciles ese señor? Nosotros

conocemos más fáciles. A decir verdad, jamás se trató de leer solo de lograr que el niño percibiera

que la literatura es más que el libro ilustrado, que las historias no siempre están al lado de un

dibujo. De esta manera, se puede abrir al niño a la consideración según la cual la literatura no se

agota en el dibujo, existen otras formas de ser del lenguaje literario que se distancian de la

ilustración o se conjugan con esta en una infinidad de narraciones posibles.

En la experiencia de acompañamiento con niños de primero la afirmación tomó el matiz de

¡Solo leo lo que trae dibujos, nada, más!, además ¡Solo leo si tú me pones una nota por hacerlo!,

¡Es que mi profesora es más chévere ella me califica si hago algo bien, tú no!, lo cual plantea

diferentes cuestiones: primero, cómo hacemos parte del proceso de aprendizaje, según el cual,

todo lo que se dice en el aula es un conocimiento acabado, no tendremos que volver sobre él de

88

conseguir aprenderlo; segundo, cómo terminamos por convencer a los niños de su incapacidad

frente al acto de leer, bueno y otros tantos actos, y tercero, cómo establecemos intercambios, como

la nota, que no admiten otra cosa distinta a la comprobación de que el trabajo ha sido hecho.

Lo que interesa, y esto a manera de conclusión, es propiciar los encuentros necesarios

entre el niño y la literatura, que disten de proponerla como la obligación de la jornada escolar, para

simplemente abrirse como el abanico de posibilidades que es. Lo pertinente de los clásicos no es

el respeto a una tradición que ha logrado estar allí, entre otras razones, por haber conquistado el

gusto de tantos lectores, mejor se trata de que el niño pueda contar con un panorama de la

complejidad del lenguaje, de las narraciones que están fuera de los modos de ser del lenguaje que

se articula en el libro álbum o las repeticiones de las películas que se suponen creadas para ellos.

Es de cierta manera, trasladarlo a situaciones de lectura sobre la que se espera pueda curiosear,

indagar e interpelar lo que allí se narra, como forma de ir cursando en el camino de la literatura.

Con todo, es conveniente recordar lo que al respecto refiere Argüelles

Leer atados al potro del deber es una de las estrategias más disparatadas que se puedan imaginar

para promover y fomentar la lectura; en otras palabras, transformar un gozo en obligación a lo único

que nos puede conducir es al hastío, muy probablemente a la frigidez. (Argüelles, 2008, p. 34)

3.1.6 Relaciones invertidas (la familia no es la promotora de lectura, esta debe iniciar

al igual que el niño en la lectura)

A lo largo del documento las diferentes miradas otorgan a la familia un lugar importante en

el desarrollo lector del niño, por lo menos el ideal es este, precisamente que no sea la escuela

aquella que inicia en la lectura literaria al niño, sino mejor, da continuidad a un trabajo que ha sido

propuesto desde casa. En instituciones como el IED OEA las relaciones se invierten, debe la

escuela iniciar al niño en el mundo narrativo, de manera que las expectativas del Ministerio de

89

Educación Nacional y de algunos autores inician tiempo después al esperado para abrir la relación

del niño con el mundo literario. A su vez, ya no se trata de una familia que cuenta con argumentos

a favor de la lectura literaria, quizá de la lectura de cualquier tipo de lectura, sino mejor de hogares

en los que los libros no son especialmente importantes, ante este panorama, resta a la escuela

extender su proyecto de apertura a la literatura infantil, para vincular a la familia. Si esta acepta la

invitación que se le ha hecho la relación se ha invertido, la familia puede tras ser orientada desde

la escuela acompañar al niño en su crecimiento como lector.

3.2 La evaluación: mirada retrospectiva sobre la práctica 2013

Al iniciar este documento, en alguna parte de la introducción, se señalaba que el recorrido

por cada uno de los escenarios que han afirmado o han precisado puntos importantes acerca de la

literatura; puntos que ante todo han determinado el lugar de esta en la escuela desde el quehacer

docente que la traslada a una relación con quien se educa; es además de la agrupación de estas

perspectivas, la evaluación de lo que fuera la práctica de 2013. Este apartado conforme a este

interés pretende narrar lo evaluado tras implicar la teoría y la práctica. Correspondiendo a dos

puntos álgidos:

1. La literatura traslapada por la importancia de asuntos distintos al gusto por leer: ante

la revisión de los documentos que se han anexado a este, dado el olvido de diferentes

situaciones, la primera reacción es de sorpresa. A decir verdad, se entrevé allí a la

literatura como auxiliar de preocupaciones varias que incluyen los usos lingüísticos; la

formación ética de los niños, padres y porque no docentes; el esfuerzo por desplazar,

de ser posible, por completo lecturas que se instauran como catálogos de las películas

infantiles; además de insistir en que el problema de género encuentra su sin sabor en

90

las expresiones más elementales del habla hecho cotidiano dentro del aula, así como de

otras formas de señalar al otro. Situación que en otras palabras traduce, por un lado la

incoherencia de los puntos dejados en claro en el último de los capítulos, por el afán de

privilegiar asuntos que ataban a la literatura como auxiliar de estos; por otro lado, la

permanente alusión a posibilidades – en el periodo de práctica- que habían tenido una

exploración superficial que no admitía, dada aquella ligereza en su reflexión, otra cosa

distinta a hacer de la literatura un instrumento.

Pero ante un panorama así, se propició un giro que vino de los lectores que se

esperaba guiar, los niños, ya que encontraron en la literatura un elemento que merecía

disfrutarse por la alegría de las historias que allí se leían. Los cambios en sus formas de

ser con el lenguaje eran apenas aditamentos de una lectura amena, de sugerencias que

habían percibido en el contexto de la lectura, las cuales no requerían ser explicitas.

Lograron también reconocer que no querían leer, porque no despertaba mayor interés

en ellos. Todo lo anterior, para reconocer que las aperturas a reflexiones como las

expuestas aquí, no fueron del todo resultado de la indagación del docente y el desarrollo

de actividades pensadas para tal cosa; en realidad la apertura a una literatura que se

libera de los objetivos favorecidos en el aula y que la colocan como auxiliar, es ante

todo un trabajo conjunto en donde quienes oyeron distintas historias, como las de Ivar

Da Coll, Shell Silverstein, Nicolás Guillén, entre otros, dispusieron su escucha a una

historia nueva en tanto fue posible y así el camino fue andado. En suma, desabrigar de

un montón de intereses variados a la literatura, no es un aspecto que poco importe al

docente, sin embargo, ir avanzando hacía una literatura que se goza en el aula de clase

91

y permea lo habitual del lector no es una tarea del todo sencilla, pues lo urgente está

allí en la escolaridad, pero puede impugnarse si se trabaja entre iguales: lectores.

2. Una literatura entre iguales: en principio lo que interesa es identificar si el niño ha

encontrado alguna fascinación en el texto literario leído; las posiciones para que tal

cosa se dé son claras: una persona que lee y otras que escuchan. De manera que, al ser

el narrador y en el afán por determinar la afectación de lo leído en los espectadores, lo

que implicó la lectura para sí mismo pierde, si se quiere, toda su validez. Cuando

pasados varias lecturas, la reflexión se trasladó a lo que significaba aquello que se

estaba leyendo para quien leía, se inició el trabajo entre iguales. Es decir, solo ante la

comprensión de que estar allí ante una lectura literaria era una invitación a ser tocado

por esta, fue posible que los niños y la docente conversarán de literatura. Lo cierto es

que desarticular los lugares que se han jerarquizado dentro del aula ha implicado una

participación aislada de aquello que no discrimina propiamente entre el ser quien guía

en una lectura, y ser un invitado a la lectura.

Lo que se busca concluir aquí es que al llegar a la escuela, la primera aproximación

significó la réplica de los roles establecidos previamente, la premisa es otorga la responsabilidad

de lo que se aprende, en el caso particular de lo que se lee, a quien tiene dentro de sus compromisos

establecido alcanzar tales conocimientos. La rigidez de esta estructura deviene en encontrar en el

aula tareas puntuales asignadas para cada cual, cerrándose todas las vías posibles para que

realmente sea conquistado el gusto y el afecto por la literatura. Significa esto que toda apertura

estuvo antecedida por un desequilibrio que propiciaron los niños a lo planeado, lo que deduce que

los diferentes elementos que surgen de la reflexión de los diferentes autores están a la espera de

un nuevo desequilibrio. No por la ausencia de estos en el aula de clase, mejor por una especie de

92

encubrimiento que solo en tanto se logre el movimiento que altera lo previsto pueden hacerse

visibles.

93

4. Conclusiones y recomendaciones: ¿Cómo abrir las relaciones posibles entre el niño de

primer ciclo de educación básica y la literatura infantil?

Acerca de la apertura a las relaciones del niño con la literatura infantil, debe señalarse antes

que nada que lo primero que debe hacerse es: disponer de las relaciones del niño y la literatura

infantil en el aula. Con dificultad puede, invitarse al niño a leer en un lugar desprovisto de libros,

de vínculos cercanos con la biblioteca, y…sin lectores. Esta aclaración dado el presupuesto de la

pregunta, según el cual, existen relaciones entre el niño y la literatura en el aula de primer ciclo,

pues estas deben ser abiertas, deben gestarse al interior del aula de los más pequeños.

Las relaciones de las que debe disponerse en el aula parecen estar sujetas a condiciones,

que van desde hacer que los libros que se refugian en el aula, sean el resultado de la lectura y goce

del propio docente, quien ingresa al aula como un lector más; no debe olvidarse que el ejercicio

de lectura literaria obedece a situaciones iguales para docente y estudiante. No conviene restringir

la biblioteca a libros para colorear princesas o a la síntesis de películas de princesas; menos

atiborrar el aula de los libros que los demás han desechado, sin antes saber que contienen. Pasando

por reconocer que no leemos únicamente en el aula, pues los escenarios para leer literatura también

hace parte de las decisiones que se espera enseñar al niño, es decir, le presentamos los lugares,

además del aula, donde pueden ser hallados los libros y en el camino, las preferencias de lectores

a la hora de leer, en la mayoría de los casos esquivos a los lugares muy concurridos, otros

dispuestos a leer en donde apenas puedan estar cómodos. Hasta respetar los modos como se han

resuelto en los niños, cada una de las sugerencias de lectura, por un lado, respecto a las formas en

las que la narración puede afectar su mirada de mundo; por otro, las maneras como disponemos

de escenarios y tiempos para leer. Así se trata de, dar valor a sus silencios, a la participación

distante, a las elecciones para abandonar una lectura o de avanzar en otras parecidas; al igual que

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avivar sus iniciativas de entrar en contacto con lecturas nuevas o de renunciar de manera definitiva

a autores que muchos señalan como los mejores, ante lo cual se retoma lo siguiente:

Si quieres lee. Y verás que hay libros tan pesados como un plomo y otros tan ligeros como el

aire; que hay libros aburridísimos y groseros que nunca debieron publicarse, y otros que son

bálsamo para la existencia, por lo que debe uno agradecer siempre a los humanos que hayan sido

capaces de escribir y publicar libros. (Argüelles, 2008, p. 40)

En lo que viene, es necesario reconocer cuáles son las relaciones posibles entre el niño y la

literatura infantil en el aula de primer ciclo, dado que aún no han sido explicitas, pero pueden ser

organizadas a la vista del recorrido mismo como dos formas centrales:

1. Una relación de aprendizaje: es aquella que admite la literatura como auxiliar, es decir

como parte del aprendizaje de: temas de clase; del reforzamiento del proceso lector; de la

agrupación de lecturas cargadas de moralejas para estimular en el niño los buenos

comprotamientos.

2. Una relación de goce estético: es aquella según la cual por vía de la literatura es posible

enfrentar al niño a formas distintas de ser del lenguaje, que le permitan además del acceso

a estos lenguajes, la comprensión de los modos como puede expresarse en el mundo

cotidiano. Quizá sea aquí en donde la literatura como algo que se quiere para la vida, por

vivificar la existencia misma tenga mejor acogida. Es adecuado entonces recordar a

Gustave Lanson citado por Colomer:

La idea de que un niño cuando sale del liceo ha de “saber” literatura es una de las más

absurdas que conozco: la literatura, para la mayor parte de las personas, no ha de ser un

objeto de conocimiento positivo, sino un instrumento de cultura y una fuente de placer.

Ha de servir al perfeccionamiento intelectual y ha de producir un placer intelectual. Por lo

tanto, no se trata de “saber”: se trata de frecuentar y de amar. (2005, p. 47)

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Pensando en lo anterior, las formas en las que se puede abrir la relación entre la literatura

infantil y el niño se pueden organizar desde los siguientes puntos:

1. Toda relación con la lectura empieza por quien tiene como papel central invitar al niño al

mundo narrativo. Por tanto, la primera manera de abrir las relaciones posibles entre el niño

de primer ciclo y la literatura, es que sea su maestro el lector que lo acompañara en lo que

podría definirse como la etapa de iniciación, es decir de exploración de la narración a través

de la literatura infantil. El papel del docente se reúne en las palabras de Lerner:

Mostrar para que se leer, cuáles son los textos a los que es pertinente acudir para responder

a cierta necesidad o interés, y cuáles resultarán más útiles en relación con otros objetivos,

mostrar cuál es la modalidad de lectura más adecuada cuando se persigue una finalidad

determinada o cómo puede contribuir a la comprensión de un texto lo que ya se sabe acerca

de un autor o del tema tratado…El leer a los niños el maestro “enseña” cómo se hace para

leer. (2001, p. 153)

2. No es posible esquivar la opinión de un niño sobre lo que está siendo leído. Es decir, en

tanto, en el aula, el ejercicio de lectura nos coloca como iguales -“lectores”- la comprensión

e interpretación de las lecturas, además de la opinión que se tenga sobre las mismas, debe

necesariamente ser escuchada, cuando se trata de intentar colocar en palabras un poco de

la emoción a la que fueron trasladados los lectores, así como cuando se trata de abandonar

una lectura. Sí bien, es cierto que la literatura es algo que se comparte, qué mejor modo

que lo que alrededor de ella podemos decir como lectores al enfrentarnos a esta.

… las preferencias de lectura, al igual que otras tantas, constituyen elecciones vitales. Son

parte de nuestros derechos humanos. No importa que haya personas que no estén de

acuerdo con ellas o que exhiban preferencias totalmente opuestas, en tanto no nos impidan

disfrutar las nuestras…Las preferencias de lectura son, en este sentido, como las

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preferencias de amistad y profesión, como las preferencias sexuales, como los gustos más

íntimos y personales, y nadie debe arrogarse ningún poder (ni siquiera el de prestigio

cultural) para incordiarnos por ellos. (Argüelles, 2008, p. 304)

Se traduce esto en lo que a diario corresponde a la posibilidad de indagar por los modos

como puede enriquecerse la experiencia propia de lectura,esta únicamente con lo que en

realidad gusta a quien lee.

3. La intimidad del acto de lectura es un asunto del que paradójicamente debe ocuparse el

docente en el aula de clase, ya que dentro de las situaciones de lectura que deben

propiciarse, incluso defenderse, se encuentra el permitir al estudiante que lea solo, en el

lugar que dadas las orientaciones ha elegido para el más conveniente. En las

conversaciones venideras se podrá explorar en aquello que leía, al respecto Lerner sostiene:

…Al transformarse en objeto de enseñanza, el saber o la práctica a enseñar se modifican:

es necesario seleccionar algunas cuestiones en vez de otras, es necesario privilegiar ciertos

aspectos, hay que distribuir las acciones en el tiempo, hay que determinar una forma de

organizar los contenidos. La necesidad de comunicar el conocimiento lleva a modificarlo.

(2001, p. 51)

4. No debe temerse a la relación con obras clásicas, siempre tan complejas y alcanzables “en

la madurez lectora”, mejor debe hallarse allí el lugar para des-ubicar a quien aprende, del

supuesto aquel que dice que la literatura para niños es la equivalente al libro albúm. De

alguna forma, al proponerlo de este modo parece ser igual a decir que no podrán leer otra

cosa. Solamente es claro, que los modos en que sean presentados si deberá resolverse con

una reflexión acerca del lugar de los clásico en el aula de los pequeños. Cabe aclarar que

no se plantea esto en defensa de los clásicos, solo es una mirada que vale la pena explorar.

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5. No debe temerse tampoco convocar a la lectura a personas distintas a los niños que asisten

al aula, pues el interés por hacer de la lectura literaria aquello que se comparte, parece estar

íntimamente ligado a la asociación con otros, dispuestos a ingresar al mundo narrativo,

quizá lo que sucede es que en su momento hicieron parte del mandato de la lectura, de la

obligatoriedad de esta. Así, bienvenidos padres, madres, hermanos, otros docentes.

6. La práctica cotidiana de la lectura obedece a la búsqueda insaciable de respuestas a

preguntas que aún pensadas como elementales, adquieren fuerza en el pensamiento de

muchos, de manera que no debe despreciarse la pregunta del niño acerca de su mundo

cuando otras cosas le ha propuesto la literatura. Ello es un indicio de que se avanza por

buen camino, hacía la lectura de la realidad desde la literatura, a la lectura literaria para

vivificar la realidad.

7. La práctica cotidiana de la lectura atiende a pensar que no estamos potenciando un ejercicio

que ha sido el resultado de la influencia del hogar. De modo que es la escuela aquella que

verdaderamente abre las puertas a la literatura, las relaciones como se dijera antes se ha

invertido. Ingresar a la escuela equivale a descubrir lo que es el mundo narrativo, lo que es

lo literario.

8. Para los niños poder plasmar su ideas alrededor de los leído es un evento que resulta

agradable; es decir, que disfrutan y les hace sentir que la lectura tenía un valor agregado

distinto a esperar que se estuvieran quietos y guardaran total silencio. Aunque de lo que se

trata no es de descubrir si los niños sienten amor por la plastilina, como lo dice uno de los

indicadores de logro, sí nos permite indagar acerca de la comprensión que tuvieron del

texto; de cuáles son las cosas que recuerda; de hasta dónde está dispuesto de compartir su

sensación sobre lo leído.

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Podrían incluirse otras tantas formas de abrir las relaciones posibles entre el niño y la

literatura, mas en lo que antecede se vuelve una vez más a los puntos álgidos del documento que

casi finaliza, es decir a la articulación de las diferentes miradas para pensar el lugar de la literatura

en el aula de los más pequeños. No obstante, quisiera agregar la siguiente consideración alrededor

de la literatura infantil en primer ciclo. Ello, solo como aditamento a la reflexión:

Quizá valga la pena abandonar la distribución de los ciclos, según la cual, se deben

adelantar unas formas precisas del conocimiento cuando se ingresa a primer grado, tales como

lectura voluntaria de poesía, escritura de textos breves, elaboración de guiones para teatro, aun

cuando en preescolar se ha tomado la importante decisión de no enseñar la totalidad del alfabeto,

excluyendo letras como x, y, z, v; lo cual se vislumbra como vacíos que van quedando en el

camino, en la transición de la conquista del gusto a la responsabilidad de la escolaridad y

comprobación de los aprendizajes. Lo que significa atender si al uso de esta designación, sin

embargo, ante la comprensión de un primer ciclo de exploración, tanto para la literatura como

para cualquier saber. Su incidencia como decisión tomada, es reconocer que preescolar pese a estar

estructurado de una manera distinta y diseñada desde la propuesta de dimensiones no es una fase

aislada del proceso educativo, un primer ciclo de exploración prevé exploraciones venideras, a lo

que valdría la pena apostarle.

Cierto es, que los modos como se nos presenta la escuela en este primer año afectarán lo

venidero, tan distinto este año a los otros, a su vez, con evidentes desarticulaciones; pese a ello, la

única forma de que esto funcione como un todo implicado que ha conseguido la conquista del

gusto, es insistir en una conquista que no se abandona terminado el periodo anual, que no traslapa

el gusto por el incremento en cifras favorables para demostración del grado de aprendizaje del

niño.

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Nota al lector - Agradecimientos

Estimado lector, lo principal es agradecer su tiempo para revisar cada una de las páginas de este

documento, dado el interés por colocar allí un poco de cosas distintas, tales como las reflexiones

que por ya, dos años, se han instaurado como formas afortunadas en la que la literatura infantil o

no puede estar en el aula de los más pequeños. En lo que sigue, se espera que la expectativa de

agrupar elementos distintos, pero igualmente valiosos para pensar la literatura haya surtido frutos,

pues es grato confirmar que nada de lo expuesto con antelación es ajeno a la voluntad. Cada página,

con las dificultades que hayan aparecido en el camino, algunas superadas otras permanentes a lo

largo del texto, nunca perdieron de vista lo que pasaría cuando este trabajo fuera leído. De manera

que resta aguardar a que las expectativas puestas allí se recojan, de ser posible en su totalidad.

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La Universidad Distrital Francisco José de Caldas no se hará responsable de las ideas

expuestas por el graduando en el trabajo de grado.

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