Anschuetz-arqueologiapaisajes

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    1/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    1

    //pg. 157//

    Una arqueologa de los paisajes:perspectivas y tendencias

    Kurt F. Anschuetz1, Richard H. Wilshusen2 and Cherie L. Scheick3

    Ref. bibliogrfica:Anschuetz, Kurt F. et alii (2001): An Archology of Landscapes: Perspectives and Directions. Journal ofArchological Research, vol. 9, n 2, pp. 152-197.

    Introduccin

    Los fundamentos intelectuales en que se basan los enfoques contemporneos del paisa-je en Arqueologa se pueden rastrear, al menos, desde la dcada de los aos veinte (Stoddary Zubrow, 1999, p. 686; se debate ms adelante). Pese a su alcance histrico en el desarro-llo de la disciplina, hasta los actuales enfoques sobre el paisaje ste se inclua mayoritaria-mente dentro de la investigacin arqueolgica, con objeto de proporcionar un teln de fon-do donde destacar y evaluar los restos materiales (Knapp y Ashmore, 1999). Hoy en da,como resulta evidente revisando los resmenes de las reuniones anuales de la Societyfor

    AmericanArchology de la dcada pasada,//pg. 158//los arquelogos estn usando, cadavez ms, el trminopaisaje en las portadas de los informes sobre sus trabajos. No obstante,an existen interpretaciones no aceptadas unnimemente de lo que son (o deberan ser), losestudios sobre el paisaje. Por ejemplo, los autores utilizan una multiplicidad de referenciassobre el paisaje que enfatizan respectivamente los aspectos naturales (p. ej.: ecolgicos,geomorfolgicos, hidrolgicos) o culturales (p. ej.: tecnolgicos, organizativos y cosmol-gicos) del entorno humano.

    La amplia variabilidad en la utilizacin arqueolgica del paisaje hace aparecer, a pri-mera vista, la cuestin de si esa palabra conserva un significado pertinente para la prcticaarqueolgica. Es decir, se ha convertido el paisaje en un simple sinnimo de medio

    ambiente o de patrn de asentamiento (p. ej.: vase el anlisis de Whittlesey, 1997, p.19). Es posible que, a la espera de un concepto nico de paisaje, los investigadores hayandesarrollado esta imprecisin terminolgica y esta multiplicidad de enfoques como resulta-do de la falta de una base terica clara.

    1 Ro Grande Foundation for Communities and Cultural Landscapes, Santa Fe, Nuevo Mxico 87504-8617. Correspondencia a: P.O.Box 8617, Santa Fe, Nuevo Mxico 87504-8617; correo electrnico: [email protected] University Museum, University of Colorado, Boulder, Colorado 80309-0218.3 Southwest Archaeological Consultants, Inc. Santa fe, Nuevo Mxico 87504-8617.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    2/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    2

    La Arqueologa no est sola en el enfrentamiento con el reto de las diferencias termino-lgicas y conceptuales que existen entre las varias aproximaciones al paisaje. En las cien-

    cias sociales occidentales se pueden rastrear tensiones intelectuales importantes, inherentesal concepto de paisaje, desde los debates de finales del s. XIX, dirigidos por Friedrich Rat-zel y Emile Durkheim (Hirsch, 1995). Investigadores, ambos, que vean la sociedad desdeperspectivas organicistas.

    Como gegrafo, Ratzel se centr en el estudio de cmo los grupos humanos se exten-dieron en el espacio y se diferenciaron unos de otros segn la relacin con la propiedadimpuesta por sus respectivos entornos (Buttimer, 1971, p. 28; Gregory, 1994a, p. 18). ParaDurkheim, que vea a la sociedad como el producto de una forma de conciencia colectivaformada por marcos institucionales, las relaciones humanas con su hbitat natural son unasunto indirecto (Buttimer, 1971, p. 28). Dadas estas tradiciones intelectuales, no sorpren-de que el concepto de paisaje en la Geografa y otras Ciencias Naturales tenga una multi-

    plicidad de significados que se deslizan a lo largo del continuum naturaleza-cultura (p. ej.:ver Cosgrove, 1985; Hart, 1995; Jackson, 1984; Roberts, 1987; Stilgoe, 1982; Thomson,1995b).

    La abundancia de enfoques y terminologas sobre la utilidad de los conceptos de paisa-je en Arqueologa no es simplemente el resultado de un prstamo inadecuado de una ideasingular, bien desarrollada, de otra disciplina. Hasta la fecha, tal y como ha sido a lo largode ms de un siglo, es la naturaleza principal de la relacin entre las personas y el espacioque ocupan.

    Consideramos que el rpido crecimiento que en la pasada dcada experiment el uso delos conceptos sobre el paisaje es sntoma de un cambio significativo en el pensamientoarqueolgico predominante. Knapp y Ashmore caracterizan esta diferencia como que lo

    que en un tiempo se teorizaba como un teln de fondo, pasivo, determinante forzoso de lacultura, es visto, hoy en da, como una entidad activa y mucho ms compleja en relacincon las vidas humanas (1999, p. 2). Dentro de esta revisin en curso de las relaciones en-tre naturaleza y cultura, sobre cmo las comunidades humanas transforman un espaciofsico en un lugar lleno de contenido (Hirsch, 1995; Tuan; 1977; se debaten ms adelante),las aproximaciones al paisaje presentadas //pg. 159//en recientes compendios (p. ej.:Ashmore y Knapp, 1999; Bender, 1993a; Crumley y Marquardt, 1987; Carmichael et al.,1994; Field y Basso, 1996a; Fisher y Thurston, 1999a; Hirsch y OHanlon, 1995; Thomson1995a; Ucko y Layton, 1999) establecen marcos para la construccin de una Arqueologade lugar ms sinttica.

    Como observan Fisher y Thurston (1999b, p. 631), algunas de las investigaciones sobreel paisaje ms altamente productivas afloran a partir de perspectivas tericas complementa-rias. Los enfoques del paisaje permiten a los investigadores acomodar, si no integrar, pers-pectivas tericas diversas, incluso si esos constructos entran en tensin unos con otros.Mediante esta caracterstica, un enfoque de paisaje, definido explcitamente, podra facili-tar el puente entre la Arqueologa procesual y la postprocesual.

    El propsito de esta resea es examinar la atraccin que los conceptos paisajsticosejercen actualmente sobre los arquelogos. Para completar el trabajo, consideramos doscuestiones bsicas: qu es el paisaje? y porqu en la Arqueologa son apropiados los en-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    3/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    3

    foques paisajsticos para construir una comprensin ms completa de los procesos cultura-les e histricos?

    Por razones de organizacin, nuestro trabajo contiene cinco secciones. La primera in-troduce el paradigma paisajstico y sus premisas subyacentes. A su vez, estos principiosproporcionan los fundamentos para evaluar la utilidad de un determinado enfoque de paisa-

    je en un estudio arqueolgico. Nosotros sostenemos que un enfoque de paisaje es apropia-do para el objetivo arqueolgico de explicar el pasado de la humanidad, mediante su capa-cidad de reconocimiento y evaluacin de las relaciones dinmicas e interdependientes quelas personas mantienen con las dimensiones fsicas, sociales y culturales de su entorno atravs del tiempo y el espacio. Un enfoque de paisaje tambin es apropiado para salvar ladivisin entre la prctica arqueolgica y los intereses de la Arqueologa, en muchos casosintereses pblicos; incluyendo los de las comunidades indgenas que de forma crecientehacen or su voz en debates sobre la interpretacin y la gestin de su patrimonio.

    En la segunda seccin, se examina la ontogenia de los conceptos paisajsticos en suhistoria dentro de las ciencias sociales, incluyendo la Geografa, la Antropologa Cultural yla Arqueologa. Nuestra intencin es demostrar que la centralidad del contexto cultural delpaisaje es ambas cosas: un registro material de patrones de conducta dentro del contexto deun entorno especfico, y una construccin simblica (de Olwig, 1996).

    En la tercera seccin, se examina la compatibilidad histrica entre conceptos paisajsti-cos y prctica arqueolgica comn. Es decir, los arquelogos, implcita y formalmente,vienen incorporando en sus estudios aspectos de un enfoque de paisaje. Se sugiere que laArqueologa est bien adaptada para aplicar un paradigma integral del paisaje, ms explci-ta y productivamente que otras ciencias sociales, incluyendo la Geografa, en virtud de sucapacidad de combinar perspectiva antropolgica y alcance temporal.

    La seccin cuarta explora algunos de los elementos y aplicaciones de las ideas sobre elpaisaje de la literatura actual, que contribuirn a la definicin de un//pg. 160//paradigmadel paisaje ms ampliamente comprehensivo.

    En la ltima seccin se considera el papel de un enfoque de paisaje en las actuales ten-dencias y direcciones de la investigacin arqueolgica. Mediante el desarrollo de una An-tropologa de lugar coherente, la Arqueologa aparece bien situada para contribuir a laconstruccin de un paradigma del paisaje y al desarrollo de las metodologas apropiadaspara su aplicacin. El enfoque tambin facilita un dilogo entre arquelogos y comunida-des tradicionales.

    Un paradigma del paisaje y su utilidadpara la Arqueologa

    Un paradigma es un conjunto de asunciones de trabajo, procedimientos y conclusionesque definen un modelo de investigacin sobre la naturaleza de nuestro conocimiento delmundo o de alguno de sus aspectos (Vase Clark, 1993; Masterman, 1970; cfr. Kuhn,1970). Un paradigma del paisaje para uso arqueolgico, sin embargo, corresponde al do-minio de un paradigma-constructo de base, ms que al de los dominantes paradigmas meta-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    4/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    4

    fsicos de Kuhn (1970) o al de los paradigmas sociolgicos de nivel intermedio (Master-man, 1970, p. 65). Mientras que los paradigmas metafsicos consisten generalmente en una

    manera de ver que organiza la percepcin para afirmar o establecer el contenido de unadisciplina cientfica (Masterman, 1970, pp. 65, 68-76), los paradigmas sociolgicos se re-fieren a logros cientficos concretos, aceptados por comunidades divergentes (Masterman,1970, pp. 66-68). Los paradigmas-constructo, en comparacin, son metodolgicos, porqueson sistemas de estrategia, y herramientas para enfocar tipos concretos de investigacincientfica, y para interpretar lo que hacen (Masterman, 1970, p. 70). De acuerdo con estasdefiniciones, un paradigma del paisaje se define ms por lo que hace que por lo que es(Whittlesey, 1997, p. 20, resaltado en el original; vase tambin Masterman, 1970, p. 70).

    Cuatro premisas interrelacionadas proporcionan el fundamento principal de un para-digma del paisaje:

    1.- Paisaje no es sinnimo de medio ambiente. Los paisajes son sintticos (Jackson, 1984,p. 156): los sistemas culturales estructuran y organizan las interacciones entre las gen-tes y su medio ambiente (Deetz, 1990; ver tambin Ingold, 1993, p. 152; Tuan, 1977,psim; Thompson, 1995b p. XI; Zube, 1994, p. 1). Como observa Cosgrove, paisajesignifica mundo exterior mediatizado por la experiencia subjetiva del hombre (1985,p. 13). Knapp y Ashmore aaden que, al mediar entre naturaleza y cultura, los paisajesson una parte integral del habitus de Bourdieu (1999, p. 20; en cursiva en el origi-nal).

    2.- Los paisajes son un mundo de productos culturales (tomado de Boone, 1994, p. 7; vertambin Norton, 1989; Thompson, 1995b; Tuan, 1977; Wagner, 1995, p. 5). //pg.161//Las comunidades transforman los espacios fsicos en lugares llenos de contenidosmediante sus actividades diarias, sus creencias y sus sistemas de valores. Taon obser-va que la experiencia, la historia, los sistemas de valores, la circunstancia y las elec-ciones individuales, todas ellas juegan su papel en cmo un paisaje. . . se describe(1999, p. 34). Como consecuencia, un paisaje no es meramente el mundo que vemos,es una construccin, una composicin de ese mundo (Cosgrove, 1985, p. 13). As, unpaisaje no es lo mismo que un entorno edificado, que nos remite a una construccinfsica diseada (tomado de Domosh, 1995 pp. 48-49; Foote, 1995, pp. 294-295). Lospaisajes representan una manera en la que. . . la gente se ha expresado, a ellos mismosy a su mundo, mediante sus. . . relaciones con la naturaleza, y mediante la cual ha sub-rayado e informado su propio papel social, y el de otros, con respecto a la naturalezaexterna (Cosgrove, 1985, p. 15).

    3.- El paisaje es el escenario para todas las actividades de una comunidad. De esta forma,los paisajes no son solo constructos de las poblaciones humanas sino que son tambinel medio en el que estas mismas poblaciones sobreviven y se sustentan. El dominiopaisajstico implica la existencia de un patrn, tanto en un contexto interior al lugar,como entre lugares (Binford, 1982, p. 5; Deetz, 1990, p.2; ver tambin Hubert, 1994).Las pautas que pueden observarse, tanto de restos materiales como de espacios vacos,vienen de las interacciones entre el dominio de lo culturalmente organizado y las dis-tribuciones de recursos y espacio vital no culturalmente organizadas (Binford, 1983, p.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    5/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    5

    380). Cuando los paisajes organizan la percepcin y la accin, la economa, la sociedady el pensamiento, no es que estn interconectados, son interdependientes (Vase Ans-

    chuetz, 1998).4.- Los paisajes son construcciones dinmicas en los que cada comunidad y cada genera-cin impone su propio mapa cognitivo de un mundo, antropognico e interconectado,de morfologa, planificacin y significado coherente (Anschuetz y Scheick, 1998, p. 6;Jackson, 1984, p. 156; vase tambin Hoskin, 1955; Parcero Oubia et al., 1998, p.174). A causa de que los paisajes abarcan principios organizados fundamentales para laforma y estructura de la actividad de los pueblos, son tiles de ambas maneras: comoconstructos materiales que transmiten informacin y como documentos histricos(Hugill and Foote, 1995, p. 20). Ms an, el paisaje, como sistema de manejo de sm-bolos significantes de las acciones humanas, y de los subproductos materiales que ge-neran, ayuda a definir relaciones habituales basadas en una informacin diferenciada.

    Sin embargo, los procesos de cambio conductual a travs del tiempo y el espacio tienenforzosamente como resultado un paisaje en cambio constante. As que el paisaje es unproceso cultural (Hirsch, 1995; contra Cosgrove, 1984, p. 32).

    Un paradigma del paisaje es importante en la investigacin arqueolgica dada su capa-cidad para contribuir a la resolucin de varios problemas cruciales a los que, hoy en da, seenfrenta la disciplina. En primer lugar, los arquelogos hace tiempo que reconocieron lanecesidad de pasar de la investigacin realizada por yacimientos al estudio de las cuestio-nes que plantean los cambios y variaciones regionales (p. ej.: Binford, 1982, 1983; Deetz,1990; Fish and //pg. 162//Kowalewski, 1990; Struever, 1971, por nombrar unos pocos).Varios enfoques al paisaje del tipo, nonsite, off-site y arqueolgico aparecieron al con-

    siderar la distribucin y alcance de los restos arqueolgicos que no coincidan, ni espacialni temporalmente, con los tipos de yacimientos reconocidos. Como disciplina, la Arqueo-loga ha carecido tpicamente de suficiente amplitud y profundidad como para implementareste cambio totalmente; sin embargo, Renfrew (1982) argumenta que la experiencia en elconocimiento de las comunidades es, para los arquelogos, tan importante como la com-prensin del entorno fsico. Darvill (1997, p. 168) propone la idea de que el yacimientoarqueolgico pudiera continuar representando el nico gran impedimento para un pensa-miento interpretativo, porque el decorado y las aristas de la investigacin arqueolgicapueden llegar a confundirse con los modelos de actividades pasadas que actuaron en losdiferentes escenarios definidos. Como hemos dicho anteriormente, un enfoque de paisajeproporciona unos marcos histrico-culturales para evaluar e interpretar observaciones di-versas sobre la variabilidad espacio-temporal de la organizacin y estructura del registromaterial. Abierto a la observacin emprica y a la evaluacin objetiva, un enfoque de paisa-

    je proporciona una pauta por la cual distintos investigadores con diferentes objetivos deinvestigacin pueden contribuir, de forma colectiva, a una mayor comprensin de las pau-tas de adaptacin y cambio culturales del pasado.

    En segundo lugar, existe un descontento en muchas de las actuales explicaciones sobrela variabilidad de la conducta humana del pasado, a causa de su tipificacin por la crticapostprocesual durante las dos pasadas dcadas (Bradley, 1993a; Earle y Preucel, 1987;Knapp, 1996; Preucel, 1990; Trigger, 1986; Wylie, 1993a). Los arquelogos han hecho,

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    6/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    6

    incuestionablemente, contribuciones significativas a la evaluacin y a la organizacin delas tecnologas, a la documentacin de las tendencias del entorno fsico y al perfecciona-

    miento de los mtodos de datacin. Desafortunadamente, la estrechez de muchos de nues-tros constructos explicatorios limita la comprensin del papel conceptual del hacer humanoen definir y alterar sus propias condiciones de vida. Los crticos (p. ej.: Thomas, 1993)argumentan que, en los exmenes procesuales del registro arqueolgico a travs del espa-cio, los investigadores tienden a primar la evidencia material con un estatus que es msreal que la sociedad que lo produjo. Los individuos solo se conocen teleolgicamente, atravs de las obras que les han sobrevivido, en tanto que el contexto de dinmica social quelos interconecta y que les imbuye un significado ms all del de simple resto arqueolgicoest ausente (Thomas, 1993, p. 26). Nosotros estamos convencidos de que un enfoque pai-sajstico ofrece estrategias y herramientas que capacitarn a los investigadores para satisfa-cer el llamamiento a construir un pasado poblado de personajes conceptualizados (Cowgill,

    1993; Trigger, 1991; Watson, 1995), ms que de espectros despersonalizados (Tringham,1991) que simplemente respondieran a cualquier capricho medioambiental que se les ocu-rriera. Un enfoque paisajstico tambin proporciona un marco donde encajar las historiaspopulares, que contribuyen a la diferencias observadas en el registro arqueolgico (segnTrigger, 1991, p. 554). En el proceso de examen de las relaciones complejas que mantienenlas personas con sus entornos, un enfoque de paisaje podra ayudar //pg. 163//a unir lasima entre las perspectivas humanista y cientfica en la Arqueologa (Lekson, 1996).

    En tercer lugar, un enfoque paisajstico es relevante, en general, para cmo los arque-logos presentan pblicamente su disciplina y, en particular, para cmo interactan con lospueblos indgenas. En suDistinguished Lecture in Archology para la American Anthro-pological Association, Sabloff (1998, p. 869) critica la disciplina por su fallo en servir al

    inters pblico, a mayor escala, en una forma productiva y responsable. Los paisajes sirvencomo medio para un dilogo cruzado entre culturas, en la construccin y reproduccin delas relaciones con los yacimientos, ya que transmiten informacin de cmo las comunida-des interactuaron con sus entornos a lo largo del tiempo. Al proporcionar un marco quelegitima las interpretaciones tradicionales de las relaciones de las comunidades, y un con-texto para comprender la importancia de las relaciones en el sostenimiento de las tradicio-nes comunitarias, los fundamentos para respetar las diferencias culturales en asuntos dereclamaciones de posesin de la tierra, uso de los recursos y patrimonio de los yacimientosson ms amplios. A travs de una participacin activa en los estudios del paisaje, los pue-blos indgenas contribuyen a compilar informacin importante para su comunidad y cons-truyen una apreciacin de cmo las investigaciones arqueolgicas sirven sus intereses(Anschuetz y Scheick, 1999). A su vez, un enfoque de paisaje facilita un intercambio deconocimientos en profundidad, que los arquelogos luego pueden usar, bien para agregar-los a argumentos cientficos ya existentes, bien para disear nuevos tipos de investigacinsobre las interacciones de los pueblos del pasado con sus entornos (p. ej.: Hena y Ans-chuetz, 2000). Al comprometerse con las gentes de las comunidades tradicionales, conside-rndolos socios respetados, cuya forma de conocimiento del paisaje del pasado puede me-

    jorar las interpretaciones cientficas, los arquelogos aseguran la relevancia de su discipli-na a una comunidad que es ms grande que ellos mismos (Echo-Hawk, 2000).

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    7/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    7

    Al ser una abstraccin sinttica, el paisaje proporciona un concepto unificador contras-tando perspectivas (de Crumley y Marquardt, 1990). La utilidad del constructo para la

    ayuda en la evaluacin de la estructura de pueblos con un tejido complejo de interactuacio-nes con sus entornos a travs de espacio y tiempo, radica en su habilidad para reunir ungrupo dispar de enfoques con alguna relacin bajo un nico encabezamiento (Preucel,1998, p. 1; vase tambin Gosden y Head, 1994, p. 113; Zube, 1994). Como tal, un para-digma paisajstico tiene el potencial de facilitar la identificacin de la pauta con que serelacionan (de Bateson, 1978) las observaciones dispares sobre la amplitud de las interac-ciones de la comunidad con sus entornos. Bateson (1978) lo define como un metapatrnde partes interactuantes e interdependientes. Bateson sostiene, an ms all, que los ele-mentos no se pueden entender por lo que supuestamente son, en y por s mismos: se en-tienden en trminos de lo que hacen en relacin uno con otro, dentro de procesos recurren-tes.

    Dado nuestro anterior comentario sobre los problemas asociados con la imprecisinterminolgica, se reconoce la necesidad de definir parmetros sobre los que los investiga-dores continuarn definiendo y puliendo el paradigma paisajstico. Sin embargo, anticipa-mos que la manifestacin objetiva de la utilidad de un enfoque de paisaje como un marcoprocesual, interactivo, contextual e interdisciplinario, para la identificacin de patrones,datos explicativos y explicaciones conductuales, est casi a nuestro alcance. En particularcreemos que un enfoque paisajstico ayuda a contribuir a la construccin de un total enten-dimiento de las relaciones entre los varios contextos: espaciales, temporales, ecolgicos ycognitivos en los que los pueblos, creativamente, interactan con sus entornos.

    El desarrollo de los conceptos de paisaje

    Los investigadores ajenos a la Antropologa y a la Arqueologa definieron inicialmenteel concepto de paisaje para utilizarlo en las ciencias sociales. El marco intelectual de estadefinicin procede del debate entre Ratzel y Durkheim (Hirsch, 1995). Ninguno de los dos,sin embargo, se refiri explcitamente al concepto de paisaje. La primera definicin formalviene del trabajo sobre geografa de Carl Sauer. Aunque tiene ms de 75 aos, la definicinque dio Sauer (1925, p. 46) sigue siendo todava convincentemente vlida para los arque-logos.

    El paisaje cultural se crea, por un grupo cultural, a partir de un paisaje natural. La culturaes el agente, el rea natural el medio, y el paisaje cultural el resultado. Bajo la influenciade una cultura dada, que cambia ella misma con el tiempo, el paisaje sufre un desarrollo,atraviesa fases y probablemente alcanza, por ltimo, el fin de su ciclo de desarrollo. Con laintroduccin de una cultura diferente es decir, ajena se produce un rejuvenecimiento delpaisaje, o uno nuevo que se sobrepone a los restos del antiguo.

    Como respuesta a la influencia del determinismo ambiental de Ratzel, que domin losprincipios del siglo veinte, la definicin de Sauer genera un contraste, porque reconoce lacontribucin del marco institucional en la formacin de la sociedad. En su trabajo, Sauer,

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    8/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    8

    especficamente busc resaltar que los agentes culturales son una fuerza en la formacinde los rasgos visibles de las distintas regiones que se definen sobre la superficie terrestre

    (Cosgrove, 1994, p. 115). Sauer, un empirista intencionado, intelectualmente muy prximoa sus colegas en Berkeley los antroplogos Kroeber y Lowie, enfatiz aquellos elementosvisibles de los entornos fsicos, que recuerdan el uso y las modificaciones humanas, talescomo cursos de agua, plantas y animales. Para Sauer, la cultura era la huella de los traba-

    jos del hombre sobre el rea (1925, p. 38), y citaba tres factores bsicos para el estudio delpaisaje: el entorno fsico, el talante de las gentes y el tiempo (en Norton, 1989, p. 37). lquitaba importancia a los aspectos subjetivos del paisaje y resaltaba que el paisaje era unrea objetiva que deba ser estudiada cientficamente a travs de la observacin (Duncan,1994, p. 316).

    En los aos sesenta y setenta, los gegrafos se dividieron en dos trayectorias opuestasen su enfoque de la disciplina. La primera, explcitamente positivista, resalta los enfoques

    espaciales cuantitativos en la documentacin y en la evaluacin de la presencia humana enel espacio fsico. Este enfoque incluye, entre otras las nociones de movimiento, red, nodo,jerarqua y modelos de superficie (Chorley and Haggett, 1967; Christaller, 1966; Haggett,1965; Harvey, 1969; vase tambin Hodder and Orton,//pg. 165//1976). La segunda fueinfluenciada por una asociacin laxa de filosofas humansticas, valores, creencias y per-cepciones (Buttimer, 1974; Hugill and Foote, 1995). Esta perspectiva incluye el existencia-lismo, feminismo, idealismo, fenomenologa e interaccionismo (p. ej.: Entrikin, 1976,1991; Ley and Samuels, 1978; Relph, 1976, 1985; Soja, 1989; Tuan, 1974, 1977; Zelinsky,1975).

    Los investigadores de esta ltima perspectiva aplican la teora social y cultural a lainterpretacin del paisaje de tres maneras complementarias (cf. Cosgrove, 1994, p. 15;

    Duncan, 1994, p. 317; ver tambin Cosgrove, 1994; Cosgrove y Daniels, 1988; Penning-Rowsell y Lowenthal, 1986). En primer lugar, muestran a menudo ms inters en la in-fluencia de los procesos socio-culturales y polticos en el modelado del paisaje, que en lasrelaciones de las personas con el contexto de su medio ambiente especfico. Segundo, apli-can la teora de la crtica social y cultural en sus interpretaciones humansticas. Y en tercerlugar ellos consideran todas las formas de paisajes, no solo los rasgos fsicos visibles, co-mo elementos de significacin, cuya interpretacin revela los procesos y las actitudes cul-turales. Dentro de estos enfoques, los esfuerzos de los gegrafos del paisaje contempor-neos alcanzan desde lo plenamente conductual a lo simblico e incluso a lo artstico (p. ej.:vase Thompson, 1995a). Este trabajo, a veces, continua solapndose con los intereses dela investigacin arqueolgica, especialmente all donde los investigadores consideran lospaisajes como constructos materiales que contienen informacin sobre la estructura y or-ganizacin de los asentamientos del pasado, y que funcionan como una especie de textohistrico (Hugill y Foote, 1995, p. 20). Aunque un pequeo nmero de investigadores(Giddens, 1979, 1984; Gregory, 1978, 1981; Hgerstrand, 1976, 1988; Pred, 1984, 1990)consiguen en sus estudios un cierto acomodo de las perspectivas espaciales cientficas yhumansticas, la disciplina, considerada en su totalidad, no ha integrado an con xito estoscampos, y hay universidades que an mantienen departamentos separados para la Geogra-fa Fsica y la Humana (Anderson y Gale, 1992).

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    9/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    9

    Aunque el concepto de paisaje como ciencia social tiene sus orgenes en la Geografa,algunos de los ms enrgicos debates de las dos pasadas dcadas sobre la idea han tenido

    lugar en otros campos, incluyendo el de la arquitectura y el del diseo del entorno, el de laEcologa histrica, la Antropologa Cultural y la Arqueologa. Dentro de la arquitectura delpaisaje y del diseo del entorno, un nmero de estudiosos (Hayden, 1981, 1997; Jojola,1990; Rainey, 1997; Stilgoe, 1982, 1998; Swentzell, 1990a; Zube, 1994) vieron el paisajeno como un nico constructo uniforme, sino como un conjunto mltiple de textos que, obien proporcionan unidad a una comunidad, o bien sirven de escenario a la tensin culturaly al conflicto social (de Groth, 1997). Mientras que los rasgos del paisaje fsico lo mismofenmenos fisiogrficos que construcciones pueden aparecer como si fueran inmutablesen el tiempo, los significados de los que son depositarios pueden estar sujetos, silenciosa-mente, a cambios sutiles o a transformaciones a gran escala.

    El defensor ms conocido de la arquitectura del paisaje es John Brinkerhoff Jackson

    (1984, 1994, 1995; vase tambin Meinig, 1979b), cuyo trabajo forma implcitamente par-te integral de los fundamentos intelectuales sobre los que algunos antroplogos estn ahoraconstruyendo sus propios enfoques de paisaje. Para Jackson un paisaje es un//pg. 166//espacio o coleccin de espacios construidos por un grupo de gentes que modifican el me-dio ambiente para sobrevivir, para crear un orden y para producir... sociedad (Jackson,1995, p. 43; ver tambin Jackson, 1984, 1994). Al considerar los elementos del paisajecomo productos de valores y aspiraciones humanas, Jackson mantiene que el paisaje no esnunca un simple espacio natural, una caracterstica del medio ambiente (1984, p. 156). Aldestacar las caractersticas sintticas de los paisajes, l considera un diseo vernculo.Donde la organizacin del espacio est mayoritariamente, o por entero, libre de influenciaspolticas manifiestas, las comunidades ocupan y gobiernan los espacios gobernadas por la

    costumbre, junto a las relaciones personales (1984, p. 50). Jackson da muchos ms deta-lles sobre la dimensin esencialmente temporal del paisaje: As, un paisaje es un espaciodeliberadamente creado para acelerar o ralentizar el proceso natural (1984, p. 8) y la his-toria se convierte en un substituto de los procesos naturales de crecimiento, madurez ydecadencia (1984, p. 156).

    El nfasis de Jackson sobre el diseo vernculo y la historia como elementos importan-tes de los estudios sobre el paisaje, desemboc en un punto de vista sobre el diseo delpaisaje profundamente diferente del que era comn en Arquitectura. Arquitectos y disea-dores de entorno no solo son artistas del espacio, sino del tiempo (Brand, 1994; Rapoport,1990). Rapoport (1990) aboga por la centralidad del significado en la cultura material, ypor la importancia de los estudios que fundamentan pautas culturales especficas en losrestos que las comunidades humanas dejan en la tierra. Rapoport reconoce un fuerte y re-currente patrn general en su estudio comparativo del diseo de entorno. l observa: Lospueblos parecen moldear e interactuar con la cultura material de los entornos construidosprincipalmente a travs del significado y esto parece mantenerse a lo largo del tiempo deuna forma culturalmente cruzada y en toda clase de entornos, contextos y situaciones(Rapoport, 1990, p. 42). Incluso aunque generaciones de personas pudieran habitar y modi-ficar mltiples lugares de forma diferente dentro del paisaje de su comunidad, los restosmateriales residuales comparten elementos de un patrn organizativo comn subyacente,

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    10/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    10

    en tanto que las tradiciones culturales ms importantes se mantengan intactas (p. ej.: vaseRapoport, 1990, p. 17).

    Una explicacin de las conexiones entre patrones de cambio ocupacional y tiempo sedesarrolla totalmente en los anlisis de entorno regionales conocidos como Ecologa hist-rica. El estudio de Crumley y Marquardt (1987) sobre los paisajes histricos borgoonestipifica un enfoque de paisaje en su utilizacin de una variedad de datos procedentes detextos, de sensores remotos y de los SIG. Kirsch (1994, 1997; ver tambin Kirsch y Hunt,1997) utiliza una aproximacin ecolgica e histrica comparable en su exhaustivo examende la historia de la cultura del Pacfico.

    Los ecologistas histricos adoptan tpicamente el tradicional inters por el paisaje delos gegrafos, a saber: la idea de que los paisajes ancestrales y formalmente construidosreflejan los valores y creencias esenciales de un grupo (p. ej.: Crumley, 1994). Ellos siguena la Geografa humanista, interpretando los paisajes ancestrales y formales en trminos de

    valores y creencias de la comunidad. Como Crumley y Marquardt propugnan los pueblosproyectan su cultura en la naturaleza (1990, p. 73). Winterhalder (1994, p. 18), cuandopromueve la idea de los sentidos espacio-temporales interdependientes, observa: //pg.167//

    Podemos aislar cosas tales como los factores causales o los procesos socioculturales o me-dioambientales. Propiedades importantes de estos pueden depender de su localizacin en eltiempo, es decir, pueden tener una dimensin temporal. Pese a ello, no podemos aislar odefinir el tiempo mismo, como variable causal del proceso. Lo mismo es verdad, para las(as llamadas) variables o procesos espaciales.

    Los ecologistas histricos argumentan que el paisaje est determinado por estructurashistrico-sociales tales como la clase, el parentesco o los grupos de inters, en combina-cin con estructuras fsicas como el clima, la geologa y la topografa. Al investigar loslmites sociales tienen en cuenta las interacciones entre las diversas comunidades y losefectos de esas relaciones en los paisajes. Sus evaluaciones sobre la naturaleza cambiantede estos lmites, dependiendo del tiempo o escala del anlisis, ilustran la dinmica del pai-saje. Por ltimo, los ecologistas histricos se oponen enrgicamente a la acumulacin deelementos acrticos que ven en muchos anlisis arqueolgicos y ecolgicos del paisaje(Crumley y Marquardt, 1987, 1990). Argumentan que las necesidades y los riesgos delcambio podran llegar a socavar la creacin de una jerarqua realista de parmetros quecondicionen la conducta regional.

    Los antroplogos culturales proponen trabajar mucho sobre la idea de lugar en trmi-nos de identidad y contestacin social (p. ej.: ver Feld y Basso, 1996b, p. 4). El dilogoentre pueblos indgenas y antroplogos sobre la conservacin de los recursos de su heren-cia, y sobre la gestin de sus propiedades culturales, muestra el modo en que a menudo lospaisajes son importantes para mantener la memoria y las tradiciones de las comunidades(Carmichael et alii, 1994; Hena y Anschutz, 2000; Kelley y Francis, 1994; Swidler et alii1997). Cuando exploran las propiedades dinmicas de los paisajes, los antroplogos cultu-rales, citan las incertidumbres, las discontinuidades y las multiplicidades de voces y deacciones ligadas al enfrentamiento y al movimiento. Cuestionan la idea comn subyacentede que los lugares se definen por sus lmites estticos y por unas relaciones basadas en la

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    11/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    11

    ocupacin estable (Feld y Basso, 1996b, p. 5, citando a Appadurai y Breckenridge 1988;Deleuze y Guattari, 1986; Kapferer, 1988; Rosaldo, 1988). En su lugar, los investigadores

    sugieren que, en lugares fronterizos, caracterizados por la fluidez y el mestizaje, las rela-ciones del paisaje pueden estar basadas en una indeterminacin de lugar (Feld y Basso,1996b, p. 5, 6, citando a Appadurai, 1992; Gupta y Ferguson, 1992; Gupta et alii, 1992). Apesar de la ausencia de fijeza en tales etnopaisajes (Appadurai, 1992), las comunidadesson capaces de mantener mapas cognitivos coherentes basados en percepciones, en expe-riencias directas y en la memoria lejana, en la fabricacin de significados y en la imagina-cin.

    Las antologas recientes de Hirsch y OHanlon (1995) y de Feld y Basso (1996a) ofre-cen una visin comparativa til sobre la construccin de paisajes. El volumen de Hirsch yOHanlon (1995) consiste en una revisin del concepto sobre el paisaje de los historiadoresdel arte (Hirsch, 1995) y sobre casos de estudio etnogrficos que examinan la historia es-

    pacial y los conceptos sobre lugar culturalmente cruzados. El volumen ilustra sobre lascualidades dinmicas de paisajes culturalmente construidos por gente que se mueve entreun primer plano de imgenes del sitio percibidas como experiencias irreflexivas dentro dela rutina diaria, y un teln de fondo de potencialidad social entre espacios y entre represen-taciones de esos espacios (Hirsch, 1995, pp. 4 y 5).//pg. 168//

    La antologa de Feld y Basso (199a; ver tambin Basso 1996) se centra en las percep-ciones y experiencias de los nativos para dar significado a determinadas localidades. Elobjetivo colectivo de estos ensayos es examinar los modos complejos con que los lugaresenrazan las vidas en formaciones sociales con amplia distribucin geogrfica, a escalapoltica y econmica, y de los dominios subsiguientes de gnero, raza, clase y etnicidad(Feld y Basso, 1996b, p. 7). Los ensayos aclaran cmo los pueblos se forman de manera

    creativa a ellos mismos y a sus paisajes, a travs de la ocupacin de espacios, poniendo demanifiesto, de ese modo, la interdependencia de lo fsico y lo conceptual dentro del entor-no humano. Proporcionan ejemplos de cmo repartan los papeles sociales (p. ej.: edad,gnero, sexo, grupo de parentesco, clase y etnicidad), sus interrelaciones y de cmo erantrazadas, en diferentes formas, las identidades de las personas sobre el paisaje.

    Fundamentos para la adopcin de conceptos sobre elpaisaje en la prctica de la Arqueologa

    Estudios de distribucin y patrones de asentamiento

    Como observan Knapp y Ashmore, Conforme los arquelogos estudiaron el pasadohumano se interesaron por el espacio y, en consecuencia, por los paisajes (1999, p. 1). Aprincipios del siglo veinte, los gegrafos y arquelogos britnicos, en conjunto, fueron lospioneros en usar mapas de distribucin (P. ej.: Crawford, 1912, 1922; Fleure and White-house, 1916; ver tambin Daniel, 1964; Goudie, 1987). Al localizar con precisin los fe-nmenos arqueolgicos en el espacio, estos investigadores comenzaron rpidamente aconstruir explicaciones sobre la distribucin de yacimientos en trminos de caractersticasgeogrficas (Crawford, 1922, p. 27; Fox, 1923, 1947). Clark aade que el mapa de distri-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    12/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    12

    bucin, por su mera existencia implica la coordinacin de evidencias dispersas y el esta-blecimiento de una relacin sinttica con su fondo geogrfico (1933, p. 232). Esta rela-

    cin sinttica fue claramente asimtrica como producto que fue del determinismo me-dioambiental que domin las corrientes de pensamiento durante la mayor parte del sigloveinte. Con la creciente disponibilidad de evidencias documentales del cambio climticodel Cuaternario, los investigadores comenzaron a interpretar los cambios de las pautas dedistribucin de yacimientos en trminos de fluctuaciones del medio ambiente (p. ej.: Chil-de 1928, 1952).

    La innovacin de las investigaciones sobre los patrones de asentamiento arqueolgicosregionales durante finales de los cuarenta y principios de los cincuenta (p.ej.: Wauchope,1956; Willey, 1953, 1956) fue un descenso de estos primeros estudios de distribucin. Elfundamento de estas aproximaciones fue la premisa de que los patrones de asentamiento nosolo reflejan el medio ambiente sino que vienen condicionados directamente por las nece-

    sidades culturales (Willey, 1953, p. 1; vase tambin las discusiones posteriores).Las aproximaciones a los patrones de asentamiento se inspiraron, en parte, en los es-fuerzos pioneros de Steward (Steward, 1937, 1955) y de Clark (Clark, 1939) An antropo-loga ecolgica, que considera las relaciones entre la estructura y la organizacin la subsis-tencia de un grupo cultural en el marco de su medio ambiente. El proyecto de Braidwooden Irak (Jarmo), y el trabajo de Caldwell en el Este de los Estados Unidos, proporcionannuevos mpetus al establecer el lugar de los datos arqueolgicos en el entendimiento eco-nmico, social y poltico de las transformaciones.

    El trabajo de Willey en el Valle de Vir, en Per, recibi enseguida el reconocimientocomo prototipo de estudio de patrones de asentamientos. Willey examin sistemticamente350 km2 mediante fotografas areas y planos de los yacimientos hechos a partir de esas

    fotografas. Despus de documentar 315 yacimientos, grosso modo el 25% de la muestra,Willey desarroll una tipologa de asentamientos que distingua viviendas, cementerios,reductos elevados, pirmides y complejos habitacionales.

    La articulacin que hace Willey de la aproximacin al patrn de asentamiento es msque un conjunto de tcnicas para identificar, describir y clasificar los yacimientos arqueo-lgicos, y su Ecologa natural, dispersos a lo largo de grandes reas espaciales. Agnewobserva que los esfuerzos de Willey generalmente siguen el ejemplo de la Geografa, defi-niendo los estudios regionales como las diferencias espaciales de los fenmenos fsicos yhumanos en aquello en que se relacionan con otros fenmenos prximos en el espacio ycausalmente relacionados (1994, p. 25; ver tambin Gregory, 1994b, pp. 507-509). Alincorporar a su anlisis los estudios sobre cermica para control cronolgico de Ford (Ford,1949), Willey contribuy al desarrollo de mtodos y datos arqueolgicos para la interpre-tacin a largo plazo de los cambios sociales dentro de las regiones, basados en transforma-ciones internas ms que en factores externos tales como la difusin o la migracin. Es im-portante mencionar que el concepto emergente de patrn de asentamiento descansa en unosprincipios bsicos que generalmente son compatibles, hoy en da, con un paradigma delpaisaje.

    Como seala Willey, los asentamientos reflejan el medio ambiente, el nivel tecnolgi-co con que operan los constructores, y las diversas instituciones de interaccin social y decontrol que mantena la cultura. A causa de que los patrones de asentamiento son, en gran

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    13/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    13

    medida, determinados por necesidades culturales ampliamente extendidas, stos ofrecen unpunto de vista estratgico para la interpretacin funcional de las culturas arqueolgicas

    (1953, p. 1). En consecuencia, aade que los patrones de asentamiento, en efecto, propor-cionan una clave para la reconstruccin de los sistemas ecolgicos, culturales y sociales(Willey, 1973, p. 270) y constituyen una base para la generalizacin causal y culturalmen-te cruzada del estudio de las formas de asentamiento (Willey, 1974, p. 159)

    Despus del gran avance de Willey en el estudio del Valle de Vir (Willey, 1953), elmtodo prospeccin de yacimientos arqueolgicos se hizo crecientemente riguroso en laimplementacin de los anlisis a escalas regionales y subregionales. Una serie de prospec-ciones en Amrica Central durante los aos sesenta y setenta constituyen trabajos clsicospara el reconocimiento arqueolgico regional por sus muchas aportaciones metodolgicas(p. ej.: Blanton, 1978; Coe, 1967; Parson, 1971; Sanders, 1965; Sanders et alii, 1079; Spo-res, 1969). En todas sus publicaciones, Chang (1958, 1963, 1967) estableci precedentes

    para el estudio de dinastas, grupos sociales locales y comunidades en su trabajo sobre laChina del norte. Dirigiendo una investigacin en la planicie de Diyala, en Mesopotamia,Adams (1965, 1981; Adam y Nissen, 1972) contribuy con marcos innovadores para laevaluacin de cmo //pg. 170//los cambios polticos ayudan a condicionar las transfor-maciones de las tcticas y estrategias econmicas subsiguientes.

    El cuerpo de los estudios arqueolgicos regionales en los ltimos 15 aos es amplio yvariado (p. ej.: vase Billman y Feidman, 1999; Barton et alii, 1999; Blanton et alii, 1993;Feinman y Nicholas, 1990; Fish and Kowalewski, 1990; Hendon, Stark y Arnold, 1997).La productividad y la sofisticacin de este trabajo ha sido alimentada, en parte, por la aten-cin creciente que prestan los arquelogos a las relaciones entre asentamientos centrales,sitios residenciales de menor tamao y conjuntos variados de establecimientos no habita-

    dos, encontrados a lo largo de las reas que estudian (p. ej.: vase Scarborough et alii,1995; Schortman and Urban, 1994; Wells, 1994; Wilkinson, 1994). La potencia analtica,la amplia disponibilidad, y la facilidad comparativa de las aplicaciones informatizadas de-ntro de los sistemas de informacin geogrfica (SIG) est dotando ahora a los arquelogoscon un nuevo conjunto de herramientas cuantitativas para la investigacin de patrones mi-cro y macro-espaciales. Los enfoques mediante SIG alcanzan desde los enfoques del medioambiente hasta los que se ocupan de las muchas relaciones interconectadas que mantienenlas personas unas con otras, y con sus escenarios fsicos. (vase la crtica de Kvamme,1999).

    Sistemas de asentamiento

    Las bases intelectuales de los estudios sobre patrones de asentamiento evolucionaronen paralelo con la expansin extensiva del contenido de la Nueva Arqueologa a lo largo delos aos sesenta y principios de los setenta (Vase Binford, 1972; Clarke, 1977; ver tam-bin Caldwell, 1959). Al sistematizar sus anlisis, los arquelogos fueron, ms all de lamera documentacin descriptiva de las distribuciones de yacimientos y de las jerarquasorgnicas dentro de las regiones, pasando a la interpretacin de los patrones arqueolgicossubyacentes, observados en tiempo y espacio de forma multivariada y dinmica. Partiendo

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    14/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    14

    de la teora general de sistemas (Bertalanffy, 1968), algunos arquelogos comenzaron aconsiderar la interaccin de variables tanto naturales como culturales que ellos crean

    que condicionaban los cambios estructurales en los patrones de asentamiento. Estos inves-tigadores supusieron que el estudio de las interacciones entre tales componentes permitaun mejor entendimiento del funcionamiento del sistema y sus pautas de cambio. Clark(1968, 1972, 1977) y Jackson (1975, 1977) proponen el empleo del anlisis locacional enescalas diversas, para comprender las diferencias sistmicas y la interaccin entre yaci-mientos contemporneos. Este inters por explicar los cambios en los patrones de asenta-miento tiene como consecuencia la adopcin de aproximaciones al sistema de asentamien-tos que traten en primer lugar, el conjunto de reglas (probabilsticas) que generaron lospatrones de asentamiento (Flannery, 1976, p. 162).

    Al promover la sistematizacin de los estudios sobre los patrones de asentamiento,Binford (1983) reconoce que incluso aunque los yacimientos excavados son el pan y la sal

    del arquelogo (1983, p. 109), es elpaisaje, y no elyacimiento, el escenario para todo ungrupo //pg. 171//de actividades econmicas, sociales e ideolgicas. Binford aade: la formacin pautada del yacimiento, tanto en un contexto interno como en un contexto deconjunto, es una propiedad del registro arqueolgico (1982, p. 5; nfasis en el original).Los ya clsicos estudios etno-arqueolgicos de Binford (Binford, 1980, 1982, 1983), a suvez, fueron un toque de llamada a los arquelogos para que consideraran los restos mate-riales y sus contextos, incluyendo las caractersticas deposicionales y espaciales, ms allde los tradicionales lmites que definen el yacimiento. Su reconocimiento de que los patro-nes que se observan, tanto en los restos materiales, como en los espacios vacos vienen delas interacciones entre las dimensiones sociales que se organizan culturalmente, los recur-sos no culturalmente organizados y las distribuciones del espacio vital, ayudan a definir los

    fundamentos conceptuales para un paradigma del paisaje (Binford, 1983; debatido ante-riormente).

    Entre las aproximaciones al sistema de asentamiento, es relevante destacar la documen-tacin sobre la seleccin de variables que se supone juegan un papel clave en el condicio-namiento del cambio cultural. En particular, los arquelogos han consumido un esfuerzoconsiderable en explicar pautas tecnolgicas y de subsistencia en relacin a temas de adap-tacin ecolgica. Por ejemplo: Struever argumenta que a causa de que las tcticas y estra-tegias de una poblacin ejercen una influencia primaria en cmo funciona un sistema cul-tural, los patrones de asentamiento son un corolario esencial de la subsistencia (1968, p.133). Flannery (1972, entre otros) contribuye an ms a la comprensin de los sistemas deasentamiento instando a los investigadores para que, en la implementacin de aproxima-ciones al sistema de asentamiento, se concentren en explicar los restos de construcciones,para revelar las pautas de cambio que se ven en el registro arqueolgico.

    Las aproximaciones al sistema de asentamiento constituyen el meollo de muchos estu-dios interpretativos recientes de carcter regional y subregional (p. ej.: Albarracn-Jordn,1996; Cherry et alii, 1991; Duke, 1995; Dunning et alii, 1999; Erikson, 1999; Fisher etalii,1999; Gartner, 1999; Hyslop, 1990; Julien, 1993; Kolata, 1996; Marcus, 1998; Marcus yFlannery, 1996; Reeves-Smith y Hammind; 1993; Schalanger, 1992; Schortman and urban,1992; Thurston, 1999; Whittlesey et alii, 1997; Wilshusen y Wilson, 1995; Wilson, 1988).En conjunto, estos estudios aportan una variedad de miradas sobre la diversidad, la com-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    15/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    15

    plejidad y la interdependencia dinmica entre las estructuras tecnolgicas humanas, sobresus organizaciones sociales, polticas y religiosas y sobre el entorno fsico en el que vive.

    Muchas de las aproximaciones interpretativas de carcter humanista, que fueron pionerasen Europa en el tratamiento de los aspectos social y simblico de los paisajes (p. ej.: Hod-der, 1984, 1987; se discute ms adelante), tambin comparten aspectos de su herencia inte-lectual con el enfoque de sistemas propugnado, hace ms de una generacin, por Clark(1968, 1977) y sus contemporneos.

    Anlisis espacial y paisajes arqueolgicos

    Los estudios del sistema de asentamiento se enfrentan con dificultades en reas donde

    las distribuciones y alcances de los restos arqueolgicos no coinciden, bien especialmente,bien conceptualmente, con los tipos de yacimientos tradicionalmente conocidos. En com-binacin con el llamamiento de Binford (1980, 1982, 1983; ya mencionado) para ir msall de los lmites tradicionales de la nocin de yacimiento, a la hora de evaluar los restosarqueolgicos, estos retos//pg. 172//dan un impulso al desarrollo de los enfoques meto-dolgicos conocidos como nonsite, offsite y anlisis espacial (Cherry, 1983; Cherry et alii,1988, 1991; Dunnell, 1992; Dunnell y Dancy, 1983; Ebert, 1992; Foley, 1981; Rossignol yWandsnider, 1992). Estos estudios destacan los mtodos descriptivos y el inters por laformacin de yacimientos en el nivel de las variaciones arqueolgicas regionales.

    Los partidarios de las aproximaciones del anlisis espacial estn reaccionando contra lafiabilidad de los yacimientos arqueolgicos como unidades de anlisis (Cherry, 1983; Che-rry et alii, 1988, 1991; Dunnell, 1992; Dunnell y Dancy, 1983; Ebert, 1992; en Wandsni-der, 1998, p. 94). Algunos investigadores (Dunnell, 1992; Dunnell y Dancy, 1983; Ebert,1992) adelantan la opinin de que los yacimientos arqueolgicos son unidades de anlisisque fallan por su base terica y metodolgica. Dunnell sugiere que la solucin al tema fun-damental reside no en mejorar la nocin de asentamiento o en parchear con umbrales dedensidad u otros medios de delimitacin del yacimiento, sino en desarrollar mtodospara construir unidades de asociacin histrica desde unidades de observacin de escalams pequea (1999, p. 33).

    Como resume Wandsnider (1988, p. 94), las aproximaciones nonsite se basan en estaspreocupaciones primarias. Primero, los defensores identifican la subjetividad inherente en

    las delimitaciones de yacimientos basadas en prospecciones (Cherry et alii, 1988, 1991).Segundo, sugieren que las unidades de anlisis usadas comnmente para analizar en el pa-trn de asentamiento y el sistema de asentamiento, son teleolgicas (Wansnider, 1998).Los investigadores nonsite cuestionan la asuncin de que los yacimientos de una mismabase temporal sean estrictamente contemporneos (Dewar, 1992; Schacht, 1984). En sulugar, los defensores destacan que los estudios de las distribuciones espaciales de artefac-tos, contextos y otros restos materiales ofrecen una imagen ms exacta y precisa del regis-tro arqueolgico.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    16/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    16

    Paisajes histricos: Arqueologa del paisajeen el continente americano

    Con la aparicin de la Nueva Arqueologa en los aos sesenta, los arquelogos ameri-canistas reconocieron que las modificaciones antropognicas del paisaje conllevan algoms que modificaciones fsicas del entorno; tambin implican pautas relacionadas condimensiones sociales e ideolgicas (Deetz, 1990, p. 2). Al principio, las incursiones enesta Arqueologa de los paisajes eran los tratados histricos. Esta obra primitiva se formu-laba como (1) fenmenos que, en gran escala, trascendan los estrictos lmites de las locali-dades y (2) el ms alto nivel de mediacin entre lo natural y lo cultural, contra lo cual seproyecta cualquier otra cultura material de mediacin (Deetz, 1990, p. 2). Aunque en

    principio se les conoca por su atencin a fenmenos particulares como jardines, camposde batalla, y otros fenmenos offsite similares (p. ej.: Fox, 1988; Kelso y Most, 1990; Leo-ne, 1984; Miller y Gleason, 1994), su perspectiva investigadora se est ampliando paraconsiderar los paisajes histricamente documentados ms holsticamente, incluyendo laorganizacin de asentamientos, la demografa y las relaciones sociopolticas cambiantes(Lycett, 1995; Paynter, 2000; Yamin y Metheny, 1996; Zedeo, 1997; Zedeo et alii,1997).//pg. 173//

    En sus tareas, estos investigadores admiten que los paisajes existen por otras razones,adems de las estrictamente prcticas y de utilidad (Deetz, 1990, p. 2). Para explorar labase cultural de los paisajes y los papeles de actores humanos, en dar forma y en construirlos significados de los lugares, estos estudios toman grandes prstamos de la Geografa

    humanista (Cosgrove and Daniels, 1988; Groth y Bressi, 1997; Lewis, 1979; Meining,1979a; Tuan, 1974, 1977; Wagstaff, 1987) y de la Arqueologa postprocesual (Fritz, 1987;Hodder, 1987, 1991; Hodder et alii, 1995; Tilley, 1994) para sus marcos interpretativos(vase tambin discusiones posteriores).

    Formacin social y paisajes simblicos: la Arqueologa delpaisaje en Europa

    En Europa, y ms especialmente en Inglaterra, los fundamentos de la Arqueologa delpaisaje aparecieron en la segunda mitad del siglo veinte, cuando la Arqueologa de campoadopt las perspectivas intelectuales que ofrecan los historiadores y gegrafos contempo-rneos (Roberts, 1987, p. 78). Los frutos de este esfuerzo interdisciplinario, como se mues-tra en la obra de Michael Aston (1985), son descripciones sistmicas comprehensivas deel paisaje como palimpsesto de lmites, tmulos, pueblos abandonados y sistemas parcela-rios (Thomas, 1993, p. 25). En esta coyuntura, los estudios europeos generalmente se pa-recen a los americanos.

    El inters suscitado por los megalitos europeos y otros restos arquitectnicos monu-mentales, que representan categoras humanas de accin y pensamiento descuidadas por

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    17/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    17

    los enfoques tradicionales, impuls vigorosamente el estudio de los paisajes simblicos ysociales (Barrett, 1988, 1991; Barrett et alii, 1991; Bender, 1993b, 1998; Bradley, 1993b,

    1998a, 1998b; Darvill, 1997; Hodder, 1984, 1987; McMann, 1994; Richards, 1990, 1996;Roberts, 1996; Tilley, 1996; Thomas; 1993, 1996). Ms que limitar su trabajo a casos deestudios documentales, estos investigadores han utilizado la teora de la estructuracin(Giddens, 1979, 1984) y el concepto de capital simblico (Bourdieu, 1977) para analizar laaccin social y la manipulacin de la cultura y el espacio material, dentro de un sistemams amplio de significado simblico.

    La teora de la estructuracin, que reconoce la mutua dependencia entre la estructura yla actividad social, mantiene que las propiedades estructurales de los sistemas socialesson, a la vez, el medio y el resultado de las prcticas de constituyen estos sistemas (Gid-dens, 1979, p. 69). Este constructo se refiere a la manera recurrente en que las personashacen cosas, y a cmo se relacionan unos con otros a travs del tiempo y el espacio (Gid-

    dens, 1984). El capital simblico, a su vez, se refiere a cmo los significados que se asig-nan a los bienes materiales, y a otros objetos, critican cmo los individuos estructuran sumundo (de Earle y Preucel, 1987, p. 506). Ms an, el espacio gana en importancia graciasa sus valores econmicos y al uso estratgico que hacen de l los actores.

    Apoyndose en los gegrafos (Cosgrove, 1985; Cosgrove y Daniels, 1988; Daniels,1989; Jackson, 1980, 1984; Meinig, 1979a; Tuan, 1974; Zelinsky, 1973), los arquelogosbritnicos tratan la cultura material como productos de la accin social y//pg. 174//de lasmanifestaciones tangibles de los sistemas de creencias. En este proceso, trasladan los es-tudios de Arqueologa del paisaje a los dominios del conocimiento y del pensamiento crea-tivo (Bender, 1993b, 1998; Bender et alii, 1997; Bradley, 1993b, 1997; Renfrew, 1982).

    Debate

    En sus primeras dcadas, los estudios sobre patrones de asentamiento se enfocaron,tpicamente, a las interrelaciones espaciales entre yacimientos con arquitectura domstica opblica. Como producto de su tiempo, estos estudios enfatizaban en exceso los constructosdescriptivos de aquello a lo que se pareca el pasado, ms que las explicaciones depor quocurran los cambios observados en la tecnologa y la organizacin de los patrones de asen-tamiento (vase Sabloff, 1983, pp. 414-415; Willey, 1983, pp. 446-447). Los enfoques

    espacial, histrico y social-simblico del sistema de asentamiento ofrecen, cada uno,herramientas tiles para explicar pautas arqueolgicas regionales. Individualmente, sinembargo, tales enfoques no alcanzan a proporcionar verdaderas explicaciones comprehen-sivas de las dinmicas conductuales del pasado.

    Como hemos sealado anteriormente, el desarrollo del concepto bsico de patrn deasentamiento, desde un principio, estuvo estrechamente unido con las contribuciones a laEcologa Cultural de Steward (1937, 1955) y Clark (1939). Esta asociacin facilit unarpida y amplia aceptacin de las perspectivas de los conceptos ecosistmicos, y de la teo-ra general de sistemas, promovidas en Arqueologa por los antroplogos culturales, losgegrafos y los ecologistas (p. ej.: Butzer, 1971, 1982, 1994; Rappaport, 1968, 1979; Vay-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    18/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    18

    da y McCay, 1975). A causa de que el enfoque ecolgico cultural rene, bajo un enfoquenico, conceptos de la teora ecolgica, histrica, poltica y cultural, los arquelogos estn

    en mejores condiciones para aclarar los muchos factores que contribuyen al proceso decambio cultural. Sin embargo, como seala Trigger, en trminos de factores causales, unenfoque de sistemas sirve para describir cambios, ms que para explicarlos (1989, p. 308).

    La dependencia de la teora ecolgica o de las perspectivas cibernticas impulsan latendencia de los investigadores de los patrones de asentamiento a tratar las poblacioneshumanas conceptualmente igual que a cualquier poblacin animal en lucha por la super-vivencia entre las complejas maraas de las relaciones ecosistmicas (Watts, 1994, p.111). Los investigadores tienden tradicionalmente a suponer que, en los cambios cultura-les, los posibles papeles contributivos de la organizacin social y de la generacin de ideasson ms dbiles y menos reconocibles que el papel de las relaciones entre las gentes y suentorno fsico a travs de sus tecnologas de produccin. Ms an, hay un anti-historicismo

    evidente en gran parte de la obra realizada en las dcadas de 1970 y 1980 (Trigger, 1978,1989, pp. 312-319; Wolf, 1982; vase tambin Knapp, 1996, p. 141).Al responder a los dos llamamientos de Flannery (Flannery, 1976) a la Arqueologa,

    para que se construyeran los entendimientos de las reglas que estructuran cmo interac-tan las personas con su entorno y cmo se ocupan sus paisajes, y a la crtica postproce-sual, los estudios de sistemas de asentamiento han adoptado una perspectiva de mayor am-plitud. Estos estudios estn incorporando, de forma creciente, cuestiones de historia, per-cepcin, accin humana, relaciones sociopolticas //pg. 175//e identidad en las evalua-ciones de las pautas visibles de los espacios arqueolgicos. Al hacer esto, los investigado-res redefinen su comprensin del entorno como el de un dominio con capas fsicas, tecno-lgicas, econmicas, sociales, polticas y conceptuales, que aparentemente representan

    aspectos del legado intelectual que Hawkes (1954) destacaba en su escala de inferenciahace cerca de cincuenta aos.

    Esta redefinicin de la comprensin del entorno viene del reconocimiento de que steltimo es, parcialmente, una construccin resultante de las interacciones dinmicas de laspersonas al asentarse fsicamente. Por otra parte, estas interacciones son histricamentecontingentes, aditivas y formadas por la percepcin cultural y las acciones humanas (deFisher y Thurston, 1999b, p. 631; vase tambin Feinman, 1999, p. 685). Con la mejora enla conceptualizacin del entorno humano viene la redefinicin de la comprensin de lamaraa de interrelaciones que constituye la Ecologa humana. Como tal, el estudio de lossistemas de asentamiento se est convirtiendo en el estudio de la Ecologa del asentamiento(p.ej.: vase Stone, 1993, 1996).

    La dependencia de la documentacin histrica o etnohistrica, o de ambas, constrie,en efecto, la profundidad temporal de los tradicionales estudios histricos sobre el paisaje.En la prctica, las construcciones histricas tienden a insularizarse, y el desarrollo de mar-cos para las comparaciones culturales cruzadas est todava en sus primeros pasos. Por suinters en la compresin de los diversos procesos que dan forma a la vida humana, sin em-bargo, los enfoque histricos proporcionan informacin sobre cmo los restos materialesconservados, al constituirse en registro arqueolgico, posibilitan una mirada al interior delas diferencias de acceso al poder y a los recursos (Paynter, 2000). Estos esfuerzos nosestn dando informacin comprehensiva en localidades concretas, que proporcionan a los

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    19/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    19

    investigadores oportunidades para trabajar mediante otras aproximaciones arqueolgicas,analticas e interpretativas, para construir unas explicaciones del pasado ms completas.

    Asociado con el postmodernismo en general y con el enfoque arqueolgico postproce-sual en particular, la formacin social y el enfoque simblico del paisaje destacan las pers-pectivas humanistas que, de forma prominente, conciben a las personas como actores ra-cionales, creativos y con emociones estticas. Estos estudios ponen gran nfasis en cons-truir comprensiones histricamente contextualizadas. Los arquelogos humanistas ofrecenuna ojeada intrigante al interior de la estructura y organizacin conductual de los pueblosen el pasado, y, a la vez, crean nuevas categoras conceptuales que merecen consideracin.Las conceptualizaciones de la interaccin entre las personas y su medio ambiente tienden aser restrictivas, y las posibilidades de fluctuaciones en el medio ambiente son a menudoconsideradas menos importantes que los factores internos de una sociedad en proceso decambio cultural. Sin embargo, como demostraron Barrett (1994) y Bradley (1993b, 1997)

    en sus trabajos recientes, las perspectivas humanistas estn ahora tendiendo puentes a lasposturas de los arquelogos procesualistas (vase Knapp, 1996).Despus de esta corta historia de las diversas, y a veces aparentemente incompatibles,

    perspectivas que se usan en la prctica arqueolgica contempornea es justo preguntarsepor qu, en este momento, los arquelogos estn tan entusiasmados con los conceptos depaisaje. Esta tendencia es ms significativa y ms importante, sin embargo, que la simpleaseveracin de que//pg. 176//la ambigedad en elpaisaje sirve como una panacea paracualquier investigacin que considere la distribucin espacial entremezclada con referen-cias a las relaciones sociopolticas y a la creatividad.

    Whitley (1992, pp. 76-77) y Knapp (1996, p. 147) observan que ya la disciplina ha idobastante ms all de los intereses metodolgicos de la arqueologa procesual y de la etno-

    grafa de la arqueologa postprocesual de finales del siglo veinte. La arqueologa contem-pornea exige mltiples vas de investigacin y perspectivas interpretativas (de Preucel,1991; Thomas, 1990; Wylie, 1993a, 1993b). El reto para los investigadores en toda la dis-ciplina es aprender a vivir con la nocin de que existen puntos de vista mutuamente irre-conciliables sobre el pasado (Knapp 1996, p. 148, ver tambin pp. 150-152) incluso cuan-do se busca un terreno comn para las diferentes arqueologas. Knapp mantiene que losaspectos histricos de la teora arqueolgica deben reconocerse y destacarse si al conoci-miento, a la ideologa y ... a la accin humana ...se les da el papel que les corresponde en elestudio del pasado (1996, p. 149).

    Un paradigma del paisaje ofrece un potencial para acomodar, si no para integrar, dife-rentes perspectivas tericas, incluso cuando estos constructos estn aparentemente en ten-sin uno con otro como representantes de construcciones alternativas del pasado (ver dis-cusin ms adelante). La solidez de los enfoques arqueolgicos contemporneos ms im-portantes anlisis de sistemas de asentamiento, arqueologa espacial, y enfoques sobre elpaisaje histricos, sociales y simblicos todos ellos contribuyen a los fundamentos de unaarqueologa de los paisajes. El reto especfico de este empeo es construir un marco sint-tico amplio para un entendimiento comprensivo de los procesos contingentes habidos en lahistoria.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    20/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    20

    Recientes usos arqueolgicos delos conceptos de paisaje

    En los ltimos aos, los investigadores han expuesto argumentos que muestran los pa-sos de la disciplina pasos cada vez ms seguros de s mismos hacia la construccin prc-tica, tericamente sostenida, de un paradigma para la arqueologa de los paisajes. Tal comohemos debatido, ms adelante aparecer, de estas aplicaciones arqueolgicas, un paradig-ma articulado del paisaje, cuyas bases metodolgicas aun deben ser explcitamente defini-das.

    Tres aspectos generales del paisaje, opuestos y, a su vez, complementarios, contribui-rn probablemente a la definicin de los fundamentos del paradigma: (1) la Ecologa de

    asentamiento, (2) los paisajes rituales y (3) los paisajes tnicos. Cada uno de estos compo-nentes enfatiza aspectos diferentes de cmo los seres humanos definen, dan forma y utili-zan el espacio en cada tiempo concreto. Juntos, ellos nos llevan a algunos procesos esen-ciales, histricamente contingentes, que subyacen en cmo las personas transforman elespacio en lugares (cfr. Casey, 1996).

    Esta lista no es exhaustiva ni suficiente para definir un paradigma del paisaje de formacomprehensiva. Por el contrario, esta discusin proporciona solo un //pg. 177//ejemploparcial. Otros investigadores introducirn un nmero de aspectos del paisaje ms especfi-cos, fsicos y humanistas, que servirn para ensanchar y perfeccionar el marco aqu esbo-zado. La articulacin de las muchas perspectivas contradictorias que encierra la investiga-cin arqueolgica contempornea es necesaria (lo demostramos ms adelante) para conse-

    guir un entendimiento del pasado comprehensivo e histricamente consciente, que sea sen-sible a la gran amplitud e interdependencia entre las partes que forman la maraa de inter-acciones entre las personas y sus entornos.

    La Ecologa de asentamientos

    Quizs, el enfoque sobre el paisaje ms rpidamente accesible para los arquelogos,entre todos los que han aparecido, sea la Ecologa de los asentamientos. La redefinida pers-pectiva de la Ecologa de asentamiento, que debe mucho, intelectualmente, al enfoque depatrones de asentamiento y a los enfoques sistmicos, reconoce a la historia y a la percep-cin cultural como variables contributivas a la estructura, organizacin y ritmo del cambiocultural (p. ej.: Stone, 1993, 1996; vase tambin Anschuetz, 1998; Roberts, 1996; Whit-tlesey et alii, 1997). Como tal, la Ecologa de asentamiento trata temas, observados pormedio de la Arqueologa, de pautas sobre uso de la tierra, de ocupacin y de transfor-macin en el tiempo.

    La Ecologa de asentamiento reconoce que los paisajes son producto de las interaccio-nes de las personas con sus entornos y considera este continuum definido por una matriz detcticas y estrategias, extensivas en cuanto a la tierra e intensivas en cuanto al trabajo. Este

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    21/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    21

    enfoque enfatiza las variables del entorno natural, incluyendo recursos esenciales para lasubsistencia, otras materias primas que se necesitan para el confort fsico y la salud, y art-

    culos para comercio o intercambio. La disponibilidad de muchos de los recursos bsicos yservicios comunes cambia a menudo de forma impredecible a lo largo del tiempo y delespacio de los factores culturales y materiales. La Ecologa de asentamiento examina eltema central de la gestin dinmica del riesgo a travs de la utilizacin que hace la comu-nidad de sus tecnologas econmicas, sociales y creativas p. ej.: vase Stone, 1993, 1996).

    Ya que la Ecologa de asentamientos reconoce tambin los componentes sociales yconceptuales del entorno efectivo de un grupo, contempla el papel de la cultura y la tradi-cin como filtros adicionales en la estructuracin y organizacin del uso y ocupacin delos lugares por parte de dichos grupos. Las pautas de percepcin medioambiental condi-cionadas culturalmente, y las tradiciones en el uso de la tierra, a su vez, afectan al modo yritmo de cambio de las interacciones de los grupos con su entorno. Por ejemplo, una serie

    de pequeos cambios, graduales en el tiempo, de los patrones arqueolgicos representanajustes que, a corto plazo por lo menos, hacen desaparecer con xito las perturbacionesrecurrentes del entorno. En comparacin, los cambios sistmicos rpidos y a gran escalapodran representar reajustes importantes para resolver modelos contradictorios, cognitivosy operativos, de interacciones de la comunidad con su entorno (Vase Rappaport, 1979, p.168; tambin Anschuetz, 1998, pp. 57-59). Las transformaciones que tienen en cuenta ysostienen las tradiciones de una comunidad, y las revoluciones que son rechazos y //pg.178// reestructuraciones de tradiciones existentes, se distinguen examinando las continui-dades y discontinuidades en tiempo de las pautas arqueolgicas espaciales.

    Paisajes rituales

    Los paisajes rituales son el producto de acciones estereotipadas, incluidos los actosespecficos y las secuencias de actos (vase Rappaport, 1999, pp. 35, 36) que representanrdenes socialmente preceptuadas, mediante las que las comunidades definen, legitiman ymantienen la ocupacin de la tierra que les acoge. Los estudios sobre paisajes rituales,aunque sean menos conocidos que la Ecologa de los asentamientos, se estn convirtiendorpidamente en un punto focal de las investigaciones arqueolgicas (p. ej.: Bradley, 1998a,1998b; Bradley y Chambres, 1998; Carmichel et alii, 1994; Carrasco, 1991; Darvill, 1997;

    Fowler y Stein, 1992; Freider et alii, 1993; Hall, 1985; Oosten, 1997; Richards, 1990,1996; Robb, 1998; Stein y Lekson, 1992; Tilley, 1994).Como seala Basso (1996), a menudo, la sabidura tradicional est ligada a los lugares,

    as que el paisaje est lleno de historia, leyenda, conocimiento y poder que ayudan a lasactividades estructurales y organizan las relaciones. Los grupos que se conocen de unaforma etno-histrica estn llenos de calendarios rituales y de una rica cosmologa que es-tructura, organiza e informa sobre sus paisajes, sobre los que los miembros de la comuni-dad perciben y con los que interactan (p. ej.: Broda, 1991; Connor, 1982; Ferguson yHart, 1985; Grinnell, 1922; Hall, 1997; Jorgensen, 1972; Kelley y Francis, 1994; Lowie,

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    22/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    22

    1922; Morphy, 1995; Ortiz, 1969; Parls y Wedel, 1985; Rappaport, 1989; Tedlock, 1979;Townsend, 1992).

    Los estudios de los paisajes rituales se aaden a los exmenes arqueolgicos tradicio-nales de las pautas de distribucin espacial de rasgos rituales tales como edificios pblicos,monumentos, plazas, petroglifos o pictogramas, y diversos indicadores ancestrales. Lacombinacin de los enfoques de distribucin para el examen de conjuntosnonsitemedianteperspectivas interpretativas que examinan la potencialidad de fondo de los espacios y lasrepresentaciones sociales de los mismos (Hirsch, 1995), mejora el potencial para evaluarcrticamente la incorporacin ritualizada de lugares especiales a los paisajes segregados delos centros de poblacin y actividad, dentro del entorno construido por un grupo.

    Recurriendo al conocimiento tradicional de ideas sobre referentes cosmolgicos de unasupuesta larga historia, los investigadores evalan los rdenes sociales que ayudan a con-dicionar cmo las comunidades estructuran y organizan la ocupacin fsica de lugares. Los

    estudios sobre paisajes rituales usan, de forma creciente, constructos analgicos comoherramienta explicativa (cfr. Wylie, 1985). Los investigadores basan, en parte, sus esfuer-zos en la premisa de que es posible establecer afirmaciones probabilistas acerca de lo que,condicionando las variables identificadas de los modelos etnogrficos idealizados, podra ono podra ser aplicable al pasado.

    Reconociendo la imposibilidad de conducir las investigaciones etnogrficas utilizandomtodos arqueolgicos (vase Whitley, 1992), los investigadores tambin trabajan desde la

    //pg. 179//suposicin de que las configuraciones espaciales fundamentales, arqueolgi-camente visibles, podran relacionarse con ciertos rasgos sociales y con mapas cognitivosculturalmente especficos (Cowgill, 1992, pp. 562-564). Las observaciones arqueolgica-mente cuantificables proporcionan las bases materiales para el clculo probabilista de pa-

    trones basados en principios cognitivos coherentes (Rappaport, 1990, pp. 12, 15). Los es-tudios sobre paisajes rituales emplean, por tanto, modelos cognitivos espaciales derivadosde materiales etnogrficos, para buscar en el pasado pautas de similitud o disimilitud. Estaspautas, posiblemente, se relacionan con cambios en el modelo profundo de las lneas maes-tras, conceptualmente bien fundadas, que ayudan a condicionar la estructura subyacente,aunque no el contenido especfico, de la conducta (este tema se discutir ms adelante).

    Las alteraciones fsicas de los espacios que corresponden a fenmenos astronmicos ocosmolgicos son algunos de los aspectos del uso ritual del paisaje que mejor se puedencomprobar. Por ejemplo, los investigadores ligan la disposicin de las ciudades mayas, lasruedas de la medicina de las praderas y numerosos rasgos del paisaje suramericano y delEste de los Estados Unidos, a alineamientos astronmicos o cosmolgicos (Ashmore,1991; Aveni, 1986; Brumley, 1988; Eddy, 1974, 1977; Grey, 1963; Kehoe y Kehoe, 1977;Lekson, 1999; Parcero et alii, 1988; Stein y Lekson, 1992; Swentzell, 1990b). En algunoscasos, estos rasgos an tienen su utilizacin tradicional, incluso aunque la historia de suconstruccin y uso pueda ser larga y compleja.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    23/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    23

    Paisajes tnicos

    Los paisajes tnicos son constructos definidos en tiempo y espacio por comunidadescuyos miembros crean y manipulan cultura y smbolos materiales para expresar lmitestnicos o culturales basados en costumbres o formas de pensamiento y expresin comparti-das, que pueden no tener otra justificacin que la tradicin (Johnston, 1994, p. 81, citandoa Bell y Newby, 1978). Aunque hasta el presente sea el ms audaz de los enfoques sobre elpaisaje, los paisajes tnicos ofrecen la promesa de ser una herramienta de interpretacinaltamente productiva (p. ej.: ver Reid, 1997; Snead, 1995; Stark et alii, 1995; Teague,1993; Wilshusen y Ortman, 1999; Zedeo, 1997). El concepto de que el paisaje puede uti-lizarse para sealar o recrear una identidad sociocultural es fundamental y est ya bienconsolidado en la investigacin actual (Ashmore, 1989; Bradley, 1993b, 1997; Gillespie,

    1991; Hodder, 1987; Ingold, 1992; Linares, 1977; Taon, 1994).Como consideramos mucho ms adelante, los esfuerzos de los arquelogos para im-

    plementar estudios sobre paisajes tnicos, al igual que en la Ecologa de asentamientos yen los paisajes rituales, depende del reto de definir el concepto de cultura. La idea de unpaisaje tnico, en Arqueologa, inicialmente parece tener races parciales en la construc-cin clsica de Kroeber (1923, 1939; vase tambin Benedict, 1934) sobre el rea cultu-ral, incluso aunque el empleo contemporneo de este enfoque reconozca ahora que la et-nicidad no est atada a los espacios fsicos.

    La creacin de las reas culturales es fundamental en la concepcin de Kroeber(Kroeber, 1923, 1939) de la naturaleza supra-orgnica de las sociedades humanas y sushistorias.//pg. 180// l vea el rea cultural como una gran extensin geogrfica con unaEcologa comn y un conjunto de adaptaciones compartido. Basado en las distribucionesespaciales de cultura material, rasgos, costumbres e instituciones, el concepto de rea decultura engloba tres aspectos: (1) el ncleo (core), donde una determinada configuracincultural es predominantemente exclusiva o cuasi-exclusiva; (2) el dominio (domain), don-de la configuracin cultural es predominante entre otras varias y (3) el mbito (realm),donde la configuracin cultural no es predominante sino que est subordinada a, al menos,otra configuracin distinta.

    En la prctica arqueolgica tradicional, dirigida a la elaboracin de secuencias histri-co culturales (p. ej.: Willey y Philips, 1958), los investigadores intentan aplicar el conceptode rea cultural mediante distribuciones y frecuencias espaciales comparativas de ciertos

    rasgos de la cultura material, considerados el diagnstico de determinados grupos cultura-les a lo largo del tiempo. En realidad, los arquelogos se enfrentaron a dificultades concep-tuales en sus construcciones del pasado conforme cambiaban su anlisis desde las regio-nes ocupadas por grupos culturales dispares, a las localidades ocupadas por comunida-des culturalmente bien diferenciadas. Por esta razn, las dinmicas polticas y sociales delos lugares culturalmente constituidos, englobados en regiones, se han demostrado, amenudo, elusivas. Estas dificultades pudieron impulsar la asuncin de la presencia de unapoblacin localizada, relativamente homognea, con una historia en comn; incluso cuan-do la evidencia arqueolgica inspiraba intensos debates sobre movilidad y cambio rpido(p. ej.: Lipe et alii, 2000).

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    24/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    24

    La etnicidad puede ser vista como una manera en la que los individuos definen su iden-tidad y como un tipo de estratificacin social que se da cuando la gente forma grupos basa-

    dos en sus orgenes comunes, tanto si son reales como si son slo una percepcin (Hiebert,1994, p. 172). La etnicidad, sin embargo, no es importante de forma uniforme en todos losgrupos culturales. En algunos casos, pudiera ser vista como una tctica de adaptacin. Yms an, la etnicidad puede o no manifestarse en espacios geogrficos concretos.

    Las ambigedades asociadas con el estudio y explicacin de la etnicidad siembra deretos formidables la investigacin arqueolgica. Claramente, el estudio de los paisajes t-nicos no es importante para todas las investigaciones arqueolgicas. A pesar de ello, laaventura de la aproximacin a un paisaje tnico es doble.

    Primero y como observacin general: ya que la etnicidad, invariablemente, implicaconductas inclusivas y exclusivas, los arquelogos esperan, razonablemente, encontrar sitales relaciones sociales fueron importantes dentro de una determinada comunidad en de-

    terminado tiempo y espacio evidencias de representaciones tnicamente diferenciadas ensus estudios morfolgicos, estilsticos y espaciales. Por analoga con conclusiones de otrasciencias sociales, las expresiones tnicas tienden a ser mximamente cohesivas e identifi-cables bajo circunstancias de emigracin o relaciones de poder asimtricas (ver Hiebert,1994).

    Segundo, aunque las representaciones tnicas no tengan forzosamente representacionesespaciales, la formacin de comunidades tnicas es proyectada en trminos de accin so-cial, guiada por la tradicin e interpretada, en el escenario de las relaciones de las personascon sus entornos, para crear sus paisajes (Anschuetz et alii,//pg. 181//2000). Dondequie-ra que se concentre una red de individuos interactuando en un territorio determinado, in-cluso aunque estn asociados con l de forma muy flexible, las comunidades pueden man-

    tener un sentido coherente de afiliacin con el sitio (Appadurai, 1992; Appadurai y Brec-kenridge, 1988; Deleuze y Guattari, 1986; Gupta y Ferguson, 1992: Gupta et alii, 1992;Kapferer, 1988; Rosaldo, 1988).

    Evidentemente, los paisajes tnicos, como otros paisajes, son extremadamente compli-cados porque son escenarios de procesos y cambios culturales para mltiples comunidadestanto simultnea como secuencialmente. Coma tales, los paisajes exhiben una historia va-riada y unos intervalos de ocupacin siempre cambiantes (Barth, 1969; cfr. Rouse, 1965).En estudios arqueolgicos recientes hay investigadores que exponen las restricciones de laetnicidad en las sociedades de tipo estatal (p. ej.: Emberling, 1997). Cada vez est msclaro, sin embargo, que la etnicidad es una caracterstica importante de muchas comunida-des pre-estatales (p. ej.: Reid, 1997; Wilshusen. y Ortman, 1999). Consideraciones arqueo-lgicas fructferas como las de Aldenderfer (1993), Cordell y Yannie (1991), Emberling(1997, pp. 320-324), Kowalewski et alii (19083), Linford y Martnez (1995), Lipo et alii(1997), Murra (1982), Stark et alii (1995) y Stone y Downum (2000), ayudan a establecerla importancia de este tema para su inclusin en un paradigma del paisaje.

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    25/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    25

    Discusin

    Aadir y mejorar los primitivos enfoques arqueolgicos al estudio de las distribucionesespaciales arqueolgicas, a la Ecologa de los asentamientos, a los paisajes rituales y a lospaisajes tnicos conlleva aspectos importantes de los paisajes. Tambin contribuyen lasincursiones tiles e importantes en las dinmicas conductuales de las comunidades del pa-sado y en sus pautas de cambio.

    Estos tres enfoques tambin comparten la perspectiva de que las personas son algo msque receptores pasivos del cambio impuesto desde fuera de su sistema cultural. Las perso-nas son agentes que contribuyen a las condiciones que aseguran la reestructuracin y reor-ganizacin de sus interacciones con sus escenarios fsicos, con otros miembros de sus res-pectivas comunidades y con residentes en comunidades ajenas. Al enfatizar aspectos dife-rentes de las dinmicas y de las relaciones del paisaje, los enfoques de la Ecologa de los

    asentamientos y de los paisajes rituales y tnicos se complementan mutuamente. Comoconjunto de ideas relacionadas, ayudan a formar un marco general para la construccin deun cuerpo conceptual ms comprehensivo para la arqueologa de los paisajes.

    Antes de llevar acabo esta tarea, sin embargo, debemos considerar las ideas subyacen-tes compartidas por los tres enfoques. La unificacin de los tres es posible en trminos decuatro importantes conceptos antropolgicos: cultura (cfr. Taylor, 1871); White, 1959),tradicin (Peckham, 1990; Trigger, 1991), sabidura ancestral (Atran, 1990) y el inevitablecambio socio-cultural (Plog, 1974; vase tambin Minnis, 1985).//pg. 182//

    La cultura contina siendo el tpico central del debate antropolgico desde los comien-zos de la disciplina hace ms de un siglo. Aunque la cultura sea un concepto unificador a lolargo de gran parte de la historia de la Antropologa, su conveniencia se ha convertido enun tema de debate desde que Kroeber y Kluckhohn (1952) sealaron la multiplicidad designificados que le adscriban los tratadistas. En la dcada pasada, las crticas al conceptode cultura, generalmente, se enfocaron en el tema de que cultura, inevitablemente, sugierelimitacin, homogeneidad, coherencia, estabilidad, y estructuras, mientras que la realidadsocial est caracterizada por variabilidad, inconsistencias, conflicto, cambio y accin indi-vidual (Brumman, 1999, p. S1). Especficamente en Arqueologa, los investigadores sea-lan repetidamente que la Cultura... claramente, no es monoltica (Leonard y Reed, 1993,p. 649, nfasis en el original).

    Tal como se usa aqu, cultura con mayscula es solamente un sistema humano, con-ductual y cognitivo, para producir, almacenar y transmitir informacin (p. ej.: vase Ans-

    chuetz, 1998, pp. 31-80, de Ford, 1977; Hall, 1959, 1969; Kirch, 1980; Rappaport, 1979;Trigger, 1991; Tylor, 1871; White, 1949; entre otros). Las pautas de este flujo de informa-cin son altamente selectivas en lo que se refiere a las clases de datos y a cmo estos setransmiten entre las personas vivas y entre las generaciones sucesivas. Ms an, las per-cepciones y los valores significantes asignados, dentro de la comunidad humana, se defi-nen culturalmente. As, a travs de las rutinas diarias, de las creencias y valores, las comu-nidades transforman sus alrededores fsicos en lugares significativos segn pautas concre-tas de morfologa y disposicin. A travs de modificaciones fsicas, de experiencias nti-mas y de intercambio de recuerdos, las comunidades reforman el estado natural de sus es-pacios geogrficos para legitimar los significados que ellas confieren al paisaje. Parafra-

  • 8/4/2019 Anschuetz-arqueologiapaisajes

    26/49

    An Archology of Landscape:Perspectives and Directions K.F. Anschuetz, R.H. Wilshusen and C.L. Schieck

    26

    seando a Boone (1994, p. 7) podramos decir que los pueblos generan un paisaje comoproducto cultural, y que sus contemporneos y sus descendientes lo heredan y habitan para

    sus propios fines. En este proceso, la conceptualizacin del paisaje de un grupo se convier-te en un elemento clave de su herencia cultural, y dota a la comunidad con un sentido pro-pio del tiempo y del espacio.

    Este sentido del tiempo y del espacio propio de cada comunidad, a su vez, ayuda a or-ganizar la estructura y la pauta de ocupacin de las reas de las que se sostiene, y del em-pleo del ms amplio medioambiente fsico (vase Anschuetz, 1998, pp. 47-50). Las tradi-ciones, generalmente relacionadas con las creencias de la gente sobre cmo llegaron a serlo que son (Peckham, 1990, p. 2), unifican las formas a travs de las cuales la gente deuna comunidad cultural crea y ocupa sus paisajes en tiempo y espacio. Peckham (1990, pp.2-5) admite que, aunque las tradiciones son proclives al cambio (y as pueden analizarsedesde un punto de vista evolutivo (p. ej.: vase Anschuetz, 1998, pp. 44-58 para un debate

    ms completo) y son dinmicas, permiten la persistencia y