1
24 DINERO DOMINGO, 12 DICIEMBRE 2010 LA VANGUARDIA Norberto Gallego E l plazo ha vencido, pe- ro la ley no se cumple ni hay prórroga for- mal. El 30 de octubre pasado, a tres años jus- tos de vigencia de la ley 30/2007, la obligación de factu- rar electrónicamente a las admi- nistraciones públicas debería haberse extendido de las gran- des empresas a las de todo tama- ño. Lo penoso no es que mu- chas de ellas no cumplen sino que –aunque quisieran– sólo un 40% de los entes oficiales están preparados o tienen previsto es- tarlo próximamente. Un estu- dio que ha elaborado la empre- sa Seres constata que seis de ca- da diez órganos de las adminis- traciones –sobre todo los ayun- tamientos– no están en condi- ciones de aceptar y procesar fac- turas electrónicas. Lo grave es que se daba por supuesto que las administraciones actuarían como motor para extender la práctica entre las empresas. En febrero del 2008, la Agen- cia Tributaria estimaba con op- timismo que “la factura electró- nica supondrá un ahorro de 15.000 millones de euros al año”. Aún lo dice así en su pági- na web. “Explicar el retraso por la crisis económica sería una ex- cusa banal –advierte Alberto Re- dondo, director de marketing de Seres, filial del grupo La Pos- te– porque en la práctica se ha desaprovechado la bonanza pa- ra llegar a tiempo con lo que se estipula en la ley de contratos del sector público”. Empezan- do por arriba, la administración central ha hecho los deberes a su manera, creando un grupo de trabajo compuesto por nue- ve ministerios y siete entidades públicas, encargado de homoge- neizar formatos y procedimien- tos. Una buena iniciativa pero, según dijo Redondo a Dinero, só- lo un ministerio, el de Industria, contaba el pasado septiembre con un sistema en funcionamien- to, mientras el de Fomento tenía alguna implantación parcial. El resto ha dado largas al asunto. No obstante, el estudio de Se- res identifica actitudes dispares. Una tercera parte de las comuni- dades autónomas ya cuentan con sistemas para que sus proveedo- res puedan emitir facturas elec- trónicas, y otro 26% estarán pron- to en condiciones (en síntesis, 10 sobre 17). “El mejor ejemplo –pre- cisa Redondo– es el servicio e.Fact, del Consorci Administra- ció Oberta Electrònica de Catalu- nya, que además de implantar el sistema de la Generalitat ha facili- tado las cosas a numerosas enti- dades locales”. Un 19% de los ayuntamientos catalanes ya se han adaptado; le siguen los cán- tabros (15% y los madrileños (14%) pero los que peor salen en el cuadro son los municipios vas- cos, según la encuesta de Seres. En conjunto, sólo el 7% de las ad- ministraciones locales es apta pa- ra la facturación electrónica; el 57% ni siquiera tiene proyectos. Por una vez no se puede echar mano de la socorrida compara- ción con Europa. Pese a que la e- factura es uno de los pilares de la administración electrónica tal co- mo la define la UE, la media euro- pea es del 5% de las transaccio- nes, mientras que en España es del 4%, y no deja de ser curioso que esto pase en un país que ha adoptado con entusiasmo el DNI electrónico y la firma digital, en el que hay nada menos que 18 en- tidades de certificación. Se considera factura electróni- ca a un documento digitalizado que se transmite a través de cana- les telemáticos, entre un ordena- dor emisor y otro receptor, certi- ficado por medio de firma elec- trónica, que le otorga la misma validez de una impresa. “Todos sabemos que se puede ahorrar mucho en papel, impresión, so- bres, franqueo, tiempo y manipu- lación –comenta Carlos Gonzá- lez, director general de la empre- sa DocOnTime– y sólo con estos elementos, se ha calculado que al emisor le cuesta unos 4 euros ca- da factura”. Pero luego, está el coste –difícil de estimar– de las incidencias posteriores: “el pro- ceso de resolución de facturas es intensivo en recursos humanos, lo más caro en cualquier organi- zación”, añade. D ocOnTime, empresa que se define como adalid de la factura- ción electrónica 2.0, está participada por las cajas de Baleares (Sa Nos- tra) y Navarra, e inversores par- ticulares. Su punto de vista lo expone Carlos González, direc- tor general: “La factura ha evo- lucionado, de simple documen- to mercantil a ser un elemento complejo con información rele- vante para cada cliente y pro- veedor”. Algo falla –dice– cuan- do se pretende dar respuesta a estas necesidades con plantea- mientos de antes de internet. ¿Qué está fallando? Aparte de la demora de las AAPP, que tiene sus causas es- pecíficas, vemos una excesiva fi- jación con el formato de la factu- ra. Para que tenga sentido econó- mico, además de eficacia jurídi- ca, hay que ver el adjetivo electró- nica en sus tres dimensiones: au- tomatización de entrada y salida, transporte, y almacenamiento; sin estos requisitos, las empresas seguirán generando facturas en formato PDF para enviarlas por mail; esto será todo lo digital que se quiera, pero no es facturación electrónica, es sólo transporte electrónico de una imagen digital de la factura. Lo más corriente es imprimir y guardar copia; a veces se envía la copia por correo pos- tal, lo tenemos estudiado. ¿Con qué conclusiones? Hay mucha confusión y ambigüe- dad. Resistencia por parte de quienes vienen de experiencias negativas con la imposición de sistemas que cuestan, de entrada, una cuota de 3.000 euros y luego 20 céntimos por factura. O con los portales de compras monta- dos por sus grandes clientes para resolver sus propios problemas pero no los del emisor. Esto pasa porque se pretende prolongar la vida de tecnologías que, por po- nerles etiqueta, son de la era 1.0 e inadecuadas para pymes. Ante es- ta situación, siguen con el papel. ¿Por qué, si el ahorro es evidente? Porque una solución de factura- ción electrónica para las pymes tiene que integrarse de manera automática con la contabilidad y con los otros programas de ges- tión. Para que sea un ahorro real, y no un nuevo coste, debería eli- minar procesos redundantes. CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO ¿Factura electrónica? Vuelva mañana Sólo un ministerio, el de Industria, contaba el pasado septiembre con un sistema en funcionamiento Un estándar desfasado TECNOLOGÍA Seis de cada diez órganos de las administraciones no está en condiciones de aceptar y procesar facturas electrónicas GETTY ENTREVISTA a Carlos González, director general de DocOnTime “Ante la confusión, las pymes siguen con el papel” Carlos González, director de DocOnTime Si existen la tecnología y el mar- co legal. ¿Por qué no se ha gene- ralizado la factura electrónica entre las empresas? Muchas han dado el paso por exigencia de sus grandes clientes, en sectores como la distribución o la automo- ción. Desde mucho antes de inter- net se ha venido usando el están- dar EDI para intercambio electró- nico de documentos. Parecía que la factura electrónica despegaría desde esa pista, pero ahí se ha quedado. Y el impulso que se esperaba de las AAPP lleva una exasperante lentitud.

"Ante la confusión, las pymes siguen con el papel", Carlos González, CEO DocOnTime

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: "Ante la confusión, las pymes siguen con el papel", Carlos González, CEO DocOnTime

24 DINERO DOMINGO, 12 DICIEMBRE 2010 LA VANGUARDIA

Norberto Gallego

El plazo ha vencido, pe-ro la ley no se cumpleni hay prórroga for-mal. El 30 de octubrepasado, a tres años jus-

tos de vigencia de la ley30/2007, la obligación de factu-rar electrónicamente a las admi-nistraciones públicas deberíahaberse extendido de las gran-des empresas a las de todo tama-ño. Lo penoso no es que mu-chas de ellas no cumplen sinoque –aunque quisieran– sólo un40% de los entes oficiales estánpreparados o tienen previsto es-tarlo próximamente. Un estu-dio que ha elaborado la empre-sa Seres constata que seis de ca-da diez órganos de las adminis-traciones –sobre todo los ayun-tamientos– no están en condi-ciones de aceptar y procesar fac-turas electrónicas. Lo grave esque se daba por supuesto quelas administraciones actuaríancomo motor para extender lapráctica entre las empresas.En febrero del 2008, la Agen-

cia Tributaria estimaba con op-timismo que “la factura electró-nica supondrá un ahorro de15.000 millones de euros alaño”. Aún lo dice así en su pági-naweb. “Explicar el retraso porla crisis económica sería una ex-cusa banal –advierteAlbertoRe-dondo, director de marketingde Seres, filial del grupoLa Pos-te– porque en la práctica se hadesaprovechado la bonanza pa-ra llegar a tiempo con lo que seestipula en la ley de contratosdel sector público”. Empezan-do por arriba, la administracióncentral ha hecho los deberes asu manera, creando un grupode trabajo compuesto por nue-ve ministerios y siete entidadespúblicas, encargado de homoge-neizar formatos y procedimien-tos. Una buena iniciativa pero,

según dijo Redondo a Dinero, só-lo un ministerio, el de Industria,contaba el pasado septiembrecon un sistema en funcionamien-to, mientras el de Fomento teníaalguna implantación parcial. Elresto ha dado largas al asunto.No obstante, el estudio de Se-

res identifica actitudes dispares.Una tercera parte de las comuni-dades autónomas ya cuentan consistemas para que sus proveedo-res puedan emitir facturas elec-trónicas, y otro 26%estarán pron-to en condiciones (en síntesis, 10sobre 17). “Elmejor ejemplo–pre-cisa Redondo– es el servicioe.Fact, del Consorci Administra-cióOberta Electrònica de Catalu-nya, que además de implantar elsistemade la Generalitat ha facili-tado las cosas a numerosas enti-

dades locales”. Un 19% de losayuntamientos catalanes ya sehan adaptado; le siguen los cán-tabros (15% y los madrileños(14%) pero los que peor salen enel cuadro son los municipios vas-cos, según la encuesta de Seres.En conjunto, sólo el 7% de las ad-ministraciones locales es apta pa-ra la facturación electrónica; el57% ni siquiera tiene proyectos.Por una vez no se puede echar

mano de la socorrida compara-ción con Europa. Pese a que la e-factura es uno de los pilares de laadministración electrónica tal co-

mo la define laUE, lamedia euro-pea es del 5% de las transaccio-nes, mientras que en España esdel 4%, y no deja de ser curiosoque esto pase en un país que haadoptado con entusiasmo el DNIelectrónico y la firma digital, enel que hay nadamenos que 18 en-tidades de certificación.Se considera factura electróni-

ca a un documento digitalizadoque se transmite a través de cana-les telemáticos, entre un ordena-dor emisor y otro receptor, certi-ficado por medio de firma elec-trónica, que le otorga la misma

validez de una impresa. “Todossabemos que se puede ahorrarmucho en papel, impresión, so-bres, franqueo, tiempo ymanipu-lación –comenta Carlos Gonzá-lez, director general de la empre-sa DocOnTime– y sólo con estoselementos, se ha calculado que alemisor le cuesta unos 4 euros ca-da factura”. Pero luego, está elcoste –difícil de estimar– de lasincidencias posteriores: “el pro-ceso de resolución de facturas esintensivo en recursos humanos,lo más caro en cualquier organi-zación”, añade.

DocOnTime, empresaque se define comoadalid de la factura-ción electrónica 2.0,está participada por

las cajas de Baleares (Sa Nos-tra) yNavarra, e inversores par-ticulares. Su punto de vista loexpone Carlos González, direc-tor general: “La factura ha evo-lucionado, de simple documen-to mercantil a ser un elementocomplejo con información rele-vante para cada cliente y pro-veedor”. Algo falla –dice– cuan-do se pretende dar respuesta aestas necesidades con plantea-mientos de antes de internet.

¿Qué está fallando?Aparte de la demora de lasAAPP, que tiene sus causas es-pecíficas, vemos una excesiva fi-

jación con el formato de la factu-ra. Para que tenga sentido econó-mico, además de eficacia jurídi-ca, hay que ver el adjetivo electró-nica en sus tres dimensiones: au-tomatización de entrada y salida,transporte, y almacenamiento;sin estos requisitos, las empresasseguirán generando facturas enformato PDF para enviarlas pormail; esto será todo lo digital quese quiera, pero no es facturaciónelectrónica, es sólo transporteelectrónico de una imagen digitalde la factura. Lomás corriente esimprimir y guardar copia; a vecesse envía la copia por correo pos-tal, lo tenemos estudiado.

¿Con qué conclusiones?Haymucha confusión y ambigüe-dad. Resistencia por parte dequienes vienen de experiencias

negativas con la imposición desistemas que cuestan, de entrada,una cuota de 3.000 euros y luego20 céntimos por factura. O conlos portales de compras monta-dos por sus grandes clientes pararesolver sus propios problemaspero no los del emisor. Esto pasaporque se pretende prolongar lavida de tecnologías que, por po-nerles etiqueta, son de la era 1.0 einadecuadas para pymes. Ante es-ta situación, siguen con el papel.

¿Por qué, si el ahorro es evidente?Porque una solución de factura-ción electrónica para las pymestiene que integrarse de maneraautomática con la contabilidad ycon los otros programas de ges-tión. Para que sea un ahorro real,y no un nuevo coste, debería eli-minar procesos redundantes.

CONTRATOS DEL SECTOR PÚBLICO

¿Facturaelectrónica?VuelvamañanaSólo unministerio, el de Industria,contaba el pasado septiembrecon un sistema en funcionamiento

Un estándar desfasadoTECNOLOGÍA

Seis de cada diez órganos de las administraciones no está en condiciones de aceptar y procesar facturas electrónicas GETTY

ENTREVISTA a Carlos González, director general de DocOnTime

“Ante la confusión, las pymes siguen con el papel”

Carlos González, director de DocOnTime

Si existen la tecnología y el mar-co legal. ¿Por qué no se ha gene-ralizado la factura electrónicaentre las empresas? Muchas handado el paso por exigencia desus grandes clientes, en sectorescomo la distribución o la automo-ción. Desde mucho antes de inter-

net se ha venido usando el están-dar EDI para intercambio electró-nico de documentos. Parecía quela factura electrónica despegaríadesde esa pista, pero ahí se haquedado. Y el impulso que seesperaba de las AAPP lleva unaexasperante lentitud.