Ante la ley

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Kafka - Ante la ley

Citation preview

  • ANTE LA LEY

    Franz Kafka

    Obr

    a re

    prod

    ucid

    a si

    n re

    spon

    sabi

    lidad

    edi

    toria

    l

  • Advertencia de Luarna Ediciones

    Este es un libro de dominio pblico en tantoque los derechos de autor, segn la legislacinespaola han caducado.

    Luarna lo presenta aqu como un obsequio asus clientes, dejando claro que:

    La edicin no est supervisada por nuestrodepartamento editorial, de forma que nonos responsabilizamos de la fidelidad delcontenido del mismo.

    1) Luarna slo ha adaptado la obra paraque pueda ser fcilmente visible en loshabituales readers de seis pulgadas.

    2) A todos los efectos no debe considerarsecomo un libro editado por Luarna.

    www.luarna.com

  • Ante la Ley hay un guardin. Hasta eseguardin llega un campesino y le ruega que lepermita entrar a la Ley. Pero el guardin res-ponde que en ese momento no le puede fran-quear el acceso. El hombre reflexiona y luegopregunta si es que podr entrar ms tarde.

    Es posible dice el guardin, peroahora, no.

    Las puertas de la Ley estn abiertas,como siempre, y el guardin se ha hecho a unlado, de modo que el hombre se inclina paraatisbar el interior. Cuando el guardin lo ad-vierte, re y dice:

    Si tanto te atrae, intenta entrar a pesarde mi prohibicin. Pero recuerda esto: yo soypoderoso. Y yo soy slo el ltimo de los guar-dianes. De sala en sala irs encontrando guar-dianes cada vez ms poderosos. Ni siquiera yopuedo soportar la sola vista del tercero.

    El campesino no haba previsto seme-jantes dificultades. Despus de todo, la Leydebera ser accesible a todos y en todo momen-

  • to, piensa. Pero cuando mira con ms deteni-miento al guardin, con su largo abrigo de pie-les, su gran nariz puntiaguda, la larga y negrabarba de trtaro, se decide a esperar hasta quel le conceda el permiso para entrar. El guar-din le da un banquillo y le permite sentarse allado de la puerta. All permanece el hombredas y aos. Muchas veces intenta entrar e im-portuna al guardin con sus ruegos. El guar-din le formula, con frecuencia, pequeos inter-rogatorios. Le pregunta acerca de su terruo yde muchas otras cosas; pero son preguntas in-diferentes, como las de los grandes seores, y alfinal le repite siempre que an no lo puede de-jar entrar. El hombre, que estaba bien provistopara el viaje, invierte todo hasta lo ms valio-so en sobornar al guardin. Este acepta todo,pero siempre repite lo mismo:

    Lo acepto para que no creas que hasomitido algn esfuerzo.

    Durante todos esos aos, el hombre ob-serva ininterrumpidamente al guardin. Olvida

  • a todos los dems guardianes y aqul le pareceser el nico obstculo que se opone a su accesoa la Ley. Durante los primeros aos maldice susuerte en voz alta, sin reparar en nada; cuandoenvejece, ya slo murmura como para s. Sevuelve pueril, y como en esos aos que ha con-sagrado al estudio del guardin ha llegado aconocer hasta las pulgas de su cuello de pieles,tambin suplica a las pulgas que lo ayuden apersuadir al guardin. Finalmente su vista sedebilita y ya no sabe si en la realidad est oscu-reciendo a su alrededor o si lo engaan los ojos.Pero en aquellas penumbras descubre un res-plandor inextinguible que emerge de las puer-tas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antesde morir resume todas las experiencias deaquellos aos en una pregunta, que nunca hab-a formulado al guardin. Le hace una seapara que se aproxime, pues su cuerpo rgido yano le permite incorporarse.

    El guardin se ve obligado a inclinarsemucho, porque las diferencias de estatura se

  • han acentuado sealadamente con el tiempo, endesmedro del campesino.

    Qu quieres saber ahora? preguntael guardin. Eres insaciable.

    Todos buscan la Ley dice el hom-bre. Y cmo es que en todos los aos quellevo aqu, nadie ms que yo ha solicitado per-miso para llegar a ella?

    El guardin comprende que el hombreest a punto de expirar y le grita, para que susodos debilitados perciban las palabras.

    Nadie ms poda entrar por aqu,porque esta entrada estaba destinada a ti sola-mente. Ahora cerrar.