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COLEGIO EPULLAY MONTESSORI LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
TALLER 3 (6° BÁSICO)
ANTOLOGÍA DE
OBRAS DRAMÁTICAS
NOMBRE: _______________
CURSO: ________________
Títulos
El Arcoíris.
El caserón del miedo.
Martín Fierro a la frontera, un circo a su manera.
EL ARCOIRIS
(Autor: Javier Oviedo)
(El escenario es el cielo. Hay 3 ángeles vestidos de blanco y adornados con alas y
una corona dorada que suspende sobre sus cabezas. Junto a ellos, está el Ángel jefe,
que se diferencia de los otros por sus ropajes azul celeste. A la altura de las rodillas
hay nubes, y al fondo ocupando gran parte del escenario central, está situado un
arcoíris)
Jefe: (Pasando un dedo por el arcoíris) El arcoíris está sucio, ¿piensan que así lo van a
poder ver los mortales de abajo con claridad?
Ángel 1: Así quedará más… (AQUI SE CORTA)
Ángel 2: Y si lo hacemos más tarde, los mortales tendrán dos épocas de lluvia.
Jefe: ¡Lo pueden hacer como les dé la gana! Pero si vuelvo a pasar, que volveré, y lo
encuentro igual, vayan pensando en un cambio de destino. En vez de limpiar el arcoíris
se encargarán de sacar brillo hasta la última de todas las estrellas. Así que ya lo
saben. (Se va por la derecha)
Ángel 1: (Imitándolo) “Les haré limpiar hasta la última estrella”
Jefe: (Sólo la voz) Te he oído, lo tendré en cuenta.
Ángel 3: Siempre lo mismo, cuando no es limpiarlo es volverlo a pintar, cuando no,
pulirlo, siempre estamos igual
Ángel 2: Tampoco está tan mal nuestra labor, no hay muchos días al año en los que
aparece el arcoíris
Ángel 3: Sí, pero los demás Ángeles no hacen casi nada, compara eso con nuestro
trabajo.
Ángel 1: Además, seguro de que abajo en la Tierra ni se enteran de si lo limpiamos o
no.
Ángel 3: Algunos creen que al final del arcoíris hay una olla llena de monedas de oro.
Ángel 2: Sí, claro, ¿Y tú crees que la gente se cree eso?
Ángel 1: Eso solo sale en los cuentos.
Ángel 2: Los hay que se creen cosas peores.
Ángel 3: Sí, los hay que creen que se produce cuando la luz del sol atraviesa unas
partículas de agua en suspensión.
Ángel 2: Los hay burros.
Ángel 3: Míralo, la verdad es que es bonito: Rojo, naranja, amarillo, verde, azul, añil y
violeta.
Ángel 1: ¿Añil? ¿Qué es añil?
Ángel 2: Es una especie de azul marino… es este color de aquí. (Lo señala)
Ángel 1: ¿Saben lo que les digo? ¡Que ya está bien!, ¿No hacen huelga los mortales?
Pues a hacer la huelga del arcoíris.
Ángel 2: Sí, que te crees, que nos iban a dejar mucho tiempo a manifestarnos.
Ángel 3: Al día siguiente nos tienes sacando brillo a las estrellas.
Ángel 1: Pues lo robamos.
Ángel 2: ¿Cómo que lo robamos?
Ángel 1: Pues que lo robamos, que lo hacemos desaparecer.
Ángel 2: Ya, ¿Y dónde lo escondemos?
Ángel 1: Un buen sitio sería esconderlo detrás de la luna cuando es de día y detrás del
sol cuando es de noche.
Ángel 2: Me parece que tú has visto muchas películas.
Ángel 1: No, cuando llegué aquí arriba todavía no se había inventado el cine.
Ángel 2: Ah, perdona.
Ángel 3: Oye, pues a mí no me parece tan mala idea, así por lo menos nos libramos
de trabajar como lo hemos hecho hasta ahora.
Ángel 2: Pero si no hemos dado golpe en todo este tiempo.
Ángel 3: Bueno, pues para no tener que hacerlo en un futuro.
Ángel 1: Venga, no se hable más, vamos a tomarlo.
(Ángel 1 y 3, toman el arcoíris, cada uno de un extremo)
Ángel 2: Un momento, ¿Qué hacen? Yo todavía no he dicho que estoy de acuerdo.
Ángel 3: Somos mayoría.
Ángel 2: Pero bueno, o sea que no cuenta para nada lo que yo pueda decir y... (Salen
los tres, llevándose el arcoíris por la derecha. Entra por la izquierda el Jefe Ángel
cuando no hay nadie en el escenario)
Jefe: ¿Dónde estarán? Bueno, veo que por lo menos han decidido llevarse el arcoíris al
túnel de lavado. Así me gusta, que cumplan mis indicaciones con precisión.
(Sale por donde ha entrado el Jefe Ángel. Los tres Ángeles vuelven a entrar por la
derecha)
Ángel 1: ¿Ves como no ha resultado tan difícil? ¡Misión cumplida!
Ángel 3: Parecemos los Ángeles de Charlie.
Ángel 1 y Ángel 3: (Juntándose en posición de agentes secretos tararean la canción
de los Ángeles de Charlie) Tarararáaaa ra raaaaaa, ta ra ra raaaaaaaa....
Ángel 2: Pues no le veo la gracia, cuando nos pillen se nos va a caer la corona.
Ángel 1: Tranquilidad, hay que tener tranquilidad. Piensa ¿Qué puede pasar?
(Se oye un trueno seguido de lluvia.)
Ángel 2: Por lo pronto, me parece que lo sabremos enseguida.
Ángel 3: (Mirando hacia abajo) Está lloviendo de lo lindo.
(Se suaviza el ruido de la lluvia)
Ángel 1: (Mirando arriba) Y ahora sale el sol.
Ángel 2: Sí, y ahora ya sabéis lo que se supone que tiene que salir ¿no?
Ángel 1: ¿Los caracoles?
Ángel 2: ¡El arcoíris, payaso, el arcoíris!
Ángel 3: La gente está mirando hacia acá.
Ángel 1: Escóndanse que nos van a ver (Se agacha)
Ángel 2: Pero, ¿Quieres levantarte? Quien nos va a ver a kilómetros de distancia
Ángel 1: Pueden usar telescopios…
Ángel 2: (Le da una palmada) ¡Toma!, por replicarme.
Ángel 3: Parece que entre todos han tomado algo y lo están levantando.
Ángel 1: ¿Qué será?
(Aparece en el escenario como si hubiese subido de abajo, la parte final de una
escalera, cuya parte inferior es tapada por las nubes)
Ángel 2: Una escalera, es una escalera.
Ángel 3: Miren, está subiendo alguien.
Ángel 2: ¿Lo ven? Ya está, les dije, vienen a preguntar por el arcoíris, ¿ahora qué
hacemos?
Ángel 3: Vamos a esperar que suba a ver que quiere.
Voz: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!
(Se oye un CRASH)
Ángel 1: ¡Uy! que resbalón más tonto que ha tenido.
Ángel 2: Los hay que no tienen suerte.
Ángel 3: Miren, ahora sube otro.
Ángel 1: Este parece que sube con más prudencia.
Ángel 3: Está a punto de llegar.
(Aparece la parte superior del cuerpo, como subiendo de una escalera de un bombero)
Ángel 1: Buenos días.
Bombero: Vengo, arf.... en representación de la Tierra. Pertenezco al cuerpo de
bomberos y he subido para ver qué ha pasado con el arcoíris.
Ángel 3: ¿Arcoíris? No sé… por aquí no hemos visto ningún arcoíris.
Bombero: Es que hace un rato estaba y ahora no lo vemos, y queríamos saber si lo
pueden traer.
Ángel 1: Lo que pasa es que lo hemos tenido que llevar a pintar, los colores que
estaban muy viejos.
Bombero: Pero si cuando estaba, hace unos minutos, tenía los colores en perfecto
estado.
Ángel 3: La niebla, con la niebla no se puede ver bien el arcoíris y parece que no está.
Bombero: ¿Y por qué aquí, que no hace niebla, sigo sin verlo?
Ángel 3: ¡Vaya!
Bombero: Me parece que aquí hay algo raro.
Ángel 2: ¡Está bien! ¡Ya no aguanto más! Se los dije, les dije que nos pillarían.
Ángel 1: ¿Quieres callarte?
Bombero: ¿Se han robado el arcoíris? ¿Se han atrevido a robar el arcoíris? Esto no va
a quedar así, ahora mismo bajo a la Tierra para hablar con el Papa, para que
comunique la noticia a vuestros superiores, y ahí los quiero ver.
Ángel 3: Me temo que no va a poder hacerlo.
Bombero: ¿Ah no? Y ¿Quién me va a impedir hacerlo? ¿Tú?
Ángel 3: No, la justicia.
Bombero: ¿La justicia? ¿Con que ley?
Ángel: Con la de la gravedad (Empuja la escalera y el bombero cae hacia atrás)
Bombero: Se acordarán de míiiii, ahhhhhhh!!!!
CRASH!!!
Ángel 2: ¡Animal! ¡Eres un animal!
Ángel 3: Y que tenía que hacer ¿Querías qué nos delatara?
Ángel 1: Eso, porque hablando de delatar, no sé por qué has tenido que decirle nada.
Ángel 2: No hacía falta que le dijera nada, lo estaba averiguando él solito.
Ángel 1: Ya, y tú por si acaso no lo resuelve le echas una mano ¿no?
Ángel 2: Ya sabes que cuando vivía era profesor, no lo puedo evitar...
Ángel 1: Que gracia me hace, me muero de risa Ja, ja (Con evidente ironía)
(Se empieza a oír un helicóptero)
Ángel 3: ¿Qué es ese ruido?
Ángel 2: Un helicóptero.
Ángel 1: ¡Mira viene de allí! (Señala hacia la izquierda)
Ángel 3: Está bajando alguien.
Ángel 2: ¿Ven? ¡Problemas, ahora todo van a ser problemas!
(Aparece por la izquierda un policía que porta una pistola)
Policía: ¡Alto! ¡Manos arriba! ¡Y alas, por si acaso!
Ángel 1: (A los ángeles) Esperen, yo me ocupo de esto. (Al policía) A ver,
identifíquese.
Policía: Agente del cuerpo especial de policía número 457 B (enseña una placa)
Ángel 1: Vaya, así que usted es policía ahí abajo ¿no cree que se ha saltado su
jurisdicción? Vamos, que esto se sale un poco de su zona.
Policía: Mi zona es de 100 hectáreas alrededor de la ciudad, y como nadie me ha
dicho nada, imagino que también sobre todo lo que esté encima o debajo de esa área.
Ángel 1: ¿De qué se nos acusa agente?
Policía: De apropiación indebida del arcoíris según consta en el artículo 48 del
segundo apartado del derecho penal.
Ángel 1: Agente, ¿me permite un par de preguntas?
Policía: Por supuesto, adelante.
Ángel 1: Esto de aquí (se señala las alas) ¿Para qué sirven?
Policía: (Un poco asombrado por la pregunta) Pues... para volar, vamos, supongo,
todas las alas son para volar.
Ángel 1: Y ¿Me puede responder de que están hechas las nubes?
Policía: Pues de vapor de agua. Sí, de vapor de agua procedente del mar que se
condensa en el aire.
Ángel 1: Muy bien, Y mi última pregunta, si esto es vapor de agua y los ángeles
tenemos alas que sirven para volar ¿Cómo es que usted se está manteniendo en el
aire?
(El policía ante la pregunta mira con tristeza al público y cae al vacío)
Policía: ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!!!! CRASH!!!
Ángel 1: ¿Ven?, la lógica cae por su propio peso.
Ángel 2: Dios mío, ya hemos eliminado a dos humanos ¿Qué vamos a hacer ahora?
Ángel 3: La verdad es que se nos está complicando el problema, creo que lo mejor
sería devolver el arcoíris a su sitio.
Ángel 1: ¿Y rendirnos tan pronto? Ni pensarlo.
Ángel 2: (Con ironía) Claro que no, aún queda más gente que tirar ¿no?
Ángel 1: Tampoco es para ponerse así, vamos digo yo.
(Entra el Jefe de los Ángeles)
Jefe: ¡A ver! ¿Qué es lo que sucede? Oigo mucho escándalo por aquí.
Ángel 2: Esto... nada, no sucede nada. ¿Qué tendría que suceder?
Jefe: ¿Y el arco iris? ¿Dónde está?
Ángel 1: Lo estamos limpiando un poco.
Ángel 3: Lo hemos puesto bajo la lluvia y así nos facilita la tarea.
Jefe: ¿Bajo la lluvia? Si estamos en la nube más alta. ¿Se puede saber dónde está el
arcoíris?
Ángel 2: ¡Ya está bien! ¡No aguanto ni un minuto más! ¡Lo hemos robado! ¡Hemos
secuestrado el arcoíris!
Jefe: ¡Pero qué estás diciendo!
Ángel 1: ¡Cállate!
Ángel 3: No lo hemos hecho a propósito (con voz inocente)
Jefe: ¡Ya ajustaremos cuentas después! ¿Dónde lo han escondido? Yo mismo iré a
buscarlo.
Ángel 2: Un poco lejos de aquí.
Ángel 3: Más bien, bastante lejos.
Ángel 1: Yo diría que lejísimos.
Jefe: Me importa un comino ¿Me van a decir dónde lo han escondido o no?
(Los tres ángeles niegan con la cabeza, cuando aparece por la derecha el diablo
arrastrando el arcoíris)
Diablo: ¿Quién demonios ha metido esta cochinada en la olla de los pecadores?
Jefe: ¿Qué diablos hace el diablo con el arcoíris? ¿No habrán...?
Diablo: Vaya, vaya... Qué tenemos aquí... tres lindos angelitos y nada menos que el
gran jefe de los ángeles.
Jefe: Sí, y ya nos puede ir devolviendo nuestro arcoíris.
Diablo: Mmmmm, que poco educado. Se te ha olvidado decir la palabra mágica.
Ángel 1: ¿Por favor?
Diablo: No, ya la he cambiado. Ja, ja, ja.
Ángel 2: ¿Abracadabra?
Diablo: ¡Demonios! ¿Cómo lo has sabido?... ¡Me da igual! Han metido esta cosa en mi
territorio y ahora me pertenece y no se las daré.
Ángel 3: Si sigue portándose así lo llevarán al infierno.
Ángel 2: ¿Quieres hacer el favor de no decir tonterías?
Jefe: Exijo que nos lo devuelva, es algo que pertenece al cielo.
Diablo: ¿Qué tú me exiges a mí? ¿Qué tú me exiges a mí? Soy el mayor diablo del
infierno, el vizconde de las tinieblas, la pesadilla de todo el que ha habitado alguna vez
el averno ¿Y tú me exiges a mí, lagartija alada con corona? ¿Angelucho de pacotilla?
Jefe: Las normas son las normas.
Diablo: Eso mismo, las normas son las normas, y como he encontrado esto en MI
territorio, en estos momentos me pertenece. Porque me parece a mí que no he sido yo el que lo ha tomado y lo ha llevado allí ¿no?
(Los ángeles se miran y no contestan).
Diablo: Lo dicho, a partir de ahora el arcoíris es solo mío, y se acabó esa cursilería de
cuando llueva salga esta cosa ñoña de absurdos colores estúpidos en el cielo. A partir
de ahora lo primero que haré será pintarlo de negro carbón, y cada vez que haya un
terremoto y un volcán haga erupción, lo que verá la gente surgir de la tierra será el
arcoíris carbonizado. ¡Eso sí será espectacular!
Ángel 1: ¡No puede hacer eso!
Diablo: Pues mira tú por dónde que lo voy a hacer, a no ser que me den algo a
cambio...
Jefe: ¿Qué es lo que quieres?
Diablo: ¿Qué pueden ofrecerme?
Ángel 2: ¿Oro?
Diablo: No lo necesito.
Ángel 1: ¿Otro arcoíris?
Diablo: Tengo el que quiero.
Ángel 3: No sabemos qué es lo que darle.
(Entran por la izquierda el bombero y el policía)
Bombero: Muy buenas, nos han dicho que aquí encontraremos la paz eterna.
Policía: ¡No es posible! ¡Son esos malditos ángeles!
Diablo: ¡Ya está! ¡Quiero las almas de esos dos!
Ángel 2: ¡Hecho!
Ángel 3: ¡Lléveselo!
Ángel 1: ¡Todos suyos!
Jefe: Está bien, haremos ese trato, necesitamos el arcoíris, puede llevárselos.
(El diablo les lanza una cuerda imaginaria y tira de ellos llevándoselos)
Policía: ¡Noooooo! ¡Se acordarán de estaaaaaa!
Bombero: ¡Volveremoooooos!
Diablo: Eso, eso, chillen, chillen fuerte que van a chillar todavía más abajo.
(Desaparecen por la derecha)
Ángel 1: Bueno, al final todo ha salido bien ¿no?
Ángel 2: Ya tenemos el arcoíris.
Ángel 3: Creo que puede estar muy orgulloso de nosotros.
Jefe: ¡Vamos! ¡Andando! ¡A limpiar todas las estrellas! ¡Las quiero ver bien limpias!
¡Vamos! ¡Vamos!
(Les golpea en el trasero con un látigo imaginario mientras desaparecen por la
izquierda)
Ángel 3: ¡Ay!
Ángel 2: ¡Uy!
Ángel 1: ¡Que nos dueleeee!
FIN
EL CASERÓN DEL MIEDO
(Autor: Ignasi García Barba)
PERSONAJES
ANA
MARGA
MERCHE
BEA
JAVI
JORGE
MANU
LUIS
SARA
La acción tiene lugar en el vestíbulo de una casona abandonada en estado
ruinoso. Está muy oscuro. Hay polvo y telarañas por todas partes. Las paredes,
desnudas. Hay muebles esparcidos por aquí y por allá, en bastante mal estado: sillas, mesas, cómodas y objetos diversos que dan al lugar un aspecto tétrico e
inquietante. En el centro del escenario, una alfombra vieja y mohosa.
De repente se oye el ruido de una puerta al abrirse. A continuación,
murmullos ininteligibles. Después, silencio. La escena se ilumina con luces de
linterna procedentes de la izquierda del escenario. A continuación tiene lugar el siguiente diálogo, aún fuera del escenario.
Escena I
ANA: (Desde fuera del escenario) - ¿Por dónde vamos?
BEA: (Desde fuera del escenario, asustada)- Yo me voy
MARGA: (Desde fuera del escenario)- No lo sé. ¿Tú por dónde quieres ir?
BEA: (Desde fuera del escenario)- Oye, que les digo que me voy.
ANA: (Desde fuera del escenario)- Miremos por allí, a ver qué hay.
BEA: (Desde fuera del escenario, gritando)- ¿¿Es que no me oyen?? ¡¡Me quiero ir!!
TODAS: (Desde fuera del escenario)- ¡¡Chhist!!
MERCHE: (Desde fuera del escenario) - No hace falta que grites.
BEA: (Desde fuera del escenario)- Es que no me hacen caso.
MARGA (Desde fuera del escenario)- Echemos un vistazo por allí.
Entran en escena por la izquierda ANA, BEA, MERCHE y MARGA. Detrás de MERCHE,
se esconde BEA, que mira asustada hacia todas partes. Todas llevan mochila y una linterna encendida.
MERCHE:- Este sitio podrá servir.
ANA:- ¿Estás segura?
MERCHE:- ¡Es perfecto! Es… grande, hay espacio. Y hay una mesa. Cabemos todas y
hasta podremos comer sentadas, mira, ahí hay sillas.
BEA:- A mí no me gusta.
MARGA:- A mí me gustaría estar más cerca de la puerta.
BEA:- Eso, eso, más cerca de la puerta.
ANA:- ¿Tienen miedo?
MARGA:- ¿Miedo? ¡Pero qué dices! Lo que pasa es que aquí… no hay ventilación. Y
hay mucho polvo.
MERCHE:- La verdad es que se nota que hace años que nadie pasa un trapo.
MARGA:- ¿Y si hay un incendio? Fíjense en todos estos muebles. Cuanto más cerca
estemos de la puerta, mejor.
ANA:- Estás muerta de miedo, reconócelo.
MARGA:- ¡No es verdad!
ANA:- Entonces nos quedaremos aquí.
(Pausa. ANA y MARGA se miran, como retándose)
MARGA:- Vale.
MARGA se quita la mochila, la deja en el suelo, la abre y busca algo en su
interior.
BEA:- Pues yo sí tengo miedo.- ¡Pues haberlo dicho antes, linda! Decidimos que vendríamos a pasar aquí la noche, lo decidimos juntas, ¿ya no te acuerdas? ¡Pues
ahora te jodes! Y si no te gusta, lárgate de la pandilla.
MERCHE:- No hace falta que le hables así.
ANA:- ¡Es que estoy harta! Desde que llegamos al bosque no ha dejado de dar la lata.
MERCHE:- Tú no eres quién para decirle que se vaya de la pandilla.
ANA:- ¿Pero es que no lo ves? ¡Está muerta de miedo!
MERCHE:- Vale, a lo mejor tiene miedo. Pero ha venido, ¿no? Tiene miedo pero aún
así está dando la cara, eso sí que es ser valiente. (Mirando a BEA) Ella sabe que si estamos juntas no nos pasará nada, tenemos que confiar las unas en las otras. Ella
confía en nosotras y sabe que no le fallaremos, por eso se quedará. (Se acerca a
BEA) Te quedarás, ¿verdad?
BEA: (después de pensarlo unos instantes)- Sí.
MERCHE le quita la mochila y la deja en el suelo. Después hace lo mismo con su
propia mochila. MARGA saca de su mochila un saco de dormir y lo extiende en el suelo. Las otras la imitan.
MARGA:- ¿Y ésos? ¿Dónde se habrán metido?
ANA:- Es verdad, ya deberían estar aquí.
MERCHE:- ¡Cuánta porquería!
MARGA:- A lo mejor están en el piso de arriba.
ANA:- No vendrán. Ellos mucho bla, bla, bla pero ya verán cómo al final se arrepienten, así que a lo mejor no hace falta ni que saquemos los sacos de dormir.
MERCHE:- No creo que están en el piso de arriba, oiríamos pasos.
BEA:- ¿Tú crees?
ANA: (a MERCHE)- ¿Y tú cómo lo sabes?
MERCHE:- Pues porque esta casa es muy vieja. El techo es de madera. Y como la
madera es vieja, al andar seguro que cruje.
MARGA:- ¿Qué tal si vamos a comprobarlo? Que ellos están arriba, digo.
ANA:- Si tú quieres…
BEA:- ¡Un momento!
MARGA:- ¿Qué pasa?
BEA:- Creo que he oído algo.
ANA:- ¿Dónde?
BEA: (Señalando el techo)- Ahí.
ANA:- ¿Seguro?
MERCHE:- Pues vamos a verlo.
MARGA:- Seguro que son esos atontaos. Yo voy por ahí. (Señala la izquierda)
ANA:- Pues yo digo que esos se han arrepentido y no vienen, pero si quieren vamos a
echar un vistazo, yo voy por ahí (señala la derecha) ¿Vienes, Merche?
MERCHE:- Vale.
ANA:- ¿Y tú, Bea?
BEA:- ¿Estás loca? Yo no me muevo de aquí.
ANA:- Pues tú verás.
Salen todas por el lado que han escogido, excepto BEA, que se queda sola. Se oye un
crujido.
BEA:- ¡Esperen, no me dejen sola! ¡Marga! ¡Margaaa!
Sale corriendo por la izquierda. El escenario vuelve a permanecer casi a oscuras.
Pausa. Se oye el ruido muy débil de una puerta al abrirse. Ruido de corriente de aire. A continuación se oyen pasos. De repente se enciende una cerilla. Vemos de forma muy
difusa las siluetas de JORGE y MANU - y quizá también su cara- que entran por la
izquierda y avanzan con precaución por el escenario. De repente se oye a alguien golpeando tímidamente una puerta. A continuación entra por la izquierda JAVI. Los
tres llevan mochilas. MANU es más pequeño que ellos.
Escena II
JORGE: (a JAVI, mosqueado)- ¿Pero tú eres tonto o qué?
JAVI:- ¿Qué pasa?
JORGE:- ¿Por qué llamas a la puerta?
JAVI:- Yo que sé… Por si hay alguien.
JORGE:- ¿Quién quieres que haya? ¿Los espíritus de los muertos?
MANU:- ¡No digas tonteras!
JORGE:- Tú te callas.
MANU:- No me da la gana.
JAVI:- Se me ha ocurrido que a lo mejor estaban aquí dentro y que si llegábamos así,
de repente, a lo mejor se asustaban.
JORGE:- ¿Quién?
JAVI:- Pues… las chicas.
JORGE:- ¡Pero mira que eres leso! ¡Te digo que ésas no van a venir!
JAVI:- Ya, pero, ¿y si han venido?
JORGE:- Mira, paso, no quiero discutir contigo. Saquen, las linternas.
El escenario se ilumina ligeramente con la luz de sus linternas.
MANU:- Pues yo estoy con Javi, a mí no me gustaría que de repente entrara alguien y
me diera el susto de mi vida.
JORGE:- Yo no me asustaría.
MANU:- Ya.
JORGE:- ¡Te digo que no me asustaría! Además, seguro que esas pavas se
arrepienten y no aparecen.
JAVI:- ¿Y tú cómo lo sabes?
JORGE:- Ya verás.
MANU:- Pues yo digo que sí van a venir.
JORGE:- Tú te callas, piltrafilla.
MANU:- ¡Oye!
JAVI:- Oye, no le hables así.
JORGE:- Es verdad, es un piltrafilla. Pero tiene suerte de que yo soy su hermano, y le
voy a enseñar a ser un hombre hecho y derecho, como yo.
MANU:- Pues antes que parecerme a ti, prefiero seguir siendo un piltrafilla.
JORGE:- ¡Manu, te estás pasando y te voy a...!
JAVI: (interrumpiendo a Jorge y enfocando con su linterna las mochilas de las chicas)- ¡Eh, miren!
Los tres enfocan las mochilas de las chicas con sus linternas. Pausa.
JAVI:- Pues han llegado ellas antes.
MANU: (A JORGE)- ¡Toma! ¿Ves como tenía razón?
MANU se echa a reír.
JORGE- ¿Se puede saber qué te hace tanta gracia?
MANU (riendo)- ¿A mí? Nada. ¡Si yo estoy muy serio!
JORGE:- A lo mejor no son sus mochilas, Javi.
JAVI:- ¿Y de quién van a ser, si no?
JORGE:- Pues… (Intenta buscar otra explicación pero no la encuentra)
JAVI:- Tenemos que reconocerlo, Jorge, han venido y además han llegado antes que
nosotros. No lo vamos a tener tan fácil como pensábamos.
MANU: - ¿Y ahora qué?
JORGE:- Pues nos va a tocar pasar la noche aquí con ellas.
MANU: (Algo asustado)- ¿En serio?
JAVI:- ¡Pues claro! Hasta que una de las dos pandillas se asuste y salga corriendo.
MANU:- Pues ojalá lo hagan pronto, porque este sitio no me gusta nada.
JORGE:- ¿Tienes miedo?
MANU:- ¿Yo? ¡Qué va!
JORGE:- Mejor, porque nosotros tampoco tenemos, ¿verdad, Javi?
JAVI:- ¿Dónde se habrán metido?
JORGE:- Ni idea.
JAVI:- A lo mejor están arriba.
MANU:- ¿Tú crees?
JAVI:- A lo mejor están inspeccionando la casa. Y las casas antiguas siempre se
empiezan a inspeccionar por arriba.
MANU.- ¿Y tú como lo sabes?
JAVI.- Siempre se empieza por el desván, es donde están las cosas más interesantes:
baúles con recuerdos, fotos, muebles, trastos…
JORGE.- Aquí también hay muebles.
JAVI.- Seguro que en el desván hay más cosas. Y más interesantes.
MANU:- ¿Y para qué quieres ir allí?
JAVI:- Para ver el sitio donde viven los fantasmas de la casa.
JORGE:- ¿Fantasmas?
MANU:- ¿Qué pasa, Jorge? ¿Tienes miedo? ¡A ver si vas a ser tú el piltrafilla!
JORGE:- Cállate, enano.
MANU: (burlón, como cantando)- ¡Jorge tiene miedo, Jorge tiene miedo!
JORGE: (Amenazador)- Que te doy, ¿eh?
JAVI- ¿Quieren dejar de pelear? Tenemos que ser respetuosos y estar muy atentos. A
los fantasmas no les gusta que la gente se pelee en su casa. Quieren descansar en paz.
JORGE:- ¡Vaya tontería! Yo no creo en fantasmas.
MANU:- Pues yo sí.
JORGE:- ¿Ah, sí? ¿Y desde cuándo?
MANU:- No te importa.
JAVI:- Son almas en pena.
JORGE:- ¿Qué quieres decir?
JAVI:- Que sus almas no pueden descasar en paz por culpa de algo terrible que
hicieron cuando estaban vivos. Así que no les metan más pena en el cuerpo y no se
peleen aquí.
JORGE: (Burlón)- Ya, pobrecitos. No sigas, Javi, me vas a hacer llorar.
JAVI:- Menos burlesco, que va en serio.
Se oye un crujido de madera en el techo. Silencio.
MANU: (Asustado)- Ha sonado en el techo.
JAVI:- ¿Lo ven? Ya se han molestado.
JORGE:- Ahí arriba hay alguien.
MANU:- ¿Qué hacemos?
JAVI:- No lo sé.
MANU:- ¿Nos vamos?
JORGE:-¡Pero qué dices! Seguramente son las pavas ésas.
JAVI- ¿Y si son los fantasmas?
JORGE:- ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
JAVI- ¡No! Pero un fantasma molesto puede ser peligroso.
JORGE:- El que no sea un cobarde, que me siga.
Inicia una salida por la derecha. Se detiene en el extremo derecho del escenario.
JORGE:- ¿Venís o qué?
MANU y JAVI se miran. Finalmente van hacia él y los tres salen por la derecha. Pausa.
Se oye un débil aullido, que podría ser provocado por el viento. De repente se ven
luces procedentes de la izquierda del escenario. El siguiente diálogo tiene lugar fuera de escena)
BEA: (Desde fuera del escenario, asustada)- ¿Qué fue eso?
MARGA: (Desde fuera del escenario, nerviosa)- No lo sé.
BEA: (Desde fuera del escenario, asustada)- ¿Tú también lo has oído?
MARGA: (Desde fuera del escenario, nerviosa)- Aquí hay alguien.
BEA: (Desde fuera del escenario, asustada)- ¡Ay, no digas eso!
Se ven luces de linterna procedentes de la derecha del escenario. El siguiente diálogo
también tiene lugar fuera de escena:
MANU: (Desde fuera del escenario, asustado)- Era como… como…
JAVI: (Desde fuera del escenario, nervioso)- Sí, como una especie de aullido.
MANU: (Desde fuera del escenario, asustado)- ¿Tú también lo has oído?
JORGE: (Desde fuera del escenario, nervioso)- ¿De dónde venía?
JAVI: (Desde fuera del escenario, nervioso)- No lo sé, creo que de ahí, pero no estoy seguro.
JORGE: (Desde fuera del escenario)- Pues si hay alguien, le encontraremos.
BEA y MARGA entran por la izquierda andando hacia atrás y enfocando sus linternas
hacia el lateral izquierdo. JORGE, JAVI y MANU entran por la derecha andando hacia atrás y enfocando sus linternas hacia el lateral derecho. Finalmente sus espaldas
chocan, se asustan y gritan. Se les caen las linternas al suelo y las recogen a toda prisa. Finalmente se reconocen.
Escena III
CHICOS:- ¡Ustedes!
CHICAS: (Al mismo tiempo que los chicos)- ¡Ustedes!
MANU:- ¡Chuta, qué susto!
BEA:- ¡Ni te digo!
JORGE: (Chorito)- Eh, eh, nosotros no. Aquí las únicas que se han asustado fueron
ustedes.
BEA, de puro nerviosismo, empieza a soltarle manotazos a JORGE persiguiéndolo por
todo el escenario. JORGE se protege, sin devolverle los golpes.
BEA:- ¿Y qué esperabas? ¡Nos han dado un susto de muerte! ¡A mí por poco me da un
infarto! ¿Es que no saben llamar a la puerta antes de entrar?
JAVI:- ¿Ves lo que te decía, Jorge? Hay que llamar.
JORGE: (Esquivando los golpes como puede)- ¿Te quieres estar quieta, niña?
BEA:- ¡No me da la gana!
MANU:- Oye, deja en paz a mi hermano.
MARGA:- ¡Bea, para ya!
BEA, a pesar de que sigue enfadada, deja de golpear a JORGE. Pausa.
BEA: (Abrazando a MARGA, llorosa)- Estoy muy asustada.
JAVI:- Menuda histérica.
MARGA:- No te pases. Todos nos hemos asustado.
JAVI:- Pero ella se ha puesto como loca.
JORGE:- Está muerta de miedo.
MARGA:- No es verdad.
BEA:- Sí es verdad. Estoy muerta de miedo. (Se echa a llorar) Lo siento, me gustaría
ser más valiente. Pero no puedo. (A MARGA) Las estoy dejando en ridículo.
MARGA:- No digas eso.
MANU:- Yo también tengo miedo.
JORGE:- ¿Pero qué dices?
MANU:- Es la verdad. A ver si ahora esta pobre va a pensar que es la única.
JAVI:- Manu, no tienes por qué ayudarla. Fueron ellas las que se pusieron choras y
nos retaron a pasar aquí la noche. Y encima se reían porque decían que no seríamos
capaces.
JORGE:- Y no es de nuestra pandilla.
MANU:- ¿Y qué? (a BEA) ¿Sabes qué me hacía mi madre cuando era pequeño y me
portaba mal?
JORGE:- Manu…
MANU:- ¿Qué pasa?
JORGE:- ¡Que no lo cuentes!
MANU:- ¡Lo contaré si me da la gana! (A Bea)- Me encerraba en una habitación
oscura. No mucho rato, sólo cinco o diez minutos, pero con eso ya hay de sobra para
cogerle miedo a la oscuridad. Una vez mi madre me dejó ahí media hora porque la llamaron por teléfono y se olvidó de mí.
JORGE:- ¡Para ya, Manu!
MANU:- ¡No quiero! ¡Tú, cuando hacías algo malo te escondías bajo la cama y no
salías hasta que a mamá se le pasaba el enojo!
JAVI:- ¿Y tú por qué no te escondías bajo la cama?
JORGE: (A Javi, mosqueado- ¡Eso, tú hazla hablar!
JAVI:- ¿Qué pasa? ¿No puedo preguntar?
MANU:- Él no dejaba que me metiera. Decía que entonces mamá también lo vería a él
y nos encerraría a los dos en la habitación.
JORGE:- Pero esa vez de la media hora fui yo el que te abrió la puerta para que salieras.
MANU:- Claro, porque mamá estaba colgada al teléfono en la otra punta del piso y
sabías que no te pillaría.
MARGA:- Bueno, bueno, no hace falta que se peleen.
BEA:- Gracias por contármelo, Manu.
MANU:- De nada.
JAVI:- ¿Entonces han sido ustedes las que han hecho el aullido ése?
MARGA:- ¿Nosotras?
JAVI:- Sí (Pausa. Se miran) ¿No han sido ustedes? (Silencio)
BEA:- ¡Ay, madre!
MARGA:- Nosotras no hemos hecho nada. Pensábamos que habían sido ustedes.
MANU:- ¡Ay, madre!
JORGE:- Pues no, no hemos sido nosotros.
Pausa. Todos se miran inquietos y empiezan a mirar a su alrededor.
MARGA:- A lo mejor han sido Ana y Merche.
JORGE:- ¿También han venido?
MARGA:- Sí. Se han ido por ahí. (Señala la derecha)
JAVI:- Pero nosotros veníamos precisamente de allí.
JORGE:- Sí, y no hemos visto nada.
MARGA:- ¿Han subido al piso de arriba?
JORGE:- No.
BEA:- Pues ellas querían ir al piso de arriba.
JORGE: (A Javi)- ¿Lo ves? No eran fantasmas.
MARGA:- ¿Fantasmas?
BEA:- ¡Ay, madre!
JORGE:- Es que Javi ha oído un ruido en el piso de arriba y ha dicho que eran los fantasmas de la casa. Dice que hemos molestado a las almas en pena.
MARGA:- ¿En serio?
JAVI:- Sí. Y puede ser muy peligroso.
MARGA:- ¡Para ya!
JAVI:- Sí, sí, tú ríete. Pero todos hemos oído un aullido y ninguno de nosotros lo ha
hecho.
Pausa breve
TODOS: (menos JAVI)- ¡Ay, madre!
MANU:- A lo mejor deberíamos irnos.
BEA:- No sería mala idea, yo ya hace rato que lo digo.
JORGE: (Desde el extremo derecho del escenario)- ¡Les digo que no son fantasmas! ¡Pero si aquí no hay nadie! ¡A ver si se enteran! ¡Nadie!
Entra MERCHE por el extremo derecho del escenario.
MERCHE:- Hola.
JORGE grita, asustado, y se aparta de un salto. JAVI, MANU, MARGA y BEA ríen.
Detrás de MERCHE llega ANA.
MERCHE:- ¿Qué pasa?
MARGA:- Nada, que Jorge estaba diciendo que aquí no había nadie...
BEA:- Y de repente apareces tú y.... Es que casi me muero.
JORGE:- Bueno, ya paren con la leserita, ¿no?
MERCHE:- Perdona, no quería asustarte.
JORGE:- No me has asustado.
ANA: (A los chicos)- ¿Cuándo han llegado?
JAVI:- Hace un rato. ¿Es éste el sitio que han escogido para pasar la noche?
ANA: (desafiante)- Sí, ¿qué pasa?
JORGE:- ¿No hay un sitio mejor?
ANA:- Si quieres sube arriba y míralo.
JORGE:- Eh, eh, conmigo no te pongas chorita, ¿vale?
ANA:- Yo me pongo como me da la gana.
MERCHE:- Ana...
ANA: (a JORGE)- No tienes narices para subir tú solo, ¿verdad?
MERCHE:- Ana, no empieces.
JORGE: (A ANA)- ¡Pues claro que tengo!
JORGE va a salir por la derecha pero MERCHE lo detiene.
MERCHE:- No pierdas el tiempo, aquello es muy grande, pero las habitaciones son muy pequeñas, no cabríamos todos.
MARGA:- ¿Quieres que durmamos todos en el mismo sitio?
MERCHE:- No sé... Será más seguro, ¿no?
ANA:- ¿En serio pretendes que durmamos con estos idiotas al lado?
MERCHE:- Así los controlamos. Imagínate que en mitad de la noche, aprovechando
que estamos dormidas, se quieren ir a casa con su mamá porque están muertos de miedo.
JORGE:- ¿Pero qué dices?
JAVI:- ¿Cómo quieres que nos vayamos? ¡Perderíamos la apuesta!
JORGE:- Paso, no discuto más con chicas…, nosotros nos vamos al piso de arriba. (A
Manu y Javi) Vamos, chicos.
JAVI:- ¿Y sin son ellas las que se largan en mitad de la noche aprovechando que
nosotros estamos arriba?
JORGE: (Pensativo)- Tienes razón. Mejor nos quedamos y así las vigilamos.
ANA: (Burlona, a Jorge)- Espero que no ronques.
JORGE: (Burlón, a Ana)- Y yo que tú no te tires peos.
ANA: (Molesta)- ¿Serás...?
MERCHE:- ¡Bueno, está bueno ya! Preparen todo de prisa, a ver si se les van a acabar
las pilas a las linternas.
(JORGE, MANU y JAVI se quitan las mochilas y las dejan en el suelo. Sacan el saco de dormir y los extienden en el suelo.)
BEA: (A Manu)- ¿Y tu padre no hacía nada?
MANU:- ¿Cuándo?
BEA:- Cuando tu madre te encerraba en la habitación a oscuras.
JORGE: (Que ha estado pendiente de la conversación) – Mi padre no podía hacer nada
porque se había tenido que ir a la guerra con los demás. Por eso mi madre estaba tan nerviosa. Pero cuando la guerra terminó papá volvió a casa y todo volvió a ser como
siempre, ¿verdad, Manu?
MANU:- Sí.
BEA:- Mi padre también fue a la guerra. Le dieron una medalla y todo.
MANU:- ¿Ah, sí?
BEA:- Sí. Mi madre dice que fue muy valiente y que mató a muchos enemigos.
MANU:- ¿Y en qué bando estaba?
BEA:- No sé. ¿Eso es importante?
MANU:- En las guerras siempre hay dos bandos.
BEA:- ¿Cuáles?
MANU:- Pues... el de los buenos y el de los malos.
BEA:- Mi padre seguro que luchaba en el de los buenos.
Además de los sacos, todos empiezan a sacar otras cosas de las mochilas:
cepillo y pasta de dientes, cantimploras, mantas, etc.)
MARGA: (A ANA y MERCHE)- ¿Han encontrado algo interesante?
MERCHE:- Nada. Todo está hecho polvo. Y muy sucio.
ANA:- La madera del suelo está medio podrida. Ha habido un momento en que ha
crujido tan fuerte que pensábamos que el suelo se iba a hundir.
MERCHE:- Pero es muy grande. ¿Alguien sabe qué había sido antes este edificio?
JORGE:- Un balneario. Pero lo abandonaron nada más empezar la guerra.
MERCHE:- Ahora entiendo por qué hay tantas habitaciones.
JAVI:- ¿Habéis subido al desván?
ANA:- Sí, y no había nada. Sólo agujeros en el techo. Y entraba mucho frío.
JAVI:- ¿Y no han gritado en ningún momento?
MERCHE:- No. ¿Por qué?
MARGA:- Aquí abajo hemos oído como un aullido. ¿No han sido ustedes?
ANA:- No.
MANU:- Son los fantasmas.
MERCHE:- ¡No son fantasmas! ¡Los fantasmas no existen!
MANU: (Más asustado aún)- Pues a lo mejor son zombis.
MERCHE:- ¡Estoy harta de tus historias de miedo! ¡Todo tiene una explicación lógica!,
¿Entiendes? Así que dejen de pensar como bebés.
JAVI:- Todo el mundo sabe que este sitio está embrujado.
JORGE:- Es verdad. Nadie quiere acercarse por aquí cuando hay luna llena. Se oyen
gritos y lamentos.
JAVI:- Y llantos.
MARGA:- Tienen razón, Merche. Y hasta cuando no hay luna llena, pasan cosas raras.
Toda la gente que ha estado aquí dentro cuenta cosas que te ponen los pelos de
punta.
ANA:- ¿Te acuerdas de Andrés, el dueño del restaurante? Pues una vez, buscando
setas, se perdió en el bosque, vino a parar aquí y tuvo que quedarse para pasar la
noche, porque además llovía mucho. Pues al día siguiente, cuando volvió al pueblo, estaba asustadísimo y decía que se le había aparecido la Muerte.
JAVI: Y esa misma noche le dio un infarto en su casa que por poco lo mata.
MERCHE:- Andrés tiene mal el corazón, todo el mundo lo sabe. Además, si es tan peligroso venir aquí... ¿Por qué han querido venir aquí a pasar la noche, y
precisamente hoy, que es luna llena?
MARGA:- Merche, no empieces otra vez.
ANA:- Ya lo sabes, Merche, teníamos que demostrar a estos atontaos...
JORGE:- ¡Eh, eh!
ANA:- ... que no somos unas pánfilas, a ver si así dejan de decir tonterías sobre nosotras y se dan cuenta de que tenemos más narices que ellos.
JORGE:- Eso aún está por ver, niña, que la noche es muy larga. (A MERCHE) Y tú no
te quejes que la idea de venir a pasar la noche aquí fue suya, no nuestra.
MERCHE:- ¿De verdad piensan que están demostrando algo con esto?
JORGE, MARGA, ANA y JAVI: (Al mismo tiempo)- ¡Sí!
MERCHE: (a BEA y MANU)- ¿Y vosotros qué? ¿No decís nada?
Durante la conversación anterior BEA y MANU se han metido en sus respectivos
sacos y ahora duermen muy cerquita la una del otro.
MARGA:- No me lo puedo creer. ¡Se han dormido!
ANA:- Con lo asustados que estaban.
JORGE:- Oye, que mi hermano no es ningún piltrafilla, ¿eh?
JAVI:- ¡Qué leso! ¿Y por qué no se lo dices a la cara?
JORGE:- Para que no se lo crea demasiado.
MERCHE:- Pues si ellos se han podido dormir, nosotros también. Vamos, a los sacos y
a dormir.
JORGE:- Oye, a nosotros no nos des órdenes.
MERCHE:- Pues hagan lo que les dé la gana.
MERCHE, ANA y MARGA se meten en los sacos de dormir. JORGE y JAVI se miran,
indecisos.
JAVI:- ¿Qué hacemos?
JORGE:- Pues... meternos en los sacos. Pero porque queremos, no porque ellas nos lo
ordenen.
JAVI y JORGE se meten en sus respectivos sacos de dormir. JORGE empieza a buscar
algo en su mochila.
JORGE: (contrariado)- Vaya.
JAVI:- ¿Qué pasa?
JORGE:- Me he dejado la manta en casa.
JAVI:- ¿Y qué vas a hacer?
JORGE:- Fastidiarme. ¿Qué quieres que haga? A ti no te sobrará una, ¿verdad?
JAVI:- No.
MARGA:- A mí sí me sobra una.
JORGE:- ¿En serio?
ANA:- Marga, ¿qué haces?
MARGA:- Echarle una mano. Yo he traído dos mantas por si hacía mucho frío, pero no
hace tanto.
JORGE: (Orgulloso)- Tranquila, no me hace falta.
MARGA:- Vas a tener frío.
JORGE:- Da igual.
MARGA:- No seas tonto, hombre, tómala.
MARGA le ofrece la manta. JORGE duda. Finalmente la toma.
JORGE:- Gracias. (Se tapa con la manta) Estooo... que duermas bien, Marga.
MARGA:- Igualmente.
ANA:- Tengo hambre.
MARGA:- ¿No has cenado?
ANA:- No.
MARGA:- ¿Pero no dijimos que había que cenar en casa, antes de salir?
ANA:- Ya, pero entonces no tenía hambre.
MARGA:- ¿No traes comida?
ANA:- No. Pensaba que tú traerías.
JAVI:- Yo tengo galletas.
ANA:- ¿Galletas?
JAVI:- Sí. Y salchichón. Espera.
JAVI busca en su mochila.
ANA: (Mientras JAVI busca)- Oye, que no hace falta, en serio, puedo aguantar tranquilamente sin comer hasta...
JAVI: (Ofreciéndole las galletas)- Toma, son de mantequilla. No encuentro el
salchichón.
ANA: (Tomándole rápidamente las galletas de la mano)- Gracias, da igual.
ANA empieza a devorar las galletas con muchas ganas.
JAVI:- Buenas noches.
MARGA:- Buenas noches. Ana, no apagues tu linterna. Es mejor que dejemos una
encendida.
ANA: (Con la boca llena)- Vale.
JORGE, JAVI y MARGA se acomodan para dormir. ANA sigue comiendo hasta
que se terminan las galletas. Entonces se tumba en el suelo, dispuesta a
dormir, y justo en ese momento se oyen golpes en la pared de la izquierda. ANA se levanta de un brinco y grita, asustada. Los otros se despiertan
sobresaltados preguntando “¿Qué pasa?”, “¿Qué has visto?” o bien se ponen a chillar)
ANA:- ¿¿Lo habéis oído?? ¡¡Eran golpes en la pared!!
MERCHE:- Tranquilízate.
ANA:- ¡¡Sonaban muy fuerte!! ¡¡Como cuando estás muy enfadado!!
JAVI:- ¡Bueno, ya vale!
Busca en el interior de su mochila. Saca un vaso y una bolsita y se dirige al centro del escenario.
JAVI:- Déjenme espacio.
Los otros obedecen, desconcertados.
JORGE:- ¿Qué vas a hacer?
JAVI abre la bolsa y saca pequeños cartones, que va depositando
cuidadosamente en el suelo.
JAVI:- Haremos una güija. Así sabremos si aquí hay espíritus y si quieren que nos
vayamos o dejan que nos quedemos.
JORGE:- Estás como una cabra.
BEA: -¿Y eso cómo se hace?
JAVI: (poniendo el vaso boca abajo en el centro del círculo que ha formado con los cartones)- Es muy sencillo: pones el vaso boca abajo en medio del círculo, pones un
dedo encima del vaso y haces preguntas. Si hay un espíritu, moverá el vaso hacia el
“sí” o hacia el “no” para responderte. Si le preguntas nombres, aquí están todas las letras. Y si le preguntas números, también están aquí.
MANU:- ¿Y funciona?
JAVI:- Generalmente sí. Si al espíritu no le importa meterse dentro del vaso, claro.
BEA:- ¡Ay, madre!
JAVI:- Pero para que funcione todos los que estamos aquí tenemos que poner el dedo
así.
Les enseña cómo deben hacerlo. Poco a poco todos, excepto JORGE, van poniendo el
dedo sobre el vaso.
MARGA:- ¿Tú no, Jorge?
JORGE:- ¿Qué dices? ¡Yo paso de estas movidas! No creo en fantasmas.
JAVI:- Vale.
JORGE los mira maliciosamente sin que ellos se den cuenta y se esconde tras
uno de los muebles que hay por allí, con cara de pillo.
JAVI: (Al resto)- Es mejor que apaguemos algunas linternas, así saldrá mejor. A los
espíritus no les gusta la luz. Así, muy bien. Ahora cerrad los ojos y concentrad la
energía de vuestra mente en el vaso. Concentraos... concentraos... (Pausa breve. Con voz solemne:) Si hay aquí algún espíritu, que se manifieste entre nosotros.
De repente JORGE tira un petardo desde su escondite. Todos gritan y chillan,
asustados.
JORGE: (Sale de su escondite retorciéndose de risa)- ¡Qué guay, tío! ¡Qué pasada!
Los otros, al comprender lo sucedido, lo miran tensos. Pausa.
JORGE:- Sólo era una broma. ¿No tienen sentido del humor?
Escena IV
TODOS se lanzan sobre JORGE, enfadados, pero él sale corriendo por la izquierda. Los
otros salen tras él persiguiéndolo, con las linternas, insultándolo y amenazándolo. Una vez el escenario ha quedado vacío, se abre una puerta camuflada en la pared, que
hasta ese momento había pasado desapercibida. De su interior sale un chico, LUIS, con una vela en la mano. Mira a su alrededor con precaución.
LUIS:- Están en el piso de arriba, ya puedes salir.
Sale SARA por la puerta camuflada. Es una chica más pequeña que LUIS. Ambos están sucios y visten de forma andrajosa. Los zapatos, rotos. Incluso pueden ir
descalzos. Durante la conversación que sigue, SARA tose ligeramente de vez en
cuando.
SARA:- ¡Ya era hora!
LUIS:- ¿Dónde te habías metido?
SARA:- Los quería ver de cerca.
LUIS:- ¡Ya sabes que eso es muy peligroso!
SARA:- Parecen buena gente.
LUIS:- A ti todo el mundo te parece buena gente. Si no fuese por mí vete tú a saber
dónde estarías ahora. Te habrían llevado a una prisión o a un campo de
concentración. O a lo mejor ya estarías muerta.
SARA:- No exageres (tose)
LUIS:- ¿Y si te hubiesen visto? Suerte que te he encontrado a tiempo. Y suerte que
esta casa está llena de pasadizos secretos, si no nos habrían pillado a los dos. ¿Y sabes
lo que nos habrían hecho? ¿O es que no te acuerdas de lo que papá y mamá nos contaron antes de irse?
SARA:- No, no me acuerdo. Eres tú quien me lo cuenta, yo era muy pequeña.
LUIS:- Yo soy el mayor y tienes que hacer lo que yo diga. “Tú me obedeces...”
SARA:- (Termina la frase, aburrida) “...y yo te tengo cuando te necesito”. Sí, ya lo sé.
LUIS:- Pues demuéstralo. Ya sabes que es muy arriesgado dejar el sótano y salir fuera cuando aquí hay gente.
SARA tose.
LUIS:- Te estás resfriando.
SARA:- Ya lo sé.
LUIS:- Te prepararé una infusión con las hierbas que recogí del bosque.
SARA:- Vale.
LUIS:- Pero no vuelvas a irte del sótano sin mi permiso.
SARA:- Necesitaba salir.
LUIS:- ¿Por qué?
SARA:- Pues porque ahí abajo hace frío. Y está oscuro y es muy húmedo. A veces subo a mirar por la ventana del desván y veo la...la... ¿cómo se llama eso que brilla
tanto en el cielo? No me acuerdo.
LUIS:- La Luna.
SARA:- ¡Es tan bonita! Y a su lado hay esas luces pequeñitas que parece que le hacen
compañía. Las hay por todas partes. Las estrellas. Se llaman así, ¿verdad?
LUIS:- Sí.
SARA:- “Luna”... “Estrellas”... ¡Qué nombres más bonitos!
LUIS:- Bueno, ¿y qué?
SARA:- ¿Te imaginas cuántas cosas debe haber ahí fuera que aún no hemos visto? Y
todas igual de bonitas. Tú has visto más que yo porque eres quien sale a buscar
comida en el bosque. Pero como a mí no me dejas salir...
LUIS:- Ahí fuera hay una guerra.
SARA:- ¿Por qué no puedo salir?
LUIS:- ¡Es peligroso! Ya te he dicho que ahí fuera hay una guerra.
SARA:- ¿Y tú cómo lo sabes?
LUIS:- Cuando papá y mamá nos escondieron aquí nos dijeron que hasta que ellos no
volvieran habría guerra. Y aún no han vuelto.
SARA:- Yo de eso no me acuerdo.
LUIS:- Porque eras muy pequeña.
Pausa.
SARA:- A lo mejor no vuelven nunca más.
LUIS:- Eso no lo digas ni en broma.
SARA:- Es verdad. ¿Y si les ha pasado algo?
LUIS:- ¡No les ha pasado nada!
SARA:- ¿Y si los tomaron y los metieron en la prisión? ¿Y si están muy lejos de aquí y
no pueden volver o no se acuerdan del camino?
LUIS:- ¡Dijeron que volverían!
SARA:- Luis...
LUIS:-¿Qué?
SARA:- ¿Y si se han muerto?
LUIS:- ¡¡No!! ¡No puede ser! ¡No se pueden morir! Nos dijeron que volverían.
Volverán, ya verás. Y nos iremos todos juntos a una casa muy bonita, en la ciudad. Y
podremos salir de día a respirar aire fresco y saludaremos a la gente. Porque entonces la guerra ya se habrá terminado, Sara. ¡Se habrá terminado!
SARA:- ¿Seguro?
LUIS:- ¡Sí!
Pausa. Se miran.
SARA: (Resignada)- Pues nos quedaremos a esperarlos. (Suspira) Bueno, ¿y qué
hacemos ahora? ¿Les asustamos con las máscaras, como siempre?
LUIS:- Sí.
SARA:- Vale.
LUIS:- Gracias, Sara.
SARA:- No, gracias a ti por cuidarme.
Se abrazan y a continuación se ponen unas máscaras monstruosas que llevaban
escondidas bajo la ropa.
LUIS:- Por aquí los encontraremos antes.
Salen por la derecha. El escenario permanece en la penumbra. Llegan por la
izquierda ANA, MARGA, MERCHE, BEA, JAVI, JORGE y MANU. JORGE está muy despeinado y con la ropa revuelta.
JORGE:-Se pasaron, me han dado un tremendo susto.
MERCHE:- ¡Como vuelvas a darnos un susto así te va a doler hasta el ombligo!
JAVI:- ¿Seguimos con la güija?
ANA:- Yo paso, ya me han dado suficientes sustos por hoy.
De repente se oye el ruido distorsionado de las cuerdas de un piano. Todos
gritan, asustados.
BEA:- ¿Qué ha sido eso?
JORGE:- ¡Viene de arriba!
JAVI: (señala la derecha del escenario)- ¡Ahí! ¡Veo una sombra!
JORGE:- ¡Vamos! ¡Todos juntos! ¡No se separen!
Escena V
De repente entra LUIS por la derecha con su máscara puesta y SARA entra por la
izquierda, también con su máscara puesta. Ambos llevan disfraces que les dan aspecto
de espíritus monstruosos y aúllan. Los demás se asustan y se disponen a huir, despavoridos, tanto por la izquierda como por la derecha del escenario. De repente
SARA empieza a toser. MERCHE, que era la última que se disponía a huir, se da cuenta y se detiene. A SARA le da un ataque de tos.
MERCHE: (Extrañada)- ¡Chicos, vuelvan, aquí pasa algo raro!
SARA se quita la máscara para poder respirar mejor. LUIS, intentando
proteger a su hermana, se lanza contra MERCHE aullando para asustarla. MERCHE se llena de valor y le quita la máscara justo cuando el resto vuelve al escenario. LUIS se
queda desconcertado.
MERCHE:- ¡Son máscaras!
MARGA:- ¡Es verdad, son máscaras!
SARA y LUIS, viéndose descubiertos, intentan huir. Los otros los retienen y los
inmovilizan.
JAVI:- Entonces... eran ustedes.
MANU:- Ya ves, éstos eran tus fantasmas.
ANA:- ¿Quiénes son?
LUIS y SARA no responden.
JORGE- ¿Qué hacen aquí?
LUIS y SARA no responden.
MARGA- ¿Por qué nos querían asustar?
LUIS y SARA no responden.
BEA:- ¿Saben lo que le han hecho a la gente que han asustado? ¿Lo saben?
LUIS y SARA no responden.
JORGE:- ¿Por qué lo hacen? ¡Nosotros no les hemos hecho
nada! (Amenazándolos) ¡Digan algo! ¿Eh?
MERCHE:- Déjalos en paz. Ahora son ellos los que están asustados. (Se acerca a LUIS) ¿Cómo te llamas? (LUIS no responde) Ya veo que no quieres hablar. (Se acerca
a SARA) ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?
SARA: (Algo temerosa)- Sara.
LUIS:- ¡No les digas nada!
SARA:- Ya estoy harta, Luis. Quiero que todo esto se acabe.
MERCHE:- Así que tú te llamas Luis.
LUIS:- Sí.
JAVI:- Y no son fantasmas.
SARA:- No.
LUIS:- Nos llevarán a la prisión, ¿verdad?
JORGE:- ¿A la prisión?
ANA:- ¿Por qué tendríamos que llevarlos a la prisión?
SARA:- ¿Lo ves? Son buena gente.
LUIS:- Entonces nos matarán.
SARA: (Asustada)- ¿Es verdad eso? ¿Nos van a matar?
MERCHE:- ¡Pero qué dices! ¡Para nada!
LUIS:- Es lo que se hace en la guerra.
MARGA:- ¿Qué guerra?
LUIS:- ¡Esta guerra, la que hay ahí fuera! Nuestros padres nos escondieron aquí
cuando éramos pequeños y se fueron diciéndonos que no nos moviésemos de aquí hasta que volvieran. Entonces había una guerra. Yo aún era un niño, sólo tenía 8 años,
pero me acuerdo de las explosiones, del fuego, de los gritos...
Los otros se miran entre ellos, comprendiendo lo sucedido, desconcertados.
MERCHE:- Qué fuerte, aún no se han enterado.
SARA:- ¿Qué van a hacer con nosotros?
MERCHE:- Nada.
LUIS:- Pero... papá y mamá nos dijeron que si nos encontraban nos harían mucho daño.
MARGA:- No les haremos daño. (Al resto) ¿Cierto que no?
TODOS:- No.
MERCHE:- Verán... Es que... esa guerra se acabó.
LUIS:- ¿Qué?
MANU:- Se acabó hace mucho tiempo.
BEA:- Es verdad, mi padre fue. Y cuando volvió le dieron una medalla.
LUIS:- ¿Se ha terminado?
SARA:- ¿De verdad?
MERCHE:- Ya no hay explosiones, ni fuego, ni gritos. Ya no hay nada de eso.
LUIS:- ¿Y hace mucho?
ANA:- Bastante.
Pausa. LUIS y SARA digieren la noticia. Finalmente se echan a reír y después a llorar
repitiendo “se ha terminado”. SARA, de vez en cuando, también dice “lo sabía”. LUIS y SARA se acaban abrazando y después abrazan a los otros, que también les pueden
acompañar en su risa y en su llanto.
LUIS:- Pero... ¿y nuestros padres?
MERCHE:- Vendrán con nosotros y los ayudaremos a encontrarlos. (A los
demás) ¿Verdad que sí?
TODOS:- “Sí”, “Claro”, “Ya lo creo”...
MARGA:- Han estado viviendo con mucho miedo encima.
ANA:- Casi como animales.
MANU:- Los llevaremos con nosotros.
SARA:- Seguro que tenemos un aspecto horrible, ¿verdad?
LUIS:- Seguro que sí.
Pausa. Los demás se miran entre ellos y van hacia sus mochilas. Sacan peines, clips
para el pelo, colonia, calzado y jerseys. Los peinan, los perfuman y los visten adecuadamente. LUIS y SARA se dejan hacer entre sorprendidos, tímidos y alegres.
Cuando terminan de arreglarlos, lo guardan todo en las mochilas y se las ponen a la espalda.
MERCHE:- Está amaneciendo, ya podemos irnos.
Todos acompañan a LUIS y SARA hasta el extremo izquierdo del escenario,
donde se supone que está la puerta de salida de la casa.
LUIS:- Un momento.
MARGA:- ¿Qué pasa?
LUIS:- Ahora me da miedo salir.
JAVI:- ¿Por qué?
LUIS:- No sé si lo encontraré todo tan bonito como me he imaginado que sería.
JORGE:- Mira, ahí fuera las cosas no son perfectas, todos tenemos muchos defectos,
es verdad, pero aún así es lindo.
BEA:- Sí, la vida es bonita.
ANA:- Así que tú tranquilo.
MERCHE:- Y estaremos con ustedes. No los vamos a dejar tirados.
Todos miran a LUIS, pendientes de su reacción. SARA, más segura que él, le ofrece la
mano. LUIS duda, finalmente le coge la mano y salen juntos de escena. Todos salen con ellos, excepto JAVI y MERCHE.
MERCHE:- ¿Lo ves, Javi? Todo tiene una explicación lógica. No existen los fantasmas.
JAVI:- ¿Y qué me dices de ese ruido como de cuerdas de un piano que hemos oído?
MERCHE:- Lo habrán hecho Luis y Sara para asustarnos.
JAVI:- Sí. Seguramente.
Ambos salen por la izquierda. Se oye el chirrido de la puerta de salida, que se cierra.
Silencio. Al cabo de unos instantes, se oye el ruido distorsionado de las cuerdas de un
piano.
OSCURO
MARTÍN FIERRO A LA FRONTERA, UN CIRCO A SU MANERA
(Autora: MIRTA RODRÍGUEZ, ARGENTINA)
PERSONAJES
Acto único con diez escenas. El mismo grupo de actores irá resolviendo los diferentes
personajes de cada escena.
Presentador
Rufino
Payasos 1, 2 y 3
Fierro
Pulpero
Gringo
Juez
Comandante
Leyes
Moros
Coro
Soldado
Reclutas
Voz
Cocinero
Músico
Amigo V
Amigo N
Bartolo
Negra
Negro Voz
Narrador
Cruz
Gauchito
Gauchos
Vizcacha
ESCENA I Aparece el presentador, impaciente, buscando. (Secuencia)
Presentador: ¡No puede ser! ¡No puede ser! Es muy extraño. ¿Dónde, dónde, se
metió la gente? ¡Rufino. Rufinoooooooooooooooo!
Rufino: ¿Jefe?
Presentador: ¿Jefe? ¿Jefe? ¿Jefe? y todavía lo pregunta!!!
Rufino: Usted me llamó, yo contesté. Pregunte, yo contesto....
Presentador: ¡Basta! ¡Basta Rufino!! ¿Dónde? ¿Dónde están los artistas??
Rufino: (Sonido) Prrrr....
Presentador: No lo entiendo.
Rufino: Prrr....
Presentador: ¡Hable claro!! (Secreto de Rufino al oído) ¿Todos?
Rufino: Sí.
Presentador: ¿Todos en el hospital? ¿Internados?
Rufino: Si, hasta que se les pase la correteada....digo la diarrea.
Presentador: ¿El domador? ¿Los malabaristas? ¿El trapecista? ¿El mago?....
Rufino: El león, el elefante, los monos........
Presentador: y.........y....... ¿los actores?
Rufino: También, comimos todo lo mismo.
Presentador: (Desesperado) ¿Comimos?
Rufino: Sí, me comí siete platos. “Estómago de acero”.
Presentador: ¡Estómago de acero! ¿Qué hago? ¿Qué hago? ¿Qué hago? Para colmo
hoy anunciamos el número especial de la temporada.
Rufino: ¿Cuál era?
Presentador: ¿Cómo cual era? “El gaucho Martín Fierro”, ¡y no están los actores!
¿Quién, quién, quién me va a salvar?
Payasos 1,2 y 3: ¡Nosotros!! ¡Los angelitos!!
Presentador: ¡Ustedes!
Payasos 1,2 y 3: ¡Nosotros!!
Presentador: (Se desmaya. Al despertarse) ¡Ustedes?!
Payaso 1: ¡Nosotros!!
Presentador: ¡Ni loco!
Payaso 2: ¡Pucha! ¿Por qué?
Rufino: Ni loco él.
Payaso 3: ¡Pucha él! ¿Por qué?
Presentador: Porque ustedes son payasos no actores.
Payaso 1: Pero también podemos actuar, jefe.
Payaso 2: Tantos años en este circo que aprendimos de todo.
Payaso 3: “De todo”...Domar leones, bañar elefantes, iluminar, cobrar entrada, coser,
planchar, abrir la puerta para ir a jugar....
Payaso 1y 2: Shh shh...!!!
Presentador: ¿Pero...qué van hacer, si no saben los textos?
Rufino: ¡Yo les soplo! ¡Yo les voy soplando! Presentador: ¡No!
Rufino: Jefe.
Presentador: ¿Qué Rufino?
Rufino: Falta una hora para que empiece la función.
Presentador: ¿Qué? ¿Cómo? (mira el reloj) ¿Diez minutos? Mi reloj está parado.
Payaso 3: Y nosotros bien parados pá empezar a actuar.
Presentador: ¡No, no y no!
Rufino: Dentro de una hora llega el público, y no están los actores...
Presentador: Está bien, pero el Martín Fierro voy a ser yo.
Payaso 1: ¡Canejo!
Payaso 2: ¡Ahijuna!
Payaso 3: ¡Carajo!
Payaso 1: ¡Pamperito!
Payaso 2: ¡Isidorito!
Payaso 1, 2 y 3: ¡A dormir!
Presentador: ¡Eso sí! Vamos a ensayar hasta que llegue el público. Rufino vos vas
hacer la música y en este acto solemne le hago entrega de la conducción. Disculpen,
me voy a preparar para hacer....”El gaucho Martín Fierro”.
Payaso 1: ¡Ahijuna!
Payaso 2: ¡Canejo!
Rufino: ¡Bartolo!
ESCENA II
Rufino: Cuando el lucero brilla en el cielo santo y los gallos con su canto nos dicen que
el día llega a la cocina rumbia el gaucho. En todos los ranchos la escena es igual junto
al fogón a esperar que venga el día se prende al cimarrón. Y apenas la madrugada
empezaba a coloriar era cosa de largarse cada cual a trabajar. Este se ata las espuelas
aquel se va acomodando y se sale el otro cantando. Uno busca un pellón blanco este,
un lazo, otro, un rebenque y los pingos relinchando los llama desde el palenque.
(Corren los payasos y se encuentran con un impedimento)
Payaso 1: (Al músico) Disculpe, remplazo.
Rufino: No me diga así, soy el músico conductor. Lo escucho.
Payaso 1: ¡Ta bien! Tenemos un problemita.
Rufino: ¿Qué problemita?
Payaso 1: ¡No hay caballos!
Rufino: ¡Armen un caballo! 1, 2, 3, ¡No!! 1, 2, 3. ¡Es lo mismo pero al revés!. 1, 2, 3.
¡Momento! Lo tengo, lo tengo. ¡Imaginado!. Y los pingos relinchando los llaman desde
el palenque. (Salen los gauchos) El que era pión domador, enderezaba al corral. Si era
un orgullo ver jinetear un paisano. Mientras domaban unos, otros al campo salían y la
hacienda recogían. Al cair la noche en la cocina riunidos con el juego bien prendido y
mil cosas que contar.
(Entrada de Martín Fierro)
Fierro: Aquí me pongo a cantar al compás de la vigüela que al hombre que lo desvela
una pena extraordinaria como el ave solitaria con su cantar se consuela. Pido a los
santos del cielo Ayuden mi pensamiento pido en este momento que voy a contar mi
historia me refresquen la memoria y aclaren mi pensamiento. Mi gloria es vivir tan
libre como pájaro del cielo no hago nido en este suelo donde hay tanto que sufrir y
nadie me ha de seguir cuando yo levanto vuelo.
(Se arma la pulpería)
ESCENA III
(En la pulpería)
Fierro: Una caña.
Pulpero: Dinmediato Don Fierro. ¿Cómo anda la familia y el rancho?
Fierro: Bien, bien, todo bien, los hijos creciendo.
Gringo: Gud día, una cania.
Fierro: Complicau pa´ intendir al gringo.
Gringo: “Gusto cabaiero”.
Fierro: Muchou gusto. Martín Fierro pa´ servirle. ¿Y de que pago a vinido el señor?
Gringo: ¡Yo no pago nada!
Fierro: ¡Ah ah! había sido precavido el hombre.
Pulpero: ¡No si asuste! Lo que te pregunto es ¿De qué pago vinis?
Gringo: Inca la terra.
Fierro: Discúlpame hombre yo no me voy a incar en la tierra.
Gringo: (Poniéndose nervioso) Incaperra!!!
Fierro: (Enojado) A mí no me va a decir perra.
Pulpero: ¡Inglaterra Don Fierro! Quiso decir Inglaterra.
Fierro: Qué había sido rebuscao.....
Pulpero: ¡Otra caña! Don Fierro.
Gringo: ¡Guitarra! ¿Cantor?
Pulpero: ¡Yo no! Don Fierro. Con la guitarra en la mano ni las moscas se le arriman
naides le pone el pie encima y cuando el pecho se le entona. Hace gemir la prima y
llora la bordona.
Fierro: Yo no soy cantor letrao, más si me pongo a cantar no tengo cuando acabar y
me envejezco cantando las coplas me van brotando como agua de manantial. (Festejo)
Pulpero: Me huelo, me huelo, que el baile se está por armar. “Caña va, caña viene”....
Gringo: La gente se entretiene.
Pulpero: De un lao pa´ otro, se arma el alboroto. (Baile)
Rufino: ¿Y qué esperan estos gauchos para agarrar sus compañeras?
Fierro: (Como presentador) ¡A la pucha! Si seremos arrebataos.
Gringo: (Como payaso) De las mujeres en escena nos hemos olvidao.
Rufino: ¿Cómo? ¡aah! ya sé. Vengan. (Corren a buscar las muñecas. Bailongo)
Juez: (Destreza con el látigo) Ya mesmo se termina el baile.
Rufino: ¡No te inojis chei! Y cuidado con ese látigo.
Juez: (Como payaso) Este látigo... hace rato que se lo quería sacar al domador...
Bue...¡Acá se corta la jarana! Ando buscando gente pa´ proteger la frontera. No que
anden al cuete. Gente pa´ defender, pa´ tener cortitos a los indios.
Gringo y Pulpero: ¿Indios, dijo?
Juez: Si. Indios.
Gringo y Pulpero: ¡Mamaaaaa! (Se esconden detrás del mostrador).
Juez: No ve... Si son todos unos cobardes inútiles.
Fierro: ¡Yo no soy ningún inútil!
Gringo y Pulpero: (Detrás del mostrador) Nosotros tampoco.
Juez: (A Fierro). Tenís cola de paja?
Fierro: Más cola de paja tendrá tu agüela.
Juez: Con mi agüela no ti metas, gaucho mal educado. A ver, a ver esa carita. Yo a
vos no te he visto en la última votación: no será que vos servís a la oposición.
Fierro: Yo soy un gaucho redondo, a mi esas no me llenan.
Juez: (Pegando un latigazo en el mostrador) Yo tengo otras que te van a llenar. Ti vas
a venir conmigo a defendir la frontera.
Fierro: ¿Qué?
Juez: Lo que escuchaste.
Fierro: ¿Por qué?
Juez: Porque lo digo yo que soy la autoridá. (Haciendo un aparte) Yo te voy a dar con
los del otro partido... Andando, andando y no pongan esa jeta que dentro de seis
meses van a estar de güelta. Y yo les prometo que nada les va a faltar. Y yo les
prometo que va a ser un honor estar ahí. Y yo les prometo que van a pasar
momentos.... (Se van).
Fierro: (Despidiéndose) Mujer mía, vieja me llevan pa´ la frontera. ¿Quién sabe por
qué? Cuide los críos cuídese usté, dentro de seis meses güelvo lo prometo.
Rufino: Y así jue que partieron pa´ la frontera.
ESCENA IV
(En la frontera)
Comandante: ¡Reclutas! Presentarse. Formen Fiiila. Firmes. (Comienza el recorrido).
Falta gente por acá. (Entra Leyes acomodándose la ropa) A donde andaba soldao.
Leyes: Abonando el campo señor.
Comandante: ¡Señor comandante!
Leyes: Sí señor. (Lo mira feo). ¡Comandante!
Comandante: ¡A trotar! Tienen que estar en estado soldados. ¡Vamos!. Manitos
arriba, no paren. ¡Vamos!. Saltando. Saltando. ¡Vamos!. Uno, dos, uno, dos, no paren,
no paren. Voy a aprovechar pa´ tomar lista y conocerles la carita a cada uno. Gregorio
Leyes: ¡Presente!
Florencio Solar: ¡Presente!
Ruperto Díaz: ¡Presente!
Evaristo Román: ¡Presente!
Juan Ramón Jiménez: ¡Presente!
Domingo Salgado: ¡Presente!
Martín Fierro: ¡Presente!
Antonio Moro: ¡Presente! (Descansan en el piso). Soldados, escuchen! Hay que estar
en alerta permanente, porque al menor descuido podemos ser sorprendidos por la
indiada. ¡Y si la indiada nos sorprende......! ¡Si la indiada nos sorprende....! ¡Si la
indiada nos sorprende....!
Leyes: ¿Qué nos va a pasar? (Gesto de comandante)
Moro: Mamáaa! Por qué no seguimos trotando y nos dejamos de pensar cosas feas.
Comandante: ¡Pero reales! Y sepan que al primero que se resista, quinientos juntos.
Y ahora presten mucha atención porque les voy a indicar las tareas que van a realizar
cada uno, pero sobre todo tenga claro que su misión principal es defender la frontera
así que ¡Leyes!
Leyes: Presente, pa´ servir a la patria. Se empuñar el fusil.
Comandante: A trabajar en la casa del coronel. Solar a cortar la paja. Díaz a buscar
agua. Jiménez a sembrar. Fierro a buscar leña. Moros con él.
Coro: Moros con él. Moros con él. Moros con él. (Se repite la secuencia del
comandante).
Comandante: Y no me miren feo que hoy les he traído la variedad.
Fierro: ¿Qué variedad?
Comandante: La variedad de intercambiar tareas.
Fierro: (En secreto) Variedad de patadas en el trasero te daría yo.
Moros: Shshshsh...
Fierro: Pero compañeros hace meses que hacemos lo mesmo. Ni envidia tengo al
ratón en esta ratonera. Nos tratan como malevos y no nos pagan. ¡Ladro de pobre! Y
mis hijos... mis hijos.
Moros: (Como calmándolo) ¿Tabaco?
Fierro: Por supuesto.
Moros: ¡No hombre! Si tenis tabaco?
Fierro: Que voy a tener.
Moros: Mate?
Fierro: Por supuesto.
Moros: ¡No hombre! ¿Si tenís yerba?
Fierro: ¡Qui voy a tener....! Ni jabón pa´ lavarme.
Moros: (Levantándose de repente). ¡Vamos pa´ la pulpería!
Fierro: Peero. ¿Qué haces?
Moros: ¡Vamos pa´ la pulpería te digo!
ESCENA V
(Entra pulpero haciendo malabares)
Rufino: ¿Qué está haciendo hombre?
Payaso: ¿No ve? practicando con las pelotitas.
Rufino: ¡Pero tiene que hacer de pulpero! ¡Hay que ensayar esa escena!
Payaso: Por eso mismo, estoy ensayando, a mi me dijeron que hiciera de pulpero
habilidoso.
Rufino: Claro habilidoso pa´ conseguir las cosas, además tenía un buche de avestruz,
era amigo del jefe, la gente le dio en llamar: “El boliche de virtú”.
Payaso: ¿Y qué más? Tá linda la historia.
Rufino: Lo otro lo tienes que actuar tú. Y apúrate payaso pulpero. Que ya va a llegar
Fierro y Moros a comprar.
Payaso: ¡Ay juna!
(Arma la pulpería).
Moros: Güenos días señor pulpero.
Pulpero: Güenos días.
Moros: Un paquete de tabaco.
Pulpero: Servido, un rial.
Moros: Es que todavía no llega la paga.
Pulpero: Y qué culpa tengo yo... a propósito, que lindo lazo.
Moros: Regalo del tata vio. ¡Pero.........!! Servido. (Saca una alpargata) Una ginebra.
Pulpero: Ginebra. (Le da un vaso vacío. Moro mira el vaso sin entender). Un
alpargata, un vaso. Dos alpargatas un vaso de ginebra.
Fierro: Güen día.
Pulpero: Güen día.
Fierro: Un paquete de yerba.
Pulpero: Servido. Dos riales.
Fierro: Tampoco a mí me llegó la paga.
Pulpero: Y yo te ripito lo mismito que a tu compañero ¿y qué culpa tengo yo? A
propósito que lindo poncho qui tenis.
Fierro: Servido y deme un jabón.
Pulpero: Que lindo poncho qui tenis!!!
Fierro: No el poncho no, soy gaucho pobre y disgraciao, pero el poncho no.
Moros: Un paquete de grasa.
Pulpero: Que lindo chaleco.
Moros: Servido, y una ginebra.
Pulpero: ¡Qué linda bombacha qui tenis!!! (Moros se la va a sacar)
Fierro: No hermano, aguántese las ganas, no puede andar como Dios lo trajo al
mundo.
Pulpero: Yo ti apunto si querís, a varios tengo en mi listita.
Fierro: Vamos hombre hay que regresar al fortín.
Pulpero: ¡Ay juna!!
ESCENA VI
Comandante: ¡Leyes! a cortar paja. Solar, a la casa del Coronel. Díaz, a buscar agua.
Jiménez, a sembrar. Fierro, a buscar agua. (Lo repite reiteradas veces).
Fierro: (A modo de queja y trabajando) Yo primero sembré trigo después hice un
corral corté adobe pa´ un tapial hice un quincho..... corté paja.... ¡La pucha que
trabajo y no veo ni un rial!.
Moros: Silencio Fierro. ¡¡Silencio!! ¡No rezonguis! ....A un viejo que se quejó,
enseguida lo estaquearon y la cosa se acabó. No te olvides....! Lo que nos dijo el jefe.
¡Quinientos juntos! Llevará el que se resista.
(Fierro sigue protestando).
Fierro: Hace meses que hacemos lo mesmo. ¡Yo acá! ¿Y mis hijos? Y mis hijos. ¿Quien
se encarga?
Moros: (Ve que el comandante deja de repetir como loro y se pone más nervioso). No
te olvides del viejo que castigaron. ¡Pobrecito! Hasta las piedras temblaban........
Fierro: Hace meses....ni envidia tengo al ratón de esta ratonera...
Moros: Acuérdate Fierro, del pobre, parecía un gusano reventado.
Fierro: Nos han tenido criando sebo, nos tratan como malevos...
Moros: Silencio, Fierro. Silencioooo...
Fierro: ¿Silencio? ¿Silencio? Silencio es mi dolor de sólo pensar compañeros que he
dejado mi prienda sola, con mis hijos: Miro al cielo y pido que nadie los trate mal,
como a mí, ni que les toque esta suerte.
Moros: ¡Fierro! ¡Fierro!
Fierro: Si es verdad, nos tratan como animales. Si esto es servir al gobierno a mi no
me gusta el cómo.
Comandante: ¿Qué está pasando, Fierro? ¿Usté se está quejando?
Moros: (Tratando de encubrirlo) No mi comandante.
Comandante: A usté no le pregunté...Fierro dije...
Fierro: Si escuche señor.....Comandante. (Se están por enfrentar, cuando llegan los
soldados).
Soldado: ¡Mi comandante, mi comandante!!!
Comandante: Entonces. ¿Qué está pasando?
Soldado: Había una rastrillada, huella por aquí, huella por allá, por más allá, cientos,
miles, millones.
Comandante: (A los soldados) ¿De qué?
Fierro: ¿Qué de qué?
Comandante: A usted no le estoy hablando.
Moros: Pero...comandante yo estoy calladito, no he abierto la boquita.
Comandante: A usted no le estoy hablando.
Fierro: Es a mí, Moros.
Comandante: A usted tampoco.
Todos: Entonces... ¿A quién?
Comandante: (A los soldados) A ustedes pedazos de bestias peludas.
Soldados: Mi comandante no nos diga eso, es feo mi comandante.
Comandante: ¿Qué? ¿De qué?
Soldado: ¡Bestia peluda!
Comandante: A mí no me van a decir bestias peludas.
Soldado: No mi comandante, usté preguntó de que eramos pedazos... y nosotros le
contestamos.
Comandante: Si, ¡basta! ¡Animales!
Soldado: Eso huellas de animales de caballos de ¡indios!
Comandante: ¡A la pucha!
Fierro: Canejo.
Soldado: Comandante, ¿qué hacemos?
Comandante: Tranquilo, hombre tranquilo. Demen tiempo pa´ pensar la estrategia a
seguir.
Soldado: Cuanto tiempo mi comandante. (A los otros) la última vez estuvo tres días
“encerrado pensando”
Soldado: Bien encerrado, bien escondido.
Comandante: ¿Qué han dicho?
Soldado: ¡Qué los indios están escondidos!
Comandante: ¡Ah...! Ya tengo lista la estrategia, atiendan las órdenes del soldado.
(Sale corriendo)
Soldado: ¡Comandante no se vaya!
Comandante: Me tengo que ir.
Soldado: Comandante, no.
Comandante: ¡Basta soldao! (Como secreto) ¡Basta! Tengo que seguir actuando, no
ve que faltan actores. Hácete cargo de la situación.
Soldado: ¡Por supuesto! ¡Reeecluuuutas!.
Reclutas: Diiigaaaa
Soldado: Foormen, fiilas, alistaaos y alertaaaos. La hora a llegado de defender la
frontera de estos indios malevos y cuatreros y atiendan bien los que les digo, nuestro
enemigo es una hormiga que día y noche está dispierto, maneja las boliadoras como
nadie.
Fierro: Deje de tanto discurso y reparta las armas, que nos van a comer vivos si nos
quedamos quetos escuchando.
Soldado: Tranquilo y no te hagas el cocorito (Se va) Reclutas, ¿están listos?
Reclutas: Siii. (Les van pasando las armas) - ¿Tijera? - ¿Boliadoras? - ¿Cuchillos
doblados? - ¿Boleadoras con una sola bola? - Martillo, tenedor y cuchara... - ¿Y los
fusiles?
(Les tiran un fusil sin balas)
Fierro: ¿Y las balas? ¿Y las armas?
Soldado: No hay balas.
Fierro: ¡Las vendieron!
Soldado: ¿Cómo dice?
Fierro: Lo que escuchaste.
Soldado: Cuidadito, no se te ocurra estar hablando mal de la autoridad, y... ¿qué
esperan para agarrar las armas? ¿Qué...? ¿Son finos?
Fierro: Fino soy vos con tu valor, lanas cochinas.
Soldado: ¿Quién yo?
Soldado: ¿O yo?
Fierro: Los dos. Lanas cochinas.
Soldado: ¡Oh! (viendo a los indios)
Soldado: ¡Mi madre! (Huyen)
Fierro: No, si van a tener respeto por nosotros
Recluta: Milicos agrandaos!!!! (Descubren a los indios).
Fierro: ¡Ahijuna!
Recluta: ¡Canejo!
Fierro: ¡La vieja y el viejo!
ESCENA VII “Juntando ganas de rajar”
(Reclutas regresando de la correteada)
Fierro: Señor Comandante, hemos cumplido con nuestro deber... ¿Está comiendo
comandante?
Comandante: ¡Por los nervios! Estoy orgulloso de estos reclutas. ¡Esto es valor! ¡Esto
es coraje! ¡Estos es defender la frontera!
Fierro: ¡Esto es hambre!
Comandante: ¿Cómo dijo?
Recluta N: ¡Qué tenemos un hambre qué ladramos!
Fierro: Y maullamos!
Comandante: ¡Por supuesto chei! La comida pa´ estos valientes.
Cocinero: ¡Aquí está! Llegó la comida, la comida. ¿Los platos?... ¿Se lavaron las
manos?...
Recluta N: No te hagai el vivo, y sirve.
(Sirve el cocinero, mientras el comandante le echa sal).
Fierro: Base y agregao?
Recluta N: Base y agregao!!
Fierro: Porotos de hace una semana?!!!!
Recluta N: ¡Fideos de hace cinco días!
Fierro: ¡Y encima picante!!
Recluta N: ¡Pa´ que no pidamos más!
Fierro: Nos matan de hambre y encima no nos pagan ni un rial. (Están por explotar de
bronca)
Comandante: Traigo buenos noticias pa´ ustedes... Hoooooy día de pago. (Gran
circo, música, el comandante realiza juegos de magia y empieza a pagar a todos
menos a Fierro)
Fierro: Disculpe, ¿tal vez mañana acabaran de pagar? (Al público) Me estoy haciendo
el inocente esperando que me llamen pa´ recibir mi bollo (Sigue esperando) ¡Hay qué
entripao! Yo lo voy a encarar. (Se acerca) Disculpe, ¿tal vez mañana acabaran de
pagar...?
Comandante: ¡Qué mañana no otro día! La paga ya se acabó.
Fierro: Pero... Yo no he recibido ni un rial. Será que no he dentrao en la lista?
Comandante: Haber...(Revisa la lista) Díaz, Domínguez, Fierro, acá está...! ¿Fierro
Eusebio?
Fierro: No, Fierro Martín.
Comandante: ¡Cómo puede ser! (Hace halaraca de controlar todo)
Voz: ¡Malón! ¡Se viene el malón!!
Comandante: (Tira todo). ¡Usté soldao!!
Gringo: ¿¿¿Yo???
Comandante: Vo gringo, te quedas de guardia, nosotros nos vamos a ir a encerrarnos
pa´ pensar la estrategia a tomar con la indiada.
Gringo: Como no comandante, yo voy a estare atenti, molto atenti, usted vaya
trancuilo, vaya no más. (Comienza a tomar de una botella, y cuando está borracho
pasa Fierro, escapándose) ¿Quién vivere? ¿Quién vivere dije?
Fierro: ¡¿Qué?! ¡Víboras!
Gringo: ¡Acá alto!
Fierro: Más lagarto será vos. (Tiroteo) Me va a volar la cabeza el gringo este. Gringo
jodido como no te vas pa´ tus pagos.
Gringo: ¿Quién está parlando lei? Io siempre pago.
Fierro: ¿Qué vas a pagar? Si no haces más que dar trabajo.
Gringo: ¿Abaco? Si, ti voy a tirar ábaco, a las patas gaucho disobidiente.
Fierro: Dientes te voy a aflojar uno a uno cuando ti agarre.
Gringo: ¿Arre? ¿Arre? Arriarte a vos hace falta, soldado, ricluta, ma no se que sois
vos, pero lo que sea, ti vas ya mismo pe´ dentro por que el señor comandante, ¡hip! ,
me dejó el mando, paque io el futuro jefe di tropa cuide tuito esto di la indiada y acá
no se acaba niente. (Sigue y sigue hablando)
(Músicos observando la escena)
Músico: Y así como el bicho peludo, el gaucho Martín Fierro volvió pa´ su cueva. Y así
como el bicho peludo vuelve pa´ su cueva Martín Fierro corrió pa´ su casa pobre y
desnudo.
(Termina la canción y el Tano, borracho, sigue hablando).
Músico: ¡Hey, payaso! Ya está, ya terminó la escena ándate que viene la otra. (El
tano, sigue y sigue...) Este se mamó de verdad. ¡Saquémoslo!
ESCENA VIII “Pobre Fierro”
(Fierro llegando a lo que quedó de su casa)
Fierro: ¡Vieja, esposa mía! He regresado, hijos, hijitos míos. ¡He regresado del
ejército! ¡Esposa! ¡Mujer! Hijos, ¿hijitos míos? He llegado a mi rancho y sólo ruinas
encuentro. ¿Y mis hijos? ¿Mi china? ¿Dónde estarán? Prienda de mi corazón, tal vez no
te vuelva ver. Hijitos míos desde aquí le echo mi bendición. (Se pone a llorar, quiebre)
Que alguien me ayude a seguir, esto es muy triste.
Payaso V: ¡Qué mal lo trato la vida a Fierro!
Payaso N: Quedarse sin mujer y sin rancho.
Payaso T: También, tres años en la frontera.
Payaso V: Sin un peso encima. Payaso N: Sin nada pa´ pitar.
Payaso T: Ni donde ir a parar. (Todos muy tristes, el músico agarra las riendas)
Rufino: Bueno hombres contrólense, que hay que seguir el ensayo.
Payaso N: Pucha así trataban a los hijos de la tierra.
Payaso T: ¿Trataban? así tratan a los hijos de la tierra: Pura injusticia nomás le sacan
su campo. Nada ganan en la paz, son primeros en la guerra, no le perdonan si yerra,
que no saben perdonar porque el gaucho en esta tierra solo sirve pa´ votar.
Payaso V: Lo llaman gaucho mamao, si lo pillan divertido.... Vive el gaucho que anda
mal. Como zorro perseguido...
(Se recupera Fierro)
Fierro: (Mira al payaso que larga el último texto) Me encontré sin saber a dónde irme,
unos dijeron que era vago y entraron a perseguirme. Supe una vez, por desgracia que
había un baile por allí y medio desesperao a ver la milonga fui.
(Se arma la escena de fiesta)
Fierro: ¡Amigo tanto tiempo!
Amigo V: Fierro. ¡Qué alegría! Brindemos por el encuentro! ¡Salu!! ¡Salu!!
Fierro: ¡Eusebio! ¡Querido! ¡Años sin verte!
Amigo N: ¡Qué emoción! Brindemos por la ocasión. ¡Salu!! ¡Salu!!
Fierro: ¡Luciano, tantos años! Brindemos por...brindemos por...por...por...por lo
liviano, salu salu. (Empieza a emborracharse) Florencio, Inocencio, Manuel, Ismael,
salú, salú, por los amigos salú...José por el encuentro, José salú, salú, por el pedo que
me agarré salú, salú!!!
(Se para la música porque se ponen a discutir Rufino y Bartolo)
Rufino: Compañero esto lo habíamos hablado, a usted siempre le gustó esta escena.
Bartolo: Me gusta, pero no quiero, ¿por qué no actúa usted?
Rufino: Si, yo voy a actuar, pero voy a hacer el otro personaje.
Bartolo: ¡Qué vivo! No, no, no.
Rufino: Va a quedar bien bonito, anímese es su oportunidad de debutar como actor.
Payaso 1: ¿Y? se decidieron ¿van actuar o no van actuar?
Rufino: Por supuesto!!
Payaso 2: ¡Qué ocasión! ¡Qué ocasión! ¡Los payasos músicos van a animar esta
función!
(Fierro queda solo borracho)
Fierro: (Refregándose los ojos) ¡Vaca yendo gente al baile!
Negra: ¡Más vaca será tú madre!
Fierro: ¿Por qué se enoja negra linda?
Negro: Por lo que le has dicho, gaucho mamao.
Fierro: Pucha ¡Se retobó el negro! Pooo... rr...rudo que un hombre se nunca se enoja
por esto.
Negro: Más porrudo serás vos gaucho rotoso.
(Pelea, cuchillo, sangre, negra llorando. Fierro huye)
Rufino: Limpió el facón en los pastos desato su redomón montó despacio y salió al
tranco pal cañadón.
(Aparece Fierro cabalgando)
Fierro: Después supe que al final ni siquiera lo velaron, envuelto en un cuero sin
rezarle lo enterraron.
Rufino: Y dicen que desde entonces, cuando es la noche serena, suele verse una luz
mala como el alma que anda en pena.
Voz: Fieeeerrrooo, fieerrooo...
Fierro: ¡No pene tanto finao!
Voz: Fieeerrooo... fieeerrooo...
Fierro: Perdone, yo no quería... hacerle daño, pero...
Voz: Fieeerrooo... fieeerrrooo...
Fierro: ¡Ma sí! Siga penando yo de acá salgo rajando.
ESCENA IX
(Prófugo y a ganado con Cruz)
Narrador: Vive el gaucho que anda mal como zorro perseguido. Sin punto ni rumbo
fijo en aquella inmensidad entre tanta oscuridad anda el gaucho como duende allí
jamás lo sorprende dormida la autoridá.
(Aparece la policía, lo sorprende a Fierro. Lo rodean, secuencia)
Fierro: Cruz
Cruz: ¿Fierro?
Fierro: Gracias amigo se lo digo de corazón.
Cruz: Hagámosle cara fiera a los males compañero.
Fierro: No hemos de perder el rumbo, los dos somos güena yunta.
Cruz: ¿Nuestro rumbo Fierro?
Fierro: Nos vamos pal desierto.
ESCENA X Espiando el presente. Espiando el futuro.
(Policías tirados en el piso, se van levantando como payasos)
Payaso: Pucha, ya estoy cansado. ¡Siempre lo mismo!
Payaso: Peleas, órdenes, me hacen sonar!!!
Payaso: Y yo... cobre más que ninguno, me pegaron por acá, por acá y por acáaa...
(Sobándose)
Payaso: Y encima no tenemos el protagónico.
Payaso: ¿El qué?
Payaso: ¡El papel principal! El de Martín Fierro.
Payaso: (Recuperándose) No importa el show debe continuar.
Gauchito: ¿Y ahora qué hacemos?
Gauchito: Sigamos actuando, pero no quiero ser más policía.
Gauchos: “Ta bien” (Se coloca en pose) “Huyeron” “Se rajaron”.
Gauchito: ¿Y a donde? (Buscan)
Gaucho: Por allá.
Gaucho 1: ¡La pucha! ¡Gauchos sotretas! El lugar que eligieron yo ahí no entro ni que
me paguen todos los riales del mundo. ¡Hay que ser corajudos ir a meterse con los
indios!
Gaucho 2: ¡Qué alboroto se armó cuando lo vieron llegar! ¡Se han puesto como locos!
¡Gritan huinca! ¡cunca! ¡Qué sé yo!!
Gaucho 3: ¡Oh! le quitaron los caballos, lo rodearon con lanzas, lo apuntan, le hablan
no se qué, los llevan, los separan, los dejan juntarse, se han hecho un ranchito, no,
no, no, noooo.
Gauchos: ¿Qué?
Gauchito: Se han hecho amigos de los indios.
Gaucho: A ver. ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!
Gauchos: ¿Y ahora qué?
Gaucho: Han caído todos enfermos. ¡Toda la indiada se está muriendo, es la viruela
negra!!
Gauchos: La viruela negra.
Gaucho: No la viruela, la peste, se están muriendo todos los indios.
Gaucho: ¡Pobrecitos! ¿Y... Fierro?
Gaucho: Resiste.
Gauchito: ¿Y Cruz?
Gaucho: ¡Cayó enfermo! ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh! Murió.
Gauchito: Murió Cruz. Cruz murió.
Gaucho: Fierro del dolor se desmayó.
Gauchito: ¡Pobre Fierro! ¿Qué estamos esperando? ¡Vamos a buscarlo! ¡Pobre Fierro!
Gauchito: ¡Tranquilo Fierro!, tranquilo!
Gaucho: ¡Pobre Fierro no llores más!
Fierro: Es difícil llenar el espacio vacío que deja un amigo que se va. (Llanto) ¡Son
tantos espacios vacíos! ¡Y mis hijos! ¡Dónde estarán mis hijos!
Gauchito: ¡Sonamos! ¡Se acordó de los hijos!
Fierro: ¡Y esos gritos!
Gaucho: ¿Qué gritos? tranquilícese está shockeado Fierro.
Gauchos: ¿!Shoke!?
Gaucho: Confundido, mareado.
Fierro: No, no, no que choco ni choco...Escucho lamentos y vienen...vienen...vienen
de allá... (Sale corriendo).
Gauchos: Fierro. Fierroo. Fierrooo.
Gauchito: No, yo no entro, no sea que me agarre la desgracia.
Gaucho: Voy yo.
Narrador: ¡Bendito Dios todopoderoso! Martín Fierro se ha encontrado con un terrible
cuadro, una infeliz mujer llorando, toda lastimada. A su lado un indio, muy pero muy
enojado, pobre mujer, es “La cautiva”. Fierro no titubea ni un momento, lo mira
enojado al indio, el indio lo mira con cara feroz. Se entendieron en el momento...
Señora y señores en esta esquina Martín Fierro, en esta otra el “Indio sacao” y allá la
pobre cautiva. Avanza el indio con mirada amenazante y Fierro con mirada desafiante.
Le larga un puntazo con la derecha, el indio sacao esquiva a Fierro de un brinco, se ha
quedado quieto. El indio camina a su alrededor. Fierro no baja la guardia, desenfunda
el facón, el indio lo quiere atropellar, pasó de largo ¡qué esquivada! Se está levantando
de a poco, al mismo tiempo que desata sus boleadoras, se viene de revoleo, revoleo, y
agachada, agachada le apunta a las patas. Nuevamente Fierro le esquivó al
amenazante. Fierro deja a un lao las bolas y desenfunda desde su rincón el facón y
desde este el indio con su rebenque. Meta facón. Meta rebenque. Meta rebenque. Meta
facón, un puntazo por acá otro por allá, un rebencazo por acá otro por el lomazo. Ha
sido fuerte el golpe pa´ Fierro, se está sobando, cuidao, cuidao, cuidao Fierro... Se
distrajo Fierro, lo agarró el indio no lo suelta. ¡Oh! ¡Oh! ¡Oh!. La pobre mujer llorosa
sacó fuerzas del fondo de su alma, le salen chispas de su mirada y se le cuelga al indio
para que deje a Fierro. Se recupera Fierro, ya de pie se vuelve a enfrentar. Y este
gaucho valiente de una trompada lo dejó al pobre Sin dientes. Mientras los dientes se
puso a busca, de una patada lo hizo volar. El indio se fue mal herido pegando alaridos.
Se fue, se fue, se fue, la salvó, la salvó la salvó!!! Fierro la salvó, llamó a su pingo y
con ella...
Gaucho: ¿Y con ella qué?
Narrador: Y... y... fueron felices y comieron perdices.
Gaucho: ¿Qué? No sea mentiroso, gaucho bolasero.
Narrador: ...Fueron felices y comieron perdices.
Músico: Disculpe, pero me parece que lo que está diciendo no es verdá.
Narrador: ¡Ah, no? ¿Y quien soi vo gaucho pa´ objetar lo que yo digo?.
Músico: Mira, hoy me he levantado divertidon, así que no me voy a arruinar el día
discutiendo con vos. Pero si alrededor del fogón nos vamos acomodando con guitarra
en mano yo empiezo payando.
Narrador: Me gusta amigo lo que has propuesto porque una payada nunca puede ser
olvidada.
Músico: Me gustan los hombres que saben reconocer, pero no creo que Fierro con
esta mujer haya sido feliz y comió perdiz.
Narrador: Lo dije, lo digo y lo vuelvo afirmar para algún sordo que no quiera
escuchar.
Músico: No soy sordo gaucho atrevido yo no sé de donde tantas cosas has sacao, pero
me parece que te las has inventao.
Narrador: Si yo soy atrevido vos erí aburrido y poco sabes imaginar que en el desierto
no tenían que morfar y una perdiz tuvieron que cazar.
Músico: Tenis razón soy bocón y ahora escúcheme, si el pasado fue futuro el futuro
pasará aquí es donde le pregunto cuando a Fierro lo vemos pasar.
(Entra Fierro)
Fierro: Guitarra y facón de plata poncho pampa y chiripá cuando pasé por su lado usté
no me vio pasar.
Gauchos: Fierro... volvió.
Fierro: Aquí ando solo tratando de llenar tantos espacios vacíos.
Narrador: Claro su mujer, sus hijos.
Músico: De su mujer no sé nada, pero de sus hijos.
Fierro: ¿Qué sabes vos de mis hijos? Habla gaucho te he dicho que hablí...
Narrador: Déjalo hombre, si querís que hable.
Músico: El que sabe de un hijo de usté, es el, es el, es el...”Viejo Vizcacha”.
Vizcacha: ¡No nombren ese bicho!!
Fierro: ¿¿Así que vos sabís de mi hijo??
Vizcacha: ¿Quién es tu hijo?
Narrador: Conteste no pregunte... y no mostrís la hilacha viejo pícaro.
Vizcacha: Si yo era su tutor. ¡Pobrecito! me lo trajo el juez... Solito el huerfanito. Se
lo cuidé como si hubiera sido mío.
Fierro: Pobre hijo en las manos que cayó.
Vizcacha: Mucho aprendió conmigo.
Fierro: ¿Qué aprendió con vos?
Vizcacha: Consejos.
Narrador: ¡Guarda con el viejo!
Vizcacha: El primer cuidado del hombre es defender el pellejo. Llévate de mi consejo,
fíjate bien lo que hablo, el diablo sabe por diablo pero más sabe por viejo. Hácete
amigo del juez no le des de que quejarse y cuando quiera enojarse vos, te debes
encoger.
(Se escucha una voz desde afuera, escapa el viejo)
Gaucho: “Ave María Purísima” Perdonen la interrupción, pero escuché la voz de un
conocido.
Músico: Era la voz del viejo Vizcacha.
Gaucho: ¿Cómo has dicho?
Músico: Que era el viejo Vizcacha.
Gaucho: ¿Cómo has dicho?
Narrador: Déjalo hablar, pero si te pareces a Fierro ni que tuvieran la misma sangre.
Gaucho: ¿¿Fierro?? ¿La misma sangre?
Fierro: Soy yo.
Gaucho: Usté es el que marchó a la frontera.
Fierro: El mesmo.
Gaucho: El que perdió su rancho y su china.
Fierro: El mesmo.
Gaucho: El que perdió a sus hijos.
Fierro: El mesmo.
Gaucho: Papáaaaa!!!!!!
(Abrazos)
FIN