69
1 UNIVERSITÀ "KORE" Corso di laurea in Lingue e Culture Moderne LETTERATURA SPAGNOLA I ANTOLOGÍA Prof. Trinis A. Messsina Fajardo Si la literatura no lo es todo, no vale la pena perder una hora con ella. Eso es lo que significa el “compromiso”... Si cada frase escrita no halla resonancias en todos los niveles del hombre y de la sociedad, no significa nada. La literatura de una época es la época digerida por su literatura (J.-P. SARTRE, Situations, IX)

Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

  • Upload
    others

  • View
    3

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

Page 1: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

1

UNIVERSITÀ"KORE"CorsodilaureainLingueeCultureModerne

LETTERATURASPAGNOLAI

ANTOLOGÍA

Prof.TrinisA.MesssinaFajardo

Si la literatura no lo es todo, no vale la pena perder una hora con ella. Eso es lo que significa el “compromiso”... Si cada frase escrita no halla resonancias en todos los niveles del hombre y de la sociedad, no significa nada. La literatura de una época es la época digerida por su literatura (J.-P. SARTRE, Situations, IX)

Page 2: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

2

ÉpocaMedieval(siglos:X-XV)

LasJarchas(SiglosXIyXII)

I

¡Tanto amare, tanto amare, habib, tanto amare! Enfermeron olios nidios e dolen tan male. [¡Tanto amar, tanto amar, amado, tanto amar! Enfermaron [mis] ojos brillantes y duelen tanto.]

II

Qué fareyo au qué serad de mibi? ¡Habibi! ¡No te tuelgas de mibi! [¿Qué haré o qué será de mí? ¡Amigo mío! ¡No te apartes de mí!] III Vaise mio coraçón de mib, ¡Ya Rabb! ¿Si se me tornarad? ¡Tan mal me duéled li-i-habib! ¿Enfermo yed? ¿Cuánd samarad?

[Mi corazón se me va de mí. ¡ Ay Señor, no sé si me volverá! ¿ Me duele tanto por el amigo! Está enfermo ¿cuándo sanará?] IV ¡ Garrid vos, ay yermeniellas, com´contener a mieu male!: sin el habid non vivréyu, advolarei demandare.

Page 3: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

3

[Decid vosotras, ¡ay hermanillas!, ¡cómo resistir a mi pena! Sin el amigo no podre vivir; volaré en su busca.] V Al-sabah bono, garme d'on venis. Ya l'-y-sé que otri amas, a mibi non queris [Aurora buena, dime de dónde vienes. Ya lo sé que a otra amas, a mí no me quieres.] VI Qué faré, mamma? Meu-l-habib est' ad yana. [¿Qué haré, madre? Mi amigo está en la puerta] VII Viénid la Pasco ed yo sin ellu, ¡com´cáned miev cara ^yon por ellu! [Viene la Pascua, y yo sin él, ¡cómo arde mi corazón por él!] VIII ¡Alba de mew fogore! ¡Alma de mew ledore! Non estand' ar-raqibe esta nojte ker amore. [Alba del mio splendore! Anima della mia gioia! Non essendoci la spia, stanotte voglio amore.] IX Meu sidi Ibrahim, ya nuemne dolche, vent'a mib de nohte. In non, si non queris, yireim'a tib: garme a ob legarte. [Mio signore Ibrahim, o nome dolce, vieni da me di notte. Se no, se non vuoi, verrò io da te:

Page 4: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

4

dimmi dove incontrarti.]

CANTIGASdeamigo

I Amiga, des que meu amigo vi, el por mi morre, e eu ando de sí namorada. Des que o vi primeiro lhi falei e el por mi morre e eu d'el fiquei namorada. Des que nos vimos assi nos aven el por mi morre e eu ando per en namorada. Des que nos vimos, vedel o que faz: el por mi morre, e eu and'assaz namorada [Amiga, desde que a mi amigo vi, él por mí muere, y yo ando por él enamorada. Desde el momento en que lo vi, le hablé, y él por mí muere y yo de él quedé enamorada. Desde que nos vimos, así nos aconteció él por mí muere y yo ando por ello enamorada. Desde que nos vimos, ved lo que hace: él por mí muere, y yo ando muy enamorada.] II Aj ondas que eu vin veer, se me saberedes dizer porque tarda meu amado sen min? Aj ondas que eu vin mirar, se me saberedes contar porque tarda meu amado sen min? [Ay olas que vine a ver, ¿me sabréis decir por qué tarda mi amado sin mí? Ay olas que vine a mirar, ¿me sabréis contar por qué tarda mi amado sin mí? ]

Page 5: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

5

VILLANCICOS

I Ya cantan los gallos, amor mío, y vete: cata que amanece. Vete, alma mía, más tarde no esperes, no descubra el día los nuestros placeres. Cata que los gallos, según me parece, dicen que amanece. II Al alba venid, buen amigo, al alba venid. Amigo el que yo más quería venid al alba del día. Amigo el que yo más amaba, venid a la luz del alba. Venid a la luz del día, no traigáis compañía. Venid a la luz del alba, no traigáis gran compaña.

Page 6: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

6

PoemadeMioCid(1140?,1207?,1095?)

CANTAR DEL DESTIERRO ( v.v. 1-54) Adiós del Cid a Vivar. Entrada en Burgos. Nadie hospeda al Cid. De los sos ojos tan fuertemientre llorando, tornava la cabeça e estávalos catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, alcándaras vazías, sin pielles e sin mantos, e sin falcones e sin adtores mudados. Sospiró mio Cid, ca mucho avié grandes cuidados, fabló mio Cid bien e tan mesurado: «¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto! ¡Esto me han buelto mios enemigos malos!» Allí piensan de aguijar, allí sueltan las riendas. A la exida de Bivar ovieron la corneja diestra e entrando a Burgos oviéronla siniestra. Meció mio Cid los ombros e engrameó la tiesta: «Albricia, Álbar Fáñez, ca echados somos de tierra!» Mio Cid Ruy Díaz por Burgos entró, en su conmpaña sessaenta pendones. Exiénlo ver mugieres e varones, burgeses e burgesas por la finiestras son, plorando de los ojos, tanto avién el dolor, de las sus bocas todos dizían una razón: «¡Dios, qué buen vassallo, si oviesse buen señor!» Conbidarle (b)ien de grado, mas ninguno non osava: el rey don Alfonso tanto avié la grand saña. Antes de la noche, en Burgos d’él entró su carta con gran recabdo e fuertemientre sellada: que a mio Cid Ruy Díaz que nadi no·l’ diessen posada, e aquel que ge la diesse s opiesse vera palabra, que perderié los averes e más los ojos de la cara, e aun demás los cuerpos e las almas. Grande duelo avién las yentes cristianas, ascóndense de mio Cid, ca no l’osan dezir nada. El Campeador adeliñó a su posada, así commo llegó a la puerta, fallóla bien cerrada, por miedo del rey Alfonso que assí la avién parada, Los de mio Cid a altas voces llaman, los de dentro non les querién tornar palabra. Aguijó mio Cid, a la puerta se llegava, sacó el pie del estribera, una ferida·l’ dava; non se abre la puerta, ca bien era cerrada.

Page 7: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

7

Una niña de nuef años a ojo parava: «¡Ya Campeador, en buen ora cinxiestes espada! El rey lo ha vedado, anoch d’él entró su carta con grant recabdo e fuertemientre sellada. Non vos osariemos abrir nin coger por nada; si non, perderiemos los averes e las casas, e demás los ojos de las caras. Cid, en nuestro mal vós non ganades nada, mas el Criador vos vala con todas sus vertudes santas.» Esto la niña dixo e tornós’ pora su casa. .... Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro Salinas) "¡Merced os pido, buen Cid, noble barba tan crecida! Aquí ante vos me tenéis, Mío Cid, y a vuestras hijas, de muy poca edad las dos y todavía tan niñas. Conmigo vienen también las damas que nos servían. Bien veo, Campeador, que preparáis vuestra ida; tenemos que separarnos estando los dos en vida. ¡Decidnos lo que hay que hacer, oh Cid, por Santa María!" Las dos manos inclinó el de la barba crecida, a sus dos niñitas coge, en sus brazos las subía, al corazón se las llega, de tanto que las quería. Llanto le asoma a los ojos y muy fuerte que suspira. "Es verdad, doña Jimena, esposa honrada y bendita, tanto cariño os tengo como tengo al alma mía. Tenemos que separarnos, ya los veis, los dos en vida; a vos os toca quedaros, a mi me toca la ida. ¡Quiera Dios y con Él quiera la Santa Virgen María que con estas manos pueda aún casar nuestras hijas y que me puede ventura y algunos días de vida para poderos servir, mujer honrada y bendita!" ... Minaya, en peligro. El Cid hiere a Fáriz (Versión de Pedro Salinas) Al buen Minaya Álvar Fáñez le mataron el caballo pero a socorrerle fueron las mesnadas de cristianos. La lanza tiene quebrada, a la espada metió mano, aunque luchaba de pie buenos tajos iba dando. Ya le ha visto Mío Cid Ruy Díaz el Castellano,

Page 8: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

8

se va para un jefe moro que tenía buen caballo y con la mano derecha descárgale fuerte tajo, por la cintura le corta y le echa en medio del campo. Al buen Minaya Álvar Fáñez le fue a ofrecer el caballo. "Cabalgad en él, Minaya, que vos sois mi diestro brazo. Hoy de todo vuestro apoyo me veo necesitado; muy firmes están los moros, no ceden aún el campo: es menester que otra vez fuertes les arremetamos". Montó a caballo Minaya, y con su espada en la mano por entre las fuerzas moras muy bravo siguió luchando. Enemigos que él alcanza la vida les va quitando. Mientras tanto Mío Cid de Vivar el bienhadado al emir Fáriz tres tajos con la espada le ha tirado le fallan los dos primeros, el tercero le ha acertado; ya por la loriga abajo va la sangre destilando, vuelve grupas el emir para escaparse del campo. Por aquel golpe del Cid la batalla se ha ganado. ... CANTAR DE LAS BODAS (vv. l885 - 1907) Los infantes logran que el rey trate el casamiento El rey pide vistas con el Cid Minaya vuelve a Valencia y entera al Cid de todo El Cid fija el lugar de las vistas "Esta merced os pedimos, a vos, el rey y señor: queremos, si esta demanda tiene vuestra aprobación, que nos pidáis a las hijas de Mío Cid Campeador, casar queremos con ellas, honra será de los dos". El rey Alfonso un gran rato meditando se quedó: "Yo he echado de esta mi tierra al buen Cid Campeador, trabajé yo por su mal y él por mi bien trabajó, y no sé si el casamiento querrá aceptármelo o no, mas ya que vos lo queréis hablemos de la cuestión". A Álvar Fáñez de Minaya y a Bermúdez, a esos dos mensajeros de Ruy Díaz, el rey entonces llamó, y a un aposento cercano con ellos dos se apartó. "Minaya y Pedro Bermúdez, escuchad esta razón: Muy bien que me está sirviendo Mío Cid Campeador, y como él se lo merece le concederé perdón; que venga a verse conmigo, si gusta, vuestro señor. Otras novedades hay en esta mi corte, y son que don Diego y don Fernando, los infantes de Carrión, con las hijas de Mío Cid quieren casarse los dos. Llevad vos este mensaje, que así os lo ruego yo, decídselo de mi parte al buen Cid Campeador. A honra lo habrá de tomar, que irá ganando en honor,

Page 9: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

9

si por bodas emparienta con infantes de Carrión". Habla Minaya, a Bermúdez muy bien que le pareció: "Al Cid se lo rogaremos cual lo habéis mandado vos y después el Cid que haga lo que tenga por mejor". " Decid a Rodrigo Díaz el que en buenhora nació que en sitio que a él le convenga podremos vernos los dos y en el lugar que designe será nuestra reunión. En aquello que yo pueda ayudarle quiero yo". Los mensajeros del Cid al rey le dicen adiós, y Minaya con los suyos hacia Valencia marchó. Cuando supo que venía, el buen Cid Campeador a prisa monta a caballo, a recibirlos salió, sonreía Mío Cid y mucho los abrazó. Dijo Rodrigo: "Álvar Fáñez, Pedro Bermúdez, ¿sois vos? En pocas tierras se encuentran varones como estos dos. ¿Cuáles noticias me manda don Alfonso, mi señor? ¿Está contento de mí? ¿No quiso aceptarme el don?" Dijo Minaya: "Lo acepta con alma y con corazón. Muy satisfecho se queda y os vuelve a su favor". Dijo Mío Cid entonces: "Gracias, gracias, Creador". Y luego los mensajeros le transmiten la razón de que le rogaba Alfonso, rey de Castilla y León, de que a sus hijas las casase con infantes de Carrión, que con eso habrá de honrarse y de subir en honor; así lo aconseja el rey con el alma y corazón. Cuando lo oyó Mío Cid, aquel buen Campeador, un rato muy dilatado pensativo se quedó: "Mucho le agradezco esto a Cristo, Nuestro Señor: echado fui de la tierra, me quitaron el honor, con gran trabajo gané esto que poseo yo. Agradezco a Dios que el rey me haya vuelto a su favor y que me pida mis hijas para los dos de Carrión. Minaya, Pedro Bermúdez, decidme vosotros dos de estas bodas proyectadas cuál sea vuestra opinión". "A nosotros nos parece lo que os parezca a vos". Dijo el Cid: "De gran linaje vienen esos de Carrión, andan siempre con la corte, muy orgullosos que son; estas bodas, en verdad, no me gustarían, no, pero si el rey lo aconseja, él que vale más que nos, bien podemos en secreto discutir esa cuestión, y que Dios el de los cielos nos inspire lo mejor"....

CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES (v.v. 3715 - final)

Suéltase el león del Cid Miedo de los infantes de Carrión El Cid amansa al león Vergüenza de los infantes

Page 10: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

10

Estaba el Cid con los suyos en Valencia la mayor y con él ambos sus yernos, los infantes de Carrión. Acostado en un escaño dormía el Campeador, ahora veréis qué sorpresa mala les aconteció. De su jaula se ha escapado, y andaba suelto el león, al saberlo por la corte un gran espanto cundió. Embrazan sus mantos las gentes del Campeador y rodean el escaño protegiendo a su señor. Pero Fernando González, el infante de Carrión, no encuentra dónde meterse, todo cerrado lo halló, metióse bajo el escaño, tan grande era su terror. El otro, Diego González, por la puerta se escapó gritando con grandes: "No volveré a ver Carrión. "Detrás de una gruesa viga metióse con gran pavor y, de allí túnica y manto todos sucios los sacó. Estando en esto despierta el que en buen hora nació y ve cercado el escaño suyo por tanto varón. "¿Qué es esto, decid, mesnadas? ¿Qué hacéis aquí alrededor?" "Un gran susto nos ha dado, señor honrado, el león." Se incorpora Mío Cid y presto se levantó, y sin quitarse ni el manto se dirige hacia el león: la fiera cuando le ve mucho se atemorizó, baja ante el Cid la cabeza, por tierra la cara hincó. El Campeador entonces por el cuello le cogió, como quien lleva un caballo en la jaula lo metió. Maravilláronse todos de aquel caso del león y el grupo de caballeros a la corte se volvió. Mío Cid por sus yernos pregunta y no los halló, aunque los está llamando no responde ni una voz. Cuando al fin los encontraron, el rostro traen sin color tanta broma y tanta risa nunca en la corte se vio, tuvo que imponer silencio Mío Cid Campeador. Avergonzados estaban los infantes de Carrión, gran pesadumbre tenían de aquello que les pasó.

...

Los infantes deciden afrentar a las hijas del Cid Piden al Cid sus mujeres para llevarlas a Carrión EI Cid accede Ajuar que da a sus hijas Los infantes dispónense a marchar Las hijas despídense del padre "Pidamos nuestras mujeres a este Cid Campeador. Diremos que las llevamos a heredades de Carrión para que vean allí las tierras que nuestras son. Saquémoslas del amparo de Mío Cid Campeador,

Page 11: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

11

y por el camino haremos lo que nos plazca a los dos antes que nos pidan cuentas por aquello del león. De gran linaje venimos, somos condes de Carrión. Muchos bienes nos llevamos que valen mucho valor, escarnio haremos a las hijas del Campeador. Con estos bienes seremos ya ricos hombres los dos: podremos casar con hija de rey o de emperador. De gran linaje venimos, somos condes de Carrión; escarnio haremos a las hijas del Campeador antes que nos pidan cuentas por aquello del león." Después de puestos de acuerdo a la corte van los dos, hicieron callar a todos, Fernán González habló: "Nuestro Señor os bendiga, Mío Cid Campeador, pedimos a vuestra esposa, pedimos primero a vos y a Minaya y a los otros que están aquí alrededor que nos den nuestras mujeres, esposas por bendición, para llevarlas a aquellas tierras nuestras de Carrión: de lo que en arras les dimos tomaran ya posesión y así verán vuestras hijas las tierras que nuestras son, y que han de ser de los hijos que nos nazcan a los dos." No receló ningún mal Mío Cid Campeador: "Llevadlas y de algo mío yo les haré donación; vosotros disteis por arras unas villas de Carrión, yo quiero darles ahora tres mil marcos de valor, y mulas y palafrenes que de buena talla son y unos veloces caballos de montar para los dos y trajes y vestiduras de oro y seda en profusión. Os daré mis dos espadas, Colada y Tizona; no olvidéis que las gané en el campo, a lo varón si os entrego a mis hijas por hijos os tengo yo. Para allá os me lleváis las telas de corazón. Que sepan allí en Castilla y en Galicia y en León con qué riqueza tan grande hoy os despido a los dos. Servid bien a mis dos hijas, que vuestras mujeres son,

...

Quédanse solos los cuatro, todo el mundo se marchó. Tanta maldad meditaron los infantes de Carrión. "Escuchadnos bien, esposas, doña Elvira y doña Sol: vais a ser escarnecidas en estos montes las dos, nos marcharemos dejándoos aquí a vosotras, y no tendréis parte en nuestras tierras del condado de Carrión. Luego con estas noticias irán al Campeador y quedaremos vengados por aquello del león." Allí los mantos y pieles les quitaron a las dos, sólo camisa y brial sobre el cuerpo les quedó. Espuelas llevan calzadas los traidores de Carrión, cogen en las manos cinchas que fuertes y duras son.

Page 12: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

12

Cuando esto vieron las damas así hablaba doña Sol: "Vos, don Diego y don Fernando, os lo rogamos por Dios, sendas espadas tenéis de buen filo tajador, de nombre las dos espadas, Colada y Tizona, son. Cortadnos ya las cabezas, seamos mártires las dos,

...

Las damas mucho rogaron, mas de nada les sirvió; empezaron a azotarlas los infantes de Carrión, con las cinchas corredizas les pegan sin compasión, hiérenlas con las espuelas donde sientan mas dolor, y les rasgan las camisas y las carnes a las dos, sobre las telas de seda limpia la sangre asomó. Las hijas del Cid lo sienten en lo hondo del corazón. ¡Oh, qué ventura tan grande si quisiera el Creador que asomase por allí Mío Cid Campeador! Desfallecidas se quedan, tan fuertes los golpes son, los briales y camisas mucha sangre los cubrió. Bien se hartaron de pegar los infantes de Carrión, esforzándose por ver quién les pegaba mejor. Ya no podían hablar doña Elvira y doña Sol.

...

"Gracias al rey de los cielos mis hijas vengadas son, ya están limpias de la afrenta esas tierras de Carrión. Casaré, pese a quien pese, ya sin vergüenza a las dos". Ya comenzaron los tratos con Navarra y Aragón, y todos tuvieron junta con Alfonso, el de León. Sus casamientos hicieron doña Elvira y doña Sol, los primeros fueron grandes pero éstos son aún mejor, y a mayor honra se casan que con esos de Carrión. Ved cómo crece en honores el que en buenhora nació, que son sus hijas señoras de Navarra y Aragón. Esos dos reyes de España ya parientes suyos son, y a todos les toca honra por el Cid Campeador. Pasó de este mundo el Cid, el que a Valencia ganó: en días de Pascua ha muerto, Cristo le dé su perdón. También perdone a nosotros, al justo y al pecador. Éstas fueron las hazañas de Mío Cid Campeador: en llegando a este lugar se ha acabado esta canción. FIN

Page 13: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

13

Page 14: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

14

LosMilagrosdeNuestraSeñora,DONGONZALOdeBerceo(1197?-1264?)

PROLOGO

1. Amigos e vasallos de Dios omnipotent, Si vos me escuchasedes por vuestro consiment, Querriavos contar un buen aveniment: Terrésdelo en cabo por bueno verament. 2. Yo maestro Gonzalvo de Berçeo nonnado Iendo en romeria caeçi en un prado Verde e bien sençido,de flores bien poblado, Logar cobdiçiaduero pora omne cansado. [...] 6. Nunca trobé en sieglo logar tan deleitoso, Nin sombra tan temprada, nin olor tan sabroso, Descargué mi ropiella por iaçer mas viçioso, Poseme a la sombra de un arbor fermoso.

Milagro II

El sacristán impúdico

Amigos si quissiessedes un poco esperar, Aun otro miraclo vos querria contar Que por Sancta Maria dennó Dios demostrar, De cuya lege quiso con su boca mamar. Un monge beneito fue en una mongia, El logar non lo leo, deçir non lo sabria: Querie de corazon bien a Sancta Maria, Façie a la su statua el enclin cada dia. Façie a la su statua el enclin cada dia, Fincaba los enoios, diçie Ave Maria: El abbat de la casa diol sacristania, Ca tenielo por cuerdo, e quito de follia. El enemigo malo de Belçebud vicario Que siempre fue e eslo de los buenos contrario, Tanto pudió bullir el sotil aversario, Que corrompió al monge, fizlolo fornicario. Príso un uso malo el locco peccador: De noche quando era echado el prior, Issie por la eglesia fuera del dormitor, Corrie el entorpado a la mala labor.

Page 15: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

15

80.Siquier a la exida, siquier a la entrada, Delante del altar li cadie la passada: El enclin e la Ave teniela bien usada, Non seli oblidaba en ninguna vegada. Corrie un rio bono çerca de la mongia, Avialo de pasar el monge todavia: Do se vinie el de complir su follia Cadió et enfogósse fuera de la freiria. Quando vino la ora de matines cantar Non avie sacristano que podiesse sonar: Levantaronse todos quisque de su logar, Fueron a la eglesia al fraire despertar. Abrieron la eglesia commo meior sopieron, Buscaron al clavero, trobar non lo podieron, Buscando suso e iuso atanto andidieron, Do iaçie enfogado alla lo enfirieron. Que podrie seer esto non lo podieron asmar, Sis murió ol mataron non lo sabien iudgar, Era muy grant la basca e maior el pesar, Ca cadie en mal preçio por esto el logar. Mientre iaçie en vanno el cuerpo en el rio, Digamos de la alma en qual pleito se vio: Vinieron de diablos por ella grant gentio Por levarla al báratro de deleit bien vaçio. Mientre que los diablos la traien com a pella, Vidieronla los angeles, desçendieron a ella, Fiíeron los diablos luego muy grant querella, Que suya era quita, que se partiessen della. ... Acorrioli la Gloriosa reyna general, Ca tenien los diablos mientes a todo mal: Mandolis atender, non osaron fer al, Moviolis pletesia firme e muy cabdal. Propuso la Gloriosa palabra colorada: Con esta alma, foles, diz, non avedes nada, Mientre fue en el cuerpo fue mi acomendada, Agora prendrie tuerto por yr desamparada. De la otra partida recudió el voçero Un sabidor diablo sotil e muy puntero:

Page 16: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

16

Madre eres de fijo alcalde derechero, Que non plaçe la fuerza nin es end plaçentero. Escripto es que el omne alii do es fallado, O en bien o en mal por ello es iudgado: Si esti tal decreto por ti fuere falssado, El pleit del Evangelio todo es descuidado. Fablas, diz la Gloriosa, aguis de cosa nesçia: Non te riepto, ca eres una cativa bestia: Quando ixio de casa, de mi príso liçencia, Del peccado que fizo yol daré penitençia. Serie en fervos fuerza non buena pareçençia; Mas apello a Xpo. a la su audiençia, El que es poderoso pleno de sapiençia: De la su boca quiero oir esta sentençia. El Rey de los çielos alcalde sabidor Partió esta contienda, non vidietes meior: Mandó tornar la alma al cuerpo el Sennor Dessent qual mereçiesse reçibrie tal onor. Estaba el convento triste e dessarrado Por esti mal exiemplo que lis era uviado: Resusçitó el fraile que era ya passado, Espantaronse todos, ca era aguisado. Fablolis el buen omne, dissolis: companneros Muero fui e so vivo, desto seet bien çerteros, Grado a la Gloriosa que salva sos obreros, Que me libró de manos de los malos guerreros.

Page 17: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

17

ELLibrodeBuenAmor,ArciprestedeHita,JuanRuiz(AlcaládeHenares1284-1351)

La buhonera con su harnero va tañendo cascabeles, zarandeando sus joyas, sortijas y alfileres; decía de sus toallas: «¡Compradme estos manteles!» Lo oyó doña Endrina y dijo: «Entrad, no temáis.» Entró la vieja en casa y le dijo: «Señora hija, para esa mano bendita tomad esta sortija; si vos no me descubrís os contaré una historia que he pensado esta noche.» Poco a poco la incita: «Hija, siempre os estáis en casa encerrada, envejecéis sola, salid alguna vez y andad por la plaza; vuestra hermosura celebrada entre estas paredes no os sirve de nada. En esta villa vive mucha juventud, muchachitos apuestos y de mucha gallardía, en buenas costumbres progresan a diario, nadie pudo ver jamás tan buena compañía. Todos me reciben muy bien a pesar de mi pobreza; el mejor, más noble en linaje y belleza es don Melón de la Huerta, muchachito bondadoso, supera a todos los demás su hermosura y belleza

[…]

Enxienplo de la rraposa é del cuervo

«La marfusa un día con la fanbre andava; »Vido al cuervo negro qu' en un árbol estava: »Grand pedaço de queso en la boca levava; »Ella con su lysongia tanbién lo falagava: »¡O, cuervo tan apuesto! de çisne eres pariente »En blancura é en dono, fermoso, rrelusiente; »Más que todas las aves cantas muy dulçemente: »Sy un cantar dixeses, diría por él veynte. »Mijor que la calandria nin que el papagayo, »Mijor gritas que tordo nin rruysynor nin gayo: »Si agora cantasses, tod' el pesar que trayo »Me tyrarías en punto, más que con otro ensayo». »Bien se cuydó el cuervo que el su grojear [..] Versión modernizada Un día la vil zorra andaba con hambre, vio al cuervo negro que estaba en un árbol, un gran pedazo de queso en el pico llevaba, ella con sus lisonjas muy bien lo saludaba:

Page 18: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

18

“Oh cuervo tan apuesto, del cisne eres pariente, en blancura, en donaire, hermoso, reluciente; cantas mucho más dulcemente que todas las aves, por un canto que hicieras yo haría veinte; mejor que la calandria o que el papagayo mejor cantas que el todo, el ruiseñor o el gallo; si ahora cantas, todo el pesar que traigo me quitarías al punto más que con otro intento.” Bien se creyó el cuervo que su gorjear gustaba a todo el mundo más que otro cantar, creyó que su lengua y su mucho graznar alegraba a las gentes más que cualquier juglar, empezó a cantar y a levantar su voz; el queso de la boca se le vino a caer, y al punto la zorra se lo fue a comer; el cuervo, por la burla, se vino a entristecer. Falso honor, vanagloria y sonrisas falsas dan pesar y tristeza y daños sin fin; muchos creen que el guardaviñas vigila el paso, y es el espantapájaros que está sobre el palo; no es cosa prudente creer muchas lisonjas, que de esta dulzura suelen venir amargas tajadas; pecar de esta manera no conviene a una monja, religiosa no casta es podrida toronja.» «Señora –dijo la vieja-, no tengáis este miedo; al hombre que os ama nunca lo ahuyentéis; todas las demás temen eso que vos teméis; el miedo de las liebres las monjas lo tenéis.

Lo que puede el dinero

Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar; Al torpe hace discreto, hombre de respetar, hace correr al cojo al mudo le hace hablar; el que no tiene manos bien lo quiere tomar. También al hombre necio y rudo labrador dineros le convierten en hidalgo doctor; Cuanto más rico es uno, más grande es su valor, quien no tiene dinero no es de sí señor. Y si tienes dinero tendrás consolación, placeres y alegrías y del Papa ración, comprarás Paraíso, ganarás la salvación: donde hay mucho dinero hay mucha bendición. El crea los priores, los obispos, los abades, arzobispos, doctores, patriarcas, potestades a los clérigos necios da muchas dignidades, de verdad hace mentiras, de mentiras hace verdades. El hace muchos clérigos y mucho ordenados,

Page 19: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

19

muchos monjes y monjas, religiosos sagrados, el dinero les da por bien examinados, a los pobres les dicen que no son ilustrados. Yo he visto a muchos curas en sus predicaciones, despreciar el dinero, también sus tentaciones, pero, al fin, por dinero otorgan los perdones, absuelven los ayunos y ofrecen oraciones. Dicen frailes y clérigos que aman a Dios servir, más si huelen que el rico está para morir, y oyen que su dinero empieza a retiñir, por quién ha de cogerlo empiezan a reñir. En resumen lo digo, entiéndelo mejor, el dinero es del mundo el gran agitador, hace señor al siervo y siervo hace al señor, toda cosa del siglo se hace por su amor.

Page 20: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

20

CondeLucanor,DonJUANManuel(1282-1348)

De lo que contesçió a una muger quel' dizién doña Truhana Otra vez fablava el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:

Patronio, un omne me dixo una razón et amostróme la manera cómo podría seer. Et bien vos digo que tantas maneras de aprovechamiento ha en ella que, si Dios quiere que se faga assí como me él dixo, que sería mucho mi pro; ca tantas cosas son que nasçen las unas de las otras, que al cabo es muy grant fecho además. Et contó a Patronio la manera cómo podría seer. Desque Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde en esta manera:

-Señor Conde Lucanor; siempre oí dezir que era buen seso atenerse omne a las cosas çiertas e non a las vanas fuzas, ca muchas vezes a los que se atienen a las fuzas, contésçeles lo que contesçió a Doña Truhana.

E el conde preguntó cómmo fuera aquello.

-E señor conde – dixo Patronio- , una muger fue que avié nombre doña Truhana, et era asaz más pobre que rica; et un día yva al mercado et levava un a olla de miel en la cabeça. Et yendo por el camino, comenzó a cuydar que vendería aquella olla de miel et que compraría una partrida de huevos, et de aquellos huevos nazcirían gallinas, et después, de aquellops dineros que valdría, compraría ovejas, et assí fue comprando de las ganançias que faría, que fallóse por más rica que ninguna de sus vezinas.

Et con aquella riqueza que ella cuydava que avía, asmó commo casaría sus fijos e sus fijas, et commo yría aguardada po la calle con yernos y nueras...

Et pensando en esto, començó a reyir con grand plazer que avía de la buena andança, et riendo, dio con su mano en su fruente, et entonces cayol la olla de la miel en tierra, et quebróse. Quando vio la olla quebrada, començó a fazer muy grand duelo, toviendo que avía perdido lo que cuydada que avría si la olla non le quebrara. Et porque puso todo su pensamiento por fuza vana, non se vino al cabo nada de lo que ella cuydava.

El Conde aceptó el consejo de su ayo, no hizo el trato, y don Juan Manuel sintetizó el significado de su apólogo en la moraleja en verso con que se concluyen siempre sus relatos.

A las cosas ciertas vos comendat,

Et las fuzas vanas dexat.

Versión modernizada

Otra vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera: -Patronio, un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma que al final serán muy grandes.

Page 21: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

21

Y entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio, contestó al conde: -Señor Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes viven de ellas les suele ocurrir lo que a doña Truhana.

El conde le preguntó lo que le había pasado a esta.

-Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.

»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.

»Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.

»Vos, señor conde, si queréis que lo que os dicen y lo que pensáis sean realidad algún día, procurad siempre que se trate de cosas razonables y no fantasías o imaginaciones dudosas y vanas. Y cuando quisiereis iniciar algún negocio, no arriesguéis algo muy vuestro, cuya pérdida os pueda ocasionar dolor, por conseguir un provecho basado tan sólo en la imaginación.

Al conde le agradó mucho esto que le contó Patronio, actuó de acuerdo con la historia y, así, le fue muy bien.

Y como a don Juan le gustó este cuento, lo hizo escribir en este libro y compuso estos versos:

En realidades ciertas os podéis confiar, mas de las fantasías os debéis alejar.

Page 22: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

22

Romancesépicos

El conde Olinos

Conde Olinos por amores es niño y bajó a la mar, fue a dar agua a su cabaIlo la mañana de San Juan. Desde las torres más altas la reina le oyó cantar: -Mira, niña, cómo canta la sirenita del mar. -No es la sirenita, madre, que ésa tiene otro cantar: es la voz del conde Niño que por mí llorando está. -Si es la voz del conde Niño yo le mandaré matar, que para casar contigo le falta sangre reaI. -No le mande matar, madre, no lo mande usted matar, que si lo manda matar, madre, juntos nos han de enterrar. -Guardias mandaba la reina al conde Niño buscar, que le maten a lanzadas y su cuerpo echen al mar. Él murió a la media noche y ella a los gallos cantar; ella, como hija de reyes, la entierran en el altar y él, como hijo de condes, tres pasitos más atrás. de ella nació una rosa y de él un tulipán; la madre, llena de envidia, ambos los mandó cortar. De ella nació una paloma, de él un fuerte gavilán, Juntos vuelan por el cielo, juntos vuelan par a par.

Page 23: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

23

Anónimo

Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria 5 y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor; sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión, 10 que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba al albor. Matómela un ballestero, 15 ¡déle Dios mal galardón!

Abenámar

"¡Abenámar, Abenámar, moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había! Estaba la mar en calma, 5 la luna estaba crecida; moro que en tal signo nace no debe decir mentira." Allí respondiera el moro bien oiréis lo que decía: 10 "Yo te la diré, señor, aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho 15 mi madre me lo decía, que mentira no dijese, que era grande villanía: por tanto pregunta, rey, que la verdad te diría." 20 "Yo te agradezco, Abenámar, aquesa tu cortesía. ¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían!" "El Alhambra era, señor, 25 y la otra la mezquita;

Page 24: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

24

los otros los Alixares labrados a maravilla; el moro que los labraba cien doblas ganaba al día, 30 y el día que no los labra otras tantas se perdía. El otro el Generalife, huerta que par no tenía; el otro Torres Bermejas, 35 castillo de gran valía." Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: "Si tú quisieses, Granada, contigo me casaría: 40 daréte en arras y dote a Córdoba y a Sevilla." "Casada soy, rey don Juan, casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene 45 muy grande bien me quería."

RomancehistóricoRomance de Alfonso V y la Conquista de Nápoles Miraba de Campoviejo el rey de Aragón un día: miraba la mar d’España cómo menguaba y crescía; miraba naos y galeras, unas van y otras venían; unas venían de armada y otras de mercadería, unas van la vía de Flandes, otras la de Lombardía; esas que vienen de guerra, ¡oh, cuán bien le parescían! Miraba la gran ciudad que Nápoles se decía; miraba los tres castillos que la gran ciudad tenía: Castel Novo y Capuana, Santelmo, que relucía; aqueste relumbra entr’ellos como el sol de mediodía. Lloraba de los sus ojos, de la su boca decía: «¡Oh, ciudad, cuánto me cuestas por la gran desdicha mía! Cuéstasme duques y condes, hombres de muy gran valía; cuéstasme un tal hermano que por hijo le tenía; d’esotra gente menuda cuento ni par no tenía; cuéstasme veinte y dos años, los mejores de mi vida, que en ti me nascieron barbas y en ti las encanescía.»

Page 25: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

25

Coplasporlamuertedesupadre,JorgeManrique(1440-1479)

CoplasquehizodonJorgeManriquealamuertedelmaestredeSantiagodonRodrigoManriquesupadre[I] Recuerde el alma dormida, abive el seso e despierte contemplando cómo se pasa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuánd presto se va el plazer, cómo después de acordado da dolor, cómo a nuestro parescer cualquiera tiempo passado fue mejor. [II] Y pues vemos lo presente cómo en un punto se es ido y acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo no venido por pasado. No se engañe nadie, no, pensando que a de durar lo que espera más que duró lo que vio, porque todo ha de pasar por tal manera. [III] Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, que es el morir: allí van los señoríos derechos a se acabar y consumir; allí, los ríos caudales, allí, los otros, medianos, y más chicos; allegados, son iguales, los que biven por sus manos y los ricos.

[V] Este mundo es el camino para el otro, qu'es morada

Page 26: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

26

sin pesar; mas cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar. Partimos cuando nascemos, andamos mientras vivimos, e llegamos al tiempo que feneçemos; assí que cuando morimos, descansamos.

[XVII]

¿Qué se hizieron las damas, sus tocados e vestidos, sus olores? ¿Qué se hizieron las llamas de los fuegos encendidos d'amadores? ¿Qué se hizo aquel trovar, las músicas acordadas que tañían? ¿Qué se hizo aquel dançar, aquellas ropas chapadas que traían?

Page 27: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

27

LaCelestina,FernandodeRojas(1465–1541)

Calisto encuentra a Melibea

CALISTO.- En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.

MELIBEA.- ¿En qué, Calisto?

CALISTO.- En dar poder a natura que de tan perfecta hermosura te dotase, y hacer a mi inmérito tanta merced que verte alcanzase, y, en tan conveniente lugar, que mi secreto dolor manifestarte pudiese. Por cierto, los gloriosos santos que se deleitan en la visión divina, no gozan más que yo ahora contemplándote.

MELIBEA.- ¿Por gran premio tienes éste, Calisto?

CALISTO.- Téngolo por tanto, en verdad, que si Dios me diese en el cielo la silla sobre sus santos, no lo tendría por tanta felicidad.

MELIBEA.- Pues aún más igual galardón te daré yo, si perseveras.

CALISTO.- ¡Oh bienaventuradas orejas mías, que indignamente tan gran palabra habéis oído!

MELIBEA.- Mas desventuradas de que me acabes de oír. Porque la paga será tan fiera cual merece tu loco atrevimiento. Y el intento de tus palabras ha sido como de ingenio de tal hombre como tú. ¡Vete, vete de ahí, torpe!

Calisto interroga a Celestina

CALISTO.- Si no quieres, reina y señora mía, que desespere y vaya mi ánima condenada a perpetua pena oyendo esas cosas, certifícame brevemente si no hubo buen fin tu demanda gloriosa, y la cruda y rigurosa muestra de aquel gesto angélico y matador. Pues todo eso es más señal de odio que de amor.

CELESTINA.- La mayor gloria que el secreto oficio de la abeja se da, a la cual los discretos deben imitar, es que todas las cosas por ella tocadas convierte en mejor de lo que son. De esta manera me he habido con las zahareñas razones y esquivas de Melibea. Todo su rigor traigo convertido en miel, su ira en mansedumbre, su aceleramiento en sosiego. Pues ¿a qué piensas que iba allá la vieja Celestina, a quien tú, demás de tu merecimiento, magníficamente galardonaste, sino a ablandar su saña, a sufrir su accidente, a ser escudo de tu ausencia, a recibir en mi manto los golpes, los desvíos, los menosprecios, desdenes, que muestran aquéllas en los principios de sus requerimientos de amor, para que sea después en más tenida su dádiva? Que a quien más quieren, peor hablan. Y si así no fuese, ninguna diferencia habría entre las públicas que aman, a las escondidas doncellas, si todas dijesen sí a la entrada de su primer requerimiento, en viendo que de alguno eran amadas. Las cuales, aunque están abrasadas y encendidas de

Page 28: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

28

vivos fuegos de amor, por su honestidad muestran un frío exterior, un sosegado rostro, un apacible desvío, un constante ánimo y casto propósito, unas palabras agrias, que la propia lengua se maravilla del gran sufrimiento suyo, que le hacen forzosamente confesar al contrario de lo que siente. así que, para que tú descanses y tengas reposo, mientras te contare por extenso el proceso de mi habla y la causa que tuve para entrar, sabe que el fin de su razón fue muy bueno.

Muerte de Calisto

LUCRECIA.- ¡Escucha, escucha!, ¡gran mal es este!

MELIBEA.- ¿Qué es esto? ¿Qué oygo?, ¡amarga de mí!

TRISTÁN.- ¡O mi señor e mi bien muerto! ¡O mi señor despeñado! ¡O triste muerte sin confessión! Coge, Sosia, essos sesos de essos cantos, júntalos con la cabeça del desdichado amo nuestro. ¡O día de aziago!

MELIBEA.- ¡O desconsolada de mí! ¿Qué es esto? ¿Qué puede ser tan áspero acontecimiento como oygo? Ayúdame a sobir, Lucrecia, por estas paredes, veré mi dolor; si no, hundiré con alaridos la casa de mi padre. ¡Mi bien e plazer, todo es ydo en humo! ¡Mi alegría es perdida! ¡Consumiose mi gloria!

LUCRECIA.- Tristán, ¿qué dizes, mi amor?, ¿qué es esso, que lloras tan sin mesura?

TRISTÁN.- ¡Lloro mi gran mal, lloro mis muchos dolores! Cayó mi señor Calisto del escala e es muerto. Su cabeça está en tres partes. Sin confessión pereció. Díselo a la triste e nueua amiga, que no espere más su penado amador. Toma tú, Sosia, dessos pies. Lleuemos el cuerpo de nuestro querido amo donde no padezca su honrra detrimento, avnque sea muerto en este lugar.

MELIBEA.- ¡O la más de las tristes triste! ¡Tan tarde alcançado el plazer, tan presto venido el dolor!

LUCRECIA.- Señora, no rasgues tu cara ni meses tus cabellos. ¡Agora en plazer, agora en tristeza! ¿Qué planeta houo, que tan presto contrarió su operación? ¡Qué poco coraçón es este! Leuanta, por Dios, no seas hallada de tu padre en tan sospechoso lugar, que serás sentida. Señora, señora, ¿no me oyes? No te amortezcas, por Dios. Ten esfuerço para sofrir la pena, pues touiste osadía para el plazer.

MELIBEA.- ¿Oyes lo que aquellos moços van hablando? ¿Oyes sus tristes cantares? ¡Rezando lleuan con responso mi bien todo! ¡Muerta lleuan mi alegría! ¡No es tiempo de yo biuir! ¿Cómo no gozé más del gozo? ¿Cómo tuue en tan poco la gloria, que entre mis manos toue? ¡O ingratos mortales! ¡Jamás conocés vuestros bienes, sino quando dellos caresceys!

LUCRECIA.- Abíuate, ... Entremos en la cámara, acostarte as. Llamaré a tu padre e fingiremos otro mal, pues este no es para poderse encobrir.

Page 29: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

29

SiglosdeOro:XVI-XVII

Obraspoéticas,GarcilasodelaVega(1501-1536)

Soneto XII

¡Oh dulces prendas por mi mal halladas, dulces y alegres cuando Dios quería, juntas estáis en la memoria mía y con ella en mi muerte conjuradas!

¿Quién me dijera, cuando las pasadas horas qu’en tanto bien por vos me vía, que me habiades de ser en algún día con tan grave dolor representadas?

Pues en una hora junto me llevastes todo el bien que por términos me distes, lleváme junto el mal que me dejastes;

si no, sospecharé que me pusistes en tantos bienes porque deseastes verme morir entre memorias tristes.

Soneto XXIII En tanto que de rosa y azucena se muestra la color en vuestro gesto, y que vuestro mirar ardiente, honesto, enciende al corazón y lo refrena; y en tanto que el cabello, que en la vena del oro se escogió, con vuelo presto, por el hermoso cuello blanco, enhiesto, el viento mueve, esparce y desordena: coged de vuestra alegre primavera el dulce fruto, antes que el tiempo airado cubra de nieve la hermosa cumbre; marchitará la rosa el viento helado. Todo lo mudará la edad ligera por no hacer mudanza en su costumbre.

Page 30: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

30

Égloga II El dulce lamentar de dos pastores, Salicio juntamente y Nemoroso, he de cantar, sus penas imitando; cuyas ovejas al cantar sabroso estaban muy atentas, los amores, de pacer olvidadas, escuchando. [...] ¡Oh más dura que mármol a mis quejas y al encendido fuego en que me quemo más helada que nieve, Galatea! Estoy muriendo, y aun la vida temo; témola con razón, pues tú me dejas, que no hay sin ti el vivir para qué sea. Vergüenza he que me vea ninguno en tal estado, de ti desamparado, y de mí mismo me avergüenzo ahora. ¿De un alma te desdeñas ser señora donde siempre moraste, no pudiendo della salir un hora? Salid sin duelo, lágrimas, corriendo.

Page 31: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

31

LazarillodeTormes(1554?),Anónimo

Prólogo Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite. Y a este propósito dice Plinio que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa buena; mayormente que los gustos no son todos unos, mas lo que uno no come, otro se pierde por ello. Y así vemos cosas tenidas en poco de algunos, que de otros no lo son. Y esto para que ninguna cosa se debería romper ni echar a mal, si muy detestable no fuese, sino que a todos se comunicase, mayormente siendo sin perjuicio y pudiendo sacar de ella algún fruto. Porque, si así no fuese, muy pocos escribirían para uno solo, pues no se hace sin trabajo, y quieren, ya que lo pasan, ser recompensados, no con dineros, mas con que vean y lean sus obras y, si hay de qué, se las alaben. Y, a este propósito, dice Tulio: «La honra cría las artes». ¿Quién piensa que el soldado que es primero del escala tiene más aborrecido el vivir? No por cierto; mas el deseo de alabanza le hace ponerse al peligro; y así en las artes y letras es lo mismo. Predica muy bien el presentado y es hombre que desea mucho el provecho de las ánimas; mas pregunten a su merced si le pesa cuando le dicen: «¡Oh, qué maravillosamente lo ha hecho vuestra reverencia!». Justó muy ruinmente el señor don Fulano, y dio el sayete de armas al truhán, porque le loaba de haber llevado muy buenas lanzas: ¿qué hiciera si fuera verdad? Y todo va de esta manera: que, confesando yo no ser más santo que mis vecinos, de esta nonada, que en este grosero estilo escribo, no me pesará que hayan parte y se huelguen con ello todos los que en ella algún gusto hallaren, y vean que vive un hombre con tantas fortunas, peligros y adversidades. Suplico a Vuestra Merced reciba el pobre servicio de mano de quien lo hiciera más rico si su poder y deseo se conformaran. Y pues Vuestra Merced escribe se le escriba y relate el caso muy por extenso, parecióme no tomarle por el medio, sino del principio, porque se tenga entera noticia de mi persona, y también porque consideren los que heredaron nobles estados cuán poco se les debe, pues Fortuna fue con ellos parcial, y cuánto más hicieron los que, siéndoles contraria, con fuerza y maña remando, salieron a buen puerto.

Tratado primero

Cuenta Lázaro su vida y cúyo hijo fue

Pues sepa Vuestra Merced, ante todas cosas, que a mí llaman Lázaro de Tormes, hijo de Tomé González y de Antona Pérez, naturales de Tejares, aldea de Salamanca. Mi nacimiento fue dentro del río Tormes, por la cual causa tomé el sobrenombre; y fue de esta manera: mi padre, que Dios perdone, tenía cargo de proveer una molienda de una aceña que está ribera de aquel río, en la cual fue molinero más de quince años; y, estando mi madre una noche en la aceña, preñada de mí, tomóle el parto y parióme allí. De manera que con verdad me puedo decir nacido en el río. Pues siendo yo niño de ocho años, achacaron a mi padre ciertas sangrías mal hechas en los costales de los que allí a moler venían, por lo cual fue preso, y confesó y no negó, y

Page 32: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

32

padeció persecución por justicia. Espero en Dios que está en la gloria, pues el Evangelio los llama bienaventurados. En este tiempo se hizo cierta armada contra moros, entre los cuales fue mi padre (que a la sazón estaba desterrado por el desastre ya dicho), con cargo de acemilero de un caballero que allá fue. Y con su señor, como leal criado, feneció su vida. Mi viuda madre, como sin marido y sin abrigo se viese, determinó arrimarse a los buenos por ser uno de ellos, y vínose a vivir a la ciudad y alquiló una casilla y metióse a guisar de comer a ciertos estudiantes, y lavaba la ropa a ciertos mozos de caballos del comendador de la Magdalena, de manera que fue frecuentando las caballerizas. Ella y un hombre moreno de aquellos que las bestias curaban vinieron en conocimiento. Éste algunas veces se venía a nuestra casa y se iba a la mañana. Otras veces, de día llegaba a la puerta en achaque de comprar huevos, y entrábase en casa. Yo, al principio de su entrada, pesábame con él y habíale miedo, viendo el color y mal gesto que tenía; mas, de que vi que con su venida mejoraba el comer, fuile queriendo bien, porque siempre traía pan, pedazos de carne y en el invierno leños a que nos calentábamos. De manera que, continuando la posada y conversación, mi madre vino a darme un negrito muy bonito, el cual yo brincaba y ayudaba a calentar. Y acuérdome que, estando el negro de mi padrastro trebejando con el mozuelo, como el niño vía a mi madre y a mí blancos y a él no, huía de él, con miedo, para mi madre, y, señalando con el dedo, decía: -¡Madre, coco! Respondió él riendo: -¡Hideputa! Yo, aunque bien mochacho, noté aquella palabra de mi hermanico, y dije entre mí: «¡Cuántos debe de haber en el mundo que huyen de otros porque no se ven a sí mismos!». Quiso nuestra fortuna que la conversación del Zaide, que así se llamaba, llegó a oídos del mayordomo, y, hecha pesquisa, hallóse que la mitad por medio de la cebada, que para las bestias le daban, hurtaba, y salvados, leña, almohazas, mandiles, y las mantas y sábanas de los caballos hacía perdidas; y, cuando otra cosa no tenía, las bestias desherraba, y con todo esto acudía a mi madre para criar a mi hermanico. No nos maravillemos de un clérigo ni fraile, porque el uno hurta de los pobres y el otro de casa para sus devotas y para ayuda de otro tanto, cuando a un pobre esclavo el amor le animaba a esto. Y probósele cuanto digo, y aún más; porque a mí con amenazas me preguntaban, y, como niño, respondía y descubría cuanto sabía con miedo: hasta ciertas herraduras que por mandado de mi madre a un herrero vendí. Al triste de mi padrastro azotaron y pringaron, y a mi madre pusieron pena por justicia, sobre el acostumbrado centenario, que en casa del sobredicho comendador no entrase ni al lastimado Zaide en la suya acogiese. Por no echar la soga tras el caldero, la triste se esforzó y cumplió la sentencia. Y, por evitar peligro y quitarse de malas lenguas, se fue a servir a los que al presente vivían en el mesón de la Solana; y allí, padeciendo mil importunidades, se acabó de criar mi hermanico hasta que supo andar, y a mí hasta ser buen mozuelo, que iba a los huéspedes por vino y candelas y por lo demás que me mandaban. En este tiempo vino a posar al mesón un ciego, el cual, pareciéndole que yo sería para adestrarle, me pidió a mi madre, y ella me encomendó a él, diciéndole cómo era hijo de un buen hombre, el cual, por ensalzar la fe, había muerto en la de los Gelves, y que ella confiaba en Dios no saldría peor hombre que mi padre, y que le rogaba me tratase bien y

Page 33: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

33

mirase por mí, pues era huérfano. Él respondió que así lo haría y que me recibía, no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo. Como estuvimos en Salamanca algunos días, pareciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí; y cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y, ambos llorando, me dio su bendición y dijo: -Hijo, ya sé que no te veré más. Procura de ser bueno, y Dios te guíe. Criado te he y con buen amo te he puesto; válete por ti. Y así me fui para mi amo, que esperándome estaba.

Page 34: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

34

SantaTeresadeJesús(1515-1582)

I Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero, que muero porque no muero. Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor, porque vivo en el Señor, que me quiso para sí; cuando el corazón le di puso en mí este letrero: «Que muero porque no muero.» Esta divina unïón, y el amor con que yo vivo, hace a mi Dios mi cautivo y libre mi corazón; y causa en mí tal pasión ver a mi Dios prisionero, que muero porque no muero. ¡Ay, qué larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros, esta cárcel y estos hierros en que está el alma metida! Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero, que muero porque no muero. Acaba ya de dejarme, vida, no me seas molesta; porque muriendo, ¿qué resta, sino vivir y gozarme? No dejes de consolarme, muerte, que ansí te requiero: que muero porque no muero.

Page 35: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

35

SanJuandeLaCruz(1542-1591)

Canciones entre el alma y el esposo ¿Adónde te escondiste, amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido; salí tras ti, clamando, y eras ido. Pastores, los que fuerdes allá, por las majadas, al otero, si por ventura vierdes aquél que yo más quiero, decidle que adolezco, peno y muero. Buscando mis amores, iré por esos montes y riberas; ni cogeré las flores, ni temeré las fieras, y pasaré los fuertes y fronteras. [...] Noche oscura En una noche obscura, con ansias, en amores inflamada ¡oh dichosa ventura!, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada. Ascuras y segura por la secreta escala, disfrazada, ¡o dichosa ventura!, a escuras y en celada estando ya mi casa sosegada. En la noche dichosa, en secreto, que nadie me veía, ni yo mirava cosa, sin otra luz y guía sino la que en el corazón ardía. Aquesta me guiava más cierto que la luz de mediodía adonde me esperaba quien yo bien me sabía, en parte donde nadie parecía. ¡Oh noche, que guiaste! ¡Oh noche, amable más que la alborada! ¡Oh noche que juntaste Amado con amada,

Page 36: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

36

amada en el Amado transformada! En mi pecho florido, que entero para él solo se guardaba allí quedó dormido, y yo le regalaba, y el ventalle de cedros aire daba. El aire del almena, quando yo sus cabellos esparcía, con su mano serena en mi cuello hería, y todos mis sentidos suspendía. Quedéme y olvidéme el rostro recliné sobre el Amado; cessó todo, y dexéme, dexando mi cuydado entre las açucenas olvidado.

Page 37: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

37

DonQuijotedeLaMancha(1605-1615),MigueldeCervantes(1547-1616?)

I parte Prólogo Desocupado lector: Sin juramento me podrás creer, que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir la orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejanza. Y así ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo, y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno: bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento, y donde todo triste ruido hace su habitación? El sosiego, el lugar apacible, la amenidad de los campos, la serenidad de los cielos, el murmurar de las fuentes, la quietud del espíritu son grande parte para que las Musas más estériles se muestren fecundas y ofrezcan partos al mundo, que le colmen de maravilla y de contento. Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas; antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires. Pero yo que aunque parezco padre soy padrastro de D. Quijote, no quiero irme con la corriente del uso, ni suplicarte casi con las lágrimas en los ojos, como otros hacen, lector carísimo, que perdones o disimules las faltas que en este mi hijo vieres… Cap. I Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha. En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda... Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza que así ensillaba el rocín (...) Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años. Era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de «Quijada», o «Quesada», que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verisímiles se deja entender que se llamaba «Quijana». Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad. Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso —que eran los más del año—, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza y aun la administración de su hacienda; y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías (...) Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para solo ello. ...Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar —que era hombre docto, graduado en Cigüenza— sobre cuál había sido mejor caballero:

Page 38: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

38

Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo, que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano (...) En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro... y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los libros, así de encantamentos como de pendencias, batallas, desafíos, heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía, que para él no había otra historia más cierta en el mundo. Decía él que el Cid Ruy Díaz había sido muy buen caballero, pero que no tenía que ver con el Caballero de la Ardiente Espada, que de solo un revés había partido por medio dos fieros y descomunales gigantes. Mejor estaba con Bernardo del Carpio, porque en Roncesvalles había muerto a Roldán, el encantado, valiéndose de la industria de Hércules, cuando ahogó a Anteo, el hijo de la Tierra, entre los brazos. Decía mucho bien del gigante Morgante, porque, con ser de aquella generación gigantea, que todos son soberbios y descomedidos, él solo era afable y bien criado. Pero, sobre todos, estaba bien con Reinaldos de Montalbán, y más cuando le veía salir de su castillo y robar cuantos topaba, y cuando en allende robó aquel ídolo de Mahoma que era todo de oro, según dice su historia... En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban... y así, con estos tan agradables pensamientos, llevado del estraño gusto que en ellos sentía, se dio priesa a poner en efeto lo que deseaba. Y lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido de sus bisabuelos, que, tomadas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón. Limpiólas y aderezólas lo mejor que pudo; pero vio que tenían una gran falta, y era que no tenían celada de encaje, sino morrión simple. Fue luego a ver su rocín, ...le pareció que ni el Bucéfalo de Alejandro ni Babieca el del Cid con él se igualaban. Cuatro días se le pasaron en imaginar qué nombre le pondría...y así, después de muchos nombres que formó, borró y quitó, añadió, deshizo y tornó a hacer en su memoria e imaginación, al fin le vino a llamar «Rocinante», nombre, a su parecer, alto, sonoro y significativo de lo que había sido cuando fue rocín, antes de lo que ahora era, que era antes y primero de todos los rocines del mundo. Puesto nombre, y tan a su gusto, a su caballo, quiso ponérsele a sí mismo, y en este pensamiento duró otros ocho días, y al cabo se vino a llamar «don Quijote»; de donde, como queda dicho, tomaron ocasión los autores desta tan verdadera historia que sin duda se debía de llamar «Quijada» , y no «Quesada», como otros quisieron decir. Pero acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse «Amadís» a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla famosa, y se llamó «Amadís de Gaula», así quiso, como buen caballero, añadir al suyo el nombre de la suya y llamarse «don Quijote de la Mancha» (...) Limpias, pues, sus armas ...se dio a entender que no le faltaba otra cosa sino buscar una dama de quien enamorarse, porque el caballero andante sin amores era árbol sin hojas y sin fruto y cuerpo sin alma. (...)

Page 39: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

39

... Y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él un tiempo anduvo enamorado, aunque, según se entiende, ella jamás lo supo ni le dio cata dello. Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla «Dulcinea del Toboso» porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico y peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto. Cap. VIII Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación.

En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo; y, así como don Quijote los vio, dijo a su escudero: –La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear, porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta, o pocos más, desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra. –¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza. –Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas. –Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino. –Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. Y, diciendo esto, dio de espuelas a su caballo Rocinante, sin atender a las voces que su escudero Sancho le daba, advirtiéndole que, sin duda alguna, eran molinos de viento, y no gigantes, aquellos que iba a acometer. Pero él iba tan puesto en que eran gigantes, que ni oía las voces de su escudero Sancho ni echaba de ver, aunque estaba ya bien cerca, lo que eran; antes, iba diciendo en voces altas: –Non fuyades, cobardes y viles criaturas, que un solo caballero es el que os acomete. Levantóse en esto un poco de viento y las grandes aspas comenzaron a moverse, lo cual visto por don Quijote, dijo: –Pues, aunque mováis más brazos que los del gigante Briareo, me lo habéis de pagar. Y, en diciendo esto, y encomendándose de todo corazón a su señora Dulcinea, pidiéndole que en tal trance le socorriese, bien cubierto de su rodela, con la lanza en el ristre, arremetió a todo el galope de Rocinante y embistió con el primero molino que estaba delante; y, dándole una lanzada en el aspa, la volvió el viento con tanta furia que hizo la lanza pedazos, llevándose tras sí al caballo y al caballero, que fue rodando muy maltrecho por el campo. Acudió Sancho Panza a socorrerle, a todo el correr de su asno, y cuando llegó halló que no se podía menear: tal fue el golpe que dio con él Rocinante. –¡Válame Dios! –dijo Sancho–. ¿No le dije yo a vuestra merced que mirase bien lo que hacía, que no eran sino molinos de viento, y no lo podía ignorar sino quien llevase otros tales en la cabeza?

Page 40: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

40

–Calla, amigo Sancho –respondió don Quijote–, que las cosas de la guerra, más que otras, están sujetas a continua mudanza; cuanto más, que yo pienso, y es así verdad, que aquel sabio Frestón que me robó el aposento y los libros ha vuelto estos gigantes en molinos por quitarme la gloria de su vencimiento: tal es la enemistad que me tiene; mas, al cabo al cabo, han de poder poco sus malas artes contra la bondad de mi espada. –Dios lo haga como puede –respondió Sancho Panza. Y, ayudándole a levantar, tornó a subir sobre Rocinante, que medio despaldado estaba. Y, hablando en la pasada aventura, siguieron el camino del Puerto Lápice, porque allí decía don Quijote que no era posible dejar de hallarse muchas y diversas aventuras, por ser lugar muy pasajero; sino que iba muy pesaroso por haberle faltado la lanza; y, diciéndoselo a su escudero, le dijo: –Yo me acuerdo haber leído que un caballero español, llamado Diego Pérez de Vargas, habiéndosele en una batalla roto la espada, desgajó de una encina un pesado ramo o tronco, y con él hizo tales cosas aquel día, y machacó tantos moros, que le quedó por sobrenombre Machuca, y así él como sus decendientes se llamaron, desde aquel día en adelante, Vargas y Machuca. Hete dicho esto, porque de la primera encina o roble que se me depare pienso desgajar otro tronco tal y tan bueno como aquél, que me imagino y pienso hacer con él tales hazañas, que tú te tengas por bien afortunado de haber merecido venir a vellas y a ser testigo de cosas que apenas podrán ser creídas. –A la mano de Dios –dijo Sancho–; yo lo creo todo así como vuestra merced lo dice; pero enderécese un poco, que parece que va de medio lado, y debe de ser del molimiento de la caída. –Así es la verdad –respondió don Quijote–; y si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella. –Si eso es así, no tengo yo qué replicar –respondió Sancho–, pero sabe Dios si yo me holgara que vuestra merced se quejara cuando alguna cosa le doliera. De mí sé decir que me he de quejar del más pequeño dolor que tenga, si ya no se entiende también con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse.

Cap. IX

...es digno nuestro gallardo Don Quijote de continuas y memorables alabanzas, y aun a mí no se me deben negar, por el trabajo y diligencia que puse en buscar el fin de esta agradable historia; aunque bien sé que si el cielo, el caso y la fortuna no me ayudaran, el mundo quedara falto y sin el pasatiempo y gusto, que bien casi dos horas podrá tener el que con atención la leyere. Pasó, pues, el hallarla en esta manera: estando yo un día en el Alcaná de Toledo, llegó un muchacho a vender unos cartapacios y papeles viejos a un sedero; y, como yo soy aficionado a leer […] tomé un cartapacio de los que el muchacho vendía, y vile con caracteres que conocí ser arábigos. Y, puesto que, aunque los conocía, no los sabía leer, anduve mirando si parecía por allí algún morisco aljamiado que los leyese; y no fue muy dificultoso hallar intérprete semejante […]. En fin, la suerte me deparó uno, que, diciéndole mi deseo y poniéndole el libro en las manos, le abrió por medio, y, leyendo un poco en él, se comenzó a reír.

Page 41: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

41

Preguntéle yo que de qué se reía, y respondióme que de una cosa que tenía aquel libro escrita en el margen por anotación. […]. […] le di priesa que leyese el principio, y, haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo. Mucha discreción fue menester para disimular el contento que recebí cuando llegó a mis oídos el título del libro; y, salteándosele al sedero, compré al muchacho todos los papeles y cartapacios por medio real […]. Apartéme luego con el morisco por el claustro de la iglesia mayor, y roguéle me volviese aquellos cartapacios, todos los que trataban de don Quijote, en lengua castellana, sin quitarles ni añadirles nada, ofreciéndole la paga que él quisiese. […] yo, por facilitar más el negocio y por no dejar de la mano tan buen hallazgo, le truje a mi casa, donde en poco más de mes y medio la tradujo toda, del mismo modo que aquí se refiere».

Page 42: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

42

Cap. XXXI

De las sabrosos razonamientos que pasaron entre Don Quijote y Sancho Panza su escudero, con otros sucesos

Todo esto no me descontenta; prosigue adelante, dijo Don Quijote. Llegaste. ¿Y qué hacía aquella reina de la hermosura? A buen seguro que la hallaste ensartando perlas, o bordando alguna empresa con oro de cañutillo para este su cautivo prisionero. No la hallé, respondió Sancho, sino aechando dos hanegas de trigo en un corral de su casa. Pues haz cuenta, dijo Don Quijote, que los granos de aquel trigo eran granos de perlas tocados de sus manos. Y si miraste, amigo, ¿el trigo era candeal o trechel? No era sino rubión, respondió Sancho. Pues yo te aseguro, dijo Don Quijote, que aechado por sus manos hizo pan candeal sin duda alguna. Pero, pasa adelante. Cuando le diste mi carta, ¿besóla? ¿Púsosela sobre la cabeza? ¿Hizo alguna ceremonia digna de tal carta? O ¿qué hizo? Cuando yo se la iba a dar, respondió Sancho, ella estaba en la fuga del meneo de una buena parte de trigo que tenía en la criba, y díjome: "Poned, amigo, esa carta sobre aquel costal, que no la puedo leer hasta que acabe de acribar todo lo que aquí está." ¡Discreta señora!, dijo Don Quijote. Eso debió de ser por leella despacio y recrearse con ella.

Adelante, Sancho; y en tanto que estaba en su menester, ¿qué coloquios pasó contigo? ¿Qué te preguntó de mí? Y tú, ¿qué le respondiste? Acaba, cuéntamelo todo, no se te quede en el tintero una mínima. Ella no me preguntó nada, dijo Sancho; mas yo le dije de la manera que vuestra merced por su servicio quedaba haciendo penitencia, desnudo de la cintura arriba, metido entre estas sierras como si fuera salvaje, durmiendo en el suelo, sin comer pan a manteles, ni sin peinarse la barba, llorando y maldiciendo su fortuna. En decir que maldecía mi fortuna, dijiste mal, dijo Don Quijote, porque antes la bendigo y bendeciré todos los días de mi vida, por haberme hecho digno de merecer amar tan alta señora como Dulcinea del Toboso.

Tan alta es, respondió Sancho, que a buena fe que me lleva a mí más de un coto. Pues cómo, Sancho, dijo Don Quijote, ¿haste medido tú con ella? Medíme en esta manera, respondió Sancho, que llegando a ayudar a poner un costal de trigo sobre un jumento, llegamos tan juntos, que eché de ver que me llevaba más de un gran palmo. Pues es verdad, replicó Don Quijote, que no acompaña esa grandeza y la adorna con mil millones de gracias del alma. Pero no me negarás, Sancho, una cosa: cuando llegaste junto a ella, ¿no sentiste un olor sabeo, una fragancia aromática, y un no sé qué de bueno, que yo no acierto a dalle nombre, digo un tuho o tufo, como si estuvieras en la tienda de algún curioso guantero? Lo que sé decir, dijo Sancho, es que sentí un olorcillo algo hombruno, y debía de ser que ella, con el mucho ejercicio estaba sudada y algo correosa. No sería eso, respondió Don Quijote, sino que tú debías de estar romadizado, o te debiste de oler a tí mismo, porque yo sé bien lo que huele aquella rosa entre espinas, aquel lirio del campo, aquel ámbar desleído.

Todo puede ser, respondió Sancho, que muchas veces sale de mí aquel olor que entonces me parecio que salía de su merced de la señora Dulcinea, pero no hay de qué maravillarse, que un diablo se parece a otro. Y bien, prosiguió Don Quijote, he aquí que acabó de limpiar su trigo y de enviallo al molino; ¿qué hizo cuando leyó la carta? La carta, dijo Sancho, no la leyó, porque dijo que no sabía leer ni escribir, antes la rasgó y

Page 43: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

43

la hizo menudas piezas, diciendo que no la quería dar a leer a nadie, porque no se supiesen en el lugar sus secretos, y que bastaba lo que yo le había dicho de palabra acerca del amor que vuestra merced le tenía, y de la penitencia extraordinaria que por su causa quedaba haciendo.

Y finalmente, me dijo que dijese a vuestra merced que le besaba las manos, y que allí quedaba con más deseo de verle que de escribirle; y que así le suplicaba y mandaba que, vista la presente, saliese de aquellos matorrales, y se dejase de hacer disparates, y se pusiese luego luego en camino del Toboso, si otra cosa de más importancia no le sucediese, porque tenía gran deseo de ver a vuestra merced. Riose mucho cuando le dije como se llamaba vuestra merced "el Caballero de la Triste Figura". Preguntéle se había ido allá el vizcaíno de marras; díjome que sí, y que era un hombre muy de bien. También le pregunté por los galeotes; mas díjome que no había visto hasta entonces ninguno. Todo va bien hasta agora, dijo Don Quijote; pero dime, ¿qué joya fue la que te dió al despedirte, por las nuevas que de mí llevaste?... Porque es usada y antigua costumbre entre los caballeros y damas andantes dar a los escuderos, doncellas, o enanos que les llevan nuevas de sus damas a ellos, o a ellas de sus andantes, alguna rica joya en albricias, en agradecimiento de su recado. Bien puede ser así, y yo la tengo por buena usanza; pero eso debía de ser en los tiempos pasados, que ahora solo se debe acostumbrar a dar un pedazo de pan y queso, que esto fue lo que me dió mi señora Dulcinea por las bardas de un corral cuando della me despedí: y aún por más señas, era el queso ovejuno. Es liberal en extremo, dijo Don Quijote; y si no te dio joya de oro, sin duda debió ser porque no la tendría allí a mano para dártela; pero buenas son mangas después de pascua: yo la veré y se satisfará todo.

¿Sabes de qué estoy maravillado Sancho? De que me parece que fuiste y viniste por los aires, pues poco más de tres días has tardado en ir de aquí al Toboso, habiendo de aquí allá más de treinta leguas; por lo cual me doy a entender que aquel sabio nigromante, que tiene cuenta con mis cosas, y es mi amigo, porque por fuerza le hay y le ha de haber, so pena que yo no sería buen caballero andante, digo que este tal te debió de ayudar a caminar sin que tú lo sintieses; que hay sabio destos que coge a un caballero andante durmiendo en su cama, y sin saber cómo o en qué manera, amanece otro día más de mil leguas de donde anocheció. Y si no fuese por esto, no se podrían socorrer en sus peligros los caballeros andantes unos a otros, como se socorren a cada paso, que acaece estar uno peleando en las sierras de Armenia con algún endriago, o con algún fiero vestiglo, o con otro caballero, donde lleva lo peor de la batalla y está ya a punto de muerte, y cuando menos se cate, asoma por acullá encima de una nube, o sobre un carro de fuego, otro caballero amigo suyo, que poco antes se hallaba en Inglaterra, que le favorece y libra de la muerte, y a la noche se halla en su posada cenando muy a su sabor, y suele haber de la una a la otra parte dos o tres mil leguas; y todo esto se hace por industria y sabiduría destos sabios encantadores que tienen cuidado destos valerosos caballeros. Así que, amigo Sancho, no se me hace dificultoso creer que en tan breve tiempo hayas ido y venido desde este lugar al del Toboso, pues como tengo dicho, algún sabio amigo te debió de llevar en volandillas sin que tú lo sintieses. Así sería, dijo Sancho, porque a buena fe que andaba Rocinante como si fuera asno de gitano con azogue en los oídos.

Y cómo se llevaba azogue, dijo Don Quijote, y aún una legión de demonios, que es gente que camina y hace caminar, sin cansarse, todo aquello que se les antoja. Pero

Page 44: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

44

dejando esto aparte, ¿qué te parece a ti que debo yo hacer ahora acerca de lo que mi señora me manda que la vaya a ver? Que aunque yo veo que estoy obligado a cumplir su mandamiento, veome tambien imposibilitado del don que he prometido a la princesa que con nosotros viene, y fuérzame la ley de caballería a cumplir mi palabra antes que mi gusto. Por una parte me acosa y fatiga el deseo de ver a mi señora, por otra me incita y llama la prometida fe y la gloria que he de alcanzar en esta empresa; pero lo que pienso hacer, será caminar apriesa y llegar presto donde está este gigante y en llegando le cortaré la cabeza, y pondré a la princesa pacíficamente en su estado, y al punto daré la vuelta a ver a la luz que mis sentidos alumbra; a la cual daré tales disculpas, que ella venga a tener por buena mi tardanza, pues verá que todo redunda en aumento de su gloria y fama, pues cuanta yo he alcanzado, alcanzo y alcanzaré por las armas en esta vida, todo me viene del favor que ella me da, y de ser yo suyo.

¡Ay!, dijo Sancho. ¡Y cómo está vuestra merced lastimado de esos cascos! Pues dígame, señor, ¿piensa vuestra merced caminar este camino en balde, y dejar pasar y perder un tan rico y tan principal casamiento como éste, donde le dan en dote un reino que a buena verdad que he oído decir que tiene más de veinte mil leguas de contorno, y que es abundantísimo de todas las cosas que son necesarias para el sustento de la vida humana, y que es mayor que Portugal y Castilla juntos? Calle, por amor de Dios, y tenga vergüenza de lo que ha dicho, y tome mi consejo, y perdóneme, y cásese luego en el primer lugar que haya cura; y si no ahí está nuestro licenciado que lo hará de perlas. Y advierta que ya tengo edad para dar consejos, y que éste que le doy le viene de molde, que más vale pájaro en mano que buitre volando, porque quien bien tiene y mal escoge, por bien que se enoje no se venga.

Mira, Sancho, respondió Don Quijote, si el consejo que me das de que me case es porque sea luego rey en matando al gigante, y tenga comodo para hacerte mercedes y darte lo prometido, hágote saber que sin casarme podré cumplir tu deseo muy fácilmente, porque yo sacaré de adahala, antes de entrar en la batalla, que saliendo vencedor della, ya que no me case, me han de dar una parte del reino para que la pueda dar a quien yo quisiere; y en dándomela, ¿a quién quieres tú que la dé sino a ti? Eso está claro, respondió Sancho; pero mire vuestra merced que la escoja hacia la marina, porque si no me contentare la vivienda, pueda embarcar mis negros vasallos, y hacer dellos lo que ya he dicho. Y vuestra merced no se cure de ir por agora a ver a mi señora Dulcinea, sino váyase a matar al gigante, y concluyamos este negocio, que por Dios que se me asienta que ha de ser de mucha honra y de mucho provecho.

Dígote, Sancho, dijo Don Quijote, que estás en lo cierto, y que habré de tomar tu consejo en cuanto el ir antes con la princesa que a ver a Dulcinea. Y avísote que no digas nada a nadie, ni a los que con nosotros vienen, de lo que aquí hemos departido y tratado, que pues Dulcinea es tan recatada que no quiere que se sepan sus pensamientos, no será bien que yo ni otro por mí los descubra.

II parte Cap. II Que trata de la notable pendencia que Sancho Panza tuvo con la sobrina y ama de don Quijote, con otros sujetos graciosos

Page 45: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

45

Cuenta la historia que las voces que oyeron don Quijote, el cura y el barbero eran de la sobrina y ama, que las daban diciendo a Sancho Panza, que pugnaba por entrar a ver a don Quijote, y ellas le defendían la puerta: -¿Qué quiere este mostrenco en esta casa? Idos a la vuestra, hermano, que vos sois, y no otro, el que destrae y sonsaca a mi señor, y le lleva por esos andurriales. A lo que Sancho respondió: -Ama de Satanás, el sonsacado, y el destraído, y el llevado por esos andurriales soy yo, que no tu amo; él me llevó por esos mundos, y vosotras os engañáis en la mitad del justo precio: él me sacó de mi casa con engañifas, prometiéndome una ínsula, que hasta agora la espero. -Malas ínsulas te ahoguen -respondió la sobrina-, Sancho maldito. Y ¿qué son ínsulas? ¿Es alguna cosa de comer, golosazo, comilón, que tú eres? -No es de comer -replicó Sancho-, sino de gobernar y regir mejor que cuatro ciudades y que cuatro alcaldes de corte. Quijote, temeroso que Sancho se descosiese y desbuchase algún montón de maliciosas necedades, y tocase en puntos que no le estarían bien a su crédito, le llamó, y hizo a las dos que callasen y le dejasen entrar. Entró Sancho, y el cura y el barbero se despidieron de don Quijote, de cuya salud desesperaron, viendo cuán puesto estaba en sus desvariados pensamientos, y cuán embebido en la simplicidad de sus malandantes caballerías; y así, dijo el cura al barbero: -Vos veréis, compadre, cómo, cuando menos lo pensemos, nuestro hidalgo sale otra vez a volar la ribera. No pongo yo duda en eso -respondió el barbero-, pero no me maravillo tanto de la locura del caballero como de la simplicidad del escudero, que tan creído tiene aquello de la ínsula, que creo que no se lo sacarán del casco cuantos desengaños pueden imaginarse. En tanto, don Quijote se encerró con Sancho en su aposento; y, estando solos, le dijo: -Mucho me pesa, Sancho, que hayas dicho y digas que yo fui el que te saqué de tus casillas, sabiendo que yo no me quedé en mis casas: juntos salimos, juntos fuimos y juntos peregrinamos; una misma fortuna y una misma suerte ha corrido por los dos: si a ti te mantearon una vez, a mí me han molido ciento, y esto es lo que te llevo de ventaja. ... Pues lo primero que digo -dijo-, es que el vulgo tiene a vuestra merced por grandísimo loco, y a mí por no menos mentecato. Los hidalgos dicen que, no conteniéndose vuestra merced en los límites de la hidalguía, se ha puesto don y se ha arremetido a caballero con cuatro cepas y dos yugadas de tierra y con un trapo atrás y otro adelante. Dicen los caballeros que no querrían que los hidalgos se opusiesen a ellos, especialmente aquellos hidalgos escuderiles que dan humo a los zapatos y toman los puntos de las medias negras con seda verde. -Eso -dijo don Quijote- no tiene que ver conmigo, pues ando siempre bien vestido, y jamás remendado; roto, bien podría ser; y el roto, más de las armas que del tiempo. -En lo que toca -prosiguió Sancho- a la valentía, cortesía, hazañas y asumpto de vuestra merced, hay diferentes opiniones; unos dicen: "loco, pero gracioso"; otros, "valiente, pero desgraciado"; otros, "cortés, pero impertinente"; y por aquí van discurriendo en tantas cosas, que ni a vuestra merced ni a mí nos dejan hueso sano. ... Pues, ¿hay más? -preguntó don Quijote.

Page 46: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

46

-Aún la cola falta por desollar -dijo Sancho-. Lo de hasta aquí son tortas y pan pintado; mas si vuestra merced quiere saber todo lo que hay acerca de las caloñas que le ponen, yo le traeré aquí luego al momento quien se las diga todas, sin que les falte una meaja; que anoche llegó el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar de Salamanca, hecho bachiller, y, yéndole yo a dar la bienvenida, me dijo que andaba ya en libros la historia de vuestra merced, con nombre del Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha; y dice que me mientan a mí en ella con mi mesmo nombre de Sancho Panza, y a la señora Dulcinea del Toboso, con otras cosas que pasamos nosotros a solas, que me hice cruces de espantado cómo las pudo saber el historiador que las escribió. -Yo te aseguro, Sancho -dijo don Quijote-, que debe de ser algún sabio encantador el autor de nuestra historia; que a los tales no se les encubre nada de lo que quieren escribir. -Y ¡cómo -dijo Sancho- si era sabio y encantador, pues (según dice el bachiller Sansón Carrasco, que así se llama el que dicho tengo) que el autor de la historia se llama Cide Hamete Berenjena! -Ese nombre es de moro -respondió don Quijote. -Así será -respondió Sancho-, porque por la mayor parte he oído decir que los moros son amigos de berenjenas. -Tú debes, Sancho -dijo don Quijote-, errarte en el sobrenombre de ese Cide, que en arábigo quiere decir señor. -Bien podría ser -replicó Sancho-, mas, si vuestra merced gusta que yo le haga venir aquí, iré por él en volandas. -Harásme mucho placer, amigo -dijo don Quijote-, que me tiene suspenso lo que me has dicho, y no comeré bocado que bien me sepa hasta ser informado de todo. -Pues yo voy por él -respondió Sancho. Y, dejando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió de allí a poco espacio, y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio.

Cap. VII

De lo que pasó don Quijote con su escudero, con otros sucesos famosísimos

Apenas vio el ama que Sancho Panza se encerraba con su señor, cuando dio en la cuenta de sus tratos; y, imaginando que de aquella consulta había de salir la resolución de su tercera salida y tomando su manto, toda llena de congoja y pesadumbre, se fue a buscar al bachiller Sansón Carrasco, pareciéndole que, por ser bien hablado y amigo fresco de su señor, le podría persuadir a que dejase tan desvariado propósito -¿Qué es esto, señora ama? ¿Qué le ha acontecido, que parece que se le quiere arrancar el alma? -No es nada, señor Sansón mío, sino que mi amo se sale; ¡sálese sin duda! -Y ¿por dónde se sale, señora? -preguntó Sansón-. ¿Hásele roto alguna parte de su cuerpo? -No se sale -respondió ella-, sino por la puerta de su locura. Quiero decir, señor bachiller de mi ánima, que quiere salir otra vez, que con ésta será la tercera, a buscar por ese mundo lo que él llama venturas, que yo no puedo entender cómo les da este nombre. La vez primera nos le volvieron atravesado sobre un jumento, molido a palos. La segunda vino en un carro de bueyes, metido y encerrado en una jaula, adonde él se daba

Page 47: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

47

a entender que estaba encantado; y venía tal el triste, que no le conociera la madre que le parió: flaco, amarillo, los ojos hundidos en los últimos camaranchones del celebro, que, para haberle de volver algún tanto en sí, gasté más de seiscientos huevos, como lo sabe Dios y todo el mundo, y mis gallinas, que no me dejaran mentir. ... En resolución, en aquellos tres días don Quijote y Sancho se acomodaron de lo que les pareció convenirles; y, habiendo aplacado Sancho a su mujer, y don Quijote a su sobrina y a su ama, al anochecer, sin que nadie lo viese, sino el bachiller, que quiso acompañarles media legua del lugar, se pusieron en camino del Toboso: don Quijote sobre su buen Rocinante, y Sancho sobre su antiguo rucio, proveídas las alforjas de cosas tocantes a la bucólica, y la bolsa de dineros que le dio don Quijote para lo que se ofreciese. Abrazóle Sansón, y suplicóle le avisase de su buena o mala suerte, para alegrarse con ésta o entristecerse con aquélla, como las leyes de su amistad pedían. Prometióselo don Quijote, dio Sansón la vuelta a su lugar, y los dos tomaron la de la gran ciudad del Toboso.

Page 48: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

48

Cap. X

Donde se cuenta la industria que Sancho tuvo para encantar a la señora Dulcinea, y de otros sucesos tan ridículos como verdaderos

...

-Tan buenas -respondió Sancho-, que no tiene más que hacer vuesa merced sino picar a Rocinante y salir a lo raso a ver a la señora Dulcinea del Toboso, que con otras dos doncellas suyas viene a ver a vuesa merced. -¡Santo Dios! ¿Qué es lo que dices, Sancho amigo? -dijo don Quijote-. Mira no me engañes, ni quieras con falsas alegrías alegrar mis verdaderas tristezas. -¿Qué sacaría yo de engañar a vuesa merced -respondió Sancho-, y más estando tan cerca de descubrir mi verdad? Pique, señor, y venga, y verá venir a la princesa, nuestra ama, vestida y adornada, en fin, como quien ella es. Sus doncellas y ella todas son una ascua de oro, todas mazorcas de perlas, todas son diamantes, todas rubíes, todas telas de brocado de más de diez altos; los cabellos, sueltos por las espaldas, que son otros tantos rayos del sol que andan jugando con el viento; y, sobre todo, vienen a caballo sobre tres cananeas remendadas, que no hay más que ver. ... Ya en esto salieron de la selva, y descubrieron cerca a las tres aldeanas. Tendió don Quijote los ojos por todo el camino del Toboso, y como no vio sino a las tres labradoras, turbóse todo, y preguntó a Sancho si las había dejado fuera de la ciudad. -¿Cómo fuera de la ciudad? -respondió-. ¿Por ventura tiene vuesa merced los ojos en el colodrillo, que no vee que son éstas, las que aquí vienen, resplandecientes como el mismo sol a mediodía? -Yo no veo, Sancho -dijo don Quijote-, sino a tres labradoras sobre tres borricos. -Pues yo te digo, Sancho amigo -dijo don Quijote-, que es tan verdad que son borricos, o borricas, como yo soy don Quijote y tú Sancho Panza; a lo menos, a mí tales me parecen. -Calle, señor -dijo Sancho-, no diga la tal palabra, sino despabile esos ojos, y venga a hacer reverencia a la señora de sus pensamientos, que ya llega cerca. Y, diciendo esto, se adelantó a recebir a las tres aldeanas; y, apeándose del rucio, tuvo del cabestro al jumento de una de las tres labradoras, y, hincando ambas rodillas en el suelo, dijo: -Reina y princesa y duquesa de la hermosura, vuestra altivez y grandeza sea servida de recebir en su gracia y buen talente al cautivo caballero vuestro, que allí está hecho piedra mármol, todo turbado y sin pulsos de verse ante vuestra magnífica presencia. Yo soy Sancho Panza, su escudero, y él es el asendereado caballero don Quijote de la Mancha, llamado por otro nombre el Caballero de la Triste Figura. A esta sazón, ya se había puesto don Quijote de hinojos junto a Sancho, y miraba con ojos desencajados y vista turbada a la que Sancho llamaba reina y señora, y, como no descubría en ella sino una moza aldeana, y no de muy buen rostro, porque era carirredonda y chata, estaba suspenso y admirado, sin osar desplegar los labios. Las labradoras estaban asimismo atónitas, viendo aquellos dos hombres tan diferentes hincados de rodillas, que no dejaban pasar adelante a su compañera; pero, rompiendo el silencio la detenida, toda desgraciada y mohína, dijo: -Apártense nora en tal del camino, y déjenmos pasar, que vamos de priesa.

Page 49: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

49

A lo que respondió Sancho: -¡Oh princesa y señora universal del Toboso! ¿Cómo vuestro magnánimo corazón no se enternece viendo arrodillado ante vuestra sublimada presencia a la coluna y sustento de la andante caballería? Oyendo lo cual, otra de las dos dijo: -Mas, ¡jo, que te estrego, burra de mi suegro! ¡Mirad con qué se vienen los señoritos ahora a hacer burla de las aldeanas, como si aquí no supiésemos echar pullas como ellos! Vayan su camino, e déjenmos hacer el nueso, y serles ha sano. -Levántate, Sancho -dijo a este punto don Quijote-, que ya veo que la Fortuna, de mi mal no harta, tiene tomados los caminos todos por donde pueda venir algún contento a esta ánima mezquina que tengo en las carnes. Y tú, ¡oh estremo del valor que puede desearse, término de la humana gentileza, único remedio deste afligido corazón que te adora!, ya que el maligno encantador me persigue, y ha puesto nubes y cataratas en mis ojos, y para sólo ellos y no para otros ha mudado y transformado tu sin igual hermosura y rostro en el de una labradora pobre, si ya también el mío no le ha cambiado en el de algún vestiglo, para hacerle aborrecible a tus ojos, no dejes de mirarme blanda y amorosamente, echando de ver en esta sumisión y arrodillamiento que a tu contrahecha hermosura hago, la humildad con que mi alma te adora.

Page 50: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

50

FranciscodeQuevedoVillegas(1580-1645)

Amor constante más allá de la muerte Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra, que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora, a su afán ansioso lisonjera; mas no de esotra parte en la ribera dejará la memoria en donde ardía; nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa; Alma a quien todo un Dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, médulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejarán, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrán sentido. Polvo serán, mas polvo enamorado. Definiendo el amor Es hielo abrasador, es fuego helado, es herida, que duele y no se siente, es un soñado bien, un mal presente, es un breve descanso muy cansado. Es un descuido, que nos da cuidado, un cobarde, con nombre de valiente, un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado. Es una libertad encarcelada, que dura hasta el postrero paroxismo, enfermedad que crece si es curada. Éste es el niño Amor, éste es tu abismo: mirad cuál amistad tendrá con nada, el que en todo es contrario de sí mismo.

Page 51: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

51

Sonetoscompletos,LuisdeGóngora(1561-1627)

Mientras por competir con tu cabello Mientras por competir con tu cabello, oro bruñido al sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello; mientras a cada labio, por cogello. siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello: goza cuello, cabello, labio y frente, antes que lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente, no sólo en plata o vïola troncada se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Page 52: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

52

LopedeVega(1562-1635)

El Caballero de Olmedo ALONSO: Lo que jamás he temido, que es algún recelo o miedo, llevo caminando a Olmedo. Pero tristezas han sido. Del agua el manso rüido y el ligero movimiento de estas ramas con el viento, mi tristeza aumentan más. Yo camino, y vuelve atrás mi confuso pensamiento. De mis padres el amor y la obediencia me lleva, aunque ésta es pequeña prueba del alma de mi valor. Conozco que fue rigor el dejar tan presto a Inés... ¡Qué escuridad! Todo es horror, hasta que el aurora en las alfombras de Flora ponga los dorados pies. (Toca.) Allí cantan. ¿Quién será? Mas será algún labrador Que camina a su labor. Lejos parece que está; pero acercándose va. Pues ¡Cómo! Lleva instrumento; y no es rústico el acento, sino sonoro y süave. ¡Qué mal la música sabe, si está triste el pensamiento! (Canten desde lejos en el vestuario y véngase acercando la voz como que camina.)

"Que de noche le mataron

al caballero, la gala de Medina, la flor de Olmedo."

ALONSO:

Cielos! ¿Qué estoy escuchando? Si es que avisos vuestros son, ya que estoy en la ocasión, ¿de qué me estás informando? Volver atrás, ¿cómo puedo? Invención de Fabia es,

Que quiere, a ruego de Inés, Hacer que no vaya a Olmedo.

La voz

"Sombras le avisaron que no saliese, y le aconsejaron que no se fuese el caballero la gala de Medina, la flor de Olmedo." Sale un LABRADOR

ALONSO: ¡Hola, buen hombre, el que

canta! LABRADOR: ¿Quién me llama? ALONSO: Un hombre soy que va perdido. LABRADOR: Ya voy. ALONSO: ([Agora] todo me espanta.) Aparte ¿Dónde vas? LABRADOR: A mi labor. ALONSO: ¿Quién esa canción te ha dado, que tristemente has cantado? LABRADOR: Allá en Medina, señor. ALONSO: A mí me suelen llamar el caballero de Olmedo, y yo estoy vivo. LABRADOR:

Page 53: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

53

No puedo deciros de este cantar más historia ni ocasión, e que a una Fabia la oí. Si os importa, ya cumplí con deciros la canción. Volved atrás. No paséis de este arroyo. ALONSO: En mi nobleza, fuera ese temor bajeza. LABRADOR: Muy necio valor tenéis. Volved, volved a Medina. ALONSO: Ven tú conmigo. LABRADOR: No puedo. ALONSO: ¡Qué de sombras finge el miedo! ¡Qué de engaños imagina! Oye, escucha. ¿Dónde fue, que apenas sus pasos siento? ¡Ah, labrador! Oye, aguarda. "Aguarda," responde el eco. ¡Muerto yo! Pero es canción que por algún hombre hicieron de Olmedo, y los de Medina en este camino han muerto. A la mitad de él estoy. ¿qué han de decir si me vuelvo? Gente viene... No me pesa; si allá van, iré con ellos. Salgan don RODRIGO y don FERNANDO y su gente RODRIGO: ¿Quién va? ALONSO: Un hombre. ¿No me ven FERNANDO: Deténgase. ALONSO: Caballeros, si acaso necesidad los fuerza a pasos como éstos, desde aquí a mi casa hay poco; no habré menester dineros que de día y en la calle

se los doy a cuantos veo que me hacen honra en pedirlos. RODRIGO: Quítese las armas luego. ALONSO: ¿Para qué? RODRIGO: Para rendillas. ALONSO: ¿Saben quién soy? FERNANDO: El de Olmedo, el matador de los toros, que viene arrogante y necio a afrentar los de Medina, el que deshonra a don Pedro con alcahuetes infames. ALONSO: Si fuérades a lo menos nobles vosotros, allá, pues tuvistes tanto tiempo, me hablárades, y no agora, que solo a mi casa vuelvo. Allá en las rejas adonde dejastes la capa huyendo, fuera bien, y no en cuadrilla a media noche, soberbios. Pero confieso, villanos, que la estimación os debo, que aun siendo tantos, sois pocos. (Riñan.) RODRIGO: Yo vengo a matar, no vengo a desafíos; que entonces te matara cuerpo a cuerpo. A MENDO Tírale. (Disparen dentro.) ALONSO: Traidores sois; pero sin armas de fuego no pudiérades matarme. ¡Jesús! Cae FERNANDO: ¡Bien lo has hecho, Mendo!

Page 54: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

54

Vanse don RODRIGO, don FERNANDO y su gente ALONSO: ¡Qué poco crédito di

los avisos del cielo! Valor propio me ha engañado, y muerto envidias y celos. Ay de mí! ¿Qué haré en un campo tan solo?

Rimas Desmayarse, atreverse, estar furioso, áspero, tierno, liberal, esquivo alentado, mortal, difunto, vivo, leal, traidor, cobarde y animoso; no hallar fuera del bien centro y reposo, mostrarse alegre, triste, humilde, altivo, enojado, valiente, fugitivo, satisfecho, ofendido, receloso; huir el rostro al claro desengaño, beber veneno por licor süave, olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe, dar la vida y el alma a un desengaño: esto es amor:quien lo probó lo sabe.

Page 55: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

55

ElburladordeSevilla,TirsodeMolina(1579-1648)

Jornada tercera Sale don DON GONZALO como de antes y encuéntrase con ellos DON JUAN: ¿Quién va? DON GONZALO: Yo soy. CATALINÓN: ¡Muerto estoy! DON GONZALO: El muerto soy; no te espantes. No entendí que me cumplieras la palabra, según haces de todos burla. DON JUAN: ¿Me tienes en opinión de cobarde? DON GONZALO: Sí, que aquella noche huíste de mí, cuando me mataste. DON JUAN: Huí de ser conocido, mas ya me tienes delante, di presto lo que me quieres. DON GONZALO: Quiero a cenar convidarte. CATALINÓN: Aquí excusamos la cena, que toda ha de ser fiambre pues no parece cocina DON JUAN: Cenemos. DON GONZALO: Para cenar es menester que levantes esa tumba. DON JUAN: Y si te importa levantaré esos pilares. DON GONZALO: Valiente estás. DON JUAN: Tengo brío, y corazón en las carnes.

CATALINÓN: Mesa de Guinea es ésta, pues, ¿no hay por allá quien lave? DON GONZALO: Siéntate. DON JUAN: ¿Adónde? CATALINÓN: Con sillas vienen ya dos negros pajes. Entran dos enlutados con sillas ... DON GONZALO: Siéntate [tú]. CATALINÓN: Yo, señor, he merendado esta tarde. DON GONZALO: No repliques. CATALINÓN: No replico. (¡Dios en paz de esto me saque!. ¿Qué plato es éste, señor? DON GONZALO: Este plato es de alacranes y víboras. CATALINÓN: ¡Gentil plato (para el que trae buena hambre! ¿No comes tú? DON JUAN: Comeré si me dieses áspid y áspides cuanto el infierno tiene. DON GONZALO: También quiero que te canten. CATALINÓN: ¿Qué vino,beben acá? DON GONZALO: Pruébalo. CATALINÓN: ¡Hiel y vinagre es este vino! DON GONZALO: Este vino exprimen nuestros lagares

Page 56: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

56

(Cantan) "Adviertan los que de Dios juzgan los castigos grandes, que no hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague". CATALINÓN: Malo es esto, vive Cristo, que he entendido este romance, y que con nosotros habla. DON JUAN: Un yelo el pecho me parte. (Cantan) "Mientras en el mundo viva, no es justo que diga nadie ¡Qué largo me lo fiáis!, siendo tan breve el cobrarse". CATALINÓN: ¿De qué es este guisadillo? DON GONZALO: De uñas. CATALINÓN: De uñas de sastre será, si es guisado de uñas. DON JUAN: Ya he cenado, haz que levanten la mesa. DON GONZALO: Dame esa mano; no temas, la mano dame. DON JUAN: ¿Eso dices? ¿Yo temor? ¡Que me abraso! ¡No me abrases con tu fuego! DON GONZALO: Éste es poco

para el fuego que buscaste. Las maravillas de Dios son, don don Juan, investigables, y así quiere que tus culpas a manos de un muerto pagues, y, si pagas de esta suerte las doncellas que burlaste, ésta es justicia de Dios. Quien tal hace, que tal pague. DON JUAN: ¡Que me abraso, no me aprietes! Con la daga he de matarte, mas, ¡ay! que me canso en vano de tirar golpes al aire! A tu hija no ofendí, que vio mis engaños antes. DON GONZALO: No importa, que ya pusiste tu intento. DON JUAN: Deja que llame quien me confiese y absuelva. DON GONZALO: No hay lugar; ya acuerdas tarde. DON JUAN: ¡Que me quemo! ¡Que me abraso! Muerto soy. Cae muerto don DON JUAN CATALINÓN: No hay quien se escape, que aquí tengo de morir también por acompañarte. DON GONZALO: Ésta es justicia de Dios. Quien tal hace, que tal pague.

Page 57: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

57

Lavidaessueño,CalderóndelaBarca(1600-1681)

Segismundo

¡Ay mísero de mí, y ay infelice! Apurar, cielos, pretendo, ya que me tratáis así, qué delito cometí contra vosotros naciendo. Aunque si nací, ya entiendo qué delito he cometido; bastante causa ha tenido vuestra justicia y rigor, pues el delito mayor del hombre es haber nacido. Sólo quisiera saber para apurar mis desvelos -dejando a una parte, cielos, el delito del nacer-, ¿qué más os pude ofender, para castigarme más? ¿No nacieron los demás? Pues si los demás nacieron, ¿qué privilegios tuvieron que no yo gocé jamás?

(...)

Tu voz pudo enternecerme, tu presencia suspenderme, y tu respeto turbarme. ¿Quién eres? Que aunque yo aquí tan poco del mundo sé, que cuna y sepulcro fue esta torre para mí; y aunque desde que nací -si esto es nacer- sólo advierto ese rústico desierto donde miserable vivo, siendo un esqueleto vivo, siendo un animado muerte...

(...)

¡Válgame el cielo! ¿Qué veo? - Válgame el cielo! ¿Qué miro?

Con poco espanto lo admiro, con mucha duda lo creo. ¿Yo en palacios suntuosos? ¿Yo entre telas y brocados? ¿Yo cercado de crïados tan lucidos y brïosos? ¿Yo despertar de dormir en lecho tan excelente? ¿Yo en medio de tanta gente que me sirva de vestir? ¡Decir que es sueño es engaño! Bien sé que despierto estoy. ¿Yo Segismundo no soy? Dadme, cielos, desengaño. Decidme, ¿qué pudo ser esto que a mi fantasía sucedió mientras dormía, que aquí me he llegado a ver? Pero sea lo que fuere, ¿Quién me mete en discurrir? Dejarme quiero servir, y venga lo que viniere.

(...)

Es verdad; pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos; y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive, sueña lo que es, hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando, disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y en cenizas le convierte la muerte, ¡desdicha fuerte! ¿Que hay quien intente reinar,

Page 58: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

58

viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte? Sueña el rico en su riqueza, que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son,

aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.

Page 59: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

59

Épocailustrada:(1701-1833)

Cartas Marruecas , JoséCadalso(1741-1782)

(Carta XLIV)

De Nuño a Gazel, respuesta de la antecedente Empiezo a responder a tu última carta por donde la acabaste. El siglo pasado no nos ofrece cosa que pueda lisonjearnos. Se me figura España desde fin de 1500 como una casa grande que ha sido magnífica y sólida, pero que por el discurso de los siglos se va cayendo y cogiendo debajo a los habitantes. Aquí se desploma un pedazo del techo, allí se hunden dos paredes, más allá se rompen dos columnas, por esta parte faltó un cimiento, por aquélla se entró el agua de las fuentes, por la otra se abre el piso; los moradores gimen, no saben dónde acudir; aquí se ahoga en la cuna el dulce fruto del matrimonio fiel; allí muere de golpes de las ruinas, y aun más del dolor de ver a este espectáculo, el anciano padre de la familia; más allá entran ladrones a aprovecharse de la desgracia; no lejos roban los mismos criados, por estar mejor instruidos, lo que no pueden los ladrones que lo ignoran.

Si esta pintura te parece más poética que verdadera, registra la historia, y verás cuán justa es la comparación. Al empezar este siglo, toda la monarquía española, comprendidas las dos Américas, media Italia y Flandes, apenas podía mantener veinte mil hombres, y ésos mal pagados y peor disciplinados. Seis navíos de pésima construcción, llamados galeones, y que traían de Indias el dinero que escapase los piratas y corsarios; seis galeras ociosas en Cartagena, y algunos navíos que se alquilaban según las urgencias para transporte de España a Italia, y de Italia a España, formaban toda la armada real. Las rentas reales, sin bastar para mantener la corona, sobraban para aniquilar al vasallo, por las confusiones introducidas en su cobro y distribución. La agricultura, totalmente arruinada, el comercio, meramente pasivo, y las fábricas, destruidas, eran inútiles a la monarquía. Las ciencias iban decayendo cada día. Introducíanse tediosas y vanas disputas que se llamaban filosofía; en la poesía admitían equívocos ridículos y pueriles; el Pronóstico, que se hacía junto con el Almanak, lleno de insulseces de astrología judiciaria, formaba casi toda la matemática que se conocía; voces hinchadas y campanudas, frases dislocadas, gestos teatrales iban apoderándose de la oratoria práctica y especulativa. Aun los hombres grandes que produjo aquella era solían sujetarse al mal gusto del siglo, como hermosos esclavos de tiranos feísimos. ¿Quién, pues, aplaudirá tal siglo?

Page 60: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

60

A Dorila, MeléndezValdés(1754-1817)

¡Cómo se van las horas, y tras ellas los días, y los floridos años de nuestra frágil vida! La vejez luego viene del amor enemiga, y entre fúnebres sombras la muerte se avecina, que escuálida y temblando, fea, informe, amarilla, nos aterra, y apaga El cuerpo se entorpece, los ayes nos fatigan, nos huyen los placeres, y deja la alegría. Si esto, pues, nos aguarda, ¿para qué, mi Dorila, son los floridos años de nuestra frágil vida? Para juegos y bailes, y cantares y risas nos los dieron los cielos, las gracias los destinan. Ven, ¡ay! ¿qué te detienes? Ven, ven, paloma mía, debajo de estas parras, do lene' el viento aspira, y entre brindis süaves y mimosas delicias, de la niñez gocemos, pues vuela tan aprisa.

Page 61: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

61

ElSídelasniñas,LeandroFernándezdeMoratín(1790-1828)

Acto II

ESCENA VII D. CARLOS, DOÑA FRANCISCA (Sale D. CARLOS por la puerta del foro) D. CARLOS ¡Paquita!... ¡Vida mía! Ya estoy aquí... ¿Cómo va, hermosa; cómo va? DOÑA FRANCISCA Bienvenido. D. CARLOS ¿Cómo tan triste?... ¿No merece mi llegada más alegría? DOÑA FRANCISCA Es verdad; pero acaban de sucederme cosas que me tienen fuera de mí... Sabe usted... Sí, bien lo sabe usted... Después de escrita aquella carta, fueron por mí... Mañana a Madrid... Ahí está mi madre. D. CARLOS ¿En dónde? DOÑA FRANCISCA Ahí, en ese cuarto. (Señalando al cuarto de Dª Irene.) D. CARLOS ¿Sola? DOÑA FRANCISCA No, señor. D. CARLOS Estará en compañía del prometido esposo. (Se acerca al cuarto de Doña Irene, se detiene y vuelve.) Mejor... Pero ¿no hay nadie más con ella DOÑA FRANCISCA Nadie más, solos están... ¿Qué piensa usted hacer? D. CARLOS Si me dejase llevar de mi pasión y de lo que esos ojos me inspiran, una temeridad... Pero tiempo hay... Él también será hombre de honor, y no es justo insultarle porque quiere bien a una mujer tan digna de ser querida... Yo no conozco a su madre de usted ni... Vamos, ahora nada se puede hacer... Su decoro de usted merece la primera atención. DOÑA FRANCISCA Es mucho el empeño que tiene en que me case con él. D. CARLOS No importa. DOÑA FRANCISCA Quiere que esta boda se celebre así que lleguemos a Madrid. D. CARLOS ¿Cuál?... No. Eso no. DOÑA FRANCISCA Los dos están de acuerdo, y dicen... D. CARLOS Bien. Dirán... Pero no puede ser. DOÑA FRANCISCA Mi madre no me habla continuamente de otra materia. Me amenaza, me ha llenado de temor... El insta por su parte, me ofrece tantas cosas, me... D. CARLOS Y usted, ¿qué esperanza le da?... ¿Ha prometido quererle mucho?

Page 62: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

62

DOÑA FRANCISCA ¡Ingrato!... ¿Pues no sabe usted que... ? ¡Ingrato! D. CARLOS Sí; no lo ignoro, Paquita... Yo he sido el primer amor. DOÑA FRANCISCA Y el último. D. CARLOS Y antes perderé la vida que renunciar al lugar que tengo en ese corazón... Todo él es mío... ¿Digo bien? (Asiéndola de las manos.) DOÑA FRANCISCA ¿Pues de quién ha de ser? D. CARLOS ¡Hermosa! ¡Qué dulce esperanza me anima!... Una sola palabra de esa boca me asegura... Para todo me da valor... En fin, ya estoy aquí... ¿Usted me llama para que la defienda, la libre, la cumpla una obligación mil y mil veces prometida? Pues a eso mismo vengo yo... Si ustedes se van a Madrid mañana, yo voy también. Su madre de usted sabrá quién soy... Allí puedo contar con el favor de un anciano respetable y virtuoso, a quien más que tío debo llamar amigo y padre. No tiene otro deudo más inmediato ni más querido que yo; es hombre muy rico, y si los dones de la fortuna tuviesen para usted algún atractivo, esta circunstancia añadiría felicidades a nuestra unión. DOÑA FRANCISCA ¿Y qué vale para mí toda la riqueza del mundo? D. CARLOS Ya lo sé. La ambición no puede agitar a un alma tan inocente. DOÑA FRANCISCA Querer y ser querida... No apetezco más ni conozco mayor fortuna. D. CARLOS Ni hay otra... Pero usted debe serenarse, y esperar que la suerte mide nuestra aflicción presente en durables dichas. DOÑA FRANCISCA ¿Y qué se ha de hacer para que a mi pobre madre no le cueste una pesadumbre?... ¡Me quiere tanto!... Si acabo de decirla que no la disgustaré, ni me apartaré de su lado jamás; que siempre seré obediente y buena,. ¡Y me abrazaba con tanta ternura! Quedó tan consolada con lo poco que acerté a decirla... Yo no sé, no sé qué camino ha de hallar usted para salir de estos ahogos. D. CARLOS Yo le buscaré... ¿No tiene usted confianza en mí? DOÑA FRANCISCA ¿Pues no he de tenerla? ¿Piensa usted que estuviera yo viva si esa esperanza no me animase? Sola y desconocida de todo el mundo, ¿qué había yo de hacer? Si usted no hubiese venido, mis melancolías me hubieran muerto, sin tener a quién volver los ojos, ni poder comunicar a nadie la causa de ellas... Pero usted ha sabido proceder como caballero y amante, y acaba de darme con su venida la prueba de lo mucho que me quiere. (Se enternece y llora.) D. CARLOS ¡Qué llanto!...¡Cómo persuade!... Sí, Paquita, yo sólo basto para defenderla a usted de cuantos quieran oprimirla. A un amante favorecido, ¿quién puede oponérsele? Nada hay que temer. DOÑA FRANCISCA ¿Es posible? D. CARLOS Nada... Amor ha unido nuestras almas en estrechos nudos, y sólo la muerte bastará a dividirlas. ESCENA VIII RITA, D. CARLOS, DOÑA FRANCISCA

Page 63: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

63

RITA Señorita, adentro. La mamá pregunta por usted. Voy a traerla cena, y se van a recoger al instante... Y usted, señor galán, ya puede también disponer de su persona. D. CARLOS Sí, que no conviene anticipar sospechas... Nada tengo que añadir. DOÑA FRANCISCA Ni yo. D. CARLOS Hasta mañana. Con la luz del día veremos a este dichoso competidor. RITA Un caballero muy honrado, muy rico, muy prudente; con su chupa larga, su camisola limpia y sus sesenta años debajo del peluquín. (Se va por la puerta del foro) DOÑA FRANCISCA Hasta mañana. D. CARLOS Adiós. Paquita. DOÑA FRANCISCA Acuéstese usted y descanse. D. CARLOS ¿Descansar con celos? DOÑA FRANCISCA ¿De quién? D. CARLOS Buenas noches... Duerma usted bien, Paquita. DOÑA FRANCISCA ¿Dormir con amor? D. CARLOS Adiós, vida mía. DOÑA FRANCISCA Adiós. (Éntrase al cuarto de Doña Irene) Acto III ESCENA XII DOÑA FRANCISCA, RITA, DOÑA IRENE, D. DIEGO RITA Señora. DOÑA FRANCISCA ¿Me llamaba usted? DOÑA IRENE Sí, hija, sí; porque el señor D. Diego nos trata de un modo que ya no se puede aguantar. ¿Qué amores tienes, niña? ¿A quién has dado palabra de matrimonio? ¿Qué enredos son éstos?... Y tú, picarona... Pues tú también lo has de saber... Por fuerza lo sabes...¿Quién ha escrito este papel? ¿Qué dice? (Presentando el papel abierto a D. Francisca.) RITA (Aparte a D. Francisca.) Su letra es. DOÑA FRANCISCA ¡Qué maldad!... Señor D. Diego, ¿así cumple usted su palabra? D. DIEGO Bien sabe Dios que no tengo la culpa... Venga usted aquí. (Tomando de una mano a Dª Francisca, la pone a su lado.) No hay que temer... Y usted, señora, escuche y calle, y no me ponga en términos de hacer un desatino... Deme usted ese papel... (Quitándole el papel.) Paquita, ya se acuerda usted de las tres palmadas de esta noche. DOÑA FRANCISCA Mientras viva me acordaré.

Page 64: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

64

D. DIEGO Pues éste es el papel que tiraron a la ventana... No hay que asustarse, ya lo he dicho. (Lee.) Bien mío; si no consigo hablar con usted, haré lo posible para que llegue a sus manos esta carta. Apenas me separé de usted, encontré en la posada al que yo llamaba mi enemigo, y al verle no sé cómo no expiré de dolor. Me mandó que saliera inmediatamente de la ciudad, y fue preciso obedecerle. Yo me llamo D. Carlos, no D. Félix. D. Diego es mi tío. Viva usted dichosa, y olvide para siempre a su infeliz amigo.—Carlos de Urbina. DOÑA IRENE ¿Conque hay eso? DOÑA FRANCISCA Triste de mí! DOÑA IRENE ¿Conque es verdad lo que decía el señor, grandísima picarona? Te has de acordar de mí. (Se encamina hacia Dª Francisca, muy colérica, y en ademán de querer maltratarla. Rita y D. Diego lo estorban.) DOÑA FRANCISCA ¡Madre!... ¡Perdón! DOÑA IRENE No, señor; que la he de matar. D. DIEGO ¿Qué locura es ésta? DOÑA IRENE He de matarla. ESCENA XIII D. CARLOS, D. DIEGO, DOÑA IRENE, DOÑA FRANCISCA, RITA (Sale D. Carlos del cuarto precipitadamente; coge de un brazo a D. Francisca, se la lleva hacia el fondo del teatro y se pone delante de ella para defenderla. D. Irene se asusta y se retira.) D. CARLOS Eso no... Delante de mí nadie ha de ofenderla. DOÑA FRANCISCA ¡Carlos! D. CARLOS (A D. Diego.) Disimule usted mi atrevimiento... He visto que la insultaban y no me he sabido contener. DOÑA IRENE ¿Qué es lo que me sucede, Dios mío? ¿Quién es usted?... ¿Qué acciones son éstas?... ¡Qué escándalo! D. DIEGO Aquí no hay escándalos... Ése es de quien su hija de usted está enamorada... Separarlos y matarlos viene a ser lo mismo... Carlos... No importa... Abraza a tu mujer. (Se abrazan D. Carlos y D. Francisca, y después se arrodillan a los pies de D. Diego.) DOÑA IRENE ¿Conque su sobrino de usted? D. DIEGO Sí, señora; mi sobrino, que con sus palmadas, y su música, y su papel me ha dado la noche más terrible que he tenido en mi vida... ¿Qué es esto, hijos míos; qué es esto. DOÑA FRANCISCA ¿Conque usted nos perdona y nos hace felices? D. DIEGO Sí, prendas de mi alma... Sí. (Los hace levantar con expresión de ternura.) DOÑA IRENE ¿Y es posible que usted se determina a hacer un sacrificio?...

Page 65: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

65

D. DIEGO Yo pude separarlos para siempre y gozar tranquilamente la posesión de esta niña amable, pero mi conciencia no lo sufre...¡Carlos!...¡Paquita! ¡Qué dolorosa impresión me deja en el alma el esfuerzo que acabo de hacer!... Porque, al fin, soy hombre miserable y débil. D. CARLOS Si nuestro amor (Besándole las manos), si nuestro agradecimiento pueden bastar a consolar a usted en tanta pérdida... DOÑA IRENE ¡Conque el bueno de D. Carlos! Vaya que... D. DIEGO Él y su hija de usted estaban locos de amor, mientras que usted y las tías fundaban castillos en el aire, y me llenaban la cabeza de ilusiones, que han desaparecido como un sueño... Esto resulta del abuso de autoridad, de la opresión que la juventud padece, y éstas son las seguridades que dan los padres y los tutores, y esto lo que se debe fiar en el sí de las niñas... Por una casualidad he sabido a tiempo el error en que estaba... ¡Ay de aquellos que lo saben tarde! DOÑA IRENE En fin, Dios los haga buenos, y que por muchos años se gocen... Venga usted acá, señor; venga usted, que quiero abrazarte. (Abrazando a D. Carlos. Dª Francisca se arrodilla y besa la mano a su madre.) Hija, Francisquita. ¡Vaya! Buena elección has tenido... Cierto que es un mozo muy galán... Morenillo, pero tiene un mirar de ojos muy hechicero. RITA Sí, dígaselo usted, que no lo ha reparado la niña... Señorita, un millón de besos. (Se besan Dª Francisca y Rita.) DOÑA FRANCISCA Pero ¿ves qué, alegría tan grande?...¡Y tú, como me quieres tanto!... Siempre, siempre serás mi amiga. D. DIEGO Paquita hermosa (Abraza a D. Francisca), recibe los primeros abrazos de tu nuevo padre... No temo ya la soledad terrible que amenazaba a mi vejez... Vosotros (asiendo de los manos a Dª Francisca y a D. Carlos) seréis la delicia de mi corazón; y el primer fruto de vuestro amor..., sí, hijos, aquél.... no hay remedio, aquél es para mí. Y cuando le acaricie en mis brazos, podré decir: a mí me debe su existencia este niño inocente; si sus padres viven, si son felices, yo he sido la causa. D. CARLOS ¡Bendita sea tanta bondad! D. DIEGO Hijos, bendita sea la de Dios. FIN

Page 66: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

66

TérminosLiterarios Acotación: Notas en prosa en la obra teatral, que advierte y explica todo lo relativo a la acción o movimiento de los personajes y al servicio de la escena. Alegoría: Literatura en la que se narra parlelamente personajes que representan claramente valores abstractos: niño alado con arca y flecha = Cupido = amor, mujer de ojos vendados con una balanza en la mano = la justicia, etc.

Alejandrino: Verso de catorce sílabas.

Aliteración: Repetición del mismo sonido.

Anagnórisis final: En el poema dramático, descubrimiento de una verdad que se ignoraba.

Antagonista: Personaje que es enemigo principal del protagonista.

Antropomorfismo: Atribución de características humanas a las cosas.

Apóstrofe: Figura que consiste en dirigir la palabra con vehemencia en segunda persona a una o varias, presentes o ausentes, vivas o muertas, a seres abstractos o a cosas inanimadas, o en dirigírsela a sí mismo en iguales términos.

Arte Mayor: Versos de nueve sílabas o más. Se escriben en mayúsculas.

Arte Menor: Versos de ocho sílabas o menos. Se escriben en minúsculas.

El arte por el arte: Doctrina según la que el fin del arte es producir efectos estéticos sin otra consideración alguna.

Bucólico: Pastoril. En la poesía un poema bucólico generalmente es pastoril, o sea, un largo poema narrativo con pastores idealizados y aristocráticos. Todos están enamorados, pero casi siempre hay complicacones. La pastora estará enarmorada de otro o ella se mantiene independiente, o ella muere, así creando profunda melancolía en el pastor.

Cantar de gesta: Poema épico, un poema largo narrativo, originalmente oral, en el cual episodios importantes de un héroe se relatan.

Capa y espada: Se refiere a dramas del Siglo de Oro que tratan de amores e intrigas entre la aristocracia.

Comedia: Obra de teatro, que después de ciertas complicaciones, generalmente tiene desenlace feliz.

Page 67: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

67

Concepto: Metáfora violenta y sorprendente. "La vida son pañales y mortaja." -- F. Quevedo

Cuaderna Vía: Estrofa formada de cuatro versos alejandrinos monorrimos.

Egloga: Poema pastoril. En la poesía un poema bucólico generalmente es pastoril, o sea, un largo poema narrativo con pastores idealizados y aristocráticos. Todos están enamorados, pero casi siempre hay complicacones. La pastora estará enarmorada de otro o ella se mantiene independiente, o ella muere, así creando profunda melancolía en el pastor.

Elegía: Poema largo y meditativo cuya inspiración es la muerte de alguien. Generalmente hay consuelo al final. Coplas por la muerte de su padre de Jorge Manrique,” Canto a Teresa” de Espronceda.

Endecasílabo: Verso de once sílabas, introducido por el Marqués de Santillana en el s. XV, y luego perfeccionado por DON JUAN Boscán y sobre todo por Garcilaso de la Vega en el siglo XVI. Creó una especie de revolución en la métrica castellana de la época. Ahora el verso "clásico" será el endecasílbo.

Estrofa: Grupo de versos dentro de un poema.

Fábula: Cuento en el que hablan animales y que contiene una lección moral o moraleja.

Género literario: Clasificación de literatura. Novela - Drama - Poesía. O: novela gótica, novela picaresca, etc.

Hemistiquio: mitad de un verso dividida por cesura.

Hipérbaton: Alteración de orden lógico de palabras; generalmente el adjetivo se encuentra algo lejo de su sustantivo: "La verdad que necesitamos entender divina."

Humanismo: Movimiento del Renacimiento según el cual se aprecian los valores clásicos de Roma y Grecia. Sin abandonar la religión hay ahora un nuevo enfoque sobre los valores humanos.

Ironía: Término complicado que se caracteriza generalmente por una disyunción entre lo que se dice y lo que se entiende o se significa.

Lírica: Poesía en la que predominan las emociones y sentimientos del poeta.

Melodrama: Literalmente drama con música. Caracterizada por demasiado énfasis en los efectos sobre las emociones.

Metáfora: Tropo poético que consiste en un elemento sustituido (dientes, por ejemplo) y otro sustituyente (perlas). Si los dos elementos están presentes, es símil: " Tus dientes son como perlas." (Véase metonimia, sinécdoque).

Page 68: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

68

Metonimia: Tipo de metáfora en la que un aspecto del objeto lo representa: "Me gusta leer a Shakespeare." (esto es, las obras literarias de S.) "Tomé varias copas." (esto es, de vino) "Vamos a tomar un Jerez". (vino de Jerez) "La Casa Blanca anunció esta mañana."

Octosílabo: Verso de ocho sílabas.

Onomatopeya: Imitación poética de sonidos.

Parodia: Obra que se burla de otra obra o género literario. Don Quijote es una parodia de las novelas de caballería.

Perífrasis: Expresión poética donde varias palabras se emplean en vez de sólo una. Cuando el rubicundo Apolo tendió sus cabellos dorados sobre la faz de la tierra " = por la mañana.

Personificación: Atribuir a seres no racionales cualidades humanas: "La luna comprende mi dolor esta noche tan triste Pleonasmo: Repetición innecesaria. "Polvo sucio."

Rima: asonante. Se dice que riman de forma asonante las palabras en las que coinciden las vocales acentuadas de cada sílaba a partir de la última vocal tónica. consonante (o rima perfecta o total) es la que se produce entre dos o más versos cuando los fonemas de sus últimas palabras coinciden a partir de la vocal acentuada.

Romance: Poema épico-lírico breve, generalmente anónimo y de origen popular, de versos octosilábicos de rima asonante en los versos pares. A veces el comienzo o el final parece truncado, hay diálogo a menudo, y se nota confusión de tiempos verbales, sobre todo el presente con el imperfecto.Originalmente fue recitado por un juglar en la plaza pública y se escribieron después (s. XV y XVI).Consiste en varios ciclos o grupos temáticos: Carlomagno, el rey Arturo, la pérdida de España, fronterizos, los infantes de Lara, Bernardo del Carpio, de tipo misterioso, entre otros. En el Siglo de Oro hay romances de poetas famosos (Lope de Vega, Góngora) y sus temas siguen en las comedias. Sigue su vigor en el romanticismo español (el Duque de Rivas y José de Zorrilla) e incluso en el s. XX con Federico García Lorca (El romancero gitano).

Sátira: Obra que se burla de un aspecto de la sociedad. La novela picaresca siempre tiene una visión irónica, a veces cruel, sobre la sociedad española.

Sainete: Obra teatral breve que retrata costumbres sociales de "local color." Ramón de la Cruz es probablemente el escritor más famoso de éstos.

Serranilla: Poema lírico que presenta un encuentro y diálogo amoroso entre un caballero y una serrana.

Símbolo: Objeto de forma concreta y específica (p. ej., una cruz, una bandera nacional, una vara) que representa (simboliza) algo abtracto o conceptual (p.ej., cruz = la religión cristiana, bandera = la patria, vara = el poder real).

Page 69: Antologia 1 estudiantes · Jimena lamenta el desamparo en que queda la niñez de sus hijas. El Cid espera llegar a casarlas honradamente. (Versión en castellano moderno de Pedro

69

Símil: Metáfora en la que están presentes ambos el elemento sustituído y el sustituyente: "Tus ojos son como esmeraldas."

Sinécdoque: tipo de metáfora en la que una parte representa la totalidad: "All hands on deck." "Luego habló la barba larga."

Sinestesia: Lenguaje metafórico según el cual se confunden los cinco sentidos. Ejemplos:" Una blancura silenciosa." "de sabor amarillo," "Un frío ensordecedor" Los simbolistas franceses ( s. XIX) emplean la sinestesia para así intentar captar nuevas realidades.

Soneto: Poema de origen italiano de catorce versos, con dos cuartetos y dos tercetos, todos endecasilábicos. Francesco Petrarca (s. XIV) normalizó la forma. Hay rima entre los cuartetos (p. ej. ABBA, ABBa) y también entre los tercetos (p.ej: CDC, CDC). Es muy popular en el Siglo de Oro y después. El soneto de Shakespeare es de tres cuartetos y dos versos pareados.

Tragedia: Drama en el que un héroe "admirable" sufre de un defecto del cual no se da cuenta. A menudo sufre de la soberbia (= "hubris"). Un coro proclama el desastre inevitable, pero el héroe sigue ciego hasta que muere. Su muerte (la catástrofe) comunica una terrible sensación de pérdida, de miedo y de compasión o misericordia. El público también siente una especie de renovación (="catarsis") casi religiosa y teurapéutica a la vez.

Trance: Suceso sorprendente o momento crítico en una obra literaria.

Verosimilitud: Literatura que parece verdadera, creíble, plausible, etc. Los hechos corresponden a la realidad. Gustave Flaubert se preocupaba incluso de consultar el horario de las idas y vueltas de barcos, etc. Inverosimilitudes, por lo tanto, se refieren a disparates tales como tomar un tren de París a Madrid y decir que fue un viaje de tres horas.

Verso: Renglón de poesía