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Antología de poesía hispanoamericana Introducción a la literatura. Grupo IV. II semestre/2014 1. Arango, José Manuel (Colombia, 1937-2002). "Hay gentes que llegan pisando duro". 2. Cadenas, Rafael (Venezuela, 1930). "Derrota". 3. Dalton, Roque (El Salvador, 1935-1975). "Huelo mal". 4. García Marruz, Fina (Cuba, 1923). "Ya yo también estoy entre los otros". 5. Juarroz, Roberto (Argentina, 1925-1995) Cambiar la propia imagen. 6. Neruda, Pablo (Chile, 1904-1973). "Walking around". 7. Paz, Octavio (México, 1914-1998). "La caída" 8. "La caída II" 9. Pizarnik , Alejandra (Argentina, 1936-1972). "La enamorada". 10. Rivero , Mario (Colombia, 1935-2009). "Un habitante". 11. Sánchez Peláez , Juan (Venezuela, 1922-2003). Mi animal de costumbre. 12. Vallejo, Cesar (Perú, 1892-1938). "Hoy me gusta la vida mucho menos". 13. "Los heraldos negros". 14. "Me viene, hay días, una gana ubérrima". 15. Vilariño , Idea (Uruguay, 1920-2009). "Yo".

Antologia de Poesia Hispanoamericana

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Antología de poesía latinoamericana en torno a la representación del sujeto

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  • Antologa de poesa hispanoamericana Introduccin a la literatura. Grupo IV. II semestre/2014

    1. Arango, Jos Manuel (Colombia, 1937-2002). "Hay gentes que llegan pisando duro". 2. Cadenas, Rafael (Venezuela, 1930). "Derrota". 3. Dalton, Roque (El Salvador, 1935-1975). "Huelo mal". 4. Garca Marruz, Fina (Cuba, 1923). "Ya yo tambin estoy entre los otros". 5. Juarroz, Roberto (Argentina, 1925-1995) Cambiar la propia imagen. 6. Neruda, Pablo (Chile, 1904-1973). "Walking around". 7. Paz, Octavio (Mxico, 1914-1998). "La cada" 8. "La cada II" 9. Pizarnik , Alejandra (Argentina, 1936-1972). "La enamorada". 10. Rivero , Mario (Colombia, 1935-2009). "Un habitante". 11. Snchez Pelez , Juan (Venezuela, 1922-2003). Mi animal de costumbre. 12. Vallejo, Cesar (Per, 1892-1938). "Hoy me gusta la vida mucho menos". 13. "Los heraldos negros". 14. "Me viene, hay das, una gana ubrrima". 15. Vilario , Idea (Uruguay, 1920-2009). "Yo".

  • 1. Arango, Jos Manuel (Colombia). Hay gentes que llegan pisando duro Hay gentes que llegan pisando duro que gritan y ordenan que se sienten en este mundo como en su casa Gentes que todo lo consideran suyo que quiebran y arrancan que ni siquiera agradecen el aire Y no les duele un hueso no dudan ni sienten un temor van erguidos y hasta se tutean con la muerte Yo no s francamente cmo hacen cmo no entienden

    2. Cadenas, Rafael (Venezuela) Derrota Yo que no he tenido nunca un oficio que ante todo competidor me he sentido dbil que perd los mejores ttulos para la vida que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solucin) que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los ms aptos que me arrimo a las paredes para no caer del todo que soy objeto de risa para m mismo que cre que mi padre era eterno que he sido humillado por profesores de literatura

    que un da pregunt en qu poda ayudar y la respuesta fue una risotada que no podr nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo que tengo vergenza por actos que no he cometido que poco me ha faltado para echar a correr por la calle que he perdido un centro que nunca tuve que me he vuelto el hazmerrer de mucha gente por vivir en el limbo que no encontrar nunca quin me soporte que fui preterido en aras de personas ms miserables que yo que seguir toda la vida as y que el ao entrante ser muchas veces ms burlado en mi ridcula ambicin que estoy cansado de recibir consejos de otros ms aletargados que yo (Ud. es muy quedado, avspese, despierte) que nunca podr viajar a la India que he recibido favores sin dar nada en cambio que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma que me dejo llevar por los otros que no tengo personalidad ni quiero tenerla que todo el da tapo mi rebelin que no me he ido a las guerrillas que no he hecho nada por mi pueblo que no soy de las FALN y me desespero por todas estas cosas y por otras cuya enumeracin sera interminable que no puedo salir de mi prisin que he sido dado de baja en todas partes por intil que en realidad no he podido casarme ni ir a Pars ni tener un da sereno que me niego a reconocer los hechos que siempre babeo sobre mi historia

  • que soy imbcil y ms que imbcil de nacimiento que perd el hilo del discurso que se ejecutaba en m y no he podido encontrarlo que no lloro cuando siento deseos de hacerlo que llego tarde a todo que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas que anso la inmovilidad perfecta y la prisa impecable que no soy lo que soy ni lo que no soy que a pesar de todo tengo un orgullo satnico aunque a ciertas horas haya sido humilde hasta igualarme a las piedras que he vivido quince aos en el mismo crculo que me cre predestinado para algo fuera de lo comn y nada he logrado que nunca usar corbata que no encuentro mi cuerpo que he percibido por relmpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotacin, mi extravo una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano me levantar del suelo ms ridculo todava para seguir burlndome de los otros y de m hasta el da del juicio final.

    3. Dalton, Roque (El Salvador). "Huelo mal". Huelo a color de luto en esos das que las flores enferman por su pecho cuando se muere a secas el que es pobre confiando en que ya pronto llover. Huelo a historia de pequea catstrofe tanto que se ha podido quedar con los cadveres huelo a viejo desorden hecho fe doctorada en respeto su gran llama.

    Huelo a lejos del mar no me defiendo el algo he de morir por tal olor huelo a psame magro les deca a palidez de sombra a casa muerta. Huelo a sudor del hierro a polvo puesto a deslavar con la luz de la luna a hueso abandonado cerca del laberinto bajo los humos del amanecer. Huelo a un animal que slo yo conozco desfallecido sobre el terciopelo huelo a dibujo de nio fatal a eternidad que nadie buscara. Huelo a cuando ya es tarde para todo.

    4. Garca Marruz, Fina (Cuba). "Ya yo tambin estoy entre los otros". Yo ya tambin estoy entre los otros que decan, mirndonos con aire de tan fina tristeza, "Vamos, jueguen", para apartarnos. Y en la penumbra bella de los bancos del parque atardecidos de qu hablaban, oh d, y quines eran? Superiores, cual dioses, daban pena. Se pareca muchsimo si lentos nos miraban distantes, como un grupo de rboles que une un da de otoo. Yo ya tambin estoy entre los otros, de quienes nos burlbamos a veces,

  • all como unos tontos, tan cansados. Nosotros, los pequeos, los que nada tenamos, mirbamos, sin verlos, aquel su modo de estar todos de acuerdo. Y ahora que he caminado lenta hasta sus bancos a reunirme con ellos para siempre, ya yo tambin estoy entre los otros, los mayores de edad, los melanclicos, y qu extrao parece, no es verdad?

    5. Jurroz, Roberto (Argentina). Cambiar la propia imagen peridicamente, no para hacer menos montona la visin de quien nos mira, sino para llenar de otra manera desde adentro el continente de nuestra ficcin. Y desde cada imagen distinta, volver a palpar el mundo, a escalar sus depsitos de ausencia, a repetir los viejos ademanes como si fueran nuevos y a recortar quiz en la antigua fibra un grano de sustancia diferente o que caiga tan slo hacia otro lado. Cambiar de imagen cada tanto, como se cambia el sueo cada noche, para que sea menos aburrida la carambola del abismo

    y la ilusin indemostrable de que nosotros la jugamos.

    6. Neruda, Pablo (Chile). Walking around

    Sucede que me canso de ser hombre. Sucede que entro en las sastreras y en los cines marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro navegando en un agua de origen y ceniza.

    El olor de las peluqueras me hace llorar a gritos. Slo quiero un descanso de piedras o de lana, slo quiero no ver establecimientos ni jardines, ni mercaderas, ni anteojos, ni ascensores.

    Sucede que me canso de mis pies y mis uas y mi pelo y mi sombra. Sucede que me canso de ser hombre.

    Sin embargo sera delicioso asustar a un notario con un lirio cortado o dar muerte a una monja con un golpe de oreja. Sera bello ir por las calles con un cuchillo verde y dando gritos hasta morir de fro.

    No quiero seguir siendo raz en las tinieblas, vacilante, extendido, tiritando de sueo, hacia abajo, en las tripas mojadas de la tierra, absorbiendo y pensando, comiendo cada da.

  • No quiero para m tantas desgracias. No quiero continuar de raz y de tumba, de subterrneo solo, de bodega con muertos ateridos, murindome de pena.

    Por eso el da lunes arde como el petrleo cuando me ve llegar con mi cara de crcel, y alla en su transcurso como una rueda herida, y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

    Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas hmedas, a hospitales donde los huesos salen por la ventana, a ciertas zapateras con olor a vinagre, a calles espantosas como grietas.

    Hay pjaros de color de azufre y horribles intestinos colgando de las puertas de las casas que odio, hay dentaduras olvidadas en una cafetera, hay espejos que debieran haber llorado de vergenza y espanto,

    hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

    Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos, con furia, con olvido, paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia, y patios donde hay ropas colgadas de un alambre: calzoncillos, toallas y camisas que lloran lentas lgrimas sucias.

    7. Paz, Octavio (Mxico). LA CADA a la memoria de Jorge Cuesta I Abre simas en todo lo creado, abre el tiempo la entraa de lo vivo, y en la hondura del pulso fugitivo se precipita el hombre desangrado. Vrtigo del minuto consumado! En el abismo de mi ser nativo, en mi nada primera, me desvivo: yo mismo frente a m, ya devorado. Pierde el alma su sal, su levadura, en concntricos ecos sumergida, en sus cenizas anegada, oscura. Mana el tiempo su ejrcito impasible, nada sostiene ya, ni mi cada, transcurre solo, quieto, inextinguible. 8. LA CADA II Prfugo de mi ser, que me despuebla la antigua certidumbre de m mismo, busco mi sal, mi nombre, mi bautismo, las aguas que lavaron mi tiniebla. Me dejan tacto y ojos slo niebla, niebla de m, mentira y espejismo:

  • qu soy, sino la sima en que me abismo, y qu, si no el no ser, lo que me puebla? El espejo que soy me deshabita: un caer en m mismo inacabable al horror del no ser me precipita. Y nada queda sino el goce impo de la razn cayendo en la inefable y helada intimidad de su vaco.

    9. Pizarnik , Alejandra (Argentina). La enamorada Esta lgubre mana de vivir esta recndita humorada de vivir te arrastra alejandra no lo niegues. hoy te miraste en el espejo y te fue triste estabas sola la luz ruga el aire cantaba pero tu amado no volvi enviars mensajes sonreirs tremolars tus manos as volver tu amado tan amado oyes la demente sirena que lo rob el barco con barbas de espuma donde murieron las risas recuerdas el ltimo abrazo oh nada de angustias re en el pauelo llora a carcajadas

    pero cierra las puertas de tu rostro para que no digan luego que aquella mujer enamorada fuiste t te remuerden los das te culpan las noches te duele la vida tanto tanto desesperada adnde vas? desesperada nada ms!

    10. Rivero , Mario (Colombia). Un habitante Este hombre no tiene nada que hacer sabe decir pocas palabras lleva en sus ojos colinas y siestas en la hierba Va hacia algn lugar con un paquete bajo el brazo en busca de alguien que le diga "entre usted" despus de haber bebido el polvo y el pito largo de los trenes despus de haber mirado en los peridicos la lista de empleos No desea ms que donde descansar uno - por - uno - sus - poros Hay tanta soledad a bordo de un hombre cuando palpa sus bolsillos o cuenta los pollos asados en los escaparates o en la calle los caballitos

  • que fabrica la lluvia feliz Y dentro en la tibieza las bocas sonren a la medianoche algunos se besan y atesoran deseos otros mastican chicles y juegan con sus llaves crecen los bosques de dolos y el cazador cobra su mejor pieza

    11. Snchez Pelez , Juan (Venezuela). Mi animal de costumbre me observa y me vigila. Mueve su larga cola. Viene hasta m A una hora imprecisa. Me devora todos los das, a cada segundo. Cuando voy a la oficina, me pregunta: "Por qu trabajas Justamente Aqu?" Y yo le respondo, muy bajo, casi al odo: "Por nada, por nada". Y como soy supersticioso, toco madera De repente, Para que desaparezca. Estoy ilgicamente desamparado: De las rodillas para arriba A lo largo de esta primavera que se inicia

    Mi animal de costumbre me roba el sol Y la claridad fugaz de los transentes. Yo nunca he sido fiel a la luna ni a la lluvia ni a los guijarros de la playa. Mi animal de costumbre me toma por las muecas, me seca las lgrimas. A una hora imprecisa Baja del cielo. A una hora imprecisa Sorbe el humo de mi pobre sopa. A una hora imprecisa En que expo mi sed Pasa con jarras de vino. A una hora imprecisa me matar, recoger mis huesos Y ya mis huesos metidos en un gran saco, har de m Un pequeo barco, Una diminuta burbuja sobre la playa. Entonces s Ser fiel A la luna La lluvia El sol Y los guijarros de la playa. Entonces, Persistir un extrao rumor

  • En torno al rbol y la vctima; Persistir Barriendo para siempre Las rosas, Las hojas dctiles Y el viento.

    12. Vallejo, Cesar (Per). Hoy me gusta la vida mucho menos Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir: ya lo deca. Casi toqu la parte de mi todo y me contuve con un tiro en la lengua detrs de mi palabra. Hoy me palpo el mentn en retirada y en estos momentneos pantalones yo me digo: Tnta vida y jams! Tntos aos y siempre mis semanas!... Mis padres enterrados con su piedra y su triste estirn que no ha acabado; de cuerpo entero hermanos, mis hermanos, y, en fin, mi ser parado y en chaleco. Me gusta la vida enormemente pero, desde luego, con mi muerte querida y mi caf y viendo los castaos frondosos de Pars y diciendo: Es un ojo ste, aqul; una frente sta, aqulla... Y repitiendo: Tnta vida y jams me falla la tonada!

    Tntos aos y siempre, siempre, siempre! Dije chaleco, dije todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar. Que es verdad que sufr en aquel hospital que queda al lado y est bien y est mal haber mirado de abajo para arriba mi organismo. Me gustar vivir siempre, as fuese de barriga, porque, como iba diciendo y lo repito, tnta vida y jams! Y tntos aos, y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!

    13. Los heraldos negros Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no s. Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no s. Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro ms fiero y en el lomo ms fuerte. Sern tal vez los potros de brbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las cadas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algn pan que en la puerta del horno se nos quema. Y el hombre... Pobre... pobre! Vuelve los ojos, como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada; vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

  • Hay golpes en la vida, tan fuertes ... Yo no s!

    14. Me viene, hay das, una gana ubrrima Me viene, hay das, una gana ubrrima, poltica, de querer, de besar al cario en sus dos rostros, y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza, al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito, a la que llora por el que lloraba, al rey del vino, al esclavo del agua, al que ocultse en su ira, al que suda, al que pasa, al que sacude su persona en mi alma. Y quiero, por lo tanto, acomodarle al que me habla, su trenza; sus cabellos, al soldado; su luz, al grande; su grandeza, al chico. Quiero planchar directamente un pauelo al que no puede llorar y, cuando estoy triste o me duele la dicha, remendar a los nios y a los genios. Quiero ayudar al bueno a ser su poquillo de malo y me urge estar sentado a la diestra del zurdo, y responder al mudo, tratando de serle til en todo lo que puedo y tambin quiero muchsimo lavarle al cojo el pie, y ayudarle a dormir al tuerto prximo. Ah querer, ste, el mo, ste, el mundial, interhumano y parroquial, provecto! Me viene a pelo, desde el cimiento, desde la ingle pblica,

    y, viniendo de lejos, da ganas de besarle la bufanda al cantor, y al que sufre, besarle en su sartn, al sordo, en su rumor craneano, impvido; al que me da lo que olvid en mi seno, en su Dante, en su Chaplin, en sus hombros. Quiero, para terminar, cuando estoy al borde clebre de la violencia o lleno de pecho el corazn, querra ayudar a rer al que sonre, ponerle un pajarillo al malvado en plena nuca, cuidar a los enfermos enfadndolos, comprarle al vendedor, ayudarle a matar al matador cosa terrible y quisiera yo ser bueno conmigo en todo.

    15. Vilario , Idea (Uruguay). Yo No s quin soy. Mi nombre ya no me dice nada. No s qu estoy haciendo. Nada tiene que ver ya ms con nada. Tampoco yo tengo que ver con nada. Digo yo por decirlo de algn modo.