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ambienta Noviembre 2002 Año Internacional de las Montañas Los accidentes deseables Naranjo de Bulnes. Parque Nacional de Picos de Europa. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia. Texto: Roberto Anguita imos en una esfera llena de arrugas, abombamientos, agujeros y abollo- nes. Un sinfín de imperfecciones que dan belleza a nuestro mundo y son la evidencia más clara de que el glo- bo que pisamos es un ser vivo y ac- tivo. La Tierra se reinventa a sí mis- ma lenta pero constantemente y allá donde miremos encontraremos La parte de la Tierra más cercana al cielo sigue de fiesta: la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas eligió 2002 como Año Internacional de las Montañas. Con esta celebración se pretende contribuir a mejorar el nivel de vida de las comunidades montañesas; promover un desarrollo sostenible en las regiones alpinas y concienciar a la población mundial sobre la necesidad que todos tenemos de mantener en buen estado la parte menos plana del planeta. V Los accidentes deseables

Año Internacional de las Montañas ambienta Los …...muestras de ello. Pero de todas es-tas señales, las más visibles, las más emblemáticas para nosotros, son las montañas

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ambientaNov iembre 2002Año Internacional de las Montañas

Los accidentes deseables

■ Naranjo de Bulnes. Parque Nacional de Picos de Europa. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.

Texto: Roberto Anguita

imos en una esfera llena de arrugas,abombamientos, agujeros y abollo-nes. Un sinfín de imperfecciones quedan belleza a nuestro mundo y sonla evidencia más clara de que el glo-bo que pisamos es un ser vivo y ac-tivo. La Tierra se reinventa a sí mis-ma lenta pero constantemente y alládonde miremos encontraremos

La parte de la Tierra más cercana al cielo siguede fiesta: la Asamblea de la Organización de lasNaciones Unidas eligió 2002 como AñoInternacional de las Montañas. Con estacelebración se pretende contribuir a mejorar el

nivel de vida de las comunidadesmontañesas; promover un desarrollo

sostenible en las regiones alpinas yconcienciar a la población mundial

sobre la necesidad que todostenemos de mantener en buen

estado la parte menos plana delplaneta.

V

Los accidentes deseables

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muestras de ello. Pero de todas es-tas señales, las más visibles, las másemblemáticas para nosotros, son lasmontañas. De estos accidentes ge-ográficos está hecha la cuarta partede la superficie terrestre y sobre ellosresiden alrededor de 767 millones deseres humanos. Una de cada diezpersonas vive en regiones montaño-sas pero parece que, ni estas, ni lasnueve restantes somos siempreconscientes del papel que juegan lasmontañas, ni de su importancia ennuestra vida diaria.

Con la celebración del Año Interna-cional de las Montañas, la ONU ha pre-tendido llamar la atención para que to-dos tomemos conciencia de lo nece-sarios y frágiles que resultan losecosistemas montañosos. Porque enrealidad las montañas no son seres in-destructibles; es ésta una idea tan ex-tendida como equivocada. La defo-restación, las prácticas agrícolas y ga-naderas insostenibles, el turismoexcesivo, el cambio climático, la mi-nería, la contaminación, la construc-ción de grandes infraestructuras o losconflictos armados, son males queaquejan a nuestras montañas y quelas están deteriorando seriamente. Po-demos desconfiar de la eficacia de es-

te evento, pero de lo que no cabe du-da es de su necesidad: a las monta-ñas les debemos un baile porque sinellas la vida sobre la Tierra sería muydifícil.

LABORATORIOS DE VIDA

No hay en el mundo dos montañasiguales, pero todas ellas tienen unacaracterística común: reúnen unagran diversidad de ambientes en unaporción relativamente reducida de te-rreno. Los rápidos cambios de altu-ra, la inclinación y la orientación res-pecto al sol, determinan notablescambios en la temperatura, la hu-medad, el viento o la composición ycalidad del suelo. Estos son algunosde los factores que más influyen enla evolución de las especies, y razo-nes de peso para que las montañassean lugares con una gran biodiver-sidad. El medio alpino presenta unconjunto de condiciones, a menudoextremas, capaces de modificar agran velocidad las formas de vida quelo habitan y dar lugar a nuevas es-pecies a base de forzar su adapta-ción. Del potencial de este fenóme-no da cuenta la estimación científicaque establece que ascender o des-

cender 100 metros por la ladera deuna montaña equivale, desde un pun-to de vista biológico, a recorrer 100kilómetros de territorio llano. No esextraño, por lo tanto, que las mon-tañas se encuentren entre los espa-cios con mayor biodiversidad delmundo. El valor de estos ecosiste-mas reside, además de en el núme-ro de especies que los pueblan, enlo exclusivo de muchas de ellas. Amenudo, los seres vivos adaptadosa la montaña no encuentran un há-bitat similar a una distancia que pue-dan recorrer por sus propios medios.Esto les obliga a evolucionar en soli-tario, por lo que al final terminan con-virtiéndose en seres exclusivos de lasmontañas que habitan.

De todos estos contenedores de vida,las cordilleras situadas en zonas de cli-ma tropical son las que se llevan la pal-ma en cuanto a variedad biológica. Lavertiente oriental de los Andes es elconjunto de montañas que más am-bientes contiene. Una impresionantereunión de bosques lluviosos tropica-les, bosques subalpinos, páramosmontañosos, bosques nubosos, pas-tizales alpinos, tundras y nieves perpe-tuas que se extienden a lo largo de Ar-gentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecua-dor, Perú y Venezuela. Cada uno delos hábitats presentes en estos picoscontiene sus formas de vida asocia-das y de la suma de todas ellas sólosabemos que ha de ser inmensa, puesnadie hasta ahora ha sido capaz decuantificarla.

El aislamiento y la inaccesibilidad hancontribuido a proteger y conservar lasespecies animales y vegetales de loshábitats montañosos. Sin embargo, elser humano tiene cada vez mayor ca-pacidad para transformar la naturale-za a su conveniencia. El resultado deesto es que las montañas son espa-cios cada vez más humanizados y laszonas aptas para el desarrollo de la vi-da salvaje se están achicando. Esteproblema no es exclusivo de los paí-ses desarrollados, sino que afecta atodos los continentes. Desde nuestrosemblemáticos oso pardo y urogallo;hasta los gorilas de montaña de Áfri-ca oriental, o los quetzales de Améri-ca central. Numerosas especies ani-males y vegetales se ven constreñidasa espacios montañosos cada vez másdeteriorados y más inconexos.

Es necesario entender que, aunque laimportancia de las montañas va másallá de sus valores paisajísticos y bio-lógicos, la conservación de estos ga-rantiza la abundancia y calidad de unosrecursos de incalculable valor para lahumanidad.

CANTIMPLORAS DEL PLANETA

Resulta significativo que la FAO, la Or-ganización de las Naciones Unidas pa-ra la Agricultura y la Alimentación, seala encargada de dirigir, coordinar e im-pulsar los actos del Año Internacionalde las Montañas. La explicación essencilla: hablar de montañas es ha-

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Con la celebracióndel AñoInternacional de lasMontañas, la ONUha pretendido llamarla atención para quetodos tomemosconciencia de lonecesarios perofrágiles que resultanlos ecosistemasmontañosos

■ Estany Sant Maurici. Parque Nacional deAigüestortes y Lago Sant Maurici. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.

■ Liébana. Parque Nacional Picos deEuropa. Foto: Javier Rico. Naturmedia.

■ Abetal en el Valle de Arán. Huesca. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.

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fenómenos físicos que, si bien son sen-cillos en cuanto a su comprensión, enla práctica resultan insustituibles. Gra-cias a su forma y elevación, los siste-mas montañosos son capaces de atra-par y elevar los frentes nubosos quese topan con ellos. Al aumentar la al-tura de estos, se produce una dismi-nución de la temperatura de unos 0,6grados centígrados por cada 100 me-tros de ascenso. Esto enfría el aire yfavorece la condensación del vapor deagua y las precipitaciones. Prueba deello es que los lugares más húmedosde la Tierra se localizan en zonas mon-tañosas. Cherrapunji es uno de ellos:está situado en la ladera sur de losmontes Meghalaya, en la parte indiade la cordillera del Himalaya y recibeun aluvión de 12 metros de precipita-ciones anuales. De todos modos, pa-ra observar este efecto no es necesa-rio ir tan lejos: la sierra de Grazalema,en Cádiz, es el punto de España conmayor índice pluviométrico. Otro ejem-plo significativo y cercano bien podríaser Mallorca, cuya media anual deprecipitaciones es de 1.100 milímetrosen la sierra de Tramontana y de 500en el resto de la isla.

CON HIELO, POR FAVOR

De nada serviría tanta lluvia si no sepudiera retener y distribuir de algunamanera. En ese sentido las montañasdan nuevas muestras de eficacia con-servando el agua helada durante el in-vierno y dejándola escurrir lentamen-te en primavera y verano, justamentecuando más falta hace. A través de es-correntías, entramados subterráneosy cauces superficiales, las montañasgestionan el agua en sus cuencas hi-drográficas minimizando la evapora-ción y permitiendo un aprovechamientoóptimo. La nieve y el hielo son sin du-da recursos de un gran valor, pero enlos últimos tiempos parece que hanencontrado también su talón de Aqui-les y no paran de decrecer. El cambioclimático y la relación que sobre él tie-nen ciertos gases, es un hecho que yasólo cuestionan los países más con-taminantes de la Tierra. Según un in-forme auspiciado por el Panel Inter-gubernamental de Cambio Climáticode la ONU, el nuevo siglo se cerrarácon, entre 1,4 y 5,8 grados centígra-dos más. De momento, el aumento dela temperatura global está reduciendo

la superficie he-lada a pasosnunca antes vis-tos. Los glacia-res de todas lascadenas mon-tañosas estánmermando a unritmo alarmante.Los Alpes y losmontes delCaucaso hanvisto reducida lasuperficie desus glaciares ala mitad, mien-tras que el gla-ciar más grandedel monte Ken-ya conserva só-lo un 8% de laextensión quetenía en un pa-sado cercano.La pérdida delos glaciaressignifica muchomás que la eli-minación deunos paisajesaltamente sin-gulares. Losdiez millones dehabitantes de laciudad de Lima,en Perú, depen-den de los es-currimientos delglaciar Quelcaya. De él se han abas-tecido tradicionalmente, pero duranteel último decenio la superficie de es-te casquete no ha parado de mermar.Cada vez hay menos hielo y más pre-ocupación, sobre todo desde que lareducción de su masa se ha acelera-do, pasando en un año de tres a 30metros.

El efecto invernadero amenaza tam-bién con eliminar gran parte de la di-versidad biológica de las montañas. Alestar fuertemente adaptadas a unascondiciones de clima y temperaturamuy rigurosas, la mayoría de las es-pecies que habitan ecosistemas mon-tañosos suelen ceñir su existencia afranjas altitudinales muy delimitadas.Los científicos ya han constatado ca-sos de especies que han ido ascen-diendo en busca de un hábitat másadecuado. El problema es que a me-dida que aumente la temperatura, ha-

blar de la mitad de las reservas deagua dulce que se consumen en elplaneta. De la disponibilidad o esca-sez de ésta depende la prosperidado la falta de alimento de cualquier co-munidad humana. Además, son pre-cisamente el hambre y los conflictosarmados, a menudo motivados pordisputas hídricas, los dos mayores es-collos con los que se encuentra la pro-tección de las montañas a nivel mun-dial: un círculo vicioso que es nece-sario romper.

Según datos proporcionados por laONU, 3.000 millones de personas cal-man su sed con agua procedente delas montañas y 2.300 millones de se-res humanos sufren una escasez cró-nica de este recurso. Al mismo tiem-po, su consumo crece constantemen-te y no precisamente en paralelo alaumento de la población mundial, puessi ésta se ha duplicado durante el últi-mo siglo, la demanda de agua se hamultiplicado por seis. Un reciente in-forme elaborado por el Fondo de Po-blación de las Naciones Unidas, ad-vierte que de mantenerse la tendenciaactual, 4.200 millones de personas vi-virán a mediados de este siglo en pa-íses incapaces de satisfacer una de-manda mínima diaria de 50 litros porhabitante.

Esta amalgama de cifras, en su ma-yoría dramáticas, aconseja encareci-damente un mejor cuidado de lasmontañas. Porque ellas son la únicafrontera que conocen el viento y lasnubes y esto las convierte en el mejorsistema conocido de captación y ges-tión del agua. La explicación científicade esta eficiencia es el llamado “efec-to orográfico”: una concatenación de

■ Nevero. Circo de Gredos.Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.

■ Sierra de Guara. Huesca. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.

Hablar demontañas eshablar de la mitadde las reservas deagua dulce que seconsumen en elplaneta y de sudisponibilidad oescasez dependela prosperidad o lafalta de alimentode cualquiercomunidadhumana

Si la primera batalla de la reconquista no la ganaron los Picos deEuropa, al menos echaron una mano muy importante. Pelayocongregó a sus hombres en el monte Auseva y aprovechó la

altura de éste para derrotar al ejército musulmán, mucho másnumeroso y profesional; mejor armado pero peor situado en estabatalla. Cuando el enemigo se retiraba en busca de la mejor victoria,en lugar de encontrar puente de plata vio como un desprendimientoen el monte Subiedes, en Cosgaya, terminaba de aniquilarlo. Puedeparecer una anécdota, pero ilustra a la perfección la relación entreguerra y montaña. Toda elevación es, en estos casos, un puntoestratégico desde el que se dominan grandes extensiones de terreno.Esto hace que las montañas se vean involucradas en conflictosarmados con demasiada frecuencia. En 1999, 23 de las 27 principalesguerras tenían como campo de batalla regiones montañosas. Pero suvalor estratégico no es la única razón, el agua de las montañas es lafuente de muchos de los conflictos armados que se libran en ellas yque amenazan con destruir aquello por lo que se lucha. En el mundohay 214 cuencas hidrográficas compartidas por dos o más países y losintentos por controlar estos recursos son la causa de muchas disputas.Faltas de acuerdo de este tipo motivaron 14 conflictos armados en1995. Tampoco hay que olvidar que las luchas relacionadas con elnarcotráfico están íntimamente ligadas a espacios montañosos, ya quetanto el arbusto de la coca, origen de la cocaína, como la materiaprima de la heroína, la amapola del opio, tienen su origen enecosistemas montañosos.

GUERRAS, EL OTRO MAL DE ALTURA

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brá quien no pueda ascender más, porencontrar en su camino barreras in-franqueables o simplemente porqueya no quede a donde subir. Los cli-matólogos aseguran que el aumentode 3 grados en la temperatura globalsupondrá un ascenso ecológico de500 metros. Esto significará que es-pecies raras y con un grado alto deadaptación, como el mandríl gelada,de Etiopía, la comadreja pigmea de lasmontañas australianas, o el pinzón delas nieves de Gran Bretaña se queda-rán sin un lugar en el que vivir cuandoel calor empiece ha hacer de las su-yas.

CUESTIÓN DE FORMAS

Según los diccionarios, montaña escualquier elevación natural del terre-no, ya sea grande o pequeña, aisla-da o formando un conjunto con múl-tiples cumbres. En realidad, la consi-deración de una montaña como talno depende tanto de su altura sobreel nivel del mar, sino de ésta sobreel terreno que la rodea. Sin ir más le-jos, la meseta española con una al-titud media de entre 700 y 800 me-tros, no es considerada montaña porsu ausencia de relieve, mientras quenadie duda del carácter montañosode pequeñas elevaciones de 400 o500 metros que se elevan brusca-mente, como el Montgó en Alicante

o la cordillera litoral catalana. Mas re-veladora aún es la consideración co-mo montañas de las cordilleras sub-marinas que salpican los fondos decasi todos los mares y océanos. Sesabe, tan sólo desde la segunda mi-tad del siglo XX, que el fondo oceá-nico presenta una superficie más ac-cidentada que la tierra firme y que eldesnivel entre las fosas oceánicas ylas montañas submarinas supera enmuchos casos la altura del Everestsobre el nivel del mar. En definitiva:ser montaña es una cuestión de for-mas.

Aunque nos parece que llevan hay to-da la vida, lo cierto es que las monta-ñas que hoy conocemos son criatu-ras relativamente jóvenes. Aunque hayregiones más antiguas, se calcula quela mayor parte de las cumbres con-temporáneas, se formaron en los dosúltimos millones de años. Su origenes siempre complejo, al igual que eldel resto de accidentes geográficos.A grandes rasgos, podríamos decirque el relieve de la Tierra es el resul-tado de la pugna entre sus fuerzas en-dógenas y exógenas, es decir: los dosgrandes poderes de la naturaleza. Porun lado tenemos que, de corteza pa-ra dentro, la tierra se mueve y lo hacecon bastante intensidad. El terremo-to más intenso que la humanidad ha-lla podido padecer, no es más que unreflejo de épocas en las que la activi-dad tectónica era intensa. Es fácil su-poner que el desplazamiento de lasplacas continentales, que fragmentóPangea y dio lugar a los continentesactuales, no fuera un camino de ro-sas sino, más bien, un accidentadoviaje aderezado por fricciones, frac-turas, plegamientos, choques y un sinfin de sucesos. Nadie sabe a cienciacierta si se volverán a producir pro-cesos similares, y mucho menoscuándo, pero esta no es la única ma-nera de levantar el terreno. En el inte-rior del planeta se fragua otra fuerzacapaz de crear montañas tan espec-taculares como el Teide, nuestra cum-bre más alta. La actividad volcánicamantiene alerta a muchas poblacio-nes humanas y de vez en cuando nosda un susto.

Por supuesto esto no podía quedarasí. El mundo en que vivimos se sus-tenta en base a equilibrios y la for-mación del relieve terrestre tiene su

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contrapunto en la erosión. Ésta secompone de una serie de fuerzas exó-genas, quizá menos violentas, peromucho más constantes y de pacien-cia infinita. Aunque también es capazde dar lugar a fuertes desniveles cuan-do encuentra rocas o zonas duras ydesgasta las zonas adyacentes, la ra-zón de ser de la intemperie es alisarel terreno. Los geólogos sostienen quesi las fuerzas interiores de la Tierra ce-saran, la lluvia, el viento, los cambiosde temperatura y otros fenómenos at-mosféricos terminarían por convertirlas montañas en sedimentos, que irí-

an a parar a fosas y zonas deprimidasy harían de la desaparición de lasmontañas y, en general de todo el re-lieve terrestre, una cuestión de tiem-po.

Poco podemos hacer contra este, es-peremos lejano augurio, si no es dejarde allanar el camino a las fuerzas ero-sivas. Como bien nos recuerda Na-ciones Unidas, los humanos no debe-ríamos tomar partido en esta lucha, ymucho menos hacerlo a favor de ladestrucción de las formas más bellasy necesarias del planeta. ■

España es el segundo país más montañoso de Europa, por tanto no es extraño que el primer ParqueNacional declarado en territorio español fuera la Montaña de Covadonga, declarado en julio de 1918 yampliado después a Picos de Europa. No había pasado ni un mes cuando se le otorgaba la misma figura

de protección a Ordesa. La declaración de espacios naturales protegidos en este país comenzó por lasmontañas. A día de hoy, la Red española de Parques Nacionales cuenta con 13 espacios naturales, de los que6 son eminentemente montañosos. Posiblemente el próximo en engrosar esta lista sea la sierra deGuadarrama, cuya declaración ha sido ya solicitada y se encuentra en fase de negociación y tramitación. Endefinitiva: la mitad de los Parques Nacionales españoles están dedicados a espacios puramente montañosos, ysi rebajamos el listón de la altura, pues montaña no es sólo alta montaña, tenemos que solamente dos de ellos,Doñana y Tablas de Daimiel, carecen de espacios montañosos.El Organismo Autónomo Parques Nacionales, adscrito al Ministerio de Medio Ambiente, ha sido uno de losimpulsores del Año Internacional de las Montañas en nuestro país. Organizó numerosas actividades como lacelebración de ciclos de conferencias, edición de publicaciones, exposiciones y cinco ascensiones paraperiodistas, guiadas por prestigiosos expertos, a las montañas más importantes del país incluidas en ParquesNacionales: Teide, Mulhacén, Naranjo de Bulnes, Monte Perdido y Portarró. Una de las exposiciones tratóprecisamente sobre los seis Parques Nacionales de montaña y de modo itinerante se pudo visitar en los Centrosde Interpretación de varios parques: Ordesa, Picos de Europa, Teide, Aigüestortes y Caldera de Taburiente.

Parques Nacionales de montaña

Aigüestortes i Estany de Sant Maurici:Fecha de declaración: 21 de octubre de 1955 Superficie: 14.119 hectáreasLocalización: Lleida (Pirineo catalán) Máxima altura: Comaloforno (3.033 m.)

Caldera de Taburiente:Fecha de declaración: 6 de octubre de 1954 Superficie: 4.690 hectáreas.Localización: Isla de La Palma (S. Cruz de Tenerife) Máx. altura: Roque de los Muchachos (2.426 m.)

Ordesa y Monte Perdido:Fecha de declaración: 16 de agosto de 1918 Superficie: 15.608 hectáreas.Localización: Huesca (Pirineo aragonés) Máxima altura: Monte Perdido (3.355 m.)

Picos de Europa:Fecha de declaración: 22 de julio de 1918 Superficie: 64.660 hectáreas.Localización: Asturias, Cantabria y León. Máxima altura: Torre Cerredo (2.648 m.)

Sierra Nevada:Fecha de declaración: 11 de enero de 1999 Superficie: 86.208 hectáreas.Localización: Granada y Almería.

Teide:Fecha de declaración: 22 de enero de 1954 Superficie: 18.990 hectáreas.Localización: Santa Cruz de Tenerife. Máxima altura: Pico Teide (3.718 m.)

PARQUES NACIONALES Y MONTAÑAS

De estosaccidentesgeográficos, lasmontañas, estáhecha la cuartaparte de lasuperficie terrestrey sobre ellosresiden alrededorde 767 millones deseres humanos

■ Valle de Pineta. Parque Nacional deOrdesa y Monte Perdido. Foto: Roberto Anguita. Naturmedia.