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solamente la tristeza de su amor». Pero resulta todavía más deplorable que bastantes cristianos no lle- guen nunca a captar con gozo al Dios de perdón y de gracia revelado en Jesucristo. ¿Cómo ha podido irse formando, después de Jesucris- to, esa imagen de un Dios resentido y culpabilizador? No pocas personas piensan que el pecado es un mal que se le hace a Dios, el cual «impone» los mandamientos porque le conviene a él; por eso castiga al pecador. No terminamos de comprender que el úni- co interés de Dios es evitar el mal del hombre. Y que el pecado es un mal para el hombre, y no para Dios. Lo explicaba hace mucho santo Tomás de Aquino: «Dios es ofendido por nosotros sólo porque obra- mos contra nuestro propio bien.» Quien sólo mira a Dios como juez resentido y castigador, no ha en- tendido nada de ese Padre cuyo único interés somos nosotros y nues- tro bien. En ese Dios en el que no hay absolutamente nada de egoís- mo ni resentimiento, sólo cabe ofrecimiento de perdón y de ayuda pa- ra ser más humanos. Somos nosotros los que nos juzgamos y castiga- mos rechazando su amor. La escena que nos describe Lucas es profundamente significativa. Simón Pedro se arroja a los pies de Jesús, abrumado por sus senti- mientos de culpa e indignidad: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.» La reacción de Jesús, encarnación de un Dios de amor y perdón, es conmovedora: «No temas. Desde ahora, serás pescador de hombres.» - José Antonio Pagola - Año XIII / 7 Feb 2016 DON BENITO ERROR NEFASTO Está muy ex- tendida la idea de que la culpa es algo introducido por la religión. Muchos piensan que si Dios no existiera, desapa- recería totalmente el sentimiento de culpa, pues no habría manda- mientos y cada uno podría hacer lo que quisiera. Nada más lejos de la realidad. La culpa no es algo inventado por los creyentes, sino una experiencia universal que vive todo hombre, co- mo lo ha recordado con insistencia la filosofía moderna. Creyentes y ateos, todos nos enfrentamos a esta realidad dramática: nos sentimos llamados a hacer el bien pero, una y otra vez, hacemos el mal. Lo propio del creyente es que vive esa experiencia de la culpa an- te Dios. Pero, ¿ante qué Dios? Si el creyente se siente culpable ante la mirada de un Dios resentido e implacable, nada hay en el mundo más culpabilizador y destructor. Si, por el contrario, experimenta a Dios como alguien que nos acompaña con amor, siempre dispuesto a la comprensión y la ayuda, es difícil pensar en algo más luminoso, sa- nante y liberador. Pero, ¿cuál es la actitud real de Dios ante nuestro pecado? En el Antiguo Testamento se da un largo proceso que, a veces, los creyen- tes no llegan a captar. «Todavía queda mucho camino hasta que comprendamos o adivinemos que la cólera de Dios es —SIGUE ATRÁS— 60 FEBRERO 10, miércoles: Mi- sa con Imposición de la Ceniza y Ce- lebración penitencial, a las 20:00. 11, jueves: Escuela de Agentes de Pastoral, a las 20:00. 12, viernes: Vía Crucis en la Iglesia, a las 19:15. 13, sábado: Encuentro de Escuela de Agentes de Pastoral, a las 10:30./// Misa de las Hermandades de Don Benito en la Parroquia de Santiago, a las 19:30. 14, domingo: Campaña contra el Hambre (Manos Unidas)

Año XIII / 7 Feb 2016 60 · 2016. 2. 12. · muerto y resucitado» el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar

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Page 1: Año XIII / 7 Feb 2016 60 · 2016. 2. 12. · muerto y resucitado» el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar

solamente la tristeza de su amor». Pero resulta todavía más deplorable que bastantes cristianos no lle-

guen nunca a captar con gozo al Dios de perdón y de gracia revelado en Jesucristo. ¿Cómo ha podido irse formando, después de Jesucris-to, esa imagen de un Dios resentido y culpabilizador?

No pocas personas piensan que el pecado es un mal que se le hace a Dios, el cual «impone» los mandamientos porque le conviene a él; por eso castiga al pecador. No terminamos de comprender que el úni-co interés de Dios es evitar el mal del hombre. Y que el pecado es un mal para el hombre, y no para Dios. Lo explicaba hace mucho santo Tomás de Aquino: «Dios es ofendido por nosotros sólo porque obra-mos contra nuestro propio bien.»

Quien sólo mira a Dios como juez resentido y castigador, no ha en-tendido nada de ese Padre cuyo único interés somos nosotros y nues-tro bien. En ese Dios en el que no hay absolutamente nada de egoís-mo ni resentimiento, sólo cabe ofrecimiento de perdón y de ayuda pa-ra ser más humanos. Somos nosotros los que nos juzgamos y castiga-mos rechazando su amor.

La escena que nos describe Lucas es profundamente significativa. Simón Pedro se arroja a los pies de Jesús, abrumado por sus senti-mientos de culpa e indignidad: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»

La reacción de Jesús, encarnación de un Dios de amor y perdón, es conmovedora: «No temas. Desde ahora, serás pescador de hombres.» - José Antonio Pagola -

Año XIII / 7 Feb 2016

DON BENITO

ERROR NEFASTO

Está muy ex-tendida la idea de que la culpa es algo introducido por la religión. Muchos piensan que si Dios no existiera, desapa-recería totalmente el sentimiento de culpa, pues no habría manda-mientos y cada uno podría hacer lo que quisiera.

Nada más lejos de la realidad. La culpa no es algo inventado por los creyentes, sino una experiencia universal que vive todo hombre, co-mo lo ha recordado con insistencia la filosofía moderna. Creyentes y ateos, todos nos enfrentamos a esta realidad dramática: nos sentimos llamados a hacer el bien pero, una y otra vez, hacemos el mal.

Lo propio del creyente es que vive esa experiencia de la culpa an-te Dios. Pero, ¿ante qué Dios? Si el creyente se siente culpable ante la mirada de un Dios resentido e implacable, nada hay en el mundo más culpabilizador y destructor. Si, por el contrario, experimenta a Dios como alguien que nos acompaña con amor, siempre dispuesto a la comprensión y la ayuda, es difícil pensar en algo más luminoso, sa-nante y liberador.

Pero, ¿cuál es la actitud real de Dios ante nuestro pecado? En el Antiguo Testamento se da un largo proceso que, a veces, los creyen-tes no llegan a captar. «Todavía queda mucho camino hasta que comprendamos o adivinemos que la cólera de Dios es

—SIGUE ATRÁS—

60

FEBRERO 10, miércoles: Mi-

sa con Imposición de la Ceniza y Ce-

lebración penitencial, a las 20:00. 11, jueves: Escuela de Agentes de Pastoral, a las

20:00.

12, viernes: Vía Crucis en la Iglesia, a las 19:15.

13, sábado: Encuentro de Escuela de Agentes de

Pastoral, a las 10:30./// Misa de las Hermandades de Don Benito en la Parroquia de Santiago, a las 19:30.

14, domingo: Campaña contra el Hambre (Manos

Unidas)

Page 2: Año XIII / 7 Feb 2016 60 · 2016. 2. 12. · muerto y resucitado» el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar

MENSAJE CUARESMAL DEL PAPA

En la Bula de convocación del Jubileo invité a que «la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios». La misericordia de Dios, en efecto, es un anuncio al mundo: pero cada cristiano está llama-do a experimentar en primera persona ese anuncio.

María, después de haber acogido la Buena Noticia que le dirige el ar-cángel Gabriel, canta proféticamente en el Magnificat la misericordia con la que Dios la ha elegido. Se convierte así en el icono perfecto de la Igle-sia que evangeliza, porque fue evangelizada por obra del Espíritu Santo, que hizo fecundo su vientre virginal.

El misterio de la misericordia divina se revela a lo largo de la historia de la alianza entre Dios y su pueblo Israel. Dios, en efecto, se muestra siempre rico en misericordia, dispuesto a derramar en su pueblo, en cada circunstancia, ternura y compasión especialmente en los momentos más dramáticos, cuando la infidelidad rompe el vínculo del Pacto y es preciso ratificar la alianza de modo más estable en la justicia y la verdad. Este drama de amor alcanza su culmen en el Hijo hecho hombre. En él Dios derrama su ilimitada misericordia hasta tal punto que hace de él la «Misericordia encarnada».

Es «la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado» el primer anuncio que «siempre hay que volver a escuchar de diversas maneras y siempre hay que volver a anunciar de una forma o de otra a lo largo de la catequesis».

En Jesús crucificado, Dios quiere alcanzar al pecador incluso en su lejanía más extrema, justamente allí donde se perdió y se alejó de Él.

PROYECTO CÁRITAS YACHAY

Desde Cáritas de nuestra parroquia hemos podido colaborar con 2.350 € con el proyecto de las Salitas Infantiles Comunitarias que los misioneros Clare-tianos, por medio de Pro-clade, mantienen en las comunidades del altiplano de Argentina. Se quiere dar respuesta fundamen-

talmente a dos problemáticas que afectaban a la niñez indígena: “el fra-caso escolar” y “la desnutrición infantil”. Se les da formación a algunas madres para que puedan ofrecerles estimu-lación temprana a un pequeño grupo de ni-ños en edad preescolar y también se les ofrece el desayuno y almuerzo (atiende a unos 1.800 niños). Lo que hemos podido aportar es sólo una gota para un proyecto necesitado de muchos más fondos (en 2015 el presupuesto era de 40.000 €).

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OBRAS DEL TEJADO Y AZOTEAS

Ya hemos terminado la reparación de las terra-zas y la limpieza de canalones. Queremos agradecer la colabora-ción con la colecta del pasado fin de semana que fueron: 730,61 € Así han quedado las terrazas y así estaban algunos tejados.

TEJADO AZOTEA