Motoso

Julián Garzón, alias Crespo o Motoso, se caracterizaba por ser conocedor de cuanto suceso pasaba en Tunja. En días previos a la Batalla de Boyacá, se dice que el Motoso le ofreció a Bolívar ir donde Barreiro, que se encontraba ubicado en Motavita, para tomar informe de los movimientos militares que intentaría, y si atacaría al enemigo en Tunja. Esa misma noche compró dos botellas de vino, doce de aguardiente, pan, dulces y tabacos, luego marchó hacia el campamento donde fue bien recibido por

agradecidos por lo que les llevaba, ya que habían pasado una noche fatal sufriendo una copiosa lluvia, y en el pueblo no habían encontrado recursos debido a que los habitantes habían huido con sus ganados.

Motoso comentó que temiendo la guerra en Tunja se iba para Sotaquirá a estarse con su primo el cura; a lo que Barreiro le dijo: “en Tunja no habrá guerra, mañana marcho para Santafé”. Fue así como Bolívar se informó del movimiento de las tropas realistas y el 7 de agosto las obligó a dar la batalla.

Microhistorias N33

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Las Juanas

Desde comienzos de la campaña y durante su desarrollo la presencia de las mujeres fue evidente en las tropas tanto patriotas como realistas. Estas mujeres conocidas como juanas, vivanderas y/o voluntarias; eran esposas, novias, amigas que apoyaban moralmente a las tropas. Ellas cumplieron roles de acompañantes, cocineras, lavanderas, costureras, enfermeras, espías, recolectoras de provisiones y demás tareas en favor de la causa. Este grupo conformó el “Batallón de Mujeres Voluntarias”, algunas de ellas pelearon como soldados, es el caso de

regular, fue comandante conocida como “Mi sargento”, desde Paya comandó un grupo de patriotas, participó en el combate de Gámeza y en la batalla del Pantano de Vargas donde perdió su vida.

Otras mujeres destacadas como soldados fueron Manuela Tinoco, Teresa Cornejo y Juana Béjar. Entre las voluntarias

Presentación Chincá, Andrea Lifuruco, Petronila Reboyedo, Ascensión Cayle, Carmen Grass, Juana Requiniba, entre otras.

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