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UNIVERSIDAD DE MAGALLANES Facultad de Ciencias
Escuela de Ciencia y Tecnología en Recursos Agrícolas y Acuícolas
“SUGERENCIAS BÁSICAS PARA LA IMPLEMENTACIÓN DE TÉCNICAS DE AMANSE RACIONAL, A BASE DEL TRABAJO A LA CUERDA, APLICABLE A LOS CABALLOS DE EMPLEO GANADERO”
Trabajo de Titulación presentado como requisito para optar al título de Ingeniero Agropecuario.
Profesor Guía: Dr. Miguel Moya G.
Autor: Mario Rojo Fuentes
Punta Arenas – Chile 2010
2
Quiero dedicar este Proyecto de
Titulación, a las personas que más amo: mi
esposa Mariela, en reconocimiento a su apoyo,
comprensión y desvelos durante todos estos
años, a mi hija Florencia, que es mi fuente de
inspiración y motivación, para superarme
cada día más y por su puesto a Dios, por
darme la oportunidad y acompañarme en todo
momento.
A mis Padres y Maestros, por las
enseñanzas y valores entregados, los que sin
lugar a dudas, han permitido lograr obtener el
nivel alcanzado.
3
I N D I C E MATERIAS O CONTENIDOS PÁGINAS Introducción………………………………………………………….04 Revisión bibliográfica………………………………………………..07 Comentarios finales………………………………………………….41 Resumen……………………………………………………………..43 Bibliografía………………………………………………………….44 Anexos………………………………………………………………46
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1. INTRODUCCIÓN
Durante milenios, el caballo no fue más que una pieza de caza para servir de
alimento al hombre prehistórico. Su velocidad de galope no permitía abatirle fácilmente
con los medios rudimentarios de entonces, pero más tarde la astucia y las emboscadas
preparadas por el hombre permitieron cazar las manadas de caballos, las que caían bajo los
certeros golpes de los cazadores. Después sobrevino un período de calma, porque el
hombre nómada se volvió sedentario, pastor y agricultor.
En la edad de bronce el hombre se percató de que el caballo podría convertirse en un
elemento utilitario y no solo en base de su alimento. El caballo empezó a emplearse como
elemento de trabajo. Representando en la historia una de las más útiles máquinas de guerra
y de trabajo conocidas; imperios y civilizaciones sucumbieron y emergieron a y con su
paso.
En la historia de la humanidad, el caballo se convirtió en pieza vital de una nueva
era. Según todos los indicios, el caballo no tuvo su origen en Europa, sino que fue
importado de alguna apartada región oriental para su utilización doméstica.
Don Diego de Almagro en su expedición a Chile de 1535 trajo consigo los primeros
112 caballares. Producto de las adversidades a la que los caballos se vieron sometidos al
cruzar la cordillera y el desierto, sumado a las luchas con los indígenas de la zona,
redujeron su número significativamente. Esto obligó a Don Diego de Almagro a regresar al
Perú con los caballares sobrevivientes (Cabrera, 1945; Solanet, 1946). Por lo tanto, los
ejemplares que realmente se utilizaron como base para la crianza del caballo en el reino de
Chile, fueron entre 70 a 75 ejemplares reclutados en Charcas (Perú) y que acompañaron a
Don Pedro de Valdivia en 1540 en su expedición a Chile (Solanet, 1946).
En Magallanes, debido a las importantes distancias a recorrer y las grandes
dimensiones de las estancias y a la falta o imposibilidad de realizar caminos y por su fácil
adaptación a la geografía patagónica, el caballo es irremplazable. Acostumbrado al trabajo
duro, el caballo patagónico se caracteriza por su fuerza y gran resistencia a las más variadas
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condiciones climáticas. Logrando con el paso del tiempo consolidar una verdadera "cultura
del caballo", en las que destacan las actividades de amanse, jineteadas y rodeo que se
practican año a año.
Las características fenotípicas de los caballares empleados en el trabajo ganadero,
no son estándares, debido al mestizaje de éstos, pero básicamente son de un cuerpo de
longitud mediana, corto, de lomo ancho, grupa bien musculada y cabeza pequeña. Sus
miembros óseos gruesos, con tendones firmes, rectos y bien destacados, los que fueron
influenciadas principalmente por el trabajo al que era sometido en sus inicios: primero
como caballo de batalla en la guerra entre españoles e indígenas y luego como soporte para
faenas agrícolas (Solanet, 1946).
El caballo utiliza todos sus sentidos, para llevar a cabo la comprensión de la
información que le es proporcionada, ya sea por la naturaleza o por el hombre.
Los sentidos de audición y de olfato son asombrosos. Los olores pueden ser
captados a través de las membranas sensitivas de los labios y percibidos por los ollares. Por
otro lado, la visión posee escasa bifocalidad, lo que contribuye a que el animal se asuste
con movimientos violentos y sombras.
Poseen cierta sensibilidad a la atmósfera que los rodea. Son capaces de valorar el
estado de ánimo de su jinete, convirtiéndose en el espejo de la persona que los monta.
También perciben aquellos sentimientos provenientes de su amo, tales como timidez,
vacilación o miedo, así como la confianza y el valor que se deposite en él.
Muchos aficionados a los caballos, han oído hablar alguna vez de la Técnicas de
Amanse Racional, pero debido a las pocas publicaciones oficiales que existen sobre el
tema, nos quedamos sin saber realmente sobre qué fundamentos se basa y cómo se realiza.
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Hace unos años atrás, estaban en pleno apogeo en países como Alemania, Francia y
Estados Unidos, estas técnicas que se basan en el estudio del comportamiento del caballo,
para llevar a cabo un condicionamiento a diversas situaciones de una forma lógica y
natural.
En Chile no son menores los practicantes de ésta disciplina de “Amanse Racional”,
lamentablemente en nuestro País, no contamos con una Institución reconocida, que rija la
Doctrina del Trabajo, por lo tanto, nos encontramos en ocasiones con gente que sabe mucho
del tema y en otras con verdaderos charlatanes.
El siguiente trabajo se realiza, básicamente con técnicas de Amanse Racional,
empleadas por más de cien años por los Maestros de Equitación del Ejército, en el trabajo
de sus caballares de deporte Ecuestre, en disciplinas como el Salto, el Adiestramiento, el
Concurso Completo de Equitación, la Alta Escuela, etc., con la finalidad de traspasar
dichos conocimientos, experiencias y técnicas a los trabajadores ovejeros o camperos, para
el trabajo y empleo de sus caballares, en las labores propias de las Estancias Ganaderas de
la Región.
Éstas técnicas, serán presentadas por el autor, basadas en su experiencia, adquirida
en la Escuela de Caballería del Ejército, fundada en 1903, donde obtuvo el Título de
“Maestro de Equitación”, reconocida por el Ministerio de Educación. Quién también
integra el personal de Maestros de Equitación reconocidos por la Federación Ecuestre de
Chile, con una experiencia de trabajo con caballares y mulares que supera los 15 años,
apoyado con textos reconocidos en el ámbito ecuestre.
Buscando contribuir con el conocimiento de las características del ganado y
mediante éste, poder traspasarlos a dichos ovejeros y camperos de Magallanes, para
entregar un pequeño aporte a su labor, disminuyendo el estrés al que son sometidos los
caballos en sus primeros años, especialmente en la mansedumbre.
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2. REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA 2.1. El comportamiento del caballo.
Antes de comenzar el trabajo, debemos conocerlo, esto nos permitirá comprender de
mejor forma sus actitudes y poder emplearlas para su proceso de Amanse Racional.
El instinto primario en la supervivencia de un caballo, es la reacción de huida. Lo
que indica claramente que es un animal fugitivo. Anatómica y fisiológicamente está
diseñado para correr a alta velocidad. Recorriendo una distancia tal, que solo se detienen
cuando se sienten fuera de peligro y generalmente siempre es la misma (350 mts. Aprox.).
En el amanse de los caballos se puede aprovechar y transformar esta distancia para
manipular su comportamiento, porque cuando un caballo ha corrido su distancia biológica
de huida, se vuelve sumiso lamiéndose los labios y bajando la cabeza (signo de relajación,
seguridad y soltura) (Muñoz, 2004).
2.1.1. Domesticación y modificación del comportamiento.
Entendemos por domesticación, a toda modificación de los patrones de
comportamiento animal provocados por el hombre. Dentro de la vida del animal, existen
periodos determinados que denominaremos "periodos de sensibilización", en donde los
animales jóvenes aprenden a aceptar la presencia de otros animales de su misma y diferente
especie. Este proceso de aprendizaje, es limitado al período determinado específico según
la especie. Los períodos de sensibilización, son característicos porque todo lo que ocurra en
la vida del animal en ese tiempo, tendrá consecuencias intensas y duraderas. Afectan sobre
todo a la Socialización del animal, es decir, al establecimiento de vínculos sociales con
animales de su misma o diferente especie (Beltrán 1954).
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2.1.2. Técnicas para acondicionar el comportamiento del caballo (Bush, 1990).
Según la literatura, estas se basan en diferentes puntos, los que debemos tener en
cuenta, definiendo cada una de estas partes, haciendo una pequeña introducción sobre la
domesticación de los animales en general.
2.1.2.1. Perceptibilidad.
Los animales que son presas, son más perceptibles a todo, ya que dependen de este
instinto para sobrevivir. Tienen que captar las cosas muy rápidamente para poder huir o
reaccionar ante un peligro o algo desconocido. De aquí viene la neofobia (miedo a todo lo
nuevo); en los caballos, todo es su enemigo hasta que se demuestra lo contrario. A su vez,
estos tienen una visión muy particular, ya que cada ojo envía un mensaje diferente a su
cerebro. Las orejas siempre están orientadas hacia donde está mirando (a veces tienen una
oreja hacia adelante y el ojo que mira hacia dónde apunta ella. Y otra dirigida hacia ti, con
la que te escucha y además te vigila y generalmente es así cuando mejor trabajan, mejor
responden a las ayudas del amansador y más rápida es la reacción a lo que le pides).
2.1.2.2. Los sentidos y su importancia.
El poder de focalización del caballo no es demasiado bueno, ya que no pueden
evidenciar la profundidad de las cosas; tiene una visión nocturna excelente, pero limitada
en cuanto al color. Su sentido del olfato es mediocre y el tacto lo tiene muy desarrollado en
todo el cuerpo especialmente en los ollares y los labios.
2.1.2.3. De sensibilización.
El caballo cataloga cada minuto de su vida y si no le provoca dolor, lo acepta. Por
eso, se puede desensibilizar a un caballo en el tiempo y en forma permanente. Tiene una
memoria infalible y se dice que el caballo nunca olvida nunca…pero siempre perdona.
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2.1.2.4. Obediencia.
Es una especie fácilmente dominable. El hombre puede ser dominante utilizando la
gentileza. Realmente, la mayoría de caballos necesitan un líder. Quieren ser dominados por
otros caballos con más experiencia y generalmente en grupos de caballos en libertad, el
líder es la yegua más veterana, porque ya ha catalogado cada peligro y sabe cuándo hay que
correr, en qué dirección, hacia dónde y cuanto.
Para dominarlo no hemos de luchar, sino que hemos de neutralizar su defensa
primaria, para crear una sumisión inmediata.
2.1.2.5. Condicionamiento.
Es un estímulo dirigido, percibido por sus sentidos inmediatamente y es efectivo en
cuestión de segundos inconscientemente. Un ejemplo son los cercos eléctricos: basta con
sentir una vez la descarga eléctrica, para que el caballo no pruebe volver a acercarse
demasiado (Primero de los dos conceptos básicos del Amanse Racional, “Asociación de
Ideas”).
2.1.2.6. Habituación (a corto plazo).
Técnica para acostumbrar a los animales a estímulos que podrían normalmente
causar miedo. Para ello es necesario impedir que el caballo escape y repetir el estímulo
hasta que se relaje y persistir hasta que se olvida de él. La habituación siempre debe
realizarse de igual forma para acostumbrar al caballo (Segundo de los dos conceptos
básicos del Amanse Racional, la enseñanza se materializa “Producto de la Repeticiones”).
2.1.2.7. Desensibilización progresiva (a largo plazo).
Es similar a la habituación, pero más lenta. Se realiza progresivamente cuando el
caballo está en una situación confortable y positiva. Por ejemplo: Como es a la hora de
comer, acostumbrarlo a los ruidos fuertes, así se elimina el miedo para siempre.
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2.1.3. Influencia genética sobre el comportamiento.
El comportamiento está condicionado genéticamente y su expresión depende del
entorno y el manejo. Genéticamente los caballos están condicionados para correr ante algún
peligro, lo hacen por instinto, solo reaccionan, pero el entorno y el manejo, lo condicionan
a las actividades o movimientos que nosotros queremos, esto último se logra mediante
estímulos y reforzamientos. Un estímulo, es cualquier cosa percibida por los sentidos y un
reforzamiento, es cualquier cosa que pasa posterior al estímulo (repetición). Este puede ser
positivo o negativo. Buscando siempre el primero, estimulando la repetición de dicha
acción o actitud, este reforzamiento debe hacerse casi simultáneo a la acción para que tenga
efecto (Beltrán, 1954).
2.1.4. Liderazgo.
La mayoría de los caballos no son dominantes y necesitan un líder. Hay un orden
llamado "peaking order" o Ley del más fuerte. Los caballos establecen la dominancia entre
ellos, según su posición en la manada (Araya, 2001).
2.1.5. Adaptación por imitación.
Los animales tienen que adaptarse al entorno, especialmente su comportamiento,
imitando constantemente desde su nacimiento (Araya, 2001). Los caballos imitan
constantemente las enseñanzas de su madre y de los ejemplares de mayor edad. Por
ejemplo: Para sobrevivir, los caballos se defienden con la huida, esta conducta se adquiere
por imitación.
2.1.6. Señal de sumisión.
El caballo demuestra su sumisión de la siguiente forma: Baja la cabeza y mueve las
mandíbulas como si comiera, existiendo también movimientos de los labios. Es una
posición de vulnerabilidad (Araya, 2001).
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2.1.7. Período crítico de aprendizaje.
Se considera desde el nacimiento de la cría y durante los primeros meses e incluso
hasta los primeros años (Harvey, 2006). Es una enseñanza muy precoz que tiene como
finalidad un aprendizaje basado en una serie de aspectos relevantes, entre los que se pueden
mencionar:
• Desensibilización Progresiva.
• Sensibilización.
• Aceptación a los humanos, perros, etc.
• Dominancia.
• Control del miedo.
• Sumisión.
Este período está íntimamente ligado con el comportamiento del caballo, el cual
emplearemos como base para aplicar los distintos trabajos en los caballares.
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2.2. Trabajo práctico con caballos.
Podemos diferenciarlos en tres puntos, el momento y la comunicación con los
caballos, la que comienza:
• Con el caballo en libertad, dentro de un ruedo circular o picadero, idealmente
cercado o cerrado.
• Seguidamente, se realizarán una serie de actividades con el animal tomado con
un cabestro o cabezada con cuerda, esta actividad se le denomina cabestreo.
• Finalmente podrá montarse cuando se le haya enseñado las normas, realizando
el “Primer Trabajo Montado”.
El trabajo de movimiento a la cuerda como ejercicio, es un proceso relativamente
corto (60 minutos diarios), adaptable a cualquier tipo de caballo, por el tiempo que sea
necesario, que generalmente no es mayor a un mes para la primera monta y de seis meses a
un año para consolidar el trabajo (Ejército, 1977; Ejército, 1978).
Otro trabajo, es intentar colocarse en el lugar del caballo, tratar de pensar como
ellos. El hombre tiene una visión binocular y su foco es muy importante para comunicar,
porque puede hacer cambiar la actitud del caballo simplemente con una mirada (Porte,
1979).
En este sentido algunas actitudes nuestras, generas ciertas conductas en los caballos,
tales como:
• Al mirar fijamente al caballo, lo desafiamos, actuamos como depredadores o ser
dominante y activamos su instinto de huida.
• Al mirar al suelo, el caballo no se siente desafiado, estamos actuando con una
postura de sumisión y el caballo permanece tranquilo.
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Es por esto, que el lenguaje corporal es tan importante para la comunicación, como
el resto de las actividades (Porter, 1979).
Según la literatura, la Comunicación se define como: "Dos o más individuos que
entienden o comparten una misma idea". Un caballo tiene que saber ir hacia delante, hacia
atrás, derecha, izquierda, detenerse, avanzar e incluso echarse, mediante nuestras ayudas,
que son las señales que emplea el amansador, para dar instrucciones al caballo.
Nuestro objetivo es convertirnos en un líder natural para el caballo y que éste nos
respete y sea sumiso, de modo que sea totalmente dependiente de nosotros. Para realizar
estas técnicas, es muy importante que estemos mentalmente, emocionalmente y físicamente
tranquilos. Sin perder de vista que hay que actuar cuando se necesite realmente, para esto
hay que saber diagnosticar qué es lo que está pasando a cada instante y saber leer un poco
el pensamiento del caballo. Poniendo mucha dificultad, cuando el caballo hace cosas
indeseables y permitir que las cosas deseables sean muy fáciles para él (Muñoz, 2004).
La cabezada o cabezón, es indispensable para empezar con la comunicación: con
ella realizaremos la flexión del cuello para obtener la parada del caballo por sumisión, con
lo cual aprovechamos un estímulo positivo para obtener un resultado positivo. Muchos
autores coinciden que la máxima sumisión para un caballo es estar tumbado, porque es
cuando es más vulnerable a la presencia de cualquier depredador.
Con estas técnicas, hay que realizar una serie de ajustes previos que nos indican el
estado de ánimo del caballo y refuerzan su respeto. Debemos demostrar al caballo que no
somos depredadores, solo entonces se sentirá tranquilo y dispuesto a comunicar. "A un
caballo no le preocupa cuanto sabes, hasta que saben que te preocupas por él".
Esta técnica no excluye el uso de sillas de montar, bocados, espuelas, fusta, ya que
éstas pueden utilizarse para refinar los movimientos del caballo, siempre y cuando se
utilicen bien, así pues, se puede utilizar el bocado para establecer una comunicación; la
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fusta debe emplearse como una extensión del brazo y las espuelas como una extensión del
pie (Porte, 1979).
Es indispensable realizar una correcta preparación previa del caballo antes de
montarlo. Los jinetes hasta ahora han estado programados para ensillar a su caballo, darle
en los flancos para que avance y tirar de las riendas para que pare. Esta es la monta
tradicional o normal.
No es correcto utilizar un estímulo negativo como es el “Dolor”. El dolor producido
por el bocado, para obtener un resultado positivo, va en contra de la manera de pensar del
caballo y es contraproducente aunque por ahora ha sido lo más normal, pero no siempre lo
más eficaz.
La relación empieza cuando el caballo quiere estar con el ser humano. Según la
literatura, tenemos que lograr una relación de compañerismo y cooperación. Nunca hay que
esconder nada, hay que ofrecer las cosas, como por ejemplo: La cabezada o la cuerda como
si fuéramos a dar un azúcar. El caballo tiene que confiar en nosotros. Tenemos que hacer
que nuestras ideas se conviertan en sus ideas y sean aceptadas totalmente por el caballo.
Tiene que prevalecer la calma, tranquilidad y confianza en nuestros movimientos,
para obtener una respuesta y respeto sin reacción de miedo. Antes de montar un caballo hay
que testear que el caballo esté emocionalmente dispuesto a aceptar al jinete, por lo que
debemos verificar los sentidos emocionales con las actividades de base (que luego
explicaremos); igual que el piloto que revisa el avión antes del despegue.
Para comunicarnos con un caballo, utilizamos dos riendas, mientras que para
adiestrarlo utilizamos solo una cuerda. Comenzando a enseñar y a tener el control
desmontado, para posteriormente realizar y perfeccionar cada ejercicio, estando sobre su
lomo, teniendo siempre en claro que si realizamos un buen trabajo inicial, sin lugar a dudas,
alargaremos en el tiempo la vida útil de nuestros caballos (Porte, 1979).
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2.2.1. Relación jinete - caballo.
Esta relación comienza con el trabajo, transformando al caballo en un fiel
compañero del jinete, considerando los siguientes aspectos.
Las cuatro actitudes del caballo son:
• No actuar como una presa.
• No cambiar el tranco sin permiso.
• No cambiar de dirección sin permiso.
• Mirar hacia dónde va.
Las cuatro responsabilidades del ser humano son:
• Estar mentalmente, emocionalmente y físicamente calmado y en forma.
• Tener una monta tranquila.
• Tratar de ponerse en el lugar del caballo.
• Mirar hacia dónde vas (conducción).
Con estas actitudes y responsabilidades, vamos de un proceso a un producto, sin
embargo, mucha gente quiere obtener un producto enseguida, sin paciencia ni tiempo.
Paciencia y tiempo son las bases del éxito (Beltrán, 1954).
Un caballo sabe leer nuestra actitud, a través de cada movimiento que hacemos. Una
relación hombre y caballo es la combinación de gentileza y respeto.
La gentileza es fácil de obtener, el respeto es más difícil y se tiene que obtener desde
el suelo, no desde su dorso (montado).
Cuando el caballo sigue nuestras sugerencias con la cuerda, podremos introducir la
brida y filete gradualmente. El filete sirve para refinar el vocabulario de este lenguaje, no
para enseñarlo.
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Respeto, avance y obediencia combinados correctamente, dan un estado mental,
emocional y físico adecuado.
Un caballo sudará más rápidamente por causas emocionales, que por causas físicas o
incluso sin que exista esfuerzo físico.
Hay que persistir con repeticiones, e intentar ayudar al caballo a encontrar qué es lo
que queremos que haga. Tenemos que investigar la personalidad de cada caballo y dejar
que él investigue nuestra actitud. Hay que insistir y persistir pero siempre introduciendo
variedad para evitar el aburrimiento del caballo, lo que implicaría una pérdida de atención.
Nunca hay que utilizar la fuerza, sino la técnica por intermedio de las Ayudas (Beltrán,
1954).
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2.3. Amanse Racional.
2.3.1. Período de amanse racional.
El periodo de amanse racional comienza idealmente cuando:
• Tienen todos los órganos de los sentidos desarrollados por completo, vale decir,
cuando los cinco sentidos funcionan como en los animales adultos (2 a 3 años).
• Tienen capacidad de aprendizaje y movimiento coordinado. El Amanse Racional,
tiene como base, el obtener la máxima comunicación con un caballo, utilizando su
manera de pensar como lenguaje. Consiste en desarrollar una relación de respeto y
sumisión por su parte, sin utilizar la fuerza.
Según el autor, para una mejor comprensión y trabajo, debemos considerar que en
una manada, los caballos necesitan un líder y generalmente este suele ser la yegua de más
avanzada edad, ya que es la que tiene más experiencia. El 98% de los caballos necesitan
este líder y nosotros podemos conseguir el liderato simplemente demostrando nuestra
dominancia con gentileza y paciencia. Debemos convencerlo que somos sus líderes y no
sus enemigos para lograr el amanse.
Las bases para establecer una comunicación con un caballo son muy simples y
dependen únicamente de nuestra actitud. Debemos tener en cuenta también, que la especie
equina se caracteriza por ser extremadamente neofóbica, con lo cual se asustará de todo lo
que no haya visto nunca o bien de cosas que ya ha visto pero que han cambiado de lugar, si
no establecemos esta comunicación, malamente podremos amansarlo.
Se debe convencer al caballo, que como el líder de su manada, nosotros sabemos
cuando un peligro es realmente un peligro, cuando hay que huir, hacia donde y hasta dónde.
Hacer que el caballo entienda que no hay nada que temer cuando nosotros no tememos y
que nada es peligroso, por muy espeluznante que parezca, (coches o camiones, por
ejemplo). Hay que tener en cuenta que un caballo quiere estar siempre en un estado neutral,
donde no existan presiones de ningún tipo. Su actitud se inclina por permanecer en un lugar
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donde hay tranquilidad y donde no le aceche ningún depredador. Esta característica es muy
beneficiosa para la realización de esta técnica, ya que podemos orientar la actitud de un
caballo según nos interese, actuando de una u otra manera, o simplemente posicionándonos
en uno u otro lugar del corral de adiestramiento, por ejemplo (Beltrán 1954).
2.3.2. Las 7 actividades de base.
De acuerdo a las técnicas de Amanse Racional, este se fundamenta primeramente en
7 actividades de base, que sirven para establecer una comunicación y un lenguaje entre el
hombre y el caballo (Harvey, 2006). Se basa en una serie de pruebas sucesivas en las que el
caballo tiene que responder positivamente para obtener su sumisión y respeto, sin utilizar la
fuerza. Estas actividades se realizan con cabezón y cuerda y se señalan a continuación.
2.3.2.1. Primera, Test de gentileza:
Consiste en acariciar al caballo y mostrarle confianza, es un reforzamiento positivo
para su actitud. Es lo primero que debemos hacer, en medio del picadero o pista, acariciarlo
por el cuello, la cara, dorso, demostrarle que no vamos a hacerle ningún daño.
2.3.2.2. Segunda, Sumisión por presión:
Realizando una serie de presiones suaves, en las tablas del cuello, bilateralmente y
en los flancos, obtendremos movimiento en círculo y hacia ambos lados. El caballo debe
ceder suavemente y no oponer resistencia, hacia donde nosotros lo empujemos, él debe ir.
2.3.2.3. Tercera, Sumisión sin presión:
Intentamos obtener los mismos movimientos y resultados sin tocar al caballo, solo
instaurando una presión visual con el movimiento de nuestras manos y chistando con la
boca.
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2.3.2.4 Cuarto Yo-Yo Game: (Juego del vaivén).
Es una actividad para someter al caballo a ir hacia atrás y hacia delante con la
vibración de la cabezada primero y luego levantando nuestra mano, este ejercicio puede ser
apoyado con una fusta larga, que presiones las patas, sin golpearlo.
2.3.2.5. Quinta, Movimiento en círculo:
Aquí trataremos de dar cuerda al caballo hasta que haya corrido su distancia
biológica de huida (350 mts.).
2.3.2.6. Sexta, Movimientos laterales:
Le obligaremos a moverse lateralmente cruzando sus manos o pies, ayudándonos de
una cuerda para que no avance y una fusta larga para presionar los posteriores.
2.3.2.7. Séptima, Prueba de confianza:
Le haremos pasar entre un obstáculo y nosotros, en un sitio estrecho para verificar si
confía en nosotros o si duda en pasar porque se encuentra estrecho o intimidado. Se debe
tener mucho cuidado con las reacciones del caballo, ya que si pasa asustado, podría patear.
Cuando el caballo ya conoce estas 7 actividades, ya está listo para comenzar su
trabajo.
2.3.3. Equitación tranquila y rendimiento muscular.
El músculo tanto del caballo como del ser humano necesita de una temperatura y
unas condiciones adecuadas para su funcionamiento, para esto, entre otras cosas, incluimos
el calentamiento en nuestras sesiones de trabajo (Bush, 1990).
Supongamos que ya tenemos la musculatura a una temperatura adecuada y ahora
necesitamos que el músculo de nuestro caballo, tenga la elasticidad adecuada para darnos el
100% de lo que técnicamente nos pueda dar. Si físicamente está al 100%, el caballo,
técnicamente nos podrá dar el 100% de lo que pidamos, si está dentro de límites razonables
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de trabajo (un salto determinado, algún ejercicio determinado de adiestramiento o amanse,
etc.).
¿Qué ocurre si físicamente tenemos la musculatura al 80%?, según el autor, la
respuesta es sencilla: el caballo es imposible que nos de todo lo que podría dar: estamos
desaprovechando el potencial y nuestras posibilidades de obtener el rendimiento óptimo.
Analicemos algunos factores que pueden influir en que un caballo no esté en
condiciones musculares adecuadas:
• Puede ocurrir que la preparación física previa del caballo, haya sido deficiente en
tiempo o en forma.
• Podría ser que el calentamiento previo, no se haya hecho de forma rigurosa por
razones varias (falta de tiempo, condiciones climáticas, etc.).
• Además puede suceder, que la elasticidad de la musculatura no sea la adecuada,
porque el caballo está destinando la contracción de algunas fibras musculares, a
algo que en ese momento no es la labor propia de la locomoción, estamos
hablando que el caballo está en Tensión.
A todos nos ha ocurrido alguna vez, que nuestro caballo se ha asustado con algo en
algún momento, esto no tiene nada de malo si no tuviésemos en mente conseguir algunos
objetivos para nuestro caballo, estamos hablando por ejemplo de: un trabajo específico de
amanse, un recorrido de salto, etc. Cuando esto ocurre la rigidez que padece el caballo,
debida a la tensión del momento, se traduce en falta de plasticidad o elasticidad en los
movimientos de un ejercicio de mansedumbre, o en un derribo en el salto por falta de
arremetimiento de las manos.
Las situaciones planteadas son fácilmente comprensibles, de lo que es posible
concluir que: sería conveniente tranquilizar el caballo lo antes posible para que recupere la
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serenidad que tanto necesitamos. Parece fácil decirlo pero sólo lo conseguiremos si el
caballo tiene plena confianza en su amansador y en la serenidad y tranquilidad del mismo.
Estamos hablando de practicar una equitación tranquila, para poder implementar el Amanse
Racional (Bush, 1990).
Una equitación tranquila, se basa en relajar al caballo y tranquilizarle entre las
dificultades, utilizando siempre refuerzos positivos en las dificultades y minimizando al
máximo posible los refuerzos negativos.
Esto lo debemos hacer y buscar durante todo el proceso de aprendizaje del caballo,
incluso cuando cepillamos al caballo en la pesebrera (Bush, 1990).
2.3.4. Ejemplos gráficos de amanse racional:
2.3.4.1. En el Adiestramiento.
Cuando le pedimos un ejercicio de adiestramiento y tenemos la fusta larga y lo
corregimos, es solo eso, corrección y nada más, incluso podemos acariciar el cuerpo del
caballo con la fusta. El caballo, a base de repetir los ejercicios y de recibir caricias y
premios cuando se esfuerza mas, asimila lo que queremos con menos esfuerzo del que
pensamos, sin trasmitir tensión, lo que hace que nuestros movimientos sean mejores.
Paciencia. Y es acá donde completamos la base del “Amanse Racional”, que es
“Asociación de Ideas, Producto de la Repeticiones” (Ejército, 1978).
2.3.4.2. En el Salto.
Cuando el caballo rehúsa, en vez de enfadarme y golpearlo con la fusta, lo
acariciamos y analizamos la situación con detenimiento, bajamos el nivel de dificultad si es
necesario, reforzándolo positivamente cuando enfrente el obstáculo nuevamente y en cada
salto que dé, no importando cual sea el nivel de dificultad.
Estos comportamientos harán que asocie de forma positiva, situaciones que luego le
vamos a pedir en competición, donde queremos que el nivel técnico sea óptimo y le
22
ayudaremos desde la relajación, con músculos elásticos, hagan que los demás se quiten el
sombrero al ver lo tranquilos que están nuestros caballos (Ejército, 1978).
Solo lograremos el máximo de rendimiento de nuestro Caballo cuando:
• Confíe plenamente en su entrenador, el cual siempre debe premiar sus buenas
conductas, más que castigar las malas, las cuales únicamente NO se premian.
• Demostrar siempre confianza y trasmitírsela al caballo, especialmente en
situaciones difíciles, entregándole calma y demostrándole que no tiene razones
para temer nada y que los ejercicios que se le piden en amanse, adiestramiento,
etc., siempre son asequibles para el grado de entrenamiento que posee.
• Hacer siempre el entrenamiento agradable y evitar el uso de fustas y látigos para
golpearlo.
23
2.4. Trabajo a la Cuerda.
El trabajo a la cuerda es el primer trabajo que debe realizarse con las remontas o
caballos nuevos y que en general se aplica a lo largo de toda su vida, especialmente en su
período de Amanse (Harvey, 2006).
La función principal, de dicho trabajo, es buscar en los caballos la Tranquilidad y el
Aprendizaje, como a su vez el deseo de trabajar y desarrollar su estado físico.
Del mismo modo las remontas o caballos nuevos comenzarán a acostumbrarse a la
voluntad de su preparador y aprenderán a obedecer a las primeras ayudas, comenzando a
confiar en éstos.
Durante el entrenamiento y trabajo, se puede volver siempre al “Trabajo a la
Cuerda”, si se han producido algunos problemas tanto en los desplazamientos, como en el
trabajo diario de los caballos.
Este trabajo es muy recomendable, ya que además de enseñar, permite trabajar
caballares ya amansados, antes de montarlos, debido a que se pueden encontrar tensos y/o
nerviosos. En jerga técnica, este trabajo es óptimo para un caballo con una espalda tensa,
que no puede relajarse bajo la acción del jinete, pudiendo utilizar este método, antes de
montar (Harvey, 2006).
El trabajo a la cuerda también es beneficioso para los caballos que después de un
tiempo, solo pueden realizar trabajos livianos o simplemente para mover al ganado que ha
estado más de un día dentro de su pesebrera.
24
2.4.1. Objetivos del Trabajo a la Cuerda.
2.4.1.1. En caballos trabajados y amansados.
Se aplica el trabajo para que suelten la tensión de su musculatura y se muevan un
poco antes de que los jinetes los monten, para iniciar su adiestramiento o trabajo diario
(Harvey, 2006).
2.4.1.2. En caballos nuevos.
Permite aprender las primeras Ayudas (ejercicios que nos permiten interactuar con
el caballo), las cuales son: impulsoras (cortas y fuertes), sostenedoras y/o moderadoras
(alargadas y suaves), ambas por intermedio de la voz, el látigo (solo sonido) y la cuerda
como unión. Además de comenzar por parte de los caballos, a confiar y a respetar a su
jinete o amansador, dejándolos de ver como un depredador y reconociéndolo como Líder
(Harvey, 2006).
2.4.1.3. Consideraciones generales.
• Lograr que las remontas se suelten y tranquilicen, llevando su nariz hacia al frente y
abajo, estirando su cuello, para así poder comenzar a fijar su cuello en la cruz.
• Dar a las remontas la noción del trabajo en círculo, trabajando con ello en la flexión
longitudinal de su columna vertebral, dándole una mayor soltura y confianza.
• Fortificar y desarrollar la musculatura de los caballares.
• Como trabajo correctivo, para aquel ganado que lo necesite, como por ejemplo los
con problemas de docilidad.
• Para mover y desprender al ganado, que por distintas razones no pueden ser
montados.
2.4.2. Lugares aptos para el trabajo a la cuerda.
Es aconsejable iniciar el trabajo en un picadero circular cerrado de 20 mts. de
diámetro, con o sin techo (Anexo N°1), para poder tener el máximo de atención de los
caballos, facilitando el trabajo y obteniendo mejores resultados, en menor tiempo. De no ser
25
posible se tratará de realizar el trabajo en un picadero rectangular cerrado (Anexo N°2), ya
que las paredes facilitarán la conducción del caballo. Tanto los caballos adiestrados como
los nuevos, también pueden llegar a trabajarse en picaderos abiertos sin mayores
complicaciones, considerando solo una barrera de unos 40 cms. de altura aprox. (Anexo
N°3), todo dependerá del nivel de adiestramiento alcanzado (Harvey, 2006).
2.4.3. Equipo básico para el Trabajo a la Cuerda. (Fig. 1).
2.4.3.1. Cabezada con filete:
Parte del equipo del caballo, que se coloca en la cabeza para controlarlo, junto con
un objeto, generalmente de metal o de goma, metido en la boca del caballo para conseguir
control y dirigirlo, con una anilla a cada extremo para las riendas.
2.4.3.2. Cabezón:
Cabestro más fuerte que el ordinario, con refuerzos, a los que se sujeta la cuerda
para mover a un caballo sin necesidad de montarlo.
2.4.3.3. Cinchón:
Banda de cuero o tela con correas y hebillas que rodea al caballo en forma de
cincha.
2.4.3.4. Riendas de pliegue:
Par de riendas laterales, para mantener una correcta posición de la cabeza del
caballo, lo cual se traduce en que no se pone a pastar o a mover hacia arriba la cabeza y
evitando también que la gire hacia un lado u otro.
2.4.3.5. Un látigo de no más de 4 mts:
Que se emplean como refuerzo de la ayuda de las manos, piernas y cuerpo. No debe
utilizarse nunca como elemento de castigo. Son largas, estrechas y flexibles, con una pieza
trenzada colgando de su extremo. Sirven para realizar sonidos o ligeros golpecitos al
caballo, permitiendo dar suaves indicaciones.
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2.4.3.6. Mandil o pelero (optativo):
Una manta cuadrada o rectangular que se coloca bajo la montura o cinchón, para
proteger al caballo de rozaduras y presiones de estos.
2.4.3.7. Vendas o protecciones para manos y patas (optativo):
Largas tiras de lana, franela, lino, etc., o muñequeras de cuero, para proteger las
canillas de los caballos, en el trabajo.
2.4.3.8. Cuerda de trabajo:
Una pieza de cinta de algodón de unos 3,5 cms. de ancho y 7,5 mts. De largo, que se
abrocha a la anilla del bocado o filete de una cabezada o cabezón, para trabajo a la cuerda y
entrenamiento del caballo (Harvey, 2006).
Equipo básico para el Trabajo a la Cuerda.
Fig. 1
27
2.4.4. Preparación para el Trabajo a la Cuerda.
El primer paso para comenzar el trabajo a la cuerda, es la correcta colocación del
cabezón con su respectivo bocado (Fig. 2), ajustando las riendas de pliegue en éste último
(Fig. 3) (Harvey, 2006).
Correcta colocación del cabezón con bocado.
Fig. 2
Ajuste de las riendas de pliegue al bocado.
Fig. 3
28
Las riendas de pliegue se hebillan en las argollas de la embocadura y en el cinchón,
a la altura de las rodillas del jinete montado. Deben quedar tensas estando el caballo
detenido y en actitud normal (Fig. 4). Éstas se emplean tanto para el ganado que no ha
completado su adiestramiento, como para los caballos nuevos, logrando que bajen el cuello
y cabeza lo necesario, para que su dorso pueda soportar el peso del jinete (Harvey, 2006).
Caballo preparado para el Trabajo a la Cuerda.
Fig. 4
Su longitud deberá permitir al caballo buscar el contacto alargando del cuello,
motivo por el cual, su largo habrá de modificarse constantemente, evitando que queden
muy cortas, para que los caballos no quiebren el cuello o se vayan detrás de la rienda, esto
se evidencia cuando el ganado lleva en forma excesiva su nariz hacia el pecho (Fig. 5).
29
Riendas de pliegue correctamente ajustadas. (IZQ.); demasiado cortas (DER.)
Fig. 5
2.4.5. Colocación correcta del instructor con su caballo.
La correcta ubicación del Hombre con respecto al Caballo en el círculo, para el
iniciar el Trabajo a la Cuerda, es fundamental para el correcto trabajo de los caballos,
repercutiendo directamente en su aprendizaje.
La posición es fundamental, durante el trabajo a la cuerda, el jinete estará colocado
entre el tercio medio y el anterior del caballo; la cabeza de éste quedará delante del
instructor, el cuál quedará en línea con los posteriores o patas traseras. Es muy importante
estar atento a cualquier movimiento brusco del animal, para lo cual se debe tener una buena
posición con los pies levemente separados y el círculo que se genera debe tener como base
el pie del jinete, evitando los grandes desplazamientos, para que el caballo no pierda el la
cadencia o velocidad (Fig. 6). Los círculos pequeños son una carga para el caballo, por eso
se debe tratar de no realizarlos (Harvey, 2006).
30
Colocación correcta del instructor con su caballo.
Fig. 6
A continuación evidenciaremos algunos de los errores más comunes que
cometen los instructores, en el desarrollo del trabajo a la cuerda, como lo son el estar
demasiado atrás del caballo (Fig. 7), que hace que este acorte el círculo. Otra forma
incorrecta es colocarse demasiado adelante del caballo, que limita y dificulta el avance del
caballo (Fig. 8). Finalmente otro error es el estar muy cerca del caballo, lo que produce una
carga adicional al trabajo, por lo que es conveniente estar a unos 10 mts. de distancia del
ejemplar para trabajar de buena forma (Fig. 9) (Harvey, 2006).
Colocación incorrecta del Instructor, demasiado atrás del caballo.
Fig. 7
31
Colocación incorrecta del Instructor, demasiado adelante del caballo.
Fig. 8
Colocación incorrecta del Instructor, demasiado cerca del caballo.
Fig. 9
En las primeras lecciones de los caballos nuevos o remontas, es necesario tener el
apoyo de un ayudante, cuya misión consiste en impulsar al caballo. El jinete y el ayudante,
deben trabajar en completa concordancia. Siempre que se acerquen al animal lo harán
lentamente por el frente, para evitar que se asuste el caballo y reaccione de mala manera.
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La cuerda se engancha de una de las argollas del cabezón o del filete, quedando el
pasador de la hebilla, apuntando hacia el pecho del caballo, mientras la mano del jinete
sostiene el otro extremo de la cuerda y el látigo (Harvey, 2006).
2.4.6. Ayudas con la cuerda.
Las ayudas no son otra cosa que, la forma de comunicarnos con los caballos, por
ejemplo las Ayudas Impulsoras, consisten en apretar las piernas montado para que el
caballos avance, por otro lado cuando estamos desmontados, la forma de impulsar el
caballo es con la cuerda tensa y con movimientos alternados de esta hacia adelante y hacia
arriba (Harvey, 2006).
Las ayudas con la cuerda sólo son efectivas, cuando el caballo se apoya en ella, es
decir, "Que está en la Rienda". Estas consisten en atraer, alejar y ejecutar paradas o medias
paradas, para impulsar y guiar al caballo, con la finalidad de comenzar a adiestrarlo y
prepararlo para el futuro trabajo montado.
El "atraer" se emplea con los caballos que tratan de abandonar el círculo; para ello
“se toma" la cuerda repetidas veces, cediendo cada vez, después de tirar en forma suave.
El "alejar" se emplea con los animales que tratan de estrechar el círculo; para ello se
dirige el látigo hacia los flancos de éste y se cede con la cuerda para no perder el contacto.
Las "paradas” se ejecutan tomando y dando repetidas veces comprometiendo el
cuerpo, llevándolo hacia atrás, o por medio de suaves sacudidas (la ejecución de este
ejercicio es más intenso que el de la media parada.)
Las “medias paradas” se ejecutan tomando y dando repetidas veces
comprometiendo solo el tronco sin retroceder con los pies, llevándolo hacia atrás, se
emplea para disminuir la velocidad y no para detener al caballo, por lo que son más sutiles
que la anterior (Harvey, 2006).
33
2.4.7. Ayudas con el látigo.
Las ayudas con el látigo impulsan al caballo. El látigo siempre se maneja con el
brazo estirado desde el hombro en dirección a los corvejones, arrastrándose desde atrás,
evitando siempre los golpes al caballo, aprovechando el sonido que genera al blandirlo,
para impulsar a éste (fig. 10).
Si se hace necesario impulsar más, se efectúa un movimiento circular con el látigo
mayor, de atrás hacia adelante y de abajo hacia arriba, haciendo siempre hincapié en no se
toca al animal con el látigo, solo batiéndolo para el efecto del sonido. Ocasionalmente se
apoya sobre el corvejón en forma muy sutil, para evitar dañar a éste (Harvey, 2006).
Impulso del caballo, mediante el empleo del Látigo.
Fig. 10
2.4.8. Ayudas con la voz.
La voz es un auxiliar importante. Las ayudas con el látigo y con la cuerda, deben
prepararse por medio de la voz. Siempre deben emplearse las mismas voces indicativas.
Para tranquilizar al caballo y/o para que acorte los aires, serán alargadas y suaves,
por otro lado, para que aumente los aires o para activar el trabajo, serán cortas y fuertes
(Harvey, 2006).
34
2.4.9. Trabajo a la Cuerda propiamente tal.
Para mayor facilidad del amansador, el trabajo se inicia a mano izquierda, que
consiste en que el caballo comience a trabajar haciendo un círculo, con su miembro anterior
izquierdo o mano izquierda hacia el interior del mismo, vale decir en contra de los punteros
del reloj. El ayudante permanece detrás de la cuerda, impulsando desde atrás al animal,
sobre la pista del círculo, al paso, durante algún tiempo, para que comience el aprendizaje
(Harvey, 2006).
Luego, a la voz del amansador trote, se repite el ejercicio. Después de algún tiempo
se pone al paso, acariciando el caballo en el cuello y tranquilizándolo con la voz, sin dejar
de conducirlo con la cuerda. Este ejercicio de pasar del paso al trote, se repite varias veces.
Si el animal permanece tranquilo, el ayudante deja de impulsar y se coloca detrás de la
cuerda. Si nota que el animal intenta abandonar el círculo, se le corrige de inmediato y en
ocasiones se emplea el látigo, como se explico anteriormente.
Si el caballo se ha entregado al trabajo sin desobediencias, el ayudante se dirige con
calma definitivamente hacia atrás del amansador, para posteriormente abandonar el lugar.
Si a pesar de todo el caballo se alborota, debe dejarse galopar, siempre que el galope
no sea demasiado precipitado, tranquilizándolo primero con la voz y posteriormente con
leves sacudidas de la cuerda.
Con caballos briosos, no debe emplearse el látigo como ayuda impulsora; bastará
generalmente, la voz y el brazo extendido, como si sujetase el látigo.
Cuando el animal conserve la pista del círculo en un trote tranquillo, se toma el paso
y luego se hace alto, recompensándosele por su docilidad, con caricias o alimentos como
zanahorias, manzanas, azúcar en cubo, etc.
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Una vez conseguido lo anterior, debe tratar de enseñársele a trotar
acompasadamente y con tranquilidad. Para esto debe buscar contacto hacia las riendas de
pliegue y la cuerda.
A los caballos que marchan con la nariz muy alta, se les colocan las riendas de
pliegue más bajas y para los que la coloquen muy baja, se subirán.
Con caballos sin trabajo, se debe tratar de que busquen el contacto en las riendas,
estirando el cuello, sin obligarlos acortando estas, si no que se debe mantener un trote
constante que permita que se relajen y estiren su cuello hacia adelante y abajo, para tomar
el contacto de forma natural.
Las riendas de pliegue hebilladas demasiado cortas, tienden generalmente a llevar la
boca del caballo hacia los pechos, teniendo como consecuencia, quebrar el cuello en la
nuca; soltura deficiente, especialmente del dorso y la espalda o aires rígidos y sin impulso.
Lo expresado debe tenerse siempre presente, razón por la cual, es necesario
rectificar permanentemente la longitud de las riendas de pliegue, durante este trabajo.
La cadencia o velocidad en el trote, deberá ser siempre el de trabajo o mediano y
podrá alargarse constantemente y alternadamente a un trote alargado.
Si se quiere desarrollar el galope, la mejor forma es hacerlo desde el trote, activando
por medio de tracciones hacia arriba, agregando la palabra "galope" e impulsando al mismo
tiempo con el látigo.
Si el caballo no toma el galope y sólo precipita o avanza más rápido en el trote, se
debe volver a la cadencia anterior e iniciar el ejercicio nuevamente, acortando la cuerda,
cuanto sea necesario.
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Debe buscarse el galope mediano y al principio hacer cortos trabajos en este aire. Si
el animal a pesar de las ayudas toma nuevamente el trote, generalmente es señal de que el
galope le significa demasiado esfuerzo y debe, por lo tanto, terminarse el ejercicio para dar
un ligero descanso, antes de reiniciarlo.
Deberá trabajarse más tiempo a la mano o dirección en que el animal presente
mayores dificultades.
A continuación graficaremos el Trabajo a la Cuerda propiamente tal, con imágenes
realizadas en Puerto Natales, donde se aprecia el comienzo del trabajo a la mano izquierda
(Fig. 11), debiendo tratar de realizarlo siempre a la mano que al caballo le cuesta menos
trabajar, y a medida que el caballo avanza, se deja correr la cuerda entre los dedos, para que
adopte un círculo adecuado para el trabajo (Fig. 12) (Harvey, 2006).
Comienzo del Trabajo a la Cuerda.
Fig. 11
37
A medida que el caballo avanza, se deja correr la cuerda entre los dedos.
Fig. 12
Posteriormente se aprecia la forma correcta que el amansador debe trabajar
en el círculo, siendo el centro de este (Fig. 13).
El cual el amansador es el centro del círculo.
Fig. 13
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Una vez finalizado el trabajo a mano izquierda, se debe hacer lo mismo a la mano
derecha (Fig. 14), con una duración máxima de 30 minutos por mano, hasta una hora diaria
de trabajo.
Comienzo del trabajo a la otra mano.
Fig. 14
La finalidad del “Trabajo a la Cuerda”, se ha logrado solo, cuando los caballares en
Amanse Racional, con su cuello estirado y la nariz dirigida hacia delante y abajo, tome
contacto con las riendas de pliegue y la cuerda, y con completa soltura y tranquilidad,
realicen los trabajos correspondientes al trote, galope y marchen al paso, a medida que el
amansador les exija (Harvey, 2006).
Podemos apreciar en el gráfico (Fig. 15), que el trabajo realizado con cinchón,
también se puede realizar con montura o silla de montar (Fig. 16), quedando en condiciones
de comenzar el primer trabajo montado.
39
Mismo trabajo anterior, pero con montura o silla de montar.
Fig. 15
Trabajo a la cuerda, listo para comenzar con un jinete montado.
Fig. 16
40
Finalmente para que este Trabajo sea efectivo, se debe realizar por lo menos un
mes, todos los días, solo por una hora y de forma constante, a ambas manos, primeramente
sin jinete y luego se agrega al ejercicio un hombre montado, partiendo desde una simple
cincha, pasando por la montura sin y con jinete y avanzar a medida que el caballo y el
entrenamiento lo permita, para finalizar colocándole incluso carga. Acostumbrando así al
caballo, a no corcovear ni patear, debido al resultado de la “Asociación de Ideas, producto
de las Repeticiones” mediante el Trabajo a la Cuerda, logrando en ellos, asociar que todo el
trabajo que se le realiza, no le causa daño, inspirando confianza, evitando las reacciones
antes mencionadas y obteniendo de parte del caballo, un reconocimiento para el amansador
o jinete como su Líder y no como su depredador, obteniendo un producto adecuado para las
labores requeridas a los caballos, derivado del “Amanse Racional”, aplicada físicamente
por cualquier persona que analice este trabajo (Harvey, 2006).
41
3. COMENTARIOS FINALES Tal es el desconocimiento de la comunicación del hombre y el caballo, que quienes
entendían su lenguaje y comprendían su comunicación gestual, eran llamados
"susurradores" de caballos, y eran considerados como unos magos o brujos que a través de
susurrarle o hablarle en voz baja y amistosa a los animales, se ganaban su confianza de una
manera asombrosa, dejando estupefactos a la mayoría de las personas. Este mito va siendo
develado día a día, por quienes tratan de comunicarse a través del entendimiento y el cariño
y no solo a través del estudio de la fría Etología (Ciencia de las Costumbres). Este método
de “Amanse Racional” que se expuso, solo consiste en tratar de comunicarse con el caballo
mediante su lenguaje, sin utilizar jamás la fuerza o el sometimiento, es establecer una
relación de amistad y entendimiento, mediante la confianza mutua. Existen diferentes
métodos de amanse o mansedumbre sin violencia, sin agresión hacia el caballo y sin
pretender tener la Verdad, solo queremos exponer un concepto de trabajo: Debemos
mantener siempre el buen trato y mantenernos del mismo lado: el de los caballos, solo así
lograremos obtener lo mejor de ellos.
Es el nuevo despertar de una vieja filosofía de entendimiento, es tratar de razonar y
pensar desde el lugar del caballo, descubrir poco a poco estos seres y su casi desconocido
lenguaje de comunicación y valiéndonos de él, en el buen sentido de la palabra, establecer
otro tipo de contacto, más cordial y más sincero. Podemos afirmar que recién se ha
empezado a comprender a estos hermosos animales que hemos usado y abusado por tanto
tiempo, sin tratar nunca de entender su lenguaje o comprenderlos como animales. Hemos
seguido usando de una manera Irracional los viejos métodos de amanse heredados de
épocas pasadas, muy brutales por cierto, imponiéndonos sobre ellos, sometiéndolos y no
contactándonos, sin llegar a establecer un lazo de armonía, entendimiento y afecto. Este
nuevo despertar por comunicarse con los animales es el “Amanse Racional”.
No debemos olvidar la importancia del Trabajo a la Cuerda, para la educación y el
desarrollo físico de los caballos nuevos o amansados. Como también un medio para
conseguir la soltura y tranquilidad necesaria para el trabajo.
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No perdiendo de vista, que no solamente sirve para trabajar y educar a las remontas,
sino también para trabajar y corregir defectos en caballos ya adiestrados.
Cuando se entra al picadero circular se debe de “trabajar” al caballo y no limitarse a
“moverlo”.
Debemos evitar emplear el trabajo con medios correctivos, para el sometimiento de
los caballos, debido a que en vez de ayudar al trabajo, lo empeorará. Nunca debemos perder
de vista que al caballo “No se le Maltrata, solo se le deja de Premiar”.
El presente Trabajo de Titulación, sobre “Amanse Racional a base del Trabajo a la
Cuerda”, mediante su lectura y empleo, permitirá que los Baqueanos, Gauchos y
Campañistas, obtengan conocimientos y criterios de una de las tantas formas de trabajar
caballos, que les permitan optimizar la labor que realicen en las Estancias Ganaderas, tanto
con jinetes, como con caballos, pudiendo obtener el mayor beneficio, en esta parte tan
importante de la formación y mantenimiento de los caballares.
“Siempre se debe recompensar a los animales cuando realicen o ejecuten los
trabajos de forma correcta”.
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4. RESUMEN
El presente trabajo tiene como finalidad ser un aporte para las labores y trabajos con
caballos nuevos y adiestrados en la Estancias Ganaderas, mediante el Amanse Racional,
empleando el método del Trabajo a la Cuerda, explicando paso a paso su desarrollo y
ejecución, buscando despertar en los Camperos, la inquietud de comprobar un trabajo
distinto al acostumbrado, que podría traerles mejores resultados, a base del entendimiento y
No el sometimiento de tan nobles animales, como lo son los Caballos.
Este trabajo, puede ser una herramienta útil de consulta, donde se explica una de las
tantas formas de Amansar, a base de la Racionalidad y no de la irracionalidad derivada de
los golpes y maneas a que someten a los caballos. Lo que se busca es aumentar la eficiencia
y vida útil del caballo de trabajo ganadero.
En principio el documento entrega las estrategias necesarias para trabajar un caballo
desde el momento en que se separa de la madre, hasta que se pueda montar y
posteriormente enseñarle los trabajos propios del caballo, como apegualar, cinchar, etc.,
quedando mucho más permeable o en condiciones para asimilar un nuevo entrenamiento.
44
5. BIBLIOGRAFÍA
EJÉRCITO DE CHILE, Reglamento Instrucción de Caballería del Ejército (P) N°876. (1977). Deportes Ecuestres. EJÉRCITO DE CHILE, Reglamento Instrucción de Caballería del Ejército (P) N°877. (1977). Equitación. EJÉRCITO DE CHILE, Plan Logístico y Administrativo del Ejército (P) N° O-38. (1975). Período de Asiento y Terreno. EJÉRCITO DE CHILE, Plan Logístico del Ejército (P) N° 81-39. (1967). Período de Bridas y Conductores. EJÉRCITO DE CHILE, Reglamento Instrucción Militar del Ejército (P) N°862. (1985). Instrucción Militar. EJÉRCITO DE CHILE, Cartilla de Disposiciones de la Escuela de Caballería Blindada (P) N° 878. (1978). Conductores a Pie y Montado. BUSH, KAREN. (1990). Vicios y resabios del caballo. El Caballo Rebelde. ARAYA, O. (2001). El caballo. Rubros especiales. Agenda del salitre 11.Pp 1331-1351 Ed. Sociedad Química y Minera de Chile SA. CABRERA, A. (1945). Caballos de América. Pp 303-318. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. SOLANET, E. (1946). El caballo criollo. Pp 99-133. Editorial Agro, Buenos aires. MUÑOZ, R. (2004). Estudio descriptivo y comparativo de dos sistemas de doma en caballos criollos chilenos. Memoria de titulo, Escuela de Medicina Veterinaria, Universidad Austral de Chile. PORTE, E. (1979). Cría, doma y arreglo del caballo a la chilena. Pp 39-82. Editorial Universitaria SA, Santiago. TAGLE, J. (1959). Arreglo del caballo a la chilena. Revista Asociación de Criadores de Caballares Nº 11, 11-31. BELTRÁN, J.M. (1954). Ganado Caballar. Barcelona, España, Salvat Editores S.A., 390 pp. HARVEY, J. (2006). Trabajo a la Cuerda, Guías Ecuestres Ilustradas. 1ra. Edición.
45
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48
6.2. Anexo N°2
PICADERO CUBIERTO RECTANGULAR 10 MTS.
6 MTS.
12 MTS.
60 MTS.
20 MTS.
F
Piso Arena
P
B
R
M
K
V
E
S
H
C
A
Entrada