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Apocalipsis La revelación de Jesucristo 1 La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan, 2 el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto. 3 Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca. Salutaciones a las siete iglesias 4 Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y que era y que ha de venir, de los siete espíritus que están delante de su trono, 5 y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre 6 y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 7 He aquí que viene con las nubes: Todo ojo lo verá, y los que lo traspasaron; y todos los linajes de la tierra se lamentarán por causa de él. Sí, amén. 8 «Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin», dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso. 1

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La revelacin de Jesucristo1La revelacin de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. La declar envindola por medio de su ngel a su siervo Juan, 2el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, del testimonio de Jesucristo y de todas las cosas que ha visto. 3Bienaventurado el que lee y los que oyen las palabras de esta profeca, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo est cerca.Salutaciones a las siete iglesias4Juan, a las siete iglesias que estn en Asia: Gracia y paz a vosotros de parte del que es y que era y que ha de venir, de los siete espritus que estn delante de su trono, 5y de Jesucristo, el testigo fiel, el primognito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos ama, nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre 6y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a l sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amn.7He aqu que viene con las nubes:Todo ojo lo ver, y los que lo traspasaron;y todos los linajes de la tierra se lamentarn por causa de l.S, amn.8Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Seor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.Una visin del Hijo del hombre9Yo, Juan, vuestro hermano y compaero en la tribulacin, en el reino y en la perseverancia de Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesucristo. 10Estando yo en el Espritu en el da del Seor o detrs de m una gran voz, como de trompeta, 11que deca: Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el ltimo. Escribe en un libro lo que ves y envalo a las siete iglesias que estn en Asia: a feso, Esmirna, Prgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea.12Me volv para ver la voz que hablaba conmigo. Y vuelto, vi siete candelabros de oro, 13y en medio de los siete candelabros a uno semejante al Hijo del hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies, y tena el pecho ceido con un cinto de oro. 14Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos, como llama de fuego. 15Sus pies eran semejantes al bronce pulido, refulgente como en un horno, y su voz como el estruendo de muchas aguas. 16En su diestra tena siete estrellas; de su boca sala una espada aguda de dos filos y su rostro era como el sol cuando resplandece con toda su fuerza.17Cuando lo vi, ca a sus pies como muerto. Y l puso su diestra sobre m, dicindome: No temas. Yo soy el primero y el ltimo, 18el que vive. Estuve muerto, pero vivo por los siglos de los siglos, amn. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades. 19Escribe, pues, las cosas que has visto, las que son y las que han de ser despus de stas. 20Respecto al misterio de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candelabros de oro: las siete estrellas son los ngeles de las siete iglesias, y los siete candelabros que has visto son las siete iglesias.El mensaje a feso2Escribe al ngel de la iglesia en feso:El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que camina en medio de los siete candelabros de oro, dice esto:2Yo conozco tus obras, tu arduo trabajo y tu perseverancia, y que no puedes soportar a los malos, has probado a los que se dicen ser apstoles y no lo son, y los has hallado mentirosos. 3Has sufrido, has sido perseverante, has trabajado arduamente por amor de mi nombre y no has desmayado. 4Pero tengo contra ti que has dejado tu primer amor. 5Recuerda, por tanto, de dnde has cado, arrepintete y haz las primeras obras, pues si no te arrepientes, pronto vendr a ti y quitar tu candelabro de su lugar. 6Pero tienes esto: que aborreces las obras de los nicolatas, las cuales yo tambin aborrezco. 7El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias. Al vencedor le dar a comer del rbol de la vida, que est en medio del paraso de Dios.El mensaje a Esmirna8Escribe al ngel de la iglesia en Esmirna:El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivi, dice esto:9Yo conozco tus obras, tu tribulacin, tu pobreza (aunque eres rico) y la blasfemia de los que dicen ser judos y no lo son, sino que son sinagoga de Satans. 10No temas lo que has de padecer. El diablo echar a algunos de vosotros en la crcel para que seis probados, y tendris tribulacin por diez das. S fiel hasta la muerte y yo te dar la corona de la vida! 11El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrir dao de la segunda muerte.El mensaje a Prgamo12Escribe al ngel de la iglesia en Prgamo:El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:13Yo conozco tus obras y dnde habitas: donde est el trono de Satans. Pero retienes mi nombre y no has negado mi fe ni aun en los das en que Antipas, mi testigo fiel, fue muerto entre vosotros, donde habita Satans. 14Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ah a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los dolos y a cometer fornicacin. 15Y tambin tienes a los que retienen la doctrina de los nicolatas, la que yo aborrezco. 16Por tanto, arrepintete, pues si no, vendr pronto hasta ti y pelear contra ellos con la espada de mi boca. 17El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias. Al vencedor le dar de comer del man escondido, y le dar una piedrecita blanca y en la piedrecita un nombre nuevo escrito, el cual nadie conoce sino el que lo recibe.El mensaje a Tiatira18Escribe al ngel de la iglesia en Tiatira:El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce pulido, dice esto:19Yo conozco tus obras, tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia y que tus obras postreras son superiores a las primeras. 20Pero tengo contra ti que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, ensee y seduzca a mis siervos para fornicar y para comer cosas sacrificadas a los dolos. 21Yo le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicacin. 22Por tanto, yo la arrojo en cama; y en gran tribulacin a los que adulteran con ella, si no se arrepienten de las obras de ella. 23A sus hijos herir de muerte y todas las iglesias sabrn que yo soy el que escudria la mente y el corazn. Os dar a cada uno segn vuestras obras. 24Pero a los dems que estn en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satans, yo os digo: No os impongo otra carga; 25pero lo que tenis, retenedlo hasta que yo venga. 26Al vencedor que guarde mis obras hasta el fin, yo le dar autoridad sobre las naciones; 27las regir con vara de hierro y sern quebradas como un vaso de alfarero; como yo tambin la he recibido de mi Padre. 28Y le dar la estrella de la maana. 29El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias.El mensaje a Sardis3Escribe al ngel de la iglesia en Sardis:El que tiene los siete espritus de Dios y las siete estrellas dice esto:Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives y ests muerto. 2S vigilante y confirma las otras cosas que estn para morir, porque no he hallado tus obras bien acabadas delante de Dios. 3Acurdate, pues, de lo que has recibido y odo; gurdalo y arrepintete, pues si no velas vendr sobre ti como ladrn y no sabrs a qu hora vendr sobre ti. 4Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras y andarn conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas. 5El vencedor ser vestido de vestiduras blancas, y no borrar su nombre del libro de la vida, y confesar su nombre delante de mi Padre y delante de sus ngeles. 6El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias.El mensaje a Filadelfia7Escribe al ngel de la iglesia en Filadelfia:Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:8Yo conozco tus obras. Por eso, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar, pues aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra y no has negado mi nombre. 9De la sinagoga de Satans, de los que dicen ser judos y no lo son, sino que mienten, te dar algunos. Yo har que vengan y se postren a tus pies reconociendo que yo te he amado. 10Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo tambin te guardar de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero para probar a los que habitan sobre la tierra. 11Vengo pronto; retn lo que tienes, para que ninguno tome tu corona. 12Al vencedor yo lo har columna en el templo de mi Dios y nunca ms saldr de all. Escribir sobre l el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusaln, la cual desciende del cielo, con mi Dios, y mi nombre nuevo. 13El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias.El mensaje a Laodicea14Escribe al ngel de la iglesia en Laodicea:El Amn, el testigo fiel y verdadero, el Principio de la creacin de Dios, dice esto:15Yo conozco tus obras, que ni eres fro ni caliente. Ojal fueras fro o caliente! 16Pero por cuanto eres tibio y no fro ni caliente, te vomitar de mi boca. 17T dices: Yo soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad. Pero no sabes que eres desventurado, miserable, pobre, ciego y ests desnudo. 18Por tanto, yo te aconsejo que compres de m oro refinado en el fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, para que no se descubra la vergenza de tu desnudez. Y unge tus ojos con colirio para que veas. 19Yo reprendo y castigo a todos los que amo; s, pues, celoso y arrepintete. 20Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar a l y cenar con l y l conmigo. 21Al vencedor le conceder que se siente conmigo en mi trono, as como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono. 22El que tiene odo, oiga lo que el Espritu dice a las iglesias.La adoracin celestial4Despus de esto mir, y vi que haba una puerta abierta en el cielo. La primera voz que o era como de una trompeta que, hablando conmigo, dijo: Sube ac y yo te mostrar las cosas que sucedern despus de stas!2Al instante, estando yo en el Espritu, vi un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3La apariencia del que estaba sentado era semejante a una piedra de jaspe y de cornalina, y alrededor del trono haba un arco iris semejante en su apariencia a la esmeralda. 4Alrededor del trono haba veinticuatro tronos, y en los tronos vi sentados a veinticuatro ancianos vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5Del trono salan relmpagos, truenos y voces. Delante del trono ardan siete lmparas de fuego, que son los siete espritus de Dios.6Tambin delante del trono haba como un mar de vidrio semejante al cristal, y junto al trono y alrededor del trono haba cuatro seres vivientes llenos de ojos por delante y por detrs. 7El primer ser viviente era semejante a un len; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tena rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un guila volando. 8Los cuatro seres vivientes tenan cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos, y da y noche, sin cesar, decan:Santo, santo, santo es el SeorDios Todopoderoso,el que era, el que es y el que ha de venir!9Cada vez que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y accin de gracias al que est sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10los veinticuatro ancianos se postran delante del que est sentado en el trono y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo:11Seor, digno eresde recibir la gloria, la honra y el poder,porque t creaste todas las cosas,y por tu voluntad existen y fueron creadas.El rollo y el Cordero5Vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos. 2Y vi un ngel poderoso que pregonaba a gran voz: Quin es digno de abrir el libro y desatar sus sellos? 3Pero ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, poda abrir el libro, ni siquiera mirarlo. 4Y lloraba yo mucho, porque no se hallaba a nadie que fuera digno de abrir el libro, ni siquiera de mirarlo. 5Entonces uno de los ancianos me dijo: No llores, porque el Len de la tribu de Jud, la raz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.6Mir, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes y en medio de los ancianos estaba en pie un Cordero como inmolado, que tena siete cuernos y siete ojos, los cuales son los siete espritus de Dios enviados por toda la tierra. 7l vino y tom el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono. 8Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenan arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos. 9Y cantaban un cntico nuevo, diciendo:Digno eres de tomar el libroy de abrir sus sellos,porque t fuiste inmolado,y con tu sangre nos has redimido para Dios,de todo linaje, lengua, pueblo y nacin;10nos has hecho para nuestro Dios un reino y sacerdotes,y reinaremos sobre la tierra.11Mir, y o la voz de muchos ngeles alrededor del trono, de los seres vivientes y de los ancianos. Su nmero era millones de millones, 12y decan a gran voz:El Cordero que fue inmoladoes digno de tomar el poder, las riquezas,la sabidura, la fortaleza,la honra, la gloria y la alabanza.13A todo lo creado que est en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que hay en ellos, o decir:Al que est sentado en el tronoy al Cordero,sea la alabanza, la honra,la gloria y el poder,por los siglos de los siglos.14Los cuatro seres vivientes decan: Amn! Y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos.Los sellos6Entonces vi que el Cordero abri uno de los sellos, y o a uno de los cuatro seres vivientes decir con una voz como de trueno: Ven!2Mir, y vi un caballo blanco. El que lo montaba tena un arco y le fue dada una corona, y sali venciendo y para vencer.3Cuando abri el segundo sello, o al segundo ser viviente, que deca: Ven!4Sali otro caballo, de color rojizo. Al que lo montaba le fue dado poder para quitar la paz de la tierra y hacer que se mataran unos a otros. Y se le dio una espada muy grande.5Cuando abri el tercer sello, o al tercer ser viviente, que deca: Ven!Mir, y vi un caballo negro. El que lo montaba tena una balanza en la mano. 6Y o una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que deca: Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no daes el aceite ni el vino.7Cuando abri el cuarto sello, o la voz del cuarto ser viviente que deca: Ven!8Mir, y vi un caballo amarillo. El que lo montaba tena por nombre Muerte, y el Hades lo segua: y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.9Cuando abri el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que haban muerto por causa de la palabra de Dios y del testimonio que tenan. 10Clamaban a gran voz, diciendo: Hasta cundo Seor, santo y verdadero, vas a tardar en juzgar y vengar nuestra sangre de los que habitan sobre la tierra? 11Entonces se les dieron vestiduras blancas y se les dijo que descansaran todava un poco de tiempo, hasta que se completara el nmero de sus consiervos y sus hermanos que tambin haban de ser muertos como ellos.12Mir cuando abri el sexto sello, y hubo un gran terremoto. El sol se puso negro como tela de luto, la luna entera se volvi toda como sangre 13y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. 14El cielo se repleg como un pergamino que se enrolla, y todo monte y toda isla fueron removidos de sus lugares. 15Los reyes de la tierra, los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, todo esclavo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peas de los montes, 16y decan a los montes y a las peas: Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que est sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero, 17porque el gran da de su ira ha llegado y quin podr sostenerse en pie?Los 144 mil sellados7Despus de esto vi cuatro ngeles de pie sobre los cuatro ngulos de la tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra para que no soplara viento alguno sobre la tierra ni sobre el mar ni sobre rbol alguno. 2Vi tambin otro ngel, que suba desde donde sale el sol y que tena el sello del Dios vivo. Clam a gran voz a los cuatro ngeles a quienes se les haba dado el poder de hacer dao a la tierra y al mar, 3diciendo: No hagis dao a la tierra ni al mar ni a los rboles hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios.4Y o el nmero de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. 5De la tribu de Jud, doce mil sellados. De la tribu de Rubn, doce mil. De la tribu de Gad, doce mil. 6De la tribu de Aser, doce mil. De la tribu de Neftal, doce mil. De la tribu de Manass, doce mil. 7De la tribu de Simen, doce mil. De la tribu de Lev, doce mil. De la tribu de Isacar, doce mil. 8De la tribu de Zabuln, doce mil. De la tribu de Jos, doce mil. De la tribu de Benjamn, doce mil sellados.La multitud vestida de ropas blancas9Despus de esto mir, y vi una gran multitud, la cual nadie poda contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas. Estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. 10Clamaban a gran voz, diciendo:La salvacin pertenece a nuestro Dios,que est sentado en el trono,y al Cordero!11Y todos los ngeles que estaban en pie alrededor del trono y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, se postraron sobre sus rostros delante del trono y adoraron a Dios, 12diciendo:Amn!La bendicin, la gloria,la sabidura, la accin de gracias,la honra, el poder y la fortalezasean a nuestro Diospor los siglos de los siglos.Amn!13Entonces uno de los ancianos habl, dicindome: Estos que estn vestidos de ropas blancas, quines son y de dnde han venido? 14Yo le dije: Seor, t lo sabes. l me dijo: stos son los que han salido de la gran tribulacin; han lavado sus ropas y las han blanqueado en la sangre del Cordero. 15Por eso estn delante del trono de Dios y lo sirven da y noche en su templo. El que est sentado sobre el trono extender su tienda junto a ellos.16Ya no tendrn hambre ni sed, y el sol no caer ms sobre ellos, ni calor alguno, 17porque el Cordero que est en medio del trono los pastorear y los guiar a fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugar toda lgrima de los ojos de ellos.8Cuando abri el sptimo sello, se hizo silencio en el cielo como por media hora.2Luego vi los siete ngeles que estaban de pie ante Dios, y se les dieron siete trompetas. 3Otro ngel vino entonces y se par ante el altar, con un incensario de oro; y se le dio mucho incienso para aadirlo a las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. 4El humo del incienso con las oraciones de los santos subi de la mano del ngel a la presencia de Dios. 5Y el ngel tom el incensario, lo llen del fuego del altar y lo arroj a la tierra; y hubo truenos, voces, relmpagos y un terremoto.Las seis primeras trompetas6Los siete ngeles que tenan las siete trompetas se dispusieron a tocarlas.7El primer ngel toc la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre que fueron lanzados sobre la tierra. Y se quem la tercera parte de los rboles, y toda la hierba verde fue quemada.8El segundo ngel toc la trompeta, y algo como un gran monte ardiendo en fuego fue precipitado en el mar. La tercera parte del mar se convirti en sangre, 9muri la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar y la tercera parte de las naves fue destruida.10El tercer ngel toc la trompeta, y cay del cielo una gran estrella ardiendo como una antorcha. Cay sobre la tercera parte de los ros y sobre las fuentes de las aguas. 11El nombre de la estrella es Ajenjo. La tercera parte de las aguas se convirti en ajenjo y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se volvieron amargas.12El cuarto ngel toc la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciera la tercera parte de ellos y no hubiera luz en la tercera parte del da, y asimismo en la noche.13Mir, y o un ngel que volaba en medio del cielo y deca a gran voz: Ay, ay, ay de los que habitan en la tierra, a causa de los otros toques de trompeta que estn para tocar los tres ngeles!9El quinto ngel toc la trompeta, y vi una estrella que cay del cielo a la tierra. Y se le dio la llave del pozo del abismo. 2Abri el pozo del abismo, y del pozo subi humo como humo de un gran horno, y el sol y el aire se oscurecieron por el humo del pozo. 3Del humo salieron langostas sobre la tierra, y se les dio poder, como el poder que tienen los escorpiones de la tierra. 4Se les mand que no daaran la hierba de la tierra, ni cosa verde alguna ni ningn rbol, sino solamente a los hombres que no tuvieran el sello de Dios en sus frentes. 5Pero no se les permiti que los mataran, sino que los atormentaran cinco meses; y su tormento era como el tormento del escorpin cuando hiere al hombre. 6En aquellos das los hombres buscarn la muerte, pero no la hallarn; ansiarn morir, pero la muerte huir de ellos.7El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenan como coronas de oro, sus caras eran como caras humanas, 8tenan cabello como cabello de mujer y sus dientes eran como de leones; 9tenan corazas como corazas de hierro y el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10tenan colas como de escorpiones, y tambin aguijones, y en sus colas tenan poder para daar a los hombres durante cinco meses. 11Sobre ellos tienen como rey al ngel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadn, y en griego, Apolin.12El primer ay pas; pero vienen an dos ayes despus de esto.13El sexto ngel toc la trompeta, y o una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios, 14la cual deca al sexto ngel que tena la trompeta: Desata a los cuatro ngeles que estn atados junto al gran ro ufrates! 15Y fueron desatados los cuatro ngeles que estaban preparados para la hora, da, mes y ao, a fin de matar la tercera parte de los hombres. 16Y el nmero de los ejrcitos de los jinetes era de doscientos millones. Yo o su nmero. 17As vi en visin los caballos y sus jinetes, que tenan corazas de fuego, zafiro y azufre. Las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones, y de sus bocas sala fuego, humo y azufre. 18Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres: por el fuego, el humo y el azufre que sala de sus bocas, 19pues el poder de los caballos estaba en sus bocas y en sus colas, porque sus colas, semejantes a serpientes, tenan cabezas y con ellas daan.20Los dems hombres, los que no fueron muertos con estas plagas, ni aun as se arrepintieron de las obras de sus manos ni dejaron de adorar a los demonios y a las imgenes de oro, plata, bronce, piedra y madera, las cuales no pueden ver ni or ni andar. 21No se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechiceras, ni de su fornicacin, ni de sus robos.El ngel con el librito10Vi descender del cielo otro ngel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza. Su rostro era como el sol y sus pies como columnas de fuego. 2Tena en su mano un librito abierto; puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra 3y clam a gran voz, como ruge un len; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. 4Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero o una voz del cielo que me deca: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas.5El ngel que vi de pie sobre el mar y sobre la tierra levant su mano hacia el cielo 6y jur por el que vive por los siglos de los siglos, que cre el cielo y las cosas que estn en l, y la tierra y las cosas que estn en ella, y el mar y las cosas que estn en l, que el tiempo no sera ms, 7sino que en los das de la voz del sptimo ngel, cuando l comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumar, como l lo anunci a sus siervos los profetas.8La voz que o del cielo habl otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que est abierto en la mano del ngel que est en pie sobre el mar y sobre la tierra.9Fui donde el ngel, dicindole que me diera el librito. Y l me dijo: Toma y cmelo; te amargar el vientre, pero en tu boca ser dulce como la miel. 10Entonces tom el librito de la mano del ngel y lo com. En mi boca era dulce como la miel, pero cuando lo hube comido amarg mi vientre. 11l me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.Los dos testigos11Entonces me fue dada una caa semejante a una vara de medir y se me dijo: Levntate y mide el templo de Dios y el altar y a los que adoran en l. 2Pero el patio que est fuera del templo djalo aparte y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles. Ellos hollarn la ciudad santa cuarenta y dos meses. 3Y ordenar a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta das, vestidos con ropas speras.4Estos testigos son los dos olivos y los dos candelabros que estn de pie delante del Dios de la tierra. 5Si alguno quiere daarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; si alguno quiere hacerles dao, debe morir de la misma manera. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo a fin de que no llueva en los das de su profeca; y tienen poder sobre las aguas, para convertirlas en sangre y para herir la tierra con toda plaga cuantas veces quieran. 7Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo har guerra contra ellos, los vencer y los matar. 8Sus cadveres estarn en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde tambin nuestro Seor fue crucificado. 9Gentes de todo pueblo, tribu, lengua y nacin vern sus cadveres por tres das y medio y no permitirn que sean sepultados. 10Los habitantes de la tierra se regocijarn sobre ellos, se alegrarn y se enviarn regalos unos a otros, porque estos dos profetas haban atormentado a los habitantes de la tierra. 11Pero despus de tres das y medio el espritu de vida enviado por Dios entr en ellos, se levantaron sobre sus pies y cay gran temor sobre los que los vieron. 12Entonces oyeron una gran voz del cielo, que les deca: Subid ac! Y subieron al cielo en una nube, y los vieron sus enemigos.13En aquella hora hubo un gran terremoto y la dcima parte de la ciudad se derrumb. Por el terremoto murieron siete mil hombres. Los dems se aterrorizaron y dieron gloria al Dios del cielo.14El segundo ay pas. He aqu que el tercer ay viene pronto.La sptima trompeta15El sptimo ngel toc la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decan:Los reinos del mundo han venido a serde nuestro Seor y de su Cristo;y l reinarpor los siglos de los siglos.16Los veinticuatro ancianos que estaban sentados en sus tronos delante de Dios, se postraron sobre sus rostros y adoraron a Dios, 17diciendo:Te damos gracias, Seor Dios Todopoderoso,el que eres, que eras y que has de venir,porque has tomado tu gran podery has reinado.18Las naciones se airaron y tu ira ha venido:el tiempo de juzgar a los muertos,de dar el galardn a tus siervos los profetas,a los santos y a los que temen tu nombre,a los pequeos y a los grandes,y de destruir a los que destruyen la tierra.19El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el Arca de su pacto se dej ver en el templo. Hubo relmpagos, voces, truenos, un terremoto y granizo grande.La mujer y el dragn12Apareci en el cielo una gran seal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 2Estaba encinta y gritaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3Otra seal tambin apareci en el cielo: un gran dragn escarlata que tena siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas tena siete diademas. 4Su cola arrastr la tercera parte de las estrellas del cielo y las arroj sobre la tierra. Y el dragn se par frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciera. 5Ella dio a luz un hijo varn, que va a regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 6La mujer huy al desierto, donde tena un lugar preparado por Dios para ser sustentada all por mil doscientos sesenta das.7Entonces hubo una guerra en el cielo: Miguel y sus ngeles luchaban contra el dragn. Luchaban el dragn y sus ngeles, 8pero no prevalecieron ni se hall ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragn, la serpiente antigua, que se llama Diablo y Satans, el cual engaa al mundo entero. Fue arrojado a la tierra y sus ngeles fueron arrojados con l. 10Entonces o una gran voz en el cielo, que deca:Ahora ha venido la salvacin,el poder y el reino de nuestro Diosy la autoridad de su Cristo,porque ha sido expulsado el acusadorde nuestros hermanos,el que los acusabadelante de nuestro Dios da y noche.11Ellos lo han vencidopor medio de la sangre del Corderoy de la palabra del testimonio de ellos,que menospreciaron sus vidashasta la muerte.12Por lo cual alegraos, cielos,y los que moris en ellos.Ay de los moradores de la tierra y del mar!,porque el diabloha descendido a vosotros con gran ira,sabiendo que tiene poco tiempo.13Cuando el dragn vio que haba sido arrojado a la tierra, persigui a la mujer que haba dado a luz al hijo varn. 14Pero se le dieron a la mujer las dos alas de la gran guila para que volara de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. 15Y la serpiente arroj de su boca, tras la mujer, agua como un ro, para que fuera arrastrada por el ro. 16Pero la tierra ayud a la mujer, pues la tierra abri su boca y se trag el ro que el dragn haba echado de su boca. 17Entonces el dragn se llen de ira contra la mujer y se fue a hacer la guerra contra el resto de la descendencia de ella, contra los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.Las dos bestias13Me par sobre la arena del mar y vi subir del mar una bestia que tena siete cabezas y diez cuernos: en sus cuernos tena diez diademas, y sobre sus cabezas, nombres de blasfemia. 2La bestia que vi era semejante a un leopardo, sus pies eran como de oso y su boca como boca de len. El dragn le dio su poder, su trono y gran autoridad. 3Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada. Toda la tierra se maravill en pos de la bestia, 4y adoraron al dragn que haba dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: Quin como la bestia y quin podr luchar contra ella?5Tambin se le dio boca que hablaba arrogancias y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar por cuarenta y dos meses. 6Y abri su boca para blasfemar contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernculo y de los que habitan en el cielo. 7Se le permiti hacer guerra contra los santos, y vencerlos. Tambin se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nacin. 8La adoraron todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no estaban escritos desde el principio del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado. 9Si alguno tiene odo, oiga:10Si alguno lleva en cautividad,a cautividad ir.Si alguno mata a espada,a espada ser muerto.Aqu est la perseverancia y la fe de los santos.11Despus vi otra bestia que suba de la tierra. Tena dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como un dragn. 12Ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y sus habitantes adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada. 13Tambin hace grandes seales, de tal manera que incluso hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres. 14Engaa a los habitantes de la tierra con las seales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que le hagan una imagen a la bestia que fue herida de espada y revivi. 15Se le permiti infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablara e hiciera matar a todo el que no la adorara. 16Y haca que a todos, pequeos y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiera una marca en la mano derecha o en la frente, 17y que ninguno pudiera comprar ni vender, sino el que tuviera la marca o el nombre de la bestia o el nmero de su nombre.18Aqu hay sabidura. El que tiene entendimiento cuente el nmero de la bestia, pues es nmero de hombre. Y su nmero es seiscientos sesenta y seis.El cntico de los 144 mil14Despus mir, y vi que el Cordero estaba de pie sobre el monte de Sin, y con l ciento cuarenta y cuatro mil que tenan el nombre de l y el de su Padre escrito en la frente. 2O una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno. La voz que o era como de arpistas que tocaban sus arpas. 3Cantaban un cntico nuevo delante del trono y delante de los cuatro seres vivientes y de los ancianos. Nadie poda aprender el cntico, sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. 4stos son los que no se han contaminado con mujeres, pues son vrgenes. Son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. stos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. 5En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mancha delante del trono de Dios.El mensaje de los tres ngeles6En medio del cielo vi volar otro ngel que tena el evangelio eterno para predicarlo a los habitantes de la tierra, a toda nacin, tribu, lengua y pueblo. 7Deca a gran voz: Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado. Adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas!8Otro ngel lo sigui, diciendo: Ha cado, ha cado Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicacin.9Y un tercer ngel los sigui, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen y recibe la marca en su frente o en su mano, 10l tambin beber del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cliz de su ira; y ser atormentado con fuego y azufre delante de los santos ngeles y del Cordero. 11El humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. No tienen reposo de da ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.12Aqu est la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jess.13Y o una voz que me deca desde el cielo: Escribe: Bienaventurados de aqu en adelante los muertos que mueren en el Seor. S, dice el Espritu, descansarn de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen.La tierra es segada14Mir, y vi una nube blanca. Sentado sobre la nube, uno semejante al Hijo del hombre, que llevaba en la cabeza una corona de oro y en la mano una hoz aguda. 15Y otro ngel sali del templo gritando a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz y siega, porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra est madura! 16El que estaba sentado sobre la nube meti su hoz en la tierra y la tierra fue segada.17Otro ngel sali del templo que est en el cielo, llevando tambin una hoz aguda. 18Y sali del altar otro ngel, que tena poder sobre el fuego, y llam a gran voz al que llevaba la hoz aguda, diciendo: Mete tu hoz aguda y vendimia los racimos de la tierra, porque sus uvas estn maduras! 19El ngel meti su hoz en la tierra, vendimi la via de la tierra y ech las uvas en el gran lagar de la ira de Dios. 20El lagar fue pisado fuera de la ciudad, y del lagar sali sangre que lleg hasta los frenos de los caballos en una extensin de mil seiscientos estadios.Los ngeles con las siete plagas postreras15Vi en el cielo otra seal grande y admirable: siete ngeles con las siete plagas postreras, porque en ellas se consumaba la ira de Dios.2Tambin vi como un mar de vidrio mezclado con fuego, y a los que haban alcanzado la victoria sobre la bestia y su imagen, sobre su marca y el nmero de su nombre, de pie sobre el mar de vidrio, con las arpas de Dios. 3Y cantan el cntico de Moiss, siervo de Dios, y el cntico del Cordero, diciendo:Grandes y maravillosas son tus obras,Seor Dios Todopoderoso;justos y verdaderos son tus caminos,Rey de los santos.4Quin no te temer, Seor,y glorificar tu nombre?,pues slo t eres santo;por lo cual todas las nacionesvendrn y te adorarn,porque tus juicios se han manifestado.5Despus de estas cosas mir, y fue abierto en el cielo el santuario del tabernculo del testimonio. 6Del templo salieron los siete ngeles con las siete plagas, vestidos de lino limpio y resplandeciente y ceidos alrededor del pecho con cintos de oro. 7Uno de los cuatro seres vivientes dio a los siete ngeles siete copas de oro llenas de la ira de Dios, quien vive por los siglos de los siglos. 8Y el templo se llen de humo por causa de la gloria de Dios y por causa de su poder. Nadie poda entrar en el templo hasta que se cumplieran las siete plagas de los siete ngeles.Las copas de ira16Entonces o desde el templo una gran voz que deca a los siete ngeles: Id y derramad sobre la tierra las siete copas de la ira de Dios.2Fue el primero y derram su copa sobre la tierra, y vino una lcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenan la marca de la bestia y que adoraban su imagen.3El segundo ngel derram su copa sobre el mar, y ste se convirti en sangre como de muerto, y muri todo ser viviente que haba en el mar.4El tercer ngel derram su copa sobre los ros y sobre las fuentes de las aguas, y se convirtieron en sangre. 5Y o que el ngel de las aguas deca:Justo eres t, Seor,el que eres y que eras, el Santo,porque has juzgado estas cosas.6Por cuanto derramaron la sangrede los santos y de los profetas,tambin t les has dado a beber sangre,pues se lo merecen.7Tambin o a otro, que desde el altar deca: Ciertamente, Seor Dios Todopoderoso, tus juicios son verdaderos y justos!8El cuarto ngel derram su copa sobre el sol, al cual le fue permitido quemar a los hombres con fuego. 9Los hombres fueron quemados con el gran calor y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria.10El quinto ngel derram su copa sobre el trono de la bestia, y su reino se cubri de tinieblas. La gente se morda la lengua por causa del dolor 11y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus lceras, y no se arrepintieron de sus obras.12El sexto ngel derram su copa sobre el gran ro ufrates, y el agua de ste se sec para preparar el camino a los reyes del oriente.13Vi salir de la boca del dragn, de la boca de la bestia y de la boca del falso profeta, tres espritus inmundos semejantes a ranas. 14Son espritus de demonios, que hacen seales y van a los reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos para la batalla de aquel gran da del Dios Todopoderoso.15Yo vengo como ladrn. Bienaventurado el que vela y guarda sus vestiduras, no sea que ande desnudo y vean su vergenza.16Y los reuni en el lugar que en hebreo se llama Armagedn.17El sptimo ngel derram su copa por el aire. Y sali una gran voz del santuario del cielo, desde el trono, que deca: Ya est hecho! 18Entonces hubo relmpagos, voces, truenos y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande cual no lo hubo jams desde que los hombres existen sobre la tierra. 19La gran ciudad se dividi en tres partes y las ciudades de las naciones cayeron. La gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cliz del vino del ardor de su ira. 20Toda isla huy y los montes ya no fueron hallados. 21Del cielo cay sobre los hombres un enorme granizo, como del peso de un talento. Y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo, porque su plaga fue sumamente grande.Condenacin de la gran ramera17Vino uno de los siete ngeles que tenan las siete copas y habl conmigo, diciendo: Ven ac y te mostrar la sentencia contra la gran ramera, la que est sentada sobre muchas aguas. 2Con ella han fornicado los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicacin.3Me llev en el Espritu al desierto, y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tena siete cabezas y diez cuernos. 4La mujer estaba vestida de prpura y escarlata, adornada de oro, piedras preciosas y perlas, y tena en la mano un cliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicacin. 5En su frente tena un nombre escrito, un misterio: Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra.6Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos y de la sangre de los mrtires de Jess.Cuando la vi qued asombrado con gran asombro.7El ngel me dijo: Por qu te asombras? Yo te dir el misterio de la mujer y de la bestia que la lleva, la cual tiene siete cabezas y diez cuernos. 8La bestia que has visto era y no es, y est para subir del abismo e ir a perdicin. Los habitantes de la tierra, aquellos cuyos nombres no estn escritos en el libro de la vida desde la fundacin del mundo, se asombrarn viendo la bestia que era y no es, y ser.9Esto, para la mente que tenga sabidura: Las siete cabezas son siete montes sobre los cuales se sienta la mujer, 10y son siete reyes. Cinco de ellos han cado; uno es y el otro an no ha venido, y cuando venga deber durar breve tiempo. 11La bestia que era y no es, es tambin el octavo, y es uno de los siete y va a la perdicin. 12Los diez cuernos que has visto son diez reyes que an no han recibido reino; pero recibirn autoridad como reyes por una hora, juntamente con la bestia. 13Estos tienen un mismo propsito: entregarn su poder y autoridad a la bestia. 14Pelearn contra el Cordero, y el Cordero los vencer, porque es Seor de seores y Rey de reyes; y los que estn con l son llamados, elegidos y fieles.15Tambin me dijo: Las aguas que has visto, donde se sienta la ramera, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. 16Y los diez cuernos que viste, y la bestia, aborrecern a la ramera, la dejarn desolada y desnuda, devorarn sus carnes y la quemarn con fuego. 17Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que l quiso: ponerse de acuerdo y dar su reino a la bestia hasta que se hayan cumplido las palabras de Dios. 18Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.La cada de Babilonia18Despus de esto vi otro ngel que descenda del cielo con gran poder, y la tierra fue alumbrada con su gloria. 2Clam con voz potente, diciendo:Ha cado, ha cado la gran Babilonia!Se ha convertido en habitacin de demonios,en guarida de todo espritu inmundoy en albergue de toda ave inmunda y aborrecible,3porque todas las naciones han bebidodel vino del furor de su fornicacin.Los reyes de la tierra han fornicado con ellay los mercaderes de la tierra se han enriquecidocon el poder de sus lujos sensuales.4Y o otra voz del cielo, que deca:Salid de ella, pueblo mo,para que no seis partcipes de sus pecadosni recibis parte de sus plagas!,5porque sus pecados han llegado hasta el cieloy Dios se ha acordado de sus maldades.6Dadle a ella tal como ella os ha dadoy pagadle el doble segn sus obras.En el cliz en que ella prepar bebida,preparadle el doble a ella.7Cuanto ella se ha glorificadoy ha vivido en deleites,tanto dadle de tormento y llanto,porque dice en su corazn:Yo estoy sentada como una reina,no soy viuda y no ver llanto.8Por lo cual, en un solo davendrn sus plagas:muerte, llanto y hambre,y ser quemada con fuego,porque poderoso es Dios el Seor, que la juzga.9Los reyes de la tierra que han fornicado con ella y con ella han vivido en deleites, llorarn y harn lamentacin sobre ella cuando vean el humo de su incendio. 10Ponindose lejos por el temor de su tormento, dirn:Ay, ay de la gran ciudad,de Babilonia, la ciudad fuerte!,porque en una sola hora vino tu juicio.11Los mercaderes de la tierra lloran y hacen lamentacin sobre ella, porque ninguno compra ms sus mercaderas: 12mercadera de oro y plata; de piedras preciosas y perlas; de lino fino, prpura, seda y escarlata; de toda madera olorosa, todo objeto de marfil y todo objeto de madera preciosa; de cobre, hierro y mrmol; 13canela y especias aromticas; incienso, mirra y olbano; vino y aceite; flor de harina y trigo; bestias y ovejas; caballos y carros; esclavos y almas de hombres. 14Los frutos codiciados por tu alma se apartaron de ti, y todas las cosas exquisitas y esplndidas te han faltado y nunca ms las hallars.15Los mercaderes de estas cosas, que se han enriquecido a costa de ella, se pondrn lejos por el temor de su tormento, llorando y lamentando, 16diciendo:Ay, ay de la gran ciudad,que estaba vestida de lino fino,prpura y escarlata,y estaba adornada de oro,piedras preciosas y perlas!,17porque en una sola horahan sido consumidas tantas riquezas.Todo piloto y todos los que viajan en naves, los marineros y todos los que trabajan en el mar, se pusieron lejos, 18y viendo el humo de su incendio dieron voces, diciendo: Qu ciudad era semejante a esta gran ciudad? 19Y echaron polvo sobre sus cabezas y dieron voces, llorando y lamentando, diciendo:Ay, ay de la gran ciudad,en la cual todos los que tenan naves en el marse haban enriquecido de sus riquezas!En una sola horaha sido desolada!20Algrate sobre ella, cielo,y vosotros santos, apstoles y profetas,porque Dios os ha hecho justicia en ella.21Un ngel poderoso tom una piedra, como una gran piedra de molino, y la arroj en el mar, diciendo:Con el mismo mpetu ser derribadaBabilonia, la gran ciudad,y nunca ms ser hallada.22Voz de arpistas, msicos,flautistas y trompetistasno se oir ms de ti.Ni se hallar ms en tiartfice de oficio alguno,ni ruido de molinosse oir ms en ti.23Luz de lmparano alumbrar ms en ti,ni voz de esposo y esposase oir ms en ti,porque tus mercadereseran los grandes de la tierray por tus hechiceras fueronengaadas todas las naciones.24En ella se hall la sangre de los profetas y de los santos y de todos los que han sido muertos en la tierra.Alabanzas en el cielo19Despus de esto o una gran voz, como de una gran multitud en el cielo, que deca:Aleluya!Salvacin, honra, gloria y poderson del Seor Dios nuestro,2porque sus juicios son verdaderos y justos,pues ha juzgado a la gran rameraque corrompa la tierra con su fornicacin,y ha vengado la sangre de sus siervosde la mano de ella.3Otra vez dijeron:Aleluya!El humo de ella ha de subirpor los siglos de los siglos.4Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono. Decan: Amn! Aleluya! 5Y del trono sali una voz que deca:Alabad a nuestro Diostodos sus siervos, y los que lo temis,as pequeos como grandes.6Y o como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas y como la voz de grandes truenos, que deca:Aleluya!,porque el Seor, nuestro Dios Todopoderoso, reina.7Gocmonos, alegrmonosy dmosle gloria,porque han llegado las bodas del Corderoy su esposa se ha preparado.8Y a ella se le ha concedidoque se vista de lino fino,limpio y resplandeciente.(El lino fino representa las acciones justas de los santos.)La cena de las bodas del Cordero9El ngel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: stas son palabras verdaderas de Dios.10Yo me postr a sus pies para adorarlo, pero l me dijo: Mira, no lo hagas! Yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos que mantienen el testimonio de Jess. Adora a Dios! (El testimonio de Jess es el espritu de la profeca.)El jinete del caballo blanco11Entonces vi el cielo abierto, y haba un caballo blanco. El que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. 12Sus ojos eran como llama de fuego, en su cabeza tena muchas diademas y tena escrito un nombre que ninguno conoca sino l mismo. 13Estaba vestido de una ropa teida en sangre y su nombre es: La Palabra de Dios. 14Los ejrcitos celestiales, vestidos de lino finsimo, blanco y limpio, lo seguan en caballos blancos. 15De su boca sale una espada aguda para herir con ella a las naciones, y l las regir con vara de hierro. l pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. 16En su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Seor de seores.17Vi un ngel que estaba de pie en el sol, y clam a gran voz diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid y congregaos a la gran cena de Dios! 18Para que comis carnes de reyes y capitanes y carnes de fuertes; carnes de caballos y de sus jinetes; carnes de todos, libres y esclavos, pequeos y grandes.19Vi a la bestia y a los reyes de la tierra y sus ejrcitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo y contra su ejrcito. 20La bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que haba hecho delante de ella las seales con las cuales haba engaado a los que recibieron la marca de la bestia y haban adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. 21Los dems fueron muertos con la espada que sala de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos.Los mil aos20Vi un ngel que descenda del cielo con la llave del abismo y una gran cadena en la mano. 2Prendi al dragn, la serpiente antigua, que es el Diablo y Satans, y lo at por mil aos. 3Lo arroj al abismo, lo encerr y puso un sello sobre l, para que no engaara ms a las naciones hasta que fueran cumplidos mil aos. Despus de esto debe ser desatado por un poco de tiempo.4Vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar. Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jess y por la palabra de Dios, los que no haban adorado a la bestia ni a su imagen, ni recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil aos. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil aos. sta es la primera resurreccin. 6Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurreccin; la segunda muerte no tiene poder sobre estos, sino que sern sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarn con l mil aos.7Cuando los mil aos se cumplan, Satans ser suelto de su prisin 8y saldr a engaar a las naciones que estn en los cuatro ngulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. Su nmero es como la arena del mar. 9Subieron por la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; pero de Dios descendi fuego del cielo y los consumi. 10Y el diablo, que los engaaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta; y sern atormentados da y noche por los siglos de los siglos.El juicio ante el gran trono blanco11Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en l, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningn lugar se hall ya para ellos. 12Y vi los muertos, grandes y pequeos, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, segn sus obras. 13El mar entreg los muertos que haba en l, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que haba en ellos, y fueron juzgados cada uno segn sus obras. 14La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. sta es la muerte segunda. 15El que no se hall inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego.Cielo nuevo y tierra nueva21Entonces vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra haban pasado y el mar ya no exista ms. 2Y yo, Juan, vi la santa ciudad, la nueva Jerusaln, descender del cielo, de parte de Dios, ataviada como una esposa hermoseada para su esposo. 3Y o una gran voz del cielo, que deca: El tabernculo de Dios est ahora con los hombres. l morar con ellos, ellos sern su pueblo y Dios mismo estar con ellos como su Dios. 4Enjugar Dios toda lgrima de los ojos de ellos; y ya no habr ms muerte, ni habr ms llanto ni clamor ni dolor, porque las primeras cosas ya pasaron.5El que estaba sentado en el trono dijo: Yo hago nuevas todas las cosas. Me dijo: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6Y me dijo: Hecho est. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tiene sed, le dar gratuitamente de la fuente del agua de vida. 7El vencedor heredar todas las cosas, y yo ser su Dios y l ser mi hijo. 8Pero los cobardes e incrdulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idlatras y todos los mentirosos tendrn su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.La nueva Jerusaln9Entonces vino a m uno de los siete ngeles que tenan las siete copas llenas de las siete plagas postreras y habl conmigo, diciendo: Ven ac, te mostrar la desposada, la esposa del Cordero.10Me llev en el Espritu a un monte grande y alto y me mostr la gran ciudad, la santa Jerusaln, que descenda del cielo de parte de Dios. 11Tena la gloria de Dios y su fulgor era semejante al de una piedra preciossima, como piedra de jaspe, difana como el cristal. 12Tena un muro grande y alto, con doce puertas, y en las puertas doce ngeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel. 13Tres puertas al oriente, tres puertas al norte, tres puertas al sur, tres puertas al occidente. 14El muro de la ciudad tena doce cimientos y sobre ellos los doce nombres de los doce apstoles del Cordero.15El que hablaba conmigo tena una caa de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16La ciudad se halla establecida como un cuadrado: su longitud es igual a su anchura. Con la caa midi la ciudad: doce mil estadios. La longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. 17Y midi su muro: ciento cuarenta y cuatro codos, segn medida de hombre, la cual era la del ngel. 18El material de su muro era de jaspe, pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio. 19Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de gata, el cuarto de esmeralda, 20el quinto de nice, el sexto de cornalina, el sptimo de crislito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el dcimo de crisopraso, el undcimo de jacinto y el duodcimo de amatista. 21Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente.22En ella no vi templo, porque el Seor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero. 23La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera. 24Las naciones que hayan sido salvas andarn a la luz de ella y los reyes de la tierra traern su gloria y su honor a ella. 25Sus puertas nunca sern cerradas de da, pues all no habr noche. 26Llevarn a ella la gloria y el honor de las naciones. 27No entrar en ella ninguna cosa impura o que haga abominacin y mentira, sino solamente los que estn inscritos en el libro de la vida del Cordero.22Despus me mostr un ro limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que flua del trono de Dios y del Cordero. 2En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del ro estaba el rbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del rbol eran para la sanidad de las naciones. 3Y no habr ms maldicin. El trono de Dios y del Cordero estar en ella, sus siervos lo servirn, 4vern su rostro y su nombre estar en sus frentes. 5All no habr ms noche; y no tienen necesidad de luz de lmpara ni de luz del sol, porque Dios el Seor los iluminar y reinarn por los siglos de los siglos.La venida de Cristo est cerca6Me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. El Seor, el Dios de los espritus de los profetas, ha enviado su ngel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.7Vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profeca de este libro.8Yo, Juan, soy el que oy y vio estas cosas. Despus que las hube odo y visto, me postr a los pies del ngel que me mostraba estas cosas, para adorarlo. 9Pero l me dijo: Mira, no lo hagas!, pues yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios!10Y me dijo: No selles las palabras de la profeca de este libro, porque el tiempo est cerca. 11El que es injusto, sea injusto todava; el que es impuro, sea impuro todava; el que es justo, practique la justicia todava, y el que es santo, santifquese ms todava.12Vengo pronto!, y mi galardn conmigo, para recompensar a cada uno segn sea su obra. 13Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el ltimo.14Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al rbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. 15Pero los perros estarn afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idlatras y todo aquel que ama y practica la mentira.16Yo, Jess, he enviado mi ngel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la maana. 17El Espritu y la Esposa dicen: Ven! El que oye, diga: Ven! Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.18Yo advierto a todo aquel que oye las palabras de la profeca de este libro: Si alguno aade a estas cosas, Dios traer sobre l las plagas que estn escritas en este libro. 19Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profeca, Dios quitar su parte del libro de la vida y de la santa ciudad y de las cosas que estn escritas en este libro.20El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve.Amn! Ven, Seor Jess!21La gracia de nuestro Seor Jesucristo sea con todos vosotros. Amn.PAGE 2