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    Platn

    APOLOGADE SCRATESTraduccin, anlisis y notas de

    ALEJANDRO G. VIGO

    E D I T O R I A L U N I V E R S I T A R I A

    C L A S I C O S

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    A P O L O G A D E S C R A T E S

    PLATN (427-347 a.C.) conoci a Scrates a temprana edad y sigui de cerca los acontecimientos que llevaron a su condena yejecucin a manos de la recin restaurada democracia ateniense.Despus de la muerte de Scrates en el ao 399 et.C.Platn iniciuna larga carrera literaria que dur hasta el fin de su vida; y quecomenz con la composicin de breves dilogos cuyo propsitoera defender la memoria de su amigo, mostrando en qu consis

    ta realmente su actividad filosfica. Con el correr de los aosPlatn desarroll una posicin propia cuya piedra angular fuela doctrina de la Repblica, segn la cual el poder poltico y elsaber filosfico deberan residir en las mismas personas o en losmismos grupos de personas. A estas alturas de la obra platnica, Scrates se ha transformado ya en un personaje literario,que poco a poco va perdiendo importancia, hasta desaparecer

    en la ltima gran obra de Platn, las Leyes.Platn viaj en tresocasiones a Siracusa con la esperanza de poner en prctica susideas polticas, pero no lo logr. Durante la mayor parte de suvida Platn ense en la Academia, una comunidad de estudiosfilosficos que fund en Atenas y cuyo alumno ms clebre fueAristteles.

    ALEJANDRO G. viGO naci en Buenos Aires (Argentina) en 1958.Estudi Filosofa en la Universidad de Buenos Aires y, posteriormente, Filosofa y Filologa Clsica en la Universidad deHeidelberg (Alemania). En la actualidad es Profesor de Filosofaen la Pontificia Universidad Catlica de Chile.

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    183.2P718a.E Platn.

    Apologa de Scrates / Platn; traduccin, anlisis y notasde Alejandro G. Vigo.- 8ed .- S antiago de Chile: Universitaria, 2014.

    140 p.; 11,5 x 18,2 cms. (Los Clsicos)Bibliografa: p.137-140.

    ISBN 978-956-11-2078-5

    1. Scrates. 2. Filosofa antigua. 1.1. . Vigo, A l n d ro G ., tr.

    1997, ALEJANDRO G. VIGOInscripcin N 101.155, Santiago de Chile.

    Derechos de edicin reservados para todos los pases por EDITORIAL UNIVERSITARIA, S.A.

    Avda Bernardo O'Higgins 1050, Santiago de Chile.

    [email protected]

    Ninguna parte de este libro, incluido el diseo de la portada,puede ser reproducida, transmitida o almacenada, sea por

    procedimientos mecnicos, pticos, qumicos oelectrnicos, incluidas las fotocopias,

    sin perm iso escrito del editor.

    Texto compuesto en tipografa Palatino10/13

    Se termin de im primir estaOCTAVA EDICI N

    en los talleres de Editora e Imprenta Maval Ltda.,Rivas 530, San Joaqun, Santiago de Chile,

    en diciembre de 2014.

    CUBIERTA

    Kylix Blanco,primera mitad del s. V, a.C.Apolo con lira l ibando, (detalle)

    Museo de Delfos, Grecia.

    DISEO DE PORTADA Y DIAGRAMACIN

    Norma Daz San MartnYenny Isla Rodrguez

    w w w . u n i v e r s i t a r i a . c l

    IMPRESO EN CHILE / PRINTED IN CHILE

    mailto:[email protected]://www.universitaria.cl/http://www.universitaria.cl/mailto:[email protected]
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    Platn

    Apologa de

    ScratesTRADUCCIN, ANLISIS Y NOTAS DE

    ALEJANDRO G. VIGO

    EDITORIAL UNIVERSITARIA

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    n d i c e

    Agradecimientos9

    Introduccin11

    Divisin del contenido29

    APOLOGA DE SCRATES(traduccin y notas)

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    Notas complementarias107

    Bibliografa137

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    A G R A D E C I M I E N T O S

    Quisiera agradecer aqu muy sinceramente a las personasque, de diversos modos, contribuyeron a que pudiera con

    cretar mejor este trabajo. El editor Braulio Fernndez Biggs,mi colega profesor Dr. Jorge Pea Vial y mi esposa Cristinadel Rosso me hicieron variadas sugerencias relativas a cuestiones de estilo. Ello me permiti mejorar algunos de losmuchos desruveles que presentaban las primeras versionesde la traduccin y tambin hacer algo ms legible el texto,

    mitigando mi tendencia a las formulaciones ms bien complejas. A mi colega y amigo de Buenos Aires, profesor Dr.Marcelo D. Boeri, debo valiosas sugerencias para mejorarla traduccin de varios pasajes. Muy especialmente deboagradecer aqu al profesor Dr. Roberto Torretti y al profesorDr. Alfonso Gmez-Lobo por su generosa y desinteresada

    colaboracin. El profesor Torretti ley minuciosa y pacientemente una versin de la traduccin, y me comxmic unagran cantidad de observaciones crticas y propuestas demejora, todas altamente valiosas. La gran mayora de ellasha quedado reflejada, de diversos modos, en muchos delos cambios incorporados en la versin definitiva. Al pro

    fesor Gmez-Lobo debo tambin un cmulo de agudas ytiles observaciones no slo a la traduccin, sino tambina la introduccin y las notas. Gracias a ellas pude mejorarel texto en muchos y diversos puntos, as como eliminarerrores, no siempre de poca monta.

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    A todos ellos debe el trabajo la mayora de sus aciertos.Los errores y las imperfecciones que seguramente anquedan deben ponerse en mi propia cuenta.

    A.G.VSantiago de Chile, agosto de 1997

    PREFACIO A LA REI MPR ESI N

    En esta nueva reimpresin, adems de corregir algnerror menor, he introducido en las correspondientes notascomplementarias discusiones adicionales de dos puntos

    concretos, motivadas por las observaciones crticas realizadas por colegas que tuvieron la gentileza de dedicar suatencin a este libro (vase Fras [1999]; Cavallero [2001]).Vaya aqu mi sincero agradecimiento a ellos. No pierdotodava la esperanza de poder llevar a cabo en un futurono muy lejano la nueva edicin con un comentario mucho

    ms pormenorizado a la que aluda el prefacio a la anterior reimpresin.

    A.G.V.Santiago de Chile, mayo de 2001.

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    I N T R O D U C C I N

    1. Scrates, la Apologa y los escritos tempranos de Platn

    Se ha dicho con razn que Scrates goza del raro privilegio de haber sido elevado a travs de la historia al rango de representante de la humanidad como taP. Desdeposiciones muy diversas, y en pocas muy diferentes, lafigura de Scrates ha sido vista casi unnimemente comoel ejemplo paradigmtico de vm cierto tipo de actitudfrente a los problemas fundamentales de la vida humana,particularmente, en su dimensin tica, religiosa y tambin poltica. Esto vale no slo para los muchos y diversos adherentes a la figura y la actitud socrticas, sino delmismo modo tambin para quienes, como Nietzsche y

    en su tiempo ya Aristfanes, se convirtieron en radicalescrticos de Scrates, precisamente por estar convencidosde que encarnaba de modo ejemplar los rasgos de unaactitud decadente, dotada de un enorme potencial diso-lutorio. Este carcter indiscutiblemente paradigmtico desu figura explica tambin, en buena medida, el hecho deque el caso de Scrates siga teniendo todava hoy paranosotros un inters que no se reduce al plano meramentehistrico, sino que se conecta tambin, de modo directo,con nuestras propias dudas y convicciones respecto de losproblemas fundamentales que el caso pone en juego.

    *Cf. Jaeger (1957) p. 389.

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    Ahora bien, la permanente presencia de la figura deScrates, un filsofo que no dej nada escrito, como uneje de referencia bsico a lo largo de un proceso de recep

    cin histrica que lleva ya bastante ms de dos mil aos,no habra sido ni remotamente posible sin la mediacinde una tradicin literaria que, partiendo de la experiencia histrica inmediata, conserv, configur y estilizlos rasgos del personaje, hasta elevarlo a la categora deun arquetipo. A esa tradicin literaria pertenecen, entre

    otros, escritores como Jenofonte, un seguidor e incondicional admirador de Scrates, y Aristfanes, uno desus ms incisivos crticos en la Antigedad, mencionadocomo tal ya en la Apologaescrita por Platn. Pero la figura principal es aqu, sin duda. Platn mismo^. Puededecirse que el Scrates que influy de modo directo y de

    cisivo en la recepcin histrica posterior fue, casi siempre, el Scrates conservado y recreado por Platn.

    Como se sabe, la fascinacin por la figura de Scratesy el duro impacto producido por la experiencia de su

    juicio y condena a muerte dieron el impulso inicial a lacarrera literaria de Platn, quien se dedic, en un prin

    cipio, a escribir obras que retrataran la verdadera figurade su maestro y el carcter de su indagacin filosfica,con el fin de defenderlo y reivindicarlo de las imputaciones que llevaron a su ejecucin. De hecho, tres de los primeros escritos de Platn a saber, la Apologa,el Gritny, de modo menos directo, el Eutifrn estn conectados

    con el proceso y la condena de Scrates. Y aunque los

    ^Un buen tratamiento de conjunto del problema relativo a las fuentesde nuestro conocimiento de Scrates se encuentra en Guthrie (1988) p.313-361.

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    dems dilogos del perodo temprano, que tienen a Scrates como personaje principal, no muestran la mismavinculacin con el tema, el motivo del juicio y la condena a Scrates reaparece todava, con renovada fuerza,en un dilogo del perodo de madurez tan importantecomo el Fedn,compuesto unos diez aos ms tarde quelaApologa,cuya escena principal, tras un breve dilogointroductorio, est situada, a modo de recuerdo, en los

    momentos que preceden irunediatamente a la ejecucinde Scrates en la prisin.Respecto de la Apologa hay que suponer que fue

    compuesta no muchos aos despus de la muerte de Scrates, ocurrida en el 399 a.C. Se ha supuesto a veces quepudo ser incluso el primero entre los escritos platnicos,aunque no hay modo de demostrar fehacientemente lacorreccin de tal suposicin. En todo caso, es plausiblela hiptesis que postula para la composicin del escritouna fecha anterior al ao 393 a.C. El argumento habitualpara poner el 393 como fecha lmite de la composicin

    (terminus ante quem)remite al hecho de que el escrito platnico no replica de modo directo a los cargos realizadoscontra Scrates por el sofista Polcrates en su Acusacincontra Scrates,publicada casi seguramente en ese ao.En todo caso, la Apologa,que es el nico de los escritospublicados por Platn que no presenta la forma literariadel dilogo, se halla en vecindad inmediata, tanto desdeel punto de vista cronolgico como desde el punto devista del contenido, con los escritos del perodo socrti-

    ^Cf. Grgemaims (1994) p. 45. Para los cargos formulados por Polcrates y su relacin con la acusacin de Meleto vase Eggers Lan (1966) p.16 ss.

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    co ms temprano como Gritn, Ion, Eutifrn, Crmides yLaques*.

    Sin embargo, aunque emparentada estrechamentecon los otros escritos referidos al proceso de Scrates, laApologa tiene, sin duda, una especial importancia comofuente para el conocimiento de aspectos fundamentalesde la figura de Scrates. El escrito provee un rico y vivido retrato del modo en que Scrates enfrent la instancia

    decisiva, en la que debi probar la firmeza de sus propias convicciones frente a la amenaza cierta de la muerte.Como nos informa el escrito (cf. 34a, 38b), Platn estuvopresente en el juicio. Y tradicionalmente se ha argumentado, con razn, que necesariamente tiene que haberseceido, al menos, en general a lo efectivamente ocurrido,

    tratndose de hechos de dominio pblico y estando interesado el propio Platn, sobre todo, en mostrar la injusticia del juicio y castigo a su maestro. Con todo, la versinde Platn seguramente no puede verse como una simplecrnica de los acontecimientos, que pretenda ser histricamente fiel hasta en sus mnimos detalles. Constituye,

    ms bien, una recreacin genial, que apunta, sobre todo,a rescatar y poner de manifiesto el significadode lo acontecido. Pero justamente por eso puede sernos, tal vez, demayor utilidad, a la hora de intentar establecer, desde unpunto de vista ms propiamente filosfico que histrico.

    ^Una tabla cronolgica de los escritos platnicos se encuentra en G-mez-Lobo (1997) p. 80 ss. Para el estado de la cuestin relativa a la data-cin de los escritos platnicos puede verse Brandwood (1992).

    Tara la cuestin de la historicidad de la Apologa platnica vaseBrickhouse-Smith (1989) p. 2 ss.; de Strycker-Slings (1994) p. 1 ss. Vasetambin Guthrie (1990) p. 79-85.

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    en qu consista realmente el sentido nuclear de laactitud y la indagacin de Scrates.

    2. El juicio a Scrates

    Desde el punto de vista del contenido, la Apologade Scrates compuesta por Platn constituye en suparte fundamental una reproduccin no literal del

    alegato de descargo pronunciado por Scrates anteel tribunal ateniense, tras los alegatos pronunciadospor sus acusadores.

    El juicio tuvo lugar en el ao 399 a. C., a comienzos del mes deAnthesterion,es decir, en poca cercana al inicio de la primavera boreal (febrero-marzo).

    Este hecho tuvo consecuencias posteriores importantes, pues durante ese mes Atenas enviaba todoslos aos im navio a la isla de Dlos para dar graciasen el santuario de Apolo, y hasta el regreso de la delegacin no podan realizarse ejecuciones. Esto hizoque, tras el juicio, Scrates debiera aguardar en pri

    sin un tiempo bastante prolongado, ms o menosun mes, antes de ser ejecutado, mientras que normalmente las ejecuciones judiciales se realizaban demodo inmediato, por lo general, al da siguiente del

    juicio. Las conversaciones que proveen la trama delos dilogos Gritn y Fedn estn situadas, precisamente, en los das de cautiverio previos a la ejecucin de la sentencia.

    Todo indica que el proceso contra Scrates se inici y desarroll de acuerdo con el curso normal delas causas judiciales de este tipo.

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    El procedimiento se iniciaba con la presentacin formal de cargos ante el rey-arconte, quien, tras evaluar losargumentos de las partes, dictaminaba acerca de si las

    imputaciones tenan o no el mrito suficiente como paradar lugar a un juicio. En caso afirmativo, el caso era remitido a la corte que entenda en la materia correspondiente:en procesos por impiedad, a la corte denominada Eliaia.El tribunal era colegiado, y no unipersonal. Los jueceseran elegidos por sorteo entre los ciudadanos que se pos

    tulaban voluntariamente cada ao para desempear elcargo. El nmero de jueces designados para cada procesoera elevado y, al parecer, poda oscilar fuertemente: desdeunos pocos cientos hasta miles, segn la importancia yla seriedad del caso. No conocemos con certeza cul fueel nmero exacto de los jueces en el juicio contra Scra

    tes. Pero la opinin mayoritariamente aceptada, la cual sebasa en una serie de conjeturas a partir de indicaciones defuentes antiguas, fija su nmero en 501^. Los juicios eranpblicos. En laApologa Scrates alude marginalmente ala presencia de oyentes, adems de los jueces encargadosde dictar sentencia (cf. 24e; vase tambin 33d-34a).

    Una vez reunido el jurado en el tribunal, se procedaa leer el texto de la acusacin. A partir de all, el procesocomprenda una secuencia fija de tres bloques de igualduracin, destinados a los alegatos de las partes. En el pri-

    Cf. Brickhouse-Smith (1989) p. 26.^ase Riddell (1867) p. iv-vi; Brickhouse-Smith (1989) p. 26. El n

    mero habitual, segn las fuentes, era de 500. Pero, sobre la base de datosreferidos a pocas algo posteriores, los estudiosos suelen fijar el nmeroms bien en 501, en la idea de que deba tratarse de un nmero impar, a fin de evitar la posibilidad de empate.

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    mer turno presentaba sus argumentos la parte acusadora,es decir, el promotor formal de la acusacin y quienes hacan causa comn con l. En el caso del juicio a Scrates,

    adems de Meleto parecen haber alegado formalmente afavor de la acusacin tambin nito y Licn (cf. 36a-b). Acontinuacin, como segundo turno, se otorgaba el mismotiempo a la defensa para hacer su alegato de descargo.Tambin en este caso podan hablar, adems del acusado,quienes cooperaban en su defensa. Sin embargo, la Apo-loga platnica implica que Scrates asumi en soledadla tarea de defenderse. A estos primeros alegatos de laspartes segua una primera votacin del jurado, en la quese decida exclusivamente por el veredicto de culpabilidad o inocencia. Tras el anuncio del veredicto se abra, en

    caso de culpabilidad, un tercer tiempo, de igual longitudque los dos anteriores, destinado a establecer el tipo y/oel monto de la pena a aplicar. Primero tomaba la palabrala parte acusadora para proponer una determinada pena.Luego la defensa haca una contrapropuesta. Para comprender algunos aspectos de la lgica interna del procesocontra Scrates resulta importante recordar que, cuandola ley no fijaba expresamente un tipo de penalidad parael deUto que era materia del juicio, el tribunal poda fi

    jar por s mismo la pena, pero con la importantsima restriccin de que par ello deba limitarse a escoger entre la

    propuesta de la parte acusadora y la contrapropuesta dela defensa, sin posibilidad de modificarlas. En casos quequedaban encuadrados en esta situacin, si la parte acu-

    En cambio, Jenofonte afirma que los amigos de Scrates participaron en la defensa (cf.Apologa 22).

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    sadora lograba un veredicto de culpabilidad, quedaba deinmediato en posicin favorable para forzar determinadas salidas proponiendo determinados tipos de penas. En

    el caso concreto del juicio a Scrates, hay buenas razonespara suponer que el pedido de condena a muerte de partede la acusacin tena como genuino objetivo forzar a Scrates a una contrapropuesta de exilio, a fin de lograr as,de modo indirecto, una salida elegante, que resultara mso menos aceptable para todos. Despus de or las propo

    siciones de ambas partes en torno al tipo y/o monto dela pena, el jurado proceda a votar para decidir en favorde ima de ellas. Con esto, el proceso quedaba formalmente concluido. Pero no es improbable que, en ciertos casosespeciales, se concediera al ya condenado la posibilidadde dirigirse nuevamente a los jueces. As acontece, de he

    cho, en laApologaplatnica. Y es razonable suponer que,fuera o no realmente cierto que Scrates dispuso efectivamente de tal posibilidad. Platn no hubiera incluido en suescrito un nuevo discurso de Scrates con posterioridada la proclamacin de la decisin sobre la modalidad dela condena, si no hubiera habido ciertos precedentes alrespecto en la prctica forense de la poca'. Considerada esta ltima posibilidad, el acusado estaba entonces, almenos en ciertos casos, en condiciones de tomar la palabra en tres oportunidades a lo largo del proceso.

    La estructura de la Apologa platnica refleja directamente esta secuencia de pasos. El contenido del escritoest dado por los tres discursos que habra pronunciado

    Vase abajo p. 89.As lo sugiere Riddell (1867) p. vil.

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    Scrates a lo largo del proceso. La parte ms extensa dela obra (17a-35d) est dedicada a la primera intervencinde Scrates, al hacer su alegato de descargo frente a lasimputaciones de la parte acusadora. El segundo discurso(35e-38b) contiene la contrapropuesta de Scrates frenteal pedido de pena de muerte realizado por los acusadores, tras conocerse el veredicto de culpabilidad. Por ltimo, el tercer discurso (38c-42a) contiene las palabras que

    Scrates habra dirigido a los jueces tras la proclamacinde la sentencia a muerte.

    3. La actitud de Scrates. Piedad, saber e ignorancia

    El juicio a Scrates tom la forma de un proceso por impiedad (asbeia).Sabemos de varios procesos de este tipocontra intelectuales y personas pblicas en Atenas, y sabemos tambin que, en general, solan encubrir tras lamotivacin alegadamente religiosa razones de otra ndo

    le, predominantemente, polticas. En muchos casos, elproceso por impiedad constitua, en la prctica, un recurso para forzar la salida al exilio del acusado, fin respectodel cual la motivacin propiamente religiosa jugaba unpapel secundario o incluso meramente instrumental. Eneste aspecto, el juicio a Scrates puede no haber sido la

    excepcin, al menos, en la intencin de quienes lo iniciaron. Sin embargo, el curso que tomaron posteriormentelos acontecimientos lo convirti, finalmente, en un casocompletamente excepcional. De hecho, no sabemos deningn otro caso en el cual el resultado de un proceso por

    impiedad haya sido la condena a muerte y la ejecucindel acusado.

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    A este resultado excepcional e inesperado contribuyeron, sin duda, muchos factores, entre ellos, tambin el peculiar tipo de actitud que Scrates adopt y puso de manifiesto en su defensa. Pues, distancindose crticamente demuchas prcticas habituales en los alegatos de este tipo,Scrates opt por realizar una defensa a travs de la cualse mostraba intransigente en cuestiones de principios,presentando su actividad pblica como fundada directamente en un conjunto de premisas y convicciones fundamentales, respecto de las cuales se mostraba completamente reacio a todo tipo de concesin y negociacin. Nose trataba simplemente del rechazo a una actitud pragmtica que abandonara determinadas convicciones en favorde una supuesta utilidad ms inmediata. Por el contrario, Scrates crea estar obrando del nico modo que leaseguraba, finalmente, no causar un verdadero dao, as mismo y a la ciudad toda. Lo que estaba en juego era,en definitiva, la oposicin entre dos conjuntos de convicciones acerca del bien y la felicidad las de Scrates, porun lado, y las de la mayora de quienes deban juzgar suconducta, por el otro, oposicin en virtud de la cual lasrazones alegadas por cada una de las partes as como susrespectivas representaciones acerca de lo que podra contar como una salida razonable resultaban, de algn modo,inconmensurables.

    En dicha actitud de Scrates frente a sus jueces juega,sin duda, un papel especialmente relevante el componente tico y religioso. Un aspecto importante para comprender la actitud general adoptada por Scrates frente a los

    jueces reside en el hecho de que, en el marco de un proceso por impiedad, Scrates presenta su actividad, precisamente, como un servicio al dios Apolo, es decir, como una

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    peculiar forma de la piedad frente a los dioses. Platn explota esta situacin en todo su potencial, a la vez, trgicoe irnico. Las actividades por las que se lo acusa de impie

    dad constituyen en su motivacin inicial y bsica, explicaScrates, la respuesta a una exigencia del dios, expresadaa travs del orculo.

    Con todo, no es casual que haya podido tener lugaraqu un malentendido tan profundo entre las partes, yaque el tipo de servicio piadoso al dios que Scrates cree

    necesario llevar a cabo tiene poco o nada que ver con lasformas habituales de la piedad cvica ateniense. En talsentido, Scrates encama, de hecho, una nueva forma dereligiosidad, una forma de religiosidad vinculada a lastendencias centrales del movimiento cultural y espiritualde la Ilustracin del siglo v*^

    Uno de los componentes esenciales de esta peculiaractitud socrtica est dado por la conexin irraiediataque Scrates establece entre el respeto piadoso ante lo divino, por un lado, y la actitud crtica frente al saber y elconocimiento, propia de la reflexin filosfica, por el otro.Scrates explica el origen de su actividad filosfica de

    indagacin como un intento por interpretar el sentido dela sentencia del orculo de Delfos, que declaraba, para suasombro, que no haba ningn hombre que lo superase ensabidura, mientras que l mismo crea estar consciente delos lmites de su saber y se tena a s mismo por ignorante.

    E1 contraste entre la actitud corporizada por Scrates y el trasfondo de la religiosidad tradicional ha sido ntidamente elaborado por H.G. Gadamer en un excelente estudio. Vase Gadamer (1990). El componentereligioso en la actitud de Scrates ha sido enfatizado por Mondolfo (1963)p.24 ss.

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    Justamente era el contraste entre lo que afirmaba el orculo, por un lado, y lo que Scrates mismo crea saber respecto de s mismo, por el otro, lo que haca imperioso que Scrates se dedicara a establecer qu quera decir realmenteel orculo, sobre la base de la conviccin de que el dios, enalgn sentido, deba estar diciendo la verdad. Su actividad de indagacin y cuestionamiento de aquellos queparecan, en principio, ser ms sabios que l mismo, porposeer algn conocimiento especializado o, al menos, unacierta reputacin pblica de sabios, lo llev finalmente aconstatar que en todos los casos el saber real o aparente de sus interlocutores iba acompaado de una clarafalta de conciencia de los lmites de la competencia quedicho saber real o supuestamente les proporcionaba.Sobre esta base, Scrates concluy que la superioridad ensabidura que le atribua el orculo sobre el resto de susconciudadanos no aluda a la posesin de un peculiar saber de contenidos, que l mismo estaba consciente de notener, sino ms bien precisamente a su conciencia de loslmites del propio saber.

    La conciencia de los lmites del propio saber constituye un modo peculiar de referirse de modo expreso a dichosaber, modo situado en un plano de reflexin ms altoque el correspondiente a la mera posesin y ejercicio deese saber como tal. A falta de dicho componente reflexivo,piensa Scrates, toda posesin de saber constituye potencialmente al menos, en el caso del hombre, cuyo saber essiempre limitado tambin una forma peculiar de error eignorancia, pues lleva tendencialmente al sujeto a arrogarse conocimiento y competencia tambin en reas y materiasrespecto de las cuales ya no sabe realmente nada. Liberar alsujeto que se halla en tales condiciones de esta peculiar y

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    pertinaz forma de error e ignorancia, hacindole advertir precisamente los lmites de su propio saber, es imo delos objetivos fimdamentales del mtodo refutatorio puesto

    en prctica por Scrates. En este sentido, intrepreta Scrates, el dios lo ha puesto como ejemplo de im tipo peculiarde sabidura. Esta sabidura est caracterizada ante todo,precisamente, por la conciencia de los lmites del propiosaber, y es como tal una sabidura propiamente humana,por oposicin al conocimiento acabado y perfecto, que se

    ra ms bien exclusivo de los dioses. Por lo mismo, la sabidura humana involucra, a la vez, una peculiar forma depiedad. El que reconoce los lmites del propio saber quedapreservado el error de creerse sabio en el sentido habitualdel trmino y permanece, a la vez, abierto a la debida actitud de respeto frente a aquello que, como lo divino mismo,

    lo supera en sabidura.Pero la fundn de Scrates en la ciudad no queda ade

    cuadamente descripta por referencia exclusivamente a latarea de producir en sus interlocutores el reconocimientode la propia ignorancia. Scrates mismo presenta su tareaen laApologacomo una tarea de exhortacin a una vida

    verdaderamente humana, que d ms importancia a lavirtud y los bienes del alma que al bienestar material y lasposesiones exteriores. Junto a la conciencia de los lmitesdel propio saber, la actitud socrtica aparece as, al mismo tiempo, como fundada en ciertas convicciones slidasacerca de lo que es mejor o ms valioso como tambin

    acerca del modo de vida que resulta preferible para elhombre. Y tales convicciones son lo suficientemente fuertes como para que Scrates prefiera morir perseverandoen ellas, antes que seguir viviendo a costa de sacrificarlasy daar as su propia alma.

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    Al menos en un primer nivel de anlisis, hay una tension manifiesta entre estos dos componentes esenciales dela actitud socrtica, la conciencia de los lmites del propio

    saber y la conviccin fuerte en materias de crucial relevancia moral. De hecho, buena parte de la investigacin msreciente en tomo a la filosofa de Scrates ha girado entorno de las paradojas que involucrara la actitud socrtica: Scrates no sabe,pero es sabio porque sabeque no sabe;Scrates no sabecmo definir las nociones morales bsicas

    como la piedad, la justicia o la valenta, que son objetohabitual de sus indagaciones, pero sabeque lo ms importante son la virtud y los bienes del alma, al punto de estardispuesto a morir, con tal de no actuar de modo contrarioa sus convicciones, etctera^^.

    No es claro hasta qu punto Scrates mismo estuvo en

    condiciones de diagnosticar y, eventualmente, de resolversatisfactoriamente todas las dificultades vinculadas coneste complejo entramado de problemas. Pero hay razonespara pensar que, lejos de ver como incompatibles la bsqueda de la virtud y el reconocimiento de la propia ignorancia, Scrates apuntaba ms bien hacia una dimensin

    en la cual ambos aspectos resultan tendencialmente convergentes. Pues si la ignorancia es un mal para el alma,tanto ms lo ser all donde no es reconocida como taly puede as incluso pasar falsamente por conocimiento.Donde el saber es finito y falible, como en el caso del hombre, todo genuino conocimiento se obtiene por el cami-

    'Tara una lcida discusin crtica de las principales paradojas dela posicin socrtica con relacin al conocimiento vase ahora Carone (1997). Sobre el tema de la declaracin socrtica de ignorancia vase tambin Vlastos (1994) p. 39-66,67-86.

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    no de la superacin del error y la ignorancia. Y el primerpaso para ello consiste, en definitiva, en reconocer como

    tales el error y la ignorancia mismos. Tal es, al menos, enparte tambin el significado de la famosa sentencia socrtica, segn la cual la vida humana no debe sustraerse ala necesidad de ser sometida a permanente examen, si esque de veras pretende ser una vida genuinamente humana (Apologa38a).

    4. La presente traduccin

    Como base para la traduccin he empleado la versin deltexto griego fijada por W.S.M. Nicoli para la nueva edi

    cin de Platn que se ha comenzado a publicar recientemente en el marco de la coleccin Oxford Classical Texts,como reemplazo de la vieja edicin de J. Burnet^. No mehe apartado del texto de Nicoli ms que en una sola ocasin, indicada en nota en el lugar correspondiente (vaseabajo 40a y nota complementaria 95 en p. 133).

    De acuerdo con los ILneamientos generales de la Coleccin "Los Clsicos" he intentado dar una versin que facilite el acceso de un pblico amplio y que resulte cercana enlo posible al uso actual del espaol, pero sin sacrificar precisin ni perder todo contacto con la sintaxis y el estilo deloriginal. Por lo mismo, en varios pasajes no me pareci de

    seable nivelar, sin ms, todo motivo o nfasis de tipo retrico, pues eso hubiera significado dejar de lado una caracterstica importante del estilo platnico en este escrito.

    Vase Duke eeK (1995).

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    Entre las traducciones a diversas lenguas modernasque he consultado debo mencionar, en espaol, las versiones de J. Calonge Ruiz y L. Noussan Lettry^^ que sobresa

    len por su balance estilstico, pero dentro de una concepcin diferente de la aqu intentada; la de C. Eggers Lan^,que, menos precisa en sintaxis y estilo, destaca por la erudicin de sus notas y comentarios; y finalmente tambinla de G. Godoy', una traduccin austera y muy ajustada,que ha sido ampliamente utilizada en Chile durante largas dcadas y que la presente versin viene ahora a reemplazar. Tambin debo mencionar las clsicas traduccionesde H. Tredermick al ingls^^, de M. Croiset al francs^* y deF. Schleiermacher al alemn'*.

    En materias de interpretacin filolgica e histrica, laedicin anotada del texto griego debida a J. Burnet no hasido todava superada^. Tambin la edicin anotada de J.Riddell sigue siendo de utilidad en muchas cuestiones dedetalle, y va acompaada de un excelente digesto de girosy expresiones platnicas^'. A estas dos ediciones clsicas,se agrega ahora el comentario debido a E. de Strycker y S.R. Slings, que abunda tambin en observaciones de tipofilolgico y gramaticaP^. Dos ediciones anotadas ms re-

    Vase Lled et alii(1981); Noussan Lettry (1973).Eggers Lan (1966).'Godoy (1996); vase tambin Godoy (1980).

    '^ase H. Tredennick, "Scrates' Defense (Apology)" en Hamilton-Cairns (1963) p. 3-27.Vase Croiset (1920).Vase Hofmann (1990) p. 1-69.Bumet (1924).Riddell (1867).

    Vase de Strycker-Slings (1994).

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    cientes, de tipo escolar, resultan tiles er\ materia de sintaxis, lxico y referencias textuales: la inglesa de J.J. Helm yla alemana de F.J. Weber^^.

    La traduccin ofrecida va acompaada de un conjuntode notas y de unos anlisis de contenido que preceden acada seccin del texto. La finalidad inmediata de los anlisis consiste en proveer una reconstruccin de la argumentacin desarrollada en la seccin correspondiente deltexto, que permita apreciar su alcance, sus presuposicio

    nes y eventualmente tambin los problemas que involucra. Por su parte, las notas son de dos tipos. Las colocadasal pie de pgina estn destinadas a prestar ayuda en lalectura, y a facilitar la comprensin inmediata del texto.Contienen aclaraciones de trminos o giros as como referencias histricas o textuales, pero no discuten problemas

    ni abordan aspectos relativos a la interpretacin. Estas dosltimas funciones han quedado reservadas para las notascomplementarias, agrupadas por separado detrs de latraduccin. Sin embargo, dadas las caractersticas de lapresente edicin, las notas complementarias no pretendenningn tipo de exhaustividad y no proveen un comenta

    rio detallado del texto, sino que se limitan a discutir conmayor amplitud algunas pocas cuestiones de importanciapara una interpretacin de conjunto. Puesto que no estndestinadas a facilitar la comprensin en ima primera lectura, el lector no interesado en discusiones ms tcnicas ode detalle puede omitir, sin ms, su lectura.

    En la elaboracin de los anlisis y las notas he acudidoa una considerable cantidad de trabajos especializados, a

    ^Vase Helm (1981); Weber (1995).

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    los cuales remito de modo expreso ei\ los lugares corres-poiidientes. Adems de la clsica edicin anotada de Burnet, ya citada, me han sido de especial utilidad, ente lascontribuciones ms recientes, los trabajos de Th. C. Brick-house y N.D. Smith^^ de G. Vlastos^^ de C.D.C. Reeve^^ yde A. Gmez-Lobo^^ as como los ensayos contenidos enlas compilaciones editadas por H.H. Benson y G. Vlastos .

    "Vase Brickhouse-Smith (1989) y (1994).2=Vase Vlastos (1991) y (1994).Vase Reeve (1989)."/ase Gmez-Lobo (1989) y (1993).Vase Benson (1992) y Vlastos (1971).

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    D IVISIN D EL CONTENID O

    Siguiendo a BurneP, he dividido el contenido de la obraen siete secciones principales, una de ellas con subdivisiones internas. El esquema de esta divisin del contenido esel siguiente:

    I. Proemio (17a-18a)II. Plan de la defensa (18a-19a)III. Defensa de Scrates

    1. Defensa contra las primeras acusaciones (19a-24b)2. Defensa contra la acusacin de Meleto (24b-28a)

    IV. La misin divina de Scrates (28a-34b)

    V. Eplogo (34b-35d)VI. ContrapropuestatraselveredictodecuIpabilidad(35e-38b)VIL Despus de la imposicin de la pena (38c-42a)

    Las secciones I-V corresponden al primer discurso de Scrates, es decir, a su alegato de descargo. La seccin VI

    contiene el segundo discurso, pronunciado despus delveredicto de culpabilidad, con la contrapropuesta depena frente a la solicitud de pena de muerte elevada porlos acusadores. La seccin VII, por ltimo, corresponde ala tercera intervencin de Scrates, al dirigirse a los juecestras conocerse la decisin a favor de la condena a muerte.

    Cf. Bumet (1924). Para un buen resumen del desarrollo deApologavase Guthrie(1990) p. 85-92.

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    Platn

    APO LOGA D E SCRATES

    I. Proemio (17a18a)

    En este exordio con que introduce su defensa, Scrates manifiesta suasombro ante el tenor de las acusaciones dirigidas en su contra, y ante la elocuencia y persuasividad del alegato de sus acusadores. Por su

    parte, Scrates niega tener especiales habilidades oratorias, y expresasu intencin de no apelar al mismo tipo de retrica para hacer su de-

    fensa, cuyo poder de conviccin deber basarse tan slo en la veracidadde lo que va a decir en ella. En tal sentido, Scrates pide a los juecesque le permitan apelar a su modo habitual de hablar en pblico, y queno atiendan al estilo y la forma exterior de su alegato, sino tan slo asu contenido.

    No s, seores atenienses', qu efecto han producido 17amis acusadores en ustedes. Pues a m, al menos, casime hicieron olvidarme de quin soy. Tan persuasivamente hablaron. Y, sin embargo, prcticamente

    nada de lo que han dicho es verdad. Pero entre lasmuchas mentiras que dijeron hay una que me causespecial asombro: cuando les advirtieron que haranbien en precaverse de que no los engae, puesto quesoy hbil para hablar. En efecto, me pareci lo ms b

    Ver nota complementaria p. 107.

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    desvergonzado de su parte que no hayan tenidoreparos, a pesar de que enseguida los refutar dehecho, cuando quede de manifiesto que no soy enabsoluto hbil para hablar, excepto que llamen "hbil para hablar" al que dice la verdad. Pues si es estolo que quieren decir, entonces yo mismo convendraen que soy un orador, aunque no al modo de ellos^.En efecto, ellos, como acabo de afirmar, poco o nada

    verdadero han dicho. Yo, en cambio, les har ortoda la verdad.Desde luego, por Zeus, no oirn ustedes, seores

    atenienses, bellas formulaciones adornadas con giros y trminos , como las de ellos, sinocosas dichas improvisadamente con las palabras

    que se me ocurran. Porque estoy seguro de que loque voy a decir es justo. As que ninguno de ustedes espere otra cosa^. Pues, sin duda, tampoco seraadecuado, seores, que, a mi edad, me presente anteustedes como lo hara un muchacho que intenta darforma a un discurso.

    Pero hay sobre todo una cosa, seores atenienses,que necesito y les pido; si advierten que apelo en midefensa al mismo tipo de conversacin que sueloemplear tambin en el gora junto a las mesas de loscambistas, donde muchos de ustedes me han odo, yen otras partes, no se asombren ni alboroten por ello.

    ^Ver nota complementaria p, 107.Obviamente, esta advertencia se refiere al modo en que Scrates

    piensa desarrollar su discurso, es decir, a su renuncia a valerse de los procedimientos formales tpicos de la retrica, y no a la declaracin de que loque va a alegar en su favor es verdadero y justo.

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    Pues la situacin es la siguiente; sta es la pri- dmera vez que subo al estrado de un tribunal, a pesar de que tengo ya setenta aos, y ocurre que mesiento simplemente como un extrao frente al modode hablar propio de este lugar*. Ahora bien, si yofuera realmente un extranjero, ustedes me disculparan, por cierto, que me exprese en el dialecto yen el modo de hablar en los que fui educado. As 18atambin les pido ahora algo que, por mi parte, creo

    justo: que no se preocupen del modo como me expreso, sea mejor o peor, y que consideren y ponganatencin tan slo al hecho de si es justo o no lo quedigo. Pues en esto consiste la virtud del juez, y la delorador, en decir la verdad^.

    ^Ver nota complementaria p. 108.Hay aqu un juego de palabras entre la declaracin de encontrarse

    'como un extrao' o 'ajeno' (xnos cho)respecto del modo de hablar frenteal tribunal, por un lado, y la referencia al caso de un 'extranjero' (xnos)que tuviera que expresarse frente a quienes lo reciben como husped ensu patria, por el otro.

    ''Virtud' es la traduccin que he dado para el trmino griego aref.He optado por esta solucin tradicional, sobre todo, por la ventaja queofrece poder mantenerla en todos los casos a lo largo del texto. Pero lostrminos 'virtud' y arete no son equivalentes perfectos y tienen, en muchos casos, connotaciones diferentes. Una diferencia importante est dadapor el hecho de que arete se emplea ms frecuentemente que 'virtud' conun significado carente de connotacin moral. En este sentido amplio, arete

    significa tanto como la 'excelencia' o el 'buen cumplimiento de la funcin'de algo, con cierta connotacin de 'eficacia'. En este sentido no especficamente moral del trmino. Platn habla a veces de la arete de un cuchilloo de un caballo de tiro, para aludir a la eficacia en el cumplimiento de la funcin propia de cada imo (cf. p. ej. Repblica I 352d ss.). Tambinnuestro trmino 'virtud' admite usos extramorales, como, por ejemplo,cuando se habla de las 'virtudes curativas' de una sustancia, para aludira sus propiedades teraputicas. Pero estos usos son poco frecuentes en el

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    Scrates expone y fundamenta brevemente el orden de tratamiento queha escogido seguir en su defensa. Primero va a defenderse de ciertasacusaciones antiguas de tipo informal, difundidas por personas hosti-les a l y a sus actividades. Despus se defender de los cargos formula-dos formalmente en su contra por sus actuales acusadores. Este ordende tratamiento se justifica por dos razones: en primer lugar, porque las

    antiguas acusaciones informales y la falsa imagen pblica de su perso-na derivada de su difusin constituyen, a juicio de Scrates, el origen remoto de las actuales acusaciones formales; en segundo lugar, porquemuchos de los jueces que tienen ahora la misin de juzgarlo han estadoexpuestos desde muy jvenes a la influencia de quienes difundan talescalumnias en su contra. En tal sentido, Scrates explica que no teme

    tanto a los nuevos cargos que se le hacen, sino ms bien a la posibilidadde que los jueces estn todava sujetos a la influencia de las muchas ca-lumnias sobre su persona que oyeron desde nios, de parte de personasmayores a cargo de su crianza y educacin.

    18a Pues bien, seores atenienses, en primer lugar, es

    justo que me defienda de las primeras acusacionesfalsas en mi contra y de mis primeros acusadores, yluego de las acusaciones y los acusadores que hanaparecido despus.

    IL Plan de la defensa (18a19a)

    espaol actual. En el presente contexto, la referencia a la aretdel juez ydel orador tiene, en primera instancia, un alcance extramoral. Scratesno alude, directamente, a las cualidades morales del juez y del orador,sino ms bien a las exigencias que uno y otro deben satisfacer, si esperandar buen cumplimiento a su funcin especfica. Con todo es obvio que,al menos indirectamente, el punto tiene tambin implicaciones morales.

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    En efecto, tambin en el pasado, y hace ya muchos aos, han surgido ante ustedes muchos acusadores mos, que tampoco dijeron nada verdadero.A ellos temo ms que a nito y sus compaeros^.Pues, aunque tambin stos son temibles, aqulloslo son todava ms, ya que, teniendo a cargo a lamayora de ustedes desde la infancia, los persuadan, haciendo acusaciones completamente falsas

    en mi contra, de que hay un tal Scrates, sabio varn, que especula acerca de los fenmenos celestes e investiga todas las cosas subterrneas, y queconvierte al argumento ms dbil en el ms fuerte.Quienes han difundido tal fama, seores atenienses,son mis acusadores ms temibles, pues quienes los

    oyen piensan que los que investigan tales cosas nisiquiera creen en los dioses^.Adems, estos acusadores son numerosos y vie

    nen acusndome hace ya mucho tiempo. Y, para

    ^ sta referencia a nito y quienes lo secundan da a entender que, pesea ser Meleto quien aparece como acusador formal, es nito, y no el jovenMeleto, el verdadero promotor de la acusacin. En su interrogatorio a Meleto, Scrates pondr de relieve reiteradamente que el joven no tiene una idea cabal del significado de los cargos que est haciendo, y que nunca seha preocupado realmente por los asuntos que constituyen la materia de sus acusaciones. Vase 25c, 26a.

    La expresin 'tener a cargo' (paralambnein)alude, bsicamente, a la

    funcin de los maestros y preceptores en quienes los padres delegan parteimportante de la crianza y educacin de los hijos. Sin embargo, puede estar tomada aqu en un sentido lo suficientemente amplio como paraaludir a cualquier tipo de influencia importante en la formacin del carcter y las opimones de la gente joven. De hecho, Scrates incluye pocodespus al comedigrafo Aristfanes entre quienes han influido de estemodo sobre la generacin de sus actuales jueces.

    Ver nota complementaria p. 111.

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    peor, les hablaron a ustedes a una edad en la quems fcilmente les hubieran dado crdito, puestoque algtmos de ustedes eran nios o muchachos,

    realizando prcticamente un juicio en ausencia, sinque nadie pudiera defenderse^. Y lo ms absurdode todo es que ni siquiera se puede conocer ni sealar sus nombres, excepto el de uno, que es escritorde comedias^^. Pero los ms difciles son todos aquellos que los convencan a ustedes

    mediante la envidia y la calumnia' , y tambin aque-

    La expresin ermen (se. dkm) kategoren,que he traducido por "realizar un juicio en ausencia", es de carcter tcnico-forense. Alude a losprocesos llevados a cabo en ausencia del acusado, por no presentarse steante el tribunal. Sin en\bargo, la aclaracin "sin que nadie pudiera defen

    derse" (apologoumnou oudens)parece dar a la expresin un giro diferente; Scrates sugiere que, en su caso, el 'juicio en ausencia' ha consistido ms bien en que se lo acus sin darle ocasin de defenderse, pues se lohizo de modo informal y a travs de calumnias y murmuraciones. Pocodespus seala Scrates que, en este caso, no es el acusado, sino que msbien son los acusadores quienes no han acudido al tribunal y prefirieron quedar en el anonimato, de modo que deber limitarse a refutarlos sinque ellos mismos le contesten. Vase 18d.

    "Se refiere al comedigrafo Aristfanes, quien en su obra las Nubespone a Scrates como protagonista, y lo presenta de un modo que ha prestado sustento a su falsa imagen de filsofo de la naturaleza y sofista, sospechoso de atesmo. Un personaje de la obra, Estrepsiades, que se siente estafado por la enseanza impartida por Scrates tanto a l mismo comoa su hijo, quiere finalmente incinerar a Scrates junto con su discpulo Querefonte, y le echa en cara el haber blasfemado contra los dioses (va

    se Nubes1455-1509). Para un examen de la presentacin de Scrates porAristfanes vase Dover (1971); Nichols (1987) p. 7-28.

    "Envidia" es la traduccin dephthnos,palabra que puede significartambin 'odio', 'resentimiento'. A su vez, "calumnia" traduce el trminodiabol,que aparece reiteradamente en el texto y presenta una importante oscilacin de significado, ya que puede aludir a la calumnia misma o bien a sus efectos en quienes quedan persuadidos de ella. En el segundo

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    los que, convencidos ya ellos mismos, convencan a otros. Pues no es posible hacer subir aeste estrado a ninguno de ellos ni refutarlo, sino que

    habr que defenderse, sin ms, como combatiendocon sombras, y refutarlos sin que nadie conteste.

    Pues bien, concdanme entonces que mis acusadores han sido, como digo, de dos clases: unos, losque me han acusado recientemente, y otros, a los queme estoy refiriendo, que lo han hecho hace mucho etiempo. Y acepten que debo defenderme primero destos, pues ustedes los oyeron antes y ms frecuentemente que a los que han aparecido despus.

    Ahora tengo que defenderme, seores atenienses, e intentar quitarles en un tiempo tan breve este

    prejuicio que han adquirido a lo largo de tanto tiem- 19apo. Quisiera, por cierto, que as resultase, si ello esmejor tanto para ustedes como para m, y lograralgo con mi defensa. Pero creo que ser difcil, y nose me oculta cunto. Pero que la cosa tome el rumboque sea grato al dios. Por mi parte, tengo que obede

    cer a la ley y defenderme.

    caso, el trmino debe traducirse ms bien por 'prejuicio' (vase p. ej. 19a,19b, 20c, 20d, etc.). El alcance de la expresin "mediante la envidia y lacalumnia" parece ser: los antiguos acusadores avivaban la envidia o elresentimiento contra Scrates por medio de calumnias.

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    1. Defensa contra las primeras acusaciones (19a~24b)Scrates comienza la defensa en contra de las primeras acusacionesinformales enumerando los cargos, a la manera de una acusacin for-mal. Los cargos principales, que aparecen reflejados en la parodia desu figura realizada por Aristfanes, son tres, a saber: 1) indagar lascosas subterrneas y las del cielo, 2) convertir el argumento ms dbil en el ms fuerte, y 3) ensear a otros lo indicado en 1) y 2). El cargo 1) vincula a Scrates con la temtica de los primeros filsofos de lanaturaleza y proyecta sobre l la sospecha de atesmo, cargo formu-lado tambin contra filsofos como Anaxgoras. Los cargos 2) y 3),en cambio, asimilan a Scrates ms bien a los sofistas y maestros de

    oratoria, cuyas actividades estaban en auge en ese entonces. Respectodel cargo 1), Scrates no critica directamente ese tipo de indagaciones,pero niega tajantemente poseer conocimientos de esa ndoleo haberseocupado alguna vez de tales temas en sus conversaciones. Respecto delos otros cargos, su actitud es ms matizada: no hace referencia expresa al cargo 2), sino que concentra su argumento en el rechazo del cargo 3),

    sealando que nunca actu como maestro pago, al modo de los sofistas.Puede no ser casual que Scrates evite referirse aqu expresamente alcargo de convertir el argumento ms dbil en el ms fuerte, pues elmtodo socrtico de discusin, con su componente refutatorio, presentaindudablemente una semejanza exterior con las prcticas de discusinde los sofistas. Scrates puede haber pensado que no era conveniente

    basar su estrategia de defensa en disquisiciones acerca de las diferen-cias de ambos mtodos de discusin, y haber optado as ms bien porenfatizar las diferencias de motivacin respecto de las actividades delos sofistas, insistiendo en el carcter profesional y lucrativo de stas.

    En apoyo de su rechazo de estos cargos Scrates ofrece una explica-cin del origen de su reputacin de sabio, a la cual aluden expresamente

    III. Defensa de Scrates

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    las acusaciones referidas. A tal fin, cuenta la famosa historia vinculadacon la sentencia del orculo de Delfos, que habra declarado que nin-

    gn hombre lo superaba en sabidura. Ante el asombro que le produjo

    esta declaracin del orculo, Scrates que no se consideraba sabiosino ms bien ignorante decidi asumir la tarea de interpretar elsentido de la sentencia, como misin al servicio del dios Apolo, a quienestaba consagrado el orculo de Delfos, partiendo del presupuesto deque el dios en algn sentido deba estar diciendo la verdad. Tal fue elorigen de su actividad pblica de indagacin y examen de quienes, en

    principio, parecan ser ms sabios, como los polticos, los poetas e in .eluso los artesanos. El resultado de esta tarea de examen fue doble. Porun lado, Scrates lleg finalmente a comprender que cuando el orculole atribua una cierta sabidura, incluso superior a la del resto, lo hacaen un sentido muy peculiar del trmino: la sabidura de Scrates no

    consista en la posesin de un tipo especial de saber de contenidos sobrealgn asunto importante, sino ms bien en la conciencia de la propia ignorancia o, dicho de modo ms preciso, en la conciencia de los lmitesdel propio saber. A esta peculiar sabidura la llama Scrates 'sabidurahumana', por oposicin a la pretendida sabidura en asuntos divinosque le atribua el cargo de indagar las cosas celestes y subterrneas.

    Por otro lado, la misma actividad de indagacin y examen de los queparecan ser sabios hizo que, paradjicamente, mucha gente comenzaraa atribuirle al propio Scrates el tipo de sabidura que sus interlocu-tores se jactaban de poseer, y que Scrates mismo negaba tener, ya quea travs de la refutacin Scrates apareca finalmente como superiora esos hombres presuntamente sabios. Esta aparente superioridad de

    Scrates motiv su popularidad entre los jvenes, que comenzaron aseguirlo y a tratar de imitar su mtodo refutatorio.

    Junto con dar razones en contra de la plausibilidad de las antiguasacusaciones informales, Scrates reconstruye as en sus elementos fun-damentales el trasfondo de los cargos hechos por los nuevos acusadoresen su presentacin formal.

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    19a Recapitulemos, entonces, desde el comienzo cul hasido la acusacin de la que procede el prejuicio en

    b mi contra, el cual ha llevado despus a Meleto, quele dio crdito, a presentar su escrito acusatorio. Veamos qu dicen los que han levantado estas calumnias en mi contra. Es preciso leer sus acusacionescomo si se tratara de una declaracin jurada: "Scrates comete delito y se mete en lo que no debe in

    dagando las cosas subterrneas y las del cielo, convirtiendo el argumento ms dbil en el ms fuerte,c y enseando a otros estas mismas cosas". Tal es su

    acusacin.En efecto, ustedes mismos lo vieron en la come

    dia de Aristfanes; all un tal Scrates, que se co

    lumpia de un lado a otro, declara que anda por losaires^* y dice muchas otras tonteras de las cualesyo no s absolutamente nada. Y no digo esto con laintencin de menospreciar tal ciencia, si hay alguienque sea sabio en tales cosas. No vaya a ser que Meleto me haga procesar por esta causa! Pero el punto

    es, seores atenienses, que yo no tengo parte en ninguna de esas cosas. Pongo como testigo de esto a la

    d mayora de ustedes mismos, y les pido a todos losque me hayan odo dialogar alguna vez y tal es elcaso de muchos de ustedes que se instruyan e informen mutuamente. Infrmense, pues, unos a otros

    Vase Nubes218 ss. Scrates aparece en la escena sostenido en l airepor tuna especie de gancho amarrado a una cuerda, que lo hace bambolearse sobre las cabezas de Estrepsades y im discpulo. La expresin "andar por los aires" (aerobatem)remite a Nubes225, donde debe leerse en eldoble sentido de levitar y de "andar por las nubes", como parte de unacaricatura de la actitud especulativa del filsofo.

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    respecto de si alguno de ustedes me oy alguna vezdiscurrir, poco o mucho, sobre tales temas' . A partirde ello concluirn que tambin las otras cosas que la

    gente dice de m son de la misma ndole.Pero, desde luego, nada de eso es verdad. Y si

    oyen a alguien decir que yo intento instruir a loshombres y gano dinero, tampoco esto es ecierto. Claro que tambin me parece bueno que alguien pueda instruir a los hombres como Gorgias

    de Leontinos, Prdico de Ceos e Hipias de Elis'^.En efecto, seores, cada uno de ellos es capaz de irde ciudad en ciudad y persuadir a los jvenes, quebien podran conversar gratis con cualquiera de susconciudadanos, de que dejen de lado la compaade stos para ir a juntarse con ellos, pagndoles a 20acambio dinero y quedndoles encima agradecidos.

    A propsito, se encuentra entre nosotros tambinotro hombre sabio, procedente de Paros, que, segnme he enterado, se halla de visita en la ciudad. Puescasualmente me top con un hombre que ha gastado

    Ver nota complementaria p. 112.'^Gorgias de Leontinos es el famoso orador y maestro de retrica, que

    aparece como uno de los interlocutores principales de Scrates en el dilogo platnico titulado precisamente Gorgias.Prdico de Ceos e Hipias deElis son dos famosos sofistas, que aparecen como personajes secundarios

    en el dilogo Protagoras (vase su pintoresca presentacin en 315b). (Hipias aparece, adems, como personaje principal en otros dos dilogos, asaber: Hipias mayore Hipias menor,de los cuales el primero, sin embargo,es objeto de prolongada discusin respecto de su autenticidad.) En el presente pasaje de Apol. los tres personajes mencionados estaban an convida en el momento del juicio. En cambio, Protgoras, la otra gran figurade la sofstica, haba muerto ya.

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    ms dinero en sofistas que todos los otros juntos.Me refiero a Calias, el hijo de Hipnico'. Entonces,como tiene dos hijos, lo interrogu. "Calias" dije

    "si tus hijos hubieran sido potros o becerros, hubiramos podido conseguirles un cuidador y pagarlepara que los hiciera aptos y buenos en la virtud queles corresponde'^. En este caso, debera tratarse deun cuidador de caballos o de un agricultor. Ahorabien, puesto que son seres humanos,qu cuidador piensas conseguirles? Quin es experto en esta clase de virtud, es decir, la humana ycvica? Pues creo que habrs examinado el asunto,en razn de que tienes hijos. Hay alguien as o no?"pregunt. "Claro que s. " dijo l. "Quin es,de dnde viene y por cunto ensea?" preguntyo. "Es Eveno, Scrates," respondi, "viene deParos', y cinco minas'". Y yo considerdichoso a Eveno, si realmente posea tal arte y lo

    Calas, el hijo de Hipnico, es el anfitrin ateniense de Protgoras,Hipias y Prdico, en cuya casa se desarrolla el encuentro entre Scratesy Protgoras que provee la trama del Protagoras de Platn. Hijo de unafamilia aristocrtica, pasaba por ser el ateniense ms rico de su tiempo yuno de los hombres ms ricos en toda Grecia, pero en sus extravaganciastermin por dilapidar su fortuna. A su ruina econmica contribuyerondecisivamente, al parecer, sus desmedidos gastos para pagar los serviciosde mltiples sofistas. Vase tambin Crtilo391b y Protgoras314c ss.

    T ara este empleo de la nocin de 'virtud' (aret)vase arriba nota 6.Eveno de Paros es un poeta elegiaco de mediocre talento, seguidor

    e imitador de Teognis. Se han conservado algunos fragmentos de sus elegas, las cuales se ocupaban de temas vinculados con la educacin. Platnlo menciona en otros pasajes como poeta y orador (cf. Fedn 60d; Pedro267a).

    'Ver nota complementaria p. 113,

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    enseaba tan atinadamente^. Pues yo mismo meenorgullecera y me jactara si tuviera esos conocimientos. Pero, por cierto, no los tengo, seores atenienses.

    Alguno de ustedes podra tal vez objetar: "Pero,Scrates, cul es tu ocupacin? De dnde hansurgido estos prejuicios en tu contra? Pues no habr sido porque no te ocupabas de nada ms no

    table que los dems por lo que han surgido luegoesta fama y estos rumores, a no ser que hayas hecho algo diferente que la mayora.Dinos, pues, qu es, a fin de que no nos hagamosun juicio apresurado sobre ti". Si alguien me hablade este modo, me parece que lo que dice es justo.

    De modo que intentar mostrarles a ustedes qu

    ^""Arte" traduce aqu el trmino griego tchne,el cual se aplica a todaslas actividades de tipo tcnico-productivo, desde los oficios manuales yartesanas, pasando por actividades tcnico-profesionales como las delnavegante y el mdico, hasta las vinculadas con lo que modernamente sedenomina 'bellas artes' (literatura, pintura, escultura, msica). Aunque suuso en este sentido amplio ya no es tan frecuente, tambin nuestra palabra'arte' puede aplicarse de un modo que cubre prcticamente el mismo universo de actividades, y no slo las 'bellas artes'. As, por ejemplo, se hablaa veces de 'artes manuales', del 'arte del carpintero' o bien del 'arte mdico', etc. El trmino griego tchnealude, ciertamente, a determinados tiposde actividades, pero acenta en todos los casos el hecho de que se trata

    de actividades ejecutadas sobre la base de un cierto saber especializadode tipo tcnico. En el uso socrtico-platnico este aspecto es lo suficientemente determinante como para que el trmino tchnesignifique en muchos casos 'ciencia' o 'saber estricto', en el mismo sentido que el trmino epistme(vase Roochnik [1992]). La temtica del saber de expertos ha jugado xm papel muy importante en la indagacin de Scrates, y del Platntemprano, en tomo al conocimiento y la educacin moral (para este puntovase, p. ej., Woodruff [1992] esp. p. 90 ss.; Irwin (1995] cap. 5).

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    es lo que me ha creado esta reputacin, y tambineste prejuicio ^'. Escuchen, pues.

    Posiblemente les parezca a algunos de ustedes

    que estoy bromeando. Pero sepan bien que les dirtoda la verdad. En efecto, seores atenienses, no headquirido esta reputacin por ninguna otra causaque por una especie de sabidura. Y qu clase desabidura? Justamente aquella que es, tal vez, unasabidura humana. Pues parece realmente que soysabio en ella. Tal vez alguno de los que mencionantes pueda ser sabio en una sabidura superior ala propia del hombre, o no s cmo llamarla. Peroyo, por mi parte, no estoy en posesin de ella, y elque lo afirme miente y habla por causa de los pre

    juicios en mi contra.Y no reaccionen airadamente contra m, seoresatenienses, si acaso les parece presuntuoso lo quevoy a decir. Pues el relato que har no lo presento como propio, sino que me remitir a quien loha dicho, que es alguien en quien ustedes confan.

    Respecto de mi sabidura, si lo es, y en qu consiste, les presentar como testigo al dios de Delfos^^.

    'La 'reputacin' de Scrates alude a su fama de sabio. El 'prejuicio' ensu contra se refiere, en cambio, a su falsa imagen pblica de filsofo natural y sofista, sospechoso de atesmo y de corromper a la juventud. Ambosaspectos estn sutilmente relacionados, pero conviene distinguirlos.

    El orculo de Delfos estaba consagrado al dios Apolo, que emitasus sentencias y profecas a travs de ima pitonisa. Fue el ms importanteentre los orculos griegos y un centro de irradiacin del culto a Apolo.

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    Ustedes conocieron seguramente a Querefonte^^.Fue amigo mo desde joven, y miembro, como us- 21atedes, del partido democrtico; como ustedes, march al destierro en aquella oportunidad, y tambinregres con ustedes. Ustedes saben cmo era Que-refonte, cun impetuoso era en lo que emprenda.Sucedi as que fue una vez a Delfos y se atrevi apreguntarle al orculo lo siguiente y, como digo,no vayan a reaccionar airadamente, seores. Lepregunt, en efecto, si haba alguien ms sabio queyo. La pitonisa le respondi entonces que nadie erams sabio. Y de esto Ies podr dar testimonio suhermano, que est aqu presente, puesto que Que-refonte ha muerto^^.

    Consideren ahora para qu les cuento esto. Quiero densearles de dnde surgi el prejuicio en mi contra.En efecto, cuando me enter de lo sucedido, quedhacindome la siguiente reflexin: "Qu quiere decir realmente el dios? Qu enigma est planteando?Pues yo no tengo en absoluto conciencia de ser sabio.

    Qu quiere entonces decir cuando declara que yo

    Querefonte fue uno de los antiguos compaeros y seguidores deScrates, desde los comienzos de su actividad pblica. Aparece ridiculizado junto con Scrates en las Nubes de Aristfanes. A diferencia deotros seguidores de Scrates -como, por ejemplo, Critias- fue, segn se

    indica aqu, simpatizante del partido democrtico. Algunos aos antesdel juicio, en el 404 a. C., debi marchar al exilio junto con otros miembros del partido, ante la instauracin del rgimen oligrquico de losTreinta Tiranos, promovida por Esparta tras la derrota de Atenas en laGuerra del Peloponeso. Retorn a Atenas hacia el 403, pero muri antesdel juicio a Scrates.

    Se trata posiblemente de Quercrates, mencionado por Jenofonte enMemorabilia II3,1.

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    soy sapientsimo?^ Pues, por cierto, r\o puede estarmintiendo, ya que no le es lcito" *. Y durante muchotiempo estuve dudando acerca de lo que quera realmente decir. Ms tarde, a duras penas, me aboqua investigarlo del siguiente modo. Me dirig a unode los que parecan ser sabios, pensando que de esemodo, en caso de ser factible, podra refutar la sentencia del orculo, y declararle as a ste; "aqu hayalguien que es ms sabio que yo, pero t has dichoque yo lo era". Entonces lo somet a examen ^nonecesito dar su nombre, pero era im poltico a quienestuve examinando, seores atenienses, cuando hiceesta experiencia; y, al dialogar con l, llegu a la conviccin de que si bien muchos crean que este hombre

    era sabio, y sobre todo tambin l mismo as lo crea,en realidad no lo era. Y enseguida intent mostrarleque no era sabio, aun que crea serlo. Fue as comome volv odioso para l y para muchos de los all presentes. Al irme, me hice la siguiente reflexin; yo soyms sabio que este hombre, pues parece que ningu

    no de los dos sabe nada admirable ni valioso, perol cree saber algo, aunque no lo sabe, mientras queyo no lo s, pero tampoco creo . Me pareci, por tanto, que era ms sabio que l, aunque msno fuera por esa pequea diferencia, es decir, queno creo saber lo que no s. Acud entonces a otro de

    los que parecan ser ms sabios, y volv a tener estamisma impresin. Y tambin aqu me gan el odio deste y de muchos otros.

    Ver nota complementaria p. 114.Ver nota complementaria p. 117.

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    Despus de esto acud a uno tras otro. Y aunqueperciba con pena y temor que estaba despertandoodios, segua parecindome necesario dar mayor

    importancia a lo concerniente al dios. Deba, pues,ir a todos aquellos que parecan saber algo, a fin deseguir investigando qu quera decir el orculo. Y,por el perro , seores atenienses pues debo decir- 22ales la verdad, lo que me ocurri fue lo siguiente:al indagarlos de conformidad con eldios, me pareci que los de mayor reputacin erandeficientes casi por completo, mientras que otros,que parecan ser inferiores, eran hombres mejor dotados para ser sensatos^. Es preciso entonces queles muestre el azaroso camino que tuve que seguir,

    como quien est obligado a llevar a cabo una seriede trabajos...^ Y tan slo para que el orculo terminara por hacrseme irrefutable!^.

    expresin, un tanto extraa para nosotros, parece ser una antigua

    frmula de juramento, conocida como juramento de Radamente. Su empleo tiei\e carcter eufemistico. Para la figura de Radamante vcise abajonota 98.

    *La expresin 'para ser sensatos' {pros t phrontmos chein)parece aludir al hecho de que los que gozaban de menor reputacin estaban, paradjicamente, ms cerca de poder adoptar una actitud razonable respecto des mismos, precisamente por verse, desde el principio, ms directamente

    confrontados con los lmites de sus propias habilidades y competencias.El pasaje contiene claras alusiones mitolgicas. La referencia a un'azaroso camino' (plane)parece aludir a las andanzas de Odiseo (Ulises)en su intento por regresar a casa tras la Guerra de Troya (cf. Homero,Odisea1 1 ss.). La mencin de una serie de trabajos (pnoi)a ser cumplidosdebe leerse, con toda probabilidad, como una referencia a la figura deHeracles (Hrcules) y a sus famosos doce trabajos.

    Ver nota complementaria p. 117.

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    En efecto, despus de los polticos me dirig a lospoetas, tanto a los que escriben tragedias como a losque escriben ditirambos, y tambin al resto, en la

    idea de que all podra descubrirme flagrantementea m mismo como ms ignorante que ellos. Entonces,tomando aqullas entre sus obras que me parecanestar mejor realizadas, les pregimtaba qu querandecir, a fin de poder a la vez aprender algo de ellos.Pues bien, me avergenza, seores, decirles la ver

    dad, pero debo decirla. En efecto, por as decir, prcticamente todos los aqu presentes podran dar me

    jores explicaciones que ellos acerca de las obras queellos mismos han compuesto. Por mi parte, tardentonces poco tiempo en comprender que tampocolos poetas hacen lo que hacen en virtud de algima

    sabidura, sino ms bien a causa de una cierta disposicin natural y en estado de inspiracin, tal comolos adivinos y los vates. Pues dicen muchas cosasbellas, pero no comprenden nada de lo que dicen^'.Se me hizo as evidente que es algo de esta ndole loque les ocurre tambin a los poetas. Y comprob, ala vez, que a causa de la poesa creen ser los hombres ms sabios tambin en aquellas otras cosas queignoran. Me fui, pues, de all convencido de que losaventajaba en el mismo aspecto que a los polticos.

    Finalmente me dirig a los artesanos. Pues yo te

    na conciencia de no ser experto, por as decir, ennada, y saba, en cambio, que iba a comprobar queellos s eran conocedores de muchas cosas admira-

    ^'Ver nota complementaria p. 118.

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    bles. Y en esto no me enga, sino que ellos saban cosas que yo no saba, y en eseaspecto eran ms sabios que yo. Sin embargo, se

    ores atenienses, me pareci que tambin mis buenos artesanos cometan exactamente el mismo errorque los poetas, ya que, por el hecho de realizar biensu arte, cada uno de ellos estimaba ser sumamentesabio tambin en las dems cosas, incluso las msimportantes, y tal desmesura opacaba aquella sabidura. De este modo, me preguntaba a m mismo,en razn del orculo, si no prefera ser tal como soy, eni sabio en la sabidura de ellos ni ignorante en suignorancia, o ms bien poseer ambas caractersticas,tal como ellos las poseen. Y me respond a m mismo

    y al orculo que me resultaba mejor ser como soy^^.Fue precisamente a partir de esta indagacin, seores atenienses, como se generaron muchos odios 23aen mi contra, algunos de ellos lo suficientemente severos y enconados como para que a partir de ellos seoriginaran muchas calumnias y se difundiera esta

    reputacin ma de ser sabio. En efecto, los presentessuelen quedar convencidos en cada caso de que yomismo soy sabio en aquello en lo que refuto a otro.Pero en realidad, seores, parece que es el dios elque es sabio, y que en aquel orculo quera decirlo siguiente: que la sabidura humana vale poco y

    nada. Y, evidentemente, al mencionar a Scrates,presente aqu ante ustedes, se ha valido de mi nombre con el fin de ponerme como ejemplo, como si b

    ^ Ver nota complementaria p. 118.

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    quisiera decir: "El ms sabio entre ustedes los sereshumanos es aquel que, como Scrates, tiene conciencia de que en verdad no vale nada en lo que respecta a sabidura".

    As pues, todava hoy contino mi bsqueda, indagando e interrogando de conformidad con el diosa conciudadanos y extranjeros, si alguno de ellos meparece ser sabio. Y cuando tengo la impresin deque no es as, entonces le muestro que no es sabio,como servicio al dios. Y por causa de esta ocupacinno me ha quedado tiempo libre para hacer nadadigno de mencin ni en los asuntos de la ciudad nien mis asuntos privados, sino que me hallo en granindigencia a causa del servicio al dios^.

    A esto se agrega que los jvenes que disfrutan demayor tiempo libre, es decir, los hijos de los ms ricos comienzan, por su propia iniciativa, a seguirme,pues los divierte or cmo someto a examen a esosindividuos, y a menudo ellos mismos me imitan ytratan entonces de someter a examen a otros. Y resul

    t as, me parece, que hallaban una gran cantidad deindividuos que crean saber algo, pero saban pocoy nada. De ah que los que ellos examinan se encolerizan conmigo, y no consigo mismos, y afirman queel tal Scrates es de lo ms infame y corrompe a los

    jvenes. Pero cuando alguien les pregunta de qu

    Scrates alude aqu, por primera vez, a su pobreza. El argumentotiene un valor de descargo, en cuanto revela que sus actividades no apuntaban a la obtencin de lucro o beneficios personales. Y refuerza entoncessu alegato de haber obrado en servicio al dios. La referencia a la pobrezase reitera posteriormente varias veces. Vase 31c, 37c, 38b.

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    modo y con qu enseanzas, no pueden decir nada,sino que lo ignoran. Y para que no parezca que nolo saben, apelan a los dichos ms usuales en contra

    de todos los que filosofan: "las cosas celestiales ylas subterrneas", "no creer en los dioses", "convertir el argumento ms dbil en el ms fuerte"^. Puesla verdad, creo, no estaran dispuestos a decirla, esdecir, que quedaron en evidencia al aparentar sabersin saber nada. As, puesto que son, segn creo, celosos de su honra, agresivos y tambin numerosos, ey dado que hablan de m de modo tenaz y persuasivo, han terminado por llenarles a ustedes las orejas,avivando desde antiguo y con vehemencia los pre

    juicios .

    De aqu han partido tambin los ataques de Meleto, nito y Licn: Meleto, disgustado en nombre delos poetas; nito, en el de los artesanos y los polticos, y Licn, en el de los oradores^ . De modo que, 24acomo deca al comienzo, me resultara sorprendenteque fuera capaz de refutar en tan poco tiempo un

    prejuicio que, como ste, se ha hecho tan generalizado. sta es la verdad, seores atenienses, y en lo quedigo no les oculto ni disimulo nada, ni grande ni pequeo. Sin embargo, estoy casi seguro de que poreso mismo estoy despertando odios, lo cual tambines testimonio de que digo la verdad, cuando afirmo

    que tal es el prejuicio en mi contra y tales sus causas. bY si investigan esto ahora o en otra oportunidad,comprobarn que es as.

    Ver nota complementaria p. 119.^Ver nota complementaria p. 120.

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    Tras la defensa contra las antiguas acusaciones informales, Scrates

    pasa a hacer su descargo frente a la acusacin formal de Meleto y quie-nes lo apoyan. Los cargos contenidos en la acusacin son, bsicamente,dos, a saber: 1) el de corromper a los jvenes, y 2) el de no creer en losdioses de la ciudad sino en otras divinidades nuevas introducidas porl mismo. En la interpretacin de Scrates, aceptada por Meleto, amboscargos estn conectados de modo tal que las acciones sealadas en el

    cargo 2) especifican el modo en que Scrates lleva a cabo lo que se leimputa en el cargo 1). En su alegato acerca de las antiguas acusacio-nes informales Scrates ha hecho explcito el trasfondo de estas nuevasacusaciones. La defensa toma ahora la forma de un interrogatorio a

    Meleto, en el estilo caracterstico de las conversaciones socrticas, atravs del cual quedan de manifiesto las inconsistencias de la posicindel acusador.

    Respecto del cargo 1) de corromper a los jvenes, Scrates desa-rrolla en el dilogo bsicamente dos contraargumentos. A) Meletoidentifica a Scrates como el nico corruptor de los jvenes y, encambio, considera a todos los dems atenienses como sus benefacto-res. Esta posicin es poco plausible, pues implica una manifiesta asi-metra respecto del modo en que habitualmente se juzga en otro tipode casos, particularmente, en los casos referidos a los distintos cono-cimientos tcnicos. En el caso de las tcnicas y las artes se consideraque slo un tipo de persona es capaz de hacer el bien a aquellas cosaso personas encargadas a su cuidado, a saber, el experto en la tcnica

    o el arte correspondiente, mientras que los dems, que son legos en lamateria, ms bien las daan. As, p. ej., en el caso de los caballos slo el cuidador de caballos est realmente en condiciones de hacerles elbien. En el caso del cuidado de los jvenes con vistas a su educacin como ciudadanos, en cambio, el caso vendra a ser el inverso, segnel argumento de Meleto, pues slo un tipo de personas o incluso un

    2 . Defensa contra la acusacin de Meleto (24b28a)

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    solo individuo, concretamente Scrates, estara en condiciones de da-arlos, mientras que todos los dems seran sus benefactores. Estosera altamente implausible. El argumento debe la mayor parte de

    su fuerza a dos premisas aceptadas de algn modo por Meleto en el contexto del dilogo con Scrates, a saber: i) la premisa de que hayo debe haber una estrecha simetra entre el tipo de conocimiento que

    gua las actividades tcnicas y el tipo de conocimiento que orienta laaccin y la educacin moral; ti) la premisa de que el cargo de corrom-

    per a los jvenes slo es imputable a Scrates o a gente como Scrates.La premisa i) articula una conviccin expresa de Scrates reflejadaen varios pasajes de los dilogos platnicos (vase arriba nota 20),

    pero Meleto la asume sin mayor anlisis, o simplemente no lograidentificarla como un presupuesto cuestionable en el argumento de-sarrollado por Scrates. La premisa ii) es asumida expresamente por

    Meleto, pero slo a causa de las preguntas que incisivamente le dirigeScrates, y a los efectos de tener que evitar inculpar o hacer sospe-choso de corrupcin tambin a alguno de los miembros del jurado o aalguno de los ciudadanos atenienses encargados de magistraturas y

    funciones gubernamentales. Evidentemente, Scrates aprovecha aquen su favor la inexperiencia de Meleto, que no est dispuesto a correr

    el riesgo de aparecer como insolente y disgustar a los miembros deltribunal. B) El segundo contraargumento presenta la forma de undilema, en el cual ambas ramas del argumento conducen a resultadosque ponen en cuestin la pertinencia de la acusacin de Meleto. Eldilema parte de la aceptacin hipottica del cargo de corromper a los

    jvenes y abre una alternativa respecto del carcter del acto impu-

    tado: Scrates corrompe a los jvenes o bien i) de modo voluntario o bien ii) de modo involuntario. Si el caso es i), entonces estara, enltima instancia, buscando daarse a s mismo o, al menos, expo-nindose sufrir un dao, y ello a sabiendas, ya que a) hace malos a los

    jvenes que lo siguen y comparten su tiempo con l, y b) no ignora nipuede ignorar que los malvados daan a quienes conviven con ellos.

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    La suposicin de que un hombre de su edad no advierta este peligro es poco verosmil, y habra que justificar entonces otra suposicin,menos intuitiva an, como es la de que a sabiendas busca daarsea s mismo o, al menos, exponerse innecesariamente a un dao. Encambio, si el caso es ii) y Scrates corrompe involuntariamente a los

    jvenes, entonces su accin ya no constituira propiamente un delitoimputable y merecedor de castigo, sino ms bien un error no querido,

    para cuya supresin bastara instruir a Scrates hacindole ver los

    efectos negativos no deseados que traen aparejados sus actos. En nin-guno de los dos casos la acusacin de Meleto parece tener el sustentorequerido. El trasfondo de este complejo contraargumento est dado

    por algunas convicciones bsicas de Scrates con relacin al proble-ma de la motivacin de las acciones y la naturaleza del error moral.Concretamente, ambas ramas del dilema presuponen de diversos mo-

    dos el principio socrtico segn el cual nadie hace el mal voluntaria-mente. En i) el principio est implcitamente considerado en relacincon la persona de Scrates mismo, como supuesto agente del acto decorrupcin, en cuanto l mismo queda expuesto indirectamente a losefectos negativos de sus propios actos. En ii) la construccin del casode corrupcin como una accin involuntaria implica que se est en

    presencia de un error que no resulta plenamente imputable al agen-tees decir, Scrates desde el punto de vista moral o, al menos,desde el punto de vista jurdico, precisamente en razn de su carcterinvoluntario^^. .

    Respecto del cargo 2), que le imputa no creer en los dioses de la ciu-dad sino en otras divinidades nuevas, Scrates concentra su contraar

    E1 principio socrtico 'nadie hace el mal voluntariamente' aparece formulado expresamente en Protagoras 345d y Gorgias 509e. Para unaorientacin acerca de su significado y su alcance en la tica socrtica vaseBrickhouse-Smith (1994) p. 92 ss. Importantes precisiones para comprender el trasfondo de esta tesis a partir de la concepcin socrtica de la voluntad y la motivacin se encuentran en Gmez-Lobo (1989) p. 102ss.

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    gumentacin en un nico punto, destinado a mostrar la contradiccininterna que envuelve una acusacin que al mismo tiempo le imputa-ra alguna forma de atesmo y la introduccin de nuevas divinidades.

    Debe notarse que, en principio, no parece claro que la acusacin for-mal de Meleto, tal como el propio Scrates la reproduce, contengarealmente una imputacin de atesmo. Sin embargo, Scrates solicitaa Meleto que aclare ms especficamente el sentido del delito que se leimputa, presentndole la alternativa entre un cargo de atesmo (nocreer en ningn dios) y uno de lo que podramos llamar ms bienheterodoxia religiosa (creer en otros dioses nuevos). Ante esta alterna-tiva, Meleto escoge la primera posibilidad, es decir, reformula el cargocomo una imputacin de estricto atesmo, posiblemente motivado porla necesidad de endurecer su acusacin todo lo posible en este punto,tras el debilitamiento de la fuerza del cargo de corrupcin, a causa

    de los contraargumentos dados por Scrates. Una vez reformulado elcargo de este modo por Meleto, Scrates muestra que la imputacinde atesmo es infundada, apelando a dos argumentos fundamentales:i) tal imputacin se basa en una confusin de Scrates con filsofosde la naturaleza como Anaxgoras que negaban el carcter divino delos astros, como ya haba mostrado Scrates respecto de las antiguas

    acusaciones informales; ii) es inconsistente con el cargo, formuladobajo juramento en la acusacin escrita, de introducir otras divinida-des nuevas, diferentes de los dioses de la ciudad, puesto que el trmino'divinidades' designa o bien cierta especie de dioses o bien seres en-

    gendrados por los dioses. El error de Meleto, que Scrates aprovechahbilmente, es, en este caso, el haber reformulado oralmente de un

    modo distinto un cargo presentado antes bajo juramento y por escrito,en trminos evidentemente incompatibles con la posterior reformu-lacin. Al llamar la atencin de los jueces sobre esta inconsistencia,Scrates pone en cuestin la seriedad de la acusacin levantada por

    Meleto, quien parece no estar en claro acerca del verdadero alcance delos cargos que ha formulado.

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    24b Respecto de las acusaciones de mis primeros acusadores baste con esta defensa ante ustedes. A conti

    nuacin intentar defenderme de Meleto tanhonesto y patriota, segn dice, y de los ltimos. Tomemos, pues, nuevamente su declaracin jurada, como si se tratara de otro grupo deacusadores. Es aproximadamente como sigue: "Scrates", dice, "comete el delito de corromper a los

    jvenes y de no creer en los dioses en los que cree lac ciudad sino en otras divinidades nuevas". Tal es suimputacin. Examinemos cada uno de sus puntos.

    Afirma que cometo el delito de corromper a losjvenes. Yo, por mi parte, afirmo, seores atenienses, que es Meleto quien delinque, puesto que se

    toma en broma algo serio al llevar a juicio con ligereza a las personas, fingiendo estar ocupndose ycuidando de asimtos de los que jams se preocup.Voy a intentar mostrarles que esto es as.

    Ven aqu. Meleto, y dime: No es cierto que tuprincipal preocupacin es que los jvenes lleguen a

    d ser lo mejor posible?As es. Di entonces a los presentes quin es

    el que los hace mejores. Pues es evidente que lo sabes, ya que es esto lo que te preocupa. Descubriste,en efecto, al que los corrompe, que soy yo, segndices, y lo traes aqu ante los presentes y lo acusas.

    Ahora habla y revlales a stos quin es el que loshace mejores... Ves, Meleto, que te quedas callado yno puedes decirlo? Pero no te parece vergonzoso yprueba suficiente de lo que yo afirmo, cuando digoque este asunto no te ha preocupado en absoluto?Pero di, amigo, quin los hace mejores?

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    Las leyes. Pero no es esto lo que te estoy epreguntando, sino quin es la persona que, por empezar, conoce ya las leyes.

    stos, Scrates, los jueces. Cmo dices. Meleto? Son stos quienes tienen la capacidad de educar a los jvenes y hacerlos mejores?

    Sin duda. Todos ellos sin excepcin o bienalgunos s y otros no? Todos sin excepcin. Bue

    na cosa anuncias, por Hera; una gran abundanciade benefactores. Y qu hay entonces de los oyentesaqu presentes? Tambin ellos los hacen mejores o 25ano?

    ^Tambin ellos. Y los miembros del Conse-jo?37

    Tambin los miembros del Consejo. Pero,Meleto, acaso los miembros de la Asamblea corrompen a los jvenes?* O tambin ellos los hacenmejores, todos sin excepcin?

    Tambin ellos. Entonces, segn parece, todos los atenienses los hacen buenos y honestos, ex

    cepto yo, que soy el nico que los corrompe. Afirmas esto?

    refiere a los boluletai,los miembros de la Boul,un cuerpo colegiado de 500 ciudadanos, elegidos anualmente por sorteo, a razn de 50 por

    cada una de las diez tribus de Atenas. Su funcin bsica era preparar laagenda para la Asamblea (vase abajo nota 38), discutiendo de antemanoalgunos de los temas a tratar y haciendo recomendaciones a los asamblestas. En 32b Scrates recuerda su actuacin como miembro de la Boul,nico cargo pblico que ejerci.

    *Se refiere a los ekklesiasta, es decir, los miembros de la Ekklesa, laAsamblea de Atenas a la cual podan acudir todos los ciudadanos paradiscutir y votar sobre asuntos relativos a las polticas del Estado.

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    Eso es lo que afirmo, con todo nfasis. -Me imputas, por cierto, ima gran desgracia. Pero respndeme.Tambin respecto de los caballos te parece ser ste elcaso? Todas las personas los hacen mejores y ima solalos echa a perder? O bien ocurre todo lo contrario: unoslo es capaz de hacerlos mejores o, a lo sumo, unospocos, los cuidadores de caballos, mientras que la mayora, cuando trata con caballos y los utiliza, los echa

    a perder? No es as. Meleto, tanto en el caso de los caballos como en el de los restantes animales? Con todacerteza, lo admitan o no t y nito. Pues gran felicidadsera en el caso de los jvenes si uno solo los corrompiera y el resto los beneficiara! Pues bien. Meleto, hasmostrado suficientemente que nunca te has interesado

    por los jvenes, y has puesto claramente de manifiestotu despreocupacin, ya que en nada te has preocupado de aquello por lo que me haces comparecer a m.

    Pero hay ms todava. Meleto. Dinos, por Zeus:qu es mejor: habitar entre ciudadanos buenos omalvados? Responde, querido amigo. Pues no te

    pregunto nada difcil. No hacen dao los malvadosa los que en cada caso estn cerca de ellos, mientrasque los buenos les hacen el bien?

    Ciertamente. Y hay alguien que quiera serperjudicado por quienes conviven , en vezde bene