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© ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009), 5–21. ISSN 1989–4104. RESUMEN. Se destaca la importancia de la interpreta- ción tafonómica en el sitio Canímar Abajo, Matanzas, Cuba; mediante el análisis de las causas de la preserva- ción diferencial de los depósitos humanos exhumados durante las campañas realizadas entre los años 2004 al 2007. Se identifican tres grandes momentos de utiliza- ción del sitio, observables en la estratigrafía, de los cua- les dos son etapas sepulcrales y la otra de procesamien- to de alimentos. Atendiendo al efecto macroscópico de los procesos diagenéticos pre y posenterramiento, du- rante la etapa bioestratinómica y fosildiagenética, se identifican los principales mecanismos de alteración ta- fonómica en las entidades y elementos registrados en di- chos momentos como son: la biodegradación, relleno se- dimentario, bioerosión, disolución, distorsión tafonómi- ca, cremación, desarticulación y dispersión. Se explica en qué consiste cada uno mostrando la acción de los fac- tores intrínsecos y extrínsecos (naturales y/o antrópicos) sobre los enterramientos. PALABRAS CLAVE: arqueología, tafonomía, preser- vación diferencial, biodegradación, relleno sedimenta- rio, bioerosión, disolución, distorsión tafonómica, cre- mación, desarticulación y dispersión. Recibido: 28-05-09. Modificado y aceptado: 17-06-09. TITLE: Taphonomic approach on the human deposits of the Canímar Abajo archaeological site, Matanzas, Cuba. ABSTRACT. We offer information about the importance of the taphonomic analysis in the “Canímar Abajo” site, Matanzas, Cuba; by analyzing the causes of differential preservation of human deposits exhumed during the cam- paigns from 2004 to 2007. Three main moments of use of the site were identified, observable in the stratigraphy, two of wich are stages of burial and other food proces- sing. The diagenetic post and pre-burial processes were identified through the macroscopic effects on the entities and elements recovered. The main taphonomic altera- tion mechanisms were identified like biodegradation, se- diment filling, bioerosion, sedimentary refilling, tapho- nomic distortion, cremation, disarticulation and disper- sal. It explains what each showing the action of intrinsic and extrinsic factors (natural and/or human) on the bu- rials. KEYWORDS: Archaeology, Taphonomy, differential pre- servation, bioerosion, sedimentary refilling, taphonomic distortion, cremation, disarticulation and dispersal. INTRODUCCIÓN L A TAFONOMÍA, DESARROLLADA POR EL PALEONTÓLOGO soviético Efremov en los años cuarenta del siglo pasado, se comenzó a aplicar en los yacimientos arqueológicos desde los años setenta y ha cobrado fuerza en las últimas décadas (Duday 1997, Pijoan y Mansilla 2007). La vinculación de los estudios antropológico-físi- cos y los arqueológicos ayudan a interpretar el conjunto de fenómenos intrínsecos y extrínsecos asociados a la actividad natural y/o antrópica, que modifican la aparien- cia del material óseo en un registro determinado. La di- námica de depósito de las entidades o elementos tafonó- micos no se interpreta con la intervención de algunas cien- cias sino con un enfoque multidisciplinar que emana de la fusión cognitiva de diferentes ramas del conocimien- to. Un ejemplo que apoya el criterio de interdisciplina- riedad científica para el análisis tafonómico, parte de la importancia de los huesos como elementos que aportan gran información. Rodríguez (2008) señala que esto se debe a que «… es de interés para diferentes campos de investigación en los que están comprometidos los nive- les isotópicos, moleculares, bioquímicos y estructurales. Es por ello que el estudio de los factores de deterioro del APROXIMACIÓN TAFONÓMICA EN LOS DEPÓSITOS HUMANOS DEL SITIO ARQUEOLÓGICO CANÍMAR ABAJO, MATANZAS, CUBA Joao G. Martínez-López, * Carlos Arredondo Antúnez, * Roberto Rodríguez Suárez * y Stephen Díaz-Franco ** * Museo Antropológico Montané, Facultad de Biología, Univ. de La Habana ** Museo Nacional de Historia Natural (Cuba) Editor (Publisher): Pascual Izquierdo Egea. Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede redistribuirse sin permiso. All rights reserved. This publication may not be redistributed without permission. <http://www.laiesken.net/arqueologia/> Documento descargado de Cuba Arqueológica www.cubaarqueologica.org

Aproximación Tafonómica en Los Depósitos

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Depsositos de materias primas para la industria litica

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  • ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009), 521. ISSN 19894104.

    RESUMEN. Se destaca la importancia de la interpreta-cin tafonmica en el sitio Canmar Abajo, Matanzas,Cuba; mediante el anlisis de las causas de la preserva-cin diferencial de los depsitos humanos exhumadosdurante las campaas realizadas entre los aos 2004 al2007. Se identifican tres grandes momentos de utiliza-cin del sitio, observables en la estratigrafa, de los cua-les dos son etapas sepulcrales y la otra de procesamien-to de alimentos. Atendiendo al efecto macroscpico delos procesos diagenticos pre y posenterramiento, du-rante la etapa bioestratinmica y fosildiagentica, seidentifican los principales mecanismos de alteracin ta-fonmica en las entidades y elementos registrados en di-chos momentos como son: la biodegradacin, relleno se-dimentario, bioerosin, disolucin, distorsin tafonmi-ca, cremacin, desarticulacin y dispersin. Se explicaen qu consiste cada uno mostrando la accin de los fac-tores intrnsecos y extrnsecos (naturales y/o antrpicos)sobre los enterramientos.

    PALABRAS CLAVE: arqueologa, tafonoma, preser-vacin diferencial, biodegradacin, relleno sedimenta-rio, bioerosin, disolucin, distorsin tafonmica, cre-macin, desarticulacin y dispersin.

    Recibido: 28-05-09. Modificado y aceptado: 17-06-09.

    TITLE: Taphonomic approach on the human deposits ofthe Canmar Abajo archaeological site, Matanzas, Cuba.

    ABSTRACT. We offer information about the importanceof the taphonomic analysis in the Canmar Abajo site,Matanzas, Cuba; by analyzing the causes of differentialpreservation of human deposits exhumed during the cam-paigns from 2004 to 2007. Three main moments of use ofthe site were identified, observable in the stratigraphy,two of wich are stages of burial and other food proces-sing. The diagenetic post and pre-burial processes were

    identified through the macroscopic effects on the entitiesand elements recovered. The main taphonomic altera-tion mechanisms were identified like biodegradation, se-diment filling, bioerosion, sedimentary refilling, tapho-nomic distortion, cremation, disarticulation and disper-sal. It explains what each showing the action of intrinsicand extrinsic factors (natural and/or human) on the bu-rials.

    KEYWORDS: Archaeology, Taphonomy, differential pre-servation, bioerosion, sedimentary refilling, taphonomicdistortion, cremation, disarticulation and dispersal.

    INTRODUCCIN

    LA TAFONOMA, DESARROLLADA POR EL PALEONTLOGOsovitico Efremov en los aos cuarenta del siglopasado, se comenz a aplicar en los yacimientosarqueolgicos desde los aos setenta y ha cobrado fuerzaen las ltimas dcadas (Duday 1997, Pijoan y Mansilla2007). La vinculacin de los estudios antropolgico-fsi-cos y los arqueolgicos ayudan a interpretar el conjuntode fenmenos intrnsecos y extrnsecos asociados a laactividad natural y/o antrpica, que modifican la aparien-cia del material seo en un registro determinado. La di-nmica de depsito de las entidades o elementos tafon-micos no se interpreta con la intervencin de algunas cien-cias sino con un enfoque multidisciplinar que emana dela fusin cognitiva de diferentes ramas del conocimien-to. Un ejemplo que apoya el criterio de interdisciplina-riedad cientfica para el anlisis tafonmico, parte de laimportancia de los huesos como elementos que aportangran informacin. Rodrguez (2008) seala que esto sedebe a que es de inters para diferentes campos deinvestigacin en los que estn comprometidos los nive-les isotpicos, moleculares, bioqumicos y estructurales.Es por ello que el estudio de los factores de deterioro del

    APROXIMACIN TAFONMICA EN LOS DEPSITOSHUMANOS DEL SITIO ARQUEOLGICOCANMAR ABAJO, MATANZAS, CUBA

    Joao G. Martnez-Lpez,* Carlos Arredondo Antnez,*Roberto Rodrguez Surez* y Stephen Daz-Franco**

    * Museo Antropolgico Montan, Facultad de Biologa, Univ. de La Habana ** Museo Nacional de Historia Natural (Cuba)

    Editor (Publisher): Pascual Izquierdo Egea. Todos los derechos reservados. Esta publicacin no puede redistribuirse sin permiso.All rights reserved. This publication may not be redistributed without permission.

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  • 6 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    tejido seo est relacionado no slo con la alteracin desu naturaleza y cmo los agentes del entorno la determi-nan, sino tambin con la comprensin de la manera enque es modificada o conservada la informacin que al-macena.

    La Tafonoma es considerada por algunos autores comouno de los niveles necesarios e indispensables parapoder identificar con cierta precisin las etapas que com-ponen cada una de las fases del proceso funerario y re-construir con menor ambigedad la historia del contex-to (Ortega 2007: 44). El anlisis tafonmico proporcio-na datos a otros especialistas para completar la informa-cin emanada de un sitio paleontolgico o arqueolgico;siendo de nuestro inters el anlisis del segundo caso paraeste trabajo. Terrazas (2007) valora que el aporte tafon-mico en el estudio de los depsitos funerarios nos permi-tir acercarnos a una reconstruccin de las estructurassociales ligadas al pensamiento sobre la muerte dentrode las sociedades pasadas, como parte del campo de laarqueologa de la muerte. Pereira (2007) agrega que elconocimiento osteolgico y tafonmico permitir armarlos rompecabezas que se presentan en el estudio de mu-chos de estos depsitos.

    Para el estudio del conjunto de modificaciones y trans-formaciones de los restos o huellas, la Tafonoma cuentacon dos categoras fundamentales (bioestratinoma y fo-sildiagnesis). Segn Fernndez Lpez (1999, 2000) laprimera se limita al estudio de los procesos o transforma-ciones que sufre una entidad determinada a partir delmomento de su produccin (biognica o tafognica) y suinteraccin con la biosfera hasta el momento del enterra-miento, ya sea por causas naturales y/o antrpicas; sinembargo, la segunda se describe como la encargada delestudio de los procesos de posenterramiento, es decir, delas transformaciones de dicha entidad en la litosfera.

    No obstante, la fosilizacin no se presenta de maneraabsoluta cuando nos referimos a restos humanos deposi-tados como resultado de una prctica sepulcral; lo queno quiere decir que estn excluidos de dicha finalidad.Por lo que la utilizacin de este trmino no afectar alanlisis orientado a un contexto arqueolgico aborigen.Sugerimos que, para una mejor aplicabilidad en este m-bito, las llamadas categoras tafonmicas sean conside-radas etapas (en calidad de homologacin y no de susti-tucin de trminos), ya que de esta manera puede asimi-larse mejor, de forma epistemolgica, la insercin de losefectos microscpicos y macroscpicos ocasionados porla diagnesis dentro de cada etapa. El trmino de diag-nesis lo utilizaremos para referirnos al conjunto de pro-cesos que comienzan desde el momento del deceso o pro-duccin biognica, donde los cambios que ocasionan fa-vorecen la degradacin gradual de los restos seos hastaprovocar su prdida parcial o total, o su posible conser-

    vacin hasta el presente. Estos procesos se consideranactuantes tanto en la etapa bioestratinmica como en lafosildiagentica con una accin sobre las entidades tafo-nmicas desde el plano microscpico hasta el macrosc-pico reflejndose mediante los denominados mecanismosde alteracin tafonmica. Segn Rodrguez (2005: 998),durante este proceso, los cambios que se producen en eltejido seo son dismiles e implican prdidas, adicionesy sustituciones que se manifiestan tanto a escala macros-cpica como microscpica.

    Los procesos tafonmicos ms importantes que pode-mos identificar en un sitio arqueolgico son los denomi-nados mecanismos de alteracin tafonmica (Blasco-Sancho 1992; Fernndez Lpez 1999, 2000), dentro delos cuales algunos formarn parte del anlisis realizadoen este trabajo para explicar el fenmeno de la preserva-cin diferencial, que se evidencia en el sitio CanmarAbajo (Martnez-Lpez et al. 2007). Para ello, centrare-mos la atencin fundamentalmente en los efectos que anivel macroscpico son observables en los depsitos fu-nerarios all presentes as como en otros restos seos hu-manos. Llamaremos entonces preservacin diferencial ala diversidad de manifestaciones en la conservacin delas entidades registradas (humanas)1 como consecuen-cia de la accin de los mecanismos de alteracin tafon-mica. Actualmente, los trabajos antropolgicos (a partirdel campo de la arqueologa y la antropologa fsica) enla localidad de Canmar Abajo han producido un cmulode interrogantes y resultados en torno al anlisis tafon-mico (ver Rodrguez 2004, Rodrguez et al. 2006; Chini-que 2007, Martnez-Lpez et al. 2007); por lo que cons-tituye una tarea esencial determinar las causas de la ex-trema diferenciacin en cuanto al estado de conservacinentre los depsitos funerarios y en los restos seos hu-manos desarticulados y dispersos. Otro elemento impor-tante es la dilucidacin de la problemtica en torno a lasprcticas o costumbres funerarias que se evidencian enel sitio. Tradicionalmente, se ha adjudicado a la catego-ra de reutilizacin del espacio fnebre la responsabili-dad de los niveles de alteracin en la composicin de losdepsitos funerarios (Cordero 2007), cuando en muchoscasos podemos estar en presencia de la accin combina-da de los procesos diagenticos con los factores intrnse-cos o extrnsecos (naturales o antrpicos) y su expresinmacroscpica mediante los mecanismos de alteracin ta-fonmica.

    1 Las entidades registradas provienen de una entidad paleobiol-gica del pasado cualquiera que sea e incluye lo fsicamente observa-do y hasta lo potencialmente observable (Fernndez Lpez 2000).Como nuestro trabajo est orientado al anlisis tafonmico de losdepsitos humanos nos referiremos a los restos seos humanos conel trmino de entidad registrada.

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  • 7ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    factor este indispensable para el posterior anlisis. Elmaterial seo observado y seleccionado para los resulta-dos y discusin corresponde a las campaas de excava-cin 2005, 2006 y 2007. Actualmente, este sitio est bajola accin de diferentes lneas de investigacin como par-te de un proyecto de arqueologa que pertenece al MuseoAntropolgico Montan de la Universidad de La Haba-na. La publicacin de varios de los resultados esperadosdepender de la prxima defensa de una tesis de maes-tra, en la cual se revelar un conjunto de datos que po-dra enriquecer el anlisis de futuros trabajos, ya que apor-tara diferentes elementos con los que an no contamos.

    En el anlisis de la muestra se respet la nomenclaturaen cuadrcula y niveles de profundizacin seguida en laexcavacin. Cada cuadrcula se encuentra identificada conlas siglas C-# (fig. 1C). En stas se registr toda la infor-macin relativa a la posicin de las evidencias dentro decada cuadrcula, la orientacin, el buzamiento y los gra-dos de articulacin de los elementos seos, la relacinespacial y la orientacin entre los esqueletos. Durante laexposicin gradual de las evidencias se fotografi secuen-

    Fig.1. A. Mapa de Cuba con escala en km. Ubicacin de la regin dentro de la provincia de Matanzas donde se encuentra el sitio. B: Fotosatlite del rea objeto de estudio. C. Disposicin de las cuadrculas dentro del registro. El rea gris continua representa el faralln y las reasgrises aisladas son rocas incrustadas sobre el sedimento las cuales pertenecieron a la formacin crstica. El smbolo azul representa las cua-drculas de donde se tomaron muestras de carbn para las dataciones por 14C.

    Lo anterior nos motiva a realizar el anlisis espacialde los mismos sobre la base de las evidencias con quecontamos y contribuir con ello al conocimiento de losfactores que estn incidiendo en la preservacin diferen-cial de los restos.

    CONSIDERACIONES INICIALES

    El anlisis tafonmico est orientado hacia el sitio ar-queolgico Canmar Abajo, ubicado en la margen oestedel ro Canmar en la provincia de Matanzas, Cuba (fig.1A y B). Se encuentra situado en un faralln crstico ycomparte el mismo espacio geogrfico que un campismode recreacin popular2 con el mismo nombre que el sitio,

    2 rea destinada a la recreacin popular donde existen zonas de

    alojamiento, gastronoma, deportes, entre otras opciones. A pesar delas medidas de proteccin que se han intentado establecer en el per-metro del sitio arqueolgico, una parte del personal que asiste a estelugar interviene el rea con diversos fines, lo que atenta contra laconservacin del mismo de manera general.

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  • 8 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    3 Creemos en el carcter intencional de los depsitos humanospresentes en el rea objeto de estudio si tenemos en cuenta los crite-rios de Duday (1997) y Ortega (2007). El primero propone que parademostrar el carcter intencional de un espacio funerario es necesa-rio identificar los llamados gestos funerales, los cuales se separanen tres categoras dentro de las cuales aparecen caractersticas biendefinidas (ver recientemente Ortega 2007: 42-44) que concuerdancon ciertos elementos detectados en las observaciones realizadas paraeste sitio.

    4 En la propuesta original el autor utiliza el trmino sepultura,

    el cual sustituiremos por el de depsito como bien habamos anun-ciado anteriormente.

    cialmente (cada 0,10 m de profundidad) el rea en cadacuadrcula y a diferentes niveles de profundidad con fi-nes comparativos en el trabajo de mesa. Se enumeraronlos esqueletos en posicin primaria con la denominacinE-#, la cual se utilizar en este trabajo durante la discu-sin de sus resultados consignando entre parntesis unnmero que corresponde a la catalogacin asignada en ellaboratorio (#). Para los esqueletos subadultos de la cam-paa de 2006 se seguir el mismo procedimiento; sinembargo, para los adultos pertenecientes a esta campaa,as como todos los esqueletos de la campaas de 2007,slo se reflejar el nmero in situ ya que an no estncontenidos en este catlogo.

    Aunque la evidencia in situ constituye la base funda-mental de este trabajo, se procedi en el laboratorio a larevisin del material seo recogido. A partir de esta revi-sin, se consider la reconstruccin general de la dispo-sicin sea del subadulto E-13a y el adulto E-13 paraestablecer comparacin en cuanto a tipos de huesos pre-sentes y ausentes.

    En la arqueologa se utilizan comnmente los trmi-nos enterramiento y sepultura en alusin a la depo-sicin intencional de los cadveres (sometidos o no a tra-tamientos presepulcrales) en el sustrato o lugar en quedescansarn total o parcialmente. En la homologacin delos mismos tambin utilizaremos el trmino depsitosegn los criterios de Ortega (2007) y Pereira (2007).

    Debido al carcter funerario3 del sitio en cuestin, cree-mos necesario en primer orden identificar los tipos dedepsitos presentes en el rea objeto de estudio en arasde acercarnos a los procedimientos llevados a cabo en laaccin funeraria y as contribuir a futuras investigacio-nes al respecto. Debido a la estrecha relacin que esta-blecen en sus trabajos entre los estudios tafonmicos ylos contextos funerarios, nos sumamos a los criterios deDuday (1997) y Pereira (2007) para la caracterizacin delos tipos de depsitos.4 Para el caso del primer autor,utilizaremos la clasificacin referente a los depsitos pri-marios y secundarios; para el de los mltiples, nos aco-geremos a la propuesta del segundo.

    Tipo I. Depsitos primarios individuales: instalacinde un cadver poco despus de la muerte en el lugar dedepsito definitivo en el que se realizar la descomposi-cin total del cuerpo.

    Tipo II. Depsitos secundarios individuales: en dos ovarios momentos. Depsito precedido por una fase dedescarnado (activo o pasivo) transcurrida necesariamen-te en un lugar distinto del que sera la sepultura definiti-va.

    Tipo III. Depsitos mltiples: grandes cantidades derestos seos humanos asociados espacialmente o mez-clados entre s. Puede tener diferentes variantes: a) pri-mario simultneo: al mismo tiempo; b) primario sucesi-vo: en diferentes tiempos; c) secundario: implica trasla-do de los restos hacia otro lugar; d) mixto (primario osecundario): coexisten dos o ms de las variantes men-cionadas.

    Sin embargo, para lograr una caracterizacin de lasrelaciones y la distribucin espacial de las entidades ob-servadas en el sitio, retomamos la metodologa de Holz yBarberena (1994) con las modificaciones propuestas porlos autores de este trabajo para la adecuacin del anlisistafonmico en sitios arqueolgicos; esto se debe a queeste mtodo parte del reconocimiento de clases quepermiten un ordenamiento y clasificacin del materialesqueletal segn los grados de articulacin y conserva-cin de las entidades que componen una asociacin de-terminada (ver Martnez-Lpez et al. 2007: 4-5). Tam-bin nos permitir caracterizar aquellas entidades regis-tradas que aparecen con altos grados de dispersin y des-articulacin, adems de otra cantidad considerable dealteraciones.

    Clase I. Esqueletos completamente articulados, contodos sus huesos en posicin natural. Se consideran lassubclases Ia (cuando el esqueleto axial y apendicular estcompleto) y Ib (cuando el esqueleto axial y apendicularest incompleto).

    Clase II. Esqueletos parcialmente articulados. Incluyeporciones articuladas. Parte o la mayora de los huesoshan sido removidos.

    Clase III. Huesos aislados, desarticulados. Se consi-deran las subclases IIIa (huesos completos) y IIIb (hue-sos fragmentados).

    Para la definicin de las categoras tafonmicas segui-remos el criterio de Fernndez Lpez (1999, 2000) debioestratinoma y fosildiagnesis pero con la salvedadde que las consideraremos etapas tafonmicas para lamejor explicacin de los efectos diagenticos pre y pos-enterramiento. Para la identificacin de los mecanismosde alteracin tafonmica, tanto en el trabajo in situ comode laboratorio, se siguieron los criterios recogidos en Blas-co-Sancho (1992), Duday (1997) y Fernndez Lpez(1999, 2000).

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  • 9ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    (profundidad lmite) y con-centra cierta cantidad de en-terramientos pero considera-blemente menor que en las ca-pas ms tardas (figs. 2A y2B). Por lo tanto podemosdecir que estos tres momen-tos se pueden definir como:rea sepulcral tarda (S1),rea de procesamiento de ali-mentos (S2) y rea sepulcraltemprana (S3).

    Es nuestro criterio que to-das las transformaciones y

    actividades que en el rea se han realizado no han sidoresponsabilidad de un solo grupo humano sino de varios.Cada segmento refleja su uso por diferentes grupos den-tro de una misma sociedad con finalidades distintas. Noobstante, tambin nos queda claro el hecho de que en unmismo segmento pudieron haber incidido varios grupospero con la misma finalidad, fundamentalmente para S1y S3. En el caso del segmento S2, su formacin y usoestn muy relacionados con la velocidad de acumulacinde los sedimentos concentrados en el mismo, directamenteproporcional, a su vez, a la intensidad con que los ocu-pantes llevaron a cabo las actividades.

    Fig. 2A. Perfiles Canmar Abajo. Lalnea negra separa los segmentos S1,S2 y S3.

    ACERCA DEL ORIGEN DEL SITIO Y SUUTILIZACIN

    Partimos del criterio de que se encuentra bien funda-mentado el origen antrpico y natural del sitio, aunquees bueno resaltar que el primero es de considerable pesopara su formacin. La estratigrafa, de filiacin preagro-alfarera recolectores, pescadores, cazadores, de Ca-nmar Abajo evidencia varios momentos de ocupacin(Rodrguez et al. 2006) que pueden definirse claramenteen tres: un segmento (S1) de aproximadamente 0,80 mde profundidad que comprende las capas ms tardas, enel cual se concentra la mayor can-tidad de entierros; un segundo seg-mento (S2) que abarca el intervaloaproximado entre 0,80 m y 1,30 mde profundidad, donde se concen-tran grandes cantidades de cenizasy conchas como parte de la activi-dad subsistencial de los grupos queocuparon el lugar e hicieron uso delmismo; el tercer segmento (S3) co-mienza a partir de 1,30 m, aproxi-madamente, hasta 1,80-1,90 m

    Fig. 2B. Esquema que representa los tressegmentos. Ntese la mayor concentracinde individuos en los niveles ms tardospor encima de la gruesa capa de cenizas yconchas. Esta distribucin permanececonstante durante todas las campaas deexcavacin.

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  • 10 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    Fig. 3. Depsitos funerarios (tipo I). A.E-2 de 2007 en el segmento S1. Ntese,a la derecha de la escala, la concentra-cin de cenizas correspondiente a unfogn. B. Vista ampliada del crneo deE-2. Ntese el relleno sedimentario par-cial del crneo.

    LOS TIPOS DE DEPSITOS Y LASALTERACIONES TAFONMICAS

    Los segmentos S1 y S3 se corresponden con la deno-minacin de Cementerio II y Cementerio I, respectiva-mente, utilizados por Chinique (2007). En primer lugar,estos dos momentos reflejan una serie de caractersticassimilares y otras diferenciables. Como ejemplo, podemosdecir, mediante la observacin y el anlisis osteolgicoin situ de la disposicin anatmica de los individuos pre-sentes, que existen depsitos funerarios del tipo I (figs.3A-B y 3C) para ambos segmen-tos y del tipo IIIa (figs. 4A y 4B,fig. 5A) y IIIb (fig. 5B) hastaahora slo para el que compren-de las capas ms tardas o super-ficiales (S1). La mayor abundan-cia de depsitos funerarios se con-centra en S1, pero para los indivi-duos ubicados tanto en S1 comoen S3 se evidencian diferentes gra-dos de preservacin. Ningunomuestra apariencia de orientacinhacia algn punto cardinal en con-

    Fig. 3C. E-42 de 2006 en el segmento S3.Los restos de cenizas y conchas pertene-cen al segmento S2 por estar muy cercael lmite entre ambos. En este individuose aprecia claramente la accin por irra-diacin del calor. Ntense los huesosquemados.

    creto; criterio este que se genera-liz a partir de los estudios de lasprcticas mortuorias y que haconstituido un mito dentro de unperodo de tiempo de la investi-gacin arqueolgica (La Rosa,2003). Sin embargo, es probablela intencin del acomodo de losindividuos en funcin de su pro-teccin y el aprovechamiento delespacio, sobre todo a partir deaquellos casos que aparecen msprximos a la pared del faralln

    y otros estrechamente vinculados espacialmente.En los tipos de los enterramientos se identifican todas

    las clases de alteraciones tafonmicas: Ia y Ib, II, IIIa yIIIb. En las figuras mencionadas para los depsitos deltipo I se aprecian claramente las diferencias en cuanto alestado de preservacin de los individuos. En el esquemade la fig. 2B, se ilustran mayormente los mecanismos dealteracin tafonmica como la desarticulacin y disper-sin de material seo con respecto al segmento S3. Hastaahora no se ha comprobado la existencia de enterramien-tos o depsitos secundarios (tipo II) (Rodrguez et al.

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  • 11ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    2006, Cordero 2007) en ninguno de estos dos momentosy el nivel de datos para alcanzar resultados concretos esinsuficiente.

    En los segmentos utilizados como espacio sepulcral(S1 y S3) se observan individuos colocados de maneraintencional en posicin anatmica decbito dorsal exten-dido, decbito dorsal flexionado, decbito lateral izquier-do flexionado y decbito lateral derecho flexionado (Ro-drguez et al. 2006), adems de otras posiciones comodecbito prono extendido y decbito prono flexionado;en funcin del probable aprovecha-miento del espacio y con claras evi-dencias de preservacin diferen-cial. Independientemente de las po-siciones que ocupan en la estrati-grafa, algunos presentan una rela-cin contextual que nos sugieresincrona o simultaneidad en elproceso de enterramiento. Tam-bin las condiciones naturales delrea son un factor que incide en laseleccin del sitio para varias acti-vidades dentro de las cuales pre-valecieron las prcticas mortuorias.

    Fig. 4. Depsitos mltiples simultneoso tipo IIIa. A. E-13 de 2006 con suba-dulto (infante) en su extremidad superiorizquierda, E-13a (32).

    Fig. 4B. E-10 de 2006 con subadultos aso-ciados, E-11 (28) y E-23 (56). La flecharoja indica la extrema cercana entre todossin alteracin en la composicin anatmi-ca, sobre todo entre E-10 y E-11.

    Con respecto a los restos seoscomprendidos en las clases IIIay IIIb, diferentes causas son res-ponsables de dichas alteraciones.Segn Dacal et al. (1986), un fac-tor a considerar es la evidenteremocin del terreno en las ca-pas ms tardas o cercanas a lasuperficie (0,00-0,30 m), lo cuales provocado fundamentalmentepor la utilizacin temporal del si-tio para enterramientos, provo-cando la inhumacin de nuevosindividuos el removimiento delsustrato y la afectacin de los yasepultados anteriormente. Tam-

    bin el trasiego del rea es un elemento de gran impor-tancia, ya que mediante la observacin en el terreno nospercatamos de alteraciones graves en estas capas comoresultado de la accin antrpica en el sitio. En estos es-tratos iniciales, la alteracin tafonmica es mayor y esdonde se aprecia gran cantidad de restos seos quema-dos, teidos de rojo y mostrando diversos estados de con-servacin (Rivero 1988). Podemos agregar otros eventoscomo el transporte y reacomodo del material seo huma-no disperso, lo cual incide en la orientacin de los restos

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  • 12 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    En ocasiones, se aprecia material seo humano mez-clado en el segmento en que se concentran las capas decenizas y conchas, sobre todo en los lmites estratigrfi-cos (ver figs. 3A, 5A y 6). Ello, en primer lugar, respon-de al movimiento vertical de los sedimentos acumu-lados (Rodrguez et al. 2006) as como a los propiosprocesos de descomposicin del cadver desencadena-dos a partir de los factores intrnsecos y extrnsecos, queactan en combinacin con los mecanismos de altera-cin tafonmica e inciden, finalmente, en el estado depreservacin.

    Dentro de los factores de modificacin tafonmica in-trnsecos, podemos mencionar la edad, el sexo y proba-bles paleopatologas en los individuos (Rivero 2002, Sto-janowski et al. 2002) como importante marcador de re-sistencia y durabilidad de los restos seos (parmetrosde la estructura y composicin sea). Tambin podemosmencionar los procesos de descomposicin del cadveren funcin del tipo de espacio que ocupa y la posicinanatmica.

    El hundimiento de la caja torcica, con la prdida delas partes blandas del organismo, provoca desplazamien-tos proporcionales al agente tafonmico ms univer-sal de todos: la ley de la gravitacin terrestre (Duday1997). Esto hace que se desplacen las piezas seas en lamedida en que empiecen a ceder las articulaciones lbi-les y las persistentes5 posteriormente para ocupar la po-sicin en que son halladas actualmente. Otro aspecto im-portante es la propia accin del enterramiento: los gru-pos que utilizaron las capas ms tardas del segmento S1como espacio sepulcral, llegaron hasta los lmites del seg-mento S2 durante la abertura de las fosas, provocando laremocin del sustrato y la mezcla de los restos, como seaprecia en las figuras citadas.

    Para el caso de los depsitos o enterramientos deltipo que sean en cualquiera de las posiciones anatmi-cas descritas para el sitio, durante el proceso gradual dela descomposicin ocurre adems que las piezas libera-das entran en un perodo de inestabilidad, las cuales en-cuentran reposo en los espacios estrechos y cerrados queel sustrato no pudo ocupar, ocurriendo el denominadoefecto de pared (Duday 1997). Este efecto es el res-ponsable de la apariencia de la posicin original del cuer-po desde el momento de su deposicin. Las variacionesen las posiciones particulares de las piezas seas (des-plazamientos, buzamiento, orientacin, entre otros aspec-

    Fig. 5A. Depsito mltiple simultneo o tipo IIIa. E-4 (66) y E-5 del2006. Ntese la concentracin de cenizas como parte de los restos deun fogn.

    Fig. 5B. Depsitos sucesivos o tipo IIIb (E-3, E-4 y E-5 de 2007).

    seos humanos hacia la pared de la formacin rocosa (Ro-drguez 2007). Durante el proceso de excavacin, tam-bin se pudieron observar cortes en la estratigrafa (verfig. 2A) que responden a calas furtivas para la posibleextraccin de material seo u otros elementos.

    La irradiacin del calor para estos niveles superficia-les puede estar relacionada con los factores antes men-cionados. No podemos descartar que cualquier otro gru-po humano que desconociera el carcter funerario de talrea pudiese haber realizado alguna actividad relaciona-da con la elaboracin de alimentos o la utilizacin delfuego en general, pero no de manera intensa ni extensivapara toda la superficie que comprende este segmento. Eneste anlisis tambin entran las sociedades actuales, loque nos hace tener una mezcla de factores en intervalosde tiempo diferentes y, por ende, puede conducir a laimprecisin de cualquier inferencia.

    5 Duday (1997) utiliza el criterio de articulaciones lbiles y per-

    sistentes para la determinacin del tipo de sepultura o depsito ascomo el tiempo transcurrido despus del deceso. Para nuestro caso,el uso de los trminos y sus definiciones est en funcin de la dispo-sicin anatmica que queda, en dependencia del contexto y dinmicade cada depsito, de lo que fueron las articulaciones mencionadas.

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  • 13ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    Fig. 6. Restos seos humanos en el lmite deS1 y S2.

    tos), independientemente de que todos los depsitos enCanmar Abajo estn en un espacio cerrado por consti-tuir entierros directos, se deben a la posicin anatmicaque se presenta para cada depsito.

    En cuanto a los factores de modificacin tafonmicaextrnsecos, se debe tener en cuenta la accin natural (sis-tema radicular de las plantas, pH, humedad, accin bio-turbadora, etc.) y/o antrpica (procedimientos para la pre-paracin de los enterramientos, remocin intencional, re-acomodo, aprovechamiento y reutilizacin del espaciosepulcral, entre otros). Muchos de estos fenmenos pue-den originarse de manera natural o no intencional comoson el trampling (pisoteo), la compresin por carga litos-ttica, transporte durante el proceso de sedimentacin,etc.

    Se identificaron, adems, otros mecanismos de altera-cin tafonmica resultantes de los efectos microscpi-cos y macroscpicos de la diagnesis que intervienen du-rante las etapas bioestratinmica y fsildiagentica, queinciden en la preservacin diferencial de los elementos oentidades registradas para estos segmentos. Sin embar-go, las modificaciones microscpicas requieren de un tra-bajo ms minucioso para llegar a describir dichos proce-sos (algunos de ellos a nivel molecular) y las causas desus efectos, los cuales trataremos de abordar en futurasinvestigaciones, aunque no dejaremos de citar algunosejemplos que contribuyan a este anlisis.

    En este caso, centraremos la atencin fundamentalmen-te en las de carcter macroscpico que, de manera gene-ral, son visibles in situ e inciden finalmente en la preser-vacin diferencial de los depsitos humanos.

    EL SEGMENTO S1 Y LOSMECANISMOS DEALTERACINTAFONMICA

    Debemos partir de que este segmen-to est mayormente expuesto a un con-junto de acciones modificadoras queel resto de los segmentos, por encon-trarse ms cerca de la superficie. Estotrae consigo que el nivel de alteracio-nes tafonmicas aumente de manerageneral en S1 con respecto a S2 y S3.

    Se puede observar que para un mis-mo esqueleto existen diferencias con-siderables en la conservacin de sus

    variadas piezas seas; tambin se aprecian diferenciasde preservacin entre individuos dispuestos muy cercaentre s donde, aparentemente, el sustrato podra haberejercido la misma accin sobre todos ellos. Sin embargo,la existencia de micronichos particulares (Rodrguez2006, comunicacin personal) para determinados indivi-duos hace contrastar la accin tafonmica.

    Un ejemplo es el del subadulto (nio) E-2 (S1) de lacampaa de diciembre de 2007 (ver fig. 3A-B), con orien-tacin de la C-114 a la C-91. El estado de preservacinde dicho individuo es muy bueno y son varias las razonesque inciden en este caso. Sin embargo, muy cerca y casial mismo nivel, en la cuadrcula C-115, se encuentran losindividuos E-3, E-4 y E-5 de la misma campaa (ver fig.5B), con algunos de sus huesos en la C-114 y en estos seevidencian diferencias respecto a E-2 y entre ellos, sien-do el E-4 el ms afectado por fenmenos tafonmicos.

    Otro factor a tener en cuenta es la edad del individuo.La resistencia y durabilidad de sus componentes seosdeberan sufrir la accin ms acentuada de los mecanis-mos de alteracin tafonmica y, sin embargo, no ocurreas. Las cuadrculas donde se encuentra E-2 estn prote-gidas en gran medida por dos grandes rocas (ver fig. 1C).stas fueron parte del faralln y debieron precipitarseantes del entierro de E-2. De ser as, podra inferirse quela colocacin de este individuo llev la intencin de re-forzar la proteccin del mismo respecto al resto. De cual-quier forma, antes o despus, la posicin de ambas for-maciones brinda proteccin fsica a E-2, elemento quepudo incidir en la disminucin del trasiego en este sectordel rea as como del trampling. La cavidad neurocra-

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  • 14 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    Fig. 7. Distorsin tafonmica en el segmento S1(campaa de 2007) por colapso de la cavidad neu-rocraneal. A-D. Individuos en C-115 con parte desus estructuras seas en C-114, donde se encuen-tra E-2. Los casos E-1 y E-5 son subadultos. N-tese la diferencia en cuanto al estado de conserva-cin.

    Fig. 8. Distorsin tafonmica debida a varios factores para ambos segmentos (S1 y S3). A-D. Segmento S1 (campaa de 2007). E. SegmentoS3 (campaa de 2005). E-11 (19). F-H. Segmento S3 (campaa de 2006). A y G. Por disolucin. Para el caso de G ntese que slo quedaronlas piezas dentarias por ser altamente resistentes a los efectos degradantes del medio. B y H. Por accin del sistema radical de las plantas. EnH se aprecia relleno sedimentario de la difisis. C. Por compresin provocando fractura en tibia y peron. D. Por efectos biodegradantes y/obioerosivos en la calota conformando canales de morfologa dendrtica. E-F. Colapso de la cavidad neurocraneal. Para F, ntense los huesosquemados y el contorno seo que qued del aplastamiento.

    neal mantuvo su consistencia anatmica a pesar de queel relleno sedimentario de la misma ocurri parcialmentepor la posicin que muestra decbito lateral izquierdoflexionado (ver fig. 3A-B), contrario a otros indivi-duos donde el colapso de esta cavidad fue inevitable (fig.7A-D) an ocupando posiciones similares.

    Chinique (2007) realiza un estudio detallado para elentierro E-2 en cuanto a las incidencias biticas y abiti-cas en el espacio que ocupa el individuo. Este estudioresalta los elevados valores de fosfato en el patrn decontaminacin determinado. Ello se atribuye a la alta den-sidad de individuos por unidad de superficie y a su proxi-midad y habra contribuido a la buena preservacin delos restos seos. Tambin agrega que los valores de pHpara esta rea son altos, coincidiendo con Rodrguez

    (2007). Adems, este individuo est in-sertado en parte de lo que fue un fogn,cuya composicin de cenizas y conchascontribuye a la mejor conservacin deeste enterramiento respecto a los otros es-queletos (ver fig. 3A). La ausencia de de-terminados huesos en E-2, irradiados di-recta o indirectamente por el calor, indi-ca que el mismo fue depositado y, conposterioridad, se produjo la actividad de

    elaboracin o procesamiento de alimentos.Una leve disminucin del pH se evidencia hacia don-

    de estn dispuestos los otros enterramientos. La percep-tible distorsin tafonmica, debida al colapso de la cavi-dad neurocraneal y fracturas en huesos largos por efectode carga litosttica, as como por accin de la disolucinqumica, est presente en los enterramientos cercanos aE-2 (fig. 8A y C; ver tambin fig. 7A-D). Es pertinenteaclarar que el relleno de cavidades no conforma moldesinternos slidos tal como lo plantea Fernndez Lpez(2000), sino que solamente incluye los espacios vacoscontribuyendo a resistir la presin por carga litostticaque el medio antrpico y/o natural les impone. Lainconsistencia del sustrato que penetra en estas cavida-des puede ceder ante determinadas presiones o fuerzas

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  • 15ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    externas por los intersticios aireados que presenta, inci-diendo finalmente en el colapso de las cavidades seasque ocupa y provocando claros ejemplos de distorsintafonmica. Este mecanismo de alteracin tafonmicatambin se evidencia en otras cuadrculas del mismo seg-mento, aunque de otras campaas, junto con los efectosde otros factores tales como la accin del sistema radicu-lar de las plantas y la accin bioerosiva y/o biodegradan-te, como se muestra en la fig. 8B y D.

    Los tipos de depsitos mltiples y lapreservacin diferencial en S1

    Para los de tipo IIIa (clase Ia, Ib y II) an no se cuentacon datos cronolgicos ni estudios de ADN que permi-tan la determinacin de posible sincrona entre algunosindividuos expuestos muy cercanamente ni su posiblerelacin de parentesco. Sin embargo, algunas considera-ciones, a partir del anlisis osteo-arqueolgico y tafon-mico in situ y en el laboratorio, nos llaman la atencin.Podemos citar tres ejemplos en la campaa del 2006, enlos cuales el anlisis de la preservacin diferencial nosconduce a resultados totalmente diferentes.

    El primer ejemplo es el adulto E-5, en C-117, de sexofemenino y con una edad aproximada de 36 a 42 aos,segn los caracteres de la superficie auricular. El mismopresenta restos de un subadulto encima E-4 (66) condeterioro parcial, pero aparentemente asociados. La si-multaneidad en el enterramiento nos parece clara. La cer-cana de ambos esqueletos sugieren esta hiptesis puestoque la disposicin anatmica de ambos se mantiene sinalteracin ni remocin de la estructura sea de ambos ycasi se juntan sus vrtebras y otros huesos en la mismalnea de depsito (ver fig. 5A). El proceso de relajamien-to de las cavidades, ya mencionado anteriormente, hizoque se desplazaran en sentido vertical los elementos delesqueleto y ocuparan casi los mismos intersticios apre-

    Fig. 9. E-13. Con orientacin C-121 a C-120. Ntese la ausencia de crneo y pie-zas del esqueleto poscraneal. Infante E-13a (32) (reconstruccin general de JulioArenas). Obsrvese tambin la ausencia decrneo y piezas poscraneales.

    6 El crneo de esta inhumacin se encuentra bastante deteriorado,aunque parte del esqueleto poscraneal se conserva, de manera quepudo llegarse a la determinacin del sexo.

    cindose hoy slo levemente la dis-posicin de uno E-4 (66) porencima del otro (E-5).

    Otro caso es E-10, con orienta-cin C-120 a C-97, tambin de sexomasculino6 de edad aproximada de37 a 42 aos segn caracteres enla denticin con un subadulto

    encima E-23 (56) y otro en posicin anterior al lE-11 (28). Creemos en la posibilidad de sincrona yparentesco para estos casos, aunque no podemos descar-tar que se deba solamente a un fenmeno de mezcla devarios individuos con diferentes edades y sexos, en reasreducidas y con niveles de reacomodo en funcin del apro-vechamiento del espacio sepulcral. Sin embargo, la esca-sa evidencia de remocin y alteracin en la composicinanatmica de stos, as como la no perceptible alteracinestratigrfica de los planos o niveles superiores a dichosrestos seos, es un aspecto significativo a considerar.Donde mejor se aprecia esta observacin es entre el adultoE-10 y el subadulto E-11 (28), cuyos crneos pre-sentan una extrema cercana sin niveles de remocin nialteracin considerables (ver fig. 4B).

    El ltimo ejemplo es el ms interesante y el ms com-pleto en cuanto a datos. E-13, con orientacin C-121 a C-120, es un individuo adulto de sexo masculino (Chinique2007). Siguiendo los criterios de White (1998) respectoa la observacin osteoscpica de la carilla articular de lasnfisis pbica y la no fusin de la epfisis medial de cla-vcula, segn Arredondo (comunicacin personal), esteindividuo muri con una edad aproximada de 25 a 27aos. El mismo presenta ausencia de crneo, de fmurizquierdo y tibia derecha (fig. 9). Sobre l aparece unsubadulto (infante), E-13a (32), perfectamente articula-do desde su extremidad superior izquierda (porcin delcbito y radio) y la porcin ventral de la regin lumbosa-cra (mayor detalle en fig. 4A), tambin con ausencia decrneo, adems de fmur y tibia izquierdos. Es poco pro-bable que las piezas ausentes en E-13, sobre todo las pos-craneales, hayan desaparecido por accin de la biodegra-dacin, disolucin o distorsin, entre otros factores; si

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    tenemos en cuenta que tanto el fmur como la tibia sonelementos de extrema dureza y resistencia a los efectosdel medio. Adems, el hecho que piezas aledaas comolos perons de ambos lados as como el otro fmur sehayan conservado perfectamente, nos hace descartar laposibilidad de disolucin que habra afectado tambin alas restantes piezas.

    Para el caso del subadulto, por su condicin de infan-te, el estado de conservacin es ms delicado. La edad esun factor a tener en cuenta en cuanto a la resistencia ydurabilidad de las piezas seas. Segn criterios de Are-nas (comunicacin personal), este infante oscila entre losdos o tres meses de nacido; por lo que no es de extraarque se encuentren menos piezas suyas que del E-13, yaque los procesos tafonmicos erosivos actuaran conmayor intensidad sobre esos huesos por su menor densi-dad sea. Sin embargo, la coincidencia de la falta de ti-pos de piezas seas similares para ambos casos nos llevaa otras direcciones en el anlisis, teniendo en cuenta fac-tores como la posible simultaneidad a la hora de la colo-cacin y hasta un posible parentesco.

    Es posible que estemos en presencia de una seleccinde piezas seas para prcticas funerarias del tipo II, cuyaubicacin an no ha sido detectada; adems de que laposicin que ocupa el infante sobre el adulto no reflejauna colocacin posterior a E-13 sino simultnea al mis-mo. Planteamos esto ya que el infante E-13a (32) seencuentra por debajo de los huesos del antebrazo del adul-to (E-13) y ambos estn perfectamente articulados en po-sicin anatmica (ver fig. 4A). Es muy probable que existarelacin de parentesco entre estos individuos aunque notengamos resultados genticos que puedan corroborardicha hiptesis, ni dataciones radiocarbnicas para esacuadrcula que pudiesen establecer rangos de tiempo si-milares. Tambin es conveniente destacar que no se hapercibido remocin de las capas estratigrficas superfi-ciales ni de los individuos contenidos en ellas, lo que nosindica que de haberse llevado a cabo el procedimientomencionado debi ser en el momento en que an no exis-tan otros depsitos funerarios por encima. Elemento steimportante para corroborar en cierta medida la hiptesisde la diversidad de enterramientos en momentos diferen-tes para un mismo segmento.

    No descartamos que la ausencia de los crneos paraestos individuos pudiera estar relacionada con prcticasdel tipo presepulcral. Para la regin caribea se hace alu-sin de cadveres decapitados para los grupos ms arcai-cos que la alcanzaron, los cuales son descendientes dearuacos (La Rosa y Robaina 1994). Segn estos autores,desde las narraciones de Cristbal Coln en su diario denavegacin, han sido varias las referencias de crneoscolgantes en las viviendas aborgenes, pero para los gru-pos agroalfareros. En Cuba, para los preagroalfareros, se

    conocen muy pocos ejemplos. Dos de ellos son el casode un individuo adulto en Cueva de La Santa, Ciudad deLa Habana, estudiado por Torres y Rivero de la Calle en1970; as como el entierro n. 19 del cementerio Marien2 en la provincia de La Habana, estudiado por La Rosa yRobaina en 1994. Sin embargo la ausencia de otras pie-zas seas poscraneales en E-13 es un elemento que nopodemos obviar.

    La observacin de las vrtebras cervicales presentes(3., 4. y 6.) no muestra huellas de cortes que justifi-quen el hecho de una separacin intencional del crneopara ambos individuos. No encontramos la 5. vrtebrade esta regin posiblemente por razones de deterioro insitu o durante el proceso de exhumacin. Es probableque de existir tales huellas hayan estado presentes en laprimera y segunda vrtebra cervical, aunque no podemosdescartar que quizs las piezas vertebrales de esta reginque contenan las marcas pudieran desaparecer en el pro-pio proceso de la reduccin esqueltica, o dispersarse enel momento de la separacin del crneo y los huesos lar-gos para la posible prctica secundaria ya mencionada.

    Otro elemento a considerar es la accin de animales,domsticos o no (aves, perros, etc.) provenientes del reacercana al sitio objeto de estudio, as como de otros or-ganismos como los cangrejos. La accin de las aves do-msticas, por ejemplo, pudo haber incrementado los ni-veles de remocin en las capas ms superficiales, dejan-do un alto nivel de dispersin en los enterramientos mscercanos a la superficie. De igual manera, la accin deperros domsticos que pertenecen al rea recreativa en laque se encuentra el sitio, pudo haber provocado la remo-cin y desarticulacin de algunos depsitos trasladandoalgunas piezas hacia otros lugares, contribuyendo tam-bin a la dispersin y ausencia de muchas piezas seas.No obstante, la deficiencia de trabajos que evidencien lapresencia de marcas en las superficies corticales de loshuesos como prueba de esta accin, nos limita a ser con-cluyentes respecto a esta hiptesis. Existe una abundantepresencia de restos de dedos de cangrejos por lo que tam-poco podemos descartar su accin como agente biotur-bador.

    EL SEGMENTO S2 Y SU APORTE A LAPRESERVACIN DIFERENCIAL

    En la estratigrafa del segmento S2 hallamos una uni-formidad en su composicin, donde es claramente obser-vable, de manera extensiva por todo el sitio, la combina-cin de capas de conchas con abundantes concentracio-nes de cenizas como resultado de fogones (ver figs. 2A y6). El grosor que esta capa ocupa en la estratigrafa, comobien dijimos en acpites anteriores, es consecuencia de

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  • 17ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    la velocidad de deposicin, en estrecha relacin con laintensidad con que se realiz la actividad subsistencialde la recoleccin y el procesamiento de alimentos entreotros aspectos. Hernndez (2001) destaca la importanciade los moluscos como recurso alimentario y reconoce unavariacin del tamao de las conchas en relacin con suposicin estratigrfica.

    Cerca de los lmites estratigrficos de este segmentocon respecto a S1 y S3, aparecen huesos quemados o irra-diados por calor de manera directa e indirecta, general-mente a bajas temperaturas, por debajo de los 300 C(Dacal et al. 1986). En ocasiones, estos huesos estn enplena disposicin anatmica y, a veces, se encuentran dis-persos pero presentan una variedad de tonalidades queson resultado de la cercana e intensidad a que estuvie-ron sometidas las piezas seas al foco calorfico (Rivero1988). En varios enterramientos o depsitos anteriores aeste segmento (S3), se pueden observar algunas reas delesqueleto irradiadas directa o indirectamente. Este ele-mento se aprecia de manera extensiva para todo el seg-mento S2, alterando considerablemente la apariencia y,en ocasiones, el estado mecnico de los restos seos hu-manos. La intensidad del calor sobre las piezas es la res-ponsable de su apariencia final. Una gran incidencia deese factor provoca la reduccin final del material seohumano hasta convertirlo en cenizas.

    Sin embargo, otros efectos, ya mencionados para elsegmento S1, contrastan con los resultados anteriores.Si tenemos en cuenta la accin de estos sedimentos sobreotros depsitos, como el ya citado caso E-2 de la campa-a de 2007, veremos la diferenciacin en cuanto a losresultados finales por la accin de este mecanismo dealteracin tafonmica y, por ende, de la preservacin di-ferencial.

    EL SEGMENTO S3 Y LOS MECANISMOSDE ALTERACIN TAFONMICA

    El segmento S3 comprende las capas ms tempranasdel sitio. De igual manera que para el S1, ocurren efectossimilares en los enterramientos y otros restos seos hu-manos por la accin de los mecanismos de alteracin ta-fonmica pero teniendo en cuenta la agudizacin de cier-tos factores como la extrema humedad y el aumento de lapresin por carga litosttica. El nivel de compactacinde los sedimentos aumenta debido a los desplazamientosa favor de la gravedad, ya que la humedad favorece losmismos y, por tanto, la reduccin de los intersticios delsustrato. Esto provoca una presin considerablementemayor sobre los restos seos de este segmento, modifi-cando su estructura mecnica y evidenciando un nivel depreservacin en los mismos totalmente diferente con res-

    pecto a los del S1. Tanto el colapso de la cavidad neuro-craneal, los desplazamientos laterales de los huesos cra-neales, las fracturas casi para todos los restos seos, laaccin radicular de las plantas, la accin bioerosiva y/obiodegradante as como la disolucin del tejido seo, sonrecurrentes para este segmento (ver fig. 8E-H).

    Para el caso de la distorsin tafonmica que ha afecta-do a la cavidad neurocraneal, es interesante apreciar enlos ejemplos de la fig. 8E E-11 (19) y 8F (E-42)cmo se evidencia un aplastamiento en sentido vertical,debido a la posicin que ocup el crneo despus de ladescomposicin y la desarticulacin. El agujero occipi-tal qued en el mismo sentido que el sustrato, creandouna barrera que impidi el relleno sedimentario, provo-cando un vaco en la cavidad. Este fenmeno hace vulne-rable el crneo, que queda expuesto al colapso por la me-nor presin posible. Para el caso del ejemplo de la fig.8E E-11 (19), un factor antrpico est ligado a suestado actual, relacionado con una capa de rocas que locubra a manera de manto, algo totalmente intencionalen el momento de su inhumacin. Este factor, si bien leofreci proteccin de otros elementos como la irradia-cin directa de calor, contribuy a su extremo deterioropor la presin ejercida por tanto peso, que provoc altosniveles de distorsin por fracturas. No creemos que seaun elemento natural esta capa de rocas, puesto que muycerca de los huesos de las extremidades posteriores apa-recieron algunos subadultos enterrados rodeados por unaespecie de crculo, tambin de rocas.

    En el ejemplo de la fig. 8G, se aprecia una alta disolu-cin del tejido seo por accin corrosiva, que contrastacon los altos valores de pH del sitio en general. Este casoes interesante pero no nico. En otros puntos de la estra-tigrafa nos hemos encontrado con el mismo fenmenotambin para mandbulas, posiblemente relacionado conla consistencia del tejido esponjoso para este tipo de pie-za sea. Otros factores como la irradiacin del calor y loslquidos producidos por la descomposicin debieron, sinduda, crear un micronicho particular y acelerar el proce-so de disolucin tafonmica; todo lo contrario al anlisisde E-2 para la campaa de 2007. El ejemplo de la fig. 8Hratifica la accin del sistema radicular de las plantas comoun elemento de gran significacin, capaz de transformarel estado mecnico de los restos seos enterrados (Beh-rensmeyer 1978, Cceres 1996).

    No se observaron niveles de dispersin a gran escalacomparando con el segmento S1. La accin bioturbadoraest mayormente limitada debido a la profundidad y lacomposicin de la estratigrafa. En la misma no se obser-varon interrupciones en su secuencia natural evidencian-do acciones de carcter antrpico, que contribuyan a laalteracin de la estructura y composicin sea de los de-psitos humanos.

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  • 18 ISSN 19894104ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    663 AP: 796 AP) y 6460 140 AP (CAL 2d 7151 BP:7594 AP) (tabla 1); lo que indica un uso repetido del reaobjeto de estudio por grupos humanos para las activida-des mencionadas en los segmentos descritos (S1, S2 yS3). La cuadrcula 157 no se encuentra ubicada dentrode la figura 1C ya que corresponde al rea excavada porDacal, Rivero y Rodrguez en las campaas de la dcadade los 80 (1986); aunque sus resultados s se muestran enla tabla 1 y la fig. 10.

    Sin embargo, se nos presentan diferentes interrogan-tes cuando analizamos las dataciones por cuadrculas yniveles. En el grfico de la fig. 10 se puede observar ladistribucin de las muestras y apreciar elementos impor-tantes; por ejemplo, en C-96 se distinguen dos fechas re-lativamente cercanas en el tiempo a niveles totalmenteseparados en la estratigrafa. El mismo caso se muestrasi observamos las dataciones de C-157. No obstante, a lamisma profundidad para C-96 y C-157 (1,00 m) apare-cen fechas separadas cronolgicamente. Tambin suce-de algo parecido para estas cuadrculas a profundidadesde 1,70 (en C-96) y 2,02 m (en C-157). Otros resultadosa considerar son los de C-118 a 0,40 m y C-119 a 0,20 m,

    Sin embargo, como ya mencionamos, la irradiacindirecta e indirecta del calor se suma como mecanismo dealteracin tafonmica para incidir en el estado de con-servacin de los restos. En el segmento S3, por encon-trarse por debajo de la gran capa de fogones, cenizas yconchas (segmento S2), casi todos los enterramientos yotros restos seos dispersos han sido afectados directa oindirectamente por este factor (ver fig. 3C). La accindel calor acelera los procesos de desarticulacin en lamedida en que hace ms dbiles las suturas craneales ocualquier otro remanente de alguna articulacin poscra-neal.

    LA CRONOLOGA DEL SITIO Y LADINMICA TAFONMICA

    Otros datos de importancia se revelan con las datacio-nes radiocarbnicas realizadas para esta rea en diferen-tes puntos de la estratigrafa (ver fig. 1C), dejando unintervalo comprendido entre los 800 50 AP (CAL 2d

    Tabla 1. Fechas radiocarbnicas del sitio arqueolgico Canmar Abajo, Matanzas, Cuba.

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  • 19ISSN 19894104 ARQUEOLOGIA IBEROAMERICANA 4 (2009)

    Fig. 10. Muestra la distribucin de la Edad Convencional (AP) a partir de la tabla 1 por las diferentes cuadrculas y niveles estratigrficos.Ntese que la antigedad que se obtuvo en las muestras fechadas no brinda un comportamiento directamente proporcional entre los ejesprofundidad y tiempo.

    que estn por debajo en antigedad que los de C-96 yhasta ese punto podramos apreciar una lnea ascendenteproporcional entre profundidad y tiempo. Sin embargoel anlisis sigue interesante ya que para la C-153 aparece3460 60 AP, slo 0,05 m ms profundo que la datacinde 2490 140 AP de C-118. Adems, para C-119 existeun contraste entre 800 50 AP a 0,20 m de profundidady 6460 140 AP a 0,70 m nicamente.

    No nos queda duda de que la antigedad del sitio esten correspondencia con los resultados obtenidos, aunquees posible que varios enterramientos no coincidan conlas fechas obtenidas para cada segmento. Varios son losfactores que podramos tener en cuenta para posibles ex-plicaciones. En el orden natural, como ya se ha mencio-nado anteriormente, podemos decir que la accin de ani-males domsticos pudo provocar ciertos niveles de re-mocin considerables, mezclando el contenido de losmismos. Tambin hay que tener en cuenta la accin deotros organismos, como los cangrejos, de los cuales co-nocemos su importancia a la hora de contribuir a la mez-cla de sedimentos cuando buscan alimentos. La abundan-

    cia de restos de este crustceo aparece en los tres seg-mentos descritos y no creemos que, necesariamente, esttotalmente vinculado a la dieta aborigen. En este orden,podemos decir tambin que otros factores naturales pu-dieron incidir de igual manera en la presencia de mues-tras muy antiguas a tan escasas profundidades. No pode-mos descartar como elemento, en parte natural, la veloci-dad de formacin de los sedimentos que puede provocargrandes diferencias cronolgicas en las muestras data-das. Tambin el entorno natural en los momentos de lautilizacin del rea es otro factor a tener en cuenta.

    En el orden antrpico, la misma accin de inhumarnuevos individuos muy cerca de otros segmentos provo-ca remocin del sustrato y, por ende, la mezcla de mate-rial de varios niveles y segmentos, dentro de los cualespudieron estar presentes muestras de carbn. Es vlidoaclarar que la muestra de carbn fechada en 6460 140AP proviene de un fogn, por lo que la accin humanaest presente en toda su extensin, aunque la utilizacinde elementos naturales, como la madera, para la combus-tin de los mismos pudiera provenir del rea o de otras

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    zonas aledaas y se desconozca el estado orgnico delmismo en el momento de su utilizacin.

    Respecto a la remocin como factor, con anterioridadse ilustr en la fig. 2A un corte en la estratigrafa provo-cado por calas furtivas que, indiscutiblemente, aumentanlas causas ya expuestas. La accin constante por el tra-siego en el rea, vinculado a la cercana con instalacio-nes tursticas, entre otros motivos, no puede soslayarseen este anlisis. Por lo que la accin antrpica y naturalen el sitio, en combinacin con diferentes factores de ori-gen intrnseco y extrnseco, resaltan una dinmica tafo-nmica que pudo alterar la posicin espacial original delas muestras de carbn consideradas en los resultados cro-nolgicos obtenidos.

    CONCLUSIONES

    1. El anlisis tafonmico acerca del origen del sitioarqueolgico Canmar Abajo (Matanzas, Cuba) confir-ma la diferenciacin de tres grandes segmentos en la es-tratigrafa: rea sepulcral tarda (S1), rea de procesa-miento de alimentos (S2) y rea sepulcral temprana (S3).Se caracteriz cada segmento, donde se establecieron loselementos necesarios a tener en cuenta para corroborarel origen antrpico y natural del sitio, mediante el anli-sis de la composicin de cada uno.

    2. Se identificaron dos tipos de depsitos funerarios: I(primarios individuales) y III (mltiples) con su varian-tes IIIa (simultneos) y IIIb (sucesivos) y todos los tiposde alteraciones tafonmicas que inciden en la preserva-cin diferencial, reflejados mediante las clases Ia, Ib, II,IIIa y IIIb. No se evidenciaron depsitos funerarios detipo II (secundarios individuales) aunque uno de los ca-sos estudiados sugiere la hiptesis de una posible prcti-ca secundaria de ubicacin no detectada, ya que la au-sencia de determinados huesos (crneo y huesos largos)pudiera estar relacionada.

    3. Se caracterizaron los mecanismos de alteracin ta-fonmica que inciden en la preservacin diferencial delos enterramientos, como la biodegradacin, el rellenosedimentario, la bioerosin, la disolucin, la distorsintafonmica, la cremacin, la desarticulacin y dispersin,mediante la observacin in situ, el anlisis y la identifi-cacin de los mismos.

    Agradecimientos

    Agradecemos a las investigadoras Laura BeramendiOrosco y Galia Gonzlez Hernndez, del LaboratorioUniversitario de Radiocarbono de la UNAM, Mxico, su

    contribucin en la datacin de algunas de las muestrascuyos datos se ofrecen en este artculo.

    JOAO GABRIEL MARTNEZ LPEZ ([email protected]), na-cido en 1976, se licenci en Educacin en la especiali-dad de Biologa (2000). Es Profesor Asistente y Muse-logo en Antropologa Fsica en el Museo AntropolgicoMontan, Facultad de Biologa, Universidad de La Ha-bana (Cuba). CARLOS ARREDONDO ANTNEZ (1957), Doctoren Ciencias Biolgicas, es Profesor e Investigador Auxi-liar en Zoologa y Paleontologa de Vertebrados en lacitada institucin. ROBERTO RODRGUEZ SUREZ (1952),Doctor en Antropologa, es Investigador Auxiliar en Ar-queologa y Arqueometra en el mismo centro. Por lti-mo, Stephen Daz-Franco (1969), Ingeniero Agrnomo(1992), posee una Maestra en Ciencias Biolgicas, sien-do Investigador Agregado en Taxonoma,Tafonoma,Biogeografa y Paleontologa de Vertebrados y Curadorde colecciones paleontolgicas (vertebrados fsiles) enel Museo Nacional de Historial Natural, La Habana(Cuba).

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