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AÑO III . Panamá, República de Panamá, 30 de Enero de 1906 . Num. 50 EL HERALDO DEL ISTMO ~-REVISTA /LUSTRADA--+ Director : GUILLERMO ANDREVE . "Bien faire et laisser dire ."

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AÑO III.

Panamá, República de Panamá, 30 de Enero de 1906.

Num.. 50

EL HERALDO DEL ISTMO~-REVISTA /LUSTRADA--+

Director: GUILLERMO ANDREVE.

"Bien faire et laisser dire ."

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El Heraldo del Istmo - 202

Párrafos sobre Darío Herrera~~ESCRIBIRun juicio crí

tico)_ tico sobreDaríoHe-rrera y su obra lite-

raria, sería de mi parte unatemeridad en que no he deincurrir seguramente, .puespor ningún motivo quierotener luego que arrepentir-me de semejante pecado. Yes que yo juzgo que la críti-ca, y sobre todo la quesobre arte se hace, debe ve-rificarse por aquellos queestén siempre á mayor altu-ra que la-cosa juzgada, y deno ser así—como no puedeserlo en todos los casos—porlos que teniendo compren-sión suficiente para apre-ciarla en su conjunto y susdetalles, puedan decir conentera verdad: de escribiryo esto, lo hubiera hechomejor que el autor quees-tudio.

Es esta la causa de queniegue rotundamente el de-recho que á menudo se usur-pan las mayorías ,filisteasde emitir juicios deseaba-

.

liados sobre cosas . que noentienden en absoluto; yapropósito dé esos juicios

traigo á la memoria siempre que el caso ocurreel que acerca de la estatua dé Apolo ejecutadacon admirable maestría por un genial escultorrindió un serio jumento que dirigió todas susalabanzas al heno fresco que la cubría pararesguardarla de los golpes en la translación deltaller al templo en que iba á ser colocada.

Como ese magistral borrico me representoal gran-golpe de mortales ufanos por emitirconceptos y opiniones que nadie les pide, so-bre un cuadro notable, una partitura original yde rica melodía, un poema, una novela 6 unestudio sobre la harmonía de los colores. Susdecisiones y sus simpatías están siempre departe de lo que llega á halagar más fuertemen-te sus aspiraciones mediocres de burgueses re-pletos de vulgaridad, y son ellos los que á sonde campanillas, cascabeles 'y bombo furiosoproclaman el triunfo de lo común sobre lo raro,de las frases que no son ni puñales que causanheridas ni bálsamos que las curan sino simplemente sedativos inútiles, sobre esas frases, so-bre esos períodos, que marcan el `fin de unaépoca 6 el principio de otra, que derriban viejosaltares 6 abren nuevos y espléndidos hori-zontes.

Noto ahora que debiendo hablar sobreDarío Herrera llevo hilvanado gran partede mi discurso y hasta aquí sólo he sabidohacerlo de mí mismo, vanidad hoy comun á'la mayoría de los escritores y en la que he caí-do sin hacer cuenta de ello. Es todavía, sinembargo, tiempo de que enmiende el desper-fecto y hablé sobre el compañero ilustre, ya queése es el objeto primordial que me he impuesto.

Después de lo dicho en los párrafos anterio-res, es fácil comprender por qué yo no me juz-go competente para emitir juicio crítico sobreDarío Herrera. Los que conozcan á este emi-nente literato, lo mejor hoy por hoy en mi.sentir entre los hombres netamente de letrasconque cuenta Panamá, y conozcan así mismoal modesto prosador que estas líneas escribe,juzgarán con mejor acierto de mi renuncia.Hay además otra causa que me haría induda-blemente ser parcial en demasía con los defec-tos, lunares y faltas que en su obra tiene Darío;y digo tiene, pues no es de creer que le faltencuando ni los príncipes del ingenio tales comolos Cervantes, los Calderones, los Quevedos ylos Luises de León están libres de ellos. Estacausa es la de haber sido Darío para mí unaespecie de Mentor cuando empecé á borronear

cuartillas, dándome algunas pocos pero eficacesconsejos muy de agradecer, y abriendo ante mivista derroteros felices para llegar con talento ylaboriosidad á escalar las cimas del arte.

Sin ser tachado sin embargo de parcial meatrevo á decir que como prosador Darío es deli-cioso. A través de sus párrafos correctos, atil-dados y encantadores se descubre al artistanervioso que se preocupa mientras escribe dela factura de su obra y por ningún motivo dejadeslizarse entre lo escrito un adjetivo inútil óun vocablomalsonante.

Generalmente se nos acusa á los partidarios del arte moderno por los santones hipócri-tas, por los sepulcros blanqueados rémora denuestras sociedades primitivas, de enemigos dela moral . Es verdad—y yo soy el primero enreconocerlo—que para la mejor comprensión dela belleza artística. es, salvo raras excepciones,preferible el desnudo, en punto tal que paraesas pobres gentes de ideas anémicas parece

monstruosidad . Yo no se qué piensan ellos dela Belleza pero si digo que no habría paraque visitar París é ir al Museo del Louvre—por ejemplo—si la Venus de Milo en lugar deestar colocada en una vitrina mostrando conorgullo la corrección de sus formas, la purezade líneas de las caderas y la pompa de sus senos, estuviese cubierta con lujoso chal de sedaque ni aún modelara sus perfecciones en el pro-digio artístico que animó á Scopas.

Pero Darío es á este respecto impecable,pues sin dejar de amar por una parte el desmudo, ni llegar por otra á la intransigenciapuritana, es un escritor que puede ser leídosin temor por la más casta doncella Sus fra-ses insinuantes, sugestivas, sin decir nada paraunos, ofreciéndoles solo el encanto de su arti-ficio, lo dejan comprender todo si es el lectorperspicaz hombre de mundo que sabe lo quehay más allá de una sonrisa y todo lo quepromete un beso apasionado.

El parece haYwr tomado de modelo áFlaubert, y aspira á la alta gloria de la fraseimpecable. Descontentadizo y exigente . jamásusa un adjetivo que no dé idea exacta de loque se propone manifestar. En esta tarea esincansable y lo hemos visto pulir y repulir unsolo párrafo con una laboriosidad obsesionantey á la manera de un buen artífice que labrauna joya con el gusto y paciencia de un Benve-nuto Cellini

Su libro Horers Ltjcuernx, acogido con gene-ral aplauso por la élite• intelectual de la Amé-

ESTOICOSI

Frente á £rente al desti no y' á la vida,Sin lástima al cae, sin indignarsePorque el malvado logre coronarseCon los girones de virtud vencida.

Sin odio, sin amor, sin inmutai1sePorque no hay honra que no esté vendida,Ni carne humana que no esté podridaEn la ola atroz que marcha á desbordarse,

Verlo así todo pasar ; sin temores,Ni asombros, ni ambiciones, ni doloresInútiles al fin : tan solo calma.

Que embalsame mi dulce indifercucia.Confundiendo . el abismo y la eminenciaEn el desdén olímpico del alma.

1INada por nadie, sí, nada por cosa

Que pueda conmover mi antipatíaAla plebeya adoración que fíaDe esperanza fugaz y mentirosa.

Nada de amor, belleza y alegría,Ni hermosa dama, ni adorable rosa,Ni virtud catoniana, ni dolosa,Ni dudas, ni valor, ni cobardía.

S610 un rayo de poesía que tengaPerfume soporífero, y que vengaEn mis horas de calma imperturbable,

A iluminar este hórrido presidio,En donde á veces goza mi fastidioContemplando lo vil y miserable.

Sru6,N RiVAS.

rica, es, como dice Manuel Ugarte, bello detoda belleza ; y sus páginas delicadas y sonorastraen recuerdos de Maríí y de Gutiérrez Náje-ra, y del maestro Rubén y de Urbina, y de Ma-nuel Díaz Rodríguez. los grandes estilistas mo-deruos de América con quienes alterna airosa-mente noe t-o oonratriota.

Hablar de Darío Herrera en cualquier een-tro intelectual latino americano, nos decía hacepoco Emiliano Hernández, el gallardo intelectualvenezolano. es hablar deun camarada . justamen-te apreciado ; y ustedes deben estar orgullosos conél, único que por sobre las vanidades de la parro-qmn que mueren envidiándole, hace recordar áPananvá en las esferas de la inteligencia. YPichardo, el gran Pichardo, lo acoge en la Ha-bada con cariIIo, y p.,r no ser rnenos que lapléyade bonaerense los literatos cubanos lo fes-tejan y celebran tal como á un enviado de Apo-lo que llegara á las reuniones corintias.

La poesía de Darío Herrera es altamentesugestiva y psíquica. No se conforma con darsalida á los hijos del espíritu de manera objet¿-va v mediocre, sino que subjetivando por decir-lo así sus impresiones. es un poderoso analíticode la rima que crea ritmos especiales para ex-presar sus sentimientos. realizando asombrosa.mente una obra de selección divinamente baila.Por esto sus versos que fluctúan entre Mallar-mé. Leconte de Lisle y Verlaine. no son pararecitados por las bocas t.rrcidas de las mucha.dumbresególatras, cuyo bajo nivel intelectual,aquí como en Madrid, en Montevideo como enParís, aterroriza á los creadores y hace decir áRubén Dario : oclio kw masas porque sé que al-aodia deben llegar hasta ellas mis versosaristocráticos.

No de otro modo que al ya expuesto yusarlo por Darío, concebimos nosotros la poesíaen la época a_tual. Están tan gastados 103recursos dramáticos, los lirismos á regaliadien-tes con1ue aturdió el buen gusto la pléyaderomántica del siglo pasado, que nuestra emo-tividad, más exigente, novibra rle maneraín-tensa y real sino al influjo de hondas impresio.nes . Hablamos desde luego de cierto númerode personas--que puelen ser un ciento 6pue:len ser un millón—mejor dispuestas que elresto de los descendientes de los cunas, cho-rotegas y caribes para la asimilación artísticaque refinados y exquisitas na se caumuavencon las ramplonerías de barios agrestes y pri-mitivos á la manera de Masin Jaein;o Verja-guer. No son las estrofas insulsas de Puma. yAcal, ni las imprecaciones huecas y rimbon-bautes del poeta bogotano, ni las ssa-ffie--_eavulggares de Sellén, ni los gemidos interesa-rlos de Peza ni menos los v eros raag-, de CarlosArturo Torres lo que nuestra idiosmerac ú, re-clama . Son otros poetas los que preferimos:son Rubén Darío y Leopaldo Lugones y San-tiago Argüello, los magníficos ; son Andrés Mata.y Amado Nervo v Serafín Pichardo, los inspi-rad;cs ; san Angel de Estrada y Ricsrlo JaimesFreyreyGuillermoValencia los exquisátos ;sonSmífacio Byrne y Víctor RacamondeyVíe-tor Londoüo, los profundos ; y con ellos_Feo-p.Ado Díaz y Manuel Ugarte y José Cho_ano,vibrando todas las cóleras y cantando todas lasilusicnim los que nos cautivan. Hay en ellosunida á la inspiración poética que tienen tam-bién los otros, más sensibilidad, más gallardía,más sugestión, y sobre todo un buen gustode facttua uetamente aristocrática y unestudio hirado v meditarlo de la naturaleza hn-maua á traves de la propia personalidad.

Sirven las líneas que llevamos escritas pa-ra el elogio del compatriota. ; para su gloria bas-tan sus versos y sus II„rus Lrjaaas, pelíenlavsensibles en que queda su yo retratado deacuerdo con las impresiones del momento, perontostrníudosr sie;upre en toda la gallardía de suelevado nivel intelectual.

,9millerino AjzdPeve

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F-1 HEraldo dEl Istmo-203

011 f(es,Para pintar tus gracias, bella Lola,

de un Apeles el genio yo quisiera,porque tG-tienes tumbos como de ola,porque tienes vaivenes de palmera.

Tu voz es el gemido de una viola,y la belleza que en tu ser impera.es un pendón de triunfo que tremolaal soplo de una hermosa primavera.

Cuando bajo de las admíracione,ste adelantas altiva y sin sonrojos .vistiendo de secretas sugestiones,

temo la Dalla de tus labios rojos,porque yo sé de muchos corazonesque ha quemado el incendio de tus ojos.

DIONEL,

Cinematógrafo de viajePARA RAD16N F . ACEVEDO Y RAÉ16N M. VALDÉS.

ARDE de suave melancolía . Un vien-to sutilmente frío, finge al pasarmurmurios de rezo. En el cielo, opa-cidades lánguidas, de las cuales se

JETamiza la llovizna, silenciosa comolantos internos sobre nostalgias le-janas . El aspecto de Lima se modi-fica. La semana anterior Lubo lujole azuL derroche de sol; yla natura-.eza, como arrepentida de esa explo-sión de calor y de luz, envuélveseliscretamente en un velo gríseo, para

ue esta suerte establecer la armonía secreta de-las cosas visibles con ias evocaciones pretéritas,en esta ciudad donde aun late el alma fragantede otros tiempos.

Es encantador entonces asistir al vaivénrápido de las lime¡ias por las calles centrales,en una atmósfera cuya densidad turbia, paralas coloraciones del vestir, es pátina realzan-te. Y mas llenas de encantos son estas vistasen el Patíe i (+lhn . El claroscuro creado por elambiente acuoso y la palidez del cielo, inmate-rializa los objetos . Las tonalidades de la vidavegetal se aterciopelan, y puliméntame las ul-ceraciones de los troncos y las ramas, venera-bles de ancianidad . Las primeras penumbrasczepusculares aumentan el prestigio de esasdesvanescencias, de esas irrealidades; y comotodo es propicio para, la divagación y el ensue-Do—hasta las siluetas de mujeres jóvenes vis-lumbradas á distancia—la memoria revivefragmentos del pasado.

Recuerdo otra tarde, también en el comien-zo de Diciembre, cuando, con un amigo, pene-tré en las suntuosidades del Jitor. El líotelnos ofreció, en uno de sus comedores, un ama-ble descanso. Ese primer día neoyorkino pe-saba en mi c erel,ro como algo fabuloso. Aúnsentía el zumbar de los ti r:,r,rrrrpr, en fuga locasobre el asfalto de las calles, y sobre las crepi-tantes planchas metálicas ele los "elevados ;" elestruendo caótico de la Bolsa ; las vociferacio-nes delos mil réelamis, sucediéndose por segun-dos . con Ima acometividad exasperadora, y, en

las retinas, el mareo del oleaje humano porBroachvay, el hervidero de los grandes almace-nes, en la maravilla de su complicado mecanis-mo, el desfile de las casas ciclópeas, erguidas enun ímpetu asombroso de altura, como ávidas deaire y de cielo . . . En donde quiera, el pulula-miento de las muchedumbres, en tm delirio detrabajo, en un vértigo de empresas inauditas;y, por entre ellas, á ratos—tal un bello maripo-seo en una selva del trópico—la visión de silue-tas femeninas, en plenitud de gracia y de faus-to invernal. En el aire, niebla, frío ; breveda-des diurnas, crepúsculo fugaz, y luego, el re-surgimiento radioso de la noche. La enormemetrópoli, transfigurada, resurgía espléndida,con las fulguraciones polícromas de las vidrie-ras, de los avisos, de todos los réelantes, infini-tas, obsesoras siempre . pero ya hermosas, porla magia de la sombra y las fantasías de la luz.En el comedor, una temperatura de estío . Ver-dores de plantas cubrían los racimos de lasincandescentes, exornando el claro barniz delas columnas y del plafón. La orquesta, invi-sible, tocaba; y en el muro, una fuente, á la ma-nera rústica, vertía, desde un boscaje, sus aguascantantes . . . "No tenemos prisa—me dijo elamigo—después que el mozo nos sirvió elcafé—podemos oír un poco de música y ver laconcurrencia . . . ."

Tampoco ahora tenemos prisa. Así, conel pensam¡ento os traslado á otra ciudad, me-nos prodigiosa que la norteamericana, menosjoyante que la capital de Francia, pero, cuyoespíritu participa de ambas, y tiene, además,para nuestros países tropicales el incentivo delo desconocido. Por eso, con el soberano poderde la menté, sintetizo para vosotros algunasmanifestaciones de su vida múndana .

. . .por-

que á veces engendra hastíos la monotonía enlos seres y las cosas, y bien es cambiar los as-pectos de la vida como los cambia la naturaleza.

El alto mundo bonaerense, tan impregna-do de la esencia de París, deja al Congreso y tilos miembros del Ejecutivo la tediosa tarea de

resolver las cuestiones de la politica ., entreefervescencias de discusiones parlamentarias, ydedica sus horas de sol y de estrellas á las di-versiones amables, propias de los grandes cen-tros. Existencia suntuosa y míiltiforme dondetiene su imperial triunfo la mujer. _

Apenas terminó la temporada de invierno,brotaron para ese mundo los nuevos -goces,más amplios y pictóricos, de los espectáculosprimaverales . A los agrupamientos en los re-cintos herméticos de los salones y teatros, suce-derán las fiestas á pleno aire, . con ¡limitación dShorizontes, coloridos de cielo, adornos floralesy luminaria de soL Mutación necesaria paradar nuevos aspectos á los atavíos femeni-nos

Entre tanto, el invierno fué pródigo en re-gocijos mundanos . Bailes, five o'eloeks, tea-tros . . . . Los que habéis visitado á París cono-ceréis, sin duda, la mejor casa de té—Rum-pélmayer—en la me de Rivoli, frente al jardínde las Tullerías. Mientras en éste bandadas dechicuelos juegan, bajo la vigilancia de las ins-titutrices y de los papás, 6 miran cómo en tor-no del adiestrador retozan parvadas de palo-mas, en el establecimiento lujoso congrégase,en las horas de la tardé, el Paris de las elegan-cias exquisitas y de las prodigalidades millona-rias. Parte de esa concurrencia, embriagantepor sus encantos, viene del "Palais de glaces ;"es la seria, la apta á los amores sinceros y álos "flirts" deliciosamente inofensivos. La otrava; es la alegre y al mismo tiempo triste, por-que da el placer, comprado á costas de la fortu-na y de la salud.

Todavía no hay en Buenos-Aires un sitiode reunión semejante. Las confiterías "E1Gaz" y "El AguiW' son remedos modestos deaquella. Sin embargo, en el buen deseo deadoptar en lo posible las cosas bellas de París,se progresa siempre en la estética mundana ; yla nueva casa de té, abierta en ]a calle de Flo-rida, traduce ya una vaga semejanza. El con-tingente .serio de frecuentadoras lo hay, conmás atractivos que el de la Ville Lumiere, por

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EI HEraldo dEl b%t~,204ser todo conocido . Falta esa otra concurrencia,sutihnente perversa, pero más decorativa paralos ojos impresionistas, y de intensa curiosidadimitadora, en las toiletes ; para las mujeres ho-nestas.

La inauguración del establecimiento diómotivo á una festividad social: 'con fines filan-trópicos. La teoría de muchachas, frescas ylindas en sus trajes negros, que en el Rum-pélmayer circulan por entre las mesitas, aten-diendo los pedidos, la reemplazaban señoras yniñas de la a,risto ;racia porteña. El acto re-sultó hermoso. Florida agregó ese día- un es-plendor más al que diarlamente ofrece en latemporada invernal. Con el pasar constantede coches y automóviles y de grupos á pie, enlas horas de la tarde, cuando la sombra prema-tura pone en ella apariencias nocturnas y lasgrandes vidrieras irradían sus contenidos fúri-cos, hay en esta calle todo un triunfo de her-mosura y de boato. . ..

Pero es en los - coliseos líricos y dramáticosdonde muestra Buenos-aires toda su opulencia.Cada año hay alguna novelad interesantb Ycost.)sa. En éste Coquelin y Sara Bernard. Enel Odeón actuó la compañla del Real de Madrid,y luego la del Gaité de París. En el Argentinouna, de operatas y bailes franceses ; y como enriosa delicadeza de arte, los conciertos de liaríaIsabel Currubato, célebre pianista á los nueveafros de edad. El invierno pasado, recibióse lavis-ta de Saint Saens ; y ahora la de Puccini.Así, la opera, en homenaje al maestro italiano,dió preferencia á sus partituras . . . .líanón, Bo-heme, Tosca, Butterfly y Edgar, tuvieron parael autor el deleite exótico de verlas en la esce-n i, en una capItal de Hispano-América, con la-misma riqueza de decorados--é_irreprochableejecución que en la Scala, ó en la Gran Operade París, 6 en el lletropolitan-House de NewYork . . . . Pues en este punto, nada tiene queenvidiar á Europa y á los Estados Unidosla po-blación bonaerense ; y encoulaáis acá algo difí-cil de encontrar en otra parte: lo homogéneoen distinción, lujo y belleza de sus concursosauditores . El cuadro es soberbio y bien mere-ce, aunque sea rápida, una descripción.

*`x

Figuraos un dia crudo de invierno. De uncielo espeso, como hecho de condensaciones detr.stezas, se filtra copiosamente la lluvia, empa-pando las calles . Florida en la tarde estuvo

casi desierta. Apanas si escasos uy/:Y la reee-rrían, invisible su contenido, vacilante sus fuer-tes caballos sobre el resbaladizo pavimento. Lahumedad pluvial empañaba los lustres de

sintiendo la agresión, como alfilerazos . de lasráfagas fluviales. Jóvenes obreras, recogida lafalda de lana, airoso el talle, las mejillas ber-mejas, libres sus brunas ó blondas cabezas demadonas, cruzaban ágiles por las esquinas, enbusca del tranvía hospitalario La lluvia enla noche es más copiosa, el ciele más triste, elviento más glacial, más agresivo. Es funciónde estr eno, ó de gala, quizás la del nueve deJulio. Y cuando el coche os deja á la entradadel primer coliseo ]hico, y penetráis en el cáli-dp vestíbulo, aún guatdais en el oído el rumormonótono del agua ; en la carne la sensacióntíritante del agua; en los ojos, la visión desola-da de las calles.- Por las escalinatas de mármol, laterales,

suben grupos, en la riqueza de las pieles hiper-bóreas. Otros trasponen la púrpura de los cor-suben grupos, en la riqueza de las pieles hiper-bóreas. Otros trasponen la púrpura de los cor-tinajes aisladores . . . . Son las diez ; comienza elsegundo acto. En ht semi-obsrnridad de la sala—mientras Carusso desgrana la potencia meló-dica de su voz, dominadora de las or luestacio-nes de cien instrumentos—veis, como al travésde una bruma, ilusiones de telas coloridas, va-guedades de rostros juveniles, líneas indecisasde bustos, en filas compactas, sobre la barandade los palcos y en la amplitud de la platea. El

NavidadSonríela Noche-buena

con rumorosa alegría,y como una ánima en penaronda mi melancolía.

Un triquitraque resuena,y una beata, adusta y pía,lleva una gran azucenapara la Virgen illarfa.

En la ermita parroquialforja un silencio mortalla desfalleciente luz,y una pobrecita ancianabesa con unción cristianaal santo Niño Jesús.

EMITA NO HERNANDEZ.1905-

telón cos lento; log aplausos truenan- los acto-res reaparecen . . . . Vuelve á ocultarse el escena-rio; y de pronto, ante el deslumbramiento delas pupilas, todo el recinto se enciende, bajocataratas de luz.

Entonces es aquello como una fulguraciónde apoteosis . El vasto hemicielo, en sus cincopisos, aparece desbordante. En los palcos deltercer rango, en los pasillos de salida, las pe-cheras, las corbatas y los cuellos masculinosdan su nota de nieve. Sobre la entrada, frenteal escenario, el palco presidencial, con el cuer-po diplomático . A los flancos, en el primero ysegundo baleón, en el rojo sombrío de la baran-da y del muro, galerías de mujeres recobranrelieve y gracia, ante el esclarecimiento presti-gioso de las mil inc.rndeaceatea Entra las va-porosidades de las oestes, los descotes muestranarmonías de curvas en los brazos, el seno y lagarganta. En las tersuras de la piel, morena óláctea, el ritmo de la vida crea sutiles concor-dancias de contornos, suaves acordes de tonos.La carne tangible se espiritualiza, y tórnanseplásticos el matiz, la línea, la expresión. Ra-mos de flores prenden del barandaje de los pal-cos. y flores adornan los pechos y las cabezas,entre el chispear prismático de la pedrería. Talbusto surge incomparable, cual extraído delmolde de la Venus victoriosa del Louvre . Al-guna vírgen. con su fino torso y puro rostrooval, coronado por el áureo peinado artístico.en su traje azul ó blanco, podría ser la heroínadel más feliz poema de amor. Vibran murmu-llos de conversaciones discretas ; crúzanse vue-los de miradas solicitantes con vuelos de mira-das prometedoras. Y todas esas femeninas, ar-mónicas figuras, con actitudes y gestos de unaviviente estatuaria. son las mismas con quiéneshablásteis en el baile reciente. en la mena ami-ga, en la sala íntima á la hora vespertina delté. Y evocaréis quizás muchas Y~ el timbrede la voz, trémula de emoción, en algún francoabandono, ó el resplandor diáfano de unos ojos,cuando, al influjo de la palabra, sorprendisteiscon los vuestros rincones ignotos del alma . . ..

El telón se alza . Carusso prepara el triun-fo de su Plirtiru lrfyrinen ; y en la penumbra cre-puscular de la sala, el recuerdo perpetúa las im-presiones, afinadas hasta la idealidad por lasondas musicales. En el exterior persisten la,

lluvia, el viento, el frío . bajo la noche negra.

Lima—1905 .

DARfo HERRERA.

Baila odalisca gentilla danza alegre y sin fino;báilala que ya adivinotu gallardía juvenil,

Deja que una vez y raíl—pues te encontré en mi camino--te mire alegre y sin tinobailar la danza sutil,

y puesto que ya imaginotodo el tesoro divinode tu gracia juvenil,la danza alegre y sutilbaila odalisca al arrimode mi entusiasmo febril.

/

~ara .«anaela -Arosemena,~orreleQU. =

en traje de odalisca

STELIO,

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El HEraldo dEl Istmo - 205

Gabriel Arango Valencia,,5AJ

tRANGO

que oTs

y vive ac-tualmente en Barran-

gnilia. A pesan• de serAntioquia1 .1 unís sazona de las provinciaseohanbiauis, fértil ha sido enh i.j• ., de arte esa tierra que vi6uaerr y- erguirse la cabeza robal-de y- altiva de Jttancho Uribelime entra por la lronorabiliditáde su verbo trascendental en lalínea d•.• las águilas, junta con.lo .? MUrlí. Montalvo y Manuel1>íar. I{o .h•íguez.

Pertenece Arango Valen¿ia áuna generación brillantísima deingenios : Loudoao, Allerto Sán-.-hez, Ismael López, el admirableManuel Cervera, Dolio Seravile.M.,rew) Alba, Luis Carlos López,et .- . generación que informa elmovimiento literario de Colom-lást, abriéndose cada cual ruta,propia, por la selva llena todavíade la uríisica wagueianadeRitm.

El amable compatriota de Sa-nín Cauo es un entusiasta ad-ulirador—y más que admiradordevoto de la capilla del Artonuevo—No es una exageracióndecir que tiene el alto don com-1 rl•nsivo que se requiere para lalectura de los Maestros y puededecirse que Arango Valencia tie-ne profunda fé y convicción pro-s liuda en el triunfo próximo delarte- fino y divino, en el nuevorumbu literario de la época. Re-;ti Yamente Arango Valencia. esnn inédito, pero dice EdgardoPor que mejor se siente y gozael Arte en la intimidad que en la publicidad.

Cortés y jovial, poseído de una índole mo-ral excelente, sentimental en el sentido de ir-te ni:í` cine cerebral, porque Arango Valencia.- .uno Mulloz y Labastida, el chileno genial,. iw tin s en el arte de emoción que en el arted.• imaginación . al publicar su retrato hace-unos una obra de cumplida simpatía al vibran-

ET~ trav N el espacio de tiempo que

o la literatura ha recorridodesde su origen hasta

nuestra edad, dos siglos especial-mente han sido reputados comomas fecundos que todos en escri-tores renombrados. Son estossiglos el décimocuarto y el déci-

*\ Las tinieblas de la ignoran-cia y de la barbarie en que yacíala Italia después de la caída delimperio romano fueron interrum-pidas por algunos rayos de luz allevantarse el imperio occidentalpor obra de Carlomagno, peromuy pronto volvieron á reinarmás espesas bajo los degeneradosŏU sucesores de él. Por consiguien-te, la luz verdadera y durable nose hizo sino cuando comenzaroná surgir los comunistas italianosy con ellos la libertad, madre y

R -

maestra de las letras y del arte.

l;ue nu•ir, los distintos elementos de cultura es-en Italia por los escritores eclesiásti-

I .,r la filosofía escolástica, por la civilizar. .i . -,a le los árabes. quienes habían fijado seisdomicilios en algunos puntos de ella, por el co-uocinúeuti> de lejanos países y en particular del

GABRIEL ARANGO VALENCIA

te amador de la Belleza y del Arta, de cuyaspáginas breves,-pero fáciles con una facilidadgeorgana, se desprende ese encanto fugaz y au-daz de los poemas que en días mejores cauta-han los enamorados de Grecia á la diosa Afro-dita ; la diosa soberana y eximia, que cruza lafioresta lírica del Himno Perpétuo .

I. L-

Oriente adquirido en las Cruzadas, y por el ar-dor de los espíritus en las contiendas entre laIglesia y el Imperio, tuvieron ocasión de ger-minar y producir sus frutos. Pero cuanto mástendía á difundirse la cultura entre las muche-dumbres, tanto más sentíase la necesidad de ha-llar también un medio popular para comunicár-sela . En la noche de la edad media la lengualatina se había ido siempre corrompiendo y en sulugar surgían aquí y allá diversas lenguas, quepor su conección con ella se suelen llamar neo-latinas . A formar estas lenguas concurrían lalengua popular (que aún en los tiempos de sumayor explendor para aquella literatura ya so-naba distinta, especialmente en las terminacio-nes, á aquella que usaban los grandes escrito-res), gran parte de los vocablos propios de cadapueblo de Italia conservados sin embargo vi-vos bajo el dominio romano, y en menor canti-dad los de las lenguas germánicas de los con-quistadores, usados con especialidad para indi-car armas, modos de guerra y costumbres é ins-tituciones introducidas por ellos. La necesidadde tr atar públicamente las cosas des Fstado,en el cual por la igualdad civil participaban losnombres del vulgo, la necesidad que por endenacía de dar á ellos una conveniente instruc-ción, el amor grandísimo á la poesía en unpueblo que surgió á nueva juventud v la ten-dencia natural de los poetas á la popularidad y

á la gloria, que proviene del sufragio de lasnndttudes,fueron las principales razones porlo cual la lengua vulgar de Italia se empezó ácultivary á usar en la escritura al principio delsiglo duodécimo. Esas primeras tentativas,corno suele suceder en todas las artes huuia-ut s, fueron toscas é inciertas y así prosiguieronhasta el siglo sigrúeute en el cual dos grandeshogueras de doctrina y de poesía itálicas se en-cendieron, la una en Sicilia, donde mayor-mente se conservaban las huellas de la anti-gas cultura griega y la otra en Boloña dondese había levantado la más célebre univeriúdaditaliana de aquellos tiempos y se cultivaba conar dor toda clase de estudios y especialmenteaquellos de derecho, hechos necesarios por lalibertad misma de los comunistas que reque ríanuevos estatutos y nuevas leyes. Puesta asíen práctica y desbastada por obra de tantos es-(ritores la lengua vulgar, no podía recibir superfeccionamiento sino en aquel lugar de. Italiadonde era hablada con mayor gentileza y natu-ral elegancia, es decir en Toscana . Y eso su-cedió precisamente al final del siglo décimo-tercero y al principio del décimocuarto.Una vez adquirida la libertad, Florencia se po-bló mucho en pocos años, se hizo rica y po-tente. Las riquezas, la índole excelente del1 ueblo, les debates mismcs,y las emociones deles luches civiles hallan hecho nacer el espíri-tu de cultura y el amor--á las letras y al arte.De allí surgió, pues, la literatura popular la cualdifundía por medio de las Crónicas y de lasHistorias el conocimiento de los pasados suce-sos de aquella ciudad y lisonjeata el amor pro-pio y el deseo excelso de estos hijos de la nobleRoma como elles se llamaban.

Los escritores eclesiásticos en vista de queya su latín no era comprendido por las multi-tudes, cuya enseñanza religiosa se le había áellos encomendado, escribían en vulgar ó vul-garizaban las obras escritas por ellos en latín.y con las humildes y portentosas vidas de lossantos, escudriñaban fuentes de nueva poesía.A sustentar la fantasía popular, á secundar laincitación que de la molicie y de cierta doct'.-na epicúrea (que no era rara en aquel tiempo ycon especialidad en las clases altas de la socie-dad) recibían los hombres por lo cual se ntre- -gaban á una vida muelle, despreocupada é m-crédula, á deleitar á las Cortes y por tanto álas multitudes, surgieron los novelistas, hom-bres de Corte y charlatanes primero, despuésescritores elegantes y muy expertos en el artede narrar. Por último, al recoger las poetaslas esparcidas inspiraciones que recibían de lareligión, de la filosofía, de las tradiciones cabL-llerescas fundadas en las costumbres de las gen-tes septentrionales y manifiestas en los cantosde las otras lenguas vulgares, del culto de lamujer asimismo de índole septéntrional, _y mu-sa principal de los trovadores de Provenza, delas compañías con los cantores de salmos vul-gares en las iglesias florentinas mucho antes yainstituídas, separaban la lengua poética. eleaquella de la prosa, la enriquecían, lit ilustra-ban cantando las glorias de Dios y de los santos,las empresas y los amores, ó enlazando casitoda la doctriaa de aquellos tiempos en unavasta y maravillosa tela cual fué la de la Di-vina Comedia.

Grande fué en verdad este siglo y en algu-nas cosas no superado después ; pero la litera-tura no habia llegado aún en todas sus partesá la perfección puesto que esta se obtiene sólocuando el sentimiento del arte se trasmite delos pocos á los,muchos y el enlace de la idea yde la forma-iesulta cumplido. Se podría pa-rangonar la juventud de la literatura italianacon aquella edad emelue la ; Grecia vió florecerá sus más ilustres poetas y á los fundadóres desus escuelas filosóficas . Pero á ella debía se-guir una virilidad igual á aquella que vió lamisma Grecia en el siglo de Pericles, cumpliday elegante. Y la preparación de esta tuvo supr.ucrpio desde los tiempos de Bocaccio y dePetrarca, ambos estudiosos, edil -admirableamor, de las dos lenguas sabias 'de la autigiiechal, la griega y la latina, é indagadores de có-digos antiguos. Semejante fervor por los estu-dios clásicos continuó en el siglo siguiente y fué

Los dos periodos más ilustres de la literatura italiana

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inmensamente acrecentado por la llegada y elestablecimiento en Italia de los doctos griegosfugitivos de la destrucción de Costantinopla yá la caída de su patria en poder de los turcos;por la invención de la imprenta, y por la pazde que gozaba la Italia en aquella época ., en lamás perfecta libertad y exenta de dominaciónextrangera.-

Así, pues; al finalizar el siglo décimoquin-te ya asomaban las seriales de una nueva lite-ratura, más imitativa que la anterior, pero su-perior á ella por su elegancia, primero en laCorte de Lorenzo de ilíedicis, donde florecíanlos estudios della filosofía platónica y el amorá la poesía; después, difundiéndose en cada án-gulo de Italia para continúar sü vida y sus mila-gros hasta después que ésta, perdido el sagra-do bien de la independencia, se tornó en conti-nuo campo de batalla y fué presa á cada ins-tante de nuevos dominadores extrangeros.

Así como Augusto había recogido los . fru-tos de una civilización cuyas -semillas habíansido esparcidas en los últimos anos de la Repú-blica romana, - del mismo modo los papas, losduques de Florencia, de Ferrara y de IIrbiuo yotros principes -italianos gozaban de aquelloque los dos siglos anteriores habían aparejado .

La Historia entonces de una simple crónica secambió en trabajo artístico v envidió la gloriade los grandes modelos que les habían trasmi-tido la Grecia y el Lacio. La filosofía depusola áspera vestidura de la escolástica y asumiólas formas graciosas y elegantes, de las cualestenía ya ejemplo en los libros del divino Pla-ton. La oratoria en los pocos escritores que lacultivaron no por simple ejercicio de escuelasino como cosa viva y práctica, tuvo novedady,, grandeza hasta entonces desconocidos. Enel campo de la poesía, se condujo á perfecciónel poema caballeresco, toscamente cultivadoantes; se creó la epopeya clásica á imitación delá, de los Griegos y Romanos ; se trató de dotarde un teatro cómico á Italia y tal vez se habríaobtenido buen resultado si la supérflua imita-ción no hubiese mantenido alejados á los escri-tores de la observación y del estudio de la vidareal. No se debe sin embargo callar que estapoesía del siglo décimosexto, por bella y ele-vada que fuese, no tenía ni la robustez ni elímpetu, ni la profundidad de afectos, ni todoaquel ardor juvenil que animaba á aquella deldécimocuarto. En la una, la naturaleza eramas potente que el arte, en la otra el arte so-brepujaba con frecuencia á la naturaleza ; de-

fecto grave, como aquel de colocar lo conven-cional en lugar cíe lo verdadero, y de restringirla inspiración natural á confines en que no en-cuentran acomodo posible . Fs cierto que nin-guno do las poetas líricos del quinientos puedeanteponerse por sus méritos á Francisco Pe-trarca, y sobre todos los épicos y poetas narra-dores de aquel siglo se levanta Dante como imá-gen gigantesca, cual Omero sobre toda la poesíaposterior de los Griegos. Fué; en fin, siglo deperfeccionamiento y no de creación, célebrepor su buen gusto y elegancia tanto en ]as letrascuanto en las artes. que desde las primeras ten-tativas de Giotto, Cimabue y Orgagna, llegaronhasta los milagros de Fray Angélico, Leonardo,Miguel Angel y Rafael ; pero una vez que desa-parecieron las causas que lo habían producidoy hubo cesado el impulso, no tardó en precipitarse á la corrupción y dar lugar al amaneramiento y á lo exagorado. por lo cual fuerontristemente célebres las artes y especialmentela poesía del siglo décimoséptimo y puede de-cirse que de los últimos altos del mismo déé-mci sexto.

raoFEsoit D. CAPELLINA.—Roma.

JUaN NAVARRO D.—Panamá.

ORg1~TTO.A ROTA= -EIJ INCENDIO DEL, 12}7 ~7N escritor francés—creo queI lwiJ11 1MfauricioBarres—dice en su

libro De la Sangre, de la Tb-luptuosidad y de rrs,lfuerte que la poesíade los incendios, roja y terrible, es unapoesía incomparada porque está hechade sangre, sudor y lágrimas de loshombres de la tierra y por ello es her-mosa. Más 6 menos estas son las pa-labras del. psicólogo francés. Bajoeste punto de vista. un tanto cruel,Nerón -fué- "un hombre de gusto encan-tador y los empleados de la AinericaaFumigation tienen sin quererlo puestodesde hoy en la escuela literaria ingle-sa que con el ensayista Tomás Quinceysuma el terror considerando el asesi-nato como una de las bellas artes.

Bajo el oro del sol, que desde elmeridiano prolongaba su gualda abra-sador sobre la ciudad trabajadora, enun minuto de tragedia, una llama ydespués mil. llamas •destacaban, comoen el fondo de un horno, su tonalidadde ascua, lamiendo con felina vora-cidad casas y árboles, techos y paredes,muebles y tapices, la consola nupcial,regalo de bodas, hecha solo para eltocado del paseo; el viejo reloj que du-rante un siglo contó las horas y las dijocon un gesto monótono de centinela,el viejo reloj de los abuelos, el 'le-gendario reloj que supo la aventurade Walker y conoció á Núñez deBalboa; la anticuada reliquia del sigloXVII que trajo á la América, el tata-rabuelo canario, todo el dulce poemaíntimo de Ias cosas de hogar, desapa-recieron bajo la púrpura devoradora,ante la mirada de horror, sorda. algrito de queja.

. Todos los colores: desde el rojosubido, un rojo de rubí, á trechos, defragua á ratos, un vivo rojo de fresa,y á minutos de bermellóndesesperadrel blanco puro y místico del zinc: elamatista epitalámico, como una alga.como la pupila verde de ciertas pante-ras, que es algo así como la lujuria deltono verde ; el negro de betún, negrode yólaora, evocador de osamentasquemadas y carbón de piedra, esanegro que Emile Zola describe en laimiseria de los tugurios de París, unnegro descarnado de horror, de pavor,de muerte, de monstruo, que vemosen algunas telas dei diabólico y di-vino Rembrandt y raspando esa negrura

EL INCENDIO DEL 12 .=Trabajo de salvamento

- - . EL INCENDIO DEL 12 .—Dando agua

I;L INC FN DIO DEL 12 . —Trabajo de salvamento

EL INCENDIO DVrL 12,-En el centro del siniestro

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El HEraldo dF1 Istmo - 206

inmensamento acrecentado por la llegada y elestal,le(,inlieuto e•Il Italia de loas doetos griegosfugitivos ele la destrucci()n de Costantinopla yá la calda de si patria eu Ifoder ele los turcos;lIor la iuvenci(ín de la imprenta, v por la pazele (Ine gozaba la Italia en aquella !Apoca, en litvais If rfec•ta libertad y exenta de doininac,i()nON t I'aI1geI'a.

Asf, pues, al finalizar el Higlo décinloquin-to ya asomaban las sedales de una cueva lite-ratura, ntáx imitativa que la anterior, erro su-Iferior á cella por su elegancia, primero en la('orto ele Lorenzo ele Aledicis, donde florecíanlos estadios (le .la filosofia plat()niea y el amoral la poesía : despuéS, difluldiendosa en cada án-gulo ele Italia para continuar su vida y sus mila-gros+ luwta des lrtlés que esta, perdido el sagra-do bi,ru de la independencia, se torn() en conti-nuo campo de batalla y fu presa á cada ins-tante ole Nuevos dominadores extrangeros.

Asf coi ,) Augusto (labia recogido los fru-tos de una c•ivilizaciúu cuyas semillas habíansido esparcidas en loa últimos anos de la Rep1í-blica roilana, del misino molo los papas, losduques ole Florencia, de Ferrara y de Urbino yotro: príncipes italianos gozaban de aquello,p ie los dos siglos anteriores habían aparejado .

La Historia entonces ole ina siMp1v c>rGuica s( .

cambió en trabajo autístico y envidifi la glorilide los grandes modelos que ]cS habíaul trasoai

tilo la Grecia y el Lavio . La filosofía depuHo

la . áspera vestidura de la escolástica y awuuti(laos formas graciosas y elegantes, de laS cualeStenía ya ejemplo en los libros (lel divino Platon. La oratoria ell los llocos escritores (lile lacultivaron no por simple ejercicio de escuelasino coleo cosa viva y práctica, tuvo novodiel,y' grandeza hasta eNtonces desvonocidos . En

el campo de la poesía, se condujo al Is,rtecciúnel poema caballeresco, tosrtlnellte cultivad o

autes ; se crecí la epopeya vIásica á imita(ei4n olela de los ((riegos y Romanos ; se trató ole dotarele ni¡ teatro cómico á Italia y tal ver, se habríaobtenido huen resultarlo si la supért)ua imita-c•i()n no hubiese mantenido alejados á los escri-tores de la observación y del estudio de la violareal . No se debe sin embargo callar (fue estalloesfa del siglo décünosexto, por bella y ele-vada (lile fuese, no tenia ni la robustez ni elflnpetu . ni la profundidad de afectos, ni todoaquel ardor jivenil que animaba á aquella deldécimocuarto . En la una, la naturaleza era

" las potente que el arte, en la otra el arte so-brepujaba con frecuencia á la naturaleza ; (le-

ferio gt'ave. coulo aquel (1(e rol(xear lo conven-riou:al cu log ir it . In verdadero, y ele restringirhI inxpi1%wi( '(n 11 ;itoral al rnnfinex e •11 (luce no en-clioritraat ,t( ouar,,lo p((Sible . Ex cierto que nin-g(un, , l(• I(( p(w1ax lía•icos (14e1 gRiNielltos pliedeauat~ pon( rsc por sus inf•ritos á Francisco 1'(--tnII% . : i, v sobre tf(rlo9 los épicos y poetas narra-

dorcS fic aquel siglo se levaulta Dante corno imá-gen gigantcsr •a . cual Omero sohr(e Uxla la poesíaI(oxtcriot de loH (irio-gos. 1' nl ell fin . siglo (leporfo-ccionanliento y no de, creaci()11, célebreper sn buen gnsto y e'egancia taNto en )tus letrascuanto on las artes . qUe desde las primeras ten-tati\:esde(iiotto . ('imabuee y Orgagiia, )legaronhasta los milagros de Fray Angélico . Leonardo,Miguel Angel y Rafa(•1 : pero una vez que desa-parecionm las e•au -ots (fue lo hallíaN pr(xln••idov hill)() r ;•• ; ;ulo el ileones(), no t ;11•116 (rn precipi-tarse al la corrnllci(ín v (l ;Ir ]n ( ar al antane-ralniento y á lo exag(•ralo, per lo cual fuerontristemente célehrrs he art v especialmentela poe+ría del siglo (V'( . iru()s6pti1llo y paule do,-cirsc que de 1os (ltim( ps Arios del ulism(, dFe:-

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L1jN escritor francés—crece que

Mauricio Barres—dice en suulibro D 1,(

/(r/1hur .cir(r((1 p o1, l0 1/w rlé , (fue la lloesíade los incendios, roja y terrible, es unapoesía incomparada porque está hevliade saNgre, sudor y lágrimas de loshombres ele la tierra y- por ello es her-inosa. Más ó menos estas son las pa-labras del psicólogo francés . Bajoeste punto de vista, un tanto cruel.Neron fu() un hombre de gusto encan-tador y los empleados de la Ami r ;,,n,

tienen sin quererlo puestodevele hoy en la escuela literaria ingle-sa que con el ensayista Tonlás Quinceysuma el terror considerando el asesiunto como una de las bellas artes.

Bajo cl oro del sol, que desde elmeridiano prolongaba su grualda abra-sador sobre la ciudad trabajadora, enuu Nliututo de tragedia, una llama ydespués inil llamas (lestacaban, conloen el fondo ele un horno, su tonalida 1de ascua, lamiendo con felina vora-cidad cazas y árboles. techos y paredes,muebles y tapices, la consola nupcial,regalo de ]odas, hecha solo para eltocado del paseo ; el viejo reloj que du-rante un siglo contó las horas y las dijocon un gesto monótono de ( entinelaa.el viejo reloj de los abuelos, el le-gendario reloj que sullo, la aventurade Walker y c ()nuca<i a N ú nez deBalboa; la anticuada reliquia del sigloXVII que trajo á la Auléricu el tata-rabuelo canario, talo el dulce poe) aíntimo de laos cosas de hogar, (lesapa-recieron bajo la plírpura (levoradora.ante la mirada ole horror, sorda algrito de queja.

Todos los colores : desde el ro ,j (subido. uu rojo de rubí, al trechos, defragua á ratos, un vivo rojo de fres 1.Y á minutos de bernlellciu desesln'rad >;el blanco puro y Místico deL ril l ( , : elamatista epitalaínlico, romo nua al

g t.como la pupila verde de ciertas pante-ras, que cm algo Usí como la lujuria deltono Verde : el negro de betún . negr o

(le lxi1 ; ora, evocador de osanleutas(11-Inadas y carbón de piedra, es '!(ogro que. Enlile zola describe en la)]seria de Ios tugurios de Yarís, uuIlcgro descarnado de horror. de pavor.

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El HEraldo dEl Istmo - 207

dautesea la llatna roja, couw uuu cont . . satánica, figurando uncua veces uua hora anaravi-Il(>,sauaente sensual y otras una larga scr-ltiente nerviosa, crcpit :une. febril, crispada,epilabptica.

C'ruge el techo i la iinjniI iaíu de la Nora-One : el rhorro de ngua, cristnliuo y freseo . esun nmdz u5s en la decoraciaíu inniticolora delfue ro vencedor. El cielo vierte el gris de unnublado lívido y hay nu tnoluento eu que elpaisuje de ineen(h0 se laaWe crepnscular . 1)irfa-se que va cadncundo la 11ninn sorda y feral.Siíbito el cuadro se íhunina de pronto . Uilbombero, aparece : la fraua~la azul ~e entrevee eilel hilillo (lue snhe ell espirales niilagrosas de colorla cielo nebuloso . ahora est ;4 en su plenitud : ]ostono, se clarean y dau la imagen ciuc•anatográ-fica de uua apoteosis fulguronte al exteuderteasí oh' dios Mwgo' iii aguifit•o, espleudoroso,sublime, alerrador, inrezicihle, v asi divino.

De todas las ptipilax, de los naistnus ojos delas victimas, en un sonanihulisino doloroso,hrota una inirada de invAuntaria adiuirac•i(nhacia la terrible Bollozu : y par'cen los gritosde naisericordin y (It' alarilla ma Jiurra' aleucant(t ivapla( ahlc : nn Citor eoanpaeto al iu-ceudio triivafcd que se extieude . envuelto ellcolores, conti) un inefablr cropaint•ulo en altamar, naieutras se humW A N d trus los nlc ;íwwsde pürpuradel Ocaso.

( 'esía

_Y quedaron de tanto dolor y tanto esplen-

(lor las urnaazarneseünE'gaeciaha, calzadas al cielo,( , oil la umda, desolaciaíla de hIs ruinas y de Iossueldos erucific•ados .

>•: .alt .*Av) HERNANDEZ.

Alma Compleja

ha 1 ;crnio aleare que cl :amor evocaunió en tu ser, en conjunción qua• encanta.to( I :u lasturhulencialde una loca,tod,) cl recogiIn icnto (It• una santa.

Tu andar solemne á la oración provoca:pero en cl ando altivo de tu plantahav aleo ale ese triunfo que en la rocad-•ja un si n e que• airada se levanta.

lapíritu enigmático y complejo,mac,tra, á vecc, alma soñadorav otras uta corazón gastado y viejo.

v cu esa dualidad encantadora,no .(' si triunfa tu infantil gracejoó tu perversidad de pecadora.

II

''ienes friv :)lidad de mariposa,tienen profundidades de misterio:te d .•,maya e l perfume de una rosav aspiras el dolor de un cementerio.

Es tu h Sea sensual y voluptuosa,tu mano nae re : ucrda el monasterio:sin tus seso, unta aua milagrosa

el mir;tr (`e tu; ojos un cauterio.11i v0il111tad ante tu ser amiba.

p ,)-que tienvs uhliniv, emboles,),~ prá5~ticas prohibidas de Sibila.

91a .s va quo cros contraria en tus excesos,naátanae con la luz de tu papila,rt•sucítalne al soplo de tu; be,os.

IaU'AnUn \I ItI

I !lUa i.

Floral ) PARA VovrrA DE LA OSsA ).

Las rosas tuvieron no,talgias de verte,Porque fuiste reina Ole la, :unln afas:Flora fué tu hermana, v <t las melodía,de. todas la, música . ,c puso á quererte.

Tu vida, en aurora.., .imulO tu veste(it• rosa qua• ,e abre al hcso del alfav al acento dulce, Huno (]c alc¡ rfa,dcl pastoril crílaut ) que va por 1 5 agrr.te.

I,a (liosa Inocencia con,a .gní tu salan ;tcon olco (le lirios . Co cl te111j510v fueron contilro dicbn,as la, llore

I?1 Célico heraldo reina to proi lamade la, rosas frescas ala• malo, jardines,mientrastc bcudiccu mucho, querubines'

a' :1R]tASt~7'ILi . :1 JI :Ai,L :AItI :V(l,IT-21. 19o .5,

UN NUEVCDr:] día dos del mes actual abrió sus puertas.

va en su nuevo local, grande, lujoso y cómodo, elmo, ',orno alhnacén _I la billa (1, M(ris, de los se-ñores 11 . de Sola \ Co.

I, ;t casa es antigua v ntuy acreditada : suent,randecimient) fruto e de ,u sólida reputa-ción, de la pureza ele sus especialidades y de litmanera <,alante v educada conque se trata allíal comprador . He aquí algunos dato, sobra:su historia:

b,n Vnexo de ISs :I el elior Uavid Ascoli esta-bleció el ahuacén con su nombre ~ poco tiempode.pué, asoció debido ;al incremento que touta-ron ha negocios a su hernian) dnn \larcus, gi-rando entouces la casa bajo el uomhre ase AscoliIlerm.ano; . hasta el a gio de ls!nt en que el señordon Herbert de Sola, hasta entonces apoderado,entró como socio.

Muct-to don Marcus en b'ehroro de PO) v donDavid C11 Septiouahrc del misano año, el socia don

Al_MACDENHerbert de Sol,t se hizo carrio de !a casa que ,i-

( , uió —irando bajo la razón -,acial (te A,coli I1cr-mamm h C'o ., pero el 1" de Ajosto de 1903 neestableció la (le H . de Sola A (' ., . de la cual s , )nsocios la señora viuda de David Ascoli, donílerhert de Sola, don Angel de ('astro y don.1 . 11 . de Sola, riendo el aahallcro o don David NI.Sasso apoderado general de la lirnaa.

La inauguración del nueva local fué unza ties-ta símpátíca y ,Trata . : lientr is la Banda Kepu-hlic ;ana ejecutaba los himnos Panameño. llolan-dés y Americano, los empleados todos, llenos devivacidad y cortesía regalaron á los visitantescalendarios, marcos para retrato,, tasitas v pla-tos de aluminio, perfumes . jabones, etc . . y serifó . gratis, una hermosa y tina maquina de coser.

VI esfuerzo de los señores ale Sola & Co . bienmerece aplauso y- nosotros se lo damos de todocorazón deseándoles prosperidad sin límites ensus ner,T ocios.

A L,A 1 - 1' .7 F DE 1' .AIII°z --Aspecto exterior del establecimiento

,A I ' A `á"I1 .1,!' D1: I'AMS. Vita interior del cstablec irnicntn

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El HEraldo dEl Istmo - 207

dantesca la llama roja, como una colea satá-nica, figurando unas veces una boca maravi-llosamente sensual y otras una larga ser-piente nerviosa, crepitaute, febril, crispada.epiléptica.

Cruge el techo á la impulsión de la vorá-gine; el chorro de agua, cristalino y fresco, esun matiz más en la decoración multicolora delfuego vencedor . El cielo vierte el gris de unnublado lívido y hay un momento en que elpaisaje de incendio se hace crepuscular . Diría-se que va caducando la llama sorda y feral.Súbito, el cuadro se ilumina de pronto. Unbombero, aparece : la franela azul se entreveo enel humo que sube en espirales milagrosas de colorla cielo nebuloso. Ahora está en su plenitud : lostonos se clarean y dan la imagen cinematográ_fica. de una apoteosis fulgurante al extenderteasí ohl dios Mego! magnífico, esplendoroso,sublime, agerrador. invencible, casi divino.

De todas las pupilas, de los mismos ojos delas víctimas, en un sonambulismo doloroso,brota una mirada de involuntaria admiraciónhacia la terrible Belleza ; y parecen los gritosde-misericordia y de alarma un ¡hurra! alencanto implacable ; un vitor compacto al in-cendio triunfal que se extiende, envuelto encolores, como un inefable crepúsculo en altamar, mientras se hunde el Sol tras los alcázaresde púrpura del Ocaso.

CesóY quedaron de tanto dolor y tanto esplen-

dor las armazones ennegrecidas alzadas al cielo,con la muda desolación de las ruinas y de lossueños crucificados .

EwLIANo HERNANDEZ.

Alma ComplejaEl Genio alegre que el amor evoca

unió ep tu ser, en conjunción cine encanta,todas las turbulencias de una loca,todo el recogimiento de una santa.

Tu andar solemne á la oración provoca;pero en el modo altivo de tu plantahay algo de ese triunfo que en la rocadeja un ave que airada se levanta.

Espíritu enigmático y complejo,muestras á veces alma soñadoray otras- un corazón gastadoy viejo.

Y en esa dualidad encantadora";no sé-si triunfa tu infantil gracejoó tu perversidad de pecadora.

II

UN NU F_VOr:l día dos del mes actual abrió sus puertas,

pa en su nuevo local, grande, lujoso y cómodo, elmoderno almacén A lx ViIie de Paris, de los se-ñores H. de Sola S, Co.

La casa es antigua y muy acreditada : suengrandecimiento fruto es de su sólida reputa-ción, de la pureza de sus especialidades y de lamanera galante y educada conque se trata allíal comprador . He aquí algunos datos sobresu h istoria:

En Enero de 1883 el señor David Ascoli esta-bleció el almacén con su nombre y poco tiempodespués asoció—debido al incremento que toma-ron los negocios—á su hermano don Marcus, gi-rando entonces la casa bajo el nombre de AscoliHermanos, hasta el año de 1890 en que el señordon Herbert de Sola, hasta entonces apoderado,entró como socio.

Muerto don Marcus en Febrero de 1900 y donDavid en Septiembre del mismo año, el socio don

ALMACENHerbert de Sola se hizo cargo de la casa que si-guió girando bajo la razón social de Ascoli Her-manos S, Co ., pero el 19 de Agosto de 1903 seestableció la de H . de Sola & C . . . de la cual sonsocios la señora viuda de David Ascoli, donHerbert de Sola, don Angel de Castro y donJ . H. de Sola, siendo el caballeroso don David M.Sasso apoderado general de la firma.

La inauguración del nuevo local fué una fies-ta simpática y grata. Mientras la Banda Repu-blicana ejecutaba los himnos Panameño, Holan-dés y Americano, los empleados todos, llenos devivacidad y cortesía regalaron á los visitantescalendarios, marcos para retratos, tasitas y pla-tos de aluminio, perfumes, jabones, etc., y serifó, gratis, una hermosa y fina máquina de coser.

Éi esfuerzo de los señores de Sola S Co . bienmerece aplauso y nosotros. se lo damos de todocorazón deseándoles prosperidad sin límites ensus negocios.

A LA VILLE DE PARIS .—Aspecto exterior del establecimiento

Tienes frivolidad de mariposa,tienes profundidades de misterio;te desmaya e l perfume de una rosay aspiras el dolor de un cementerio.

Es tu boca sensual y voluptuosa,tu mano me recuerda el monasterio:son tus besos una agua milagrosay el mirar de tus ojos un cauterio.

lit¡ voluntad ante tu ser vacila,porque tienessublimes embelesosy prácticas prohibidas de Sibila.

Mas ya que eres contraria en tus excesos,mátame con la luz de tu pupila,resucítame al soplo de tus besos.

RICARDO hIIRO.1906.

FloralPARA NONITA DE LA OSSA).

Las' rosas tuvieron nostalgias de verte,Porque fuiste reina de las ambrosías:Flora fué tu hermana, y á las melodíasde todas las músicas se puso á quererte.

Tu vida, en aurora., simuló tu vestede rosa que se abre al beso del díay al acento dulce, lleno de alegría,del pastoril cálamo que va por lo agreste.

La diosa Inocencia consagró tu almacon oleo de lirios, en el templo Amores,y fueron contigo dichosas las flores

El célico heraldo reina te proclamade las rosas frescas de todos jardines.mientras te bendicen muchos querubines'.

CARRASejuII,LA12--3-i--1903,

MALLARINO .

A LA MLLE DE Pe\RIS.—Vista interior del establecimien to

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El HEraldo dEl Istmo.208

Pudor extintoPARA GUILLERMO ANDREVE

Peluche y terciopelo tapizan la eleganciade las alejandrinas paredes de la estanciabañada en los discretos fulgores del quinqué:artísticos efectos de claridad y sombradiseñan sobre el paño mullido de la alfombrafiguras de cambiantes que desbarata el pié.

Risueño en la conciencia de su coqueteríamostrando los prodigios de la cristaleríasperfila sus contornos el fino tocador,donde elfugaz Iberis y el turbador Eoniaofrecen, prisioneros en vasos de Sajonia,las voluptuosidadesdel atomizador.

Sobre de los cojines violado y escarlatadel canapé formado por leones'de plata,reposa Carlonina vestida de moaré ;

pecaminosidades provoca su hermosura:que á veces en el talle, la cómoda posturadenuncia las flexibles varillas del corsé.

En la desnuda mano mi libro de poemas,donde las margaritas alternan con las ggemasy del que fluyen suaves aromas de jazmin,la ofrece con sus tímidos toques de maliciael yo no sé cuan hondo placer de la cariciaque viene entre suspiros con traje de carmín.

Tras el maligno tema de la postrera hoja—latinamente pulcra, nerviosamente roja—desfloran sus mejillas geranios de rubor:se recogió la falda, se contempló los flancos,¡aquella pudorosa de los corpiños blancosque vieran mis pupilas en bata y peinador!

MIGuEL MORENO ALBA.

Colombia-1906.

Don Fernando Carba;al

INGENIERO COMISIONADO POR EL GOBIERNO DELPERÚ PARA ESTUDIAR LAS OBRAS DE SANEA

lRupcialEl 25, al amanecer, se efectuó en ceremonia

privada, por causa de reciente duelo, el matrimo-nio de nuestro joven } sincero amigo don JoséAntonio Zubieta con la gentil) , virtuosa sene-rita Dolores de la GuardIa . Almas gemelas queguardan caro tesoro de amor y juventud, bienmerecen toda dicha. Que empuje, pues, un vien-to próspero la barca en que hoy navegan hacialas eternas regiones del Bien y de la Alegríason nuestros íntimos deseos .

7ExámenesLa temporada de exámenes ha terminado

por completo en la capital, y todos los estable-cimientos de enseñanza públicos y privados, des-pués de labor opima, cierran sus puertas hastadentro dedos meses. Las vacaciones llegan ycon ellas, en la estación hermosa que se inicia,la temporada de campo, el desfile de las familiasen viaje á los pueblos más bellos del país, queson también los más cercanos 6 en cambio tran-sitorio á sus quintas de las sabanas de Panamá,que pierden con la presencia de ellas, algo de suaridez y de su monotonía.

Invitados para presenciar algunos de los exá.menes verificados, de justicia nos es hacer cons-tar que el resultado nos ha satisfecho, pues com-prendemos que hay deseo verdadero en los maes-tros de cumplir á conciencia su tarea y estímu-lo en los alumnos para aprovechar la enseñanzaque reciben.

,MIENTO DEL ISTMo DE PANAMÁ. llDl¢Ue[ l:moxetto g1IBaCon placer publicamos unos bellos versos, de-

Labor benéfica, y que habla mucho en fa- licados como un guante de piel de Suecia y

-vor del interés que viene demostrando el go- aristocráticos como una oardenia, que generosa-

dedica MigueÍ Moreno Alba,mente nos

el orfe-` bierno del Perá por el adelanto de ese país, es laque ha encomendado al ingeniero don Fernan- bre de las riberas del Magdalena, que con su

- do Carbajal, que próximamente vendrá á in- libro Lienzos se ha hecho conocer bellamente en

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j eorporarse á las comisiones americanas

que toda la Amélica.ya un inteligente amigo nuestro se ocupó en

emprenderán el saneamiento en la Zona del Ca- el número anterior del libro de! poeta en los másnal .

- hermosos v merecidos términos, y Leopoldo de_ Podemos asegurar

que el paso que hoy la Rosa, el melancólico bardo que tIene toda la-

- da el Perú, encaminado á defender su litoral profunda sabiduría de un faquir, nos ofrece un- de la fiebre amarilla y peste bubónica que coas- estudio para en breve acerca de su compatriota

- - tantementelo amenazan, se traducirá más tar- y compañero.de, en el afianzamiento de sus relaciones co- Este será nuestro homenage á Moreno Alba,

~eF--. --- merciales,

así como también en importante á quien agradecemos la dedicatoria de los versos-

factor para la inmigración de que tauto necesitay de su libro, y de quien esperamos colaboraciónconstante para esta Revista que se sentirá con

DON FF,RNANDO CARBAJAL su inmenso territorio . ella honrada muy de veras .

. FIESTA iSIUNICIPAL .—Aspecto que presentaba el Parque de la Catedral el 21 del presente mes, durante la fiesta cívica organizada porel Honorable Concejo Municipal para conmemorar el C%%III-aniversario de la fundación de esta ciudad. Li vista fijé tomada en el momento deocupar la tribuna el Concejal seíiór Juan D. Arosemena., designado para llevar la palabra en dicha fiesta.