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421 ESTUDIOS DE ARQUEOLOGÍA ALAVESA ISSN 1695-1611 2011 VITORIA-GASTEIZ nº 27 421-446 ARQUEOLOGÍA DE LA ALTA EDAD MEDIA EN LA TIERRA DE AYALA: POBLAMIENTO ALTOMEDIEVAL EN AYALA Y ALTO NERVIÓN AIARA/AYALA, AMURRIO, ARTZINIEGA, LAUDIO/LLODIO, OKONDO Y URDUÑA/ORDUÑA SIGLOS VI-XII (ÁLAVA) Palabras clave: Alta Edad Media. Ayala. Prospección. Documentación. Arqueología. Gako hitzak: Goi Erdi Aroa. Aiara. Prospekzioa. Dokumentazioa. Arkeologia. Key words: Early Middle Ages. Ayala. Exploration. Documentation. Archaeology. RESUMEN: Gracias a la financiación del Instituto Alavés de Arqueología/Arkeologiarako Arabar Institutua, se ha procedido a realizar una labor de recopilación de documentación y datos relacionados con el pasado medieval de toda la Tierra de Ayala y el Alto Nervión. Posteriormente se ha realizado una prospección selectiva de todos los yacimientos y ubicaciones determinadas por la fase anterior sobrepasando las expectativas con las que se inició el proyecto ya que Ayala conserva una riqueza en fuentes documentales, materiales y ubicaciones únicas en el País Vasco. En este territorio, con tan solo unas pocas actuaciones arqueológicas en los últimos años, encontramos indicios textuales y arqueológicos de un poblamiento tardoantiguo y una posterior red de aldeas altomedieval que necesita de próximos análisis y actuaciones. LABURPENA: Arkeologiarako Arabar Institutuaren finantzazioari esker egin ahal izan da Aiaralde eta Goi Nerbioi osoaren Erdi Aroko ira- ganarekin lotutako dokumentazio eta datuak biltzeko lana. Ondoren, aurreko fasean ezarritako aztarnategi eta kokapen guztien gaikako prospekzioa egin da, proiektuari ekin zitzaionean zeuden aurreikuspen guztiak gaindituz. Izan ere, Aiaran Euskal Herri osoan bakarrak diren dokumentu-iturri, material eta kokapen ugari daude. Lurralde honetan, azken urteotan egindako arkeologia- jarduera gutxi batzuekin, Antzinaro berantiarreko herrixkaren testu- eta arkeologia-aztarnak aurkitu ahal izan ditugu, eta ondoren, Goi Erdi Aroko herrixken sarea. Azken horiek gutxi barru aztertu eta landuko dira. SUMMARY: Thanks to funding by the Archaeological Institute of Alava/Arkeologiarako Arabar Institutua, work has been carried out to gather together documentation and data related to the medieval past of the entire Tierra de Ayala and Alto Nervión areas. Selective exploration has subsequently been carried out on all the sites and locations determined by the previous phase, exceeding all expectations hoped for at the start of the project, as Ayala preserves great wealth In terms of documented sources, materials and unique locations in the Basque Country. In this territory, with just a few archaeological activities in recent years we have managed to find textual and archaeological evidence of a late-antiquity settlement and a subsequent network of Early Medieval hamlets that requires analyses and plans of action in the near future. José Ángel Fernández Carvajal* 1. ALTA EDAD MEDIA EN AYALA: INICIO DE LA INVESTIGACIÓN Y OBJETIVOS En las últimas décadas el estudio de la Alta Edad Media en el País Vasco, y más concretamente en Álava, es una de las disciplinas que más ha avanzado gracias al desarrollo de nuevas propuestas protocolarias –como la Arqueología de la Arquitectura o la Arqueología del Paisaje-, con la detección continuada de yacimientos que han aportado nuevos marcos interpretativos –Aldaieta o Alegría- Dulantzi-, con la excavación en extensión de aldeas –Catedral de Santa María, Zornoztegi o Zaballa por poner unos ejemplos- o con el desarrollo de la denominada comúnmente Arqueología de Gestión que se ha beneficiado de los métodos y datos proporcionados por los anteriores (QUIRÓS CASTILLO et alii, 2009). * Socio investigador del Instituto Alavés de Arqueología / Arabako Arkeologiarako Institutua • [email protected]

Arqueologia de La Alta Edad Media en Ayala

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ESTUDIOS DE ARQUEOLOGÍA ALAVESA ISSN 1695-16112011VITORIA-GASTEIZnº 27 421-446

ARQUEOLOGÍA DE LA ALTA EDAD MEDIA EN LA TIERRA DE AYALA:POBLAMIENTO ALTOMEDIEVAL EN AYALA Y ALTO NERVIÓN

AIARA/AYALA, AMURRIO, ARTZINIEGA, LAUDIO/LLODIO, OKONDO Y URDUÑA/ORDUÑA SIGLOS VI-XII (ÁLAVA)

Palabras clave: Alta Edad Media. Ayala. Prospección. Documentación. Arqueología.Gako hitzak: Goi Erdi Aroa. Aiara. Prospekzioa. Dokumentazioa. Arkeologia.Key words: Early Middle Ages. Ayala. Exploration. Documentation. Archaeology.

RESUMEN:

Gracias a la financiación del Instituto Alavés de Arqueología/Arkeologiarako Arabar Institutua, se ha procedido a realizar una labor de recopilación de documentación y datos relacionados con el pasado medieval de toda la Tierra de Ayala y el Alto Nervión. Posteriormente se ha realizado una prospección selectiva de todos los yacimientos y ubicaciones determinadas por la fase anterior sobrepasando las expectativas con las que se inició el proyecto ya que Ayala conserva una riqueza en fuentes documentales, materiales y ubicaciones únicas en el País Vasco. En este territorio, con tan solo unas pocas actuaciones arqueológicas en los últimos años, encontramos indicios textuales y arqueológicos de un poblamiento tardoantiguo y una posterior red de aldeas altomedieval que necesita de próximos análisis y actuaciones.

LABURPENA:

Arkeologiarako Arabar Institutuaren finantzazioari esker egin ahal izan da Aiaralde eta Goi Nerbioi osoaren Erdi Aroko ira-ganarekin lotutako dokumentazio eta datuak biltzeko lana. Ondoren, aurreko fasean ezarritako aztarnategi eta kokapen guztien gaikako prospekzioa egin da, proiektuari ekin zitzaionean zeuden aurreikuspen guztiak gaindituz. Izan ere, Aiaran Euskal Herri osoan bakarrak diren dokumentu-iturri, material eta kokapen ugari daude. Lurralde honetan, azken urteotan egindako arkeologia-jarduera gutxi batzuekin, Antzinaro berantiarreko herrixkaren testu- eta arkeologia-aztarnak aurkitu ahal izan ditugu, eta ondoren, Goi Erdi Aroko herrixken sarea. Azken horiek gutxi barru aztertu eta landuko dira.

SUMMARY:

Thanks to funding by the Archaeological Institute of Alava/Arkeologiarako Arabar Institutua, work has been carried out to gather together documentation and data related to the medieval past of the entire Tierra de Ayala and Alto Nervión areas. Selective exploration has subsequently been carried out on all the sites and locations determined by the previous phase, exceeding all expectations hoped for at the start of the project, as Ayala preserves great wealth In terms of documented sources, materials and unique locations in the Basque Country. In this territory, with just a few archaeological activities in recent years we have managed to find textual and archaeological evidence of a late-antiquity settlement and a subsequent network of Early Medieval hamlets that requires analyses and plans of action in the near future.

José Ángel Fernández Carvajal*

1. ALTA EDAD MEDIA EN AYALA: INICIO DE LA INVESTIGACIÓN Y OBJETIVOS

En las últimas décadas el estudio de la Alta Edad Media en el País Vasco, y más concretamente en Álava, es una de las disciplinas que más ha avanzado gracias al desarrollo de nuevas propuestas protocolarias –como la Arqueología de la Arquitectura o la Arqueología del Paisaje-, con la detección continuada de yacimientos que han aportado nuevos marcos interpretativos –Aldaieta o Alegría-Dulantzi-, con la excavación en extensión de aldeas –Catedral de Santa María, Zornoztegi o Zaballa por poner unos ejemplos- o con el desarrollo de la denominada comúnmente Arqueología de Gestión que se ha beneficiado de los métodos y datos proporcionados por los anteriores (QUIRÓS CASTILLO et alii, 2009).

* Socio investigador del Instituto Alavés de Arqueología / Arabako Arkeologiarako Institutua • [email protected]

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Además, gran parte de los arqueólogos que en la actualidad se encuentran trabajando en proyectos de investigación con fases altomedievales han podido asistir a recientes encuentros o seminarios en los que han podido conocer y familiarizarse con investigadores del resto de Europa con proyectos con-solidados, con nuevos enfoques interpretativos y con desarrollos de nuevas líneas de trabajo.

Todo ello está contribuyendo a que en un corto espacio de tiempo numerosos profesionales e inves-tigadores se encuentren ante nuevos marcos explicativos, ante recientes seriaciones, con las aporta-ciones de los estudios bioarqueológicos y con diferentes datos con los que establecer comparaciones.

Con todo ello debemos tener en cuenta que la Arqueología de la Alta Edad Media está llamada a desempeñar en los próximas décadas un desarrollo considerable fruto de los distintos grupos de inves-tigación surgidos en la Universidad del País Vasco (EHU-UPV) y que a su vez incentivan y muestran los nuevos paradigmas interpretativos a los profesionales desligados del ámbito académico.

Sin embargo el estudio de la Alta Edad Media en el País Vasco no está en la actualidad exento de problemas. Muchos de los cuales tienen su origen al ser una investigación en ocasiones derivadas de otras, con materiales adscritos a cronologías altomedievales localizados en yacimientos con otros fines y, en muchos casos, con un registro arqueológico difícil de interpretar en comparación con otras fases ocupacionales.

Uno de los problemas que creemos más acuciante es la situación tan heterogénea de la investiga-ción de la Alta Edad Media en el País Vasco en comparación con otras etapas más desarrolladas en el conocimiento del registro material de sociedades pasadas. En un reciente congreso celebrado en Vitoria por la EHU-UPV titulado “Vasconia en la Alta Edad Media” el medievalista inglés Chris Wickhan se sorprendía del enunciado del encuentro en referencia a los escasos datos aportados por los partici-pantes de franjas o localizaciones fuera de Álava, e incluso de la Llanada (WICKHAM, 2011).

Esto se debe, en principio, a la implicación de un número considerable de factores en los últimos treinta años de desarrollo de la arqueología en nuestro territorio como puede ser el propio avance de la disciplina en comparación con el estudio de otras épocas, el distinto entramado de profesionales, el dis-par volumen de excavaciones ejecutadas con motivo de obras o las facilidades que la administración de cada Territorio Histórico ha puesto a la hora de intervenir en yacimientos de esta cronología (QUIRÓS CASTILLO et alii, 2009).

Actualmente la Universidad del País Vasco ha ejercido de polo de atracción de un número consi-derable de investigadores y becarios que han versado sus estudios en localizaciones, yacimientos o elementos cercanos a la capital vasca. Esto ha provocado cierto retraimiento en el desarrollo de la disciplina en los últimos años en Bizkaia, Gipuzkoa y franjas extensas de Álava realizándose casi úni-camente investigaciones en yacimientos muy concretos.

Por otro lado en la última década han surgido grandes obras que recopilando la información extraí-da de los datos con los que contamos –de un gran número de yacimientos excavados o de elementos conservados- ha permitido tener títulos de referencia que han enriquecido enormemente el discurso facilitando además el trabajo a un número importante de profesionales. Asimismo en los últimos cinco años se están acometiendo grandes excavaciones arqueológicas y otras con resultados espectacula-res que serán publicados próximamente.

Sin embargo, el conocimiento exhaustivo de gran parte del territorio fue acometido en décadas pa-sadas por autores que realizaron una labor de compilación muy exhaustiva y que nos acercaban casi por primera vez ante asentamientos, materiales y cronologías hasta esa fecha poco más o menos que desconocidas, ya que en muchas ocasiones se les atribuía otro origen y naturaleza.

Estas obras son el fruto de hacer historia. Están realizadas con los materiales con los que se conta-ba antes de la década de los 90, en muchos casos sin tener noticia de su contexto o estrato original, sin secuencias, con elementos extraídos de su lugar de origen o insertados en construcciones posteriores, etcétera.; con pequeñas excavaciones arqueológicas realizadas al amparo, y con los consiguientes problemas, de las primeras obras de urgencia y con un registro en muchas ocasiones desconocido o sesgado. Siempre teniendo en cuenta otros materiales arqueológicos como son las escasas y breves referencias escritas extraídas de unos pocos textos analizados hasta la saciedad tanto en su origen, como en su autoría y veracidad.

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Los estudios recientes, tanto las síntesis realizadas para todo el País Vasco como los trabajos más concretos, han contado en todo momento con los datos aportados por estas obras de referencia que en muy pocas ocasiones se puede indicar que contienen afirmaciones actualmente superadas por otras. Es por lo tanto necesario en toda investigación tener estos estudios preliminares en los que se haga una recopilación zonal de todos los datos con los que contamos.

Por poner sólo un ejemplo en el territorio histórico de Bizkaia la mayoría de los datos que poseemos proceden de los trabajos realizados por García Camino y recopilados en su tesis doctoral publicada en 2002. Gran parte de las evidencias arqueológicas de las que disponía el autor pertenecían a localiza-ciones de Bizkaia nuclear, Arratia y el Duranguesado. (GARCÍA CAMINO, 2002).

Casi una década después muchos intentamos iniciar nuestra investigación intentando coger el tes-tigo y centrando nuestra atención en aquellos territorios no abordados hasta la fecha por otros autores. Ese es el caso del estudio que realizamos en 2010 en el territorio vizcaíno de Las Encartaciones.

Tras esta primera experiencia nuestro acometido en los últimos años, y que gran parte de su desa-rrollo metodológico exponemos a continuación, ha sido ampliar geográficamente nuestra labor investi-gadora a territorios circundantes como zonas concretas del Norte de Burgos (Valle de Losa y Valle de Mena), Tierra de Ayala y Alto Nervión. Para ello hemos querido tener presente siempre la labor de esas obras de referencia y de esos estudios preliminares que toda investigación necesita con aproxima-ciones introductorias que recorren parte del camino exprimiendo las fuentes históricas –analizando lo que dicen los textos, lo que no dicen, lo que hay velado en ellos- y recopilando toda la documentación arqueológica disponible –estudiando los escasos materiales recuperados, su posible adscripción cro-nológica, su origen y naturaleza-. En definitiva la adquisición de todos los datos que podemos englobar en ese estado de la cuestión que toda investigación necesita como cimentación.

Foto 1. Panorámica desde la cumbre del monte Kolitza (Balmaseda) desde la que se puede comprobar la evidente relación y la facilidad de paso entre el Valle de Mena (Burgos), Ayala (Álava) y Las Encartaciones vizcaínas.

Gracias al Instituto Alavés de Arqueología, y a su programa Ondare desarrollado a lo largo de 2011, se ha podido realizar la actuación titulada Arqueología de la Alta Edad Media en la Tierra de Ayala. Poblamiento altomedieval en la Tierra de Ayala y el Alto Nervión. Municipios de Artziniega, Ayala/Aiara, Laudio/Llodio, Amurrio. Okondo y Urduña/Orduña. Siglos VI-XII centrándose en esta ocasión en una prospección selectiva de los más de 60 asentamientos, localizaciones, necrópolis, etcétera. de los que tenemos referencia textual o material entre el siglo VI y mediados del siglo XIII.

La recopilación de información de los asentamientos con evidencias altomedievales, los datos com-pilados del registro textual, los materiales frutos de hallazgos casuales o excavaciones, junto con otros datos incluidos al menos de forma preliminar –orografía de los asentamientos, datos de las imágenes LiDAR, áreas de producción, relaciones entre asentamientos,...- han aportado una caudal de informa-ción tal que futuras actuaciones más directas pueden aprovechar.

Por lo tanto nuestro fin claro en este proyecto ha sido insertar la Tierra de Ayala en un estudio más amplio desarrollado a lo largo de los últimos años. La oportunidad brindada por el Instituto Alavés de Arqueología está permitiendo la continuación de esta investigación ampliando su desarrollo al Norte del

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Foto 2. Santuario de Nuestra Señora de la Encina de Artziniega y estela recuperada a mediados de la década de los 90 del pasado siglo. La localización de elementos como la estela de Artziniega nos permite situarnos ante una serie de materiales que reflejan asentamientos y cronologías apenas documentadas en excavaciones arqueológicas.

Territorio Histórico de Álava y por lo tanto avanzando en este estudio sobre el poblamiento altomedieval al Norte de la divisoria de aguas hasta la consolidación del paisaje ayalés plenomedieval.

Esta ampliación espacial del estudio desde la comarca vizcaína de Las Encartaciones a territorio alavés no es fortuita. Responde a una serie de factores “comunes” entre ambos territorios.

Les une, por ejemplo, la falta de estudios de conjunto. Las Encartaciones vizcaínas no estaban re-cogidas en la obra de 2002 de García Camino, ya que gran parte de las evidencias arqueológicas de las que disponía el autor pertenecían a localizaciones de Bizkaia nuclear, Arratia y el Duranguesado; habiendo un vacio casi total de materiales y datos en otras regiones como Orozko y Las Encartaciones.

A Orozko se le presupone, por cercanía y por su devenir histórico, una pronta relación con el Valle de Ayala apenas comprobada dada la ausencia casi total de referencias arqueológicas y textuales anteriores al siglo XII. Las Encartaciones, por otro lado, eran para muchos autores un territorio con una personalidad histórica propia desde el siglo XI; diferenciada del resto del señorío vizcaíno por su amplia autonomía. Creemos que esta definición viene en parte originada, además de por su carácter diferenciador posterior ejemplificado en las Juntas de Avellaneda, por las prontas referencias textuales que hacen mención a relaciones con gentes venidas del Sur. Es el caso de la referencia de la Crónica de Alfonso III que cita para mediados del siglo VIII la repoblación de Carrantia (Karrantza) y Subporta (Sopuerta) con gentes venidas del Ebro y del Duero. Por lo tanto Las Encartaciones podían haber sufrido el olvido derivado de la utilización como comodín de esta supuesta personalidad histórica con respecto al resto de Bizkaia. Su historiográficamente tradicional aculturación mediterránea temprana, su situación fronteriza entre el resto de Bizkaia y la monarquía astur, su propio hermetismo geográfico y su propia evolución política posterior ha podido hacer de este territorio un enclave olvidado.

Estas ideas basadas en los escasos estudios versados sobre este territorio pueden trasladarse a Ayala ya que ésta última no se suele citar en estudios recientes sobre la Edad Media alavesa. Sólo los magníficos resultados obtenidos en las actuaciones arqueológicas realizadas en el Santuario de La En-cina en Artziniega o en Aloria permiten, en ocasiones, ver referencias a nuestro territorio objeto de estu-dio. En nuestro caso concreto su posición al Norte de la divisoria de aguas ha permitido su vinculación, como ya hemos citado, constante con el territorio vizcaíno y más concretamente con Orozko y Orduña. Las intervenciones realizadas han sido mayoritariamente fruto de la Arqueología de Gestión, los estu-dios, la mayoría de las veces zonales, han analizado escasamente nuestra época y las investigaciones específicas han sido casi siempre realizadas por autores que han tratado otras áreas geográficas y que únicamente han hecho menciones aisladas a la Tierra de Ayala.

Una recopilación exhaustiva de toda la información recogida durante los últimos años (documen-tación histórica, noticias, hallazgos casuales, referencias antiguas y excavaciones) podía reflejar un mapa de distribución de un poblamiento altomedieval escasamente esbozado completado posterior-mente con la elaboración de una prospección selectiva.

En segundo lugar, hemos citado anteriormente la pronta mención de algunas zonas de Las Encar-taciones con respecto a otras zonas del resto de Bizkaia. También en esta Crónica de Alfonso III (Siglo

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VIII) se cita Ayala como “Alaone” o “Aiaone” y Orduña que aparece como “Urdunia”. En el 804 Orduña aparece como donación de Valpuesta por el rey Alfonso II al obispo Juan y a partir del 864 sabemos por varios documentos la existencia en Ayala y en el Valle de Mena de entidades (monasterios, villas, aldeas, …) como Añes, Lejarza, Ervi, Sojo, Obaldía, Salmantón, Retes, etc; gracias entre otros docu-mentos a la donación de los monasterios de San Vicente de Añes y Santiago y San Juan de Uzuza (posiblemente Ozeka) a la abadía de San Félix de Oca en 864. Todas estas menciones –junto con las más numerosas del siglo XI- nos acercan a una realidad y nos aportan ligeras pistas de este territorio durante la Alta Edad Media. Debemos considerar por ejemplo la mención de Ayala y Orduña como entidades concretas con personalidad propia en la Crónica de Alfonso III; o la temprana referencia a asentamientos concretos que marcan una pronta necesidad de ejercer dominio y poder sobre los mis-mos (GARCÍA CAMINO, TORRECILLA GORBEA, 1999).

Foto 3. Imagen del Puerto de Angulo extremo occidental de la Sierra Salvada. Bajo los picos de Aro, Eskutxi y Ungino se localizan en la actualidad diversos concejos (Añes, Lexartzu, Erbi, Oceka, etcétera) con menciones tempranas en el registro textual. Tal agrupación de posibles aldeas altomedievales con referencias tan prematuras hace de esta franja de la Tierra de Ayala un caso único en el País Vasco cantábrico.

Para este equipo antes del comienzo de los trabajos las únicas evidencias materiales del pasado medieval de esta región eran las estelas recuperadas en Artziniega, Menagarai y Luiando, los resul-tados de las excavaciones del Santuario de Nuestra Señora de la Encina, San Clemente de Arbileta o Zedelika, los restos románicos diseminados por todo el valle o el origen de muchas de las aldeas e iglesias de nuestro territorio fruto de poner sobre el mapa las viejas denominaciones extraídas de la temprana documentación.

Nuestro objetivo final era recopilar toda la información disponible. Situar en el plano todas las evi-dencias de poblamiento altomedieval y así disponer de una información que sirva de punto de partida para pasar nuestro territorio objeto de estudio por los mismos estadios por los que están atravesando el resto de regiones adyacentes del cantábrico oriental.

Sin embargo, el trabajo efectuado no ha empezado desde cero y ha tenido siempre como referencia obras anteriores. Dos de ellas pueden ejemplificar los tipos de trabajos versados sobre Ayala. La mag-nífica y monumental labor compiladora de Micaela Portilla en su Catalogo Monumental de la Diócesis de Álava, de la que todo trabajo puede beneficiarse en el País Vasco, ha permitido recopilar gran parte de la documentación existente, situarnos ante los elementos y asentamientos altomedievales y empla-zarnos y dar lección de los materiales del Medioevo incrustados en muchas ermitas e iglesias de Ayala. Pero por otro lado no es hasta la publicación de un breve artículo en 1999, de M. J. Torrecilla Gorbea e I. García Camino publicado en el V Congreso de Arqueología Medieval Española, en el que se ordena, de manera preliminar, los datos documentales y arqueológicos disponibles en un discurso comparado con el entorno circundante (más concretamente la Bizkaia nuclear en el que se habían realizado más actuaciones arqueológicas), contemplando las similitudes y los contrastes en cuanto a la cronología y significados de los textos, en cuanto a la ubicación, desarrollo y organización de los asentamientos y en cuanto al devenir posterior ante el poder ejercido por las familias dominantes.

Nuestra intervención sobre el paisaje altomedieval áyales sería no intervencionista y únicamente contaría con las apreciaciones durante las labores de prospección selectiva de los elementos; exponiendo con nuevos protocolos referencias posiblemente no examinadas con anterioridad. Contemplamos además en todo momento la naturaleza de los datos que se manejan –referencias textuales, materiales descontextualizados, noticias,…- y la subjetividad implícita en muchos de los trabajos realizados hasta la fecha. También debemos informar que nos encontramos en estos momentos ante una investigación abierta ya que el propio desarrollo de los trabajos está aportando continuamente nuevos datos que deben ser contrastados y examinados. Es nuestro fin en estas líneas presentar el proyecto iniciado, explicar la metodología utilizada hasta la fecha y exponer de manera preliminar algunas conclusiones.

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El estudio se ha centrado en la Tierra de Ayala denominación que tiene diferentes connotaciones a diferencia de Valle de Ayala pero que ejemplifica y admite Cuadrilla, Valle,…. Ayala es una de las siete cuadrillas en las que se divide el Territorio Histórico de Álava. Como comarca se la denomina “Cantá-brica Alavesa”, ya que engloba la mayor parte del territorio de esta provincia que se sitúa en la vertiente cantábrica. Incluye los municipios de Aiara/Ayala, Amurrio, Artziniega, Laudio/Llodio y Okondo/Oquen-do; que además suman un total de 45 localidades. Además hemos incluido el Alto Nervión con lo que sumamos el vizcaíno Orduña dando cohesión geográfica e histórica al estudio.

Foto 4. Valle de Aiara/Ayala y Alto Nervión.

2. DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN

El trabajo realizado se ha dividido en dos fases claramente diferenciadas pero complementarias. Por un lado se efectuó la captación de documentación proceso durante el que se realizaron nuevas fichas con las ubicaciones de asentamientos, necrópolis, noticias de hallazgos, etcétera.; fruto de la recopila-ción de toda la información disponible. Durante esta fase, sobre todo durante las primeros trabajos de conocimiento del medio y durante las primeras jornadas de captación de datos, pudimos comprobar la complejidad y riqueza del territorio ayalés con diferentes divisiones administrativas, el poblamiento agrupado en diferentes entidades situadas en cotas topográficas y en valles diferentes con direcciones y accesos varios. Un abigarramiento y una variedad que podía estar reflejándonos un poblamiento y un devenir histórico complejo.

Toda la información se recopiló en fichas que, además de contener las menciones documentales y bibliográficas de cada uno de los elementos, estaban acompañadas de imágenes y croquis en formato digital con datos como la cartografía de la zona a prospectar (1:20.000) junto con la ortofotografía actual (y algunas anteriores) e imágenes LiDAR.

Uno de los propósitos principales de estas fichas era facilitar a los diferentes grupos de prospección toda la información posible de cada elemento. La consulta de esta documentación y de todos estos datos durante las jornadas de prospección ha permitido conocer en todo momento las reseñas más importantes así como los rasgos más identificativos de cada ubicación; no solo desde el punto de vista de la evolución histórica del elemento, sino también de la situación en el paisaje y su interacción con otras localizaciones.

2.1.- Fase 1: Recopilación de documentación:

Pasamos por lo tanto a denominar las actuaciones realizadas en esta primera fase que tiene como fin la captación de toda la documentación disponible y su consecuente plasmación en fichas individua-lizadas.

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Una de las primeras acciones que se ha realizado ha consistido en la consulta del Inventario y del Catálogo del Centro de Patrimonio Cultural de Gobierno Vasco (Departamento de Cultura del Gobierno Vasco). Además de proporcionarnos documentación y bibliografía posteriormente contrastada, nos ha facilitado información sobre otro tipo de actuaciones muchas veces no contempladas en otros canales. Es el caso de hallazgos casuales, noticias, menciones orales, estado de conservación de los elementos a la hora de realizar la ficha (en muchos casos hace 10-15 años), consideraciones e ideas de anteriores equipos de prospección, materiales recuperados (en algunas ocasiones desaparecidos) localización y perspectivas. Estas informaciones han sido completadas con la Carta Arqueológica de Álava de 1984.

En ambos casos la consulta no se ha realizado teniendo en cuenta únicamente los asentamientos con materiales o referencias atribuidas a la Alta Edad Media. Por el contrario se ha recopilado todos los yacimientos y las ubicaciones situadas en Ayala con cronologías atribuidas desde el Eneolítico-Bronce hasta la Edad Moderna (se han incluido en una primera toma de datos la mayoría de las torres y ermitas plenomedievales). El objetivo era conocer en todo momento, durante el estudio, la evolución en los pa-trones de asentamiento de las sociedades pasadas, ver sus coincidencias, las posibles continuidades y rupturas, las modificaciones espaciales en la organización social de las mismas y los cambios en la búsqueda de zonas de aprovisionamiento.

Durante el transcurso de la toma de datos en estos catálogos de sitios con elementos altomedie-vales, o con posibles menciones o evidencias, se efectuó la consulta y cotejo con la obra de Micaela Portilla (PORTILLA, 1988). En ella contamos con gran parte de la documentación que tenemos de cada ubicación (son muy pocas las menciones o los textos no recogidos posiblemente debido a relecturas posteriores). La autora recopila en su obra toda la documentación existente de cada pueblo, concejo, iglesia y ermita proporcionando las citas concretas. En la mayoría de ocasiones ha facilitado también el acceso a menciones de autores “clásicos” de la historiografía histórica vasca como son Gregorio Bal-parda y Andrés E. Mañaricua –sobre todo estos dos autores en el caso concreto de Ayala- u otro tipo de información como la proporcionada por geógrafos como Tomás López (VVAA, 2000)

Algunos datos más son proporcionados por autores que han versados sus estudios en Álava en la Edad Media como por ejemplo Gerardo López de Guereñu (LÓPEZ DE GUEREÑU, 1962) y más con-cretamente en Ayala Federico de Barrenengoa Arberas (BARRENGOA ARBERAS, 2002). Debemos destacar en este sentido la obra de Saturnino Ruiz de Loizaga que recopila y ordena la red de monas-terios altomedievales del norte alavés (RUIZ DE LOIZAGA, 1982).

Los estudios más recientes se encuentran en la mayoría de los casos en revistas como Estudios de Arqueología Alavesa, Arkeoikuska, Kobie, Munibe, o revistas locales como Aztarna, Saraube o Au-nia, todas con datos adjuntados en las fichas elaboradas. En el caso de las escasas excavaciones practicadas se está optando por la consulta de los preceptivos informes de excavación y por los datos recopilados en las tesis doctorales publicadas por el Centro de Patrimonio Cultural de Gobierno Vasco y la EHU/UPV. Tal es el caso de las obras de José Luis Solaun Bustinza (SOLAUN BUSTINZA, 2005) y Leandro Sánchez Zufiaurre (SÁNCHEZ ZUFIAURRE, 2007) que han incluido, en ambos casos es-tudios referentes a la producción cerámica y a la arquitectura de época altomedieval, los magníficos resultados obtenidos en el Santuario de Nuestra Señora de la Encina en Artziniega.

Toda la labor de recopilación de información lleva emparejada la consulta a distintos canales como los hallazgos casuales, la búsqueda de noticias aisladas, entregas de materiales al Museo de Arqueo-logía de Álava, prospecciones anteriores, peritajes arqueológicos, consultas a memorias o informes de actividades arqueológicas, etcétera. Debemos siempre tener en cuenta la labor de un vecino como el P. Félix Murga Beraza dedicado durante muchos años a la investigación y a la prospección, entre otras, de Ayala. Sus prospecciones y descubrimientos, muchos de ellos por intervenir y valorar su verdadero potencial, pueden ser definidos como fundamentales en el conocimiento de las sociedades pasadas en Álava.

Cada elemento, y sobre todo su ubicación, ha sido acompañado de un breve análisis toponímico del mismo y de su entorno circundante ya que un análisis en profundidad excede con creces el cronograma y los objetivos marcados. Para ello se ha contado con la inestimable ayuda de los Mapas Toponímicos 1:10.000 recientemente publicados por Gobierno Vasco y los distintos ayuntamientos realizados por Félix Muguruza Montalbán que se han insertado en el apartado gráfico de las fichas de prospección sirviendo de gran ayuda a los trabajos de campo, tanto en su desarrollo como a la hora de marcar rutas de acceso a las localizaciones.

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Se ha tenido como referencia de los asentamientos su situación dentro de los tres escalones esta-blecidos por María José Torrecilla e Iñaki García Camino en su artículo de 1999. Escalón alto (Sierra Salvada y laderas), medio (laderas y montes intermedios) y bajo (fondo del valle) (GARCÍA CAMINO, TORRECILLA GORBEA, 1999).

Toda localización fue referenciada en coordenadas UTM en puntos y áreas (franjas de situación y protección establecidas en el Inventario del Centro de Patrimonio Histórico de Gobierno Vasco). Para ello se ha utilizado el programa Google Earth creando capas con datos tales como localizaciones aportadas por el Inventario, por la Carta Arqueológica, hallazgos casuales, origen de estelas, asentamientos de otras cronologías, posibles ubicaciones de tenencias, etcétera.

Esto nos ha permitido tener en todo momento acceso gráfico a la información permitiéndonos además expurgar, discriminar o incorporar elementos durante la fase de prospección. En el futuro próximo permitirá también cotejar, añadir y eliminar localizaciones durante el desarrollo de la memoria final. Por lo tanto la información recopilada se concentraba en dos tipos diferentes de archivo; en un documento de texto que incorpora imágenes de los mapas (topográfico con cartografía 1:20.000 de la DFA, toponímico, ortofotografía, imagen LiDAR, etcétera) y un archivo en formato *.KMZ para la georreferenciación de los elementos.

2.2.- Fase 2: Prospección selectiva:

Un proyecto de investigación que centre su objetivo en un periodo y espacio concreto debe contar siempre con un buen conocimiento del medio que se desea estudiar. Por lo tanto son necesarios trabajos de prospección intensiva previos que garanticen al investigador, al menos de una manera subjetiva y sesgada dado el medio en el que se desarrolla, tener la mayor cantidad de datos posibles de la zona en la que va a desarrollar su estudio. En sus 55 años de existencia el Instituto Alavés de Arqueología ha acometido buena parte de las prospecciones realizadas en el Territorio Histórico de Álava de las que dan buena cuenta las publicaciones de la propia institución.

Desde un primer momento en el proyecto en ejecución se desechó la prospección intensiva ya que una empresa de esa magnitud excede con creces el objetivo planteado; siendo este acometido más propio de la Administración.

Se planteó la prospección selectiva dirigida a aquellas localizaciones aportadas por la fase de do-cumentación previa. Por lo tanto zonas facilitadas por los textos, por noticias, por referencias, por tradición, por toponimia, por ser el lugar donde se han producido hallazgos aislados o por el propio em-plazamiento. Las ubicaciones aportadas han sido objeto posteriormente de un reconocimiento intensivo del entorno circundante adjuntando los nuevos datos a las fichas esgrimidas y utilizadas en campo.

Desarrollo del trabajo de campo

Todas las fichas impresas generadas durante la fase de captación de datos junto con su archivo *.KMZ de georreferenciación, han sido distribuidas en número similar entre los miembros de dos grupos autónomos de prospección. El objetivo principal de este método de actuación en campo ha sido facilitar a todos los componentes de los equipos de prospección la información recopilada de cada ubicación, que los prospectores conociesen en todo momento las particularidades de cada una.

En cada elemento se ha pretendido realizar una prospección visual intensiva de cobertura total. Sin embargo las condiciones de baja visibilidad y perceptibilidad de algunas localizaciones ha imposibilita-do esta práctica. Se han dado zonas de pasto en su mayoría, áreas cultivadas, franjas de arbolado, y espacios ampliamente urbanizados y antropizados en los núcleos de los concejos. Pese a las dificul-tades se han recorrido gran parte de las ubicaciones produciéndose sólo exenciones en unos pocos casos relacionados con accesibilidad a propiedades privadas.

Finalmente toda la información recopilada se ha añadido a las fichas. Se ha insertado en archivos el nuevo material gráfico y fotográfico durante las dos fases de actuación, se han adjuntado a los docu-mentos de texto toda la información recopilada en la prospección, el estado de conservación, las alte-raciones observadas, nuevas consideraciones de cada ubicación, etc. Durante el presente proyecto no se han realizado actuaciones arqueológicas que conlleven medidas de protección (sondeos o catas). Del mismo modo la prospección realizada no contemplaba la recogida de materiales arqueológicos.

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Foto 5. Condiciones de visibilidad en una de las localizaciones prospectadas por uno de los equipos. Se trata en este caso de San Pedro de Olabezar documentado al menos en 1095 en el documento de consagración de San Pedro de Llodio.

Toda la información generada permitirá realizar próximamente un análisis preliminar del poblamiento altomedieval alavés a través de las huellas localizadas actualmente en el territorio (iglesias, necrópolis, yacimientos, asentamientos, materiales, etcétera).

3. ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LOS ASENTAMIENTOS ALTOMEDIEVALES

Hemos indicado con anterioridad como tradicionalmente se ha atribuido a Ayala y Orduña una per-sonalidad propia desde su aparición temprana en la Crónica de Alfonso III. Personalidad por lo menos aportada por los reyes astures que dejan de denominarlos genéricamente como vascones y les iden-tifican como pobladores “a suis incolis reperientur semper esse possessae” emplazados en territorios con topónimos que claramente podemos identificar en la realidad (PORTILLA, 1988: 22). Al menos a mediados del siglo VIII tenemos citados estos espacios más o menos amplios con nombres concretos cuyos habitantes podían estar identificados con ellos, podían ser únicamente nombres aportados por los lejanos monarcas asturianos o denominaciones antiguas recogidas en la crónica (GARCÍA CAMI-NO, 2005: 24).

Es destacable en este aspecto como en la actualidad algunos de estos topónimos (tenemos los ejemplos de Karrantza, Sopuerta o la misma Aiara) han perdurado en el conjunto del valle o el territorio que designan siendo en la actualidad agrupaciones de concejos sin un núcleo con esa denominación. Además los centros actuales de estas demarcaciones pueden tener su origen en la consolidación del poder feudal en época plenomedieval con lo que se producen cambios en muchos aspectos como son la agrupación parroquial y el establecimiento de sentamientos estables en los fondos de los valles an-teriormente desechados del tipo de ocupación territorial.

Foto 6. Vista de Arespalditza, Zuhatza, Olabezar y Amurrio desde el recinto fortificado protohistórico de Babio en plena Tierra de Ayala. Arespalditza es en la actualidad la capital de Aiara, topónimo –el de Ayala- denominado en la Alta Edad Media a una realidad comarcal que presenta dificultades hoy en día a la hora de establecer en la actualidad su origen, su perceptibilidad y su naturaleza.

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Foto 7. Valle de Orduña desde el asentamiento de El Castillo en Lekamaña.

La excepción de Orduña puede estar relacionada con un asentamiento temprano (aparece como una donación de Alfonso II al Obispo Juan de Valpuesta en 804) en una ubicación similar o cercana a la actual bajo el farallón rocoso de Sierra Salvada y junto a los caminos antiquísimos que conectan la Meseta con la costa. El devenir posterior la convirtió en un núcleo muy interesante para los poderes establecidos siendo fuente de disputas que se agravarían tras su conversión en Villa (PORTILLA, 1988: 643).

Foto 8. Iglesia de Santa María Magdalena de Retes. Posiblemente en este enclave se estableció Elduara con sus hijos en el 864. Posteriormente en esta situación estratégica y dominante sobre los Pasos de Gordeliz, y sobre el camino que se dirige a Mena, se estableció la tenencia pamplonesa de Tutela en el 1040.

Tras estas primeras referencias concretas a topónimos que son reconocibles en la actualidad en lu-gares más o menos extensos a mediados del siglo VIII y principios del IX, debemos citar a continuación el inicio de menciones a “monasterios” a partir de la segunda mitad del siglo IX. “sabemos también que en el año 864 existían varias iglesias en Ayala y en el Valle de Mena, entre ellas la de San Vicente de Añes, donadas por el Conde Diego Porcelos al monasterio de San Félix de Oca del que más tarde pasarían al de San Millán; entonces estaban ya pobladas Lejarzo, Ervi, Sojo, Obaldía –la actual Madaria-, y Salmantón.” (PORTILLA, 1988: 25).Por lo tanto la documentación comprendida entre el siglo IX y el XII nos sitúa ante la existencia de una serie de monasterios (Añes y Oceka) y unas villae que se corresponderían con buena parte de las aldeas ayalesas actuales. Es el caso de Angulo, Salvada, Eversa (en Burgos), Lixarzo (Lexartzu), Urzanico (Urzaniko), Pando, Fluiso (Luxo), Ervico (Erbi), Desolio (Sojo), Dovaltia (Obaldia) y Salvantone (Salmantón) (GARCÍA CAMINO; TORRECILLA GORBEA, 1999: 725).

También al 864 pertenece una cita del magnífico enclave de Retes de Tudela “cuando una familia encabezada por una mujer, por Elduara, y sus hijos, (…) donaba a la iglesia de Santa María de Tudela “todos los bienes muebles e inmuebles que poseían, es decir, edificios, manzanos –pommares–, viñas –vineas– y tierras de sembrar –terras sationaviles–, “todas cuantas en este mismo valle obtuvo nuestro padre”, el marido de Elduara ya fallecido, quien habría llegado a esta elevada zona del sur de Artziniega para asentar su hogar” (HIDALGO, 2009: 72-90).

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Son menciones tempranas en comparación con el silencio casi absoluto de otros territorios circun-dantes. Y, como ya hemos citado, rastreables en concejos actuales de Ayala y en núcleos de población en los que posiblemente las pocas viviendas ocupen los espacios habitacionales o productivos altome-dievales.

Por otra parte muchos historiadores interpretan la subsistencia de fuentes documentales de una zona concreta no solo en términos de suerte a la hora de llegar hasta nosotros este material. También se ha interpretado este hecho en la pronta inclusión de un territorio, zona o elemento dentro de la órbita de intereses de un poder concreto que desea acotar su influencia sobre el mismo.

Es posible que en nuestro caso Ayala sea un territorio que empieza a interesar. La monarquía asturiana con su centro de poder lejos del territorio puede que en un momento determinado le inte-resase poner a un personaje como el Conde Diego al frente realizando las funciones de delegado de la corona. Por lo tanto el poder embrionario que estaba surgiendo en el interior de las propias aldeas dependientes del Conde pudo en determinados momentos aconsejar encajar a un tercer poder externo, monasterios del mismo ámbito de influencia astur, que hiciese las labores de captación de rentas de las pequeñas iglesias pertenecientes a la comunidad. De esta forma los poderes, ejemplificados en la figura de Diego, se fueron haciendo con el control de bienes comunales e iglesias propias (GARCÍA CAMINO; TORRECILLA GORBEA, 1999: 720). Es por lo tanto una reordenación que busca controlar las iglesias propias de las aldeas, con sus rentas, haciéndolas dependientes de otra bajo cuyo control estaban estos poderes superiores.

Tenemos más ejemplos tempranos entre las referencias textuales conservadas que además nos acercan a espacios un tanto alejados de las laderas de Sierra Salvada. Es el caso de la mención de San Víctor y Santiago de Gardea en el cartulario de San Millán del 964 en la que nuevamente un poder, en este caso un tal Don Jimeno y Doña Marina su hermana, donan al monasterio meridional alavés de San Esteban de Salcedo diversas pertenecías muebles e inmuebles entre las que se encuentra la pequeña iglesia de Gardea (HIDALGO, 2009: 72-90).

Como ya hemos comentado gran parte de estas referencias toponímicas a iglesias, monasterios y aldeas pueden identificarse con localizaciones actuales. Ubicaciones que en muchos de los casos pre-sentan una organización interna, dentro de los actuales núcleos, similares a la establecida por algunos autores como originaria de la Alta Edad Media (GARCÍA CAMINO, 2002). Sin embargo más allá de la disposición y organización de los elementos identificativos más importantes de los actuales concejos con respeto a su posible filiación con elementos altomedievales (franjas habitacionales, áreas pro-ductivas, templo y necrópolis), datos que adjuntamos en las fichas y a la postre totalmente subjetivos dado el estado de la investigación, debemos destacar ciertas peculiaridades observadas en cuanto a la ubicación de los asentamientos dentro del paisaje y de sus relaciones entre ellos dado su presumible coetaniedad.

Puede ser el caso nuevamente de la red de aldeas reflejada en el documento de Añes del 864, o la propia Retes citada el mismo año. Si observamos desde el asiento de los topónimos actuales la disposi-ción de las ubicaciones con respecto al marcado valle del río Herrerías veremos la situación privilegiada y dominante de Añes al pie justo de la Sierra –y por lo tanto junto al camino a la Meseta- y el estable-cimiento en cotas inferiores de localizaciones como Urzaniko, Luxo, Lexartzu y Erbi. Además debemos destacar en gran parte de estos últimos su situación a su vez en posiciones topográficas privilegiadas con respecto al entorno circundante, a los recursos y a los caminos; en hábitats denominados muchas veces en espolón (con la iglesia en el vértice del mismo) que recuerdan en muchas ocasiones a los asentamientos protohistóricos ayaleses cercanos de Babio y Perigaña. (Foto 9)

También Ozeka junto con Salmantón y Obaldia se encuentran nuevamente en posiciones dominan-tes pero no tan marcadas como en los casos anteriores. En estos últimos se hace más patente, cercana y directa la posible situación de los asentamientos habitacionales encima de los pequeños valles, me-nos marcados que en el Herrerías, en los que se sitúan las explotaciones pertenecientes a las aldeas.

Es el registro textual el que nos refleja todos estos asentamientos en los siglos IX y X bajo una serie de poderes también conocidos. Tenemos sus referencias documentales y sus posibles ubicaciones ac-tuales. Sin embargo carecemos para todos estos casos de elementos materiales altomedievales –salvo unos pocos indicios como noticias a necrópolis en los alrededores de las iglesias- que acompañen a sus referencias textuales y a sus inmejorables situaciones topográficas.

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Foto 9. Erbi (izquierda) y valle del Herrerías con Urzaniko y Añes al fondo (derecha) vistos desde el despoblado de Oribe-Salazar. Los dos primeros se encuentran en una ubicación dominante con respecto al entorno circundante teniendo como referencia al pie de la Sierra Salvada el monasterio de Añes.

Foto 10. Iglesia de San Clemente y Santa Cecilia de Obaldia en Madaria. En este emplazamiento se presupone la localización del monasterio citado por la documentación en el 864. En la actualidad en muchas de estas posibles ubicaciones altomedievales sólo disponemos de la cita documental. Sin embargo en algunas como Madaria conservamos noticias de la aparición de algunos restos; en este caso, por ejemplo, la aparición de sepulturas (antropomorfas) en las obras de la carretera o de la posible ubicación de la primitiva iglesia bajo el cementerio actual (PORTILLA, 1988: 536; GOBIERNO VASCO).

Además no son las únicas aldeas documentadas –ni parecen estar todas en manos de estos pode-res- ya que la arqueología en los últimos años, a pesar de contar con unas pocas actuaciones, nos ha aportado indicios claros de un poblamiento altomedieval no captado por la documentación.

Es el caso de los magníficos resultados obtenidos de la excavación del Santuario de Nuestra Señora de La Encina en Artziniega con la existencia de un templo prerrománico junto con una necrópolis fechados en el siglo IX y que a su vez se situaba sobre una “facies cultural de hábitat romanizado, aunque entre ambos periodos no se constata continuidad” (GARCÍA CAMINO; TORRECILLA GORBEA, 1999: 721).

Foto 11. Modelado 3D de la estela de La Encina en Artziniega. Estela discoidea de 35 cm. de diámetro decorada con técnica incisa con simbología astral datada en los siglos IX-X (GARCÍA CAMINO, TORRECILLA GORBEA, 1999: 721).

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Recientemente se han realizado actuaciones arqueológicas sobre elementos con referencias textuales tempranas como son las Iglesias de San Pedro de Lendoño de Arriba (1123) y San Román de Zedelika (s. XI). En ambos casos los sondeos realizados en los aledaños de los actuales templos han proporcionado materiales pertenecientes al siglo VIII. Vemos por lo tanto como otros núcleos, en este caso en el valle de Orduña, con referencias documentales más tardías presentan indicios claros de asentamientos anteriores altomedievales en la misma localización o en las cercanías que perduran hasta la fase de abandono de la necrópolis al perder sus funciones parroquiales (SOLAUN BUSTINZA, 2006/2007: 187-209).

En algunas ocasiones han llegado hasta nosotros de manera más o menos fortuita algunas estelas como la procedente de unas obras previas a la actuación en La Encina datada al igual que la necrópolis en el siglo IX. Lo mismo sucede con los sorprendentes ejemplares de San Pedro de Menagarai y del caserío Aio de Luiando con cronologías comprendidas entre los ss. VIII-IX (MUGURUZA MONTALBÁN, 2002: 14). Otras localizaciones nos las han dado los enterramientos localizados en los alrededores de iglesias y ermitas, como en los casos de Añes, Obaldia (Madaria), Opellora, Maroño y Menoio (o sin la localización clara del templo como el caso de Arespalditza).

Foto 12. Izquierda Iglesia de San Pedro de Menagarai. Como consecuencia de unas remociones de tierra cercanas a la iglesia actual se recuperó un magnífico ejemplar de estela altomedieval datada en los siglos VIII-IX (MUGURUZA MONTALBÁN, 2002: 13). Derecha iglesia de San Vicente de Añes con noticias de la destrucción de sepulturas en la reforma de la plaza Sur y la apa-rición de otras en toda la franja septentrional (GOBIERNO VASCO).

Es a partir del siglo XI cuando Ayala y Orduña entran en la órbita del Reino de Pamplona, hecho que no parece alterar la vida en las aldeas. Sin embargo en el 1040 en la donación de arras que el rey García VI hace a su mujer la reina Doña Estefanía se hace mención a una serie de vasallos y lugares entre los que aparece Retes de Tudela y Llanteno “Senior Lope Vellacoz, et senior Galindo Bella-coz, cum Colindris et cum Huart, et Mena, vel Tutela, et Lanteno cum omni pertinentia eorum. Garsia Ciclave cum Samanos et cum sua pertinentia (…)” (BALPARDA, 1945).

La mención a estos enclaves y a estos personajes está estrechamente relacionada con la forma efectiva que parece tener la corte pamplonesa de hacer llegar su poder a todos sus dominios. Por lo tanto la función de estos tenentes es la de ejecutar el dominio señorial siendo los encargados de ad-ministrar los poderes públicos en nombre de los lejanos monarcas pamploneses. Debían mantener la paz en la tenencia, la defensa del territorio, la administración de justicia y la recaudación de tributos; síntomas evidentes de posibles confiscaciones, adquisiciones y abusos, siendo uno de los orígenes claros de diferenciaciones y de acumulaciones de poder de algunas de las grandes familias en este y en otros territorios durante toda la Edad Media (PEREDA, 1997: 77; GONZÁLEZ CEMBELLÍN, 2004: 49).

Por lo tanto la disposición de las tenencias podía tener diversos objetivos. Principalmente debemos pensar en el simple control del territorio, en dejar constancia de un nuevo poder efectivo (el ejercido ahora por Pamplona) o en controlar parcelas tales como los pasos, los centros productivos, las extrac-ciones de materias primas, etcétera.

En este punto no debemos desestimar tampoco la posibilidad de detectar estructuras materiales adscribibles a estos dos elementos concretos en territorio ayalés. Un control efectivo sobre el territorio por parte de los monarcas podía haber derivado en la construcción de pequeños castillos o empalizadas en zonas en las que era aconsejable un control más directo y en los que era conveniente manifestar

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un poder tan alejado y exógeno. Puede ser el caso de la Tutela de Retes o Lanteno ya que en ambos casos la mención se sitúa en franjas con un control visual excepcional de los antiguos caminos que del Valle de Mena y del portillo de Añes, a través de Erretes Tudela y Lanteno respectivamente, se dirigían a la costa.

Los trabajos de prospección realizados no han aportado elementos de interés. Sin embargo si debemos destacar en el caso de Retes el magnífico emplazamiento que actualmente ocupa la iglesia (en posición excéntrica con respecto el núcleo poblacional) ya antes mencionada en el documento del 864. Es posible que en el lugar citado en la donación de Elduara sea el más adecuado al controlar los accesos a través de Pasos de Gordeliz hacia Angulo, o a través de Angostina hacia Mena; y de aquí a la costa.

Foto 13. Proceso de prospección en Lan-teno de la posible ubicación de la tenen-cia pamplonesa citada en 1040. En las proximidades de la torre plenomedieval de Zubiete se encuentra el topónimo La Mota que sin embargo sobre el terreno no ha conservado estructuras materiales claras.

La búsqueda por distintos medios de estructuras adscribibles a estas tenencias, y por extensión a otro tipo de asentamientos, nos llevó a los largo de la prospección a la utilización continuada de ortofotografías aéreas e imágenes LiDAR en espacios fuera de nuestro ámbito objeto de estudio.

A lo largo de este proceso advertimos la existencia de un elemento cerca de nuestro territorio, más concretamente en el Municipio de Bortedo perteneciente al Valle de Mena (Burgos), que presenta coin-cidencias razonables con otro yacimiento bien conocido por la historiografía vizcaína, a pesar de no ha-berse realizado actuaciones arqueológicas, como es el recinto fortificado de Malmasín en Arrigorriaga.

Foto 14. Recinto fortificado de Malmasín en Arrigorriaga. Imagen cedida por el Arkeologi Museoa / Museo Arqueológico de Bi-zkaia (BAM) e imagen LiDAR tomada de GOBIERNO VASCO.

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El caso burgalés parece presentar características similares observándose, tanto en la imagen LiDAR como in situ, una zona allanada en la cumbre –denominada como Curuño- bajo la que se localizan dos cortes pronunciados en el terreno que coinciden con el inicio de desniveles acentuados (X: 483197,15 / Y: 4779821,24 / Z: 453). En ambos se sitúan las dos líneas de coronas dentadas similares a la obser-vada en Malmasín –pendientes de comprobación- cuyo origen y funcionalidad se desconocen y que pueden corresponderse con sistemas defensivos pertenecientes a época medieval o incluso a las más recientes contiendas contemporáneas. En Bortedo destaca la ausencia de materiales y únicamente se detectaron durante la prospección concentraciones de losas en alteraciones modernas relacionadas con las aperturas de caminos y la explotación forestal.

En Malmasín conocemos la localización de materiales como molinos de mano y estelas provenientes del mismo datadas en la Edad de Hierro al igual que el propio emplazamiento en espolón. Sin embargo algunos elementos constructivos pueden ejemplificar una reocupación en la Edad Media identificada con el castillo de Malvezin documentado en 1179 en el documento de concordia entre el rey Alfonso VIII de Castilla y Sancho el Sabio de Navarra. Estamos por lo tanto ante una posesión situada en los confines del señorío de Bizkaia, objeto de disputa entre las coronas castellana y navarra a lo largo del siglo XII y según palabras de García Camino puede albergar estructuras de un castillo altomedieval con la pervivencia de las funciones que desempeñaba el antiguo castro o con la instauración de nuevas formas de articulación del territorio en la tardoantiguedad, como parece más probable a juzgar por los influjos norpirenaicos que en el siglo VI se dejan sentir en la cercana necrópolis de Finaga (GARCÍA CAMINO, 2000: 455-456).

Foto 15. Pueblo de Bortedo con el Monte Curuño al fondo, lugar donde se han localizado las estructuras similares a Malmasín e imagen LiDAR.

Pero debemos, al menos de momento a falta de comprobación arqueológica de ambos elementos, citar algunas coincidencias históricas al margen de la similitud en el emplazamiento y en sus sorpren-dentes estructuras que recuerdan la prolongada decoración en muchas estelas de dientes de sierra.

En este pueblo burgalés se localizaba la residencia, al menos desde finales del siglo XII, de Lope Sánchez de Mena denominado Señor de Bortedo. Debemos recordar que por estas mismas fechas (finales del siglo XII) Lope Sánchez, que acumula poder en Castilla la Vieja y Mena, es un hombre de confianza del monarca castellano Alfonso VIII hasta el punto de fundar por petición de éste último la Villa de Balmaseda en 1199. Estamos por lo tanto, siempre manteniendo todas las reservas posibles, ante una nueva posesión situada en los confines del señorío de Bizkaia y posiblemente también objeto de disputa entre las dos coronas. Es por lo tanto destacable la posibilidad de localizar ubicaciones con estructuras similares en dos puntos en los que coincide un mismo devenir histórico en un momento concreto.

Pero dejando a un lado los resultados obtenidos durante la prospección, y volviendo a la época de dominio pamplonés, además del ejercido por las tenencias debemos destacar la maniobra de los monarcas de ejercer el control sustrayendo las rentas a través de las iglesias propias poniéndolas en manos de otros poderes (GARCÍA CAMINO, 2005: 34). En Noviembre de 1095 se produce la consagra-ción de la iglesia de San Pedro de Llodio “poco después de haberse disuelto el obispado alavense con sede en Armentia. Cuando el prelado acudía a Llodio, había consagrado ya, según el Padre Henao, otra iglesia en la región, la de San Pedro de Munguia; y un año después, en 1096, apli-

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caría en Calahorra las tercias de Santa María de Axpe en Busturia, que el señor de Bizkaia, Don Iñigo López, había cedido a San Millán. El obispo Don Pedro llegaba a Llodio acompañado de los arcedianos Raimundo y Sancho de Grañón, que mas tarde ocuparía la sede Calagurrtitana, y acordaba con los señores y caballeros, labradores y mujeres de la tierra de Ayala un convenio sobre la percepción de los diezmos en las once iglesias existentes en el Valle” (PORTILLA, 1988: 493-495).

Foto 16. Iglesia de San Pedro de Laudio/Llodio y Santa María de Amurrio. Las dos iglesias parroquiales de Laudio y Amurrio aparecen en el documento de consagración de la primera en 1095 aunque posiblemente tengan un origen anterior similar, al menos como aldeas, a otras localizaciones de Ayala. Debemos destacar en este caso la aparición de sigillatas en el manteado de enterramiento del cementerio “intra ecclesiam” de Santa María de Amurrio (GOBIERNO VASCO).

Esta documentación nos aporta un listado de las iglesias y núcleos existentes en 1095; entre los que se encuentran los actuales despoblados de Perea en Beotegi con su iglesia de Santo Tomás, Mariaca y su templo de San Pedro, Oribe-Salazar en Erbi, San Juan de Murga, San Pedro y San Babilas en Olabezar, la primera referencia de Quejana (Kexaa), la iglesia de la asunción de Arespalditza, Santa María de Amurrio y el templo de San Mames de Orue.

Pero este documento no sólo nos pone ante una imagen de núcleos existentes en 1095 y cuyo origen no conocemos; sino que nos encontramos ante individuos concretos, con nombre, apellidos y poder que no dudan en el convenio en dar caballos, bueyes, etcétera, antes de quedar en la órbita de San Pedro. Entre ellos destacan “magnates de la tierra Lope Sánchez y Diego Sánchez que, en 1095 se encontraban con el obispo Don Pedro cuando, al consagrar el templo de Llodio, recibía presentes de los caballeros y de las iglesias del valle, entre ellas Quejana: una caballo de cada señor y un buey de cada iglesia. Mientras los caballos ofrecidos al obispo por otros nobles se valoraban en quinientos sueldos, los dos entregados por Lope Sánchez y Diego Sánchez valían mil cada uno, prueba de su prepotencia en la tierra de Ayala. En este documento figura Lope Sánchez ostentando las tenencias de Mena y Ayala y Diego Sánchez las de Castilla hasta Tete-ga” (PORTILLA, 1988: 766).

También aparecen los olvidados ya que en el documento de 1095 además de los “potestatibus et militibus,” aparecen los “rusticis et mulieribus” de Ayala. Por lo tanto da la impresión que estos últimos, los campesinos y las mujeres, conservaban algo de titularidad sobre los templos, y los derechos deri-vados, con los señores ya que son convocados en este acto de firma de un convenio. Documento que finalmente es firmado únicamente por el propio Obispo y por los potestades, en este caso los Velázquez (probable embrión de los Ayala), lo que “parece indicar que ellos eran los más interesados en su-primir las exacciones episcopales, y por tanto que ellos eran los beneficiarios del usufructo eco-nómico de las iglesias, Los habitantes de Ayala habrían traspasado sus derechos a los tenentes (…) habrían desaparecido como parte activa, y eran los señores los que los representaban” (GONZÁLEZ CEMBELLÍN, 2004: 56-57). (Foto 17)

A partir del siglo XII la documentación conservada aumenta y se hace más rica en detalles. Textos conservados de principios del XII nos acercan a localizaciones como Menoio, Maroño, Agiñaga y Mena-garai de 1114, Arbileta en 1198, etcétera, hasta el listado conservado de 1257 en el que se relacionan las parroquias de la diócesis de Calahorra en la carta del obispo Don Jerónimo Aznar aportándonos localizaciones del valle de Orduña como San Juan de Aloria, Santa Ana de Mendeika, el despoblado

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Foto 17. Izquierda conjunto de Kexaa (Quejana) y derecha despoblado de Perea en Beotegi. Ambos son citados en el documento de consagración de San Pedro de 1095 y pueden ejemplificar junto con otros como Mariaca en Amurrio, Oribe-Salazar en Erbi, San Juan de Murga o Arespalditza, por poner algunos ejemplos, el devenir histórico posterior de todos estos asentamientos con origen altomedieval.

de Barracarán en Delika. Una red de aldeas que coinciden en muchos de los casos en el tipo de asen-tamiento y en su ubicación topográfica; y de las que conocemos únicamente sus primeras referencias documentales en relación a sus templos y a sus señores, la aparición de algunos materiales (ejemplo de la localización de enterramientos y estelas como los casos de Maroño o Menagarai respectivamen-te) o la conservación de algunos restos románicos en las fábricas de los templos posteriores.

Foto 18. Menoio (izquierda) y Belandia (derecha) son dos ejemplos de comprobables asentamientos altomedievales que apare-cen en el registro textual en 1114 y 1257 respectivamente. En algunos casos contamos con algunos datos más como la aparición de sepulturas en San Pedro “ad vincula” de Menoio.

De los poderes de estas aldeas han llegado hasta nuestros días las reformas realizadas en las an-tiguas iglesias supuestamente prerrománicas, como puede ser el caso de Añes, u otras más recientes, como puede ser el caso de Delika. Las iglesias y las necrópolis son los elementos del registro arqueo-lógico altomedieval más estudiado dada la facilidad de identificación. Además, a falta en muchos casos de más datos, han ayudado a ver realidades sociales más complejas como la fijación del poblamiento dentro de las estructuras feudales. (Foto 19)

Sin embargo no debemos dejar la oportunidad de citar la localización en zonas de montaña en asentamientos como abrigos, cuevas y dólmenes, de materiales, la mayoría cerámicos pendientes de comprobación, adscritos a la Edad Media. Es el caso del Abrigo de Kobata o del conjunto dolménico de

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Las Campas en Añes, del dolmen de campas de Oletar en Menoio, del dolmen de Campas de la Choza en Orduña o de los materiales localizados en la Cueva de Los Franceses de Babio en Izoria.

Foto 19. Santa María de Delika (izquierda) y San Martín de Lezama (derecha) dos de los mejores ejemplos de románico ayalés.

Es un fenómeno, el de la existencia de materiales o fases de ocupación medievales, relacionado con zonas de montaña o, como puede ser nuestro caso, también con zonas de paso. En este sentido debemos hacer mención a las investigaciones que se están realizando en estos espacios ganaderos (FERNÁNDEZ MIER, 1999).

Las más cercanas actuaciones en zonas de montaña por el equipo formado por A. Moraza y J. A. Mujika en estructuras de las sierras de Aralar y Urbia descubren cronologías comprendidas entre el siglo VI y el XVIII intensificándose los periodos de máxima actividad de estas construcciones entre fines del siglo IX y fines del XIII. Parece por lo tanto que a partir del siglo VI se inicia una nueva forma de explotación de pastos de altura, además claramente relacionada con la ganadería vacuna, que perduró durante toda la Edad Media hasta las transformaciones sufridas a partir del siglo XVII (MORAZA; MU-JIKA, 2005). La arqueología puede en el futuro aportar nuevos datos en Ayala ya que es considerable el número de localizaciones en Sierra Salvada con cronología y función inciertas.

Foto 20. Conjunto dolménico de Las Campas (Añes) que junto con el denominado Las Campas de Oletar (Menoio) concentran un considerable número de materiales, sobre todo cerámicos, adscritos a la Alta Edad Media.

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Por otro lado el reaprovechamiento de ciertos espacios ocupados por asentamientos prehistóricos debe de estar detrás de la aparición de diferentes volúmenes de material cerámicos medieval en los dólmenes anteriormente citados. Debemos por lo tanto entenderlos de momento, y a falta también de comprobación, como el reaprovechamiento continuado de los recursos del entorno ubicados en un mismo espacio; y no como la reutilización de los asentamientos o como restablecimiento de formas de vida anteriores como han detallado otros autores. Señalar la magnífica disposición de estas estructuras en el caso de Ayala; ya que se encuentran junto a caminos naturales que descendían de la Meseta a través de Sierra Salvada.

Por lo tanto estos materiales se pueden unir a otros más subjetivos derivados del establecimiento de posibles ubicaciones en emplazamientos que su por posición y devenir histórico puede albergar ocupaciones altomedievales. Algunas de estas localizaciones se han insertado en el estudio siendo objeto también de prospección sin que por el momento podamos reseñar datos de interés. Podemos poner por ejemplo Lendoño de Abajo, Nuestra Señora del Yermo/Ermu (que contiene una imagen ro-mánica), la ermita de San Bartolomé en Laudio o el Santuario de Nuestra Señora de Garrastatxu en Baranbio.

AIARA/AYALAAñes: Abrigo de Kobata/Covala Cerámicas Edad MediaAñes: Conjunto Dolménico de Las Campas Cerámicas Edad MediaIzoria: Cueva de Los Franceses (Babio) Cerámicas Edad MediaOpellora: San Miguel de Opellora (Costera) EnterramientosMenoio: Dolmen Campas de Oleta Materiales Edad MediaAñes: Iglesia y Necrópolis de San Vicente 864Añes: Poblado de Urzaniko 864Erbi: Los Castillejos, Poblado de Erbi 864Luxo: Ermita de la Egipciaca 864Lexartzu: Campo Santo Viejo 864Luiando: Aio Estela S. IX?Madaria: Monasterio de San Clemente y Santa Cecilia de Obaldia 864Ozeka: San Valentín, Santa Eufemia 864Salmanton: Santa Marina 864Soxo: Iglesia de San Julián; Pando 864Lanteno: La Mota 1040Beotegi: Perea (Santo Tomás), San Miguel 1095Erbi: Poblado Oribe-Salazar 1095Murga: San Juan 1095Olabezar: San Pedro, San Babilas 1095Kexaa: Conjunto de Kexaa 1095Arespalditza: Iglesia de Asunción 1095Agiñaga: Iglesia de la Purísima Concepción 1114Maroño: Iglesia y Necrópolis de San Pedro 1114Menagarai: Iglesia de San Pedro Estela ss. VIII-IX; 1114Menoio: San Pedro –Ad vincula- 1114

Otros: Beotegi: Recinto Fortificado de Peregaña; Izoria: Asentamiento de Ibarra; Izoria Asentamiento de Ibarra; Kexaa: El Potrero; Salmanton: Cueva de Kontroban.

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LAUDIO/LLODIOErmita de San Bartolomé EmplazamientoErmita de Santa Cruz 964San Pedro de Lamuza 1095Nuestra Señora del Yermo/Ermu Emplazamiento-Románico

URDUÑA/ORDUÑADolmen y Poblado de Campas de la Choza Materiales CerámicosOrduña 804Iglesia de San Pedro de Lendoño de Arriba ss. VIII-X 1123San Román de Zedelika ss. VIII-XINuestra Señora de la Antigua 937Templo de San Clemente de Arbileta 1198Ermita de Santa Ana de Mendeika 1257Iglesia de Santa Eulalia de Belandia 1257Iglesia de San Esteban de Lendoño de Abajo Emplazamiento

OKONDO/OQUENDOSan Román S. XII

ARTZINIEGASantuario de Nuestra Señora de la Encina ss. V-VI / IX-X / XI-XIIErretes Tudela 864Erretes Tudela 1040Santa Koloma XIVilla de Artziniega 1272

AMURRIOLekamaña: El Castillo Medieval-Guerra CivilSaratxu: Ermita de Santa María Egipciaca Romano-Edad MediaAmurrio: Iglesia de Santa María Romano-1095Poblado de Mariaka y Templo de San Pedro 1095Larrinbe: Templo de San Mames de Orue 1095Aloria: Templo de San Juan de Abajo 1257Artomaña: Iglesia de San Jorge 1257Delika: Iglesia de Santa María 1257Delika: Poblado de Barracarán 1257Tertanga: Iglesia de San Cristóbal 1257Etxegoien: San Miguel RománicaLezama: Iglesia de San Martín RománicaLekamaña: Templo de Santa Lucía, San Miguel XIIIBaranbio: Santuario de Nuestra Señora de Garrastatxu Emplazamiento, 1617

Otros: Amurrio: Iglesia de Santa María; Aloria: Asentamiento romano-medieval de Aloria-San Juan de Abajo; Artomaña: La Calzada; Delika: Asentamiento de Delika; Delika Recinto Fortificado de Santa Águeda.

Otros: Erretes Tudela: Cueva de la Iglesia; Erretes Tudela: Pasos de Gordeliz.

Otros: Ermita de Santa Agueda.

Otros: Poblado de Parapeto; Caserío Olabarrieta Romano.

Otros: Poblado Fortificado de Santa Cristina; Asentamiento de Zedelika.

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4. ALGUNAS CONSIDERACIONES FINALES

Los datos obtenidos son prometedores para el futuro de la investigación ya que nos ofrecen una dispersión de asentamientos analizable sólo de manera preliminar aportando diferencias cronológicas, orográficas y funcionales. Por lo tanto son muchos los interrogantes que se nos presentan.

De cara al futuro, y a la realización de nuevos estudios, la Tierra de Ayala presenta características similares a las regiones vecinas analizadas; como la notoria escasez de elementos pertenecientes a contextos habitacionales, la aplastante supremacía de evidencias materiales relacionadas con necró-polis, con el mundo de los muertos o con iglesias, la escasez de materiales anteriores a los siglos IX-X o la falta de una visión clara de la herencia del mundo romano.

Sin embargo sí que podemos citar como rasgo diferenciador la prontitud y cuantía de las referencias documentales en comparación con otras áreas, o la perduración del poblamiento desde al menos la Alta Edad Media. Este último punto es comprobable como un porcentaje elevado de los concejos, ba-rrios o templos específicos aparecen documentados antes del siglo XIII, tanto en el Valle de Ayala como en el de Orduña, siendo escasos los despoblados conocidos.

Pero si analizamos las carencias de materiales anteriores al IX podemos estar ante el propio devenir histórico del territorio, pudiendo incluso intuir, a modo de hipótesis, un tipo de poblamiento condicio-nado en todo momento por los recursos que ofrece el territorio a sus propias gentes y a las de fuera. Estaríamos por lo tanto ante un poblamiento estigmatizado por la herencia romana de explotación de los recursos minerales incentivada por los centros de poder y de administración exógenos. La herencia romana la conocemos de momento por los ejemplos proporcionados por los recientes excavaciones en Elexar en Amurrio, o los resultados de las excavaciones de Aloria y La Encina. Todos estos casos de-muestran que nos encontramos ante asentamientos rurales relacionados con actividades metalúrgicas o de explotación de recursos.

Foto 21. Ermita La Egipciaca de Saratxu y vista de su entorno en la franja occidental. En este emplazamiento se han localizado en diversas prospecciones restos óseos y cerámicos pertenecientes a fases romanas y altomedievales.

El tipo de poblamiento surgido tras la caída del imperio podría estar explotando, posiblemente hasta finales del VIII, los recursos que le son conocidos desde la etapa romana o incluso desde la protohisto-ria. Por otro lado estos asentamientos de época romana de los que tenemos referencia se encuentran geográficamente alejados de los centros embrionarios de poder que están a su alrededor. Parece que a partir del siglo VI se produce una transformación del poblamiento, observada en otros territorios, evidenciada en ocasiones por una recesión de zonas ocupadas hasta entonces que coincide con el surgimiento de nuevos asentamientos (términos como continuación o ruptura se han esgrimado conti-nuamente en estudios, síntesis, excavaciones arqueológicas, etc.). Sólo con la repoblación de Alfonso I a mediados-finales del siglo VIII podemos intuir estas poblaciones cuando entran directamente en la historia a través del registro textual directo.

Del mismo modo en Ayala a partir del siglo IX la documentación y los elementos nos hablan de otra realidad que seguramente tenga origen en los dos siglos anteriores. Los primeros análisis desarrolla-dos en el entorno circundante nos acercan a una Tierra de Ayala con un tipo de poblamiento complejo que evolucionará a partir del siglo VIII. Se desarrollarán pequeñas agrupaciones campesinas con una iglesia o templo como eje que realizará las labores de captación de beneficios y rentas. En la actualidad en nuestro territorio es a todas luces difícil ver el origen de este fenómeno, su desarrollo y sus caracte-rísticas contando únicamente con referencias textuales y con la documentación arqueológica de unos pocos yacimientos que nos aportan escasos datos y materiales de estos tres siglos.

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Por lo tanto nuestro objetivo es presentar las evidencias altomedievales halladas en los últimos años en la Tierra de Ayala y el Alto Nervión. Es mostrar preliminarmente los datos que tenemos, tanto en re-ferencias arqueológicas como textuales, con el fin último de presentar una propuesta de actuación que permita, con una buena base metodológica, incentivar el estudio futuro del poblamiento altomedieval en el noroeste alavés. Esta revisión del catálogo ha sido acompañada de un examen documental y bi-bliográfico preliminar de las escasas referencias que poseemos, con el objetivo de construir una visión global del territorio, posibilitar la obtención de nuevas ubicaciones y establecer un discurso histórico preliminar.

La investigación y el desarrollo posterior de la disciplina darán sus frutos. Muchas de los elementos estudiados y prospectados conservan bajo los depósitos actuales y bajo las estructuras conservados elementos pertenecientes a su pasado; debajo o cerca de muchas de las iglesias y ermitas actuales (como San Juan de Soxo), en los despoblados (como Perea), en las necrópolis (como Menagarai), en las terrazas agrícolas, en los bosques, en la evolución en las divisiones parcelarias,…

Las perspectivas arqueológicas de estos asentamientos pueden quedar ejemplificadas en el San-tuario de La Encina en Artziniega. El hallazgo de una estela a mediados de los noventa aportaba pistas significativas que se vieron superadas durante la intervención practicada en el interior a finales de esa década. Todo puede sumar en un territorio poco antropizado como el ayalés. Si no sirva también de ejemplo y referencia los sorprendes hallazgos realizados por Félix Murga como consecuencia de obras en el fondo del valle en Izoria y en Ibaguen. En ambos barrios se localizaron los denominados asenta-mientos de Ibarra y El Potrero respectivamente, posiblemente muy bien conservados dada la profun-didad a la que se encuentran los hallazgos y dada la secuencia estratigráfica documentada al menos por los materiales recuperados ya que se localizan materiales adscritos comúnmente al calcolítico junto con cerámica común romana (GOBIERNO VASCO).

La prospección realizada, en la que se ha visitado yacimientos de todo tipo (necrópolis, asentamien-tos al aire libre, hallazgos en cueva, iglesias, zonas de producción, elementos aislados o hallazgos oca-sionales, menciones documentales, despoblados, etcétera), ha permitido incluir de cada localización: apreciaciones acerca de su emplazamiento, las posibilidades de conservar elementos o alteraciones sufridas, las posibilidades de expansión de los elementos de los que tenemos noticias, los ratios de control e influencia de las ubicaciones con su entorno o la posible localización de elementos no refleja-dos hasta el momento por la historiografía tipo zonas de producción como terrazas agrarias, zonas de pasto, fuentes, seles, ferrerías de monte, etcétera.

Foto 22. Luxo. Posible emplazamiento de la antigua ermita de La Egipciaca en Luxo documentado en el 864.

El estudio ejecutado con la ayuda del IAA-AAI busca servir de andamiaje conceptual aportando los datos de partida necesarios para el desarrollo de una investigación en profundidad de la Alta Edad Media en un territorio como La Tierra de Ayala y Alto Nervión. Las características esbozadas sobre estas líneas reflejan la idoneidad de un territorio como este a la hora de aplicar un estudio integro más intervencionista que aúna las últimas técnicas y métodos en análisis tanto documental como arqueo-lógico del paisaje altomedieval y actuaciones concretas en varios asentamientos con variables en sus adscripciones cronológicas y funcionales.

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