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04 No 02 / DICIEMBRE-FEBRERO 2001 E l arte del Holocausto es, en sus formas originales, un arte testimonial. Las pri- meras obras que tuvieron como motivo principal el Holocausto son creación de los testigos y so- brevivientes en su afán por plas- mar aquello que habían visto, oído y vivido. Es precisamente en los días, meses y años inmediatamen- te posteriores al fin de la guerra que estas obras aparecen como un esfuerzo personal de denunciar, asimilar, recordar y olvidar. Ciertamente el universo de los campos de concentración es un mundo sin ley y sin lógica. En esos sitios cualquiera podía sobre- vivir por el capricho de una auto- ridad, y cualquiera podía morir CARLOS LEPE PINEDA Cordinador Gral. de Humanida- des de la Universidad Anáhuac CLEPE@ANAHUAC.MX Palabras clave: Holocaus- to, arte de los genocidios, valo- res humanos, uso de materiales, símbolos de la sobrevivencia Arte del Holocausto Podría hacerse una reconstrucción del Holocausto a par- tir de las producciones artísticas que sobrevivieron a ese terrible periodo, y por las que los sobrevivientes produje- ron en los años subsecuentes, pero convendría abordar- las desde diversas perspectivas: técnicas de producción artística, uso de materiales, composición, temática, sím- bolos... TESTIMONIOS DEL INFIERNO por el capricho de otra. La opción entre ser víctima de los asesina- tos masivos en las cámaras de gas y de “vivir” en condiciones infrahumanas, de extremo some- timiento, al interior del campo, convirtieron la vida humana en una condición precaria y difícil de apreciar. Puede parecer peculiar, pero no sólo los perpetradores eran crue- les con los prisioneros. La reali- dad es que entre los mismos pri- sioneros existía una crueldad que hasta la fecha no ha sido descrita cuidadosamente: los prisioneros se robaban unos a otros, los más fuertes abusaban de los más dé- biles, se buscaba en muchas oca- siones un provecho estrictamen- te personal, aún a costa de poner en riesgo las vidas de otros. Sólo un ejemplo: Primo Levy cuenta en su libro Si esto es un hombre 1 cómo al ingresar al campo lo en- viaron con el más feroz de los APORTES

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El arte del Holocausto es, ensus formas originales, unarte testimonial. Las pri-

meras obras que tuvieron comomotivo principal el Holocaustoson creación de los testigos y so-brevivientes en su afán por plas-mar aquello que habían visto, oídoy vivido. Es precisamente en losdías, meses y años inmediatamen-te posteriores al fin de la guerraque estas obras aparecen como unesfuerzo personal de denunciar,asimilar, recordar y olvidar.Ciertamente el universo de loscampos de concentración es unmundo sin ley y sin lógica. Enesos sitios cualquiera podía sobre-vivir por el capricho de una auto-ridad, y cualquiera podía morir

CARLOS LEPE PINEDA

Cordinador Gral. de Humanida-des de la UniversidadAná[email protected]

▲▲▲▲▲Palabras clave: Holocaus-to, arte de los genocidios, valo-res humanos, uso de materiales,símbolos de la sobrevivencia

Arte del Holocausto

Podría hacerse una reconstrucción del Holocausto a par-tir de las producciones artísticas que sobrevivieron a eseterrible periodo, y por las que los sobrevivientes produje-ron en los años subsecuentes, pero convendría abordar-las desde diversas perspectivas: técnicas de producciónartística, uso de materiales, composición, temática, sím-bolos...

TESTIMONIOS DEL

INFIERNO

por el capricho de otra. La opciónentre ser víctima de los asesina-tos masivos en las cámaras de gasy de “vivir” en condicionesinfrahumanas, de extremo some-timiento, al interior del campo,convirtieron la vida humana enuna condición precaria y difícilde apreciar.Puede parecer peculiar, pero nosólo los perpetradores eran crue-les con los prisioneros. La reali-dad es que entre los mismos pri-

sioneros existía una crueldad quehasta la fecha no ha sido descritacuidadosamente: los prisionerosse robaban unos a otros, los másfuertes abusaban de los más dé-biles, se buscaba en muchas oca-siones un provecho estrictamen-te personal, aún a costa de poneren riesgo las vidas de otros. Sóloun ejemplo: Primo Levy cuentaen su libro Si esto es un hombre1

cómo al ingresar al campo lo en-viaron con el más feroz de los

APORTES

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Kapos (una especie de capataz,guardia y asesino a sueldo) “a pre-guntarle... si es verdad que el suyoera el Kartoffelschalen—Commando,el Comando de Pelar Patatas, y sipuede enrolarse en él”. Por supues-to, podemos imaginarnos la violen-ta y desproporcionada reacción delKapo. Este humor macabro y ase-sino sólo puede existir en un mun-do en el que se ha tergiversado elvalor y el sentido de la vida huma-na.El arte del Holocausto, sobre todoel arte de los sobrevivientes, ca-rece, la mayor parte de las oca-siones, de una genuina técnicaplástica. Con esto me refiero a quela inclinación a plasmar de modoartístico los recuerdos y las ex-periencias responde más a una ne-cesidad interior que a una incli-nación artística, a un interés dedesarrollar un estilo o de perfec-cionar las habilidades de compo-sición.Por supuesto, en estricta teoríaestética, uno puede argumentardiciendo que aún esta “necesi-dad” de expresarse es propiamen-te artística. Estoy totalmente deacuerdo y, en ese sentido, acep-taría que, en sentido amplio, a estetipo de testigo del Holocausto sele llamara “artista del Holocaus-to”, aunque el término parece casichocante.

Del ghetto a la muerteAlgunos artistas del Holocaustomurieron en el mismo, aunque suobra sobrevivió. En efecto, inclu-

Leo Haas. Distribución de comida . Dibujo firmado por el autor y fechado en la parteinferior derecha: 4.III.1944. Ghetto Terezin. Tomado de: http://www.art.holocaust-education.net

Karel Fleischmann. Deportación de Terezin a Auschwitz. Dibujo elaborado en el GhettoTerezin. Tomado de: http://www.art.holocaust-education.net

Zofja Rozenstrauch (No. 48035). Vamos rumbo al Campo. El dibujo tiene una leyendaque explica su contenido: “Días y noches sin una gota de agua para las ciento cuarentapersonas en el carro helado. Los valientes saltan por las ventanas, pero podrían seralcanzados por las balas de los guardias”. Tomado de: http://www.nizkor.org/hweb/camps/auschwitz/rozenstrauch.html

Discurso Visual

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so algunos de estos artistas sontotalmente anónimos. Permane-cieron tan sólo colecciones de di-bujos y pinturas escondidos de-trás de una pared de madera, de-bajo de un piso o en un rincón deun mueble. Por supuesto, no setrata de paredes, pisos y mueblesde un campo de concentración,sino de un ghetto. Los ghettos

fueron lugares donde los judíoseran conducidos en masa con elfin de concentrarlos en una zonapequeña y manejable para poste-riormente decidir qué hacer conellos. Los ghettos aparecen a fi-nes de los años treinta y princi-pios de los cuarenta. Poco a pocovan a verse sobresaturados Laenfermedad hará presa de la po-

blación. El hambre y la muerteestaban a la orden del día. El mer-cado negro era la única posibili-dad de sobrevivir y muchas ve-ces eran los niños quienes entra-ban y salían del ghetto por peque-ñas aberturas en los muros, a ries-go de su propia vida.Posteriormente los ghettos serán“liquidados”, cual fue el términousado por los nazis. Los transpor-tes salían con regularidad de losghettos con el fin de poner enmarcha la industria de la muertede los campos de concentración:

las cámaras de gases y los crema-torios .He hablado de “los transportes”.En efecto, ésta es otra parte terri-ble de la historia de los sobrevi-vientes. Los nazis decidieron ase-sinar masivamente a los núcleosde población “indeseable”, y paraello los transportaban a las fron-teras de Alemania (por ejemplo,Dachau) o, aún “mejor”, a lospaíses del Este, especialmentePolonia (Auschwitz-Birkenau,

David Olère. Impropios para el trabajo. La infancia, la vejez, incluso la condiciónfemenina eran sinónimo de muerte a la llegada a los campos, debido a que se preferíana hombre jóvenes para las tareas de trabajo. Tomado de http://fcit.usf.edu/holocaust/resource/gallery/olere.htm. La obra se encuentra actualmente en el A Living Memorialto the Holocaust, Nueva York.

David Olère. La comida de los muertos para los vivos . Esta es una obra que representael esfuerzo de Olère (puede observarse su número tatuado en el brazo y ademásusado como firma —106144) por recuperar comida abandonada por las peronas reciénarribadas al campo. Lo que hacía con ella era arrojarla hacia el campo de mujeres.Tomado de http://fcit.usf.edu/holocaust/resource/gallery/olere.htm. La obra seencuentra actualmente en el A Living Memorial to the Holocaust, Nueva York.

Fernand “Horn” Van Horen.Frente a la enfermería . Eldibujo muestra el estadodeteriorado de los prisioneros.Sus fosas ilíacas estándelineadas debajo de pielcarente de grasa. Son“musulmanes” enfermos,desnudos en el lodo o la nieve,ateridos de frío y con unremota esperanza de seraceptados en la “enfermería”.

APORTES

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Existen también representacionesde estos macabros viajes. Inclu-so se cuenta en alguna coleccióncon pequeños trozos de periódi-co que los prisioneros lanzabanpor las ventanillas, conteniendoun pequeño mensaje y, curiosa-mente, algún dibujo que represen-taba su prisión y su desespera-ción. Un motivo constante de es-tos traslados (y después, de todoel arte del Holocausto) será elalambre de púas: un instrumentode opresión que se convertirá enun símbolo y en una realidadomnipresente .La llegada al destino final era aúnpeor. Se bajaba a las personas, serecogían los cadáveres y se reali-zaba una primera selección: losaptos para el trabajo hacia el cam-po de concentración; los no ap-tos, hacia las cámaras de gas (VerEl destino de ambos no era de-masiado diferente. Los vivos vi-vían rodeados de muerte: se lestatuaba un número en el brazo yse les explotaba como mano deobra esclava al grado de literal-mente disponer de su vida al ca-pricho de los oficiales nazis (VerSe les subalimentaba, hasta lle-varlos a una condición de desnu-trición y hambre extrema. Apa-recía entonces la figura de otropersonaje típico del holocausto:el hombre consumido por el ham-bre, literalmente cadavérico, conlos ojos hundidos y la mirada per-dida. En el ambiente de concen-tración se le llamaba “musul-mán”2

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Majdanek, Treblinka). Para rea-lizar estos masivos y largos tras-lados se utilizaban trenes. En lostrenes viajaban hacinados más deun centenar de personas en cada

vagón para ganado y no se les pro-porcionaba alimento ni agua. Losmuertos en el viaje eran muchos ylas condiciones se volvían muy pron-to críticas e insoportables.

Los condenados a muerte en lascámaras de gas morían general-mente pocas horas después. Se lesllevaba con engaños a las cáma-ras, se les pedía que marcarancuidadosamente sus equipajes yluego se les introducía a las “du-chas”. Curiosamente, predominala idea de que en lugar de aguasalía gas. La realidad es que el gasgeneralmente no provenía de tu-berías, sino que se abrían unoshuecos en el techo por los que searrojaba una lata de Zyklon B,sustancia sólida tóxica, insectici-da de origen, que al contacto conel aire se convierte en gas y, alsaturar el ambiente, mata de as-fixia a las personas .Una vez muertos, los miembrosdel Sonderkommando (comandoespecial) sacaban los cadáveresde la cámara de gas. Se arrastra-ban hasta el crematorio o se lessubía por medio de elevadorespara convertir decenas, cientos,miles de cuerpos, en una monta-ña de ceniza como la que hoy díase encuentra en el Mausoleo deMajdanek: siete toneladas de ce-niza humana que corresponde enpromedio a quinientas mil perso-nas incineradas.Cuando los nazis se dieron cuen-ta de que perderían la guerra,organizaron la “operaciónReinhard”. Ésta consistía en li-quidar los campos de concen-tración y destruir toda la evi-dencia posible. Para ello, en losprimeros meses de 1945 se reali-zaron las tristemente célebres

“marchas de la muerte”. Se pren-dió fuego a los campos de con-centración y se evacuó a los pri-sioneros, obligándolos a correrlejos del frente de batalla, pordonde se acercaban principal-mente los rusos (en el frenteoriental). Los prisioneros llegarona correr hasta 60 kilómetros enuna noche. Los que caían eranaplastados por la masa humanaque corría o rematados de un tiropor los militares de la retaguar-dia . Fue el costosísimo principiodel fin para el ejemplar paradig-mático del reino del terror nazi:el campo de concentración.

ConclusiónVerdaderamente es posible haceruna reconstrucción del Holocaus-to en función de las produccio-nes artísticas que han sobrevivi-do a este terrible periodo, y tam-bién por las que los sobrevivien-tes produjeron en los añossubsecuentes.Ciertamente el valor testimonialde estas obras es indudable. Sinembargo, convendría abordarlasdesde las más diversas perspecti-vas: técnicas de producción artís-tica, uso de materiales, caracte-rísticas de composición, temáti-cas, símbolos, etc. El universoartístico del Holocausto tiene unaenorme riqueza estética y huma-na que es necesario conocer, ex-plorar y difundir.Finalmente, me parece que el va-lor más importante del arte delHolocausto es su valor educativo

David Olère. El crematorio. Tomado de http://fcit.usf.edu/holocaust/resource/gallery/olere.htm. La obra se encuentra actualmente en la Casa de los Combatientes delGhetto , en Israel.

Zofja Rozenstrauch (No. 48035). Evacuación. El dibujo tiene una leyenda que explicasu contenido: “Fuimos llevadas fuera de Auschwitz 18-1-45 en dirección de Wroclaw.Aquellos que no podían sostener el paso eran asesinados en el momento”. Tomadode http://www.nizkor.org/hweb/camps/auschwitz/rozenstrauch.html

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y humanístico. Valor educativoporque nos enseña con un crudorealismo lo terrible de un eventohistórico que muchas veces estu-diamos con enorme frialdad. Lahistoria es el relato de la vida hu-mana: vida cargada de ilusiones,de decepciones, de dolor y sufri-miento, así como de liberación yesperanza. Por otro lado, el artedel Holocausto tiene un enormevalor humanístico, puesto que estanto un recordatorio del pasado,como un reproche hacia el pre-sente y una advertencia hacia elfuturo: lo que el hombre es capazde hacer al hombre puede suce-der en cualquier lugar, en cual-quier momento. La tragedia denuestro tiempo es que losgenocidios se suman unos a otrospara escribir la infamante histo-ria de la crueldad y la intoleran-cia humana. El arte del Holocaus-to —como el arte de losgenocidios, otro “género” olvida-do— pueden sensibilizarnos parahacernos más fraternos y solida-rios con los perseguidos, los ol-vidados, los desplazados, los re-fugiados, los esclavizados, lostorturados y los amenazados demuerte en todo el mundo.

Notas1. Levy, Primo. Si esto es un hombre. Bs As, EDITOR, 1988. 1ª ed.

1958. p. 30.

2. Cuando conocí esta denominación me pareció en extremo extra-

ña. Sin embargo, según el testimonio de un sobrevivimente, recibie-

ron este nombre debido a que en la época (los años 30) las hambrunas

en los países árabes ocasionaban terribles estragos. Debido a ello,

cuando veían a los prisioneros como esqueletos vivientes, la imagen

que les venía a la cabeza era que parecían “musulmanes”. Hoy día -

—trágicamente— diríamos que parecen etíopes, somalíes o, acaso,

en una injusta generalización, “africanos”.

David Olère. Gaseando . El autor participó durante algún tiempo en la macabra laborde vaciar las cámaras de gas, de modo que esta representación es uno de los pocostestimonios directos con que contamos hoy día para relatar lo que sucedió dentro delas cámaras de gas en aquello terribles momentos. Tomado de http://fcit.usf.edu/holocaust/resource/gallery/olere.htm. La obra se encuentra actualmente en el A LivingMemorial to the Holocaust , Nueva York.

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