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2 EL SOL Domingo, 10 de noviembre de 1991 u B SEGUNDA PI4NA Universitat Autónoma de Barcelona Biblioteca d'Humanitats ................ , . J OSE AGUSTIN GOYTISOLO Arthur Rimbaud P REPARENSE A LEER las banalidades, las tonterías que se van a escribir para conmemorar el centenario de la muerte de Rimbaud: la cosa irá sobre la precocidad del genio, su belleza corporal adolescente, su obra de orá- culo poético y su emocionante y maravillosa vida. Leerán también sobre su rechazo a la figura del padre, un militar francés, y sobre su amor angeli- cal hacia la madre, cosas ambas que le conduje- ron a una feliz homosexualidad. No. creo que se tengan que buscar los orígenes de conducta se- xual alguna, pues son genéticos o voluntarios, ni exaltar '0 condenar la homosexualidad, el onanis- mo o el narcisismo, y menos echando mano de los envejecidos Freud y Adler. Sí, Arthur Rimbaud fue un niño precoz y rebel- de, pero no era un superdotado, un monstruito, vaya. Después de dos intentos fallidos, se fugó del colegio de Charleville, su lugar natal, y se fue a París: tenía ya dieciséis años. Allí escribió La car- ta del vidente; de él, claro: el poeta es como un ex- plorador de su interioridad, a través de una espe- cie de alquimia verbal, etcétera. Nada del otro mundo: leído hoy, es un texto que oscila entre la corrección y la beatería. Estuvo en París sólo quínce días, y regresó a su casa, ~n Charleville. El mismo año de 1871 publicó Le bateau ivre, un notabilisimo libro de poemas que emocionó a PaulVerlaine, que andaba ya porlos veíntísíete años: escribió una carta a Rimbaud, entusiasta y apasionada. Total, que en diciembre de ese año el joven Arthur volvió a Paris, y habitó y cohabitó con Verlaine. Este arrebato amoroso provocó la crisis del matrimonio de Verlaine. y éste se sepa- ró de su mujer, Mathilde Maute. Los dos amigos concurrieron a tertulias y reu- niones literarias, e hicieron eso que se llama vida social, hasta que se cansaron: en julio de 1872 via- jaron a Bélgica y luego a Inglaterra, para regresar a Bruselas en 1873. Allí se produjo una brutal dis- cusión entre los amantes: Verlaine le pegó un tiro a Rimbaud, hiriéndole de consideración: el agre- sor fue condenado a dos años de prisión, y Rim- baud volvió a su casa, de nuevo. Mientras tanto, ese mismo año se publicó en Bruselas Une saison en enfer, colección de poemas en prosa, bellos algunos, y delirantes todos. No son para entusiasmar: sólo bonitos. En otoño Rimbaud tornó a París, y la primavera de 1874 cruzó el Canal de la Mancha y se estableció en Londres: le acompañaba Germain Nouveau, un poeta bohemio y mediocre, amigo de Rimbaud y también de Verlaine, y que era un latazo que, cuando creyó envejecer, se dedicó al ideal cristia- no de la absoluta pobreza evangélica, quizás por- que ya era pobre. Por no oír a Nouveau, Arthur Rimbaud escri- bió el que seguramente es su mejor libro: Illumi- nations, que no se publicaría hasta doce años des- pués, en 1886.Aguanta cualquier relectura, y con gusto. Deja de escribir poesía, y comienza a peregri- nar; está como preceptor en Stuttgart: allí se pre- senta Verlaine, regenerado, dijo, quién sabría de qué, quizás del alcoholismo, pues la homosexuali- dad no precisa de regeneración alguna. Verlaine pretende reconvertir a la fe cristiana a su ex amante: nueva pelea, pero esta vez sin tiros. Rup- tura fmal, y Arthur Rímbaud viaja a Italia, y, pronto regresa a su Charleville. El año 1876 se alis- ta voluntario en el Ejército Colonial Holandés, pe- ro al llegar a Batavia, hoy Yakarta, capital enton- ces de Java, hoy Indonesia, deserta y escapa a Pa- rís. . En 1878 aparece trabajando en Chipre, como oñcínísta. Pero dice sentir la llamada dei mundo árabe, y se instala en Adén, en la costa meridional I de la Península Arábiga, ahora Yemen Unido. Al- go le debió empujar a irse a El Harar, en Etiopía: I allí comerció primero con marfil, pero luego cam- I bió este oficio por el de traflcante de armas y mu- , nícíones, y ganó una verdadera fortuna suminis- trando armamento a Menelik, el Negus de Etio- pía. Enfermo de gangrena, vuelve a Francia. Ingre- sa en el Hospital de Marsella, y a pesar de que le amputan la pierna, la gangrena se ha extendido por todo su cuerpo. Muere en 1891, a los treinta y siete años. Regreso yo ahora a lo que interesa de Rim- baud, que no es su tonto deambular de homose- xual acosado por sí mismo -y por Verlaine, claro- en su juventud, para pasar luego a ser traflcante de armas. Lo que de él quedará es su poesía, y no lo que les van a ofrecer en bastantes diarios y re- vistas, me temo: la admiración por el niño genial, la pedoñlía poética de sus soi-disants admiradores. Rimbaud no fue, como él decía, un vidente; no ac- tuó jamás así: basta leerle; él produce poesía, no narra o escribe, al dictado, videncia ninguna; lo que sí hace es mítíñcar su infancia, alargarla y elevarla a la categoría de obra literaria. Yeso lo hace bien. Rimbaud intenta, cómo no, despistar a los que se dejan, asegurando que no ama el trabajo de es- critor; afirmó que su poesía se vertía de él al papel como un vaso de agua, sin esfuerzo alguno: "Yo aborrezco todos los oñcíos, Amos y empleados son todos unos palurdos ..." Pero él empezó siendo un empleado, y acabó siendo un amo, rico y déspota. Y, escribiendo o negociando, siempre trabajó. Asi- mismo se caen solas sus declaraciones de que creía en "un mundo anterior y puro", ya desapa- recido. Lean varios poemas de Illuminations, y ve- rán: La seda de los mares, Las bolas de zafiro, Las flores árticas ... Todo artiflcial, lujoso y nada ante- rior ni puro. Sí, Rimbaud hizo, con trabajo y oñcío de escri- tor, una muy buena poesía, sobre todo remarcable por la musicalidad de sus versos. Pero su influen- cia causó y causa aún estragos, en Francia y en to- das partes. Hay gente que escribe como hace cien años, y mal. Rimbaud engañaba y engaña a los que le si- guen como un apóstol: pero también se engañó él. Se inventó un fascinante mundo árabe, y salió es- capado de Adén a Etiopía; pero no buscando, co- mo dejó escrito, "la pureza de las razas antiguas", sino para enriquecerse a costa de ellas. También es insostenible su odio a Francia y a Europa: se comportó en Asia y Africa como un turista, como un negociante europeo. Pero lean, relean a Arthur Rimbaud: caten su poesía que, en prosa o verso, es muy apreciable. Y si tienen tiempo, lean luego a otro gran poeta fran- cés, Charles Baudelai.re, algo así como el auténtico padre de Rimbaud. Pero no se dejen vender la mo- to del mancebo visionario, del celestial poeta todo inspiración, igual que un ángel de vidrio. RINCON DEL LECTOR Un gran catálogo para .. un gran acontecnruento .:+ ENRIQUETA ANTOLI~ A VECES, UN CATALOGO se desclasa y asciende, por sus propios méritos, a la superior categoría de li- bro. Este es el caso del que nos ocupa, obra meri- toria, digno recuerdo para la historia de una ex- posición que bien merece una visita. Se trata, por supuesto, de la muestra que bajo el título El espejo de nuestra historia. La Diócesis de Zaragoza a través de los siglos se ex- hibe simultáneamente en tres edificios monumentales de la capital aragonesa: San Juan de los Panetes, la Lonja y el Palacio Arzobispal. Un centenar de estudiosos han escrito las 670 páginas de que consta el volumen y han profundizado en temas históri- cos, litúrgicos, arquitectónicos y artisticos, todos ellos refe- rentes a esa división ecle- siástica y territorial que es una diócesis. Desde los tiem- pos de los romanos y hasta." los días actuales, minuciosa y amenamente, se recorre un camíno que lleva mucho más lejos de lo que a primera vista se pueda suponer. Y el catálogo cumple-pre, cisamente, el papel del espe- jo colocado al borde del sen- dero. Las magnificas fotos de las piezas expuestas -cua- dros, esculturas, manuscri- tos, objetos sagrados- van acompañadas de la explica- ción, amplia y erudita, que las cataloga y las valora. El papel es bueno, las re- producciones, también. Una visita al encuadernador pue- de dignificarla definitiva- mente. El espejo de nuestra historia Varios autores Arzobispado de Zaragoza y Ayuntandento de Zaragoza. Zaragoza 1991. 665 pags. Análisis del fin de una larga historia l +:+ GUILLERMO ALTARES " >,.r- ESPUES DEL FALLIDO golpe de agosto, lo poco que quedaba de lo que fue la Unión Soviética se con- virtió defmitivamente en cenizas, hambre y esta- tuas caídas. Muchas repúblicas han abandonado el barco de la URSS, que está a punto de perder su nombre; el último Romanov ha pisado el suelo de aquella be- lla ciudad que durante setenta años de revolución, engulli- dos por la historia, se llamó Leningrado y ahora se llama San Petesburgo; y la perestroika de Gorbachov, que cambió la faz del mundo, se ha convertido en una serie de tímidos cambios en comparación con la vorágine transformadora de Boris Yeltsin. Por no quedar, no han sobrevivido ni el KGB ni el PCUS, disuelto e ilegalizado en Rusia. En Unión Soviética. La quiebra de un modelo, Car- los Taibo, profesor de Cien- cias Políticas y miembro del Centro de Estudios de Países del Este analiza la naturaleza, las causas y las consecuencias (nacionales e internacionales) del gol- pe, cuyo fracaso sígníficó el fm defmitivo de toda una época de la historia de la humanidad. Con claridad y precisión, Taibo dibuja el nuevo perfíl de la URSS y sus relaciones con el resto del mundo y hasta se atre- ve a hacer un análisis de Lennin, esa ñgura revolu- vionaria que se empeñan en hacernos olvidar. La bi- bliografia, amplia y com- pleta, es otra pieza funda- mental de este valioso li- bro. Unión Soviética. La quiebra de un modelo Carlos Taibo Los libros de la Catarata Madrid, 1991. 174 págs.

ArthurRimbaud - UAB Barcelona · 2009-06-06 · San Petesburgo; y laperestroika de Gorbachov, que cambió la faz del mundo, se ha convertido en una serie de tímidos cambios en comparación

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2 EL SOL Domingo, 10 de noviembre de 1991 u BSEGUNDA PI4NA Universitat Autónoma de Barcelona

Biblioteca d'Humanitats................ , .

JOSE AGUSTIN GOYTISOLO

Arthur Rimbaud

P REPARENSE A LEER las banalidades, lastonterías que se van a escribir paraconmemorar el centenario de lamuerte de Rimbaud: la cosa irá sobrela precocidad del genio, su bellezacorporal adolescente, su obra de orá-

culo poético y su emocionante y maravillosa vida.Leerán también sobre su rechazo a la figura delpadre, un militar francés, y sobre su amor angeli-cal hacia la madre, cosas ambas que le conduje-ron a una feliz homosexualidad. No. creo que setengan que buscar los orígenes de conducta se-xual alguna, pues son genéticos o voluntarios, niexaltar '0 condenar la homosexualidad, el onanis-mo o el narcisismo, y menos echando mano de losenvejecidos Freud y Adler.

Sí, Arthur Rimbaud fue un niño precoz y rebel-de, pero no era un superdotado, un monstruito,vaya. Después de dos intentos fallidos, se fugó delcolegio de Charleville, su lugar natal, y se fue aParís: tenía ya dieciséis años. Allí escribió La car-ta del vidente; de él, claro: el poeta es como un ex-plorador de su interioridad, a través de una espe-cie de alquimia verbal, etcétera. Nada del otromundo: leído hoy, es un texto que oscila entre lacorrección y la beatería. Estuvo en París sóloquínce días, y regresó a su casa, ~n Charleville.

El mismo año de 1871 publicó Le bateau ivre,un notabilisimo libro de poemas que emocionó aPaulVerlaine, que andaba ya porlos veíntísíeteaños: escribió una carta a Rimbaud, entusiasta yapasionada. Total, que en diciembre de ese año eljoven Arthur volvió a Paris, y habitó y cohabitócon Verlaine. Este arrebato amoroso provocó lacrisis del matrimonio de Verlaine. y éste se sepa-ró de su mujer, Mathilde Maute.

Los dos amigos concurrieron a tertulias y reu-niones literarias, e hicieron eso que se llama vidasocial, hasta que se cansaron: en julio de 1872 via-jaron a Bélgica y luego a Inglaterra, para regresara Bruselas en 1873. Allí se produjo una brutal dis-cusión entre los amantes: Verlaine le pegó un tiroa Rimbaud, hiriéndole de consideración: el agre-sor fue condenado a dos años de prisión, y Rim-baud volvió a su casa, de nuevo.

Mientras tanto, ese mismo año se publicó enBruselas Une saison en enfer, colección de poemasen prosa, bellos algunos, y delirantes todos. Noson para entusiasmar: sólo bonitos. En otoñoRimbaud tornó a París, y la primavera de 1874cruzó el Canal de la Mancha y se estableció enLondres: le acompañaba Germain Nouveau, unpoeta bohemio y mediocre, amigo de Rimbaud ytambién de Verlaine, y que era un latazo que,cuando creyó envejecer, se dedicó al ideal cristia-no de la absoluta pobreza evangélica, quizás por-que ya era pobre.

Por no oír a Nouveau, Arthur Rimbaud escri-bió el que seguramente es su mejor libro: Illumi-nations, que no se publicaría hasta doce años des-pués, en 1886.Aguanta cualquier relectura, y congusto.

Deja de escribir poesía, y comienza a peregri-nar; está como preceptor en Stuttgart: allí se pre-senta Verlaine, regenerado, dijo, quién sabría dequé, quizás del alcoholismo, pues la homosexuali-dad no precisa de regeneración alguna. Verlainepretende reconvertir a la fe cristiana a su examante: nueva pelea, pero esta vez sin tiros. Rup-tura fmal, y Arthur Rímbaud viaja a Italia, y,

pronto regresa a su Charleville. El año 1876 se alis-ta voluntario en el Ejército Colonial Holandés, pe-ro al llegar a Batavia, hoy Yakarta, capital enton-ces de Java, hoy Indonesia, deserta y escapa a Pa-rís. .

En 1878 aparece trabajando en Chipre, comooñcínísta. Pero dice sentir la llamada dei mundoárabe, y se instala en Adén, en la costa meridional Ide la Península Arábiga, ahora Yemen Unido. Al-go le debió empujar a irse a El Harar, en Etiopía: Iallí comerció primero con marfil, pero luego cam- Ibió este oficio por el de traflcante de armas y mu- .¡

, nícíones, y ganó una verdadera fortuna suminis-trando armamento a Menelik, el Negus de Etio-pía.

Enfermo de gangrena, vuelve a Francia. Ingre-sa en el Hospital de Marsella, y a pesar de que leamputan la pierna, la gangrena se ha extendidopor todo su cuerpo. Muere en 1891, a los treinta ysiete años.

Regreso yo ahora a lo que interesa de Rim-baud, que no es su tonto deambular de homose-xual acosado por sí mismo -y por Verlaine, claro-en su juventud, para pasar luego a ser traflcantede armas. Lo que de él quedará es su poesía, y nolo que les van a ofrecer en bastantes diarios y re-vistas, me temo: la admiración por el niño genial,la pedoñlía poética de sus soi-disants admiradores.Rimbaud no fue, como él decía, un vidente; no ac-tuó jamás así: basta leerle; él produce poesía, nonarra o escribe, al dictado, videncia ninguna; loque sí hace es mítíñcar su infancia, alargarla yelevarla a la categoría de obra literaria. Yeso lohace bien.

Rimbaud intenta, cómo no, despistar a los quese dejan, asegurando que no ama el trabajo de es-critor; afirmó que su poesía se vertía de él al papelcomo un vaso de agua, sin esfuerzo alguno: "Yoaborrezco todos los oñcíos, Amos y empleados sontodos unos palurdos ..." Pero él empezó siendo unempleado, y acabó siendo un amo, rico y déspota.Y, escribiendo o negociando, siempre trabajó. Asi-mismo se caen solas sus declaraciones de quecreía en "un mundo anterior y puro", ya desapa-recido. Lean varios poemas de Illuminations, y ve-rán: La seda de los mares, Las bolas de zafiro, Lasflores árticas ... Todo artiflcial, lujoso y nada ante-rior ni puro.

Sí, Rimbaud hizo, con trabajo y oñcío de escri-tor, una muy buena poesía, sobre todo remarcablepor la musicalidad de sus versos. Pero su influen-cia causó y causa aún estragos, en Francia y en to-das partes. Hay gente que escribe como hace cienaños, y mal.

Rimbaud engañaba y engaña a los que le si-guen como un apóstol: pero también se engañó él.Se inventó un fascinante mundo árabe, y salió es-capado de Adén a Etiopía; pero no buscando, co-mo dejó escrito, "la pureza de las razas antiguas",sino para enriquecerse a costa de ellas. Tambiénes insostenible su odio a Francia y a Europa: secomportó en Asia y Africa como un turista, comoun negociante europeo.

Pero lean, relean a Arthur Rimbaud: caten supoesía que, en prosa o verso, es muy apreciable. Ysi tienen tiempo, lean luego a otro gran poeta fran-cés, Charles Baudelai.re, algo así como el auténticopadre de Rimbaud. Pero no se dejen vender la mo-to del mancebo visionario, del celestial poeta todoinspiración, igual que un ángel de vidrio.

RINCON DEL LECTOR

Un gran catálogo para. .un gran acontecnruento.:+ ENRIQUETA ANTOLI~

A VECES, UN CATALOGO se desclasa y asciende, porsus propios méritos, a la superior categoría de li-bro. Este es el caso del que nos ocupa, obra meri-toria, digno recuerdo para la historia de una ex-posición que bien merece una visita. Se trata, por

supuesto, de la muestra que bajo el título El espejo de nuestrahistoria. La Diócesis de Zaragoza a través de los siglos se ex-hibe simultáneamente en tres edificios monumentales de lacapital aragonesa: San Juan de los Panetes, la Lonja y elPalacio Arzobispal.

Un centenar de estudiosos han escrito las 670 páginas deque consta el volumen y han profundizado en temas históri-cos, litúrgicos, arquitectónicos y artisticos, todos ellos refe-

rentes a esa división ecle-siástica y territorial que esuna diócesis. Desde los tiem-pos de los romanos y hasta."los días actuales, minuciosay amenamente, se recorreun camíno que lleva muchomás lejos de lo que a primeravista se pueda suponer.

Y el catálogo cumple-pre,cisamente, el papel del espe-jo colocado al borde del sen-dero. Las magnificas fotos delas piezas expuestas -cua-dros, esculturas, manuscri-tos, objetos sagrados- vanacompañadas de la explica-ción, amplia y erudita, quelas cataloga y las valora.

El papel es bueno, las re-producciones, también. Unavisita al encuadernador pue-de dignificarla definitiva-mente.

El espejo de nuestrahistoria

Varios autoresArzobispado de Zaragoza yAyuntandento de Zaragoza.Zaragoza 1991. 665 pags.

Análisis del finde una larga historia

l+:+ GUILLERMO ALTARES " >,.r-

ESPUES DEL FALLIDO golpe de agosto, lo poco quequedaba de lo que fue la Unión Soviética se con-virtió defmitivamente en cenizas, hambre y esta-tuas caídas. Muchas repúblicas han abandonadoel barco de la URSS, que está a punto de perder su

nombre; el último Romanov ha pisado el suelo de aquella be-lla ciudad que durante setenta años de revolución, engulli-dos por la historia, se llamó Leningrado y ahora se llamaSan Petesburgo; y la perestroika de Gorbachov, que cambióla faz del mundo, se ha convertido en una serie de tímidoscambios en comparación con la vorágine transformadora deBoris Yeltsin. Por no quedar, no han sobrevivido ni el KGBni el PCUS, disuelto e ilegalizado en Rusia.

En Unión Soviética. Laquiebra de un modelo, Car-los Taibo, profesor de Cien-cias Políticas y miembrodel Centro de Estudios dePaíses del Este analiza lanaturaleza, las causas y lasconsecuencias (nacionalese internacionales) del gol-pe, cuyo fracaso sígníficó elfm defmitivo de toda unaépoca de la historia de lahumanidad. Con claridad yprecisión, Taibo dibuja elnuevo perfíl de la URSS ysus relaciones con el restodel mundo y hasta se atre-ve a hacer un análisis deLennin, esa ñgura revolu-vionaria que se empeñanen hacernos olvidar. La bi-bliografia, amplia y com-pleta, es otra pieza funda-mental de este valioso li-bro.

Unión Soviética.La quiebra de un modelo

Carlos TaiboLos libros de la CatarataMadrid, 1991. 174 págs.