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UNA MIRADA DISTINTA AL ESPACIO PÚBLICO Introducci n: ó La ciudad está formada por muchos espacios distintos. Hablar de la ciudad es hablar de sus calles, sus edificios, sus plazas y sus parques. No obstante, lo que más caracteriza la ciudad (y que la distingue de un pueblo) es la gran contradicción entre el espacio público y el espacio privado. El espacio público juega un papel grande en la vida cotidiana de muchos ciudadanos porque se usa el espacio público intensivamente para trasladarse y disfrutarse. En un sentido los grafiteros no solamente usan la ciudad para estos objetivos, sino modifican este espacio. Además creen que la ciudad es propiedad de sus ciudadanos que pueden hacer con ella lo que quieran, o sea ellos tienen el derecho a modificarla (enlace a la entrevista con TAEM). No son sólo los grafiteros que usan el espacio público de una manera distinta, también lo hacen los freerunners. Freerunning es una forma de trasladarse por el espacio usando todos los objetos que están dentro este espacio (paredes, techos, barandillas etc.). Los freerunners se trasladan por la ciudad como acróbatas, usando el espacio como si fuera una pista en el circo. Aunque no modifican el espacio como los grafiteros, los freerunners tienen una concepción de la ciudad parecida a la de los grafiteros. ¿Cuál es esta idea de la ciudad? ¿Por qué sienten los grafiteros el prurito de modificar el espacio público y cómo gobiernan los freerunners las calles? Una lucha por la existencia En su libro ‘Nuevos espacios públicos’ (2006), Daniel Innerarity habla de los espacios públicos y sus funciones contemporáneos. Él describe el espacio público como: ‘el espacio cívico del bien común por contraposición al espacio privado de los intereses particulares.’ (Innerarity, 2006: 95) Nos muestra que existe una relación inseparable entre este espacio físico y el

Artículo I La idea de la ciudad

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Page 1: Artículo I La idea de la ciudad

UNA MIRADA DISTINTA AL ESPACIO PÚBLICO

Introducci n:ó

La ciudad está formada por muchos espacios distintos. Hablar de la ciudad es

hablar de sus calles, sus edificios, sus plazas y sus parques. No obstante, lo que

más caracteriza la ciudad (y que la distingue de un pueblo) es la gran contradicción

entre el espacio público y el espacio privado. El espacio público juega un papel

grande en la vida cotidiana de muchos ciudadanos porque se usa el espacio público

intensivamente para trasladarse y disfrutarse. En un sentido los grafiteros no

solamente usan la ciudad para estos objetivos, sino modifican este espacio. Además

creen que la ciudad es propiedad de sus ciudadanos que pueden hacer con ella lo

que quieran, o sea ellos tienen el derecho a modificarla (enlace a la entrevista con

TAEM).

No son sólo los grafiteros que usan el espacio público de una manera distinta,

también lo hacen los freerunners. Freerunning es una forma de trasladarse por el

espacio usando todos los objetos que están dentro este espacio (paredes, techos,

barandillas etc.). Los freerunners se trasladan por la ciudad como acróbatas,

usando el espacio como si fuera una pista en el circo. Aunque no modifican el

espacio como los grafiteros, los freerunners tienen una concepción de la ciudad

parecida a la de los grafiteros. ¿Cuál es esta idea de la ciudad? ¿Por qué sienten los

grafiteros el prurito de modificar el espacio público y cómo gobiernan los

freerunners las calles?

Una lucha por la existencia

En su libro ‘Nuevos espacios públicos’ (2006), Daniel Innerarity habla de los

espacios públicos y sus funciones contemporáneos. Él describe el espacio público

como: ‘el espacio cívico del bien común por contraposición al espacio privado de

los intereses particulares.’ (Innerarity, 2006: 95)

Nos muestra que existe una relación inseparable entre este espacio físico y el

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espacio cívico, o sea entre el lugar y la política (lo simbólico). Cuando hablamos de

la realidad, del mundo real, son los espacios públicos que construyan un gran parte

de esta realidad, aunque hoy en día valoremos más la palabra y las acciones. El

simbólico tiene más valor pero nos olvidamos del lugar donde lo que decimos y

hacemos tiene sentido: el espacio físico.

Aquí se encuentra la comunicación entre los vecinos de una ciudad. Sea la

comunicación de masas o la comunicación privada. El espacio público nos da un

lugar (físico) común para la comunicación (simbólico). Y al revés, teniendo en

cuenta el enfoque constructivista, podemos ver la comunicación como el lugar

(simbólico) donde se construye lo común (simbólico tanto como físico). (Innerarity

2006: 79-93)

Desde un punto de vista muy positivo podemos ver la ciudad como un lugar donde

el ser humano se ha emancipado de la amenaza de la naturaleza y donde el

individuo se ha liberado de los controles sociales de los otros seres. Sin embargo la

ciudad también tiene una connotación negativa por la ‘anonimazación’ que surgió

desde el espacio físico. Sobre esto habló Simmel ya en 1903 en su artículo “Las

grandes ciudades y la vida intelectual” (versión traducido al español 1978). Simmel

describe la ciudad como el espacio de la modernidad. Uno de los problemas más

grande es guardar la peculiaridad e individualidad de nuestros seres frente al poder

de la sociedad, o sea para que nuestra existencia única no desaparezca en la masa,

volviendo cada vez más anónimo.

Podemos decir que por el uso de grafiti (por lo que sale de la entrevista por

ejemplo) los grafiteros luchan contra este proceso de ‘anonimazacion’ en el

espacio público. Por medio de grafiti hacen visible su existencia como individuos.

¿Un VERDADERO lugar público?

Simmel nos muestra la importancia del sistema del mercado en la ciudad. En el

sistema que existe en la ciudad no hace falta conocer los otros participantes del

mercado, o sea los vecinos de la ciudad, para participar en este sistema. Las

personas que viven en la ciudad tienen una voz por el dinero que tengan. Al

vendedor no le interesa que más sea tú que sólo comprador. Te escucha como

comprador pero en cualquier otro campo de relaciones no te da ninguna voz.

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Aunque en principio vivimos en una democracia donde el espacio público es

propiedad del ayuntamiento y por lo tanto de sus vecinos. No obstante existe una

posibilidad de comprarse el derecho jurídico de modificar el espacio. ¿Quién tiene

el dinero para comprarse esta voz en el espacio público? Las empresas con la

publicidad en los carteles. Es difícil, o más imposible, modificar el espacio o tener

una voz si no eres uno de ellos. Los grafiteros exigen su voz y su espacio fuera de

este mercado de dinero. Entonces podemos ver el espacio público como lugar

donde luchan los hombres por su existencia, por ser más visible y por tener una

voz. Y dentro esta lucha siguen más poderosos los que tengan el dinero.

EL CUERPO Y LA CIUDAD

Los freerunners en este sentido también reclaman sus derechos para usar la ciudad

en la manera que quieran, como ciudadanos activos – siempre en movimiento.

La ciudad es más que un espacio por donde la gente se traslada, la ciudad eres tú.

La ciudad está formada por los cuerpos de la gente que viven ahí. Y podemos decir

que, quién conoce mejor la ciudad con su cuerpo, más poder tenga. Si la conoces la

ciudad no te limita y no te da miedo para nada. Los freerunners saben cómo vive

la ciudad, conocen cada parte como si fuera parte de sus propios cuerpos.

La ciudad ha dado a luz a tanto los grafiteros como a los freerunners. La ciudad les

ha ofrecido, a los dos, un lugar para existir. Sin embargo en este aspecto se

encuentra la diferencia entre el grafiti y los freerunners. Aunque la ciudad ha

creado el grafiti, los grafiteros se sienten limitado en sus vidas por esta misma

ciudad, se sienten la ciudad como violenta.

Al contrario los freerunners no están limitado por la ciudad. No se dejan

determinados por las vías ya creadas sino gobiernan estas mismas calles, esta

ciudad porque la usa como quieran y cuando quieran.

Creo que esta diferencia está en el carácter temporal y fugaz de grafiti. El grafiti

quiere gobernar la ciudad en el espacio físico (aunque ya era temporal desde el

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principio) y nació de la lucha. Los freerunners gobiernan más el espacio simbólico

de la ciudad y la disciplina nació como disciplina de creatividad.

Bibliografia:

Innerarity, Daniel (2006). El nuevo espacio público. Espassa, Calpe. p: 79-93,

95-123

Simmel, G. (1978) “Las grandes ciudades y la vida intelectual” en Discusión: Teoria

sobre los sistemas sociales. Barral, Barcelona

Jump London (documental)

Youtube interview: http://www.youtube.com/watch?v=yOqhxRbQ9Bs