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Reportaje LaMov 34 POR LA DANZA Volver a la Una llamada de teléfono y un proyecto puntual para la Expo de Zaragoza cambiaron el rumbo profesional de Víctor Jiménez, un bailarín de la cantera de Víctor Ullate con una brillante carrera junto a Maurice Béjart y en el Ballet de la Ópera de Lyon. El destino lo trajo de vuelta a España y hoy, tres años después, dirige, coreografía y baila en LaMov, una compañía pequeña, honesta y sin pretensiones con un objetivo claro: recuperar la esencia. POR ANABEL POVEDA esencia Payasos divinos. © ALBERTO RODRIGÁLVAREZ

ARTÍCULO LAMOV

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ARTÍCULO SOBRE LAMOV, COMPAÑÍA RESIDENTE EN ZARAGOZA DIRIGIDA POR VÍCTOR JIMÉNEZ.

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Reportaje LaMov

34 POR LA DANZA

Volver a la

Una llamada de teléfono y un proyecto

puntual para la Expo de Zaragoza

cambiaron el rumbo profesional de Víctor

Jiménez, un bailarín de la cantera de

Víctor Ullate con una brillante carrera

junto a Maurice Béjart y en el Ballet de la

Ópera de Lyon. El destino lo trajo de

vuelta a España y hoy, tres años

después, dirige, coreografía y baila en

LaMov, una compañía pequeña, honesta

y sin pretensiones con un objetivo claro:

recuperar la esencia.

POR ANABEL POVEDA

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Corría el año 2008 cuando una llamada de teléfono inespera-da trastocó los planes de Víctor Jiménez. En aquel momen-

to, el Bailarín Principal del Ballet de Lyon pensaba terminar sucarrera en Francia, acceder al Grado Superior de Danza y reci-clarse en algún conservatorio o Maison de la Danse en el paísvecino. No se podía imaginar que aquella propuesta puntualpara coreografiar una versión de El Trovador, en la Expo deZaragoza, se iba a convertir en su proyecto de vida.Amigo de los retos y con fechas disponibles, Víctor se involucróen el proyecto y seleccionó a once bailarines que, junto a él, con-formarían el germen de lo que hoy conocemos como LaMov. La primera producción fue todo un éxito y el empresario quehabía apostado por el proyecto le propuso quedarse enZaragoza para darle continuidad a la compañía. Durante unaño giraron con un programa específico titulado Con nuestro

cuerpo, hasta que se toparon de golpe con la crisis y con la

falta de recursos. De doce bailarines tuvieron que reducir acinco y la gente empezó a abandonar el barco, algo habitualcuando escasean los recursos económicos. Incapaz de asumirel gasto de la compañía, el inversor le propuso a Víctor aso-ciarse para mantener vivo el proyecto y así se transformó dedirector en empresario.Prudentes y conscientes de que no es el mejor momento parahacer grandes gastos, avanzan muy poco a poco con una com-pañía compuesta por siete bailarines. Víctor confiesa que redu-cir el número les ha permitido abaratar los costes, sin mermarla calidad de las propuestas artísticas. “La compañía ha salidoadelante a fuerza de tesón y por la cabezonería de esta personaque creyó en mí desde el principio. También gracias al empeñode mis bailarines, que están muy involucrados en el proyecto”.Tres años de trabajo han dado sus frutos y desde hace unosmeses LaMov es compañía residente del Ayuntamiento de

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Víctor Jiménez en su

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Zaragoza. Comparten la sede, antiguo hogar del Ballet de

Zaragoza, con Miguel Ángel Berna, con los alumnos delConservatorio Superior de Danza y con compañías que acce-den a las aulas para montar sus producciones. Víctor cree que“algo empieza a moverse de nuevo en cuestiones de danza porahí arriba… Todo muy despacito a nivel económico, porque esun momento difícil, pero bueno, estos negocios culturales,como yo los llamo, tienen que existir. Son necesarios, la culturaes esencial, no podemos prescindir de ella así como así…”. Lasubvención del Ayuntamiento les ha dado tranquilidad y laposibilidad de hacer contratos de un año a los bailarines, asícomo de mejorar un poco sus condiciones salariales. De cara alas próximas temporadas sólo se plantea que LaMov siga sien-do viable y aumentar un bailarín cada año, hasta llegar a diez.

Despacito y con buena letraPoco dado a tirar cohetes y a presentarse como el bailarín estre-lla que triunfó fuera de nuestras fronteras, se mueve entre lacautela y la discreción. El movimiento ha marcado su vida y deahí el nombre de su compañía… LaMov, un grupo vivo, fres-co, transgresor y actual que transita por distintos registros, delneoclásico de líneas, hasta el contemporáneo más actual, sinponer límites a los lenguajes de la danza. Trabajador incansable, “currante de la danza”, ve con satis-facción que en Zaragoza han conseguido un público fiel quelas navidades pasadas llenó el Teatro Principal para ver suversión de La Cenicienta. Es el reconocimiento a un trabajo decalidad que este año podrá verse en diversas redes del terri-torio nacional. Tienen cerradas más de veinte actuacioneshasta el mes de abril y pasarán por Bilbao, Barcelona,Alicante y Madrid con su propuesta. Víctor tiene claro que este año han dado “un salto cualitativo”y reconoce que la versatilidad de sus bailarines y su entregatotal han tenido mucho que ver en ello. Nunca ha pretendidouna repercusión nacional, sin haberse asentado antes enZaragoza, pero cree que ahora sí están preparados para bailarpor toda España.

Carretera y mantaDirector, bailarín, coreógrafo, empresario y hasta conductor defurgoneta… no se le caen los anillos al enumerar sus tareas alfrente de LaMov. “Mira yo lo pienso y el gran Antonio Ruiz yatenía su compañía así… se recorría España, soltaba a sus baila-rines en Málaga y decía, venga, buscaros una pensión quemañana venimos aquí a bailar. Y Maurice Béjart se recorrió asínuestro país… así que yo he pensado que lo mismo hay queretroceder en los modelos y volver a lo primigenio en todo, enla danza también. Hay que calmarse un poco y retomar esaesencia del movimiento y esa estética de la danza, esa bellezatan pura y lineal que tiene y que estamos perdiendo. Noshemos ido a algo muy conceptual que puede estar muy bien,pero hay que volver al principio, como las compañías que ibanen un carromato y se ponían en la plaza del pueblo para ganar-se el público y el pan…”.Hasta hoy, con teatros llenos o con quince personas en el patiode butacas… considera que todo el mundo tiene derecho a quele acerquen el arte, aunque para el ego de los bailarines sea máscómodo hacerlo ante un patio de butacas repleto de público.De esa audiencia le llegan vibraciones positivas que le animana seguir adelante. “Yo creo que encuentran algo hecho conmuchas ganas, con mucha claridad y con honestidad. Somosun grupo muy sencillo, que no simple, muy verdadero, nadapretencioso. Yo tengo el chip de empezar, de volver al princi-pio de todo. Ni grandes decorados, ni grandes despropósitos

como se ven en el mundo de la danza… En una época de opu-lencia te puedes permitir el lujo de provocar al público, pero yocreo que ahora hay que volver al objetivo de evadirles, entrete-nerles, divertirles, hacerles soñar, llorar, con esos sentimientostan básicos y tan importantes”.Entretenimiento, sueño, imágenes oníricas y un imaginarioinfantil muy reconocible es lo que encuentra el público en La

Cenicienta, una versión innovadora y moderna del cuento queles está dando muchas satisfacciones, y que les ha obligado aagudizar el ingenio a la hora de organizar la producción. “EnLa Cenicienta ha primado el concepto de reciclaje. Hemos reuti-lizado tutús del Ballet de Zaragoza, el pintor de la escenogra-fía nos cedió un caballito de tiovivo, una tienda de muebles nosprestó un sofá… hemos logrado un espectáculo sostenible.Con elementos tan sutiles como la luz de una vela, o una bici-cleta, se ha alcanzado una calidad artística muy notable… esta-mos muy contentos”.

Dos por unoEl proyecto más inmediato de LaMov es estrenar, los próximosdías 28, 29, 30 y 31 de abril, en el Teatro Principal de Zaragoza,Dos, un programa doble con coreografía de Víctor Jiménez yFrancisco Lorenzo, bailarín de la Compañía Nacional de

Danza. Ya que el presupuesto no daba para contar con una piezade Nacho Duato, su discípulo está montando una coreografíamuy en la línea del ex director de la CND. Es un homenaje aDuato y a Béjart donde el público va a ver bailar “mucho ybien”. Adaptarse a la energía y a la técnica de Lorenzo está supo-niendo todo un reto para los bailarines de LaMov, que disfrutancambiando de registro, aunque lo sufran en forma de agujetas.Si ambos han mamado de dos genios de la coreografía, “¿porqué no aprovecharlo para poner en marcha un proyecto quecuenta con el reclamo de dos nombres imprescindibles dentrode la danza?”.Para Víctor, haber podido disfrutar de la sabiduría de MauriceBéjart es algo impagable. El Maestro, persona extremadamentesensible, conversadora y artista, sabía inculcar a sus bailarinesel gusto por la música, la pintura, la literatura y las artes engeneral, obligándoles a bailar con los cinco sentidos.Emocionado, reconoce tenerle muy presente en cosas y situa-ciones cotidianas.

Luchar, luchar, lucharSi algo tiene claro Víctor Jiménez es que no va a parar de lucharpor su compañía, cueste lo que cueste. No añora esa etapa tandistinta en la que sólo tenía que preocuparse por bailar… con-fiesa que cuando eres director “te vas a casa y estás solo”, perono echa de menos esa vida más sencilla del bailarín porquedice haber terminado “muy usado y muy cansado”. Ahora elagotamiento es más mental que físico, con muchas decisionesimportantes que tomar al cabo del día, pero no lo cambia pornada. Nunca pensó que fuera capaz de hacer tantas cosas yestá contento del camino que lleva… Sobre el eterno tema de la escasez de ayudas y subvenciones,prefiere no llorar, aunque sí reivindica que algunas compañíasestán muy acomodadas, no dejando paso a gente nueva quedesea presentar su trabajo. Habla de una especie de “tapón” queimpide a las jóvenes formaciones acceder a las ayudas, porque“el pastel está muy repartido y nadie quiere soltar su porción”.A pesar de todo, al futuro le pide afianzar la compañía enZaragoza ofreciendo una propuesta fuerte, innovadora y trans-gresora, más en la filosofía que en las propuestas artísticas. “Sitengo que soñar, me gustaría que se nos reconociera por la acti-tud del grupo, que sea una compañía que tenga tanto carisma ytantas ganas de bailar, que llamemos la atención por eso”. p