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Los Cuadernos de Viaje ARTO BENDITO, HUMEIRO MALDITO Manuel Garrido Palacios a Xanas, Lavanderas, Diaños, Xuan d'os Caminos, Diabrecos, Busgosos, Nubeiros, Farraucos, Agoi- ros, Santa Compaña. A la bruxa que estaba en contacto con los espíritus y al curandero al que nunca faltó clientela. A rribo a Boal un viernes por la tde, gran día para tener las veinticinco con- versaciones que dice Manolo Lisardo, de Alosno, que aguanta un vasito de aguar- diente. Aquí puedo encontrar orujo, anís, pero no aquel alosnero, zalamero, que ligado a un cuarto de agua se transrma en espíritu, paloma blanca. Boal tiene sus chigres para el vino y la sidra, el serrín en el suelo. Ricardo Bada tuvo la ocurren- cia un día de componer un mapa con pueblos del Andévalo de Huelva que tuvieran calidad de aguardientes. Entre los primeros estaba el Alosno. Y me pregunto por qué, aquí, en Boal, Asturias, se me viene tanto a la voz el nombre de aquel pueblo. Quizás e hace unos años, cuando entré en alguna de sus tabernas con Satué, Lisardo, Perolino, Paquillo Zapatero y Juan Díaz a desgra- n paso a paso el contenido de culra popular que sólo estaba dicho, no escrito, cantado y vi- vido, flotando, como atmósra necesaria, no íamente archivado. No en balde mi niñez jugó en La Xana. I! - ----------------------- 30 el Sur un tiempo y otro por aquí, según qué abue- los me tenían. Decía Juan Pedro que aparte de la influencia portuguesa y la que había venido por mar, el Alosno era así por mor de la recibida en línea directa del reino de León. Otra nota que enriquece es el trasiego de alosneros como con- sumistas a los pueblos asturianos. Aquí en Boal me vuelvo a topar paso con tamaña riqueza. Esta vez las influencias vienen de Galicia a la par que las propias y hasta me dicen que «indianas», según los aires que trajeron los emigrantes al concejo. Aquí la vida es más bien agrícola y ganadera. Hubo minería -volfranita- y algún índice textil para sayales. Pienso visitar mañana los enclaves celtas de Las Viñas, La Escrita y Penouta. El hoy, sorbo a sorbo, lo tengo integrado en una charla de chigre, donde me dicen que si para ir donde quiero tengo que atravesar el puente de Froseira, recuerde que e construido por el Diaño. Y me repiten algunos conxuros por si la mordedura de culebra, de ví- bora, o la hemorragia de nariz, el frío, el mal de ojo, la desita -que intuyo como queratitis-, y las lliras. Me avisan de que: «si te morde el escor- pión, nun esperes cóesión». Pero si te enfermas de lliras, te vas a un mojón que divida heredades y haces comer a un perro sobre el sitio nueve trozos de pan con manteca: «Lliras che quito n' el marco las poño toma can !liras y pan». O si la cosa va por la desita, tienes que poner en agua nueve granos de trigo y otros tantos de miyo y sal, y durante el mismo número de días aplicár- telo a los ojos haciendo una cruz: «San Aonso se levantó sus manos blancas lavó a misa de Nuestra Señora llegó. El que n' a misa taba y a la hostia nun v a deita n' el oyo t. Donche con trigo donche con miyo donche con sal donche con agua de fonte pernál.» Antes, cuando moría un pastor, no se dejaba el ganado en la cuadra para que el espíritu del muerto no entrase. El cuerpo reposaba en el ataúd sobre ndo de ramas de laurel. El ganado se ahumaba con aulaga y brezo fresco por San Juan. Y por San Antonio se bendecía: «Arriba oveyia arriba medrar al campo d' a liebre y al río del Vi/lar.» Meu San Antolín has de guardar as mías oveyias

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Los Cuadernos de Viaje

ARTO BENDITO, HUMEIRO MALDITO

Manuel Garrido Palacios

a

Xanas, Lavanderas, Diaños, Xuan d'os Caminos, Diabrecos, Busgosos, Nubeiros, Farraucos, Agoi­ros, Santa Compaña. A la bruxa que estaba en contacto con los espíritus y al curandero al que nunca faltó clientela.

A rribo a Boal un viernes por la tarde, gran día para tener las veinticinco con­versaciones que dice Manolo Lisardo, de Alosno, que aguanta un vasito de aguar­

diente. Aquí puedo encontrar orujo, anís, pero no aquel alosnero, zalamero, que ligado a un cuarto de agua se transforma en espíritu, paloma blanca. Boal tiene sus chigres para el vino y la sidra, el serrín en el suelo. Ricardo Bada tuvo la ocurren­cia un día de componer un mapa con pueblos del Andévalo de Huelva que tuvieran calidad de aguardientes. Entre los primeros estaba el Alosno. Y me pregunto por qué, aquí, en Boal, Asturias, se me viene tanto a la voz el nombre de aquel pueblo. Quizás fue hace unos años, cuando entré en alguna de sus tabernas con Satué, Lisardo, Perolino, Paquillo Zapatero y Juan Díaz a desgra­nar paso a paso el contenido de cultura popular que sólo estaba dicho, no escrito, cantado y vi­vido, flotando, como atmósfera necesaria, no fríamente archivado. No en balde mi niñez jugó en

La Xana.

I! -------------------------'

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el Sur un tiempo y otro por aquí, según qué abue­los me tenían. Decía Juan Pedro que aparte de la influencia portuguesa y la que había venido por mar, el Alosno era así por mor de la recibida en línea directa del reino de León. Otra nota que enriquece es el trasiego de alosneros como con­sumistas a los pueblos asturianos.

Aquí en Boal me vuelvo a topar al paso con tamaña riqueza. Esta vez las influencias vienen de Galicia a la par que las propias y hasta me dicen que «indianas», según los aires que trajeron los emigrantes al concejo. Aquí la vida es más bien agrícola y ganadera. Hubo minería -volfranita- y algún índice textil para sayales.

Pienso visitar mañana los enclaves celtas de Las Viñas, La Escrita y Penouta. El hoy, sorbo a sorbo, lo tengo integrado en una charla de chigre, donde me dicen que si para ir donde quiero tengo que atravesar el puente de Froseira, recuerde que fue construido por el Diaño. Y me repiten algunos conxuros por si la mordedura de culebra, de ví­bora, o la hemorragia de nariz, el frío, el mal de ojo, la desfeita -que intuyo como queratitis-, y las lliras. Me avisan de que: «si te morde el escor­pión, nun esperes cónfesión». Pero si te enfermas de lliras, te vas a un mojón que divida heredades y haces comer a un perro sobre el sitio nueve trozos de pan con manteca:

«Lliras che quito n' el marco las poño toma can !liras y pan».

O si la cosa va por la desfeita, tienes que poner en agua nueve granos de trigo y otros tantos de miyo y sal, y durante el mismo número de días aplicár­telo a los ojos haciendo una cruz:

«San Alfonso se levantó sus manos blancas lavó a misa de Nuestra Señora llegó. El que n' a misa taba y a la hostia nun vía a desfeita n' el oyo tía. Donche con trigo donche con miyo donche con sal donche con agua de fonte pernál.»

Antes, cuando moría un pastor, no se dejaba el ganado en la cuadra para que el espíritu del muerto no entrase. El cuerpo reposaba en el ataúd sobre fondo de ramas de laurel. El ganado se ahumaba con aulaga y brezo fresco por San Juan. Y por San Antonio se bendecía:

«Arriba oveyia arriba medrar al campo d' a liebre y al río del Vi/lar.» Meu San Antolín has de guardar as mías oveyias

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Los Cuadernos de Viaje

y as del meu lugar. Raposa nun veñas comerme as oveyias si el llobo nun ven eu curarei ben. »

A los entierros iban mujeres con ofrendas de cirios metidos en cestos y una gasa blanca en la cabeza. La ofrenda mayor la llevaba otra que pre­cedía al cortejo. Con lloureiro -laurel- y agua bendecida se rociaban los campos de cultivo por San Marcos:

«Sapos, sapagueiras, y todo lo demás salid de aquí que el agua bendita pasó por aquí. »

La sapagueira es la salamandra, y el arto el romero, que junto a la zarzamora son plantas sa­gradas. El primero ocultó a la Familia de José en su huida y la segunda retomó del río el manto de María. Pero la hiniesta y el humeiro son malditas. La primera no ocultó al Sagrado Trío y el segundo dejó al río que se llevase el manto. Dicen que hasta dijo la Virgen:

«Arto bendito humeiro maldito. »

Si ves una lechuza, una merma o una mariposa negra es mal augurio. Pero si es blanca presagia noticias. Y si la urraca canta en la ventana de la moza está queriendo decir que llega carta del no­vio.

El esfoyá, la deshoja del maíz, terminaba en fiesta, baile y toma y dame puyas. Y al hilar lino o estopa -la filazón-, las reuniones se estiraban hasta muy negra la madrugada -como los alosne­ros, que no saben por dónde caen las fronteras temporales de una juerga. A los curas no les gus­taba la costumbre y parece ser que metieron baza.

«Señor cura nun se canse en quitar los filazones que la que quiere ser mala no le faltan ocasiones. »

El cuento, la leyenda, el chisme, la tertulia, el cortejo vigilado tenían un marco: la Polavilla.

«Polavilla, polavilla en ver sei do la hay indo po lo río arriba n'o moliño �o meu pai. »

Antes estaba prohibido a los buenos acudir de noche a los molinos. Estas reuniones tampoco eran del gusto de los cuidadores de la moral, y recomendaban la ausencia de tales sitios. Pero la gente se soltaba en bullanga tras las fiestas y los mercados. Se hacían Maragatas y con cantos, bai-. les y puyazos improvisados desahogaban «lo que yo tengo contra ti» a lo claro, sin que pudiera existir otra salida al conflicto que no fuera la pala­bra.

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Y salía la Huita, el Regodixo -traído de alguna vaqueirada- la Muñeira, la Polka, la Jota, el Man­dilín, la Carrasquina y las Palmitas.

Llegué a Boal un viernes por la tarde, a la hora mágica de tener las veinticinco conversaciones que dice Lisardo que aguanta un vasito de aguar­diente.

EL ARROBAU

Manuel Garrido Palacios

« María tienes de nombre de apellido no lo sé mañana voy pa tu casa y te lo preguntaré. »

Estaba en la hierba, trabajando, Cabañaquinta arriba.

«No quiero que el Sol se nuble ni que la Luna se ponga quiero que alumbre a mi amante cuando venga a la mi ronda. »

-¿ Cuántos vecinos hay en la braña?-Nunca los conté. Habrá doce u once. Se vive

para el ganado.

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Los Cuadernos de Viaje

· -He visto bastante por el camino que traigo.-Ahora hay menos.-Dicen que el águila roba gallinas.-El águila baja y ya está. Viene sola y se va con

pieza. Se le grita y huye. -¿ Cualquier grito?-¡ Márchate ladrona!-Debe de haber otras palabras p'ara obligarla.Deja la hierba y se echa el pañuelo hacia atrás,

sofocada.

«Aguila maldita que en el cielo fuiste escrita posa esa prenda que llevas que no es tuya ni es mía y es del dueño que la cría.»

-Y abre las garras y la tira.-¿Ha ocurrido alguna vez?-Sí, sí, yo lo he visto. La madre de un chaval

que vive allí le echó la oración y la soltó. Ya venía muerta la gallina, pero... Amenaza tormenta. Se pone a recoger.

-El arcoiris tiene dos puntas. Cuando las clavaen tierra deja de llover. ¿Se le dice algo?

-No le decimos nada. Se marcha cuando quiere., -Pero si una punta está metida en el río es que

bebe.

«Arco de la vieja nun traigas más agua.»

-En este camino tan largo que hice me pudomorder una culebra. Me mira a los. pies. Sonríe.

«La cervatina de Dios y la serpiente maldita

El Trasgu.

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hicieron una apuesta y la primera que se vestía la primera que se calzaba la primera· que subía a aquel alto y la su cornetina tocaba. La cervatina de Dios como era bendita fue la primera que se vistió la primera que se calzó la primera que al alto subió y la primera que la su cornetina tocó. La serpiente maldita� se metió por debajo del tronco carboneo fue salida de raíz debajo del fresno feliz y seca la boca como seca la estopa seca la babaya como· seca la baya seca el corazón como seca el carbón.»

-¿ Y se curó alguien diciendo ésp?-A un vecino mío lo curó mi madre. Se le metió

una culebra por debajo del pantalón y él tiró de ella y le mordió por la pantorrilla. Y otra me mordió a mí en un dedo una vez.

Me enseña la mano.

«Pretendiste engañarme yendo para el monte sola, tú sabes que la mi madre no me dio leche de loba.»

-Para curar el orzuelo sé que se hace un fuegocon unos carbónes de leña, pajas y hojas de laurel. ¿Qué se le dice?

« Vete orzuelín que te quema la casa el molín. »

-Nueve veces. Y el orzuelo se seca y se mar­cha. Pero tiene que ponerse el ojo en el camino del humo que sale de la paja ..

Nos sale al encuentro la madre. -Es dura la braña, ¿eh, señora?-Bastante. Hay que segar la hierba, hay que

traer cargas, ordeñar. .. -Dicen que por aquí la mujer trabaja más que el

hombre. -Bastante.

«Si quieres que yo te quiera ha de ser a condición que lo tuyo ha de ser mío y lo mío tuyo no.»

-Cuando yo me casé -sigue- ¡bah, hace ya al­gunos años!, lleváronme la cama y el ajuar en carros y la suegra me dio a la puerta de casa la sartén y al mi hombre la llave. Era costumbre, ¿no sabe?

-Con la llave y la sartén, la payetsa, se acom-pañan canciones.

«Salid mozos a bailar no estéis por los rincones que aquí lo bailan las chicas las chicas a falta de hombres. Salid mozos a bailar

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Los Cuadernos de Viaje

.que las chicas están solas no tengáis por las paredes que ellas se tienen solas.»

La señora entra en la casa. La hija se ríe. -En vez de morderme la culebra hice un fuego

para asar chorizo y me quemé. ¿Cómo me lo cura­rías?

«La quema quema tres hijas tenía una quemaba y la otra ardía y otra iba a la fuente y no volvía. Esta la' quema quema el agua no tiene sed el pan no tiene hambre la quemadura ni quema ni cale.»

-Nueve veces.Una braña es un pueblo. Aquél que está siem­

pre más lejos en el horizonte. Van a Luarca, a Navelgas, a Naraval -yo vengo por Escardén, Monterizo, Folgueras, Businán, Candanedo- a vender y a comprar.

-¿Qué vende el vaqueiro?-Gallinas, huevos, mantequilla, leche, terneros.-¿ Y qué compra?-Azúcar, café, aceite, jabón. Esas cosas. Se va

y se viene en mula. Cuando en los picos se engancha la niebla, el

valle se convierte en el vacío. -A veces nos perdemos en el monte y no sabe­

mos volver. Y dormimos donde nos coge. -¿Se le dice a la niebla algo?

«Vete nieblina valle vallina que no vas reguera arriba que ahí va Juan Barbudo con su perrita aguda jurando y botando que la va·a matar en enero y comerla en febrero con cucharinas de acero.»

-¿ Y quién es Juan Barbudo?-Un cuento.El llar. Fuego. Tocino. Castañas asadas.-¿ Tu madre cura a las vacas?-Sólo si está coja. Si es de otra enfermedad no.-Eso es lo de la rana -media la señora-, una

paparalla negra, así, pequeña y la vaca se la come y se hincha, ¿no sabe? Hay que apretarle la nariz con una espeta de luz para que sangre, y se le cuela por la boca hacia abajo un puñado de sal.

«La vaca fulana comió la rana dale con rode dale con sal y agua de la fonde perna! y échala al campo a·pacer que de este mal no ha de morrer.

-Alguien me habló . de que se le pasaba unaprenda por la cabeza.

-Eso es cuando hay una bruja que la embruja,

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·J"'

+

�'--------------------------El Nuberu.

por envidia, por lo que sea, el amo de la vaca tiene que pasarle los pantalones desde los cuernos al rabo veinticinco veces y darle veirl.ticinco palos a los pantalones y quemarlos si quiere curarla.

Me da pan y un cuchillo para que lo parta. -Usted lo quiere saber todo -me dice riendo-.

¿A que no sabe qué es el Arrobau? -j ... !-Un baile que se hace en las brañas con un

hombre de más. Cuando se para la música todos corren a emparejar y se ve quién fue el que se quedó sin mujer. Hay que andarse muy listo.

«Para qué me preguntas a dónde vivo si la noche pasada dormí contigo. Para qué me preguntas si estoy casada, si sabes que yo tengo suegra y cuñada.»

Escucho la canción saboreando el último trozo de tocino con pan.

-¿ Tú sabes bailar eso?-Ella sonríe y me da una manzana verde para

que la muerda. -Es de aquí -dice-, y las castañas.La madre interviene:-Pero aún no acabé de cantar el Arrobau.

« Ya sé que no me quieres pero bien sabes las vueltas y revueltas que da una llave.»

Sigo mi camino. Mañana estaré en Boal. o