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Artrópodos comestibles y medicinales

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Artrópodos en la Alimentación y En La Medicina

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I. RESUMEN

Los insectos en su conjunto, representan la mayor biomasa sobre la tierra. Su masa corporal está constituida por un alto porcentaje de proteína. El uso alimenticio de artrópodos adultos o inmaduros, especialmente de la clase insecta es común en diversas partes del mundo. Su uso en generaciones pasadas ha sido importante debido a su alto costo y escasez de las materias primas para producción de concentrados en la alimentación, siendo vigente en estos momentos en esta necesidad, por lo que su uso adquiere importancia económica.

La palabra entomofagia, deriva de las voces griegas: éntomos, "insecto", y phăgein, "comer". Combinado ambos términos significa la ingesta de insectos, como fuente alimenticia. Como punto de información la palabra es bastante nueva. No existe ningún registro en el Diccionario de la Real Academia Española. “Su primer uso para referirse al comportamiento humano, puede ser tan reciente como la década de 1950. Se analiza la práctica de la antropoentomofagia (nuevo término) en Brasil, presentando la importancia de los insectos

La entomofagia o alimentación a base de insectos no es un fenómeno nuevo. Además de las pruebas arqueológicas que indican que esta práctica se remonta a los tiempos más antiguos, existen otras más antropológicas que evidencian la importancia que tuvieron los insectos en las dietas de nuestros antepasados homínidos.

De los cientos de miles de especies de insectos catalogadas, más de dos mil son utilizadas como alimento por cerca de tres mil grupos étnicos en más de 120 países. El mayor grupo de insectos comestibles son los coleópteros (468 especies), seguido de los himenópteros (351 especies), ortópteros (267 especies) y lepidópteros (253 especies). De éstas el 83% pertenece a insectos del ámbito terrestre y solo el 17% a ecosistemas acuáticos continentales. El 55,8% de ellas se consume en los estadios inmaduros (huevos, larvas, pupas y ninfas), y el 44,2% en estado adulto, pero algunas especies se consumen en cualquier estado de desarrollo (Ramos-Elorduy, 2004).

La práctica de entomofagia lleva ciertos riesgos. Por supuesto lo mismo puede decirse de la mayoría de otros tipos de consumo de alimentos, incluso los alimentos producidos por métodos convencionales pueden tener efectos adversos para la salud, Sin embargo, la toxicidad de las especies desconocidas de los insectos (y hay especies tóxicas en casi todas las familias de insectos) no es el único problema potencial. La mayoría de los insectos comen de todo el mundo salvaje cosechado, lo que significa que nadie puede estar seguro a lo que los insectos se han expuesto (Dennis, 2009).

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II. Introducción

El consumo de insectos por el hombre o antropoentomofagia como un suplemento o como un constituyente principal de la dieta, está presente en muchos países del mundo.

La utilización de insectos como alimento ocurre desde el Plio-Pleistoceno, (Australopithecus robustus ); que las termitas formaban parte de la dieta de ese ancestro del hombre (Costa Neto, 2002). Dicho fenómeno antropoentomofágico está documentado en la literatura, incluso en la Biblia, en Marcos 1:6, se lee: “Juan andaba vestido de piel de camello con una tira de cuero en la cintura, comía saltamontes y miel silvestre”.

El número de especies de insectos verdaderamente usadas como alimento en el mundo es muy infravalorado (Ramos- Elorduy, 1997; DeFoliart, 2004). De los cientos de miles de especies de insectos catalogadas, más de dos mil son utilizadas como alimento por cerca de tres mil grupos étnicos en más de 120 países (Ramos-Elorduy, 2004). El mayor grupo de insectos comestibles son los coleópteros (468 especies), seguido de los himenópteros (351 especies), ortópteros (267 especies) y lepidópteros (253 especies). De éstas el 83% pertenece a insectos del ámbito terrestre y solo el 17% a ecosistemas acuáticos continentales. Asimismo, el 55,8% de ellas se consume en los estadios inmaduros (huevos, larvas, pupas y ninfas), y el 44,2% en estado adulto, pero algunas especies se consumen en cualquier estado de desarrollo (Ramos-Elorduy, 2004).

Aunque la literatura etnoentomológica relacionada con el arte gastronómico impresione por el volumen de reseñas, artículos y libros publicados sobre el tema, la cocina entomofágica aún permanece desconocida (o mejor, despreciada) por la gran mayoría de la población mundial urbana, especialmente en los países desarrollados.

En el caso del Perú, el consumo de insectos se encuentra ampliamente distribuido en los grupos étnicos de la selva. En la sierra los registros son casi inexistentes de esta práctica. En presente informe se detalla los insectos que forman parte de la dieta de dichos grupos humanos.

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III. MARCO TEORICO:

Según la FAO, el consumo de insectos a nivel mundial es de 2.5 mil millones de personas. Principalmente en Asia, África y América Latina, donde el comer insectos forma parte de una dieta común (FAO, 2004). Más de 1 400 especies de insectos son consumidos por el ser humano en todo el mundo, y la mayor parte son cosechado en los bosques naturales. Los insectos comestibles de los bosques son una importante fuente de proteínas y, a diferencia de los procedentes de las tierras agrícolas, no están contaminados de plaguicidas (Vantomme, 2010).

Cada 100 gramos de orugas secas contiene cerca de 53 gramos de proteínas, un 15 por ciento de grasas y alrededor del 17 por ciento de carbohidratos. Su valor energético ronda las 430 kilocalorías por cada 100 gramos. Los insectos además tienen una mayor proporción de proteínas y grasas que la carne de bovino y el pescado, y un elevado nivel de energía. Según la especie de que se trate, las orugas contienen abundantes minerales, por ejemplo: potasio, calcio, magnesio, zinc, fósforo y hierro, además de diversas vitaminas. La investigación revela que 100 gramos de insectos proporcionan más del 100 por ciento de las necesidades diarias de los respectivos minerales y vitaminas (FAO,2004). La composición en aminoácidos de la mayoría de los alimentos en base de insectos resulta ser mejor que la referencia estándar recomendada por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (Bukkens, 2005).

Fig. 1. Especies de insectos comestibles de Brasil, distribuidas según los órdenes a que pertenecen

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ORTHOPTERA (Saltamontes)

Los saltamontes son insectos importantes en la alimentación de diversas tribus indígenas. Las ninfas (en la estación de las lluvias) y los adultos (en la estación seca) de Rhammatocerus schistocercoides (Rehn) son recolectados por los Nhambiquara, formando parte de la dieta por lo menos una vez al día, tostados o en forma de polvo (Embrapa, 2000). Para recolectar los saltamontes, Hartt reportó que hacían agujeros en la tierra y direccionaban estos insectos hacia estas pequeñas cuevas, después les quitaban los intestinos y los consumían crudos o cocidos.

BLATTODEA (Cucarachas)

El único reporte que se conoce sobre la utilización de cucarachas como alimento en Brasil ha sido publicado por Schaden (1938 in Lenko y Papavero, 1996), que afirmó que los indios Xokleng del estado de Santa Catarina aprecian mucho comer las cucarachas probablemente de la especie Periplaneta americana L.

ISOPTERA (Termitas)

Las especies de Syntermes son recolectadas principalmente por las mujeres. Posteriormente estos insectos son asados en un plato de cerámica y consumidos. Los nidos arbóreos de Nasutitermes sp. son buscados por los hombres, los cuales frotan sus dedos en el “camino” que estos insectos producen y los huelen para cerciorarse si la especie es o no comestible.

Termitas del género Cornitermes sp. Hacen cuatro vuelos reproductivos al año, que coinciden con las migraciones del pez aracu (Anostomus brevior Géry). Curiosamente, estos autores notaron que los indios Tucano iban a pescar mientras que los Desâna iban a capturar las termitas. Además de los adultos alados, los soldad estos insectos son asados en un plato de cerámica y consumidos. Los nidos arbóreos de Nasutitermes sp. son buscados por los hombres, los cuales frotan sus dedos en el “camino” que estos insectos producen y los huelen para cerciorarse si la especie es o no comestible.

HEMIPTERA: Homoptera: Membracidae (Toritos)

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Wallace (1854) registró el consumo del membrácido Umbonia spinosa (Fabricius) en el norte de Amazonas.

PHTHIRAPTERA: Anoplura (Piojos)

Staden (2000), escribió sobre la costumbre que tenían de consumir los piojos: “Cuando se despiojan y cogen a los piojos (Pediculus humanus L.), se los comen. Les pregunté muchas veces porque hacen eso y ellas (refriéndose a las mujeres indígenas) contestaron que los piojos eran sus enemigos y devoraban alguna cosa de sus cabezas, por lo tanto querían vengarse de ellos”.

COLEOPTERA (Escarabajos y otros coleópteros)

Lenko y Papavero (1996) reportan que las larvas de Scarabaeidae y Buprestidae son, tal vez, las más importantes fuentes alimenticias en materia de insectos. Se aprecian las larvas del escarabajo Geniatosoma nigrum (Ohaus) de la subfamilia Melolonthinae (Carrera, 1992).

Viveiros de Castro (1992) señala que las larvas de Pachymerus nucleorum Fabricius , que se localizan en los frutos de babaçu (Attalea speciosa Mart. ex Spreng.), son ítems alimenticios importantes. También se consumen larvas de Bruchidae de las especies Pachymerus cardo Fahraeus y de Caryobruchus sp., denominadas Kadeg y obtenidas del coco de la palma babaçu (A. speciosa). Para extraer la preciosa almendra oleaginosa y encuentra, en más de una tercio de los casos, las larvas de P. nucleorum y no la almendra, perdiendo así una buena parte de los ingresos de su trabajo, cuando lo que buscan es la semilla. La gente piensa que la larva es natural del coco, es decir, que nace del coco mismo. Como P. nucleorum se nutre del endocarpio del coco, su sabor es delicado y exquisito, ya que los sabores son dados por las especies lipídicas que constituyen sus grasas, que son transferidas y sinergizadas en el propio insecto. Las larvas son comidas crudas o fritas en su propio aceite y tienen sabor a coco, según sus degustadores

(Reitter (1972 in Lenko y Papayero, 1996) indicó que algunos indios comían las larvas de Dynastes hercules (L.) creyendo que los poderes especiales asociados con el tamaño de estos animales (casi 150 mm) podrían ser adquiridos consumiéndolos. Se dice que su carne blanca y tierna tiene sabor de tocino.

De los insectos comestibles de Sudamérica, el gorgojo de la palma, Rhynchophorus (= Calandra) palmarum L. (Curculionidae), parecería tener el potencial más grande de

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producción en masa y de comercio. Este insecto desde hace mucho tiempo es "semi-cultivado" por poblaciones indígenas en Brasil (Chagnon, 1968). Para obtener las larvas de R. palmarum, ellos derrumban el árbol Jaracatia dodecaphylla A.DC. (Caricaceae), y después de dos a tres meses vuelven al lugar para recolectar a las larvas que se encuentran dentro del tronco, las cuales son transportadas vivas para el consumo de, una vez fritas. Las larvas de Rhinostomus barbirostris son recolectadas del estípite podrido de la palma Maximiliana maripa (Aubl.)

Los adultos de Ulomoides dermestoides (Fairmaire) (Tenebrionidae), se comen como fortificante energético. Conocido como el "bichito del amor", este insecto aún es cultivado a nivel familiar como un recurso nutracéutico, pues es consumido como un fortificante y para el tratamiento de la impotencia sexual, inflamación de ojos y reumatismo (Costa Neto, 1999).

HYMENOPTERA: Formicidae (Hormigas)

De los insectos comestibles, se dice que las hormigas son las preferidas en las regiones tropicales. Los individuos alados, especialmente las hembras de las hormigas cortadoras del género Atta, han sido ampliamente usados como alimento en Brasil, tanto en los medios urbanos como en los rurales.

Wallace (1854) reportó que es la hembra de Oecodoma cephalotes L. (actualmente A. cephalotes) que provee a los indios de una comida lujosa. La parte comestible de las saúbas es el abdomen, que es muy rico y grasoso debido a la masa de huevecillos.

De acuerdo con Rossato (1984), en San Paulo, en la década de 1950, niños y adultos de la zona rural eran vistos saboreando las hembras de Atta sp. con arroz y fríjol como sustituto de la carne.

Lenko y Papayero (1996) citan el uso de Atta sp. con cachaza (aguardiente de caña de azúcar) en Santa Isabel, estado de San Paulo, pues se dice que ellas le da un delicioso sabor de miel.

HYMENOPTERA: Vespidae (Avispas)

La miel producida por ciertas avispas, especialmente del género Brachygastra (= Nectarina), es consumida por muchas comunidades Rhinostomus barbirostris.

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También las larvas y pupas contenidas en los nidos se aprovechan como alimento. Por ejemplo, los Tapirapé asan las larvas de avispas en los panales y después las sacan de sus celdillas con un pequeño palo.

HYMENOPTERA: Apidae (Abejas)

Nueve especies, incluyendo Apis mellifera L., son semidomesticadas o de algún modo manipuladas. Las larvas y pupas de siete de ellas sirven como alimento: Trigonna angustula Latreille, Oxytrigona tataira (Smith), tres especies más de Oxytrigona, Trigona spinipes (Fabricius) y Trigona chanchamayoensis Schwarz.

Entre los Guarani M'byá la miel de Trigona clavipes Fabricius, además de ser consumida como alimento, es usada poniéndola en la boca de los niños de un año de edad; esa costumbre es para prevenir ciertas heridas que puedan surgir (Rodrigues, 2005). Igualmente, la miel y la cera de Trigona angustula Latreille son muy valorados en la cultura de los Guarani; la miel puede ser consumida pura o junto con las cedillas, mascándolas para saborear su contenido. La miel, las larvas y el polen extraídos de los panales de esta abeja sin aguijón son consumidos para tratar problemas del tracto digestivo, como los dolores estomacales (Rodrigues, 2005).

Las mieles de Apis mellifera scutellata Lepeletier y de abejas nativas de la subfamilia Meliponinae, además de ser utilizadas como fuente energética, pueden ser consideradas como nutracéuticos ya que son recomendadas para el tratamiento de la diabetes, bronquitis, micosis oral, gripa, dolores de garganta y hasta impotencia. También son usadas como anti-vermífugos y consideradas un antiveneno contra mordeduras de serpientes y de perros rabiosos (Costa Neto, 1998).

Aún hablando de recursos nutracéuticos, la miel de la abeja Melipona quadrifasciata Lep., mezclada con coñac, es un santo remedio para la gripe (Lenko y Papavero, 1996).

LEPIDOPTERA (Larvas de mariposas)

Las larvas u orugas de varias especies de Lepidoptera fueron registradas como alimento en Brasil, pero al igual que lo que sucede con la mayoría de los grupos de insectos comestibles, poco o casi nada se conoce sobre la identidad taxonómica de las especies usadas.

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Ribeiro y Kenhíri (1987) dan los nombres comunes de siete tipos de orugas recolectadas por los Desâna. Altamente apreciada es la oruga conocida como bali'i no solo por su excelente sabor, sino porque también tiene una glándula que secreta una enzima que los indios usan para quitarse las verrugas. Las larvas pueden ser hervidas (después de que la glándula sea retirada) o preparadas, asándolas, después moliéndolas y luego mezclándolas con sal y chiles secos. Igualmente cuando las descubren como crisálida (pupa), cortan las ramas cargadas de estos capullos y los tuestan. La crisálida constituye un tentempié muy apreciado y sirve también como carnada para el anzuelo.

DIPTERA (Moscos y Mosquitos)

Shelley y Luna Dias (1989) observaron larvas del mosco Simulium rubrithorax Lutz siendo consumidas por los Yanomamo viviendo en la Serra de Surucucus, bacía del Río Parima, Amazonas. Levi-Strauss (1948 in Hitchcock, 1962) reportó que los Nhambiquara consumen hasta los mosquitos que pueden posar en sus cuerpos.

¿Por Qué Comer Insectos?

Diversos estudios han demostrado que la “carne” de insectos está compuesta de las mismas substancias encontradas en la carne de los vertebrados de amplio consumo como la vaca, el cerdo, la gallina y el pescado. Una de las principales diferencias se encuentra en el valor cuantitativo: un insecto, como la hormiga Atta cephalotes, por ejemplo, posee 42,59% de proteínas contra 23% en el pollo y 20% en la carne bovina (Myers, 1983). De hecho, los insectos contienen altas cantidades de proteínas y lípidos y son ricos en sodio, potasio, zinc, fósforo, manganeso, magnesio, hierro, cobre y calcio, y muchas especies son ricas en vitaminas del grupo B, como tiamina (B1), riboflavina (B2) y niacina (B6) (Ramos- Elorduy et al., 1997, 1998a, 1998b).

Los lípidos que constituyen sus grasas son, en su mayoría, del tipo insaturado y polinsaturado y, así, son los necesarios para el organismo y no dañinos. Los tipos de lípidos encontrados en los insectos comestibles son: ácidos capróico, caprílico, cáprico, láurico, oleico, linolénico, esteárico, palmítico, mirístico, entre otros. De esa manera, la mayoría de estos insectos proveen la energía necesaria para realizar diferentes tareas y funciones orgánicas (Ramos- Elorduy, 2004).

El hecho de que las jóvenes de diferentes etnias consumen hormigas cortadoras (Atta sp.) tostadas o crudas dentro de rituales como parte de su ceremonia de iniciación, confirmaría lo estipulado por Dahlbert (1981) que dice que la grasa que albergan los insectos conllevó al éxito reproductivo de la especie humana al ingerirlos, ya que las

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mujeres han sido siempre las más entomófagas; y aquí se señalan estas hormigas, que contienen una gran cantidad de grasas, y que son consumidas mayormente cuando ya se encuentran en la etapa reproductiva.

El análisis químico mostró que estas larvas albergan importantes micronutrientes, tales como minerales y ácidos grasos, que incluyen entre ellos, dos de los que son más esenciales (ácido linoleico y alfa-linoleico) y 18 aminoácidos comunes, que engloban aquellos que son esenciales al ser humano (triptofano, cistena y metionina). Así, estas larvas son una fuente excelente de muchos nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo de los niños y para el mantenimiento de la salud en personas de todas las edades.

Los análisis nutritivos en base húmeda en las larvas de Rhynchophorus ferrugineus papuanus Kirsch consumidas en Papua Nueva Guinea mostraron 4,3 mg/100g de hierro, 6,1% de proteínas, 13,1% de grasas, 9% de carbohidratos, 0,008 mg/100g de tiamina, 0,43 mg/100g de riboflavina, 2,4 mg/100g de niacina y 46,1 mg/100g de calcio. Este último es cuatro veces mayor que cualquiera otra carne analizada.

Las larvas también son una importante fuente de zinc. Por ello, el consumo de estas larvas puede ayudar a aliviar la deficiencia de proteínas y proveen una cantidad de energía significativa (Mercer, 1994).

La alta concentración de zinc que poseen es benéfica para el crecimiento y desarrollo de los niños. El consumo de O. smaragdina también refuerza el sistema inmunológico, aunque no esté claro como esto ocurre (Chen, 1994).

El análisis bromatológico hecho con pupas del gusano de la seda (Bombix mori) ingeridas como galletas en China y en Japón, reveló que en 362g de materia sólida había 90g de grasas y 207g de proteínas (Carrera, 1992). El análisis de una especie de termita comida en el Congo reveló los siguientes datos: 44% de grasas y 36% de proteínas; 100g de ese insecto equivalen a 561 calorías en base seca (Bergier, 1941; Bodenheimer, 1951; Carrera, 1992). El ahuautle, una mezcla de huevos de varios hemípteros acuáticos que constituye el axayacatl (caviar mejicano), presenta alto contenido de arginina, tirosina y cisteína, considerándose el valor del último aminoácido como el más rico de los alimentos en el reino animal hasta ahora estudiado (Ramos-Elorduy y Rodríguez, 1977).

Los insectos comestibles son calificados como concentrados proteínicos, ya que su digestibilidad tanto in vitro como in vivo está por encima del 60%, oscilando del 64% al 87% (Ramos-Elorduy et al., 1984). Es evidente que el exoesqueleto quitinoso no es digerible por el ser humano, pero el exoesqueleto constituye apenas una pequeña

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parte de la biomasa total (cerca del 4% en las orugas) y no afecta al valor nutritivo de los insectos como alimento (Berenbaum, 1995).

La cantidad de insectos comestibles que cada persona debe ingerir para que su estado nutricional sea satisfactorio varía de acuerdo con la especie seleccionada. Por ejemplo, una dieta a base de saltamontes, en la cual los ingredientes estén en equilibrio, requeriría 25g/persona/día, lo que equivaldría a cerca de 47 especímenes del género Sphenarium (Ramos-Elorduy et al., 1998a). Entre los aborígenes australianos, el consumo de 10 larvas grandes de Xyleutes leucomochla Turn. (Lepidoptera: Cossidae) es suficiente para proveer las necesidades proteínicas diarias de un adulto (Cherry, 1991).

¿Los Insectos son Inocuos?

Cuando se discute sobre recursos alimenticios, es necesario tener en consideración su adaptación al ser humano. En lo que se refiere a los insectos, es importante reconocer que muchas especies obtienen toxinas de sus plantas nutrientes o pueden producir sus propias toxinas, volviéndose no comestibles (Miller, 1997). Además, si una persona es alérgica al consumo de camarones o langosta, debe prestar atención especial a la ingestión de insectos, pues parecen existir alergenos comunes en los miembros del phylum Arthropoda (Phillips, 1995).

Blum (1994) discute sobre la toxicidad de los insectos ingeridos por el hombre y clasifica a los insectos tóxicos en dos grupos: fanerotóxicos y criptotóxicos. Los primeros comprenden aquéllos que son ponzoñosos, o sea, que presentan un aparato de ponzoña que incluye: una glándula, un reservorio, un ducto y un aparato para inyectar la ponzoña.

Pertenecen a este grupo algunos insectos de los órdenes Lepidoptera, Hymenoptera y Hemiptera, cuyas secreciones son distribuidas tanto por aguijones retráctiles como por piezas bucales penetrantes o saetas urticantes. Las toxinas producidas por las especies fanerotóxicas son activas cuando son inyectadas, volviéndose inactivas en el tracto gastrointestinal. Sin embargo, se recomienda al individuo entomófago un mínimo de cuidado al ingerir insectos de esa categoría.

Los insectos criptotóxicos son aquéllos que producen secreciones no exócrinas tóxicas, cuya toxicidad solo se manifiesta cuando son ingeridos. O sea, cuando el insecto es lesionado o masticado y la sangre cargada de toxinas entra en contacto con los tejidos del depredador. Las especies criptotóxicas requieren un mayor cuidado en su selección como alimento potencial. Escarabajos estafilínidos del género Paederus, por ejemplo,

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producen sustancias vesicantes que solo son detectadas cuando son aplastados. Uno de esos vesicantes es la pederina, un compuesto no proteico que es un poderoso inhibidor de la síntesis proteica y de la mitosis (Navarrete-Heredia y Gómez Flores, 2005). Las hembras de Lytta vesicatoria L. (Coleoptera, Meloidae) almacenan cantaridina tanto en los ovarios como en los huevos. En ese caso, su toxicidad solo es evidente cuando el aparato reproductor es expuesto a los tejidos entéricos y orales de un entomófago incauto.

No obstante estos efectos tóxicos, las poblaciones humanas deberían considerar el potencial alimenticio que los insectos pueden ofrecer, dada la gran cantidad de proteínas, grasas, vitaminas y sales minerales que contienen. Si los insectos comestibles son aprovechados sistemática y sustentablemente, podrían ayudar en la reducción del problema de la deficiencia proteica que existe en gran parte del mundo. La entomofagia podría ser promovida a través de la (re)educación, enfatizándose los beneficios nutritivos que los insectos pueden brindar a los consumidores.

¿A qué saben los insectos? - Fuente el comercio

Existen alrededor de 1.500 variedades comestibles y cada uno tiene un sabor peculiar. Sin embargo, se pueden hacer ciertas generalidades.

En muchos lugares, comer insectos está de moda. El año pasado, la ONU recomendó su consumo y un estudio publicado en la BBC estima que forman parte de la dieta habitual del 80% de la población. Ahora, hasta a los hijos de Angelina Jolie y Brad Pitt les gusta comer grillos.

En nuestro país se acostumbra a comer suri y siqui sapa, dos gusanos de la selva que se preparan a la plancha, fritos, en anticuchos o macerados. Si alguna vez has tenido la oportunidad y el valor-de probarlos, sabrás más o menos qué se siente comer un insecto, y a qué saben. Si no, a continuación te damos una idea.

SABROSA GAMA

“En general, los insectos tienden a saber a nueces, especialmente cuando están tostados. Creo que esto se debe a las grasas naturales que tienen, en combinación con el crocante de sus exoesqueletos ricos en minerales”, dice Daniella Martin, conductora del programa de televisión “Girl Meets Bug”, en un artículo publicado en ‘The Huffington Post’.

Según Martin, existen alrededor de 1.500 especies de insectos comestibles. Y cada uno de ellos, dependiendo de qué se alimentan, tienen un sabor muy peculiar, que a veces es muy difícil de describir.

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“Los grillos, por ejemplo, saben como un camarón almendrado, mientras que la mayoría de larvas que he probado saben a hongos almendrados. Mis dos favoritos, las orugas de la polilla de cera (conocidas como “gusanos de cera”) y las larvas de abejas, saben a piñones del árbol enoki y rebozuelos (un tipo de hongo) con tocino, respectivamente”, describe.

¿Y a qué saben los arácnidos? Son como una versión ligera y terrenal de los mariscos, particularmente del cangrejo y la langosta.

EXTRAÑO AL PALADAR

Sin embargo, la experta en este ámbito culinario dice que hay sabores que difícilmente se pueden equiparar con algo familiar. Por ejemplo, el escarabajo gigante de agua es casi imposible de describir. “Simplemente no existe en los anales de nuestra cultura algo que pueda señalar que les pueda dar idea de la naturaleza de su sabor”, dijo un escritor después de probarlos por primera vez.

INSECTOS COMESTIBLES EN EL PERÚ

SIQUI SAPA

Denominación vernacular, de cierto grupo de especies de la subfamilia Myrmicinae, para los adultos sexuados durante el vuelo reproductivo o nupcial. Los indígenas lo aprecian mucho crudos, asados o fritos (Dourojeanni, 1965). El área de consumo comprende la selva baja.

Taxonomía

ORTIZ (2010). Plantea varias formas de preparación en la que destacan las fritas, salteadas o la más novedosa que consiste en un macerado en agua ardiente (cañazo) con un poco de miel de abeja. De igual manera aconseja que antes de probarla se debe cortar los dientes, patas y alas. Todo lo demás, cabeza y sobre todo abdomen (cola)

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son comestibles. Frita sabe a cacha salada y al ser sacada del macerado tiene un agradable dulzor.

IBERICO (2008). Menciona que la forma de preparación más común consiste en quitarle sus alas y luego sumergirlas en agua, escurrirlas, posteriormente asarlas hasta quitarles la humedad y estén listos para freírlas en un poquito de manteca y sal. Están listas cuando "la colita", "el culito" o "el potito" como suele llamarse en la selva, el cual posee grasa queda ligeramente dorado, está casi de un color marrón muy suave. Este exótico manjar se puede guardar en papeles especiales llamados "craff" o papeles de sacos de azúcar. Bien acondicionado puede llegar a durar un año. Se pueden volver a calentar muy rápidamente y despidiendo el mismo aroma y el mismo sabor que los caracteriza.

EL SURI

Taxonomía

El Suri, es una larva de coleóptero de la familia Curculionidae. Su consumo está ampliamente distribuido por toda la amazonia peruana.

DOUROJEANNI (1965). Menciona que Suri es una denominación exclusiva para las larvas de Rhynchophorus palmarum y Rhinostomus spp. que son muy apreciadas para la alimentación en la selva baja. Por otro lado afirma que esta misma especie es denominada con el nombre de Molotoa. Estas especias viven principalmente en las palmeras.

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DELGADO Y COLABORADORES (2008). Afirma que la larva de suri juega un papel importante como fuente proteica de muchos pueblos indígenas amazónicos, las personas colectan las larvas de los troncos caídos, los comen directamente o los llevan a sus casas para comerlos asados; el aceite es extraído para sazonar la comida y utilizado en la medicina tradicional para curar bronquitis, el reumatismo, la pulsaría, etc. Además acota que hoy en día las larvas preparadas en sus diferentes formas son parte del menú que ofertan lujosos restaurantes en la ciudad de Iquitos y la capital.

Artrópodos Medicinales.

Desde tiempos antiguos los insectos y algunos productos extraídos de ellos han sido usados como recursos terapéuticos en los sistemas médicos de muchas culturas alrededor del mundo (Costa Neto, 2005)

Se describe el uso medicinal de los insectos y las sustancias extraídas de ellos en diferentes contextos culturales. Se registró un total de 82 tipos de insectos como medicinalmente útiles para el tratamiento de diversas enfermedades y/o síntomas. Estos recursos entomoterapéuticos se reparten entre 11 órdenes y 32 familias. El orden Hymenoptera es el predominante, con 42 tipos representados. El registro de la utilización de insectos como agentes medicinales significa una aportación relevante al fenómeno de la zooterapia, y abre nuevas perspectivas para la valoración económica y cultural. Los insectos parecen una fuente muy importante para el descubrimiento de compuestos bioactivos. Sin embargo, son necesarios más estudios bioquímicos y farmacológicos de estas especies que desemboquen en nuevas drogas que mejoren la salud humana. Además, el uso de los insectos tiene que mantenerse en un nivel sostenible para así evitar la sobreexplotación.

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Los insectos, en su gran mayoría, son utilizados enteros (N = 42; 38,5%), siendo tostados, molidos y reducidos a polvo y así empleados para la preparación de tés, que pueden ser añadidos a la bebida y/o a la comida del individuoenfermo. Productos de las abejas, tales como la miel y la cera, también son importantes (13,6% y 5,5%, respectivamente).

LOS PIOJOS

La única referencia del uso medicinal de piojos (Pediculus humanus L.) ha sido publicada por Campos (1960), quien reporta que para tratar el dolor de dientes no hay como un piojo vivo, envuelto en algodón y puesto en la cavidad de los mismos.

LAS CUCARACHAS

En un estudio llevado a cabo en el poblado de Pedra Branca, en el estado de Bahia, Costa Neto y Pacheco (2005) constataron que Periplaneta americana L. fue la especie medicinal más versátil, ya que esta cucaracha fue indicada para el tratamiento de afecciones clasificadas en seis sistemas corporales. En general, el té hecho con el polvo de P. americana se usa para tratar las siguientes enfermedades y/o síntomas: bronquitis asmática, epilepsia, alcoholismo, asma, dolor de oído, cólicos de mujeres, en emplastos, se usa en furúnculos y para sacar astillas. En el mismo poblado, Eurycotis manni Rehn sirve para tratar dolores de cabeza; en este caso se recomienda olerla viva.

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Lenko y Papavero (1996) registran que se combate la adicción al alcohol poniendo el polvo de una cucaracha tostada en el aguardiente que es servido al adicto. También explican que colocando el polvo de una cucaracha en el té o café es útil en el tratamiento de la bronquitis; igualmente el té de cucaracha sirve para curar el asma. Se ha reportado que la persona se aliviará, pero que si algún día supiera lo que ha tomado, la molestia regresaría. En el estado de Ceará, para aliviar el dolor de dientes, se exprime una cucaracha, aún viva, y se aplica lo que de ella resulta en un algodón en el diente cariado (Campos, 1967).

Otras recetas etnomédicas relacionadas con las cucarachas incluyen: tostar una cucaracha entera, molerla y hacer un té con el polvo, que debe ser bebido contra el asma, cólicos intestinales y diarreicos [la persona no debe saber lo que bebió]. Colocar la “cáscara” (= exoesqueleto) de la cucaracha sobre las heridas para cicatrizarlas. Preparar un emplasto de una cucaracha roja para curar panadizo (inflamación flemonosa de un dedo, especialmente de la última falange). Cocinar una cucaracha en aceite y después introducir algunas gotas en el oído para tratar sus dolores (Lages Filho, 1934; Magalhães, 1963; Amorim, 1963). Blatta orientalis L. fue prescrita clínicamente para nueve de los 338 pacientes atendidos en el servicio de homeopatía del Instituto de Asistencia a los Servidores del Estado de Río de Janeiro (IASERJ) en el período de 1997- 1998 para problemas de asma (Nogueira et al., 1998).

LAS LIBÉLULAS

La única referencia sobre el uso de libélulas como recursos medicinales fue publicada por Costa Neto (1994), los especímenes de las familias Aeschnidae y de Coenagrionidae son utilizados integramente, en la preparación de un té para tratar picaduras de serpientes.

LAS TERMITAS

Las termitas son una verdadera panacea medicinal, pues son recomendados en los siguientes casos: bronquitis, tosferina, heridas, gripes y resfriados, hemorragias, mordida de perro, bocio, alumbramiento, picaduras de serpientes y alacranes, flatulencia, neumonía, hernia, reumatismo, sarampión, ombligo grande (hernia umbilical) (Mill, 1982 in Posey, 1987).

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Para la cura de esas enfermedades, se emplea el té de los insectos macerados (o de sus nidos) o la inhalación del termitero incinerado. Los indios Parecí, en Utiariti (Mato Grosso), capturan de cuatro a cinco termitas, aplastándolas y con la pasta resultante se frotan las ingles de los niños que orinan en las hamacas. Para ello, usan exclusivamente una especie que posee nidos subterráneos (Lenko y Papavero, 1996).

LOS CHAPULINES, GRILLOS Y ESPECIES RELACIONADAS

Lenko y Papavero (1996) registran que los grillos (Gryllus domesticus L.) asados sirven como remedio para niños “desconfiados”, es decir, con parásitos intestinales, vómito y fiebre. En el estado de Alagoas, un té elaborado con las patas de grillo sirve para los casos de oliguria.

Los grillos también son utilizados en la medicina veterinaria, por ejemplo en São Francisco de Paulo (Rio Grande do Sul). Para curar "dolor de barriga y orina de animal caballar. (Lenko y Papavero, 1996).

En la medicina tradicional amazónica, el grillo de la especie Paragryllus temulentus Saussure (Gryllidae, subfamilia Phalangopsinae) es pulverizado y mezclado con grasa animal. Ese ungüento es usado como un antirreumático (Figueiredo, 1994).

En Feira de Santana, se recomienda el uso de un té hecho con el exoesqueleto tostado y molido de chapulines de la familia Acrididae para curar tanto problemas de piel como probables derrames cerebrales. Además, un chapulín seco al sol es tostado y molido y el polvo resultante es colocado en un vaso de agua caliente y tomado para el tratamiento del asma y de la hepatitis (Costa Neto, 1999b).

LAS CHINCHES Y ESPECIES RELACIONADAS

En la medicina popular del estado de Alagoas, nordeste de Brasil, las chinches de la familia Pentatomidae son aplastadas y la masa es colocada en un algodón, que después es aplicado en el diente para tratar dolor de dientes (Lages Filho, 1934).

En el poblado de Matinha dos Pretos, se pone la masa resultante de los huevecillos aplastados del cucarachón de agua (Belostoma sp.) sobre los furúnculos. También allí, la vinchuca (Triatoma sp.) es tostada, molida y de su polvo se hace un té que es prescrito para el tratamiento de todos los tipos de enfermedades del corazón (Costa Neto y Melo, 1998).

LAS CIGARRAS

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Los habitantes del poblado de Humildes, en Feira de Santana (Bahia), colocan el polvo de una cigarra (Cicadidae) tostada en el ojo para el tratamiento del glaucoma (Matos et al., 1999). En Amazonas, las gotas excretadas del abdomen de una cigarra se mezcla con agua y es bebida para tener una voz agradable (Lenko y Papavero, 1996).

LAS MOSCAS

Las larvas de moscas de la familia Asilidae son utilizadas para tratar asma, gripe y bronquitis (Costa Neto y Melo, 1998)., las personas aplastan varias moscas (Musca domestica L.) y después ponen la masa resultante en los furúnculos inmaduros, o también aplastan las cabezas de estos insectos, añaden un poco de harina de yuca y colocan ese emplasto sobre los furúnculos. Dicen también que untar la cabeza con la masa de moscas aplastadas es un buen remedio para la calvicie .

Para eliminar manchas de la cara, se recomienda frotarlas con moscas aplastadas (Lages Filho, 1934). Y contra el orzuelo, debe frotarse la "nalga" (abdomen) de una mosca (Araújo, 1977).

LAS MARIPOSAS

El capullo lleno vacío de una mariposa Psychidae, es tostado y después molido; posteriormente el polvo se coloca en un algodón (probablemente de una especia silvestre), que es introducido en el oído para curar dolores (Bandeira, 1972).

Los Pankararé recomiendan la inhalación del humo de un capullo quemado por aquellos que tuvieron derrame cerebral (Costa Neto, 1999a).

LOS ESCARABAJOS Y OTROS COLEÓPTEROS

Las mujeres indígenas consumen las larvas de escarabajos crudas o asadas porque les aumentan la cantidad de leche cuando están amamantando, las larvas de Pachymerus nucleorum Fabr. son asadas en su propia grasa y luego se extrae un aceite que es usado como tratamiento contra la caspa (Veiga, 2000). En Feira de Santana, escarabajos adultos del género Megaphanaeus son tostados, molidos y con el polvo se hace un té que es bebido en casos de asma y derrame cerebral (Costa Neto, 1999b).

LAS AVISPAS

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Los nidos de Apoica pallens Olivier son diluidos en agua y el líquido es utilizado en casos de hemorragia post-parto.Un té hecho con un pedazo del nido está indicado en casos de asma, sirve también para detener hemorragias producidas por cortaduras, debiéndose colocar el polvo sobre la herida (Amorim, 1963). El pompílido adulto comúnmente conocido como caballo del diablo o avispa azul (Pepsis sp.) es tostado entero y después molido; con el polvo resultante, se hace un té para curar orquitis; también se coloca el polvo en la comida de niños infectados por parásitos helmintos (Lenko y Papavero, 1996). El té hecho con las patas tostadas sirve para el tratamiento del asma.

LAS ABEJAS

De las 49 etnoespecies animales citadas como recursos medicinales, las abejas aparecen en un 37% del total. Las mieles son porcentualmente importantes (13,0%), especialmente las de las abejas sin aguijón, las cuales son recomendadas para el tratamiento de la diabetes, bronquitis, micosis oral, gripa, dolores de garganta y hasta impotencia. También son usadas como antivermífugos y consideradas un antiveneno contra mordeduras de serpientes y de perros rabiosos. En la región amazónica, la miel de Melipona sp. Es usada contra inflamaciones de garganta y la cera es indicada para tratar dolores de oído y contra el mal de ojo (Figueiredo, 1994), la miel de Melipona scutellaris Latreille es indicado para tratar la tos (Costa Neto, 1996). Posey (1986) asegura que las abejas constituyen uno de los recursos más importantes en la medicina practicada por los indios Kayapó. Y añade: “Diferentes mieles poseen diferentes propiedades medicinales y son usadas para varias enfermedades. Polen, larvas y pupas también tienen cualidades medicinales. El veneno de Apis mellifera es considerado eficaz en el tratamiento de artrosis, artritis, celulitis, varices, asma y tendinitis (Molica, 1993; Filgueiras y Souza, 1999).

LAS HORMIGAS

Las hormigas al igual que las termitas son una verdadera panacea, siendo indicadas para el tratamiento de asma, bronquitis, ciática, cefalea, dolor de garganta, tisis, escorbuto, gota, parálisis, reumatismo, lepra y verrugas (Lenko y Papavero, 1996), hormigas de la especie Atta sexdens sexdens Forel son aplastadas y mezcladas con harina, para ser consumidas cuando se tienen palpitaciones en el pecho (Branch y Silva, 1983), o son usadas como un emplasto para el dolor de estómago. Las hormigas aplastadas también son aplicadas en el estómago como un emplasto para tratar sus dolores. Contra el alcoholismo, se recomienda la siguiente receta: recoger muchas

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hormigas cortadoras (Atta spp.), reducirlas a polvo y colocar éste en la bebida predilecta del viciado (Rossato, 1984).

Un famoso uso de las hormigas Atta en Brasil se refiere al de sus enormes mandíbulas para suturar, al estilo de grapas quirúrgicas, de manera que cuando las hormigas muerdan las bordes de las heridas, sus cabezas son separadas del cuerpo pero las mandíbulas cerradas permanecen fijamente unidas a la herida (Gudger, 1925).

Además de ser consumida como alimento, la saúba es ingerida por sus valores terapéuticos. Martius (1939) viajando por el interior del país en el siglo XIX, reportó que los indios asan y comen grandes hormigas (probablemente Atta sp.) con harina, calificándolas como un poderoso estimulante en la dispepsia.

La especie Atta sexdens (L.) son aplastadas y mezcladas con harina de yuca, para ser consumidas cuando se tienen palpitaciones en el pecho (Branch y Silva, 1983).

Contra el alcoholismo, se recomienda la siguiente receta: tostar muchas hormigas cortadoras (Atta sp.), reducirlas a polvo y colocar éste en la bebida predilecta del viciado (Rossato, 1984).

En la ciudad de Teófilo Otoni, Minas Gerais, se acredita que el consumo de estas hormigas para el tratamiento de la tuberculosis. En Pernambuco, son recetadas para los dolores de garganta, y se dice que comer hormigas es bueno para tener una vista perfecta (Lenko y Papavero, 1996).

Importancia Clínico-Farmacológica de Los Insectos

Los insectos son bastantes hábiles en lo que se refiere a la síntesis de compuestos químicos – feromonas de alarma, de apareamiento, descargas defensivas, venenos y toxinas, los cuales son secuestrados de las plantas o de las presas que consumen y posteriormente transformados para su propio uso. Debido a la gama de substancias biológicamente activas presentes en sus cuerpos, los insectos siempre han sido considerados como una fuente principal de terapéuticos potenciales, y ello incluye

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moléculas que matan células cancerígenas, proteínas que previenen la coagulación de la sangre, enzimas que degradan pesticidas, proteínas que brillan en la oscuridad, peptídos y toxinas antimicrobianos etc. (Trowell, 2003).

La ciencia ya ha comprobado la existencia de propiedades inmunológicas, analgésicas, antibacterianas, diuréticas, anestésicas y antirreumáticas presentes en los cuerpos de los insectos (Ramos-Elorduy, 2000). La sangre de los insectos es especialmente rica en compuestos antibacterianos. Igualmente, las glándulas de defensas de muchos coleópteros acuáticos rebosan en esteroides, una clase de sustancias químicas usadas en una variedad de medicamentos como píldoras para control de natalidad y agentes antiinflamatorios (Agosta, 1997). A pesar que la dosis letal pueda ser menos diez miligramos, en el caso de la cantaridina ésta sigue siendo usada para tratar diversas enfermedades, desde la calvicie hasta el letargo. Existen dermatólogos que aún usan el sumo del insecto, para quemar varios tipos de verrugas.

Actualmente se ha progresado en este sentido al obtener muchos compuestos activos de insectos "nutracéuticos" y evaluarlos farmacológicamente. Una investigación química aplicada a 14 especies confirmó la presencia de proteínas, terpenoides (triterpenoides y esteroides, carotenoides, iridoides, tropolonas), azúcares, polioles, mucílagos, saponinas, glicósidos polifenólicos, quinonas, glicósidos antraquinonas, glicósidos cianogénicos y alcaloides (Ramos-Elorduy et al., 1999). Algunas de las proteínas antibacterianas extraídas de insectos son: cecropina A y B, sarcotoxina IA, IB, IC, sapecina, defensina, attacina, diptericina, moricina y drosocina (Yamakawa, 1998). La proteína "lopap", aislada de los pelos urticantes que recubren el cuerpo de la larva de Lonomia obliqua Walter (Saturniidae) mostró tener un gran potencial para transformase en un medicamento para tratar las trombosis (Ereno, 2005).

Eisner y colaboradores aislaron estimulantes antivirales y cardíacos de las luciérnagas (Plotkin, 2000). Y compuestos biodinámicas con diferentes actividades terapéuticas fueron aislados de Edessa cordifera Walter y de Euchistus sp. (Ramos- Elorduy, 2001).

El uso de las picaduras de hormigas para la cura de inflamaciones reumáticas parece estar basado en evidencia científica, ya que un polisacárido aislado del veneno de Pseudomyrmex sp. tiene actividad en el sistema completo humano y puede ser útil en el tratamiento de la artritis reumatoide (Balée, 2000).

Kono et al. (1998) encontraron neurotoxinas (α- y β- pompilidotoxinas) en la ponzoña de Anoplius samariensis Pal. y Pseudagenia (Batozonellus) maculifrons Sm. (ambas avispas de la familia Pompilidae). Los autores afirman que esas toxinas pueden ser muy útiles para la investigación neurocientífica básica, pero también para el desarrollo de agentes terapéuticos de desórdenes neurológicos lo cual es significativo.

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Park et al. (2000) encontraron actividades anticáncer y anti-HIV en extractos etanólicos de propóleos de Apis mellifera L. colectados en diferentes partes de Brasil. Con relación a las mieles, Bazlen (2000 in Aidar et al., 2002) estudió diferentes mieles de abejas meliponas brasileñas y encontró actividades bacteriostáticas y bactericidas, confirmando el conocimiento popular acerca del valor medicinal de estos productos apícolas. La miel de Tetragonisca angustula angustula Latreille presentó acción bactericida cuando fueron realizados pruebas de difusión en agar con Escherichia coli (Migula) y Staphylococcus aureus Rosenbach (Aidar, 2002). Sustancias anticancerígenas han sido obtenidas a partir de las alas de Catopsilia crocale (Cramer) y Prioneris thes tylis Doubleday, ambas de la familia Pieridae, y de las patas del escarabeido Allomyrina dichotomus (L.). Esos compuestos son la isoxantopterina, isoguanina y dicostatina, respectivamente (Kunin y Lawton, 1996). En la década de 1970, cerca del cuatro por ciento de los extractos evaluados de 800 especies de artrópodos terrestres (incluidos insectos) mostraron alguna actividad anticancerígena (Oldfield, 1989).

Se sabe que en algunos tipos de insectos, tales como las libélulas, los chapulines y las chinches, los principales electrólitos presentes en su hemolinfa son los iones de sodio y de cloro. Estos iones, especialmente el sodio, juegan un papel significativo en la regulación del equilibrio osmótico en los seres humanos. Los antiguos reconocían que eran una fuente concentrada de sales y los prescribían para los problemas de las vías urinarias (Berenbaum, 1995).

Por otro lado, de la quitina de diversas especies de insectos son extraídos productos con propiedades farmacológicas, tales como agentes anticoagulantes, hemostáticos, reductores del colesterol, transportadores no alergénicos de drogas etc. (Diehl, 2003). El quitosán, un compuesto derivado de la quitina, posee actividades antimicrobianas y ha sido usado para reducir el nivel de colesterol, para reparar tejidos (por ejemplo, piel quemada, úlceras causadas por la mala irrigación sanguínea y escaras), como un anticoagulante y hasta incluso para fabricar lentes de contacto (Goodman, 1989). El quitosán también tiene aplicaciones en la industria cosmetológica, como componente de cremas humectantes y champús.

Conservación y Uso Sustentable de los Recursos Entomoterapéuticos

Miles de los insectos útiles como recursos medicinales son recolectados directamente en la naturaleza, muertos y exportados ilegalmente a algunos países desarrollados para ser usados de varias maneras, inclusive como remedios. Thémis (1997) afirma que el valor comercial de productos basados en la hormiga Polyrhachis vicina Roger

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comprende cerca de US $100 millones. En China, esta especie de hormiga es utilizada como fuente de alimento y como una panacea para aliviar una gran cantidad de enfermedades.

Es por ello que la sobreexplotación está amenazándola. Por esta razón, la conservación de los insectos medicinales también podría ser promovida a través de su valor en el tratamiento de enfermedades y malestares (Cheemasn y Brown, 1999). Además, las especies involucradas en la medicina tradicional deberían de estar entre las prioridades más altas para la conservación (Kunin y Lawton, 1996).

Zimian et al. (1997) creen que existen dos maneras principales para proteger los insectos contra la sobreexplotación. Una manera es desarrollar los métodos de cultivo masivos para incrementar la producción comercial de los insectos útiles con el objeto de satisfacer las crecientes necesidades del mercado. La otra es encontrar sustitutos naturales y buscar la estructura química de los compuestos sintéticos a través de investigación básica. Pero pensamos que dado que los insectos medicinales, toman y/o transforman los compuestos activos de sus hospederos o presas, para tener un cultivo en masa es necesario conocer bien la biología y ecología de las especies involucrados con el objeto de saber como ellas logran obtener las sustancias farmacológicamente activas. Por otro lado, la investigación bioquímica de las estructuras moleculares que están presentan en los insectos medicinales es una herramienta significativa que conduciría al descubrimiento de químicos que puedan ser sintetizados a nivel laboratorio y empleados clínicamente.

En efecto, los pocos componentes activos que han sido aislados en los cuerpos de insectos medicinales ya han sido sintetizados químicamente y son usados como substitutos en la práctica clínica, como el sodio de cantaridina, utilizado en el tratamiento de cáncer de pulmón e hígado (Zimian et al., 1997).

Perspectivas en la Entomoterapia

Se necesitan implementar más investigaciones farmacológicas y bioquímicas para evaluarse la verdadera eficiencia de las especies de insectos regularmente utilizadas en

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las medicinas tradicionales. Además, a través del comportamiento del insecto también se puede llegar a descubrir los compuestos útiles (Joyce, 1992). Dicho abordaje ha sido llamado de "deducción bioracional", es decir, la prospección química usándose en la aplicación sistemática del conocimiento de la biología adaptativa de los organismos orientada hacia la solución de los problemas de los seres humanos (Eisner in Beattie, 1992).

Los estudios sobre la deducción bioracional permiten que se analice determinada especie y los productos naturales para alimento, medicina, fibra y muchas otras necesidades.

El descubrimiento de compuestos bioactivos de los artrópodos se ha centrado principalmente en los insectos sociales, ya que este grupo de insectos es muy susceptible a diferentes tipos de patógenos, de manera que ellos han evolucionado en su combate con el uso de diferentes antibióticos y funguicidas, los cuales pueden ser directamente utilizados por el hombre. Por ejemplo, las hormigas que nidifican en el suelo demostraron elaborar y utilizar sustancias químicas que matan hongos y bacterias de sus nidos subterráneos, y el coleóptero Cybister tripunctatus Olivier sintetiza compuestos fenólicos para repeler a los ataques microbiológicos (Pemberton, 1999).

El principio activo aislado de Paederus sp. (Staphylinidae), la pederina, es un vesicante considerado como un poderoso inhibidor de la síntesis proteica y también de la meiosis. Curiosamente, cuando está en concentraciones muy bajas, la pederina tiene la increíble habilidad para promover la curación de heridas dérmicas graves (Pavan 1975 in Blum, 1994). Ya que las plantas y los productos químicos que poseen constituyen una de las fuentes más grandes de medicinas utilizadas por nosotros, es razonable esperar alguna actividad farmacológica de los artrópodos que se alimentan de ellas e incorporan los fitoquímicos en sus cuerpos o que producen compuestos semejantes (Pemberton, 1999).

Además del descubrimiento de fármacos provenientes de insectos, también nos podemos guiar por lo que ya se conoce de la ecología y comportamiento aposemático de estos artrópodos para encontrar drogas u otros bioquímicos útiles (Van Hook, 1997).

Zimian et al. (1997), debemos esperar las siguientes etapas:

1. Identificación taxonómica de los insectos involucrados en los sistemas médicos tradicionales;

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2. Investigación teórica y básica, especialmente en los campos de toxicología, farmacología y componentes químicos de los insectos medicinales;

3. Protección hacía la sobreexplotación para garantizar el uso sostenido y para evitar la destrucción de las cadenas alimenticias naturales, especialmente donde los enemigos naturales de plagas están involucrados;

4. Reducción en la aplicación de pesticidas para evitar posibles cambios en la composición bioquímica de las especies utilizadas terapéuticamente;

5. Desarrollo de un patrón de control de calidad en las especies comerciales para garantizar la seguridad y la eficacia del medicamento en las personas".

CONCLUSIONES

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Los insectos constituyen recursos a muy corto plazo significativos para la investigación farmacológica, debido a los compuestos químicos que ellos han ido evolucionando desde hace millones de años mediante su coevolución con las plantas, presas y depredadores.

Por esa razón, esperamos que este artículo sea un estímulo para que otros investigadores busquen y exploren esta importante aunque desdeñada área de investigación desde el punto de vista de la etnoentomología, etnografía y farmacología.

La exploración de recursos animales con el propósito medicinal tiene dimensiones ecológicas, económicas y culturales aún inexploradas. De esa manera es imperativo que la diversidad entomofaunística sea mantenida para continuar la diversidad biológica futura y proveer las sustancias que sean prometedoras fuentes en la exploración farmacológica y bioquímica en los años próximos. Se debe respetar, sin embargo, el uso sostenible de estos recursos para evitar su desaparición. En este sentido, las especies que poseen efectos curativos semejantes podrían sustituir a aquellas que son raras y/o difíciles de obtener en su ambiente natural o biende cultivar.

La utilización de los recursos entomoterapéuticos en diferentes localidades y etnias en Brasil es revelante, pues son una contribución importante al debate sobre biodiversidad y conlleva la valorización económica y cultural de estos animales usualmente considerados como dañinos e inútiles.

Dichos temas todavía, deben de ser discutidos en congresos relacionados con la conservación de la biología, salud pública, manejo sostenido de los recursos, prospección biológica y ley de patentes.

El consumo de insectos en el Perú, es una práctica que se da generalmente solo en los pueblos nativos del territorio nacional. La región natural que presenta mayores registros entomofagicos es la selva.

Se hace una denominación general del siqui sapa, a los adultos reinas de los generos Atta cephalotes L., Atta sexdens L. y Acromyrmex sp. Los cuales son recolectados en los bosques y se consumen generalmente fritos o tostados. Con respecto a lo anterior se puede recalcar que en el caso del siqui sapa existen variantes geográficas para su denominación vulgar, así como el término de siqui sapa es empleado para la denominación de diferentes especies del género Atta y Acromyrmex.

LINKOGRAFIA

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