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ARTURO ALAPE: CREACIÓN POR MEDIO DEL DIÁLOGO EN LA NOVELA
SANGRE AJENA
CÉSAR AUGUSTO BUITRAGO OROZCO
JORGE JULIO DÍAZ MATEUS
WILLIAM ALEXANDER ISAZA LAGUNA
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA
FACULTAD DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
ESCUELA DE ESPAÑOL Y COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA
PEREIRA
OCTUBRE/2010
2
ARTURO ALAPE: CREACIÓN POR MEDIO DEL DIÁLOGO EN LA NOVELA
SANGRE AJENA
CÉSAR AUGUSTO BUITRAGO OROZCO
JORGE JULIO DÍAZ MATEUS
WILLIAM ALEXANDER ISAZA LAGUNA
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR EL TÍTULO DE LICENCIADOS EN
ESPAÑOL Y LITERATURA
DIRECTOR:
JULIÁN ALBERTO GIRALDO NARANJO
MAGISTER EN LITERATURA
UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE PEREIRA
FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESCUELA DE ESPAÑOL Y COMUNICACIÓN AUDIOVISUAL
LICENCIATURA EN ESPAÑOL Y LITERATURA
PEREIRA
OCTUBRE/2010
3
Nota de aceptación
Firma del presidente del jurado
Firma del jurado
Firma del Director del trabajo de grado
Pereira Octubre de 2010
4
AGRADECIMIENTOS
Expresamos grandes agradecimientos a Julián Alberto Giraldo Naranjo, nuestro
profesor y hoy nuestro director de trabajo de grado, quien siempre estuvo
acompañándonos y brindándonos su colaboración durante el desarrollo del
mismo.
A los profesores del programa de español y literatura, quienes con su labor y
conocimiento aportaron grandes herramientas a lo largo de nuestros estudios,
herramientas que han sido bien aprovechadas en el momento de afrontar nuestro
trabajo de grado.
5
CONTENIDO
Pág
INTRODUCCIÓN 8 MARCO TEÓRICO 20
1. ARTURO ALAPE, UN HOMBRE COMPROMETIDO
CON COLOMBIA POR MEDIO DE LAS LETRAS 42
2. ANTECEDENTES A LA NOVELA SANGRE AJENA
DEL ESCRITOR COLOMBIANO ARTURO ALAPE 59 2.1 Antecedentes formales 60
2.2 Antecedentes temáticos 68
2.2.1 Víctor Gaviria - Alonso Salazar: similitudes y diferencias
con la obra que nos ocupa 71
3. APLICACIÓN DE LA TEORÍA DE GADAMER A LA
NOVELA SANGRE AJENA DE ARTURO ALAPE 79
3.1 Alape construye su personaje por medio del diálogo 81
6
3.2 Historia a través de la narrativa de Alape 83
3.3 El lenguaje crea al hombre 86
3.4 Lenguaje variable 87
3.5 Transformación constante 90
3.6 El hombre es un ser histórico 91
3.7 El lenguaje como mediador del mundo 92
3.8 La conversación es un hilo 96
3.9 El diálogo es un acuerdo 97
3.9.1 Las palabras hacen catarsis 99
3.9.2 Debemos buscar al hombre en el lenguaje 100
3.9.3 El lenguaje crea y recrea 102
3.9.4 El hombre es lanzado hacia una realidad configurada,
la cual debe seguir configurando 104
3.9.5 Arturo Alape reconfigura una realidad 107
3.9.6 El diálogo debe ser participativo 113
7
3.9.7 El lenguaje da cuenta la historia 115
4. PROPUESTA PEDAGÓGICA 130
CONCLUSIONES 150
BIBLIOGRAFÍA 154
8
INTRODUCCIÓN
Para construir el marco teórico de la presente monografía hacemos una breve
definición de la hermenéutica del lenguaje según la concepción de George
Gadamer. Planteamos por qué desde esta concepción el lenguaje se constituye en
un mediador entre el pensamiento y el mundo y cómo es a través del lenguaje que
conocemos y desarrollamos la realidad en que nos encontramos inmersos. Por
tanto, el lenguaje como un ser por medio del cual construimos mundo, se convierte
en el eje central de nuestra propuesta teórica en la interpretación de la novela
Sangre ajena.
Esta novela recrea artísticamente un momento de la historia de Colombia en que
emerge el sicario como un ser preponderante en su acontecer. Desde los
antecedentes de su proyecto como novela, la preocupación de Arturo Alape se
centra en el lenguaje que se impone como mentalidad dominante. La novela nace
de sus indagaciones con respecto al lenguaje de los jóvenes en las zonas
marginales de las grandes urbes latinoamericanas como lo es Bogotá. Por ello la
memoria oral y el lenguaje de la ensoñación se encuentran presentes en la obra
desde su primera página hasta la última.
Sangre ajena es el producto creativo de la combinación de dos lenguajes
básicamente: el lenguaje con que los niños y los jóvenes de la calle aprenden la
realidad y el más sublime lenguaje con que se construye la poesía. Por ello en la
lectura de la novela y en las preguntas que su autor se hace antes de indagar por
la realidad de su modelo, lo que está al centro es el lenguaje como ese ser
mediante el cual se crea el mundo en nuestra mente.
Del hecho real, constituido en que la obra que analizamos es una novela hecha de
la palabra oída en el dialogo, surge nuestra afirmación de que Gadamer nos
9
proporciona la herramienta teórica con la cual hacemos nuestro acercamiento
hermenéutico a Sangre ajena, una novela construida con lenguaje, construida en
la conjunción de diversos pensamientos, que se juntan y combinan en el lenguaje,
desde la perspectiva histórica del conocimiento que confluye en el autor que la
crea. Nos proporciona la herramienta para tratar de comprender cómo se articulan
diversos pensamientos en la expresión del lenguaje poético.
La preocupación por esta variante del lenguaje lleva al autor de Verdad y Método
a plantear profundas reflexiones teóricas en esta obra y a retomarlas en algunos
textos que la anteceden y preceden, textos que encontramos reunidos en su
Antología; este asunto del lenguaje poético es también motivo de reflexiones de
orden universal en otros filósofos como Cassirer en su Antropología filosófica
cuando se ocupa de la historia como un órgano del conocimiento equiparable a la
poesía y la nombra como un instrumento crucial para construir nuestro universo
humano. De la misma manera Danilo Cruz Vélez deja ver en su libro El misterio
del lenguaje su asombro ante el poder descifrador del que está cargado el
lenguaje de la poesía. Este elemento está presente en la novela que nos ocupa y
en la totalidad de la obra de Arturo Alape como escritor y como investigador de la
realidad social y de la historia de Colombia en la cual ha sido un protagonista.
Fue un escritor que supo aprovechar muy bien el diálogo como herramienta de
trabajo, él entendió claramente que el lenguaje es un espejo de río a través del
cual se puede navegar por cada historia individual, de cada ser pensante que
deambula por el mundo, y por lo tanto lo puso a actuar para que cumpliera aquello
que hemos aprendido a lo largo de nuestra formación, que el lenguaje nos sirve
para apalabrar el mundo, para crearlo y recrearlo, para inventarlo y reinventarlo
cada vez que sea necesario. Para romper en el aula de clase la mudez de los
estudiantes que sólo tienen que atender al profesor como el único que sabe según
la tradición pedagógica que tanto cuestionó Alape en sus investigaciones en este
campo.
10
Es por ello que en uno de los capítulos de la monografía nos ocupamos de este
ser que crea y recrea su mundo a través del lenguaje poético, nos ocupamos de
Arturo Alape como testigo y partícipe de la historia de Colombia, a partir de la
ruptura que se da en su transcurrir cronológico y las variantes de la violencia que
se producen en 1948, cuando él era apenas un niño de 10 años, y de lo que este
hecho representa en su vida y la historia del país. Pero también de lo que la
palabra poética significa para su idea de impedir que la memoria histórica se pudra
en el tremedal del olvido, para impedir que se esfume en esta desmesura virtual
que nos absorbe.
Nos ocupamos del niño y del joven que empieza a conocer y recorrer a pie la
extensa geografía nacional, de sus inquietudes artísticas, de su formación
ideológica, de sus dotes de investigador, de sus habilidades para tejer y
desarrollar un diálogo y de sus motivaciones con respecto a la necesidad de
aprender a escuchar el sonido de la voz del otro como el lenguaje en que expresa
su modo de pensar. Nos ocupamos del Arturo Alape político como protagonista de
la historia y del escritor que siendo testigo de excepción supo escuchar a los
demás protagonistas y testigos para construir las metáforas de la violencia con
que narra la historia de Colombia, que nos permite comprender por qué somos lo
que somos en la actualidad.
Para entender la forma en que es presentada la novela Sangre ajena y el lenguaje
en que está elaborada, debemos conocer un poco de la niñez y el desarrollo de la
vida de su autor y las circunstancias históricas en que se convierte en periodista,
su reconocimiento de la crónica y el reportaje como géneros periodísticos que le
interesan más por su cercanía a la literatura y los pasadizos secretos que
construye a partir del lenguaje poético entre la ciencias sociales y el arte, la
manera de sentirse penetrado por la literatura y su decisión radical de asumirla
como parte esencial de su existencia.
11
La novela Sangre ajena es el producto, elaborado estéticamente, de un trabajo de
campo llevado a cabo por Arturo Alape dentro del conglomerado humano que
habita a Ciudad Bolívar, una ciudadela popular en Bogotá; nace de la decisión,
que toma al regresar a Colombia después de su primer exilio en Cuba, de
dedicarse a la literatura por entero, investigar para recrear en la narrativa el
producto de sus investigaciones, siendo ésta su manera de definir la literatura,
como recreación de la realidad a través del lenguaje poético. Ya había sacado a la
luz pública la historia prohibida del país, ahora quería desentrañar sus
consecuencias en la vida de los seres humanos que lo habitan en la actualidad,
para ello se dedica a escuchar testimonios y a construir, a partir de estos relatos
de vida, textos literarios de alta elaboración poética, como es el caso de Ciudad
Bolívar la hoguera de las ilusiones.
Él quería construir estos relatos de vida no sólo desde lo periodístico, sociológico
o antropológico sino desde de la literatura: “Me carcomía la necesidad de conocer
a profundidad esa parte de la otra ciudad, la ciudadela oculta para la inmensa
mayoría de los habitantes de Bogotá. La otra ciudad también desconocida para
mis huellas”. Dice el autor en una entrevista a Peter Faeke en Alemania en el año
2001.
Para la realización de Ciudad Bolívar La hoguera de las ilusiones y Sangre ajena,
Arturo Alape tuvo en cuenta las transformaciones históricas que el país había
sufrido en los últimos cincuenta años en toda su geografía nacional. En sus
indagaciones pudo constatar, que aquel asentamiento humano de donde extrae el
modelo sobre el cual va a construir el personaje, Ramón Chatarra, y el espacio
real donde lo ubica en su novela, son las síntesis de ese acontecer nacional, pues
la población que conoce en Ciudad Bolívar es el crisol de todas las regiones del
país de donde estos habitantes han sido desplazados a partir de la década del
cincuenta del siglo veinte.
12
Para construir los relatos biográficos de esta realidad, Arturo Alape se reúne con
un grupo representativo de jóvenes de Ciudad Bolívar y conforma con ellos el
taller de la memoria, mediante el cual el autor intercambia conocimientos con los
habitantes de aquella área de la capital del país. Allí propone la lectura de cuatro
libros que nosotros presentamos como los antecedentes formales de la novela
Sangre ajena. En la costura de la novela vamos encontrando los elementos de
cada uno de ellos y de las lecturas realizadas por Alape en el afán de comprender
el fenómeno humano de los jóvenes en la realidad urbana de este momento de la
historia del país.
Las grandes ciudades ofrecen a los emigrados del campo otras condiciones de
vida familiar, este fenómeno había sido captado de manera amplia por Oscar
Lewis en las investigaciones que realiza en Ciudad de México en la década del
cincuenta, por lo cual Arturo Alape reconoce en Antropología de la pobreza, de
dicho autor, un texto fundador y un profundo acercamiento a ese puente humano
entre lo rural y lo urbano. Por ello el espíritu de su obra es tenido en cuenta por
Alape en sus indagaciones para construir el ambiente familiar del personaje que
cuenta su historia de vida en Sangre Ajena.
Otra obra de donde Arturo Alape extrajo elementos valiosos a la hora de construir
su novela es Juan Pérez Jolote de Ricardo Pozas; pues en esta obra crucial
dentro de la literatura latinoamericana se cuenta la historia de vida de una
comunidad indígena a partir de la autobiografía de un individuo. La comunidad a la
que pertenece el personaje de Sangre ajena se encuentra retratada de manera
clara y sucinta, lo que nos deja ver que la manera de contar de quienes participan
de la investigación, como aportantes de sus relatos, se apropiaron de la intención
con que el autor de la novela propuso la lectura de este texto.
13
La novela Sangre ajena es el relato de un joven de 19 años que cuenta su vida
como participante de un momento de la historia de su país, un momento crucial si
se tiene en cuenta que todo un partido político fue asesinado mediante la
modalidad del sicariato; por tanto el sicariato alcanza su pico más alto en la
historia del país, y este joven vive, desde dentro, este trozo de la historia nacional
y lo cuenta en su memoria oral. Por ello la novela está narrada a la manera del
reportaje con la historia, donde quien cuenta es un protagonista no reconocido por
los que cuentan la historia oficial.
Es en este sentido que la propuesta de Alape, en el taller de la memoria, de llevar
a los jóvenes del colectivo a apropiarse del modelo narrativo con que Miguel
Barnet presenta un trozo de la historia desconocida de Cuba en su novela
Biografía de un cimarrón, aparece implícita en su novela. A partir del testimonio
de Esteban Montejo, Barnet construye su novela reconociendo los aportes
científicos y formales de Lewis y Pozas. Su personaje es un cimarrón de 104 años
que conoció desde dentro las prácticas de la esclavitud en Cuba durante los
últimos años del coloniaje español, y que participó en la expulsión de estos
colonizadores de la isla en su tardía guerra de independencia.
Otra obra también propuesta en el taller de la memoria es No nacimos pa’ semilla,
de Alonso Salazar, un libro que a través de textos testimoniales, nos muestra el
mundo sicarial. Esta obra fue propuesta por Alape con el fin de provocar en los
jóvenes de Ciudad Bolívar un debate que confrontara la comparación que los
medios de difusión masiva hacían de los habitantes de las comunas de Medellín
con los jóvenes de Ciudad Bolívar en Bogotá. Los medios se afanan en mostrar
estos espacios de las grandes ciudades como nido de hampones y delincuentes.
Mediante el diálogo Alape saca a relucir los grandes valores humanos, como la
dignidad y la gran sensibilidad, que habita en estos jóvenes que ante la falta de
oportunidades, producto de estos señalamientos, se ven obligados a convertir su
14
fuerza de trabajo en servicios a los grandes criminales que manejan la economía y
el poder político en el país.
Para realizar esta relación tuvimos en cuenta los planteamientos de Gadamer en
torno al arte como un camino al conocimiento y su crítica constante al método
cartesiano de investigación, que cuando se aplica a las ciencias humanas desde la
ética de los que tienen interés en mantener el mundo bajo su dominio y control,
deja de tener valor de verdad, por no ser este tipo de conocimiento medible y
cuantificable en los términos de las ciencias exactas.
También tuvimos en cuenta el afán manifiesto de Arturo Alape por presentar de
manera estética el producto de sus reflexiones acerca de la historia de Colombia y
su interés por profundizar en la esencia del ser que vive las circunstancias
históricas de sus investigaciones.
A este ser nos atenemos al aplicar la propuesta interpretativa de Gadamer a
Sangre ajena, pues en ella es clara la construcción de un personaje dotado de
pensamiento a través del lenguaje. Desde la teoría de Gadamer entendemos la
importancia vivencial que el modelo tiene para el artista a la hora de construir su
retrato, del diálogo mediante el cual se llega a un acuerdo que confluye en la
creación artística.
Hicimos una relación de la teoría de Gadamer sobre el modelo y su visión de
Platón como retratable, que a su vez presenta un relato donde retrata a Sócrates y
el ambiente cultural de su época. Ésta visón de la antigüedad como punto de
partida de su teoría del desarrollo del conocimiento a partir del lenguaje, nos
conduce a entender los diálogos socráticos como el germen del desarrollo
conceptual del diálogo como acuerdo, como entendimiento y como interpretación.
Por ello nuestra propuesta interpretativa se basa en los conceptos con que
Gadamer configura su teoría hermenéutica del lenguaje.
15
Esta teoría nos permite asumir nuestro trabajo crítico desde la visión con que
Arturo asume la interpretación de la historia, donde un mundo y una mentalidad
son creados por el lenguaje del poder que somete al indígena, de la misma
manera que al negro afroamericano, que fue secuestrado y sacado de su territorio
y sometido a la esclavitud, del indígena y el campesino que es empujado de su
territorio y despojado de su medio de trabajo por quienes tienen el poder de las
armas y el poder ideológico del lenguaje bajo su mando. El mismo lenguaje que
estigmatiza al reciclador o al joven de las zonas marginadas y que le cierra todas
las perspectivas futuras, para desconocer la existencia del otro.
Nos parece pertinente aclarar que nuestra monografía no se ocupará del lenguaje
desde la teoría lingüística como ciencia que arroja verdades absolutas, puesto que
la filosofía del lenguaje según la visión de mundo de Gadamer, como parte del giro
lingüístico, desecha éste como un objeto de estudio desde la propuesta
metodológica de la ciencia cartesiana, por tanto no lo concibe como un código
semiótico estructurado que faculta y capacita al hombre para comunicarse con sus
semejantes, sino como un ser que media entre el pensamiento y el mundo, como
ya lo hemos definido atrás.
Consideramos que el estructuralismo, que se inicia con Saussure, convierte las
definiciones conceptuales y taxonómicas en objetos cristalizados, que impiden a la
ciencia desarrollar un horizonte de sentido abierto a la pregunta desde el no saber
que propicia el diálogo como método de desarrollo constante del conocimiento. En
tal sentido es que planteamos el capítulo Antecedentes Formales como el diálogo
de la novela de Arturo Alape con otras formas de concebir la literatura en otras
disciplinas del saber. La literatura entendida como posibilidad de recrear diferentes
concepciones del mundo desde la estética como una ética, la literatura como
articuladora de un mundo que se fragmenta constantemente a causa de la
imposición de la moderna mentalidad occidental. Por ello nuestra visión del
16
análisis literario riñe profundamente con la definición de literatura propuesta por el
formalismo ruso apegado al estructuralismo originado en la lingüística
saussureana.
Cuando Arturo Alape decide referir los hechos bajo la forma narrativa de novela,
con la cual proponemos este diálogo interpretativo, era consciente de que la
ficción es tan sólo una de las formas de poetizar la realidad desde cualquier
ámbito de los saberes o esquemas de análisis literario, por tanto no nos parece
desacertado definir la novela como un canto que retrata una época o momento de
la historia de un país o espacio determinado, es una forma de lenguaje en sentido
estético que interpreta una realidad, en tanto abre infinidad de posibilidades para
comprenderla. En este sentido, la novela vista como construcción del lenguaje se
aparta de la concepción de éste como estructura decretada para cumplir
determinadas funciones, entre ellas la función poética, porque como bien lo dice
Gadamer, el lenguaje no es un arsenal de herramientas de donde se toman las
palabras, se usan y se desechan después de haberlas utilizado, éste tiene vida
propia. Por ello el hombre es lenguaje, y quien escribe novelas las escribe desde
es ser que lo habita.
Si alguna definición de lenguaje desde las fuentes lingüísticas clásicas nos
interesara para resolver la hipótesis de sentido de esta monografía, tal definición
sería la de Wittgenstein cuando afirma que el lenguaje es como un juego que se
juega conforme a determinadas reglas. Pues según él “el uso de una proposición
en el juego es lo único que nos permite comprenderla y por tanto es lo único que
nos permite aprender su significado”1. Desde esta orilla de la lingüística nos
acogemos entonces a lo planteado por Francisco Cajiao, quien dice, “el lenguaje
1 QUINTANILLA, Miguel Antonio, Diccionario de filosofía contemporánea. Salamanca España.
Ediciones Sígueme, 1976.
17
es el punto crucial de la experiencia humana y su dominio y uso constituye la
posibilidad de progreso individual y colectivo”2.
De otro lado, la orientación que plantea nuestra monografía implica el diálogo
como eje teórico central, puesto que es reconocido por Gadamer como un método
eficaz de conocimiento, con el lenguaje como mediador entre lo que se sabe por
tradición y lo que se ignora, según lo iremos demostrando en el transcurso de la
exposición, y si tenemos en cuenta que Bajtín lo plantea como orientación
enunciativa que no rebate discursos con discursos, sino que asume la posición del
otro para rebatir una visión de mundo que tiene su origen en el dialogo socrático.
Lo cual nos pareció inicialmente de gran importancia para el desarrollo de nuestra
tesis, pero lo dejamos de lado porque el horizonte de sentido que nos plantea el
filosofo Alemán desde el mismo origen de los diálogos socráticos, fue considerado
por nosotros como una herramienta teórica de mayor eficacia frente a los
planteamientos de Alape en el sentido de que se nos impone un lenguaje y a
través de él una mentalidad desde el poder establecido.
Ello no quiere decir que despreciemos el desarrollo de la teoría dialógica de Bajtin,
sino que sentimos en el transcurso del trabajo que la academia nos induce a
trazarnos limitaciones en la tarea de interpretar desde una sola línea teórica. Más
aún, Bajtín en sus primeros ensayos propuso el estudio de la lengua en
situaciones de comunicación que abarcan la vida social de un individuo, en estos
primeros trabajos propuso el enunciado como unidad, ya que éste es el punto de
encuentro del sujeto enunciador, el texto y la enunciación. Según Bajtín citado por
Carlos A. Castrillón “el enunciado encarna la lengua en el devenir histórico
existencial de la comunicación entre los hombres y hace que el discurso (a través
del lenguaje) pueda adquirir un sentido humano determinado”3.
2 CAJIAO, Francisco. Una revolución curricular. Lenguaje no es clase de español. El Tiempo. Bogotá
28 de Enero del 2003. 3 CASTRILLÓN, Carlos A. El principio dialógico en Mijail Bajtín. Universidad del Quindío.
18
Si bien Bajtín plantea que el dialogo entre consciencias que suscita el arte, la
literatura y la ciencia humana internamente dialogizadas como una relación ética,
al igual que su visión sobre el concepto de enunciación, está en consonancia con
el horizonte de sentido (según lo plantearemos en el capítulo de Antecedentes
desde la óptica de Miguel Barnet) de nuestro trabajo, no lo tomamos dentro de
nuestras referencias teóricas fundamentales porque asumimos la interpretación
desde el eje teórico de la hermenéutica de Gadamer.
En este mismo sentido reconocemos que Bajtín implicó la superación de los
estructuralistas que dominaron la lectura literaria desde la academia durante gran
parte del siglo XX, oponiéndose a la hermenéutica simbolista que en ese momento
de la historia se inauguraba. Igualmente hemos visto con buenos ojos que Bajtín
se separara del enfoque positivista del formalismo ruso que olvida el dialogismo
inherente a toda creación humana, lo cual constituye para él, y también para
nosotros, un obstáculo insuperable para el desarrollo de la interpretación literaria;
pero si bien nuestra tesis bordea estos aspectos del análisis literario no son el
centro del horizonte de sentido de nuestra hipótesis.
En nuestro capítulo dedicado a la propuesta pedagógica haremos hincapié en la
reflexión y el diálogo que se debe entablar con los estudiantes instaurando la
literatura como una didáctica en la enseñanza del buen uso del lenguaje. A través
del diálogo testimonial y la lectura rodeada de textos en torno al tema central de la
novela los acercaremos al conceptos de literatura testimonial y demostraremos en
el aula de clase que es posible solucionar problemas cotidianos y de los otros por
medio del diálogo, compartiendo con ellos la lectura de la novela y el conocimiento
del autor y la teoría que nos ocupa en esta monografía. Para ello nos apoyaremos
en la noción de novela propuesta por Martha Nussbaum y la teoría pedagógica
que propone Gadamer en torno a la pregunta con horizonte de sentido abierto,
que no deja posibilidad a la verdad absoluta del aula muda que tanto cuestionó
19
Arturo Alape. Este hecho ya ha sido probado en nuestra práctica pedagógica y es
de ello que damos cuenta en el último capítulo.
De la misma manera, en nuestra propuesta de reflexión pedagógica, nos
aferramos a la literatura para hacer una defensa desde ella de lo que significa el
lenguaje como ser mediador. Nuestra reflexión gira en torno a la palabra con su
poder creador de unas condiciones de vida futura más dignas para el ser humano,
donde el lenguaje del otro tenga cabida, donde el otro sea escuchado y
reconocido, donde el sonido de las palabras se escuche y predomine sobre el
ruido de las armas que no permiten escuchar el pensamiento ajeno y combinarlo
con el propio.
Es así como llegamos a nuestra conjetura del surgimiento del sicario en la novela
Sangre ajena como una producción del lenguaje, como el ser que emerge de un
mundo socio-histórico, como fruto de unas condiciones donde para sobrevivir hay
que derramar la sangre del otro, matar a un semejante para no sucumbir ante la
necesidad urgente del momento en que se vive.
20
MARCO TEÓRICO
La hermenéutica es definida, a partir del mito griego, como la intermediación de
Hermes entre los dioses y los hombres; como la traducción que hace Hermes
entre el lenguaje de los dioses y el de los hombres; como la interpretación de los
designios humanos previstos y anunciados por seres sobrenaturales, por oráculos
que predecían el devenir futuro de los hombres. Seres divinos creados por la
fortaleza del lenguaje poético, seres que se vuelven creíbles por la tradición del
rito que se impone como parte de la cultura de los pueblos, vienen hoy a ser
resignificados por la hermenéutica del lenguaje que nos propone Gadamer al
anunciarnos el fenómeno hermenéutico como mensajero del pensamiento.
El lenguaje como mediador entre el pensamiento y el mundo permite conocer e
interpretar los fenómenos de la realidad propia y la de los otros, conocer el mundo
que nos rodea y desarrollar ese conocimiento, ampliarlo; comprender el acto de
dar sentido, o de descifrar el sentido, mediante su fuerza expresiva. Un lenguaje
con tal poder relacionante, con tal capacidad de actuar entre los hombres que se
convierte en el ser formador. El ser mediante el cual se crea el mundo en nuestra
mente. El lenguaje como ese ser que habita entre nosotros, que habla por
nosotros.
El ser humano es un ser de lenguaje, materia dotada de pensamiento. El
pensamiento es lenguaje, ya que el lenguaje conforma el mundo en nuestra mente
y nos permite correlacionar las ideas con el mundo material y social, de esta
manera se materializa como camino para llegar al infinito e inagotable universo del
conocimiento.
Según Gadamer el lenguaje posee una cierta prioridad, aunque limitada, sobre el
pensamiento, pero esto nos lleva a las preguntas que nos hacemos desde que
Vigotsky propone en su libro Pensamiento y lenguaje ¿cómo actuaría el
21
pensamiento sin lenguaje? ¿Qué sería el lenguaje sin pensamiento?, sólo desde
la dialéctica podríamos resolver estas preguntas, pero son parte de una discusión
dialéctica, y no es esa discusión la que nos ocupa en esta monografía. Pero
Gadamer nos proporciona los elementos conceptuales, con los cuales vamos a
emprender el acercamiento hermenéutico a la novela Sangre ajena, una novela
construida en la conjunción de diversos pensamientos que se juntan y combinan
en el lenguaje según la perspectiva histórica del conocimiento que confluye en el
autor que la crea. Este filósofo Alemán nos proporciona la herramienta teórica que
nos permite comprender cómo se articulan estos diversos pensamientos en la
expresión del lenguaje poético del escritor Arturo Alape.
Sangre ajena es una novela hecha de la palabra oída en el diálogo, de la palabra
que es en realidad materialización del pensamiento; pensamiento que se articula
en el lenguaje; pensamiento que se insinúa en la poesía, se advierte en las
palabras y se enuncia en el discurso de quien narra; por ello la hermenéutica del
lenguaje, que este filósofo propone, nos ha parecido la más apropiada para iniciar
este proceso de comprensión de un momento de la historia, descrito y narrado
desde la individualidad de un ser que se vuelve universo en la palabra con que
reconstruye su memoria; memoria que sintetiza un momento en la historia de un
país como Colombia; un país cuya historia está definida en las metáforas de la
violencia creadas por Alape.
La hermenéutica del lenguaje designa ante todo una capacidad natural del ser
humano que alumbra el arte de la comprensión; comprensión, que no se hace
extensiva solamente al mundo exterior, sino que se ocupa también de la búsqueda
de su propio ser, por ello la hermenéutica de Gadamer designa el lenguaje como
el portador de la carga ontológica del ser. Podríamos decirlo con una categoría de
Gilbert Durand que el lenguaje es el portador del trayecto antropológico, en cuanto
el imaginario colectivo y su memoria están insertas en el lenguaje, o en términos
de Jung, el inconsciente colectivo está en la carga ontológica del lenguaje.
22
Desde esta perspectiva filosófica se percibe una apuesta por la defensa de las
humanidades. La propuesta de una fuerza de pensamiento que se resista a la
mecanización en la que está cayendo la educación en la actualidad y que nos
lleva de su mano a hacer una defensa férrea de la literatura y las ciencias
humanas en todo el proceso pedagógico que nos envuelve.
Este filósofo del lenguaje sustenta su teoría hermenéutica en la historia, nos
plantea un recorrido por el desarrollo de los conceptos y su transformación o
adaptación en las diferentes disciplinas de acuerdo a las necesidades o intereses
que mueven a los hombres en la búsqueda y la comprobación de sus
conocimientos como verdades, de ahí que el título de su obra encierre la tensión
que existe entre verdad y método. Por ello entendemos a Verdad y método como
un ataque constante al método cartesiano que se impone a todo proceso de
investigación desde la perspectiva del pensamiento occidental. Y por ende al
positivismo que hoy impone la globalización.
Para defender su propuesta hermenéutica este autor recurre constantemente al
diálogo con la tradición del pensamiento occidental, se apoya en Platón y los
diálogos socráticos para mostrarnos el panorama histórico o mítico en el cual han
surgido los conceptos filosóficos con que trabaja y de qué manera estos se van
transformando de acuerdo al momento de la historia en que son incorporados a
nuevas disciplinas o son asumidos por nuevas corrientes de pensamiento. Explica
cómo estos conceptos son articulados, acomodados o adaptados a las nuevas
disciplinas del saber y cómo de esta manera va variando su sentido.
Este teórico ubica históricamente el momento en que se empieza a imponer el
pensamiento mecanicista al estudio de los problemas humanos, se ocupa
entonces del pensamiento griego desde los presocráticos hasta la concepción de
mundo de Aristóteles, hace un reconocimiento de la sofística, en cuanto al papel
23
que cumple en el nacimiento y desarrollo de la retórica y la metafísica, realiza un
retrato de Platón como retratista de su época, hace un paseo por la biografía de
los grandes personajes como las Vidas paralelas de Plutarco, se detiene en San
Agustín para mostrarnos sus limitaciones metafísicas en sus indagaciones
filosóficas sobre el lenguaje, para con todos estos antecedentes hacer una
defensa, desde la retórica, del sentido de las humanidades y la importancia que
tiene el lenguaje como fuerza de argumentación.
Los amplios conocimientos que posee Gadamer sobre la historia de la metafísica,
y el haber estado tan cerca de la presencia de Heidegger en este campo de la
filosofía, lo facultan para reconocer el papel de la metafísica en el brumoso mundo
del lenguaje durante su larga historia, pero a su vez nos incita a penetrar en las
posibilidades poéticas de la metafísica que nos abre el mundo de Heidegger. En
uno de sus ensayos se ocupa ampliamente de este filósofo, de sus antecedentes
en el idealismo alemán, de su relación con el pensamiento de Nietzsche y sus
grandes rupturas con el lenguaje de la metafísica, que lo llevan a convertirse en la
punta de lanza en la guerra contra el positivismo que adelantan los fenomenólogos
en el siglo XX. De esta manera vamos encontrando el hilo de la madeja, de donde
Gadamer empieza a extraer su hermenéutica del lenguaje.
Se ocupa del retrato y del modelo del cual parte el artista para construir su retrato,
aplica su método realizando un retrato literario de Platón en el cual presenta al
filósofo como retratista, desarrolla su teoría del retratable en su ensayo Platón
como retratista, para enseñarnos su punto de vista acerca del enunciado del
diálogo presentado como una narración. De esta manera recurre al mundo de la
vida humana para despejar su postura teórica contra la imposición de un sólo
método para todas las disciplinas.
La comprensión de una realidad, o un texto, como requisito para su interpretación,
es un concepto ampliamente desarrollado por el autor en uno de los capítulos de
24
su obra Verdad y método, pues si no hay una comprensión o una voluntad de
comprender no es posible establecer un acuerdo en torno a algo. No es posible
llegar a un consenso en torno a lo que se debe comunicar a través del lenguaje.
No se puede desarrollar una comunicación que permita el desarrollo del
conocimiento en torno a un tema si no se tienen en cuenta de manera consciente
la “temporalidad y finitud del ser humano frente a la tarea infinita de la
comprensión y la verdad”4. Lo que este filósofo aclara en uno de los capítulos de
su obra es que el hombre debe ser consciente, que ante el conocimiento infinito es
un ser limitado. Él dice que “la naturaleza finita del ser humano adquiere una
posición determinante ante la tarea infinita del saber”5
Su propuesta de afrontar la búsqueda constante de conocimientos infinitos desde
la finitud del hombre, lo llevan a plantear el método de la hermenéutica filosófica,
rechazando la objetividad que presupone el método cartesiano y formulando la
relación previa con el objeto a investigar. En el campo de las ciencias sociales o
humanas, que Gadamer recoge desde los hermeneutas románticos como ciencias
del espíritu, se hace necesario asumir esta desde una relación del investigador
con el sujeto como aportante activo en la investigación, como un participante de
esta. “Participación en los temas esenciales de la experiencia humana tal como se
han plasmado en el arte y en la historia”6. Nosotros agregaríamos que también en
algunas tendencias antropológicas.
El autor de Verdad y método plantea una propuesta investigativa basada en el
diálogo como modelo, en la participación dialogante de los sujetos que deben ser
integrados a la investigación, no es posible desarrollar el conocimiento en torno a
los seres humanos si no hay un diálogo participativo que gire alrededor de lo que
se pretende conocer. Sin la participación y el diálogo no es posible conocer el 4 GADAMER, Hans-George. Verdad y Método II. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1992. P. 313
5 Ibíd. P. 313
6 Ibíd., P. 313
25
contenido o la falta de contenido de una teoría dentro de las llamadas “ciencias del
espíritu”, sólo allí podría ser expuesto el verdadero criterio con el cual se adelanta
la investigación. El modelo del diálogo, según este autor puede aclarar la
estructura de esta forma de participación del sujeto investigado o de la comunidad
donde se lleva a cabo la aplicación de una teoría de la investigación en el campo
de las ciencias humanas o sociales: “Porque el diálogo se caracteriza también por
el hecho de no ser el individuo aislado el que conoce y afirma, el que domina una
realidad, sino que esto se produce por la participación común en la verdad”7.
En este campo, el planteamiento teórico de Gadamer en torno a la estética, nos
parece de un alto valor, en cuanto su teoría es una lucha constante contra la falta
de ética en que cae el método cartesiano cuando se ocupa de los asuntos que no
tienen que ver directamente con la naturaleza como objeto de investigación. (Y
también, obviamente, la falta de ética de los investigadores que pretenden
someter y dominar la naturaleza a través del conocimiento de sus leyes sin
respetarlas). Esto sucede por la falta de una racionalidad responsable en la praxis
de la vida, por eso la virtud básica en consonancia con la esencia del hombre es la
racionalidad que preside esa praxis, según dice nuestro teórico.
La ética y la racionalidad responsable no son un don que se posee de manera
natural, en el proceso de investigación, el compartir unas creencias y el tomar en
conjunto unas decisiones comunes en torno al proceso de investigación, hace
parte del método. Si no se comparte, si no se hacen partícipes, mediante un
proceso de convivencia a los sujetos investigados del método de participación,
difícilmente se lleva a cabo el desarrollo del conocimiento dentro de una postura
ética, podríamos decir que la sensibilidad poética del investigador de las
problemáticas que atañen a las ciencias humanas es lo que generan una ética de
la estética.
7 Ibíd., P. 313
26
Cada ser humano es un universo lingüístico que se interrelaciona con otras
constelaciones en el diálogo que este pone en marcha en cada ser que habla, en
esto reside la dimensión esencial de la hermenéutica que nos ocupa, el lenguaje
que busca palabras para realizarse llegando a los otros, convirtiendo la tradición
escrita en conversación, en lengua que habla.
El ser que puede ser comprendido es lenguaje, en el espejo del lenguaje se refleja
todo lo que se es. En la palabra como espejo, como lenguaje se refleja la cosa, la
palabra es el espejo donde se mira la cosa, planteó San Agustín. En él, y sólo en
él, encontramos lo que no aparece en ninguna parte. (Como en la luna aparecen
los objetos que se pierden en la tierra). Porque somos nosotros mismos los que
estamos en posesión de lo buscado y no somos sólo lo que pensamos y sabemos
de nosotros. Esto lo decimos desde lo planteado por Gadamer. Pero en otro lugar
de su extensa obra dice que:
El lenguaje no es en definitiva ningún espejo, y lo que vemos en el no es reflejo de nuestro ser ni del ser en general, sino la interpretación y quintaesencia de aquello que existe con nosotros, en las dependencias reales del trabajo y del poder y en todo lo que constituye nuestro mundo. El lenguaje no es el sujeto anónimo, finalmente hallado de todos los procesos y acciones socio-históricas que se ofrece con el conjunto de sus actividades y objetivaciones a nuestra mirada contemplativa, sino que es el juego en el que todos participamos8.
El lenguaje nos lleva a quedar colgados, según el autor, en la tela de araña y
seguir allí tejiendo la tela, prendidos de alguno de sus hilos, resultamos siendo la
araña que hila sus pensamientos, “nuestra interpretación lingüística del mundo es
una interpretación comprensiva”9. Una hermenéutica de la comprensión a través
del lenguaje.
8 Ibíd.,p.235
9 Ibíd.,p.248
27
Cuando lo extraño es interpretado y se convierte en familiar, cuando haya acuerdo
y consenso en torno a eso que era extraño, enriquecemos nuestra experiencia del
mundo, se amplía la recepción de lo ajeno, de lo extraño. Así es como debe
entenderse la pretensión de universalidad que corresponde a la dimensión
hermenéutica puesto que “la comprensión va ligada al lenguaje10.” Vivimos en un
mundo de lenguaje porque el lenguaje nos habita y nos permite vivir la experiencia
de comunicarnos con los otros. No la experiencia de quien realiza muchos
experimentos en serie, donde uno arroja los mejores resultados según lo esperado
y ese es el modelo a mostrar, el resultado medible y cuantificable.
El lenguaje no es un arsenal de herramientas, de donde tomamos las palabras
que necesitamos, las acomodamos a nuestros intereses, y luego las soltamos
cuando ya las hemos usado, no es un sistema que ponemos a funcionar cuando
iniciamos un trabajo, porque el lenguaje no es un conjunto de signos que
operamos como cualquier sistema operativo programable. El lenguaje posee la
infinitud del ser que habla, que universaliza la expresión humana a través de su
actuar por medio de la palabra con que señala el horizonte de sentido de lo que
dice. Nuestra lengua nos permite guiarnos por el mundo que concebimos en
nuestro vocabulario. “Por la vía de la finitud de la particularidad de nuestro ser (…)
se abre el diálogo infinito en dirección a la verdad que somos11”. La ausencia de
diálogo avanza, en la mecanización del mundo mediático que nos envuelve
actualmente, pero la construcción de mundo a través del lenguaje sigue
resistiendo por el camino del arte.
El lenguaje es un ser que habita entre nosotros, un ser que puede entenderse, que
nos es familiar, pero que no siempre podemos definir. Somos conscientes de su
existencia cuando se suscita algún inconveniente, cuando queremos decir algo o
lo estamos diciendo y no encontramos la palabra adecuada para lo que queremos
10
Ibíd.,p.223 11
Ibíd.,p.323
28
expresar, para lo que queremos significar cuando entablamos una comunicación.
Gadamer y Danilo Cruz Vélez se asombran ante lo que ellos denominan un
misterio o un enigma. Las cosas que no sabemos cómo definir conceptualmente
de manera tal que los otros entiendan lo que estamos tratando de decir en su
significado preciso, de la manera que estamos queriendo que nos entiendan.
Estos autores plantean que el lenguaje de la poesía es mucho más efectivo y
claro, mucho más transparente en este sentido, lo más importante aquí no es en sí
lo que decimos, ni la forma cómo respondemos a la pregunta sino el sentido que
queremos dar a la respuesta. El sentido en que decimos la palabra, en que nos
convertimos en ese ser que habla.
La maraña del misterio del lenguaje se hace más espesa, cuando la metafísica
encarnada en el pensamiento teológico asegura como verdad absoluta que el
verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, que la palabra divina no es la del
poeta que da existencia al ser por medio del lenguaje, sino que viene del más allá
y que llega al pensamiento de los escritores de la Biblia como inspiración divina.
“Hágase la luz” dijo el personaje, y la luz fue hecha agrega el narrador. El
personaje ya había sido creado cuando dijo la sentencia, es una creación del
lenguaje que habita al hombre. Si había sido creado por la palabra divina del
poeta, es un ser de lenguaje.
Son los enigmas del lenguaje los que nos permiten este tipo de juegos. Lo que
posibilita que dicho juego se convierta en un juego de sentidos. Porque todo juego
tiene un sentido, como toda pregunta filosófica tiene en su formulación un
horizonte de sentido. De la misma manera toda creación poética tiene una
intención, una razón de ser. Su significado no está en la forma, ni en el contenido,
sino en el horizonte de sentido que el poeta da a su expresión. A la manera de
tratar el tema para que la obra de arte adquiera en su multiplicidad de sentidos
una razón de ser para el creador.
29
En este sentido el ser ontológico, que es el lenguaje, es lo que nos permite la
adquisición del conocimiento que se expresa en el arte. (Aquí vendría entonces
una discusión acerca de cómo el conocimiento está siendo convertido en una
mercancía, y cómo los que se creen con capacidad de someter el mundo entero
pretenden unificar el lenguaje de la ciencia, para a través de este mecanismo, de
imponer una sola lengua, poder ejercer más poder sobre los saberes que
pertenecen a toda la humanidad.) El lenguaje para el ser humano es tan vital
como el aire o como el agua. (El agua está siendo medida como un bien privado y
el aire está siendo convertido en una mercancía a la que sólo tienen acceso los
millonarios. Los que no tenemos con que comprar aire puro tenemos que llenar
nuestros pulmones de aire contaminado, aire pobre en oxígeno y rico en óxido).
Tres temas resaltan en Verdad y método: la historia, el arte y el lenguaje. Tres
elementos que aparecen implícita y explícitamente en las preocupaciones que
dinamizan la obra de Arturo Alape. Esto es lo que nos induce a asumir su teoría
como herramienta interpretativa al acercarnos a la novela Sangre ajena. Gadamer
impulsa de alguna manera el patrocinio de una concepción estética de la verdad,
una interpretación de la historia como lenguaje que habla desde su ser en
transformación, desde su ser como vicisitud humana, desde su ser como suceder.
En el arte siempre hay una exigencia de verdad. La imaginación hace parte de esa
verdad, se tenga o no conciencia estética de su significación, se dé o no sentido a
esa imaginación. La luz que ilumina lo bello en los mitos platónicos, en últimas,
está iluminando la verdad a través del arte. La verdad se entiende aquí en sentido
puramente estético con lo cual se establece una inseparabilidad entre lo bello y lo
bueno, según la concepción griega, pues en esta la verdad hace parte de la
belleza y la bondad, así en algunos casos haya que callarla.
30
¿Puede el arte decir lo que sabe?
Ello depende no sólo del artista sino del receptor, si se tiene en cuenta que el
poeta sugiere y suscita mientras el lector llena de sentido y recrea ese enunciado,
hace uso de su sensibilidad, de su memoria vivencial “en la experiencia del arte
vemos en acción a una auténtica experiencia que no deja inalterado al que la
hace12” pero tampoco al receptor; es en este sentido que se hace necesario
comprender al poeta “mejor de lo que él se comprendió a sí mismo13”.
Por ello este autor enfoca la cuestión de la verdad desde el arte, no desde el
método científico que se impone en la modernidad. El arte hace parte primordial
de la trascendencia que supera toda práctica que se tiene en el transcurso de la
vida. La poesía puede tener una mayor carga filosófica que la reflexión sobre la
historia. Esto lo podemos encontrar en Gadamer y en Alape, esto nos permite
emparentarlos, aun existiendo los abismos ideológicos que los puedan separar por
razones diversas de sus vidas, según el filósofo alemán la “poesía expresa
verdades permanentes”, la poesía en Alape muestra como ha sucedido la historia
en Colombia, la poesía es un bello testimonio de cómo ha sucedido la verdad en el
desarrollo real de la historia humana, en su acontecer milenario.
No existe un arte sin objeto, no existe un arte por el arte, como no existe un
lenguaje por el lenguaje, no hablamos simplemente por hablar, no se contempla el
arte de manera desinteresada, porque el arte no es un adorno. Una obra de arte
pictórico no es un cuadro para decorar un cuarto o una oficina, si está ahí, ello
tiene una razón de ser. El arte no es una complacencia desinteresada. El arte no
es simple decoración. No nos proponemos interpretar Sangre ajena, desde la
hermenéutica del lenguaje simplemente porque suene bonito, lo hacemos porque
nos mueve una inquietud poética de la historia, la obra de arte no es un
12
GADAMER, Hans-Georg. Verdad y Método I. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1977. P. 142 13
Ibíd.,p.247
31
enunciado, aunque aniden en ella nuevos y eternos enunciados que se renuevan
en los saberes de cada época. Esto es la esencia del arte, el arte pone al hombre
ante sí mismo. Ahí es donde está la esencia interpretativa de la obra de arte.
Eso es lo que encontramos en Sangre ajena, un objeto que permite diversas
lecturas, y todas confluyen hacia el objeto estético, hacia la creación novelística. Y
es en la formación del gusto estético del intérprete donde la obra bifurca su
significado. La obra de arte no es un objeto predeterminado, no ha sido construida
para que sirva a un fin determinado, para que cumpla una determinada función
social e histórica. Una obra de arte puede tener muchos usos, y ello depende de
quien se acerque a ella, puede servir a muchos intereses y responder a diversas
intenciones, ello depende de las motivaciones con que nos acerquemos al objeto
estético. Pero la obra en su concepción y realización no está determinada a un
uso en particular, el arte no está preconcebido como algo que sirve para tal o cual
cosa; para conseguir salvar un determinado obstáculo. “La palabra y la imagen
poética no son simples ilustraciones subsiguientes, sino que son las que permiten
que exista enteramente lo que ellas representan14”, la redención por la palabra que
nombra, que da existencia.
“En cada obra de arte nos encontramos con un mundo, este no es un universo
extraño al que nos hubiera proyectado momentáneamente un encantamiento. Por
el contrario en él aprendemos a conocernos a nosotros mismos”15. En este
sentido la obra de arte que nos ocupa responde desde nuestra lectura a la
realidad histórica del hombre, con esta no establecemos una relación de
inmediatez, sino una relación de continuidad y unidad, de autocomprensión que
eleva la existencia humana. El arte, desde la perspectiva de Gadamer, es una
trascendental opción de acercamiento al saber humano y la experiencia que nos
proponemos presentar permite participar de manera enriquecedora en este
14
Ibíd. P. 192 15
Ibíd.,p.138
32
proceso de conocimiento. Teniendo siempre presente que en la auténtica ciencia
del arte (el conocimiento) no se puede separar (en este camino) del
entendimiento, la comprensión, la interpretación y la explicación entendida como
aplicación.
A través del arte literario como ciencia, como creación de conocimiento que nos
amplía la comprensión de múltiples significados, como propuesta de una semiosis
infinita en la búsqueda de otros sentidos, nos acercamos a esta propuesta
hermenéutica como la apertura a una espiral dialéctica de sentido. Y es en esta
dirección que la luz de tal pensamiento interpretativo no permite el cierre del
camino que se bifurca hacia múltiples verdades. Impidiendo así que la humanidad
sea empujada en el sentido contrario hacia el círculo vicioso del pensamiento
dogmático, esa tendencia cuya óptica nos conduce al oscuro agujero metafísico
del positivismo, órbita tenebrosa cuyo boquete tiene la cara inevitable del
monstruoso dogma que se perfecciona así mismo en la interpretación de la ley
que se difunde de manera aplastante y masiva por los medios de transmisión de
la ideología dominante y la imposición por la fuerza bruta de sus mandatos,
cuando no son obedecidos de manera resignada.
En este sentido, y ante las críticas circunstancias que nos rodean, la sanación por
la poesía vendría a ser un elemento subsidiario de la obra. La poesía como una
terapéutica. Estamos hablando de que “la curación por la palabra”16 es un
fenómeno hermenéutico tan efectivo y necesario, en estos momentos de la historia
humana, como la catarsis en la antigua tragedia griega.
Es desde la apertura ideológica que nos permite esta propuesta hermenéutica que
logramos un consenso, un acuerdo en torno a la poesía como una zona de
tolerancia en el enfrentamiento de las ideas. Como una licencia para transitar
respetuosamente por todos los campos del saber, o para destruir murallas que no 16
Gadamer. Op, cit. P. 81
33
permiten desentrañar verdades ocultas o enterradas por ciertos enterradores que
cubren de lodo la dignidad humana y sus más altos valores. Y una herramienta o
arma cargada de futuro que se ha incorporado siempre a las grandes tareas de los
hombres que luchan por la construcción de un mundo más justo y armónico entre
los hombres y la naturaleza.
Un mundo donde la belleza y la verdad tengan su reino, donde la alegría haga
presencia al lado del canto poético, donde el conocimiento deje de ser tratado
como una mercancía y una fuente de poder, donde la importancia del lenguaje en
el comportamiento humano no quede reducida a la estupidez, con que es tratado
el problema semántico, para salirse por la tangente (por el atajo) a los problemas
reales que genera la injusta relación social en el mundo de las mercancías que se
impone por encima de los intereses de la colectividad humana. Porque, como bien
lo dice Gadamer, lo bello resplandece en sí mismo. La sensibilidad de las bellas
ideas brinda sus resplandores desde sí misma.
En el caso de la novela que nos ocupa la irrupción de la prosa coloquial en el
lenguaje poético ilustra su propio enunciado, y hace que este adquiera su propio
valor. El brillo que aquí adquiere el conocimiento no sólo se comprende sino que
irradia por la fuerza que adquiere el lenguaje en su articulación. Es esa
confluencia entre el pensar y el ser del que dice su palabra y el creador lo que
hace resonar el acelerado movimiento en nuestro oído interior, hace fulgurar en
nuestra mirada interior el suave fluir de la correspondencia entre el conocimiento
de lo verdadero, lo estético, la felicidad y la bondad. De ese modo nuestra mente
no sólo conoce lo que se dice de lo bello y lo que expresa la autonomía de la obra
de arte, independiente de cualquier relación de uso, sino que, nuestro oído oye y
nuestra comprensión percibe el brillo de lo bello como su ser verdadero. En el
intérprete que aporta sus razones la obra de arte adquiere un rango ontológico
elevado, a eso es lo que denominamos con Gadarmer acercamiento a la verdad.
34
¿Qué es lo que emerge del lenguaje y su poder poético?
En América prehispánica, al igual que en el mundo antiguo, no existía separación
entre el poeta y el filósofo. De hecho Platón es más sabio y placentero en la
presentación poética de la verdad a través de los mitos que cuando se vale solo
de sus conceptos. De la misma manera Homero, Sófocles y Esquilo nos aportan
grandes conocimientos sobre el mundo griego, nos iluminan entre las tinieblas con
que el tiempo ha cubierto el pasado, porque su contexto vital era obvio en este
sentido teniendo en cuenta que allí no había separación de saberes. En el mundo
prehispánico la concepción de verdad no había sufrido ninguna disociación. Todo
el saber reposaba en las personas, que entre la comunidad se encargaban del
trabajo intelectual, pero todo estaba integrado, el poeta era un sabio, conocía los
ciclos del sol y las temporadas de lluvia, sabía de árboles y plantas, veía el mundo
como un todo, veía el gusano y la mariposa como parte de ese todo y conocía su
relación con las constelaciones. El poeta se sabía parte del cosmos, sabía que
estamos hechos del mismo material de las estrellas.
El artista crea su propio mundo, crea los seres del inframundo y los del
supramundo, el artista no pretende, en ese momento de la historia enunciar la
verdad, la verdad está en sus poemas. En este aspecto más que la teoría habla la
experiencia, algo se nos abre cuando entendemos a través de la poesía, el mundo
se nos despeja y la verdad relumbra en el instante supremo de nuestra percepción
ante la obra de arte, lo que no habíamos podido comprender y nombrar por otros
medios aparece con toda su claridad, el saber que no habíamos vislumbrado por
la reflexión filosófica o por la investigación científica, lo hallamos por la práctica de
nuestra relación con la poesía. Una luz al otro lado del túnel, se nos abre, cuando
entendemos que la esencia brota de la obra de arte, cuando la entendemos
rectamente.
35
Esto no significa en absoluto que, con nuestra lectura, nosotros pongamos lo que
no está allí, sino que leemos sacando la perla que estaba allí y que por tanto sale
hacia nosotros. Es todo un entramado de verdades reveladoras lo que subyace en
la creación poética, lo que se muestra y lo que se oculta para que la verdad sea
desentrañada por el lector en los elementos creativos que propone el poeta.
El protagonista de la novela que tratamos en esta monografía, Ramón Chatarra,
se convierte en nuestro cómplice en esta tarea de desentrañar, de extraer lo oculto
de nuestra existencia que venimos a descubrir en el arte. Chatarra parece estar en
su propia búsqueda y los que leemos la obra sentimos que su búsqueda es
también nuestra.
¿Busca entonces Chatarra en su confesión la perfección de la conciencia de sí
mismo? Su presencia está significada en su palabra. El significado de su
expresión es presencia como tal, la palabra del ser que habla es presencia
espiritual. La verdad no significa simplemente el estado de hallarse desvelado, lo
desentrañado se hace presente en el lenguaje que nos permite su des-
encubrimiento. Es representarse en el arte como un salir hacia afuera, como un
aparecer de entre las tinieblas mediante la iluminación poética. La verdad emerge
en la palabra del poeta cuando su sentimiento es de entrega auténtica, cuando la
obra artística no es un objeto que se produce como mercancía del momento, no es
un objeto que podamos medir, que podamos dimensionar.
El arte como destello afectivo de la idea es algo que sale afuera y algo que hay
dentro de la obra. En la poética de la obra que nos ocupa afuera es adentro y
adentro es afuera como diría Cortázar. Por ello pensamos que desentrañar la
verdad, en la geografía de las metáforas de la violencia que construye Arturo
Alape durante toda su vida de investigador y creador de arte, sería una tarea digna
de realizar a través de la hermenéutica del lenguaje de este teórico que nos
ocupa.
36
La verdad está en el método
El conocimiento, la verdad, la demostración científica, no está siempre
subordinada a un método científico predeterminado, por ello nos preguntamos con
Gadamer ¿Hasta qué punto el método es una garantía de verdad? , pues, según
él, el conocimiento a través del arte no es inferior al conocimiento científico. Su
propia investigación parte de un ámbito experiencial puesto que comprender
significa reconocer y hacer valer lo fundamentalmente adquirido a través de la
práctica vivencial. La experiencia estética y la hermenéutica a través de la historia
ofrecen una fundamentación para demostrar que el arte es una forma especial de
conocimiento y mediación de verdad. La experiencia de la obra de arte, su
vivencia y el contenido de verdad que posee toda experiencia del arte, hacen que
de este modo la estética se convierta en “una historia de las concepciones del
mundo, esto es como una historia de la verdad tal y como ésta se hace visible en
el espejo del arte”17. Queda pues justificado que en la experiencia del arte está
inmerso el conocimiento mismo de la verdad.
Los grandes investigadores de la humanidad no se han propuesto encontrar
verdades absolutas. Buscan siempre despejar dudas, son conscientes de que su
saber es parte de su búsqueda constante de conocimientos que no terminará
nunca, porque el conocimiento humano es infinito y la vida humana finita. Se
pueden culminar tareas parciales, pero ninguna investigación llega a un fin
absoluto, la ciencia siempre está abriendo puertas, proponiendo nuevos campos
de trabajo a los investigadores de cada disciplina. Por ello consideramos que la
búsqueda de conocimiento a través de la experiencia del arte es la búsqueda de
una verdad íntima, pero que a su vez no hay ninguna extenuación concluyente de
la verdad que contiene la obra de arte, puesto que esta continúa abierta a infinitas
interpretaciones.
17
Gadamer, Op, cit P. 139-140
37
La hermenéutica no implica ninguna pretensión de verdad absoluta en este
sentido, no pretende ser una ciencia (al estilo de las ciencias precisas) pero
tampoco una seudociencia al servicio del positivismo y la metafísica, a caballo del
eclecticismo y la especulación idealista. Por tanto se hace necesario a partir de
ella combatir el subjetivismo unilateral y el dogmatismo que este tipo de
pensamiento genera. Igualmente nos parece mensurable dar nuestra posición
acerca del relativismo. Pues tampoco estamos totalmente de acuerdo con el
planteamiento de que toda verdad es relativa. El relativismo en filosofía es tan
peligroso como la fórmula de Einstein en manos de los criminales socios de la
NASA. Relativismo no es ley de la relatividad. También es algo que debería
quedar claro.
Cuando Gadamer niega la pretensión de un saber previo y lo mira con
escepticismo ¿estará aceptando la construcción del conocimiento, como lo
plantean los estructuralistas de nuevo tipo? ¿Qué entiende él por emancipación?
Si la entendemos en el sentido de Habermas, quien genera desconfianza a
nuestra tendencia de pensamiento, y va aquí como una crítica a Habermas,
estaríamos mirando en la misma dirección. Pero si va en el sentido que
sospechamos de entender la propuesta epistémica de Habermas como marxismo
y de entender el conocimiento como algo que se construye a la manera del
neoestructurlismo en pedagogía, como una producción de mercancías o como
conocimiento que capacita, prepara o adiestra mano de obra barata y calificada –
el saber y la patente- la propiedad intelectual- la propiedad privada sobre los
saberes de la humanidad- el conocimiento que se porta como mercancía, que se
lleva al mundo de la circulación de mercancías como se lleva un taburete recién
reparado- entonces aquí sí tendríamos que ahondar en esta concepción del
conocimiento y de cómo se entiende la interpretación y la explicación de lo que se
comprende, de cómo materializar el entendimiento que se adquiere de la labor
hermenéutica. Pero aquí solamente mencionamos la inquietud.
38
Lo que si debe quedar claro es que para Gadamer la metodología por sí sola no
garantiza la productividad de su aplicación y además que la fantasía es un deber
para el investigador, puesto que sin imaginación no hay desarrollo de la ciencia.
Sólo ello nos permite comprender la constitución lingüística del mundo teniendo en
cuenta que son las constelaciones invisibles las que sugieren las ideas fecundas
al investigador, las que le permiten entender por qué la agudeza en la
comprensión va sujeta al lenguaje.
Esto nos impulsa entonces a asumir la hermenéutica como un desarrollo retórico
de nuestro tiempo, una retórica, en el sentido en que debemos desarrollar nuestra
fuerza persuasiva a través de la palabra (en contra de la absoluta verdad impuesta
por el poder absoluto de las armas, el poder de matar, contra el poder de la
palabra) para que la literatura sea entendida como desarrollo del conocimiento, ( al
servicio de la vida humana en su más profundo sentido filosófico ) como una
estética del saber al servicio de la ética y de la belleza, del goce y el
entendimiento, como una ciencia que se expresa a través del lenguaje de la
poesía. Ese ser que habita entre nosotros, ese ser que habla, el que puede
entenderse y experimentarse cuando se pone en contacto con el mundo y nos
hace partícipes de él, nos relaciona con el mundo.
En Verdad y método su autor dedica un capítulo a explicar por qué el experimento
como constatación de un conocimiento, de una verdad es tan importante. Mucho
más importante que una teoría que se impone como verdadera. Porque se
pretende que es una verdad científica. Pero ¿qué pasa si no la podemos llevar a la
práctica? ¿Es posible demostrarla? ¿Es posible medirla y cuantificarla?, hay
verdades que no pueden ser medidas ni cuantificadas a la manera de los
mecanicistas que sigue defendiendo el método científico de los positivistas. La
filosofía de este alemán es una oposición constante al método cartesiano que
pretende imponerse como verdad absoluta.
39
En Verdad y Método este gran pensador trata de demostrar, por todos los medios
a su alcance, que este método no es el mejor camino para conocer en su esencia
el desarrollo humano. Y propone el arte como una opción óptima para descubrir y
expresar infinidad de conocimientos a través del lenguaje. Su afirmación a este
respecto es que tan solo a través del lenguaje puede entenderse el ser humano en
toda su magnitud, pero ¿podrá ese ser entenderse a sí mismo? ¿Podrá el
lenguaje definirse a sí mismo?
Para que el lenguaje cumpla su función y sea posible experimentar con él y
convertirlo en algo familiar, en algo entendible como conocimiento tenemos que
recurrir a su enriquecimiento por el camino de la poesía, no por el método
cartesiano, porque ello, a lo que ha llevado al lenguaje, es a su disección, a la
separación con el fin de convertirlo en un mecanismo que cumpla las funciones
que le asignen quienes pretenden que todo se puede manejar y entender como
una estructura, donde cada parte cumple la función que le es asignada. Pero,
como ya ha sido expresado, el lenguaje no es un ser que se pueda usar y soltar
como una herramienta, no, el lenguaje habita en cada uno de nosotros y
convivimos con él, no podemos escapar a él, de la misma manera, que nada
escapa a las leyes de la dialéctica.
La relación con este ser debe ser armónica, no puede pretenderse que el lenguaje
se pueda someter como se pretende someter a la naturaleza, el ser que habla nos
habla desde diversos ángulos según lo anota el filósofo del lenguaje que nos
ocupa, porque cuando nos formulan la pregunta por el pensamiento que está en
nuestro ser usamos cierto tipo de palabras de acuerdo con el tipo de lenguaje que
usa quien nos pregunta. Y ese tipo de lenguaje, esa manera de preguntarnos,
depende de quién formula la pregunta. Nuestra respuesta responde u obedece a
qué tipo de individuo fue el que realizó la pregunta. Esto lo veremos cuando
observemos la actitud del personaje de Sangre ajena frente a su entrevistador. Lo
que nos es permitido en la medida en que acogemos la propuesta de diálogo
40
constante con la tradición que nos propone Gadamer y encontramos refrendada a
lo largo de toda su obra.
Ramón Chatarra puede ser o es lenguaje porque puede ser comprendido, es un
ser creado para el texto, pero a su vez es un ser para la muerte, ese es su
verdadero origen, de allí nace, es su marco de referencia. Eso es en realidad el
modelo de donde parte la creación artística. La vivencia del modelo que a su vez
es modelado por el artista para crear el retrato literario, el personaje de la obra, el
protagonista, el héroe o el antihéroe. La reflexión que sigue es perfectamente
aplicable a lo que estamos proponiendo, pues según la hermenéutica del lenguaje
a la que nos acogemos, la inmanencia es la descripción de la comprensión, pero
comprender es algo más que un recurso metodológico para descubrir un sentido
determinado y justificarlo. En ello radica el carácter dialogal del lenguaje que
estructura la obra para que el ser que la habita pueda ser comprendido.
El diálogo como puente o como barrera, la lingüisticidad, el lenguaje, el río de la
otredad, el río de la memoria que se vacía en el río del otro. Las aguas de la
memoria que desembocan en el río del otro, en el torrente de insondables voces y
otras voces. Lo que queda y lo que desaparece del diálogo del investigador, del
entrevistador, del etnólogo empírico, en el texto poético, el resultado o informe de
una investigación de un trabajo de campo presentado como texto literario como
elaboración artística como lenguaje poético, como estética de la ciencia, como arte
de escudriñar, de desentrañar verdades, de conocer y compartir el conocimiento
adquirido por el diálogo, como una obra de arte.
Gadamer plantea algo muy a propósito con la interpretación que nos proponemos
de la novela Sangre ajena. Él dice que la muerte está envuelta en las tinieblas del
misterio, pero la vida está al frente de nuestras miradas. Y en este sentido se
puede también conversar con las miradas, establecer un diálogo de miradas, el
mar son millones de miradas con las que podemos dialogar, ellas llegan a
41
mirarnos y uno las mira a ellas, y ellas cuentan tantas cosas como uno quiera
conocer. En el estrépito incesante del continuo asalto de las olas podemos
eternizar el diálogo de las miradas, podemos vivir el monumental placer de hablar,
podemos alcanzar el gran logro de vivir y disfrutar el talento del creador que
vincula el diálogo de las miradas con la relación pensamiento mundo que realiza a
través del lenguaje poético. Ya que sin algo vinculante no se puede hacer
verdadero diálogo, no se puede convertir el discurso racional en una conversación
constante que permita entenderse libremente, sin presiones, sin imposiciones.
De la misma manera asumimos que la escritura es un proceso de diálogo
constante con otros textos, con otras experiencias y con la vivencia propia. Esto lo
hemos podido constatar al acercarnos a esta propuesta hermenéutica que nos
invita a asumir de manera consciente el lenguaje como la virtud humana que nos
permite comunicarnos con el mundo de los otros, y a través de escuchar el sonido
de la voz de los otros en el inicio de la vida vamos construyendo en nuestro
pensamiento la idea de que es ese mundo que está fuera y que estando fuera
podemos pensar.
42
1. ARTURO ALAPE, UN HOMBRE COMPROMETIDO CON COLOMBIA
POR MEDIO DE LAS LETRAS
El 3 de noviembre de 1938 Tránsito Ruiz da a luz a su hijo Carlos Arturo, quien
sería el testigo de la historia colombiana y un gran cronista de la misma.
Siendo todavía un niño debió abandonar la escuela para empezar a trabajar,
rebuscándose la manera de vivir como ayudante de un dentista. Se dice que poco
a poco descubrió sus habilidades para el dibujo, sus facilidades para
desempeñarse en este oficio y fue así como se animó, cuando apenas tenía nueve
años, a entrar a la escuela de Bellas Artes. Posteriormente, Arturo Alape se dedicó
a recorrer los municipios del Valle del Cauca como vendedor ambulante para
luego ingresar al Instituto de Cultura Popular de Cali en 1954 donde estudió
pintura logrando convertirse en pintor. Muchas personas han reconocido ese
esfuerzo del escritor para llegar a ser el gran maestro que fue:
Una sensibilidad humanista, cálida, sencilla y entrañable como la del Maestro Arturo Alape sólo es posible entenderla si se sabe, por ejemplo, que desde “muy peladito” junto con Álvaro su hermano mayor, les tocó recorrer las calles cercanas a la antigua galería central de Cali, vendiendo comestibles para reunir unos pesos que le permitieran a su madre Tránsito, en el inquilinato donde vivían, sostener una familia con padre ausente. Es decir, nunca olvidó su origen y siempre lo tuvo muy presente con orgullo18.
Se puede decir que Alape nació a la par con el rebusque en Colombia, fue uno de
sus fundadores. Uno de los trabajos que le permitió iniciar su vida de andariego
18
DIAZ, Luis Alberto. Arturo Alape, el indagador infalible de nuestra realidad, [en línea]. 28 de octubre de 2006. Disponible desde internet en: http://arturoalape.blogspot.com/2006/10/cumpleaos-68-homenaje-y-memorias.html
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por la geografía nacional fue como vendedor de ropa íntima, siendo su mejor y
mayor clientela las mujeres que trabajaban en las zonas de tolerancia de los
pueblos, tal vez por eso conoció de cerca este mundo, y un poco o mucho sobre la
vida íntima de estas mujeres que le compraban y encargaban sus mercancías; él
era un cacharrero andariego de los que se la pasaban de pueblo en pueblo y de
vereda en vereda con su maleta llena de artículos para la venta. En este oficio
ganó mucha confianza con la gente del campo y aprendió a conversar con sus
clientes, convirtiéndose así desde muy joven, gracias a su labor de cacharrero, en
un “dialonauta”, navegante en el diálogo.
El hecho de saber escuchar con respeto y paciencia le sería de gran utilidad en el
oficio que definiría su vida, la virtud de saber escuchar y con ello aprender el arte
de narrar, el arte de la poesía que se alimenta de la voz de los otros y de la
observación cuidadosa, intuitiva, paciente y aguda. Sabía tejer y entretejer una
conversación como la araña arma su telaraña. Alape escuchaba y dialogaba con
la tradición que lo antecede y el acontecer actual de la cultura que lo rodea.
Ya hecho un adolescente y adulto prematuro, Alape se volvió lector de la poesía combatiente de la guerra civil española, de las Cartas a Theo de Van Gogh y de la gran literatura universal. Participó como dirigente en las jornadas estudiantiles caleñas que contribuyeron a la caída de la dictadura de Rojas Pinilla, lideró también desde la militancia política de izquierda, al inicio del Frente Nacional, el nacimiento de los barrios de invasión en Cali, y cuando no hubo otra alternativa posible asumió el compromiso de irse al monte para constatar con su propio pellejo la insurgencia armada y en su momento decidir que este camino lo debía sustituir el análisis y la pura creación19.
Aspectos tan serios y definitivos fueron grabándose en su memoria, aspectos
como los hechos del 9 de abril de 1948 que marcaron su vida. La violencia
19
DIAZ, Luis Alberto. Arturo Alape, el indagador infalible de nuestra realidad, [en línea]. 28 de octubre de 2006. Disponible desde internet en: http://arturoalape.blogspot.com/2006/10/cumpleaos-68-homenaje-y-memorias.html
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empieza a grabarse en él como un hecho cotidiano, instantes después del
asesinato de Jorge Eliécer Gaitán le tocó ver en la espalda de un vecino lo que le
estaba sucediendo al país. Ese día vio como un joven al bajarse de su bicicleta
tenía una gran mancha de sangre que le cubrió toda la espalda; de allí en
adelante sería testigo por medio de las letras del derramamiento de mucha sangre
de la gente de su misma clase.
En 1956 es testigo de otro hecho histórico que lo conmueve al igual que el
sucedido ocho años atrás y todo lo que en el país fue ocurriendo a partir de aquel
asesinato, escuchó la explosión de ocho camiones del ejército cargados de
dinamita cerca a la estación del ferrocarril de Cali provocando más de 3000
muertes, los libros de Alape estuvieron siempre en el horizonte de buscar y
mostrar la verdad no sólo desde la óptica de lo vivido como testigo durante más
de medio siglo pendiente de su desenvolvimiento sino desde la aplicaciónpráctica
del análisis de la realidad concreta de lo que ha venido sucediendo en el país.
La imagen que Arturo Alape empieza a formarse de Colombia, el 9 de abril de
1948, está en consonancia con lo que ello significó como hecho histórico que
cambia completamente el rostro del país, porque Gaitán sería el presidente, ya
estaba prácticamente elegido en la calle por el pueblo, y su asesinato parte en dos
la historia de la nación. Los hechos que se desatan en todo el país repercuten en
su vida política; en el año 50 se instaura una dictadura civil-conservadora.
Después de la muerte de Gaitán es cuando comienza el proceso de la llamada
violencia partidista, que, sólo en sus primeros cinco años, entre 1949 y 1953 deja
un saldo de muertos alrededor de 200.000.
Son estos elementos formativos los que hacen que en la gran mayoría de las
obras de Arturo Alape sus personajes sean los desamparados, los que no tienen
con que defender su vida ante la brutalidad del enemigo, gente que nació y creció
como él. Por estas circunstancias sociales que tuvo que vivir de cerca, la mitología
45
que asume en sus obras no es la del gran intelectual que llegó al mundo de las
letras desde muy niño y conoció las traducciones de la literatura árabe y la
mitología griega. Su niñez tampoco fue la del niño que conoció sus primeras letras
y formó su imaginación escuchando a la abuela leer los cuentos fantásticos o
porque en su casa materna estuviesen los libros al alcance de la mano; su
formación inicial es en el mundo de la calle, en el de la tosca realidad, no en el de
la fantasía. Por ello llega a la literatura como escritor cuando ya había
sobrepasado los 30 años.
Desde 1949 la hegemonía conservadora que reinaba en el país empieza a
ordenar desde sus directorios el asesinato de los seguidores de los partidos
contrarios, se da la persecución violenta a quienes no avalaran la ideología de los
poderosos y de los gobernantes que los representaban; se da la creación de un
ambiente de terror en las calles y en los campos, los carros fantasmas, llevando
en su interior a los matones, salen a recorrer las ciudades y pueblos sembrando
terror y haciendo que la muerte se apodere de las calles de Cali y otras regiones
del Valle del Cauca. Los pájaros realizan la masacre y el posterior incendio de la
Casa Liberal de Cali en el mes de septiembre de 1949. Alape conmueve con su
narración en Noche de Pájaros, acerca de cómo estas personas huían de la
godificación y allí encontraron la muerte.
Un día de 1959 llega a Cali la noticia de la masacre de varias personas en los
municipios de Darién y Restrepo, entre los caídos había dos estudiantes de la
Universidad del Valle, “la matanza había sido obra de un grupo de pájaros que aún
andaban sueltos, volando y asesinando a indefensos civiles”20. Alape y sus
compañeros artistas y revolucionarios se vinculan de lleno a las movilizaciones
que en aquel momento toman un tremendo auge, se dan huelgas de hambre,
20
ALAPE, Arturo. Huellas de la muerte sobre la espalda, [en línea]. 12 de enero de 2007. Disponible desde internet en: http://www.colectivodeabogados.org/HUELLAS-DE-LA- MUERTE-SOBRE-LAS
46
marcha de los azucareros de Palmira a Cali por la carretera Central, también
marchas de cientos de hombres, mujeres y niños.
Su gran estatura moral es la que le permite estar también al lado de los más
aguerridos combatientes que ha tenido este país en contra de la injusticia de los
que lo han manejado como un coto privado. La situación social y política del país
no le han sido indiferentes y como tantos jóvenes de su generación tomó el
camino de la lucha al lado de los desposeídos. Fue testigo del despojo de la tierra
de que fueron víctimas centenares de miles de campesinos colombianos que
tuvieron que huir del campo y refugiarse en las ciudades donde les esperaba una
vida llena de penurias y padecimientos. Su participación entusiasta en las luchas
de los obreros del Valle lo lleva a asumir la dirección de las Juventudes
Comunistas en el departamento. En 1960 el comité central del partido lo envía
como emisario político a Marquetalia en el sur del Tolima donde conoce al mítico
Tirofijo, comienza entonces su gran conocimiento de la geografía nacional,
convirtiéndose en el escritor que más ha caminado este país.
El encuentro de Alape con Tirofijo daría un nuevo viraje a su vida de artista y de
revolucionario y lo convertiría no sólo en el biógrafo de un mito, como lo sería
después este personaje, sino en el narrador de una de las gestas más
asombrosas en la historia de Colombia. La dirigencia de los partidos tradicionales
que han gobernado al país ha llegado a un acuerdo para gobernar conjuntamente
y tratar de apagar el fuego de la violencia que ha iniciado y que ha escapado a su
control. La cúpula del poder toma decisiones al respecto, bajo el gobierno de
Guillermo León Valencia se da la toma de Marquetalia, hecho de gran importancia
histórica ya que marca el origen de la guerrilla de las FARC. Alape hace parte de
los grandes en la literatura colombiana por ser el narrador de aquella gran
epopeya que fue la toma de Marquetalia por más de 5000 miembros de las
fuerzas armadas con toda clase de máquinas de guerra, sin lograr su cometido
que era eliminar a 37 campesinos que tenían allí su vividero criando animales y
cultivando la tierra.
47
En 1961 viaja a la Unión Soviética para cursar estudios en ciencias políticas en la
Escuela Central de la Juventud en Moscú, institución perteneciente a la Juventud
Comunista de la Unión Soviética; a Colombia vuelve un año después para
involucrarse de lleno con el movimiento de masas y asumir su papel como
agitador de las políticas de la izquierda en el país. Allí se alimenta de literatura
soviética y amplía su convicción como político y como literato pues conoce más a
profundidad la narrativa rusa y amplía su visión política del arte, es decir, da
continuidad a su formación como artista y afianza sus inclinaciones literarias.
“Alape fue apasionado combatiente por las causas populares y como tal se hizo
militante de la Juventud Comunista de la que fue secretario y así viajó por todo el
departamento del Valle con la misión de hacer allí la más importante organización
revolucionaria al servicio de sus ideales de Partido”21. Posteriormente el partido le
encomienda tareas de agitación en sus medios propagandísticos, esto conlleva a
que sus primeras expresiones escritas sean en el campo del periodismo
revolucionario, en las páginas de Voz, allí empieza su escuela como cronista y
reportero al servicio ideológico de la clase a la que pertenece.
Como todos los revolucionarios de su generación en él estaba la convicción de
que el camino de la lucha armada era el único para alcanzar la liberación y
conquistar un mundo donde reinara la justicia. Es así como en 1965 se incorpora a
la lucha guerrillera que había nacido de la organización de pequeños grupos de
campesinos que se habían armado para defenderse de los grupos armados al
servicio del partido de gobierno. Allí permanece tres años y descubre que la
literatura está metida en sus entrañas y que el mundo de la expresión artística
también puede servir a la revolución. Es invadido por la fiebre palúdica y llega, 21
DIAZ, Luis Alberto. Arturo Alape, el indagador infalible de nuestra realidad, [en línea]. 28 de octubre de 2006. Disponible desde internet en: http://arturoalape.blogspot.com/2006/10/cumpleaos-68-homenaje-y-memorias.html
48
mediante el diálogo, a un acuerdo con la dirección de las FARC, a la que había
contribuido a formar, para abandonar la lucha por medio del fusil y asumirla a
través de la creación artística y el ejercicio del periodismo militante.
En los años 60 y 70 los levantamientos de la insurgencia eran justificados, pues el
Frente Nacional fue excluyente; por esta época surgieron Camilo Torres, el Che
Guevara, la revolución en Cuba; el sueño era transformar el mundo. Alape hace
parte de esa generación fuertemente influida por la revolución cubana, generación
entusiasta que llega a creer, por sugerencia de los tradicionales dirigentes de la
oposición al estado burgués, que el triunfo de la revolución estaba muy cerca, que
la revolución estaba a la vuelta de la esquina.
Esta generación vio caer a grandes modelos como el Che Guevara y Camilo
Torres, el cura que se fue a la guerrilla, y sin ninguna experiencia militar cae
abatido por las balas del Ejército Nacional. El furor que despierta el momento
histórico en todo el continente por lo que está sucediendo en Cuba, Europa, EE.
UU y China lleva a esta joven generación a creer que la revolución por la vía de
las armas es el único camino liberador para los pueblos oprimidos, fue esto lo que
llevó a Arturo Alape a tomar el camino de la insurgencia, a irse para el monte,
como lo hizo en 1965, a tomar el fusil, Junto a Pedro Antonio Marín, Jacobo
Arenas, Fernando Bustos, Jaime Guaracas y otros dirigentes campesinos que
asumen la vía armada como camino de lucha revolucionaria. En su vida como
guerrillero resolvió adoptar el seudónimo de "Arturo Alape" como homenaje a
Jacobo Prías Alape, Charro Negro, campesino de origen indígena que se convirtió
en jefe guerrillero de los años cincuenta.
Alape se hace consciente de que la literatura se le ha incrustado en lo más
profundo de sus entrañas, su sensibilidad artística lo ha llevado a escuchar el
49
testimonio de sus compañeros y de los campesinos de las regiones que recorre
con su grupo guerrillero y a convertir estas voces de los otros y sus propios
diálogos consigo mismo en literatura. La acción propia y la de los otros se vuelve
lenguaje poético y aparece entonces su primera manifestación literaria, Diario de
un guerrillero (1970), cuyo manuscrito entrega clandestinamente a un amigo
canadiense. Aparece en francés inicialmente y al año siguiente aparece publicado
en japonés.
Arturo Alape sintetiza este trozo de su vida insertándolo como algo esencial de su
trasegar por la existencia, según lo relata en el artículo Cali: razones de una
escritura22, donde afirma que salió para el campo a cumplir tareas políticas y ese
viaje lo convirtió en caminante de inmensas geografías del país, escuchó historias
de hombres a través de voces de ríos, conoció murmullos humanos en la selva y
la montaña, vislumbró nuevas miradas de futuros. Intentaba dibujar la experiencia
vivida pero el dibujo terco se ocultaba en la imaginación y apareció entonces la
necesidad de expresar en el lenguaje de la poesía estas vivencias profundas y
entrañables. Escribió un Diario que con el correr del tiempo se hizo libro. La
palabra se convirtió en exorcismo para sus contradicciones existenciales y cayó en
la telaraña de la literatura como opción de vida, se volvió escritor. El diario de un
guerrillero aparece entonces como una necesidad de convertir la conciencia en
materia a través del lenguaje, la política y el conocimiento en arte y el
pensamiento en escritura. Eso es lo que significa literatura para Arturo. No es
necesaria otra definición.
Por sus andanzas y su labor como investigador, Arturo alcanzó a conocer algunos
veteranos sobrevivientes de la guerra de los mil días, esa guerra que según
cuentan los vencedores fue perdida por los liberales. Pero dentro de los liberales
22 ALAPE, Arturo. Cali: Razones de una escritura. En: Revista Educación y Ciudad. Bogotá. N°11 (jun.-dic.2006); p.148
50
que sobrevivieron a la guerra también se cuenta parte de la historia de Colombia
desde distintas ópticas; la historia que cuentan quienes estuvieron al lado de los
traidores de ese partido y la de los disidentes que conforman las distintas
vertientes que se oponen al partido de los vencedores, disienten de las
componendas de quienes vendieron sus ideales y los de sus seguidores, por un
ministerio o cualquier cargo burocrático. Esto hace que el partido liberal se divida
entre los aguerridos, que mantienen con dignidad sus ideales, y los que
simplemente quieren un pedazo de pastel en el reparto del gobierno. Arturo Alape
habla con los sobrevivientes de este proceso histórico en Colombia y dentro de su
trabajo de historiador recurre a estas voces para ilustrar con sus testimonios los
acontecimientos que han modelado la historia del país en el siglo XX.
La literatura como parte de la agitación política lo madura en la idea de ser un
escritor consciente del valor de la poesía en las grandes transformaciones
sociales, lo lleva a tener claro que no sólo de pan vive el hombre, sino que su
pensamiento debe ser nutrido con alimento espiritual altamente elaborado y
cocinado en las calderas de la imaginación poética, pues en el arte no basta con el
conocimiento y la astucia para alcanzar el éxito. Desde temprano fue un hombre
con gran intuición para el arte y para la vida.
Su monstruo mitológico es un armadillo azul según queda claramente demostrado
en el primer relato de su libro El cadáver de los hombres invisibles, (1979) donde
esta figura, representación de aquel partido político (cuya bandera es azul) está
dotada de todos los poderes de destrucción en contra de los inermes. El armadillo
rojo tiene menos armas de defensa pero le sobra astucia, resistencia y dignidad.
Monstruo mitológico, el armadillo azul, que aprendemos a odiar como si
supiéramos de quien se trata en la historia de este país, lo reinterpretamos en
cada momento como la encarnación del mal, como el representante de lo peor que
le ha podido pasar a este pueblo colombiano. Eso es lo que encontramos en la
escritura de sus obras que es siempre un diálogo con la vida y con sus
51
antecedentes literarios, un diálogo con la historia y con los seres cotidianos que
van a su lado.
Esta actitud política de compromiso con las luchas de resistencia al lado de los de
su clase hará que su trabajo como escritor sea mal visto y hasta desconocido
incluso por sus propios compañeros de oficio en Colombia, esa actitud hace que
los intelectuales lo miren como bicho raro, como un ser extraño, como a un autor
que no hizo parte de las élites literarias colombianas, que no se formó en la
academia literaria; “pero que marcó como escritor e historiador, una ruta, que
siempre esperó que las nuevas generaciones continuaran conociendo e
indagando, y no sólo se quedaran con las versiones oficiales”.23
Como producto de sus andanzas por el campo, escuchando las historias de los
campesinos, en zonas guerrilleras, y de la leyenda que se teje en torno a Tirofijo
en los medios de difusión masiva de información, que presentan la noticia de la
muerte de este personaje como un hecho cumplido varias veces durante cada
mes, varios años consecutivos, Alape escribe Las muertes de Tirofijo (1973) como
un cuento que da título a su segundo libro. Libro en el cual hay otros cuentos
elaborados por Alape a partir de la realidad que escucha a los campesinos, con
quienes mantiene un diálogo constante cuando se encuentra en las montañas.
Uno de sus cuentos, La bola del monte, ya había ganado en 1970 el premio Casa
de las Américas en Cuba. Su investigación para la obra de teatro Guadalupe Años
Sin Cuenta también gana este premio en la modalidad de teatro en 1976. De la
misma manera sus investigaciones en el campo de las históricas luchas de los
campesinos lo llevan a hacer su aporte en la creación de la película Campesinos
23 GONZALES, Katia. “las preguntas van más allá de la muerte”, [en línea]. 26 de Diciembre de 2006. Disponible desde internet en: http://arturoalape.blogspot.com/2006/12/las-cenizas-de- arturo-en-cali.html
52
realizada por los padres del documental antropológico en Colombia, Martha
Rodríguez y Jorge Silva.
El cadáver de los hombres invisibles (1979) es una obra construida a partir de las
experiencias de muchas personas alrededor de la violencia, mantiene las
características contenidas en sus anteriores obras, historias vivenciales que
debían ser divulgadas para que toda la nación tuviera conciencia de lo que estaba
sucediendo. Es un escrito que relata las historias de los perseguidos por la
violencia, donde se narra la epopeya en nuestro país.
Estos dos libros de cuentos Las muertes de Tirofijo (1973) y El cadáver de los
hombres invisibles (1979) entran a hacer parte de las grandes obras de la
cuentística nacional. Son libros alimentados de relatos etnográficos, de historias
de vida y de vivencias del investigador al lado de los que luchan por unas
condiciones de vida digna, por una justicia para los despojados; en estos relatos
encontramos la voz y el tono de los campesinos de Colombia, tratados por el
escritor con el mayor respeto y compromiso asumido al lado del sector de los
trabajadores, de las grandes mayorías que han forjado este país que hoy tiene
unos cuantos dueños.
En 1977 su participación en las luchas populares lo llevan a escribir Un día de
septiembre (1980). Libro en el que relata, desde todas las voces participantes, los
acontecimientos del paro cívico realizado en Colombia ese 14 de septiembre.
Ya el escritor ha iniciado sus primeras pesquisas para lo que será su gran obra El
Bogotazo: memorias de olvido (1983). La escritura de este libro le costó gran
esfuerzo y dedicación durante 7 años, en él registra los antecedentes y
consecuencias de 50 años de historia política de este país, que tiene su momento
más álgido el 9 de abril de 1948 con la muerte del líder político, disidente del
oficialismo liberal, y centenares de miles de sus seguidores se levantan
53
enfurecidos a cobrar venganza. Durante el período en que Alape realiza la
investigación para este libro escribe para la revista Alternativa, que dirige Gabriel
García Márquez, crónicas sobre la historia prohibida de Colombia.
La estructura narrativa con que Alape concibe su obra El Bogotazo, memorias del
olvido (1983) es una gran novedad en la presentación literaria de una
investigación histórica. Alape realiza un colosal trabajo de investigación en
archivos, y lleva a cabo una gran cantidad de entrevistas con sobrevivientes que
fueron partícipes de aquel acontecimiento que cambió la historia del país y
estremeció los cimientos de la estructura urbana de la capital. Nada volvió a ser
como antes a partir de la hora en que empezó a rodar la voz de que habían
abatido a Gaitán. El ritmo y dinamismo de esta obra hacen que los lectores que
se acercan a ella se sientan como viviendo nuevamente los acontecimientos que
van relatando los testimoniantes. La película parece rodar ante nuestra
imaginación, su estructura narrativa tiene el tejido que los grandes maestros del
montaje daban en la moviola a sus monumentales películas en la época dorada
del cine soviético. Es un ensayo histórico que se puede leer como novela, es una
confluencia de voces polifónicas que construyen el testimonio colectivo de la
historia.
Un año después, el escritor publica su novela Noche de Pájaros (1984) donde
relata la masacre en la casa liberal de Cali una noche de 1949. Novela donde
regresa con profunda inquietud a aquellos recuerdos, cuando “el miedo hizo barro
y florituras de pavor en los rostros de quienes vivieron la intensidad de un
insomnio agonizante, perdidos en los albores de la madrugada”24. Con este libro
da continuidad, en la cronología histórica, a lo que vino para el país después del
asesinato de Gaitán.
24
ALAPE, Arturo. Cali: Razones de una escritura. En: Revista Educación y Ciudad. Bogotá. N°11 (jun.-dic.2006); p.144
54
Otro libro que nos muestra el porte de Arturo Alape como gran reportero y como
investigador del acontecer histórico del país es La paz, la violencia: testigos de
excepción (1985) donde recoge y presenta, de manera enriquecedora, las
apreciaciones y puntos de vista ideológico de 50 personas protagónicas en el
acontecer del desarrollo histórico del país en el último medio siglo; este libro es un
reportaje con la historia reciente de Colombia. En él exponen y defienden sus
ideas, puntos de vista, y justifican sus acciones, los altos dirigentes de la política
tradicional y sus oponentes desde las distintas organizaciones insurgentes ilegales
que actúan en el campo y la ciudad; es un libro que por su calidad, su estructura y
el contenido histórico de lo planteado en el, mantiene su peso y vigencia dentro de
la literatura política del país. Un libro escrito por quien estuvo siempre alerta o
cercano, al accionar de esos testigos de excepción que dejan oír en él sus voces y
la defensa de sus pensamientos.
A mediados de los años ochenta Alape vuelve a la militancia política vinculándose
a la Unión Patriótica (UP). Por esta época ya ha llegado con Manuel Marulanda a
un acuerdo para convertirse en su biógrafo. Durante tres o cuatro años
consecutivos Tirofijo dedicará un mes completo cada año a hablar con Arturo
Alape de su vida y de sus luchas como guerrillero, el producto de esta
investigación, que como todo su trabajo de escritor, no se queda sólo en escuchar
con atención y respeto al entrevistado, sino que es el trabajo de pesquisa y
comprobación en los materiales de archivo, aparece en 1989, bajo el título de Las
vidas de Pedro Antonio Marín, Manuel Marulanda Vélez, TIROFIJO, obra que será
complementada con una segunda parte bajo el título Tirofijo los sueños y las
montañas que aparecerá 5 años después en 1994.
Escribir esta obra literaria y narrar en ella los hechos históricos que habían sido
ocultados al país, de la manera que lo hace, le cuesta a Arturo Alape, que los más
poderosos de Colombia le cobren su pasado político y no le perdonen su postura
55
ideológica como artista. El investigador social es amenazado de muerte y tiene
que huir y exiliarse en Cuba. Mientras el escritor se encuentra allí, sumido en el
terrible ostracismo, se va dando en Colombia el fuerte exterminio del partido
político al que pertenecía, demostrándose así la intolerancia de los más poderosos
de este país frente a las ideas de los que están del lado de los humildes.
En 1991 Alape regresa de su destierro en Cuba, notando con sorpresa que la
gente de su país le brinda de nuevo la oportunidad de recuperarse económica y
anímicamente; ingresa a la Universidad Externado de Colombia como profesor
catedrático, alternando con la escritura de crónicas y columnas de opinión para El
Espectador, desarrollando además una serie de trabajos investigativos en
compañía de sus estudiantes, comenzando así a crecer su prestigio académico.
Quedan también terminadas sus relaciones con la política y con la investigación
histórica en Colombia, se entrega de lleno a expresar la esencia de su ser en las
ideas que pinta y en las imágenes que crea a través del lenguaje literario, se
dedica a ser el ideólogo y el revolucionario que siempre fue pero ahora sí, sólo
desde el campo de la estética.
En esta década de los noventa aparecen varios textos, Julieta, los sueños de las
mariposas (1994), Río de inmensas voces y otras voces (1997) y Mirando al final
del alba (1998), textos en los que se muestra la gran capacidad narrativa que ha
tenido el autor, además de su compromiso con temas que no son producto de la
imaginación o de la ficción sino que tratan problemas sociales.
Hay un libro, muy especial, publicado por el autor en esta década, es la matriz de
donde emerge la gran novela que nos ocupa, Sangre ajena. Estamos hablando
de Ciudad Bolívar: La hoguera de las ilusiones. Este texto fue elaborado por medio
de un gran trabajo llamado "taller de la memoria" que aplicó con habitantes de
este sector de Bogotá, según comenta el mismo Arturo en una entrevista
56
concedida a Ángela Plazas Rodríguez 25, acerca de los motivos que lo llevaron a
escribir esta obra. En ningún momento Alape abandona la investigación ni el
diálogo con la gente que ha sido maltratada, siempre hay un porqué de su
quehacer como investigador que vive ese proceso interiorizante del acontecer
histórico que encontramos plasmado en sus obras.
Podríamos decir que La hoguera de las ilusiones y Sangre ajena nacen de la
inquietud que se siembra en el escritor cuando regresa de su exilio forzado y al
mirar las imágenes de archivo de algunos noticieros ve de frente la mirada de un
joven que acaba de asesinar a Bernardo Ossa, uno de sus compañeros y amigo;
esa imagen del sicario empieza a dar vueltas en su cabeza, lo que lo mueve a
realizar una serie de lecturas sobre lo que estaba sucediendo en Medellín con la
figura idealizada del sicario. Alape pensó que esa imagen del joven asesino no
tenía nada que ver con la totalidad de los jóvenes colombianos ya que en sus
lecturas e indagaciones previas constató que la imagen que los medios de difusión
masiva proyectaban sobre estas personas era una imagen falsa y denigrante.
Esto se convierte en una gran motivación para emprender el diálogo con los
jóvenes de Ciudad Bolívar, esta comunidad que presenta como resultado de su
investigación en estos dos libros, Sangre ajena y La Hoguera de las ilusiones,
además de algunos textos periodísticos donde sustenta por qué es necesario ir
más a fondo en lo que significa ser joven en Ciudad Bolívar y por qué es necesario
aprender a escuchar el lenguaje en que se expresan los jóvenes, por qué ese
lenguaje en últimas es la expresión de su mundo, de sus sueños y de sus
frustraciones en una sociedad donde las perspectivas para el niño y el joven son
tan desesperanzadoras.
25 ENTREVISTA con Ángela Plazas Rodríguez. un hombre navegando en las letras. Bogotá, 8 de noviembre 1997.
57
A finales de los noventa Alape comienza nuevamente a ser amenazado, tal vez
por haber sido siempre tan polémico con los temas que aquejan al país, se vio
obligado a exiliarse de nuevo, esta vez en Alemania.
En el año 2002 regresó de Alemania, sufre de leucemia pero esto no fue motivo
para que dejara de escribir, en esta última etapa de su vida se dedicó a hacer lo
que le gustaba, a contar por medio de sus libros. Escribió Sangre ajena (2000), Yo
soy un libro en prisión (2001), El caballo y su sombra (2003), El caimán soñador
(2003), Luz en la agonía del pez (2004), Frida Kahlo: Miradas en el espejo (2004)
y El cadáver insepulto (2005), su última novela publicada en vida. Una novela
donde Alape vuelve al tema del Bogotazo, esta vez para contar la historia de un
desaparecido que es buscado por su esposa. Es una historia que ilustra cómo
actúa el terrorismo de estado, cómo desaparece y asesina a las personas y luego
hace todo lo posible por ocultar las evidencias.
Se dice que Arturo fue un escritor que murió escribiendo y pintando, en su serie El
Bestiario, compuesta de 46 óleos, se dedicó a recrear algunos monstruos tanto
medievales como los típicos colombianos y algunos personajes de leyenda.
Buscó con esto hacer un llamado a la reflexión, al igual que con cada publicación
escrita.
En este acercamiento a su vida fue necesario indagar sobre algunos
antecedentes que ayudan a comprender la presencia de un artista como el. Al
igual que Dante, que terminó metiendo a personajes como los que hoy gobiernan
el mundo en una paila de inmundicia, en lo que para ellos era el infierno, Alape
con su espíritu de poeta, dio a cada quien la página y el tratamiento merecido.
El conocimiento de la historia de Colombia planteada a través del arte es un gran
aporte de este escritor, que nos puede llevar a comprender cómo los poetas de
todos los tiempos mantienen una constante discusión con la tradición en la que
58
estamos formados como comunidad y como individuos, por ello conociendo y
comprendiendo la vida y la obra de un artista como Arturo Alape, podemos
avanzar en la interpretación del mundo y de un país como Colombia, y
comprender qué es realmente lo que nos ha llevado al estado en que hoy nos
encontramos.
Arturo Alape murió en una clínica de Bogotá el 7 de octubre de 2006; logró
sublimar los límites de la miseria y el sufrimiento de los habitantes de una
comunidad y la persecución que lleva a un individuo a asumir la vida clandestina,
mediante grandes metáforas, que elaboró en sus crónicas y reportajes, en sus
testimonios de vida y en sus narraciones poéticas; en sus pinturas, en sus cuentos
y en sus novelas está la imagen que simboliza ese grito desgarrador que clama al
mundo una mirada y una acción justiciera. En la obra de Arturo está la voz de los
que depositaron en él la confianza y esperanza de tener una recepción como
expresión artística.
No nos parece acertado usar el concepto de genial para aplicárselo a Arturo Alape
puesto que su trabajo no llegó a realizarse porque lo visitasen las musas, el no es
un escritor de marca al que es necesario aplicar adjetivos, tampoco estamos
dispuesto a afirmar que esta novela, de la que nos ocupamos, sea su mejor
producción o que se la pueda equiparar al Fausto de Goethe, en cuanto a que
fuese el producto de la inspiración divina, no, pero Sangre ajena es un producto
histórico; en este sentido toda la obra de Arturo Alape puede ser mirada como una
saga, y podemos encontrar en ella el producto de la vivencia estética de un
hombre que dedicó por entero su vida a transformar la realidad por medio de la
investigación, a construir sus propias metáforas de la violencia, a comprender y
aportar los elementos de juicio para una mejor comprensión e interpretación de
nuestro devenir histórico, contribuyendo con ello a enriquecer en sus lectores una
visión transformadora para la dolorosa realidad que hemos vivido los colombianos
durante los últimos 60 años.
59
2. ANTECEDENTES A LA NOVELA SANGRE AJENA DEL ESCRITOR
COLOMBIANO ARTURO ALAPE
Cuando decidimos asumir la interpretación de Sangre ajena como un diálogo con
la obra y con la tradición literaria de la que ésta se alimenta, encontramos en ella
los elementos de la crónica que nos cuenta un momento específico de la historia
de Colombia, desde la voz y la visión de un personaje que participó en lo narrado.
Una crónica que nos anuncia desde su título la muerte, el derramamiento de la
sangre del otro, de la sangre ajena; como la crónica de una muerte anunciada en
los tiempos de la historia de Colombia, en que el narcotráfico alcanza el pico más
alto de su auge. Momento en que el sicariato en Colombia toma fuerza y se
desarrolla bajo el patrocinio y promoción de los grandes capos del narcotráfico. No
decimos el nacimiento del sicariato porque este ya tenía una historia andada en el
gangsterismo norteamericano. Gay Tálese realiza un trabajo muy cuidadoso en
este sentido en su libro honrarás a tu padre.
También encontramos en la novela características propias del reportaje de alto
aliento, ese que descubre o crea un personaje para contar una realidad que
sucedió en un espacio real y en un momento determinado de la historia, pero que
por sus características literarias no podemos dejar de calificar como una obra que
a su vez es el resultado de un cuidadoso rastreo de pesquisas en documentos de
prensa y otro tipo de archivos. Máxime si sabemos de las altas dotes de Alape
como reportero y si conocemos que ha bebido en altas fuentes como en García
Márquez, con quien comparte sus conocimientos sobre el Bogotazo para uno de
los capítulos de sus memorias, y en grandes precursores norteamericanos como
Truman Capote o Henry Miller. La estructura de esta novela es similar a la de los
grandes reportajes de los últimos cincuenta años del siglo veinte, que tiene como
60
máximo antecedente el reportaje de John Reed a la revolución de octubre en Los
diez días que conmovieron al mundo.
2.1 Antecedentes formales
Cuando iniciamos las pesquisas descubrimos que el personaje de Sangre Ajena
nace de la entrevista con un joven de Ciudad Bolívar que Arturo Alape conoció
realizando el trabajo de campo que lo llevó a escribir La hoguera de las ilusiones.
En esta experiencia investigativa, el autor le propone a los jóvenes de este sector
de Bogotá, con quienes inicia el proyecto, la creación de un taller de la memoria, y
dentro de la propuesta lleva como material de lectura y discusión cuatro libros, tres
de corte claramente antropológico en lo disciplinar y uno que es el producto de un
trabajo de campo en el terreno de la sociología.
Las cuatro obras nacen de la recolección de testimonios, las cuatro tienen un
lenguaje particular en el cual conocemos los hechos narrados, encarnados desde
la memoria que cuenta y la poética discursiva del autor. Dos son el producto de
varios testimonios que aparecen en los libros Antropología de la pobreza a la
manera literaria de Oscar Lewis y No nacimos pa`semilla a la manera del
testimonio sociológico editado y ordenado por su autor Alonso Salazar; los otros
dos, el del antropólogo Ricardo Pozas Juan Pérez Jolote: Biografía de un Tzotzil y
el de Miguel Barnet Biografía de un cimarrón tienen la estructura de la biografía.
Pero como los que cuentan los hechos en los casos de los antropólogos
latinoamericanos son los propios protagonistas en sus vivas voces, la estructura
de los libros es la de la autobiografía.
Las biografías como los retratos tienen un amplio antecedente en la tradición
literaria y artística de occidente. El profesor Leonidas Morales, célebre catedrático
de la Universidad de Chile, se refiere a esta tradición para hablar de las obras de
Barnet y Pozas y nos recuerda las vidas ejemplares de San Agustín y Tomás de
Aquino. Este tipo de testimonios, concedido por los entrevistados a los autores,
61
tienen la forma de las Confesiones a la manera de San Agustín, pero no por
escrito sino en el registro magnetofónico que practican los investigadores y
periodistas. Encontramos también que a diferencia de las Confesiones de San
Agustín, un gran protagonista de primera línea en la historia del catolicismo, estos
personajes tienen en común que son seres marginados en la historia de la
sociedad a la que pertenecen, son seres de la vida cotidiana que sólo han sido
mirados como seres a los que se facilita explotar con mayor intensidad. Todo lo
dicho nos llevó a indagar en cada una de estas obras mencionadas la cercanía de
su forma y estructura con la novela Sangre ajena.
Oscar Lewis, autor norteamericano, creó un nuevo tipo de encuesta etnológica
acorde a su gran sensibilidad literaria. Su trabajo, en México, lo inició con
comunidades campesinas en pequeños poblados; descubrió cómo aquellos que
viven en la pobreza tienen un fuerte sentido de marginalidad, de abandono, de
dependencia, de no pertenecer a nada; descubrió también cómo estos son
extranjeros en su propio país convencidos de que las instituciones existentes no
sirven a sus intereses y necesidades.
Este autor fue quien inició el reportazgo etnológico como técnica de recolección de
información, el uso de dicha técnica en el momento investigativo y la observación
de la vida doméstica en la comunidad permiten al etnólogo hacerse al lenguaje
cotidiano de un determinado grupo social, lenguaje que fructificará en la
presentación de resultados. Oscar Lewis pone en práctica su técnica de
exposición, usando la descripción literaria como método de presentación,
combinando el lenguaje científico con la imaginación literaria.
Podríamos entonces considerar el enfoque de la técnica utilizada por Lewis como
entronque de lo que después implementarían en Colombia investigadores como
Fals Borda en Historia doble de la costa, Alfredo Molano en Siguiendo el corte o
Arturo Alape en Las vidas de Tirofijo, así como en su libro Ciudad Bolívar la
62
Hoguera de las ilusiones de cuya investigación aparece en escena el modelo a
partir del cual emerge el personaje central de Sangre ajena.
Inicialmente Oscar Lewis realiza su trabajo de campo en la comunidad de
Tepoztlán, posteriormente le sigue el rastro a los tepoztecas, a esas familias que
se mudan a la ciudad de México. El descubrimiento de este fenómeno originó en
Lewis cambios en sus nociones científicas, cambios que después repercutieron en
la escuela que continúa por el camino de sus hallazgos; estos cambios referentes
a los conceptos antropológicos que tienen que ver profundamente con las
modificaciones que tienen lugar durante el paso de la vida rural a la vida urbana
de las personas. Es importante mencionar este autor ya que estos componentes,
que llevan a un cambio en la concepción del trabajo de campo, también son
percibidos por Arturo Alape, pues la población que investiga en Ciudad Bolívar, de
donde surge el modelo para construir el personaje central de su novela Sangre
ajena, es de emigrados. En su gran mayoría gente que ha tenido que huir del
campo para proteger su vida en las grandes ciudades.
El aporte que hace Lewis en cuanto a la combinación del método de muestreo en
sociología con la vivencia cercana a las personas con las que aplica su técnica de
recolección de material para la producción de sus libros es reconocido como un
“procedimiento que resuelve el dilema de los científicos sociales modernos” 26
puesto que tradicionalmente la antropología se ha aplicado al estudio de
comunidades primitivas, donde estas son vistas y tratadas por los científicos de
tendencia positivista como objetos de investigación.
La importancia del aporte de Lewis es el hecho de no eliminar el elemento
subjetivo y por este camino alcanzar conclusiones científicamente válidas, máxime
si se tiene en cuenta que para un investigador de poblaciones numerosas es
necesario recurrir a los arquetipos y a los imaginarios simbólicos que resumen y 26
LEWIS, Oscar. Antropología de la pobreza. Bogotá: Fondo de Cultura Económica, 1977. p 11.
63
sintetizan características humanas generales sin que se pierda la individualidad
del testimoniante.
Lewis en Antropología de la pobreza muestra ante el lector cinco días ordinarios
en las vidas de cada una de las cinco familias representativas de un grupo social
ampliamente numeroso de México en la década del cincuenta del siglo XX.
Un elemento que emparenta el trabajo de Lewis con el de Alape es el hecho de
haber tenido desde un principio claro que debían tejer una cuidadosa relación con
los sujetos que iban a alimentar la investigación. Para alcanzar objetivos valederos
es necesario entablar con las personas relaciones de armonía y afinidad, no de
saqueo y utilización mediante el engaño. Lewis pasó cientos de horas con sus
personajes discutiendo las historias de sus vidas; estos personajes en sus
autobiografías hacen catarsis y a su vez se hacen conscientes de estar
contribuyendo con sus confesiones al mejoramiento de la vida de otros seres
humanos que pueden aprender de la experiencia vivida por ellos.
En 1952 Ricardo Pozas publica Juan Pérez Jolote. Biografía de un tzotzil y con
este acto instaura una nueva manera de presentar el testimonio como género en
la literatura latinoamericana. Esta modalidad narrativa , el testimonio de vida para
el sociólogo, el reportaje etnológico para el antropólogo, el reportaje periodístico,
la historia de vida o el retrato para otros escritores, tiene una correspondencia con
la modalidad de creación literaria, denominada No ficción, que para algunos
teóricos se inicia en Colombia con Gabriel García Márquez y que posteriormente
se conocería como reportazgo antropológico por la antropología de rótulo
norteamericano, nuevo periodismo o periodismo de profundidad por otros teóricos.
Este autor mexicano al igual que Lewis realizó un trabajo testimonial, se introdujo
en el mundo de los tzotzil, etnia que habita en la región de Chamula en el estado
de Chiapas al sur de México, donde realizó un profundo estudio de esta cultura.
64
Pozas, desde su sensibilidad literaria, establece con el indígena una profunda
relación de afecto y confianza, de respeto y admiración. El antropólogo graba el
testimonio del indígena y posteriormente lo edita, suprime las preguntas y lo
enriquece como narración literaria sin que se pierda la esencia poética y simbólica
ni el aliento rítmico de la voz del protagonista. El autor inserta en el personaje las
características económicas y culturales, las costumbres y afectos, las creencias y
relaciones con el resto de su comunidad y con los extraños a ella. Los resultados
de su investigación antropológica en el estado de Chiapas son presentados de
manera concentrada y de sencilla comprensión, a la manera de una novela
narrada en primera persona, como se cuenta una autobiografía, por Juan Pérez
Jolote.
Este tipo de tratamiento literario en las ciencias sociales y el periodismo requiere
de la formación y sensibilidad de sus autores, pues el talento de observador
perspicaz y el buen uso de la imaginación literaria es lo que requiere el
investigador a la hora de construir un ambiente auténtico para los personajes, es
este elemento el que da emoción y vitalidad al testimonio literario, una obra que es
el producto de una paciente, cuidadosa y respetuosa indagación, de un trabajo de
campo arduo y disciplinado. Es la fusión de su rigor científico y la conciencia con
que asume la poética de su lenguaje, lo que confiere a su estilo literario el aliento
profundo de su expresión y la importancia histórica de su vasta labor social.
Esto es lo que hace que Biografía de un tzotzil esté narrada en primera persona.
Que el enunciador sea asumido desde la voz del indígena, desde la voz de los que
no han tenido voz en este continente sometido a las peores injusticias, bajo la
firma de alguien diferente al biografiado. Se comprenderá que el lenguaje
empleado por Pozas en su creación literaria es una recreación del habla popular,
del habla de una comunidad ancestral en la voz de un individuo al que el autor
devuelve su palabra para que ambiente desde ella el entorno rural de su relato.
65
Este antropólogo capta por medio de dicho lenguaje la esencia ontológica en el
modo de pensar y expresarse del personaje, cuya base real está en los campos
de Chiapas, pero no por ello cae en la pobreza imitadora de un habla tal como la
que refleja el manoseado regionalismo.
En la experiencia creadora de Ricardo Pozas encontramos que el texto está
construido pensando en el personaje pero también en un lector que tenga de
donde agarrarse para continuar reinventando y redescubriendo misterios y
realidades, secretos y posibilidades que Arturo Alape retoma para seguir
escribiendo el gran libro al que se refiere Borges, el libro que todos estamos
escribiendo.
Por ello mismo, en estos textos que estamos refiriendo, la mano del escritor se
oculta, se hace imperceptible, invisible y lo que leemos es el ritmo y la voz, la
palabra y el pensamiento del personaje en el que se puede ver reflejada la vida y
la cultura de un pueblo. Pozas escribió como hablan los indios de la región de
Chamula en el estado de Chiapas, no se expresa en su libro como escritor o
como antropólogo, aunque su obra es el resultado de una acuciosa investigación,
sino que da la voz al otro, al que no la ha tenido, da la palabra al que le ha sido
negada desde la invasión española, al que no ha sido escuchado.
Juan Pérez Jolote se convierte en un grandioso cúmulo de sabiduría que nace del
diálogo permanente del hombre con su pasado, de ese juego dialéctico entre el
pasado que ya no está, que fue, pero cuya existencia no puede ser negada por la
solidez del testimonio histórico, por la firmeza de los mojones de la memoria que
habita en los pueblos que han vivido esa historia que encarnan individuos como
Juan Pérez Jolote.
En el caso de la novela que nos ocupa podemos ver la propiedad progresiva con
que asume el género de novela de la realidad o novela testimonio, se evidencia en
66
la propuesta que Alape hace al grupo de jóvenes de Ciudad Bolívar que involucra
en su investigación, la propuesta de leer y discutir los libros a los cuales hacemos
referencia en este apartado de nuestra monografía, y que obviamente tienen por
fuera de lo propuesto por él, otras propuestas de desarrollo de este canon del
testimonio, que se remontan en la historia de la literatura occidental, como ya lo
hemos dicho, a las Confesiones de San Agustín.
Miguel Barnet, escritor cubano, poeta, narrador, antropólogo e historiador se
cuenta entre las figuras más destacadas de la literatura cubana, que en 1966
publicó su obra Biografía de un cimarrón que no sólo fue muy bien recibida por la
crítica literaria de su país, sino por diversos sectores intelectuales en el mundo. De
entrada Graham Greene y Alejo Carpentier se mostraron deslumbrados por la
fuerza poética y el rigor científico de esta apuesta etnológica. Innumerables
estudios han sido adelantados sobre esta obra en todo el mundo, la cual ha sido
interpretada en teatro y ópera por diferentes artistas de Europa.
En 1963, Barnet conoció a Estaban Montejo, que en ese momento tenía 104 años,
y mediante su trabajo poético lo convirtió en un símbolo de la resistencia cultural y
ética de su país en el ámbito de la literatura universal. Para llegar a construir su
personaje, a partir de un modelo real, Miguel Barnet, no sólo tuvo que hacer gala
de su limpia y depurada técnica de investigador, que lo entrevistaba para extraer
de sus palabras la sabiduría esencial de sus vivencias y el acerbo de su cultura
étnica, sino de su intuición y paciencia para observar y escuchar las respuestas a
sus preguntas, formuladas con un horizonte claramente establecido que no
pretendía verdades absolutas, sino mantener abierto el diálogo.
La solidaridad humana que se practica entre investigador y entrevistado está muy
lejos de ser la relación entre científico y objeto de investigación y se convierte en
una relación de profunda amistad y colaboración entre etnólogo y sujeto
67
participante de la investigación que busca esclarecer una historia desde la palabra
viva encarnada en los recuerdos de un individuo.
Dice Rubén Zardoya, hablando de los aspectos formales, que son los que más
nos interesan en este apartado de antecedentes de la novela Sangre Ajena, dice
de Biografía de un Cimarrón que “No hay método de investigación más riguroso
que aquel que logra hacerse inmanente al automovimiento de su objeto, ni
pensamiento más libre que el que consigue identificarse con la necesidad de su
contenido” y agrega más adelante que la grandeza del espíritu creador de Barnet
radica en “callar y dejar que sea el objeto quien cuente su propia historia, se
trueque en sujeto, desenvuelva en sí mismo sus propias distinciones, haga de sí
mismo un libro”27, o se haga libro en la creación del poeta, diríamos nosotros,
porque en últimas es Barnet quien se entrega en la voz del otro.
En los casos que estamos reseñando como antecedentes formales encontramos
en común que siempre hay complicidad entre personaje o modelo a retratar, y
escritor. En este sentido, no sólo en este tipo de obras, que parten digamos de un
trabajo de campo o de una entrevista para construir un reportaje de largo aliento,
que son el producto de un extenso diálogo del autor con un personaje de la
realidad, al igual que con los personajes creados por la imaginación del poeta, esa
complicidad del escritor con el lector y con el personaje tiene que ser la piedra de
toque de cualquier obra.
27
ZARDOYA, Rubén. Cimarrón revisitado, [en línea]. 14 de abril de 2009. Disponible desde internet en: http://www.ohch.cu/noticias/info.php?id_noticia=20090414160944&cat=noticias
68
2.2 Antecedentes temáticos
El más temprano antecedente temático acerca del sicariato lo encontramos en la
película Rodrigo D de Víctor Gaviria. Esta película cuenta la historia de un joven
habitante de las comunas de Medellín que muere a los 17 años. La película
expone el ambiente en que se desarrolla la vida de los jóvenes y niños que se
rebuscan la sobrevivencia matando gente por una paga.
Son muchos los escritores y novelistas colombianos que se han ocupado del
tema de los asesinos asalariados desde diferentes perspectivas. Unos lo han
hecho ubicándolo como tema central de sus obras, otros porque las historias que
narran hacen parte de la época en que la mafia usa a los sicarios para cometer
sus crímenes. En muchos casos esos crímenes han sido grandes magnicidios
políticos patrocinados por narcotraficantes y avalados por políticos con mucho
poder y cercanas relaciones con paramilitares. Entre los que se han ocupado del
tema de los sicarios por tener relación con la historia que cuentan en sus libros
esta Héctor Abad Faciolince, Gabriel García Márquez y Gustavo Álvarez
Gardeazábal, entre muchos otros.
Entre muchos libros acerca del sicariato está el del caos que viven los niños y
jóvenes de las comunas de Medellín, donde se padece el drama de vivir en medio
de la miseria con la posibilidad de solucionar sus necesidades por el camino de la
violencia. Esto está claramente reflejado en la novela El pelaíto que no duró nada
(1991) de Víctor Gaviria.
También se ocupa del conflicto de los niños y jóvenes dentro del ambiente cultural
de la violencia armada en Colombia, el periodista y editor Fernando Gonzáles
Uribe en su libro Los niños de la guerra (2002), donde se ocupa del problema no
sólo en el ámbito urbano, sino de cómo el fenómeno abarca a los niños y jóvenes
fuera de las grandes ciudades de Colombia.
69
Otro trabajo literario acerca del tema es la novela Rosario tijeras (1999) de Jorge
Franco, en el cual desde el lenguaje de la niña que se convierte en mujer violada y
vengadora, se narra el ámbito de brutalidad en que vive Medellín, en uno de los
momentos más álgidos de la violencia generada por el narcotráfico que ha tenido
que padecer esa ciudad.
Rosario cuando es violada asume su venganza castrando con unas tijeras a su
violador, por esta acción empieza a relacionarse con jóvenes sicarios que la
inducen a participar en su trabajo. Rosario se convierte en una sicaria con ciertas
particularidades, ella mata como lo hacen los demás, pero también atrae a sus
víctimas y los seduce antes de actuar.
También el escritor antioqueño Fernando Vallejo se ha ocupado del tema en su
novela La virgen de los sicarios (1994). Para algunos críticos y estudiosos
colombianos este es el escritor que mejor representa la tendencia de lo que se ha
dado en llamar la novela sicaresca. En esta novela Fernando Vallejo construye un
personaje llamado Fernando, quien inicia una relación homosexual con un joven
sicario. Gran parte de la novela se desarrolla en las calles de Medellín, en las
cuales Fernando, un hombre de edad avanzada, acompaña al sicario y cuenta las
víctimas a las que este dispara. Todo el tiempo están caminando o montados en
un taxi, o viajando en buseta para visitar templos católicos, finalmente a Fernando
le matan su amante y poco después se convierte en el compañero de su asesino,
pero cuando descubre que está viviendo con el culpable piensa en matarlo y no es
capaz, por lo tanto decide perdonarlo y viajar a otra parte con él, lo cual no logra,
ya que este joven también es asesinado, Fernando termina solo.
Esta novela de Fernando Vallejo, y otras que directa o indirectamente se han
referido al tema de lo que viene sucediendo en Colombia a partir de la década de
los ochenta, son analizadas por algunos críticos de literatura como la novela
colombiana contemporánea. De la misma manera Fredy Leonardo Reyes, se
70
ocupa de la literatura sobre sicarios en su trabajo titulado Panorama de las
novelas del Sicariato 1980-2005 28 donde define etimológicamente al sicario desde
el latín sicarius que significa asesino asalariado en el lenguaje de hoy.
Reyes refiere cómo desde el asesinato de Rodrigo Lara Bonilla en 1984, el
imaginario relaciona al sicario con niños y adolescentes que son puestos al
servicio de bandas delictivas, y relaciona al respecto un sinnúmero de estudios y
novelas donde el sicariato es el tema central. Este autor define tres categorías de
este fenómeno social:
En la primera ubica las novelas y relatos que dan cuenta del inicio del fenómeno
del narcotráfico y el sicariato, destacándose La mala hierba (1981) de Juan
Gossain, Tuyo es mi corazón (1984) y El cielo que perdimos (1990) de Juan José
Hoyos, y La mirada de los condenados (2003) de James Valderrama y Oscar
Osorio.
En la segunda ubica a los autores que centran su mirada en la figura del sicario y
su reconocimiento como sujeto social, abordando el sicariato como una actividad
más del complejo entramado que encierra el crimen organizado, con los libros No
nacimos pa’ semilla (1990) de Alonso Salazar , El pelaíto que no duró nada
(1991) del cineasta Víctor Gaviria, La virgen de los sicarios (1994) de Fernando
Vallejo, Morir con papá (1997) de Óscar Collazos, Rosario Tijeras (1999) de Jorge
Franco Ramos y Sangre ajena (2000) de Arturo Alape.
En la tercera las novelas se centran en el tema del narcotráfico y su injerencia en
la sociedad colombiana con las novelas Hijos de la nieve (2000) de José Libardo
28 REYES, Fredy Leonardo. Panorama de las novelas del Sicariato 1980-2005. En: Revista Hojas
universitarias. Bogotá. N° 59 (abril de 2007); p.189-194
71
Porras, Comandante paraíso (2002) de Gustavo Álvarez Gardeazábal y
Testamento de un hombre de negocios (2004) de Luis Fayad.
2.2.1 Víctor Gaviria - Alonso Salazar: similitudes y diferencias con la obra
que nos ocupa.
Con el propósito de analizar un poco acerca de cómo están construidas dos obras
que anteceden Sangre Ajena de Arturo Alape abordaremos dentro de este corpus
las obras El pelaito que no duró nada de Víctor Gaviria y No nacimos pa`semilla
de Alonso Salazar, porque nos parece importante destacar aquellos aspectos que
tienen en común al igual que las diferencias de dichas obras pertenecientes a la
sicaresca colombiana como ha sido llamado este género, donde se plasma este
conflicto social que aqueja nuestro país. Nos parece pertinente también mirar lo
que nos ofrece cada uno con su investigación acerca del tema, ver qué nos cuenta
y cómo nos lo cuenta.
En el caso de Gaviria vemos cómo, al igual que en Alape, aparece el concepto de
hermanos, dos jóvenes que desde pequeños todo lo compartían, uno de los
hermanos muere y es el mayor, Wilfer, quien da cuenta con su relato de todo lo
sucedido, de toda la aventura vivida en ese mundo de la muerte.
Wilfer cuenta con sus palabras de una manera tal que no se percibe en su relato la
intervención del autor. Su argumento no está mediado por una elaboración
estética del lenguaje y por lo tanto se torna redundante al querernos referir algo:
“…Un día se enterró una aguja en el pie. Estaba mariquiando en la cama y se tira
desde el chifonier y cae en la cama, y en la cama había una aguja que había
dejado mi mamá después de coser.”29
29
GAVIRIA, Víctor. El pelaíto que no duró nada. Bogotá: Planeta Colombia Editorial, 1991. p 11.
72
Contrario a Gaviria, Alape consigue darle una expresión poética al relato de
Ramón Chatarra. En su trabajo encontramos un amplio imaginario, una narración
cargada de un rico simbolismo, donde se intercalan estéticamente aspectos
antropológicos que permiten ser analizados desde diferentes perspectivas por
todo tipo de lectores.
En el Pelaíto que no duró nada se cuenta acerca de un padre que nunca corrigió a
sus hijos, los muchachos no tuvieron quien los disciplinara y a causa de esta falta
de autoridad toman el camino más corto, el atajo, para alcanzar lo que quieren
adquirir. Víctor Gaviria en su trabajo no nos adentra en cómo era el núcleo familiar
sino que de una manera muy rápida nos introduce en el mundo de los jóvenes
consumiendo marihuana, parados en las esquinas, con el pelo largo, planeando
sus trabajos. Por el contrario, en Sangre Ajena se nos presenta la raíz del
problema, Alape nos hace sentir y respirar la pobreza, el ambiente familiar, la
miseria en que vivían los muchachos que un día partieron hacia Medellín en busca
de un nuevo mundo.
Gaviria nos va mostrando cómo los jóvenes empiezan por cosas aparentemente
sin importancia como comercializar droga. Vemos cómo empiezan a conseguir las
armas, atracan a las personas, se ve el problema como un modo de diversión para
los jóvenes, tanto la vida como la muerte parece que no significara nada, aquí se
mata porque sí y porque no.
En este relato quien más muertos tenga encima, como lo llaman ellos, es quien
tiene el poder, su herramienta de trabajo es el revólver, matan para ser temidos,
para ganar reconocimiento, no hay necesidad de matar, pero según lo deja ver el
autor, la muerte violenta se ha convertido en una cultura, en una forma de
solucionar cualquier problema por pequeño que parezca.
73
En el trabajo de Gaviria no aparece el sicariato como profesión, como opción de
vida. En el de Alape vemos como es remunerado con dinero el hecho de quitarle
la vida a otro. En Sangre Ajena no se puede andar por ahí matando por cualquier
cosa, el sicariato va adquiriendo estatus, pagan por su práctica, se vuelve una
profesión.
Un aspecto que también tienen en común los trabajos investigativos de los dos
autores es que muestran cómo la pobreza genera promiscuidad. Estos personajes
dormían casi todos en una misma cama, Wilfer nos dice que eran muy pobres,
Ramón Chatarra también lo hace pero de una manera más elegante, más estética.
Nos referencia cómo en ese cuarto, donde vivía con todo el resto de su familia, se
sentían como enfrascados, como enlatados. Cuanta como tenía que vivir
respirando el tufo de su padre y el olor a basura de su madre.
Es interesante analizar también los juegos de niños, cómo se desarrolla su
infancia, su infancia antes de matar, porque cuando se vuelven matones aún no
salen de la niñez. Gaviria nos muestra unos personajes pobres, pero con algunas
comodidades. Estos niños juegan con soldaditos, juegan a la guerra, pensando
siempre en pistolas, en muertos; mientras que en Alape, Nelson y Ramón no
tienen esos recursos, sólo que tienen más imaginación, y esto se aprecia por la
estructura poética en que ha sido concebida la obra. Los niños de Sangre ajena
juegan a que el uno es tapete y el otro vuela sobre él por la habitación. Otras
veces se disfrazan de lámpara o de mesa de comedor, o de armario. Los niños de
Alape están cargados de inocencia, la cual pierden al trasladarse a Medellín.
Mientras que los de Gaviria crecen allí en ese medio violento, por lo tanto los
juegos con la muerte son iniciáticos.
En el mismo relato recogido por Víctor Gaviria notamos cómo los jóvenes cogen
cancha de una, entran a volar de una, sin pista, como lo dicen ellos, mientras que
en Alape hay un paso por la escuela de sicarios, los preparan, les celebran sus
74
logros porque se gradúan en una profesión, adquieren ante su patrón una
responsabilidad, hay mucho dinero de por medio en la empresa que los prepara y
para la que van a laborar.
Gaviria nos muestra unos muchachos que al igual que los de Alape consumen
drogas, tienen sus viajes, sus trabas, pero su descripción es muy simple, Alape en
cambio embellece su narración, poetiza, nos sumerge en ese mundo de
alucinaciones que tiene Nelson cuando consume bazuco y sentimos que la muerte
viene por él.
Los dos autores dan cuenta de la “buena vida” que se dan los muchachos en ese
medio, la ropa, las fiestas, los regalos; hablan del derroche de dinero, de cómo en
una noche pueden gastar desmesuradamente más de lo que consiguen con sus
trabajos.
En las dos obras aparece el viaje como estereotipo narrativo, en Sangre Ajena los
niños viajan huyendo a la miseria, buscando libertad, aventura, otra forma de vida,
en el Pelaito que no duró nada, Fáber viaja a Bogotá y a Cúcuta escapando de la
muerte.
Arturo Alape consigue evidenciar el sicariato como una profesión ya instaurada,
mientras que Víctor Gaviria evidencia cómo los jóvenes la descubren, el joven
Fáber se siente muy bien cuando es contratado para matar a otra persona,
entiende que esto representa buen dinero; la mala suerte para él llega cuando no
resulta a quien robar o a quien matar.
El trabajo de Arturo Alape es asumido cuando el problema del sicariato ha
madurado, en Gaviria los jóvenes se matan por ajuste de cuentas y por
venganzas; Alape nos evidencia que ya los jóvenes son el instrumento de otras
personas, son los obreros, es decir, son la mano de obra contratada para matar,
75
existe un ajuste de cuentas pero entre otros, entre los patrones, sentimos o
percibimos en Sangre Ajena al sicario como una persona con sentimientos, una
persona común y corriente que hace parte del conflicto que vive la sociedad que
lo empuja a actuar de esta manera.
En el trabajo realizado por Alonso Salazar, autor de no nacimos pa´semilla, es
importante tener en cuenta el texto reflexivo y pedagógico que aparece antes de
las diferentes narraciones que nos entrega, este texto nos invita a tomar
conciencia, y a asumir el compromiso de hacer aportes para una posible solución
al conflicto. A diferencia de Víctor Gaviria y Arturo Alape, el libro de Salazar, en
su prólogo, nos adentra en la historia, nos dice cómo ha sido, de qué manera la
muerte empezó a ser un negocio lucrativo para los propietarios.
Al respecto de esta obra de Salazar, Camilo Borrero nos dice:
La obra de Alonso Salazar nos presenta en forma comprehensiva el fenómeno de la cultura de las bandas juveniles de las comunas nororientales medellinenses sin caer en los extremos anotados. Y para hacerlo, escoge una vía novedosa: Rescatar las versiones de los protagonistas.
No se trata únicamente de oír a los jóvenes que han hecho de la muerte su negocio. El libro nos trae también los relatos de madres, amigos, enemigos, activistas barriales, sacerdotes. De esta manera se traza un complejo y contradictorio mapa que determina la creación y valoración social del sicario.30
Sin restarle importancia al trabajo de Salazar, que es un gran aporte, ya que como
se menciona antes, recoge diferentes versiones, se destaca en Alape que con sólo
un relato, el de Ramón Chatarra, logra mostrarnos la pobreza, la violencia, la
30
SALAZAR, Alonso. No Nacimos Pa´Semilla : la cultura de las bandas. Bogotá: Cinep- Corporación Región, 1990
76
moral del sicario y su transformación, de la misma manera que nos muestra cómo
repercuten todos estos aspectos en el conflicto social del país.
En el prólogo del libro de Alonso Salazar se dice también que No nacimos
pa`semilla es la constatación de nuestros vacíos como comunidad humana: la
insolidaridad, la dificultad para encontrar valores comunes, la confusión moral a
que lleva el lucro como sentido último de la existencia; pero Arturo Alape nos deja
ver la trascendencia del hombre que se busca en su memoria y deja atrás ese
mundo sin sentido.
Debe reconocerse, y Salazar lo hace, que las estadísticas sobre el sicariato no
mienten, pero no logran aún decir lo que pasa en la ciudad de Medellín. Esto es
muy importante, porque demuestra que sólo con trabajos investigativos como los
de estos autores se logra entender lo que en realidad está sucediendo.
El trabajo de Salazar está basado en relatos de los protagonistas, su libro está
hecho a base de entrevistas recogidas entre 1989 y 1990. Este selecciona las más
representativas, en las cuales conserva el lenguaje original de los jóvenes en el
cual sólo interviene para dar coherencia y fluidez mientras que Alape le da un
tratamiento estético al relato, va más allá de construir una historia literaria, nos
ubica en un momento de la historia dejando ver en ella el símbolo del constante
desarrollo del ser.
Los aspectos, que encontramos, en común entre Gaviria, Salazar y Alape, se
hallan en el medio en el cual investigaron: la miseria, la carencia de oportunidades
y la falta de formación. En No nacimos pa`semilla se nos muestra a un padre poco
ejemplar, adicto a las drogas, lo cual puede dar origen al problema de la
delincuencia, del sicariato, un problema generacional, que deja ver sus raíces en
la crisis por la que atraviesa esa primera institución socializadora que es la
familia.
77
Al igual que en la obra de Gaviria, Alonso Salazar nos muestra jóvenes que matan
por cualquier cosa, por la aspiración de tener poder, por asumir el mando y por
adquirir reconocimiento ante los demás. De una manera directa se nos cuenta
cómo los jóvenes van cogiendo ese camino porque estudiando o trabajando no
consiguen nada de lo que son sus aspiraciones. Sangre Ajena no cuenta esto con
la crudeza del científico de esta especie, sino que lo documenta poeticamente; el
lector lo vive, Arturo Alape nos hace palpar y sentir el ambiente cultural de ese
momento de la historia, nos representa y nos pinta con sus letras un medio social
descompuesto que finalmente es el culpable de empujar a los niños a la calle.
El valor tan grande que se le da a las armas en este medio social lo evidencian los
tres escritores, hay que matar por ellas, porque son la herramienta, porque
amparan, el arma es lo que en un momento le da la vida y la gloria a los sicarios,
pero a su vez se las quita.
El texto de Alonso Salazar adquiere el carácter de denuncia, pues según lo
leemos en él, la misma autoridad militar les provee las granadas, Mini-uzi, pistolas
y changones. Igualmente nos permite ver cómo los policías de tránsito les facilitan
la legalización de las motos robadas; también podemos analizar entre otros
aspectos la corrupción política y la traición, cuando nos deja ver cómo diversos
grupos se mandan a matar entre ellos.
Salazar nos aporta unos referentes históricos acerca de los antecedentes de
nuestra violencia actual, en sus páginas nos hace hincapié sobre la desintegración
familiar, núcleos con un padre que no trabaja, una madre que toma el papel de
cabeza de hogar, unos niños que quedan solos con toda libertad para empezar a
tomar otros caminos.
No nacimos pa`semilla nos evidencia unos desplazados por la violencia, Sangre
Ajena, nos deja ver además los desplazados por la pobreza. En lo que cuenta
78
Salazar la guerra entre partidos también es la culpable de generar odio en las
personas, que aunque siendo buenas se les daña el corazón a causa de las
pérdidas en vidas humanas y medios de producción que ha dejado esta guerra
interna. Este relato nos va mostrando al sicario como a un animal, como una plaga
que azota la comunidad, por eso en el barrio la misma gente decide hacer justicia,
decide limpiar las calles que son dominadas por los jóvenes sicarios. En el libro
empezamos a ver a toda una comunidad cansada y golpeada por la violencia, por
los abusos de los sicarios que tomaron el poder en estos barrios.
El conflicto con los jóvenes se vuelve tan grave porque la policía corrupta coopera
con ellos. Por este camino surge la modalidad de los llamados grupos de limpieza.
Pero ahí no termina todo, de esta misma autodefensa, de estos mismos
encapuchados que inicialmente defienden el barrio salen más sicarios y todo se va
volviendo un círculo vicioso, los jóvenes matones son animalizados, se ven como
unas bestias. Arturo Alape en Sangre Ajena, por el contrario los rescata, les da
una imagen muy diferente, nos muestra el sicariato en una etapa más madura,
más cruel y desconsoladora.
Las diferentes connotaciones que va tomando el sicario son evidenciadas en No
nacimos pa`semilla, primero este es visto como un animal, en otros casos es visto
como un salvador, la sociedad parece ser cómplice, el sicario es malo cuando
atenta contra la comunidad pero es un héroe cuando mata a otros para
defenderla. Esto nos permite analizar cómo cada uno de estos tres autores con su
trabajo logra que al leer nos demos cuenta que a lo largo de nuestra historia de
violencia van quedando las secuelas reflejadas en el sicariato. Una sociedad
enferma que en Gaviria y Salazar soluciona cualquier problema matando, pero en
Alape se palpa algo más profundo, la miseria creciente no es un problema
cualquiera, si en los otros dos autores la pobreza fue uno de los factores que
influyeron en la degradación de los jóvenes, en Alape podríamos decir que fue el
factor principal.
79
3. APLICACIÓN DE LA TEORÍA DE GADAMER A LA NOVELA SANGRE
AJENA DE ARTURO ALAPE.
Gadamer plantea una propuesta investigativa basada en el diálogo como modelo,
en la participación de los sujetos que deben ser integrados a la investigación. No
es posible desarrollar el conocimiento en torno a los seres humanos si no hay un
diálogo participativo que gire alrededor de lo que se pretende conocer. Sin la
participación y el diálogo no es posible conocer el contenido o la falta de contenido
de una teoría dentro de las llamadas ciencias del espíritu. Sólo allí podría ser
expuesto el verdadero criterio con el cual se adelanta la investigación. El modelo
del diálogo, según Gadamer, puede aclarar la estructura de esta forma de
participación del sujeto investigado o de la comunidad donde se lleva a cabo la
aplicación de una teoría de la investigación en el campo de las ciencias humanas
o sociales: “Porque el diálogo se caracteriza también por el hecho de no ser el
individuo aislado el que conoce y afirma, el que domina una realidad, sino que
esto se produce por la participación común en la verdad”31
Sólo a través del lenguaje logró Arturo Alape un acercamiento a los jóvenes de
Ciudad Bolívar, quienes inicialmente se muestran, ante el investigador,
desconfiados y agresivos, pues ese es su comportamiento con las personas que
llegan a su territorio. Territorio que ha sido mostrado a través de los medios
masivos como un nido de delincuentes, como un reducto de hampones donde sólo
impera la ley del mal. La experiencia les ha mostrado que mucha gente va a
verlos como si se tratara de animales raros o plantas exóticas que deben ser
estudiadas. Ello ha hecho que la mentalidad de los jóvenes de Ciudad Bolívar en
Bogotá mire a los extraños, cuando llegan a buscar información, como los
responsables de su imagen degradante y deshumanizadora. La vida les ha ido
enseñando a tomar sus medidas. Alape comprende que su lenguaje es la
respuesta a la violencia sistemática del Estado. Así aprendió: 31
GADAMER, Op. cit., p. 313
80
Que debía realizar un proceso distinto, de acercamiento a los jóvenes, que debía usar una costumbre que en Colombia no es usual. Escuchar al otro, conocer su voz y a través de su voz conocer sus pensamientos y sus instancias íntimas, su manera de actuar. En Colombia, el origen y razones desde el punto de vista sociológico del conflicto armado, en su raíz histórica se define en que el otro no existe. El otro es alguien que camina con una figura prestada pero es un hombre invisible que no piensa: Ese hombre invisible, sólo sirve para darle una patada en el culo. ¿Por qué debo escucharlo y visualizarlo? ¿Por qué debo escuchar a un hombre que no piensa y si no piensa es porque no existe y si existe es para borrarlo de la faz de la tierra?
Es un comportamiento que se ha socializado muchísimo y hace parte de la mentalidad que ha desarrollado el ejercicio de la violencia, en todas sus fases. Es un ejercicio autoritario del poder político, de las clases políticas, de los diversos actores armados. El otro existe para matarlo o secuestrarlo, el otro no existe para escuchar de él lo que piensa. Somos un país de sordos armados hasta los dientes, con una mentalidad que piensa que el mundo gira alrededor de nuestros pies, y sólo debemos en nuestra perturbadora soledad, escuchar el hermoso sonido de nuestras palabras32.
Es en este ambiente donde Arturo Alape descubre el modelo a partir del cual
construye su personaje, el modelo para su retrato del niño sicario habitante de
Ciudad Bolívar. Un mundo y una mentalidad creados por el lenguaje del poder, por
el lenguaje de la dominación que se impone en sus orígenes de una manera
directa a través de la palabra que manda, del lenguaje que ordena. Pero ante todo
por la imposición de una ideología que se pone al mando y educa en la
obediencia. Un aparato ideológico que como la ideología eclesiástica se pone al
servicio del poder ideológico de los que tienen el palo y el mando para imponerse
por medio de sus ideas. Pero también apuntando y matando con sus armas.
Ese poder que desconoce al indio como ser humano y lo somete a trabajos
forzados, tratándolo como a un animal o cosa. Si se le desconoce como ser
humano se está negando que tenga un pensamiento y unas ideas que expresa a
32
ENTREVISTA con Peter Faecke. Viaje forzado. Colonia (Koeln), Diciembre de 2001.
81
través del lenguaje, de su lenguaje. Al indígena y posteriormente al negro
latinoamericano que fue secuestrado y arrancado de su África natal y traído a
América como esclavo se le obliga por medios brutales a callar su lengua, a no
comunicar su pensamiento a través de un lenguaje propio, a no comunicarse sino
a recibir órdenes. Nada podía ser objetado, nada podía ser comunicado en lengua
nativa, el ritual y el diálogo con el otro es vigilado y perseguido por quienes se
imponen con su lenguaje en la lengua de los dominadores.
De esta manera en trescientos años de dominación española y doscientos de
sometimiento por la clase dominante en estos países colonizados se va
imponiendo esa mentalidad de la que Arturo Alape da cuenta en su declaración,
ese comportamiento que hace parte de la mentalidad que ha desarrollado el
ejercicio de la violencia.
3.1 Alape construye su personaje por medio del diálogo
Es desde el ejercicio del lenguaje del diálogo, del lenguaje que provoca al otro a
decir su palabra, desde su paciencia para escuchar el pensamiento que el otro
convierte en su propio lenguaje con palabras propias y el respeto por la palabra
del que es diferente, que Alape va pintando con palabras el fondo y la figura de su
protagonista de cuerpo cuadrado y pelo de puerco espín. Es desde esta
perspectiva del respeto por la diferencia que fue dotando su palabra con el
lenguaje de la poesía de su creador. Un lenguaje donde la distancia es una
serpiente que se estira y se alarga en las curvas de una carretera. Un lenguaje
con el cual va reconstruyendo la memoria de un momento estelar en la historia del
país contada desde la voz de un joven de 19 años. Un hombre que siendo niño
emprende la aventura de vivir y aprender en el lenguaje de la calle. Un niño que a
los nueve años realiza, a pie, un viaje crucial. Viaje que se convierte en una
aventura que dura cuatro años, durante los cuales se convierte tempranamente en
adulto. Dicha travesía le permite construir una visión de la vida y de la muerte.
82
Ramón a los nueve años mira de frente los ojos de la muerte encarnada en el
veneno de una tarántula.
El mundo se va creando en la mente de Ramón Chatarra a través del lenguaje y
su pensamiento se va construyendo como creación de un ser de lenguaje que es
el novelista que le da vida a través de la palabra poética, se va convirtiendo en el
ser que habla porque su creador es el lenguaje que lo conforma, y como ser de
lenguaje va adquiriendo todas las características de que está dotado el ser
humano. Un ser de lenguaje dotado de pensamiento y de palabra.
Ramón Chatarra como pensamiento de su creador hecho materia, es también
lenguaje. Sólo quería hablar con sus palabras. Lenguaje que dice su palabra, que
habla en las palabras de los seres que le dieron origen, de ese ser colectivo de
donde emerge como una representación, como un retrato que representa un
momento de la historia. Ese momento en que el poder del dinero permite crear
escuelas de niños sicarios al servicio del más grande capo del narcotráfico y
expandir esta práctica corrupta y corruptora por todo el país narcotizado por el olor
del dinero que adquiere carta de ciudadanía como un dios que todo lo puede.
En este ambiente histórico Alape dota de vida propia al personaje de su novela. Lo
convierte en un Golem. Pero un Golem dotado de pensamiento propio que articula
la palabra poética a su propio lenguaje, a la memoria con que construye y dice sus
pensamientos. Si el creador del personaje cuando lo dota de vida propia, a través
del lenguaje, no le diera también la aptitud de pensar a plenitud como un ser
humano, este sería un ser manejable, un ser controlado desde el lenguaje de su
creador, desde su configuración. Así, como un programa de computador, sólo
actuaría bajo el control absoluto de quien lo genera, desde la escritura de su
destino trazada de antemano.
83
Pero al dotarlo de pensamiento y lenguaje le da la posibilidad de actuar dentro de
un rango de libertad en el cual la palabra tiene una cierta prioridad sobre la
racionalidad pensante del ser y es esto lo que hace que el personaje literario sea
más atractivo que el modelo de donde Alape parte para construir su retrato.
Comprendemos que es el espacio y el ambiente real donde se ubica al personaje
lo que le da autenticidad al ser creado, al ser de lenguaje que es Ramón
Chatarra.
Es la construcción de un espacio por donde se mueve el personaje desde sus
primeras jugadas, cuando apenas contaba con seis años, y las personas que
empiezan a rodearlo, lo que empieza a darle a este una movilidad de conjunto
dentro del entorno de una materialidad y un conglomerado de seres que piensan
de manera diferente a él o con los que tiene algunos puntos de identidad. De esta
manera vamos viendo cómo la novela es construida en la conjunción de diversos
pensamientos que se juntan y combinan en el lenguaje, desde la perspectiva
histórica del conocimiento que confluye en el autor que la crea. Sangre ajena es
una novela hecha de la palabra oída en el diálogo, de la palabra que es en
realidad palabra del pensamiento, pensamiento que se articula y expresa en el
lenguaje.
3.2 Historia a través de la narrativa de Alape
Son estas características de la escritura con que Arturo Alape construye sus
metáforas de la violencia para contarnos la historia de Colombia a través del arte
de su narrativa, sus pinturas y sus poemas, las que nos permiten asumir la
hermenéutica del lenguaje de Gadamer para reunir desde sus hilos temáticos los
indicios que nos llevan a elaborar la pregunta por la emergencia de ese ser que es
el sicario en la novela Sangre ajena y a comprender este ser histórico solamente
desde una interpretación de la historia de Colombia como un país perteneciente al
conjunto de países latinoamericanos que tienen unos aspectos comunes en su
84
transcurrir como países dominados, como países oprimidos por otros que tienen
un mayor avance en su tecnología de guerra y destrucción.
Es esto lo que nos permite equiparar el personaje a esos seres divinos creados
por la fortaleza del lenguaje poético, seres que se vuelven creíbles por la tradición
del rito que se impone como parte de la cultura de los pueblos. Y es de esta
manera que la tradición literaria, desde los tiempos que antecedieron a Homero,
viene hoy a ser resignificada por la hermenéutica del lenguaje que nos propone
Gadamer al anunciarnos el fenómeno hermenéutico como mensajero del
pensamiento, como mensajero de la historia de ese pensamiento que se convierte
en materia y en práctica del desarrollo de conocimiento científico, en trayecto
antropológico del arte y de la ciencia que podemos conocer por el desarrollo que
el hombre ha hecho del lenguaje con que se relaciona con el mundo desde que
construye sus primeras herramientas rudimentarias para transformar la naturaleza,
el entorno y el universo que habita en el pensamiento de cada ser humano.
Con la teoría que nos propone Gadamer en Verdad y Método podemos
sumergirnos en las profundidades del inconsciente colectivo para entender cómo
las fuerzas que dominan la historia del desarrollo humano van determinando unos
comportamientos que proporcionan al hombre un conocimiento y unas prácticas
de sobrevivencia aprendidas de la naturaleza en su desarrollo constante y en el de
su intervención por el hombre. Desarrollo que lo lleva a observar la acción
instintiva de conservación en los animales, y que desde sus reflexiones algunos
pensadores y científicos han adaptado al comportamiento humano como prácticas
sociales que deben ser asimiladas desde la memoria colectiva o como dirían
algunos seguidores de Jung, como inconsciente colectivo que se simboliza en el
hilo de la madeja histórica, o que según el mito griego nos permite entrar y salir del
laberinto sin que el monstruo que encierra nos devore, de la misma manera que el
monstruo de la violencia devora a la juventud que habita en las fortalezas de la
miseria que crea la opulencia moderna.
85
Es desde esta perspectiva relacionante entre consciente e inconsciente colectivo
que anida el pensamiento humano desde tiempos ancestrales, batiéndose a duelo
entre caballos y cocodrilos hambrientos, en cloacas de placer y deseos ocultos
que nos convierten en bestias o en menos que piedras laceradas entre la basura y
la sangre que proponemos la comprensión del párrafo de Sangre Ajena que
transcribimos a continuación:
Yo soy el mismo por dentro que por fuera, piel de caballo arrecho, piel de cocodrilo hambriento a la espera de una suculenta víctima, una tarde de calor que ha convertido los pensamientos en cloaca de placer y deseos ocultos. En este instante, quiero volver a escucharme en la voz de los recuerdos, reconocerme como soy antes de que pueda caer en el abismo de mi propia desfiguración en la memoria aún fresca. Lo digo porque la vida nos tiró como piedra certera lanzada por una cauchera, hacia la basura y la sangre. Nada nos detuvo, nada sirvió de muro de contención a aquella avalancha que ha sido la vida de pronto feliz, quizá también turbia, gris y triste. Cada quien tiene su línea de la vida trazada con tiza blanca en un puto tablero negro. Otros hombres la trazan, lo mismo que los acontecimientos que le llegan a uno como montones de mierda caídos del cielo y uno simplemente se involucra en ellos como perro faldero, que lame la leche en la mano de cualquiera. Uno de niño es insecto volador que alguien puede bajar de su vuelo, aterrizarlo y ponerlo a caminar sobre la tierra: una canica que rueda y rueda empujada por cualquiera y el niño metido en la bola de cristal girando a oscuras, dando vueltas con lo que será su vida en el futuro33.
Es desde esta perspectiva que la interpretación nos permite entender y explicar
el lenguaje como mediador entre el pensamiento y el mundo, nos permite conocer
e interpretar los fenómenos de la realidad propia y la de los otros, conocer el
mundo que nos rodea y desarrollar ese conocimiento ampliándolo desde la
imaginación creadora del artista que nos abre el camino para viajar a mundos
desconocidos que hacen parte de la realidad que nos rodea y que no logramos ver
desde la mirada cotidiana que nos ha impuesto la Ilustración en los últimos
doscientos años de desarrollo del capitalismo. Comprender el acto de dar sentido,
33
ALAPE, Arturo. Sangre ajena. Bogotá: Edición Seix Barral Biblioteca Breve, 2000. P.17
86
o de descifrar el sentido mediante la fuerza expresiva del lenguaje nos permite
también asumir nuestra conciencia histórica en todo su dinamismo.
3.3 El lenguaje crea al hombre
Si el lenguaje es el que crea al hombre, puesto que es a través del lenguaje que el
hombre tiene mundo, ante un mundo desarticulado en sus valores éticos, la
expresión del estado del poeta da cuenta de esa desarticulación a través del
lenguaje en que refiere o expresa lo que encuentra en el mundo. El poeta ante
esta realidad del mundo transforma el lenguaje y a su vez con ese lenguaje
transformado construye su propio universo a su antojo y capricho, obedeciendo a
su intención. Estamos ante una poética en la que las palabras pierden su sentido
normal y adquieren una carga de significado afectiva, de sentido especial que
debe ser interpretado constantemente con base al contexto. En Alape la palabra
se rehace en función del sentimiento, en función del sentido que da a su narración.
Hay un dolor profundo en el personaje, dolor por el ser ido, ese dolor y ese vacío
de no ser ya la sombra que acompaña a su hermano muerto y esa presencia
constante de la mirada de la muerte es un elemento que domina el tono de la obra
y también al lenguaje que la constituye y en el cual se expresa Ramón Chatarra.
La novela refiere el diálogo en el cual un reciclador experto desde muy niño en la
chatarra cuenta al escritor que lo entrevista su testimonio de vida. Testimonio que
recoge la existencia de este desde sus seis años a los diecinueve, pero que se
centra en los 4 años que van desde los nueve a los trece, transcurso de tiempo en
el cual este realiza un viaje (digamos que al estilo de Ulises o de Juan Preciado) y
se encuentra con el mundo que soñó de acuerdo al ideal en que ha sido formado
por los medios masivos de difusión de modelos de vida insertos en el consumo y
la adquisición de dinero fácil. Es sólo ir a la institución bancaria publicitada en el
comercial y solicitar un préstamo. Fácil, es solo tener un arma y disparar al que su
patrón o cliente diga. Muy fácil, pero como vemos en la novela esto acorta la vida,
87
la hace muy breve. La vida del sicario no es así de fácil como la venden los
medios de difusión, su cuento es pura basura ideológica, el lenguaje transmitido
allí crea otra clase de hombres.
3.4 Lenguaje variable
Gadamer plantea de qué manera la comunicación entre los animales, a través de
signos fijos, difiere totalmente del lenguaje humano, el cual está dotado de signos
variables; “variables no sólo en el sentido de haber diversos idiomas, sino de que
en una misma lengua las mismas expresiones pueden significar cosas diversas y
diversas expresiones pueden significar lo mismo”34.
Según él lo dice el lenguaje es variable en el tiempo. Históricamente las palabras
van mutando su significado, los conceptos adquieren historia por la manera en que
sirven en cada momento del transcurrir humano para designar algo diferente
según el acomodo o adecuación que el pensamiento haga de las palabras que
conforman el lenguaje. Fue, así supuso la ilustración, un gran avance el buscar el
origen del lenguaje en la naturaleza del hombre, como si el hombre fuera una cosa
dotada de naturaleza, una cosa que tiene su propio lenguaje y no un ser dotado de
pensamiento, no un ser surgido de la naturaleza y evolucionado, dotado de
conciencia histórica en el curso de su recorrido antropológico.
Desde la primera página de la novela el narrador personaje nos pone sobre aviso
acerca del valor de las palabras en su realidad “no estoy hablando de
arrepentimiento en este instante en que trato de prender una llama a mis
recuerdos. El arrepentimiento y la culpa son pura mierda”35. De entrada niega que
el tema central sea el arrepentimiento y luego desarticula el concepto de
arrepentimiento uniéndolo a la culpa y convirtiéndolo de concepto escolástico con
34
GADAMER, Hans-Georg. Verdad y Método II. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1992. P. 146 35
ALAPE, Op. cit., p 13
88
una larga tradición, en materia, materia fecal que se convierte en lodo putrefacto
en el cual uno se va hundiendo hasta ahogarse y dejar de respirar y perder la
fuerza de vivir. La culpa y el arrepentimiento no suman energía vital, sino que
restan fuerza de vivir al individuo, como se dice en el lenguaje cotidiano lo
desmoralizan, le bajan el ánimo al piso.
Lo que si importa aquí, en la línea temática de la obra, es la llama que el
personaje trata de prender a los recuerdos, porque estos son los que van a
permitir la construcción de la novela desde la palabra conjugada, desde el
lenguaje que se articula a la historia. La culpa no tiene ninguna razón de ser, el
narrador personaje tiene la medida de su historia en la grandeza de su
gestualidad, en la fuerza de su palabra, en el vigor del lenguaje que lo constituye
como síntesis humana.
Esto le permite sondear y revivir recuerdos, que lo convierten en eje de la
narración, que inevitablemente llevan a la construcción verbal de la historia. Un
lenguaje que con su timbre y sus características puede ser la voz propia y la de los
otros en la reconstrucción de la historia. Su sentido profundo de la observación y
su aguda sensibilidad de poeta hacen de él un narrador-personaje directo y
omnipresente. Es un hombre cuya vida ha perdido la inocencia de los recuerdos,
hablar consigo mismo revivía ese conflicto. La fuerza del lenguaje poético hace
que brillen los ojos del personaje cuando habla y que por tanto sea convincente en
lo que dice como verdad de lo acontecido, con la docilidad de sus dedos asociado
a la agilidad de su cerebro, cuando habla en otra parte de la novela de su relación
afectiva con las armas.
Este planteamiento nos sirve para demostrar de qué manera tenemos una visión
de mundo como seres humanos porque tenemos lenguaje. Y Ramón nos lo viene
a confirmar cuando realiza esa relación entre los dedos de la mano y el desarrollo
del cerebro en los seres humanos. Planteamiento que, desde nuestra perspectiva
89
interpretativa, se constituye en continuidad de lo planteado por Federico Engels en
su texto El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre, donde dice
que el desarrollo de la mano va profundamente ligado al desarrollo del cerebro, y
el desarrollo del lenguaje, dice en otra parte de ese mismo texto, se da por esa
necesidad que el hombre tiene de comunicarse con sus semejantes desde el
momento mismo en que emerge entre los antropoides.
Tenemos mundo, porque lo hemos construido, lo hemos adoptado en nuestro
pensamiento, lo hemos adaptado a nuestros deseos, lo hemos acomodado a las
necesidades. Hemos adecuado el universo a nuestro pensamiento a través del
lenguaje, de la misma manera que hemos adecuado el lenguaje para convertir
categorías impuestas por una tradición teológica como la culpa y el
arrepentimiento en pura mierda. Vemos entonces cómo el lenguaje humano no es
unívoco sino heterogéneo, no se empoza en un círculo vicioso, sino que se bifurca
hacia el infinito. Se expande en la espiral creadora del poeta que es Arturo Alape,
es contradicción entre lo infinito del conocimiento y lo finito del que conoce cuando
crea el personaje para dar cuenta de una investigación, acerca de los jóvenes, en
un momento y un espacio determinado, en un país como Colombia a finales del
siglo XX.
Lo que nos permite confirmar, con Gadamer, que el horizonte de la pregunta por el
hombre y por el lenguaje tiene necesariamente que ser asumido desde la
contradicción que subyace a todo fenómeno de la sociedad o la naturaleza. Como
una ley primordial de la dialéctica está en todo fenómeno, nada puede escapar a
su acción. Y así se pretenda negar su existencia en la lucha de clases, ésta existe
como fenómeno contradictorio en la historia de la sociedad; esclavos y esclavistas,
amos de la tierra y desposeídos, siervos y terratenientes, propietarios y
asalariados, sicarios y patrones, grandes capos y mulas que cargan su cuerpo con
droga que estos exportan a otros países, seres humanos que son asesinados por
90
sicarios cuando les va mal en el viaje y al caer con la carga cuentan quien la
mando o quien debía recibirla.
3.5 Transformación constante
De la misma manera que nada que sea materia puede escapar a la acción del
tiempo (o a la posibilidad de ser conocido por ese ser finito que es el hombre) y el
espacio como parte de la evolución constante, esta materialidad está claramente
planteada en los espacios reales en que se desarrollan los hechos que narra la
novela y que en el caso de Ciudad Bolívar, donde Alape conoce al modelo a partir
del cual construye su personaje, se convierte en el espacio real donde el autor
adelanta el trabajo de campo que nos presenta como producto de su investigación
en las narraciones de sus dos libros Ciudad Bolívar: la hoguera de las ilusiones y
Sangre ajena. De esa transformación constante que subyace en la materia nos da
cuenta Alape cuando describe al personaje que narra en Sangre ajena y al que
escucha y pregunta respetuosamente moviéndose por el terreno empinado que
conduce a la vivienda donde habita Ramón Chatarra en Ciudad Bolívar.
Por ese investigador que se mete a los recovecos más miserables a constatar los
espacios vivenciales de su personaje podemos conocer, en el espejo del lenguaje,
la cosmovisión del sicariato en Colombia. Pero el pensamiento de este grupo
social, que no está reunido, sino bajo un término, una categoría, unas
características, una concepción, es decir bajo un concepto, sicarios, sólo lo
podemos adquirir como unidad de pensamiento en la esencia que encarna este
personaje como producto de la ardua investigación de Arturo Alape. Porque en la
realidad ellos son seres descarriados, esparcidos, dispersos, regados por todo el
país en pueblos grandes, en ciudades, en barrios y en comunas donde habita la
miseria de este país y a donde llega el narcotizante olor a dinero como el dios que
todo lo puede.
91
3.6 El hombre es un ser histórico
¿Tienen los sicarios una cultura estructurada de manera concreta? ¿Son
conscientes ellos como grupo social de lo que son y de lo que representan?, ellos
no son plantas de cultivo para experimentar en un invernadero como pretenden
algunos investigadores que siguen el método positivista en sus indagaciones
sociológicas ni son animales domésticos o domesticados. Existen los gatos, los
caballos, las gallinas, los perros, las arañas, los sicarios y las sombras, y también
existen las armas, pero todo no se puede clasificar y taxonomizar de la misma
manera, como pretenden los que difunden por los medios masivos la información
que deforma la realidad y desinforma a la masiva audiencia mostrando al raponero
o al sicario como un hampón; hablando del fenómeno de la violencia en Colombia
como producto de la naturaleza humana para justificar su dicho de que los
colombianos somos violentos por naturaleza.
No, no existe la tal naturaleza humana, somos seres históricos, dotados de
conciencia ontológica, y esa conciencia ontológica la hallamos en el lenguaje, no
todo lo podemos mirar como una estructura concreta, y no queremos decir con
esto que toda visión estructuralista pertenece a la tradición positivista o al lenguaje
metafísico que se quiso combatir a partir del método cartesiano de investigación.
En todo esto tiene mucho que ver el idealismo alemán, el idealismo especulativo, y
con ello la fenomenología de Hegel que fue continuada posteriormente por los
filósofos que pretendieron desde la fenomenología y el existencialismo idealista
combatir el positivismo y continuar el debate iniciado por los románticos contra la
Ilustración. Pero Alape no es un idealista, sino un materialista dialéctico y por ello
su personaje está construido desde esta perspectiva, pero sin perder de vista
nunca su concepción poética del mundo a través del lenguaje con que crea sus
narraciones. La bibliografía que nos presenta en los resultados de su investigación
acerca de lo que significa ser joven en Ciudad Bolívar nos da clara muestra de ello
92
y la novela Sangre ajena lo que hace es ratificar esa concepción que tiene como
investigador del significado del lenguaje, desde el inicio de la indagación hasta los
resultados en su presentación estética.
El lenguaje de los científicos, al servicio del poder dominante, no le hubiese
servido al autor para establecer la relación de complicidad y afecto con los sujetos
participantes de la investigación, que de tanta utilidad fue a la hora de indagar a
fondo sobre la realidad de esta población donde vive la gente que le cuenta sus
historias de vida, el mismo tuvo que aprender a navegar en ese río de palabras,
para él desconocidas, en que se expresa esta población que se siente
estigmatizada y adopta su propio lenguaje como mecanismo de defensa o como
su propia manera de ser en el mundo.
3.7 El lenguaje como mediador del mundo
No hay mundo para Ramón Chatarra sino mediado por el lenguaje, sin este no se
puede crear pensamiento, el espíritu es y se alimenta de pensamiento y no puede
existir sin lenguaje. La historia de vida que cuenta el joven de Ciudad Bolívar a
partir de la cual Alape construye su personaje sólo es posible por su mediación, la
mente existe porque la pensamos con palabras, la mentalidad excluyente existe
porque hay una historia de imposiciones donde el lenguaje que habla es el de los
que mandan, ordenan y disponen cómo debe funcionar el mundo para su beneficio
exclusivo.
No existe el alma sino el ser que piensa y se piensa. La razón de ser de Ramón
Chatarra la constituye su conciencia de ser en la memoria que lo reconstruye, la
voz del personaje en que Alape se expresa es logos o palabra, es lenguaje. Los
personajes de las novelas se diferencian de las cosas y los animales por que no
son naturaleza, sino seres históricos dotados de conciencia, son seres históricos
con conciencia adquirida a través del lenguaje, es este el que nos permite
93
construir el mundo, concebirlo, crearlo y recrearlo. Por ello el poeta crea el mundo
a partir del lenguaje poético con que desentraña verdades, el poeta crea su propio
universo de palabras para mostrarnos una realidad histórica, dolorosa y terrible
desde la visión de un niño que juega a ser una lámpara o estira las manos para
convertirse con otros dos hermanos en un guardarropa en la pieza donde duermen
ocho personas y tales implementos no existen. La poesía es creación de mundo
por el lenguaje.
El lenguaje del artista es creador de espejismos en la carretera asfaltada para que
los sueños de los niños que ya pronto empezarán a dejar de serlo salgan a flote, el
poeta dice con sus palabras ¡hágase la luz! y la luz se hace en medio de las
tinieblas para iluminarnos un universo que a veces está frente a nuestros ojos y no
lo percibimos, no existe un creador por encima del hombre sino en las escrituras
que ha elaborado ese mismo hombre que en muchos casos lo superan porque los
seres creados se hacen inmortales en una tradición que los acepta aún sin poder
palpar su materialidad.
Nadie niega la existencia de Don Quijote cuando ha estado con el en sus
aventuras, pero a veces ni nos acordamos de que su creador fue Miguel De
Cervantes. Cervantes creó un ser para enseñarnos a través del retrato de su vida
el momento histórico que su mortal autor vivió, y su creación aún perdura en el
tiempo, mas el autor de la figura hace cuatrocientos años se esfumó bajo la tierra
de su sepultura, pero el hombre no crea el árbol, el poeta lo intuye y anuncia su
nacimiento, nos prepara, nos llama al rito del silencio, nos advierte que la tierra va
a parir un árbol. El árbol brota de la naturaleza, el poeta pide silencio al hombre
cuando la tierra va a parir un árbol para que no olvidemos la cercanía que nos une
con la naturaleza, porque el poeta intuye lo que viene para el hombre cuando
convierta su relación con la naturaleza en una relación dominante.
94
En este sentido Huidobro sigue los pasos de Hölderlin, el poeta advierte el peligro
que se cierne sobre el hombre si no respeta las leyes de la naturaleza a la que
pertenece en estado de conciencia. El hombre concibe y conoce el árbol a través
del lenguaje, lo encierra, lo adapta o lo adopta, crea una relación con la
naturaleza. Sin esa relación no puede vivir, pero no puede convertir esa relación
en relación de sometimiento, de dominio, sino en una relación armónica de
intercambio, pagando a la naturaleza lo que recibe con el culto del respeto.
En la novela de Alape se hace evidente lo que está sucediendo con la naturaleza
en parajes como la descripción que Ramón Chatarra hace del río Tunjuelito, el
deterioro de sus aguas lo ha llevado a convertirse en cloaca putrefacta, no en un
adorno para la ciudad sino en una vergüenza. Los medios difunden como noticia
los desastres que causa cuando aumenta de manera desproporcionada su caudal,
pero nada se dice de lo que le han hecho los que sólo buscan en su cuenca la
rentabilidad económica.
Veamos un fragmento de la novela que ilustra el estado en que se encuentra este
río que hace parte del paisaje habitual en la ruta que recorre cotidianamente el
personaje en busca de su sobrevivencia.
Cuando subimos al bus y nos sentamos Ramón Chatarra abrió la ventanilla y al volverse hacia mí, dijo burlesco, -más adelante le mostraré mi ruta de la basura- soltó su risa traviesa. La basura que siempre fue determinante en la razón de su experiencia humana, aquella niñez vapuleada por la mudez del padre, y ahora a sus diecinueve años se convertía en la luz de bengala y única esperanza. -A la basura hay que agregarle la mierda que corre por el río Tunjuelito- Me señaló el cauce cuando pasábamos por el puente: vi la languidez de un río que no corría sino que saltaba como sapo herido por la podredumbre que llevaba en su corriente. Sabe, mierda y basura que se volvió mezcla gelatinosa en la vida de alguien que aprendió a mirar a la distancia, pero continúa patinando en el mismo puto círculo. Claro,
95
tengo una ventaja: aún no me he ahogado en las aguas podridas de este círculo que no tiene salida, tampoco cause…36
El poeta, como lo evidenciamos en la biografía de Arturo Alape, trabaja toda la
vida para que no olvidemos los más dramáticos momentos de nuestra historia y
por ello la poetiza para darle mayor intensidad y valor a sus advertencias en el
sentido de no permitir que los hechos se sigan repitiendo y sigamos haciendo
parte del deterioro social, para que no nos encerremos en un círculo vicioso. Pero
como también lo dijimos el poeta nos ayuda a olvidar lo que es necesario olvidar,
en la novela nos lo plantea de una manera clara y cristalina como la fuente que
deja caer sus aguas en el nacimiento del río.
En este instante, quiero olvidar y meterle una puñalada certera al corazón de los recuerdos para que todos mueran en la travesía de la muerte. Algunos recuerdos son fantasmas que decapitan los ánimos del hombre. Se asoman por cualquier rendija de los pensamientos y los malparidos escupen verdades, no cesan la persecución contra uno. Yo no estoy hablando de arrepentimientos, tampoco de miserables culpas. Estoy hablando de lo sucedido en Medallo, para dormir tranquilo con el arrullo del olvido. Es una simple ilusión que quisiera se cumpliera37
Estas fueron las palabras de Ramón Chatarra ya en el último capítulo de la novela
para terminar de contar al que escucha sus recuerdos de niño sicario en la ciudad
que se conoce como capital industrial de Colombia. Y el que escucha agrega para
reafirmar la postura del poetizador de la historia de Colombia como República.
Me sentía como sombra escuchadora de sus recuerdos, en la transfiguración, contradicción y enfrentamiento con su interioridad. El vivía un fecundo equilibrio entre el recuerdo que debe ser contado y el necesario olvido para sobrevivir en el futuro como simple ser humano. Había desgajado y abierto los pálpitos de su intimidad sin prejuicios que limitaran la realidad y veracidad de sus palabras. No me sentía juez para juzgarlo, tampoco policía para capturarlo, me convertí en cómplice de su historia que estimulaba e incitaba a salir la raíz de sus recuerdos
36
Ibíd., p. 167 37
Ibíd., p, 165
96
en el despertar ansioso de ser escuchados. Cualquier hombre necesita ser escuchado. Los dos reconstruimos su historia y él se había apropiado de la palabra que cuenta y siente con la lucidez de los golpes que reflexionan; yo era el espejo que escucha respetuoso, no traga entero y en cualquier instante de la narración provoca desacuerdos y saca a flote en sus preguntas profundidades humanas perdidas en los laberintos de la memoria38.
En estas palabras del personaje que escucha el relato de Ramón Chatarra se
pone en evidencia la intencionalidad y el sentido en que fue escrita la novela por
Arturo Alape, y también se hace evidente lo que hemos dicho respecto al hilo con
que el investigador teje la telaraña del lenguaje que como mediador permite a su
modelo y a todos los entrevistados en la investigación comprender esa relación
que Alape propone entre investigador e investigado.
3.8 La conversación es un hilo
En la conversación entre los dos personajes, el que escucha y el que cuenta la
historia en Sangre ajena, se ha tendido un hilo de confianza que no permite el
titubeo de esa voz que se desgaja sin los afanes de alguien perseguido por la
noticia que podría desequilibrar a un hombre en la mitad de los sueños. El que
cuenta es la voz que recorre el escalofrío de una vida sembrada de
acontecimientos; tímido como si fuera montado en una veloz bicicleta; es un
hombre que va todos los días por los profundos vericuetos de la ciudad,
arrastrando o empujando su carro de balineras en tediosos y largos recorridos
buscando basura reciclable.
Quien habla recuerda y reconstruye hechos vividos, el que escucha es alguien que
se propone escribir una novela con lo que el joven de diecinueve años le cuenta,
pues este al fin ha aceptado que lo escuche y lo ha autorizado para escribir sobre
su vida, escribir su biografía deteniéndose en los siete años que van de los seis a
38
Ibíd., p, 165
97
los trece, el que escucha es un hombre respetuoso con una aguda sensibilidad de
poeta, con un profundo sentido de la observación, como el personaje que cuenta
su vida.
Arturo Alape es paciente y persuasivo, capaz de encender la llama de los
recuerdos de aquel a quien ha montado una implacable cacería, es un novelista
que busca sus personajes en la realidad histórica de su país y reconstruye la
afinidad del discurso escuchado, en las connotaciones que salen a relucir y en las
otras que quedan escondidas en el lenguaje hablado y efectivamente logra
construir un personaje al que nada detiene el fluir de sus recuerdos, que lo
conducen, sobre esa línea imaginaria de la distancia, inevitablemente por los
senderos del horror, por la inmutable imagen de la dureza cotidiana. La
conversación que entabla el autor con su entrevistado se convierte en un hilo, en
un puente que lo lleva a recordar para seguir conversando.
3.9 El diálogo es un acuerdo
Sin el acuerdo no hay conversación, sin lenguaje no hay diálogo, no hay viaje por
el mundo del otro, no hay aventura en el desarrollo del conocimiento a través del
arte, no hay línea imaginaria, ni hilo conductor que comunica el mundo del
pensamiento con lo que está afuera. El lenguaje no es una convención, es el ser
que permite el acuerdo entre los hombres, el que le permite comprender la
imposición, el que permite al hombre encontrarse de pronto en el mundo como un
ser desprendido que se busca en el pasado, que se reconstruye en la voz de su
memoria y ve convertidos sus recuerdos en cloaca de placer y deseos ocultos,
pero debe actuar en ese proceso de reconocimiento antes de caer en el abismo de
su propia desfiguración, en el abismo del ser que habla, en el abismo del lenguaje
que nos permite escudriñar en lo profundo del ser que somos, y que somos lo que
somos, por ese ser que es el lenguaje.
98
Es claro que Alape no es un investigador que estudia la ciencia del lenguaje,
porque la ciencia que lo estudia no es la poesía, pero el lenguaje está incorporado
a la acción cotidiana de la vida del poeta. La inconsciencia abismal que nos
permite ubicarnos en la esencia del lenguaje la hallamos en la poesía de este
investigador de la palabra ajena, de la palabra del otro que necesita que alguien lo
escuche sin juzgarlo ni aprehenderlo, sin sojuzgarlo ni someterlo. El poeta
investiga dentro de la gente que posee el elemento común del saber general,
extrae, como orientador de la investigación en su compartir con los otros que lo
rodean.
La larga experiencia de Alape como investigador de la historia prohibida del país le
facilita el reconocimiento de lo idéntico, de lo que se parece, de lo que tiene un
parecido al fenómeno real y que se muestra y difunde como la realidad, pero que a
la hora de la verdad es sólo eso, la apariencia que dejan ver los fenómenos a
simple vista. Pero si la esencia de la cosa estuviese en su apariencia la ciencia no
tendría razón de ser. Es de la investigación dialéctica rigurosa pero sin perder de
vista el encanto de la palabra poética con que se asume la investigación, que
Arturo Alape extrae lo prototípico, de donde emerge lo repetido, lo común a la
esencia del ser, lo que identifica al sujeto, sujeto siempre a algo, a un grupo, a una
comunidad o a un conjunto, es eso lo que posibilita que su lenguaje exprese la
síntesis que identifica a ese conglomerado, lo que en lo unitario expresa lo
general.
Lo que lo hace particular es que se convierte en la partícula que vincula al todo,
eso es Ramón Chatarra como personaje, el sicario que tiene la particularidad de
reunir las características de lo que tipifica al hombre de su especie, Ramón
Chatarra no es el modelo de sicario con el cual Alape pudo entablar un diálogo y
llegar a unos puntos de acuerdo que permitieran la profundidad y fructificación que
este tipo de diálogo posibilita, Ramón Chatarra es la creación, el retrato que parte
de ese modelo pero que unifica las características del sicario en ese ser particular
99
que es el personaje que narra su vida. De esta manera el personaje que nos abre
sus entrañas es la partícula que está atada a lo general y que sin dejar de ser
libre como ser de la poesía está sujeta a una realidad, Ramón Chatarra está sujeto
a la realidad del lenguaje con que lo trabaja y moldea su creador.
Arturo Alape nos ayuda a demostrar con su acto creador que en el lenguaje
poético dejamos la entraña de nuestro ser grabada como memoria para que las
tristezas y dolores narrados no tengan una repetición en las generaciones futuras
y las estirpes condenadas al ostracismo en su propio territorio tengan una
segunda oportunidad de reconstruir sus alegrías en las emociones que nos brinda
la poesía. Tal vez sea esta conciencia del lenguaje lo que ha llevado a Arturo
Alape a circundar con el lenguaje de la poesía la memoria histórica de Colombia
que reconstruye en su obra para no permitir así que se siga cercenando la verdad
por quienes fragmentan su transcurrir para manipularla al amaño de sus
patrocinadores.
3.9.1 Las palabras hacen catarsis
La correspondencia que se da entre Arturo Alape y el modelo con que construye el
retrato obedece a esa manera de afrontar la realidad, a esa visón de mundo que
debe aflorar entre el investigador y el investigado, que se convierte por las
argucias del lenguaje, en partícipe, partícipe que también quiere entender algo
que está dentro de sí pero que sólo logra entender cuando exterioriza su
pensamiento a través del lenguaje, a través de la voz de su memoria que le
permite encontrarse en sus palabras y hacer catarsis como sucedía en el mundo
de la tragedia griega. Es en este sentido que la hermenéutica de Gadamer nos
posibilita a través del análisis de esta novela entender y comprender algo en
correspondencia con lo que entiende el que lo dijo o el que preguntó por lo dicho;
comprender con el teórico si se habla de la misma cosa, de la misma generalidad,
del sicario o de la esencia del sicario que nos habla en la voz de Ramón.
100
Alape no traslada lo dicho por su modelo al personaje que construye, no trasvasa,
se convierte el mismo en sujeto dicente. La tradición lamina lo dicho por Chatarra,
pero esa lámina es de poesía, o está en correspondencia con la poesía que brota
de la gente de la calle, como brota la poesía en la voz de los campesinos que
retrata Rulfo en sus cuentos y en su novela. ¿Cómo lo logra Rulfo?, ¿cómo lo
logra Alape?, cada uno a su manera, no es que el uno lo haga mejor que el otro y
que no podamos hacer comparaciones, no, es que el uno aprenda del otro y este
a su vez aprendía de otros. Ningún personaje puede sustituir a su modelo, como
ninguna traducción puede sustituir al original, lo sencillo del lenguaje de Rulfo no
quiere decir que es fácil de hacer, fue arduo convertir en sencillo lo complejo.
El hombre respira y piensa, tiene pulmones y órganos para intercambiar el aire
interior con el aire exterior y tiene lenguaje para pensar y expandir su pensamiento
en el intercambio con otros, en el diálogo con otros pensamientos. Sólo así se
llega a comprender, sólo así se va de lo simple a lo complejo y se vuelve sencillo
lo complicado, asumiendo el lenguaje desde la perspectiva del investigador que
nunca deja de lado que ante todo es poeta y que el material con que elabora sus
fantasmas o los expulsa de su ser interior es el lenguaje.
3.9.2 Debemos buscar al hombre en el lenguaje
No hay que buscar el origen del lenguaje en la naturaleza del hombre, sino al
hombre en la naturaleza del lenguaje, pero el lenguaje tiene su propio ser, ¿es una
cosa?, ¿Una cosa que habla porque tiene su propio lenguaje?, ¿Una cosa dotada
de su propia naturaleza? Debemos tener en cuenta que el lenguaje es el que crea
al hombre, lo separa, lo lanza al mundo de la otredad, lo diferencia, por él Ramón
ha perdido la inocencia animal, ha entrado en el razonable mundo de la justicia
poética, la de imaginarse a sí mismo como personaje de novela que se resuelve
en su propio relato y renace en la fortaleza de su propia imagen redimida, vacío de
101
culpas y de remordimientos, fuerte y veloz usando uno de sus pies como palanca
para impulsar su carro en medio del bullicio urbano.
Pero también en el lenguaje se encuentra con el transcurrir de su existencia como
ser, ahí está su caída, su desprendimiento, su esencia, su estado de plenitud, su
búsqueda de virtudes y de conocimientos o de disfrute de placer, su plenitud de
ser humano en la contemplación de su propio ser. Su conciencia de ser lo aterra,
porque su ser es lenguaje, su ser es pensamiento, es conciencia de ser, es lo que
lo diferencia, lo que no puede buscar fuera de sí, pero que sólo se revela hacia
afuera en el diálogo con el otro.
El personaje protagónico en Sangre ajena tiene que encontrarse antes de su fin,
antes de deshacerse como vida humana, ahí está Ramón Chatarra escuchándose,
enfrentando la misma tensión existencial de Heidegger en Ser y tiempo. Ese ser
que se pregunta por su existencia, sólo él puede traspasar las fronteras de su ser.
Si Ramón pregunta por su ser antes de deshacerse, se hace existencia, individuo
concreto en una situación concreta, escuchándose a sí mismo en medio de sus
inquietudes.
Por ello decimos que en el lenguaje con que se expresa Ramón Chatarra se
encuentra constituida toda la carga ontológica del ser, en él está toda su historia
como individuo, como joven que participa como actor y como testigo de un
momento trascendental en la historia humana y todo su trasegar antropológico, en
él están sus primeras construcciones, sus piedras afiladas y sus primeras tallas.
En el rudimento de su herramienta de trabajo, un carro de balineras con una
plancha de tabla donde transporta, en medio de lujosos y opulentos autos, los
residuos de basura que pueden ser reutilizados, está el hombre recién erguido con
sus palos labrados, sus rudimentarias armas y todo su trabajo para hacer del
mundo lo que hoy es en el desarrollo de sus fuerzas productivas, porque también
el trabajo como el lenguaje ha hecho al hombre.
102
Ramón Chatarra contándonos su historia nos permite conocer el motivo de su
profundo sentimiento afectivo con su hermano, pero también las relaciones con
sus compañeros de escuela de sicarios y las relaciones de trabajo con su patrón
que se convierte para él en un padre, pues en las relaciones familiares de los
sicarios lo particular es que no hay un padre como referente afectivo y esto se
convierte en una característica del momento histórico por el que atraviesa su
existencia como ser.
En este sentido Alape es como Platón, que nos da su versión de Sócrates y en
ese retrato que hace del gran filósofo podemos leer el momento histórico que vivía
la civilización griega y lo que pensaban de ella los discípulos y filósofos que se
oponían a Sócrates, incluido el gobernante que lo obliga a tomar la cicuta y
quienes caminaban en la misma dirección de su modo de pensar. Nos presenta
un cuadro del mundo en que vivió el iniciador del diálogo como método para
desarrollar el conocimiento.
3.9.3 El lenguaje crea y recrea
La lingüisticidad originaria del hombre nos pone en el vértice dialéctico hombre-
lenguaje. Ramón Chatarra como narrador crea seres para nosotros desconocidos
pero imaginables y cercanos a nuestra realidad cotidiana. Es el lenguaje de
Ramón el que crea a ese hombre muerto que es su hermano, que revive en sus
palabras, que rescata en sus recuerdos. Ese hombre es lenguaje, o el lenguaje es
ese hombre que conocemos como Ramón Chatarra, pero a su vez Ramón
Chatarra es un ser de lenguaje creado por el narrador.
Ramón Chatarra al narrar sus recuerdos es como San Agustín separándose del
mundo de los desórdenes en que vivió, desórdenes que con tan profundo dolor
narró en sus Confesiones, pero Agustín cayó en el mundo de la culpa y el
arrepentimiento apuntando a un fin, el de su salvación como redención, el de la
103
separación, su apartamiento de lo que él consideraba la materia mala, esa materia
de la que tantos placeres había extraído. Negaba lo que había sido, separándolo
en el tiempo, tal vez porque ignoraba que nadie nos quita lo vivido, como nadie
nos quita lo bailado, porque nuestro lenguaje está siempre ahí para revivirlo, para
recrearlo, para recordarlo.
El pensamiento del pasado, que se vuelve presente a través de la memoria,
mantiene revivido aún lo que ya ha sucedido, por medio del lenguaje que lo
actualiza, Ramón parece responder a San Agustín:
Nada de culpas como sabor agridulce en la boca. Uno ha sido lo que ha sido y seguirá siendo sin que tenga que colgarse por obligación otra fotografía muy sonriente en el cuello como si fuera un escapulario de salvación pública. La confesión de la culpa a gritos y golpeándose el pecho o con murmullos inofensivos en la hora de una infeliz agonía, es como la verga gacha y arrugada del diablo en la puerta de un manicomio de mujeres viejas enloquecidas por el manoseo de sus dedos tiesos por la artritis39
De esta manera expresa Alape en lenguaje poético lo que está en su pensamiento
como concepción de mundo, como algo que no puede sacar de su vida y que
expresa en otras palabras a aquel entrevistador alemán:
No asumí el papel que asumieron muchos intelectuales europeos y latinoamericanos de auto flagelarse por haber militado en el partido comunista, por haber tenido vinculación con la guerrilla, por haber soñado con un país distinto. Siempre he pensado que mi experiencia como dirigente comunista, en el monte, es una experiencia de la vida y hace parte de mi vida y no tengo por qué avergonzarme40
39
Ibíd., p, 13 40
ENTREVISTA con Peter Faecke. Viaje forzado. Colonia (Koeln), Diciembre de 2001.
104
3.9.4 El hombre es lanzado hacia una realidad configurada, la cual debe
seguir configurando
Pero ese hecho de la caída es irreversible, Ramón Chatarra está ahí, fue puesto
ahí por unas circunstancias sociales, por un fenómeno social que sin ser inevitable
debía suceder para que el llegara a escucharse en la voz de sus recuerdos, a
sentir que la vida lo tiró como piedra certera lanzada por una cauchera, hacia
aquel mundo de basura y sangre, como un hecho que ya no es posible anular
rueda por el mundo, hecho que no se invalida, con el cual Ramón tiene que contar
en toda acción que realiza, como ésta de aliviarse por su confesión. Ramón fue
arrojado como un escupitajo al vientre de su madre y luego lanzado por ella al
vacío, a este vacío donde el hombre quiéralo o no se haya, como diría Heidegger,
al nacer en una situación histórica concreta, que el mismo no ha configurado y que
no obstante el debe seguir configurando; de ahí que este autor proponga que el
hombre, en cuanto arrojado proyecta sus posibilidades con base a la
interpretación de su situación fáctica.
Estas reflexiones de Heidegger que vienen de muy atrás, fueron inquietudes de
los antiguos pensadores griegos (pastores del ser) cuando se preguntaban por el
ser, las cuales fueron recogidas por San Agustín y ajustadas a los intereses de
su momento histórico y que los existencialistas en Europa bajo el ambiente de las
guerras mundiales agitan como una bandera de manera desesperada, siguen
siendo una preocupación para escritores como Arturo Alape ante la situación de la
juventud en las circunstancias en que vive Colombia en el momento álgido en que
el sicariato alcanza su máxima cresta.
Chatarra va por la ciudad terrena con su olor a basura y su mirada fresca y
desafiante, se mueve en medio de esa mezcla social, de esa paranoia colectiva
que es la ciudad capital, rodeado de ese ruido ensordecedor como actitud de
seres inadvertidos, acelere humano que coloca al tiempo contra la pared, no es el
vértigo de la imaginación sino de su ausencia, densidad de colores en la ropa,
diversos ritmos en el caminar, violencia verbalizada.
105
…Los dueños de los autos, desesperados se colocan a sus espaldas, lo putean, lanzan improperios al aire. En su imaginación, les gustaría pasar por encima de él y dejar como huella el cuerpo de un hombre con su piel seca y estirada al viento y sol, bien amarrada por sus puntas por alambres a estacas, hundidas en la tierra. De nuevo encienden el ruido infernal de su pitadera. Ramón Chatarra que vive con la ciudad metida en su cuerpo como si se tratara de dos enormes pulmones y un gigantesco riñón, lo mismo que el corazón agitado de un elefante, se detiene con su cuerpo cuadrado y fornido se para en la mitad de la vía, y acompañado de gestos vulgares y desafiantes, sale un alud de palabrerío aprendido en su vida de niño y hombre de la calle: gonorrea hijueputa, malparidos de nacimiento, mierdas humanas que se creen lo mejor de una puta sociedad que sólo le ofrece al hombre un disparo en la cabeza, hijos de madre de la calle y un polvo por casualidad, ¿qué quieren, porque no pasan por encima de la humanidad de este hombre que sólo recoge basura y limpia la suciedad, que ustedes sucios de conciencia arrojan sin ninguna compasión?41
Confusión existencial en los adentros de los otros, soledades involucradas por
otras angustias, cuchillo físico en todas las instancias, individualismo absoluto en
ese mar de tantas miradas indiferentes, de tantas interioridades. La ciudad de uno,
la ciudad de los otros, la ciudad de nadie, la ciudad fantasmal que huye disfrazada
de apariencias y premoniciones de gestualidades que acechan. Pendiente en la
sabiduría de su oficio, pero desprovisto de tapujos que ocultan la evidencia del
mundo real en que se mueve, el mundo real de lo que se ve y lo que se oculta.
Ramón ha estado caído, pero no hay en él arrepentimiento ni súplica, no hay en él
expresión que señale que la vida sea algo que no debería haber sido. En Ramón
no hay melancolía ni nada que se parezca a la indecisión, la carta ya está jugada,
la vida es una sola pero tiene múltiples rostros que al igual que los días de la
semana van pasando en caravana con sus horas de dolor, como dicen los poetas
en sus canciones los días van pasando como rostros, esos días que uno tras otro
41
ALAPE, Op. cit., p. 168
106
son la vida, que van pasando en cada ser, en cada multitud de seres, que a veces
son y a veces no son, tarántulas que se vuelven gatos, que asumen la mirada de
hombres, la mirada de la muerte. La mirada de la tarántula en la ceremonia de
iniciación, en el peligroso juego ritual en que el hombre se empieza a desprender
de su inocencia, rito de iniciación en la violencia, juego que fortalece, que da
firmeza, que asume el desafío en la mirada de la muerte.
La tarántula, esa cosa monstruosa a la que se enfrenta Ramón “en los ojos de
aquella repugnante pollona vi claramente los ojos de la muerte… la mirada de la
muerte debía meterse entre mi mirada de espanto”42 cosa monstruosa que es la
vida en sus inicios en el ritual de iniciación en el uso de la violencia como camino
de sobrevivencia, ritual que da temple, que afina el pulso y la postura de tirador,
del pichón de sicario que no se le arruga con nada, que no se frunce para nada,
que no se marea ante ninguna tarea, que no se detiene ante ningún cruce.
Ramón se reconcilia mediante la confesión, hace parte de los seres que han
estado devorándose mutuamente, abre los ojos ante la terrible escena, adquiere
conciencia humana, el arma, los dedos, el cerebro. Ramón crece como individuo
bajo el impulso de órganos que se mueven independientemente de la razón hacia
metas anteriores al pensamiento, actúa como bestia en un contexto donde es
adiestrado para actuar como tal, los dedos y el cerebro, pero sucede la crisis que
lo separa de ese mundo donde la sangre se derrama a borbotones y reaparece el
ser humano que se reconfigura y que se eufemiza y encuentra su catarsis en el
relato, en su lenguaje, en el sonido de su propia voz, en el fluir de su propia
memoria, lo que le proporciona nuevos bríos para continuar por el camino de la
vida en medio de una ciudad que lleva adentro, que lo habita y en la que habita.
Ciudad de mierda y basura, de ilusión y poesía, en su profundo dolor frente a la
sangre derramada de su hermano, la sangre propia, sucede la terrible verdad. Se 42
Ibíd., p. 44-45
107
da la realización de la monstruosa naturaleza de este terrible juego que es la vida
y entonces es cuando la conciencia de Ramón Chatarra reacciona y se apropia de
su propia existencia, se renueva en el dolor, promete y se compromete con sí
mismo y con los que lo rodean, asume el rescate de su madre como vínculo
afectivo, como reconstrucción de lazos rotos, de sus raíces familiares, de su
origen en el mundo de la basura que es su real punto de partida. Lo asume como
la reconfiguración de ese nuevo ser.
Esa reacción de la conciencia frente a su propia sangre derramada desde el
cuerpo de su hermano, no la sangre de su cuerpo herido de muerte sino la herida
en su ser profundo, en su entraña afectiva, en la sangre que derrama el cuerpo de
su hermano que es la que lo lleva a reconocerse como parte del árbol del
conocimiento. Ramón el eufórico sin sentido de culpa ha pasado la prueba, el
ritual monstruoso de la iniciación ha quedado atrás; vendrán otros y habrá que
superarlos en el curso de la vida, Ramón es un hombre restaurado, nacido de la
basura, reciclado para un nuevo ciclo, tal vez para una nueva temporada en el
infierno, para otro momento, para otra etapa de la vida, o tal vez para un día en el
paraíso.
3.9.5 Arturo Alape reconfigura una realidad
Arturo ha llegado a Bogotá y penetra a Ciudad Bolívar para realizar allí su trabajo
de campo acerca de lo que significa ser joven en un conglomerado humano como
aquel, su sensibilidad de poeta le permite entablar un diálogo con los jóvenes de
Ciudad Bolívar, reconocer su lenguaje como expresión del mundo en que viven.
Pregunta a muchos jóvenes sobre cual es el significado de ser joven en una zona
tan explosiva como Ciudad Bolívar, ellos responden que ser joven en Ciudad
Bolívar es como intentar sobrevivir a un planteamiento y a una forma de vida que
tiene el Estado.
108
La juventud para el estado no existe, es el punto malo de la ciudad, allí los jóvenes son perseguidos porque son considerados desde el Estado hacia abajo como un peligro para la sociedad, -se considera que uno es un hampón- dice un joven de Ciudad Bolívar, un hampón, para los medios que difunden, desde su manera de concebir el lenguaje, las ideas dominantes, es un ratero, un sicario. Lo que es un problema de educación, de empleo, un problema de conciencia, de justicia social, es tratado por los dueños del poder como un asunto irreconciliable con la supuesta lucha del Estado contra el crimen. Los jóvenes de Ciudad Bolívar de donde emerge el protagonista de Sangre ajena son personas con muchas ganas de salir adelante. Esta ciudadela ubicada al sur de la capital del país tiene la particularidad de ser a su vez el epicentro de la miseria en Bogotá, construida con todo tipo de material en medio de inmensas piedras. Tenemos un problema de drogadicción y mala imagen hacia afuera, el problema del chico malo, del raponero vulgar. Ser joven en Ciudad Bolívar es un problema verraco. ¿Por qué? Porque no tenemos oportunidades para salir adelante. 43
Estas reflexiones de Alape sobre los jóvenes y su transcurrir en la ciudad lo
conducen a plantearse un trabajo experimental desde la literatura y se mete a
indagar en lo profundo de la vida de esos seres que ven cerrado el camino del
futuro por ser habitantes de esa localidad, en Bogotá, llamada Ciudad Bolívar; y
hacerlo con la idea de escribir un libro sobre jóvenes. De la experiencia
investigativa que se desprende de esas reflexiones surge la expresión artística
que encontramos plasmada en su novela Sangre Ajena en donde el lenguaje de
estos jóvenes se vincula al lenguaje científico del investigador que presenta su
trabajo final desde la configuración de un sicario que narra su vida, y las
circunstancias sociales que la rodean, en el lenguaje de la poesía.
La comunidad de donde proviene Ramón Chatarra tiene como características el
hecho de ser una población que en su mayoría está compuesta por niños de corta
edad y que su población adulta es minoritaria, siendo esta los padres de familia
que llegaron a esa zona. Unas generaciones que llegan a la capital del país,
como a muchas otras ciudades que crecen desproporcionadamente en el 43
ALAPE, Arturo. Ser joven y sobrevivir es una Utopia. En: El Espectador. Bogotá. Julio 4 de 1993
109
transcurso de 30 años huyendo de la violencia liberal-conservadora en la década
del sesenta y setenta, otros llegan posteriormente huyendo de la violencia
paramilitar que es una continuidad del despojo sistemático de la tierra que los
terratenientes hacen desde muy atrás a los campesinos propietarios de pequeñas
parcelas para ensanchar sus grandes territorios.
Otros llegan a Ciudad Bolívar huyéndole a las penurias económicas desde todos
los rincones del país. Por ello el asunto de la memoria es algo recurrente en la
novela, algo que nos incita a pensar este tema a lo largo de toda la obra de Arturo
Alape, una lucha constante por derrotar el olvido. Entonces se produce un
enfrentamiento generacional de dos memorias que se sintetizan como producto,
en el personaje que narra en la novela: la memoria de los adultos que expresa un
imaginario campesino, con una reciente mezcla explosiva urbana de una parte;
por el otro lado, miles de niños que crecen y viven su experiencia de niñez dentro
del contexto de una ciudad que no les pertenece porque físicamente ellos son
excluidos de esa ciudad que los mira como advenedizo.
Los adultos conviven con una memoria geográfica: la imagen del perseguido en
un viaje interminable, luego el choque cultural de llegar y adaptarse a la ciudad.
Los niños vueltos jóvenes o adultos a destiempo crecen con otros intereses,
asumiendo la visión del mundo que expresa los límites de otras necesidades
humanas, necesidades impuestas por la ley del consumo, del dinero fácil que ellos
tratan de conseguir, y actitudes dominantes que ellos tratan de imitar, como
dóciles criaturas.
Es de ese lenguaje del consumo, que emiten los medios masivos de difusión, de
donde emerge la mentalidad que lleva a Ramón Chatarra a asumir el uso de las
armas como el camino para conseguir lo que los medios ofrecen como única
posibilidad de ser visible ante los demás consumidores. Esa pasión por las armas,
que hablan su propio lenguaje de muerte y destrucción, en Ramón Chatarra, no
110
proviene de la naturaleza violenta que anida en los habitantes de determinado
territorio del mundo.
En este personaje el uso del arma se juega entre la agilidad de los dedos y la
orden del cerebro, no porque desde los inicios del hombre su sobrevivencia haya
dependido de este factor salvaje, sino porque en el mundo de las mercancías los
propietarios de los medios de producción han llevado a la humanidad a destrozar
todo avance de civilización y dignidad humana en el afán de adquirir mercancías
para sobrevivir en el caso de los desposeídos y para acumular en el caso de los
poseedores. Los propietarios de los medios masivos de difusión han sometido y
dominado el uso del lenguaje, de la misma manera que han sometido y dominado
la naturaleza desde el conocimiento de sus leyes; motivados por el lenguaje de la
Ilustración propuesto como verdad absoluta por los ideólogos de la burguesía
desde los inicios de la modernidad.
En el trasfondo de la novela está la posibilidad de interpretar desde la
hermenéutica del lenguaje, cómo ha venido operando esta situación en la realidad
histórica de nuestro país y principalmente cómo esto ha venido cosiéndose desde
los aparatos de dominación durante los últimos 60 años. Por ello la sentencia de
Chatarra: “el cerebro ordena disparar y el dedo apunta y mata” acompañada de la
risa que lo caracteriza en momentos especiales, en la historia de su vida, suena
tan natural como la tan manoseada sentencia ojo por ojo, diente por diente. Suena
así de natural porque ese dicho ha sido traducido y transmitido por los ideólogos
de la burguesía occidental a la manera de las formulas matemáticas, Ojo X ojo =
venganza, diente X diente = cobranza.
En la escuela de sicarios donde fue adiestrado el niño Ramón Chatarra la filosofía
infundida a todos los alumnos (seres sin luz que llegan a la escuela de instrucción
primaria como tabla rasa) es que el arma es como la vida, pero también es la
muerte. Esto es aprendido en el oficio, donde se empieza a concebir el arma
como un todo, como una continuidad del cuerpo. Si el hombre no dispara a tiempo
111
contra el tigre que lo amenaza el tigre lo desgarra y lo devora, si el hombre no
dispara a tiempo su flecha o su lanza sus sueños esa noche estarán
acompañados por el remordimiento de no haber conseguido alimento para sus
congéneres o porque su retraso al disparar el arma dejó en la boca del peligro a
su hermano de tribu.
Esta mirada antropológica, a que nos induce la filosofía hermenéutica de
Gadamer, nos permite comprender los giros del lenguaje con que se expresa el
creador de arte, desde una ideología que cuestiona con elementos de juicio
científicamente constatados, cómo cambia el lenguaje, las costumbres y la vida de
una generación de campesinos despojados de sus mejoras en la década de los
treinta en Colombia, y cómo son los resultados de ese proceso social que
desemboca en los nietos de los despojados de la tierra por medio de la violencia
liberal- conservadora a finales del siglo XX. Todo el pasado histórico, escudriñado
y expuesto por Alape en sus obras anteriores lo encontramos sintetizado como
resultado en esta novela, en la cual puede verse una reconfiguración de esos
mundos violentos en el sicario.
Las metáforas de la violencia con que esta tejida la geografía de su obra como
pintor, investigador y poeta, nos permiten comprender por qué la reflexión que
hace su personaje en Sangre ajena acerca de las armas es el resultado de todo el
transcurrir histórico y antropológico del país encarnado en ese momento de la
historia que retrata de manera nítida en esta novela.
En Sangre ajena Ramón Chatarra habla del arma como la continuación del
cuerpo, como algo vital, es la mejor compañía, quieta y bien asegurada, dispuesta
a salir de su escondrijo para dejar escuchar su trueno; esto debido a que Alape en
su vida de constructor de imágenes, que retratan la realidad que lo rodea de la
más bella manera posible, el arma ha estado siempre al acecho. Primero como el
arma anónima que dispara sin compasión ni medida sobre este muchacho del
112
inquilinato, donde ve por primera vez la espalda del país ensangrentada, luego el
arma, del matón a sueldo de los hacendados y jefes de directorio que dejan como
resultado esa imagen imborrable de la montaña ensangrentada de donde
descienden los cadáveres de los campesinos que van a dar a ese río convertido
en cementerio largo.
Arturo Alape, el testigo de estas imágenes recreó en el Diario de un Guerrillero,
Las muertes de Tirofijo y El cadáver de los hombres invisibles a los campesinos
que tienen que tomar las armas para defender sus vidas y luego organizarse en
guerrillas para tratar de reconquistar unas condiciones de vida dignas. Las armas
oficiales son las que disparan indiscriminadamente el catorce de septiembre de
1977 contra el pueblo que protesta por la miseria en que lo tienen sumido los
amos. Fue el arma de fuego con que se segó la vida de Gaitán lo que cambió el
rumbo de la historia del país, fueron las armas en manos de la insurgencia y de la
contrainsurgencia y las ideas que dirigían a sus portadores las que sembraron de
desesperanza a los pobladores del territorio nacional, fueron las armas las que
asesinaron la mejor gente de este país y amenazaron la vida del autor de esta
novela por escribir la biografía del guerrillero más viejo del mundo y la historia
prohibida que está detrás del movimiento que orientaba militarmente. Fueron las
armas oficiales paramilitares y sicariales las que llevaron a millones de personas
del país a vagar por el mundo como parias en el más terrible ostracismo.
El arma se ha convertido en un amuleto, es normal ver en el mundo en que vivió
Alape que se recen las armas, que se les tire agua bendita, que se las oculte en el
hábito de la gran imagen de la Virgen del Carmen que viaja por pueblos y veredas
del Valle del Cauca. De ahí que los sicarios se encomienden a la virgen y que
también rece el piloto para ir a dispararle a los niños de Vietnam, del arma ha
dependido la vida y la muerte violenta de los hombres desde los tiempos
primitivos, el dedo del hombre de Cromañón se hace delicado cuando palpa el filo
de su hacha de piedra. Las formas más antiguas de arte las encontramos
113
plasmadas en las piedras afiladas, armas elaboradas con la ternura y la
dedicación con que hoy se sufre y se goza la creación artística.
Esto está en correspondencia con el relato en que Ramón Chatarra habló de la
ternura que sentía por su arma cuando le hacía limpieza según le habían
enseñado en la tierna edad escolar. La agilidad del dedo que apunta y mata se
viene desarrollando antropológicamente en concordancia con la evolución del
cerebro que ordena disparar. Mano y cerebro, pensamiento y lenguaje, trabajo y
desarrollo de las fuerzas productivas, han llevado a la humanidad a producir más
de lo que se necesita para vivir con alegría y dignidad, sin necesidad de usar las
armas contra sus semejantes, pero el afán de acumular a costa de la vida de
millones de seres ha llevado a que hoy el hombre reconozca en el arma una
especie de talismán, tal vez por ello Ramón Chatarra aprendió a desarmar su
arma para brillarla y finalmente le daba un abrazo al lado de su corazón y luego la
regresaba a su pretina en un ritual cercano al mito que viene desde tiempos
milenarios ligados al afecto que el hombre siente por su herramienta como
posibilidad para llegar al fruto o al animal cazado.
Para el personaje de la novela que nos ocupa es fatal olvidar su herramienta, su
arma, es nostálgico perderla, y lo vemos evidenciado en la novela, en la cual
expresa y dice sentirse como una lagartija solitaria por haber arrojado su arma.
Este trayecto antropológico por la relación del hombre con las armas, por su
familiaridad y su lejanía es posible por el conocimiento que nos llega del mundo a
través del lenguaje, el mismo lenguaje que nos permite conocer las profundidades
del ser que habita en Ramón Chatarra.
3.9.6 El diálogo debe ser participativo
Sangre ajena se inicia cuando el que escucha y el que habla retoman un diálogo
que se inició y había sido suspendido por algún tiempo. El que escucha, que en la
novela hace de investigador o reportero, de escritor que se propone escribir una
114
novela sobre el que habla, explica para el lector el inicio y la suspensión del
diálogo y los motivos de una persecución al personaje hasta convencerlo de
retomar el diálogo. Se produce entonces el acuerdo y el que cuenta su historia
trata de prender una llama a sus recuerdos, se puso remiso a encender esa llama
porque cuando se cuenta la historia se pierde la inocencia de los recuerdos. Por
ello no quería enfrentar de nuevo el conflicto de hablar consigo mismo, porque
cuando se inicia un diálogo se inicia un viaje por el mundo de los recuerdos del
otro, pero el que desata el río de su voz también escucha su propio viaje por la
memoria.
De esta manera Ramón Chatarra maniatado a los recuerdos de la infancia se
sumerge en las turbias aguas que inundan su pasado, sus juegos y travesuras. El
ambiente cultural de sus primeros nueve años, los juegos con sus cinco
hermanos, la violencia familiar, la imagen de su padre regresando a su casa con
los ojos enrojecidos:
El lunes en la tarde, sin un peso en el alma y con el hambre que aullaba en el estómago voraz (…) llegaba callado. A mi mamá de la ira se le salía el hormigueo por la piel, manoteaba como con piedras en la mano, se le montaba como a perro apaleado, así como él la montaba a ella en sus borracheras de madrugada: se trenzaban cuello a cuello queriéndose ahorcar como un par de crueles enemigos, se golpeaban hasta sangrar. Aquella escena se nos grababa en la mente como película de terror, la maldad y la guerra entre familia y sangre de uno.44
Ramón Chatarra participa, nos abre el libro de su vida por medio del diálogo, nos
cuenta de donde emerge la violencia y la ternura de su lenguaje:
A uno de niño la psicología le trabaja mucho la cabeza. Imágenes que nunca se pierden entre los recuerdos: ese puño de albañil lanzado con la fuerza brutal del odio, como si quisiera derribar una pared de cemento contra el rostro inofensivo de mi madre… Yo pienso que ella quería reventarse por dentro de la putería, explotar como llanta en
44
ALAPE, Op. cit., p. 24-25
115
velocidad de muerte, llorar con toda la mierda que había crecido en su vida, en compañía del huevo de porquería humana que era mi padre. Pero contenía en la boca la saliva de amargura que no quería lanzar contra el mundo de la pequeñez de su destino.45
De ese padre que no habla ni da una caricia parte lo que el narrador llama el
gargajo que infla el estómago de su madre que luego lo lanza a la vida en este
mundo que no brinda a los trabajadores y a los hijos de los trabajadores sino un
camino de vida miserable, un camino que puede llevar a la encrucijada de matar
para sobrevivir. Un camino que se ha ido formando en los recuerdos. ¿De dónde
viene la ternura y el afecto que han permitido la construcción de este lenguaje con
el cual el personaje define el origen y desarrollo de sus vivencias?, tal vez de la
madre que cuando llegaba de la calle con ese olor a basura que no escapaba
nunca de la piel de sus manos se dedicaba un poco a dar cariño a sus hijos. Así
quien construye el tejido del lenguaje con que está elaborada la novela va
conociendo el germen de donde emerge este ser con el que llega a un acuerdo
mediante el diálogo, un acuerdo que lleva al encuentro de identidades y que
conduce al respeto de las diferencias.
3.9.7 El lenguaje da cuenta de la historia.
Gadamer plantea que Platón fundamentalmente es una experiencia de memoria y
tiempo, lo que le permite acercarse a la dialéctica platónica y entenderla como arte
de pensar, de indagar el significado de lo que se piensa y se dice. Esto nos
permite comprender de qué manera el lenguaje permite a través de él dar cuenta
de nuestro proceder en la historia de la humanidad por medio del diálogo con ella.
45
Ibíd., p.25-26
116
Es por medio del diálogo que Alape logra desentrañar aspectos claves en Ramón
Chatarra como ser histórico, aspectos que cuentan el trasfondo de su ser, de su
historia, en el contexto de la historia del país que el autor conoce, de la cual él ha
sido partícipe, Ramón es sólo un personaje de la historia con un contenido
personal y único, que es evidenciado con su representación en Sangre ajena con
el ánimo de enriquecer una tradición literaria que ilumina el oscuro pasado del
país.
Como ya ha sido planteado, la hermenéutica es el arte de interpretar textos orales
o escritos, y lo que buscamos por medio de la interpretación es hallar el sentido
que subyace en el significado de las palabras mediante las cuales se ha
expresado un pensamiento, una vivencia o un conocimiento que se hace visible a
través del diálogo en el caso de Sangre ajena.
Conocí la historia de Ramón Chatarra por casualidad, le monté una implacable cacería para persuadirlo de que hablara conmigo, me permitiera escucharlo, y me autorizara para escribir sobre su vida. Un año largo en que se negó diciéndome que ya había contado su historia por primera vez, que por lo tanto su vida ya había perdido la inocencia de los recuerdos y no quería enfrentarse de nuevo a ese conflicto de hablar consigo mismo. Pero al final mis palabras fueron persuasivas y aceptó que habláramos en una cafetería del centro de Bogotá46
De acuerdo con la primacía hermenéutica de la pregunta en Gadamer es
preciso saber que no se hacen experiencias investigativas sin la actividad del
preguntar. “Tendremos, pues, que profundizar en la esencia de la pregunta si
queremos aclarar en qué consiste la peculiaridad de la realización de la
experiencia hermenéutica”.47 Vemos entonces, con este autor, que las
preguntas de Arturo Alape tuvieron que girar en el sentido de averiguar una
respuesta que diera sentido a la historia, lo que nos permite decir que hubo un
acuerdo entre los interlocutores de este diálogo que es la novela, para que en él,
46
Ibíd., p,14 47 GADAMER, Hans-Georg. Verdad y Método I. Salamanca: Ediciones Sígueme, 1977. P. 439
117
las palabras de Ramón Chatarra alcanzaran la relevancia del sentido histórico
en el cual fueron planteadas las preguntas, las cuales buscaban desentrañar
todo un conjunto de significados que al final fueron la novela Sangre ajena.
En tal sentido “Para poder preguntar hay que querer saber, esto es, saber que no
se sabe. Y en el intercambio cuasicómico de preguntas y respuestas de saber y no
saber que muestra Platón, se puede reconocer que para todo conocimiento y
discurso que quiera conocer el contenido de las cosas la pregunta va por
delante.”48 Podemos decir entonces que el escritor ya conocía en parte esa
realidad, ese contexto social en el cual emerge el mundo de los sicarios, puesto
que ha sido testigo de la historia y de los conflictos de nuestro país. De modo que
las preguntas no están elaboradas pensando en lo que quería saber el que
pregunta sino más bien lo que se proponía evidenciar desde otras miradas ante
los lectores, contar un fragmento de historia desde la óptica o focalización de uno
de los muchos protagonistas desconocidos por los escritores oficiales de esta.
Preguntas desde las que Alape se interrogó a sí mismo para saber qué quería
investigar y cómo lo haría para luego pasar a hacer los interrogantes a su sujeto-
objeto de estudio.
Si, de acuerdo con la primacía hermenéutica de la pregunta, preguntar es abrir, es
sacar a relucir y desentrañar un saber, aquí vemos cómo se abre todo un mundo,
toda una historia que rodea a Ramón Chatarra, una consecuencia de esas
circunstancias históricas. Podríamos decir que es a partir de esas preguntas que
elabora Alape que se nos abre la puerta que nos pone ante el personaje como si
fuéramos cómplices en la acción que se nos presenta, “Usted toreó las llamas de
mis recuerdos entonces saque papel y escriba, y ojalá no le tiemblen la
consciencia y el entendimiento”49. Son las palabras de Ramón Chatarra cuando
decide ponernos de frente con su vida, que hace parte de la dolorosa historia de
Colombia.
48 Ibíd., p. 440 49 ALAPE, Op. cit., p,15
118
Gadamer en Verdad y Método nos refiere que el sentido de preguntar consiste en
dejar al descubierto la cuestionabilidad de lo que se pregunta, de ponerlo en
suspenso de manera que se ponga en evidencia la contradicción. El sentido de
cualquier pregunta sólo se realiza en el paso por esta situación de suspensión, en
la que se convierte en pregunta abierta. “La verdadera pregunta requiere esta
apertura, y cuando falta no es en el fondo más que una pregunta aparente que no
tiene el sentido real de la pregunta”50.
Vamos aclarando así, cómo si Sangre ajena es una novela hecha de la palabra
oída en el dialogo, es porque por medio de preguntas es posible desentrañar no
tanto lo que se quiere saber para sí sino lo que se quiere evidenciar, es decir lo
que se quiere dar a saber a los lectores. Tenemos entonces que Sangre ajena es
el resultado de preguntar a los jóvenes, para tratar con ellos de desentrañar sus
pensamientos por medio de la palabra. Las preguntas que surgían en estas
reuniones del autor con los jóvenes tenían un horizonte claramente definido. Por
medio de estos diálogos es que el lenguaje da cuenta de los pensamientos y las
visiones de mundo de este sector de la sociedad.
Lo cual viene a dejarnos en claro que “La dialéctica como arte del preguntar sólo
se manifiesta en que aquel que sabe preguntar es capaz de mantener en pie sus
preguntas, esto es, su orientación abierta. El arte de preguntar es el arte de seguir
preguntando, y esto significa que es el arte de pensar”,51 de investigar haciendo
partícipe al interrogado. El buen manejo de este procedimiento investigativo surge
de las profundas reflexiones críticas acerca de la investigación social de corte
positivista. Es en el óptimo uso del diálogo de quien sabe escuchar y respetar al
otro donde radica el éxito de la investigación que arroja como resultado la
constatación, desde el lenguaje de la estética, de un momento crucial en nuestra
50 GADAMER, Op. cit., p. 440 51 Ibíd. p.444.
119
historia narrado en el libro La hoguera de las ilusiones y en la novela Sangre
ajena.
En Gadamer hallamos la constatación de cómo El autoexamen del yo planteado
por Sócrates está también ligado con el poder hermenéutico de la pregunta. A
partir de ello podemos ver cómo la dialéctica se constituye aquí como camino,
como un puente, procedimiento o método de investigación. “El arte de la dialéctica
no es el arte de ganar a todo el mundo en la argumentación. Por el contrario, es
perfectamente posible que el que es perito en el arte dialéctico, esto es, en el arte
de preguntar y buscar la verdad, aparezca a los ojos de sus auditores como el
menos ducho en argumentar”52
Dice también Gadamer que en este arte de la conversación los interlocutores no
deben mantener sus juicios o enunciados en paralelo, y esto es lo que hace
precisamente Arturo Alape, escuchar con la humildad y el respeto que caracteriza
a un investigador de su talla. De esta manera indaga y escudriña en su
interlocutor, y este respondiendo, está entregando todo ese conocimiento a su
entrevistador quien se dedica a escucharlo. Y los intérpretes que dialogamos con
el texto también escuchamos porque sabemos que no sabemos lo que los
personajes dicen. Nos acercamos a la novela en busca de respuestas a nuestras
preguntas, en ese sentido se desarrolla nuestro diálogo con el texto, nuestra
actividad hermenéutica.
La hermenéutica nos permite entender e interpretar el texto, nos permite que
veamos en él, en lo que se va convirtiendo el entrevistado de esta obra que se
vuelve una carta abierta que viaja en el tiempo y cuenta hechos de los cuales
Alape es consciente pero que necesita interpretar por medio del lenguaje del otro,
ateniéndose al hecho de que “la forma literaria del diálogo devuelve lenguaje y
concepto al movimiento originario de la conversación. Con ello la palabra se
52 Ibíd., p. 444
120
protege de cualquier abuso dogmático”.53 Es decir, las palabras se liberan de estar
encadenadas a significar sólo una cosa, se vuelven un arte para hacer o deshacer
cosas. Para formar o desbaratar concepciones de mundo.
En el arte del dialonauta, como en el arte de comunicarse por medio de la
epístola, vemos cómo se da relevancia a la comunicación con el otro. Notamos
aquí como este autor resalta la conversación. Ramón está hablando con quien lo
escucha y de esta forma se evidencia la espera de una actitud que responda a lo
dicho. Es en este sentido que encontramos una correspondencia con lo planteado
por el autor de Verdad y método cuando define este tipo de relación: “el arte
epistolar consiste en no dejar que la palabra escrita degenere en tratado, sino en
mantenerla abierta a la respuesta del corresponsal”54.
Alape también esperaba unas respuestas, no de un corresponsal, sino de un joven
que sabía lo que él no sabía. Es por ello que el personaje que escucha nos dice:
“Le monté una cacería implacable para persuadirlo de que hablara conmigo, me
permitiera escucharlo, y me autorizara para escribir sobre su vida”55 . Lo busca
para que hable con él, no simplemente para que le cuente su vida, Alape
simplemente hubiera podido investigar hechos históricos, datos enciclopédicos o
estadísticos para realizar su trabajo, y obtener unos resultados, pero él prefiere
hacerlo por medio de la conversación, escuchando.
Ramón en repetidas ocasiones le dijo que ya había contado la historia de su vida
y que por lo tanto no tenía ya sentido. El personaje que escucha nos dice que este
aceptó hablar con él, queda entonces claro que ésta novela se lleva a cabo por
medio del diálogo, se volvió una conversación escrita. La novela está narrada en
primera persona, y esto le permite a Ramón Chatarra hablar a la vez con nosotros
los lectores.
53
Ibíd., p, 446. 54 Ibíd., p, 447. 55 ALAPE, Op. cit., p.14.
121
Vemos el progreso de una semiosis infinita en el desarrollo de esta novela porque
el autor interpreta y los lectores interpretamos al autor, seguidamente nosotros
seremos interpretados por otros, una definición o interpretación de signos y
símbolos va provocando otra. “El que un texto transmitido se convierta en objeto
de la interpretación quiere decir para empezar que plantea una pregunta al
intérprete”56.
Las vivencias de Ramón Chatarra van sembrando esa pregunta, ese querer saber,
el deseo de seguir escuchando atentamente. Quien permite el fluir de la palabra a
su interlocutor es porque quiere seguir conociendo, seguir explorando lo que este
tiene dentro de su pensamiento y de su memoria y cómo esto afecta el resto de su
vida: “Cuando nos despertábamos Lola se encargaba de darnos el desayuno, nos
limpiaba la cara y nos ponía otra ropa; y así nos la pasábamos como metidos en
frasco de tedio, enfermos por el tiempo lento porque nosotros no teníamos nada
qué hacer. Las horas estaban enjauladas en su prisión”57.
El que escucha logra que Ramón salga de ese frasco iluminando su verdad, le
permite desenjaular esas horas llenas de palabras que no fluyen, llenas de
lenguaje que da cuenta de tanta miseria a la que está sometida no sólo la familia
de Ramón sino mucha gente víctima de la desigualdad económica. Vemos aquí
cómo por medio de la pregunta con un horizonte dialéctico pueden aflorar
propiedades tan especiales del mundo del lenguaje, dejando ver cómo con
lenguaje hacemos y deshacemos el mundo y el pensamiento que lo concibe, por
medio de la palabra Ramón y sus hermanos imaginaban el mundo convirtiendo
sus propios cuerpos en enseres domésticos como mesas, lámparas o alfombras
voladoras.
En estos elementos que reconstruyen una vida es donde Alape va descubriendo
que hay mucho por hacer, que no es sólo interpretar. Alape se propone iluminar lo
56
GADAMER, Op. cit., p. 447 57 ALAPE, Op. cit., p. 20-21.
122
que se oculta detrás de todos esos testimonios escuchados, es un Hermes que
navega, se mueve y sabe viajar en el diálogo por los caminos de la interpretación.
“Así pues, el que quiere comprender tiene que retroceder con sus preguntas más
allá de lo dicho; tiene que entenderlo como respuesta a una pregunta para la cual
es la respuesta. Retrocediendo así más acá de lo dicho se pregunta
necesariamente más allá de ello”58.
El sentido de los textos va mucho más allá de lo que el autor tuvo la intención de
plantear y la tarea de comprender se orienta en primer término al sentido del texto
mismo. Independientemente de lo que el autor haya querido plasmar en su escrito,
el hermeneuta, el intérprete, descubre cosas nuevas debido a que el lenguaje es
inagotable, y las mismas palabras, el mismo texto puede decirnos cosas diferentes
una y otra vez; por eso, interpretamos y percibimos que retrata una investigación
profunda. Trata de dibujarnos la realidad por la que en el diálogo pregunta,
responde, argumenta. Demostrando que con la herramienta del diálogo podemos
hacer infinidad de cosas y es esto lo que se percibe en la novela que tratamos,
nos muestra cómo es la realidad, porque los medios y la política que nos imponen
sólo dejan ver un mundo falso. Por ello en el diálogo con la novela analizamos y
sentimos cómo es en verdad la vida del sicario, la que nadie conoce, la que nadie
imagina; porque no es como la ven en la televisión, en programas que sólo
buscan vender, ganar audiencia, allí no vemos sentimientos ni vivencias tan reales
como en este texto literario que nos ocupa y preocupa.
Si en nuestro país no se conoce al sicario es porque nadie dialoga con el, vivimos
en un país donde si las bandas o pandillas juveniles piden un acercamiento de
diálogo el presidente les responde que no habrá tregua, les advierte que los
combatirá y que la única salida es el sometimiento a la justicia. Se puede llegar a
una solución por medio del diálogo, pero aquí prima el lenguaje de las balas, la
58 GADAMER, Op. cit., p. 448
123
imposición de la ley del más fuerte económicamente hablando, del más poderoso
poseedor de armas.
A los sicarios, que en últimas son víctimas de la expansión de la miseria, se les
aplica la ley, una ley que no corrige sino que degrada y siembra más odio en sus
corazones. Esas leyes, hechas también de lenguaje, se imponen para degradar,
mientras que, como lo observamos en Sangre ajena, el poeta que dialoga con el
sicario construye un tejido de sensibilidad que aporta esperanza y confianza en el
futuro de ese ser que resiste; además de dejar ver por medio del diálogo el
profundo sentido histórico y ontológico que anida en los habitantes jóvenes de un
sector como Ciudad Bolívar. Analizando el diálogo como hilo conductor que lleva
al desarrollo de este trabajo vemos cómo locutor e interlocutor se entrelazan en él
y cómo de esta manera se va tejiendo un resultado que conduce por infinidad de
senderos que se bifurcan en el pensamiento “Una palabra conduce a la siguiente,
la conversación gira hacia aquí o hacia allá, encuentra su curso y su desenlace, y
todo esto puede quizá llevar alguna clase de dirección, pero en ella los dialogantes
son menos los directores que los dirigidos” 59
Si decimos que los dialogantes se entrelazan en la madeja, en este hilo conductor
que es la conversación, es posible que en nuestra mente se forme un nudo, y
¿qué sucede cuando se nos forma un nudo?, giramos hacia aquí y hacia allá para
encontrar un desenlace. Aplicándolo al caso de Ramón Chatarra observamos
cómo este va hacia atrás, a esculcar en su memoria, removiendo sus recuerdos
más recónditos para desenrollar la madeja de su memoria y llegar al desenlace,
es decir, para llegar a contar y por medio del diálogo generar un fruto. Cuando
descubrimos esto podemos decir que Ramón Chatarra ya se encuentra atrapado
en el sentido de la pregunta por su ser histórico, porque los personajes no
entraron en un simple diálogo sino que se trenzaron en él con sus propias historias
59 Ibíd., p, 461
124
de vida para incitarnos a la pregunta clave por un momento crucial en la historia
del país.
Por medio de esta conversación que entablan estos dos hombres se llega a un
acuerdo, también nosotros los lectores lo hacemos, acordamos el tema y nos
inmiscuimos en lo que se plantea allí donde aquellos dos interlocutores hacen una
especie de contrato, donde el uno escucha con respeto y el otro navega en la
historia de su pasado por medio de sus términos, permitiéndonos ver de qué
manera se hacen cosas con la palabra, con la presencia de ese ser que nos habita
y nos define, con la presencia de ese ser que es el lenguaje.
Si estamos resaltando la importancia del lenguaje en el diálogo, es importante
también reflexionar acerca de su ausencia, puesto que también en esta novela
podemos evidenciar dicho aspecto que ayuda a que se desencadene la odisea
que viven los dos jóvenes que huyen de su propia miseria; esta ausencia ayuda a
que estos niños se trasformen precozmente en hombres que dejan de jugar a la
lámpara o al tapete imaginario para empezar a trabajar con las armas, empezando
su vida laboral y social como matones a sueldo egresados de la universidad de la
calle, graduados en una escuela para sicarios.
Hemos visto entonces cómo con el lenguaje apalabramos el mundo que
interpretamos, porque de él surge ese ser histórico que es Ramón Chatarra. Es
por medio del lenguaje que Alape adquiere los elementos testimoniales para tejer
su propia historia y plasmar en Sangre ajena un momento crucial en el devenir
histórico del país.
Veamos pues cómo la falta de diálogo degrada al ser humano, lo degenera,
porque si somos lenguaje, si nos construimos con él, ¿qué sucede si está
ausente? ¿Qué pasa si no hay un diálogo permanente que permita su desarrollo?
Somos seres diferentes a las cosas y los animales por el lenguaje, pero ¿qué
125
somos sin él? El lenguaje es el que nos da la característica de seres humanos
más desarrollados que el resto de los seres vivientes. Y es gracias a la
hermenéutica del lenguaje que podemos interpretar en la novela lo que sucede
cuando falta de diálogo:
Lo de la volada de la casa pasó sin pensarlo. Fue a causa de las malas calificaciones. Mi mamá nos dio garrote cuando tuvo la libreta de calificaciones en las manos. El día de la entrega de las calificaciones pasamos por mudos, no le dijimos nada, sólo esperábamos el golpe de la sorpresa. Ella fue al colegio y de inmediato le preguntaron que por qué no había ido antes, que los dos habíamos perdido el año. Después de semejante paliza que nos dejó amoratadas las piernas, nos largamos para la calle60
Aquí observamos claramente la ausencia de diálogo, no se manifiesta tan siquiera
en un regaño o un reproche hacia los hijos, lo único que aparece es violencia y
maltrato; sabemos que cuando aparece el reproche, el regaño o el reclamo como
un llamado a la conversación pueden surgir preguntas, a las cuales se puede
responder de acuerdo a la manera en que estas se realicen. Es a este hecho a lo
que podemos denominar la aparición del diálogo, la presencia del lenguaje como
mediador, como supresor de conflictos irremediables y es allí donde podemos
hallar el profundo drama del sicario, en la ausencia de diálogo con ellos.
Nos mueve a la reflexión el hecho de que estos dos niños, víctimas del desamor,
de la falta de comunicación entre ellos y sus padres, sean lanzados a la calle para
convertirse en matones a sueldo al servicio de poderosos criminales, al servicio
del hampa política y narcotraficante de este país. De aquí que estemos de
acuerdo con lo que plantea Gadamer como una propuesta investigativa basada en
el diálogo como modelo, en la participación de los sujetos que deben ser
integrados a la investigación. Puesto que no es posible desarrollar el conocimiento
60
ALAPE, Op. cit., p.29.
126
en torno a los seres humanos si no hay un diálogo participativo que gire en torno a
lo que se pretende conocer.
Sin la participación y el diálogo no es posible conocer el contenido o la falta de
sentido de una teoría dentro de las llamadas ciencias del espíritu. Sólo allí podría
ser expuesto el verdadero criterio con el cual se adelanta la investigación. El
modelo del diálogo, puede aclarar la estructura de esta forma de participación del
sujeto investigado o de la comunidad donde se lleva a cabo la aplicación de una
teoría de la investigación en el campo de las ciencias humanas o sociales, pues
según Gadamer: “el diálogo se caracteriza también por el hecho de no ser el
individuo aislado el que conoce y afirma, el que domina una realidad, sino que
esto se produce por la participación común en la verdad”61como ya ha sido
referido atrás.
Leyendo Sangre ajena podemos constatar que no se trata de la simple
reproducción de preguntas y respuestas a un sicario. Este procedimiento en su
presentación habría convertido el libro cuando más en un gran reportaje. No
hallamos aquí las características generales del sicario por medio de simples
preguntas y respuestas, sino en el sentido que se da a este diálogo, en la forma y
el contenido de un informe elaborado con la escritura de la poesía, informe que a
su vez podemos leer como un testimonio, una narración conducida a través de un
diálogo donde quien dice su palabra es escuchado con la habilidad de quien tiene
agudizado este sentido de tan escaso desarrollo para la mayoría de investigadores
al servicio del modo de producción dominante, escuchado por quien sabe dar un
horizonte de sentido a su pregunta, de quien sabe construir un retrato de la
realidad a través del diálogo como interpretación.
Arturo Alape, un hombre que nace al mundo artístico con una gran admiración por
la pintura y que realizó imágenes plásticas de esta realidad donde habitó, tiene a 61 GADAMER, Op. cit., p. 313.
127
su favor la comprensión de la diferencia que plantea Gadamer entre la plástica y la
literatura como dos maneras de retratar a un personaje y la realidad que lo rodea.
El diálogo de Alape con su modelo se encuentra dominado en la narración por el
personaje retratado, por el retrato mismo y de este modo la figura de Ramón
Chatarra aparece inmersa en el movimiento de la vida. La pintura que ilustra la
portada de la novela, el título, y los epígrafes que encabezan este retrato, ya nos
llevan a preguntarnos por la manera en que se funden distintas disciplinas para la
creación de una obra de arte en la capacidad creativa de Arturo Alape.
El texto habla de un tema, pero quien lo logra interrogar es en últimas la agudeza
del intérprete. El novelista logra plasmar como producto de su investigación no
sólo lo que su modelo le cuenta, sino lo que él logra ver y analizar, como producto
de ese diálogo con el otro a la luz de la historia. “Había encontrado al hombre y su
historia en la grandeza de su gestualidad (…) su voz tendrá la característica y
timbre propios que hablarán por otras voces”62.
El que sabe preguntar no sólo está allí para escuchar la historia que le cuentan,
también es consciente de que por medio de la observación tranquila y respetuosa
de un contexto social se logra desentrañar esa historia y al saber que ha
encontrado a su personaje permite al lector entender ese trance en que entra ese
hombre para empezar a convertirse en personaje, en narrador directo y
omnipresente. Esa transformación en que entra mientras toma su gaseosa nos
comunica algo que no está escrito en la novela. Como no basta con lo que dice el
joven reciclador, para ello está presente en la novela la atenta observación e
interpretación del que escucha, toma nota y dice:
Nada detiene el fluir de sus recuerdos: la distancia es apenas una línea imaginaria que conduce inevitablemente por los senderos del horror, imperturbable imagen de la dureza cotidiana. Su pelo liso: amonado, de puerco espín, fornido, con su voz que recorre el escalofrió de una vida
62
ALAPE, Op. cit., p.13.
128
sembrada de acontecimientos y hoy despunta como ilación de una historia aún no concluida, que será contada con su visión y el reposo, si alguna vez lo ha tenido en la vida.63
Con una mirada del lector a los epígrafes, el retrato que pinta Alape del personaje
para la portada y el título de la novela el poeta logra describir ese texto que es
Ramón Chatarra, quien está pronto a construir otro texto, el de su vida que
encarna toda una historia y un conflicto que azota a Colombia. Con una mirada
analítica describe ese estado y esa apariencia que percibe e imagina en el
personaje a retratar con palabras, es aquí donde el autor, el intérprete, logra el
sentido que va adquiriendo el texto producido, él ve, escucha, pregunta y capta
para interpretar su actitud que también aporta sustancialmente al fin de los
resultados.
Es una tarea mutua del creador de la obra artística y su modelo, el hecho de
plasmar en el diálogo que se desarrolla en la novela esa génesis del sicario que
culminan en Sangre Ajena. Observamos entonces en la forma como se plantea la
investigación asumida por Alape que “la forma de realización de la conservación,
en la que un tema accede a su expresión no en calidad de cosa mía o de mi autor
sino de la cosa común a ambos”64 está presente de una manera contundente.
El autor aquí ha dejado fluir sus pensamientos, la esencia de su ser, su conciencia
histórica y la memoria de su propia infancia. El hecho de desplazarse a este sector
nuevamente, a este sector marginado de la capital del país después de haber
hecho allí el Taller de la memoria, implica que ya tenía otras intenciones literarias,
quería sacar a relucir una verdad, pero no por esto silenció a su sujeto- objeto de
estudio, le dio en cambio el poder de la palabra.“Todo comprender es interpretar, y
63
Ibíd., p.15. 64
GADAMER, Op. cit., p. 467.
129
toda interpretación se desarrolla en el medio de un lenguaje que pretende dejar
hablar al objeto y es al mismo tiempo el lenguaje propio de su intérprete” 65
Entendida la conversación como una contradicción donde los hablantes se
enfrentan. Podemos entender que de ese diálogo nace la interpretación.
Hablamos y a medida que nos entrelazamos en esa relación con nuestro
interlocutor vamos interpretando no sólo lo que dice, sino también su aspecto, sus
movimientos.
Podríamos decir entonces que la descripción de esta interpretación se convierte
en una segunda fase de la conversación, se convierte en los diálogos de Arturo
Alape con la historia a través de los elementos del lenguaje literario que dan
cuenta de ella.
65 Ibíd., p. 467
130
4. PROPUESTA PEDAGÓGICA
Más que un deber como ciudadanos, es un acto de fraternidad con nuestra
sociedad velar por posibles soluciones a nuestros conflictos por medio de nuestra
labor docente, labor con la cual podemos hacer y deshacer muchas concepciones
en nuestros jóvenes. Es necesario emplear herramientas que estén a nuestro
alcance para ayudar a ver de un modo diferente uno de los mayores conflictos que
nos aquejan, el sicariato.
Es el aula el lugar en el cual encontramos muchos mundos, muchas concepciones
de él, pero es allí donde podemos configurar lo que tanto deseamos, una
formación integral, una formación más humana que adopte valores para el buen
vivir, y así, de esta manera, a partir de tantos mundos crear uno solo, un mundo
pacífico, una sociedad en la cual primero que atender a la cantidad de
conocimientos, se atienda la calidad. En la escuela por medio de la literatura
podemos buscar prevenir problemas serios como el sicariato, es la forma más
sensata de hacerlo ya que una vez los jóvenes caen en dicho problema es
demasiado difícil sacarlos, por lo tanto debemos aplicar medidas preventivas, no
buscar soluciones cuando el daño está avanzado y ha dejado secuelas, víctimas.
Después de leer la realidad reiniciada66 de las profesoras Victoria Eugenia Ángel,
Luz Marina Henao y Luz Adriana Henao, es interesante concluir y reflexionar
acerca de la formación intelectual, caer en cuenta de cómo ésta no tiene nada que
ver con la acción, con la forma de ser de las personas, no es coherente en
muchos casos lo uno con lo otro; por lo tanto, esta importante lectura nos
demuestra cómo es necesario atender más que nada a la formación crítico-
reflexiva de los estudiantes.
66
ÁNGEL ALZATE, Victoria E; HENAO RESTREPO, Luz M; HENAO CASTAÑO, Luz A. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009.
131
Atendiendo a lo que decía Aristóteles acerca de que hay dos clases de virtudes,
las intelectuales y las de carácter, y que no pueden existir las unas sin las otras,
es necesario apuntar hacia este pensamiento aunque en nuestra sociedad no se
cumpla ya que constantemente encontramos personas con excelente formación
académica pero en cuanto a relaciones humanas ocupan el último lugar, tal vez
nuestros padres o nuestros abuelos conciban que estas dos clases de virtudes sí
deben estar ligadas de una o de otra manera porque constantemente los
escuchamos decir ante un acto indeseable que eso es parte de mala educación, y
a esto añaden, ¿y eso es lo que le están enseñando en la escuela?.
Para nosotros hoy, para nuestros contemporáneos, es obvio que dichas virtudes
no son directamente proporcionales, ya que en la escuela más que formación
humana, más que formación en valores, se nos ha rellenado de información, y
más ahora que se dice que estamos en la era del conocimiento, por lo tanto,
somos aptos para decir nombres de ríos, de capitales, de departamentos,
resultados matemáticos, partes del cuerpo, entre miles, pero no lo somos para
reflexionar ante ciertos hechos, por eso, no podemos decirle a un joven que es un
mal educado cuando insulta o le pega a un compañero, cuando en la escuela sólo
están aprendiendo o consumiendo información mas no valores, no se les enseña
formas de vida, mundos posibles, escasamente los jóvenes medio se comunican,
pero no critican el mundo, no lo apalabran, no lanzan juicios y no saben distinguir
tampoco qué cosas están bien hechas o mal hechas en el momento de enfrentar
sus propios mundos.
Es triste que en nuestro medio la mayoría de los jóvenes tengan que ir a la
universidad para aprender a ser crítico-reflexivos, para tomar la palabra como
herramienta para solucionar los problemas del mundo, para dudar acerca de lo
que dicen los medios de comunicación o hasta de lo que dicen las mismas
personas que los rodean, creemos que es más factible que un joven se vuelva un
matón a sueldo en la época de la escuela o el colegio que en la universidad; la
132
forma como podemos cooperar es trasladar este pensamiento a las aulas de los
adolescentes que aún no despiertan ante la realidad, son jóvenes que hacen lo
primero que aparezca para solucionar un problema económico o un problema de
consumismo, jóvenes que creen que el mundo es tan fácil que se soluciona sin
pensarlo, si nuestros niños adquirieran un pensamiento creativo desde la escuela,
un pensamiento más sensible y humano, si no tuvieran que llegar a la universidad
para ver más allá de sus narices podríamos prevenir tantos problemas, tantos
conflictos que nos aquejan, conflictos tan graves como el de escoger como
universidad la calle y como profesión el sicariato.
Tenemos entendido, o por lo menos, lo que nos han dado a entender es que el
sicariato es un conflicto netamente humano, que son los jóvenes quienes eligen
ese mundo malevo, esa vida de muerte, pero no nos han mostrado qué hay detrás
de todo esto, nos brindan también unas soluciones tal vez muy valederas, pero
que no apuntan hacia la raíz del problema, a diario llueven soluciones, si se les
puede llamar así, soluciones como prohibir el flujo de motos a una hora
determinada, impedir que dos hombres se transporten juntos en esta clase de
vehículos, entre otras medidas desesperadas; pero la raíz del problema sigue
siendo cada vez más fuerte ya que no se brindan proyectos que apunten a la
prevención, y al mismo tiempo que llueven, según muchos, grandes soluciones,
sigue lloviendo sangre en las calles de nuestro país, y no sólo por odio, no sólo
por ajuste de cuentas, sino también por hambre, porque existen máquinas de la
muerte, mano de obra barata dispuesta a matar por un salario, y no porque les
nazca en lo más profundo de sus corazones, es increíble pensar que unos sicarios
intercepten una ambulancia para acabar de matar a un hombre que va herido por
simple gusto o como dicen muchos, por que esa es su naturaleza, o como dicen
otros “ ¡no, es que es de medallo!” es erróneo pensar eso, si matan es por que
oportunidades laborales no hay, y las pocas que hay de estudio y de progreso se
agotan, debemos darnos cuenta de que nuestra naturaleza, la naturaleza de los
133
hombres es vivir más o menos dignamente, y si lo único que nos ofrece el medio
es matar por plata, entonces qué podemos esperar ¿ más sangre?, sí, más sangre
ajena, aquella que no nos duele porque se ha vuelto normal pero que nos lleva a
la destrucción por no tener verdadero carácter para enfrentarla.
Aristóteles rechazaba el conflicto como algo humano, él decía que el conflicto
surgía por la debilidad de carácter de los individuos o por convenios políticos
desafortunados, a partir de esto podemos cuestionarnos y no sólo echarle la culpa
o criticar lo que hace nuestra sociedad y sus autoridades frente al problema del
sicariato, debemos preguntarnos si la debilidad de carácter la poseen los jóvenes
que delinquen o en verdad es a nosotros a quienes nos falta ese perfil para entrar
a formar parte de la solución, por lo tanto, el llamado que hacemos es a continuar
haciendo algún aporte, por pequeño que parezca, alguien puede partir de allí y
mejorarlo, aportando herramientas que conlleven a una mejor juventud, una
juventud libre de derramamiento de sangre en las calles, desde la parte educativa
podemos ayudar a prevenir que se desarrollen este tipo de problemas como el que
hoy nos aqueja a los colombianos.
Se dice que el cristianismo ha pretendido regular la conducta humana a través del
soborno de la inmortalidad y del temor al infierno, que pretendía que por miedo al
castigo eterno la gente no obraría mal, pero cuando hablamos de un sicario,
encontramos que es un ser exageradamente religioso, encomendado siempre a la
virgen, los sicarios más que ningún otro religioso tienen presente a toda hora la
Ley Divina, rezan sus armas y sus balas, rezan por sus vueltas, por sus
compañeros, por sus madres y por su difunto; pero ¿por qué entonces faltan a la
ley? ¿Por qué matan si la Ley Divina dice “no matarás”?, tal vez la respuesta sea
porque necesitan subsistir, porque de pronto se les trastoca la realidad y creen
que están en el infierno aguantando hambre, respirando miseria, viendo a sus
padres faltándose al respeto y a sus hermanitos también sufriendo a causa del
134
entorno de pobreza que les tocó, por eso matan, porque atienden primero a la
situación inmediata más que a su futura salvación.
Debemos tener en cuenta la imagen tan poderosa que tiene un sicario acerca de
Dios, ya que éste siempre les ayuda, los protege, gracias a la intercesión de la
virgen, pero aún así violan su Ley que dice que los hombres no debemos matar, y
si no hacen caso a Dios, en el cual sí creen apasionadamente, ¿ cómo podrán
hacer caso a las leyes inventadas por los hombres, por personas de carne y hueso
en las cuales no creen?, por eso y por muchos aspectos más debemos formular
proyectos bien fundamentados para que las personas y sobre todo nuestros
jóvenes, se apropien de ellos.
Una de las preguntas que pueden surgir al leer este documento puede ser cómo
existen jóvenes que toman el camino de la delincuencia sin necesidad alguna, en
algunos casos vemos jóvenes con una situación económica buena que no
necesitan ni siquiera trabajar, y que aún así matan, roban y hacen infinidad de
fechorías, y no por dinero, como respuesta a esto podríamos acudir a lo que
expone la profesora Victoria Eugenia Ángel, quien citando a David Hume nos
habla de un emotivismo moral, según el cual, nuestros juicios proceden de las
emociones y éstas se orientan a inducir a los demás para que sientan lo mismo.
“Aunque la razón plenamente asistida y mejorada sea bastante para instruirnos
sobre las tendencias útiles o perniciosas de las cualidades, no es, por sí sola,
suficiente para producir ninguna censura o aprobación moral (…) Hace falta que
se despliegue un sentimiento, para dar preferencia a las tendencias útiles sobre
las perniciosas”67. Ese sentimiento al que se refiere Hume podemos interpretarlo
como lo mucho que podemos hacer desde las aulas, crear sentimientos
67 HUME, David. Investigación sobre los principios de la moral. Buenos Aires: Aguilar, 1968. P.166-167, citado por: ÁNGEL, Victoria. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009. P. 27.
135
diferentes en nuestros estudiantes, sembrar más ética y ejemplificar por medio
de la literatura, debemos impedir, por todos los medios a nuestro alcance que
sea la televisión quien forme a los niños, a los adolescentes, ya que cuando
salen al aire programas, series o telenovelas acerca de la delincuencia o el
sicariato, nos encontramos con que los jóvenes no toman de allí algo que los
forme moralmente sino que por el contrario resultan hablando y comportándose
como el matoncito o el drogadicto de moda en la televisión, es allí donde
empezamos a percibir aquello de la emotividad moral y se nos convierte en un
emotivismo peligroso y contagioso que enferma desde los jóvenes más
necesitados, que ven la delincuencia como una profesión a seguir, hasta los
menos necesitados, quienes actúan perniciosamente sólo por sentirse más
hombrecitos o por ganar respeto.
A este gran problema de emotivismo como lo es la mala televisión, o la mala
interpretación, se suma el hecho de que los jóvenes, dejándose llevar por lo que
dice el otro de que por medio de esas actividades malevas saldrán y sacarán
adelante a sus familias, terminan contagiándose y haciendo las mismas cosas
malas que sus amigos o los prototipos de su barrio.
Uno de los peligros del emotivismo es que puede llevarnos a un relativismo moral al equiparar la proposición “esto es bueno” con “yo apruebo esto, hazlo tú también”, es decir, el consenso sobre lo que es bueno dependería del poder de persuasión de mi interlocutor, no de un criterio objetivo, trayendo como consecuencia no poder distinguir las expresiones de preferencia personal de las expresiones valorativas68
Todos los aspectos que están en contra de la formación integral de los jóvenes
podemos usarlos a la inversa, ¿que tal si usamos esa emotividad con los libros
tratados en clase? ¿Que tal si hacemos que los jóvenes tomen de prototipo lo
aprendido en las lecturas guiadas por su maestro? Son herramientas que
podemos usar para beneficio de la sociedad, una sociedad de hiperconsumo, que
compra por comprar, personas que cada vez quieren tener más y mejores 68
ÁNGEL ALZATE, Victoria E. Op. Cit P. 27
136
artículos que los que su capacidad económica puede ofrecerle, en medio de esto
puede aparecer el sicariato como forma de lucro “fácil” e inmediata para satisfacer
los antojos más inmediatos de los jóvenes; tenis, ropa de marca, festejos, mujeres,
motos etc.
Según nos dice la profesora Ángel, la literatura y el cine juegan un papel más
importante que los museos o los monumentos a la memoria, porque tanto el lector
como el espectador se pueden poner en el lugar de los protagonistas; siendo así
las cosas, debemos ponernos la tarea de tener más libros, más lecturas al alcance
para robarle a la televisión la educación, que la tiene en sus manos, debemos
darnos cuenta y mirar atrás para ver cómo en la antigüedad las obras trágicas y
las comedias se valoraban, entre otras cosas, por su contenido ético, a esto y a
muchas otras cosas se refiere Martha Nussbaum cuando nos propone la literatura
como salvación, como un camino para educar más y de una mejor manera.
Para tratar de conseguir progreso con nuestros estudiantes, debemos acudir a los
aportes que han hecho diferentes pensadores, y estar de acuerdo con tomar para
nuestro beneficio aquellos aspectos importantes para mejorar.
La literatura es más importante en un aspecto muy concreto, es decir, cuando se trata de conseguir un progreso moral. La literatura contribuye a la ampliación de la capacidad de imaginación moral, porque nos hace más sensibles en la medida en que profundiza nuestra comprensión de las diferencias entre las personas y de la diversidad de sus necesidades…69
La profesora Ángel nos recuerda o mejor aún, nos hace caer en cuenta cómo la
literatura va mucho más allá, “La literatura ofrece una alternativa más motivadora,
69
RORTY, Richard. Filosofía y futuro. Barcelona: Gedisa, 2002. P.158, citado por: ÁNGEL, Victoria. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009. P. 61.
137
más atractiva que un tratado sobre ética, en el momento de trabajar sobre valores
ciudadanos con los estudiantes”70.
Según esto, la literatura se adentra más en el ser porque toca aspectos que
quizás la ética o hasta la misma filosofía no alcanza a tocar, ya que son aspectos
muy profundos, podemos atrevernos a decir que la literatura se adentra en la
razón y los sentimientos e influye de gran manera complementando nuestra labor
docente, y sobre todo nuestra labor pedagógica, la cual siempre deberá apuntar
hacia una formación integral y no a la cantidad de contenidos.
Respecto a la formación integral del ser debemos tener en cuenta aquello que dice
Steiner de cómo la literatura se ocupa esencial y continuamente de la imagen del
hombre, de la conformación y los motivos de la conducta humana.
Aprovechando nuestra máxima herramienta, nuestra facultad del lenguaje,
podemos conseguir convencer y fomentar estrategias sobre el buen
comportamiento, ya que por medio del lenguaje apalabramos el mundo, lo
construimos, con él también podemos cambiarlo, si el lenguaje está en el centro
según el giro lingüístico, entonces con él es fácil y práctico modificar el
pensamiento, si no lo hacemos estaríamos ligados a la inmediatez, a lo del
momento, a lo que está de moda, como diría Humboldt, “ el lenguaje es el órgano
que forma la idea. La actividad intelectual, por entero interior y que en cierta
manera pasa sin dejar huella, se vuelve exterior en el discurso gracias al sonido, y
con ello perceptible a los sentidos. Por eso actividad intelectual y lenguaje son uno
e indivisibles”71.
70
ÁNGEL ALZATE, Victoria E. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009. P. 62 71 HUMBOLDT, wilhelm Von. Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad. Barcelona: Anthropos, 1990. P.74, citado por: HENAO, Luz M. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009. P. 85.
138
Para lograr que nuestras ideas se manifiesten adecuadamente por medio del
sonido, por medio del lenguaje, debemos hacer un buen uso de la retórica, de
nuestra oratoria, recordemos cómo los griegos hacían buen uso de esta y la
definieron como el arte que toda composición o discurso en prosa que se propone
influir en la opinión o en los sentimientos de la gente, recordemos cómo los
sofistas tendían a enfatizar formas de expresión persuasivas, como el arte de la
retórica, que facilitaba a los discípulos técnicas útiles para alcanzar el éxito en la
vida, en especial en la vida pública.
También vale la pena aquí hacer mención de lo planteado por Werner Jaeger en
Paideia donde aduce que los valores más altos adquieren un significado
permanente mediante la expresión artística, pues por este medio estos adquieren
una gran “fuerza emocional capaz de conmover a los hombres” 72. Esto sucede
porque el arte goza desde los inicios del ser humano de un poder ilimitado de
alteración espiritual. De esta manera, debemos preocuparnos por expresar bien
nuestros pensamientos e ideas para que no se queden en el aire, por el contrario,
debemos pulirlos y conmover con nuestro discurso ya que se trata de convencer,
de prevenir y corregir un conflicto, el sicariato, haciendo uso de la literatura, pero
acompañando todo esto con el buen uso del lenguaje, herramienta primordial para
tal fin.
Hasta el momento, creemos que está claro que no debemos ver el proceso de
enseñanza-aprendizaje como algo cuantitativo sino más bien cualitativo, no
debemos pensar en una carga académica que pretenda generar mucho
conocimiento sino que debemos pensar en procesos que sean verdaderamente
formativos, no tanto en el conocimiento de contenidos, debemos trabajar por una
verdadera formación de seres éticos y morales.
La novela nos permite ver que la realidad es más compleja de lo que aparenta, en
ella y en los mundos que encierra podemos palpar la compleja realidad del ser, y 72
JAEGUER, Werner. Paideia. Colombia: Fondo de Cultura Económica, 1992. P. 49
139
es esto lo que debemos enseñarle a los jóvenes en el caso del sicariato,
sensibilizarlos y mostrarles otras realidades como la que viven los personajes de
la historia que se narra en Sangre ajena de Arturo Alape. En la escuela hablamos
hoy de cuatro habilidades básicas: escuchar, leer, escribir y hablar, y éstas son un
muy buen punto de partida ya que sí es cierto que debemos fomentarlas en los
estudiantes, pero ahora debemos entender y reflexionar para qué sirven, debemos
agregar cada vez más nuevas competencias, que por medio de las habilidades
básicas nazca una habilidad analítica que logre sensibilizar los seres.
La profesora Luz Marina Henao nos hace caer en cuenta que el estudiante está
cumpliendo una función de reproducción pero no una función reelaboradora y
crítica del mundo, el estudiante al llegar a la universidad está cargado de una gran
variedad de información, la cual está ausente de críticas por parte de ellos, de este
modo influyen en sus ideologías.
Como es evidente, tanto el mundo de las relaciones sociales que rodean al individuo como la esfera de los medios de comunicación que transmiten informaciones, valores y concepciones ideológicas, cumplen una función más cercana a la reproducción de la cultura dominante que a la reelaboración crítica y reflexiva de la misma. Es ingenuo esperar que las organizaciones políticas, sindicales o religiosas, o el ámbito de la empresa, mercado y propaganda, se encuentren interesados en ofrecer al futuro ciudadano las claves significativas para un debate abierto y racional, que permita repensar opciones relativamente autónomas sobre cualquier aspecto de la vida económica, política o social. Sus intereses, se orientan más hacia la inculcación, persuasión o seducción del individuo a cualquier precio, que a la reflexión racional y al contraste crítico de pareceres y propuestas. Solamente la escuela puede cumplir esta función.73
Trabajos tan importantes como el de la profesora Luz Marina Henao en el capítulo
Valores, Ciudadanía y Educación. Tensiones y Giros en Racionalidad Alternativa,
73 HENAO, Luz M. La realidad reiniciada: Crisis de las certezas y pensamiento transversal. Pereira: Ediciones sin nombre, 2009. P. 105.
140
del libro La Realidad Reiniciada, logra sensibilizarnos a nosotros como futuros
docentes, logra hacernos reflexionar y pensar en hacer algo porque como bien lo
explica ella, ya no se cree en la institucionalidad, nos seducen otros aspectos de la
vida, y sobre todo a nuestros jóvenes, quienes dan sus primeros pasos en la
sociedad. Es pertinente diseñar herramientas de enseñanza para cambiar el
mundo desde el aula, nosotros, los docentes del presente, responsables de la
sociedad del futuro debemos vivir en una constante reflexión.
En la escuela debemos enseñar cosas acordes con lo que estamos viviendo, de
nada nos sirve rellenar a los jóvenes de información, la cual no les sirve de nada,
esta se olvida, si vivimos en un mundo violento, minado de niños sicarios,
debemos sembrar valores, sembrar aspectos morales, esto no quiere decir que le
estemos restando importancia a los otros aspectos académicos, sólo se quiere
caer en cuenta y reflexionar que debemos hacer mucho énfasis en la formación en
valores, enseñar a los jóvenes de qué se trata todo aquello que se desenvuelve en
el medio social, mostrarles el verdadero trasfondo de los problemas que nos
aquejan, en este caso, estudiar el verdadero trasfondo del sicariato, qué
sentimientos acompañan a sus personajes, contra qué sentimientos tienen que
luchar o qué culpas deben cargar, todo esto es posible, como lo expone Martha
Nussbaum, por medio de la literatura.
A diario vemos en la televisión ciertos comerciales que nos previenen acerca de la
explotación de menores, quienes no pueden trabajar, nos alertan de cómo los
menores de edad son explotados pero nunca nos muestran cómo un sicario es
también explotado por el autor intelectual de los crímenes que comete.
Según Martha Nussbaum por medio de la literatura y especialmente por medio de
la novela74 pueden revelarse al lector aspectos como abuso del poder y otras
74
Para Martha Nussbaum “la novela es una forma moralmente controvertida que expresa, con su forma y estilo, en sus modalidades de interacción con los lectores, un sentido normativo de la vida”. Pàg. 26. En Justicia Poética, Editorial Andrés Bello, Chile 1997.
141
situaciones, si pensamos acerca de lo que nos dice Nussbaum en Justicia Poética,
podemos decir y argumentar una vez más que el problema del sicariato puede ser
tratado, divulgado y prevenido desde la escuela usando como herramienta los
libros. Según la profesora Luz Marina, citando a Adela Cortina, una Civilización de
Pensamiento reclama en estos tiempos ciudadanos que aprehendan los valores
esenciales de Prudencia, Justicia y Solidaridad, ya que en este mundo no es
suficiente con adelantos tecnológicos mitificados bajo el nombre de progreso
mientras que la humanidad en realidad va en retroceso moral.
Es necesario cuestionarnos y respondernos en donde quedó el humanismo, el
cual ponía al hombre en el centro, en donde queda la riqueza de leer clásicos, los
cuales si están verdaderamente cargados de valores.
Teniendo en cuenta que el trabajo desarrollado por Arturo Alape está construido
por medio del diálogo, mediado por el lenguaje, por medio de entender y escuchar
al otro en una conversación que los compromete a los dos, locutor e interlocutor,
Ramón y quien lo escucha; es necesario mencionar y resaltar aquí la competencia
comunicativa, entendida como la capacidad de comprender, construir, reconstruir
e interpretar los diferentes eventos comunicativos, donde se tiene en cuenta algo
más que el significado explícito o superficial, se tienen en cuenta también las
implicaciones, las intenciones.
Acudiendo a los lineamientos curriculares de la lengua castellana, nuestra pista de
aterrizaje como docentes o como futuros docentes, es importante señalar que allí
se encuentra expuesto este aspecto tan importante como lo es la competencia
comunicativa, si bien hemos aprendido y ya lo hemos mencionado anteriormente,
el lenguaje nos sirve para apalabrar el mundo, para construirlo y para criticarlo;
debemos cuestionarnos y ponernos en la tarea de desarrollarlo con buenos
fundamentos en nuestros estudiantes.
142
Después de abordar para nuestro trabajo la novela Sangre ajena del colombiano
Arturo Alape cabe destacar en él que no fue sólo una persona que llegó a entablar
una charla con un reciclador y así brevemente escribir un libro, no, por algo al
empezar este trabajo señalamos cómo fue un hombre que dejó de combatir por
medio de las armas, por medio de la violencia, para entablar su lucha con una
herramienta tan poderosa como lo es el lenguaje, vemos así a un hombre que
llegó a desarrollar un gran potencial lingüístico, una gran competencia
comunicativa al querer indagar y profundizar en aspectos de nuestra historia, un
hombre que se dejó tentar por la cara de satisfacción de un sicario después de
haber matado a un amigo suyo, esto lo provocó a querer profundizar en el tema y
a ampliar este por medio del lenguaje, por medio de la interacción y el diálogo, él
no se fue a las enciclopedias sino que acudió al contexto de la realidad externa y
la aprehendió por medio del lenguaje.
Desde los lineamientos curriculares vemos esa preocupación por que este aspecto
deba desarrollarse en los jóvenes, que se aplique este planteamiento o no
depende sólo de nosotros como docentes, de cómo lo volvamos una herramienta
de trabajo para que en la escuela no se sufra de tanta pobreza y pereza mental
donde los estudiantes ven una serie de televisión acerca del sicariato o el
vandalismo e inmediatamente quieran adquirir estos comportamientos dejándose
contagiar por lo emocionante que lo muestran los medios de comunicación
quienes se aprovechan de esos seres inermes e ignorantes que interiorizan toda
esta información sin someterla a la crítica o a la comparación con obras literarias o
con nuestra historia.
Acudiendo a lo planteado en los lineamientos curriculares, donde se cita a Dell
Hymes, sociolingüista y antropólogo, vemos que es este autor quien introduce el
aspecto de competencia comunicativa, se preocupó por llevar más a fondo el uso
del lenguaje, lo plantea como algo más de interacción y de adecuado uso de
acuerdo a los diferentes actos comunicativos :
143
El niño adquiere la competencia relacionada con el hecho de cuándo sí y cuándo no hablar, y también sobre qué hacerlo, con quién, dónde y en qué forma. En resumen, un niño llega a ser capaz de llevar a cabo un repertorio de actos de habla, de tomar parte en eventos comunicativos y de evaluar la participación de otros. Aún más, esta competencia es integral con actitudes, valores y motivaciones relacionadas con la lengua, con sus características y usos, e integral con la competencia y actitudes hacia la interrelación de la lengua con otros códigos de conducta comunicativa...75
Buscamos proponer aquí y llamar la atención para que sea tarea de toda la
comunidad académica desarrollar en los jóvenes aquella habilidad comunicativa,
ya habíamos propuesto anteriormente la literatura como forma de sensibilizar,
también habíamos mencionado las cuatro habilidades básicas, ahora lo importante
es analizar qué hacer con estas herramientas, cómo abordar textos literarios, en
este caso el tema del sicariato, de una forma crítico -reflexiva, cómo poner a
funcionar aquella habilidad de leer, hablar, escribir y escuchar al servicio de la
participación de los estudiantes frente al conflicto que nos aqueja o frente a
muchos otros, la idea es fomentar el desarrollo de su participación crítica desde la
escuela, es tarea de los padres brindarles acompañamiento y entablar con ellos
pequeñas charlas o debates que los instruya hacia la reflexión constructiva.
Siendo el aula el lugar en el cual nos encontramos con una amplia diversidad de
mundos y pensamientos, debemos aprovechar al máximo esa labor diaria que
tenemos de formar buenos ciudadanos, más que recopiladores de información.
Por medio de talleres, mesas redondas, foros y debates es necesario hablar de los
temas o conflictos que aquejan a esa sociedad futura que a diario propendemos a
formar; en este caso, es el sicariato el tema que proponemos abordar entregando
a los estudiantes de bachillerato libros que traten del mismo, de esta manera
75
HYMES, Dell. Acerca de la competencia comunicativa. 1972, citado en los Lineamientos curriculares de la
lengua castellana. Pág. 46.
144
lograremos que ellos como futura sociedad o sociedad inmediata reflexionen,
propongan, dialoguen y se den cuenta a raíz de qué ha surgido este problema.
Es necesario que un joven entre los 12 y 18 años, que es la edad promedio en la
cual asume su educación secundaria, conozca el trasfondo del conflicto para que
se sensibilice, esa es la tarea nuestra como docentes, por medio de la literatura ir
siempre más allá, ir a la realidad para que por medio del lenguaje el adolescente
cree y recree realidades, para que no siga encerrado en el mundo de la televisión
viendo el problema como algo llamativo, como algo emocionante.
Proponemos abordar en el aula libros como El pelaito que no duró nada, No
nacimos pa´semilla, Rosario tijeras, La virgen de los sicarios, y por supuesto
Sangre ajena, para que por medio de estos, nuestros jóvenes se acerquen a la
verdadera historia; historia que ha sido tergiversada por los medios de
comunicación, los cuales muestran hoy el sicariato como algo llamativo donde los
jóvenes en edad escolar son los más interesados en ver series que no estudian el
verdadero fondo del problema y que por el contrario incitan a ser parte de él.
Debemos recordar siempre aquello de que pueblo que no conozca su historia está
condenado a repetirla.
El arte de la novela como relato artístico siempre documentará una realidad social
en un momento de la historia, y lo que nos proponemos es desarrollar con los
estudiantes en el aula de clase una nueva manera de afrontar la pregunta
problema ante cualquier texto o tema a trabajar, aprender con los estudiantes a
preguntarle al texto y a relacionarlo con otros en torno a un tema o autor.
Debemos aprender a formular preguntas que nos abran caminos a nuevos
conocimientos, no preguntas ya formuladas por otros que nos conduzcan por el
camino de una verdad absoluta. El método del diálogo por ejemplo nos conduce a
otros juicios, opiniones y razones que nos permiten descubrir y desentrañar
145
verdades que otros han querido tener enterradas, como es el caso de las
verdades históricas de los investigadores al servicio de la oficialidad.
Según los antiguos filósofos griegos que se expresan en los diálogos de Platón, la
verdad es desocultación, pero desentrañar la verdad requiere un camino, o lo que
los filósofos modernos a partir de Descartes denominan un método, el método
cartesiano de la investigación científica. Es decir que debemos partir de unos
preconceptos, repetir un camino para llegar a una verdad, pero si ya esta trazado
el camino ¿para qué hablar de un método que nos conduce a una verdad?
El método que hoy se impone para cualquier tipo de investigación, es el método
racionalista que se ha implementado para las ciencias naturales, pero lo que
queremos preguntarle al texto que nos ocupa, en un aula de clase, no es
mensurable en términos de este método que fue concebido para conocer las leyes
de la naturaleza y desde su autoridad someterla y dominarla.
Por tanto, si usamos este camino para llegar al conocimiento de los fenómenos
que tienen que ver con el ser humano, tendríamos que pensarlo en términos de
conocer las leyes de su comportamiento para someterlo o mantenerlo sometido a
los designios de quienes dominan el mundo material, pero no terminan de someter
al hombre a los designios del poder.
Es a través del lenguaje que se ha sometido a los pueblos, por eso debemos
comprender cuáles son los mecanismos de dominación mediante el lenguaje, para
entender el uso que se hace de las palabras desde los que se imponen a través
de ellas.
Participamos con Gadamer del cuestionamiento a ese método de investigación
para desentrañar la verdad que se propone la poesía. Desde esta perspectiva
proponemos una aplicación pedagógica a nuestro ejercicio de interpretación a
146
diversos textos literarios, y desde ellos nos planteamos emprender un diálogo con
otros textos que nos conduzcan en las sesiones de clase a bifurcar el uso de la
literatura a todo el proceso de enseñanza-aprendizaje en el campo de las
humanidades. Veámoslo de la siguiente manera:
Nos planteamos desarrollar con los estudiantes el eje procedimental de
interpretación, producción y exposición de textos orales a través de la promoción
del diálogo y para ello vamos a hacer uso de la literatura.
.
Convertiremos la literatura en una didáctica y demostraremos en el aula de clase
que a través de ella es posible desarrollar las cuatro competencias comunicativas.
Demostraremos inicialmente que a través de los textos literarios tanto orales como
escritos es posible provocar el diálogo entre los estudiantes en torno a un tema
determinado, teniendo en cuenta algo que nos parece fundamental, y es que todo
ser humano en el proceso de su formación debe adquirir conciencia del papel que
juega el lenguaje en su relación con el mundo; por ello nuestra propuesta está
encaminada a lograr que el estudiante se comporte correctamente frente a los
seres que lo rodean haciendo un uso adecuado y creativo de su oralidad.
Para ello implementaremos la metodología del diálogo, pues nos parece
fundamental llegar con los estudiantes a un acuerdo acerca de lo que necesitamos
saber en torno a hablar y escuchar como un saber fundamental en la formación
del ser humano. Es necesario acordar la necesidad del respeto como un punto
fundamental, en este sentido leeremos el texto Sangre ajena de Arturo Alape,
dicho ejercicio provocará una discusión acerca de la mentalidad que se impone
desde el Estado para abajo, de no respetar al otro y a qué nos puede llevar el
continuar con esta práctica. Lo que el otro piensa no nos sirve solamente para
saber quién es, sino qué ideas conforman su pensamiento y muchas otras cosas
más que nos pueden ayudar en nuestra aventura de aprender de los otros.
147
A este respecto recordemos que Gadamer plantea una propuesta investigativa
basada en el diálogo como modelo, en la participación de los sujetos que deben
ser integrados a la investigación, no es posible desarrollar el conocimiento en
torno a los seres humanos si no hay un diálogo participativo que gire alrededor de
lo que se pretende conocer, sin la participación y el diálogo no es posible conocer
el contenido o la falta de contenido de una teoría dentro de las llamadas ciencias
del espíritu. Sólo allí podría ser expuesto el verdadero criterio con el cual se
adelanta la investigación. El modelo del diálogo, según Gadamer, puede aclarar la
estructura de esta forma de participación del sujeto investigado o de la comunidad
donde se lleva a cabo la aplicación de una teoría de la investigación en el campo
de las ciencias humanas o sociales: “Porque el diálogo se caracteriza también por
el hecho de no ser el individuo aislado el que conoce y afirma, el que domina una
realidad, sino que esto se produce por la participación común en la verdad” como
ya lo habíamos citado atrás.
Debemos trazar con los estudiantes unas reglas de juego en las cuales debe estar
implícita la ética de la comunicación en la cual se debe caracterizar el contexto
cultural del otro y compararlo con el propio. Para entrar en materia partiremos del
presupuesto que vamos a desarrollar con los estudiantes unas competencias
lingüísticas en lo literario y en lo enciclopédico:
Literaria: Porque se ponen en juego los saberes literarios de los estudiantes,
evidenciados a través de la socialización del texto propuesto, donde ellos con su
oralidad son parte activa, dando sus aportes en la discusión del texto leído.
Enciclopédica: Porque al poner en escena el lenguaje mediante la oralidad, los
estudiantes traen al contexto, saberes previos que tengan sobre el tema del texto,
contribuyendo a la construcción significativa de la narración.
148
El ejemplo lo estamos proponiendo para el grado sexto donde los niños y las niñas
deben interpretar, argumentar y proponer soluciones a situaciones problemáticas
del entorno y fortalecer en el proceso educativo la capacidad de escuchar, hablar,
leer y escribir de manera comprensiva y propositiva a fin de consolidar su proceso
metacognitivo. Con esta propuesta nos estamos ajustando a la legislación
educativa vigente, pero a su vez la estamos poniendo en cuestión desde nuestra
crítica al método cartesiano de conocimiento que según nuestra consideración no
es el camino más correcto para ir en esta aventura del acercamiento a la
problemática social y humana que nos proponemos en el proceso de enseñanza-
aprendizaje del lenguaje a través de la literatura.
A continuación describiremos de qué manera aplicaríamos, dentro del eje
procedimental anotado, nuestra propuesta. Debemos tener en cuenta que al
tratarse de una mesa redonda en la cual incluiremos la participación de todos
podríamos desarrollar varias sesiones pedagógicas, dependiendo esto de la
profundidad que se maneje en el tema tratado y cuanto fortalecimiento necesite la
competencia comunicativa, en este caso el diálogo, en los estudiantes.
FASE INICIAL: se inicia con la lectura dramatizada de un fragmento de la novela
Sangre ajena por parte del profesor, en la que se evidencie cómo el cambio de
tonalidad, dependiendo del personaje que se refiera en el texto, es fundamental
para la recreación del ambiente.
Seguidamente se distribuirá entre los estudiantes algunos fragmentos de Ciudad
Bolívar la hoguera de las ilusiones, El pelaíto que no duró nada y Sangre Ajena,
con los cuales, de manera socializada, se abordará la memoria que estos
encierran y los relatos de vida acerca de los problemas de la juventud y
principalmente de los niños y jóvenes de las zonas marginadas, en las grandes
ciudades, que caen al mundo del sicariato. Esto nos permitirá hablar de memoria y
oralidad.
149
El docente hará un breve recuento de la novela Sangre ajena cuyo tema es el
sicariato, inducirá al grupo por medio de preguntas, de tal manera que puedan
opinar acerca del camino que le queda a un niño o joven que vive en las
condiciones infrahumanas de los niños y adolescentes de Ciudad Bolívar o las
comunas de Medellín.
FASE DE DESARROLLO: Se organizará a los estudiantes en mesa redonda;
nombrándose un moderador y dos relatores; cuando todo esté listo, se contará
una pequeña historia de un sicario y su contexto social de manera tal que los
estudiantes se sientan provocados a opinar desde una lectura previa y desde sus
propios puntos de vista. Es importante la participación de todos los alumnos, con
el fin de dar una construcción significativa a la historia contada, y además, porque
de esta manera se relaciona el hecho contado con la realidad que se vive
actualmente en el territorio colombiano. Se da inicio a la mesa redonda en la cual
el protagonista será el diálogo.
FASE FINAL: Se elaborarán unas conclusiones sobre el tema y, sobre la dinámica
desarrollada; se observará si desde la práctica quedó claro el concepto de lo que
es un diálogo ordenado en torno a un problema determinado y de la importancia
de éste para la socialización de los conocimientos y para el desarrollo adecuado
de las capacidades expresivas.
150
CONCLUSIONES
A lo largo de nuestra exposición de la teoría de Gadamer y su aplicación de la
hermenéutica del lenguaje a la novela Sangre ajena de Arturo Alape y el diálogo
que realizamos con las obras que mencionamos como antecedentes formales de
la obra que nos ocupó hemos ido dejando ver de manera implícita y explícita
algunas conclusiones. De modo que lo que decimos a continuación sólo se
propone complementar lo que consideramos ya ha quedado dicho por extenso en
el cuerpo del texto.
Teniendo en cuenta que el lenguaje es el mediador entre el pensamiento y el
mundo y que permite conocer e interpretar los fenómenos de la realidad propia y
la de los otros, debemos reflexionar acerca de cómo emplearlo para enriquecer la
visión de mundo, no sólo nuestra, sino también y sobre todo la de nuestros
estudiantes, quienes a diario están inmersos en un mundo escolar poco favorable
donde se les ofrece inmensa cantidad de contenidos mas no una formación crítica
frente a los diferentes hechos de la vida cotidiana.
El autor del cual nos hemos ocupado fue un escritor que supo aprovechar muy
bien el diálogo como herramienta de trabajo, él tal vez entendió y descubrió cómo
el lenguaje es un espejo de cada historia individual, de cada ser pensante que
deambula por el mundo y por lo tanto lo puso a funcionar para que cumpliera
aquello que hemos aprendido a lo largo de nuestra formación académica, el
lenguaje nos sirve para apalabrar el mundo, para crearlo y recrearlo, o si es
posible, para inventarlo y reinventarlo cada vez que sea necesario.
Tal vez pueda llegarse a pensar que la literatura y el lenguaje son ramas
diferentes, podremos ver a quienes se inclinan por una o por la otra, pero después
151
de abordar este trabajo se nos hace grato apreciar cómo ambas están fusionadas;
el autor del que nos ocupamos hizo poesía con el lenguaje, construyó una novela
por medio del diálogo, se preocupó por darle un poco o quizás mucho de estética
a lo escuchado de personajes participantes de acontecimientos que marcaron la
historia del país, acontecimientos entre los cuales se encuentra el sicariato, por
eso, más que un acercamiento hermenéutico, creemos que es importante tomar
como modelo las acciones pedagógicas de Arturo Alape en cuanto su método de
acercamiento a sus objetos de estudio, así mismo debemos reflexionar acerca de
la hermenéutica del lenguaje de Hans Georg Gadamer para que así, como futuros
docentes, nos lancemos hacia un buen uso del lenguaje, del diálogo y sobre todo,
hacia su constante reflexión ya que es esta facultad la que nos pone por encima
de todo ser viviente, por lo tanto, como seres finitos debemos emprender un
trabajo inagotable por medio del lenguaje y todos los aspectos que éste implica.
Hoy que tanto se habla de imaginarios y de reconstrucción de tejidos sociales, hoy
que los valores éticos han disminuido de manera desmesurada y tanto ha bajado
de precio el bien imponderable de la vida, nos ha parecido pertinente indagar, a la
luz de la literatura y su teoría hermenéutica del lenguaje el surgimiento del
sicariato en Colombia como un producto del desarrollo histórico y social,
empleando como objeto de estudio la novela Sangre ajena del escritor
colombiano Arturo Alape.
De esta manera hemos intentado desentrañar, en la poética de este autor, la
preocupación por proponer a sus lectores una manera diferente de comprender la
formación de un sicario como ser histórico rodeado de circunstancias sociales en
constante cambio.
La hermenéutica del lenguaje nos ha dado luces sobre el papel del lenguaje en la
formación de los individuos y su desenvolvimiento en la sociedad. De la misma
manera hemos descubierto a partir de su interpretación de las ciencias humanas
152
un camino de diálogo entre la novela y el género literario de la narrativa
latinoamericana que lo antecede.
Al acercarnos al trabajo literario de Arturo Alape logramos establecer que su vida
estuvo por completo entregada a la investigación histórica de la formación social
colombiana y que su preocupación por presentar los resultados de su tarea
investigativa desde la producción estética son un punto importante de
acercamiento con la teoría de Gadamer con respecto al arte como fuente de
conocimiento.
Desde esta perspectiva hemos podido constatar que las circunstancias sociales en
que creció el niño sicario, modelo a partir del cual Alape construye su personaje,
son el caldo de cultivo para que surjan los jóvenes y niños sicarios que hoy hacen
parte de la realidad colombiana.
También hemos logrado establecer que el personaje emerge en la novela como
una creación del lenguaje y que desde el mismo acercamiento que el autor hace al
modelo, para investigar las circunstancias en que surgen estos seres en la vida
real de nuestro país, el lenguaje como posibilidad de diálogo juega un papel
crucial.
El mismo Alape plantea que debía aprender a hablar con los jóvenes, conocer sus
gestualidades y, además, escuchar y descifrar su lenguaje, para lo cual debió usar
un método poco común en el país: aprender a escuchar al otro, conocer su voz y a
través de esta conocer sus pensamientos, sus instancias íntimas, su manera de
actuar, contrariando con ello el comportamiento que se ha socializado muchísimo
y que hace parte de la mentalidad que ha desarrollado el ejercicio de la violencia
en todas sus características.
153
Hemos logrado ensamblar una propuesta pedagógica en la cual proponemos la
imaginación literaria como herramienta didáctica que permite provocar el diálogo
con los estudiantes en torno a temas del contexto real para desarrollar las cuatro
habilidades comunicativas desde la defensa de la literatura como presencia
constante en las aulas de clase.
Es así como logramos involucrar en nuestro trabajo el lenguaje poético y la
imaginación investigativa como camino en la aventura del conocimiento, el diálogo
constante con otros textos en la interpretación del mundo desde el lenguaje y el
reconocimiento de la propuesta hermenéutica de Gadamer como una bifurcación
de caminos en el horizonte de la pregunta por el saber en el campo de las ciencias
humanas.
De la misma manera esperamos haber alcanzado, en el análisis de la novela
sangre ajena (mediante el método interpretativo propuesto por Gadamer) el
objetivo implícito en la hipótesis de sentido, de estar contribuyendo con nuestro
trabajo al desarrollo del pensamiento social y político para Colombia. Haber
contribuido a una reflexión en torno a que nos reconozcamos en nuestras
diferencias y aprendamos a respetar la vida del oponente, del contrario a nuestras
ideas como algo necesario en el desarrollo de nuestra sociedad.
154
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