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Artículo publicado en ASPAS Nº 2, del 5 de septiembre de 1965.
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PLEBISCITO: Voto de desconfianza a la Democracia. Artculo publicado en ASPAS N 2, del 5 de septiembre de 1965.
1. El problema de la Democracia.
Hay en la palabra democracia un mximo de
equivocidad. Margen de error que se origina en
los posibles sentidos que se le dan a las dos
palabras que componen la palabra democracia:
pueblo (demos) y poder (cracia).
Se que entiende por pueblo? La historia nos
ensea que siempre se han fijado lmites de
edad o de instruccin para ser ciudadano. As se da la paradoja que quienes no
alcanzan esos lmites no son considerados pueblo para los efectos del
sistema, y, sin embargo a veces se les exigen contribuciones de sangre que
han dado gloria al pas. Puede uno preguntarse si aquella figura plasmada en la
Estatua al Roto Chileno es o no la figura de un ciudadano.
Qu se entiende por poder? Las preguntas brotan violentas. Observamos que
se ha ido a una proliferacin de poderes: poder econmico, poder social, poder
moral, poder de la opinin, y otra cantidad de poderes que no se confunden con
el poder poltica, y que muchas veces combaten al poder poltico. Y ms an al
hablar de poder de poder poltico nos encontramos que generalmente existe
una tensin entre poder parlamentario y poder ejecutivo. Si pudiramos definir
nuestra poca habra que definirla como la poca de la disolucin del control del
poder tradicionalmente entendido y de la constitucin de otros poderes en
alianzas permanentes o no y que, da a da, se empean en una lucha contra el
poder poltico central. Y que buscan un solo empeo: Que el poder poltico
central sea la expresin de esos otros poderes, o que al menos, tolere o proteja
su existencia. Son lo que un da Thomas Hobbes llamara los poderes indirectos.
Pero si oscuros son los trminos componentes de la palabra democracia, ms
oscura es la relacin que existe entre los trminos pueblo y democracia.
Hay un raro escamoteo que se produce en el seno del sistema, se dice que el
pueblo no puede ejercer por s mismo el poder y, por eso, nombra a sus
representantes para que lo ejerzan a su nombre. Traducido el embuste a
lenguaje legal tenemos: la soberana reside esencialmente en la nacin, la cual
delega su ejercicio en las autoridades que esta Constitucin establece (art. 2
de la Constitucin Poltica).
Se dice que hoy no caben las democracias directas. Que slo eran posibles en
las diminutas ciudades de Grecia pero no en nuestras grandes urbes. As se da
la paradoja que siendo la democracia el sistema ms popular sean, sin
embargo, la monarqua y la aristocracia los sistemas ms directos.
Esta relacin pueblo-poder siempre est sujeta a desajustes. Ya sea porque el
pueblo una vez pasadas las elecciones no presta la colaboracin activa para
que el poder cumpla sus planes. Ya sea porque los poderes indirectos sabotean
al poder central.
Aparte del esquema corporativo (democracia orgnica) en que se exige y se
posibilita mediante una estructura constitucional el contacto permanente entre
un pueblo funcionalmente organizado y un poder que cumple funciones de
coordinacin, no existe una frmula autntica y legal para salvar la ruptura entre
pueblo y poder.
Se ha buscado un remedio: la comunicacin de los propsitos del gobierno por
todos los medios publicitarios. Ejemplo tpico: la Segunda Declaracin de La
Habana. Al final de una gigantesca concentracin Fidel Castro pidi a los
concurrentes que estaban de acuerdo con sus puntos de vista que levantaran el
brazo derecho
Por medio de una propaganda eficaz siempre el poder puede tener al pueblo a
su lado. Para lo justo como para lo injusto. No ha existido ningn ejecutivo que
haya perdido alguna vez un plebiscito.
Pero, esta nueva forma de contacto entre el pueblo y el poder, remedo de
democracia directa, indica un sntoma: Es necesario hacer conciencia que
significa el punto final a la democracia tradicional y el camino al desborde del
poder.
Qu respuesta se la dara por la va del plebiscito a estas preguntas?
Quieren que nuestro gobierno dure 6 o 30 aos? Quieren que se declare a
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todos los otros grupos polticos fuera de la ley? Utpicas preguntas en una
poca donde la utopa es la realidad cotidiana.
2. Los que tienen derecho y los que no tienen derecho.
En el pasado gobierno se persigui a nuestro movimiento bajo el cnico pretexto
de que era un grupo que pretenda cambiar la forma de gobierno y las
instituciones del pas. Todo esto mientras las candidaturas del seor Frei y del
seor Allende sustentaban precisamente sus programas de lucha en que haba
que cambiar absolutamente todo
Es decir que los grandes defensores de la Constitucin y las Leyes -no es
momento de citas textos- se aprontaban para la frmula ms sutil de fraude a la
constitucin y la Ley: apoderarse del Ejecutivo, apoderarse del Legislativo y de
esta manera quedar toda la nacin entregada al arbitrio de una ideologa. Es el
poder incontrolado.
Incontrolado, porque entre los planes concretos y los fines abstractos no existe
una determinacin de las etapas intermedias que permita al ciudadano aceptar
lo que se le impone, con plena conciencia y libertad. No podemos aceptar de
que a pretexto que se ofrezca subir el nivel de vida en un x por ciento
aceptemos, por ejemplo, que se atente contra la religin del pas. O al revs,
que con los mismos pretextos, se imponga una determinada interpretacin de la
religin.
Nuestro cambio no proviene de una aspiracin ideolgica. Siempre hemos
dicho que las sociedades intermedias entre el hombre y el Estado deben tener
una representacin y estructuracin poltica. Ms bien que cambio, lo nuestro
es una integracin nacional.
No queremos un poder absoluto. Queremos un poder eficaz. Queremos que
cada una de esas sociedades intermedias sea poderosa, porque siendo ellas
poderosas harn poderosas al pas -no al Estado-. Es la nica manera que el
poder se regule a s mismo.
De otra manera tendremos un poder estereotipado, y en el fondo totalitario.
Hablamos ya de la existencia de los poderes indirectos. Son ellos, los que una
vez constituido el poder total por mano de los que no saben lo que quieren, los
que se aduean del instrumento. En palabras infantiles: Nadie sabe para quin
trabaja. En palabras tcnicas: La revolucin dentro de la revolucin.
El problema de la reforma constitucional en nuestro criterio indica dos cosas:
1.- Que la democracia tradicional ha hecho crisis.
2.- Que el pretexto del problema del cobre, se plantea una reforma
constitucional. Es tratar de sacar ventaja de la confusin de sentimientos
reinantes.
Dice Goethe de los caracteres shakespereanos que son a la manera de relojes
que tuvieron la esfera de transparente cristal. Os sealan la hora, lo mismo que
los dems relojes; pero al propio tiempo, el mecanismo interior est tambin a
la vista.
Cuando el Movimiento habla de revolucin tiene su mecanismo a la vista. El
juego sobre la mesa es nuestro ttulo para hacer una revolucin.-
Artculo publicado en ASPAS N 2, del 5 de septiembre de 1965.
El presente artculo forma parte de la Coleccin General de nuestra Biblioteca Virtual, material publicado en el peridico ASPAS. Si posee material relacionado con dicho peridico o con cualquier otro, le agradeceramos lo hiciera llegar al correo [email protected]. Todo cuanto pueda contribuir a enriquecer el patrimonio nacional
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