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8/15/2019 Astarita, Rolando - Notas Para Un Balance a 40 Años Del Golpe Militar
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Rolando Astarita Notas para un balance a 40 años del golpe militar
Notas para un balance a 40 años del golpe
militar
El viaje de Obama a Argentina, coincidente con el cuarenta aniversario del golpemilitar, parece una buena ocasión para pasar revista a algunas cuestiones que
pueden ayudarnos a entender el rol de EEUU, y de la clase dominante argentina en
1976, y la naturaleza de la dictadura.
EEUU apoyó al golpe militar y la represión
Empecemos diciendo que EEUU apoyó al golpe militar de marzo de 1976. En 1976
Henry Kissinger, por entonces secretario de Estado, dio luz verde para la política de
secuestro, tortura y muerte desplegada por la dictadura. En abril de ese año se
reunió con el ministro de Relaciones Exteriores de Argentina, César Guzzetti. Según
el memorándum secreto de esa reunión (revelado en 2004) Guzzettti planteó que “el
principal problema que tenemos es el terrorismo”, a lo que Kissinger respondió “si
hay cosas que tienen que hacer, hacerlo rápidamente”. Luego, en agosto de ese
mismo año, Kissinger mantuvo una reunión con el embajador estadounidense en
Argentina, Robert Hill, a quien le confirmó la conversación mantenida con Guzzetti.
En 1977, ya bajo el gobierno de Carter, Hill informó a Patt Derian, secretaria de
Estado para los derechos humanos, que pensaba que el mensaje de Kissinger aGuzzetti había llevado a la dictadura militar a intensificar la represión.
Una larga tradición de intervenciones y golpes militares
La política de EEUU en 1976 se inscribe en una larga tradición de agresiones
militares y respaldo a regímenes sangrientos. Aunque esto es conocido en general,
es útil pasar revista al “listado” de hechos. Para esto, transcribo un pasaje de mi
libro Valor, mercado mundial y acumulación:
“Tomando solo el período de posguerra hasta mediados de la década de 1970, y sin
ánimo de ser exhaustivos, anotamos las maniobras de EEUU para crear
“protectorados” en Borneo Británica, Birmania del Norte, Kuwait, Qatar, Bahrein y
Oman; la organización, en 1953, del golpe de Estado que derrocó al gobierno
nacionalista de Mossadeq, en Irán, para instalar al sha, favorable a los intereses de
las petroleras occidentales; el apoyo, en 1954, al golpe militar reaccionario de
Castillo Armas, en Guatemala; el desembarco en 1958 de tropas en Líbano; el
apoyo a las dictaduras latinoamericanas de Stroessner de Paraguay; Somoza de
Nicaragua; Pérez Jiménez de Venezuela; Trujillo de Santo Domingo; Batista de
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Cuba; Odria de Perú; Rojas Pinillo de Colombia; el ahogo y ataque a Cuba a partir
de que esta decidió independizarse económicamente de EEUU; el desembarco en
1961 de tropas contrarrevolucionarias, con apoyo de EEUU, en Bahía de los
Cochinos; las intervenciones a favor de fracciones pro-estadounidenses en
Guatemala, 1963; Ecuador, 1963; y Honduras, 1963; el desembarco en 1965 demarines en Santo Domingo; el apoyo a la dictadura de Indonesia; el apoyo a los
golpes militares en Brasil, 1964; Argentina, 1966; Chile, 1973 –previa acción
desestabilizadora-; Uruguay, 1973; y Argentina, 1976, junto a la participación en el
plan Cóndor; la intervención militar en Vietnam, luego extendida a Laos y Camboya;
las acciones desestabilizadoras en Chipre, Bangladesh, Grecia, para generar climas
propicios a golpes de Estado; y el apoyo financiero a fracciones pro
estadounidenses en guerras civiles o contrarrevolucionrias en Angola”.
Pero la burguesía argentina fue la “responsable” del golpe
Días atrás leí en un periódico de izquierda que “EEUU fue el responsable del golpe
militar”. Sin olvidar por un momento lo que hemos reseñado en el punto anterior, hay
que decir que lo que afirma ese periódico de izquierda no es cierto. La “responsable”
del golpe de 1976 fue la clase capitalista criolla . La razón es a la vez simple y brutal:
había que acabar con el peligro que representaban el movimiento obrero combativo
y las organizaciones armadas. En los meses anteriores al golpe el “establishment”
económico, las cámaras empresarias, las principales figuras políticas de laoposición, habían llegado a la conclusión de que el gobierno de Isabel no podía
enderezar el rumbo. La crisis económica era aguda, y el movimiento obrero resistía
los planes de “ajuste”. Por eso, en marzo de 1976 el golpe fue presentado como una
solución casi natural. Así, los grandes diarios (La Nación , Clarín, La Razón y La
Opinión) dijeron que era “lógico” e “inevitable”, dado el “caos”, “descontrol”,
“desintegración del país”, “desgobierno” y “anarquía” del gobierno de Isabel.
Expresaban lo que pensaba la amplia mayoría de la clase dominante. De hecho,
ese discurso lo encontramos también en el Partido Comunista. En su declaración
del 25 de marzo de 1976, “Los comunistas y la nueva situación de Argentina”,
sostuvo que “no ha sido el golpe de estado del 24 el método más idóneo para
resolver la profunda crisis política y económica, cultural y moral. Pero estamos ante
una nueva realidad. Estamos ante el caso de juzgar los hechos como ellos son”. Y
con el tiempo aparecieron explicaciones más sofisticadas y tranquilizadoras. Por
ejemplo, Eugenio Zaffaroni, hasta hace poco miembro de la Corte Suprema de
Justicia, junto a Ricardo Cavallero, publicó, en 1980, Derecho penal militar . Allí
sostuvo que “hay situaciones en las que existe un peligro actual de absoluta
inminencia o un mal gravísimo que ya se está produciendo y que es necesario evitar
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o detener”. Situaciones que justificaban, a sus ojos, las dictaduras militares y la
pena de muerte.
Pero el apoyo civil que tuvieron los militares no fue solo discursivo . Ricardo Balbín,
el máximo dirigente de la UCR, prometió ayuda a Videla para gobernar. El MID y elPartido Socialista sostuvieron abiertamente a la dictadura. Tal vez más significativa
haya sido la cobertura de intendencias y otros puestos. En 1978 había en el país
301 intendentes de la UCR (35% del total de los intendentes del país); 169 del
peronismo (19,3%); 23 de organizaciones neoperonistas (2,7%); 109 del Partido
Demócrata Progresista (12,4%); 94 del MID (10,7%); 78 de las fuerzas federalistas
(8,9%); 16 eran demócratas cristianos (1,8%) y cuatro intransigentes (0,4%) (véase
http://cronicasdelfuego.blogspot.com.ar/2010/08/los-intendentes-del-proceso.html).
Y hubo muchas otras colaboraciones, en múltiples instancias del Estado. Para
mencionar tres acasos de notables: Alicia Kirchner, actual gobernadora en Santa
Cruz, fue subsecretaria de Acción Social en esa provincia desde 1975 a 1983, sin
interrupción; un cargo con rango de viceministro. La ex diputada Elisa Carrió fue
nombrada por la dictadura, en 1979, asesora de la Fiscalía de Estado en el Chaco;
luego, en 1980, fue secretaria de la Procuración del Superior Tribunal de Justicia de
esa provincia, con nivel y jerarquía de juez de Cámara. El secretario del gremio de
la Construcción desde 1990, Gerardo Martínez, fue colaborador del Batallón 601,
que estaba dedicado a inteligencia y fue pieza clave en la represión y desaparición
de personas.
¿Cómo se puede lavar de responsabilidades a toda esta gente? Hay que decirlo con
todas las letras: las fuerzas motoras del golpe y de la dictadura fueron internas . El
golpe militar fue la respuesta de la clase dominante argentina frente al nivel
alcanzado por la lucha de clases; coyuntura agudizada por las organizaciones
armadas (existía “peligro de absoluta inminencia”, como dijo Zaffaroni). Es en este
marco que EEUU apoyó , por supuesto, esta forma sangrienta de resolución del
conflicto.
La dictadura no fue un títere de EEUU
Ya en los 1960 y 1970 Ruy Mauro Marini había polemizado con la tesis, popular en
la izquierda, que decía que los militares brasileños, que habían tomado el poder en
1964, eran marionetas de EEUU. Marini demostraba que la dictadura tenía fuerza
propia, y que muchas de sus decisiones incluso se enfrentaban a EEUU. El tema se
relaciona con la cuestión de si países como Brasil son colonias, o semicolonias, de
EEUU. Lo he discutido en otras entradas (aquí , aquí , aquí , aquí ). Lo importante
ahora es señalar que tampoco la dictadura argentina fue “títere” de EEUU . Tuvo
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https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/02/05/lenin-sobre-dependencia-y-liberacion-nacional-3/https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/01/23/lenin-sobre-dependencia-y-liberacion-nacional-2/https://rolandoastarita.wordpress.com/2014/01/16/lenin-sobre-dependencia-y-liberacion-nacional-1/https://rolandoastarita.wordpress.com/2012/04/11/brasil-armamentismo-y-nacionalismo/http://cronicasdelfuego.blogspot.com.ar/2010/08/los-intendentes-del-proceso.html
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sus prontuarios). Estos cambios son más o menos comunes en cualquier régimen
capitalista y no deberían inducir a embellecer a la clase dominante.
La forma de dominio no es necesariamente la dictadura
Por lo planteado en el punto anterior, es un error pensar que la situación de dominio
“normal” de la burguesía es la dictadura militar (o fascista). Sin embargo, en
sectores de la izquierda está muy arraigada la idea de que las democracias
burguesas son el exclusivo resultado de las luchas revolucionarias de las masas.
Sin subestimar la importancia de las revoluciones democráticas “desde abajo”, lo
cierto es que la democracia no deja de ser una forma de dominio normal de la clase
capitalista. Se puede decir que hasta es más segura que la dictadura, debido a los
mecanismos amortiguadores del conflicto y los recambios del personal dirigente del
Estado que posibilita. La dictadura es un recurso al que recurre el capital, pero no
necesariamente es el único de que dispone para dominar. Más concretamente: la
vuelta a la democracia burguesa en los 1980, en Argentina o en otros países de
América Latina, fue realizada con el acuerdo no solo de las clases capitalistas
latinoamericanas, sino también de Washington, los organismos financieros
internacionales y los principales gobiernos capitalistas . Es decir, por los mismos que
habían consentido o avalado la represión sangrienta de la izquierda “irreductible”.
Consumado el “trabajo sucio”, era hora de volver a la democracia del capital.
El balance de las relaciones internacionales debe ser completo
Dejo señalado que algún día la izquierda deberá incluir en sus balances y debates
sobre la dictadura la actitud del “movimiento comunista internacional”. Conecta con
lo que hizo el PC argentino, pero tiene sus especificidades. En particular, hay que
poner sobre la mesa el apoyo de Fidel Castro a la dictadura de Videla (ver aquí). No
es posible que se siga pasando por alto esta cuestión.
Una precisión: la represión sangrienta no comenzó en 1976
Cuando se conmemora el aniversario del golpe militar muchas veces se soslaya le
hecho de que las detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos no comenzaron en
marzo de 1976 . Hay que acabar con el cuento (que repiten ad nauseam Julio
Bárbaro, Grondona, Morales Solá y similares) de que el Perón de 1973 era un viejito
bueno, que se abrazó con Balbín y estaba deseoso de unir en paz a los argentinos.
El Perón de 1973 vino de la mano de López Rega, la burocracia sindical, Lastiri,
Isabel Perón y demás personajes siniestros. La masacre de Ezeiza, el “navarrazo”
(golpe de Estado en Córdoba, en febrero de 1974, que depuso al gobernador
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https://rolandoastarita.wordpress.com/2015/04/08/cuba-crisis-globalizacion-y-giro-al-mercado-12/
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Ricardo Obregón Cano) y los primeros asesinatos de la Triple A, ocurrieron bajo la
conducción de Perón . Y en los meses que siguieron a su muerte, la represión se
intensificó. Miles de luchadores obreros y populares fueron asesinados. Las bandas
de la Triple A actuaron con total impunidad, y tuvieron apoyo de la Policía y de
sectores, al menos, de la burocracia sindical. A lo que habría que agregardetenciones arbitrarias, torturas en las comisarías, más las bestialidades del Ejército
en Tucumán.
En este clima se preparó el golpe militar. La represión posterior a marzo de 1976 no
apareció de la nada. Fue la continuación-profundización de lo que ya estaba
iniciado. Pero hasta el día de hoy los crímenes de Estado cometidos entre 1973 y
marzo de 1976 siguen impunes. La tan proclamada “Memoria y Justicia” parece
tener límites infranqueables.
Otra precisión: el “programa neoliberal” no comenzó en 1976
El primer plan de “ajuste” a fondo contra los trabajadores y el pueblo fue lanzado a
mediados de 1975, con el famoso “Rodrigazo” (el ministro de Economía se llamaba
Celestino Rodrigo, que estaba avalado por López Rega). Devaluación del peso del
150%, aumento promedio del 100% de todos los servicios públicos, suba de 180%
de los combustibles, 45% de aumento de los salarios y un plan de endeudamiento
masivo con el exterior. El plan de ajuste fue enfrentado por el movimiento obrero,Rodrigo tuvo que renunciar y poco después hizo lo mismo López Rega, quien
además abandonó el país. Pero el Rodrigazo fue el antecedente de lo que vendría
con Videla y Martínez de Hoz.
Un balance que marque diferencias de clase
La dilución de la responsabilidad de la clase capitalista argentina en el golpe militar;
el silencio que rodea a los apoyos efectivos que tuvo la dictadura; el ocultamiento de
la naturaleza de clase de la represión entre 1973-1976, y del Rodrigazo, no son
olvidos inocentes. Son funcionales a la estrategia de “frente anti-neoliberal” que
predica el progresismo izquierdista, nacional y popular. Por eso, el llamado (circula
en las redes por estos días) a deponer diferencias para marchar todos juntos (desde
la izquierda radicalizada hasta la militancia K) este próximo 24 de marzo, necesita
ocultar y falsificar el pasado. Frente a esto es imprescindible hacer análisis en
términos de clases sociales, y no temer ir hasta el fondo en los balances.
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