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1 18 Enero-Febrero 2012 www.casaarabe.es Análisis Marruecos, la vía reformista ISSN 1989-0400 Atalaya sociopolítica de Casa Árabe Sumario Análisis 1. Marruecos, la vía reformista 2. Yemen: ¿la última oportunidad? 3. Egipto: el Parlamento de la Revolución Perfiles 1. Muhammad Salem Basandawa: nuevo primer ministro yemení. 2. Saad al-Din al-Uthmani, ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la Asamblea Nacional del Partido Justicia y Desarrollo. Opinión pública Documenta Escaparate de libros y revistas Publicación del IEAM de Casa Árabe Dirección: Gema Martín Muñoz Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo Investigadora: Rocío Vázquez Martí El Partido Justicia y Desarrollo, de referencias islámicas, ha sido el gran triunfador en las elecciones del pasado mes de noviembre. Junto con otros tres partidos e “independientes”, que en realidad son hombres del palacio real, ha constituido el nuevo gobierno y goza de una mayoría holgada en el Parlamento para poner en marcha un programa consensuado e integral que dé estabilidad al nuevo ejecutivo y al país durante los próximos cinco años y que avance hacia la consolidación de la democracia. La nueva Constitución marroquí publicada en el Boletín Oficial La revolución árabe no ha llegado a Marruecos, pero sin duda sus efectos si alcanzaron a este país. Poco después de ver los resultados de las protestas populares y pacíficas en países del entorno y de la movilización popular marroquí del Movimiento 20 de Febrero, el rey de Marruecos, Muhammad VI, puso en marcha una serie de cambios de envergadura para frenar un posible “contagio”: su famoso discurso a la nación del 9 de marzo en el que planteó una serie de reformas constitucionales, concesión de puestos de trabajo a licenciados en paro (un problema social que viene de lejos y que ha ido en aumento, ya que el 27% de los titulados universitarios están desempleados), subvenciones a productos básicos y, sobre todo, una nueva Constitución aprobada en referéndum el pasado 1 de julio, junto al adelanto de las elecciones legislativas con observadores internacionales. La nueva Constitución otorga algunas de las atribuciones de las que gozaba el monarca al jefe de gobierno, que ahora debe ser nombrado por el rey de entre las filas del partido más votado. Entre esas atribuciones ampliadas figura el nombramiento de los ministros, de los altos cargos del gobierno y de los directivos de las empresas estatales; podrá presidir el Consejo de Ministros y disolver el Parlamento (antes prerrogativa exclusiva del rey). El rey seguirá siendo el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, encargándose de las materias de defensa y seguridad, y seguirá siendo el jefe espiritual de la comunidad (amir al-mu´minin) y presidiendo el Consejo General del Poder Judicial. Asimismo, y no menor, la figura del rey deja de ser “sagrada” para ser “inviolable”, al igual que el rey de España o la reina de Inglaterra. La Constitución admite el principio de separación de poderes, consagra la pluralidad de la identidad marroquí (reconociendo oficialmente la identidad

Atalaya sociopolítica de Casa Árabe · Bloque Democrático (al-Kutla al-Dimuqratiyya): coalición que incluye a siete partidos dirigido por los partidos históricos al-Istiqlal,

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18Enero-Febrero2012

www.casaarabe.es

AnálisisMarruecos, la vía reformista

ISSN

198

9-04

00

Atalayasociopolítica de Casa Árabe

Sumario

Análisis

1. Marruecos, la vía reformista 2. Yemen: ¿la última oportunidad? 3. Egipto: el Parlamento de la Revolución

Perfiles

1. Muhammad Salem Basandawa: nuevo primer ministro yemení. 2. Saad al-Din al-Uthmani, ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la Asamblea Nacional del Partido Justicia y Desarrollo.

Opinión pública

Documenta

Escaparate de libros y revistas

Publicación del IEAM de Casa Árabe

Dirección: Gema Martín Muñoz

Director adjunto: Rafael Ortega Rodrigo

Investigadora: Rocío Vázquez Martí

El Partido Justicia y Desarrollo, de referencias islámicas, ha sido el gran triunfador en las elecciones del pasado mes de noviembre. Junto con otros tres partidos e “independientes”, que en realidad son hombres del palacio real, ha constituido el nuevo gobierno y goza de una mayoría holgada en el Parlamento para poner en marcha un programa consensuado e integral que dé estabilidad al nuevo ejecutivo y al país durante los próximos cinco años y que avance hacia la consolidación de la democracia.

La nueva Constitución marroquí publicada en el Boletín Oficial

La revolución árabe no ha llegado a Marruecos, pero sin duda sus efectos si alcanzaron a este país. Poco después de ver los resultados de las protestas populares y pacíficas en países del entorno y de la movilización popular marroquí del Movimiento 20 de Febrero, el rey de Marruecos, Muhammad VI, puso en marcha una serie de cambios de envergadura para frenar un posible “contagio”: su famoso discurso a la nación del 9 de marzo en el que planteó una serie de reformas constitucionales, concesión de puestos de trabajo a licenciados en paro (un problema social que viene de lejos y que ha ido en aumento, ya que el 27% de los titulados universitarios están desempleados), subvenciones a productos básicos y, sobre todo, una nueva Constitución aprobada en referéndum el pasado 1 de julio, junto al adelanto de las elecciones legislativas con observadores internacionales. La nueva Constitución otorga algunas de las atribuciones de las que gozaba el monarca al jefe de gobierno, que ahora debe ser nombrado por el rey de entre las filas del partido más votado. Entre esas atribuciones ampliadas figura el nombramiento de los ministros, de los altos cargos del gobierno y de los directivos de las empresas estatales; podrá presidir el Consejo

de Ministros y disolver el Parlamento (antes prerrogativa exclusiva del rey). El rey seguirá siendo el jefe supremo de las Fuerzas Armadas, encargándose de las materias de defensa y seguridad, y seguirá siendo el jefe espiritual de la comunidad (amir al-mu´minin) y presidiendo el Consejo General del Poder Judicial. Asimismo, y no menor, la figura del rey deja de ser “sagrada” para ser “inviolable”, al igual que el rey de España o la reina de Inglaterra.

La Constitución admite el principio de separación de poderes, consagra la pluralidad de la identidad marroquí (reconociendo oficialmente la identidad

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amazig), amplía el campo de las libertades individuales y colectivas, refuerza el sistema de derechos humanos y prohíbe la tortura, las detenciones arbitrarias y las desapariciones forzosas. El Parlamento tendrá más poderes que nunca hasta ahora, dado que la otra Cámara, la de los consejeros, no tendrá ya la atribución de vetar las decisiones que se adopten en el Congreso de Diputados.

Con sus aciertos y sus ambigüedades, la nueva Constitución hizo que las elecciones legislativas anticipadas fueran diferentes a las vividas hasta ahora en el país.

¿Un verdadero proceso electoral?

Los informes de observadores electorales, locales e internacionales, han destacado la limpieza y transparencia del proceso electoral del 25 de noviembre. La delegación de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa así lo subrayaba en su informe, señalando que las autoridades marroquíes, tras la aprobación de la nueva Constitución el 1 de julio, habían mejorado el marco electoral permitiendo la organización de elecciones libres y justas. Para el Colectivo Asociativo para la Observación de las Elecciones, Democracia-Modernidad, muy implicado en la observación de las elecciones, el proceso ha sido libre y transparente, a pesar de las imperfecciones, y señala los avances en materia de los instrumentos jurídicos de las elecciones, lo que refuerza la transparencia y la lucha contra las irregularidades electorales.

A pesar de la credibilidad del proceso, ha habido también viejas prácticas como la del “dinero político”, la compra de votos esta vez perseguida con mejores resultados, con arrestos de candidatos que estaban cometiendo ese tipo de delito y que han sido excluidos del proceso electoral, juzgados y condenados. En cuanto a la tasa de participación, el informe de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa resalta un aumento en comparación con comicios anteriores, pero no por ello deja de existir una importante parte pasiva del electorado. El porcentaje de participación ha sido

“Marruecos elige”

en efecto superior al de las elecciones anteriores (45% frente a 37% en 2007) pero dicha cifra se extrae de los electores inscritos (13.626.375) y no de los votantes potenciales, que son 8 millones más en edad de votar que no se inscribieron en el registro; a los que hay que añadir los marroquíes residentes en el extranjero (unos cinco millones) que, por primera vez, tenían derecho a votar, tal y como lo recoge la nueva Constitución, pero las trabas burocráticas lo dificultaron mucho.

Los principales actores políticos dispusieron de un plazo muy breve para movilizar a su potencial electorado, puesto que oficialmente la campaña comenzó el 12 de noviembre, fueron:

1. Bloque Democrático (al-Kutla al-Dimuqratiyya): coalición que incluye a siete partidos dirigido por los partidos históricos al-Istiqlal, la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP) y el Partido Progreso y Socialismo (PPS), junto con partidos minoritarios. Estos partidos engloban una miscelánea ideológica que va desde el conservadurismo del Istiqlal al carácter socialdemócrata de la USFP y más a la izquierda del PPS, y que en la última legislatura contaron con 102 de los 325 escaños totales del parlamento.

2. Alianza por la Democracia (al-Tahaluf min ayli al-Dimuqratiyya) o G-8: creado en octubre de 2011 por ocho partidos de la “Administración”, entre los que se cuentan el Partido Tradición y Modernidad, el Movimiento Popular, la Agrupación Nacional de Liberales, la Unión Constitucional, el Partido Socialista, etc… Una mezcla de partidos de centro, de derechas e izquierdas. De esta alianza, acabó escindiéndose el Movimiento Popular que ha obtenido 32 escaños en las elecciones y ha entrado en la coalición gubernamental dirigida por el Partido Justicia y Desarrollo.

3. El Partido Justicia y Desarrollo (Hizb al-‘Adala wa-l-Tanmiyya) se define más que como un partido islamista como un partido de “referencias islámicas” (ver Atalaya nº 3). En las elecciones legislativas de 2002 obtuvo 42 de 325 escaños (tercer puesto) y en las de 2007, 47, a pesar de que todos los pronósticos le adjudicaban un mayor número de escaños (de hecho fue la formación más votada con el 10,9 % de los votos, pero en virtud de la ley electoral y de la reordenación de las circunscripciones obtuvo menos diputados que el segundo partido más votado, al-Istiqlal, con 46). El PJD ya tenía, además de esa experiencia parlamentaria, una experiencia en el gobierno local: en las municipales de 2009 obtuvo el 7,5% de los votos, pero fue el partido más votado en los principales centros urbanos de más de 35.000 habitantes y experimentó un avance con respecto a las elecciones de 2003 (4,48%).

En los márgenes de la legalidad y de la institucionalización se mueven otros dos importantes actores socio-políticos: el Movimiento 20 de Febrero y el islamista Justicia y Espiritualidad.

El Movimiento 20-F surgido a raíz de las revoluciones árabes –independiente, heterogéneo en sus componentes ideológicos con partidos de izquierda radical, islamistas, miembros del Movimiento ATTAC antiglobalización, etc– continúa considerando que, a pesar de las enmiendas introducidas en la nueva Constitución aprobada en julio del pasado año, el principal actor político en Marruecos sigue siendo la institución monárquica y que el resto de actores desempeñan el papel de “comparsas” (al-Quds al-‘Arabi, 1/1/2012). El Movimiento mantiene sus movilizaciones semanales exigiendo dignidad, libertades, justicia social, reformas constitucionales (una Constitución que sea redactada por una comisión elegida por el pueblo), políticas, sociales y económicas, aunque se ha observado una disminución en el número de participantes, sobre todo después de la retirada del Grupo Justicia y Espiritualidad, que alimentaba al movimiento con un nutrido grupo de seguidores y que ahora organiza sus propias marchas. Además, adolece de una cierta desestructuración y de falta de un claro entendimiento o pacto entre sus diversos componentes. Por su parte, el nuevo gobierno, cuyo principal partido, el PJD, asumió varias de las reivindicaciones del movimiento (lucha contra la corrupción y el autoritarismo), ha expresado su deseo de iniciar un diálogo “constructivo” con el M20F, pero exige a cambio la “institucionalización” y la paralización de las protestas de este movimiento espontáneo y juvenil, según declaraciones del ministro encargado de las Relaciones con el Parlamento y la Sociedad Civil (al-Quds al-‘Arabi, 25/01/2012).

El Grupo Justicia y Espiritualidad (Yama‘at al-‘Adl wa-l-Ihsan), no legalizado, decidió abandonar el Movimiento 20-F el pasado mes de diciembre. Un comunicado del grupo señalaba que el movimiento se ha transformado, por presiones, en un elemento para el desahogo de la cólera popular o en un mecanismo para el ajuste de cuentas y no en un medio para la verdadera transformación, y que se le ha intentado dar una coloración ideológica y política en contra de la identidad del pueblo marroquí musulmán. Justicia y Espiritualidad reconoce que la movilización del 20-F ha conseguido romper la barrera del miedo, recuperar la confianza y la esperanza, la liberación de algunos detenidos y un nuevo dinamismo en la sociedad, todo ello coronado con lo que califica de “éxito” del boicot al referéndum constitucional y a las elecciones legislativas. El Grupo, a pesar de los intentos del líder del PJD y actual primer ministro, Abdelilah Benkiran, de atraerlo a la acción política institucional y de su propuesta de diálogo –con la condición

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de respetar los fundamentos nacionales: el islam, la monarquía, la unidad territorial y la democracia–, persiste en su postura de no integrarse en el juego político legal bajo unas instituciones que considera que siguen estando al servicio del poder autoritario, calificando de “suicidio político” entrar en ellas y poniendo de relieve las diferencias que le separan del PJD, un partido que sí reconoce y respeta la monarquía constitucional. Para el grupo, las enmiendas introducidas en la Constitución son meramente “formales” y mantienen “el espíritu autoritario del sistema de gobierno”, según aparece en el comunicado antes citado que califica al nuevo gobierno del PJD como “formal” y destinado a “conferir legitimidad religiosa al islam de palacio que instrumentaliza la religión para legitimar el autoritarismo”.

Las recomposiciones políticas

Tras el triunfo del PJD, éste ha constituido un gobierno de coalición con otras formaciones políticas tras un complejo proceso. La entrada en coalición con un partido visto como islamista no ha sido en ocasiones bien aceptada por las bases e incluso por algunos de los dirigentes de otros partidos. Por ejemplo, Abbas al-Fassi, ex primer ministro y secretario general del Istiqlal, que finalmente ha entrado en el gobierno, sopesó la posibilidad de dimitir. Otras formaciones políticas históricas están experimentando cambios profundos debido a los magros resultados obtenidos en las elecciones, o a contradicciones internas entre las bases y la jefatura, que se debaten entre no entrar en un gobierno dirigido por el PJD o conservar parcelas de poder. El primer caso sería el de la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), que tras 14 años en el poder ha optado por pasar a la oposición tras un gran fracaso electoral (39 escaños) y que se ha embarcado en su propia travesía del desierto en un debate autocrítico en busca de una nueva identidad acorde con las transformaciones marroquíes y regionales. Otros partidos, sobre todo sus dirigentes, se han tenido que “recolocar” tras los resultados electorales. En el caso del Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), de reciente creación, su dirigente y fundador, Fuad Ali al-Himma, ha sido nombrado consejero real tras las elecciones y la gran derrota de su partido (47 escaños). El PAM no tenía además posibilidad de entrar en el gobierno de coalición y quedó desde el principio descartado por el PJD de las conversaciones para formar gobierno, dado que siempre ha sido percibido como una creación política vinculada a palacio dirigida por el amigo del rey, al-Himma, para frenar al PJD en las últimas elecciones municipales de 2009. Al-Himma actuará como intermediario entre el palacio, el jefe del ejecutivo y los partidos de la coalición gubernamental. En cuanto al partido como tal, celebrará un congreso nacional de auto-revisión en febrero y sin la figura de al-Himma, lo que le augura un corto recorrido político.

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46

4139

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27

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IstiqlalJusticia y DesarrolloMovimiento PopularAgrupación Nacional de IndependientesUnión Socialista de Fuerzas PopularesUnión ConstitucionalOtros grupos

41318

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32

39

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52

Justicia y Desarrollo Istiqlal Agrupación Nacional de Independientes Autenticidad y ModernidadUnión Socialista de Fuerzas Populares Movimiento PopularUnión Constitucional Progreso y SocialismoPartido del Trabajo Otros grupos (1 ó 2 escaños)

Datos

Electores inscritos: 13.626.375 (8 millones en edad de votar no se inscribieron en el registro)

Participación: 45% de los electores inscritos (37% en 2007)

Escaños: 395

Candidatos: 7.102, de ellos 1.624 mujeres, el 15,16%.

Circunscripciones territoriales: 92 (305 diputados)

Circunscripción nacional: 1 (90 escaños: 60 para mujeres y 30 para menores de 40 años)

Partidos que concurrieron a las elecciones: 31

Composición del parlamento de 2011 (395 escaños)

Composición del parlamento en 2007 (325 escaños)

Una vez confirmada la entrada del Partido del Progreso y el Socialismo en el gobierno de coalición por votación, turbulenta, del Comité Central, ésta no se ha hecho sin tensiones: el dirigente Sa‘id al-Sa‘di, siempre crítico con el islamismo, ha dudado de la conveniencia de que el partido entrara en la alianza gubernamental, decisión que considera contraria a las resoluciones de los congresos del partido que apostaban por una alianza con formaciones de izquierda y “modernas”, es decir en el marco del Bloque Democrático (al-Hayat, 15/12/2011).

Finalmente, los cuatro partidos que forman la mayoría gubernamental, el PJD, al-Istiqlal, el Movimiento Popular y el Partido del Progreso y el Socialismo, rubricaron el acuerdo con la firma, el pasado 16 de diciembre, del documento “Pacto de la Mayoría” (Mithaq al-Aglabiyya), un referente para la acción común basado en cuatro elementos: la coparticipación en el trabajo, efectividad, transparencia y responsabilidad compartida. Los objetivos son que la mayoría gubernamental actúe para conseguir más reformas, la

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construcción del Estado democrático, el Estado de derecho, el concepto de ciudadanía, la libertad, la justicia, la solidaridad social y el desarrollo.

En virtud de lo estipulado en la Constitución, el rey nombra a Abdelilah Benkirán jefe de gobierno

El nuevo gobierno

El 29 de noviembre y siguiendo lo estipulado en la nueva Constitución, el rey Muhammad VI encargó al secretario general del partido más votado, es decir a Abdelilah Benkiran (ver Perfil en Atalaya nº 3), la formación del nuevo gobierno; y un mes después, tras las negociaciones con los partidos y con el palacio, el nuevo gobierno prestó juramento el 3 de enero ante el monarca. El gobierno de Abdelilah Benkiran se compone de 30 ministros: 11 pertenecen al Partido Justicia y Desarrollo (PJD); 6 al Partido Istiqlal (PI); 5 son independientes relacionados con el entorno del rey; 4 al Movimiento Popular (MP) y otros 4 al Partido del Progreso y el Socialismo (PPS).

12

6

5

4

4Partido Justicia y Desarrollo

Istiqlal

Independientes (entorno del Rey)

Movimiento Popular

Partido del Progreso y el Socialismo

Reparto de carteras en el nuevo gobierno

Los miembros del nuevo gobierno

Abdelilah Benkiran: Primer ministro (PJD) Abdallah Baha: ministro de Estado (PJD) (Por encima del cargo de ministro) Mohand al-‘Anser: Interior (MP) Saad al-Din al-Uthmani: Asuntos Exteriores y Cooperación (PJD) Mustafa Ramid: Justicia y Libertades (PJD) Ahmad Tawfiq: Habous y Asuntos Islámicos (Palacio) (Conserva su puesto)Driss Dahak: secretario general del gobierno con rango de ministro (Palacio) (Conserva su puesto) Nizar Baraka: Economía y Finanzas (PI) Nabil Benabdallah: Vivienda, Urbanismo y Política Urbana (PPS) Aziz Ajannush: Agricultura y Pesca (Independiente)Muhammad al-Wafa: Educación Nacional (PI) Lahsen al-Daudi: Enseñanza Superior, Investigación Científica y Formación de Cuadros (PJD) Muhammad Uzzin: Juventud y Deportes (MP) Aziz Rabbah: Fomento y Transporte (PJD) Al-Huseyn al-Wardi: Sanidad (PPS) Mustafa al-Jalfi: Comunicación, portavoz del gobierno (PJD) Fuad al-Duiri: Energía, Minas, Agua y Medioambiente (PI) Abdelwahid Suhayl: Empleo y Formación Profesional (PPS) Abdelqader Amara: Industria, Comercio y Nuevas Tecnologías (PJD) Lahsen Haddad: Turismo (MP) Basima al-Haqqawi: Solidaridad, Mujer, Familia y Desarrollo Social (PJD) Muhammad al-Amin Sbihi: Cultura (PPS) Abdessamad Qayuh: Artesanía (PI) Lahbib Chubani: ministro encargado de las relaciones con el Parlamento y la Sociedad Civil (PJD) Abdellatif Ludiyi: ministro delegado ante el jefe del gobierno encargado de la Administración de la Defensa Nacional (Palacio) (Conserva su puesto) Abdellatif Maazuz: ministro delegado ante el jefe del gobierno encargado de los marroquíes residentes en el extranjero (PI) Sharki Draiss: ministro delegado ante el ministro de Interior (Palacio) Yusef Amrani: ministro delegado ante el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación. (PI) Muhammad Nayib Bulif: ministro delegado ante el jefe del gobierno encargado de Asuntos Generales y Gobernanza (PJD) Abdelazim al-Guerrouj: ministro delegado ante el jefe del gobierno encargado de la función pública y de la modernización de la Administración (MP) Idriss Azami al-Idrissi: ministro delegado ante el ministro de Economía y Finanzas encargado de los presupuestos (PJD)

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Los secretarios generales de los cuatro partidos de la mayoría gubernamental

El nuevo ejecutivo que finalmente ha obtenido la aprobación del rey está dominado por el PJD en primer lugar y sus socios de gobierno en segundo, pero con la presencia también de miembros propuestos por el monarca que, en virtud de la Constitución, nombra al secretario general del gobierno (ministro), y a los ministros de Defensa y Asuntos Islámicos. Es de señalar también que el monarca ha propuesto a un ministro delegado en Interior perteneciente Movimiento Popular, que trabajará de cerca con el ministro de Interior, y a un ministro delegado del Istiqlal, Yusuf Amrani, en Asuntos Exteriores (cuya cartera ocupa Saad al-Din al-Uthmani, del PJD), que hasta ahora era el secretario general de la Unión para el Mediterráneo. En Finanzas y Agricultura, la opinión del rey ha sido también determinante a la hora de ocupar dichas carteras. Asimismo, los consejeros del rey han sido aumentados a once y en buena parte renovados.

En el reparto de carteras, la representación femenina ha disminuido, ya que es el gobierno con menos mujeres de los últimos años (el gobierno formado en 2007 por el Istiqlal contó con siete ministras): sólo una, Basima al-Haqqawi (Solidaridad, Mujer, Familia y Desarrollo Social), presidenta de la Organización de Mujeres del PJD. Esto le ha valido al PJD y a sus socios de gobierno –incluido el Istiqlal–, las críticas de, por ejemplo, la presidenta de la Organización Marroquí de Derechos Humanos, Amina Buayash,

impositiva; apoyar la inversión y a la pequeña y mediana empresa, reformas en el sector bancario, potenciar la industria del turismo; el compromiso con la Constitución y lo que ello conlleva de legislaciones e instituciones; apoyar el discurso religioso moderado, afianzar la institución de los ulemas y el papel de las mezquitas, las donaciones piadosas, las instituciones de enseñanza; y fortalecer los dos idiomas oficiales del país, el árabe y el amazig.

En otros ámbitos, el programa incluye: fortalecer las relaciones con los países árabes e islámicos, apoyo a la causa palestina y a la creación del Estado de Palestina con capital en Jerusalén, la normalización total de las relaciones con Argelia y la apertura de las fronteras terrestres entre ambos países, cerradas desde 1994 (de hecho, el primer viaje oficial del nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Saad al-Din al-‘Uthmani, ha sido a Argelia), con el fin de buscar la “integración magrebí” también a través de la reactivación de la Unión del Magreb Árabe; la aplicación del estatuto avanzado con la Unión Europea; y las relaciones con los países americanos.

Una de las máximas prioridades de la acción de gobierno será la defensa de la soberanía, la unidad, los intereses supremos del país y las “cuestiones marroquíes”, entre las que destaca la cuestión del Sáhara, cuya solución pasa por las negociaciones en torno a la propuesta marroquí de autonomía.

Un programa de gobierno que, al menos en los aspectos económicos, es calificado como “ambicioso y demasiado optimista” por el profesor de Economía de la Universidad Muhammad V de Rabat Idris Benali. En conclusión, se inicia en muchos sentidos una nueva era cuyos resultados efectivos dependerán de la verdadera capacidad de autonomía del gobierno y de su voluntad real de modificar viejas pautas que bloqueaban la evolución prodemocrática del país.

Fuentes y referencias

Anuzla, Ali. “El principal ganador en las elecciones marroquíes” (29/11/2011). [Disponible en: http://www.boletin.org/control/product/~category_id=ESP_ROOT/~product_id=LK-0129-11-11] al-Ashhab, Muhammad. “al-Magrib: Mawsim al-hisad al-islami” (22/12/2011). [Disponible en: http://international.daralhayat.com/internationalarticle/342069]Baylocq, Cédric. “Le PJD, une percée politico-religieuse au Maroc”, 29 de noviembre de 2011. [Disponible en: http://oumma.com/Le-PJD-une-percee-politico] Ferrié, Jean-Noël y Dupret, Baudouin. “La nouvelle architecture constitutionnelle et les trois désamorçages de la vie politique marocaine”, en Confluences Méditerranée, n° 78, 2011/3, pp. 25 a 34. Reifeld Helmut. “Morocco and the Arab Spring. Reform, Not Revolution”, Qantara, 11, 01, 2012. [Disponible en: http://en.qantara.de/wcsite.php?wc_c=17953&wc_id=18596&wc_p=1&wc_id=18596] al-Sharqawi, Muhammad Salem. “Lan yasqut al-nizham fi-l-Magrib” (24/11/2011). [Disponible en: http://www.alquds.co.uk/index.asp?fname=today\24qpt477.htm&arc=data\2011\11\11-24\24qpt477.htm] al-Turabi, Abdallah. “Ta‘dil al-dustur fi-l-Magrib. Tatawwurat fi siyaq min al-thawrat”, (noviembre 2011). [Disponible en: www.arab-reform.net/IMG/pdf/Morocco_AR.pdf] Wegner, Eva. Islamist Opposition in Authoritairan Regimes. The Party of Justice and Development in Morocco. Syracuse: Syracuse University Press, 2011. http://www.sgg.gov.ma/BO/bulletin/AR/2011/BO_5964-Bis_Ar.pdf (Texto oficial en árabe de la nueva Constitución marroquí publicada en el Boletín Oficial del Reino de Marruecos el 30 de julio de 2011)http://www.sgg.gov.ma/BO/bulletin/FR/2011/BO_5964-BIS_Fr.pdf (Traducción oficial al francés) http://www.elections2011.gov.ma/fr/index.html (Sitio oficial de las elecciones de 2011)http://www.pjd.ma/Programme_gouv2012.pdf (Texto íntegro del Programa de Gobierno, enero 2012)

de la parlamentaria Fatiha al-Ayadi del PAM (Aljazeera, 05/01/2012) y de la presidenta de la Unión de Acción Feminista, Nuzhat al-Alawi, coordinadora de la Red Mujeres por las Mujeres.

No obstante, según una encuesta realizada en diciembre, Abdelilah Benkiran goza de la confianza del 82% de la población, que cree que puede inyectar sangre nueva a la acción política. (al-Quds al-‘Arabi, 15/12/2011)

El programa de gobierno

El jefe del ejecutivo presentó el pasado 19 de enero el programa de gobierno ante el Parlamento para obtener la aprobación de la Cámara. Un programa consensuado entre las cuatro formaciones políticas, centrado en las reformas. La acción del nuevo gabinete abordará varias cuestiones: fortalecimiento de la identidad marroquí, desarrollo económico, justicia social, afianzamiento de las instituciones, reforzamiento de las libertades y la descentralización, y el desarrollo de los sectores de sanidad, enseñanza y vivienda.

El gobierno promete su apoyo a las instituciones del Estado en la lucha antiterrorista; se compromete a luchar contra la corrupción, que le cuesta al país el 2% anual de su PIB (según datos del informe anual sobre el Índice de Percepción de la Corrupción en 2011 de Transparency International, Marruecos ocupa el puesto 85, de un total de 183, con un índice del 3.4) y contra el tráfico de drogas, contra monopolios y prebendas, y vincular la práctica de responsabilidades con el rendimiento de cuentas; una vida digna, el desarrollo de la clase media, un 5,5% de tasa de crecimiento para el quinquenio 2012-2016 (fue del 4,5% en los cinco últimos años), apoyo a la agricultura marroquí, igualdad y equidad, reducción de la tasa de paro al 8% en 2016 (la tasa actual es del 9,6% de la población activa, aunque entre los jóvenes menores de 34 años alcanza el 31,4%); una tasa de inflación del 2%; reforma

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Yemen: ¿la última oportunidad?

Una iniciativa de paz, apoyada por el poderoso vecino saudí y por la administración estadounidense para “evitar” el deslizamiento del país hacia una guerra civil, ha frenado al mismo tiempo el ímpetu revolucionario y ha embarcado a los partidos políticos de oposición y al gobernante Congreso Popular General en un proceso que, teóricamente, debe dar pie al inicio de la transición con la aprobación de la ley de Inmunidad, la salida del presidente y las elecciones presidenciales previstas para el 21 de febrero.

El presidente yemení, Ali Abdallah Saleh, en su mensaje de despedida

Tras muchas reticencias, objeciones y enmiendas, el presidente, Ali Abdallah Saleh, firmó en Riad el pasado 23 de noviembre la versión final de la Iniciativa del Golfo (ver Documenta), una hoja de ruta para la transición. Algunos de los pasos estipulados en la iniciativa ya se han concretado: el traspaso de poderes al vicepresidente, Abderrabbuh Mansur Hadi, presidente en funciones; la designación del nuevo primer ministro, Muhammad Salem Basindawa; la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional; la ley de inmunidad para el presidente y sus allegados; el repliegue de los efectivos armados desplegados en las ciudades, un proceso ya iniciado y dirigido por la Comisión Militar; las órdenes dadas por esta comisión a todas las unidades militares y de las fuerzas de Seguridad para que liberen a los detenidos por las movilizaciones populares que comenzaron hace algo

más de un año; y las próximas elecciones presidenciales previstas para el 21 de febrero tras las cuales deberá comenzar un diálogo nacional que aborde todas las cuestiones pendientes: las reivindicaciones del sur, la contestación huthí en el norte, las exigencias de los revolucionarios, el restablecimiento de la seguridad o la amenaza de al-Qaida en la Península Arábiga. Saleh abandonó Yemen el 28 de enero como presidente “honorífico” en dirección a Estados Unidos para recibir tratamiento médico por las graves quemaduras que sufrió en el atentado contra el palacio presidencial el pasado 3 de junio. Se ha ido como presidente, pidiendo perdón al pueblo por los “errores involuntarios” cometidos en sus treinta y tres años de gobierno, invocando el “olvido de lo ocurrido en los últimos meses”, y podrá regresar al país sólo en su condición de presidente de su partido, el Congreso Popular General (CPG), lo cual significa que es el cuarto jefe de Estado barrido por los vientos de la Primavera Árabe tras Ben Ali, Mubarak y Gaddafi, pero en este caso de manera particular. La inmunidad de Abdallah Saleh y el nuevo gobierno

El 27 de noviembre, Muhammad Salem Basindawa fue nombrado jefe del gobierno transitorio por el vicepresidente y presidente en funciones, Abderrabbuh

Mansur Hadi, en virtud de los poderes que le confería la iniciativa del Golfo. Basindawa (ver Perfil), un político del sur con larga trayectoria en gobiernos del norte y que se sumó a la revolución pacífica, cuenta principalmente con el apoyo de dos países del entorno, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos. Ambos han prometido ayudas al nuevo gobierno yemení en forma de abastecimiento de petróleo (las exportaciones de petróleo yemení son muy reducidas y apenas cubren las necesidades de importación de productos alimenticios básicos) y electricidad.

Una de las primeras decisiones del nuevo gobierno de “acuerdo nacional” ha sido conceder inmunidad ante cualquier persecución judicial al presidente y a sus más allegados y a los funcionarios de las instituciones del Estado, tanto civiles como militares y de seguridad, entre los que se cuentan sus familiares, tal y como estipula la Iniciativa del Golfo y en virtud también de la resolución 2014 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. La ley, muy polémica, tuvo que ser enmendada por recomendación del enviado especial de Naciones Unidas, el marroquí Jamal Benomar, de manera que garantizara la inmunidad total exclusivamente al presidente, mientras que se limita a cuestiones políticas realizadas en cumplimiento de sus funciones para sus colaboradores, no aplicándose a los actos que pudieran considerarse terroristas. Así, la Ley de Inmunidad pudo ser aprobada posteriormente en el parlamento por mayoría presentada como una especie de “justicia transitoria” necesaria para facilitar el cambio. Incluye tres materias: la concesión de la inmunidad al presidente y a todos aquellos que han trabajado a sus órdenes en todos los cuerpos e instituciones del Estado, tanto civiles como militares y de seguridad, desde su llegada al poder hace 33 años; la ley se considera soberana y no puede ser abolida ni impugnada; y tiene efectos retroactivos. Ello significa el preámbulo a la renuncia definitiva del presidente –y el visto bueno de la jefatura del partido, el Congreso Popular General, para que el presidente pudiera viajar a Estados Unidos– según el acuerdo de traspaso de poderes estipulado en la Iniciativa del Golfo. Sin embargo, una de las principales reivindicaciones de la movilización popular es, precisamente,

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Manifestantes protestan contra la Ley de Inmunidad concedida al presidente y sus colaboradores

El nuevo gobierno yemení formado a partes iguales por el CGP y la oposición.

llevar a juicio al presidente y a aquellos que han participado en la represión desde que estalló la contestación social en febrero de 2011, por lo que la ley de inmunidad ha sido muy criticada tanto por los sectores revolucionarios como por las organizaciones de derechos humanos y organismos internacionales. La propia Navanethem Pillay, Alta Comisionada para los Derechos Humanos, ha señalado que la ley puede suponer una violación del Derecho Internacional. La aprobación de la ley, la salida del presidente y la perspectiva de las elecciones presidenciales pueden ser

factores que favorezcan la transición. A ello se puede añadir la tarea del nuevo gobierno de reestructurar las fuerzas armadas, aunque se trate de un hueso duro de roer dada la presencia de Ahmad, hijo de Abdallah Saleh, al frente de la Guardia Republicana –uno de los cuerpos mejor preparados militarmente y que ha intervenido en la represión de la revolución pacífica–, y la eliminación de las armas en el espacio público, tanto del ejército como de las milicias armadas entre los que se cuentan los militares que se sumaron a la revolución y los seguidores del sheyj

de la tribu Hashed, Sadeq al-Ahmar, que hace unos meses sacó sus hombres a la calle para proteger a los revolucionarios y frenar la represión (Ver Atalaya nº 15).

El nuevo gobierno de unidad nacional se formó el 7 de diciembre de 2011, dos semanas después de la firma de la Iniciativa del Golfo, tras un tira y afloja entre el CGP y los partidos de al-Liqa’ al-Mushtarak (fundamentalmente el islamista al-Islah y el Partido Socialista Yemení) y bajo las presiones internacionales para que se constituyera dentro del plazo estipulado por la Iniciativa. Tendrá dos años por delante para poner en marcha un programa que se centrará en responder a las necesidades de la sociedad: garantizar los servicios básicos, reformas, recuperación económica, el acuerdo político entre todas las fuerzas, crear la comisión constitucional encargada de redactar las enmiendas a la Carta Magna, luchar contra la corrupción, y conseguir la seguridad y la estabilidad. Una hoja de ruta cuyo éxito dependerá en gran medida de la “reconciliación nacional que comenzará tras las elecciones [presidenciales] a través del diálogo nacional global de todas las fuerzas políticas yemeníes”, en palabras del profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Sanaa, Abdallah al-Faqih, incluidas la Movilización del Sur (al-Harak al-Yanubi) y el grupo huthí que hasta ahora habían quedado excluidos de las promesas de diálogo nacional del viejo régimen.

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Nuevo gobierno

Primer ministro: Muhammad Salem Basindawa (ex CGP, opositor independiente y pro revolución)Ministro de Asuntos Exteriores: Abu Bakr Abdallah al-Qurbi (CGP)Ministro de Finanzas: Sajr Ahmad Abbas al-Wayih (Independiente, ex CPG)Ministro de Interior: General Abdulqader Muhammad Qahtan (Islah)Ministro de Defensa: General Muhammad Naser Ahmad (CGP)Ministro de Información: Ali Ahmad al-‘Amrani (Independiente, ex CPG y pro revolución)Ministro de Planificación y Cooperación Internacional: Muhammad Sa‘id al-Sa‘di (Islah) Ministro de Justicia: Juez Murshid Ali al-‘Arashani (Islah)Ministro de Comercio e Industria: Saad al-Din Ali Salem Bentaleb (Independiente)Ministro de Electricidad: Saleh Hasan Sami‘ (ex CGP y pro revolución)Ministro de Asuntos Legales: Muhammad Ahmad al-Mejlafi (Partido Socialista)Ministra de Derechos Humanos: Huriya Mashhur (Independiente y pro revolución)Ministro de Transportes: Wa‘id Abdallah Badhib (Socialista)Ministro de Cultura: Abdallah ‘Awbel Mandhuq (Naserista)Ministro de Educación Técnica y Formación Profesional: Abdelhafiz Thabit Nu‘man (Socialista Árabe)Ministro de Administración Local: Ali Muhammad al-Yazidi (Naserista)Ministro de Educación y Enseñanza: Abdelrazzaq Yahya al-Ashwal (Islah)Ministro de Servicio Civil y Seguros: Nabil Abduh Shamsan (CGP)Ministro de Juventud y Deportes: Muammar al-Eryani (CGP)Ministro de Asuntos de Expatriados: Muyahid al-Quhali (CGP, líder tribal)Ministro de Comunicaciones y Técnica de Información Tecnológica: Ahmad Ubayd Ben Dagr (GPC)Ministro de Educación Superior e Investigación Científica: Yahya Muhammad al-Shu‘aybiMinistro de Awqaf y Orientación: Hamud Muhammad ‘Ibad (CGP)Ministra de Asuntos Sociales y Trabajo: Amat al-Razzaq Ali Hamad (CGP)Ministro de Obras Públicas y Carreteras: Omar Abdallah al-KarshamiMinistro de Pesca: Awwad Saad al-SuqtariMinistro de Petróleo y Minas: Hisham Sharaf Abdallah (CGP)Ministro de Agricultura y Regadío: Farid Ahmad MayurMinistro de Sanidad y Vivienda: Ahmad Qasem al-‘UnsiMinistro de Turismo: Qasem Sallam (Baaz Árabe, aliado del CGP)Ministro de Aguas y Medioambiente: Abduh Razzaz Saleh Jaled Ministro de Estado para Asuntos del Congreso: Rashad Ahmad al-Rassas Ministra de Estado para Asuntos del Consejo de Ministros: Yawhara Hamud Thabit (oposición)Ministro de Estado miembro Consejo de Ministros: Shaif ‘Azi SalirMinistro de Estado miembro Consejo de Ministros: Hasan Ahmad Sharaf al-Din

Carteles de la Junta Electoral para las elecciones presidenciales del 21 de febrero

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El próximo paso: las elecciones presidenciales

Las elecciones están previstas para el próximo 21 de febrero, aunque surgen noticias, rumores y desmentidos sobre un posible aplazamiento que no beneficiaría ni a la sociedad yemení ni a las instituciones y que lo único que haría sería prolongar el impasse, aumentar las presiones, internas y externas, y profundizar en el deslizamiento hacia el caos. El ministro de Exteriores, Abu Bakr Abdallah al-Qurbi, un hombre del viejo régimen, provocó recientemente un revuelo al señalar el posible aplazamiento “por motivos de seguridad” de la cita electoral, que, sin embargo, está estipulada en esa hoja de ruta que es la Iniciativa del Golfo. Ese estado de inseguridad se habría agudizado por los sucesos de la localidad de Rada‘ (situada a unos 170 kms. al sudoeste de la capital), caída en manos de “elementos de al-Qaida” o próximos a esta organización. La oposición acusó al régimen, y sobre todo a las fuerzas armadas controladas por familiares de Saleh, de haber permitido esa operación con la intención de provocar un sentimiento de inseguridad que aconsejaría aplazar los comicios. El CGP acusó a su vez a al-Liqa’ al-Mushtarak de haberlo permitido, partiendo del hecho de que el nuevo ministro de Interior es un militar del principal partido de la oposición, el islamista al-Islah, aunque gran parte de las fuerzas de Seguridad sigan siendo fieles al presidente Saleh y sigan en manos de familiares (la Guardia Republicana en manos de su hijo Ahmad, el ejército del Aire en las de su hermanastro). Al-Liqa’ al-Mushtarak, es decir, el grueso de la oposición política, lo tomó como un intento del régimen de Abdallah Saleh de evitar cumplir sus compromisos adquiridos

Algunos actores políticos ya se han posicionado respecto a las elecciones: la Movilización del Sur (al-Harak al-Yanubi) ha anunciado que las boicoteará y que intentará que no puedan celebrarse en las provincias del sur, tal y como ha anunciado su secretario general, Qasem ‘Askar Yubran. No es una postura contra el candidato a la presidencia, Mansur Hadi, a quien consideran que puede ser un buen presidente pero para el norte del país, es decir para la antigua República Árabe Yemení, y no para el sur. La Movilización del Sur sigue empeñada en recuperar su propio Estado, acabar con la “ocupación” practicada por el norte, celebrar un diálogo entre ambas partes basado en las resoluciones legales internacionales (924 y 931) que retomen las negociaciones interrumpidas por la guerra civil de abril-mayo de 1994.

El único candidato, un candidato consensuado, será el actual vicepresidente y presidente en funciones, Abderrabuh Mansur Hadi (del sur), que tendrá un mandato de dos años. Después de las elecciones habrá una conferencia para el diálogo nacional en la que se plantearán todas las cuestiones pendientes, incluidas las reivindicaciones de la movilización del sur, tanto las de aquellos que defienden “romper el vínculo”, es decir la separación, como las de los que defienden la participación política en el marco de una unión federal del norte con el sur.

Abderrabbuh Mansur Hadi, vicepresidente y presidente en funciones

De carrera militar, Mansur Hadi tiene el grado de general del Estado Mayor. Nació en mayo de 1945 en la provincia meridional de Abyan (gobernación de Aden). En 1964 se licenció en la Academia Militar y amplió sus estudios en Gran Bretaña, Egipto y la Unión Soviética. Desde mediados de los sesenta fue ascendiendo en la escala militar desde ser un oficial del ejército árabe del sur hasta general del Estado Mayor. Tras la guerra civil de abril-mayo de 1994 fue nombrado ministro de Defensa y en octubre de ese mismo año vicepresidente de la República. También fue elegido vicepresidente del partido gobernante que preside Saleh, el Congreso General Popular (al-Mu’tamar al-Sha‘bi al-‘Amm). Tras el atentado contra el presidente Saleh y su posterior tratamiento médico en Arabia Saudí, en junio de 2011, Hadi desempeñó temporalmente la presidencia de la República. Después, en noviembre de ese mismo año, el decreto presidencial 24/2011 le confirió las atribuciones de la presidencia de la República en virtud de la Iniciativa del Golfo. El parlamento yemení decidió, el 21 de enero, presentar a Mansur Hadi como candidato de consenso a las presidenciales del 21 de febrero, pero Hadi tiene una tarea pendiente: deshacerse completamente de la tutela del todavía presidente “honorífico”, Ali Abdallah Saleh.

Revolución, secesionismo, contestación armada y “emiratos islámicos”

Yemen lleva muchos años con demasiados frentes internos abiertos que el viejo régimen no ha querido resolver y que entorpecen la transición. Uno de ellos tiene como escenario la provincia septentrional de Sa‘da, donde desde 2004 se han librado seis guerras que han enfrentado a los huthíes (zaydíes) con el régimen (ver Atalaya nº 3 y nº 11) firmándose el último acuerdo de paz en febrero de 2010. La contestación política de los huthíes se ha trasladado también al escenario de la Plaza del Cambio en la capital, el centro neurálgico de la revolución popular y pacífica contra el régimen de Abdallah Saleh, pues la revolución cuenta con el apoyo de este grupo. El conflicto armado ahora no es tanto el enfrentamiento directo con el ejército sino entre los huthíes, dirigidos por Abdelmalik al-Huthi, y una tendencia salafí en la ciudad de Dammay (provincia de Sa‘da) y grupos tribales sunníes de la zona (todos ellos por delegación del régimen) y que se puede extender a otras provincias septentrionales (Amran, Huyya, Yauf).

La solución al conflicto armado pasa definitivamente por que el diálogo nacional que debe comenzar tras las elecciones presidenciales aborde, como está estipulado, la cuestión huthí para encontrar una solución duradera.

De nuevo la actuación de al-Qaida en la Península Arábiga, instalada desde hace años en zonas meridionales y del este del país que escapan a cualquier control por parte de las instituciones del Estado, o de grupos armados más o menos vinculados (como Ansar al-Shari‘a), contribuye a dar la imagen de inseguridad e inestabilidad de Yemen. El último episodio ha sido la toma temporal de la ciudad de Rada‘, situada a 170 kms. al sudoeste de la capital, por parte de elementos armados de Ansar al-Shari‘a ante el abandono, o la connivencia, de las fuerzas de Seguridad, en un episodio similar a lo que ocurrió en Abyan (sur) en mayo del año pasado. La oposición y los líderes tribales denuncian que forma parte de la estrategia del régimen de Abdallah Saleh y su entorno y no tanto del nuevo gobierno, para generar más caos, debilitar la revolución pacífica y obstaculizar el proceso electoral. En cualquier caso, el protagonismo lo han adquirido los líderes tribales que, ante la actuación de las fuerzas de Seguridad y del ejército, tomaron la iniciativa de recuperar la ciudad recurriendo a las armas y a la mediación.

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Otro frente es el abierto por los sectores del sur entre los que hay diversas posturas y que incluye activistas pacíficos y grupos armados: desde los que reivindican una representación real en las instituciones de un Estado unificado (Partido Socialista Yemení), hasta los partidarios del secesionismo, es decir la “la ruptura del vínculo”, como la Movilización del Sur (al-Harak al-Yanubi) y parte de la oposición en el exilio dirigida por el ex presidente de Yemen del Sur Ali Salem al-Bid, pasando por soluciones como el federalismo (propuesta por otro sector de la oposición en el extranjero dirigida por el ex primer ministro Haydar Abu Bakr al-‘Attas). Y, mientras, continúan las manifestaciones y protestas de la movilización revolucionaria pacífica, encabezada por los jóvenes de la ya emblemática Plaza del Cambio de la Universidad de Sanaa, que reivindican un cambio

total pacífico, un Estado civil basado en la ciudadanía y la igualdad y presionan al nuevo gobierno para que libere a todos aquellos detenidos a raíz de la revolución contra el régimen de Ali Abdallah Saleh y para que los responsables de la dura represión sean juzgados. A ellos se han sumado en los últimos meses los funcionarios y trabajadores de las instituciones del Estado en Sanaa, Aden y en las principales provincias yemeníes, un aspecto que se considera prolongación natural de la revolución política que comenzó hace más de un año; y los pilotos, oficiales y soldados del ejército del aire que se manifiestan desde hace días exigiendo la destitución del jefe de esta sección del ejército, Muhammad Saleh al-Ahmar, hermanastro del presidente honorífico.

La presión regional e internacional ha obligado al viejo régimen y a la oposición política a iniciar una senda

que debe conducir a la transición y a la reforma. De esta manera, el protagonismo de las reivindicaciones de una transformación total y de la desaparición del viejo régimen, enarboladas por la revolución popular, se ha trasladado a los partidos políticos, tanto al viejo partido en el poder, el Congreso Popular General, como a los de oposición (islamistas y socialistas), encargados ahora en un gobierno de unidad nacional de ir dando respuestas a las exigencias revolucionarias: Estado de derecho, igualdad, reformas y libertades, cambios constitucionales, reestructuración de los cuerpos de Seguridad y de las Fuerzas Armadas, elecciones democráticas y justicia. A partir de las presidenciales se abrirá un plazo de dos años, vital para el futuro de Yemen, para ir haciendo realidad esas reivindicaciones y para llevar a cabo un diálogo nacional global que aborde verdaderamente los graves retos del país.

Fuentes

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Egipto: el Parlamento de la revolución

La cómoda victoria lograda por la Alianza Democrática –coalición liderada por los Hermanos Musulmanes (HHMM)- en las elecciones legislativas de Egipto no supone una gran sorpresa, aunque sí lo han sido los resultados logrados por la Alianza Islámica, liderada por el partido salafista al-Nur, un grupo de reciente creación que, sin tener ninguna experiencia en el campo político ni haber participado en la revolución, ha sabido jugar sus cartas y unir sus filas para obtener el segundo puesto, a una importante distancia del tercero y el cuarto. Los HHMM han de dar respuesta ahora a imporantes cuestiones como aclarar cuál será su estategia política y qué alianzas establecerán.

La Asamblea del Pueblo (Maylis al-Sha‘b, la Cámara baja) se compone de 508 escaños de los que 498 son elegidos y 10 nombrados por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (y antes por el ex presidente Mubarak). La Alianza Democrática (al-Tahaluf al-Dimuqrati) que incluye al partido Libertad y Justicia (al-Hurriyya wa-l-‘Adala, rama política de los Hermanos Musulmanes, 216), al-Karama (6), al-Hadara (2) y el partido del Trabajo (Hizb al-‘Amal, 1), ha obtenido 225 escaños en total; la Alianza Islámica (al-Tahaluf al-Islami), compuesta por el partido salafí al-Nur (109), el partido Construcción y Desarrollo, rama política de al-Yama‘a al-Islamiyya (al-Bina` wa-l-Tanmiyya, 13) y al-Asala (3), ha logrado 125; el partido nacionalista liberal al-Wafd, el grupo con la más larga trayectoria del panorama egipcio, ha conseguido 41; el Bloque Egipcio (al-Kutla al-Misriyya), un conglomerado de fuerzas laicas y liberales que integra al partido Tagammu‘ (3), al partido Social Democrático (al-Hizb al-Iytima‘i al-Dimuqrati, 16) y al grupo Liberales Egipcios (Misriyyin al-Ahrar, 15) y que se había postulado como la segunda agrupación con más peso, ha obtenido 34 escaños; el partido al-Wasat, una escisión de los HHMM, ha conseguido 9; el grupo Reforma y Desarrollo (al-Islah wa-l-Tanmiyya), una escisión del Frente Democrático que, a su vez, se separó del Partido Nacionalista Decmorático del ex presidente Mubarak, se ha hecho con 10; la Revolución Continúa (al-Thawra Mustamirra), una agrupación de fuerzas de la sociedad civil y de jóvenes, ha obtenido 8 escaños; el partido Egipto Nacionalista (Misr al-Qawmi) ha conseguido 5 escaños; el partido Ciudadano Egipcio (al-Muwatin al-Misri) ha obtenido 4; el Partido de la Unión (Hizb al-Ittihad) ha ganado 3; el Partido de la Libertad (Hizb al-Hurriyya) ha logrado 3; el Partido de la Justicia (Hizb al-‘Adl), consigue 2; el grupo Paz Democrática (al-Salam al-Dimuqrati) ha ganado 2; el partido Unión Egipcia Árabe (Hizb al-Ittihad al-Misri al-Arabi), ha obtenido 1 escaño; el Partido Naserista ha logrado 1 escaño; habrá 25 independientes y el Consejo Superior de las Fuerzas Aramadas (CSFA) nombrará 10 diputados, entre ellos, al menos cuatro coptos.

Composición del nuevo Parlamento egipcio

Finalmente en este “Parlamento de la Revolución”, como ha sido bautizado por algunos, los grupos vinculados al PND han logrado sólo 18 escaños, menos de lo previsto.

Saad al-Katatni, hasta ahora secretario general del partido Libertad y Justicia, ha sido elegido presidente del Parlamento. Los dos portavoces serán, previsiblemente, miembros de los dos partidos que han quedado en el segundo y el tercer puesto, a saber, al-Nur y al-Wafd. El primero propuso a Ashraf Thabit, miembro del Consejo Superior del partido y elegido diputado por Alejandría; el segundo eligió a Muhammad Abdelalim Dawud, periodista y miembro del partido desde hace años.

Tras las elecciones legislativas, el 25 de enero de 2012, primer aniversario de la Revolución, se convirtió en una nueva convocatoria de protesta para exigir a los militares que abandonen el poder. Además, se han convocado nuevas manifestaciones bajo el lema “el presidente primero”, en las que se reivindicará que las elecciones presidenciales se celebren antes de la redacción de la Constitución, lo que, según los convocantes, aceleraría el proceso de transición. Estas protestas ponen de manifiesto que los “revolucionarios” (la

sociedad civil, principalmente) tienen la intención de continuar la movilización hasta que se consigan los objetivos que se habían propuesto. Y también confirman que el CSFA, y el ejército en su totalidad, han perdido buena parte del apoyo popular del que gozaban en un principio.

La previsible victoria islamista se debe a varios factores. En primer lugar, puede que los grupos liberales y laicos hayan subestimado el poder de estos grupos, de su discurso de identidad islámica y de su flexibilidad y capacidad de adaptación, un factor que les ha permitido sobrevivir durante décadas de represión. Igualmente, el pragmatismo de los islamistas les ha hecho posicionarse en contra o al lado del CSFA según convenía en cada momento.

La gran sopresa: el partido al-Nur

Si observamos el comportamiento este último año de los partidos políticos que participaron en la Revolución, podemos ver que no han dedicado mucho tiempo a organizarse y a construir entidades políticas funcionales. Algunos grupos, al acercarse la cita electoral, aseguraron que las elecciones legislativas se iban a celebrar demasiado pronto y que no iban a tener tiempo de organizarse.

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El partido al-Nur, el mayor de los tres grupos salafíes que han obtenido la legalización tras la revolución del 25 de enero (siendo los otros dos al-Asala y al-Fadila), se fundó oficialmente en junio de 2011. Al-Nur fue creado por el grupo al-Da‘wa al-Salafiyya (Predicación Salafí), el movimiento salafí más arraigado en el país, que nació en los años 70 en las universidades de Alejandría, donde goza de un amplio seguimiento.

Al igual que los HHMM, al-Da‘wa ha sabido ofrecer, durante cuarenta años, una serie de servicios sociales a los más necesitados, lo que les ha permitido penetrar en la sociedad y desarrollar una red más o menos bien organizada a nivel nacional. Aunque, a pesar de su amplia presencia en la sociedad, muchos observadores se preguntan cómo un movimiento como al-Da‘wa, calificado habitualmente de “apolítico”, ha sido capaz de crear tan rápidamente un partido con recursos suficientes para competir por prácticamente todos los escaños del Parlamento. Lo que, invariablemente, les ha granjeado numerosas acusaciones sobre su posible financiación exterior, saudí o qatarí principalmente, acusaciones que han negado reiteradamente.

Antes de la revolución, los grupos salafíes no parecían estar muy interesados en participar en política, aunque existían algunas figuras dentro del movimiento, como Yaser Burhami, predicador y vicepresidente del movimiento al-Da‘wa, que insistían en “la necesidad de crear un partido que unificara las filas del islamismo egipcio y aplicara los principios islámicos en todos los aspectos de la vida social y política”.

Antes del levantamiento popular del 25 de enero, los salafíes no habían participado activamente en la oposición política, dado que consideraban ilícito oponerse a un gobernante musulmán. E, incluso, durante los primeros días de la

revolución, los líderes salafíes instaron a sus seguidores a que no participaran en las manifestaciones de la plaza Tahrir. Aún así, miembros de al-Da‘wa ayudaron a crear los “comités populares” que, entre otras cosas, permitieron organizar la seguridad en los barrios centrales de El Cairo y otras ciudades cuando, el 28 de enero de 2011, la policía y todos los cuerpos de seguridad se retiraron de las calles.

Lo cierto es que la gran victoria obtenida por la alianza de al-Nur en estas elecciones inquieta a muchos egipcios: los islamistas que simpatizan con los HHMM se sienten incómodos con la visión más rigorista de los grupos salafíes; quienes tienden hacia una ideología más laica, temen por las libertades individuales. Está por ver si los salafíes optarán por hacer hincapié en la aplicación de la ley islámica, centrando su atención en cuestiones como el alcohol y el papel de las mujeres, o si, por el contrario, se centrarán en garantizar la justicia social, restaurar los pésimos servicios sociales del Estado o impulsar la economía.

Los Hermanos Musulmanes

A través del papel que han desempeñado en la revolución y en el año que ha transcurrido desde entonces, los HHMM han vuelto a demostrar su gran capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias. El grupo ha conseguido cooperar con otras fuerzas y actores políticos, a pesar de las evidentes diferencias ideológicas, y, actualmente, se presenta como la fuerza centrista con mayor capacidad para canalizar los acontecimientos y gestionar la política. Tras varios meses dudando sobre la cantidad de escaños por la que iban a competir en las elecciones legislativas, los HHMM, finalmente, participaron en la carrera electoral con un entusiasmo sin precedentes. Los dirigentes de la organización tienen claro que deben hacer justicia a su célebre frase: “participación, no dominación”, precisamente porque las actuales condiciones hacen imposible para un solo grupo, sea cual sea, tener un control absoluto. Además, la organización va a desarrollar una estrategia a largo plazo: el principal objetivo de los HHMM va a ser asegurarse un papel determinante en el proceso de elaboración de la nueva Constitución. El modelo constitucional que defienden los HHMM es uno que permita a la sociedad ejercer su soberanía a través de las instituciones ya existentes en el país, que garantice la separación de poderes y proteja los derechos políticos. Es decir, un modelo que no difiere mucho de lo que desean otros grupos calificados de liberales, de izquierdas o progresistas. La redacción de la Constitución no va a suponer un problema: incluso el artículo

que actualmente estipula que la shari‘a (ley islámica) es la fuente principal de la legislación (introducido en la Constitución egipcia en la época del presidente Anwar al-Sadat), pocos lo han cuestionado ni exigido su abolición.

A sabiendas de que su presencia abrumadora en el Parlamento puede provocar reacciones y temores en otras fuerzas políticas, el grupo insiste ahora en que el mejor sistema de gobierno sería uno semipresidencial y no uno puramente parlamentario. Por otro lado, la entrada de los salafíes en política por primera vez les obliga a elegir entre competir con ellos por el apoyo islamista o centrar sus esfuerzos en tranquilizar a las fuerzas no-islamistas, tanto dentro como fuera del país.

El nuevo Parlamento constituirá una importante plataforma para los HHMM donde explicar su visión y presentar algunos proyectos pero no le permitirá gobernar ni crear alianzas claras y estables. Esto constituye un factor tranquilizador para los HHMM, puesto que la tarea a la que se enfrentan es demasiado grande y lo más deseable es poder compartir la responsabilidad. Así, su idea fundamental es dominar el Parlamento y, tal vez, el ejecutivo, pero dejando la presidencia a otros grupos (de momento, aseguran que no van a presentar un candidato a las elecciones presidenciales).

Pero la revolución también ha planteado a los HHMM diversos desafíos internos, especialmente el planteado por algunos de sus propios miembros que consideran insuficiente la agenda reformista del grupo. Se han dado varias escisiones por parte de los sectores llamados reformistas y de los jóvenes (al-Tayyar al-Misri, al-Nahda, al-Riyada) que, si bien no han logrado obtener representación parlamentaria por su su reciente creación y falta de financiación, no pueden ser ignorados en el proceso de transición. Estos nuevos grupos pueden atraer la atención de una generación de activistas islamistas y jóvenes profesionales de clase media cuyas aspiraciones sociales y económicas no encuentran respuesta en el discurso de los HHMM, dado que se está elaborando un nuevo discurso islamista sobre la buena gobernanza, la democracia y el desarrollo. Si consiguen que este discurso arraigue en la sociedad, estarán minando la polarización de la política egipcia, que gira en torno al eje “islamismo-secularismo”. El panorama islamista ha sido siempre variado pero, ahora, esa diversidad se está materializando.

Los no islamistas

Los grupos seculares, nacionalistas o de izquierdas, es decir, las fuerzas no-islamistas representadas en el Parlamento se pueden dividir en cuatro grupos: al-Wafd y otros grupos con una larga trayectoria,

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como al-Tagammu‘ o el partido de los Liberales (Misriyyin al-Ahrar), integrados en el Bloque Egipcio. También al-Karama, aunque forma parte de la Alianza Democrática liderada por los HHMM, es de tendencia socialista y secular y ha obtenido una pequeña representación. El segundo grupo lo forman los partidos seculares de reciente creación, como al-Hadara (integrado en la alianza de los HHMM), al-‘Adl y otros tantos integrados en La Revolución Continúa. El tercer grupo lo componen los partidos denominados fulul (que significa restos o vestigios), es decir, partidos fundados por antiguos miembros del PND, el partido de Mubarak, o que cuentan en sus filas con importantes figuras del antiguo régimen. Estos partidos son: el partido Egipto Nacionalista (Misr al-Qawmi), el Ciudadano Egipcio (al-Muwatin al-Misri), el Partido de la Unión (Hizb al-Ittihad), el Partido de la Libertad (Hizb al-Hurriyya), el partido Paz Democrática (al-Salam al-Dimuqrati) y el partido Unión Egipcia Árabe (Hizb al-Ittihad al-Misri al-Arabi). Por último, el cuarto bloque de tendencia no islamista lo componen los independientes, un total de 25 diputados.

Estos grupos han obtenido sus mejores resultados en las circunscripciones de Nasr City y Heliópolis, dos enormes barriadas de la periferia de El Cairo y, tradicionalmente, bastiones de la tendencia liberal. También en algunos distritos de Sohag (en el Nilo medio) y Kafr al-Sheyj (en el Delta), donde al-Wafd y algunos grupos fulul han obtenido cómodas victorias. Como era previsible, las fuerzas no islamistas han obtenido unos resultados muy pobres en Alejandría, donde los escaños por los que competían las candidaturas individuales, en todo el gobernorado, han sido adjudicados a grupos islamistas. En cuanto a los 16 escaños por los que competían las listas de partidos, el Bloque Egipcio y la Revolución Continúa han conseguido uno cada uno.

Los militares

A lo largo del último año, el ejército se ha mantenido en una posición algo ambigua respecto a los pasos que hay que seguir y al futuro papel que desea desempeñar. Creado, en principio, para supervisar el proceso de transición pero sin inteferir en él, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) adoptó en seguida un papel político determinante en el periodo interino. A medida que ha ido avanzando la transición, el CSFA se ha implicado cada vez con más peso en las decisiones políticas, lo que ha ido minando su imagen como defensor del pueblo egipcio y de los objetivos de la Revolución

En estos 12 meses, el CSFA ha tomado numerosas y determinantes decisiones: aceptó la dimisión del entonces primer

ministro Ahmad Shafiq, en marzo, tras varias protestas contra él y su gobierno, y lo remplazó por Essam Sharaf, quien remodeló el ejecutivo. El 19 del mismo mes, celebró un referéndum sobre las enmiendas constitucionales que deseaba ejecutar para crear un marco legal para el periodo de transición hasta la celebración de elecciones legislativas que, entonces, estaban previstas para el mes de septiembre. El calendario establecido para las elecciones legislativas y presidenciales ha sido objeto de debate desde el principio y ha sido aplazado en varias ocasiones. En principio, las elecciones presidenciales debían tener lugar a principios de noviembre de 2011; en julio, el ejército anunció que se retrasarían, no celebrándose los comicios hasta enero de 2012; en octubre, el CSFA volvió a anunciar un aplazamiento, asegurando que era necesario redactar la nueva Constitución y aprobar el texto en referéndum antes de llevar a cabo la elección del presidente, que podría no ser antes de abril de 2013. Finalmente, la cúpula militar rectificó y se comprometió a celebrar las elecciones presidenciales no más tarde de junio de 2012.

De la misma manera, el CSFA aseguró en varias ocasiones que levantaría el estado de emergencia antes de las elecciones legislativas, cosa que no hizo. Finalmente, el día en que se cumplía el primer aniversario de la Revolución, el mariscal Tantawi anunció el fin del estado de emergencia (en vigor desde 1981, tras el asesinato del ex presidente Anwar al-Sadat), una de las principales exigencias de los manifestantes, aunque comentó que se recurriría a estas medidas de excepción sólo en “casos de disturbios”, sin aclarar los detalles de este punto.

El ejército ha ordenado también el arresto y enjuiciamiento de destacadas figuras del antiguo régimen, algunos ex ministros y hombres de negocios, una decisión que fue recibida con una aprobación general. Pero de la misma manera, el CSFA ha ordenado también el arresto de numerosos activistas políticos

y ha permitido que miles de civiles sean juzgados por tribunales militares, lo que ha provocado nuevas protestas en su contra. Incluso los ciudadanos coptos han acusado al ejército de no haberse preocupado de protegerles, a pesar de las continuas declaraciones en las que afirmaba que “trabajaría activamente para evitar conflictos sectarios”.

Aunque el CSFA ha insistido una y otra vez en que volverá a sus cuarteles cuando se complete el periodo de transición, existe mucho excepticismo a este respecto entre los ciudadanos egipcios. El Documento al-Silmi, redactado en noviembre por el vicepresidente Ali al-Silmi, imponía una serie de principios supraconstitucionales que daban al CSFA la capacidad de supervisar su propio presupuesto y un papel cada vez más influyente en la política egipcia y en la redacción de la futura Constitución.

La trayectoria cada vez más política del ejército ha provocado frecuentes protestas. Una de las más importantes tuvo lugar el 25 de noviembre, cuando las asociaciones civiles (Movimiento 6 de abril y la Coalición de los Jóvenes de la Revolución, entre otras) y los actores políticos más importantes (liberales, nacionalistas e islamistas) se manifestaron juntos en la plaza Tahrir para exigir un traspaso de poder inmediato.

Parece que el CSFA no quiere traspasar el poder sin garantizarse dos cuestiones: que ninguno de sus miembros será juzgado por causas criminales, políticas o económicas; y que su presupuesto y sus “asuntos internos” no quedarán supeditados a ningún tipo de supervisión que pueda ejercer otra institución del Estado. En este sentido, Jayrat al-Shater, diputado de los HHMM y una de sus figuras más destacadas, declaró en una entrevista concedida al diario Le Figaro, que “el presupuesto del Ejército no puede ser secreto (…) pero hay que respetar la naturaleza profesional de las FFAA, una institución que tiene unas obligaciones específicas relacionadas con la seguridad (…). Es probable que adoptemos el modelo estadounidense, donde una comisión parlamentaria estudia en detalle y en secreto el presupuesto militar y luego comunica las cifras globales al resto de los parlamentarios (…)”.

Conclusión

Uno de los debates actuales gira en torno a la cuestión de si redactar primero la Constitución o elegir al presidente. Muchas voces insisten en que lo adecuado sería elegir un presidente “temporal”, pero no se ponen de acuerdo en el tiempo que deberá desempeñar su función: hay quienes consideran que con dos meses

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sería suficiente porque su único objetivo sería celebrar elecciones presidenciales; otros, en cambio, consideran que debe permanecer un año en su puesto, dado que tiene que organizar la redacción de la nueva Constitución, las elecciones presidenciales y unas nuevas elecciones legislativas. Evidentemente, las fuerzas islamistas se oponen a estas opciones, puesto que han logrado una cómoda victoria en unos comicios calificados de fiables y transparentes. El CSFA debería presentar al Parlamento un proyecto de ley –y esperar que lo aprobara– en el que se estableciera un calendario definitivo para el proceso, que debería comenzar con la apertura del plazo para la presentación de las candidaturas a las elecciones presidenciales a finales de febrero.

La caída del régimen de Mubarak ofrece a los HHMM una oportunidad histórica para que desarrollen y apliquen una

visión pragmática y flexible con la que puedan dar respuesta a las verdaderas necesidades sociopolíticas de la sociedad. Igualmente, llegar al poder, después de tantas décadas en la oposición, supone un verdadero desafío. Muchos de sus valores relacionados con la austeridad y la religiosidad son más fáciles de mantener desde la oposición y no tienen que ver con la manera de dirigir un país o de entender el contexto regional e internacional. Puede que sus ecuaciones y sus prioridades tengan que cambiar.

En principio, parece poco probable que los HHMM y los salafíes formen una gran alianza islamista, puesto que, sobre todo en el ámbito social, se consideran rivales. Lo que sí parece evidente es que los islamistas egipcios, HHMM o salafíes, deberán tener mucho cuidado en la próxima etapa y obrar con moderación y a través del

consenso, puesto que hay un público muy amplio, dentro y fuera del país, que va a observar con lupa cada paso que den, tal vez con la esperanza de encontrar fallos y comportamientos que justifiquen su mala opinión de esta tendencia política e ideológica o, tal vez, para deshacerse de sus miedos infundados.

Como señala Amr al-Shobaki, investigador del Centro de al-Ahram de Estudios Políticos y Estratégicos y presidente del Foro Árabe de Alternativas, en su informe Egyptian Democracy and the Muslim Brotherhoood: “no hay ninguna razón para pensar que los HHMM no van a ser capaces de abrazar la democracia; pero esta misma democracia les va a plantear una serie de desafíos que sólo podrán solucionar si se consigue crear un entorno verdaderamente democrático y con instituciones duraderas”.

Fuentes

Brown, Nathan J. When victory becomes an option. Egypt Muslim Brotherhood Confronts Success. [Disponible en: http://carnegieendowment.org/files/brotherhood_success.pdf] Bulut Aymat, Esra (Ed.). Egyptian Democracy and the Muslim Brotherhood. Report - No10 - 18 November 2011, European Union Institute for Security Studies. [Disponible en: http://www.iss.europa.eu/publications/detail/article/egyptian-democracy-and-the-muslim-brotherhood/]Huweidy, Amira. “Brothers tread cautiously”, Ahram Weekly. [Disponible en: http://weekly.ahram.org.eg/2012/1080/eg5.htm] Ibrahim, Solava. “Why are Egyptians and the West surprised by Islamists victory in post-revolutionary Egypt?”, Open Democracy. [Disponible en: http://www.opendemocracy.net/solava-ibrahim/why-are-egyptians-and-west-surprised-by-islamists-victory-in-post-revolutionary-egypt]Rashwan, Dià. Muqtarah li-l juruy min al-mawqif al-jatir al-hali (Una propuesta para salir de la peligrosa situación actual), Al-Masry al-Yawm. [Disponible en http://www.almasry-alyoum.com/article2.aspx?ArticleID=326536&IssueID=2396 ]Al-Shobaki, Amr. Dawrat al-Islamiyiin (El turno de los islamistas), Al-Masry al-Yawm. [Disponible en: http://www.almasryalyoum.com/node/608681]Entrevista con Jayrat al-Shater, diputado del partido Libertad y Justiciahttp://www.lefigaro.fr/international/2012/01/26/01003-20120126ARTFIG00685-il-faut-honorer-les-demandes-revolutionnaires.php Resultados definitivoshttp://egyptelections.carnegieendowment.org/2012/01/25/results-of-egypt%E2%80%99s-people%E2%80%99s-assembly-electionsDiscurso del mariscal Muhammad Husein Tantawi en el aniversario de la revoluciónhttp://www.aawsat.com/details.asp?section=4&issueno=12111&article=660495&feature=

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PerfilesMuhammad Salem Basindawa, nuevo primer ministro yemení.

Salem Basindawa es una personalidad de larga trayectoria política, demasiado larga para algunos que no lo ven como el nuevo hombre que debe conducir el proceso de transición yemení hacia unas elecciones presidenciales previstas para el 21 de febrero y quizás un nuevo régimen. Nació en Adén (sur) en 1935 cuando la ciudad era colonia gobernada por la metrópolis como parte de la India Británica, hasta que en 1937 fue declarada colonia británica independiente convirtiéndose en uno de los principales puertos del imperio. En su ciudad natal publicó dos periódicos (al-Nur y al-Haqiqa) que fueron cerrados por las autoridades británicas, cuyas fuerzas de ocupación le detuvieron en dos ocasiones (1962 y 1967), aunque el tiempo que pasó en las cárceles no fue muy largo. Después de su última detención fue enviado al exilio.Fue miembro de la jefatura del Partido Socialista del Pueblo (Hizb al-Sha‘b al-Ishtiraki) desde su fundación en 1962 y su representante en varios países árabes, además de dirigente del Frente de Liberación del Sur del Yemen Ocupado (Yabha Tahrir Yanub al-Yaman al-Muhtall) desde su creación en enero de 1966, y supervisor de una de sus dos formaciones de combatientes salidos de las filas del PSP. Sus responsabilidades políticas hicieron que fuera precisamente él el responsable de exponer ante Naciones Unidas la cuestión de la ocupación del Sur del Yemen. En octubre de 1965 se trasladó voluntariamente a Yemen del Norte para ingresar en el movimiento Lucha Armada (al-Kifah al-Musallah) y fue allí donde desarrolló su carrera política y no en el sur.

En junio de 1974, el vicejefe de las Fuerzas Armadas de la República Árabe Yemení (norte), Ibrahim al-Hamdi, protagonizó un golpe de Estado incruento que derrocó al presidente Abderrahmán al-Aryani. Instauró una junta militar, aunque en la praxis gobernó en solitario hasta su asesinato en octubre de 1977. En el gobierno de al-Hamdi, Basindawa fue nombrado consejero político del presidente y ministro de Estado hasta abril de 1976, cuando fue designado ministro de Desarrollo y presidente del Organismo Central de Planificación. Tras la desaparición de al-Hamdi, Basindawa se mantuvo en el consejo de ministros como responsable de la cartera de Planificación durante la presidencia del coronel Ahmad Huseyn al-Gashami (1977-1978), también asesinado. Y continuó después con el siguiente presidente, Abdelkarim Abdallah al-Arshi, que duró dos meses porque, visto lo visto, decidió dimitir. Durante la presidencia de Ali Abdallah Saleh (1978- ), permaneció en el mismo cargo hasta octubre de 1978, cuando en un reajuste ministerial pasó al Ministerio de Información y Cultura hasta el 20 de marzo de 1979. Luego fue nombrado miembro del Consejo Consultivo, hasta que en febrero de

1985 pasó a ocupar el cargo de delegado permanente de la República Árabe Yemení (Yemen del norte) ante Naciones Unidas. En 1988 fue miembro de la Asamblea de la Shura (Asamblea Consultiva) y del gobierno de coalición presidido por Haydar Abubakr al-‘Attas en mayo de 1993 (tras la unificación del Norte y el Sur en 1990), en el que ejerció como ministro de Asuntos Exteriores en un gobierno también efímero que tuvo que hacer frente a la breve guerra civil (abril-mayo 1994) en la que se impuso el poder del Norte, y posteriormente ministro de Información en el gobierno de Abdelaziz Abdelgani. En 1995 pasó a ser consejero del presidente de la República. En mayo de 2009 fue elegido presidente de la comisión preparatoria del Diálogo Nacional, un intento gubernamental de sofocar las tensiones políticas del país con una oposición en el Norte, un movimiento con tendencias secesionistas en el Sur y una contestación político-armada protagonizada por el

movimiento de los huthíes en las provincias más septentrionales.

En agosto de 2011 fue elegido presidente del Consejo Nacional de Fuerzas de la Revolución Popular Pacífica (al-Maylis al-Watani li-Qiwa al-Thawra al-Sha‘biyya al-Silmiyya), cuya misión es unificar y coordinar el esfuerzo nacional y la acción revolucionaria para lograr los objetivos de la revolución popular pacífica. El 7 de diciembre de 2011, el vicepresidente, y presidente en funciones, Abderrabbuh Mansur Hadi, publicó un decreto por el que se creaba un gobierno “de acuerdo nacional” presidido por Basindawa y formado a partes iguales por el partido gobernante, el Congreso Popular General, y la oposición, en virtud de la iniciativa planteada por los países del Golfo y firmada, tras muchas reticencias, por el presidente Ali Abdallah Saleh para evitar el colapso y las consecuencias de ello para los países del entorno.

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Saad el-Din al-Uthmani nació el 16 de enero de 1956 en el seno de una influyente familia amazigh de Inezgan, una localidad cercana a Agadir, en el sur de Marruecos. Su padre, Emahammad al-Uthmani, fue un alim y un referente religioso en la ciudad de Sous, una zona especialmente conocida por su religiosidad y en la que el sufismo tiene un gran peso, donde fundó la Asociación de Ulemas de Sous. Fue también conocido por sus intentos de reformar la enseñanza en las escuelas religiosas y por revitalizar el legado islámico amazigh. La influencia social de Emahhammad se articuló en torno a un programa de radio dedicado a las fatuas en amazigh que duró veinte años, hasta el fallecimiento de éste en 1984. Fue también conocido por su intensa actividad en el marco del movimiento nacional y la lucha anticolonial, a través de la dirección de varias células de resistencia, por lo que fue desterrado en 1950. Además del padre, toda la familia al-Uthmani goza de una larga tradición en el campo del conocimiento y de la da‘wa, la difusión del llamamiento islámico.

Saad el-Din completó sus primeros estudios en la Escuela Abdallah Ibn Yasin y compaginó los estudios religiosos con los académicos: por un lado cursó Estudios Islámicos, primero en Ait Mellul (Legislación Islámica, Derecho Islámico, Fundamentos del Derecho…), después en Dar al-Hadith al-Hasaniyya y, por último, los estudios superiores en Estudios Islámicos en la Facultad de Letras de Rabat. Por otro lado, se licenció en Psiquiatría en la Universidad de Casablanca. Así, Saad al-Din al-Uthmani es Doctor en Medicina (1986) y Licenciado en Shari‘a por la Facultad de Legislación Islámica de Ayt Mellul.

Al-Uthmani comenzó trabajando en medicina general, entre 1987 y 1990, para luego pasar a enseñar psiquiatría en el Centro Universitario de Psiquiatría de Casablanca (entre 1990 y 1994). Finalmente trabajó en el Hospital de Berreshid, entre 1994 y 1997. A pesar de esta intensa actividad científica, al-Uthmani comenzó su relación con el movimiento islamista en la década de los 70 cuando, al trasladarse a Casablanca, se integró en el grupo Yama‘at al-Tabligh. También, a partir de 1978, militó activamente en al-Shabiba al-Islamiyya, un grupo que recurrió en ocasiones a la violencia y que fue acusado de asesinar al dirigente socialista Omar Benjellun.

Saad El-Din Al-Uthmani, ministro de Asuntos Exteriores y presidente de la Asamblea Nacional del Partido Justicia y Desarrollo.

Debido a su rechazo explícito de la violencia y a las discrepancias que afloraban con el dirigente de aquel grupo, Abdallah Muti‘, él y otros compañeros se escindieron del grupo y fundaron al-Yama‘a al-Islamiyya (1981), lo que llevó a muchos a las cárceles, entre ellos al-Uthmani. Saad el-Din al-Uthmani fue el responsable de la elaboración del Mithaq al-Yamaa en el que se rechazaba la violencia y la ruptura con la sociedad.

Al-Yama‘at al-Islamiyya se transformó en Harakat al-Islah wa-l-Taydid (Movimiento de Reforma y Renovación) debido a la connotación que el primer nombre tiene en otros países, como en Egipto, donde se vincula con la violencia, y debido también a que habían tomado la decisión de entrar en política. Al-Uthmani fue miembro de la Oficina Ejecutiva del Movimiento entre 1991 y 1996, año en que volvió a cambiar de nombre para denominarse Harakat al-Tawhid wa-l-Islah (Movimiento de Unicidad y Reforma), de cuya Oficina Ejecutiva fue también miembro hasta 2003. Esta nueva denominación surgió tras la fusión del grupo con la Liga del Futuro Islámico (Rabita al-Mustaqbal al-Islami), presidida por Ahmad al-Raysuni, fusión que al-Uthmani contribuyó a forjar.

Durante 1998 y 1999 fue director del Movimiento Popular Constitucional Democrático (el MPCD) (al-Harakat al-Sha‘biyya al-Dusturiyya al-Dimuqratiyya) ya que este partido, presidido por quien fuera el primer presidente del Parlamento marroquí, Abdelkrim al-

Jatib, había aceptado la entrada de miembros de la corriente islamista. El MPCD era, en aquellos momentos, un movimiento legal pero débil y marginal. Así pues el movimiento islamista aprovechó la estructura del MPCD y en 1999, poco después de su entrada en el Movimiento, al-Jatib pasó a ocupar un cargo honorífico dentro del partido quedando la jefatura real en manos de al-Uthmani. Fue ese mismo año cuando el MPCD adoptó la denominación de Partido Justicia y Desarrollo –PJD-, (Hizb al-‘Adala wa-l-Tanmiyya). Hasta 2004, al-Uthmani ocupó el cargo de vicesecretario general del PJD que no se definía como un “partido islamista” sino como un “partido político de referente islámico”. En 2004 fue elegido secretario general del PJD por mayoría absoluta, y con él al frente el partido fue el más votado en las elecciones legislativas de septiembre de 2007. Sin embargo, en el Sexto Congreso Nacional del PJD, celebrado en julio de 2008, los delegados eligieron un nuevo secretario general, Abdelilah Benkiran, actual jefe de gobierno, y al-Uthmani fue elegido presidente de la Asamblea Nacional del partido, cargo que sigue desempeñando y que compagina ahora con la cartera de Asuntos Exteriores en el nuevo gabinete marroquí.

Al igual que queda patente en su formación académica, al-Uthmani es un hombre pragmático que mantiene un pie en la tradición y otro en la modernidad. Ha defendido firmemente los pilares del Estado, la Monarquía y la Constitución.

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Europa

EEUU y Canadá

África sub-sahariana

MENA

Asia

Cultura

Rel igión

Intereses pol íticos

NS/NC

1. La organización Gallup, a través de su sede en Abu Dhabi, publicó el pasado mes de diciembre de 2011 su informe anual sobre las relaciones entre Occidente y los países islámicos y el trato que se da a los musulmanes. Esta encuesta se realizó con una muestra de más de 45 000 personas en 45 países de Europa, América y el mundo islámico. Amplios porcentajes en Italia (28%), Francia (30%), Alemania (34%), Reino

Opinión pública

¿Cuál es la causa principal de la tensión y la desconfianza que existe entre las sociedades occidentales y las musulmanas?

[MENA: países de Oriente Medio y el norte de África]

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Abstenerse de desacreditar los símbolos islámicos

Tratar a los musulmanes de manera justa

Proteger los derechos de las minorías musulmanas enOccidente

Retratar a los musulmanes en los medios de maneraprecisa

Tratar a los musulmanes como iguales

1

2

3

4

5

Unido (38%), Canadá (48%) y Estados Unidos (52%) consideran que las sociedades occidentales no respetan a las sociedades islámicas.

Uno de cada cuatro encuestados en Indonesia, Bangladesh, Mali, Mauritania, Burkina Faso, Chad y Yibuti considera que los musulmanes residentes en EEUU, Francia, Gran Bretaña y China no son tratados de manera justa. Por el

contrario, un tercio de los encuestados respondieron que los musulmanes residentes en EEUU y China (35%) y en Francia y Gran Bretaña (34%) sí son tratados de manera justa. Un amplio porcentaje (57%) en las sociedades mayoritariamente musulmanas considera que los musulmanes no son tenidos en cuenta como ciudadanos en igualdad de condiciones respecto a sus derechos y libertades.

¿Qué medidas podría adoptar Occidente para demostrar más respeto hacia los musulmanes?

Aproximadamente, la mitad de los estadounidenses encuestados (de las principales religiones) considera que sus compatriotas tienen prejuicios respecto a los musulmanes estadounidenses.

Igualmente, un importante porcentaje (48%) de musulmanes norteamericanos asegura haber experimentado algún tipo de discriminación racial o religiosa en el último año. También los mormones

(31%), los judíos (21%), los católicos (20%), los protestantes (18%) y quienes no se vinculan a ninguna religión (25%) han sufrido experiencias similares, aunque en menores porcentajes.

(Siendo 1= nada importante y 5= muy importante)

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1

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Ningún prejuicio

Pocos prejuicios

Algunos prejuicios

Muchos prejuiciosDesfavorable

No muy favorable

Favorable

Muy favorable

NS/NC

¿Tiene usted prejuicios contra los musulmanes? ¿Qué opinión tiene del islam?

Resulta llamativo, y preocupante, que incluso entre quienes se consideran libres de prejuicios respecto a los musulmanes,

más de un tercio (36%) tiene una opinión desfavorable o no muy favorable del islam. Igualmente, importantes porcentajes de

todos los grupos encuestados consideran que los musulmanes son intolerantes con otras religiones.

¿En qué condiciones se encuentran las minorías musulmanas en sus países?

0%

20%

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60%

80%

100%

Asia AntiguaURSS

MENA África sub-sahariana

Américadel Norte

Europa

Aislados

Tolerantes

Integrados

Aislados: no suelen pertenecer a ningun grupo religioso concreto pero, en caso de estarlo, tienden a considerar que su punto de vista está por encima de los demás.Tolerantes: tratan a las personas de distinta fe con respeto pero no se molestan en aprender de otras religiones. Integrados: tratan a los demás con respeto e, igualmente, se sienten respetados por los demás. Intentan aprender de otras tradiciones religiosas diferentes.

Amplias mayorías en Francia (57%), Alemania (72%) y Gran Bretaña (65%) opinan que la presencia de minorías religiosas enriquece la vida cultural de su país aunque, igualmente, los musulmanes se encuentran entre los “vecinos menos deseados”.

¿Qué tipo de persona no desearía tener como vecino?

5

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5

16

16

0 20 40 60 80 100

Europeos del este

Asiáticos

Negros

Ateos

Cristianos

Judíos

Inmigrantes

Musulmanes

Homosexuales

Drogadictos

Gran Bretaña

Alemania

Francia

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2. El Instituto Árabo-Americano, con sede en Washington, ha publicado un informe preparado por Zogby Research Services sobre la opinión de la población árabe respecto a los cambios políticos que se están dando en el contexto de la Primavera Árabe. El estudio se ha realizado en siete países árabes (Túnez, Egipto, Líbano, Jordania, Iraq, Arabia Saudí y

Emiratos Árabes Unidos) y en Irán. El Instituto Árabo-Americano ha realizado encuestas similares cada año desde 2001 y, según se indica en este último informe, se puede detectar lo que han llamado un “efecto de la Primavera Árabe”.

Preguntados por cuál es la cuestión más importante a la que se enfrenta

su país actualmente, la creación de empleo sigue siendo la preocupación prioritaria (en todos los países árabes excepto en EAU) pero existen otros asuntos que han ganado relevancia: la lucha contra la corrupción, la reforma política, la mejora de la democracia y la protección de los derechos civiles y personales son cuestiones que han ganado importancia.

¿Cuál es la cuestión más importante a la que se enfrenta su país actualmente?

Túnez Egipto Líbano Jordania Arabia Saudí EAU Iraq Irán

Terrorismo 91 78 63 39 24 3 70 10

Reforma política 64 75 74 41 26 5 49 30

Corrupción 53 79 76 47 36 3 61 24

Cobertura sanitaria 61 81 59 20 20 15 48 15

Causa palestina 9 69 45 51 41 23 19 16

Derechos civiles 15 70 69 15 23 24 48 34

Educación 22 86 60 19 17 13 54 16

Derechos de las mujeres 89 51 52 14 12 16 38 26

Debate político 83 65 43 9 19 17 36 25

Democracia 92 69 64 21 26 15 41 32

Empleo 92 92 82 68 43 8 73 46

30

39

88

59

30

90

78

78

53

53

9

41

62

7

20

20

0 50 100 150

Irán

Iraq

EAU

Túnez

Líbano

Arabia Saudí

Jordania

Egipto

Satisfecho

No satisfecho

En cuanto al grado de satisfacción respecto a sus propios gobiernos y a la manera en la que dirigen el país,

Arabia Saudí y EAU son quienes más satisfechos se encuentran, algo habitual y ya manifestado en anteriores sondeos.

Más significativo, en cambio, son los bajos niveles de satisfacción que encontramos en Líbano, Iraq e Irán.

¿Está satisfecho o no lo está con la marcha de los cambios en su gobierno?

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3. En el mismo estudio preparado por Zogby se incluye otro sondeo, realizado en siete países árabes,

además de Irán y EEUU, sobre la situación en Iraq, las consecuencias de la guerra, la opinión sobre la

retirada de las tropas norteamericanas y las perspectivas de futuro.

¿Considera que los iraquíes están mejor, peor o igual que antes de la entrada de las tropas norteamericanas?

Iraq Egipto Jordania Arabia Saudí Líbano Túnez EAU EEUU Irán

Mejor 30 37 25 16 22 31 30 39 25

Peor 42 41 61 66 57 20 48 18 52

Igual-NS/NC 23/6 13/9 14/- 16/2 3/8 49/- 17/6 30/14 20/3

Existen ciertas diferencias en las respuestas de los iraquíes en función de su grupo étnico-religioso. Así, la mitad de los sunníes y la mitad de los shiíes aseguran que su situación “ha

empeorado”, mientras que el 60% de los kurdos encuestados asegura que su situación ha mejorado en todos los ámbitos por los que se les preguntó: seguridad (90%), educación (71%)

y un 53% se consideran “más libres. Igualmente, también existe una diferencia significativa en las respuestas obtenidas en EEUU, según los encuestados se declaren demócratas o republicanos.

¿Considera que los iraquíes están mejor, peor o igual que antes de la entrada de las tropas norteamericanas? (encuestados EEUU)

58

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39

10

26

18

23

36

30

9

14

14

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Republicanos

Demócratas

TotalMejor

Peor

Igual

NS/NC

En cuanto a la retirada de las tropas estadounidenses, parece que iraquíes y norteamericanos están de acuerdo: el 60% de los iraquíes considera que la retirada es “algo positivo” (el 30% cree que es negativo); y el 74% de los estadounidenses respondieron igual (frente al 13% que lo considera

“negativo”). Los iraquíes, por su parte, tienen muchas preocupaciones respecto a lo que pueda ocurrir una vez retiradas las tropas: el estallido de una guerra civil (65%); que el país se divida (60%); que aumente el terrorismo (58%); que la economía se deteriore (57%); que se pierda la

libertad religiosa (47%); o que Iraq quede bajo control de algún país vecino (60%).

En general, la mayoría de los encuestados se muestra optimista respecto a la evolución de la situación en los próximos dos años, excepto los tunecinos:

Egipto Jordania Arabia Saudí Líbano Túnez EAU Irán

Optimista 66 67 75 55 20 76 60

Pesimista 23 18 11 24 80 14 29NS/NC 11 15 12 21 - 8 11

Amplias mayorías en todos los países están de acuerdo en que EEUU ha desempeñado un papel negativo en Iraq. En Jordania (92%), Egipto (89%), Arabia

Saudí (82%) e Irán (80%), los porcentajes son abrumadores. Irán también ha sido criticado por su contribución negativa: el 49% en Egipto, 66% en Jordania, 82% en

Arabia Saudí, el 40% en Líbano, el 56% en Túnez y el 59% en EAU, opina que Irán ha desempeñado un papel negativo en Iraq.

En su opinión, los siguientes países ¿han realizado una contribución positiva o negativa en Iraq? (positiva/negativa)

Egipto Jordania Arabia Saudí Líbano Túnez EAU Irán

EEUU 4/89 5/92 14/82 15/73 12/55 25/70 10/80Irán 8/49 17/66 3/82 31/40 2/56 31/59 37/4

Arabia Saudí 31/13 23/44 39/5 21/43 26/7 33/41 27/54

Turquía 37/8 7/70 13/64 26/25 14/9 28/44 28/58China 6/14 20/4 31/7 14/11 5/3 43/12 30/43EAU 18/10 11/21 40/8 27/13 34/- 55/3 26/56

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Preguntados sobre su actitud respecto a una serie de países, los iraquíes sólo ven favorablemente a EAU y China. Casi dos tercios de los iraquíes encuestados tienen una opinión favorable de EAU, incluyendo amplias mayorías de sunníes, shiíes y kurdos, estos últimos con el porcentaje más elevado (88%). Las opiniones respecto a China están más divididas: los shiíes se dividen a partes iguales, los sunníes tienen una opinión desfavorable y los kurdos son quienes mejor opinión tienen de este país (71%).

En cuanto al papel que habrá de desempeñar EEUU en el futuro de Iraq, el 33% de los iraquíes considera que será una “fuente de injerencia externa” en sus asuntos nacionales; el 15% opina que se establecerá una “alianza especial”; el 14% cree que la seguridad estadounidense tendrá cierta presencia; el 13% está convencido de que “se establecerá una relación normal”; el 12% cree que “invertirá en desarrollo”; y el 11% opina que no desempeñará ningún papel especial. Respecto a las principales

preocupaciones de los iraquíes, “aumentar las oportunidades de empleo” se encuentra en primer lugar, seguido de “combatir el extremismo y el terrorismo”, “acabar con la corrupción y el nepotismo”, “mejorar el sistema educativo”, “llevar a cabo reformas políticas”, “proteger los derechos civiles y personales”, “mejorar el sistema sanitario”, “mejorar la democracia”, “aumentar los derechos de las mujeres”, “la ausencia de debate político sobre cuesitones importantes” y “resolver el conflicto palestino-israelí”.

¿Cómo valora a los siguientes líderes?(favorable/desfavorable)

TOTAL Shiíes Sunníes Kurdos

Nuri al-Maliki 37/57 51/44 7/81 19/71

Iyad Allawi 40/50 25/70 69/16 49/26

Ammar al-Hakim 26/64 39/55 5/87 11/58

Moqtada al-Sadr 38/50 59/32 5/78 10/67

Yalal Talabani 23/69 23/72 5/84 57/35

4. Por último, el informe de Zogby incluye otra encuesta sobre el uso de nuevas tecnologías y su influencia en los levantamientos populares de la Primavera Árabe. El estudio se divide en tres partes: el aumento del acceso a internet; el uso de las redes sociales;

y el impacto de este nuevo vehículo de información en los medios tradicionales. Centraremos nuestra atención en la repercusión que el uso de nuevas tecnologías y, sobre todo, de las redes sociales, ha tenido en las revueltas árabes.

La primera observación que se extrae del estudio es que Facebook y Youtube son las páginas preferidas en todos los países encuestados, especialmente entre la población más joven. En cuanto al uso que se le da a las redes sociales, las preferencias son las siguientes:

Túnez Egipto Líbano Jordania Arabia Saudí EAU Irán

Comunicarme con familia y amigos 59 94 96 84 85 87 69

Conocer gente nueva 29 69 58 80 76 67 55

Expresar mi opinión 75 68 65 47 69 87 18

Involucrarme en política 68 44 23 11 25 37 10

Como fuente de información/noticias 88 91 58 69 71 57 43

Rezones profesionales 8 19 36 28 16 4 0

Las opiniones respecto al papel desempeñado por las redes sociales en los levantamientos populares que han tenido lugar en el mundo árabe están

divididas. Una media del 37% en los seis países árabes estudiados considera que “las revueltas no habrían podido tener lugar sin las redes sociales”; un 53% opina que

“las redes sociales aceleraron un proceso que ya estaba en marcha”; y un 10% cree que las redes sociales “han tenido poca o ninguna influencia en los levantamientos”.

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¿Qué papel han desempeñado las redes sociales en las revueltas del mundo árabe?

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29

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32

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6

61

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48

48

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Irán

EAU

Arabia Saudí

Jordania

Líbano

Egipto

Túnez

Las revueltas no podrían haber ocurrido sin redes sociales

Las redes sociales aceleraron un proceso en marcha

Poco o ningún impacto en las revueltas

Igualmente, parece que tras los levantamientos populares, la población árabe tiende más a utilizar las redes sociales como fuente de información, excepto en Túnez, donde un 44% de los encuestados aseguró que “ahora utiliza menos las redes sociales” para seguir la actualidad informativa. Por otra parte, excepto en EAU (35%) e Irán (18%), amplias mayorías consideran que las redes sociales “hacen más fácil la implicación en política”.

En Túnez (70%), Egipto (75%), Líbano (45%), Jordania (53%) y Arabia Saudí (65%), la mayoría de los encuestados cree que “las redes sociales ayudaron a la comunidad internacional a entender mejor los cambios que se estaban produciendo en el mundo árabe”. En Irán (56%), el mayor porcentaje se inclina a pensar que “las redes sociales son responsables de difundir información falsa sobre lo que estaba ocurriendo” y en EAU la tendencia predominante (38%) es considerar que “las redes sociales tuvieron

8

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330 16

0% 20% 40% 60% 80% 100%

Irán

EAU

Arabia Saudí

Jordania

Líbano

Egipto

Túnez

Televisión por satélite Televisiones nacionales o locales

Periódicos Páginas de noticias en internet

Redes sociales Hablando con amigos y familiares

poca o ninguna influencia en la difusión de la información sobre lo que estaba ocurriendo”.

A pesar del aumento en el uso de Internet y las redes sociales, la mayoría de los encuestados (81%) aseguraron que “frecuentemente” utilizan medios de comunicación tradicionales (radio, televisión, periódicos) para mantenerse informados; frente al 15% que recurre a ellos “ocasionalmente”; y el 4% que respondió “raras veces”.

¿Qué dos medios utilizó para seguir las revueltas en el mundo árabe?

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5. La organización Gallup publicó una encuesta en Iraq, el pasado mes de septiembre, en la que se puede observar que el 25% “sufre” debido a las pésimas condiciones en las que vive. Este porcentaje, que prácticamente se ha duplicado desde el

70

6046

41

41

Ira

Estrés

Tristeza

Disfrute

Felicidad

año anterior, ya que en octubre de 2010 esta cifra ascendía al 14%, es uno de los más altos de Oriente Medio y el norte de África. Por el contrario, el porcentaje de quienes califican su vida de “próspera” apenas alcanza el 7%, una de las cifras más bajas de toda la región.

El deterioro de las condiciones de vida viene acompañado por un empeoramiento en el estado de ánimo y las condiciones psicológicas de los iraquíes: el 70% aseguró haber sufrido “estrés”; y el 60% confirma que se siente “furioso”.

¿Cuál de estas emociones sintió durante más tiempo a lo largo del día de ayer?

Documenta

1. Iniciativa del Golfo para frenar la crisis yemení. La mediación del Consejo de Cooperación del Golfo comenzó en abril para evitar una escalada en Yemen que podría tener consecuencias en los países vecinos. Tras meses de negociaciones, reticencias por parte del presidente yemení, Ali Abdallah Saleh (ver Atalaya nº 15), y enmiendas introducidas en el texto primigenio, el pasado 23 de noviembre el presidente firmó en Riad finalmente el texto de la Iniciativa del Golfo. Este nuevo texto consta de cinco principios fundamentales (los mismos que planteaba la Iniciativa anterior del mes de abril) y diez pasos para su aplicación (mientras que el documento previo contemplaba sólo dos pasos). Los principios básicos son: que la solución a la que se llegue en virtud del acuerdo proteja la unidad, seguridad y estabilidad de Yemen; que responda a los deseos del pueblo yemení de cambio y reforma; que el traspaso de poderes se haga de forma fluida y segura en medio de un consenso nacional que evite el deslizamiento del país hacia el caos y la violencia; que todas las partes se comprometan a eliminar los factores de tensión política y de seguridad y a neutralizar cualquier forma de venganza, persecución por medio de pactos y compromisos. En cuanto a las medidas de aplicación, éstas son las siguientes: desde el primer día de la firma de acuerdo, el presidente de la República encargará la formación de un gobierno de unidad nacional (50% de cada parte); la acción de gobierno debe empezar por pacificar la situación; el parlamento, incluida la oposición, comenzará al mes siguiente

los trámites para conceder la inmunidad al presidente y a sus colaboradores más allegados; inmediatamente después, el presidente presentará su dimisión al parlamento y el vicepresidente asumirá la presidencia en funciones; el presidente en funciones convocará elecciones presidenciales en un plazo de dos meses; el presidente electo formará una comisión que supervisará la redacción de la nueva Constitución; la nueva Constitución se someterá a referéndum popular; si la Constitución es refrendada se convocarán elecciones parlamentarias; y por último, tras las elecciones, el presidente de la República encargará al presidente del partido más votado la formación del gobierno. La aplicación del acuerdo deberá ser supervisada por el Consejo de Cooperación del Golfo, Estados Unidos y la Unión Europea. Entre los firmante figura Ali Abdallah Saleh, en su doble calidad de presidente del país y presidente del partido gobernante, el Congreso Popular General, dirigentes de otros partidos progubernamentales, el entonces presidente de la Comisión Preparatoria del Diálogo Nacional, Muhammad Basandawa (poco después primer ministro), dirigentes de los partidos englobados en la agrupación de oposición Encuentro Común (al-Liqa’ al-Mushtarak) como el islamista al-Islah, el Partido al-Haqq, la Agrupación Unionista Yemení y otros.

(Texto árabe de la Iniciativa firmada el 23 de noviembre)

2. Comunicado de la reunión de la Comisión Ministerial Árabe encargada de la situación en Siria, celebrada en El Cairo el 8 de enero de 2012. Presidida por el ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, el sheyj Hamad Ben Yasem Al Thani, y tras escuchar la exposición realizada por el presidente de la Misión de Observadores de la Liga, el general sudanés Muhammad al-Dabi, en virtud del Protocolo de la Misión de Observadores de la Liga Árabe a Siria firmado por la Liga Árabe y las autoridades sirias el 19 de diciembre de 2012 en El Cairo, la Comisión condena las explosiones ocurridas en Damasco y todos los actos de violencia y asesinato contra los ciudadanos sirios. La comisión ministerial insta al gobierno sirio a la aplicación total e inmediata de los compromisos adquiridos al firmar el Protocolo (garantizar la protección de los civiles, no interferir en las manifestaciones pacíficas, contribuir al éxito de la misión de observadores) y admite un progreso parcial en el cumplimiento de sus compromisos. Así mismo, se compromete a apoyar la misión de observadores con más miembros y con la ayuda técnica necesaria, aunque la continuidad de la misión dependerá de la aplicación por parte del gobierno sirio de todos sus compromisos adquiridos, de lo contrario la misión carecería de sentido. La comisión insta al secretario general de la Liga Árabe, el egipcio Nabil al-‘Arabi, a continuar la coordinación con el secretario general de la Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para aumentar las capacidades técnicas de la misión. El pasado 19 de enero, la misión presentó su informe

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completo sobre el grado de compromiso del régimen sirio con el Protocolo (que contempla la paralización de cualquier acto de violencia con el fin de proteger a los ciudadanos sirios, la liberación de todos los detenidos a raíz de los actuales sucesos, la eliminación de la presencia de armamento del espacio público y permitir la entrada de organizaciones de la Liga Árabe y de medios de comunicación árabes e internacionales) en el que se hacía responsable tanto a la oposición como al régimen de la continuación de la violencia en el país. Por último, la Comisión Ministerial solicita a todas las partes de la oposición siria que presenten su visión política de la futura etapa del país e insta al secretario general de la Liga Árabe a que celebre una reunión preparatoria de la oposición siria, en virtud de la resolución adoptada por el Consejo Ministerial de la Liga el 24 de noviembre de 2011 y que lanzaba un llamamiento a la celebración de un diálogo nacional entre el gobierno sirio y la oposición con el fin de formar un gobierno de unidad nacional que dirija la etapa de transición, según lo estipulado en la Iniciativa Árabe para solucionar la crisis siria.

(Texto en árabe del comunicado de la reunión de la comisión ministerial)(Texto en árabe del Protocolo de la Misión de Observadores de la Liga Árabe a Siria)

3. Nueva iniciativa de la Liga Árabe para encontrar una solución a la crisis siria. Tras la reunión de los ministros árabes de Asuntos Exteriores celebrada el 22 de enero de 2012 en El Cairo, después de haber escuchado el informa elaborado por el jefe de la Misión de Observadores Árabes, el sudanés Muhammad al-Dabi, la Liga Árabe adoptó una resolución, la 7444, sobre el seguimiento de la situación en Siria que incluye un llamamiento a la celebración de un diálogo político serio entre el gobierno y todos los sectores de la oposición en un plazo no superior a las dos semanas desde la fecha de adopción de la resolución, para conseguir los siguientes objetivos: formación de un gobierno de unidad nacional en un plazo no superior a dos meses con la participación del régimen y de la oposición, y cuya jefatura la debe ostentar una personalidad de consenso encargada de aplicar el plan de la Liga Árabe y preparar elecciones parlamentarias y presidenciales plurales y libres; traspaso de poderes del presidente, Bashar al-Asad, al primer vicepresidente (Faruq al-Shara‘) quien dirigiría en colaboración con el gobierno la etapa de transición. El objetivo del gobierno de unidad nacional debe ser poner en pie un sistema político democrático y multipartidista en el que todos los ciudadanos sean iguales y en el que se de la alternancia pacífica en el poder. Según la resolución, el gobierno de unidad nacional debe restablecer la

seguridad y la estabilidad, reestructurar los cuerpos de policía, crear un organismo independiente encargado de verificar las violaciones de derechos humanos y preparar unas elecciones a una Asamblea Constituyente que deberán ser libres, transparentes y con la presencia de observadores internacionales, tres meses después de la constitución del gobierno de unidad nacional. La asamblea constituyente electa deberá elaborar una nueva Constitución, que será sometida a referéndum popular. Las autoridades sirias expresaron su rechazo a esta nueva iniciativa árabe.

(Texto árabe de la resolución 7444 de la Liga Árabe adoptada el 22 de enero de 2012)

4. Comunicado del Primer Congreso del Órgano General del Congreso Nacional Sirio (CNS) celebrado los días 17 y 18 de diciembre de 2011 en la capital tunecina. El documento final de esta reunión se estructura en torno a tres ejes: el organizativo, el de política interior y el de exterior. En el plano organizativo, el congreso estableció el programa político del CNS, su estatuto interno, reestructuró sus departamentos con el objetivo de lograr la participación real de todos sus componentes, tanto fuerzas políticas como la movilización revolucionaria o personalidades independientes, afianzando la presencia de la mujer en sus instituciones y continuando los esfuerzos para unificar y ampliar la acción nacional común para garantizar el éxito de la revolución. En cuanto a la política interior, el CNS renueva su compromiso con las elecciones y objetivos de la revolución (derrocamiento del régimen, creación de una nueva Siria, un Estado civil democrático plural e igualitario bajo la soberanía del Estado de Derecho; el reconocimiento constitucional de la identidad nacional kurda y siríaca; eliminar cualquier resto de discriminación religiosa, doctrinal o identitaria (árabes, kurdos, siríacos, turcomanos) en el marco del Estado de la ciudadanía; procurar todos los medios posibles para la continuación de la revolución pacífica (auxilio de las zonas más afectadas, apoyo a la “huelga de la dignidad” y la desobediencia civil); la protección de los civiles por parte de la Liga Árabe, Naciones Unidas y la Sociedad Internacional; el apoyo al Ejército Sirio Libre; cercar al régimen informativa, económica, política y diplomáticamente hasta derrocarlo; y la visión de la etapa de transición y los principios generales de la nueva Siria. En el plano exterior, el CNS afirma su cooperación con la Liga Árabe, la sociedad internacional y las organizaciones de derechos humanos con el fin de alcanzar los objetivos de la revolución; que los países y las sociedades asuman sus responsabilidades para con el pueblo sirio que se enfrenta a graves crímenes contra la humanidad; y la afirmación de que la nueva Siria, que actuará para recuperar los Altos del Golán y apoyar los derechos legítimos del

pueblo palestino, será un factor de verdadera estabilidad en la zona, al contrario de lo que representa el actual régimen. (en árabe)(en árabe e inglés)

5. Comunicado final de la 32ª sesión del Consejo Superior del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), celebrado en Riad el 19 y 20 de diciembre de 2011. Los dirigentes de los países miembros del Consejo de Cooperación del Golfo (Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) adoptaron en esta reunión la propuesta lanzada por el monarca saudí, Abdallah Ben Abdelaziz Al Saud, de pasar de la etapa de la “cooperación” a la etapa de la “unión”. La reunión abordó diversos temas, según aparece en el comunicado final: el apoyo a la monarquía de Bahréin ante el movimiento de protesta; la creación del Fondo del Golfo para el Desarrollo, que comenzará con el apoyo a proyectos de desarrollo en Jordania y Marruecos; el crecimiento económicos de los países miembros; la cooperación militar y de defensa común; la cooperación y coordinación en materia de seguridad; la injerencia iraní en asuntos internos de los países del CCG y la cuestión del dossier nuclear; el apoyo a la creación del Estado independiente de Palestina como única vía para la paz global, justa y duradera; el elogio de los esfuerzos de la Liga Árabe para buscar soluciones a la crisis siria; el apoyo a Kuwait en su contencioso con Iraq a propósito de la construcción del puerto de Mubarak, que según el CCG se levantaría en terreno y aguas territoriales kuwaitíes; la situación yemení tras la firma de la Iniciativa del Golfo para gestionar el traspaso de poderes y frenar la escalada de la tensión en el país; la celebración de las dos primeras fases de las elecciones legislativas egipcias y la unidad nacional en el interior de los países del Golfo basada en la “igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, y en derechos y deberes”, para impedir la ruptura de la cohesión social.

(Texto del comunicado final en árabe)

6. Documento sobre las libertades fundamentales publicado por ulemas de al-Azhar e intelectuales egipcios el 10 de enero de 2012. La institución de al-Azhar intenta desde el estallido de la revolución egipcia recuperar un papel de guía ética y moral de la sociedad y contribuir a los debates públicos sobre el nuevo modelo de Estado y sobre los principios que tienen que regir las relaciones sociales y las relaciones entre gobernante y gobernado. Este no es el primer documento que dan a conocer los ulemas de la institución, con el sheyj de al-Azhar, Ahmad al-Tayeb, a la cabeza, sobre cómo ha de construirse el nuevo Egipto. En esta ocasión, y respondiendo a un debate público sobre la dialéctica entre la legislación islámica, la shari‘a, y las libertades fundamentales asumidas en las convenciones y pactos

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internacionales, los ulemas de esta más que milenaria institución y un grupo de intelectuales egipcios reflexionan sobre cómo se debe articular la relación entre esa legislación y las libertades de doctrina, de opinión y expresión, de investigación científica y de creación literaria y artística sobre los fundamentos de la shari‘a, la legislación constitucional moderna y los requerimientos del progreso del conocimiento humano. Juntos, ulemas e intelectuales, llegan a una serie de conclusiones expuestas en el comunicado. La libertad de doctrina, y el derecho de plena ciudadanía al que está vinculado, con los derechos y deberes, es la piedra fundamental sobre la que se levanta la sociedad moderna y está garantizada tanto por los textos religiosos como por los fundamentos constitucionales y de derecho. De la liberta de creencia se deriva el reconocimiento de la legitimidad de la pluralidad, el derecho a la diferencia y el deber de respetar al otro, y el rechazo a cualquier política de exclusión. En cuanto a la libertad de opinión y expresión, que es la libre expresión de la opinión en los diferentes medios disponibles, es la manifestación auténtica de la democracia y va más allá del individuo, ya que garantiza la formación de partidos, de asociaciones de la sociedad civil, la libertad de prensa, la libertad de acceso a la información e incluso la crítica constructiva, aunque los ulemas e intelectuales señalan la necesidad de respetar las creencias y ritos de las tres religiones reveladas para mantener la cohesión social y la seguridad nacional. La libertad de investigación científica está garantizada por multitud de referencias coránicas y atestiguada por la historia, mencionando el documento el gran impulso científico de la civilización islámica que propició, entre otras cosas, el renacimiento europeo. Según el comunicado, la condición más importante para un nuevo renacer científico es que las instituciones de investigación y los investigadores gocen de una completa libertad académica cuyos límites sólo deben venir impuestos desde la ética. Y por último, en lo que se refiere a la libertad de creación literaria y artística, que persigue concienciar de la realidad, activar la imaginación, elevar el sentido estético, cultivar y criticar a la sociedad, conduce a un enriquecimiento de la lengua, la cultura, la imaginación y el pensamiento, teniendo en consideración los valores religiosos y las virtudes morales, de manera que los límites de la libertad de creación vienen determinados por tres elementos: la aceptación de la sociedad, la capacidad para asimilar los elementos del legado y la renovación y no afectar negativamente a los sentimientos religiosos ni a los valores morales.

(Texto en árabe)

7. Documento de 12 puntos para completar los objetivos de la revolución elaborado por los actores reunidos en la mesa de al-Azhar el 11 de enero de 2012. Ha sido una iniciativa de al-Azhar, en la figura del

sheyj de la institución, Ahmad al-Tayyeb, que ha contado con la participación de un miembro del consejo de ministros (el primer ministro, Kamal al-Ganzuri), la jefatura de la iglesia copta (el Papa Shenuda), dirigentes políticos (el guía general de los Hermanos Musulmanes, Muhammad Badi‘) y populares, representantes de los jóvenes revolucionarios y futuros candidatos a la presidencia de la República. Así hasta un total de sesenta personalidades unidas por el objetivo de mantener y completar los ideales de la revolución del 25 de enero que acabó con el régimen del presidente Hosni Mubarak: dejar atrás definitivamente “la época de la corrupción y la debilidad, de la represión y la tiranía”. El documento consta de doce puntos necesarios para “culminar los objetivos de la revolución egipcia y recuperar su espíritu”. Esos doce compromisos son: la conservación del “espíritu” de plaza de Tahrir tal y como fue durante los primeros dieciocho días “que cambiaron el destino de Egipto”; un acuerdo nacional para completar los objetivos de la revolución del 25 de enero; un pacto nacional para conservar todos los componentes, por igual, de la nación; afirmar el derecho constitucional del ciudadano a ser juzgado ante el juez que le corresponda, prohibir los juicios militares a civiles y liberar a todos los presos políticos; acelerar los juicios sin merma alguna del derecho, la justicia y la limpieza; fidelidad a los derechos de las familias de los mártires y heridos a recibir el tratamiento o las compensaciones; la construcción democrática de las instituciones del Estado y la entrega del poder a los civiles según el calendario previsto; respeto de los resultados de las elecciones libres y transparentes y la total cooperación entre los jóvenes de la revolución y los representantes electos del pueblo para crear el Egipto del futuro democrático basado en la legitimidad parlamentaria y el acuerdo nacional; acabar con los restos de la política represora y la corrupción, y generar una economía fuerte que invierta todas las capacidades del país y logre la justicia para todos su habitantes; recuperar el papel pionero del país en la zona y participar en la política internacional a través de la libre decisión, sin seguidismos de ningún tipo; que el ejército vuelva a su papel como guardián de las fronteras del país y garante de la seguridad nacional; utilizar las capacidades del pueblo, en especial de los jóvenes, para poner en pie la sociedad y el Estado, combatiendo el atraso, la pobreza, la enfermedad y la ignorancia y levantar Egipto política, económica y moralmente para que se convierta en modelo para la comunidad árabe y musulmana.

(Texto en árabe)

8. Comunicado final del Primer Foro Islámico Sirio celebrado en Estambul del 13 al 15 de enero de 2012. Por primera vez en muchos años, las diferentes

corrientes islamistas e islámicas sirias se han reunido para apoyar al pueblo sirio y la revolución popular y asumir todas sus reivindicaciones, incluida la de hacer caer al régimen y a todos sus símbolos y rechazar cualquier diálogo. El foro reunió a dirigentes islamistas, como Riad al-Shafaqa (supervisor general de los Hermanos Musulmanes de Siria), o el histórico dirigente del grupo ‘Isam al-‘Attar, junto con dirigentes salafíes, sufíes, islamistas centristas, y representantes del Consejo Nacional Sirio. Nombres como el sheyj Muhammad Surur Zein al-Abidin, uno de los principales referentes de la salafiyya en Siria, Adnan al-‘Ar‘ur, también un referente salafí, o el ulema Muhammad Ali al-Sabuni se dieron cita en la ciudad turca. Según al-Shafaqa, el objetivo fundamental del foro ha sido preparar la etapa post Bashar, unificar las visiones entre las diversas corrientes islamistas y abrirse y cooperar con los demás, además de mostrar el apoyo al Consejo Nacional Sirio, organismo que aglutina a la oposición en el exilio, presidido por el académico y político Burhan Galyun. Según el comunicado, en la reunión se adoptaron una serie de resoluciones entre las que figuran: la preservación de la identidad del país; el papel de los ulemas para el renacimiento de la comunidad; el apoyo a la revolución siria, asumir sus legítimas reivindicaciones; solicitar a la comunidad internacional que proteja a la población civil con todos los métodos posibles y legítimos; pedir la solidaridad de pueblos y gobiernos del mundo y, en especial, del mundo árabe e islámico; emplazar a la Liga Árabe a que aplique completamente su Iniciativa de paz y que obligue al régimen sirio a acabar con la presencia armada en las calles, libere a todos los detenidos, detenga la tortura, permita las manifestaciones pacíficas y la cobertura mediática y en caso contrario que el dossier de Siria pase a manos del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas; proteger y ayudar a las familias de los mártires, de los presos y desaparecidos; hacer un llamamiento a los miembros del ejército regular a que se adhieran al Ejército Sirio Libre; que las organizaciones de derechos humanos árabes, islámicas e internacionales cumplan con su deber con el pueblo sirio; la conservación de la unidad nacional y del tejido social sirio lejos de cualquier sectarismo; una valoración del papel de los ulemas dentro de Siria que han plantado cara al régimen; y, finalmente, el apoyo al Consejo Nacional Sirio y el agradecimiento a todos los que hasta ahora se han posicionado al lado de la revolución siria.

(Texto en árabe)

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Escaparate de libros y revistasLibros

Abdelilah Belqaziz (ed.). Al-Rabi‘ al-‘arabi…ilà ayna? Ufuq yadid li-l-tagyyir al-dimuqrati (¿Hacia dónde va la Primavera Árabe? Nueva perspectiva para el cambio democrático). Beirut: Markaz Dirasat al-Wahda al-‘Arabiyya, 2011, (351 págs). Obra colectiva publicada por el Centro de Estudios de la Unidad Árabe en Beirut en la que se recopilan análisis y estudios sobre la “Primavera árabe” y las condiciones políticas, sociales y económicas que propiciaron las revoluciones, especialmente en Túnez y Egipto. Cuenta con contribuciones del activista e intelectual Munsif al-Marzuqi, actual presidente de Túnez, quien refl exiona sobre la terminología (¿revoluciones árabes o revolución árabe?), partiendo de la idea de que las revoluciones que han tenido lugar en varios países árabes responden a las mismas causas (corrupción, autoritarismo, Estados policiales, privatización de las instituciones del Estado al servicio de unos individuos y no al servicio de la nación…); del investigador tunecino Tawfi q al-Madini; Abdeljaleq Abdallah, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Emiratos Árabes Unidos; el investigador marroquí Muhammad Nur al-Din Afaya; Muhammad Dadah (sobre la movilización de masas); o el académico libanés Ghassan Salame (sobre el caso tunecino).

Michaël Béchir Ayari y Vincent Geisser. Renaissances arabes. 7 questions clés sur des révolutions en marche. París: Les Editions de l’Atelier, 2011 (160 págs.). Este libro intenta responder a varias cuestiones clave para conocer mejor las revoluciones árabes y aproximarse a ellas desde un punto de vista objetivo. Si se trata de revoluciones burguesas o populares, si se puede hablar de revoluciones de las nuevas redes sociales (facebook o twitter), si han sido o no inspiradas por Estados Unidos, si son revoluciones que cuentan o no con las mujeres, si son laicas o religiosas, si son revoluciones democráticas o demográfi cas, y si son golpes de Estado militares o revoluciones civiles. Los autores evitan, al responder a esas siete cuestiones, cualquier acercamiento global, analizando los factores y las causas que las han propiciado para comprender la “Primavera árabe” en toda su profundidad y evaluar su impacto a largo plazo. Michaël Béchir Ayari, politólogo, es investigador asociado en el Institut de Recherches et d’Études sur le Monde Arabe et Musulman (IREMAM) y Vincent Geisser es actualmente investigador en el Departamento de Estudios Contemporáneos del Institut Français du Proche-Orient (IFPO).

Abulluz Abdelhakim. Ishkaliyyat al-din wa-l-siyasa fi Tunis. Azmat Mashru‘ al-tahdith wa-zuhur Harakat al-Nahda. (Problemática de la religión y la política en Túnez. Crisis del proyecto de modernización y aparición del Movimiento al-Nahda). El Cairo: Dar Ru’ya, 2011 (440 págs.). El autor, doctor en Sociología de la Universidad Cadi Ayad, de Marrakech, e investigador asociado en el Centro Jacques Berque y en el Centre Marocain des Recherches en Sciences Sociales (Casablanca), analiza los inicios del islam político en Túnez, vinculados a la fi gura de Rashid al-Gannushi (Túnez, 1941) y sus estancias en Egipto, Siria y, más tarde, París, para doctorarse en Filosofía. El autor divide la historia de al-Nahda en varias etapas, siendo la primera de ellas en la que el movimiento tiene un discurso más fi el a las ideas del grupo de los Hermanos Musulmanes de Egipto, aunque sin excluir la infl uencia del naserismo en el desarrollo intelectual de al-Gannushi. En 1984, tras la legalización de partidos políticos en Túnez llevada a cabo en 1981, al-Nahda rompe con las referencias de los Hermanos Musulmanes y apuesta por una acomodación a las especifi cidades tunecinas, hasta que en 1991 la ruptura es con el régimen político tunecino, entrando el movimiento en una nueva etapa en la que se paraliza el trabajo sobre el terreno y se desarrolla más el aspecto teórico. Es en ese momento en el que al-Gannushi desarrolla sus ideas de armonización del pensamiento islámico con la modernidad. El libro se presenta en dos partes: la primera aborda la armonía entre el terreno religioso y el político y la segunda la tendencia a armonizar esos dos aspectos en el pensamiento de al-Gannushi y su infl uencia en el pensamiento islámico en general.

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Pilar Requena. Afganistán. Madrid: Editorial Síntesis, 2011, (314 págs.). Este libro es un recorrido por la historia moderna y contemporánea de Afganistán en el que se analizan, en la primera parte, las luchas internas por el poder en el siglo XIX, las diversas guerras anglo-afganas, los pasos hacia la creación del Estado afgano y, tal y como lo denomina la autora, “el experimento democrático” del padre de la patria, Zahir Shah, junto a una exposición de la complejidad étnica del país. La segunda parte es el escenario de la guerra fría en que se convirtió Afganistán y el triunfo temporal de la infl uencia soviética que daría lugar a la larga guerra contra las tropas soviéticas durante prácticamente toda la década de los ochenta con la entrada en escena de los “árabes afganos”, los muyahidin movilizados por el llamamiento al yihad y la primera presencia de Osama Ben Laden. La tercera parte se centra en la guerra civil y la fragmentación del país tras la caída del régimen de Nayibullah. El siguiente capítulo está dedicado al movimiento Taliban: orígenes, evolución, su ofensiva militar, sus relaciones con al-Qaida y Ben Laden, con India, Pakistán y Naciones Unidas, hasta los atentados del 11 de septiembre de 2001, cuyas consecuencias para Afganistán son analizadas en la quinta parte del libro. El capítulo sexto estudia la construcción del nuevo Afganistán bajo el régimen de Hamid Karzai, y el séptimo la eclosión de las diferentes insurgencias en el país. Por último, la autora refl exiona sobre el “futuro incierto” de Afganistán en el marco de la estrategia de la administración Obama y del posible diálogo con los Taliban y otros elementos insurgentes. Pilar Requena es profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid y periodista.

Ignacio Gutiérrez de Terán e Ignacio Álvarez Osorio (coord.). Informe sobre las revueltas Árabes. Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2011, (320 págs.). Obra colectiva que ofrece análisis de las situaciones revolucionarias en Túnez, Egipto, Yemen, Bahréin, Libia y Siria, perspectivas de futuro y una recopilación de documentación para comprender el alcance de las nuevas realidades en varios países árabes. El libro, coordinado por Ignacio Álvarez-Ossorio Alvariño (profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Alicante e investigador del Taller de Estudios Internacionales Mediterráneo-TEIM de de la Universidad Autónoma de Madrid) e Ignacio Gutiérrez de Terán Gómez-Benita (profesor de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid), cuenta con colaboraciones de Leyla Hamad Zahonero (investigadora del TEIM), Athina Lampridi-Kemou (investigadora del TEIM), Guadalupe Martínez Fuentes (profesora del departamento de Ciencia Política y de la Administración de la Universidad de Granada), Luis Mesa Delmonte (profesor-investigador del Centro de Estudios de Asia y África del Colegio de México y secretario general de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia) y Laura Ruiz de Elvira Carrascal (investigadora del Institut Français du Proche-Orient-IFPO, de Damasco).

Salim Muhammad al-Za‘nun. Siyasat al-Ittihad al-Urubbi tiyah al-harakat al-islamiyya fi l-mintaqa al-‘arabiyya (Dirasat halat Harakat al-Muqawama al-Islamiyya-Hamas 2001-2007) (La política de la Unión Europea respecto a los movimientos islamistas en la zona árabe. El caso del Movimiento de Resistencia Islámico-Hamas. 2001-2007). Beirut: Markaz Dirasat al-Wahda al-‘Arabiyya, 2011, (446 págs). Este estudio analiza la política exterior de la Unión Europea y los cambios experimentados en su acercamiento a los movimientos islamistas, desde la visión estereotipada y monolítica en la que todos los movimientos eran iguales y todos ellos vistos como movimientos religiosos extremistas contrarios a la modernidad y a los valores democráticos, a la visión que diferencia entre movimientos extremistas que buscan un cambio total de los sistemas por medios violentos y los que pretenden modernizar las sociedades a través de transformaciones pacífi cas y progresivas y que creen en la participación política. El autor considera que uno de los movimientos islamistas que más ha suscitado la atención de la Unión Europea ha sido el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y la posibilidad de integrarlo en el proceso palestino de resolución pacífi ca del confl icto.

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Revistas

Confl uences Méditerranée, Nº 79 (otoño 2011). El dossier del número, titulado “Bouleversements stratégiques dans le monde arabe?” y coordinado por Karine Bennafl a, cuenta con una introducción de Barah Mikail, director de investigación de FRIDE y miembro del comité de redacción, y con artículos de Anna Raymond Viden (Les États-Unis et le Printemps arabe), Richard Youngs (L’Union Européenne: de la munifi cence à la géostratégie), Barah Mikaïl (La France et les mutations arabes), Nilüfer Göle (La Turquie, le Printemps arabe et la Post-Européanité), Alican Tayla (Un nouveau paradigme pour la Turquie?), Jean-François Coustillière (Les Forces Armées dans les révoltes arabes), Manuel Manrique (Réseaux sociaux et médias d’information), Georges Corm (Première approche d’une contextualisation des révoltes populaires arabes), Fatiha Kahouès (Les Frères musulmans et les chrétiens dans la révolution égyptienne), y Pierre Berthelot (Quel avenir pour l’accord de Doha sur le Liban?).

Al-Mustaqbal al-‘Arabi, nº 395, (enero 2012). Este número se abre con una sesión de debate sobre los retos de la transformación democrática en Libia, seguida de varios análisis sobre la injerencia israelí en Sudán del Sur, la política europea respecto al movimiento palestino Hamas, la economía argelina en la etapa post-petrolífera, las elites iraquíes, las redes sociales, el turismo en Jerusalén entre 1948 y 2009, el futuro de los regímenes del Golfo y Egipto entre dos revoluciones. El número incluye las habituales secciones de Reseñas bibliográfi cas, Bibliografía y Documentación.

Afkar/Ideas, nº 32 (invierno 2011-2012). El presente número analiza la eclosión de los movimientos y partidos islamistas en varios países árabes que han vivido o están viviendo diferentes procesos revolucionarios o reformistas, además de la oposición al régimen sirio, las fuerzas armadas en los procesos de transición, el fracaso de la lucha contra Al Qadea o las lecciones del proceso de desarrollo turco. Con contribuciones de Khalil al Anani (La religión en la era posrevolucionaria), David Tolbert (Oportunidad histórica para la justicia y la dignidad), Ridha Kéfi (Claves y retos de la transición tunecina), Zouhir Louassini (Marruecos, la victoria islamista), Ricard González (Egipto, entre la revolución y las urnas), Imad Mansour (Libia, ¿cruce de caminos o sendero tortuoso?), Javier Valenzuela (Un nuevo Norte de África y Oriente Próximo), Félix Arteaga (Las fuerzas armadas: ¿camino de la transición?), Lakhdar Benchiba (Fallos de la diplomacia argelina), Güven Sak (¿Qué tenemos que aprender sobre el proceso de desarrollo turco?), Yassin Temlali (Erdogan y los árabes: la religión al servicio del comercio), y una serie de entrevistas a los opositores sirios Michel Kilo y Radwan Ziadeh, a Bernardino León y a Samir Radwan.