Atilio J. Barneix - La Ciencia Política, Su Objeto (Ed. Abeledo-Perrot, 1969, Bs. as.) (by Thecas

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ciencia politica

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  • ATI LO J- BARNE1X IVofesor Adjunto de Derecho Poltico do la Facultad de. Derecho

    y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

    s m ^\w

    ABELEDO-PRROT

  • Todos los derechos reservados Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723

    IMPRESO EN LA ARGENTINA

  • INTRODUCCIN

    El inters que hemos prestado du-rante aos al quehacer poltico, no en calidad de actores, sino simplemente como observadores atentos, tratando de extraer de su acontecer, sus lneas generales de realizacin, su gnesis y sus leyes de comportamiento, nos han acercado y obligado a interpretar los distintos pensadores que sobre tal te-na discurren y han discurrido, tarea que adems se ha visto exigida por el cumplimiento de los deberes que la c-tedra de Derecho Poltico nos impone.

    E tema se ha convertido as en ob-jetivo central de nuestras meditaciones y previamente a alcanzar nuestras pro-pias conclusiones al respecto, como de-cimos, hemos debido tomar contacto

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  • con los textos que tratan el tema, sien-do motivo de especial inquietud el com-probar, no slo la falta de sistematiza-cin con que se aborda el tema del que-hacer poltico, sino tambin la dispari-dad existente en lo que se refiere al objeto propio de tales meditaciones po-lticas.

    Nos parece casi innecesario afirmar que "estudiar el quehacer poltico" sig-nifica lisa y l lanamente buscar la ex-plicacin del mismo por sus causas, in-dagando su entidad "esencial y su lega-lidad de desarrollo y transformacin, lo que implica obviamente hacer "cien-cia" sobre ese hacer poltico, es decir, hacer "o t ra tar de hacer "ciencia polti-tica". Pero la sorprema primera fue grande y la incertidumbre siguiente ms aguda an, ya que nos hemos en-contrado con una total y absoluta fal-ta de precisin en los trminos, puntos de vista, caracterizaciones y enfoques sobre este hacer poltico que induda-blemente debe constituir el objeto de la ciencia poltica. Ciencia poltica, teo-ra de la poltica, teora del Estado,

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  • doctrinas polticas, ideologas polticas, derecho poltico y regmenes polticos, son algunas de las muchas expresiones con que nos encontramos en los diver-sos intentos de perfilar y dar contenido orgnico a esta ciencia que como tal tiene un objeto y que presumiblemente tendr que ser, o el hecho poltico, o el Estado o el rgimen constitucional o la nacionalidad o el pueblo epresndose a travs de su espritu o simplemente una determinada fraccin del pueblo, el proletariado.

    No se nos escapa, tampoco, la multi-plicidad de significaciones de P O L T I C A , que es un hecho, una ciencia, una nor-ma, el mtodos y la conducta que est en manos de todos, y as es habitual es-cuchar tanto en boca de legos como de profesionales y cientficos que: "pol-tica es el arte de gobernar", aunque tambin es: "la ciencia del Estado" o ' 'una forma de llegar al poder" o de "ga-narse la vida", todo lo cual introduce an mayor confusin en el caleidosc-pico hacer algo para convivir mejor. La P O L T I C A es un poco de todo eso,

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  • y cada acepcin lleva consigo una dosis de exactitud, pero la exploracin en tal dismiles campos nos debe llevar a encontrar un ncleo central, de cuya entidad participen en alguna medida aquellas distintas significaciones y que jgueda identificarse cmo el objeto pro-p i o y perfectamente delimitado de la ''ciencia poltica".

    El problema se ha presentado an con mayor crudeza cuando hemos de-bido explicar a nuestros alumnos tales temas, y el disentir con nuestros pro-pios y jerarquizados maestros nos ha lle-vado a la que creemos ineludible obli-gacin de fijar con la mayor precisin posible ese arsenal de conceptos que florecen en el lxico de la poltica y de la ciencia poltica, y as, munidos con instrumentos conceptuales a los cuales todos les otorguemos similar significa-cin, abocarnos a desentraar la esen-cia ntima, su forma de expresin y sus condiciones de desarrollo de eso que a todos nos preocupa, mucho o poco, pero en lo cual nos vemos irremediablemen-te inmersos, que es el hecho poltico.

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  • Lo hasta aqu formulado no implica crtica a lo mucho hecho sobre el tema; simplemente tratamos de poner de ma-nifiesto un hecho, un desordenado jue-go de conceptos que tienen su origen exclusivamente en la novedosa forma de encarar el fundamental hecho de la convivencia. Y digo novedosa forma de encararlo y no novedoso tema, pues ya sobradamente sabemos que la P O L T I -CA o lo P O L T I C O ha sido motivo de me-ditacin y discusin desde los muy pretritos tiempos en que los griegos descubrieron el maravilloso instrumen-to de la razn. Siempre se ha hecho po-ltica; y desde cuatrocientos aos o ms antes de Cristo, se ha discutido y escri-to sobre poltica, y a partir del espec-tral anlisis de Maquiavelo sobre la forma de lograr, mantener y realizar el poder, mucho se ha seguido escribiendo y explicando al respecto. Pero todo ello ha centrado su tnica en la bsqueda y solucin de un interrogante siempre actual y an no develado: qu es lo que debe hacerse para gobernar bien? Y en pos de la solucin" anhelada, dis-

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  • currieron, discurren y murieron abso-lutistas, liberales, marxistas, fascistas, demcratas y totalitarios. Pero, dar so-lucin a ello, con ser de capital impor-tancia, no es el problema de la actual ciencia poltica, o por lo menos no es su problema inmediato. Para esta ciencia poltica, absolutamente objetiva y he-cha de realidades^ su objeto propio es el hecho poltico, tal como es y no tal como debiera ser; tal como se da en la realidad con todo su cmulo de sinuo-sidade y complejas facetas y no, como segn principios de orden filosfico o moral, debera constituirse el obrar hu-mano, en la convivencia ordenada.

    Visto desde ese ngulo, el conoci-miento sobre el obrar poltico tiene mucho de ciencia nueva, vale decir, de saber sociolgico o cultural, conoci-miento que es indudablemente nuevo, que an est en formacin y que, razo-nablemente, an no ha encontrado el bagaje necesario de conceptos claros e inequvocos para explicar su entidad.

    El trabajo que presentamos no pre-tende, ni con mucho, resolver el pro-

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  • blema y dar de una vez para s iemp r e Ja precisin en la terminologa ni perf. lar el tema con tintes finales y decisi-vos. Trata muy simplemente de orde-nar, organizar y sistematizar, dentro de lo posble, ese caudal de conceptos di-versos, a los que ya nos hemos referido e intentar exponer pautas precisas
  • sea en mnima medida, intentar ofre-cer lineamientos generales que podrn probablemente tener efectividad en su aplicacin prctica y lograr, para un determinado estadio histrico, esque-matizar un rgimen de poder que posi-bilite una convivencia ordenada arm-nicamente, donde ese orden contemple los intereses de todos y cada uno de los que integran la comunidad.

    Descartemos desde ya intentar o des-cribir ese orden de convivencia anhe-lado; slo decimos que el conocimiento de la forma en que se vive y cmo se vive es presupuesto imprescindible pa-ra poder esbozar cul deber ser la for-ma ms apta para vivir mejor, tarea que encomendamos a los filsofos po-lticos, a los_ idelogos "y a sus instru-mentos de realizacin, los estadistas, que son los nicos y autnticos poltiP _cos.

    A nuestro problema nos enfrentamos casi con un propsito didctico; no tan-to de investigacin cuanto de ordena-cin de datos, pero s, estableciendo una verdadera hiptsis ce trabajo:

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  • existe una ciencia poltica o ciencia de la poltica que estudia un hecho desde distintos puntos de vista y que presen-ta las caractersticas de toda ciencia. Nos adentraremos en la confirmacin de esta hiptesis con cautela y pruden-cia, a efectos de no caer en la impre-cisin que inicialmente comentamos y que tanta anarqua provee al observa-dor y al estudioso.

    Nuestra tarea se ver coronada con el xito si lograms/smplemente, or-denar nuestros instrumentos tcnicos para obtener el conocimiento de un ob-je to an proteico e inasible: el hecho poltico.

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  • C A P T U L O I

    LAS CIENCIAS Y SUS OBJETOS

    Nos interesa hacer "ciencia poltica" y ello nos exige previamente establecer qu es "ciencia" o cmo vamos a utili-zar dicho trmino. Podra parecer un poco presuntuoso tratar ac de preci-sar conceptos sobre el tema "ciencia", que en este momento ha adquirido tre-mendo abolengo epistemolgico y so-bre el cual parece que todo ya hu-biee sido dicho. Pero, a riesgo de ser considerados elementales en nuestro desarrollo, aunque exigidos por esa ajustada coherencia que nos hemos im-puesto, trataremos de reiterar los cono-cidos conceptos sobre ciencia y enca-denar natural y lgicamente nuestro razonamiento.

    Siguiendo a la vieja definicin, esta-

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  • Mecemos que C I E N C I A es "un conoci-miento cierto, general y metdico", con-cepto que actualizado se convierte en "un conjunto de conocimientos ciertos y probables, metdicamente fundados y sistemticamente dispuestos, segn grupos naturales de objeto" ( x ) ; pero teniendo en cuenta su necesaria trans-misibilidad, concluimos aceptando co-mo inobjetable la siguiente definicin de C I E N C I A : "Saber intersubjetivamen-te trasmisible, consistente en un con-junto de conocimientos ciertos y pro-bables, metdicamente fundados y sis-temticamente dispuestos segn gru-pos naturales de objetos".

    La precedente definicin involucra los siguientes conceptos, que procede-remos a explicar:

    1) Conocimiento: Aprehensin terica de los objetos.

    Este conocimiento puede ser: sen-sible, y es el que proporcionan los sen-

    ( ] ) Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli, L-gica, 149 edicin, pg. 125.

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  • tidos y la conciencia inmediata de nos-otros mismos, o racional, que es el que aprehende objetos ideales y los relacio-na, o el que relaciona objetos aprehen-didos por la intuicin sensible. El co-nocimiento puede ser tambin intuiti-vo, vale decir, aprehensin del obje-to, sin mediacin alguna, o discursivo, aprehensin del objeto como trmino de un razonamiento.

    2 ) Fundamentacin metodolgi-ca:C)

    Al conocimiento cierto se llega a tra-vs de un mtodo o conjunto de proce-dimientos adecuados para obtener un fin. El mtodo cientfico consta de los siguientes momentos:

    A Investigacin: Toma los entes del campo objetivo correspondiente y mediante la elaboracin adecuada arri-ba a juicios ciertos o probables. Ello implica:

    ( 2 ) Mario Bunge, La ciencia, su mtodo y u ti-Josofin, ediciones Siglo Veinte, pg. 89.

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  • 1) Planteo del problema: a ) Reconocimiento de hechos. b ) Descubrimiento del proble-

    ma. c) Formulacin del problema.

    2 ) Construccin del modelo terico: a ) Seleccin de factores perti-

    nentes. b ) Invencin de hiptesis cen-

    trales y suposiciones auxilia-res.

    c) Traduccin.

    3 ) Pruebas de las hiptesis: a ) Resea de la prueba. b ) Ejecucin de la prueba. c) Elaboracin de los datos. d ) Inferencia de las conclusio-

    nes.

    4 ) Introduccin de las conclusiones en la teora:

    a ) Comprobacin de las conclu-siones, con sus predicaciones.

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  • b ) Reajustes del mtodo. c) Sugerencias para el trabajo

    ulterior.

    B Sistematizacin: Organiza los conocimientos a que se ha arribado

    e n

    el estadio anterior, en complejos unita-rios cada vez ms elevados.

    C Exposicin: Dispone la sistema-tizacin en un cuadro apto para su co-nocimiento.

    Esta descripcin del conocimiento y del mtodo cientfico nos obliga ent^n_

    ees a precisar y fijar en su significacin los siguientes conceptos:

    H I P T E S I S : Enunciado o proposj_ cin muy general que puede verific%j-_ se; suposicin pasible.

    L E Y : Relacin constante y objetiva . Condicin necesaria que deriva de \a naturaleza de las cosas.

    T E O R A : Conjunto sistemtico qe proposiciones consistentes en h i p t e ^

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  • y leyes vinculadas entre s, que trata de explicar en forma integral un hecho. La ciencia queda as integrada por teo-ras.

    Munidos ahora de esta serie de con-ceptos claros y bien perfilados, pode-mos dar una nueva definicin de cien-cia que comprenda en todos sus trmi-nos un todo preciso y comprensible. Ciencia, entonces, ser un saber inter-subjetivamente transmisible, obtenido metdicamente, fundado a partir de ciertas hiptesis, por el que llegamos a conocer la relacin constante, obje-tiva y necesaria de las cosas, constitu-yendo un conjunto sistemtico de pro-posiciones que explica ntegramente lo investigado.

    Frente a esta definicin, anotamos ya que no es lo mismo ciencia que doc-trina o ideologa. Ms adelante volve-remos sobre el asunto.

    Teniendo ya conciencia del signifi-cado de ciencia, dos interrogantes se nos plantean. El primero se funda en

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  • la circunstancia de que ciencia es co-nocer las cosas, y siendo las cosas mu-chas y de muy diversas especies, inferi-mos que debe haber distintas clases de ciencia para conocer las distintas cla-ses de cosas, pue no es evidentemente lo mismo estudiar un tringulo, la com-posicin biolgica de las aves o la ins-titucin parlamentaria, y para poder establecer esta diferencia entre las dis-tintas ciencias segn el objeto que es-tudian, debemos fijar nuestra atencin sobre esos objetos a estudiar, vale de-cir, sobre los distintos sectores de la realidad. El segundo se refiere al tra-tamiento que debemos darle al conoci-miento, una vez adquirido. Volviendo al primer problema diremos que los distintos sectores de la realidad o las distintas clases de objetos se han cla-sificado de la siguiente manera: ("), O y O-

    ( 3 ) Aftalin, Garca Olano y Villanuevn, Intro-duccin al Derecho", Ediciones El Ateneo, p/ig. 14.

    (*') Manuel Garca Morente, Lecciones Prelimi-nares de Foso/a, Editorial Losada, 3 ? ed., pgs. 342 y sigs.

    (B) Aloya Mller, Introduccin a la Filosofa, Ed. Espasa Calpe Argentina, 3*1 ed., pg. 30.

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  • O B J E T O S I D E A L E S : Son entes que no estn en el tiempo; son totalmente ajenos a la espacialidad como a la tem-poralidad; no tienen consistencia efec-tiva, concreta, pero poseen estructura con determinadas propiedades. Tales son los nmeros, las figuras geomtri-cas, las relaciones, los conceptos.

    O B J E T O S R E A L E S O S E N S I B L E S : Son los que se nos dan en la experiencia sensible, en la percepcin externa o n-tima. Son todos temporales; estn in-mersos en el curso del tiempo y estn sometidos a la causalidad. Los que aprehendemos en la percepcin exter-na, los denominamos objetos tsicos; y se dan en el tiempo y en el espacio: un rbol, una piedra, un animal; los que se nos dan en la percepcin interna, los llamamos objetos psquicos; slo se dan en el tiempo y estn constituidos por los hechos de conciencia.

    O B J E T O S C U L T U R A L E S : Objetos que si bien tienen una textura fsica deter-minada, estn permeados de contenido

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  • psquico y espiritual. Tales objetos, que sern motivo de un detenido anlisis ms adelante, se presentan en estructu-ras unitarias que exteriorizan un sen-tido.

    O B J E T O S M E T A F S I C O S : Son aque-llos entes inexperimentales e infribles partiendo slo de lo experimentable. Tales son la substancia, la esencia, la cosa en s.

    V A L O R E S : De ellos no puede decirse que "son", sino que "valen". No ataen al ser del sujeto, sino a su dignidad. Ta-les, por ejemplo, la belleza, la sentidad, la utilidad.

    N U E S T R A VIDA: Ese objeto tan poco definible y sin embargo tan fcilmente intuible. Que es sujeto y tambin obje-to, y tambin es y no es; que comienza por preocuparse para ocuparse; que siendo una preocupacin del futuro, que no existe, acaba siendo una ocupa-cin de presente que existe. Objeto he-cho de temporalidad, imposible de in-

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  • movilizarlo sin destruirlo y por ello aje-no a nuestros conceptos cientficos es-tticos ( ) .

    Siendo tan dismiles estos distintos sectores de la realidad, las ciencias que se abocan a su conocimiento deben di-ferir en cuanto a la tcnica de su cap-tacin, teniendo as y entonces estos distintos tipos de ciencias:

    C I E N C I A D E LOS O B J E T O S I D E A L E S : Segn el objeto que toma de la esfera de su realidad, se a denomina Mate-mticas o Lgica.

    C I E N C I A DE LOS O B J E T O S R E A L E S : Su mbito propio es el de los objetos reales temporales, pero tales objetos exigen un dismil tratamiento, en razn de su diversa naturaleza, lo que seala diversas formas de conocerlos o sea di-versos tipos de ciencias.

    a ) Ciencia de la naturaleza: Fsica, Qumica, Biologa, etc.

    () Manuel Garca Morente, ob. ci t , pgs. 390 y sigs.

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  • b ) : Ciencias de los objetos psquicos:

    Psicologa.

    c) Ciencias de las estructuras crea-das por el hombre: Ciencias de la cultura o del espritu, Dere-cho, Sociologa,

    C I E N C I A S DE LOS O B J E T O S M E T A -F S I C O S : Filosofa en sus diferentes acepciones.

    C I E N C I A DE LOS VALORES : Con su objeto propio difcil de enunciar, dado su singular peculiaridad.

    C I E N C I A D E LA VIDA, DE NUESTRA VIDA o D E L H O M B R E : Con un objeto t remendamente singular: lo que fluye en el tiempo, cambia y es, lo que toda-va no es, lo que est por ser; lo que est siendo.

    Siguiendo nuestro plan de continui-dad lgica, despus de llegara a la de-finicin de ciencia, y siendo sta una comprensin de los objetos, hemos for-

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  • mulado una definicin y clasificacin de esos objetos, pero debemos advertir que existe una regin de la realidad, una serie de cosas (objetos metafsicos, valores, vida) que escapan a este t ipo de investigacin cientfica, tal como la hemos captado. Por no ser captables dentro del sistema metdico que nos hemos propuesto, dejamos de lado la posible ciencia que intenta estudiar esos objetos valiosos, metafsicos y vi-tales, y reservamos el concepto para in-dicar el conocimiento de objetos ideales y reales. El cuadro que resume este punto de vista es el siguiente:

    Objetos ideales Matemticas Lgica 5 / o J ("Ciencias de la na-8 u Objetos reales

    turaleza

    Ciencias de la cul-tura

    Pero con esta clasificacin no hemos agotado el tema de la ciencia; nos im-

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  • porta saber sul es el fin de la ciencia, qu tratamiento le damos al conoci-miento. Todas tienen el mismo fin?

    El nico y fundamental fin de la ciencia es conocer, saber; captar la rea-lidad de las cosas. Pero frente al hecho del conocimiento, o mejor dicho en po-sesin del conocimiento y sabiendo lo que las cosas son, no cabe detenernos en dicha instancia; surge de suyo la ne-cesidad de utilizar el conocimiento. La utilizacin de un conocimiento adquie-re dos aspectos; por el uno, utilizamos el conocimiento para proporcionar nor-mas o criterios de valoracin, teniendo a la norma como instrumento de com-paracin y valorizacin. Por el otro, dis-poniendo de un conocimiento adecua-do del objeto, podemos manipularlo con xito, podemos emplearlo tratando a los hechos de acuerdo al conocimien-to que tenemos acerca de su compor-tamiento y obtener de ello resultados apetecibles. De ello resulta que el fin de la ciencia es uno solo: "conocer los objetos", pero tal fn tiene un inmedia-to resultado; conocidos los objetos, po-

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  • demos valorarlos normativamente o manipularlos para obtener resultados deseables. Ello nos permite otorgar a la ciencia dos nuevos aspectos, el nor-mativo y el tcnico. El resumen ade-cuado que clasifica a las ciencias sera ste: O

    Ciencias puras o de conocimiento. Ciencias normativas o de valoracin. Ciencias aplicables o tcnicas. La elemental resea que hemos efec-

    tuado pareciera innecesaria en razn de que es obviamente conocida y fcil-mente aprehensible en cualquier texto de lgica moderna o de teora de la ciencia, pero siendo nuestra intencin el precisar todos los vocablos y con-ceptos que utilizaremos para t ra tar nuestro tema, nos ha parecido til con-feccionar el catlogo de significaciones precedentes. Por otra parte, como dij-ramos al principio, el motivo de este trabajo es clasificar y precisar los tr-minos a utilizar en el tratamiento de la Poltica y hemos entendido imprescin-

    ( 7 ) Francisco Romero y Eugenio Pucciarelli, ob. cit., pg. 129.

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  • dible establecer, desde el comienzo, qu es, para nosotros: ciencia, hiptesis, teo-ra, etc., es decir, los conceptos con los que vamos a instrumentar nuestro co-nocimiento.

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  • C A P T U L O II

    CIENCIAS D E LA CULTURA;

    Al clasificar las ciencias segn su ob-jeto, establecimos una diferencia entre las ciencias de los objetos ideales y de los objetos reales, y entre stos y la de los objetos culturales. Nos interesa ana-lizar estas ltimas.

    Cul es el objeto de la ciencia de la cultura? El objeto propio de las cien-cias de la cultura o del espritu es aquel creado por el hombre, vale decir, aque-llas estructuras que el hombre crea y convierte en su ambiente especfico. Pero los objetos que crea el hombre son muchos y diferentes; as tenemos un puente, un libro, un cuadro, una cancin, un automvil, un sistema po-

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  • ltico, una costumbre, y tal variedad riedad pareciera que no puede ser in-cluida dentro del mismo rubro. Una mquina, es diferente a un libro, ste es diferente a un poema y a un sistema poltico. Entre este conjunto de obje-tos, distinguimos los que pueden ser captados por la percepcin sensible y los que.no caen directamente bajo la percepcin, sino que deben ser inferi-dos y conceptuados, como las costum-bres, los sistemas, etc. Pero lo cierto es que, el hombre al actuar,, hace cosas y las cosas que hace quedan creadas y son motivo de apreciacin y estudio. De estas cosas, muchas adquieren exis-tencia y consistencia permanente: tal una mquina, un cuadro; otras en cambio, fluyen con la misma vida, y se exteriorizan en la conducta, pero su reiteracin permite otorgarles calidad objetiva y estudiarlas a travs de su cristalizacin conceptual: tal una cos-tumbre, el parlamento. Unas y otras objetivizan el espritu del hombre; constituyen el espritu ojetivo u ob-jetividad, y los llamamos, en su con-

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  • junto, cultura. C U L T U R A : es por lo tanto, el conjunto de cosas hechas por el hombre. Todo lo que un determina-do pueblo ha creado: artefactos y ta-bes, sistemas tecnolgicos e institucio-nes sociales, herramientas de trabajo y formas de culto, todo lo que procede de la mano del hombre y se objetiviza co-mo tal.

    Estos objetos culturales, por lo tan-to, son aquellos creados por el hom-bre, "y al igual que cualquier otro ob-jeto ocupan su lugar en el espacio y en el tiempo; se sitan en el aqu y en el ahora, nacen y permanecen". Pa ta des-cribir este aqu y este ahora, este naci-miento y esta muerte, no necesitamos remontarnos ms all del crculo de las comprobaciones fsicas. Pero, ade-ms, lo fsico se presenta aqu bajo una nueva funcin. No slo "es" y "devie-ne", sino que en este ser y devenir se manifiesta algo distinto. Y este algo distinto, que se evidencia en lo creado, es el sentido que el hombre le otorga al crearlo. Esta manifestacin de un sen-tido no puede desglosarse de lo fsico,

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  • sino que en ello se halla adherido y en-carnado y constituye a caracterstica comn de todos aquellos contenidos que damos al nombre de cultura (*).

    Ampliando lo expresado en prrafos anteriores, debemos sealar que los hombres en su actuar, hacen cosas y las cosas que hacen pueden tener distinta contextura, distinta duracin y distinto sentido, pero todas las cosas elaboradas por el hombre pueden cla-sificarse en la siguiente forma:

    1). Cosas cuyo sustento fsico es es-table y permanece idntico durante un tiempo relativamente largo, por ejem-plo una silla, una mquina, un vestido, un libro, un cuadro.

    2 ) Cosas cuyo sustento fsico vara y slo adquiere entidad esencial en la medida que se mantiene la estructura unitaria que las informa, por ejemplo un acto comercial, una ceremonia reli-giosa, una asamblea legislativa, etc.

    En ambos casos este tipo de objetos O Ernst Cassirer, Las Ciencias de Ja Cultura,

    Fondo de Cultura Econmica, pg. 69.

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  • presenta tres dimensiones que deben ser evidenciadas y que son las que lo caracterizan y diferencian de otros ob-jetos. Tales dimensiones son: (2)

    11 Una existencia o un sustento f-sico. Por ejemplo la tela de un cua-dro, o el recinto, los escaos y un grupo de hombres a quienes se les da el nom-bre de diputados.

    2): Una funcin representativa. La tela con colores y trazos representa una escena; el recinto, los escaos y los diputados representan o significan una asamblea deliberante.

    3 ) El sentido de lo representado. En el cuadro el sentido lo da su refe-rencia al valor esttico; en la asamblea deliberante, su referencia a un valor poltico, de poder o de orden.

    En todos los casos, nos encontramos con un conjunto de elementos, de di-versos elementos pero articulados en una fundamentacin unitaria, vale de-cir, constituyendo cada uno parte de

    (-) Ernest Cnssircr, ob. cil., pg. 70.

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  • un todo, pero de un todo no inerte ni vacuo, sino totalmente significativo, es decir, con sentido, o lo que es lo mismo, con referencia a un valor. A este con-junto de elementos as articulados lo denominamos estructuras de sentido y tales estructuras son los objetos pro-pios del mundo de la cultura, es decir, los objetos culturales.

    Fundado en esto, reuniendo el nudo sustento fsico y la funcin represen-tativa dentro de un nico momento o dimensin e imbricndolo con su sen-tido, podemos decir que: objetos de la cultura o culturales son aquellos que se nos presentan fundados en una estruc-tura de sentido, o sea en un sistema o conjunto de partes vinculadas en una fundamentacin unitaria, referidos a valores que nos la permitan compren-der como tal ( 3 ) .

    Ahora bien, tales objetos creados por los hombres nos muestran adems otra caracterstica que no podemos dejar de sealarla, so pena de hacerlos inidenti-

    ( a ) Edmundo Husserl, Investgnciones lgicas, Madrid, 1929, t. III .

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  • ficables; es su historicidad. Los objetos culturales se dan en el tiempo, estn permeados de historia, son historia mis-ma, ya que ella est esenciada por he-chos de los hombres. Por lo que la es-tructura y su sentido tienen siempre un encuadre histrico que completa su esencia C*).

    De esta manera tenemos cataloga-dos a los objetos culturales, distintos de los ideales y naturales y que forman el mundo especfico que e hombre crea y que convierte en su ambiente propio.

    Pero este mundo de "cosas cultura-les" que e hombre crea, est en perma-nente factura, y a su vez, las "cosas cul-turales" crean y modifican al hombre, lo sostienen y alimentan. La conviven-cia humana se realiza en el mundo de la cultura y por medio de los instru-mentos culturales. La relacin cultural es, pues, la accin y reaccin continua entre el hombre y la cultura misma. Los otros objetos entre los cuales se

    ('') Ernst Cassi rer, ob. ci t , pg. 90.

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  • mueve el hombre son la naturaleza y los valores (B) .

    El mundo de lo cultural, las estruc-turas culturales, los objetos culturales, por otra parte, estn generalmente ex-presados en "smbolos", que constan de significaciones valiosas, adjudicadas por el grupo que los ha creado. Objeto cul-tural, estructura de sentido o smbolo seran entonces los elementos que crea el hombre, les otorga significacin va-liosa y arropan su vida, siendo trans-mitidos por herencia social, con una existencia independiente de cualquier organismo individual, obrando desde afuera sobre el individuo (").

    Hemos llegado as, en nuestro inten-to de precisar el objeto cultura, a defi-nirlo como la estructura de sentido creada por el hombre en su hacer so-cial. Nos importa ahora saber si tal objeto puede ser tratado con el mtodo cientfico que describimos al principio, es decir, si tales objetos son pasibles de

    ('") Leslie A. White, La Ciencia de la Cultura, Biblioteca de Psicologa Social y Sociologa, Editorial Paids, Bs. Aires, pg. 193.

    ((i) Leslie A. White, ob. cit., pg. 41.

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  • ser explicados cientficamente. Pero an-tes analicemos con mayor profundidad este grupo de objetos que llamamos cul-turales.

    El hombre acta, y ese actuar que es realizar algo, es un hecho originado en el ser del hombre, pero condiciona-do y especialmente perfilado por la cul-tura o mundo cultural en que acta. Adems, el hombre no acta solo; su vivir es convivir con los dems, y con-vivir es actuar con los otros; si obser-vamos este convivir, notamos conduc-tas, modos plurales de actuacin, o me-jor, modos sociales y comunes de ac-tuacin.

    Pero los hombres actuando, solos o en conjunto, objetivizan su conducta, de tal manera que dicha conducta ob-jetiva sirve de molde y controla las sucesivas y nuevas conductas.

    Es as que el hacer social crea y es encaminado por los usos y las costum-bres, estableciendo instituciones que el mismo grupo se encarga de mantener, es decir, que en su actuacin el grupo crea sus propios instrumentos de con-

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  • trol, a travs de los cuales regula la con-ducta de sus miembros ( ') Los ele-mentos ac sealados, productos o he-chos de conducta o conducta objetiva-da, son otros tantos objetos cultura-les*, usos, costumbres, instituciones, son creacin del hombre, con representa-cin y sentido. Pero los usos, costum-bres e instituciones tales como la moda en el vestir, la ceremonia nupcial y una organizacin judicial al objetivarse se estructuran en verdaderos sistemas uni-tarios, con sentido, donde el sustento f-sico, su representacin y su referencia axiolgica completan y delimitan al ob-jeto. Tenemos por ejemplo un pao de-terminado, colores precisos y modos de caminar que cristalizan la forma "ita-liana de vestir"; un templo, un ofician-te, candelabros, luces, flores, contra-yentes y amigos que objetivizan la "costumbre de la ceremonia nupcial"; un recinto, jurado, reo, funcionarios, abogados y policas, juramentos, que

    (?) R. M. Mac Iver y Charles H. Page, Socio-loga, Editorial Tecnos S. A., Madrid, pg. 143.

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  • constituyen la "institucin del juicio por jurado".

    Nos encontramos as, frente a obje-tos culturales, tan reales como una m-quina, o un poema, de estructura mucho ms complicada y difcil de conceptuar pero que, sin lugar a dudas, consisten en "objetos" y que por aadidura son "culturales". Estos tipos de objetos cul-turales que especficamente los identi-ficamos como "hechos" cumplen acaba-damente con la definicin que formula-remos sobre "objetos culturales" ya que son verdaderas estructuras de sentido, es decir conjuntos de elementos funda-mentados unitariamente y referidos a un valor. Su diferencia fundamental con los que habitualmente se presentan a nuestra percepcin sensorial, reside en su fugacidad algunas veces o en su "simbolismo" las ms, pero no por ello dejan de constituir un verdadero objeto de conocimiento. Estamos centrando as nuestra atencin, en los objetos cultu-rales esenciados en hechos de conducta social conducta humana en interac-

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  • x i n y los productos de esta interac-cin.

    Tomemos algunos ejemplos p a r a precisar nuestros conceptos. Los hom-bres se agrupan en comunidades tales como la familia o la "polis" o la ciudad. El conjunto de elementos que constitu-yen esta forma de agrupacin se entre-laza en una fndamentacin unitaria, y tal fndamentacin est signada con un sentido referido a un valor que po-dr ser convivencia, orden, bienestar, etc. Si centramos nuestra atencin en otro conjunto de personas a las que ve-mos siguiendo una estandarte, y con recogimiento las omos pronunciar pa-labras devotas, mencionando a Dios, nos encontramos ante una "procesin" que es indudablemente un objeto cul-tural, ya que en l tambin se dan los mismos elementos que caracterizan a este tipo de objetos: elementos reuni-dos en una fndamentacin unitaria, o sea numerosos individuos para hacer algo en comn, unitariamente con sen-tido, y siendo ese algo en comn efec-tuado, algo referido a un valor, que en

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  • este caso sera un valor religioso. Con idntico criterio, observamos una mesa, hombres reunidos en su derredor, otros esperando ser atendidos, boletas con nombres de candidatos, padrones, un cuarto oscuro; y objetivamos todo este contenido en un concepto cultural: "un comicio", habida cuenta de que cada uno de los componentes de la estructu-ra descripta, se ha encuadrado en la misma, en atencin a un sentido deter-minado que es su referencia al valor orden: lograr el poder por un acto de decisin comicial, para imponer un or-den de convivencia.

    Estas consideraciones y e j e m p l o s afirman y demuestran la calidad de es-tos objetos culturales; son las cosas que el hombre hace y deja hechas, o las que el hombre va haciendo con su presencia social o las que quedan objetivadas des-pus de hechas. Pero en todos los casos son siempre, conjunto de elementos, unitariamente fundados, y referidos a un valor, es decir "estructuras de sen-tido".

    El hecho cultural ha quedado as

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  • bien perfilado y creemos haber llegado a cubrir las dos primeras instancias que nos habamos propuesto. Sabemos qu es ciencia y cul puede ser uno de sus objetos de conocimiento: el objeto cul-tural.

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  • CAPTULO III

    EL HECHO POLTICO

    Habiendo llegado ya, a algunas con-clusiones sobre los elementos que cons-tituyen los hechos de cultura, debemos enfocar con instrumentos hbiles, el he-cho poltico, que es el que nos interesa. Al enfrentarnos al mundo de la poltica, nos desconcierta la multitud de entida-des a que se les atribuye tal denomina-cin y desde el tan mentado: "La pol-tica es una cosa sucia" hasta "La polti-ca es la ciencia del poder" pasamos por toda una serie de significaciones qvje nos desorientan y nos alejan del prop-sito de nuestra indagacin "cul es el objeto poltico?" o "cul es el objeto de conocimiento de la ciencia poltica?"

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  • Creemos que al formular as el pro-blema nos hemos anticipado algo en nuestro razonamiento, pues estamos desde ya suponiendo que hay un hecho poltico y que tal hecho es pasible de un tratamiento cientfico. Comencemos entonces dando algunos pasos atrs.

    Una mirada simple al mundo que nos rodea nos muestra que existe la " P O L -TICA". Indagando sobre su significacin encontramos varias muestras: lo til, lo hbil, lo vinculado al Estado, al Go-bierno, a los Partidos Polticos, lo rela-cionado con la comunidad, etc .O) y al margen de estas significaciones, halla-mos otras donde se nos habla de la cien-cia poltica, de la teora poltica o de doctrinas polticas y todo ello pareciera que se refiere a un actuar vinculado al Estado. Para despejar el campo de es-tas dismiles significaciones vamos a utilizar el procedimiento de bsqueda del objeto que pretendemos perfilar, abrindonos muy ingenuamente sobre el hecho de la convivencia y tratan-

    (1) Carlos S. Fayt, Teora de la Poltica, Ed. Abe-ledo-Perrot, 1960, pgs. 33 y sigs.

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  • do de extraer de algunas actitudes, la connotacin de polticas.

    Por cierto que aceptamos como ori-gen del vocablo la que deviene de P O -L I S = Ciudad, grupo humano o aso-ciacin de aldeas y poblados que posee todos los medios para autoabastecerse y alcanzar su fin propio. Tal significa-cin nos lleva a aceptar, como hipte-sis incial de trabajo, a la poltica, como aquello; que se refiere al gobierno de los hombres en la ciudad.

    Observando como decimos, ingenua-mente al grupo humano que acta, cen-tramos nuestra atencin, entre otros he-chos, en los siguientes que estimamos fundamentales: el primero, que el grupo no vive de cualquier manera, no es un agregado informe de individuos, sino que su convivencia se realiza dentro de un marco de controles que mantienen la coherencia del mismo, y segundo que, los individuos del grupo exteriorizan sus esfuerzos, para obtener la conduc-cin de los controles.

    Tenemos as, y por sobre todos es-tos hechos uno que nos interesa: el re-

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  • presentado por las conductas sociales encaminados a obtener la conduccin del control social. S esa forma de con-trol social, la llamamos organizacin, y la capacidad de conduccin la llama-mos PODER, podemos concluir que: dentro de las muchas conductas que ex-hiben los hombres, existen conductas sociales encaminadas a obtener, mante-ner y realizar el poder de la organiza-cin. Pues bien, a esas conductas las lla-mamos conductas polticas

    Pinsese que las conductas encami-nadas a obtener el poder, se dan en cualquier grupo y organizacin por lo que es comprensible a h o r a aquella acepcin que se le dio a POLTICA, de lo til, de lo hbil. Son polticas las conductas tiles y hbiles para obtener el poder.

    Pero de todas estas conductas enca-minadas a obtener el poder, nos intere-san aquellas que estn referidas al po-der de la organizacin de control so-cial, comprensivas de todas las dems o sea el Estado. Por ello y dentro de las muchas conductas encaminadas a obte-

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  • ner el poder en la organizacin, deci-mos que son conductas polticas, las conductas sociales encaminadas a ob-tener, mantener y realizar el poder del Estado. Si queremos ejemplificar tales conductas podemos referirnos al acto de votar dentro de la democracia, a las manifestaciones y reuniones polticas, a la actividad de los partidos polticos, a los actos de gobierno, las gestiones de grupos de inters o de presin, etc.

    Pero la afirmacin anterior, con ser cierta no llega a conformarse dentro del esquema que aceptamos como "objeto cultural", es decir, como "estructura de sentido" ya que en ella, no odvertimos an el VALOR que da sentido a la estruc-tura. Si hablamos de conductas enca-minadas a obtener el poder, no hemos caracterizado a la estructura social que las sustenta, como "estructuras de sen-tido" ya que buscar, retener o realizar el poder, para nosotros, no reviste senti-do alguno, vale decir, no tiene referen-cia al VALOR por cuanto PODER no es VALOR. Debemos pues indagar, a qu valor tiende o qu valor pretende reali-

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  • zar esa estructura poltica, que busca ai aosamente el poder.

    Pero, previo a ello, debemos detener-nos un instante y analizar este concep-to difcil y problemtico de VALOR. La definicin que ya hemos utilizado y que pretende caracterizarlo, poco nos dice sobre su esencia. Cuando afirmamos que. los valores no tienen ser, sino que tienen valer y que no son entes, sino valentes, practicamos un juego de pa-labras inobjetable pero no hemos apren-dido demasiado sobre los valores. Cree-mos poder explicar a este sector de la realidad, diciendo que las cosas que se dan el mundo no nos son indiferentes, sino que tienen un acento peculiar qu las hace mejores o peores, bellas o feas, tiles o intiles, ordenadas o desorde-nadas, etc. Esta no - indiferencia del mundo y de las cosas que en l existen, consiste en que frente a cada cosa adop-tamos una posicin positiva o negativa, una posicin de preferencia. Y al adop-tar esa posicin preferencial frente a la cosa, nada aadimos a ella, las prefe-rimos o no, simplemente, y tal prefe-

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  • rencia estriba en vina "cualidad" de la cosa. A esta cualidad que tienen las co-sas de no resultarnos indiferentes, les llamamos VALOR, no siendo por lo tan-to, ente alguno, sino simplemente algo que se adhiere a la cosa, ajeno a la can-tidad, tiempo y espacio. Es decir, enton-ces, que VALOR, es una cualidad polar de las cosas, que por lo tanto y siempre tiene su contra valor. La no indiferen-cia de los valores, en sus relaciones mutuas, es decir de unos con respecto a otros, dan el fundamento de su jerar-qua. Todo ello por lo tanto nos permite decir que el valor se caracteriza por su no-indiferencia, cualidad, polaridad y je rarqua( 2 ) .

    Las indagaciones que se han llevado a cabo, sobre el valor, han sido varias y dismiles y van desde aquellas posturas que slo ven el valor sensaciones de placer o desgrado, hasta aquellas otras que los objetivizan y les otorgan con-sistencia propia con entidad similar a

    ( z ) Manuel Garca Morente, ob. cit , png. 370.

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  • las ideas platnicas ( : l). Pero ello no hace a nuestro tema; slo hemos que-rido expresar a esta altura de nuestra indagacin este carcter esencial que tiene el objeto cultural, es decir su de-ferencia al valor.

    Si volvemos ahora, a nuestra expli-cacin de las conductas polticas, cortio aquellas actitudes sociales encaminadas a la obtencin del poder, podremos comprobar que tal explicacin no se adeca a la definicin de objeto cultu-ral que habamos dado, ya que esa es-tructura que constituye el hacer polti-co, como conjunto de conductas socia-les unitariamente vinculadas, carece c/e vna referencia al valor pues poder rio es un valor, por lo menos dentro del somero concepto que hemos explicado.

    Ese hecho social, ese conjunto ce conductas humanas, que como elemen-tos de una estructura se alinean den-tro de un objeto cultural, tiene necesa-riamente una referencia al valor, so pb-na de no llegar a ser objeto cultural y

    ( : !) Alfredo Stern, Filosofa de os Valores, Con-,, paa General Fabril Editora, Bs. Aires, pg. 17.

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  • por lo tanto, sin poder llegar a ser ob-jeto de xina ciencia. Convencidos en cambio de la existencia clara y termi-nante de tal objeto, y de sus posibilida-des de explicacin, se nos presenta tam-bin como claro y terminante el valor referido en la estructura y creemos que tal valor slo puede ser el valor orden.

    Tal afirmacin, que probablemente ser impugnada "ab-initio" por los mu-chos que hacen rondar la poltica a tra-vs del poder, exige alguna explicacin. Hemos dicho que valor es aquella cuali-dad de las cosas que las torna no-indi-ferentes, otorgndoles polaridad y je-rarqua, y valor, es adems la referen-cia imprescindible que caracteriza a to-do objeto cultural. Es pues esencial pa-la otorgar a una estructura la calidad de objeto cultural y hacerla pasible de un estudio sistemtico, el develar su va-lor, esa cualidad que lo torna no-indife-rente frente al observador. Ante una estructura de contenido humano; ante un conjunto de conductas que como elementos vinculados se fundamentan en una sitematizacin comn, encon-

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  • tramos su referencia al valor, siendo ese valor, el valor orden.

    Pero insistimos en nuestro interro-gante es el valor orden la referencia de sentido a la estructura de convivencia? Centremos nuestra atencin en el OR-DEN. A qu llamamos orden? Pode-mos dar varias definiciones; entre ellas nos parece la ms simple: "Disposicio-nes metdicas de las cosas, regularmen-te clasificadas o disposicin conectada y armoniosa de las cosas". San Agustn nos dice que el orden es como: "Una disposicin de cosas iguales y desigua-les que da a cada una su propio lugar". Ello nos permite afirmar como lgica-mente aceptable que, orden es la armo-niosa disposicin de las cosas dentro de una unidad de fundamentacin. Pero nos queda an por determinar, para no dejar lagunas en nuestra corriente de coherencia razonable, qu es armona, sustantivo del que deriva "armoniosa". Ya Platn la defini como el principio de una sociedad compuesta de diferen-tes tipos de hombres que se han unido bajo el impulso de sus necesidades re-

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  • cprocas y que, por su combinacin en una sociedad y su concentracin en sus diversas funciones, han constituido un todo que es perfecto; y la identific con la justicia, a la que acepta como el dar a cada uno lo suyo, porque lo suyo de cada uno, consiste en que se lo trate como lo que es, segn su capacidad y preparacin; en tanto que lo que l de-be a la sociedad es la realizacin hones-ta de las tareas requeridas por el puesto que en ella se le ha atribuido.

    Nos queda as, como resultado de es-te razonamiento, que el orden, valor de referencia de objetos culturales deter-minados, puede identificarse con la ar-moniosa disposicin de las cosas segn su jerarqua, disposicin que vigente y existente, caracteriza al status de jus-ticia al que tienen en definitiva la con-vivencia. P 6

    Volvamos a nuestro punto de parti-da; la estructura cristalizada en un con-junto de conductas humanas toma sen-tido de objeto cultural cuando apunta a la realizacin de un valor, y este valor orden es el que califica al hecho cultu-

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  • ral as estructurado, como hecho y ob-jeto poltico. La realizacin del valor orden, que caracteriza al hecho poltico, podr ser exitosa o no; podr estar en desarrollo y t ratar de alcanzar su m-xima concresin; podr estar cerca o le-jos de la meta, pero lo que es indudable es que la comunidad humana, cual-quier comunidad humana que natural-mente convive en grupos, realiza o tra-ta de realizar ese orden que asegure la convivencia. El orden, como disposicin armoniosa entre los elementos de la es-tructura, podr tener diversas configu-raciones; tantas como ideas de la justi-cia puedan ser sustentadas entre los que participan en l, y tienen capacidad pa-ra imponerla, pero ello no modifica en absoluto nuestro razonamiento y con-clusin. Sea un orden liberal, totalita-rio, comunista, democrtico, absolutis-ta o simplemente desptico, el grupo di-rigente lo expresa como orden y el he-cho poltico siempre estar presente como estructura de sentido, es decir con referencia al valor orden.

    Podemos ahora preguntarnos nue-

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  • vamente :estas conductas polticas son objetos culturales? Creemos que s pues tienen un sustento fsico: el grupo de hombres, el prebiscito, el local del par-tido, etc. y una significacin o represen-tacin, es decir una referencia a un va-lor. Tenemos pues frente a nosotros un objeto cultural que llamamos "CON-DUCTA P O L T I C A " y que puede ser tra-tado cientficamente segn las normas que ya conocemos. La ciencia que es-tudia este objeto de conocimiento pue-de llamarse "ciencia poltica" Y si nos preguntamos ahora qu es poltica, ya podemos contestarnos con cierta certe-za: La Poltica es el conjunto de acti-tudes sociales referidas o vinculadas al orden de convivencia y CIENCIA P O L -TICA, la ciencia que estudia tales acti-tudes.

    Pero con esto no ha terminado nues-tro deseo de adera r conceptos. Las acti-tudes polticas se dan en los grupos y al objetivarse en sistemas de control han estructurado su propio medio de actuacin que es el Estado. Nos encon-tramos ac frente a otro objeto cultu-

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  • ral, perfectamente sistematizado en una fundamentacin unitaria y con un sentido de orden claramente sealado. Y ste nuevo objeto cultural tambin es objeto de conocimiento de la ciencia cia poltica. Si ahondamos en nuestros anlisis, podemos observar que la for-ma de control social que identificamos como Estado, se esquematiza en nor-mas que dan permanencia al sistema, normas que tienen la caractersticas de ser constitucionales. Tal conjunto de normas, completan un nuevo objeto de conocimento de la ciencia poltica. Y finalmente ocurre, como ya lo hemos sealado, que la conducta humana obje-tivadas en forma de control social y es-quematizada en normas constituciona-les ocurre en el tiempo, est hecha de historiales historia misma y la obser-vacin integral del fenmeno nos exige, verlo as, en su funcionalidad temporal, cambiante en sus estructuras, siempre transformndose y evolucionando en s mismo, pero siempre idntico como per-manente estructura de valor.

    No obstante esos varios aspectos se-

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  • alados nos damos cuenta que lo que hemos observado e identificado como distintos objetos culturales y objetos de conocimiento (conductas, Estado, normas constitucionales), son slo as-pectos de una entidad mucho ms com-pleja, pero unitaria en su sistematiza-cin, coherentemente articulada pero verdaderamente inescindible y por so-bre todas las cosas, nica no obstante la multiplicidad de sus expresiones. No es ni el Estado, ni las conductas pol-ticas, ni las normas constitucionales; es todo ello y mucho ms. Nos atrevemos a describirlo como a un sector de la realidad social, caracterizado por un ha-cer humano, sometido al control de la estructura normativa, que se modifica en el tiempo. Tal descripcin, aunque demasiado amplia, caracteriza en gene-ral el objeto poltico que intentbamos perfilar; para especificarlo podemos de-cir que el objeto de la ciencia poltica es el sector de la realidad social, carac-terizado por un hacer humano referido al orden y sometido al control de una estructura estadual, organizada por

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  • normas que se transforman en el tiem-po.

    En esta definicin ha quedado im-plcita la circunstancia de que el orden se logra a travs del ejercicio del poder, referencia que precisamente la hemos dejado implcita por ser tal elemento de conducta slo instrumental, como ya lo hemos explicado. Por otra parte, la sumisin al control del Estado no podra ser efectiva sin el poder de esa estructura.

    ste es el objeto de conocimiento de la ciencia poltica, un saber intersubje-t vamente transmisible que incluye la explicacin acabada o teora de todos sus aspectos; vale decir, una explica-cin de las acciones o conductas polti-cas, del Estado, de la Constitucin y de la Historia de las Ideas e Instituciones polticas.

    Nos interesa analizar la definicin que damos sobre ciencia poltica, ya que difiere de las que nos ofrece el re-pertorio de estudios y textos de la ma-teria, y en lo posible justificar su enun-ciacin.

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  • Su objeto, decimos, es un objeto cul-tural : un sector de la realidad social, pero de esta forma, si bien sealamos el gnero, no precisamos su especie. Ese sector de la realidad social, ho*es cual-quiera, sino aquel especificado y cons-tituido por as conductas humanas, vin-culadas, dirigidas y referidas al orden de convivencia, pero que se desenvuel-ven no de cualquier manera, sirio some-tidas al control de una estructura que las enmarca que llamarnos Estado, or-ganizada por normas^ permeacl de his-toricidad. Nuestra ciencia poltica tiene por o tanto un objeto: el objeto pol-tico, o sintticamente lo poltico, que es ese objeto cultural as definido.

    Es importante ahora analizar el ob-jeto que decimos cultural, y verificar si cumple las condiciones que en el estu-dio previo habamos asignado a dicho tipo de objetos. Veamos; decimos que el objeto cultural debe presentar tres dimensiones:

    1) Un sustento fsico; En nuestro caso el sustento existe: hombres que

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  • actan en un territorio determinado, fo-lletos escritos que se llaman constitu-ciones, leyes, etc.

    2)- Una funcin representativa: Hombres reunidos en asamblea delibe-rativa, fuerzas armadas; disposiciones que se cumplen, etc.

    3 )> Sentido de lo representado: Re-ferencia permanente al orden: asam-blea deliberativa que dispone un orden de convivencia, fuerzas armadas que hacen cumplir lo ordenado, hombres que obedecen y se someten a tal orden o pretenden luchar para imponer otros.

    Estamos as entonces plenamente frente a un objeto cultural, y en la se-guridad de haber encontrado un objeto de conocimiento, claro y bien perfilado, cabe aplicar a l, para llegar a su cono-cimiento, las reglas del saber cientfico que hemos establecido al comienzo.

    Pero antes de seguir adelante que-remos insistir que en nuestra defini-cin, el objeto cultural poltico com-prende y totaliza una estructura de sentido ms amplia que el Estado. Lo

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  • poltico comprende el quehacer polti-co, que se mueve en la organizacin es-tadual, constitucionalmente establecido y obviamente saturada de historia. Es as entonces que la ciencia poltica, que trata de lo poltico, que es su objeto propio, objeto de compleja estructura, en razn de sus diversos elementos, puede ser tericamente desgajado y analizado en forma separada de acuer-do a la especfica entidad de cada ele-mento. As, su elemento primigneo, la conducta poltica, esa conducta refe-rida al orden y encaminada a lograrlo, realizarlo y mantenerlo, puede ser es-tudiada por la teora del comporta-miento poltico o sociologa poltica. El sistema de control que enmarca tal conducta, constituido por la organi-zacin que llamamos Estado, es estu-diado en detalle por la teora del Es-tado; en igual forma la norma que lo consolida ser materia de la teora constitucional. Y finalmente, su propia historicidad debe ser tratada por el es-tudio de las instituciones e ideas polti-cas. A esta altura de nuestra exposicin,

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  • podr decrsenos que no postulamos una ciencia poltica, sino varias cien-cias polticas, pero no es se nuestro punto de vista; la entidad poltica, o sea lo poltico, es un objeto unitario que exige un enfoque unitario tambin, pero su complejidad estructural no des-carta el estudio detenido de elemento por elemento. Y por ello hemos utiliza-do la palabra ciencia para sealar el conocimiento del objeto real, y teora para indicar la explicacin de sus par-tes integrantes .

    Esta postura nos aleja del concepto establecido en la reunin de especia-listas en la sede de la U N E S C O , en sep-tiembre de 1948, del que pareciera des-prenderse que no hay un objeto nico, propio del conocimiento de la ciencia poltica ( 8 ) .

    (4) Antonio Carro Martnez, Introduccin a la Ciencia Poltica, Instituto de Estudios Polticos, Ma-drid, 1957, pg. 102.

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  • C A P T U L O IV

    CONFIRMACIN D E H I P T E S I S

    A travs de nuestro razonamiento anterior hemos arribado a la siguiente conclusin: la ciencia poltica tiene su objeto propio de conocimiento, un ob-jeto cultural que lo hemos definido co-mo el sector de la realidad social, ca-racterizado por un quehacer humano referido al orden, y sometido al con-trol de una estructura estadual, orga-nizado por normas, que se transforman en el tiempo.

    Este objeto es un objeto cultural, y a fin de verificar su condicin de tal y comprobar si realmente es un "obje-to" que puede ser objeto de conoci-miento, intentaremos, aunque en for-

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  • ma muy superficial, tratarlo con el m-todo que exige el conocimiento cient-fico, al que nos hemos referido al co-mienzo de esta exposicin. Nos hace-mos cargo de las crticas que da y ha dado lugar al considerar al hecho cul-tural en general, es decir, social, un hecho de conocimiento, pero aun cono-ciendo las dificultades que su trata-miento implica, no podemos dejar de aceptar que puede ser conocido a tra-vs de algn mtodo cientfico ( a) . Aclaramos adems que la siguiente confrontacin no significa establecer mtodos para llegar a nuestro conoci-miento poltico, lo que no es tema de este trabajo. Simplemente intentare-mos comprobar si nuestro "objeto" re-siste la prueba de ser tratado como ob-jeto de conocimiento. Repetimos: so-bre este punto queremos ser muy cla-ros; no analizamos, no indagamos sobre

    (3) Claude Levi Strauss, "Criterio cientfico en las disciplinas sociales y humanas", en Aproximacin ni Estructurasmo, Editorial Galena, 1968, pgs. 57 y sigs. y 83 y sigs. Tambin Jos E. Miguenz, La Sociologa como ciencia positiva, Editorial Ciudad y Espritu, 1960, pgs. 29 y sigs.

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  • el problema del "mtodo" en la ciencia poltica, pues ello no es tema de nues-tro trabajo, slo pretendemos compro-bar si nuestro "objeto" es posible te-nerlo como "objeto de conocimiento" a tenor de las reglas cientficas generales que hemos expuesto en el captulo I.

    Para ello volquemos otra vez, inge-nuamente, sobre el sector de la reali-dad que nos rodea y que acta con re-ferencia al orden, y apliqumosle las reglas conocidas.

    1); PLANTEO DEL PROBLEMA

    a) Reconocimiento de los hechos: Existen indudablemente hechos a los

    que llamamos polticos; hay estados, gobieros, formas de eleccin y de deci-sin, campaas polticas, inquietud ge-neral por vivir en orden, en realizar lo que cada grupo entiende por justicia. Tales hechos surgen de una clasifica-cin preliminar consistente en catalo-gar a todas las actitudes sociales, obje-tivadas o fugaces, que estn de una u otra manera referidas a la convivencia

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  • ordenada. As, los Estados se nos pre-sentan como las estructuras de control social, establecidas expresamente para mantener la cohesin ordenada en el grupo social; el gobierno, como el r-gano del poder, mantiene la vigencia del orden. Los hechos que reconocemos como elementos primeros de nuestra observacin, son por lo tanto determi-nados tipos de conductas humanas, ac-tuando siempre en referencia al poder para obtener un orden, pero regulados por la estructura de control que man-tiene as al grupo funcionando cohe-rentemente.

    b ) , Descubrimiento del problema: Los hechos as observados se nos

    muestran pasibles de una sistematiza-cin, ya que pareciera que los mismos obedecen en forma reiterada a perma-nentes directivas que los canalizan den-tro de un sistema objetivo y verificable. Hay siempre conductas que pretenden acceder al poder, y en l, desarrollarlo para realizar un orden de convivencia. Hay conductas uniformes: los hombres

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  • que se renen en grupos llamados par-tidos polticos; hay movimientos o sim-plemente facciones, que intentan aquel apoderamiento; y tambin individuos que una vez en el poder, se sirven de l para imponer un orden de conviven-cia. Esta regularidad de conductas, que adems se mueven dentro de un siste-ma que los contrasta, se nos aparece como muy estable y nos indica la po-sibilidad de sistematizarlos y aprehen-der estos hechos.

    c) Formulacin del problema: Ante los hechos as descubiertos,

    podemos hacer de ellos el objeto de un conocimiento sistemtico? Pode-mos llegar a descubrirlos como a una regin, con sentido autnomo de la rea-lidad, y luego intentar buscar sus leyes de produccin y desplazamiento? Ante el problema, afirmamos esta hiptesis de trabajo: la regin de la realidad cul-tural, que nos interesa, puede ser ob-jeto de conocimiento, y como tal pode-mos descubrir su esencia propia y su modo de exteriorizarse.

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  • 2 ) CONSTRUCCIN DEL MODELO TERICO

    a) Celeccin de os factores perti-nentes:

    Estrechemos nuestra mirada sobre el hecho de la convivencia. Esta convi-vencia no se da de cualquier manera; siempre es una convivencia ordenada, vale decir que los distintos individuos mantienen relaciones entre s, sujetas o canalizadas segn un ordenamiento que exige de dichas conductas -en cierto plano sean casi similares. Pe-ro este ordenamiento en las conductas, este obligar a que los integrantes del grupo se comporten en una determina-da manera, est impuesto coactiva-mente por un poder. Ahora bien, el po-der es el instrumento del ordenamiento y dentro de aquel cmulo de conductas sociales hay muchas de ellas encami-nadas a obtener ese poder, como ele-mento insustituible para imponer una orden. Vemos tambin que los que lo-grando obtener el poder, lo utilizan para realizar el orden que haban pre-

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  • visto e incluso vemos conductas que reaccionan frente a las imposiciones del poder, tratando de obtenerlo, por su parte, para realizar su propio orden. Pero todo este trnsito de modos de actuar los vemos realizarse dentro de un conjunto organizado, de un conjun-to que controla que la forma de actua-cin sea coherente y tendida a sus fi-nes, todo regulado por usos, estructuras o normas.

    Estamos as en poder de elementos que nos permiten acuar un cuadro es-table, que nos simplifiquen y esquema-ticen la realidad que hemos descubierto.

    b) Invencin de las hiptesis cen-trales:

    Veamos el cuadro esquemtico que la realidad descubierta nos presenta.

    Los distintos elementos de esa reali-dad: conductas encaminadas a lograr el poder para realizar un orden; con-ductas que se cien a una pauta de ac-tuacin impuesta por el poder existen-te; conductas que actan dentro de la organizacin que el mismo poder im-

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  • pone; una organizacin sometida a nor-mas; todo, nos indica la existencia de una estructura, vale decir, de varios elementos que convergen todos en una fundamentacin unitaria, pero que, co-mo hechos por el hombre, estn enca-minados a algo, a adquirir algo, a reali-zar algo, es decir, tienen valor, estn referidos al valor. sta es nuestra hip-tesis central, que trataremos de veri-ficar.

    c) Traduccin matemtica: Aunque es difcil colocar en trmi-

    nos de lgica matemtica la expresin del objeto investigado, por ser de tipo cultural, no posible de formulacin cuantitativa, las modernas tcnicas de investigacin estadstica nos permiten elaborar un catlogo de hechos del mundo poltico que se prestan a la me-dicin y que presentan datos de sumo inters para averiguar la proyeccin del hecho.

    ( 2) Eduardo Gionlandini, Mntemlicas y ciencia poltica, Ed. Abeledo-Perrot, 1966.

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  • 3 ) D E D U C C I N DE CONSECUENCIAS P A R T I C U L A R E S

    a ) Bsqueda de soportes racionales; Las conductas observadas, reiterada-

    mente ocurrentes en los agrupamientos sociales conocidos, se encaminan a rea-lizar un valor, como ocurre en la reali-zacin de todo acto cultural, y el valor que se pretende realizar alcanzando primero el poder y despus sirvindose de l para realizarlo, es ei valor orden, o sea el valor que califica a la convi-vencia como armnica, presta siempre a exigir la ubicacin integral del hom-bre en el lugar adecuado a su total rea-lizacin. Racionalmente aceptamos tal hecho y lo explicamos, fundados en los conceptos que ya hemos establecido para el hacer del hombre, es decir, para el mbito cultural.

    b ) Soportes empricos: Los encontramos en una realidad

    que es mensurable y fcilmente verifi-cable con la utilizacin de tcnicas ade-

    75

  • cuadas y provistas por la ciencia mo-derna de investigacin, como ya lo he-mos indicado.

    4)- P R U E B A P E H I P T E S I S En ciencias culturales como la nues-

    tra, la prueba de las hiptesis no cabe dentro de los trminos en la experi-mentacin. Slo la utilizacin de la comprensin histrica y los mtodos modernos de sociometra, adecuada al fin perseguido pueden comprobar nues-tra hiptesis de trabajo.

    5>j C O N C L U S I O N E S La hiptesis de trabajo que nos ha-

    bamos propuesto investigar ha sido confirmada. Disponemos de un objeto cultural apto para ser t ratado cientfi-camente y que justifica, por lo tanto, la existencia de una ciencia que lo tiene como objeto propio de su conocimiento.

    Insistimos en que la comprobacin anterior slo nos ha servido para com-probar que nuestro objeto puede ser tal, y puede ser t ratado cientficamente

    76

  • como objeto de conocimiento. Ello no quiere decir que tal mtodo deba ser el adecuado para llegar a conocer su nti-ma consistencias; ya que por ser nues-tro objeto un objeto cultural, debemos acceder a l, adems, con un saber de comprensin, de captacin de los con-tenidos espirituales corporizados en ios entes que investigamos (8).

    ( ' ) Williem Dilthey, Introduccin n Ins Ciencias del Espritu, Revstn de Occ'tdento, Madrid, pg. 4.

    77

  • C A P T U L O V

    DIVERSAS CONCEPCIONES SOBRE EL " O B J E T O

    POLTICO"

    Hemos llegado a establecer un ob-jeto de conocimiento para la ciencia poltica y justificar nuestra hiptesis inicial de que la ciencia poltica tiene un objeto propio de tipo cultural que lo definimos como: "El sector de la rea-lidad social, caracterizado por un hacer humano referido al orden de conviven-cia, sometido al control de una estruc-tura estadual, organizado por normas que se transforman en el tiempo".

    Pero este objeto de la ciencia pol-tica no ha sido ni es aceptado por todos los autores que se dedican a la obser-

    79

  • vacin de "lo poltico". Si descontamos a aquellos que han visto como objeto de la ciencia poltica al Estado, con-cepto ya perimido por su estrechez ob-jetiva, observamos que casi todos los actuales cientficos de la poltica hacen residir el objeto de su conocimiento en un sector de la realidad social caracte-rizada por su vinculacin con el poder. Se ntegra as el objeto con el conjunto de conductas referidas, dirigidas, vin-culadas o realizadoras del poder, to-mando al Poder, es decir, al Poder del Estado, como ncleo central del objeto a conocer. Pero establecer dicha pre-eminencia, a nuestro entender, ha sig-nificado no haber llegado al fondo de la cuestin, por cuanto la indagacin ha quedado a medio camino, deslum-hrados ante la contundencia del instru-mento de que se valan las conductas humanas para asegurar la convivencia. Es indudable que el Poder constituye un elemento sobresaliente en esta es-tructura cultural que es la regin de la realidad donde se dan las conductas or-denadas, pero fundamental e impres-

    80

  • cindiblemente como es, no llega a ser la esencia del valor a realizar en la es-tructura, valor que se hace identifica-ble como el valor orden.

    Creemos haber sido coherentes en nuestro razonamiento; buscamos como objeto de nuestro conocimiento nada ms que eso: "un objeto", y seguida-mente hemos descubierto que dentro de la clasificacin que hemos hecho so-bre los distintos tipos de objetos que se dan en la realidad, el objeto de nues-tro conocimiento poltico, no puede ser ms que un "objeto cultural". Y qu son ios objetos cufturaesi7 Fues nada ms que estructuras de sentido, o sea estructuras con referencia a un valor, y el nico valor que puede ser aceptado en una estructura de convivencia social es el valor orden. El "orden" rene las condiciones de: no-indiferencia, polari-dad y jerarqua, que le otorgan el ca-rcter de "valor", con lo que nuestro objeto cultural queda totalmente inte-grado.

    Veamos en cambio el elemento "Po-der". Qu es el "poder"? Se lo ha defk

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  • nido como una "voluntad", o una "ener-ga", o una "fuerza jurdica", o una "po-tencia tica o espiritual", o como una re-lacin de mando y obediencia, concep-tos todos que indudablemente pueden ser objetos de un conocimiento psicol-gico, jurdico, etc., pero nunca objetos que definen un "objeto cultural". El po-der no es un valor que d sentido a una estructura cultural, y si no lo es, nunca puede tenrselo como elemento deter-minante del obpto cultural, por lo me-nos como lo hemos definido. Induda-blemente que es un elemento esencial de la estructura; ms, podramos decir que hace al orden, como presupuesto instrumental, pero nunca llega a ser la referencia al sentido de la estructura, estructura que slo adquiere entidad cultural en la medida que realiza un valor, en este caso, el orden.

    Nos anticipamos a reconocer que nuestra afirmacin, este nuevo enfoque que le damos al objeto de la ciencia poltica, ser criticado por los que vean en el Poder el motivo del hecho pol-tico, pero tambin afirmamos estar con-

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  • vencidos que la estructura lgica que hemos propuesto al indigar sobre nues-tro tema nos ha llevado a una conclu-sin que nos parece irrebatible. El ob-jeto de la ciencia poltica no tiene corho centro el poder, sino la convivencia o7-denada, convivencia que obviamente debe ser dirigida por un poder, pero cuya esencia es el orden.

    A continuacin damos algunas defi-niciones que afirman que el objeto del conocimiento poltico es el poder:

    W I L L I A M R O B S O N : "La enseanza universitaria en las ciencias sociales; ciencia poltica", Unin Panamericana, 1961 .

    "La' ciencia poltica consiste en estu-diar la naturaleza, los fundamentos, B ejercicio, los objetivos y los efectos dt?l Poder en la sociedad".

    G E O R G E E. C A T L I N S "La teora d e la Poltica", Instituto de Estudios Pol-ticos, Madrid, 1962.

    "Fenmenos que constituyen la lu-cha por el poder".

    83

  • J E A M E Y N A U D : ; "Introduccin a la Ciencia Poltica", Tecns, Madrid, 1959.

    "Conjunto de actos inspirados, in-sultantes o implicados en la actuacin de la estructura de actividad en la adopcin de d e c i s i o n e s imperativas, siendo: Estructura de actividad con-junto de procesos multiformes por ios que los miembros de una comunidad se ven obligados a adoptar una conduc-ta que est de acuerdo con las normas e ideas colectivas".

    M A X W E B E R C "Economa y Socie-dad", Fondo de Cultura Econmica", 1964.

    "Exaltacin hacia la participacin &n el poder o en la influencia sobre su di-visin, sea entre Estado, o sea en el interior de un Estado entre los grupos humanos que encierra".

    R A Y M U N D O A R N : "Introduccin a la filosofa de la Historia", 1938.

    "Poltica es el estudio de las relaciC-nes de la autoridad entre los individuos

    84

  • y los grupos, de la jerarqua de poderes que se establecen en el interior de to-das las comunidades menores y com-plejas".

    M A U R I C E D U V E R G E R : "Mtodo de las ciencias sociales", Airel, Barcelona, 1962.

    "Ciencia de los fenmenos de auto-ridad o ciencia del poder".

    G E O R G E S B O U R D E U : "Mtodo de la ciencia poltica", De Palma, Bs. Aires, 1964.

    "Relaciones de autoridad y obedien-cia y los efectos de stos sobre el com-portamiento de los hombres para lle-gar a una explicacin coherente e inte-ligible de la estructura y el dinamismo de las sociedades polticas".

    V E R M O N VAN D Y K E : "Ciencia pol-tica; un anlisis filosfico", Tecns, Ma-drid, 1962.

    "Poltica es la actividad que ocurre entre grupos, que operan en base a los deseos compartidos, siendo su rasgo

    85

  • fundamental la pugna entre los secto-res para realizar sus deseos en cuestio-ne de poltica y organizacin en grupo contra las oposiciones de otros cuyos deseos son contrapuestos. Pugna entre actores que persiguen deseos encontra-dos en cuestiones pblicas".

    B. D E J O U V E N E L : "Teora pura de la Poltica", Revista de Occidente, Ma-drid, 1965.

    "Poltica: esfuerzo sistemtico, lle-vado a cabo en cualquier parcela del mbito social, para mover a otros hom-bres en pos de algn proyecto deseado por el promotor del mismo".

    C A R L O S S. F A Y T : "Derecho polti-co", Abeledo-Perrot, 1964.

    "Estudio de la organizacin y go-bierno de las comunidades humanas; procura el conocimiento sistemtico del poder y su institucionalizacin en el Estado".

    M A R C E L P R E L O T : "La Ciencia Po-ltica", EUDEBA, 1961.

    86

  • "Ante la fuerza existente en una so-ciedad dada, examina su estructura, analiza su ideologa, sigue su ascenso hacia el poder estatal, descubre su xito o su fracaso, tiene en cuenta la dispo-sicin entre el poder y las fuerzas que se oponen, comprueba el eclipse de las fuerzas antiguas y analiza la ascensin al primer plano de las fuerzas nuevas".

    H C T O R R O D O L F O O R L A N D I : "La Teora de la Revolucin", La Plata, 1966.

    "Conocimiento verificable y trans-misible intersubjetivamente del objeto poder".

    Como puede advertirse, en todas las definiciones transcriptas, el Poder cam-pea como elemento esencial, pero no obstante su nmero, y la eminente ca-lidad de estos pensadores que susten-tan tales tesis, por las razones que he-mos expuesto no compartimos tales conceptos, que pretenden caracterizar al objeto de la ciencia poltica. Pero de-bemos observar adems, que en todas

    87

  • las definiciones aparecen como trasfon-do del poder actuante, el orden que debe imponer dicho poder. En Car-los S. Fayt , por ejemplo, encontramos an ms acentuada esa referencia al or-den no obstante postular en toda su obra la presencia del Poder como ele-mento fundamental del hacer poltico. En la pgina 375 de su obra leemos:

    En sentido material, la Constitucin se nos presenta como el orden concreto dentro del cual actan las fuerzas so-ciales, como una forma de vida o siste-ma de relaciones a travs del cual se realiza la efectividad del obrar huma-no". Y poco antes, en la pgina 373 , se lee: "La Constitucin es la ley primera, fundamental y suprema de la organiza-cin poltica. Se nos presenta como re-sultado y ordenamiento de los factores reales de poder, conjugando tres ele-mentos esenciales: los derechos indivi-duales y sociales y sus defensas direc-tas e indirectas; un gobierno y su orga-nizacin; y los fines y los medios del gobierno instituido. Estos elementos se vinculan por relaciones de finalidad

    88

  • imponiendo un orden determinado". De ambos textos surge claramente la esen-cial referencia al orden que se hace al t ra tar sobre un hecho poltico.

    Hemos encontrado, sin embargo, dos autores con los que concordamos, pues entienden como nosotros que la esencia de la poltica es el orden y no el poder.

    Luis Snchez Agesta, en su "Princi-pios de Teora Poltica" escribe (pgi-na X X I ) : "La actividad poltica como actividad ordenadora de la sociedad es el concepto central que ha de iluminar todos los problemas y que es decisivo desde el punto de vista metdico", sien-do el objeto de la Ciencia Poltica "el orden vinculante de la convivencia, me-diante la organizacin de un poder al servicio del bien pblico, orden que se constituye como sedimento objetivo de la accin poltica". Ms adelante seala que (pg. 2) "comunidad poltica es aquella en la que se desenvuelve un proceso de acciones de las que resulta un orden vinculante de convivencia", y finalmente define a la actividad pol-tica como (pg. 14) "el proceso de ac-

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  • ciones cuyo contenido no est regulado y participan en las decisiones que se proyectan sobre el orden vinculante de la convivencia para constituirlo, desen-volverlo, modificarlo, defenderlo o des-truirlo". Esta definicin indudable-mente concuerda con nuestro punto de vista.

    En forma afn al concepto desarro-llado, define Juan Francisco Linares a la poltica, como objeto de su conoci-miento, en su obra "Poltica y Comu-nidad", como "conducta humana de cooperacin integradora, en la organi-zacin, direccin y ejecucin de una empresa comunitaria total". Empresa comunitaria que indudablemente tien-de a realizar el orden (pg. 81) .

    Estas conclusiones y nuestros pro-pios razonamientos nos mueven a acep-tar como cierto y justificado al objeto de la ciencia poltica como el objeto cultural descripto.

    Queda an por establecer qu tipo de ciencia es la que nos ocupa. Al co-mienzo clasificamos a las ciencias co-

    90

  • mo ciencias de conocimiento, normati-vas o tcnicas. El objeto de la ciencia poltica y su tratamiento cientfico, nos obliga a concluir que la ciencia poltica es simple y solamente una ciencia pura o de conocimiento, quedando as des-cartado lo que puede haber en ella de valorativo o normativo. Siguiendo a Ar-nold Brecht (*) creemos que existe una cesura lgica entre el ser y el deber ser, por lo que del ser del hecho poltico no podemos establecer "cmo debe ser" el mismo. De la convivencia ordenada observada no podemos deducir cmo debe ser la ptima convivencia orde-nada, pero tal imposibilidad de sacar conclusiones lgicas entre el ser y el deber ser, no esteriliza la ciencia de conocimiento, ni desecha el estudio del hecho poltico. Saber cmo se ordena la convivencia es el primer y funda-mental paso para llegar a determinar cmo podra ordenrsela para alcanzar un orden paradigmtico, pero ello no significa deducir el deber ser, del ser,

    ( ' ) Arnaldt Brecht, Teora Poltica, Ed. Depnl-ma, 1963.

    9 1

  • sino simplemente conocer el ser, para establecer, desde l, las posibilidades de un nuevo ser, de un deber ser. Este nuevo ser apetecible y tratado de rea-lizar, no surge como resultante de la inferencia lgica entre dos trminos, un antecedente y un consecuente, sino co-mo nueva estructura a conformar, fun-dada en las posibilidades que nos brin-da el ser conocido. El deber ser de la convivencia ordenada, fundado en las posibilidades que nos brinda su ser, po-demos programar un alcanzable y razo-nable deber ser. Como puede advertir-se, si bien del conocimiento del ser de la convivencia ordenada no puede de-ducirse su deber ser, es indudable que el conocimiento amplio, total y profun-do del ser de esa convivencia nos re-sulta imprescindible para posibilitar la programacin de un deber ser. La cien-cia poltica entonces, como lo entende-mos, como ciencia pura o de conoci-miento, si bien no nos habilita para de-ducir el deber ser de la convivencia, nos es imprescindible e ineludible para programar un razonable deber ser. Por

    92

  • cierto que la programacin del deber ser, su proyecto existencial y su meta ideal, son temas de disciplinas de gran jerarqua intelectual y cultural, tales como la filosofa poltica, las doctrinas polticas o las ideologas polticas; pero stas no son ya la ciencia de hechos autnticamente objetivos, como es la ciencia poltica, segn la entendemos y creemos haberlo demostrado en este su-mario trabajo.

    Slo una observacin ms queremos sumar a los razonamientos expuestos; el que utilicemos como elemento deter-minante de una estructura de conoci-miento el valor, no significa que nues-tra ciencia es valorativa. Una vez in-cluido el valor, como elemento de la estructura cultural, toda ella, con to-dos sus elementos incluido ese valor, se torna objetivamente en objeto de co-nocimiento, que aparece y queda deve-lado como tal, con el tratamiento cien-tfico y adecuado a sus peculiaridades impone cualquier objeto de la realidad.

    Las conclusiones que creemos haber obtenido de esta secuencia coherente de

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  • juicios, son las siguientes: C IENCIA P O -L T I C A : ciencia cultural, de hechos per-fectamente determinables, pura o de conocimiento y cuyo objeto es: "Sector de la realidad social caracterizado por un hacer humano referido al orden de convivencia total, sometido al control de una estructura estadual, organizado por normas, que se transformen en el tiempo".

    {TEORA P O L T I C A : Conjunto siste-mtico de proposiciones consistentes en hiptesis y leyes vinculadas entre s, que t ra tan de explicar en forma inte-gral uno de los hechos parciales que integran el hecho poltico total. Tene-mos as entonces, una teora de los actos polticos; una teora del estado, una teora de constitucin y una teora de la historia de las ideas e instituciones polticas.

    Y a continuacin, y al solo efec-to de establecer sus diferencias con lo que destacamos an ms el claro con-cepto de "ciencia poltica", establece-

    94

  • mos las definiciones siguientes que, aun-que no han sido objeto de anlisis y consideracin previa, las estimamos co-rrectas :

    I D E O L O G A P O L T I C A : Esquema ideal que conjuga en una entidad tipo, los distintos elementos que pueden acu-arse para configurar un orden de con-vivencia. No integra la ciencia poltica.

    DOCTRINA POLTICA:. Conjunto de principios, proyectos y normas a efec-tivizar para poner en prctica una ideo-loga poltica. No integra la ciencia po-ltica.

    RGIMEN POLTICO: Doctrina pol-tica puesta en ejecucin en una deter-minada comunidad estadual. No inte-gra la ciencia poltica. Pasa a ser objeto de conocimiento de la ciencia poltica en la medida en que se convierte efec-tividad humana referida a un orden dentro de una estructura estadual y organizada por normas jurdicas.

    95

  • BIBLIOGRAFA

    Aclaracin: La bibliografa utilizada para informarnos sobre los temas expuestos, es la que reseamos a continuacin. Hemos trata-do, al redactar el trabajo, ele que las frases ntegramente extradas de los textos ledos, quedaran identificadas por su autor, suscri-biendo la nota correspondiente. Pero en razn de una modalidad muy personal de reelabo-rar el tema, casi al correr de la pluma, es pro-bable que muchas ideas, frases y algn prra-fo ntegro haya podido haber sido transcrip-to sin sealar su origen o identificar al autor, por lo que desde ya formulamos nuestras ex-cusas y hacemos pblico nuestro agradeci-miento o todos los que, empeados en la ta-rea cultural de exponer nuevos hechos y dife-rentes enfoques sobre hechos ya conocidos, han contribuido a que pueda ver la luz este trabajo, al que estimamos como exposicin programtica para nuevas investigaciones.

    BUNGE, MARIO: La ciencia, su mtodo, su (i-losoa, Ed Siglo Veinte.

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  • ROMERO, FRANCISCO y PUCCIARELLI, EUGE-NIO: Lgica, Ed. Espasa Calpe.

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    MLLER, ALOYS: Introduccin a la Filosofa, . Ed. Espasa Calpe.

    DERISI, OCTAVIO: Filosofa de la cultura y de los valores, Ed. Emece.

    FRONDIZI, RISIERE: Qu son los valores?, Ed. Breviarios del Fondo de Cultura Eco-nmica.

    HUSSERL, EDMUNDO : Investigaciones Lgicas, Ed. Madrid.

    STERN, ALFREDO: Filosofa de los valores, Ed. Biblioteca de Filosofa de la Compa-a Fabril Financiera. La Filosofa de la historia y los valo-

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    DILTHEY, GUILLERMO: Introduccin a las ciencias del esritu, Ed. Revista de Occi-dente, Madrid.

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  • GIORLANDINI, EDUARDO: Matemticas y cien-cias polticas, Ed. Abeledo-Perrot

    KROEBER, A. L. -HALLOWEL, I . -BELAS, R.-MEAD, M.: Cultura y Sociedad, Ed. Libros bsicos.

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    MIGUENS, ENRIQUE JOS: La sociologa como ciencia positiva, Ed. Ciencia y espritu.

    LEVI-STRAUSS, CLAUDE: Aproximacin al Es-tructurlaismo, Ed. Galena.

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    BOURDEAU, GEORGES: Mtodo de la ciencia poltica, Ed. Depalma.

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    DUVERGER, MAURICE: Mtodo de a ciencia social, Ed. Demos Ariel.

    ESCOBAR, ZULEMA JULIA: Comportamiento Poltico, Ed. Perrot.

    FAYT, CARLOS S.: Derecho Poltico, Ed. Abe-ledo-Perrot.

    HELLER, HERNN: Teora del Estado, Ed. Fondo de Cultura Econmica.

    JOUVENEL BERTRAND DE: La teora pura de la poltica, Ed. Revista de Occidente, Ma-drid.

    LASKI, HAROLD: Introduccin a a poltica, Ed. Siglo Veinte.

    LINARES, JUAN FRANCISCO: Poltica y comu-nidad, Ed. Abeledo- Perrot

    LIPSET SEYMUR, MARTN: El hombre poltico, Ed. Eudeba.

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    ORLANDI, HCTOR RODOLFO: La teora de la revolucin, Ed. Sep. Anales de la Revista de la Universidad de La Plata.

    PRELOT, MARCEL: La ciencia poltica, Ed. Eudeba.

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    VERECKER, CHARLES: El desarrollo de la teo-ra poltica, Ed. Eudeba.

    VERNON VAN DYKE: Ciencia poltica, un an-lisis filosfico, Ed, Tecnos, Madrid.

    101

  • NDICE

    Pg. Introduccin 7 Captulo I

    Las ciencias y sus objetos 17 Captulo II

    Ciencias de la cultura , 33 Captulo III

    El hecho poltico 47 Captulo IV

    Confirmacin de hiptesis 67 Captulo V

    Diversas concepciones sobre el "obje-to poltico" 79

    Bibliografa 97

    .103

  • Este libro se termin de imprimir el 3 ele junio de 1969, en los Talleres "El Grfico / Impresores", Nicaragua -1.462, Tis. Aires.