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Atlántico : Revista de Cultura Contemporánea Num 28 1964

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CARTAS

ENCONTRE muy interesante el se mueve en la dirección opues- acabará con la hegemonía ame-número de Atlántico titulado ta, sabiendo como sabe que en ricana en aquel continente. ¿Adonde van los Estados Uni- las modernas sociedades tec- F.C. Queja - Lugo dos? Sobre todo, el artículo so- nológicas ya no se puede aten-bre la enseñanza. Los europeos der sólo a la formación del in- No entendemos a qué hege-solemos criticar los métodos telecto. Por lo tanto cabe es- monía se refiere el lector yu pedagógicos norteamericanos; perar que un día no lejano se que casi todos los países tie-sin embargo, cuando se trata de celebre la conjunción de estos nen vínculos con Hispanoamé-educar a las masas, no teñe- sistemas en un punto más o rica y el comercio europeo re­mos más remedio que buscar menos equidistante de ambos. presenta la tercera parte del soluciones en la otra orilla del total. Pero sean las cosas co-Atlántico. Por ello me gustó mo fueren, estamos convenci-leer que no sólo se ha elevado dos de que el Gobierno norte-el nivel medio de conocimien- americano vería con muy bue-tos sino que se está prestando QUISIERA llamar la atención nos ojos que se produjese allí mayor atención a las humani- de ustedes sobre un error que una lluvia de francos, de pe-dades y a las ciencias. Pero, se deslizó en el artículo sobre setas o de cualquier otra mo-en la última parte del artículo, Martin Luther King en el n° 27 neda de los países occidenta-el autor deja traslucir el prag- j e Atlántico. No fue en Bir- les, unida a una corriente cons-matismo fundamental de la edu- m¡ngham sino en Montgomery tante de profesores y de técni-cación americana, al decir que donde King obtuvo su primera eos. Porque como ha dicho W. ella será juzgada por la forma victoria con el boicot. Quisiera W. Rostow: "Una mayor parti­en que resuelva los problemas añadir que el número, en su cipación de Europa en la Alian-reales, conjunto, me pareció excep- za sería conveniente para Eu-

F . Sánchez - Sevilla cionalraer.te interesante. ropa, para Iberoamérica, para M. Roca - Barcelona los Estados Unidos y para el

La educación no r t éame la - mundo entero. . ." na, a diferencia de la educación Agradecemos al lector tan-tradicional en Europa, no se ha to su corrección como su elogio, encaminado casi exclusivamen­te a la formación intelectual. Por el contrario, ha pretendido LA ENTREVISTA con Unter-la formación del ciudadano, que meyer me gustó mucho. Conoz-tiene tanto una vida intelectual EN LAS CARTAS del último co la literatura americana, pero como una vida social y econó- Atlántico se alardea una vez no demasiado a los autores mica. Si en el pasado se exa- más del éxito del Plan Marshall. más recientes y, en especial, geraron estos aspectos de la Eso nolo discute nadie, mas no a los llamados "bea tn iks" . educación, ahora se está pro- sucede lo mismo con la Alian- ¿No creen ustedes que el tema gresando mucho en el camino za para el Progreso que, como interesaría también a muchos para corregirlo, ya que se ha todo el mundo sabe, es un fra- otros lectores? avanzado hacia el concepto eu- caso. Afortunadamente, Fran- Josefina Martínez - Madrid ropeo, dando nueva importancia cía iniciará pronto su propio a las humanidades. Creemos programa de ayuda en aquellas Esperamos tratar de dicho que. Europa, por el contrario, tierras y, entre otras cosas, tema en fecha próxima.

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pnffVfPMAS|A NO ARDE' p E R ° - ••

Revista mensual publicada por la

CASA AMERICANA

Embajada de los Estados Unidos

E N EL CURSO de la guerra fría, cada vez una zona del mundo irrumpe en la escena mundial, planteándonos dramá-

~^ÊÉÊÊJ$ t icas al ternat ivas: ayer, Corea, el Tibet, Ber-•%„>•-~~ lín, Cuba; hoy, Vietnam y, en realidad, todo el

Sudeste de Asia . Los problemas son muy gra-, , . „ n i n D j . r . ,, ,„ ves y exigen la consideración más fría y clara. MADRID: Paseo de la Castellana, 48 * J

BARCELONA, Vía Layetana, 33 E s c i e r t o <lue ninguna solución e s posi-SEVILLA: Laraña, 4 ^\e en el Sudeste de Asia sin la conformidad

de la China comunista. Sin embargo, lo que no es tan cierto es que el reconocimiento diplomá­tico de Peiping y una neutralización del Sud­es te de Asia, vagamente definida, asegure di­cha conformidad.

S * Mucho antes de que Francia reconociese U l l i ( I T 1 0 a la China comunista, Inglaterra, los P a í s e s

Bajos, Noruega y Dinamarca ya mantenían re­laciones diplomáticas con ella, lo cual no la disuadió de las agresiones contra Corea, el Tibet y la India; ni tampoco favoreció el co-

/ K ... i mercio chino con tales pa íses ya que el mayor LA POLÍTICA CON LA volumen de intercambio comercial corresponde CHINA COMUNISTA a P a ' s e s com<> Australia, Canadá y Bélgica, por Roger Hilsman 4 ninguno de los cuales la ha reconocido. F inal ­

mente, el reciente reconocimiento francés tam-ELATRAYENTE FUTURO, poco parece haber aplacado a la guerrilla co-por Watson Davis 17 munista en lo más mínimo.

Respecto a la neutralización ;qué duda EXPOSICIÓN ATÓMICA HISPANO- , . i - i V - . J i s . , „ . ,, . . . . cabe que imponerla solo a Vietnam del our s e -NORTEAMERICANA 31 . . , t . v¡

n a entregar mdeienso ese pais a Hanoi en LA EDUCACIÓN DEL CIUDADANO u n breve plazo? Respecto a la neutralización EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA, de toda la zona, s i Peiping y Hanoi observasen por Raymond Aron 36 los acuerdos internacionales exis tentes y de­

jasen en paz a sus vecinos, la cuestión ni s i -EL LIBRO NORTEAMERICANO EN q u i e r a existir ía. EN ESPAÑA 50 S o n ¿e respetar las opiniones de los de­

más sobre es tos asuntos . Pero s i la historia reciente nos ha de servir de guía, por lo menos

—-—; " ; parece prematuro celebrar la " lóg ica ' y el Redacción y distribución: ,. ., ,, , , . . , . i.

realismo del reconocimiento y la neutrali-Castellana 48, MADRID-1 . , , . , . j i j

' zacion de es ta atormentada parte del mundo.

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LA POLÍTICA CON LA CHINA

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COMUNISTA: la difícil coexistencia

A SÍA NO ARDE; mas los titulillos de la prensa diaria po- p o r RQQO|- Hl ls IT1 Olí

nen en ascuas ciertas de sus zonas; un nuevo gobierno que lucha en Vietnam para acabar con el terrorismo comu- Ex Secretario de Estado Adjunto

nista; un episodio de "afrontación" de la nueva Malasia con In- para el Extremo Oriente, donesia; Cambodia buscando una mudanza del equilibrio entre P r o , e s o r de Pol í , i ta I«»ernocional. Oriente y Occidente para conservar su neutralidad e independen­cia; y otros muchos problemas de menor monta.

La pleamar de las pasiones nacionalistas amenaza inundar buena parte de Asia. Y la acción combinada de tales pasiones y de 1 a amenaza de la agresión comunista está haciendo aparecer nuevos propósitos e identidades nacionales.

Naturalmente, la paradoja de la creación de nuevas naciones es que la garantía definitiva de su éxito reside en la capacidad de los dirigentes nacionales para elevarse por encima de un na­cionalismo estrecho y comprender la interdependencia de todos

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los pueblos. La cuestión es cómo trocar en pacífica colabora­ción regional las revoluciones nacionales antagónicas.

La cuestión tiene importancia especial en el Extremo Orien­te. Pues la evolución de cada uno de los estados asiáticos se desarrolla hoy matizada por la presencia de China, de la China histórica que durante tanto tiempo fue la matriz de la civiliza­ción del Asia oriental, y por la de la China continental de hoy.

El propósito primordial de los Estados Unidos acerca de la China comunista es que no perturbe con la subversión a sus vecinos del mundo libre y que no los ataque. No debe permitír­sele que alcance para el comunismo mediante la fuerza de las armas el éxito que tan raras veces ha conseguido en las urnas electorales.

Si los gobiernos asiáticos pertenecientes al mundo libre actúan para satisfacer las necesidades y los anhelos de sus pue­

blos y si han desarrollado métodos e instrumentos para desem­peñar el papel del gobernante en sus países, el comunismo sólo podrá hacerlos peligrar mediante la descarada amenaza de la fuerza militar. La mayor parte de los países amenazados de esa manera son demasiado pequeños para defenderse contra esa ame­naza sin ayuda, y necesitan emplear sus recursos en beneficio de su pueblo antes que dedicarlos a forjar una complicada má­quina de guerra. En muchos casos, nos hemos comprometido a protegerlos contra un ataque de gran envergadura, lo que les per­mitirá dedicarse sin temor a forjar su propio destino.

La ayuda militar norteamericana en el Extremo Oriente se ha dado con el propósito de permitir a las naciones asiáticas el desarrollo de fuerzas para defender sus fronteras y para pro­tegerse contra fintas y desafíos casi militares. Esta responsa­bilidad es inevitable y grave.

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Creo, no obstante, que la más deseable es la ayuda que pue­de.prestarse en otro sentido: ayudándolos a instaurar las con­diciones económicas y sociales en las que puede florecer una sociedad libre. Esto resulta singularmente apetecible, porque es lo que esos países querrían hacer, y merecerían ayuda para lograrlo aunque el comunismo no existiese.

Hay otro terreno en el que se han hecho preguntas acerca de la política norteamericana, y en el que es oportuno aclarar la actitud del Gobierno de los Estados Unidos. Aludo a las di­vergencias aparentes entre la política que viene siguiendo con la Unión Soviética y con la China Comunista. Seguimos la polí­tica de no reconocer a la China comunista y de mantener suspen­dido el comercio con ella, mientras que estamos dispuestos a extender nuestros tratos con -la Unión Soviética.

La Unión Soviética y la China comunista comparten indu­

dablemente el propósito de llevar el comunismo a todo el mundo. Mas pueden apreciarse diferencias de monta en su manera de pensar y en su táctica. En la Unión Soviética, los comunistas estaban desarrollando una moderna sociedad industrial precisa­mente cuando China se hallaba empeñada en una guerra de gue­rrillas apoyada en bases rurales. Los dirigentes soviéticos pa­recen haber aprendido algunas lecciones de su más cumplido de­sarrollo, lecciones acerca de los valores y los objetivos primor­diales que se pueden buscar sin peligro en un pequeño planeta y acerca del costo de errar en la apreciación de la naturaleza del mundo que nos rodea.

Creemos que la política que ha demostrado sus méritos al aplicarla a Moscú resultará igualmente válida con el tiempo para nuestras relaciones con Peiping. Mas creemos asimismo que nuestra táctica debe adaptarse a las diferencias en el proceder

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de los dos, en lo que se refiere a nuestros propósitos naciona­les.

Ante todo, hacemos pleno honor a nuestros lazos, estrechos y amigables, con el pueblo de la República de China en Formosa y con su gobierno. Entendemos que estas relaciones no son una peripecia histórica sino cuestión de principió fundamental. En tanto que Peiping insista en el rompimiento de estas relaciones como condición sine qua non para cualquier mejora básica de nuestras relaciones con la China comunista, no podrá existir po­sibilidad de tal mejora.

En segundo lugar, difiere nuestra política con la Unión So­viética y con la China comunista debido a sus distintas actitu-

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des acerca de las negociaciones como tales, incluso tratándose de negociaciones restringidas en su alcance. Ante las realida­des de la edad nuclear, la Unión Soviética parece reconocer que toda la humanidad tiene ciertos intereses comunes, particular­mente el de la supervivencia. Mas Peiping permanece aferrado a una clase de comunismo interpretado literalmente que releva la importancia de la revolución violenta e incluso amenaza con destruir físicamente el mundo civilizado. Se niega a conceder que existen intereses comunes que transcienden las fronteras ideológicas.

En tercer lugar, la política de los Estados Unidos está in­fluida por la suspicacia obsesiva de los comunistas chinos acer-

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Vietnam del Sur: aler­ta continua en la aldea

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ca del mundo ajeno a ellos, la cual sobrepasa en mucho incluso la de la Unión Soviética. En tanto que Moscú parece haber des­cubierto que la disposición del mundo libre, favorable a negociar sobre intereses compartidos en asuntos determinados, no es in­dicio de flaqueza, Peiping juzga que todo gesto conciliador es prueba de debilidad que da ocasión de aprovecharse.

Acaso la mejor prueba de esta estimación paranoica del mundo la ofreció Chen I, Ministro de Asuntos Exteriores de Pei­ping, al declarar en 1962, en plena crisis alimenticia china, que su gobierno jamás aceptaría ayuda alguna de Estados Unidos porque ello significaría "entregar nuestro vasto mercado a Nor­teamérica". Dados el ínfimo nivel de vida de la sociedad comu­nista china y la restringida capacidad adquisitiva de su gobier­no, semejante apreciación de las intenciones norteamericanas solamente podría surgir en la mente de hombres poseídos por una desconfianza incurable de todo pueblo extraño y por una opinión ingenua de las propias posibilidades económicas.

En cuarto lugar, tenemos las diferentes circunstancias y oportunidades de la periferia de la Unión Soviética y de la China comunista. La Unión Soviética y los miembros europeos de su

Chu En- la i : todo gesto conciliador hacia América es debilidad

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China comunista: la lectura del joven soldado, textos o f ic ia les

bloque confinan con estados ya antiguos y relativamente esta­bles, defendidos por fuerzas potentes de represalia y defensa, basadas en el propio territorio y también en lugares.más lejanos. En contraste con esto, los vecinos de la China comunista in­cluyen a estados de reciente creación que luchan por su inde­pendencia con fuerzas defensivas muy escasas. Allí se le pre­sentan más oportunidades de agresión y subversión aPeiping, lo que hace todavía más importante que al tratar con Peiping no permitamos que ese régimen menosprecie la firmeza y determi -nación del mundo libre.

Mucho es lo que se ha especulado acerca de unas posibles relaciones comerciales entre las empresas particulares nortea­mericanas y la China comunista, especialmente en vista del de­creciente comercio entre la China comunista y sus camaradas del bloque soviético. Pero la política de Peiping acerca del asunto es de claridad cristalina. Al parecer Peiping no está in­teresado en la cuestión en absoluto. Uno de los directores de

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Días fenec idos: ya no se acepta la guía de la Rusia soviética

su política comercial lo expresó hace poco tiempo con estas pa­labras: "Nuestra actitud es muy clara. No queremos comerciar con Estados Unidos porque el gobierno de Estados Unidos nos es hostil". Los comunistas chinos siguen la máxima de Mao, según la cual "la política y la economía son inseparables". Se manifestaron claramente en este sentido al romper unilateralmen-te en 1958 unos contratos con empresas japonesas, y cuando se mostraron dispuestos a arriesgar el éxito de importantes proyec­tos industriales con tal de proseguir su disputa con la Unión So­viética en 1960.

Resumiendo, aunque respetuosos del derecho ajeno a apre­ciar el asunto de manera distinta, Estados Unidos percibe di­ferencias de monta entre la disposición de ánimo y la capacidad de la Unión Soviética y las de la China comunista, en el actual estado de su desarrollo respectivo, para llegar a acuerdos de alcance limitado que puedan conducir a una disminución- de los

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terribles peligros y de las tensiones del mundo actual. Cree Es­tados Unidos que una política de firmeza y de fuerza acompa­ñada por una disposición constante para negociar, política que viene siendo adoptada hace mucho tiempo con la Unión Sovié­tica eficazmente, favorecerá más que ninguna otra los cambios que han de tener lugar en la China continental antes de que se pueda esperar alcanzar las buscadas condiciones de paz, segu­ridad y progreso en ese hemisferio.

Ha dicho el presidente Johnson: "Nunca cesaremos de buscar lá paz; siempre nos esforza­

remos para encontrar zo-remos para encontrar zo­nas de acuerdo incluso con aquéllos de quienes disentimos.. Hemos de es­tar preparados simultá­neamente para un afronta-miento de fuerzas y una limitación de fuerzas; de­bemos estar prestos a de­fender los intereses na­cionales y a negociar so­bre los intereses comu­nes" .

En la China comu­nista nos hallamos ante un régimen que no mues­tra en la actualidad mo­tivos de interés común con aquéllos cuyos idea­les no comparte, que vie­ne empleando el odio co­mo fuerza motriz de su política nacional. Esta­dos Unidos es la figura central de su demonolo-gía y el--blanco de su fu­ribundo y constante bom­bardeo de invectivas. Des­pués del asesinato del presidente Kennedy, en' tanto que otros países, Mao Tse-tung: "La política y la economía no se pueden separar" comunistas y libres, com­partían nuestro pesar, el

periódico comunista chino, Daily Worker, publicó un dibujo de un hombre despatarrado en el suelo con una leyenda que decía: "Kennedy muerde el polvo". Si esto representa el sentir de los dirigentes comunistas chinos, estoy seguro de que no represen­ta el de la mayoría de los chinos.

Los norteamericanos, hombres de negocios, misioneros, di­plomáticos, hace ya mucho tiempo que sienten un gran simpatía por los chinos. Durante la segunda guerra mundial, los pilotos

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Camiones hacia la frontera india

norteamericanos derribados sobre territorio comunista regresaron con relatos conmovedores acerca de la ayuda y amistad encon­tradas entre los chinos. Los comunistas no habían destruídoesos sentimientos en aquella fecha. Dudo mucho que hayan logrado destruirlos desde entonces.

Desconocemos qué' cambios puedan afectar la actitud de los futuros hombres gobernantes chinos. Pero si se me permite parafrasear un dicho clásico de nuestro pasado, hoy seguimos con la China comunista una política de "puerta abierta"; esta­mos decididos a conservarla abierta para cualquier posibilidad de mudanza y a no cerrarla con un portazo ante cualquier cam­bio que pudiera suponer bien para nuestra nación, beneficio para el mundo libre y ventaja para el pueblo chino. La paciencia no es monopolio de los chinos. También Estados Unidos puede con­servar sus posiciones sin dejarse provocar a un acto vitupera­ble y sin desesperar de lo por venir. No sembraremos odio, que pudiera dar cosecha entre millones de chinos de generaciones venideras. Sin embargo, tampoco traicionaremos nuestros ideales o los ideales y apetencias de nuestros aliados para aplacar las

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Soldados chinos hacia el Tibet

ambiciones de los dirigentes de la China comunista. Esperamos que confrontados por nuestra firmeza, que haría

que las aventuras en el extranjero resultaran un mal negocio, y ante la posibilidad sin embargo de seguir el camino que les brin­damos para regresar a la comunidad humana, el régimen comu­nista chino acabará por desechar sus actuales odios emponzo­ñados, que tienen por causa una visión rígida de la sociedad. Esperamos que vuelvan a descubrir la virtud china de la tole­rancia para multitud de fes y de creencias, y que aceptarán un mundo diverso en lugar del gris monolito que dijérase ser la me­ta pensada por el comunismo para la sociedad.

El 27 de noviembre, el presidente Johnson pronunció estas palabras: "Ha llegado el momento de que los norteamericanos, de cualesquiera razas, credos y opiniones políticas, se entien­dan y respeten mutuamente. Acabemos con las enseñanzas y predicación del odio, el mal y la violencia. Alejémonos de los fanáticos de la extrema izquierda y de la extrema derecha".

Hablaba el presidente Johnson de Estados Unidos. Pero las palabras son válidas para toda la humanidad.

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EL ATRAYENTE FUTURO

_ _ _ _ ¡ |V_ l U . i . . , . H... .Ï*» S i ; Necesitamos utilizar con más eficacia

por el Dr. Watson Davis la energía solar. i-ii n n . j i-L i Para satisfacer la mayor parte de sus Jtiil Ur. Llavis, es autor de varios libros sobre . . . , , . \ • ...

. „ , . . necesidades energéticas, nuestra civmza-temas cientihcos. He aquí algunos Iragmen- . , , , , , . , , ... , „,

i i ««m n r e . » * clon depende de la luz solar fosilizada. U tos de su obra Ihe Lentury ol Science . , , , , - , , , ,

carbon, el petróleo y el gas natural son la luz solar de eras geológicas pasadas. En este siglo la estamos derrochando. La ma­yor parte de nuestros alimentos y una pe­queña parte de nuestra energía, en forma de madera y fuerza hidráulica, fueron acti-

L A IDEA del progreso continuo es v a d o s por luz solar relativamente reciente, el concepto que sirve de base a la L a captación de la energía solar en

actividad de investigación de la g ^ escala sin intervención de los proce-ciencia moderna. sos vegetales de fotosíntesis es uno de los

Pueden preverse ya muchas de las po- grandes problemas del futuro. Si pudiera sibilidades del progreso futuro. He aquí resolverse, sus efectos revolucionarios su-algunos de los problemas más urgentes y perarían en importancia histórica a los de difíciles planteados: la liberación de la energía atómica.

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Un complicado "juguete" accionado por la energía del Sol mediante células solares

Es relativamente escasa la investiga- — — — — — ^ — — — — — — ^ — ción encaminada a resolver este problema de la fotosíntesis artificial. Hay quizá una docena de laboratorios dedicados intensi­vamente a su estudio.

Podría llegar el éxito por el descubri­miento de un método de captación económi- Z S También sería posible conseguir la ca de la energía solar mediante alguna reac- producción de energía a partir de la fusión ción química distinta de la utilizada por atómica. La materia prima de la energía las plantas. 0 podría descubrirse el com- atómica es hoy fundamentalmente el uranio, piejo mecanismo de transformaciones qui- elemento muy raro, y posiblemente el torio. micas utilizado en la fotosíntesis natural y Existe también la posibilidad de la fusión luego reproducirlo y simplificarlo para su controlada del hidrógeno, de modo que la empleo industrial. conversión de masa en energía podría lo-

La fotosíntesis artificial puede tardar grarse a partir del más ligero de los ele-sólo pocos- años si los pueblos y los go- mentos. Si puede hacerse, será una hazaña biernos se convencen de su verdadera im- más g r ande que la de la escisión del ura-portancia. nio. Para ello se necesitará un mejor cono-

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cimiento de las fuerzas nucleares. La parte subatómica del universo es la

más misteriosa y está relativamente inex­plorada. Entre los protones, los neutrones y las otras partículas subatómicas no pare­cen regir las mismas leyes que entre los objetos mayores con los que estamos fami­liarizados. Uno de los problemas futuros es la comprensión de estas fuerzas intranu-cleares. El estudio de los rayos cósmicos está encaminado fundamentalmente a la so­lución de este problema, pues son creados en el universo y llegan a nuestra atmósfera con tremendas energías capaces de destruir las estructuras atómicas que resultan inex­pugnables incluso para nuestros mayores aceleradores atómicos.

No estamos seguros de conocer la na­turaleza del universo. La Tierra en que vi­vimos es un planeta relativamente usual de una estrella más bien insignificante, una de millones y millones de estrellas en mi­llones y millones de galaxias. Sabemos del universo mucho más de lo que sabíamos ha­ce dos o tres décadas, gracias a grandes y potentes telescopios. Las últimas inves­tigaciones astronómicas han duplicado las supuestas dimensiones del universo.

S S v L a verdadera frontera de la aeronáuti­ca está en las regiones supersónicas e hi-persónicas, donde proyectiles y aviones viajan a velocidades superiores a la del sonido (Mach 1). Transcurrirá bastante tiempo antes de que haya en la práctica vuelos a velocidades de Mach 5 (5.300 ki­lómetros por hora) o más, en lo que se de­nomina la región hipersónica. No obstante, se han realizado importantes progresos en los viajes al espacio por medio de cohetes. Hay ya satélites artificiales alrededor de la Tierra y astronautas que han ido al espacio.

Como consecuencia de los progresos aeronáuticos, de la energía atómica y del consiguiente aumento de las temperaturas

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En la frontera entre la aeronáutica y la exploración espacial: el X-15. Le vemos en

el momento de separase de su avión nodriza, un B-52, a 13,7 kilómetros de altura

Las radiaciones, peligro y remedio. En unos laboratorios, manos mecánicas manipulan cuidadosamente los radioisótopos que tanta aplicación tienen en la medicina moderna

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de funcionamiento, hay gran necesidad de nuevos materiales de ingeniería, como el titanio, el zirconio y muchos otros metales y elementos menos conocidos. Algunos sólo pueden obtenerse como subproductos de la fisión del uranio.

ISSm El peligro de las radiaciones es real. Comenzando con el descubrimiento de los rayos X y de la radiactividad antes de prin­cipios de siglo, ha habido cada vez más ra­diaciones en el mundo. El advenimiento de la fisión nuclear y el empleo de una gran variedad de isótopos radiactivos en la in­vestigación y en la industria han aumentado mucho los peligros de la radiación.

Las radiaciones ejercen un poderoso efecto .sobre la materia viva, ya se trate de los rayos X y gamma (de la misma fami­lia que la luz, sólo que de longitud de onda más corta) o de verdaderas partículas como los haces de electrones (rayos beta) y de núcleos y de átomos de helio (rayos alfa).

La comprensión de la naturaleza mis­ma de la vida es uno de los objetivos de la investigación. El descubrimiento de la es­tructura de las moléculas proteínicas puede aclarar considerablemente el mecanismo físico de los procesos biológicos. Un pro­blema fundamental aquí es la estructura de los genes portadores de la herencia. Sólo una pequeña parte de nuestros cerebros y recursos se dedica a este problema esen­cial.

Aunque no conocemos los datos funda­mentales, hemos aprendido ya tanto acerca del cruzamiento y cría de animales y plan­tas, que se han creado y seguirán creando nuevas especies, controlando así científi­camente la evolución.

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2 E r El control demográfico es un problema urgente para el futuro.

Probablemente nunca llegará el mo­mento en que la población humana pueda pueda ser planeada y controlada de la mis­ma manera que el hombre regula el porvenir hereditario de animales y plantas.

La introducción de la higiene y la me­dicina modernas en algunas de las partes ya superpobladas del mundo ha eliminado los frenos biológicos naturales impuestos al crecimiento demográfico. Aunque la in­dustrialización de una zona parece producir limitaciones de la población, suele actuar lentamente. Hay por ello una gigantesca carrera entre los alimentos y la población. Las soluciones que la ciencia y la investi­gación ofrecen a este problema demográfico son muy difíciles de aplicar, pero también a este respecto podría dar resultados un estudio intensivo.

S S A pesar de los muchos éxitos de la me­dicina, hay todavía mucho que hacer en este sentido, sobre todo en lo que se refie­re a las enfermedades degenerativas (cán­cer, cardiopatías, nefritis, artritis, etc). Entre las enfermedades infecciosas, las más rebeldes son las causadas por los vi­rus, incluidos los resfriados.

( La esperanza de vencer en la lucha contra el cáncer; una investigación que no cesa

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El avance de la medicina y la higiene, en la raíz del crecimiento demográfico. ¿Qué medidas adoptar ante la explosión de la población y. la limitación de los recursos?

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5 5 » De muchos de los más importantes ele­mentos de la corteza terrestre hay reservas muy limitadas, que el hombre va consumien­do. Pero hay algunas cosas en el planeta que son prácticamente inagotables, como, por ejemplo, la luz solar, de la que llegare­mos a poder extraer energía en gran escala; el aire, con su oxígeno y nitrógeno; el agua del mar, rica en sales y de la que ya se extrae magnesio; la arcilla, de la que no hemos podido todavía extraer económica­mente el aluminio que contiene; el carbón, con su reserva química de primeras mate­rias; y la arena, con su silicio. Algunos de estos materiales vulgares podrán resultar en lo futuro tan valiosos como los desier­tos bajo los que existían yacimientos de petróleo ignorados.

La química sintética, activada por la energía atómica y fotosintética, puede re­ducir la diferencia entre las zonas ricas y pobres del mundo. Si se dispone de ener­gía, casi con cualquier fuente de carbono, hidrógeno y oxígeno puede obtenerse toda una serie de sustancias químicas orgáni­cas. Las aplicaciones de la química han sido muy fecundas, pero las posibilidades del futuro son aun mayores.

A El mar, fuente de materias primas. Esta W instalación recoge el agua del mar para * la obtención del magnesio que contiene

¿Se convertirán los desiertos en vergeles? W En.Freeport, Tejas, se tornan en potables m 3.785.000 litros diarios de agua del mar f

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El alto grado de mecanización de los cos. El Telstar ha acercado el día en que procedimientos industriales es sólo un pre- la televisión se extenderá al mundo entero, ludio de la fábrica casi totalmente automá- Para viajar en avión a cualquier parte del tica. mundo sólo se necesita dinero y muy poco

Ya ahora, unos pocos hombres con ayu- tiempo. Cualquier otra parte del mundo es-da de muchos instrumentos y controles pue- tá sólo a uno o dos días de distancia, den mantener en funcionamiento grandes re- El lenguaje es a menudo una gran ba-finerías de petróleo noche y día durante rrera para la rápida comunicación. El futuro meses. promete resolver este problema prácticamen­

te mediante el empleo de un lenguaje inter­nacional satisfactorio como auxiliar de los idiomas naturales existentes. Ha habido muchos intentos de elaborar una lengua in­ternacional, pero hasta ahora no había ha­bido un estudio cuidadoso y científico para elaborar un idioma que pueda servir técnica

TÜSSm Las únicas auténticas barreras para la y emocionalmente para ese fin. Esta inven-comunicación en todo el mundo serán pronto ción lingüistica, llamada interlingua, está las de los "telones" políticos e ideológi- basada en los lenguajes occidentales y, si

La automatización es el signo de los tiempos. El trabajador precisa nuevos conoci­mientos. Aquí vemos el control electrónico de la destilación automática del petróleo

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El progreso técnico se extiende a todos los campos de actividad. El microfilm ha revolucionado los sistemas de archivo y consulta en las bibliotecas contemporáneas

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El gran avance más reciente en el campo de las telecomunicaciones son los satélites art i f iciales, como el Telstar. La imagen salta sin trabas de continente a continente

se le da una oportunidad, resolvería este dilema para la ciencia y la tecnología, así como para otros sectores del intercambio internacional.

No es demasiado esperar que si la preocupación por la defensa militar cede el paso a una vida más pacífica, podamos te­ner lo que equivaldría a un cerebro mundial que permita a cualquiera el acceso a los conocimientos acumulados del mundo en todas las esferas. Mediante dispositivos mecanizados que archivan y encuentran in­formación, puede crearse una biblioteca sin libros de toda la información actualmente existente en el mundo en multitud de for­mas. El microfilm será para ello un instru­mento indispensable. Formarán parte del sistema calculadoras electrónicas gigantes, así como nuevos métodos de clasificación basados en principios matemáticos.

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Para continuar el progreso en el futu- la creencia de que si las personas conocen ro y para que pueda funcionar nuestra civi- la verdad, ello no sólo las mantendrá li-lización cada vez más científica, habrá que bres sino que les permitirá actuar de modo descubrir nuevos talentos y capacidades. inteligente en su vida social y personal.

Las técnicas psicológicas nos han da- Si las emociones profundas, las motivacio-do los medios para ello. Un objetivo muy n e s ocultas, los residuos biológicos y psi-importante será el descubrimiento de capa- cológicos de nuestra herencia y de nuestro cidades científicas entre los jóvenes. ambiente son cognoscibles y controlables

dentro del reino de la ciencia, podremos tener alguna confianza en que el influjo de la ciencia sobre la humanidad pueda miti­gar los conflictos y la crueldad del hombre contra el hombre. Debemos creer que es po­sible domesticar a la fiera humana o eli­minar los genes nocivos.

"SSSr El desarrollo del factor humano en nuestra civilización constituye el mayor de los problemas que tiene sin resolver la ciencia. Es probablemente la clave para la La técnica al servicio de la enseñanza. Sin prevención de la guerra. su ayuda ¿será posible en una sociedad de

En la difusión a todos los pueblos de masas dar auténtico sentido al principio de-la ciencia y de su método está implícita mocrático de igualdad de oportunidades?

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EXPOSICIÓN ATÓMICA HISPANO-NORTEAMERICANA

L A COMISIÓN de Energía Atómica de medicina y la investigación,

los Estados Unidos, en cooperación La exposición es la más moderna de con la Junta de Energía Nuclear de una serie de exposiciones de la Comisión

España, presentará en Madrid, a partir del de Energía Atómica norteamericana que han 15 de abril próximo, una importante exposi- sid<> visitadas por más de cinco millones ción de "Átomos en Acción". d e personas en 13 países de Europa, Africa,

La exposición estará instalada en la Asia e Iberoamérica, zona de la Ciudad Universitaria (Paranin- La Exposición de Átomos en Acción fo) y estará abierta al público durante un tiene a modo de introducción una extraor-mes aproximadamente. Se trata de una sin- dinaria película en color, en realidad tres guiar combinación de laboratorio de traba- películas en una, proyectadas simultánea-jo, instituto científico y exposición pú- mente en tres pantallas adyacentes, en una blica, que abarcará el amplio panorama de sala capaz para 100 espectadores, la utilización del átomo con fines pací- La película, de 10 minutos de duración, fieos en la agricultura, la industria, la presenta los fundamentos de la energía ató-

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mica, y lleva literalmente al interior de una representación gigantesca de un núcleo ató­mico.

Finalmente, la película explica, en términos generales, las múltiples aplica­ciones pacíficas de la energía atómica.

DISPOSITIVOS NUCLEARES EN FUNCIO­NAMIENTO

Hay varios dispositivos nucleares en funcionamiento, entre ellos un reactor de investigación y de enseñanza, y una instala­ción de irradiación gamma del tipo piscina.

El .reactor, de 10 kilovatios, es seme­jante a otros muchos utilizados en todo el mundo; se empleará en el transcurso de la exposición para la producción de radioisó­topos de vida corta para investigaciones médicas y físicas, para la instrucción de ingenieros y científicos, y para demostra­ciones relacionadas con los seminarios or-organizados para grupos de profesores de ciencias y para estudiantes. El reactor va instalado en una especie de anfiteatro hun­dido, para permitir al público observar las

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Los radioisótopos pueden ser detectados a lo largo de cualquier ciclo o circuito

Á Las radiaciones permiten efectuar medidas

^ muy precisas de espesores y densidades

operaciones sin entorpecer a los científi­cos que estén trabajando en él.

También forma parte del material ex­puesto un plano del reactor con un corte irregular para ver mejor el interior. Este plano se empleará para explicar el reactor al público.

Junto al reactor se encuentra la ins­talación de irradiación gamma. Es un gran tanque de acero inoxidable empotrado en el suelo y lleno de agua, que blinda la fuente de irradiación de 2.000 curies, que será utilizada por los científicos, profesores de ciencias y estudiantes para la enseñanza

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y para trabajos de investigación. ilustran los mecanismos de la operación de reactores y de la producción de ener-

CONFERENCIAS-DEMOSTRACIONES ' Y gía eléctrica; el programa de desarrollo DEPARTAMENTOS DE LA EXPOSICIÓN de reactores de los Estados Unidos, ilus-

Además del departamento en que se en- irados con varios tipos de reactores; re-cuentran el reactor y la instalación de irra- presentaciones gráficas de generadores diación gamma, la exposición tiene otros que se utilizan en la actualidad para ali-cuatro para demostraciones públicas, cada mentar los dispositivos colocados en el uno de ellos dedicado a un campo de acti- espacio exterior, y en regiones remotas vidades diferentes: y deshabitadas de la Tierra así como en

1. Energía Empezando con una demos- el mar. También se exhibirá un modelo a tración sencilla de la fisión nuclear y de escala del buque mercante nuclear Sa­las reacciones en cadena controladas, se vannah.

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2. Radioisótopos En este departamen- irradiación gamma, contiene las siguientes to se muestran las tres aplicaciones prin- instalaciones: cipales de los radioisótopos, cada una en 1. Centro de Información Técnica Aquí una sección distinta. s e encuentra situada una biblioteca que con-

3. Seguridad Se presentan algunas de tiene publicaciones científicas y técnicas las técnicas que han hecho de la industria seleccionadas, con instalaciones de lectura nuclear una de las más seguras en los Es- y estudio y con un informador especializado, tados Unidos. También hay una filmoteca técnica con ins-

4. Cooperación Internacional En este talaciones de proyección, donde a petición último departamento, que incluye una pelí- se pueden ver películas sobre muchos y di-cula corta, se expone la ayuda que los Es- versos aspectos de la ciencia y de la tecno-tados Unidos han prestado a otras naciones logia nuclear. El Centro está abierto a cual-

en el desarrollo de programas para la utili- quier visitante cualificado, y en él los zación pacífica de la energía atómica en la miembros científicos de la exposición se agricultura, la medicina y la investigación, encuentran siempre dispuestos a proporcio­

nar información adicional. DEPARTAMENTO DE INVESTIGACIÓN Y 2. Instalación de Enseñanza Junto al ESTUDIO Centro de Información Técnica hay un aula-

En la parte posterior del edificio de la laboratorio equipado para efectuar experi-exposición, alejada del sector dedicado al mentos y dar conferencias, en el que se público y con su entrada propia, se ha re- darán diariamente conferencias sobre las servado una sala amplia dedicada a la in- distintas ramas de los estudios nucleares vestigación y al estudio. Este sector, con- para grupos de estudiantes de bachillerato tiguo al del reactor y a la instalación de y para profesores de ciencias.

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LA EDUCACIÓN DEL CIUDADAN

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O EN LA SOCIEDAD CIENTÍFICA

Raymond Aron, destacado intelectual francés, e s profesor de la Universidad de Par ís y del Instituto de Estudios Pol í t icos . Es asiduo colaborador del diario Le Figaro, y ha escri to muchos libros y artículos sobre diversos temas polít icos y soc ia l e s .

Fragmentos de un artículo publicado por la revista Deadalus. Reproducción autorizada. © 1962 American Academy of Arts and Sciences.

La democracia sólo estará amenazada el día en que los representantes sean incapaces de comprender los problemas y adoptar deci­s iones razonables. ¿Ha llegado ya ese día?

L AS SOCIEDADES modernas presentan ciertas carac- p o r R o y i H O I l d A f O l l te r í s t icas antes desconocidas , y los observadores es tán de acuerdo en que e s t a s caracter ís t icas ori­

ginales de la civilización moderna han de agradecerse (o reprocharse) a la ciencia. En los Estados Unidos, por ejem­plo, la aplicación de los conocimientos científicos ha per­mitido que menos del diez por ciento de la capacidad de trabajo produzca alimentos suficientes para toda la pobla­ción. La ciencia ha hecho posible que las máquinas reem­placen a la mano del hombre y, en ciertas circunstancias, también a su cerebro. Las necesidades fundamentales de la humanidad siguen siendo las mismas: alimentos, vivien­da, vest idos, transporte y comunicaciones. La tecnología se ha limitado a proporcionar los medios de aliviar el e s -

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fuerzo necesario para satisfacer dichas necesidades y a diversificar y multiplicar los procedimientos para satisfa­cerlas.

La ciencia ha creado también simultáneamente nuevos medios de destrucción. Pero las sociedades, por lo menos desde los albores de la llamada civilización superior, han luchado siempre unas con otras. Las bombas atómicas y termonucleares corresponden también, pues, a una necesi -

• * i » .1 dad o a un deseo ancestral del hombre, la necesidad o el OUUc TOl maCIOn deseo de ser dueño de la vida de sus semejantes. Si esta

dfibfi recibir interpretación parece ofensiva a primera vista, resulta fá­cil sustituirla por una fórmula neutral que es incontestable:

@8 C i u d o d O n O ? ^a manipulación de las fuerzas de la naturaleza no podía

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dejar de crear como subproducto una ca­pacidad de destrucción utilizable para la guerra y proporcional a la capacidad de producción.

La verdadera revolución permanente que están sufriendo las sociedades moder­nas es la revolución científica. El proble­ma que quisiéramos plantear en las siguien­tes páginas es el de la adaptación del ciu­dadano a la sociedad científica. ¿Queda el concepto mismo de ciudadano compro­metido por la complejidad de la sociedad a la que pertenece? ¿Qué clase de forma­ción debe recibir el ciudadano que le capa­cite para cumplir sus funciones?

EDUCACIÓN DEL CIUDADANO EN EL PASADO

¿Suponía la teoría política clásica en el ciudadano una educación y una capa­cidad de juicio que pocos electores poseen hoy? Esto que se ha afirmado a menudo, es probablemente cierto, pero debe comple­mentarse con otra afirmación. Los pensa­dores de la tradición occidental no creye­ron nunca que todos los miembros de la colectividad pudieran llegar a ser ciuda­danos, no admitieron jamás que todos los individuos fueran igualmente capaces de alcanzar la ciudadanía y la sabiduría que ésta requiere. En realidad, antes de la era democrática e incluso, en cierto modo, des­pués, los filósofos espontáneamente acep­taban una distinción entre la minoría se­lecta y la gran mayoría del pueblo, tanto si atribuían esta distinción a desigualdad inherente o en las condiciones de vida.

Si hoy, a mediados del siglo XX, sen­timos un cierto desaliento, es menos con respecto a las realidades de ayer que a las esperanzas de ayer. La filosofía demo­crática postulaba como punto de partida la igualdad de todos los miembros de la co­lectividad, el derecho de todos a recibir una educación que hiciera de ellos ciuda­danos conscientes. Pero los más fervien­tes demócratas no han sostenido explíci­tamente que la igualdad de derechos y de educación eliminaría la desigualdad natural de talento y capacidad individual. Nuestro desaliento -s i lo hay- está basado en dos

Un imperativo:

más allá de la enseñanza primaria

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hechos: las oportunidades de los individuos siguen siendo muy desiguales incluso en las sociedades más prósperas, y las capacidades de los individuos son aún más desigua­les de lo que se creía.

Supongamos que todos los niños quedan inscritos des­de el principio en la misma escuela y que sus carreras de­penden exclusivamente del éxito en los exámenes. Compa­rados con los hijos de los trabajadores; los niños de la

HflV ItlflC flltrt burguesía siguen teniendo un privilegio a causa de su am-f/ U UIIO biente familiar. Queda mucho por hacer para reducir los

niVol 1116(iÍ0 privilegios de que algunos se benefician y los obstáculos que otros han de superar.

0 6 COnOCimiGntOS Aun reconociendo la desigualdad de educación y de

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talento, haríamos mal en olvidar que el nivel medio de ins­trucción en la sociedad moderna es más elevado que en cualquiera otra conocida. En el mundo entero, occidentali-zación o modernización ha significado enseñanza primaria obligatoria, una educación que es universal, por lo menos en teoría. (Es igualmente incontestable que las naciones occidentales no han aplicado a sus colonias los principios en los que se fundaron sus propias sociedades). Los revo­lucionarios Meiji incluyeron la enseñanza primaria para todos entre las primeras medidas necesarias para la moder­nización de la sociedad japonesa.

En realidad, en las sociedades occidentales, particu­larmente europeas, lo notable es la lentitud con que se ha difundido la educación secundaria y superior. Así ha suce­dido durante todo el siglo XX, y a un ritmo cada vez más rápido desde la segunda guerra mundial. Sólo en las dos últimas décadas, poco más o menos, han comprendido los dirigentes del Estado y de la economía que una sociedad moderna necesita trabajadores cada vez más capacitados. En una empresa industrial no puede participar nadie que carezca de una cierta preparación. Por regla general, las fábricas necesitan personal administrativo o técnico cada vez más numeroso. Está aumentando el número de trabaja­dores para quienes la enseñanza primaria es insuficiente. En otras palabras, la economía misma impone la necesidad de dar a todos los individuos un mínimo de educación inte­lectual y técnica, y de dar a un número cada vez mayor de personas una educación secundaria o superior.

Recordamos estos hechos bien conocidos para sugerir al lector una cuestión que es aparentemente paradójica pero lógica: ¿Por qué habría de ser la sociedad científica in­compatible con las obligaciones de ciudadanía, cuando ne­cesita trabajadores cada vez más educados? La coinciden­cia histórica de la llegada de la sociedad científica y de la llegada de la sociedad democráticano es en modo alguno accidental. Sólo las sociedades que se basan en el trabajo libre y no en el trabajo de esclavos pueden ser democráti­cas (si se llama democráticas a las sociedades que tien­den a conceder a sus miembros participación en el Estado o la cultura). En este sentido, Auguste Comte tenía razón al definir la sociedad industrial como trabajo libre y movi­lidad social, y por lo tanto, al insistir en la naturaleza de­mocrática industrial.

El lector puede formular inmediatamente una objeción. Los trabajadores de las sociedades científicas están cier­tamente mejor educados que los de sociedades pasadas, ¿pero no son las sociedades modernas más complejas y especialmente más cambiantes, de modo que, a pesar de su mejor educación, el hombre corriente es menos capaz de comprender el medio social en que vive que lo era el obrero o el campesino analfabeto de pasados siglos? Esta

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objeción contiene sin duda una verdad par­cial: es posible que la complejidad social haya aumentado a un ritmo más rápido que la educación del ciudadano.

La dificultad central me parece ser la siguiente. Los campesinos y obreros de las sociedades tradicionales estaban inte­grados en grupos de parentesco o locali­dad. La mayor parte de ellos vivían una existencia sencilla y dejaban un mundo que a sus ojos era análogo al que habían en­contrado al hacerse hombres. No es que no hubiera habido cambios; las sociedades tradicionales tenían evidentemente una historia, pero esa historia era relativamen­te lenta, y cuando no lo era, era catastró­fica. En nuestros tiempos, el cambio rápi­do es normal, no excepcional. La esencia de una sociedad científica es el cambio, mientras que la esencia de las sociedades tradicionales era la conservación. Para la mayor parte de los hombres, sin embargo, la transformación del medio social, un pro­ceso que es a menudo doloroso y causa de sufrimientos, sigue siendo anormal. La adaptación y la integración social han ve­nido a exigir que se acepte la inestabili­dad.

¿PUEDE CUMPLIR SUS DEBERES CÍVI­COS EL CIUDADANO MODERNO?

¿Quiere decir esto que, por la comple­jidad de su medio, el ciudadano norteame­ricano de hoy, por ejemplo, sea menos ca­paz de cumplir sus deberes cívicos que lo era el ciudadano de ayer? No puedo sus­cribir enteramente esta opinión, que es a la vez frecuente y pesimista. El primer de­ber de los ciudadanos no es resolver los problemas de la colectividad, ni siquiera comprenderlos siempre plenamente; es más bien el de elegir a quienes han de repre­sentarles. ¿Eligen los norteamericanos de hoy mejor o peor cuando han de elegir a su Presidente, a sus senadores, a sus re­presentantes, a sus j-aeces o a sus alcal­des? (La misma cuestión podría plantearse respecto a los franceses o los ingleses). No estoy seguro de que nadie, ni siquiera los especialistas en ciencia política, pue­de .dar respuesta categórica a semejante

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pregunta, pero personalmente, si yo tuviera que contestar, insistiría en la manifiesta constancia del comportamiento electoral: el homo politicus en su calidad de elector pare­ce poco diferente a mediados del siglo XX de lo que era a fines de siglo. Los alemanes dieron libremente más de una tercera parte de sus votos a Hitler y a su partido; los fran­ceses de 1956 otorgaron casi el 15 por ciento dé sus votos al partido de Pierre Poujade. El senador McCarthy logró dominar la escena política en los Estados Unidos, al menos en apariencia, durante cierto número de años. El héroe na­cional -Hindenburg, Eisenhower, De Gaulle- es aclamado y elegido. El hombre corriente, tanto si continúa sus estudios hasta los doce, los catorce o los dieciseis años, me parece haberse mantenido esencialmente invariable como elector. Si ha cambiado, me parece que el cambio ha sido a mejor y no a peor.

En los Estados Unidos, los electores distinguen cada • Q . vez más entre partidos y personas. Durante las elecciones " " ™»» , a

de 1960, un mismo estado podía elegir por gran mayoría a COU II1QS flOtítllll un demócrata para Presidente y a un republicano para sena- r dor. El fenómeno no es nuevo, pero parece que se está ha- 611 Id GTO ciendo más acentuado. Ahora bien, la capacidad o tenden- I ' • o cia a la discriminación (se elige a tal persona por ser quien 16CllOIOtJIC0 .

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es y no por ser miembro del partido republicano o demócra­ta) está considerada como síntoma de madurez política. (De ello no se deduce que la discriminación sea siempre bene­ficiosa para el funcionamiento del sistema político).

Hay que añadir que el deber de los ciudadanos no se agota con elegir "representantes" a intervalos regulares. En un régimen como el de los Estados Unidos, por lo me­nos otras tres funciones fueron observadas por Alexis de Tocqueville hace más de un siglo: la participación en los asuntos públicos en el plano municipal o de distrito, la creación de asociaciones voluntarias para el estudio o la solución de problemas planteados a la colectividad, y la influencia ejercida sobre los gobernantes de la república. Demos a estas tres funciones la denominación de autogo­bierno, iniciativa colectiva y opinión pública ilustrada. ¿Han quedado paralizadas estas funciones? ¿Han caído en desuso en la era de la sociedad científica?

En cuanto a las dos primeras, hablando en términos generales, la respuesta parece ser negativa. Los ciudada­nos siguen siendo capaces de participar en los asuntos pú­blicos en los planos local y de distrito, siguen tomando iniciativas para el estudio o el intento de solución de pro­blemas, algunos de los cuales son nacionales, otros inter­nacionales (la limitación de los armamentos), y otros son sociales y locales (la delincuencia juvenil en una localidad determinada). Es posible que estas dos funciones no sean cumplidas con el mismo ardor y la misma vitalidad: el pa-

COffiDloiiddd Pe^ ^ e l ° s e x P e r * 0 S e s mayor, el de los ciudadanos aficio-, nados y bien intencionados, más difícil. El gobierno fede-

en el campo técnico ral ha reemplazado al gobierno local en muchas esferas, y

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se propone hacer administrativamente lo que las colectivi- ComDlfiÜdod dades locales hacían antes voluntaria y políticamente. ™ *

Persiste el hecho, sin embargo, de que el ciudadano 011 61 COITipO SOCÍdl norteamericano de mediados del siglo XX sigue eligiendo a sus representantes, participando en la gestión de los asun­tos locales y tomando iniciativas en una escala local o na­cional, quizá no mejor pero ciertamente no peor que los ciudadanos de hace medio siglo. ¿Debemos llegar a la con­clusión de que el problema que hemos planteado -la educa­ción del ciudadano en una sociedad científica- es un falso problema? En absoluto. Pero el problema va más allá de nuestras anteriores observaciones.

Ante todo, no hemos contestado a la pregunta sugerida por la tercera función del ciudadano: ¿Ejerce la opinión pú­blica ilustrada la misma influencia que en el pasado sobre los dirigentes de la república? En este punto comenzamos a tener algunas dudas. Respecto a la cuestión de la guerra y la paz, ¿tiene todavía la opinión ilustrada pero no experta el mismo significado y la misma autoridad que ayer? ¿El justificado horror que a todos inspira la guerra atómica per­mite todavía que los aficionados ponderen razonablemente los riesgos y las alternativas? ¿No se ve forzada la opinión pública a suscribir sucesivamente tanto un optimismo ex­tremo (la bomba ha acabado con la guerra) como un pesi­mismo sin límites (una nueva guerra sería el fin del mundo), porque la teoría de la guerra y la paz en la era atómica se

^B^r^\^m^lP^PlP?T^Bcu? i ^ H M ^ H D ^ M lelilíÏP^n^flPÍPP^"" * ;-^PP**** jSp *

r^^^^B HjHk ^ P A É H ¡ R V ^ I ¡ B r a - H ÍL^P#>¡ ^H

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U n D flu fi I ^ a hecho demasiado compleja y demasiado sutil para el hombre corriente, tan compleja en cierto sentido como los

CQOQ Y6Z ItlÚS d i f í c i l : proyectiles balísticos o las bombas mismas?

I I . • La pregunta que acabamos de formular en relación con

0 8 SI m p i e i a guerra y la paz podría hacerse con respecto a muchos rillflflflnnri problemas de gobierno, ya sea en la investigación cientí­

fica, en la planificación económica o en la conservación de recursos naturales. En otras palabras, si los problemas de gobierno en una sociedad científica son verdaderamente problemas científicos, ¿no es entonces la democracia (esto es, la elección por aficionados de aficionados para puestos de mando) una especie de ataque al sentido común y en úl­timo término un absurdo ruinoso? ¿Puede ser gobernada una sociedad científica por personas no científicas? 0 si la so­ciedad científica ha de seguir siendo gobernada de acuerdo con el principio democrático (la elección de aficionados por aficionados), ¿qué educación deben recibir los aficionados para permitirles mantener su papel como electores o como gobernantes?

LAS DOS CULTURAS: HUMANISTA Y CIENTÍFICA Hemos dado una expresión deliberadamente simple y

categórica al problema. Los problemas de gobierno no son nunca problemas exclusivamente científicos. Por otra parte, el carácter científico de ciertos problemas de gobierno es en sí complejo, es decir, no depende de una sola disciplina científica sino, a veces, de muchas.

La política no es reductible a una ciencia porque la

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selección de un grupo de personas que habrán de decidir por todos no implica un método que pueda someterse plena­mente a la razón. La elección satisface el ideal de que los hombres deben gobernarse a sí mismos, pero evidentemente no da ninguna garantía de que serán elegidos los más dig­nos de gobernar. Además, las cualidades necesarias para obtener votos no son las del estadista (aunque no son in­compatibles). Aunque pudiera colocarse en el poder al rey filósofo, éste necesitaría todavía, para gobernar, algo ade­más de la sabiduría. Gobernar es adoptar una decisión jus­ta, pero es también conseguir que resulte aceptable para la mayoría de los ciudadanos; es refrenar intereses opues­tos y hacer concesiones a los prejuicios de algunos y a la nostalgia de otros. A este respecto, el gobierno de las so­ciedades científicas no difiere fundamentalmente del de las sociedades no científicas.

Presenta, sin embargo, algunos rasgos originales que están relacionados con la era científica. En un análisis simplificado, yo diría que los gobernantes de nuestra era tienen que resolver tres tipos de problemas que no existían' (por lo menos, en el mismo grado) en el pasado y que son "científicos", pero de tres maneras diferentes. La primera categoría es la de los problemas propiamente económicos: . - , , ¿Qué debe hacerse cuando comienza una retracción econó- " « puede flODcillUI mica o cuando las reservas de oro empiezan a disminuir? Ig çnriedfld CÍfilltífÍCfl La decisión ha de ser adoptada por los gobernantes, pero requiere preparación intelectual. La segunda categoría de DOT D6rS0HQS problemas se origina en las ciencias naturales. ¿En qué • ' * • * » dirección debe encauzarse la investigación científica? HO CÍGtlt l t lCQS í

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LOS d o S CllItUrOS* ¿Cómo deben distribuirse los fondos disponibles entre las diferentes instituciones? Teniendo en cuenta el costo real

Id o probable de diferentes fuentes de energía dentro de pocos , años, ¿qué programa debe adoptarse para centrales termo-humanista hidráulicas o de energía atómica? ¿Qué programa de arma­

mentos permitirá obtener en un período de cinco años un máximo de seguridad o, si estalla la guerra, las mejores probabilidades de supervivencia? La tercera categoría es la de los problemas de la diplomacia. ¿Debe o no firmarse un acuerdo con la Unión Soviética sobre la suspensión de las pruebas nucleares, aunque los medios de inspección no garanticen que el acuerdo será respetado?

Recientemente, un novelista y científico, Sir Charles Snow, dijo que Occidente ha padecido a consecuencia de la dualidad de su cultura, que los hombres educados sólo en las humanidades han perdido contacto con la Gran Aven­tura de Occidente y de toda la humanidad de hoy, las cien­cias matemáticas, físicas y biológicas. Sir Charles, que personalmente participa en ambas culturas, ha denunciado el empobrecimiento del individuo que resulta de la ignoran­cia de una de estas culturas, así como los peligros que crearía el.predominio de la educación humanista en la so­ciedad occidental, en particular entre el personal gobernan­te. Vuelto hacia el pasado, el humanista tiende a sentir pesimismo respecto al futuro. Vuelto hacia el porvenir, el científico no tiene más remedio que ser optimista, por lo que se refiere al progreso de la ciencia y al desarrollo de la tecnología.

No tengo el propósito de discutir el problema de las dos culturas en toda su amplitud, y por ello me limitaré a algunas observaciones generales. Me parece incontroverti-

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ble que países como Francia e Inglaterra han sufrido duran­te largo tiempo, y quizá en ciertos aspectos sufran todavía, el prejuicio que declara indispensable una educación clá­sica, pero no matemática. En Francia, en 1923, una reforma de la enseñanza secundaria, de carácter verdaderamente reaccionario, aumentó la insistencia en las humanidades a expensas de las ciencias. Hay todavía algunas universida­des inglesas que no abren sus puertas a quien no sepa la­tín. En nuestra época, la falta de educación científica es más perturbadora que la ausencia de educación humanista, por dos razones. Es más difícil para un humanista obtener una educación científica tardíamente y por sí solo que para un científico conseguir una apreciación de la cultura huma­nista. Esta última está en gran medida al alcance de todos. Por otra parte, en nuestra sociedad científica es más grave ser extraño al espíritu y a los métodos de la ciencia que ignorar los idiomas o las literaturas de la antigüedad.

Estas dos proposiciones, sin embargo, exigen ciertas reservas. La cultura humanista es de acceso relativamente fácil, pero la verdadera cultura no se revela mas que des­pués de una larga familiaridad. Un matemático o un físico no necesita aprendizaje para descubrir la literatura o el arte de hoy o de ayer, mientras que un latinista o helenista necesitaría un aprendizaje para penetrar en el universo de la ciencia moderna. Pero queda por ver qué matemáticos o físicos tratarán de descubrir la cultura humanista y en qué medida serán afectados por este descubrimiento. En esen­cia, la cultura humanista es menos una suma de conocimien­tos que una manera de pensar y de ser.

Además, los peligros de una educación exclusivamente científica, aunque menos obvios que los de una educación exclusivamente literaria, existen, sin embargo, y han sido menospreciados más de una vez: una fe en la omnipotencia de la ciencia, una incomprensión de los datos no reducti- I nc f |oS d i l lUFQS* bles al método científico, una ignorancia de las tradiciones históricas y de las complejidades sociales, etc. Apenas si |Q se discute ya la necesidad de añadir a la educación cien- . / - . tífica un mínimo de educación humanista o sociológica. CI6lltlTIC0

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EL LIBRO

AMERICANO

EN

ESPAÑA

ALGUNAS TRADUCCIONES

CASTELLANAS

50

ENERGIA HIDRÁULICA Y NEUMÁTICA INDUS­

T R I A L , por Harry L. Stewart y F loyd D. Jef fer ies.

454 páginas. Ediciones Interc iencia, Madr id .

EL SUELO Y SU FERTIL IDAD (Soils and Soil

Fertility), por L.M. Thompson. 407 págs. Edi tor ia l

Reverte, S.A. Barce lona-Buenos A i res -Mex i co .

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METALURGIA EXTRACTIVA DE LOS METALES FUNDAMENTOS DE INGENIERÍA ELÉCTRICA NOFERREOSfNon-Fe/rous Production Metallurgy), (Basic Electrical Engineering), por George F. por J. L. Bray, 570 págs. Interciencia, Madrid. Corcoran. 529 páginas. Interciencia, Madrid.

PRINCIPIOS Y PRACTICAS DEL RIEGO (Irri- DIRECCIÓN DE EXPLOTACIONES AGRÍCOLAS, gation Principles and Practices), por O. W. Is- (Farm Management), por Black, Clawson, Sayre y raelsen. 344 páginas. Editorial Reverte, S. A. Wilcox. 1.030 páginas. Editorial Reverte, S.A.

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