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UNIVERZITA PALACKÉHO V OLOMOUCI Filozofická fakulta
Katedra romanistiky
"Autocensura" fonética de los andaluces en los medios de comunicación y fuera de Andalucía
Phonetic "Self-Censorship" in Speakers with an
Andalusian Accent in the Media and Outside the Region of Andalusia
(Magisterská diplomová práce)
Obor: Anglická - Španělská filologie
Autor: Bc. Adam Kolárik
Vedoucí práce: Mgr. Enrique Gutiérrez Rubio, Ph.D.
Olomouc 2015
2
Prohlašuji, že jsem tuto magisterskou diplomovou práci vypracoval samostatně pod odborným vedením Mgr. Enrique Gutiérrez Rubio, Ph.D. a uvedl v ní veškerou literaturu a ostatní zdroje, které jsem použil.
V Olomouci dne 10.12.2015 ............................................................
3
Le debo un agradecimiento especial a Mgr. Enrique Gutiérrez Rubio, Ph.D. por sus valiosos consejos, ayuda profesional y apoyo durante la elaboración de este trabajo.
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Índice
1 Introducción 6
2 Los orígenes del español en Andalucía 92.1 Mozárabe 10
2.2 Árabe 11
2.3 El castellano de los repobladores 12
3 Sociolingüística en Andalucía 153.1 La norma/la norma estándar 15
3.2 La norma andaluza 17
3.2.1 Otras perspectivas normativas de la modalidad andaluza 19
4 El andaluz en los medios de comunicación 234.1 La posición del andaluz (y sus críticas) en el contexto mediático 23
4.2 ¿La “norma culta” del andaluz en los medios de comunicación? 27
4.3 Libros de estilo 30
4.3.1 Libro de estilo de Canal Sur 30
4.3.2 Manual de estilo de RTVE 32
5 Un análisis de dos casos concretos: Eva González y Toñi Moreno 345.1 Repercusión entre los espectadores 35
5.1.1 Eva González en MasterChef 36
5.1.2 Toñi Moreno en Entre todos 37
5.2 Metodología 39
5.2.1 Hablantes 39
5.2.2 Programas estudiados 39
5.2.3 Procedimiento 40
5.2.4 Rasgos fonéticos estudiados 41
5.3 Resultados 42
5.3.1 Aspiración de la –s implosiva 42
5.3.2 Pronunciación de la j 44
5.3.3 Consonantes finales: –d 46
5.3.4 Consonantes finales: –l/–r 48
5.3.5 Otros rasgos menores 49
6 Conclusiones 52
7 Resumé 56
8 Referencias bibliográficas 57
5
5
9 Apéndice 62
10 Anotace 63
6
6
1 Introducción
El 19 de agosto de 2014, una pregunta realizada a la cantante andaluza Melody en el
programa Todo va bien, emitido en el canal de televisión española, desató mucha polémica.
Ocurrió durante una entrevista en la que uno de los colaboradores del programa preguntó a la
cantante: “¿Cómo es que siendo de Dos Hermanas hablas tan fina? ¿Has estudiado?”.1 Los
medios no tardaron en hacerse eco de la noticia y no faltaron los que de alguna forma
condenaron la pregunta por ser no adecuada o incluso denigrante y reclamaban una disculpa por
parte de Cuatro. Lo sucedido, además, llevó a algunos políticos del Partido Andalucista a
levantar una queja ante el Defensor del Espectador por vulneración del derecho a la información
y al entretenimiento digno.
Dejando aparte la involucración del, hoy ya disuelto, Partido Andalucista, esta
incidencia bien refleja por lo menos dos fenómenos relacionados con la modalidad andaluza.
Primero, obviamente, la pervivencia de algunos de los antiguos estereotipos que relacionan el
acento andaluz con el nivel cultural. Pero, al mismo tiempo, son muchos los andaluces que,
debido al complejo de inferioridad, se despojan de una gran parte de los rasgos andaluces en
situaciones formales e, inconscientemente, dan razón, o motivo, a declaraciones similares a la
que acabamos de ver. Este es el caso de muchos de los presentadores naturales de Andalucía que
cambian su pronunciación en los medios de comunicación nacionales, un fenómeno interesante
que va a ser el tema del presente trabajo.
El objetivo de nuestro estudio será comparar los comportamientos discursivos de los
profesionales andaluces ante el micrófono en el ambiente andaluz y en el nacional. Sin embargo,
un estudio práctico supone una buena base teórica, lo cual nos ha llevado a la decisión de dividir
el texto en dos partes: la teórica y la práctica. La parte teórica del trabajo irá enfocada a la
cuestión del estatus sociolingüístico del acento andaluz. Empezará con un breve resumen de la
historia del andaluz en el que veremos cómo ha surgido la modalidad andaluza y qué factores
han podido causar su problemática posición frente a la norma castellana en la actualidad. Para
eso contaremos sobre todo con la ayuda de la publicación El español hablado en Andalucía
(Narbona, Cano, Morillo 2003).
Una vez resumido el contexto histórico-lingüístico, procederemos a la cuestión
sociolingüística de las hablas andaluzas. Uno de los temas al que nos vamos a dedicar en esta
parte será la existencia de dos normas lingüísticas en la península y sus impactos en la
1 Montes, L. 2014. “¿Cómo es que siendo de Dos hermanas hablas tan fina? ¿Has estudiado?”. ABC de Sevilla, 27 de agosto.
http://sevilla.abc.es/provincia-dos-hermanas/20140827/sevi-como-siendo-hermanas-hablas-201408271515.html?ns_campaign=Redes%20Sociales&ns_mchannel=abc_sev&ns_source=rrss&ns_fee=0&ns_linkname=CM
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conciencia y la valoración lingüística de los mismos hablantes andaluces. En esta tarea nos serán
de gran ayuda, entre otros, los artículos y publicaciones del profesor Pedro Carbonero que se ha
dedicado durante muchos años al tema de la identidad sociolingüística de las hablas andaluzas.
Sus publicaciones incluyen libros, artículos y sus recopilaciones que juntos presentan un estudio
exhaustivo de diferentes aspectos sociolingüísticos de la modalidad lingüística andaluza. Entre
las publicaciones del profesor Pedro Carbonero que tratan este tema se encuentra el libro
Estudios de sociolingüística andaluza (2001) que recopila doce artículos suyos que cubren una
gran diversidad de temas sociolingüísticos. Entre otros: nivelación lingüística del español
meridional, los procesos de normalización lingüística en la Comunidad Andaluza o la existencia
de la norma andaluza. Tanto la información resumida en el capítulo sobre la historia del andaluz,
como la de esta parte que se dedica a la sociolingüística andaluza nos servirán para un mejor
entendimiento del tema del capítulo siguiente: el andaluz en los medios de comunicación.
El tema ha recibido mucha atención durante las últimas décadas, pero quizá por su
gran complejidad no se ha llegado a ningún tipo de conclusión válida y aceptada por todos. Para
los andaluces su forma de hablar, además de para comunicarse con los demás, sirve para
identificarse como pueblo y quizá también por eso, la pregunta de cuál es la forma de hablar
correcta que uno debería emplear ante el micrófono es de mucha importancia. Mucho ha
mejorado desde los tiempos cuando el andaluz no se utilizaba en casi ningún medio de
comunicación, pero como el alto número de las denuncias en las secciones “Cartas al director”
de muchos periódicos indica, la situación no es perfecta puesto que muchos presentadores
incluso en algunos canales locales evitan expresarse en andaluz e intentan imitar con mayor o
menor éxito la norma castellana. Los artículos que consultaremos en su mayoría fueron
publicados en varias recopilaciones que tienen como tema común el uso mediático del andaluz:
Habla andaluza y medios de comunicación (de las Heras Borrero, Galloso Camacho 2004),
Modalidad lingüística andaluza, medios de comunicación y aula (de las Heras Borrero 2002) o
Conciencia y valoración del habla andaluza (Narbona Jiménez 2013). Asimismo trabajaré con
manuales de estilo para entender las posturas que toman diferentes entes mediáticos ante el
lenguaje empleado en su programación emitida. Los dos de mayor relevancia para mi trabajo
serán Libro de estilo de Canal Sur (2004) y Manual de estilo de RTVE.
En la parte práctica del trabajo aplicaremos toda la información mencionada en los
capítulos anteriores para la investigación de la pronunciación de dos presentadoras nativas de
Andalucía, Eva González y Toñi Moreno, que han presentado programas tanto en la televisión
autonómica, como en la nacional. Para nuestro estudio vamos a establecer un inventario de
rasgos andaluces y vamos a comparar su empleo en los programas de Canal Sur y de Televisión
Española. El capítulo incluirá un comentario de los resultados obtenidos y estos nos servirán para
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sacar conclusiones sobre los comportamientos lingüísticos de ambas presentadoras y a la vez
proporcionarán datos concretos sobre el fenómeno estudiado en este trabajo.
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2 Los orígenes del español en Andalucía
Determinar una fecha de nacimiento del español en lo que hoy viene siendo la
comunidad autónoma de Andalucía parece, a primera vista, una tarea relativamente fácil. La
opinión más extendida asocia dicho momento con la reconquista del sur de la península Ibérica
cuando la lengua de los reconquistadores llegó a sustituir el árabe de los moros andalusíes que a
su vez acabó desapareciendo del territorio por completo. Esto situaría el nacimiento del español
en Andalucía desde 1225 a 1248 en Andalucía occidental y desde 1481 a 1492 en el reino de
Granada o Andalucía oriental (dadas las circunstancias de la reconquista tardía de esta parte de
Andalucía). En el libro El español hablado en Andalucía, los autores Antonio Narbona, Rafael
Cano y Ramón Morillo comparan este traslado de lengua con la difusión de otras lenguas
romances al sur de la península y otros más: “Tampoco difiere sustancialmente de la llegada del
castellano a Andalucía del modo en que arribó el latín a la península Ibérica, o el español a las
tierras del Nuevo Mundo” (Narbona, Cano, Morillo 2003, 35).
Es, sin embargo, la peculiar forma de pronunciación y los rasgos definitorios del
andaluz lo que causa problemas a los historiadores. El español en Andalucía, sobre todo su forma
hablada, difiere notablemente de las demás variedades del castellano en la península y muchos
de los problemas consisten en la imposibilidad de determinar la antigüedad precisa de estos
rasgos tan propios del andaluz y otras subvariedades meridionales. Existen varias opiniones y
posturas al respecto. Algunos historiadores indican que la peculiar modalidad lingüística
andaluza existe ya desde el siglo XIII, o sea ya en la época de la reconquista de Andalucía
occidental, con casi todos sus rasgos formados y presentes en el habla de los mismos
reconquistadores, suponiendo que estos rasgos, hoy típicos del andaluz, habrían nacido fuera del
territorio andaluz (Narbona, Cano, Morillo, 36). Sin embargo, hay otros que, en cambio, retrasan
el punto de aparición de muchos de esos rasgos considerablemente y afirman que no se puede
hablar de una modalidad lingüística andaluza propiamente dicha hasta el siglo XVIII o, incluso,
XIX (Narbona, Cano, Morillo 2003, 36).
Estas grandes diferencias de interpretación se deben principalmente a la naturaleza
de los datos históricos que hay que manejar. Como bien explican Narbona, Cano y Morillo, los
filólogos en sus investigaciones solo disponen de dos clases de datos: lo que dicen los autores
antiguos (entre ellos, filólogos, literatos y eruditos en general) y lo que muestran los textos
(empleo de ciertos vocablos, vacilaciones gráficas, etc.). Desgraciadamente, ninguna de esas dos
fuentes presenta testimonios inequívocos. Los viejos gramáticos, por ejemplo, prestaban más
atención a cómo “se debe hablar” que a “cómo se habla” por lo cual tardaban mucho en reflejar
en los diccionarios los cambios que iban surgiendo en la lengua hablada. Asimismo, los textos
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también pueden suponer graves problemas de interpretación si tomamos en cuenta que los
cambios en las grafías o “faltas” pueden ser, al igual que hoy, faltas de ortografía con cierta
relevancia fonética o meros lapsus calami (Narbona, Cano, Morillo 2003, 36).
Además, a los problemas que acabamos de mencionar hay que sumar otros más que
tienen que ver con el posible papel de otras lenguas presentes en la España musulmana (y
durante la reconquista) en la constitución de la variedad lingüística andaluza. Tal sería el caso
del mozárabe, una lengua romance hablada en toda la España musulmana que se habló entre los
cristianos, e incluso muchos musulmanes, en situaciones informales y no se sabe bien si llegó a
coexistir con el castellano de los reconquistadores en el sur peninsular, o por aquel entonces ya
había desaparecido por completo. Asimismo, no hay que olvidar que en toda la España
musulmana se hablaba el árabe que, no obstante, llegó a configurarse como un dialecto
notablemente diferente con respecto al árabe clásico (Narbona, Cano, Morillo 2003, 36). La falta
de información exacta sobre las fechas de la supervivencia del mozárabe, el nacimiento de los
rasgos andaluces y la presencia del árabe (y su posible influencia sobre la modalidad andaluza),
como en otros casos más, nos hace difícil la tarea de averiguar si la presencia de estos idiomas en
la península Ibérica pudo influir en el proceso de constitución de las hablas andaluzas. En las
partes que siguen, vamos a intentar aclarar de forma más pormenorizada la posible influencia de
estas lenguas sobre la constitución del andaluz tal como lo conocemos hoy.
2.1 Mozárabe
Está bien documentado que dentro del Al-Andalus árabe los descendentes de los
hispanorromanos e hispanogodos cristianos habían mantenido durante varios siglos las formas
románicas que hoy en día los historiadores suelen llamar “mozárabe” (una palabra árabe con la
que se llamaba a los cristianos sometidos a los musulmanes y que significa ‘arabizado’). No
obstante, numerosos testimonios documentan el bilingüismo en el Al-Andalus. Este bilingüismo
no se limitaba solo a los cristianos; se conocen tanto casos de musulmanes de habla romance,
como de cristianos que empleaban el árabe en su conversación cotidiana. Asimismo sabemos de
algunos descendientes de árabes, sirios y bereberes que aparte del árabe se comunicaban en
mozárabe (Narbona, Cano, Morillo 2003, 45). Sin embargo, cuando Castilla reconquista la parte
occidental de Andalucía, la población cristiana había desaparecido casi por completo. Esto se
debe a dos oleadas de invasión de sectas musulmanas desde el norte de África –los almorávides
y más tarde los almohades– a las que los moros andalusíes habían llamado para defenderse de los
cristianos. Esas tribus ayudaron a llevar la intolerancia religiosa en Al-Andalus al límite;
mientras que los almorávides expulsaron a los cristianos del territorio al norte de África, los
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almohades más tarde llegaron con una política aun más agresiva: exterminaron físicamente a los
cristianos de tal modo que a principios del siglo XIII los testimonios sobre mozárabes en el Sur
son escasos y cuando llegan los reconquistadores ningún documento refleja su presencia; esto
parece indicar que si hubo residuos del romance mozárabe, este no tenía suficiente importancia
para resistir ante el castellano de los nuevos dueños (Narbona, Cano, Morillo 2003, 46-47). En
lo que concierne el reino de Granada, la población cristiana estaba constituida principalmente
por extranjeros (viajeros, nobles castellanos refugiados por razones políticas, comerciantes y
cautivos de los territorios cristianos). De ahí que las numerosas influencias léxicas e incluso
sintácticas del romance en el árabe hablado en el reino granadino no se atribuyan al mozárabe,
sino al castellano que los granadinos conocían por razones prácticas, sus relaciones con los
reinos vecinos y la presencia de gentes del reino de Castilla. Todo esto parece indicar que antes
de la llegada de los castellanos durante la reconquista ya no existiera un bilingüismo romance-
árabe ampliamente extendido en el territorio.
Dicho todo esto, las informaciones de las que disponemos no señalan que hubiera un
vínculo entre el mozárabe hablado en Al-Andalus y el castellano que llegó con los
reconquistadores y acabó convirtiéndose en lo que hoy denominamos la modalidad lingüística
andaluza. Parece que hubo un lapso entre los últimos momentos del romance mozárabe y la
aparición e implementación del castellano al producirse la reconquista; todo esto haciendo
imposible una posible trasmisión de rasgos mozárabes al español traído por los castellanos. De
tal modo que las influencias que el mozárabe tuvo sobre el castellano peninsular se limitan al
léxico (en zonas tan dispersas como Toledo, Zaragoza o Lisboa) (Narbona, Cano, Morillo 2003,
48).
2.2 Árabe
A diferencia de otras regiones conquistadas anteriormente, cuando los castellanos
ocupan Andalucía, se encuentran con un territorio cultivado, poblado y urbanizado. Sin embargo,
la política que los nuevos dueños emprendieron fue una de intensa castellanización que tuvo
lugar sobre todo en las ciudades (Sevilla, Córdoba o Úbeda, entre otras). En estas, los
musulmanes tuvieron que abandonar sus propiedades y marcharse a zonas aún dominadas por
otros musulmanes (es decir, a Granada). Más tarde, surgieron en estas ciudades barrios propios
(llamados también ‘morerías’ o ‘aljamas’) cuando los reyes trajeron moros súbditos para que se
dedicasen a los oficios en que eran expertos. Estas, como bien demuestran los documentos
durante toda la Edad Media, tenían muy poca importancia tanto en número de habitantes, como
en poder económico (una excepción siendo los barrios moros de Sevilla, Córdoba, Palma del Río
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y la Algaba) (Narbona, Cano, Morillo 2003, 50).
En las zonas rurales la situación era diferente: durante un tiempo hubo una población
musulmana abundante en la campiña sevillana y cordobesa. Esta situación, no obstante, duró
muy poco. Tras la sublevación de los moros descontentos por los intentos de repoblación
cristiana en 1264, el campo se suma a las ciudades vaciadas de los musulmanes cuando éstos
también se ven obligados a irse o bien a África, o al reino granadino.
De todo lo que acabamos de mencionar hemos de concluir que, relativamente pronto
tras producirse la reconquista, Andalucía fue un territorio cristiano y castellanizado en el que
apenas pervivía la población mudéjar, y en los lugares donde sí hubo, tuvo escasa importancia.
Si consideramos que fue precisamente en la Baja Edad Media cuando surgieron muchos de los
rasgos distintivos de las hablas andaluzas, tenemos que rechazar la posible influencia del árabe
vulgar andalusí en la formación de la peculiaridad lingüística andaluza, o la atribución de los
rasgos andaluces a la deformación del castellano en las bocas de los hablantes del árabe
(Narbona, Cano, Morillo, 50). De hecho, la irrelevancia lingüística de la presencia del árabe en
cuanto a la evolución del castellano peninsular se ve bien reflejada en otros lugares de Castilla
donde la convivencia del árabe y castellano no ocasionó la evolución lingüística de este último;
es más, a lo largo de los siglos XIV y XV notamos una disminución significante de vocablos
árabes que penetran en castellano (Narbona, Cano, Morillo 2003, 51).
El destino de los musulmanes granadinos después de la reconquista tiene menos
relevancia para la historia del andaluz puesto que en 1492 la modalidad andaluza estaba ya
configurada en algunos de sus rasgos más distintivos. Aun así, Andalucía oriental siguió casi el
mismo proceso que la parte occidental dos siglos antes. Los cristianos predominaban sobre todo
en las ciudades, pero llegaron también a la vega, las llanuras y la costa (Narbona, Cano, Morillo
2003, 51). La población musulmana, en cambio, acabó siendo predominante solo en las zonas
montañosas y su número (mayor frente a los cristianos al principio) se fue reduciendo debido a
las expulsiones, huidas a África y deportaciones a otros lugares de Castilla. Vemos, pues, que
aunque durante casi un siglo se cumplieran las condiciones necesarias para influencia lingüística,
el abismo entre las dos culturas y el desprecio por el mundo cultural árabe por parte de los
cristianos por aquel entonces impidieron la transmisión (Narbona, Cano, Morillo 2003, 52).
2.3 El castellano de los repobladores
Considerando todo lo que hemos estado analizando en las secciones anteriores,
tenemos que suponer que los orígenes del andaluz se remontan al siglo XIII cuando los nuevos
habitantes de diferentes partes llegan a repoblar Andalucía. Desde el punto de vista lingüístico,
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lo más importante es su procedencia geográfica y lingüística: información accesible en los Libros
de repartimiento, en los documentos oficiales o en las Crónicas. Estas informaciones, no
obstante, no siempre existen y cuando sí las hay, siguen planteando graves interrogantes
(Narbona, Cano, Morillo 2003, 52). Se ha señalado que la mejor fuente de información al
respecto son los apellidos “toponímicos”, es decir, las menciones de personas con algún tipo de
patronímico (por ejemplo, Domingo Pérez el Gallego); sin embargo, tal forma de nombrar no es
ni mucho menos mayoritaria (Narbona, Cano, Morillo 2003, 52). Quizá sea por los problemas
interpretativos que suponen los documentos de los que disponemos que los cuales historiadores
lingüísticos hayan llegado a diferentes versiones de cómo y cuándo se constituyeron las hablas
andaluzas.
En su artículo “El proceso histórico de constitución de las hablas andaluzas: Revisión
crítica de las hipótesis emitidas”, Rafael Cano Aguilar intenta repasar las teorías más importantes
que se han creado acerca del surgimiento del andaluz y de ahí sacar conclusiones más generales.
Menciona que todos los datos que tenemos sobre la situación del valle del Guadalquivir tras la
reconquista indican que se trató de la situación típica para el desarrollo de procesos de
koineización lingüística. “Esta se concibe habitualmente como un conjunto de procesos de
mezcla dialectal, nivelación de variantes, reducción de la variación y, finalmente, simplificación
de la estructura lingüística, todo lo cual ocurre en situaciones sociales de rápida e intensa mezcla
demográfica y dialectal” (Cano 2013, 181). A primera vista, la sociedad andaluza tras la
reconquista aparenta ser idónea para el proceso: nuevos pobladores de diferentes áreas
dialectales castellanas (y extracastellanos con fuertes vínculos al castellano: gallegos,
portugueses, catalanes). Pero si nos detenemos en los cambios poblacionales que hubo en
Andalucía desde mediados del XIII hasta principios del XVI, no encontramos la imagen
prototípica de los procesos generadores de koinés. Lo que hubo en Andalucía fue un movimiento
de flujo en el XIII y de reflujo posterior puesto que muchos de los castellanos beneficiarios no
llegaron a establecerse en el territorio y muchos vendieron sus propiedades y volvieron al Norte
(como lo habrían hecho muchos de los conquistadores al principio). De ahí que los datos de
procedencia geográfica de los pobladores que nos ofrecen los Libros de repartimiento (que
aportan datos sobre solo entre un 30% y un 50% del total de los pobladores) no puedan
determinar cuántos de esos pobladores lo fueron de verdad y cuántos regresaron al Norte al final
(Cano 2013, 187-188). Además, no hay que olvidarse de la movilidad que tuvieron que suponer
dos acontecimientos históricos en el siglo XV: la conquista del reino granadino y el
establecimiento de Sevilla como la base para la conquista del Nuevo Mundo.
Asimismo, los siglos XIV y XV conocieron un silencioso proceso de repoblación del
que lamentablemente disponemos de poca documentación y, como Cano señala, muchos de los
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rasgos distintivos de la modalidad andaluza surgieron precisamente en estos periodos que
corresponden a las fases de poblamiento peor conocidas (Cano 2013, 189). Relativamente más
conocidos son los procesos de poblamiento de la parte más occidental. Allí, siempre se ha
destacado la importancia de los castellanos con predominio siempre de Castilla la Vieja sobre la
Nueva, pobladores originarios del reino de León (leoneses propiamente dichos), seguidos de los
gallegos, catalanes del reino de Aragón, navarros y portugueses (un grupo de portugueses en
Jerez y Sevilla) (Narbona, Cano, Morillo 2003, 55). Tampoco hemos de olvidarnos de la
presencia de gentes procedentes de la misma Andalucía (de las zonas anteriormente conquistadas
en la cabecera del Guadalquivir). De modo parecido, durante el proceso de la repoblación del
reino granadino la mayoría de los nuevos pobladores cristianos procedía de la misma Andalucía;
sobre todo los sevillanos, cordobeses y jiennenses. Además Cano menciona la escasa población
procedente de la franja cantábrica, Portugal y la Corona de Aragón (Narbona, Cano, Morillo
2003, 55). Esto nos explica por qué tan rápidamente Granada fue concebida como miembro
integral de Andalucía y por qué incorporó la variedad lingüística claramente diferenciada ya.
Dejando aparte los muchos acontecimientos históricos que no nos importan aquí,
hemos de concluir que la formación histórica del andaluz parece un agregado de procesos
heterogéneos en naturaleza y en cronología (más que un proceso de koineización simple). Esto
nos complica la interpretación histórica de la constitución de las hablas andaluzas, pero parece
corresponder más al complejo proceso de constitución de la misma sociedad andaluza (Cano
2013, 190). Aunque el problema de los orígenes del andaluz deja muchas preguntas por
contestar, hemos intentado zanjar por lo menos algunas y aclarar algunos tópicos vinculados al
origen del andaluz.
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3 Sociolingüística en Andalucía
En el presente capítulo vamos a proceder a tratar los temas sociolingüísticos
relacionados con las hablas andaluzas. Para ello vamos a contar con la ayuda de varios artículos
del profesor Pedro Carbonero que se ha dedicado al tema de la sociolingüística andaluza en sus
investigaciones.
Si hablamos de una lengua, tenemos que tener en cuenta que no se trata de un
producto estático, fijo o inmutable. En contrario, como explica Carbonero en su artículo sobre la
nivelación lingüística:
Toda lengua posee unas virtualidades dinámicas de cambio, que se manifiestan de
manera continuada. En todo momento de la historia de una lengua se perciben
facetas del sistema lingüístico que parecen estar en cierto grado de inestabilidad y
que suponen la búsqueda de nuevos resultados. La solución que va desapareciendo
convive con la nueva durante algún tiempo y esa coexistencia presenta problemas a
la descripción sincrónica” (Carbonero 2003a, 31).
De ahí que referirse a una lengua significa referirse a una convención: una convención que existe
entre los hablantes y, al mismo tiempo, una convención a la que han llegado los
lingüistas/gramáticos en sus investigaciones. Los hablantes a su vez hablan cada uno su propio
idiolecto (su forma particular de emplear una lengua determinada) y sabemos que ni siquiera el
mismo individuo habla de la misma manera en todas las situaciones. Vemos, pues, que la lengua
no existe como un producto inmutable, existe a través de los hablantes que la emplean en su vida
cotidiana, se entienden entre ellos y así se identifican como miembros de la misma comunidad
lingüística. Esto es posible gracias a las leyes que sostienen el sistema la lengua más allá de las
diferencias individuales entre los usuarios (Carbonero 2003a, 32). Esto último nos lleva a lo que
va a ser el tema de la siguiente sección que es la norma.
3.1 La norma/la norma estándar
Hasta ahora hemos visto que la lengua se manifiesta en todo momento como un
organismo plurisistemático donde los diferentes sistemas conviven y evolucionan tanto
diacrónicamente (las diferentes soluciones gramaticales, por ejemplo, de la expresión del futuro
en español cantaré/voy a cantar), como sincrónicamente: las diferencias que sirven para
distinguir una comunidad de otras socialmente o geográficamente (dialectos y sociolectos)
(Carbonero 2003a, 32). Sin embargo, frente a las fuerzas de dispersión de una lengua, existen
fuerzas que tienden a la nivelación, es decir, a la búsqueda de una norma común. Estas
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tendencias niveladoras pueden ser o bien institucionales (lo cual sería el caso de la Real
Academia Española, por ejemplo), socioculturales (la influencia que tienen los medios de
comunicación y la facilidad de viajar, etc.) o sociohistóricas (la existencia de una literatura
común, lazos históricos y un sentimiento de unidad cultural) (Carbonero 2003a, 33).
Dichas tendencias constituyen lo que se suele llamar norma estándar. Esta norma
funciona en la lengua como un ideal para los hablantes que, a pesar de emplear su propio
dialecto, sociolecto o incluso idiolecto, intentan con mayor o menor éxito aproximarse a ella
(Carbonero 2003b, 39). No hay que olvidar, no obstante, que los rasgos que definen la norma
estándar no se basan en términos de lo que utiliza la mayoría, los principios son más complejos.
Al respecto, Carbonero menciona cuatro principios establecidos por Vachek (del Círculo
lingüístico de Praga): intelectualización (no solo sirve la norma estándar para expresarse en
situaciones coloquiales, sino también para comunicarse en ámbitos intelectuales, científicos o
culturales), arraigo (los rasgos de la norma son considerados por los hablantes como propios,
pertenecientes a su patrimonio histórico y cultural), prestigio (los rasgos de la norma son
prestigiados: el bien hablar) y lealtad lingüística (intención de no huir de los rasgos que definen
su modo de hablar y de cumplirlos en lo posible) (Vachek 1966 en Carbonero 2003a, 34).
Sin embargo, la vida real con sus diversas situaciones nos exige usos de lengua
adecuados a la ocasión dada. De ahí que además de la norma estándar, existan otras modalidades
de uso de la lengua para los que la norma estándar sirve como el punto de referencia. Se trata de
las normas que cambian en función de la variación diastrática o diafásica (normas elevadas o
coloquiales), de la variación dialectal o diatópica (normas regionales y dialectales) o de la
variación diacrónica (tiene que ver con los usos arcaicos o innovadores). Cada una de las
normas, o modalidades, que acabamos de mencionar tiene su papel en la comunicación cotidiana
donde cada modalidad corresponde a una situación sociolingüística y un contexto adecuado. De
no ser así, el uso no apropiado o “incorrecto” puede causar rechazo o extrañeza por parte de los
oyentes (Carbonero 2003a, 34).
Dentro del mundo hispanohablante, la situación está lejos de ser clara puesto que
establecer los rasgos que posee la norma niveladora resulta una tarea bastante difícil. Tanto es así
que se ha llegado a una doble tipología de todas las hablas españolas: la variedad castellana
(septentrional, incluso peninsular) y la variedad meridional (sevillana, andaluza o atlántica). Así
lo demuestran los numerosos aspectos lingüísticos (ya sean fonéticos, fonológicos o morfo-
sintácticos) que causan problemas por los diferentes niveles de aceptación según las áreas
geográficas. Un problema como este en el plano morfo-sintáctico serían los diferentes usos de
los pronombres átonos lo, la, le (Carbonero 2003a, 35). En el plano fonético-fonológico,
encontramos el tan discutido problema de la distinción s/θ o el seseo/ceceo (extendido en gran
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parte de Andalucía, Canarias y prácticamente toda Hispanoamérica), además, el yeísmo siendo
hoy en día la solución común para la absoluta mayoría de los hispanohablantes. Pero también
otros aspectos fonéticos que en muchas partes han llegado a ser ampliamente aceptados incluso
en ámbitos no dialectales. Tal sería el caso de la relajación/pérdida de la –d- intervocálica del
participio –ado o la aspiración de la –s implosiva (Carbonero 2003a, 36).
Ahora bien, hablar de dos tendencias del español supone un alto nivel de
generalización puesto que en cada una de las dos encontramos mucha diversidad interna y
variación geográfica y social (sin mencionar el territorio inmenso que abarca el español
americano con todas sus subvariedades). No obstante, tal división parece la más justificada y
válida para los fines de nuestro trabajo. Además, son ciertas las palabras de Manuel Alvar, el
autor del Atlas lingüístico y etnográfico de Andalucía (1991), acerca de la nivelación propia del
español meridional frente a la variedad septentrional: “La separación del andaluz del castellano
que lo motivó es de tal condición, que han venido a romperse en mil casos los amarres de unión.
Hasta el extremo de que la norma de la lengua común ha dejado de regir incluso en el habla de
las gentes instruidas” (Alvar 1974, 14). Con esta cita llegamos al tema de la parte que sigue que
es la existencia y el carácter de la norma andaluza.
3.2 La norma andaluza
Se ha dicho en ocasiones que las diferencias dialectales entre las masas son mucho
mayores a las que existen entre los hablantes cultos. Tal afirmación es cierta, pero como indica
M. Alvar en su cita, la nivelación lingüística existe también a niveles cultos cuando algunos de
los rasgos originarios de los niveles populares (como, por ejemplo, los que hemos citado
previamente) llegan a los niveles altos y son aceptados por hablantes cultos (Carbonero 2003a,
36).
En el caso de la modalidad lingüística andaluza, los rasgos que penetraron con más
facilidad en el uso de los hablantes de nivel culto son los rasgos tradicionalmente asociados con
el acento sevillano, lo cual no es de extrañar dada la posición histórica y económica de Sevilla
dentro de la comunidad autónoma andaluza. En una de sus investigaciones sobre la nivelación en
el español meridional, el profesor Pedro Carbonero intentó averiguar cuál es el “ideal” de lengua
que subyace el uso real del español de los hablantes andaluces.
En su artículo sobre la nivelación en el español meridional Carbonero describe el
estudio que hizo sobre la nivelación del andaluz (especialmente en la provincia sevillana) y los
resultados que obtuvo. El objetivo de su estudio fue: “…considerar el grado de penetración de
los dialectalismos fonéticos en cada uno de los niveles antes expresados, para observar, en
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18
definitiva, en qué medida esos meridionalismos pasan a formar parte de un conjunto de rasgos
tendentes a una nivelación propia” (Carbonero 2003b, 41). En el trabajo consideró sobre todo
tres factores: el estrato sociocultural, la edad y el sexo; para su artículo, sin embargo, se centró
en los datos obtenidos del primer criterio (que es el que nos interesa aquí). Diferenció, pues, tres
estratos socioculturales en función del nivel educativo de los hablantes: culto (personas con título
universitario), medio (personas con formación de bachillerato o similar) y el nivel popular
(hablantes sin estudios o con estudios primarios) (Carbonero 2003b, 41). El paso siguiente fue
elegir ocho rasgos y medir el grado de aceptación que corresponde a cada uno de ellos
(utilizando un índice de aceptación que puede ir entre 0 y 1, según el menor o mayor grado de
uso). Cabe decir que a todos los estratos sociolingüísticos les corresponde el mismo valor
cuantitativo para compensar el hecho de que el número de hablantes es mayor cuanto más se baja
de nivel, pero al mismo tiempo los hablantes cultos suelen tener más prestigio social que los
primeros (Carbonero 2003b, 42).
Lógicamente, no todos los rasgos de una modalidad de lengua gozan del mismo
prestigio y aceptación entre los hablantes. No es de extrañar, entonces, que encontremos grandes
diferencias en el grado de aceptación de los rasgos considerados por el profesor Carbonero. En
función de los resultados obtenidos, el autor divide los rasgos en dos grupos grandes.
El primer grupo incluye cuatro de los fenómenos observados, todos con el índice
general muy por encima del 0,50 (concretamente 0,97; 0,92; 0,91; y 0,87) y en orden
descendente se trata de la pronunciación aspirada de /x/, la aspiración o pérdida de –s implosiva,
la de otras consonantes implosivas y el seseo (Carbonero 2003b, 42-44). Todos estos rasgos son
muy extendidos en la comunidad de manera que su aceptación alcanza hasta los niveles más
cultos. Se pueden considerar como fenómenos de gran vitalidad que afectan al habla de los
hablantes de todos los niveles y constituyen, pues, una norma casi general (Carbonero 2003b,
42).
En cambio, los tres rasgos constituyentes el segundo grupo gozan de notablemente
menor grado de aceptación (el índice respectivo es de 0,49; 0,48 y 0,47). Los tres rasgos son los
siguientes: desaparición de –r final de palabra, neutralización de r/l en posición implosiva y
desaparición de –l final de palabra (ceceo, el restante octavo rasgo, queda aparte por su escasa
extensión en el ámbito estudiado) (Carbonero 2003b, 42). El autor pone de relieve que aunque
los índices de aceptación están cerca del 0,50, lo cual significaría el nivel medio teórico de
aceptación, hay un descenso significativo en el nivel culto, que es el más representativo para la
consideración del grado de prestigio de cada fenómeno; en el nivel culto su índice de aceptación
está cerca del 0,20 (Carbonero 2003b, 42). En comparación con el primer grupo, cuyos rasgos
gozaban aproximadamente del mismo grado de aceptación en los tres niveles y eran por eso
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escasamente rechazables, en el segundo grupo se puede observar un “abismo” entre el grado de
aceptación entre los hablantes del nivel popular y los del nivel culto.
Resumiendo los resultados ofrecidos por el estudio, podemos concluir que existe una
correlación entre el estrato sociocultural de los hablantes y el grado (índice) de aceptación de los
rasgos meridionales: cuanto más alto el nivel, menor aceptación, en relación con los otros
niveles, de los rasgos considerados dialectales. Comparando los tres niveles, el grado de
aceptación de los rasgos individuales a nivel alto es siempre más bajo que los dos restantes
(Carbonero 2003b, 44). Asimismo, hay que destacar el distanciamiento entre los diferentes
niveles socioculturales cuando se trata de los rasgos peor considerados en la conciencia
lingüística de los hablantes andaluces. Al respecto, el autor menciona el caso de la desaparición
de –r o –l finales o su neutralización en posición implosiva, en el habla coloquial estos rasgos
son generalmente aceptados, en el habla culta, no obstante, suelen ser rechazados y
desprestigiados. Son estos los rasgos que están marcados por la tensión en la conciencia de los
hablantes que los emplean en su habla cotidiana y espontánea, pero los evitan cuando intentan
hablar “bien”. Todo esto parece indicar que los hablantes del nivel alto tienen una conciencia
lingüística de una norma superior, más general que la andaluza, por lo cual su habla se aproxima
más a la norma estándar “general” de la lengua española (Carbonero 2003b, 44). Finalmente, es
importante mencionar que aunque los fenómenos estudiados por el profesor Carbonero se
centran en el ámbito sevillano, nos sirve para nuestro trabajo puesto que la capital andaluza es
donde se concentra la “vida oficial” de la comunidad (es la sede artística, económica, histórica y
universitaria) y hasta cierto punto constituye la norma general para toda la zona, por lo menos en
el caso de Andalucía occidental. Además, las dos presentadoras cuyos comportamientos
lingüísticos queremos estudiar son nativas de Andalucía occidental y con mucha probabilidad,
pues, comparten esta conciencia de la norma andaluza.
3.2.1 Otras perspectivas normativas de la modalidad andaluza
En las partes anteriores hemos hablado sobre el concepto de la norma estándar, tanto
en general, como de su presencia y carácter en el ámbito andaluz. Existen, no obstante, múltiples
maneras de entender la norma como tal en función de las diversas perspectivas que uno adapte
para interpretar el término. Como señala R. Bartsch, hay dos aspectos que hay que diferenciar al
considerar el concepto de norma: uno de ellos es la praxis (se refiere a la cantidad de hablantes
que la usan) y el otro es el reconocimiento (se refiere a la validez que se da a un determinado
uso) (Bartsch 1987, 218). Esta división corresponde a la diferencia que existe entre los hábitos
lingüísticos espontáneos empleados en el ámbito que nos rodea desde nuestro nacimiento y el
uso de la lengua normalizado que supone “hablar bien”.
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20
De modo parecido, Pedro Carbonero en su artículo “Norma sociolingüística, norma
académica y norma escolar en Andalucía” indica que hay que diferenciar cuatro enfoques en la
consideración de la norma: la norma lingüística, la norma sociolingüística, la norma académica y
la norma escolar (Carbonero 1996, 54). Estas cuatro ramas de la norma se pueden dividir en dos
grupos según una doble perspectiva. Primero, la visión de la norma que surge de un proceso de
investigación lingüística. Esta visión se basa en la obtención de datos, su estudio científico y,
finalmente, una interpretación y descripción objetiva. Este grupo incluye la norma lingüística y
la norma sociolingüística. Sin embargo, aparte de esta perspectiva existe otra que no se sitúa en
el plano descriptivo, sino prescriptivo. Este punto de vista suele ser asociado con la política
lingüística que se entiende en términos de las tareas de planificación y normalización. A este
grupo pertenecen la norma académica y la norma escolar (Carbonero 1996, 55). Claro está que la
prescripción no puede ir en contra del comportamiento lingüístico común puesto que tendría
pocas posibilidades de sobrevivir. De ahí que toda política normativa tiene que considerar los
resultados proporcionados por la investigación científica y reflejar esos rasgos que son
generalmente aceptados y asumidos por la mayoría de los hablantes de una comunidad.
La norma lingüística es lo que se conoce como el uso común, es decir, el conjunto de
rasgos y hábitos lingüísticos propios de y considerados como normales por los hablantes de una
determinada colectividad. Según Carbonero (1996, 55), este concepto es puramente descriptivo y
carece de cualquier peso valorativo. Asimismo destaca que el concepto de norma es siempre
relativo por lo cual algo que no es común en un cierto nivel de generalización (por ejemplo, toda
la comunidad hispanohablante) puede serlo si lo que se estudia son los comportamientos
lingüísticos de una zona determinada donde este mismo rasgo está tenido por normal y lo emplea
la mayoría de los hablantes en la zona. Tal sería el caso del ceceo que no forma parte de la norma
descriptiva general del español, pero en unas zonas su uso está extendido hasta el punto de ser
habitual y, como consecuencia, corresponde al uso común de la zona (Carbonero 1996, 55).
La norma sociolingüística se parece a la norma lingüística en cuanto a su carácter
descriptivo, pero corresponde al uso prestigiado. Los rasgos que la forman surgen de un proceso
selectivo lo cual demuestra que no todos los rasgos tienen el mismo grado de consideración y
aceptación social (Carbonero 1996, 55-56). Para averiguar cuáles son los rasgos que constituyen
la norma sociolingüística de una modalidad, los lingüistas tienen que estudiar el grado de
aceptación del que gozan diferentes rasgos de una modalidad, tal como lo hemos visto en la
sección anterior (vid. supra) (Coseriu 1990, 44). En el ambiente andaluz, como ya se ha dicho, se
ha estudiado sobre todo la parte que corresponde a Andalucía occidental y entre los rasgos que
desde el punto de vista sociolingüístico gozan de menos prestigio (aparte de los ya mencionados)
están, por ejemplo, el ceceo, la pronunciación fricativa del fonema /ĉ/ (grafía ch) o la apócope de
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palabras como pa (‘para’) o to (‘todo’) (Carbonero 1996, 58).
La norma académica comparte con la norma sociolingüística el hecho de que unos
rasgos son más valorados que otros, es decir, su carácter selectivo. No obstante, mientras que en
el caso de la norma sociolingüística tal proceso tenía carácter implícito (las valoraciones sociales
que tienen que ser estudiadas por un lingüista), aquí nos encontramos con una selección explícita
e institucionalizada: sus rasgos configuran lo que viene siendo el uso correcto de la lengua
(Carbonero 1996, 82). No es de extrañar que la norma académica coincida en muchos rasgos con
la sociolingüística, pero la primera debido a su carácter explícito y estático suele tardar en
reflejar los rasgos que ya han alcanzado cierto grado de prestigio social. Por eso, toda
normalización académica va siempre a la zaga de la social (Carbonero 1996, 56). Es de esperar
que para esta norma el criterio más importante sea el de corrección académica y de ahí, que la
referencia inmediata sea el diccionario de la Real Academia. De modo parecido, los diccionarios
escolares y los manuales de gramática empleados como libros de texto suelen ser consultados
frecuentemente por reflejar la norma académica (Carbonero 1996, 60). En el ámbito andaluz y en
lo referente a la fonética y fonología, que es lo que más nos interesa aquí, el autor menciona la
existencia de dos sistemas fonológicos del español que tienen la misma validez a nivel de norma
académica. El primero de ellos es el modelo septentrional y el segundo el andaluz (atlántico,
americano). El sistema consonántico de la segunda de estas dos normas está marcado por el
seseo. En este caso, pues, observamos una dualidad normativa en cuanto a la
distinción/confusión de las consonantes sibilantes y ciceantes (Carbonero 1996, 62).
El último enfoque normativo que tenemos que considerar aquí es el escolar y es,
quizá, el más difícil de explicar. Basándose en la norma sociolingüística y las orientaciones o
prescripciones de la norma académica, la norma escolar debería servir como referencia para
trabajar con los escolares (Carbonero 1996, 57, 62). Carbonero afirma que la tarea del profesor
supone un compromiso de conducir a sus alumnos hacia lo que se considera el buen uso de la
lengua. Este último término supone la convergencia de tres conceptos: lo adecuado, lo ideal y lo
prescrito (Carbonero 1996, 57). Lo adecuado corresponde al empleo adecuado de la lengua y
tiene que ver con la capacidad de utilizar lo máximo de todos los recursos lingüísticos (ya sean
léxicos, gramaticales o fonéticos) con el fin de manifestarse, comunicar su ideas o dar su opinión
con la mayor exactitud posible y, al mismo tiempo, ateniéndose a las circunstancias situacionales
(Carbonero 1996, 57). Lo ideal se entiende como el objetivo de lograr en el alumno el uso de la
lengua de acuerdo con los rasgos que la mayor parte de la sociedad considera como prestigiados.
Y por último, pero no por ello menos importante, lo prescrito académicamente: los usos de
acuerdo con las prescripciones académicas.
Por un lado, el profesor tiene que conducir a los alumnos a un uso normativo de la
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lengua española: a evitar y corregir aquellos rasgos de habla coloquial que carecen del prestigio
social y aceptación académica y por eso no constituyen la norma escolar. Pero por otro lado, el
profesor no puede mostrar actitud de rechazo de otros fenómenos que conforman el uso común
de la zona y gozan de cierto prestigio sociolingüístico. Así, con la norma escolar vuelve a entrar
en el juego la relatividad de la norma que hemos mencionado anteriormente. En el ambiente
andaluz, el profesor tiene que estar muy sensible para percibir cuáles rasgos son rechazables y
cuáles gozan de cierto grado de aceptación y prestigio social (o incluso reconocimiento
académico) y por ello son aceptables para la norma escolar andaluza. Sin embargo, la didáctica
del buen uso de la lengua española debería incluir el dominio y el buen uso de lo que es la norma
estándar general del español (Carbonero 1996, 63-64).
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4 El andaluz en los medios de comunicación
En este apartado vamos a proceder a tratar el tema de la modalidad lingüística
andaluza en los medios de comunicación (sobre todo, los medios audiovisuales). Nuestro
objetivo será aclarar la situación actual del andaluz en los medios de comunicación y comentar
varios aspectos que caracterizan el empleo del acento andaluz en estos medios.
Para empezar, hemos de recalcar que el tema de la modalidad andaluza en los medios
audiovisuales es bien complejo y no fácil de abarcar, debido no solo a las diversas posturas al
respecto que los profesionales mediáticos y los lingüistas han tomado y defendido a lo largo de
los últimos años, sino también al hecho de que la lengua empleada en los medios de
comunicación suele distar de la que utilizamos en la calle.
4.1 La posición del andaluz (y sus críticas) en el contexto mediático
Cierto es que la posición del andaluz en los medios audiovisuales ha mejorado
notablemente en las últimas décadas. Esto se debe, en gran medida, a la irrupción de las emisoras
públicas de televisión y radio andaluzas (Canal Sur Radio 1988, Canal Sur Televisión 1989,
Canal 2 Andalucía 1998, Andalucía Televisión 2013) que proporcionaron una importante
plataforma para reivindicar las hablas andaluzas en el ámbito mediático (Pedraz 2004, 118).
Asimismo, se remontan a los finales de la década de los ochenta otros acontecimientos que
reivindicaban la mejora de la posición del andaluz en los medios de comunicación. En febrero de
1987 unos 300 periodistas firmaron un manifiesto, publicado como publicidad en casi todos los
diarios andaluces, en contra de la discriminación sufrida por algunos compañeros en la radio y la
televisión por hablar en andaluz (Carrascosa Pulido 2002, 39). En 1989 el periódico ABC Sevilla
dedicaba su cuadernillo interior ABC Literario a un debate sobre el habla andaluza y justificaba
la razón del mismo como la denuncia de los intelectuales andaluces y diversos líderes de la
oposición del desprecio que se hacía del habla andaluza en Canal Sur Televisión donde la norma
meridional del castellano quedaba reducida, a menudo, a una caricatura pintoresquista, cuando
no a un uso folclorizante y chabacano (ABC Sevilla 10/6/1989 en Jiménez Fernández 2002, 191).
Cabe mencionar también el objetivo del Plan de Formación Permanente del Profesorado
Andaluz, establecido por la Conserjería de Educación y Ciencia en 1991, que fue propiciar
actitudes que incidieran en una mayor estima del habla andaluza (Íñiguez Barrena 2003, 80).
Y aunque los medios de comunicación se hicieran eco de todas estas intenciones y
disposiciones, asegurando que se reflejaría realmente la realidad, sobre todo la andaluza, en sus
aspectos gratos e ingratos y que se evitaría una presentación de los hechos andaluces que se
funden con el tópico y el estereotipo (Íñiguez Barrena 2003, 80), hoy por hoy siguen las voces
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que cuestionan si todos estos intentos reivindicativos realmente han logrado cambiar la situación.
Y, de hecho, es precisamente la caricaturización o ridiculización de lo andaluz en los
medios de comunicación lo que muchos han criticado. Francisca Íñiguez Barreno en su artículo
“Andalucía y el andaluz ante los medios de comunicación” acusa a los medios de manipulación
de la realidad y de crear estereotipos que pintan a los andaluces como frescos, vividores,
gorrones, charlatanes, maleducados, prepotentes y vulgares tanto en sus comportamientos, como
en su forma de hablar (Íñiguez Barrena 2003, 74) y sigue con una enumeración de varios
programas emitidos por diferentes canales (Antena 3, TVE-1 y Canal Sur) que, según afirma,
perjudican la imagen cultural de los andaluces. Menciona los casos donde los personajes
andaluces desenvuelven bien el trabajo de criadas cotillas (Manuela en Ana y los siete, TVE-1) o
saben hacer reír, especialmente de forma burda y basta (Moranquísimos, Canal Sur). Asimismo,
menciona los publirreportajes donde las amas de casa dicharacheras hablan en andaluz (Íñiguez
Barrena 2003, 74). De modo parecido, Jerónimo de las Heras Borrero indica que, para combatir
la caricaturización y ridiculización de la pronunciación andaluza, todos los profesionales
(profesores, comunicadores y políticos) se tienen que esforzar por expresarse siempre en andaluz
y no confundir hablar andaluz con hablar mal el español (de las Heras Borrero 2004, 60).
Otros, en cambio, han prestado la atención sobre todo al empleo del andaluz en los
medios de comunicación autónomos. Entre ellos, José Luis Carrascosa Pulido que observó los
comportamientos lingüísticos de los profesionales ante el micrófono en los informativos
andaluces de radio y televisión y en el cine. En cuanto al empleo del andaluz en los
informativos, Carrascosa Pulido consideró dos coordenadas: el habla utilizada y la jerarquía
establecida ante el oyente de quienes dan voz a los espacios. Es decir, el autor supuso que la
voluntad lingüística de una empresa de comunicación se manifiesta, antes que nada, en el habla
utilizada en la presentación de los programas cotidianos de mayor prestigio, que son los
informativos (Carrascosa Pulido 2002, 41). La jerarquía se establece de la manera siguiente: el
presentador/el coordinador, los corresponsales, reporteros, narradores o comentaristas y, por
último, los entrevistados y los oyentes que participan (Carrascosa Pulido 2002, 41). Teniendo,
pues, estas dos premisas en cuenta, averiguó que con la excepción de algunos corresponsales y
prácticamente todos los protagonistas de las mismas noticias, nadie se expresaba en andaluz. Su
conclusión, entonces, fue que los presentadores de espacios informativos específicos para
andaluces se expresan, o por lo menos lo intentan, en un castellano lo más septentrional posible.
Además, constata que esta contradicción es el único caso entre las televisiones autonómicas,
puesto que aparte de los casos de bilingüismo en Galicia, País Vasco o Cataluña (con sus lenguas
respectivas), se aprecian diferencias dialectales mucho más sutiles: los canales valencianos
suenan claramente distintos de los catalanes (aunque la lengua sea básicamente la misma) y lo
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mismo ocurre con Castilla si la comparamos con Aragón o, por último, el marcado acento de
muchos de los presentadores de los canales canarios (Carrascosa Pulido 2002, 41; Carrascosa
Pulido 1997). Los resultados que obtuvo al observar el cine andaluz difieren notablemente:
averiguó que el cine andaluz se acerca lingüísticamente mucho más al habla del pueblo de que lo
hacen los otros medios audiovisuales y, al respecto, cita algunas de las producciones (entre las
que, en su opinión, destacan dos casos: Yerma 1999 y Nadie conoce a nadie 1999) (Carrascosa
Pulido 2002, 43). En sus conclusiones contrapone el caso de los informativos donde los
presentadores se dirigen a sus espectadores en los asuntos más importantes en un habla no
utilizada por la gran mayoría, con el cine donde el habla de la comunidad es tratada con respeto
(Carrascosa Pulido 2002, 43).
Una línea de investigación parecida a la que acabamos de ver es la que realizó Rafael
Jiménez Fernández cuando analizó los informativos del Canal Sur TV. Y se puede decir que sus
resultados coinciden con los de Carrascosa Pulido:
En cuanto a Canal Sur TV, hemos comprobado que los ocho presentadores de los
informativos que emite diariamente este canal autonómico se atienen
completamente a la modalidad castellana. Es más, también hemos querido observar
la pronunciación mantenida por otros periodistas que componen parte de la
redacción de estos espacios. Pues bien, todos ellos (un total de diez profesionales
analizados) presentan ese mismo comportamiento (Jiménez Fernández 2002, 194).
El autor supone que el escaso uso de la modalidad andaluza en los informativos se debe a la
pervivencia del famosísimo tópico enraizado en los mismos andaluces (y los no andaluces) por el
cual se cree el andaluz es una modalidad rústica no apropiada para el uso en radio y televisión
(Jiménez Fernández 2002, 194). El andaluz, pues, queda relegado a los programas de
entretenimiento) lo cual causa la, quizá inconsciente, división: el andaluz para la diversión y el
castellano para la formalidad. Al respecto, supone que las series no hacen sino profundizar este
complejo de inferioridad y menciona que algunas de las series de más éxito utilizan los modelos
de recurrir al fonetismo andaluz vulgar como recurso lingüístico tendente, sobre todo, a lograr la
comicidad, modelos que se inventaron hace siglos (sea en los sainetes, o en la literatura)
(Jiménez Fernández 2002, 196). En su descripción del tratamiento que recibe el andaluz en las
series llega a coincidir con Francisca Íñiguez Barreno (vid. supra): el andaluz como instrumento
para provocar la risa, quienes lo utilizan son autores secundarios que desempeñan trabajos
domésticos y de poco reconocimiento socioeconómico, uso estereotipado y exagerado de un
andaluz coloquial o vulgar (Jiménez Fernández 2002, 196). Añade que en muchos de los
programas de chistes o parodia, salen los mismos andaluces que cuentan infinidad de chistes,
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empleando un andaluz exagerado y vulgar; y recalca que en esta situación no es de extrañar que
se llegue a la consideración de que los andaluces pronuncian mal. Asimismo, pone de relieve la
idea del profesor José María Vaz de Soto de que el futuro del andaluz depende del uso que de él
se haga en televisión y radio y que no hay que imitar la norma septentrional en cuanto
instrumento superior de cultura, relegando, a su vez, la meridional a programas menos serios
(Jiménez Fernández 2002, 196; Vaz de Soto 1995, 85).
Uno de los que se decantan por conservar la diversidad andaluza en la oralidad de los
medios y atacan el encubrimiento del acento de los presentadores naturales de Andalucía es
Manuel Molina es el artículo “El andaluz, los medios y la que faltaba” publicado en la web del
periódico El Ideal el 18 de enero de 20092. Sin embargo, se une a Rafael Jiménez Fernández al
destacar el menosprecio y falta de respeto que los propios andaluces tienen por sus variedades
lingüísticas. La razón de la pervivencia del tópico del gracioseo de las hablas andaluzas, según
Molina, radica en que los mismos medios lo propician eliminando a presentadores con rasgos
lingüísticos andaluces. La presencia de estos, en cambio, queda relegada solo a programas de
humor y, al respecto, menciona dos casos: Paz Padilla y Juan Imedio. Llega, pues, a la
conclusión de que el uso de las hablas andaluzas no gozará de mucho prestigio en los medios
audiovisuales si solo se mantiene en el contexto humorístico y desaparece en el ambiente formal
De modo parecido, el profesor Antonio Narbona Jiménez menciona en su artículo
“Conciencia, (des)prestigio e identidad lingüística en Andalucía” que en no pocas ocasiones son
los andaluces mismos los que se ríen cuando escuchan por un altavoz a alguien hablando en
andaluz (Narbona Jiménez 2013, 151). Al respecto menciona una anécdota que refleja bien esta
situación. Viajando en tren frente a dos jóvenes, se dio cuenta de que RENFE indicaba en
andaluz la llegada a las estaciones de cada trayecto, lo cual no pasó desapercibido por sus
compañeros de viaje que, siendo andaluces los dos, entre carcajadas recalcaban el aviso como si
estuviera mal pronunciado (Narbona Jiménez 2013, 151). Resumiendo, hemos visto que la
situación del andaluz en los medios de comunicación es mucho más compleja de lo que pueda
aparentar y parece que aunque ahora son muchos más los periodistas y profesionales que se
expresan en andaluz, siguen existiendo los complejos del pasado y que muchas veces son los
mismos andaluces los que se atienen a las creencias equivocadas.
2 Molina, Manuel. 2009. “El andaluz, los medios y la que faltaba.” El ideal, 18 de enero. http://www.ideal.es/jaen/20090118/opinion/andaluz-medios-faltaba-20090118.html
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4.2 ¿La “norma culta” del andaluz en los medios de comunicación?
La mayoría de los autores que hemos venido citando, y muchos otros más, en sus
investigaciones mencionaban la falta de una forma de pronunciar que constituiría “el andaluz
culto” y serviría como modelo para los profesionales en los medios audiovisuales (Íñiguez
Barrena, 2003; Pedraz, 2004; Carrascosa Pulido, 2002; Jiménez Fernández, 2002; Carvajal,
2002). No obstante, tal forma de pronunciar resulta bastante difícil de definir y su viabilidad es
cuestionable como veremos en este apartado.
A lo largo de las últimas tres décadas, la idea de una norma de pronunciación
andaluza ha ido apareciendo con frecuencia en los medios andaluces, ligada muchas veces a las
campañas de promoción del habla andaluza (Méndez García de Paredes 2013, 310). Esta idea
supone que se establecería una norma mediática que sirviera para que los profesionales en los
medios andaluces tuvieran una guía ante cualquier duda. Tal norma cumpliría dos requisitos
básicos: se alejaría de las diferentes variedades vernáculas andaluzas (al ser populares, se
proyectan difícilmente al ambiente mediático) y sería distinta de la norma estándar peninsular, es
decir, la septentrional (Méndez García de Paredes 2013, 310). Sin embargo, el problema estriba
en si consideramos otros aspectos que acompañarían tal normalización. Para empezar, el
principio de la influencia de la comunicación mediática no siempre es ejemplarizante y cuando sí
lo es, no actúa en todos los niveles al mismo tiempo. Como explica la profesora Elena Méndez
García de Paredes:
Muchos más años llevan la radio y la televisión nacional en los hogares andaluces
irradiando una norma estándar peninsular que se escucha y se oye a todas horas y,
sin embargo, no ha calado como norma de habla, pues la sociedad percibe los usos
lingüísticos de los profesionales como usos “especiales”, ajenos al desempeño de la
profesión y que, voluntariamente, por la especialización de ese decir deben
mantenerse distintos (Méndez García de Paredes 2013, 308).
Y como ejemplo menciona el caso de la –s implosiva que en el discurso informativo sigue una
norma propiamente periodística, distinta de las solución común de los hablantes de la
comunidad. Pero al mismo tiempo destaca que el hablar periodístico se acerca a los usos
comunes cuando el tipo de programa permite tal coloquialización (tertulias, entretenimiento,
música, etc.), sin que ello signifique un “hablar como lo hace la gente en la calle” (Méndez
García de Paredes 2013, 308). Se deduce, pues, que la elocución periodística tiene un estatuto
especial, no comparable al que tiene la lengua común.
Asimismo, cuando una norma pasa a ser institucional porque se codifica un
determinado uso, a menudo plantea problemas de identificación de los usuarios de ella. De
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hecho, los nombres como “norma culta de andaluz” o “andaluz culto”, que ha recibido dicha
norma, muchas veces encubren el dominio lingüístico de una posición centralista de Sevilla lo
cual produce rechazo por los hablantes de otras provincias andaluzas (Méndez García de Paredes
2013, 311). Además, cuando se emplea un modelo idiomático neutral o “no marcado”, suele
resultar tan artificial que lo acaban rechazando los propios andaluces. Una norma siempre
implica cierto grado de centralismo y un centro de irradiación. En el caso del español de
Andalucía, sin embargo, se trata de una realidad pluricéntrica que no posee un estándar unificado
y codificado. Nos encontramos, pues, ante la cuestión: ¿Cuál de los centros corresponde al
andaluz? o ¿Y quién decide tal cosa: los hablantes, los medios, los lingüistas? (Méndez García de
Paredes 2013, 313). De todas formas, es obvio que tal normalización presentaría un desafío para
la variación interna de las hablas andaluzas (las dos formas dominantes: el andaluz oriental y el
andaluz occidental) (Carvajal 2002, 53).
Respecto a la política lingüística de la comunidad autónoma andaluza, la autora
menciona las campañas mediáticas de promoción del andaluz, promovidas por Canal Sur y la
Conserjería de Relaciones con el Parlamento, que han causado diversas respuestas. Como
ejemplo pone la campaña “Habla siempre andaluz” que puede ser vista como una parodia de las
campañas que se llevan a cabo en las comunidades bilingües para fomentar el monolingüismo.
Supone que el lema de la campaña sonaría mejor con una matización: “Habla siempre con tu
acento andaluz” o, mejor todavía, “Habla siempre con tu respectivo acento andaluz” (Méndez
García de Paredes 2013, 314). Recalca, entonces, que el habla andaluza es demasiado rica en
diversidad como para someterla a un solo concepto. La otra campaña mencionada en el artículo
no sale mejor. Se trata de la campaña “Habla bien, habla andaluz” donde una mujer con labios
verdes pronunciaba dicho lema. La autora critica el hecho de que la campaña dejara implícito
que se valorara lo andaluz como un “hablar bien”, mientras que no hablarlo fuera “hablar mal”
(Méndez García de Paredes 2013, 306). De modo parecido, Francisca Íñiguez Barrena advierte
que no hay que caer en el extremismo y cita un spot publicitario de la Consejería sobre
Andalucía donde una voz de mujer enfatiza su acento andaluz para dar más verosimilitud, pero
acaba sonando falso (Íñiguez Barrena 2003, 75).
Por otro lado, encontramos propuestas más concretas de cómo se definiría dicha
norma culta del andaluz, muchas de ellas definen esta variedad en términos del habla de los
hablantes educados. Este sería, por ejemplo, el caso de Rafael Jiménez Fernández que al final de
su trabajo propone lo siguiente:
Los profesionales de la comunicación social deberían intentar hablar según el
modelo lingüístico que mantienen los hablantes cultos de la comunidad. A partir de
29
29
ese registro culto y elaborado se podría intentar cohesionar poco a poco ese
variadísimo abanico de hablas locales que tiende a evolucionar y a diferenciarse
cada vez más (Jiménez Fernández 2002, 195).
Dichas propuestas, sin embargo, chocan con los aspectos de la normalización que hemos venido
discutiendo a lo largo de este capítulo. Entre los que cuestionan la validez de tales propuestas
está Antonio Narbona. En su publicación sobre la identidad lingüística de Andalucía valora los
resultados de las habidas campañas mediáticas de promoción de las hablas andaluzas y,
compartiendo la opinión de Méndez García de Paredes, afirma que: “…con cada una de ellas se
han sucedido reacciones por partes de individuos (no necesariamente filólogos y académicos) o
de grupos socialmente relevantes con discursos argumentativamente bien articulados en contra
de una normalización lingüística” (Narbona 2010, 272). El autor además menciona que las
actitudes “pro-planificación” a menudo salen de individuos que circulan en diversos ámbitos
académicos y/o mediáticos sin trascendencia y escasa credibilidad en la comunidad científica y
que a veces acaban siendo criticadas por otros individuos que: “…denuncian los intentos de un
intervencionismo casticista y regulador, por parte de quienes se han erigido en jueces de lo
andaluz, para sancionar lo que es propio o impropio de los andaluces cultos” (Narbona 2010,
273).
De modo parecido, acerca de los intentos de perfilar la identidad lingüística del
andaluz, Narbona recalca que no hay que perder de vista la extraordinaria heterogeneidad interna
de la modalidad andaluza y la ausencia de usos comunes (Narbona 2010, 32). De un modo
similar, en el libro El español hablado en Andalucía (2003), entre cuyos tres autores aparece el
profesor Narbona, encontramos una advertencia de la intolerancia que el proceso de
normalización inherentemente supone:
Intolerante será cualquier decisión que privilegie una variante de las que coexisten
en el andaluz sin problemas, pues implicará la postergación de otra u otras, lo que
provocará tensiones y conflictos donde no los hay. Más bien, de lo que habría que
convencer a los que no lo estén es de que ninguna es, en principio, mejor ni peor
(Narbona, Cano, Morillo 2003, 290-291).
Parece, pues, que la idea de una norma culta del habla andaluza presenta muchos
interrogantes todavía, si es que algún día dejará de hacerlo, como para dejar zanjado el problema
del uso del andaluz en los medios de comunicación.
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30
4.3 Libros de estilo
Nos detenemos ahora para consultar cuáles son las directrices acerca del modo de
pronunciación que se reflejan en los libros de estilo de Canal Sur (Libro de estilo de Canal Sur)
y del grupo RTVE (Manual de estilo de RTVE).
4.3.1 Libro de estilo de Canal Sur
Procedamos, entonces, a la consulta del Libro de estilo de Canal Sur que normaliza
las actuaciones de los profesionales que trabajan para el ente. Entre las normas básicas podemos
encontrar una defensa explícita por el uso oral de una normalizada modalidad andaluza:
Las particulares formas de expresión lingüística de los andaluces forman parte de
nuestro patrimonio y por ello serán preservadas e impulsadas como elemento
integral del idioma común: el español. Canal Sur Televisión y Canal 2 Andalucía
asumen la responsabilidad de fomentar y practicar un estilo de andaluz culto,
correcto y formal que sea referencia de buen uso idiomático para los andaluces
(Libro de estilo 2004, 31).
Además de ello, se asegura que las informaciones emitidas reflejarán la diversidad cultural de la
comunidad andaluza y, a la vez, se afirma que estas informaciones serán presentadas sin tópicos
ni estereotipos (Libro de estilo 2004, 41).
Toda la segunda parte del libro, denominada “Normas lingüísticas”, se dedica a las
pautas y prescripciones que los locutores y profesionales deberían seguir en su trabajo. Y en ella
encontramos un apartado que trata el tema de la pronunciación. Leemos que en Canal Sur tienen
cabida todos los acentos españoles siempre y cuando cumplan dos requisitos: “que sean
inteligibles y que no se alejen en exceso del estilo formal” (Libro de estilo 2004, 218).
Asimismo, el periodista de Canal Sur puede optar por la pronunciación que prefiera, la
castellana o la andaluza, pero teniendo en cuenta siempre que es preferible: “lo natural a lo
artificioso, lo genuino a lo simulado” (Libro de estilo 2004, 218). Sin embargo, se recalca que
hay que evitar pronunciaciones excesivamente localistas, extremadamente relajadas o pedantes
por no ser propias del español estándar (Libro de estilo 2004, 218). De modo parecido, se
recomienda a los que se decanten por el acento andaluz en su labor ante el micrófono que
contribuyan a que: “el andaluz no sea identificado únicamente con lo popular y lo coloquial, y
mucho menos con lo vulgar” (Libro de estilo 2004, 218). También se afirma que los rasgos del
andaluz utilizados en las locuciones de los periodistas deben ser los considerados de más alto
nivel y, al mismo tiempo, aquellos que representen al mayor ámbito de la comunidad lingüística
andaluza (Libro de estilo 2004, 218-219). Un consejo un tanto contradictorio si consideramos
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que los rasgos comúnmente considerados de más alto nivel muchas veces no coinciden con los
rasgos más extendidos en la comunidad. Otro consejo busca combatir el tópico de la
ininteligibilidad:
Vocalizar correctamente, esto es, articular las palabras con la debida distinción
entre todas ellas, es requisito imprescindible para tener una buena locución. No son
aceptables pronunciaciones coloquiales como [la dáo] le ha dado, [sábre] se abre o
[ái kinsistir] hay que insistir (Libro de estilo 2004, 217).
En la parte siguiente los autores prosiguen a especificar los usos que pertenecen al
español estándar. Con respeto al ceceo/seseo/distinción, afirman que no resulta recomendable
mezclar la pronunciación seseante con la distinguidora (“cielo asul”) dado que esto denota
inseguridad lingüística y, por eso, es conveniente evitarlo (Libro de estilo 2004, 222). En cuanto
al ceceo, se pone de relieve que este rasgo no pertenece al uso prestigiado del español: “A pesar
de que muchos andaluces utilizan el ceceo en su vida cotidiana, son también muchos los que
abandonan esta práctica en registros formales. Esto provoca que el ceceo no se considere propio
del español estándar” (Libro de estilo 2004, 225). A su vez, se desaconseja combinar el ceceo
con pronunciaciones distinguidoras o seseantes y emplear el heheo (aspiración de las s iniciales)
(Libro de estilo 2004, 225).
De modo parecido, se debe evitar la supresión del sonido [d] en las palabras acabadas
en –ado (ya sean sustantivos, o participios). Se afirma que de más consideración social goza en
Andalucía: “la supresión de la d final de palabra: ‘usted’ [usté], ‘realidad’ [realidá] (Libro de
estilo 2004, 222). Aun así, la pronunciación estándar recomendada por el manual es aquella con
la pronunciación de un sonido muy suave, sin llegar a total supresión.
Con respecto a la aspiración de la f inicial latina, el manual dice que las
pronunciaciones aspiradas se consideran vulgares y se deben evitar en el discurso periodístico
(Libro de estilo 2004, 223). En el caso de la letra j, existen dos pronunciaciones propias del
español estándar: la fuerte (típica del español centro-norteño) y la aspirada (típica del andaluz
occidental y varios países hispanoamericanos). Se desaconseja, no obstante, relajar la
pronunciación aspirada de tal manera que parezca que no se pronuncia sonido alguno (Libro de
estilo 2004, 223). La relajación articulatoria de la palatal [tʃ], bastante común en la zona
occidental de Andalucía, resulta vulgar por lo cual no se considera propia del español estándar y
conviene evitarla (Libro de estilo 2004, 222).
En cuanto a la –s implosiva, tanto la pronunciación plena, como la aspiración antes
de pausa o sonido consonántico cumplen con los requisitos de “formalidad y estandarización
propias del lenguaje informativo” (Libro de estilo 2004, 225). Conviene evitar la realización
32
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aspirada cuando va seguida de una sílaba que empieza por vocal: los ojos “losójoh”, mejor que
“lohójoh” o “loójoh” (Libro de estilo 2004, 225). De modo parecido, está aceptada la abertura
vocálica que dicha aspiración causa en algunas regiones de Andalucía oriental, pero se
desaconseja la abertura vocálica muy amplia a menos que el presentador quiera conferir a su
pronunciación un marcado carácter local (Libro de estilo 2004, 226).
Dicho todo esto, hemos constatado que el Libro de estilo de Canal Sur define, de una
forma bastante pormenorizada, el modelo de pronunciación que los locutores deberían seguir en
su trabajo ante el micrófono. Se observa la tendencia de hablar en español desde una modalidad,
siendo más panhispánicos y menos localistas.
4.3.2 Manual de estilo de RTVE
A su vez, el grupo mediático RTVE editó en 2010 el Manual de estilo de RTVE con
el objetivo de unificar y sistematizar las formas de trabajo de los diferentes profesionales de
TVE, RNE y RTVE.ES dando una señas de identidad y un estilo propios. El libro fue publicado
tanto en forma impresa, como en la página web del grupo mediático RTVE
(www.manualdeestilo.rtve.es) donde se puede consultar íntegro.
Entre los siete capítulos que el manual contiene, el que más nos interesa es el sexto
capítulo denominado “El lenguaje” que da algunas pautas acerca del uso del lenguaje
periodístico. Ya en el primer párrafo de la sección leemos que “la promoción y difusión nacional
e internacional del castellano será un objetivo esencial de la Corporación RTVE, así como el
apoyo al resto de las lenguas cooficiales.”3 Se recalca, no obstante, que la utilización correcta de
todas ellas es una exigencia fundamental. Asimismo, se constata, como en el Libro de estilo de
Canal Sur, que uno de los requisitos básicos de todo mensaje periodístico es que resulte
comprensible por lo cual todo profesional de RTVE tiene que hacerse entender, cumpliendo las
condiciones de brevedad, claridad y precisión y siguiendo el uso correcto de la lengua.4 Además,
el apartado contiene una nota sobre la perpetua evolución de un idioma vivo y, al respecto, se
destaca que el lenguaje empleado en los medios de comunicación constituye uno de los factores
cruciales en este cambio permanente: “Los ciudadanos consideran que lo oído en los medios
audiovisuales de prestigio es lo correcto. Esa responsabilidad debe estimular a los profesionales
de RTVE a emplear la lengua/las lenguas de la forma más apropiada.”5 Al final de la sección
introductoria, se señala que los profesionales de RTVE deben poner los medios necesarios para
que su trabajo respete las normas de la lengua y asegura que RTVE establecerá “…los
mecanismos adecuados, entre ellos los acuerdos y convenios de colaboración con instituciones
3 Manual de estilo de RTVE, “El lenguaje,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/ 4 Manual de estilo de RTVE, “El lenguaje,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/ 5 Manual de estilo de RTVE, “El lenguaje,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/
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33
dedicadas al cuidado de la lengua.”6 A su vez, se recalca la necesidad de una pronunciación
correcta de nombres, topónimos o expresiones hechas en cualquiera de los idiomas españoles7,
no obstante, sin especificar qué se entiende por el último término.
En los cinco subcapítulos del apartado dedicado al lenguaje donde se recuerdan los
preceptos básicos del discurso periodístico y recomendaciones acerca de los frecuentes errores,
curiosamente, no encontramos ningún apartado que trate exclusivamente el tema de la
pronunciación. Se plantean las característica fundamentales del lenguaje periodístico, algunas de
las ya mencionadas; se dan consejos acerca del orden de las palabras y se explican términos
como elipsis o hipérbaton.8 Se comentan varios aspectos del empleo correcto del género: sus
tipos (epiceno, común y ambiguo), el masculino para ambos sexos, profesiones, cargos y títulos,
nombres de países y el uso del género con abreviaturas, siglas y acrónimos.9
Asimismo, encontramos un apartado dedicado al verbo y varias recomendaciones
para su uso (usos erróneos del infinitivo, el gerundio, perífrasis verbales, errores de
concordancia, etc.) y comentarios sobre los fenómenos denominados “El empobrecimiento del
lenguaje” donde se desaconseja el uso de las muletillas, redundancias, frases hechas, lenguaje
soez o reiteraciones innecesarias. Se describe el uso no etimológico de los pronombres átonos
(laísmo, leísmo).10
En cuanto al modelo de pronunciación para los locutores, lo que más se aproxima es
un apartado breve “El sonido de lo que se pronuncia” que, sin embargo, solo trata dos temas:
puntuación y cacofonía y rima. Con respecto al primer de los fenómenos, leemos que los
profesionales de RTVE “…deben evitar expresiones confusas, mala dicción, entonaciones
forzadas, esdrujulear, cortes en la secuencia fónica, acentos en preposiciones, etc.”11 En la
segunda parte se define cacofonía y rima.
Resumiendo, vemos que entre los dos libros de estilo existe una notable diferencia en
cuanto a las pautas que se establecen para el modelo de pronunciación que los profesionales
deben seguir ante el micrófono. Mientras que el Libro de estilo de Canal Sur dedica al tema una
decena de páginas, el Manual de estilo de RTVE se limita a preceptos más generales. No
obstante, hay que recordar que el hecho de que el manual no incluya dichas prescripciones, no
tiene que significar necesariamente que el grupo RTVE no tenga una norma vigente, no
publicada.
6 Manual de estilo de RTVE, “El lenguaje,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/ 7 Manual de estilo de RTVE, “El lenguaje,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/ 8 Manual de estilo de RTVE, “El orden de las palabras. Hipérbaton y elipsis,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/6-2-el-orden-de-las-palabras-y-de-las-frases-hiperbaton-y-elipsis/ 9 Manual de estilo de RTVE, “El género,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/6-4-el-genero/ 10 Manual de estilo de RTVE, “Los verbos,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/6-5-los-verbos/ 11 Manual de estilo de RTVE, “El sonido de lo que se pronuncia,” http://manualdeestilo.rtve.es/el-lenguaje/6-3-el-sonido-de-lo-que-se-pronuncia/6-3-1-puntuacion/
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5 Un análisis de dos casos concretos: Eva González y Toñi Moreno
En los capítulos anteriores hemos venido estudiando el complejo tema de la
sociolingüística de las hablas andaluzas, las cuestiones que acompañan cualquier proceso de
normalización, las propuestas que se han hecho para establecer una norma andaluza y los
obstáculos que tales propuestas tienen que afrontar en el ámbito andaluz. Asimismo hemos visto
que el tema se vuelve más complicado todavía si consideramos los medios de comunicación y el
papel que estos desempeñan en la “dignificación” de la modalidad lingüística andaluza. Muchos
son los que critican el uso que se hace de la variedad meridional tanto en la televisión nacional,
como en la autonómica. De las posturas y críticas mencionadas en el apartado anterior hemos de
concluir que esta cuestión sigue presentando muchos interrogantes.
Ante esta maraña de opiniones y críticas no es de extrañar que en muchos casos los
profesionales andaluces en los medios de comunicación autonómicos/nacionales tengan la duda
de cómo hablar ante el micrófono En este capítulo vamos a analizar los comportamientos
lingüísticos de dos presentadoras andaluzas que han realizado programas tanto en Canal Sur,
como en Televisión Española para ver cómo cada una de ellas resuelve esa duda. Antes de
empezar, cabría decir que el objetivo de este análisis es sobre todo descriptivo y que no se
pretende valorar, ni juzgar los comportamientos de ninguna de las dos profesionales.
La primera de ellas es la presentadora Eva González, nativa de Mairena del Alcor
(Sevilla). González se ha dedicado al ambiente mediático desde 2003 cuando fue elegida Miss
España y a pesar de haber colaborado en varios programas de televisión es mayormente
reconocida como presentadora del concurso musical Se llama copla, uno de los programas más
exitosos de la televisión autonómica Canal Sur, emitido desde 2007, y por su presentación de la
versión española del programa de gastronomía MasterChef, emitido desde 2013 a nivel nacional
por La 1 (Televisión Española). En nuestro trabajo vamos a estudiar su pronunciación y
comportamiento lingüístico en las versiones infantiles de los dos concursos anteriormente
mencionados: Se llama copla junior y MasterChef junior (emitidos en 2015).
La segunda se llama Toñi Moreno y es originaria de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).
La carrera de Moreno en los medios audiovisuales es muy larga: su primer trabajo fue en los
medios locales sanluqueños a los 14 años y desde entonces ha colaborado en diferentes
producciones tanto andaluzas, como nacionales. No obstante, es conocida sobre todo por ser
presentadora del programa Tiene arreglo, emitido diariamente por Canal Sur entre 2011 y 2014,
y, tras el éxito de este, su versión nacional Entre todos, emitido diariamente por La 1 (TVE)
entre 2013 y 2014. El formato de los dos programas era idéntico: en directo se describían
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problemas de diversas personas que solicitaban ayuda de los espectadores y estos, a su vez,
llamaban para ofrecer ayuda. Como en el caso de Eva González, vamos a comparar la
pronunciación de Toñi Moreno en estos dos programas con el objetivo de averiguar si (y cómo)
cambia su forma de hablar en la televisión nacional.
La manera de pronunciar de las dos presentadoras en la cadena nacional no pasó
desapercibida por parte de los espectadores por lo cual hemos incluido una mención de algunos
de los comentarios que se han hecho acerca del acento de González y Moreno en Televisión
Española.
5.1 Repercusión entre los espectadores
Como ya se ha dicho, mucho ha cambiado durante los últimos treinta años en el
espacio mediático y la modalidad andaluza ahora goza de un grado más alto de aceptación que
antaño. Sin embargo, parece que los viejos complejos de inferioridad y varios estereotipos entre
los no andaluces e incluso entre los mismos andaluces no han desaparecido del todo. Así lo
demuestran, por ejemplo, las declaraciones del actual presidente de la Generalidad de Cataluña
Artur Mas que en 2011 causaron mucha polémica cuando en el Parlament dijo que los niños en
Sevilla: “…hablan el castellano, efectivamente, pero a veces a algunos no se les entiende”12. O
las palabras de la diputada del PP en el Parlament Monserrat Nebrera que en 2009 afirmó que
Magdalena Álvarez, la entonces ministra de Fomento, tiene: “…un acento que parece un chiste,
que tiene un problema, que se aturulla y hace un lío.”13 La política catalana además añadió que
es difícil entender a los andaluces si uno no está acostumbrado.
Comentarios y valoraciones como los que acabamos de ver fomentan los estereotipos
erróneos que existen sobre el andaluz, en este caso sobre la ininteligibilidad andaluza (Carbonero
2001, 15), especialmente si salen de los mismos políticos. Una de las consecuencias de estos
estereotipos podría ser el hecho de que muchos de los presentadores andaluces cambian su forma
de hablar cuando realizan un programa en la cadena nacional. Pero tal comportamiento, al
mismo tiempo, suele ser el eje de crítica y considerado como una traición por parte de los
espectadores andaluces: “Muchos profesionales de la radio y de la televisión no se distancian de
los de otras regiones españolas, lo que a veces provoca reacciones airadas de los defensores a
ultranza de que se pronuncie a la andaluza” (Narbona, Cano, Morillo 2003, 292). La
12 “Mas asegura que el castellano de Sevilla o Coruña a veces ‘no se entiende’”. El Mundo, 29 de septiembre 2011.
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/09/29/barcelona/1317327323.html 13 “Montserrat Nebrera califica de chiste el acento andaluz de Magdalena Álvarez”. El Correo de Andalucía,, 15 de
septiembre 2009. http://elcorreoweb.es/historico/monserrat-nebrera-califica-de-chiste-el-acento-andaluz-de-magdalena-alvarez-CCEC159946
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presentación de Eva González y Toñi Moreno de sus programas respectivos en la televisión
nacional en este sentido no fue ninguna excepción. No faltaron los que de alguna forma
comentaron su pronunciación en TVE. Nos detenemos aquí para mencionar algunos de los
comentarios que se han hecho al respecto.
5.1.1 Eva González en MasterChef
Las primeras críticas del acento de Eva González en MasterChef aparecieron poco
después de las primeras emisiones del concurso en abril de 2013. Entre ellas se encuentra la que
fue publicada el 18 de abril de 2013 en un blog dedicado al entretenimiento televisivo. En una
reseña del programa MasterChef titulada “Masterchef: el plato sigue estando frío”, el autor hace
un comentario sobre el acento de la presentadora:
Por segunda semana consecutiva, Eva González intentaba tapar su acento como si
fuera una judía ante las SS … y una semana más fracasaba más que Soraya en
Eurovisión. No sé qué problema habrá con el acento andaluz o cualquiera “no
neutro” en la televisión.14
Otro más reciente (publicado el 6 de junio de 2014), pero similar en el tono, es un artículo
publicado en la página web del periódico El Confidencial llamado “Por la abdicación de Eva
González y Patricia Conde”. En el artículo se critica la forma de pronunciar de Eva González en
Televisión Española:
Lo de Eva González es de traca. Es la más trianera del mundo al frente de Se llama
copla en Canal Sur, pero coge el AVE destino MasterChef y cuando se baja se cree
que es natural de Cuenca, aunque lo cierto es que le sale acento como de
Botsuana.15
De modo parecido, en una entrevista (publicada el 3 de abril de 2015) que le ha
hecho a González EL PAÍS, uno de los periódicos españoles más reconocidos, una de las
preguntas aludía a la corrección de su acento andaluz a la que la presentadora respondió: “No es
intencionado, nunca nadie me ha obligado a nada. Me sale porque intento vocalizar. Y a veces,
¡porque ya no sé ni dónde estoy!”.16 Resulta interesante que ha sido esta la respuesta que además
14 “MasterChef: el plato sigue estando frío”. Entretenimiento Terra, 18 de abril 2013. http://entretenimiento.terra.es/tv-show/blog/2013/04/18/masterchef-el-plato-sigue-estando-frio/ 15 “Por la abdicación de Eva González y Patricia Conde”. El Confidencial, 6 de junio 2014. http://blogs.vanitatis.elconfidencial.com/television/carta-de-ajuste/2014-06-06/por-la-abdicacion-de-eva-gonzalez-y-patricia-conde_142367/ 16 “Eva González: ‘No corrijo mi acento andaluz. Solo intento vocalizar”. El País, 3 de abril 2015. http://smoda.elpais.com/celebrities/eva-gonzalez-no-corrijo-mi-acento-andaluz-solo-intento-vocalizar/
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fue utilizada para el título del artículo, lo cual puede reflejar la importancia que el periódico le
otorga a esta declaración.
5.1.2 Toñi Moreno en Entre todos
Paradójicamente, fue incluso antes del desembarco del programa Entre todos en
Televisión Española cuando aparecieron las primeras voces criticando a Moreno por haber
cambiado su forma de pronunciar. En un artículo “Madrid borra el acento de Toñi” publicado el
20 agosto de 2013 en la web Sevilla Actualidad, el autor comenta las promociones del programa
que emitía la cadena estatal y en las cuales, según el autor, la presentadora parece haber dejado
su acento andaluz en Despeñaperros y añade que en el video vemos a Moreno: “…hablando un
español neutro: su andaluz se ha esfumado en antena.”17 El artículo, en un tono reivindicativo,
critica al grupo RTVE por bloquear la diversidad de lenguas, dialectos y hablas en RTVE y por
redundar en la estigmatización del andaluz como un español “mal hablado”.
Algunas de las acusaciones en este artículo fueron denegadas por la misma periodista
en una entrevista que concedió al periódico El Confidencial poco después (publicado el 26 de
agosto 2013). A la pregunta de si dejó su acento en Despeñaperros, Moreno contesta:
TVE me ha dicho que sea yo misma. Si le preguntas a un gallego, te dirá que soy
andaluza. Es verdad que en la ‘promo’ no he dicho ‘entre tó’. Pero en el directo me
saldrá mi acento, mi deje, porque son dos horas en directo. En ningún momento
TVE me ha dicho que no hable en andaluz. Es una tontería.18
Cabe mencionar que, al igual que en el caso de Eva González, el comentario sobre la censura
fonética fue utilizado como título de la entrevista.
Ese mismo mes de agosto salió todavía otro artículo que comentaba la pronunciación
de Moreno en la televisión nacional. Esta vez fue un artículo titulado “El acento de Toñi Moreno
es perfecto” publicado en el periódico 20 minutos (27/08/2013). En una reacción a la polémica
que había estallado, la autora intentó defender a la presentadora:
Quiero aclarar que no ha cambiado su acento. Sigue hablando en andaluz y se la
entiende perfectamente porque tiene un don para comunicarse que es fácilmente
reconocible. La clave de su éxito es la verdad. La verdad en lo que hace y en
17 Romero, Juan Carlos. 2013. “Madrid borra el acento de Toñi”. Sevilla Actualidad, 20 de agosto. http://www.sevillaactualidad.com/opinion/tribuna-libre/21293-madrid-borra-el-acento-de-toni 18 Fernández, Juan María. 2013. “Toñi Moreno: ‘TVE no me ha obligado a quitarme el acento andaluz”. El confidencial, 26 de agosto. http://www.vanitatis.elconfidencial.com/television/2013-08-26/toni-moreno-tve-no-me-ha-obligado-a-quitarme-el-acento-andaluz_20464/
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cómo lo cuenta. ¿De dónde se saca la gente que ha camuflado el andaluz? Porque
yo la sigo escuchando exactamente igual.19
Por otra parte, también se pueden encontrar artículos que parecen combinar las dos
posturas irreconciliables previamente mencionadas. Este sería el caso del artículo “Las falsas
eses de Toñi Moreno” publicado en el blog de Emilio Ruiz, columnista de La Voz de Almería, el
26 de agosto de 2013. El autor pone de relieve que la transformación de la sanluqueña se queda a
medio camino en su intento de pronunciar de manera normativa:
¿Y le ha salido a Toñi, en el programa, su acento, su deje? Pues la realidad es que
le ha salido solamente a medias … Ha mezclado las frases con pronunciación
castellana con las frases con pronunciación andaluza. En innumerables ocasiones
se daba la extraña circunstancia de pronunciar de distinta forma una misma
palabra. Daba la sensación de que su propósito era pronunciar las eses, pero que
se le olvidaba con demasiada frecuencia.20
Otros simplemente critican la pronunciación de los presentadores andaluces en TVE
en general. Un ejemplo de tal artículo es el publicado el 20 abril de 2015 en la web del Diario de
Sevilla: “Expertos en ridiculizar el andaluz”. La autora muestra su indignación con el uso que se
hace del acento andaluz en los canales nacionales y enumerando los casos de los presentadores
que camuflan el acento de su lugar de nacimiento menciona tanto a González, como a Moreno.
De la primera afirma:
Si no le viésemos la cara, si solo la escucháramos, costaría creer que ambos
formatos los presenta la misma persona por la forma de hablar tan distinta.
Cuando se le ha preguntado por el tema, la ex Miss España asegura que su
intención no es disimular su tono, que solo pretende vocalizar. Resulta difícil de
creer y es una pena, porque en Se llama copla a la sevillana se la ve más cómoda
al poder ser ella misma. En Canal Sur nadie le coarta su manera de expresarse.21
De modo similar comenta también la pronunciación de Toñi Moreno, mencionando el cambio
que notó en el acento de la presentadora tras su aparición en TVE:
En RTVE ya ocurrió lo mismo con Toñi Moreno. Cuando la presentadora pasó de
conducir Tiene Arreglo en la pública andaluza a ponerse al frente de Entre Todos
19 “El acento de Toñi Moreno es perfecto”. 20 minutos, 27 de agosto 2013. http://blogs.20minutos.es/rosyrunrun/2013/08/27/el-acento-de-toni-moreno-es-perfecto/ 20 Ruiz, Emilio. 2013. “Las falsas eses de Toñi Moreno”. La Opinión de Emilio Ruiz, 26 de agosto. http://www.emilioruiz.es/2013/08/las-falsas-eses-de-toni-moreno.html 21 Arriaza, Helena. 2015. “Expertos en ridiculizar el andaluz”. Diario de Sevilla, 20 de abril. http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/2010818/expertos/ridiculizar/andaluz.html
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en La 1 su pronunciación dio un cambio radical. Ni rastro del andaluz. La
sanluqueña aseguró que TVE no le obligó a quitarse su acento pero resultó
sospechoso el giro que le dio a su tonalidad cuando aterrizó en la corporación.22
El objetivo de este capítulo es intentar averiguar si la crítica que acabamos de ver
refleja la realidad. Asimismo vamos a comparar los resultados que obtengamos analizando la
pronunciación de cada una de las dos profesionales.
5.2 Metodología
El objetivo principal de esta investigación es, como ya se ha mencionado, analizar y
evaluar el grado de autocensura fonética de Eva González y Toñi Moreno en sus programas
respectivos en Canal Sur y en Televisión Española.
5.2.1 Hablantes
Hemos elegido a dos presentadoras originarias de Andalucía que han realizado
programas tanto en la televisión autonómica (Canal Sur), como en la nacional (TVE). En cuanto
a la edad, se trata de dos hablantes de edad mediana por lo cual suponemos que su forma de
hablar es “más representativa” en comparación con el lenguaje innovador de los adolescentes o
el habla de las personas mayores. El hecho de que tanto González, como Moreno sean nativas de
la parte occidental de Andalucía (de Sevilla y Cádiz respectivamente) nos ha facilitado el
proceso de selección de los rasgos fonéticos que vamos a estudiar puesto que la variación interna
de la variedad lingüística andaluza sitúa ambas provincias en el mismo grupo: andaluz
occidental.
5.2.2 Programas estudiados
En el caso de Eva González hemos comparado su forma de expresarse en los
programas Se llama copla junior (Canal Sur) y MasterChef junior (La 1, TVE). A la hora de la
elección, hemos tenido en cuenta que los dos programas fueron emitidos en 2015 de manera que
no hay un lapso de tiempo notable entre las grabaciones utilizadas. Asimismo, en ambos casos se
trata de una versión infantil del formato y además utilizamos las finales de los programas
respectivos para que las circunstancias situacionales coincidan lo más posible. Cabe destacar que
los dos programas fueron emitidos en diferido.
Para el análisis de los comportamientos lingüísticos de Toñi Moreno hemos utilizado
el mismo programa en sus dos versiones respectivas: la autonómica Tiene arreglo (Canal Sur) y
22 Arriaza, Helena. 2015. “Expertos en ridiculizar el andaluz”. Diario de Sevilla, 20 de abril. http://www.diariodesevilla.es/article/opinion/2010818/expertos/ridiculizar/andaluz.html
40
40
la nacional Entre todos (La 1, TVE). En este caso, los videos han sido elegidos al azar dado que
ambos programas eran emitidos a diario y el número de los videos a nuestra disposición era
sumamente alto. Como el formato del programa pasó a la cadena nacional sin mayores
transformaciones, las circunstancias situacionales de los dos programas son prácticamente
idénticas. Las dos versiones se emitían en directo.
Al comentar la elección de los programas estudiados, es importante hacer mención
de la atención que hemos prestado a que los programas comparados coincidieran en el “carácter”
puesto que, como ya hemos mencionado antes, algunos tipos de programas favorecen la
coloquialización y la proximidad con el oyente (como es el caso de los programas cuya finalidad
principal es el entretenimiento). De ahí que resultaría erróneo comparar, por ejemplo, un
programa destinado al público emitido en Canal Sur con los informativos emitidos por
Televisión Española. Además en el caso de las hablas andaluzas el carácter del programa es
altamente relevante si tomamos en consideración las críticas que se han hecho respecto al
empleo del acento andaluz con el fin de entretener, como es el caso de Rafael Jiménez en su
crítica de la ridiculización del andaluz: “…se llega a considerar el andaluz como medio de
comunicación no apto para los programas informativos y de divulgación, pero sí para
determinados programas más o menos folclóricos” (Jiménez Fernández 2002, 195).
5.2.3 Procedimiento
Ya que los dos programas de Eva González observados están disponibles o bien en la
página web del grupo RTVE (www.rtve.es), o en los canales de los programas respectivos en
YouTube (www.youtube.com), hemos podido descargar los capítulos en cuestión. Se trata, pues,
de la final del programa Se llama copla junior emitida el 5 de septiembre de 201523 y la final de
MasterChef junior emitida el 3 de febrero de 201524.
El procedimiento ha sido idéntico en el caso de Toñi Moreno: hemos descargado el
programa Tiene arreglo emitido el 6 de junio de 201325. En cuanto al programa Entre todos, sin
embargo, acabamos descargando dos videos diferentes por razones que se explicarán más tarde.
El primer programa descargado fue emitido el 28 de agosto de 201326 y el segundo el 4 de
diciembre de 201327.
23 https://www.youtube.com/watch?v=A5jT5FiFPM8 24 http://www.rtve.es/alacarta/videos/masterchef-junior-2/masterchef-junior-2-programa-6-03-02-2015/2958439/ 25 https://www.youtube.com/watch?v=9kJfQlFwCfc 26 http://www.rtve.es/alacarta/videos/entre-todos/entre-todos-28-08-13/2007480/#aHR0cDovL3d3dy5ydHZlLmVzL2FsYWNhcnRhL2ludGVybm8vY29udGVudHRhYmxlLnNodG1sP3BicT0xNCZvcmRlckNyaXRlcmlhPURFU0MmbW9kbD1UT0MmbG9jYWxlPWVzJnBhZ2VTaXplPTE1JmN0eD02NzQ5MCZhZHZTZWFyY2hPcGVuPWZhbHNl 27 http://www.rtve.es/alacarta/videos/entre-todos/entre-todos-04-12-13/2195738/#aHR0cDovL3d3dy5ydHZlLmVzL2FsYWNhcnRhL2ludGVybm8vY29udGVudHRhYmxlLnNodG1s
41
41
Puesto que los cuatro programas observados tienen una duración de 2 a 3 horas,
hemos tenido que editar los videos para obtener grabaciones (en formato .mp3) más cortas y
manejables que, además, incluyeran solo los discursos de las presentadoras. De esta manera se
han obtenido 5 grabaciones (véase el Apéndice) que hemos analizado. La duración de estas
grabaciones ha sido, con una excepción, de aproximadamente una hora; esa excepción es la
grabación de Eva González en el programa MasterChef junior que dura 23 minutos debido al
hecho de que el formato de MasterChef le otorga menos espacio a la presentadora. No obstante,
consideramos que esta diferencia no ha supuesto ningún obstáculo para nuestro trabajo ya que
para el análisis de los rasgos fonéticos observados cuantitativamente por nosotros 23 minutos son
suficientes (siempre se ha comparado los rasgos durante el mismo periodo de tiempo).
5.2.4 Rasgos fonéticos estudiados
Como ya se ha mencionado, la modalidad andaluza está caracterizada por su
extraordinaria heterogeneidad lingüística interna. Por esto, a la hora de elegir los rasgos fonéticos
relevantes para nuestra investigación hemos querido investigar sobre todo aquellos que gozan de
mucha aceptación y son por ello extendidos ampliamente entre los hablantes andaluces y se
distinguen, además, de las soluciones generales del español estándar. Por eso hemos tomado en
consideración los resultados de los estudios de sociolingüística andaluza realizados por Pedro
Carbonero sobre el nivel de aceptación de diferentes rasgos fonéticos/fonológicos del andaluz
(véase 3.2). Asimismo hemos consultado diferentes publicaciones que describen la modalidad
andaluza; entre ellas la ya citada El español hablado en Andalucía (2003), La identidad
lingüística de Andalucía (2009) de Antonio Narbona y Lenguas y dialectos de España (1994) de
Pilar García Mouton. Y por último, aunque no por ello menos importante, hemos eliminado
aquellos rasgos que, a pesar de ser extendidos y aceptados, no se podían estudiar en ninguna de
las dos presentadoras. Tal ha sido el caso, por ejemplo, del seseo ya que tanto González, como
Moreno tienen una pronunciación distinguidora (véase los resultados). De tal forma hemos
llegado a los rasgos siguientes: aspiración de –s implosiva, aspiración de –j–, pérdida de –d final
de palabra y pérdida de –l, –r finales de palabra. Antes de pasar a los resultados que se exponen a
continuación, cabría advertir que en nuestra investigación no se trata de una descripción fonética
pormenorizada de la pronunciación de cada una de las hablantes; nuestro objetivo ha sido, más
bien, distinguir entre las variantes fonéticas típicamente andaluzas y las no andaluzas y luego
comparar su empleo en los medios de comunicación tanto autonómicos, como nacionales.
P3BicT0xMCZvcmRlckNyaXRlcmlhPURFU0MmbW9kbD1UT0MmbG9jYWxlPWVzJnBhZ2VTaXplPTE1JmN0eD02NzQ5MCZhZHZTZWFyY2hPcGVuPWZhbHNl
42
42
5.3 Resultados
5.3.1 Aspiración de la –s implosiva
Dentro de las hablas meridionales, uno de los rasgos con mayor capacidad
diferenciadora es la aspiración que afecta a la consonante s en posición implosiva (o bien al final
de sílaba ante otra consonante, o bien al final de palabra). A pesar de las diferencias que existen
entre el andaluz oriental y el occidental respecto a la abertura vocálica que la aspiración suele
causar en el oriente, distintas formas de aspiración son compartidas ampliamente por la casi
totalidad de los hablantes andaluces. Bien es cierto que esta aspiración muestra un alto grado de
complejidad y de polimorfismo ya que se dan soluciones lingüísticas tan diversas como
aspiración, geminación, asimilación o elisión en función de la posición y el entorno lingüístico
(García Mouton 1994, 38; Narbona, Cano, Morillo 2003, 186-192). Para nuestra investigación,
no obstante, es suficiente con distinguir entre soluciones andaluzas, como las que acabamos de
mencionar, y la pronunciación plena [s] que es típica del español estándar.
En el caso de Eva González observamos una notable diferencia con respecto a la
aspiración de –s implosiva y su empleo en los dos programas estudiados. Mientras que en la
televisión autonómica la aspiración (o una de sus variantes) es la solución prevalente en el 91%
de los casos observados (600 de 660), en Televisión Española la presentadora aspira solo en un
7%, siendo la solución mayoritaria y general la realización plena [s] (581 de 622 casos). El
número bajo de aspiraciones en el canal nacional demuestra la consistencia con la que la
presentadora recupera todas las eses implosivas. Los 41 ejemplos de aspiración son, en su
mayoría, deslices accidentales que registramos esporádicamente. Sobre todo sucede en
situaciones en las que la presentadora se refiere a los concursantes/entrevistados de manera más
personal como en el caso que presentamos a continuación. Poniéndose un delantal con una foto
de su infancia y bromeando sobre sus capacidades culinarias, González afirma: “no o[h]
imaginái[s] la[s] tortilla[s] de patata que hacía yo con diez año[s]… income[ø]tible[ø]… má[ø] o
meno[ø] como ahora” (min 1:10, MasterChef junior, TVE 03/02/2015). Algo similar sucede
cuando la presentadora está hablando con un futbolista canario, hace referencia a su acento y le
pregunta por uno de los platos típicos de las islas Canarias: “¿de dónde ere[ø] tú? (min 9:00) …
¿pero echa[ø] de meno[ø] la[ø] papa[ø] arruga[ø] o no? (min 9:28, MasterChef junior, TVE
03/02/2015). De modo parecido, pesentando a uno de los futbolistas presentes, afirma: “David
Gil, se puede decir que ha[ø] echado lo[ø] diente[h] en el Atlético de Madrid, no? (min 6:56,
MasterChef junior, TVE 03/02/2015).
Sin embargo, a veces observamos casos en los que la presentadora aspira en
discursos que no destacan por ser especiales, ni personales como los que hemos mencionado: “y
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43
para que nunca o[s] olvidéi[s] de nosotro[s], ni de e[s]ta irrepetible experiencia, o[ø] regalamo[s]
un lote de producto[s] de Ma[s]terChef” (min 11:56); “de[s]pué[s] de todo[s] lo[ø] reto[s] que
habéi[s] superado” (min 11:05, MasterChef junior, TVE 03/02/2015). Cabría destacar que el
contexto lingüístico aquí parece ser un factor importante ya que en ambos la aspiración ocurre
delante de una –r, pero por razones lógicas de falta de espacio, en nuestro análisis nos limitamos
a mostrar solo las tendencias generales.
La pronunciación de Toñi Moreno en CanalSur en cuanto a la aspiración de la –s
implosiva generalmente coincide con los datos que observamos en Eva González: en el 92% de
los casos registrados (550 de 598) la presentadora aspira la –s en posición implosiva. No
obstante, en la versión nacional del programa no registramos el mismo cambio radical (aunque sí
notable) que en el caso de la presentadora sevillana.
Habiendo considerado la crítica que arrancó tras las primeras emisiones del
programa, decidimos analizar la pronunciación de Moreno en uno de sus primeros programas en
Televisión Española. En este programa, emitido el 28 de agosto de 2013, la aspiración es la
solución prevalente en el 64% de los casos observados (444 de 696 casos). Pero dado el alto
grado de inconsistencia lingüística con la que la presentadora pronunciaba/aspiraba las eses,
optamos por analizar su pronunciación también en otro programa posterior: en este caso se trata
del programa emitido el día 4 de diciembre de 2013. En este programa, la presentadora empleaba
la pronunciación plena [s] en el 53% de todos los casos estudiados (351 de 662).
Los resultados obtenidos del análisis de la pronunciación de Toñi Moreno en los dos
programas observados muestran un grado bastante más alto de inconsistencia lingüística que en
el caso de Eva González. Además, de los datos presentados se puede intuir la abundancia de
casos en los que la aspiración y la pronunciación plena coaparecen de manera poco sistemática, a
menudo en una sola palabra. Naturalmente, no podemos enumerar todos los casos de tal
inconsistencia, pero a continuación presentamos unos ejemplos que ilustran bien este fenómeno:
“¿cómo son tu[ø] padre[s]?, cuéntano[s] que siente[h] por tu[ø] padre[s]” (min 4:27) “e[h]pero
que re[h]pondái[s]” (min 7:19); “do[s]cienta[ø] millone[ø] de vuelta[s]” (min 8:50); “me
gu[s]taría que tuviéramo[ø] una li[s]ta tan grande … y de[h]pué[s] (min 12:20); “toda[h] la[h]
persona[s] que no[s] llaman” (min 19:36, Entre todos, TVE 04/12/2013). Esta irregularidad es
evidente también si observamos una sola estructura que se repite en el discurso; tal es el caso de
caña de pescar pronunciada una vez como “caña de pe[s]car” (min 13:16) y luego como “caña
de pe[h]car” (min 15:16, 19:44, Entre todos, TVE 04/12/2013). De modo parecido, la –s final
del nombre “Luis” a veces se pronuncia “Lui[s]” (min 17:00, 23:20, 23:33), mientras que en otra
ocasión se pierde “Lui[ø] (min 16:53, Entre todos, TVE 04/12/2013). Una observación
interesante es que la aspiración a menudo aparece en discursos más bien enfáticos en los que los
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presentadores suelen intentar mantener la pronunciación normativa: “no e[ø] lo mi[m]mo, no
e[ø] lo mi[m]mo” (min 15:38, Entre todos, TVE 04/12/2013).
Antes de pasar al siguiente rasgo, convendría hacer mención al tipo de s que las dos
presentadoras emplean. Como ya hemos mencionado al principio, el sistema de las sibilantes en
Andalucía es bastante complejo y hay que recordar que, aparte del seseo/ceceo, la pronunciación
de las eses presenta una situación de polimorfismo. Pues la variante castellana ápico-alveolar no
es la solución general y en su sitio encontramos realizaciones propiamente andaluzas con una
pronunciación dental, posdental o predorsal (Narbona, Cano, Morillo 2003, 157-158). Los datos
obtenidos del análisis muestran que incluso en los casos de pronunciación plena tanto en
González, como en Moreno la pronunciación de la s tiene un carácter dental.
5.3.2 Pronunciación de la j
Otro rasgo del español meridional que es bastante extendido en Andalucía y se aleja
de la pronunciación normativa es la pronunciación de la j– castellana (g- ante e o i) como un
soplo espiratorio producido desde la faringe (eventualmente desde la laringe), generalmente
denominada aspiración de la j–, de manera que, por ejemplo, la palabra caja se pronuncia caha
(Narbona, Cano, Morillo 2003, 201-204). Este fenómeno es, además, uno de los que permiten
distinguir entre el andaluz occidental y el oriental ya que en el occidente andaluz la solución
general y ampliamente aceptada es la que acabamos de mencionar, mientras que en la parte
oriental de Andalucía los hablantes mantienen la fricación velar propia del español centro-
norteño. En nuestro caso las dos hablantes pertenecen al grupo del andaluz occidental donde la
aspiración es la solución generalizada.
No obstante, al igual que en el caso de aspiración de –s implosiva, existen diferentes
formas de pronunciación dentro de las zonas donde se da dicho fenómeno; estas:
“…generalmente tienen que ver con el grado de tensión con que el sonido se articula,
constituyendo variantes de pronunciación que pueden coexistir en los mismos puntos, viniendo
determinada su aparición básicamente por la situación del habla” (Narbona, Cano, Morillo 2003,
203). La división simplificada incluye: aspiración faríngea sorda, aspiración faríngea sonora y
sonido intermedio entre la aspiración y la fricación velar (en este sonido, a su vez, distinguimos
entre sonidos intermedios con predominio de la aspirada o de la fricación velar) (Narbona, Cano,
Morillo 2003, 203). Para nuestro análisis vamos a distinguir entre las realizaciones andaluzas:
aspiración (sonora y sorda) y sonido intermedio con predominio de la aspirada; y las soluciones
normativas: fricativa velar sorda [x] y sonido intermedio donde predomina la fricación velar.
Comparando los resultados obtenidos del análisis de la pronunciación de Eva
González en Canal Sur y Televisión Española, hemos de concluir que mientras que en Se llama
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copla junior en el 68% de los casos registrados (44 de 65) la solución predominante es la
aspiración (alguna de las variantes mencionadas), en MasterChef junior la aspiración solo se da
en un 23% de los casos (9 de 39), siendo la fricativa velar sorda [x] la pronunciación habitual
(77%). Asimismo, se puede apreciar una disminución de intensidad con la que se realizan las
aspiraciones en la cadena nacional: en su mayoría se trata de casos de sonido intermedio donde
predomina la aspirada. En el caso de la fricativa velar, se puede notar que a menudo la fricación
no llega a ser tan fuerte como es característico del español septentrional, aunque tampoco faltan
ejemplos de pronunciación de la [x] prácticamente indistinguible de la de los hablantes centro-
norteños, en la mayoría de los casos ocurre en posición intervocálica: “e[x]ercitan” (min 4:25);
“un lugar privile[x]iado” (min 15:03); “una planta de recicla[x]e” (min 15:43, MasterChef
junior, TVE 03/02/2015). De modo similar, notamos un cambio que afecta a la pronunciación de
la palabra jurado que aparece tanto en Se llama copla junior, como en MasterChef junior;
mientras que en Se llama copla junior, la j– se aspira: “[h]urado” (min 10:12, 21:00, Se llama
copla junior, Canal Sur 05/09/2015), en MasterChef la jota o bien se pronuncia con un sonido
intermedio y un elevado grado de fricción, o con una [x]: “[x]urado” (min 3:00, 22:03,
MasterChef junior, TVE 03/02/2015). Interesantemente, en la parte de la grabación de las tomas
falsas la presentadora, dirigiéndose al cámara, afirma con acento andaluz: “me ha entrao risita
flo[h]a”
De modo parecido, el análisis de las grabaciones de Toñi Moreno en los programas
Tiene Arreglo y Entre todos muestran que la aspiración de la jota castellana es la realización
predominante en la cadena autonómica: 76% de todos los casos estudiados (55 de 72). Sin
embargo, en Televisión Española el empleo de la aspiración diminuye notablemente: 32% (17 de
57). En el 68% restante, la presentadora emplea o bien un sonido intermedio donde predomina la
fricción, o la velar fricativa septentrional. Como en el caso de Eva González, observamos una
tendencia a fricativizar las aspiraciones y también encontramos ejemplos de la fricativa velar
fuerte (causente en la grabación de Tiene arreglo) sobre todo en posición intervocálica: “de[x]ó”
(min 0:54); “di[x]eron” (min 18:10, Entre todos, TVE 04/12/2013).
Otra observación que se merece una mención tiene que ver con aquellos casos donde
la pronunciación normativa aparece junto a la aspiración meridional en una sola frase: “su madre
tiene una enfermedad de[h]enerativa y Alberto nos de[x]ó un mensa[x]e…” (0:54); “tú dé[x]ame
que… como soy más vie[h]a que tú…” (11:06, Entre todos, TVE 04/12/2013). Asimismo, si
comparamos las pronunciaciones de las palabras que aparecen repetidamente en la grabación,
notamos la misma inconsistencia que en el caso de la aspiración de la –s implosiva. Así, en la
palabra jamón nos podemos encontrar tanto la velar fricativa sorda: “[x]amón” (min 16:32),
como una aspiración que casi llega a la elisión total: “[h]amón” (min 20:29, Entre todos, TVE
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04/12/2013). Esta irregularidad también se puede observar en el nombre Javi; aquí solo unos 6
segundos separan las dos pronunciaciones: “[x]avi” (min 11:11); “[h]avi” (min 11:17, Entre
todos, TVE 04/12/2013). Muchas veces la aspiración coaparece con otro rasgo meridional, en el
siguiente ejemplo es la duplicación consonántica: “e[p]pe[h]o” (min 9:48, Entre todos, TVE
04/12/2013).
Cabe mencionar que los resultados obtenidos del análisis de los programas
autonómicos reflejan el alto grado de aceptación del que goza la aspiración de la jota castellana
en Andalucía. De hecho, uno de los datos que más llaman la atención de la pronunciación
aspirada de la j- es precisamente su altura social ya que, en las zonas donde se produce, alcanza a
hablantes de cualquier edad, sexo o condición social y solo en registros especialmente cuidados
de cultos y semicultos puede llegar a reaparecer la fricación velar (Carbona, Cano, Morillo 2003,
204).
5.3.3 Consonantes finales: –d
En esta parte vamos a analizar otro fenómeno andaluz de gran importancia que, a la
vez, tiene que ver con la aspiración de la –s implosiva que hemos visto ya. Así, los dos rasgos
son consecuencia de la eminente tendencia de las hablas meridionales al derrumbamiento de las
consonantes implosivas (al final de sílaba o de palabra). Bien es cierto que tal tendencia parece
ser la culminación de la querencia hacia la llamada sílaba abierta que opera en el castellano
peninsular desde antiguo (Narbona, Cano, Morillo 2003, 183). Aquí nos detenemos para analizar
cómo se proyecta este rasgo andaluz en la pronunciación de las dos presentadoras en la televisión
autonómica y la nacional.
En el caso de la –d final, la solución más extendida y general en todo el español
meridional es la pérdida (sin ningún tipo de rastro). Además, en el territorio andaluz este rasgo
goza de un alto grado de aceptación puesto que ni siquiera los hablantes más cultos la mantienen
incluso en registros cuidados, de forma que la pronunciación normal (y casi uniforme en
Andalucía) de palabras como responsabilidad o voluntad es responsabilidá y voluntá. Como
señala Narbona, Cano y Morillo: “Sólo como resultado de un esfuerzo plenamente consciente
por acercarse al modelo idiomático normativo se llega a restituir la consonante perdida y ello de
una manera poco sistemática” (Narbona, Cano, Morillo 2003, 196).
De los datos obtenidos de nuestra investigación, podemos concluir que las
pronunciaciones de las dos presentadoras en el canal autonómico corroboran la presencia
habitual y aceptada de este rasgo en el ambiente andaluz. En el caso de Eva González, en 28 de
los 29 casos registrados la presentadora no pronuncia la -d final, aquí mencionamos unos
ejemplos ilustrativos: “verd[a:]” (min 4:08); “debilid[a:]” (min 12:55); “ust[e:]” (min 13:39);
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47
“indentid[a:] (min 20:15, Se llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015). El único ejemplo en el
que registramos la –d final pronunciada es la palabra volved (min 17:28).
Similarmente, Toñi Moreno pierde la –s final en los 17 casos registrados (la
diferencia en el número de los casos se debe a la frecuencia con la que González emplea la
palabra verdad en su programa: 19 casos), tenemos, pues, realizaciones como: “volunt[a:]” (min
1:13); “generosid[a:]” (min 3:14); “intimid[a:]” (min 10:33); “realid[a:]” (17:40); “barbarid[a:]”
(min 21:54, Se llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015).
No obstante, la pronunciación uniforme de las dos andaluzas empieza a variar en sus
programas emitidos nacionalmente. Habiendo estudiado la pronunciación de González en
MasterChef junior, registramos 13 ejemplos de la –d final de palabra y a pesar de esta escasez de
casos las diferencias se hacen visibles. En 6 de los casos registrados la presentadora pronuncia la
–d final de la palabra, por ejemplo: césped (min 4:48); capacidad (min 5:01) o sensibilidad (min
13:28, MasterChef junior, TVE 03/02/2015). En 5 casos, González pierde la –d final; en dos
casos es en la palabra verdad, en otros dos casos se trata de la palabra Madrid (un ejemplo en el
que, curiosamente, la presentadora mantiene la –d final en dos ocasiones: min 4:23 y 7:17) y
finalmente la palabra edad: “verd[a:]” (min 8:09, 12:24); “madr[i:]” (min 5:54, 6:56); ed[a:]”
(min 22:43, MasterChef junior, TVE 03/02/2015). Los dos ejemplos restantes muestran todavía
otra pronunciación de la –d final en la palabra verdad: esta vez, con la fricativa interdental [θ]
típica de la zona castellana y asociada por muchos al habla de Madrid: “verda[θ]” (min 6:28,
11:02, MasterChef junior, TVE 03/02/2015).
Los ejemplos que acabamos de ver reflejan el esfuerzo que hace González para
acercarse al modelo normativo. Por un lado, se aprecia el grado elevado de inconsistencia que
hay entre la aspiración y el mantenimiento de la d final (incluso en una sola palabras) y por otro
lado, registramos un caso de pronunciación típicamente septentrional, ausente en la uniforme
pronunciación en el programa Se llama copla junior. Los datos obtenidos, pues, parecen reflejar
la irregularidad con la que los hablantes andaluces restituyen las consonantes perdidas.
Al contrario, no observamos la misma irregularidad lingüística en la grabación de
Toñi Moreno en Televisión Española: la presentadora mantiene su pronunciación habitual,
eleminando la –d final en 14 de los 16 casos registrados: “mensualid[a:]” (min 1:18); “verd[a:]”
(min 2:26); “debilid[a:]” (min 4:00); “ed[a:]” (min 5:00); “rotundid[a:]” (min 9:20, Entre todos,
TVE 04/12/2013). No obstante, en dos ocasiones la sanluqueña emplea la misma pronunciación
castellana [θ] que hemos comentado en la grabación de González: “enfermeda[θ]” (min 2:52) y
“verda[θ]” (min 24:01, Entre todos, TVE 04/12/2013). Hemos de concluir que, aunque la
pronunciación de la -d final de palabra no cambia notablemente, como es el caso de Eva
González, notamos una cierta tendencia hacia un patrón ajeno a la modalidad andaluza.
48
48
5.3.4 Consonantes finales: –l/–r
En posición final, –l y –r tienden a borrar la diferencia existente entre ambas del
mismo modo que sucede en posición implosiva dentro de palabra, confluyendo así en una sola
solución. Sin embargo, esta tiene distintas realizaciones dentro del territorio andaluz. Mientras
que, en el oriente andaluz, la pérdida de distinción resulta en –l, en la parte occidental, no solo se
elimina la distinción entre ambas consonantes, sino que además se pierde cualquier resto de
ellas: las palabras finalizan en una vocal (comer > comé, papel > papé). El mantenimiento de la
distinción, sobre todo como el fruto de un esfuerzo consciente en situaciones formales, igual que
en el caso de la recuperada –d final, suele dar resultados vacilantes (Narbona, Cano, Morillo
2003, 199). En nuestra investigación distinguimos entre la pérdida (eventualmente la posible
confluencia en –l) y la pronunciación distinguidora normativa.
Como era de suponer, ya que ambas presentadoras son nativas de la parte occidental
de Andalucía, en nuestro análisis no hemos observado ningún caso de igualación en posición
final. Además, en los dos programas autonómicos hemos registrado una notable tendencia a
mantener la distinción entre la –l y –r al final de palabra lo cual parece reflejar la disminución en
el grado de aceptación de este rasgo a niveles cultos. La pronunciación normativa es
predominante tanto en la grabación de González, como en la de Moreno. En Se llama copla
junior, las pérdidas registradas afectaban la consonante –r en posición final (sobre todo, -r final
de verbos en infinitivo): se trata de un 21% de los casos registrados de –r final de palabra (12 de
57); por ejemplo: “empez[a:]” (min 4:43); “pein[a:]” (min 6:02); may[o:]” (min 9:57); “llor[a:]”
(min 14:19, Se llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015).
Los resultados de la investigación del programa Tiene arreglo coinciden con los del
programa Se llama copla junior: Toñi Moreno tiende a distinguir entre la –l y la –r final y solo
observamos casos de pérdida de –r final en un 22% de los casos estudiados (17 de 77). Como
antes, los casos de pérdida se dan sobre todo en verbos en infinitivo: “fall[a:]” (min 1:47);
“ven[i:]” (min 3:01); “desayun[a:]” (min 4:37); “trabaj[a:]” (min 11:26, 12:00); “mand[a:]”
(min 14:20, Tiene arreglo, Canal Sur 06/05/2013).
Pero es en los programas de TVE donde la pronunciación de ambas presentadoras
cambia. En la grabación de Eva González en Televisión Española no encontramos ningún caso
de pérdida de –r/–l ya que se pronuncian y distinguen la totalidad de los casos de –r y –l final
(93 de –r final, 97 de –l final); aunque a menudo con una pronunciación menos “fuerte” que la
normativa. En el caso de Toñi Moreno en Entre todos, notamos que la tendencia predominante
de pronunciar y distinguir entre las –r y –l finales que vimos en el caso de Tiene arreglo se ve
aumentada en su programa nacional: solo se pierde la –r en un 12% de los casos registrados (11
de 91). Y al igual que en Canal Sur, se observa que dichas pérdidas aparecen sobre todo en la –r
49
49
final de infinitivos: “limpi[a:]” (min 3:09); “llor[a:]” (min 4:26); pens[a:]” (min 4:50); “d[a:]”
(min 11:08); “v[e:]” (min 13:50, Entre todos, TVE 04/12/2013).
De los datos presentados en esta sección hemos de concluir que la pérdida de –r/–l
final de palabra no es la pronunciación predominante de ninguna de las dos presentadoras
independientemente del canal que sea, lo que parece corroborar el hecho de que a pesar de ser un
rasgo ampliamente extendido no goza de tanta aceptación a niveles cultos. Sin embargo, la
tendencia observada en Canal Sur se intensifica en la televisión nacional: mientras que Toñi
Moreno tiende a mantener las dos consonantes finales en Entre todos, reduciendo todavía el
número de las pérdidas, en MasterChef junior Eva González evita la pérdida de –r/–l en la
totalidad de los casos registrados. Además, el mantenimiento de la –l final de palabra parece
demostrar que los grados de aceptación varían de una a otra consontante (Carbonero 2003c,
114).
5.3.5 Otros rasgos menores
En nuestra investigación hemos notado varios rasgos que, a pesar de su escasa
presencia, nos resultan interesantes, por lo cual hemos decidido mencionarlos en este apartado.
Uno de los rasgos andaluces que en contadas ocasiones aparece en la pronunciación
de ambas presentadoras es el llamado rotacismo, que consiste en que las consonantes –r y –l al
final de sílaba se confunden en –r. Este rasgo además forma parte del conocido estereotipo sobre
los andaluces (sobre todo los sevillanos) que ya desde Valera (siglo XIX) aparece en todas las
descripciones del andaluz y les atribuye la pronunciación sordao, barcón y arma a las palabras
soldado, balcón o alma (Narbona, Cano, Morillo 2003, 192).
Generalmente, este rasgo queda relegado más bien al habla cotidiana y ninguna de
las dos presentadoras suele confundir las –r y –l implosiva. Pero esto no quiere decir que en
varias ocasiones no hayamos observado ocasionales ejemplos del rotacismo tanto en la
pronunciación de González, como en la de Moreno.
En el caso de Eva González, solo se han registrado casos de rotacismo en el canal
autonómico. Tal es el caso de los cinco ejemplos que registramos en Se llama copla junior y que
presentamos a continuación: “se ha so[r]tao” (min 8:33); “te has dado dos o tres go[r]pes en e[r]
pecho” (min 40:48); “de[r] pelo” (min 41:04); “e[r] traje” (min 49:09); “mi a[r]ma” (min
1:04:09; Se llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015).
De modo parecido, observamos ejemplos del rotacismo en la pronunciación de Toñi
Moreno en Tiene arreglo: “e[r] destino” (min 5:30); “pa[r]mera” (min 5:46) “en e[r] campo”
(min 12:00); “e[r] malo” (min 16:37); “e[r] colacao” (min 17:00); “so[r]tera” (min 36:27, Tiene
arreglo, Canal Sur 06/05/2013). En las dos grabaciones de Entre todos analizadas solo hemos
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50
registrado un ejemplo similar en cada uno de los dos programas “a[r] final” (min 55:19, Entre
todos, TVE 04/12/2013) y “sa[r]tos” (min 9:49, Entre todos, TVE 28/08/2013).
El siguiente rasgo que vamos a comentar es típico de todo el español
meridional/atlántico y por muchos identificado como uno de los que más capacidad distinguidora
tienen: el seseo/ceceo. De hecho, el seseo, que goza de un grado de aceptación mucho mayor al
del ceceo, ha llegado a constituir una norma paralela a la pronunciación septentrional
distinguidora. Las dos variantes consisten en la igualación de los sonidos [s] y [θ] a favor de uno
de los dos. Puesto que ambas presentadoras distinguen entre s y z, no hemos incluido este
fenómeno en el inventario de los fonemas estudiados detenidamente. Sin embargo, en nuestro
análisis hemos encontrado varios casos de igualación tanto a favor de s, como de z que
mencionamos a continuación.
Tanto en Se llama copla junior, como en MasterChef junior la presentadora mantiene
la pronunciación distinguidora y tan solo en dos ocasiones abandona la norma septentrional. En
los dos casos se trata del programa autónomico y, lo que resulta muy interesante, se pueden
observar ambas pronunciaciones (seseante y ceceante): “[s̪]apatos” (min 40:46); “[θ]eñora” (min
50:16, Se llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015).
Por otro lado, los resultados del análisis de las grabaciones de Toñi Moreno muestran
un dato interesante: mientras que en Tiene arreglo no observamos ningún caso de seseo/ceceo,
en la versión nacional del programa la presentadora “accidentalmente” cecea y sesea en varias
ocasiones. En lo que concierne al ceceo, tanto en el programa emitido en agosto, como en el de
diciembre vemos ejemplos del fenómeno: “nervio[θ]ito” (min 21:53); “[θ]olito (min 22:52) “que
[θ]epa la gente que estamos no[θ]otros allí” (min 55:19, Entre todos, TVE 04/12/2013) y “e[θ]o
[θ]uena importantísimo” (min 39:26); “[θ]aliendo” (min 39:55, Entre todos, TVE 28/08/2013).
Sin embargo, es importante mencionar que en el programa de agosto, la pronunciación ceceante
emerge justo cuando Moreno está hablando con un gaditano que, como es típico del habla de la
provincia de Cádiz, cecea. Al contrario, los ejemplos del seseo solo fueron registrados en el
programa emitido en agosto: “noti[s̪]ia” (min 28:10); “cono[s̪]er” (min 37:37); “[s̪]incuenta”
(min 49:19, Entre todos, TVE 28/08/2013).
Y por último, y no por ellos menos importante, consideramos relevante mencionar un
rasgo menor del andaluz que esporádicamente aparece sobre todo en la pronunciación de Toñi
Moreno tanto en Canal Sur, como en Televisión Española. Se trata de la pronunciación de la ch
castellana como fricativa. Mientras que en el español estándar la ch ortográfica se pronuncia
como africada, en algunas partes de Andalucía (entre ellas la costa de Cádiz y sur de Sevilla) la
ch carece del momento oclusivo y se pronuncia como fricativa. De ahí que palabras muchacho o
mucho se pronuncien mushasho y musho (Narbona, Cano, Morillo 2003, 178; García Mouton
51
51
1994, 38). Es un rasgo unido a factores de expresividad por lo cual no es raro encontrar en un
solo hablante diferentes soluciones dependiendo de la situación. Asimismo, los hablantes suelen
abandonar este rasgo en situaciones formales. En nuestra investigación ocasionalmente
observamos tal pronunciación en las grabaciones de Toñi Moreno: la mayoría de los casos
registrados es en el imperativo del verbo escuchar (escúchame), lo que parece corroborar el uso
irregular que hemos mencionado. No obstante, en otras ocasiones la ch aflojada aparece en otras
palabras también: “[ʃ]ulas” (min 26:04); “ha[ʃ]a de guerra” (min 34:04); “fi[ʃ]aje” (min 36:48,
Tiene arreglo, Canal Sur 06/05/2013); “co[ʃ]e” (28:51, Entre todos, TVE 04/12/2013) o
“[ʃ]iquillo” (min 39:26, Entre todos, TVE 28/08/2013). En la pronunciación de Eva González,
solo registramos un ejemplo de ch aflojada y es en Se llama copla junior: “[ʃ]ika” (min 22:20, Se
llama copla junior, Canal Sur 05/09/2015).
Aquí nos hemos detenido para comentar algunos de aquellos rasgos que debido a su
escasa e irregular presencia no analizamos detenidamente en nuestro análisis. Pero estos rasgos,
a su vez, completan los resultados de nuestra investigación que, obviamente, no puede hacer
justicia al complejo y rico tema de la fonética andaluza, un tema que supera con mucho los
límites de este trabajo.
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52
6 Conclusiones
El tema de este trabajo ha sido la autocensura fonética de los andaluces en los medios
de comunicación fuera de Andalucía. El primer capítulo resumió brevemente la historia y la
evolución de las hablas andaluzas. El siguiente capítulo iba dedicado a diferentes aspectos
sociolingüísticos del acento andaluz, como es la problemática de la nivelación del español
meridional y la (in)existencia de la norma andaluza. Finalmente, el último capítulo de la parte
teórica trataba el tema del uso del andaluz en los medios de comunicación y las críticas y
propuestas normativas que se han hecho al respecto.
La parte práctica del trabajo es una investigación. Su objetivo ha sido estudiar el
fenómeno de la autocensura fonética de los presentadores andaluces en los medios de
comunicación nacionales, aplicando toda la información que hemos recopilado sobre el tema
estudiado a lo largo de este trabajo. Nuestro análisis consistía en la observación del empleo de
distintos rasgos típicamente andaluces en la pronunciación de Eva González y Toñi Moreno en
sus programas autonómicos y nacionales.
Los resultados obtenidos parecen justificar las declaraciones que afirman que
numerosos profesionales andaluces cambian su forma de pronunciar en cuanto aparecen en la
televisión nacional. Nuestra investigación revela que en los dos casos estudiados es evidente la
tendencia de aproximarse a la norma septentrional en los programas nacionales, despojándose de
o modificando una gran parte de los rasgos andaluces presentes en la pronunciación de las
profesionales en sus programas autonómicos respectivos.
Por otro lado, nuestro análisis también demuestra que los comportamientos
lingüísticos varían de un individuo a otro ya que los resultados en ambos casos, aunque indiquen
las mismas tendencias mencionadas, no coinciden, sobre todo, en el grado que alcanza dicho
cambio de pronunciación. Entre los rasgos andaluces que acaban suprimidos en el programa
nacional de Eva González está, por ejemplo, la aspiración de la –s implosiva: mientras que en
Canal Sur la aspiración es la pronunciación predominante (91%), en Televisión Española la –s
implosiva se pronuncia en el 93% de todos los casos registrados. Del mismo modo, el porcentaje
de la pronunciación aspirada de la jota, común en Se llama copla junior (68%), baja
radicalmente en el programa MasterChef junior donde la pronunciación normativa se mantiene
en el 77% de los casos. Notamos, pues, un cambio sustancial en la pronunciación de González
que afecta a casi todos los rasgos andaluces analizados: estos a menudo desaparecen en la
televisión nacional y dan lugar a una pronunciación más normativa con rasgos septentrionales,
ausentes en la grabación del programa autonómico (por ejemplo, la pronunciación fuerte de la
[x] castellana). En otras ocasiones, como es el caso de la –d final de palabra, se pueden observar
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realizaciones vacilantes de la pronunciación que en Canal Sur se muestra uniforme: la –d final se
pierde, con una excepción, en todos los casos registrados en el discurso analizado de Se llama
copla junior, mientras que en MasterChef junior el esfuerzo de aproximarse a la pronunciación
normativa resulta en una pronunciación vacilante entre pérdida, mantenimiento y el empleo de la
fricativa interdental [θ]. Otros rasgos menores del andaluz, que esporádicamente encontramos en
la pronunciación de González en Canal Sur, desaparecen por completo en el programa nacional:
pérdida de la –r final de palabra, rotacismo, seseo/ceceo o la aflojación de la ch ortográfica. De
lo mencionado podemos concluir que la pronunciación de Eva González cambia en Televisión
Española con una notable inclinación hacia la norma estándar.
A su vez, las diferencias en la pronunciación de Toñi Moreno revelan el mismo
esfuerzo de la presentadora para aproximarse a la norma septentrional, aunque en ocasiones se
queda a medio camino y su pronunciación mezcla rasgos andaluces con los normativos de un
modo poco sistemático. Mencionemos, por ejemplo, la pronunciación de la –s implosiva que
pierde la uniformidad registrada en Canal Sur (aspiración en el 92%) y los resultados muestran
un grado alto de irregularidad e inconsistencia: se pronuncia la –s implosiva en el 47% de los
casos estudiados en el programa de agosto y el 64% en el de diciembre. Parece, pues, que
Moreno no consigue cambiar libremente entre los dos registros con la misma “facilidad” que su
paisana González. Pero esto no quiere decir que no sea evidente la tendencia a imitar el español
normativo: en los cuatro rasgos andaluces analizados observamos un descenso en su empleo, de
mayor o menor alcance, en la versión nacional del programa. El porcentaje de la aspiración de la
jota castellana diminuye notablemente en Entre todos: del 76% (Tiene arreglo) a un solo 32% en
Entre todos. De modo similar, los casos de la ocasional pérdida de la –r final de palabra en
Canal Sur (22%) son más bien esporádicos en la pronunciación de Moreno en Televisón
Española (12%). Asimismo, notamos el ocasional empleo de realizaciones impropias de las
hablas andaluzas en el programa de alcance nacional, como en el caso de González (la [x]
castellana fuerte o la fricativa interdental [θ] en lugar de una –d final de palabra).
Sin embargo, lo más llamativo de la autocensura fonética de Moreno en comparación
con la segunda presentadora sigue siendo precisamente la inestabilidad e irregularidad que
caracteriza su discurso en Televisión Española. De hecho, algunos rasgos menos prominentes de
su pronunciación (rotacismo, ceceo/seseo o fricativización de la ch) fueron registrados tanto en
Tiene arreglo, como en Entre todos. Tal inconsistencia suele ser el fruto del intento de imitar la
norma septentrional por parte de los hablantes del andaluz inseguros. De hecho, Nani Carvajal,
en su artículo sobre el empleo de la modalidad andaluza en los medios de comunicación, llega a
distinguir entre varios tipos de locutores según la postura que toman ante un micrófono y uno de
estos tipos es el llamado inseguro. El locutor inseguro, según Carvajal, es aquel que
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normalmente no se esmera por hablar un español castellanizado, sin embargo, ante un micrófono
se descoloca y empieza a pensar que quizás esté hablando como no “debiera” e intenta
despojarse de los rasgos andaluces y “…colocar las eses donde mejor se le ocurre para ‘hablar
mejor’” (Carvajal 2002, 50). Esta descripción, además, coincide con la del locutor inconsciente
mencionada en un artículo de Narbona Jiménez que trata del mismo tema (Narbona Jiménez
2013, 153). Teniendo en cuenta el alto grado de generalización que cualquier tipología significa,
parece cierto que la inseguridad podría ser uno de los factores decisivos que afectan a las
modificaciones de pronunciación de algunos profesionales andaluces en los medios de
comunicación nacionales.
Nuestra investigación, al mismo tiempo, demuestra que no son ciertas aquellas
críticas que aseguran que los presentadores andaluces se deshacen de su acento incluso en Canal
Sur (Álvarez Secades 2002: 13 ). Los resultados documentan que en sus programas autonómicos
al menos Eva González y Toñi Moreno se expresan con acento andaluz.
Asimismo, al comparar la pronunciación de ambas presentadoras, consideramos
importante hacer constar que, a pesar de ser un factor de gran importancia, la diferencia en el
tipo de emisión de los programas estudiados (en directo/en diferido) no parece ser decisiva para
la pronunciación final en este caso, ya que González mantiene la misma pronunciación
normativa en muchas entrevistas como, por ejemplo, la que concedió al programa Corazón
emitido por Televisión Española el 27 de enero de 201528. Quizá el factor que deberíamos
considerar al estudiar la autocensura fonética en los medios de comunicación sea el concepto del
mercado lingüístico de Bourdieu (Bourdieu 1977).
Con gran dosis de simplificación se podría afirmar que Bourdieu reformula la noción
de linguistic performance chomskiana y la percibe como dependiente del trasfondo y estatus
social. Según Bourdieu, la competencia lingüística se entiende como la capacidad de ajustar el
discurso (acento, tonalidad, gramática, lenguaje corporal, etc.) a la estrucutra social del mercado
lingüístico que, a su vez, implica que algunas expresiones lingüísticas tienen mayor precio,
capital lingüístico, que otras. Consecuntemente, la acumulación del capital lingüístico puede
llevar en determinadas situaciones a mayor credibilidad o dominio del hablante. Obviamente,
algunas profesiones capitalizan el lenguaje más que otras y no todos los individuos están
condicionados a conocer la variedad estándar de la lengua. Entre las profesiones que otorgan
mucho peso al conocimiento de esta variedad está, sin duda, la de los presentadores. De ahí que a
menudo los locutores de medios de comunicación necesiten ajustar sus discursos a la norma
lingüística (Moreno 1998, 155). Parece, entonces, que aparte de los aspectos sociolingüísticos
28 https://www.youtube.com/watch?v=vLj5kzATfPk
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55
propios de cada lengua, en nuestro caso el español, existen otros universales que igualmente
condicionan la variación sociofonética y que deberían ser tomados en consideración antes de
hacer declaraciones sobre cualquier tipo de autocensura fonética.
Resumiendo, podemos afirmar que los resultados de nuestra investigación
demuestran que la pronunciación de los presentadores andaluces en los medios de comunicación
nacionales, al menos la de las presentadoras analizadas en este trabajo, está afectada por una
marcada autocensura fonética. Esta se manifiesta sobre todo en el abandono de los rasgos
típicamente andaluces y el notable esfuerzo por aproximar la pronunciación al español estándar.
Bien es cierto que no deberíamos perder de vista los demás factores que pueden tener cierta
influencia sobre los resultados (contexto lingüístico, circunstancias situacionales, estado
emocional, etc.). Mencionemos, por ejemplo, los casos de la pronunciación fuerte de la [x]
castellana sobre todo en posición intervocálica de ambas presentadoras, las aspiraciones de la –s
implosiva delante de una –r en el caso de González o el ceceo de Moreno provocado por la
pronunciación ceceante del entrevistado. No obstante, dadas las diferencias evidentes entre los
dos programas, dichos factores no parecen ser lo suficientemente decisivos como para refutar los
resultados de nuestra investigación.
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7 Resumé
Diplomová práce se věnuje tématu fonetické autocenzury andaluských mluvčích
v médiích v oblastech mimo Andalusii. Práce je rozdělena na dvě části: teoretickou a praktickou.
První kapitola stručně shrnuje historii, vznik a vývoj andaluské lingvistické modality. Druhá část
dále zkoumá sociolingvistický aspekt problematiky normalizace jako takové i specifika
podobného procesu v kontextu andaluského akcentu. Poslední kapitola teoretické části se zabývá
problematickým postavením andaluské výslovnosti v médiích. Praktickou část diplomové práce
tvoří komparativní fonetický výzkum v němž jsou zohledněny informace popsané v prvních
třech kapitolách a který spočívá ve zkoumání potlačování distinktivních výslovnostních rysů
andaluské lingvistické modality ve státní televizi v případě dvou andaluských moderátorek.
Komentář výsledků a závěry provedené studie tvoří závěrečnou část diplomové práce.
Ze závěrů provedeného výzkumu vyplývá, že autocenzura výrazně ovlivňuje
výslovnost andaluských mluvčích v národních médiích a projevuje se zejména potlačováním
typických rysů andaluského akcentu a tendencí přizpůsobit svou výslovnost septentrionální
normě.
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Fuentes audiovisuales:
Tiene arreglo Canal Sur (06/06/2013) –
Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=9kJfQlFwCfc
Entre todos TVE (28/08/2013) – Obtenido de
http://www.rtve.es/alacarta/videos/entre-todos/entre-todos-28-08-
13/2007480/#aHR0cDovL3d3dy5ydHZlLmVzL2FsYWNhcnRhL2ludGVybm8vY29udGVudH
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Entre todos TVE (04/12/2013) – Obtenido de
http://www.rtve.es/alacarta/videos/entre-todos/entre-todos-28-08-
13/2007480/#aHR0cDovL3d3dy5ydHZlLmVzL2FsYWNhcnRhL2ludGVybm8vY29udGVudH
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MasterChef junior TVE (03/02/2015) – Obtenido de
http://www.rtve.es/alacarta/videos/masterchef-junior-2/masterchef-junior-2-programa-6-03-02-
2015/2958439/
Se llama copla junior Canal Sur (05/09/2015) –
Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=A5jT5FiFPM8
I
I
9 Apéndice
Grabaciones editadas y utilizadas para la investigación (CD):
- “Eva González – Se llama copla junior” - “Eva González – MasterChef junior” - “Toñi Moreno – Tiene arreglo” - “Toñi Moreno – Entre todos (diciembre)” - “Toñi Moreno – Entre todos (agosto)”
63
63
10 Anotace
Autor: Bc. Adam Kolárik
Katedra: Katedra romanistiky, Filozofická fakulta UP
Název (ESP): "Autocensura" fonética de los andaluces en los medios
de comunicación y fuera de Andalucía
Název (EN): Phonetic "Self-Censorship" in Speakers with an
Andalusian Accent in the Media and Outside the Region
of Andalusia
Vedoucí práce: Mgr. Enrique Gutiérrez Rubio, Ph.D.
Počet stran: 64
Počet znaků: 138 057
Počet příloh: 1 + CD
Počet titulů použité literatury: 39
Klíčová slova (ESP): andaluz, autocensura, medios, sociolingüística, norma
Klíčová slova (EN): andalusian, self-censorship, media, sociolinguistics,
norm
Anotace (ESP): El tema de este trabajo de fin de máster es la autocensura fonética
de los andaluces en los medios de comunicación fuera de
Andalucía. Está dividido en dos secciones: teórica y práctica. Los
capítulos de la primera parte se dedican a la historia del andaluz,
diferentes aspectos sociolingüísticos de la nivelación y
normalización de la modalidad lingüística andaluza y el empleo
del andaluz en los medios de comunicación. En la parte práctica se
aplica la información recopilada en los capítulos anteriores a un
análisis fonético de la pronunciación de dos presentadoras
andaluzas.
Anotace (EN): The topic of the present diploma thesis is the Phonetic "Self-
Censorship" in Speakers with an Andalusian Accent in the Media
and Outside the Region of Andalusia. The paper is divided into
two parts: theoretical and practical. The theoretical one discusses
the history of the Andalusian accent, different sociolinguistic
aspects of the process of normalization of Andalusian linguistic
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modality and its usage in the media. The practical one is a
comparative phonetic study of the pronunciation of two
Andalusian presenters.
Studijní program: FilologieUniverzita Palackého v OlomouciFilozofická fakulta
Akademický rok: 2013/2014
Podklad pro zadání DIPLOMOVÉ práce studenta
Bc. KOLÁRIK Adam F131157Horní Bludovice 486, Horní BludovicePŘEDKLÁDÁ: OSOBNÍ ČÍSLOADRESA
Obor/komb.: Anglická filologie - Španělská filologie (AF-ŠF)
Forma: Prezenční
"Autocensura" fonética de los andaluces en medios de comunicación fuera de Andalucía
Phonetic "Self-Censorship" in Speakers with an Andalusian Accent in the Media and Outside the Region of Andalusia
Mgr. Enrique Gutiérrez Rubio, Ph.D. - KRS
Práce si klade za cíl zkoumat autocenzuru mluvčích z Andalusie v médiích v oblastech mimo Andalusii. Součástí práce je jakzkoumání sociolingvistického aspektu této problematiky, tak fonetická studie potlačování distinktivních výslovnostních rysůandaluské lingvistické modality v konkrétních případech. Přílohou práce budou také zvukové nahrávky použité pro fonetickoukomparaci.
Carbonero Cano, Pedro - Estudios de sociolingüística andaluzaCarbonero Cano, Pedro - Identidad lingüística y comportamientos discursivosCarbonero Cano, Pedro - Norma estándar y actitud sociolingüística: Sobre la aceptación y uso de algunos rasgos lingüísticos enhablantes sevillanosde las Heras Borrero, Jerónimo - Modalidad lingüística andaluza: medios de comunicación y aulaPeňalver Castillo, Manuel - Artículos de opinión del habla andaluzaRopero Núňez, Miguel - Identidad sociolingüística del andaluz
TÉMA ČESKY:
TÉMA ANGLICKY:
VEDOUCÍ PRÁCE:
ZÁSADY PRO VYPRACOVÁNÍ:
SEZNAM DOPORUČENÉ LITERATURY:
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..................................................
..............................
..............................
Podpis studenta:
Podpis vedoucího práce:
Datum:
Datum:
(c) IS/STAG , Portál - Podklad kvalifikační práce , F131157 , 09.12.2015 11:52