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Definición: Repetición involuntaria e intempestiva de un gesto o palabras.
Autoestimulación
Muchos niños con trastornos del desarrollo manifiestan una variedad de amaneramientos repetitivos y
estereotipados, como balanceos, giros, hacer piruetas, agitar los brazos, mirar fijamente, dar golpecitos,
girar los ojos y bizquear. A este tipo de conducta se le denomina autoestimulación (o conducta
autoestimulativa) porque parece que los niños la usan para «estimularse». El estímulo puede ser visual,
auditivo o táctil. Normalmente la conducta es repetitiva y monótona, y puede ocurrir diariamente durante
años. A continuación resumimos lo que en estos momentos se sabe sobre la autoestimulación:
1. Está en relación inversa al número y frecuencia de otras conductas más aceptables socialmente.
Cuando son frecuentes otras conductas, la autoestimulación se reduce. Aparentemente el niño necesita
estímulo, y si no lo obtiene por medio de una conducta apropiada emprenderá conductas
autoestimulantes. Parece que existe una necesidad de estímulo, quizá para mantener vivo el sistema
nervioso. Puede que balancearse, mirar fijamente y hacer piruetas sea una especie de alimento para el
sistema nervioso; sin él, el sistema nervioso del niño podría deteriorarse y atrofiarse. Por lo tanto, en este
sentido las conductas autoestimulantes son necesarias. Si no tienes una conducta más apropiada que
ofrecerle, considera la posibilidad de permitirle que continúe autoestimulándose.
2. La conducta autoestimulatoria puede usarse como refuerzo. Hemos usado el autoestímulo como
refuerzo para un niño de un modo muy parecido a como usamos la comida y el agua. Es decir, puede que
le permitimos de tres a cinco segundos de autoestimulación por haberse comportado correctamente.
3. El autoestímulo disminuye o impide las respuestas a los estímulos externos. Si el niño se
autoestimula durante la clase, es poco probable que preste atención al profesor. Los refuerzos derivados
de la autoestimulación con frecuencia son más gratificantes que los que puede ofrecer el profesor. La
autoestimulación es como la droga: es difícil hacerles la competencia a ambos. Por lo tanto, lo que hemos
tenido que hacer y lo que recomendamos es que el profesor suprima activamente la conducta
autoestimulante del niño durante el aprendizaje. Esto quiere decir que si se autoestimula mientras le habla
el profesor (cuando quiere que le preste atención), puede reprimirle físicamente, o decirle un <(No)>
contundente, o quizá proporcionarle algún otro estímulo aversivo que elimine el autoestímulo. (Existe un
problema a la hora de reprimir físicamente al niño durante el autoestímulo, por ejemplo, sujetándole las
manos, porque el contacto que le proporciona el profesor puede suponer un refuerzo. Es decir, que el
niño aprenderá a autoestimularse para que el profesor lo toque.) En cuanto deje de autoestimularse, el
profesor lo refuerza («¡Qué bien estás mirando!» o «¡Qué bien estás escuchando!»), y le da sus
indicaciones. Puede permitir que se autoestimule después de haber obedecido, como refuerzo por
haberlo hecho bien.
4 La supresión de una conducta autoestimulante puede llevar al aumento de otras formas menos
dominantes. Por ejemplo, si el niño se balancea mucho, y este balanceo se suprime, la mirada fija puede
servir de sustituto. Si se suprime la mirada fija, puede que la vocalización y el tarareo la sustituyan. En
este caso, la tarea consiste en ayudar al niño a desarrollar un modo de autoestimulación que interfiera
mínimamente con el aprendizaje, y que sea más aceptable socialmente. Por ejemplo, tararear, vocalizar,
o la mirada fija conllevan un estigma social menor que saltar mientras se agitan brazos y manos. Puede
que la necesidad de autoestímulo proporcione una base ideal para elaborar juegos y ejercicios físicos.
Comentaremos esta posibilidad mas adelante.
El Autismo: Mensaje: Autoestimulación
mx.groups.yahoo.com/group/El_Autismo/.../2873 –