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REGIMEN JURIDICO DE LA ENERGIA ELECTRICA. ASPECTOSGENERALESYPROBLEMASACTUALES ALEJANDROVERGAR~BMNCO Profesor de Derecho Admlnlstratlvo Econdmlco Pontiflcla Unlversldad Catdlica de Chlle RESUMEN: En el presente estudio ofrezco el desarrollo de algunos aspectos generales relacionados con el sector eléctrico, normado por el vigente Decreto con Fuerza de Ley N” 1, de Minería, de 1982, y complemen- tando, en cuanto a su órgano regulador, por la Ley N” 18.410, de 1985. Expongo en este trabajo algunos antecedentes relativos al sector eléctrico, sobre sus caracteristicas generales y de los subsectores de generación, del transporte y de la distribuciõn de energía eléctrica; se ofrece un breve recorrido de las buses históricas de los textos legislativos vigentes relativos al sector eléctrico en general y a los problemas actunles a que dedico este y otros estudios sobre el tema. Expongo especialmente el carácter y sifuacidn jurídica actual del “sernicio público” eltkctrico, su publificación y regulación, y sus últimas modificaciones Zegislatioas, de 1999, y las posibilidades reales de que los prioados puedan obtener los títulos concesionales. SUMARIO: INTRODUCCIÓN: Características del sector eléctrico y, en especial, del transporte y de 1~ distribu- ción. l/ HISTORIA LEGISLATIM Y PROBLEMAS ACTUALES DEL SECTOR ELÉCTRICO. A) Evolución legislativa en materia eléctrica. l.- Primera Ley general eléctrica: DFL N" 252, de 1925. 2.- Segunda Ley general efktrica: DFL N” 244, de 1931. 3.- Tercera Ley general eléctrica: DFL N” 4, de 1959. B) Actual institucionalidad eléctrica. Políticas y legislación vigente. l.- lnstitucionalidad, a partir de 1980. 2. Cuarta Ley general eléctrica: DFL N” 1, de 1982. 3.- Algunos problemas actuales del transporte y de la distribución de energía elktrica. 4.- Modificación del marco regulatorio del sector eléctrico, en 1998 y 1999. II/ SERVICIOPÚBLICO ELÉCTRICO Y TÉCNICA CONCESIONAL AJ Lu publicatio como técnica de intervención en materia elktrica. 1. Servicio público y electricidad. 2.- Publicatio parcial del servicio eléctrico en Chile. 3.- El servicio de distribución de energín eléctrica. 4.- Los setvicios de generación y de transporte de energía eléctrica. B) Técnica concesional y derecho a ser concesionario eléctrico. l.- La concesión elktrica está dirigida a ampliar la esferajundica de los privados que la obtengan. 2.- Todo peticionario de concesión eléctrica tiene la libertad, constitucionalmente garantizada, para accedq en su caso, a la distribución o al transporte de ene@ eléctrica. CONCUMONES. INTRODUCCIÓN: Características generales del sector elécfricol. En el proceso que permite disponer de la electricidad como energía útil en los centros de 1 Sobre el tema, son complementarios los siguientes traba- jos del autor: La concesidn ekctrica: procedimiento, servi- dumbres y ocupaci6ndel suelo privado y público, en: Revista Chilena & Drrecho, val. 21 n” 3 (1994), pp. 463-508 [en la nota inicial de tal trabajo de 1994, en p. 464, anuncio la publicación del actual trabajo, que recik ahora aparece, con las actualizaciones del caso]; Conflictos entre concesio- narios eléctricos y concesionarios mineros, en Revista de De- recho de Minos, val. V (1!394), pp. 79-84; Constilución de sewidumbres a fnvor de in&laciones elktricns, en Revista Chilena de Derecho, val. 25 nO 2 (1998), pp. 329-355.

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REGIMEN JURIDICO DE LA ENERGIA ELECTRICA. ASPECTOSGENERALESYPROBLEMASACTUALES

ALEJANDROVERGAR~BMNCO Profesor de Derecho Admlnlstratlvo Econdmlco

Pontiflcla Unlversldad Catdlica de Chlle

RESUMEN: En el presente estudio ofrezco el desarrollo de algunos aspectos generales relacionados con el sector eléctrico, normado por el vigente Decreto con Fuerza de Ley N” 1, de Minería, de 1982, y complemen- tando, en cuanto a su órgano regulador, por la Ley N” 18.410, de 1985. Expongo en este trabajo algunos antecedentes relativos al sector eléctrico, sobre sus caracteristicas generales y de los subsectores de generación, del transporte y de la distribuciõn de energía eléctrica; se ofrece un breve recorrido de las buses históricas de los textos legislativos vigentes relativos al sector eléctrico en general y a los problemas actunles a que dedico este y otros estudios sobre el tema. Expongo especialmente el carácter y sifuacidn jurídica actual del “sernicio público” eltkctrico, su publificación y regulación, y sus últimas modificaciones Zegislatioas, de 1999, y las posibilidades reales de que los prioados puedan obtener los títulos concesionales.

SUMARIO: INTRODUCCIÓN: Características del sector eléctrico y, en especial, del transporte y de 1~ distribu- ción. l/ HISTORIA LEGISLATIM Y PROBLEMAS ACTUALES DEL SECTOR ELÉCTRICO. A) Evolución legislativa en materia eléctrica. l.- Primera Ley general eléctrica: DFL N" 252, de 1925. 2.- Segunda Ley general efktrica: DFL N” 244, de 1931. 3.- Tercera Ley general eléctrica: DFL N” 4, de 1959. B) Actual institucionalidad eléctrica. Políticas y legislación vigente. l.- lnstitucionalidad, a partir de 1980. 2. Cuarta Ley general eléctrica: DFL N” 1, de 1982. 3.- Algunos problemas actuales del transporte y de la distribución de energía elktrica. 4.- Modificación del marco regulatorio del sector eléctrico, en 1998 y 1999. II/ SERVICIO PÚBLICO ELÉCTRICO Y TÉCNICA CONCESIONAL AJ Lu publicatio como técnica de intervención en materia elktrica. 1. Servicio público y electricidad. 2.- Publicatio parcial del servicio eléctrico en Chile. 3.- El servicio de distribución de energín eléctrica. 4.- Los setvicios de generación y de transporte de energía eléctrica. B) Técnica concesional y derecho a ser concesionario eléctrico. l.- La concesión elktrica está dirigida a ampliar la esfera jundica de los privados que la obtengan. 2.- Todo peticionario de concesión eléctrica tiene la libertad, constitucionalmente garantizada, para accedq en su caso, a la distribución o al transporte de ene@ eléctrica. CONCUMONES.

INTRODUCCIÓN: Características generales del sector elécfricol.

En el proceso que permite disponer de la electricidad como energía útil en los centros de

1 Sobre el tema, son complementarios los siguientes traba- jos del autor: La concesidn ekctrica: procedimiento, servi- dumbres y ocupaci6n del suelo privado y público, en: Revista Chilena & Drrecho, val. 21 n” 3 (1994), pp. 463-508 [en la nota inicial de tal trabajo de 1994, en p. 464, anuncio la publicación del actual trabajo, que recik ahora aparece,

con las actualizaciones del caso]; Conflictos entre concesio- narios eléctricos y concesionarios mineros, en Revista de De- recho de Minos, val. V (1!394), pp. 79-84; Constilución de sewidumbres a fnvor de in&laciones elktricns, en Revista Chilena de Derecho, val. 25 nO 2 (1998), pp. 329-355.

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consumo se distinguen tres actividades: gene- ración o produccSn, transmisión o transporte y distribuci6n2.

Los sistemas ektricos permiten ejecutar estas actividades en forma simult&nea, asegu- rando el necesario ajuste instantáneo entre pro- ducción y consumo, ya que con las actuales tecnologías es comercialmente imposible alma- cenar la electricidad como tal en grandes canti- dades3; simultaneidad esta que influye en las características de la regulación jurídica del uso de la energía ekctrica.

Aun cuando en Chile la legislaci6n no im- pide la integración vertical, las actividades de generación y transmisiõn son ejercidas por em- presas eléctricas distintas de aquellas que efec- túan la distribuci6n4.

En palabras simples, consiste la generbón en la producckín de energía eléctrica a partir de los recursos hidráulicos, en el caso de las centrales hidroeléctricas; y petr6leo, carbón o gas, en el caso de las centrales termoeléctricas; consiste el transporte de energía eléctrica en su transmisi6n a través de Kneas o conductores físicos de alta tensi6n, desde las centrales ge- neradoras pasando por terrenos públicos y pri- vados, ríos, caminos y todo accidente geográfi- co intermedio hasta las subestaciones de transformación que reducen el voltaje de la co- rriente eléctrica. Consiste la distribución en la conducción del fluido a tensión reducida, des- de las subestaciones transformadoras hasta los lugares de consumo; la distribución permite llevar energía eléctrica desde líneas aéreas y subterrdneas, extendidas a lo largo de calles y caminos, hasta los empalmes de los consumi- dores.

Entre todas las características instituciona- les propias del sector eléctrico5, resalta una que es superlativa, y que se manifiesta claramente en la legislación con diferentes matices: su ca-

2 En la legislacih chilena, como se verá, se prefieren estos tres conceptos: “generacidn”, “transporte” y “distribuci6n”. El nuevo reglamento del sector agrega, además, el caso de las “subestnciones” (esto es, reducción del voltaje), como objeto separado de concesión.

3 Cfr. Comisión Nacional de Energía El sector energfa en Chile. 4. Electricidad (Santiago, 1989), p. 89.

4 Se exceptúa un caso del extremo sur del pais. Gr. idem., p. 91.

5 VGase Instituto de Ingenieros, Política ektrica chilena (Santiago, 1986), pp. 16-18.

racterfstica de “servicio de extrema necesidad pú- blicú’6, o simplemente de servicio de utilidad públi- ca. En cuanto al subsector específico de distri- buci6n se resalta su condición de monopolio natural, y no legal, en cada área geográfica de concesi6n7, debido a la inconveniencia econó- mica de duphcar o superponer redes de distri- buci6n. Esta caracteristica, unida a que el legis- lador lo considera explícitamente un “servicio público”, ha influido notablemente en las regu- laciones que la legislación impone a los distri- buidores, como, por ejemplo, la obligación de dar suministro ektrico, con una calidad de servicio adecuada, y que explican varias de sus instituciones. Los otros subsectores (genera- cicín y transporte), tienen una condici6n distin- ta, 10 que se manifestará en características dife- rentes de regulaci6n.

Las características de la generación, del transporte y de la distribución de energía eléc- trica, y su importancia nacional, ha implicado, para el legislador, la creaci6n de ciertas institu- ciones muy especiales, y su explicaci6n actual, además, está directamente relacionada con las diferentes políticas econ6micas aplicadas al sector eléctrico en general, las que se exponen a continuaci6n.

1. HISTORIALEGISLATI-VAYPROBLEMAS ACTUALESDELSECTORELÉCTRICO

A) Evolucih legislativa en materia eléctrica

Consignaré aquí una breve evolución legis- lativa del sector eléctrico, al hilo de la cual des- tacar& parcialmente, sO10 los aspectos relativos tanto a la generación, distribución y al trans- porte que destaco como problemas actuales: el procedimiento; la utilizaci6n de bienes públi- cos y privados a través de gravámenes y servi- dumbres; la relación con los títulos concesiona- les mineros; y el llamado “fortalecimiento” de la regulaci6n operada en 1999. Por lo tanto, no debe considerarse esta historia legislativa como un an6lisis completo y global: es ~610 un esquema de los principales textos históricos, destacando ~610 estos aspectos.

6 Instituto de hgenieros, Política Ektricu Chilena (19%) p. 6. 7 Cfr. Cumisión Nacio~i de Energfa (1989) p. 106; Comisi6n

Nacional de Energh, El Sector energia (Santiago, 1993) p. 76; e, Instituto de Ingenieros (1986), p. 17.

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El Código Civil nada dijo sobre servidum- bres eléctricas, ni sobre electricidad en general, pues en su época (1857) la electricidad se en- contraba en estado incipiente, en los laborato- rios; luego vendrían las innumerables dificul- tades de orden administrativo, comercial, civil y penal que plante6 al Derecho el descubri- miento de la electricidads. En la ley de 9 de octubre de 1871 encontramos los orígenes de las servidumbres eléctricas, en que se legisló sobre el “paso” de líneas telegráficas. En 1904 se dictó la Ley N” 1665, sobre “Prescripciones para la concesión de permisos para la instalación de empresas eléctricas en la Republica” , la que, bási- camente, radicaba en el Presidente de la Repú- blica la potestad para otorgar concesiones eléc- tricas y para autorizar la ocupación de bienes nacionales o fiscales con líneas eléctricas. Es, en todo caso, un texto breve y conciso.

Ya luego sería introducida la institución de la servidumbre en las leyes generales eléctricas.

1. Primera Ley general eléctrica: Decreto Ley N” 252, de 1925g

Este texto es la primera ley eléctrica que trata la materia con mayor detalle y sistemati- zaci6n’O. Se dicta en un período en que la dis- tribuci6n electrica es de exclusiva participación privada, por lo que sus principales disposicio- nes tienden a posibilitar las acciones de los concesionarios privados.

En cuanto a las materias enunciadas, regula este texto en su Título Il las concesiones provi- sionales y definitivas, entre otros fines, para la distribución y transporte de energía eléctrica, y en su Título III las Servidumbres. Aparecen aquí por primera vez redactadas disposiciones que los textos de las leyes eléctricas posteriores retornarán, modificándolas o complementán-

8 Vid.: Pflon, Eustaquio: “EI problema jurídico de 10 electrici- dad”, en Rmistn de Derecho y jurisprudencia. 1 (1904), p. 138.

9 Publicado en el Diario Oficial de 18 de febrero de 1925. Respecto de este Decreto ley se dictó un “Reglamento de concesiones”, aprobado por Decreto Supremo W 2.421, publicado en el Diario Oficial de 17 de diciembre de 1925, base del posterior Reglamento de Concesiones de 1934.

Io ContemparPneo a esta ley, v6ase: Benjamfn Claro Velas- co, La elecfricidad ante el Derecho (Memoria, U. de Chile, 1926) 259 pp.

dolas, por lo que es especialmente importante conocer su contenido.

a) En cuanto al procedimiento interesa des- tacar que, al igual que ahora, era necesario acompañar los “planos especiales de servi- dumbre” en que se especificaban los terrenos que cubrirán las lineas eléctricas (art. 16), agre- gándose que “al declarar la aprobación de los pla- nos de servidumbre, el Presidente de la República tomará en consideración las observaciones que hu- biesen formulado los propietarios del suelo y el in- forme de la Dirección”. Recalco esta disposici6n que es el origen de las actuales en esta materia; de lo cual debe recordarse que sólo se refiere el texto a “observaciones” del propietario, lo que en ningún caso da origen a un contencioso; y que esta materia, en ningún caso, retarda el pronunciamiento de la autoridad para otorgar la concesión respectiva.

El decreto de concesión provisional otorga- ba un derecho a obtener del juez un “permiso” para realizar “planos y estudios” en propiedades ajenas, gravamen este diferente a una servi- dumbre, que es la base del actual articulo 21 del DFL N” 1, de 1982. Se establecía, asimismo, un derecho de preferencia para obtener la con- cesión definitiva, la que hoy ha desaparecido.

b) Interes tiene el título III de esta ley, “De las servidumbres” (arts. 40-59), base de la mate- ria en los posteriores textos eléctricos, hasta hoy. Se destaca, desde este primer texto, el principio de que “ta concesión definitiva crea en favor de las empresas concesionarias, las servidum- bres (...) de lineas de transporte y distribucion de energía eléctrica (...) a que estar& sujeta toda here- dad, de acuerdo con las disposiciones de esta ley” (art. 40); lo que significaba que las gestiones posteriores (de ocupación del suelo) estaban dirigidas a “hacer efectiva la servidumbre” (art. 54) ya constituida en el decreto de conce- sión con la aprobación de los planos especiales de servidumbre.

En este tema de las servidumbres cabe con- signar que su contenido es similar al actual. Así su artículo 42 (antecedente del vigente articulo 47 del DFL No 1, de 1982) señalaba que:

“EI trazado de las líneas de transporte y distri- bución de energía y de las líneas telefónicas y tele- gráficas que servir& de base para establecer las ser-

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vidumbres de lineas eléctricas, será indicado en los planos especiales de servidumbres aprobados por el Presidente de la República”.

Por otra parte, su artículo 43 (antecedente del actual artículo 50 del DFL N” 1, de 1982) señalaba que:

“La servidumbre de Uneas de transporte y distribución de energía eléctrica y de líneas te- lef6nicas y telegráficas crea en favor del conce- sionario el derecho de tender líneas aéreas so- bre propiedades ajenas, de ocupar los terrenos necesarios para el transporte de la energía eléc- trica desde la estaci6n generadora o central hasta los lugares de consumo o de aplicac&, por medio de postes o de conductos subterrá- neos, y para ocupar los terrenos necesarios para las subestaciones elktricas, incluyendo las habitaciones para el personal”.

Es relevante el tema de la posibilidad de ejer- cicio inmediato de la servidumbre; en el texto ori- ginal no era la ley muy explícita, y fue modifi- cada por Decreto Ley N” 622, publicado en el Diario Oficial de 22 de octubre de 1925, y se le agregó et siguiente inciso 3” a este artículo 43:

“Todos los derechos concedidos en el arf. 41 y en este, se ejercerán plenamente sin perjuicio de las acciones judiciales que hubiere pendientes“

Esta modificación es el antecedente hístóri- co-legislativo del vigente artículo 59 del en vi- gor DFL N” 1, de 1982. Es interesante conocer el siguiente comentario de la época sobre este mecanismo legislativo:

“El interesado puede hacer amplío uso de su derecho, aun en el caso de juicio que estu- viere pendiente, quedando, naturalmente, afec- to a sus resultas. Con esta disposición se evitan demoras y paralización de las obras por accio- nes de los propietarios vecinos que miren con malos ojos la erección de las obras en su pre- dio.

Si la ley entera fuera poco liberal en sus dispo- siciones, este solo artículo, cuyas disposiciones he- mos estudiado, bastaría para hacer desaparecer esta apreciación. Se dan con él las más amplias facilida- des para el establecimiento y explotación de las con- cesiones elécrricas y será sin duda una palanca po-

derosa que impulsarxí grandemente a la industrti de la eZectricidad”ll.

c) En cuanto al uso de terrenos fiscales se dejaba esto para concesión especial del Presi- dente de la República (art. 22).

Encuéntrase aquí, en todo caso, el molde básico para la legislación posterior, que siem- pre se plantear6 como una mera modificaci6n del texto anterior.

2. Segunda Ley general eléctrica: DFL N” 244, de 293212

Bajo el mismo esquema exclusivamente pri- vado anterior, se dict6 la segunda ley general de servicios eléctricos en 1931, la que, en las materias que aquí interesa, siguió en lo medu- lar la ley anterior13.

a) Sigue haciendo explícito, desde un ini- cio, al igual que la ley anterior, que regulaba esta ley las concesiones para el establecimiento de líneas de transporte y de distribución y las servidumbres a que están sujetas las propieda- des para construcci6n y el establecimiento y servicio de líneas aéreas y subterráneas de transporte y distribucifin de energía eléctrica (art. 1” letras f), g) y n)). Así, se regulan las concesiones provisionales y definitivas, de ma- nera similar al texto anterior.

b) En el tema de las servidumbres es rele- vante el perfeccionamiento de la legislación anterior en cuanto a la posibilidad de ocupar prontamente el terreno que sufre la servidum- bre, y esta materia recibe una redacci6n que, en sustancia, no se modificaría hasta el día de hoy.

Claro Velasco, La electricidad, cit., p. 112.

Publicado en el Diario Oficial de 30 de mayo de 1931. Durante su vigencia se di&5 el Reglamento de Concesio- nes, aprobada por Decreto Supremo N” 385, de 1934 que, en lo no derogado tácitamente, rige hasta hoy.

Son contemuor&wos a esta ley el comentario sobre ser- I

vidumbres contenido en: Luis Claro Solar, Explicaciones de Derechu Civil Chileno y Comparado (Santiago, 1935), T. 9, De los bienes, val. IV, pp. 270-278, y el mejor trabajo sobre Derecho de la electricidad que se ha producido en Chiie, de José Miguel Seguel C., La Industria elkctricn ante In legislaci6n chileno, (Santiago, 1941) 437 pp.

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Aparece en este texto, como artículo 79, una disposición que señala que “los derechos concedidos en los artículos C...) 68 (para las servi- dumbres de líneas de transporte y distribución) se ejercerán plenamente, sin perjuicio de las acciones judiciales que hubieren pendientes”, que corres- ponde a la modificación introducida en el texto anterior, y que aparece ahora como disposición independiente, dirigida a regular el ejercicio de la servidumbre y para ocupar plenamente el terreno.

Se establece, por primera vez, una forma de fijación de la indemnización, a trav& de una Comisión de Hombres Buenas (art. 82 y SS.).

Aparecen igualmente en este texto, por vez primera, las servidumbres temporales para ca- minos provisorios y otros servicios, y para la postación; estos textos constituyen los antece- dentes de los actuales textos contenidos en el DFL N” 1, de 1982.

En fin, aparece igualmente señalado en este texto el procedimiento (juicio sumario) que re- girá tanto en los reclamos de los avalúos, como toda otra cuestión que se suscite en relación a las servidumbres.

Las disposiciones de este cuerpo legal, en esta materia de las servidumbres, son sustanti- vamente similares a las actuales. Esto reviste importancia en cuanto a los principios aquí se- ñalados; en cuanto a la jurisprudencia y aplica- ción práctica de estos textos; y, en fin, en cuan- to a la validez de las disposiciones del Reglamento de Concesiones, de 1934, que se dictó respecto de esta ley, y que aún no es de- rogado expresamente, reglamento este, enton- ces, que es aplicable, en lo procedente, respecto de la ley vigente hoy en día.

c) Se reitera el principio que el uso de los terrenos fiscales necesarios dependía de una concesión especial del Presidente (art. 10); lo cual era regulado ahora con mayor detalle, pero siempre dependiendo de tal concesión es- pecial.

d) Se infiltra una ambigüedad, que se tras- ladará a los textos de 1959 y de 1982. En efecto, los nuevos textos relativos a la Comisión de Hombres Buenos señalan que la copia del ava- lúo respectivo "servirá para obtener la posesión material de los terrenos” (actual art. 66 del DFL N” 1, de 1982); lo que podría haber sido inter-

pretado como un debilitamiento de la posibili- dad de “ejercer plenamente” las servidumbres (como lo dice igualmente el actual art. 59 del DFL, N” 1 de 1982). Pero la ya expuesta histo- ria legislativa de este mecanismo impide pen- sar que sólo se podrá ocupar el terreno luego del avalúo de la Comisión, sino a partir del momento en que la concesión está constituida se podrá ejercer “plenamente” tal derecho.

De esta ley de 1931 aparece claro, a mi jui- cio: (1”) el carkter exclusivamente administra- tivo del procedimiento, pues sólo se conside- ran las “observaciones” de los propietarios del suelo, sin forma de juicio (art. 32 inciso 3”); y (2”) el ánimo de perfeccionar el sistema de ser- vidumbres, posibilitando una pronta ocupa- ción de los terrenos privados, dejándose para una instancia posterior el contencioso indem- nizatorio, que no paraliza la inmediata ocupa- ción del suelo.

3. :;t?~~ Ley general eléctrica: DFL N” 4, de

Esta ley se dicta en medio de un ambiente político-económico diverso a las anteriores, pues se caracterizó esta época por una cre- ciente participación empresarial del Estado en el sector eléctrico. Esta ley de 1959 mantuvo la estructura de las leyes de 1925 y 1931, y en cuanto a los temas que interesan a este Infor- me su variación es mínima, y en su gran parte reiteran los principios y disposiciones anterio- res, salvo en los aspectos relevantes que men- cionar@5.

a) Aparece por primera vez un importante principio, que variaba la situación anterior, y que va a ser reiterado en la legislación poste- rior (de 1982), y es el relativo al uso de terrenos públicos, para todo tipo de concesión eléctrica. Señal6 el artículo 19 de tal ley lo siguiente:

l4 Publicado en el Diario Oficial de 31 de agosto de 1959

l5 Son contempordneos a la vigencia de esta ley los si- guientes trabajos generales: Gonzalo Aspillaga Herrera, La concesidn de seryicio pliblico eléctrico (Memoria, Ll. de Chile, 1965) 152 pp.; Luis Iván Torrealba Acevedo, RPgi- men Jurídico de las concesiones de servicio públm eléctrico (Memoria, U. de Chile, 1969) 118 pp.; y Ren Crespo Pla- za, La electricidad en la legislación y en PI desarrollo econó- mico de Chile (Memoria, U. de Chile, 1979) 293 pp.

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146 ALEJANDRO VERGARA

“La concesión comprende el derecho a ten- der lfneas aéreas o subterráneas en calles, pla- zas, parques, caminos y otros bienes nacionales de uso público. Comprende, asimismo, el dere- cho de ubicar en dichos bienes, transformado- res aéreos o subterráneos para la operación de las lfneas.

Estos derechos se ejercerán de modo que no se perjudique el uso principal de los bienes na- cionales ocupados, y se cumplan los reglamen- tos y disposiciones de policfa y seguridad que correspondan, vigentes o que se dicten en el futuro”.

Agrega el DFL N” 4, de 1959, en su artículo 20 que:

“La concesión comprende también el derecho de atravesar con las obras y lineas los bienes na- cionales de uso público, vías férreas, canales, acue- ductos, andariveles, puentes y otras líneas eléctri- cas, con las mismas limitaciones del artículo anterior”.

Estos preceptos son el origen de las actua- les normas establecidas, respectivamente, en los artículos 16 y 54 del DFL N” 1 de 1982.

Establécese, asimismo, en el artículo 21 de esta ley de 1959, el principio salve iure ter- tii, al señalar que “las concesiones se otorgarán sin perjuicio de derecho de tercero legalmente es- tablecido“.

b) En materia de servidumbres, las disposi- ciones son continuación del esquema sustanti- vo de la ley de 1931, salvo algunos aspectos. En primer lugar, reaparece con nitidez la vin- culación de los “planos especiales de servidum- bres”, con la constitución de las misma al se- ñalar en su artículo 83 (antecedente del vigente artículo 47 del DFL N” 1, de 1982) que “Todas las servidumbres que señalen los decretos de concesiones eléctricas definitivas, se establece- rbn en conformidad con los planos especiales de servidumbres que haya aprobado el Presidente de la República”. Además, se explicitan los luga- res en los cuales existirá prohibición de servi- dumbres o limitaciones (edificios, huertos y otros: art. 91, antecedente del vigente articulo 53 del DFL N” 1, de 1982). En lo demás, salvo detalles sin trascendencia, se sigue el texto de 1931.

B) Actual institucionalidad eléctrica. Políticas y legislación vigente

1. Institucionalidad, a partir de 198016

A partir de 1980 se comenzó a aplicar una nueva política en el sector eléctrico, con el ob- jetivo de revertir la situación anterior de pre- ponderancia estatal, y de otorgarle una partici- pación significativa a la iniciativa privada. El Estado, en su función subsidiaria, en todo caso mantendrfa su rol normativo y regulador.

Los objetivos de estas nuevas políticas esta- ban dirigidos a dotar de mayor eficiencia al sector eléctrico, y a dejar al mercado como he- rramienta de asignación de los recursos; esto fue aplicado plenamente en el caso del trans- porte de la energía eléctrica; no obstante, en aquellos casos como la distribución en que no podía operar completamente el mercado, se idearon modelos maternaticos.

Como ocurre en todo orden de materias en que es necesario una importante inversión de capitales privados, fue objetivo de tal política económica, aun vigente en el sector, el crear una institucionalidad clara y objetiva. En el área de distribución, por ser un área de característi- cas monopólicas, se explicitaron reglas del jue- go objetivas y eficientes para la regulación, con un régimen claro de obligaciones y derechos de los concesionarios, los cuales se contrapesan arm6nicamente17.

En forma resumida, los objetivos de la ley eléctrica aprobada en 1982 son los siguientes:

a) En armonía con el sistema económico ge- neral, se deseaba “establecer un conjunto de re- glas del juego lo más claras y objetivas posibles, que constituyan el marco adecuado para la instalación y funcionamiento de las empresas eléctricas. Ello con

16 Sobre la nueva institucionalidad el&trica, vhse, en ge- neral: S. Bemstein y R. Agurto. Sector electricidad, en: La- rroulet, Cristián (ed.), Soluciones prinadas II problemas pzí- blicos (Santiago, 1991); Daniel Wisecarver, Regulacibn y desregulación en Chile: Septiembre de 1973 a septiembre de 1983, en “Estudios Públicos”, No 22 (1986) pp. 145-150; las publicaciones de la Comisibn Nacional de Energla, de 1989 y 1993, citadas; y, últimamente, Buchi Buc, Hernán, Ln tronsformnción económica de Chile. Del estatismo a la li- bertad económica (Bogot& Norma, 1993). p. 8C.

l’ Vhe: CNE (1989) pp. 336-337; CNE (1993) pp. 75-76; Instituto de Ingenieros (1986) pp. 25-26.

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el propósito de lograr un desarrollo eficiente y esta- ble del sector e incentivar la participación del capi- tal privado“.

b) Además, otorgar al Estado los instru- mentos de control, de regulación, normativas necesarias y suficientes para un funcionamien- to racional del sector; y

c) Desburocratizar el sector, “eliminando controles y regulaciones excesivas que entraben in- necesariamente el funcionamiento y desarrollo del sector“ 18.

2. Cuarta Ley general eléctrica: el DFL N” 1, de 1982

iCómo se cumplieron estos objetivos? Se dictó el DFL N” 1, de 1982, mediante la técnica de acondicionar a estas nuevas políticas la an- tigua ley eléctrica de 1959, efectuando un tex- to, cuando fuese necesario, las modificaciones del caso. De tal modo, en sustancia, la nueva ley electrica estableció una institucionalidad dirigida a:

a) Permitir el libre acceso de los privados al negocio electrice, en especial al de transporte y distribución de energía electrica. La vía conce- sional s610 pasa a ser preceptiva para el servi- cio público de distribución en áreas de conce- sión a usuarios finales. Las áreas geográficas de distribución no son monopólicas, sino que permiten el ingreso de otros nuevos titulares (superposición de concesiones), tema este que tiene un claro sustento constitucional, como se vera en su lugar;

b) Las “reglas claras”19 en este sector las constituyen las disposiciones del DFL N” 1, de 1982, que -como sabemos- en su estructura normativa, es tributaria de la anterior ley eléc- trica de 1959.

l* Cfr. CNE (1989) p. 336. Ademds en Agurto, Bernstein, Mizgier y Valenzuela, Nueoa Ley de servicios ekfricos m Chile, en: “Ingenimia de Sistemas”, val. IV, N” 2 (1985) pp. 27-36.

l9 Según un analista, Wisecarver, cit., p.149, “en la prepa- ración de la nueva legislación se aplicaron consistente- mente dos principios básicos. Primero, en lo mdximo po- sible, la ley da lugar a abrir el sector eléctrico a la

En cuanto a los temas de procedimiento, ser- vidumbres y ocupación de bienes públicos no se varía sustantivamente la legislación anterior, es- tableciendo con algunos matices y diferencias de redacción las instituciones anteriores.

3. Al nos problemas actuales de la generación, de 8” transporte y de la distribución de energía eléctrica.

Dentro de estas reglas claras aplicadas en el sector de la energía eléctrica, se debieran en- tender comprendidos los siguientes objetivos a que se refiere este estudiozO:

a) Un procedimiento concesional eficaz y expedito;

b) Un sistema de ocupación oportuno y adecuado del suelo privado y público;

c) Reglas claras respecto de otras titularida- des privadas, como por ejemplo las mineras.

a) El establecimiento de un procedimiento ad- ministrativo eléctrico “claro, objetivo y eficiente”

Este procedimiento debe estar dirigido a posibilitar el acceso expedito y eficaz de los particulares al sector eléctrico; en otras pala- bras, los agentes económicos que deseen, por ejemplo, distribuir energía eléctrica, debieran encontrar en el Estado las facilidades necesa- rias para hacer expedita la regulación de este ingreso al sector, mediante una tramitación rá- pida de las solicitudes respectivas.

La eficacia y desburocratización adminis- trativa es una política del sector, vigente desde

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participación de los agentes privados. Segundo, en aquellos aspectos en los que no es posible eliminar la regulacibn gubernamental, por ejemplo, la fijacidn de ta- rifas eléctricas, las reglas que se dictaran deberian ser lo m6s claras y objetivas que se pudiera. Se dio especial hfasis a la limitación, o mejor aún, a la eliminación de los juicios pollticos puramente subjetivos o discrimina- torios, privilegiándose asf la aplicación de criterios obje- tivos y generales” Cada uno de estos problemas son desarrollados en los trabajos, complementarios a este, que cito en nota 1. Hay otros problemas actuales de la regulacibn elkbica, a los que no me refiero en este trabajo.

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1980, que se entiende permanente, y en caso de imperfecciones técnico-legislativos, ella es susceptible de mejoramiento constante, ya sea por la vía de modificaciones legislativas, re- glamentaciones o prácticas administrativas expeditas.

Por ejemplo, en caso de existir cualquier entrabamiento administrativo actual, en virtud del cual no se cumplan los plazos señalados en la ley (como se estudia en este trabajo), ello debiera ser materia de modificación, lo que no significaría un cambio de política, sino un per- feccionamiento de los instrumentos normativos puestos al servicio de esa polftica.

Creo que debe estudiarse la posibilidad de corregir esta situación. En la actualidad se ha traducido esta problemática en un procedi- miento que no siempre es expedito; es necesa- rio verificar el origen de esta falta de expedi- ción, con el objetivo de proponer soluciones al respecto. A pesar de que en la ley vigente se establece para la Administración un plazo de 120 días para decidir el otorgamiento de una concesión, por diferentes razones, ello no se cumple.

Este es un problema actual, que atenta con- tra la necesaria agilidadzl del sistema de toma de decisiones tanto privadas como públicas, y uno de los problemas es el cumplimiento de los plazos establecidos por la ley para resolver solicitudes de concesión, y otro, los trámites excesivos a que son sometidos los solicitantes de concesión con motivo de “observaciones” de los propietarios del suelo que se verán afec- tados con servidumbres.

Es posible que se trate sencillamente de prácticas administrativas que deban corregirse, ya sea por la vía de la instrucción directa de la autoridad, como por la vía reglamentaria. No obstante, si lo que produce este entrabamiento son problemas legislativos, se debiera perfec- cionar la ley.

b) Claridad, eficacia y oportunidad en la ocu- pación del suelo privado y público para las insfa- laciones de transporte y distribución de energía eléctrica

z1 Nótese cómo esta expresión, agilizar, es certificada por el DFL N” 1, de 1982, en su art. 26 inciso 3’.

En virhrd de las características propias del sector, y de la toma de decisiones privadas, existe la necesidad de una pronta ocupación del suelo privado y público para efectuar, pri- mero, estudios y mediciones; y, luego, instala- ciones y obras de transporte y de distribución de energía eléctrica. Este tema se relaciona con el sistema de gravámenes y servidumbres ac- tualmente establecido en la ley eléctrica, y su perfeccionamiento. Del mismo modo, se rela- ciona con el sistema de ocupación de bienes nacionales, que administran las municipalida- des, u otros organismos públicos, lo que, en su caso, se debiera perfeccionar.

c) Relación de los concesionarios eléctricos con otras titularidades privadas, como las mineras

El transporte y la distribución cubre con sus instalaciones aéreas geográficas que están o podrían estar cubiertas, además, por títulos mineros. Esta posibilidad se ha presentado en alguna ocasión, y debe verificarse si los proble- mas conocidos se deben a imperfecciones téc- nicas de la legislación eléctrica o minera o a una interpretación incorrecta de la mismas.

4. Modificación del marco regulatorio del sector eléctrico, en 1998 y 1999

En el Diario Oficial de 10 de septiembre de 1998 se publicó el Decreto Supremo no 327, de 1997, de Minería, que “fija el Reglamento de la Ley general de servicios eléctricos”, texto que en 330 disposiciones permanentes y en 26 tran- sitorias desarrollan y ejecutan al DLF no 1, de 1982, reemplazando a la anterior que resultaba “en gran medida, incompleta y, en parte, supe- rada por los avances tecnológicos” (conside- rando 1” de tal reglamento), texto este que, dada la naturaleza de este trabajo, no se anali- za aquí.

Además, con el objeto declarado de “forta- lecer el regimen de fiscalización del sector eléc- trico”, se dictó la Ley no 19.613, que fue publi- cada en el Diario Oficial el 8 de junio de 1999, la que introduce modificaciones a la Ley no 18.410, de 1985, que creó la Superintendencia de Electricidad y Combustibles; y al Decreto con Fuerza de Ley no 1, de 1982, de Minería, que aprobó el texto de la llamada Ley General de servicios eléctricos.

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De acuerdo a los antecedentes del proyecto que dio origen a la Ley 19.613 (Boletín n” 2279- 08), su objetivo principal fue el fortalecimiento del régimen de fiscalización actualmente vigen- te para el sector eléctrico, por medio del otorga- miento a la Superintendencia de Electricidad y Combustibles de instrumentos más eficaces que las actuales para el ejercicio de sus facultades fiscalizadoras y sancionadoras. Además, se se- ñalaba que “al tenor de las experiencias vividas [cortes eléctricos], se ha constatado que la nor- mativa vigente en materia de fiscalización resul- t6 insuficiente”. Los objetivos de la modifica- ción legal, básicamente, fueron los siguientes: (1”) aumentar y fortalecer las facultades de fis- calización de la Superintendencia; (2”) aumentar considerablemente el monto de las multas, y modificar el procedimiento de reclamo de las mismas; y, (3”) eliminar la sequía o fallas de cen- trales eléctricas como causales de fuerza mayor o caso fortuito que posibiliten a las empresas excluirse de los efectos de la dictación de decre- tos de racionamiento. Ambos objetivos se logra- ron modificando el DFL no 1, de 1981, y la Ley 18.410, de 1985.

Antes de su aprobación definitiva, la Cá- mara de Diputados sometió el proyecto a cono- cimiento del Tribunal Constitucional, el que se pronunció sobre diversos aspectos del mismo, por sentencia de 27 de mayo de 199922.

A) Principales modificaciones a la Ley 18.410, de 1985

El texto original de esta ley, dictada en 1985, contiene el estatuto por el cual se rige el organismo regulador del área: la Superinten- dencia de Electricidad y Combustibles. Esta- blece su naturaleza, objetivos y funciones; su organización, personal y patrimonio; y una ti- pificación de conductas sancionables, junto al procedimiento y multas respectivas. Entre las modificaciones más relevantes, es posible con- signar las siguientes:

a) Se otorga a la Superintendencia la facul- tad de aplicar e interpretar administrativamente

22 Ver texto de la sentencia y de sus antecedentes, en “Re- visto Chileno de Derecho”, val. 26 n” 2 (1999), pp. 517.525; y comentario de Eugenio Evans Espifieira, Sanciones od- ministrativas y ncceso a la justicia. Apuntes sobre unn sen- tencia del Tribunal Constitucionnl, idem., pp. 517-521.

las disposiciones legales y reglamentarias, cuyo cumplimiento le corresponde vigilar (art. 3, no 34), facultad esta que es de esperar no origine abusos y doctrinas jurisprudenciales adminis- trativas difícilmente controlables por una juris- prudencia judicial a veces demasiado sumisa a estos organismos regulatorios del Estado.

b) Se amplía la facultad de la Superinten- dencia para examinar los costos de explotación y el valor nuevo de reemplazo (VNR) de las empresas de distribución; pudiendo incluso requerir información acerca de sus ingresos de explotación mensuales (art. 3 no 21), lo que podrá introducir al organismo regulador en los aspectos financieros y de liquidez de estas empresas, con todo lo que ello conlleva. Esto puede ampliarse a otras personas, las que sólo podrán excusarse invocando una norma sobre secreto; todas las cuales quedan obligadas, además, a informar sobre hechos esenciales (nuevo art. 3A). Se considera esencial todo he- cho que pueda afectar gravemente la conti- nuidad, calidad, regularidad y seguridad de los servicios eléctricos, de gas o de combusti- bles, para un número de usuarios igual o su- perior al 5% de los usuarios atendidos por la informante. Su no cumplimiento será sancio- nado.

c) La Superintendencia puede ordenar au- ditorías, por un auditor aprobado por ella, para verificar la veracidad y exactitud de las informaciones (art. 38 nuevo).

d) La Superintendencia podrá citar a ejecu- tivos, asesores y dependientes de las empresas a prestar declaraciones, y ordenar arresto, a través de un juez, en caso de no concurrencia (art. 3C nuevo).

e) Se establece una clasificación de las in- fracciones que pueden cometer las empresas: gravfsimas, graves y leves. La ley describe las dos primeras, dejando a la última como resi- dual, para cualquier infracción. Las sanciones que puede aplicar las Superintendencia van desde las simples amonestaciones; multas, las que se establecen en unos montos altísimos (desde 1 UTM hasta 10.000 UTA); el comiso, o incluso la caducidad de la concesión (arts. 15 Y 16).

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150 ALEIANDRO VERGARA

f) Se establece la compensación a los usua- rios cn el caso de interrupción o suspensión del suministro de energía eléctrica, cuando ello no esté autorizado, y sin perjuicio de las san- ciones correspondientes. La compensación con- siste en el doble de la energia no suministrada, a costo de racionamiento; combinando además mecanismos de compensación en las factura- ciones inmediatas del usuario.

g) Se establecen reglas especiales para el procedimiento de reclamación en contra de la Superintendencia por las sanciones que apli- que (art. 18A nuevo); un recurso de reposición y un recurso de ilegalidad ante la Corte de Apelaciones respectiva. En este último caso se incorporan algunas figuras novedosas y de du- dosa legitimidad jurídica: la necesidad de con- signar previamente en caso de multa, el 25% de esta; y la improcedencia de que la justicia pueda suspender la medida aplicada por la Administración, cuando tal suspensión “pueda afectar la calidad del servicio, la continuidad del mismo o la seguridad de las personas”. Lo cual, sin perjuicio del pronunciamiento que al respecto hubo del Tribunal Constitucional, de- bería ser revisado por el Tribunal de Inaplica- bilidad (Pleno de la Corte Suprema), a la luz de la Constitución, y de las facultades de los Tribunales.

B) Principales modificaciones al DFL no 1, de 1981

a) Se introducen modificaciones de tecnica legislativa, excluyendo de este cuerpo legal mandatos explícitos sobre facultades de la Su- perintendencia, los que quedaron reunidos ahora en la Ley no 18.410.

b) La más relevante de las modificaciones es el nuevo texto del art. 99 bis. Según el cual, en caso de prolongarse o proyectarse fundada- mente un déficit de generación en un sistema electrice, a consecuencia de fallas prolongadas de centrales eléctricas o de situaciones de se- quía, el Ministerio de Economía, previo infor- me de la Comisión Nacional de Energía, podrá establecer, mediante decreto, el racionamiento de energía eléctrica.

Se señala igualmente en el nuevo 99 bis que las empresas generadoras quedarán obli-

gadas a pagar a sus clientes distribuidores o finales sometidos a regulación de precios, cada KWH de déficit que los haya afectado, determinado sobre la base de sus consumos normales, a un valor igual a la diferencia en- tre el costo de racionamiento y el precio bási- co de la energía. Agregando la ley que, a par- tir de ahora, las situaciones de sequía o las fallas de centrales eléctricas en ningún caso podrán ser consideradas como fuerza mayor o caso fortuito.

En suma, es este el contenido de las dispo- siciones más relevantes incorporadas por la Ley n” 19.613 al marco regulatorio de la pro- ducción, transporte y distribución de energía eléctrica, el que dado su contenido es esperable que origine variados pronunciamientos admi- nistrativos y jurisprudenciales. En todo caso, el primer pronunciamiento jurisprudencia1 [del Tribunal Constitucional] a que dio lugar esta ley, en su etapa parlamentaria, ya ha resultado polémico.

II. SERVICIO KmIco ELÉCTRICO

Y TÉCNICA CONCESIONAL

Para comprender la situación jurídica del “servicio público” eléctrico, es necesario, pre- viamente, describir las conexiones de la activi- dad eléctrica con las potestades de intervención de la Administración, y, en especial, la función que le corresponde, en su caso, a la técnica puesta al servicio de esta intervención: la tecni- ca concesional (A). Se ofrece, además, una des- cripción de la posición de los agentes económi- cos, ya generadores, ya distribuidores, ya transportadores de energía electrica, ante la tec- nica concesional hoy vigente, y de la necesidad y consecuencias de recurrir a tal técnica (B).

A) La publicatio como técnica de interven- ción en materia eléctricaz3

1. Servicio público y electricidad

El servicio público, en derecho, es antes que nada una técnica de intervención. Por lo tanto,

23 Este párrafo, y otros, los extraigo en parte, de un trabajo anterior. remblicado como caoitulo ll de mi: Derecho de Aguas (&iago, Editorial Juridica de Chile, 1998). tomo 2, pp. 421 y siguientes.

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existiendo, como veremos, una fórmula conce- sional para la distribución de energía elktrica, es inevitable una referencia a lo que sea el ser- vicio público. Servirá para diferenciar la condi- ción de aquellas actividades ektricas que no ostentan tal calidad, como la generaci6n y el transporte de energía eléctrica.

iCómo opera jurídicamente la pubZicatioz4? A priori, debe aceptarse que no existen servi- cios públicos por naturaleza, es decir, ninguna actividad humana es en sí misma pública o pri- vada, salvo la actividad fundamental de orde- nar la comunidad hacia el bien común.

Sin recurrir a antecedentes hist6ricosz5 en nuestras sociedades, y en especial en la chile- na, a partir de la primera mitad de este siglo se desplazaron sobre el Estado tareas y responsa- bilidades hasta entonces inexistentes, pues pa- recía difícil pensar que actividades como los grandes abastecimientos (como es el caso de la eIecfricidad) pudiesen no estar asumidos y or- ganizados bajo la dirección del Estado.

La consecuencia de todos estos cambios so- ciales fue la inevitable publicatio de muchas ac- tividades, y entre estas el “clásico” servicio pú- blica de la electricidad, lo que dio lugar a una tradicional y abundante regulación administra- tiva. Respecto del sector elfktrico, esta regula- ci6n, más 0 menos interventora según las épo- cas, fue expuesta en el capítulo II de este trabajo.

Como ha puesto de manifiesto Ariño Ortiz, “la determinación de cutido una industria o empresa se encuentra 0 no afecta al interés pú- blico es una calificaci6n siempre relativa y no puede ser hecha con carácter general” 26- A lo

24 Pubkatio pcdrfa ser sinónimo de lo que generalmente se sefiala como e~tatizocidn de actividades, aunque, por lo que se dirL, ello no es enteramente exacto. Sobre el tema desarrollado en el parágrafo, véase: el ya clásico trabajo de JosB Luis Villar Palasi, La intervenci6n administration en la indusfrin (Madrid, hstií-ulo de Eshrdios Polificos, 1964); además, Mariano Baena del Alcázar, Régimen juri- dico de In inkrvencidn administrafiaa de la economía (Ma- drid, Tecnos, 1966) pp. 398; José Luis Villar Ezcurra, Ser- vicio Público, Técnicas de Conexidn (Madrid, Centro de Estudios ConstitucionaIes, 1980) pp. 334; Rodolfo Carlos Barra, Hacia UM interpretacidn restrictiva del concepto jurí- dico de semicio público, en “La ley” (Buenos Aires) 1982, pp. 363-376.

25 Cfr. Antecedentes en Villar Ezcurra, cit., pp. 40 y SS. 26 AriAo Ortiz, Gaspar, Propiedad, libertad y empresa, en: En-

trena Cuesfa, Rafael y otros, La empresa en la Constitución española (Pamplona, Editorial Aranzadi, 1989) p.120.

largo de la historia se ha reconocido la existen- cia de ciertas actividades que tienen cardcter pú- blico cualquiera que sea el sujeto o modo de gestión. Criterios concretos que puedan ayudar a esta calificacihn pueden ser los siguientes: la condición de monopolio natural, el carácter indis- pensable del bien o servicio, el reconocimiento o disfrute de ciertos privilegios públicos (por ejemplo, expropiaci6n, servidumbres, utiliza- ción especial y privativa de las calles y vías públicas), el tratarse de actividades ofrecidas y abiertas al público de una manera oficial y for- mal, y, en fin, la exigencia previa de un título administrativo espec@?, como, por ejemplo (tal y como opera en el sector ektrico), la conce- sión27. Criterios estos, que según veremos, de un modo u otro han aparecido en la legislación sectorial eléctrica desde sus inicios, y que per- sisten aún hoy, en el DFL N” 1, de 1982.

En suma, resulta obvio que la repercusión social de la actuación de una empresa eléctrica es muy superior que la actuación de otras em- presas (como por ejemplo una empresa de cos- méticos); trátase la electricidad, como se ha se- ñalado en diversos sitios, de una empresa o de una actividad sobre la cual descansa de un modo particular la vida sociaP, y es tal ante- cedente fundamental que posibilita la existen- cia de un marco de principios y reglas que guíe el actuar de las empresas eléctricas, y su rela- ción con el Estado y con los usuarios.

Este antecedente fundamental, hoy en día, debe armonizarse con otro antecedente funda- mental de la actual institucionalidad económi- ca y jurídica: la libertad de empresa y los dere- chos de los agentes econ6micos.

2. Publicafio parcial del servicio eléctrico de Chile

Expuestas estas ideas generales sobre la materia queda por responder: ¿c6mo se pro- duce hoy en Chile la publicafio en el sector eléctrico?

27 Cfr, AriAo Ortiz, cit., p.121.

1B Véase, por ejemplo, entre otros, Julio Doggenweiler E, Importancia socioeconbmica de la ene@ eléctrica, ex Aso- ciación de Ingenieros de ENDESA; Ln energía elktrico 91 Chile. Algunos aspectos de la labor de la ENDESA (Santiago 1976), quien dice que: “Ua energla eléctrica es) un insumo en cai todos los procesos productivos tanto de bienes como de servicios” (p. 21).

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Ya se dijo antes que en el sector económico eléctrico se distinguen por el legislador, tradi- cionalmente, tres subsectores: generación, transporte y distribución.

En Chile antiguamente, durante la vigen- cia de las leyes eléctricas anteriores de 1925, 1931 y 1959, estos tres subsectores estaban pu- blificados completamente, en el sentido que no podían llevarse adelante sin previa conce- sión, al igual que en otros países29. Esencial- mente, un sector publificado no puede ser lle- vado adelante por un privado sin que previamente la administración haya manifes- tado su voluntad, en este caso a través de un acto concesional.

Pues bien, en cuanto a los subsectores que legalmente son regulados, hoy en Chile sólo se encuentra publificado, y no en todos los su- puestos, pero sí en su condición de servicio pú- blico, la distribución de energía eléctrica: sólo esta actividad económica constituye un su- puesto de servicio público, de acuerdo a la ter- minología legislativa. En cambio, la generación y el transporte de energía eléctrica pueden ser llevados adelante sin previa concesión, cuya publificación, en el sentido de servicio público, ha desaparecido hoy en Chile.

Si bien según los artículos 1” y 2” del DFL No 1, de 1982, tanto la generaci6n, como el transporte, y la distribución están comprendi- dos en su regulación, su situación es diferente. En efecto, para la distribución a usuarios fina- les (servicio público), es preceptivo el título con- cesional; en cambio, para la generación y el frans- porte (que no ostentan en ningún supuesto la condición de servicio público), es facultativo el título concesional, F en los casos en que este título concesional opera, es sólo con el objetivo de recono- cer privilegios de utilización del suelo público y privado a favor del concesionario; privilegios es- tos que encuentran su fundamento constitucio- nal (en ambos casos: distribución y transporte) en la propia Constitución, pues ambos se tra- tan de actividades de utilidad pública.

Esta materia eléctrica, como se ha dicho, es regida en forma orgánica por el DFL No 1, de 1982; es el estatuto especial que rige el sector,

29 Por ejemplo, en Espalia. Vhse, Javier Salas Hernández, Régimen ruridico-administrativo de la energía elbctrica (Bolo- nia 1977) 502 pp; y, Jos& Manuel Díaz Lema, Sector ennergé- tico: politica y derecho (Palma de Mallorca, 1984) 207 pp.

aspecto este que ha de tenerse presente a efec- tos hermenéuticos; y que además ha recibido un pronunciamiento jurisprudencial, en senten- cia de la Corte Suprema, de lo de octubre de 1987, del siguiente tenor:

“Que el artículo 1” del citado DFL. N” 1, de 1982, de Minería, dice a la letra, que “la produc- ción, el transporte, la distribución, el régimen de concesiones y tarifas de la energía eléctrica y las funciones del Estado relacionadas con estas mate- rias, se regirán por la presente ley“; lo cual implica establecer un ordenamiento especial regulador de todo lo concerniente a dicha actividad, sin restric- ciones, porque su contexto no las contempla ni per- mite introducir limitaciones derivadas de otros tex- tos legales”.30

Este sistema concesional eléctrico ha sido puesto por la legislación en el ámbito compe- tencial de organismos de la Administración es- pecíficos, como el Ministerio de Economía y la Superintendencia de Electricidad y Combusti- bles, la que se rige por la Ley 18.410, de 1985 (recientemente modificada por la Ley no 19.613, de 1999, según se expuso brevemente en el capítulo 1 de este trabajo). Al respecto, la jurisprudencia, en sentencia de la Corte Supre- ma, de 17 de junio de 1992, ha señalado que:

“La intervención del Ministro de Economía, que la ley y sus reglamentos ha previsto en el ám- bito de las concesiones de distribución de energía eléctrica, es de carácter meramente administrativo y técnico y en uso de las facultades legales en tan- to autoridad concedente, que fiscaliza o supervigi- la el adecuado funcionamiento del servicio público aludido.

Las potestades que ejerce la autoridad adminis- trativa concedente en caso alguno puede tener un carácter jurisdiccional, pues no se trata de un órga- no imparcial e independiente que resuelve conflictos de relevancia jurídica mediante un proceso y con autoridad de cosa juzgada.

La operación del sistema general eléctrico del país, regido en virtud de la ley por un régimen de concesiones de servicio público, conforme a su na- turaleza y al sentido que inspira las normas legales

w Publicada en: Fallos del Mes N” 347 (1987), p. 728, con- sid. 4”.

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y reglamentarias que lo rigen, hace necesaria la in- tervención de la autoridad pública administratioa por efectuar una necesidad básica de la población que no puede quedar entregada al solo arbitrio con- tractual de entes o grupos interesados”.31

3. El servicio de distribución de energía eléctrica

Por una parte, la distribución en su mayor parte es un “servicio público”, defmido por el articulo 8” inciso primero de la ley del siguien- te modo:

“Es servicio público eléctrico el suministro que efectúe una empresa concesionaria de distribución a usuarios finales ubicados en su zona de concesión, o bien a usuarios ubicados fuera de dichas zonas, que se conecten a las instalaciones de la concesionaria mediante líneas propias o de terceros”

Por lo tanto, el suministro de energía eléctri- ca a los usuarios finales (que define el artículo 150 letra k) del DFL N” 1 de 1982), sólo podrá efectuarse en virtud de una concesión de distri- bución (artículo 2” N” 2 DFL N” 1, de 1982), y no se podrán construir las instalaciones respectivas sin tal título concesional (art. 4” inciso 3”, a con- trario sensu), las que se deberán destinar exclusi- vamente para tal fin (o de alumbrado público: art. 7” inciso 2”).

Este criterio que emana de la ley de aceptar superposición ~610 entre concesionarios ha sido reiteradamente confirmado por la juris- prudencia3*, que ha señalado que:

“Si bien, por regla general, las cooperativas pueden distribuir energía eléctrica a sus asociados o extraños sin necesidad de concesiones previas de la autoridad, ello no es posible cuando dichas enti- dades ejercen sus actividades en zonas donde exis- ten otras empresas que han obtenido la calidad de concesionarios de estos mismos servicios públicos, pues en estos casos las cooperativas, para poder competir con aquellas, deben obtener también ne-

cesariamente una concesión administrativa simi- lar a la obtenida por las demás empresas concesio- narias, a menos que se encuentren en las situacio- nes de excepción que expresamente contempla la

4. De la normafiva vigente se desprende que el su-

ministro de energía eléctrica está sometido a diver- sas regulaciones de carácter legal, que importan ciertas limitaciones a la libre competencia en estas actividades, establecidas por razones de interés pú- blico general o de orden tCcnico”.33

Por lo tanto, toda la distribución de energía eléctrica concedida como servicio público, en el sentido definido en el artículo 7” del DFL N” 1, de 1982, solo puede llevarse adelante con una concesión previamente otorgada.

Y, iqué distribución no esta sometida a con- cesión? Los suministros que se mencionan en los artículos 8” y 16 del DFL N” 1, de 1982, a saber:

lo

2”

3O

4”

5

El suministro que se realice por cooperati- vas no concesionarias, fuera de una zona de concesión ajena (art. 8” y 16);

La distribución que realice cualquier perso- na, cuando no constituya servicio público (art. 3” letra b);

Los suministros a usuarios no sometidos a regulación de precios (art. 16 N” 1);

Los suministros que se efectúan sin utili- zar bienes nacionales de uso público (art. 16 N” 2); y

Los suministros que se efectúan utilizando bienes nacionales de uso público mediante permisos otorgados previamente al estable- cimiento de una concesión (art. 16 N” 3).

Las concesiones de servicio público de dis- tribución de energía eléctrica dicen relación con una zona de concesión, que impide toda otra distribución no concesional, salvo los tres

sI Publicada en: Rmista de Derecho y Jurisprudencia (1992) Il, 5, p. 132. N

32 Véase también entre otras sentencias de la Corte de Ape-

Sentencia de la Corte Suprema, de 4 de junio de 1986, laciones de Santiago, de 23 de marzo de 1987, en: Reoista en: Revista de Derecho y jurisprudencia, (1986), n, 6, p, 64. de Derecho y Jurisprudencia (1987), II, 5, p. 168.

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154 ALEJANDRO VERGA.QA

supuestos señalados en último lugar (art. 16 NOS 1 a 3); por lo tanto, ~610 existe legalmente la posibilidad de superposición entre concesio- nes de servicio público (art. 17); y ambas que- darán sujetas a la obligatoriedad de otorga- miento del servicio a quien lo solicite (art. 74).

Este régimen le da características propias a la distribución, como lo ha recalcado la juris- prudencia, en sentencia de la Corte Suprema, de 10 de septiembre de 1992, que transcribo en lo pertinente:

“En la etapa de la distribución de la energía eléctrica, en cambio, el mercado presenta las carac- terísticas de un monopolio natural, por la exclusi- zlidad que la concesión significa a la empresa distri- buidora dentro de su territorio, dada la imposibilidad económica de superponer distintos sistemas de distribución de energía en su misma área. Por ello, la ley regula los siguientes aspectos: la distribución a usuarios finales es un servicio pú-

blico sujeto de la concesión de la autoridad; la em- presa concesionaria tiene la obligación legal de prestar el servicio bajo determinadas condiciones técnicas de calidad; la concesionaria puede consti- tuir servidumbres sobre bienes particulares y usar bienes nacionales de uso público: los precios de la energía a los usuarios finales son determinados por la autoridad.

En consecuencia, la legislación vigente esta- blece resguardos suficientes para los usuarios de los servicios eléctricos, con motivo de la interven- ción de la autoridad pública en la fijación de las tarifas de estos servicios y en el control sobre la operación del sistema eléctrico. Ello se explica por

las particularidades del mercado y la ninguna competencia actual 0 potencial entre las empresas que participan en la generación y en la distribu- ción de energia”.34

a4 Publicada en: Rmistn de Derecho y Jurisprudencia (1992), II, 6, p, 133. La sentencia explicita con el articulado tales aspectos especiales (consid. 4”): “La ley regula los siguiente aspectos de la dishibución de energla: a) La distribucibn a los usuarios finales es un servicio público sujeto a la concesión de la autoridad (artículos 2’ y T del DFL. N” 1, de 1982), salvo en las situaciones descritas en los articulos 8” y 16” de ese texto legal. b) La empresa concesionaria tiene la obligación de pres- tar el servicio bajo determinadas condiciones tknicas de calidad (articulos 74,79 y 82 del DFL N” 1, de 1982).

Destácase, además, en cuanto a estas conce- siones de servicio público de distribución como plus adicional lo siguiente: la concesión provisional otorga derecho a permisos de me- diciones y estudio (art. 21) y la definitiva otor- ga derecho a ocupar bienes nacionales de uso público (art. 16), a atravesarlo (art. 54), y, de pleno derecho, constituyen servidumbres en terrenos de estatuto privado (arts. 14 y 50).

Por su parte, ~610 el distribuidor no sujeto a concesión debe recurrir a los permisos munici- pales (art. 2 N”3,12 y 34 del DF’L N” 1, de 1982) y a las servidumbres privadas.

Aquél plus adicional que surge de la cali- dad de concesión de servicio público de distri- bución es en donde se manifiesta la utilidad pública de su existencia.

Este plus constituye, como lo ha marcado la jurisprudencia administrativa, verdaderos “de- rechos, beneficios y prerrogativas accesorias e inke- rentes a toda concesión”, señalando:

“La calidad jurídica de ‘concesionarias del ser- vicio público de distribución’ (.. .) (implica) gozar de aquellos derechos, beneficios y prerrogativas ac- cesorias e inherentes a toda concesión de servicio público eléctrico contempladas en la ley, entre los cuales sobresale, precisamente, el derecho a usar bienes nacionales de uso público para tender líneas aéreas o subterráneas destinadas a la distribución en la zona de concesión y el derecho a imponer las servidumbres a que se refiere el Capítulo V, del Tí- tulo 11, del citado decreto con fuerza de ley”.35

4. Los servicios de generación y de tramporte de energía eléctrica

Por otra parte, tanto la generación como el transporte tienen un estatuto jurídico diferente en la actual ley eléctrica: pueden llevarse ade- lante sin previa concesión; están, en palabras

c) La concesionaria puede constituir servidumbres sobre bienes particulares y usar bienes nacionales de uso pú- blico. d) Los precios de la energia II los usuarios finales (precio II nivel de distribuidor) son determinodos por la autoridad, sol- DO para cierta categoria de usuarios (articulo 105 del DFl N” 1, de 2982)”

35 Contralorfa General de la República, dictamen N” 12.912, de 1984, publicado en: Bofetln de Jurisprudencia (1984), p. 248.

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de economistas, “desreguladas”; pero no total- mente, pues se mantienen bajo ciertas obliga- ciones de explotación, que no es del caso anali- zar aquí, donde revisaremos las facultades que otorga la ley a sus titulares.

La ley regula la generación y el transporte de energía eléctrica en general (art. 1” del DFL N” 1, de 1982), y las concesiones para establecer centrales hidr6ulicas y líneas de transporte (art. 2” N” 1 letras a) y c) del DFL N” 1, de 1982). Señala la ley en su articulo 4” inciso l”, que estas podrán ser provisionales o definitivas.

Señala el inciso 3” de esta disposición legal, en concordancia con la desregulación señalada, que: “las instalaciones que se mencionan en el N” 1 del artículo 2” [entre otras, las centrales hidráulicas productoras de energía eléctrica y las lineas de transporte de energía eléctrica] podrán, asimismo, instalarse [sic] sin solicitar concesión, cuando el in- teresado así lo desee”. En otras palabras, estos subsectores de la generación y del transporte no están publificados completamente, y puede cualquier persona generar 0 transportar ener- gía eléctrica sin ser concesionario.

Ahora, ¿qué diferencia existe entre un pri- vado que transporta energía eléctrica sin con- cesión y otro que lo hace con concesXm? Sin perjuicio de lo que se desarrollará con poste- rioridad, existen diferencias bien marcadas, so- bre todo en lo que a la ocupación del suelo público y privado se refiere.

La generación y el transporte de energía eléctrica, sin concesión, no reciben los benefi- cios de la utilidad pública que arrastra el titulo concesional. Así, se debe obtener “permisos” para usar y cruzar bienes nacionales de uso público (art. 2 N” 3, 12 y 54 del DFL N” 1, de 1982); y en cuanto a los terrenos privados, se debe constituir las servidumbres convencional- mente (art. 14 DFL no 1).

No obstante, la generación y el transporte de energía elkctrica pueden ser objeto de con- cesión “cuando el interesado así lo desee“ (art. 4” inciso 3” DFL N” 1, de 1982), y en ese caso los beneficia todo el plus que viste a la concesión respectiva. Así, en relación a la ocupación del suelo, la concesión provisional, otorga derecho a practicar en suelo privado y público medicio- nes y estudios (art. 21); y, la concesión definiti- va, cuando se trata de bienes de estatuto priva- do otorga y constituye servidumbres (arts. 14 y 50); y, cuando se trata de bienes públicos, crea el derecho a ocuparlos (arts. 18 d), 24 e) y 28

inciso 2”) y a atravesarlos (art. 54), sin necesi- dad de ningún otro permiso ni intervención de otra autoridad, y en las mismas condiciones que las concesiones de distribución de energía eléctrica, como se analizó en el acápite ante- rior.

Queda así definido el ámbito de la publifi- cación de la distribución y de la generación y del transporte de la energía ektrica, y de SUS

consecuencias generales en cuanto al régimen de ocupación del suelo.

B) Técnica concesional y derecho a ser con- cesionario eléctrico

1. La concesión eléctrica está dirigida a ampliar la esfera jurídica de los privados que la ob- tengan36

La concesión es una de varias figuras del acto administrativo, y ello es así, pues si se en- tiende por acto administrativo un acto de un poder público sujeto al derecho administrati- vo, de carácter unilateral y no normativo37, analizando la declaración que contiene toda concesión se llega fácilmente a dicha conclu- sión.

iQué tipo de acto administrativo es la con- cesión? Los actos administrativos, como he- chos jurídicos voluntarios que son, contienen una declaración, la que puede ser de voluntad, de deseo, de conocimiento, o de juicio3*. Pues bien, las concesiones son de aquellos actos en que se contiene una declaración de voluntad.

Pero como hay muchos tipos de actos ad- ministrativos que pueden significar una decla- ración de voluntad, y no sólo la concesi6n, la doctrina ha propuesto una serie de clasificacio- nes para su exposición dogmática, entre las cuales la más satisfactoria es aquella que dis- tingue entre:

* actos que amplían la esfera jurídica de los administrados;

36 Sigo algunos pdrrafos de mi trabajo anterior: “Concesio- nes de dominio pública y caracterización de las concesiones mineras”, en Revista Chilena de Derecho, vol. 16, nD 1 (1969), pp. 777-796.

37 Cfr., González Navarro, Derecho Administrativo Espaiiof, (Pamplona, Eunsa, 1993), 2, p. 96.

38 Cfr. GonAez Navarro (cit.) 2, p.98.

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* actos que modifican o resuelven relaciones jurídicas, y

* actos que restringen la esfera jurídica de los administrados.

La conceskk, y en especial la concesión eléc- trica, como demostraré, es de aquellos actos que amplían los derechos del administrado, pues la palabra misma -concesión- indica que el Esta- do, a través de la Administración entrega algu- na facultad o derecho, poder en fin39, al intere- sado. Por lo tanto, el concesionario, en su virtud, siempre adquiere un derecho, ex TZOUO, el que antes no formaba parte de su patrimonio.

El Diccionario de la Lengua Española define “concesión fl, desde el punto de vista técnico-ju- rídico, así: “Otorgamiento gubernativo a favor de particulares 0 de empresas, bien sea para apropia- ciones, disfrutes u aprovechamientos privados en el dominio público, según acontece en minas, aguas o montes, bien para construir o explotar obras públi- cas, o bien para ordenar, sustentar u aprovechar servicios de la administración general o focal”, lo que es concordante con la regulación jurídica de tal instituto.

De este modo, surge aquí la justificación del uso de esta técnica, que, como se dijo más arriba, no es sino un modo más del siste- ma general de las intervenciones administra- tivas sobre las situaciones jurídicas priva- das4*, y es desde esta perspectiva como se comprenderá mejor el tema del “derecho al ac- ceso a la concesión eléctrica”, que se desarrolla más adelante.

Las medidas de intervención en las activi- dades privadas por la Administracibn pueden alcanzar grados muy intensos mediante esta técnica específica: como ocurre, por ejemplo en algunos supuestos de servicio público, en es- pecial en la distribución de energía eléctrica a usuarios finales (art. 7” DFL N”1, de 1982), de- termina la eliminación total de las titularida- des privadas previas en el sector de que se tra- te y su traslado a la titularidad pública, desde la cual se dispensan posibilidades parciales de

39 Garcfa Trevijano, J.A., Los actos administratizws, (Madrid, Editorial Civitas, 1986), p. 232 y SS.

40 Garcia de Enterria, Eduardo, y Fernández, Tomás Ra- mh, Curso de Derecho Administratioa, (Madrid, Editorial Civitas, 1981) 2, p. 131.

ejercicio a los particulares mediante la fórmula concesional.

En el caso del servicio público de distribu- ci6n eléctrica, está en principio vedada para la actividad privada pero a través de la tknica concesional se dispensan posibilidades de eje- cución privada de tal servicio ptiblico, y para facilitar el servicio que presta el privado, se otorgan privilegios para la utilización del suelo público y privado con el fin de situar sus insta- laciones respectivas. Juega, entonces, la conce- sión un doble papel.

En el caso de la generación y del transporte de energía el&rica es diferente, pues la conce- sión juega sólo uno de esos papeles: facilitar el servicio que desea prestar el privado, otorgAn- dole los mismos privilegios que para la utiliza- ción del suelo público y privado se ha instru- mentado a favor del servicio público de distribución de energía ektrica.

Así, en el caso del servicio público, la liber- tad queda sustituida por una concesión admi- nistrativa otorgada por el poder, que configura facultades, pero también configura, a la vez, el deber de ejercerlas en un determinado sentido y siempre con la extensión que la Administración determine. La Administración, en este caso, no se encuentra con situaciones jurídicas previas: las crea, las configura, las delimita. Y esto es muy importante, pues no se trata la concesión de una técnica que limite derechos, que supon- dria su existencia previa y su contenido “nor- mal”; sino de algo en esencia distinto, de una “delimitación”, pues se produce aquí en reali- dad una demarcacibn originaria de los mismos, y estos derechos surgen como tales, originaria- mente, de la acción administrativa.

En definitiva, para que la Administración pueda disponer de estos poderes configurado- res de derechos privados, ha de apoyarse en una titularidad previa de intervencik sobre LU-I sector, como es el caso de ia distribucion de energía eléctrica a usuarios finales, en que existe previamente una publificación parcial de las posibilidades privadas, como se analizó en el pArrafo anterior; y, a la vez, como se revisará más adelante, existe habilitación competencia1 para la AdministracSn.

Y desde dicha titüiaridad se funda un r&gi- men concesional para la actuación privada en este sector: la concesión eléctrica, que tiene por vocación “crear derechos de distribución de energía eléctrica”, para todos los supuestos de

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servicio público; y “crear derechos de genera- ción de energía eléctrica” o “crear derechos de transporte de energía eléctrica”, para aquellos casos en que el privado desee acogerse al régi- men concesional, y a los derechos y obligacio- nes que surgen de él.

2. Todo peticionario de concesión eléctrica tiene la libertad, constitucionalmente garantizada, para acceder, en su caso, a la distribución, a la generación 0 al transporte de energiá eléctrica

Como consecuencia de la publificación del servicio público de distribución de energía eléctrica, y su sometimiento a la técnica con- cesional (y de la dualidad de régimen, en su caso, de la generación y del transporte de energía eléctrica), queda abierta para los par- ticulares (según se desarrolló en el acápite an- terior) la posibilidad de acceder a tales dere- chos por la vía concesional, solicitando a la Administración eléctrica la creación y delimi- tación de derechos de distribución, genera- ción o transporte de la energía eléctrica. Esto significa, en principio, que el particular antes de la intervención creadora del Estado no goza del derecho respectivo, en el caso de la distribución de energía eléctrica; ni de las po- sibilidades que este otorga, en el caso de la distribución de la generación y del transporte de energía eléctrica.

Así:

l En el caso de la distribución de la energía eléctrica como servicio público un solicitan- te, antes del otorgamiento de la concesi6n, no goza de derecho alguno para efectuar tal servicio; sólo tendrá este derecho una vez que el Estado, a través de un Decreto Su- premo, emitido por el Ministerio de Econo- mía, lo haya creado a su favor; del mismo modo que las otras posibilidades o faculta- des para utilizar el suelo, que como un plus adicional, surgen de tal calidad.

l En el caso de la generación y del transporte de la energía elktrica, si bien el particular, antes de la actividad creadora del Estado tiene derecho a generar o a transportar energía eléctrica, tal derecho no es conce- sional y no está dotado de estas posibilida- des adicionales, señaladas, para ocupar el

suelo, que como un plus constituirán su principal interés y contenido.

La creación de estos derechos no queda al arbitrio de la autoridad eléctrica, pues existe la posibilidad de exigirla del Estado; dado que existe, antes de este derecho, que aún no se crea, un “derecho a llegar a ser titular de una con- cesión eléctrica” el que, a mi juicio, se encuentra consagrado en la Constitución, y respecto del cual ofrece un desarrollo concordante el orde- namiento jurídico chileno. Es lo que se deno- mina, en sentido lato, ius ad rem (art. 19 N” 23 de la Constitución) esto es, un derecho a la cosa, a la propiedad. Ahora, en virtud de la figura concebida en el art. 19 N” 24 inciso 1” in fine de la Constitución (propiedad sobre los de- rechos), en realidad, en las hipótesis concesio- nales se trataría de un ius ad ius; un derecho a la “propiedad sobre el derecho”.

Y esta titularidad propietaria sobre dere- chos ha sido acogida por la jurisprudencia en varios supuestos concesionales (entre otros, los mineros, de aguas), y, específicamente en mate- ria eléctrica, en sentencia de la Corte Suprema de 1” de octubre de 1987, que señala, en lo per- tinente:

“Que las concesiones de servicio público de dis- tribución de electricidad configuran un conjunto de derechos y obligaciones; y es evidente que para el titular de dichas concesiones existe, respecto de los primeros, como cosa incorporal una especie de pro- piedad, según lo establece el artículo 583 del Código Civil; y tanto es así que el artículo 46 del aludido DEL. de 1982 contempla su transferencia, sea por enajenación, arriendo, fusión, o bien, por cualquier otro acto “según el cual se transfiera el dominio o el derecho de explotación”, termina diciendo el men- cionado artículo. Ahora bien, resulta indiscutible que forma parte integrante de tales derechos y COMO una especie de garantía, la disposición del mismo artículo 16, en orden a que “la distribución de elec- tricidad a usuarios ubicados en una zona de conce- sión sólo podrá ser efectuada mediante concesión de servicio público de distribución”.41

En otras palabras, la Constitución asegura a toda persona que cumpla con las exigencias

41 Publicada en: Fallos del Mes, N” 347 (1907), p. 730.

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igualitarias y racionales establecidas en las le- yes, la posibilidad de llegar a ser titular del derecho de generación, de transporte y distribuci& de energía eZéctrica, una vez que las respectivas concesiones han sido solicitadas.

Es esta una realidad nueva en nuestro De- recho, e impuesta por la vigencia sustantiva de la Constitución de 1980.

En suma, a mi juicio, existe garantizado constitucionalmente el derecho a llegar a ser titu- lar de una concesión elécfrica, cuando ía petición ha sido hecha conforme A la ley, y se reúnan las condiciones objetivas que se exige a todo concesio- nario eléctrico; de otro modo, además, se po- dría alterar la garantía de igualdad, en el caso que haya existido previamente el otorgamien- to de otras concesiones eléctricas a otros inte- resados en similares condiciones que un soli- citante actual.

Entonces, claramente y en forma sustanti- va, podrIa verse afectada esta garantía para el caso de una denegación arbitraria, o de una omisión en el otorgamiento de una concesión eléctrica, por parte de la autoridad respectiva.

1” En Chile, antiguamente, durante la vi- gencia de las leyes eléctricas históricas, de 1925, 1931 y 1959, tanto el subsector de la ge- neración, de la distribucidn y del transporte de la energía eléctrica, estaban publificados com- pletamente, en el sentido que no podían Ilevar- se adelante por los privados sin una previa concesión. Pues bien, hoy en Chile, a partir de 1982, ~610 se encuentra publificado, y no en to- dos sus supuestos, pero sí en su condici6n de servicio público, la distribución de energía eléctrica.

2’ Si bien tanto la generación, el transporte como la distribución de energía eléctrica están comprendidos en las disposiciones legislativas vigentes, ~610 para la distribución de energía eléctrica a usuarios finales (servicio público) es preceptivo el título concesional; en cambio para la generación y para el transporte de energía eléctrica (que no ostentan en ningún supuesto la condición de servicio público), es facultativo el titulo concesional, y en los casos en que este título concesional opera, es 2410 con el objeto de reconocer privilegios de utili-

zaci6n del suelo público y privado a favor del respectivo concesionario; privilegios que en- cuentran su fundamento constitucional (en to- dos los casos: generación, distribucibn y trans- porte) en la propia Constitw%n, pues todos se tratan de actividades de utilidad pública.

3” Como consecuencia de la publificaci6n del servicio público de distribución de energia eléctrica, y su sometimiento a la técnica conce- sional (y de la dualidad de régimen, en el caso de la generaci6n y del transporte), queda abier- ta para los particulares la posibilidad de acce- der a tales derechos por la vía concesional; so- licitando a la Administración eléctrica la creación y delimitación de derechos de distri- bución, generación o transporte de energía elktrica.

En los tres casos, la creación de estos dere- chos no queda, ni puede quedar, al arbitrio de la autoridad eléctrica, pues existe la posibili- dad de exigirlos al Estado, dado que existe, an- tes de ese derecho a distribuir energía ektrica, o de generarla o transportarla con los privile- gios que otorga la ley, un derecho a llegar a ser titular de una concesión eléctrica, el que se en- cuentra consagrado en la Constitución, y que opera cuando la petición ha sido hecha confor- me a la ley y se reúnan todas las condiciones objetivas que se exigen a todo concesionario eléctrico.

Sustantivamente, es esta la garantía consti- tucional consagrada en el artículo 19 N” 23 de la Carta Fundamental, la que es quebrantada en caso de una denegaci6n arbitraria de la con- cesibn, o de una dilación excesiva u omisión en su otorgamiento.

4” Si bien no es necesario para la genera- ci6n y el transporte de la energfa ekktrica obte- ner una concesión, si un agente econ6mico que va a efectuar Ia generación o el transporte de energía eléctrica desea obtener los beneficios del título concesional (esto es gravámenes y servidumbres en el suelo privado y ocupar y atravesar el suelo público) puede tambidn tra- mitar el título concesional; el que será, en este caso, idkttico en sus virtualidades al título concesional que obtiene un agente económico que distribuye energía eléctrica.

Sustantivamente, en cuanto a los privile- gios para utilizar el suelo público y privado,

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R~GI~~EN~URIDI~ODELAENERGIA EL~TRICA 159

los títulos concesionales de distribuci6n, gene- blico ulterior de la distribución, que es un ración y transporte de energía eléctrica son idénticos. El status jurídico de los tres títulos

tema de operación y explotacibn del derecho creado, que en nada altera las conclusiones an-

concesionales, en cuanto a su establecimiento es idéntico, salvo la condición de servicio pú-

teriores, que emanan de textos expresos de la ley.