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AÑO 19 – Nº 77 - Diciembre - 2020 ÓRGANO DE PRENSA Y DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS (AVEGUEMA) Asociación Civil sin fines de lucro. Pers. Jurídica Nº 805/2002 Tel. / Fax: (011) 4373-5440 [email protected] AVEGUEMA LES DESEA A TODOS SUS INTEGRANTES UNAS FELICES FIESTAS Y PROSPERO AÑO NUEVO EN ESTE DIFICIL FIN DEL AÑO 2020. TENEMOS EL CONVENCIMIENTO QUE EL PROXIMO AÑO PODREMOS RETOMAR TODAS LAS TAREAS PARA COLABORAR EN REFRENDAR NUESTRA SOBERANIA EN LAS ISLAS MALVINAS. Índice en Orejeta Marcadores

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AÑO 19 – Nº 77 - Diciembre - 2020

ÓRGANO DE PRENSA Y DIFUSIÓN DE LA ASOCIACIÓN VETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS (AVEGUEMA)

Asociación Civil sin fines de lucro. Pers. Jurídica Nº 805/2002Tel. / Fax: (011) [email protected]

AVEGUEMA LES DESEA A TODOS SUS INTEGRANTES UNAS FELICES FIESTAS Y PROSPERO AÑO NUEVO EN ESTE DIFICIL FIN DEL AÑO 2020.

TENEMOS EL CONVENCIMIENTO QUE EL PROXIMO AÑO PODREMOS RETOMAR TODAS LAS TAREAS PARA COLABORAR EN REFRENDAR NUESTRA SOBERANIA EN LAS ISLAS MALVINAS.

Índice en Orejeta Marcadores

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EDITORIALPágina 2 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020

Propietario:Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas

Personería Jurídica Nº 805/2002La Gaceta Malvinense

Titulo y marca Nº 1954.110 (INPI)Prop. Intel. Nº 39451278

Director:CNIM VGM (R) Oscar H. OULTON

Diagramación [email protected]

Correo de LectoresCecilia SEFFINO y

Samantha Anahí CARDINALEEditor

Asociación deVeteranos de Guerra de Malvinas

Uruguay 654, Piso 4º Of. 403 (1015) - CABATel. & Fax: (011) 4373-5440

Correo [email protected]

Sitio Web: www.aveguema.org Impreso en Mariano Mas S. A.

Perú 555 CABA (1068)e-mail: [email protected]

Las opiniones vertidas en artículos firmados son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

Sergio FernándezGeneral de Brigada VGM (R)Presidente de AVEGUEMA

EDITORIALUn año perdido

nuestras vidas. Una amenaza que se cernía sobre cada uno de los experimentados veteranos, pero también sobre todos nues-tros seres queridos. Sin retaguardias. Sin áreas seguras. Todos bajo fuego de un enemigo invisible y letal. La Argentina toda en guerra, en primera línea.

Han transcurrido nueve meses de múltiples experiencias fatales, negativas y algunas positivas. Tiempo para apreciar lo bueno y lo malo en un balance particular que hará cada uno. Esto apenas parece haber llegado al final de una fase inicial, lo que hace suponer que habrá de continuar...

Si la Guerra de Malvinas, con sus 90 días de crisis y enfren-tamientos, y los cientos de muertos y heridos, ha dejado secuelas que aún hoy tenemos que afrontar, empecemos a prepararnos para el día en que este flagelo haya dejado de ser una amenaza próxima...porque los efectos serán devastadores.

En esta guerra universal y total, nadie está exento de sufrir daños personales, familiares y sociales. A los muertos por el virus o por causas derivadas de la situación anormal de la existencia individual y colectiva, habrá que agregar los daños sicológicos de millones que vivieron con terror, desesperación o impotencia los largos meses que dure el fenómeno...

Todo esto, sin contar lo material que se habrá perdido.

Ni la mejor ciencia ni los dirigentes más poderosos han logrado revertir el resultado. Esta será una guerra perdida. No existe otra posibilidad. Con mayor o menor daño, según ocurra con millones de casos particulares. ¡Pero irremediablemente perdida!

La Fe, la Esperanza y la Caridad, serán los pilares para la reconstrucción. Principios y valores darán sentido a las acciones humanas personales y colectivas para superar el daño recibido. Todo lo demás apenas serán simples herramientas...

En esta Navidad, que sea para todos, creyentes o no, un tiempo de reflexión, ¡preparando el renacer de la vida tras la pandemia!

Rezamos con todo respeto por los que perdieron la vida por la enfermedad y por los efectos colaterales de la cuarentena. ¡Que Dios los guarde! ¡Y que nos guíe a todos para un mejor futuro!

Sin la menor duda, volviendo atrás en el pasado, no ya en el reciente de la Argentina, sino recorriendo por mucho tiempo la Historia Universal, este año 2020 puede ser catalogado como un año realmente malo. Un año perdido. ¡Pero no es un año para olvidar!

De todo lo que ocurrió a nivel personal, familiar, social y de cada nación, hay mucho para recordar. Y para aprender de ello.

En la gran mayoría de los casos, todos los proyectos per-sonales y de cada grupo humano se vieron impedidos, poster-gados, reformados, ante la amenaza del virus. La frustración fue el correlato inevitable. La angustia, otro ingrediente nefasto. El miedo, un invitado peligroso.

Cuando terminaba el verano pasado, se avecinaban nubes de tormenta sobre nuestro país. Este 20 de marzo inmediatamen-te nos retrotrajo a otro 20 de marzo, de aquel 1982, cuando se generaba la crisis de Georgias en forma abrupta. En este 2020 se establecía la cuarentena y las restricciones a las libertades básicas, ante el crecimiento de la amenaza internacional del Covid.

Otra vez la misma sensación de estar enfrentando una situación que, lejos de resolverse pronto y mejorar, apuntaba a escalar indefinidamente. Otra vez estábamos enfrentando un evento desconocido, grave, con riesgo cierto de la salud y la vida, además de comprometer todos los aspectos cotidianos de

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Página 3 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020Ejército

Relato de dos Héroes Argentinos que Resistieron el Desembarco en San Carlos

Historia de los festejos de “Sapucai” y los 21 días de marcha de la sección “Gato”.

Fuentes: diarioprensa.com.ar del 21 de mayo 2020 y recopilación propia de AVEGUEMA

La madrugada del 21 de mayo de 1982 las tropas británicas ingresaban en el estrecho de San Carlos que separa las dos is-las principales del archipiélago de las Malvinas. Allí, un Equipo de Combate integrado por una sección de la compañía “C” del Regimiento de Infantería 25 más una sección de armas de apoyo del Regimiento de Infantería 12, apostado con la misión de informar si se producía en el lugar el esperado arribo del enemigo, enfrentó el desembarco masivo británico con calma, heroísmo y bravura. La fracción, denominada “Equipo de Combate Güemes”, estaba a cargo del jefe de la compañía “C” el entonces teniente pri-mero Carlos Daniel Esteban. He aquí el relato tomado de un artículo de la fuente arriba mencionada:

49 días después del arribo de las tropas argentinas a las islas. Había destructores, fragatas, más de ca-torce buques, decenas de helicópteros, lanchones desplegándose y en el medio la silueta imponente del Canberra. La relación de fuerzas era ampliamente desfavorable: una flota de 6.000 hombres contra una modesta compañía de 42 combatientes.

En el desembarco de San Carlos, las bajas de las fuerzas británicas se estimaron en más de diez y cuatro helicópteros

fueron anulados: dos destruidos y dos averiados.El 15 de mayo se habían desplazado hacia la

Bahía de San Carlos, el estrecho marítimo que divide la Isla Gran Malvina de la Isla Soledad. Las tropas británicas ya habían consolidado un cerco aéreo y naval alrededor del archipiélago. Por la geografía natural del lugar y por las advertencias del equipo de inteligencia, las probabilidades de desembarco eran altas. La primera opción era el ataque directo frente al Puerto Argentino. “Pero finalmente decidieron ata-car por líneas interiores -contó-. Nosotros teníamos protección natural con las alturas que nos rodeaban, pero sabíamos que nos podían atacar primero por ahí”.

La posición argentina estaba conformada por un teniente, dos subtenientes, suboficiales y 64 sol-dados de los Regimientos de Infantería 25 y 12: más de 40 provenían del sur de la provincia de Córdoba y un cuerpo de 20 infantes había nacido en Corrientes.

Tenían el encargo de tres misiones en San Carlos: dar alerta temprana del desembarco, mantener bajo con-trol la población kelper del lugar e impedir el acceso de buques enemigos por el estrecho.

“Lanzaron el desembarco sin haber hecho una exploración previa porque pensaban que allí no había nadie -interpretó el teniente primero-. Ese fue un pe-queño triunfo nuestro. Habíamos aplicado medidas de velo y engaño: los isleños seguían arreando el ganado, las chimeneas humeaban y les habíamos sacado las radios a todos”.

En efecto, los soldados argentinos les habían sustraído las 110 radios y los pocos vehículos a los habitantes. Habían asumido también el cargo en los puestos de control del agua y la electricidad para evitar sabotajes. Los británicos debían pisar las islas para traducir su poderío en tierra. “No hay ejemplos en la historia militar de una fuerza que haya triunfado en una zona insular sin tener superioridad marítima y aérea”. Esteban acredita esa apreciación: “Siempre tuve en claro desde el día en que desembarcamos que si les dábamos tiempo a llegar, entrábamos en guerra. Ingla-terra no iba a permitir ese cachetazo. Estaba seguro de que si venían, la isla tarde o temprano caía, pero no se lo iba a decir a los soldados”.

Desembarco inglés en San CarlosEse viernes bisagra, a las ocho de la mañana, a

sus 28 años, con su hijo Santiago de seis meses en su casa y en su conciencia, el teniente primero estaba en la víspera de su bautismo de fuego. Al comandante en Puerto Argentino le recreó la ofensiva que avanzaba por la boca norte del estrecho y le pidió desespera-damente el apoyo de la fuerza aérea. “Rompo las comunicaciones y procedo a defender el lugar”, im-partió. Para el teniente primero Esteban, la guerra ya se estaba jugando. “Ellos pensaron que iban a bajar y empezar a caminar y que nosotros íbamos a replegar-nos automáticamente. No es para pintar una postura sanmartiniana, pero en ese momento no teníamos la idea de la rendición. Aunque en una situación tan desfavorable, lo único lógico era rendirse”, expresó.

Se desplegaron en sus posiciones preparadas y empezaron a escuchar los helicópteros acercándose. Las lanchas ya habían depositado en tierra firme a los primeros ingleses. Habían pasado tan solo cinco minutos desde el avistamiento. Cuando distinguieron al primer Sea King, ordenó “¡fuego libre!”. “Comen-zaba la acción”, recordó. No era ese el retazo bélico más significativo de su memoria. Lo era el despliegue descomunal del enemigo desde su puesto de altura y la epifanía de su final. “Yo sabía que era una misión

Carlos Daniel Esteban nunca había sentido nada parecido. No recuerda exactamente cuánto le duró el efecto. Sabe que nunca, antes y después de ese viernes, había experimentado un impulso así. Estaba en el puesto de comando hablando por radio con el comandante de la III Brigada de Infantería, el general Parada, emplazado en Puerto Argentino y describien-do lo que veían sus ojos. La bruma se había disipado y el 21 de mayo de 1982 amanecía. Los nervios lo invadían, no lo dominaban. La comunicación, serena y pormenorizada, retrató lo que estaba por suceder: el desembarco masivo de las tropas británicas en las Islas Malvinas.

Eran las ocho de la mañana en el Atlántico Sur. Uno de los soldados observadores bajó corriendo de los sitios de altura, agarró una caja de fósforos mar-ca Fragata y le juró que acababa de ver uno igual, pero real, ingresando por el estrecho de San Carlos. El por entonces teniente primero a cargo del Equipo de Com-bate Güemes tomó los binoculares al soldado Gabriel Massei y se dirigió a su puesto de observación. Com-probó que el Canberra era algo más majestuoso que el navío que decora la caja de fósforos y que aquello para lo que se habían preparado era inminente.

“Cada uno exterioriza lo que le pasa a su for-ma. Cuando estaba hablando con el comandante tenía una pierna que se me movía y no podía con-trolar. Massei y yo éramos los únicos que habíamos visto la magnitud de lo que se venía. Nunca me pasó que una parte del cuerpo me temblara así. Era una sensación muy extraña, como si me hubiese agarrado Parkinson en una pierna”, relató. Luego, aprendió que ese estremecimiento es habitual, pasajero y se deno-mina “pata de conejo”. Su cuerpo había somatizado la agitación y el miedo del instante más trascendente de su carrera militar.

El teniente primero lo describe como una escena de película. “Una mini Normandía”, graficó. La niebla que se retiraba dejaba entrever la ofensiva británica,

Gráfico del norte del estrecho de San Carlos

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suicida”, dijo. Pero no todos lo sabían.

“Mi compañía comenzó a combatir a lo que veía, y solo veían los helicópteros”, narró. Él y el soldado Massei eran los únicos que sabían lo que había detrás de los puestos a resguardo. El primer helicóptero, con tropa y municiones, aterrizó averiado con incendios internos. Primera micro-proeza. El fuego reunido atacó un Gazelle que se dirigía a sus posiciones: derribado, se hundió en la bahía. Repitieron la concentración de los disparos en otro Gazelle, que cayó en llamas diez metros a sus pies. Un tercer Gazelle los ubicó en una nueva posición en altura, donde se había replegado: los soldados respondieron, el helicóptero se incendió y el piloto logró maniobrar el descenso.

“En la compañía teníamos unos correntinos que no sabían nada de lo que yo había visto. Cada vez que caía un helicóptero, escuchaba unos “¡Sapucai!” gritados con euforia”, contó el teniente primero. Los soldados se sentían invencibles: creían que no se enfrentaban a un enemigo invulnerable. Caía fuego cruzado de artillería naval mal dirigido ya sin la orien-tación de los helicópteros. El Equipo de Combate Güemes percibía una tensa calma: ya no tenían más nada que hacer allí.

Sin ninguna baja y con la algarabía de haber debilitado la capacidad del enemigo, emprendieron un repliegue sigiloso. El jefe de la compañía decidió marchar hacia Puerto Argentino. “No me olvido más: rumbo grado 81”, dijo. A los tres días, encontraron la Estancia Douglas Paddock, donde decidieron recluirse y encender la radio para comunicarse con el coman-dante de la brigada. El 25 de mayo de 1982, en medio de la ofensiva británica, los 42 hombres formaron para celebrar el aniversario de la Revolución de Mayo ante la mirada de los kelpers. Al día siguiente, siete helicópteros los recogieron para regresar a la base.

La altura 234 y la marcha de 21 días

Por su parte, el subteniente Reyes, que forma-ba parte de la defensa y estaba con su gente en una altura denominada Fanning Head, que dominaba toda la escena, en su repliegue táctico dijo haber divisado al menos 17 buques británicos en las inmediaciones de la boca norte del estrecho de San Carlos.

Lo que al Equipo de Combate Güemes le de-mandó tres días de marcha y un vuelo en helicóptero, a la sección “Gato” le costó 21 días, deformaciones, amputaciones en miembros inferiores de sus hombres y finalmente, la rendición.

Tras su arribo al área de San Carlos, el teniente primero Daniel Esteban dispuso un elemento adelan-tado para alertar y emboscar un potencial desembarco inglés. El martes 18 de mayo, el subteniente Roberto Oscar Reyes relevó al subteniente José Alberto Vás-quez en la denominada altura 234 o Fanning Head, según la cartografía británica. La sección “Gato” se componía de cuatro suboficiales y 15 soldados: el grupo de 21 infantes marcharon 14 kilómetros hacia la posición defensiva ubicada en la punta del estrecho con la misión de “dar alerta temprana a la Fuerza y,

reforzados con armas pesadas, emboscar a las tropas inglesas que pudieran ingresar por el canal”.

“La noche previa al 21 de mayo se presentaba como las anteriores, es decir helada y con poca visi-bilidad, no se veía a dos metros”, relató Reyes, quien por entonces tenía 25 años y cuatro de entrenamiento militar. Media hora antes de que el jueves se hiciera viernes, un soldado apostado en un puesto de segu-ridad le informó que escuchaba ruidos en el canal: eran conversaciones en inglés y señales acústicas que provenían desde la punta del estrecho. El subteniente ratificó la sospecha: embarcaciones navegaban en si-lencio y con luces apagadas en dirección a San Carlos.

La posición disponía de dos morteros 81 mm y dos cañones sin retroceso 105 mm para operar la emboscada. Reyes impartió órdenes de apresto para el combate y alertó una inminente apertura del fuego. Pero lo primero que intentó fue entablar comunicación con el teniente primero Daniel Esteban, en el puesto de comando de San Carlos. Las baterías de la radio, luego de tres días a la intemperie del frío, tenían poca carga: la llamada llegaba, los escuchaban pero no podían ser recibidos. “Aquí Gato, aquí Gato”, decían sin suerte. El intento de comunicación y el posterior estallido de las bombas podía ser ya suficiente aviso.

Minutos después de las dos de la mañana del viernes 21 de mayo de 1982, el bautismo de fuego. Los buques estaban al alcance de los morteros pero la visión era casi nula. “Se apreciaban algunas luces indebidas en cubierta y la nitidez de algunas conver-saciones que por el agua se propagaban, la flota con-tinuaba sigilosa y al parecer no nos habían detectado”, describió Reyes. Ordenó abrir fuego con los morteros empleando proyectiles de iluminación para determi-nar la ubicación exacta y mejorar la eficiencia de los cañones. Pero la estrategia no funcionó y el efecto sorpresa se desperdició: los proyectiles no iluminaron la trayectoria y quedaba expuesta su posición por la deflagración del disparo.

“Desde que comenzó el fuego hasta las tres de la mañana aproximadamente ordené varios cambios de posición hasta agotar la munición de morteros. A partir de allí la reacción enemiga fue más intensa”, reprodujo el subteniente en un escrito personal. El fuego enemigo empezaba a acertar la ubicación de los soldados argentinos. Era hora de la retirada: “Or-dené iniciar los preparativos para el repliegue. Estaba convencido que habíamos cumplido con la misión de alertar a nuestras fuerzas y emboscar a los ingleses”.

En perfecto español, desde una patrulla terres-tre inglesa un vocero los intimidaba a entregarse. “Nos decían que eran parte de un batallón que había desembarcado y que no nos harían daño si nos ren-díamos, que nos encontrábamos rodeados y que no podríamos salir del lugar, que debíamos entregar las armas. Esta acción psicológica de los ingleses generó en todos nosotros lo contrario, es decir, el deseo de desprendernos, replegarnos y poder reunirnos con nuestras fuerzas en San Carlos”, relató Reyes. Fueron más de tres horas de ataque discontinuo y variado pero sostenido.

La primera noche emprendieron marcha rumbo sudeste hacia Puerto Argentino. Caminaban de noche cerca de 3 kilómetros diarios. “No contábamos con más abrigo que la ropa puesta. La bruma húmeda y espesa estaba siempre presente, por momentos se confundía con una llovizna fina y helada”, narró el subteniente. El miedo y el principio de supervivencia escondían el hambre y la angustia. Para huir de una fracción de 15 soldados ingleses, debieron cruzar un brazo de mar con soldados que no sabían nadar. Perdieron fusiles y el cabo Hugo Godoy casi se ahoga, pero lo peor fue saldo posterior: la ropa mojada y la garantía de un frío permanente.

El pie de trinchera y la gangrena avanzaban rápidamente en tres soldados. El cabo Godoy y los soldados Moyano y Cepeda necesitaban asistencia médica con urgencia. Quedaron a cargo de Clot, el soldado que mejor estado físico tenía, con comida para dos días, un maletín de primeros auxilios y la orden de demorar un día la búsqueda del enemigo para darles tiempo a los siete combatientes restantes de seguir con su proeza.

Tras una marcha de 5 noches, llegaron a un caserío identificado como New House, aparentemente deshabitado. “Conformábamos un grupo realmente lastimoso. Las ropas hechas jirones, enfermos, el rostro deformado por los sufrimientos. Ninguno tenía más de 25 años, pero aparentábamos ser un grupo de ancianos vagabundos”, contó Reyes. En el día 21 de la epopeya para recalar en las propias líneas, los despertó una sección completa que había trazado un cerco sobre el caserío: un kelper oculto en la finca los había delatado.

“Desde una posición en el galpón, tenía apunta-do a un soldado inglés y les pedí a mis hombres que hicieran lo mismo con otros, pero que no dispararan hasta que yo lo indicara”, describió. Reyes se deno-mina un “profesional de la guerra”: “Estaba preparado para lo peor y si hubiese ordenado abrir el fuego, esos soldados que estaban en las últimas lo habrían hecho. Pero me di vuelta y los vi, habíamos perdido la aptitud para combatir, estábamos sin capacidad para resistir el menor ataque y salir de la instalación. Consideré que este era el final de nuestra guerra, había llegado el momento de entregarme, caminé hacia afuera y dejé el arma”.

La sección “Gato” nunca pudo regresar a Puerto Argentino ni reencontrarse con el Equipo de Combate Güemes. Era el 11 de junio de 1982: 3 días después terminaría la Guerra de Malvinas. El desembarco en San Carlos es motivo de orgullo para el teniente primero Carlos Daniel Esteban y para el subteniente Roberto Oscar Reyes. Poco importa que la maniobra haya sido exitosa para las tropas británicas.

La flota británica tenía 6.000 hombres. Los combatientes argentinos en San Carlos eran apenas más de 60. Por la gangrena, a Godoy le amputaron las dos piernas a la altura de la rodilla. Cepeda y Moyano perdieron ambos pies.

De los 21 combatientes, quedaron solo 11. Los heridos y desaparecidos en el fragor del repliegue y la contraofensiva habían sido capturados como prisio-neros de guerra: ninguno había muerto.

General de Brigada Roberto Reyes,en 1982 jefe de la Sección “Gato”

Las valerosas acciones del Equipo de Combate “Güemes” resultaron finalmente la única oposición terrestre al desembarco británico en San Carlos. Este combate fue un preludio para los que se librarían pos-teriormente. Anticipando la superioridad de los medios británicos, pero poniendo sobre el terreno el valor y la férrea determinación de las tropas argentinas. Es-tas dos características de nuestras tropas quedaron demostradas en cada uno de los combates hasta el 14 de junio, y siempre fueron claramente reconocidas por las tropas británicas.

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Otra imagen del saludo del 25 de mayo 1982

Relatos del desembarco en San Carlos

Subteniente de Infantería José Alberto VázquezFuente: Boletín del Arma de Infantería –

20/05/2016El 15 de mayo de 1982, en la zona de Pradera

del Ganso, embarqué con mi sección en un helicóptero Chinook de la FAA, con 1 cañón s/r de 105 mm. y 2 morteros de 81 mm. Destino: Algún lugar en el norte de la isla. Dos horas antes lo había hecho el Tte. 1° Esteban y el Subteniente Reyes con su sección de tiradores. Aproximadamente a las 15:30 arribamos al norte de la altura 234. El desembarco fue muy rápido ya que había PAC (patrullas aéreas de combate) en la zona.

“Dígame dónde está mi jefe”, pregunté al vice-comodoro a cargo del helicóptero. Me contestó que no había podido recoger al Tte. 1° Esteban por las famosas PAC y que éste se encontraba al otro lado de la altura. El Chinook levantó vuelo pesadamente y desapareció detrás de la altura. Quedamos en el silencio más absoluto sintiendo sólo el viento frío que nos pegaba en la cara. Estaba solo con mis soldados en el extremo noroeste de la isla Soledad, el cielo estaba cubierto por una gran masa de nubes grises, pero se podía divisar con claridad del otro lado del estrecho, la isla Gran Malvina.

A mis espaldas tenía la famosa altura 234, (don-de Reyes con 20 soldados libraría un corto y violento combate contra los comandos ingleses) y al frente el impresionante Océano Atlántico; y más allá Buenos Aires, con mi esposa y mi hijo. Abandoné mis recuer-dos rápidamente y organicé la defensa de la posición. Desconocía por completo la ubicación del resto del equipo de combate y debía tomar contacto cuanto antes ya que tenía menos de 2 horas de luz. Esta acti-vidad me demandó 45 minutos. Dejé la sección con su encargado, para partir con el soldado Alberto Espinosa y el cabo Mansilla a buscar al resto de la fracción. Lo correcto hubiera sido que mandase a una patrulla, pero en situaciones de combate real y en el nivel de conducción más bajo (sección) todas las actividades o eran encabezadas por el jefe de la fracción o no se hacían. Esto sería una característica de aquí en más. Hay circunstancias en las cuales la mínima fracción del nivel táctico debe dividirse. Por eso, en la guerra, la figura del sargento (encargado de sección) adquiere una importancia fundamental para la conducción de la sección en caso de ser necesario. Con el armamento personal y la bolsa de rancho, iniciamos la marcha hacia el sur, dando un rodeo a la altura por el este. Después de 15 minutos de marcha, nos encontramos con una gran extensión de agua que penetraba como una cuña hacia el este de la isla. De la fracción no había rastro, sólo una pequeña luz se alcanzaba a distinguir al otro lado del estrecho (3 km.) hacia el sur y hacia el este, sobre la costa, un diminuto destello que a veces desaparecía. No quedaba otra alternativa que ir hacia ella. El terreno cerca de la costa presen-taba muchos accidentes, pero no debía abandonar la única referencia que tenía porque carecía de brújula y carta de la zona, ya se cerraba la noche y no tenía la menor idea de dónde me encontraba. Después de 4 horas de marcha con una noche bien cerrada nos

encontramos con un pequeño poblado, la primera casa estaba a 100 metros de nuestra posición. Sabía que estaban operando en la isla las fuerzas especiales del enemigo (SAS y SBS), y debía tomar los recaudos del caso, por esa razón dejé a mis dos hombres en esa posición cubriéndome y realicé un reconocimiento. Por una de las ventanas pude observar a un hombre y una mujer cenando. Después de la seña convenida tomamos la casa, con el susto de sus integrantes. Con mi escaso inglés pude averiguar que ese lugar era la estancia San Carlos y que soldados argentinos la ocupaban desde el mediodía. Dejé al suboficial en la casa y me hice acompañar por el hombre hasta el acantonamiento de los supuestos argentinos con mi pistola a 10 cm. de su nuca. Al escuchar “alto quien vive” me tranquilicé y el kelper volvió a respirar. Pedí las disculpas del caso y me reuní con mi jefe. Allí pasamos la noche.

Imagen de la Cabeza de Playa británica luego del 21 de mayoEsteban me puso al tanto de la misión: En caso

de desembarco, dar la alerta temprana y defender la posición. Había establecido como base la estancia San Carlos y el puesto de observación en la altura 234. El equipo de combate se dividiría en tres grupos de 20 hombres y con Reyes rotaríamos, el relevo se haría cada 2 días. El primer turno estaría a mi cargo. Como tenía por rol de combate una pistola ametralla-dora (PA3), Esteban me había dado antes de salir de Pradera del Ganso un fusil Enfield cal. 303, con un valijín lleno de munición; así, con el soldado Espinosa que no tenía FAL por ser radio-operador, formamos un dúo inseparable durante el resto de la guerra ya que él sería el encargado de abastecerme de munición y yo su escudo de fuego con ese hermoso fusil de la 2° guerra. Antes de que amaneciera, tomamos un mate caliente e iniciamos la marcha hacia el puesto de la altura 234 con el Tte. 1°Esteban y 20 hombres. Llegamos luego de 2 horas y media de marcha, y una vez organizada la defensa, Esteban y un grupo de hombres regresaron a la base. Era 16 de mayo y mi primer aniversario de casamiento. Allí nomás sa-lieron dos hombres y regresaron con un cordero que estaqueamos y asamos con postes que rompimos de un alambrado. Me había traído varios packs de gaseosa en lata escondidos en unas cajas de proyec-tiles vacías; los tomé prestados, la noche anterior a la partida, del depósito que tenían en la casa de piedra (puesto comando de la Fuerza de Tarea “Mercedes”) en Pradera del Ganso.

Fotografía del entonces teniente primero Esteban, a cargo del Equipo de Combate Güemes y el Subteniente Vázquez jefe de

la sección de apoyoA 8 kilómetros se encontraba la base del Equipo

de combate “Güemes”, en puerto San Carlos. El tra-yecto era muy accidentado, piedra, turba y arroyos que no se distinguían. Lo cual hacía que los despla-

zamientos fueran muy dificultosos. El día 17 me des-perté muy temprano, con las primeras luces, puse agua en el casco, me lavé la cara, los dientes y me peiné. Calenté un poco de agua en el jarro y preparé unos verdes. El mate lo habíamos improvisado con una lata de gaseosa cortada por la mitad y la bombilla era una birome BIC vacía con la tapita blanca y algu-nos agujeros hechos con un clavo caliente. Alrededor de las 10:30 llegó Reyes con el relevo. Tenía un es-guince en el tobillo. Estaban bastantes cansados y les convide cordero frío y Coca Cola. Reyes se reía y me decía: “el único que puede recibirme con este manjar en el confín de la tierra sos vos, Rata.” Y me daba un abrazo. Rata era el apelativo que me habían puesto en el CMN, porque siempre me las rebuscaba para obtener vituallas, acovacharme y dormir cuando se podía. Antes de partir, convinimos en realizar el relevo cada 5 días debido al gran desgaste que producía la marcha en esa topografía, le entregué mi casco a Reyes porque él no tenía, y regresé con mis hombres a la base, con un problema menos en la cabeza (en Pradera del Ganso había tenido una discusión bas-tante fuerte con un oficial más antiguo que me quería hacer poner el casco para dar el ejemplo a la tropa y se enojó bastante cuando le dije que el ejemplo debía darlo él, durmiendo y racionando con su tropa y no bajo techo en una casa como lo venía haciendo). En San Carlos la pasábamos bien en comparación con la punta del estrecho. Los pobladores continuaron con su vida normal y debíamos comprarles azúcar, harina y otras cosas a precios de mercado, de mercado de ellos, lo que dependía de cómo se levantaran. Por nuestro equipo de comunicaciones (Yaetsu FT 101, un equipo de radio aficionado requisado a los kelpers en Darwin), pude comunicarme con mi esposa. El 19 a la mañana, barriendo frecuencias, encontré a la base antártica del ejército Belgrano 2 en comunicación con el Comando Antártico. Desde enero estaba de cam-paña en esa base como ingeniero Gustavo Fossati, un primo de mi esposa. En escasos minutos estable-cieron una conexión radiotelefónica con la casa de mis suegros y pude tener noticias de los míos. En varias oportunidades, durante la noche, fuimos sobre-volados por helicópteros del enemigo en misión de reconocimiento y cada vez con mayor frecuencia. Ésa y otras razones como las características geográficas del lugar eran indicios de que el enemigo realizaría alguna acción sobre nuestras posiciones y lo haría pronto. El día 20 por la noche cuando estaba organi-zando mi patrulla para el próximo relevo del día 21, el enemigo inicia sobre distintos lugares de la isla un intenso fuego de preparación o de ablandamiento. Por la radio escuchamos a varios puestos dando la con-firmación de estos ataques. Esteban me llama y me comunica que había modificado los planes. Era ya evidente un desembarco. Debía enviar a la altura 234 un suboficial y un soldado, con el equipo de comuni-caciones correspondiente (Thompson), para dar la alerta temprana en caso de desembarco inglés. Reyes debía replegarse a nuestra base con el personal y los morteros, para conformar una defensa con todo el equipo de combate sobre las alturas a nuestras es-paldas. Lamentablemente carecíamos de elementos de zapa pero la posición era muy ventajosa. Aproxi-madamente a la 01:30 escuchamos a lo lejos un gran estampido y, 20 minutos más tarde, un intento de transmisión de Reyes. Y luego un silencio absoluto. Antes de que amaneciera, desperté al personal que relevaría a Reyes. Al amanecer iniciarían la marcha. Con las primeras luces estaba revisando la radio y el armamento que llevarían, cuando un soldado aposta-do a 150 metros en la pendiente ascendente de una elevación, comenzó a llamarnos a los gritos. El espec-táculo era impresionante. Donde hasta hacía unas horas revoloteaban algunas gaviotas sobre las tran-quilas aguas de la desembocadura del Río San Carlos, había ahora 5 fragatas rodeando a un barco 10 veces más grande (el Canberra), y lanchones de desembar-co en dirección a la bahía Ayax y hacia Puerto San Carlos, que era nuestra posición. Aproximadamente a 600 metros se veía una avanzada del Regimiento de Paracaidistas 3 inglés iniciando su aproximación en formación de combate hacia nuestras posiciones.

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Mientras bajamos a la gran carrera, Esteban me decía: “Reúna a toda la gente y forme dos grupos, el de la izquierda a su mando y el de la derecha al mío”. Queda-ban menos de 5 minutos para poder tomar posición en las alturas del noreste. Mien-tras Esteban se comunicaba con el Cte. de la Br. III para informar de los aconteci-mientos, organicé las dos columnas. Recuerdo que los soldados me miraban con ojos bien abiertos, el rostro tenso y respiración agitada esperando órdenes. Por un instante recordé el telegrama de mi padre recibido unos días antes: “Tu mujer, ejem-plo de fortaleza. Tu hijo sano y fuerte. Sé un ejemplo para tus soldados.” Sentía que mi corazón latía enloquecido, como si estuviera por esta-llar. Nunca me había pasado. Era miedo, y de repente me vi dando órdenes, no sé cómo. Iniciamos el desplazamiento únicamente con nuestro armamento y con el enemigo entrando a la pequeña localidad, de no haberlo hecho hubiera sido una masacre ya que nos iban a aferrar con su avan-zada y sobrepasar con el helicóptero que minutos después derribamos, o sea habríamos estado táctica-mente perdidos. Lo que hubiera pasado después, sólo Dios lo sabe. Lo cierto es que la decisión de Este-ban fue acertada. Porque cuando llegamos a la cima, vimos como un Sea King intentaba un aterrizaje por detrás de nuestra base. El Tte. 1° Esteban ordena: “¡Fuego libre!”. El aparato es alcanzado y se desploma desde baja altura (5 o 6 metros.) En ese momento veo que Esteban inicia un cambio de posición. Lo sigo. Creo que lo que a Esteban le preocupaba es el afe-rramiento: 42 hombres con 2 ametralladoras y muni-ción para 1 hora de combate, contra una fuerza de desembarco por lo que pudimos apreciar de 400 hombres en nuestro sector, el Batallón de Para 3, apoyada por artillería naval y helicópteros. El terreno que teníamos por delante era de pequeñas cuchillas de 70 a 100 metros de alto con pendiente general hacia el río. Nuestro sentido de marcha era paralelo al río y perpendicular a las cuchillas en dirección ge-neral oeste-este. Subíamos y bajábamos. Descendía-mos por una pendiente suave, ya la niebla se había despejado y teníamos buena visión, cuando apareció el 2° helicóptero, esta vez un Gazelle con coheteras en sus costados. Venía sobre el río que en ese lugar es bastante ancho. En ese momento las dos columnas estaban paralelas al río, con una separación de 60 a 70 metros una de otra. La mía era la más alejada, a unos 100 metros de la costa. Co-menzó el ataque con el pri-mer tiro a cargo del Tte. 1° Esteban tal lo convenido, fuego reunido de FAL: ésa es la táctica de combate para blancos aéreos cuando no se dispone de misiles. Parecía que lo que me había enseñado mi instructor de 1er año en el CMN, el Tte. 1° Abete, funcionaba. El aparato se desplomó en el agua. Los soldados gritaban toda clase de epítetos cuan-do el helicóptero se hundía. Ante una seña de Esteban, ejecuto otro cambio de po-sición. En ese momento comienza el fuego de mor-

teros del enemigo sobre la posición inicial. Cruzamos otra cuchilla y apareció el tercer helicóptero, otro Gazelle. Ya no había que impartir ninguna orden, “los chicos de la guerra” sabían qué hacer. Pero el apara-to, descubrió nuestra posición e hizo una maniobra para poder hacer fuego. Cuando bajó su trompa para hacer puntería, nuevamente descargamos toda la munición del cargador de una sola vez, al mismo tiempo y al mismo blanco. Como la munición era tra-zante, es decir que se ve la trayectoria del proyectil como una estela de fuego, parecía atacado con un lanzallamas. Ya varios de los soldados disparaban rodilla en tierra o directamente de pie. El Gazelle pasó por sobre la primera columna y volaba totalmente fuera de control hacia mi columna. Todo ocurría tan rápido que no hubo tiempo de movernos. Cayó a 15 metros adelante mío, el griterío de los soldados era incontrolable: ¡VIVA LA PATRIA, CARAJO!, mezclado con algunos sapucai. El fuego de morteros continua-ba, pero era evidente que no tenían nuestra ubicación, ya que se realizaba sobre la posición anterior y nos protegía la topografía del lugar. Cruzamos una gran elevación, como un morro, que entraba al gran río San Carlos y nos encontramos con un acantilado de 10 ó 15 metros de alto. Bajamos dificultosamente y toma-mos posición entre las piedras que había junto a la costa. Ya se escuchaba el motor de otro helicóptero. Apareció por el costado del morro, como buscándonos por la costa, pero nuestra cubierta era excelente y lo dejamos aproximar. Cuando entró en zona nuevamen-

te abrimos fuego. Comenzó a caer y dejamos de dispa-rar. Antes de chocar contra el agua, el piloto logra le-vantarlo y puede cruzar el morro cayendo del otro lado. Estábamos demasia-do lejos para esperar re-fuerzos. Estaba claro que lo que debíamos hacer era un repliegue hasta tomar contacto con propia tropa, distante a 80 km. Carecía-mos de munición, víveres y de equipo para dormir a la intemperie. Estábamos todos en apresto, esperan-do cual iba a ser la próxima acción del enemigo, cuan-do escuchamos un avión que se aproximaba y en segundos pasó a gran ve-locidad y bien bajo hacia las posiciones del enemi-go. Era un Aeromacchi y lo piloteaba el Tte. Crippa, como después nos dijeran. Había despegado apenas se recibió nuestro aviso.

Fue el primer avión en llegar y descargar sus bombas y ametralladoras sobre una fragata. En ese momento sentí una gran tranquilidad y pensé “ahora les tiramos toda la aviación y, en 5 horas, un contraataque de nuestros comandos y de la compañía B de RI 12 que está de reserva en Puerto Argentino”. Fue sólo el pensamiento de un subteniente. No habíamos sufrido bajas. Los ingleses habían perdido 4 helicópteros y cerca de una docena de hombres. Decidimos esperar para ver si teníamos alguna novedad de Reyes, ade-más era un lugar seguro para tomar aire y despejar la mente. El subteniente Reyes y su grupo, habían libra-do un corto y violento combate en la madrugada del 21 de mayo. Primero sufrió el bombardeo naval a sus posiciones y luego un ataque del Special Boat Squa-dron (SBS), comandos navales, y de varios blindados anfibios. En esa acción sufrió 6 bajas. Ante la gran escala del desembarco, y habiendo perdido casi la mitad de sus hombres decide, aprovechando la esca-sa visibilidad de la noche, tratar de salir del cerco en que se estaba metiendo para evitar ser aniquilado. Lo logra 24 horas después e inicia un repliegue que dura casi 20 días, sin comida, a la intemperie y graves problemas de salud, llegando a tener que, con un cortaplumas, amputarle un pie a un cabo. Ya había caído Puerto Argentino y Reyes, con 5 soldados fa-mélicos que le quedaban, desnutridos y algunos ya sin dientes por la descalcificación, es rodeado al fin por fuerzas inglesas que le piden la rendición. Les pregunta a sus soldados si están dispuestos a com-

batir. Pero éstos no contes-tan, sólo esperan la orden de su jefe, como siempre. Reyes sabiendo que no tenía la me-nor posibilidad de éxito, se rinde. En Buenos Aires, cuan-do después de 2 años nos volvimos a ver y nos conta-mos lo vivido, me dijo que fue la expresión de esos 5 rostros lo que lo llevó a rendirse en aquella oportunidad. Más tarde, iniciamos un lento re-pliegue hacia el este y al atardecer llegamos a un puesto de la estancia San Carlos. Pero ésa es otra his-toria.

José Alberto Vásquez Ex Subteniente Veterano de

GuerraEl 25 de mayo de 1982, los 42 hombres del Equipo de Combate «Güemes» formaba para celebrar la Revolu-

ción de Mayo en un paraje de las Islas Malvinas durante el conflicto bélico.

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Los Cañones de 155 mm en la Guerra de Malvinas

Libro que relata el combate de los 155 mm

A fines de la década del 70 el Ejército Ar-gentino necesitaba reemplazar al cañón de calibre 155 mm M114 de la época de la Segunda Guerra Mundial. El Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas satisfizo esta necesidad creando un arma a partir del cañón del vehículo francés AMX MK F3. El producto fue nombrado «cañón de 155 mm L33 X1415 CITEFA Modelo 77», el Ejército Argentino lo aprobó y lo adoptó como pieza de artillería estándar.

artillería naval para hostigar las propias posiciones. El personal que los operaba eran 2 oficiales, 3 subo-ficiales y 21 soldados.

Colocando en posición uno de los cañones en MalvinasEl terreno complicó la puesta en posición de

las piezas por su poca consistencia y fueron necesa-rios importantes trabajos de preparación para poder apostarlos adecuadamente. Tuvieron su bautismo de fuego en la madrugada del 15 de mayo, alejando a una embarcación británica que se había colocado a 18 km de la costa para batir posiciones argentinas. El destructor viró abruptamente sobre las aguas y se alejó a toda velocidad. Los artilleros del servicio de pieza recuerdan los gritos con que celebraron ese momento.

La aparición en el terreno de la artillería de 155 mm, obligó a los buques británicos a tomar otros re-caudos, ya que a partir de la llegada de los mismos, por su mayor alcance, no podrían hostigar a nuestras tropas con su artillería lejos del alcance del fuego de los cañones propios, como venían haciéndolo desde el 1ro de mayo.

Ya en los primeros días de junio, cuando comen-zaban los combates terrestres, los cañones cambia-ron su dirección principal y comenzaron a apoyar las posiciones argentinas que defendían las alturas que dominaban los accesos a Puerto Argentino.

Entre el 8 y el 12 de junio fueron apoyados los combates argentinos en los montes Kent, Wall, Longdon, Dos Hermanas y Harriet, dificultando con-siderablemente el avance enemigo.

Siendo un objetivo permanente de la aviación enemiga, el 12 de junio dos Harrier GR 3 del Escua-drón 899 ejecutaron un ataque sobre sus posiciones para destruirlos. Las bombas racimo lanzadas por los aviones hirieron a un suboficial y cinco soldados, y destruyeron las ruedas de uno de los cañones que igualmente pudo seguir ejecutando fuego. En este ataque muere el perro “Tom” valioso compañero de los artilleros, que había sido llevado desde el continente.

El 13 de junio, en una heroica acción de nuestra Fuerza Aérea Argentina, un avión Hércules C 130 deja en el aeropuerto de Puerto Argentino 2 cañones SO-FMA de 155 mm, perteneciente al Grupo de Artillería 121, con asiento en la localidad de La Paz, provincia de Entre Ríos. Fueron recibidos en proximidades de la pista del Aeropuerto de Puerto Argentino con un intenso Fuego de Artillería de Defensa Aérea y de

armas portátiles del enemigo.Solamente uno de los dos cañones se sumó a

ejecutar un intenso fuego de artillería hacia el Monte Dos Hermanas sobre el avance de la infantería y las posiciones de la artillería, de acuerdo a las órdenes del Centro de Dirección de Tiro. El otro cañón no pudo ser transportado debido a las limitaciones que imponía la situación de combate reinante.

En la noche del 13 de junio no solamente ejecu-taron fuego sobre el enemigo terrestre sino que tam-bién tuvieron que virar algunas piezas para ejecutar fuego sobre las fragatas misilísticas Inglesas que se acercaban a la isla desde tres posiciones diferentes, amparadas por la oscuridad, a bombardear las posi-ciones defensivas argentinas con un intenso fuego. Nuevamente el fuego de los 155 obligó a alejarse a las embarcaciones.

“El frío helado no disminuía pero se soportaba ampliamente con el fragor del combate, el intenso olor a pólvora, el deseo permanente de continuar tirando, apoyando a nuestras tropas que estaban en la primera línea y que pedían insistentemente de día y de noche, apoyo de fuego. El barro, la humedad, la oscuridad de la noche, el apetito, la sed, el frío, el sueño, el miedo y otras adversidades no tuvieron cabida en mis soldados. Aún durante, el intercambio de fuego con la artillería de campaña enemiga, que no cesaba de tirar (desde tres posiciones diferentes) hacia nuestro cañón calibre 155 MM” relata un oficial que se encontraba a cargo de una de estas piezas.

En menos de 24 horas de combate, la última pieza que llegó como refuerzo efectuó más de 240 disparos, brindando apoyo de fuego hasta, aproxima-damente las 1200 horas del día 14 de junio cuando se ordenó, el “cese del fuego”.

Estos tres cañones de 155 mm consumieron toda la munición de 155 disponible y fueron una verdadera pesadilla para el enemigo, alejando a las fragatas, ocasionando serias bajas en la infantería británica y ejecutando un eficaz fuego de contra su artillería en apoyo.

A veces no hay mayor elogio para una tropa que la ponderación que sobre ella hace el enemigo. Los testigos de los combates recuerdan admirados su eficiencia y su poder destructivo. Sobre ellos dijo el corresponsal de guerra Lawrence Charles, del periódico “The Daily Telegraph”: “Las tropas inglesas enfrentaron a una dura artillería de 155mm, que dejó heridos y muertos pertenecientes a las unidades de asalto”.

Fotografías de uno de los cañones ar-gentinos conservados en el museo británico en Londres. Allí describe las características técnicas del arma y pone de relieve las ba-jas sufridas por sus disparos.

Fuente: “Así Combatimos”. La historia de los cañones de Junín en la Guerra de Mal-vinas, G.A. 10 - 2012, Edit. las Tres Lagunas

Cuatro piezas fueron utilizadas durante la guerra de las Malvinas, las cuales fueron aerotransportadas a bordo de aviones C-130 de la Fuerza Aérea Sur. Dos eran provenientes de la Batería C del Grupo de Artillería 101 (GA101), se incorporaron al Grupo de Artillería 3, formando la Batería D de esa unidad, al mando del teniente primero Daffunchio. Las otras per-tenecían al Grupo de Artillería 121, para reemplazar a las otras dos cuando salieran de servicio.

Fueron desplegadas en la ladera sureste de ce-rro Zapador, mejor conocido por Sapper Hill. Durante el conflicto, solo llegaron a estar operativas dos piezas al mismo tiempo.

El 13 de mayo de 1982 llegó a las islas la primera de las piezas, del GA 101. El avión Hércules C-130 con la segunda pieza no pudo aterrizar ya que el aeropuer-to de Puerto Argentino estaba siendo bombardeado. Al día siguiente llegó la segunda pieza.

Los dos cañones integraron una Batería reduci-da con personal del GA 101. Fueron apodados «Gran Berta» y «Gran Chaparral».

La primera pieza, al mando del cabo Figueroa, abrió fuego contra los buques de la Marina Real britá-nica que cañoneaban impunemente todas las tardes/noches las posiciones argentinas. El cañón efectuó tres tiros a 17 km y los buques se retiraron. Dos ofi-ciales de la Armada Argentina prepararon las tablas de tiro de artillería de costa y un radar RASIT del GA 3 brindó las coordenadas de los navíos.

El 5 de junio ambas piezas ejecutaron fuego de contra batería sobre morteros británicos ubicados en el monte Wall.

El 9 de junio aviones Harrier británicos bom-bardearon una supuesta posición de los cañones de 155 mm en Sapper Hill.

La artillería de 155 mm en los últimos combates

Fuente: Ejército Argentino

Los cañones de 155 mm se destacaron por su potencia, eficiencia y versatilidad

Con más de 10 metros de longitud y de 8 tonela-das de peso, los cañones de 155 mm L33, Modelo 77, tenían a la vista una imagen amenazante. Su alcance de 20 kilómetros y los 43 kg de peso del proyectil, más la eficiencia de los hombres del servicio de pieza, lo convirtieron en un objetivo a batir para la aviación y la artillería británica. Era un arma de reciente disposición en el Ejército Argentino y tuvo un valor altísimo para el apoyo a las tropas de infantería de primera línea.

A mediados de mayo llegaron a las Malvinas los dos primeros cañones calibre 155 mm, provenían del Grupo de Artillería 101 y fueron destinados a reforzar al Grupo de Artillería 3. Fueron ubicados al sur Puerto Argentino, a 150 metros uno de otro, orientados hacia el mar para hostigar buques ingleses y obligarlos a alejarse de la costa, buscando restarle alcance a la

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La misma noche del ataque, la posición de los 155 mm tendría su último herido: el soldado Walter Fe-

Se van a hacer mierda!!!.Es imposible hacerlos regresar. Rápidamente

continúan internándose en la zona afectada. Pasan dos horas, uno de los teléfonos suena en el puesto comando y del otro extremo de la línea se oye la voz del cabo Luna que dice: “¿Me escuchan bien? Estoy en la posición de los cañones”. “Boludo. Felicitacio-nes. Vuelvan por el camino. Los esperamos con algo caliente”, fue la respuesta.

De inmediato, el teniente primero Daffunchio y sus muchachos continuaron haciendo escupir a los 155 mm. Todo gracias a la desobediencia del cabo Luna y del dragoneante González”.

Esta es una de las pocas fotografías que se dispone de los artilleros del GA 101 en Malvinas. Aquí aparecen el solda-do Sergio Brangeri (agachado con el proyectil), el soldado Adrián Tempio (más atrás, también en cuclillas), el soldado Sergio Fanin (al medio, parado) y el jefe de pieza cabo Juan Manuel Figueroa (agachándose). Al fondo puede verse parte

de la solidaria retroexcavadora del cabo Gómez.

TESTIMONIO DE UN ARTILLERO

El diario “Actualidad” de la ciudad de General Villegas publicó un testimonio de Alberto Marano, ex combatiente y

soldado del Grupo de Artillería 101 que cruzó a Malvinas con la batería “C” de la unidad militar con asiento en Junín.

Soy Oscar Alberto Marano, mi esposa se llama Alejandra y tenemos 3 hijas: Yamila (26), Marina (16) y Malvina (14).

Soy ex combatiente de Malvinas del grupo de artillería 101 de Junín, Bs. As., actualmente grupo de artillería 10.

Oriundo de la localidad de Banderaló, aunque actualmente resido Villa Sauce. Me desempeño como portero en la Escuela Martín Fierro N° 35

Llegamos junto con las dos piezas de artillería (cañones Sofma 155 mm.) a suelo malvinense a me-diados de mayo. El día que recuperamos las islas yo me enteré por Pequeña Carelli, una maestra.

Cuando llegamos a Malvinas nos instalamos cerca de Puerto Argentino, sobre Monte Hill. Mi tarea era recibir y pasar información al jefe de nuestra pie-za, Omar Liborio, además de desempeñarme como ayudante en la carga de proyectiles a nuestro cañón Sofma 155mm, de 20 kilómetros de alcance.

Sabíamos que nuestros blancos eran los bar-cos ingleses, o al menos esa era la información que recibía el radar.

Estoy orgulloso de haber defendido mi patria y recuerdo a cada uno de mis compañeros de comba-te: Gustavo Pérez, Segundo Garnica, Omar Liborio, Manuel Figueroa, suboficiales encargados de pieza.

A los soldados clase 62 VGM: Ricardo López, Adrián Polo, Gabriel Cepeda, Alberto Hidalgo, Roberto Sandoval, Miguel Benítez, Walter Gómez, Sergio Bran-geri, Raúl Wuldrich, Miguel Potes, Carlos Aguilera,

rrer, quien se desempeñaba como sirviente de pieza junto al cabo Figueroa. La herida fue provocada por una esquirla en su brazo izquierdo como consecuencia del fuego de artillería enemiga.

No sólo el cañón y su personal fueron alcanza-dos en este ataque, los cables telefónicos que asegu-raban la transmisión de los datos de tiro para las piezas estaban totalmente cortados. En este sentido y durante todo el combate, hubo permanentemente personal del GA 3 que silenciosamente salía de sus refugios y se

exponía para restablecer las comunicaciones cada vez que estas eran cortadas por las explosiones.

Al respecto, el libro “La artillería argentina en Malvinas” toma el siguiente relato: “11 de junio de 1982. Había finalizado uno de los tantos bombardeos diarios a Puerto Argentino. Esta vez el blanco fue la posición del GA 3. El enemigo utilizó bombas tipo Belu-ga. Afortunadamente, dos de las bombas destinadas a nuestra posición cayeron 800 metros desplazadas hacia el Oeste. No obstante, sembraron con grana-das de fragmentación la zona comprendida entre la posición principal del GA 3 y el emplazamiento de los cañones de 155 mm (a cuatro kilómetros)”.

Obviamente el bombardeo afectó todas las comunicaciones alámbricas impidiendo que el centro de dirección de fuego pudiera hacer llegar las voces de mando con los datos de tiro a las piezas pesadas. Como medio de alternativa se disponía de equipos radioeléctricos, pero el enemigo los interfería elec-trónicamente.

Nuestras tropas requerían fuego a casi una dis-tancia de 20 kilómetros y el único medio idóneo estaba impedido de hacerlo por carecer transitoriamente de comunicaciones. En el puesto de comando del Jefe del GA 3 el nerviosismo era evidente. Se reciben pedidos de fuego que no pueden ser satisfechos. De pronto el sargento primero Rubio y el soldado Mango exclaman: “El cabo Luna y el dragoneante González se dirigen hacia Sapper Hill, están reparando las líneas telefónicas en plena zona infectadas por “belugitas”.

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Sergio Fanín (de Coronel Charlone), Edgardo Saralegui, Rafael Veloso, Walter Ferrer, Aníbal Hernández, Julio Báez, Juan Lucero, Aldo López y Carlos Tempio.

Características del Cañón L33 CITEFA Modelo 77 de 155mm

� Fabricante: Fabricaciones Militares Cartucho: 155mm� Alcance máximo: 20 km� Longitud del tubo: 9,40 mts� Longitud Total de la pieza: 10,12 mts� Altura total de la pieza: 2,20 mts� Despeje del suelo: 0,28 mts� Ancho Total: 2,67 mts� Ancho total en batería: 6,70 mts� Peso del proyectil: 43kg� Alcance Efectivo: 20.000 m (con munición normal) 24.000 m (con munición

especial)� Peso del Material en orden de marcha: 8.200 kg� Peso de la masa oscilante: 4.400 kg� Campo de tiro vertical:-5° a + 67°� Campo de tiro Horizontal: 70° (+35°)

CITAS DE FUENTES BRITÁNICAS:

“Las tropas británicas enfrentaron a una dura artillería de 155 mm, que dejó heridos y muertos, pertenecientes a las unidades de asalto”.

Laurence Charles, corresponsal de guerra del The Daily Telegraph.

“Los cañones argentinos que estaban situados alrededor de Stanley, seguían causando estragos entre las posiciones británicas. Son unos ca-ñones endemoniadamente malos y desagradables. Te escupen un proyectil y baten toda la zona”.

The Sunday Time Insight Team, Una cara de la moneda, La Guerra de Mal-vinas, Editorial Hispamérica, Buenos Aires, 1983, Pág. 377.

“Los proyectiles de los cañones calibre 155 mm se distinguían de los proyectiles de los obuses calibre 105 mm y de los morteros de 120 mm por su fuerte tronar. Cuanto antes tuviera lugar la siguiente fase era mejor, pues menos tiempo debieran mis hombres permanecer bajo el fuego de la artillería argentina”.

Thompson Julian, “No Picnic”.

Programas Radiales Sobre la Temática Malvinas• Nombre del Programa: DESTINO… MALVINAS

Emite los días: jueves de 20:00 hs. a 22:00 hs. Emisora: FM DEL ESTE 99.3Mhz. /FM DE LAS AMERI-CAS 89.5 MHz.

RADIO PATAGONIA DE REALICO 107.1 MHz. FM 2 DE ABRIL 96.7 MHz. DE MONTE CASEROS (CO-

RRIENTES)/ FM COMUNITARIA NAMUNTU 90.3 MHz. ZAPALA / FRECUENCIA 9 91.9Mhz. GARRE/ LAFORTU-NA RADIO 102.5 MHz. Emisión por internet: LOS ANGELES RADIO, AN24.RDA 365, RADIO LOS TEMPRANEROS Y CUYEN RADIO (LA PAMPA) Conduce: VGM CLAUDIO DOMINGUEZ Teléfonos: 4216-5991 /7596 Celular: 011 1557096544 Email: [email protected] Señal en vivo: FM DEL ESTE 99.3Mhz.//Berazategui, Buenos Aires, Argentina Para bajar nuestro programa: www.malvinasenlara-dio.com

• Nombre del Programa: MALVINAS TIERRA QUERIDA Emite los días: Lunes de 14:00 hs a 16:00 hs. Emisora: FM 89.5 MHz. Conduce: VGM CARLOS MONTIEL Y LA PROFESORA LUCIA CACHAZO Teléfonos: 0237 4843161 Celular: 01136666666 con whatsapp Email: [email protected] / Señal en vivo: www.radiomunicipal.com.ar

• Nombre del Programa: MALVINAS LA GESTA Emite los días: Miércoles de 17:00 hs. A 18:30 hs. Emisora: RADIO AM 610 Conducen: ERNESTO FERNANDEZ MAGUER; GUSTA-VO VARELA CARLO MAGNO; LUIS NICOLÁS POLO;

JUAN ANTONIO POLO Teléfonos: 4755-9061/9062 Email: [email protected] / Señal en vivo: www.radioam610.com.ar Facebook: comisionpermanentedehomenajealagesta-delatlanticosur (comisión permanente de homenaje a la gesta del atlántico sur)

• Nombre del Programa: MISION MALVINAS Emite los días: Jueves de 20:00 hs a 22:00 hs. (repeti-ción días Domingo 14:00 hs.) Emisora: RADIO FM 93.5 UNIVERSIDAD, CALLE SABA-TINI nº 55 CP: (9420) Rio Grande Conducen: CARLOS PEREIRA Y JUAN CARLOS LARA, VGM ANIBAL EDGARDO ES POSITO

PRODUCTORA PROFESORA MARISA FONTANA Teléfonos: 02964-432528 INT. 158 Celular:

02964544394 / Email: misionmalvi [email protected] Señal en vivo: www.radiouniversidad.com.ar / Face-book: Misión Malvinas (Pro grama radio)

• Nombre del Programa: CON LA MIRADA EN MALVI-NAS Emite los días: sábados de 10:00hs. A 12:00hs / Emi-sora: LX23 Radio La Costa Conducen: Carlos Sánchez, Emilio Alsina y Rodolfo Costamagna Teléfonos: 011 42519163 Celular: 011 1549466395 /

Email: [email protected] Señal en vivo: www.lx23radiolacosta.com.ar

• Nombre del Programa: MALVINAS, CORAZON DE MI PATRIA Emite los días: Lunes de 20:00 hs. A 21:00hs

Emisora: RADIO TRADICION AM 1580 SAN MARTIN PROV. BS AS. Conducen: MANUEL VILLEGAS Y ESTEBAN JUAN TRIES Teléfonos: 47548784/47132517 Celular: 1557193187 Email:[email protected] Señal en vivo: http://www.amtradicion.com.ar

• Nombre del Programa: MALVINAS, SU HISTORIA Emite los días: Jueves de 20:00 hs. A 22:00hs. / Emi-sora: FM soldados FM 87.5 Conducen: Esteban Juan Tries; José Ramón Negretti Email: [email protected] / Señal en vivo: http://www.ejercito.mil. ar

repite los días domingos de 21:00 hs a 22:30 hs por la AM 990 Formosa Web: www.malvinassuhistoria.com.ar

• Nombre del Programa: ASI PELEAMOS EN LAS MALVI-NAS

Emite los días: Miércoles 18:00hs a 19:00hs Martes 15:00 hs. viernes 23:00 hs

Emisora: RADIO DE LAS AMÉRICAS FM 89.5 BAHÍA BLANCA, BUENOS AIRES

Conduce: LUIS ALEGRINI BRIGNOLI Teléfonos: 0291-4548110 (Radio) 0291-4501479 /

Email: fmdelasamericas@ yahoo.com.ar Señal en vivo: http://www.fmdelasamericas.com.ar /

www.vopus.com.ar www.teescuchotango.com.ar• Nombre del Programa: Historia del Conflicto del At-

lántico Sur Emite los días: sábado de 12:00 a 14:00 Emisora: FM Patagonia 90.7 FM, Ezeiza, Bs. As. Conducen: Gerardo Furne y Profesor Miguel Menén-

dez

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Página 10 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 ARMADA

A la guerra en “camión”1ª Escuadrilla de Sostén Logístico Móvil en Malvinas

Texto de Lorenzo Borri en “Defensa y Seguridad”

El primer antecedente de un vuelo de transporte en la Aviación Naval sucedió el 19 de diciembre de 1919 cuando el entonces TN Marcos Zar trasladó al jefe del Servicio Aeronáutico de la Armada desde Puerto Belgrano hasta San Fernando.

standard L-188PF, es entregado a la 1° Escuadrilla de Sostén Logístico Móvil al mando del CC Manuel Freites en 1974.

A partir de 1975 los Electra entraron en plena actividad: vuelos de apoyo logístico durante los des-pliegues operativos de las escuadrillas de ataque y exploración, transporte de efectivos y vuelos glacioló-gicos. La escuadrilla también tenía asignada la tarea de cumplir servicios regulares entre las bases aero-navales, el cual tenía gran incidencia en el desarrollo de las distintas unidades de la Armada en la zona Sur.

El 5-T-1 aterrizando en Puerto Argentino el 2 de abril de 1982

Guerra de Malvinas

En 1982 asume el comando de la 1° Escuadrilla de Sostén Logístico Móvil el CC Luis Conrado Lúpori. La unidad disponía por entonces de los tres Electra en condiciones operativas.

El primer vuelo de la unidad relacionado al desembarco del 2 de abril tuvo lugar el 14 de marzo cuando en un vuelo especial trasladó de Ezeiza a Ushuaia al Grupo “ALFA”, 14 comandos anfibios al mando del TN Astiz que debía ser trasladado a Puerto Leigth en las islas Georgias para establecer una base militar permanente.

A partir del 27 de marzo incrementaron significa-tivamente sus vuelos de traslado de tropas y equipos desde Comandante Espora hacia las bases de la zona austral en preparación del que sería la “Operación Rosario”.

En la madrugada del lunes 29 de marzo de 1982 es aprontada una tripulación de urgencia, buscando a cada tripulante a sus respectivos domicilios para realizar un supuesto vuelo de traslado de carga desde Us-huaia a Buenos Aires que, a retirada del viernes 26 de marzo, no estaba programado por el Departamento Operaciones.

ESTA TRIpUlACIóN ESTABA INTEgRADA poR El SIgUIENTE pERSoNAl:

6 CC Luis Lúpori – Comandante de la Escuadrilla y Comandante del Avión.

6 CN Jorge Vildoza – Coman-dante de la Fuerza Aeronaval N° 3 – Copiloto.

6 SSAE Salvador Tapia – Inge-niero de Vuelo.

6 SSAE Orlando Barletta – Ayu-dante de Ingeniero de Vuelo.

6 SSAE Jorge Di Iorio – Ayudante de Ingeniero de Vuelo.

6 CIAE Juan Carlos Molina – Tercer Mecánico de Vuelo.

6 CIAE Cesar Anta – Tercer Mecánico de Vuelo. 6 CSAE Adolfo Luraghi – Tercer Mecánico de Vuelo. 6 CSCM Juan Almirón – Comisario de Abordo.

Avión 5-T-2 en el aeropuerto de Puerto ArgentinoSe destacan en el avión 5-T-1 “Antártida Ar-

gentina” configurado como carguero hacia la Base Aeronaval Río Grande.

Esta tripulación, sin saberlo, comenzaba a par-ticipar de la Operación Rosario.

Aterrizados ese mismo día en Río Grande don-de se les informa de la situación y se ordena que la tripulación descanse, para comenzar bien temprano el día siguiente.

El 30 de marzo realiza un vuelo de patrulla mar adentro a máxima autonomía, para plotear en un mapa todos los buques identificados visualmente, que se encontraban navegando o pescando adyacentes a las Islas Malvinas, con la ayuda precaria del Radar Meteorológico Primus 90, con una cierta capacidad para búsqueda de superficie, sin poseer equipo de contramedidas electrónicas (CME) y contando con un buen equipo de navegación VLF Omega que le asegura la derrota, inicia con la misión encomendada.

Otra misión encomendada era observar al Pa-

Desde entonces y con distintas denominaciones se realizaron vuelos trasladando personal y medios en apoyo de operaciones navales o fo-mento de la actividad aeronáutica en la Patagonia y en la Antártida Argentina.

No contaba con aeronaves dise-ñadas como aviones de transporte mi-litar; durante los años 20 esas tareas las desempeñaron aviones de patrulla o bombarderos. En la década del 30 se incorporan los primeros aviones de pasajeros/transporte, aunque aún no se agrupaban en una escuadrilla de transporte.

En 1937 se incorporan 3 aviones Curtiss CT-32 “Cóndor”, bimotores de transporte, los cuales dieron una gran impulso al Sostén Logístico Móvil Aeronaval por sus capacidades y po-sibilidades de empleo. Estos aviones a partir de 1939 iniciaron los primeros vuelos de Sostén Logístico Móvil Aero-naval en forma experimental con rutas semi permanentes. Complementados en ocasiones por bombarderos Glenn Martin 139W en 1943 dan comienzo a las Líneas Aeronavales con cabecera en Buenos Aires y destino final Ushuaia.

TN Jorge Bohn en su puesto de Piloto (foto: Álbum fotográfi-co EA51, Museo de la Aviación Naval Argentina).A partir de 1947 la Aviación Naval incorpora sus

primeros cuatrimotores de transporte, los Douglas C-54, con los cuales operando inicialmente desde Morón (Buenos Aires) incrementa sustancialmente su capacidad de transporte. Inclusive para el 13 de diciembre con uno de ellos se efectuó el primer sobre-vuelo del Círculo Polar Antártico. Por varias décadas, los Douglas C-54 inicialmente de la 1° Escuadrilla de Transporte y a partir de 1965 con la 1° Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil cubrieron cabal-mente todos los requerimientos de transporte pesado de la Armada. A comienzos de la década del setenta, solamente restaban en línea de vuelo dos Douglas C-54, los cuales requerían un urgente reemplazo.

Luego de analizar distintas alternativas, se tomó la decisión de adquirir tres Lockheed L-188 Electra pertenecientes a la compañía McCulloch Airlines, al tiempo que se firmó un contrato con la Lockheed Air-craft Services Company para la conversión de estos al modelo combi (carga/pasajeros) L-188PF. Esto requería una importante modificación estructural, la instalación de un portalón de carga retráctil de 3,60 x 2,07 metros por detrás de las alas además del refuer-zo del piso de la cabina de pasajeros, con lo cual el Electra quedaba transformado en un carguero.

El Electra 5-T-1 el primero en ser convertido al

Avión 5-T-2 en la Base Aeronaval Río Grande - En la Aviación Naval a los integrantes de las Escua-drillas de Transporte se los conocía afectuosamente como los “Camioneros” por las tareas de toda

índole que desempeñaban y la diversidad de elementos que transportaban.

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Página 11 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020ARMADA

trullero Polar de la Marina Real HMS Endurance.Este buque fácilmente identificable por tener el

casco de color rojo brillante, como es común para los buques polares para mejorar la visibilidad, había atra-cado en Puerto Stanley el mismo 30 de marzo, luego de regresar de las islas Georgias del Sur, destacado para llevar a los Royal Marines para el desalojo del personal argentino y regresar a Stanley.

“Era de vital importancia confirmar que el En-durance con su dotación de Royal Marines a bordo no se encontraba en las islas para dar comienzo al ope-rativo.” (Relato del SMAE VGM (R) Salvador Tapia).

Luego de 6 horas de vuelo se aterriza en Río Grande, para pasar el informe a las altas autoridades de la Armada Argentina.

HMS EnduranceEl día 31 de marzo nuevamente se realiza otro

vuelo de 5.6 horas con la misma misión.De regreso de mar adentro hacia Río Grande,

sobrevuela a la Flota de Mar que el 28 de marzo ha-bía zarpado de Puerto Belgrano con rumbo al sur y que a las 12:57 horas cortó las comunicaciones con el continente y puso rumbo hacia las islas Malvinas.

El día 1° de abril se realizan dos vuelos, uno de 4.7 horas y el otro de 3.1 horas con la misma misión y con la Flota de Mar Argentina en plena navegación hacia las Islas Malvinas.

Ese mismo día despega de Ezeiza hacia Río Grande, con escala en la Base Aeronaval Coman-dante Espora, el avión 5-T-3 “Río Grande” en versión sanitaria, con el kit de 30 camillas instalado por el personal civil del Arsenal Aeronaval N°3, que en un hecho sin precedentes trabajaron durante todo el día 31 de marzo y toda la madrugada del 1° para dejarlo listo antes de que llegara la tripulación designada.

Arribados a Espora, el comandante del avión recibe de las autoridades del Comando de la Aviación Naval (COAN) las directivas del Operativo Rosario y despega hacia Río Grande trasladando personal y repuestos de la Escuadrilla Aeronaval de Exploración.

ESTA TRIpUlACIóN ESTABA INTEgRADA poR El SIgUIENTE pERSoNAl:

6 TN Alberto Capelli – Comandante del Avión.6 TN Alejandro Cagliolo – Copiloto6 TC Ricardo Pérez – Observador6 SSAE Juan Gribaudo – Ingeniero de Vuelo.6 SSAE Eberto Pereyra – Ayudante de Ingeniero

de Vuelo.6 SSAE Ricardo Pereyra – Tripulante General.6 CPAE Rodolfo Ferruz – Ayudante de Ingeniero

de Vuelo.6 CIAE Severo Alfonso – Comisario de Abordo.6 CIAE Abel Gallicci – Tercer Mecánico de Vuelo.6 CIAE Enrique Rossi – Tercer Mecánico de Vuelo.

El 2 de abril el Electra 5-T-1 al mando de los TN Cagliolo y Capelli realizó el primer cruce desde Río Grande con aterrizaje en Puerto Argentino, transpor-tando 86 efectivos.

Dentro del dispositivo operativo adoptado por la Armada luego de la recuperación de las islas la escua-drilla pasa a integrar el Grupo de Tareas 80.4 al mando del Capitán de Navío Jorge Vildoza, conformando la Unidad de Tareas 80.4.1 de Sostén Logístico Móvil con tareas asignadas de carga general y de personal, vuelos de exploración, búsqueda y rescate.

Tripulaciones

oFICIAlES:

� CC Luis Conrado Lúpori, comandante de la es-cuadrilla – Comandante de avión

� CC Guillermo Lucas, segundo comandante – Co-mandante de avión

� TN Alejandro Cagliolo, jefe de personal – Piloto� TN Alejandro Capelli, jefe de operaciones – Co-

mandante de avión� TN Daniel Bullo, jefe de logística – Comandante

de avión� TN Jorge Bohm, ayudante jefe de operaciones –

Comandante de avión� TF Ricardo Pérez, ayudante jefe de logística –

Observador

oFICIAlES qUE pRESTABAN SERvICIoS EN oTRoS DESTINoS CoNvoCADoS Como ADSCRIpToS

� CF Héctor Campoamor, jefe de logística del COAN – Copiloto

� CC Marcelo Bóveda, cursante de la ESGN – Co-mandante de avión

� CC Raúl Favreaud, jefe del curso Aviación, ESMA –Piloto

El 5-T-1 en la cabecera de pista del aeropuerto de Puerto Argentino el 2 de abril de 1982.

SUBoFICIAlES

� SPAE Gerardo Chauqui, encargado de personal – 3° mecánico de vuelo

� SPAE Luis Denicolay, inspector de mantenimiento – 3° mecánico de vuelo

� SIAE Juan Acosta, encargado team estructura – Ayte. Ing. De vuelo

� SIAE Ricardo Canale, encargado dpto. operacio-nes – Ingeniero de vuelo

� SIAE Pedro Chocobar, encargado team hidráulica – Ayte. Ing. De vuelo

� SSAE Juan Tejada, team hidráulica – 3° mecánico de vuelo

� SSAE Edgardo Franco, dpto. operaciones – Tri-pulante de cabina

� SSAE Jorge Meza, camarero – Comisario de abordo

� SSAE Lino Lezcano, team hidráulica -Tripulante de cabina

� SSAE Eduardo Gabaldón, cargo herramientas – 3° mecánico de vuelo

� SSAE Carlos Bacci, dpto. operaciones – Ingeniero de vuelo

� SSAE Juan Gribaudo, encargado team motores – Ingeniero de vuelo

� SSAE Manuel Varela, team motores – Ayte. Ing. De vuelo

� SSAE Ricardo Pereyra, encargado team aviónica – Tripulante de cabina

� SSAE Francisco Rodríguez, team motores – In-geniero de vuelo

� SSAE Salvador Tapia, encargado de línea de vuelo – Ingeniero de vuelo

� SSAE César Davrieux, línea de vuelo – Ingeniero de vuelo

� SSAE Casimiro Herrera, team estructuras – 3°

mecánico de vuelo� SSAE Juan Correa, team motores – 3° mecánico

de vuelo� SSAE Rogelio Rodríguez, team motores – 3°

mecánico de vuelo� SSAE Eberto Pereyra, team electricidad – Ayte.

Ing. De vuelo� SSAE Mario Savid, team estructuras – Ingeniero

de vuelo� SSAE Julio López, team electricidad – Ingeniero

de vuelo� SSAE Orlando Barletta, team electricidad – Ayte.

Ing. De vuelo� SSAE José Aguilar, team aviónica – Observador

El 5-T-1 virando para aterrizar en el aeropuerto de Puerto Argentino a las 09:45 hs. del 2 de abril de 1982.

� SSAE Oscar Eguias, team electricidad – Obser-vador

� SSAE Hugo Breden, team estructuras – Tripulante de cabina

� SSAE Jorge Di Iorio, team motores – Ayte. Ing. De vuelo

� SSAE Augusto Maidana, team motores – 3° me-cánico de vuelo

� SSAE Juan Nicolás Romero, team electricidad – 3° mecánico de vuelo

� SSAE Daniel Sosa, team electricidad – 3° mecá-nico de vuelo

� CPSV Ramón Martínez, camarero – Comisario de abordo

� CPAE Luis Rodríguez, team motores – 3° mecá-nico de vuelo

� CPAE José Dotto, team motores – 3° mecánico de vuelo

� CPAE Rodolfo Ferruz, team motores – Ayte. Ing. De vuelo

� CISV Rubén Alfonso, camarero – Comisario de abordo

� CIAE Daniel Ares, team motores – 3° mecánico de vuelo

� CIAE Abel Gallici, team pista – 3° mecánico de vuelo

� CIAE Horacio Herrera, team estructura – 3° me-cánico de vuelo

� CIAE Juan Carlos Molina, team hidráulica – Tri-pulante de cabina

� CIAE César Anta, team estructuras – 3° mecánico de vuelo

� CIAE Jorge Messina, team hidráulica – 3° mecá-nico de vuelo

� CIAE Ramón Almada, team hidráulica – 3° me-cánico de vuelo

� CIAE Juan Giambelucca, team electricidad – 3° mecánico de vuelo

� CIAE Alfredo Migliaccio, team motores – 3° me-cánico de vuelo

� CIAE Enrique Rossi, team electricidad – 3° me-cánico de vuelo

� CSAE Víctor Diez Gómez, team hidráulica – Tri-pulante de cabina

� CSAE Adolfo Luraghi, team hidráulica – Tripulante de cabina

� CSAE Omar Monforte, team hidráulica – Tripu-lante de cabina

� CSSV Juan Almirón, camarero – Comisario de abordo

� CSAE Juan Copertino, team estructuras – Tripu-

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Página 12 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 ARMADA

lante de cabina� CSSV Luis Rivera, camarero –

Comisario de abordo� CSAE Miguel Ticle, team pista –

Tripulante de cabina� CSAE Humberto Falcone, team

pista – Tripulante de cabina� CC62 Raúl Weigel, team pista –

Observador� CC62 Ricardo Leuzzi, team pista

– Observador� CC62 Gustavo Belizo, team pista

– Observador

SUBoFICIAlES pRESTANDo SERvICIoS EN oTRoS DESTINoS CoNvoCADoS Como ADSCRIpToS

� SIAE Dionisio Arias, curso de as-censo SI a SP, ESAN – Ingeniero de vuelo

� SSAE Roque Ibáñez, Primera Escuadrilla Aeronaval de Ataque – Observador

� SSAE Hugo Agnes, Base Aero-naval Rio Grande – Observador

� CPAE Salvador Massari, Escuela de Mecánica de la Armada – 3° mecánico de vuelo

� CPAE Hugo Segovia, Arsenal Aeronaval N° 1 – Observador

� CIEN, Alberto Vega, Base Aeronaval Ezeiza – Observador/enfermero en traslados sanitarios.

Cuando comenzó la guerra la escuadrilla se trasladó a pleno, con sus tres aviones L-188 “Electra” y todo el personal, quedando solo los furrieles y al-gunos cabos aeronáuticos para guardia de hangar e instalaciones en Ezeiza, estos cabos se rotaban cada semana, volviendo a incorporarse a sus compañeros en Tierra del Fuego, lo que permitió mantener el es-píritu de cuerpo y sentido de pertenencia a la unidad.

Los traslados de estos Cabos se hacían en los aviones propios dado que aun estando en guerra, nunca se suspendieron las Líneas Aeronavales, en este caso la “Línea Alfa” que iba a de Ezeiza a Espo-ra los lunes y viernes, lo que implicaba el traslado la noche anterior del avión destacado desde Rio Grande a Ezeiza para colocar los asientos, volar en la mañana la línea Ezeiza – Cte. Espora – Ezeiza y al finalizar la misma volver a quitar los asientos y volar de nuevo a Río Grande.

Vuelos de transporte

Un L-188 descargando vituallas con los toboganes construi-dos por el ARV3 en el Aeropuerto de Puerto Argentino.

Una vez recuperadas las islas y al dar la Fuerza Aérea Argentina prioridad de transporte a los ele-mentos propios y del Ejército Argentino, la Aviación naval con sus escuadrillas de sostén logístico móvil asumió la tarea de proveer el apoyo de transporte de los elementos de la Armada hacia y desde las islas.

A partir del bloqueo los enormes Electra adop-taron un nuevo perfil de vuelo a gran altura hasta una posición prefijada al oeste de Gran Malvina y desde allí comenzando a volar sobre el mar entre los 15 y 30 metros de altura, en vuelo nocturno, con el apoyo de un Beechcraft B-200 retransmisor de comunicacio-

nes. La orden de continuar hacia Puerto Argentino o regresar a Río Grande se daba con palabras clave en los diálogos que mantenían los operadores de Puerto Argentino y la torre de control de Río Grande.

Las condiciones meteorológicas obligaban a volar por instrumentos, entre lloviznas, bruma o niebla baja, sin radio ayudas y con solo el radio altímetro como guía.

La aproximación a la pista se hacía desde el mar, aterrizando en la cabecera este.

En caso de ser atacados y sufrir daños las tripu-laciones carecían de toda posibilidad de abandonar el avión y sobrevivir, se intentó usar traje anti-exposición y chaleco de supervivencia en los vuelos, descartán-dolos porque impedían los movimientos en cabina, volando entonces solo con overol y campera de vuelo.

El día 2 abril tras recuperar las Islas Malvinas, en Río Grande, se intercambian las tripulaciones, ante el aviso de trasladar de inmediato a los heridos en combate, CCIM Pedro Giachino, ya fallecido y los heridos el TF Diego García Quiroga y el CSEN Ernesto Urbina que serían trasladados de las Islas Malvinas a Río Grande por el avión Fokker F28 de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logístico Móvil.

De modo que el avión 5-T-1 “Antártida Argentina” configurado como carguero con personal del BIM N°5 con el TN Alberto Capelli, como Comandante del avión y la misma tripulación, decola para trasladarse a las Islas Malvinas, aterrizando aproximadamente a las 12:59 horas, convirtiéndose en el primer avión L188 Electra en posarse en el archipiélago.

Fueron recibidos por el CF Alberto Olcese, ex comandante de la Escuadrilla y por el SIAE Dionisio Arias, ingeniero de vuelo del L-188, ambos habían participado del desembarco y recuperación de la isla, constituyeron luego la Estación Aeronaval Malvinas.

Debido a la gran cantidad de aviones de la Fuerza Aérea Argentina que habían arribados con anterioridad y se encontraban estacionados en la plataforma de Aeropuerto Militar de Malvinas, una vez aterrizado el avión 5-T-1 “Antártida Argentina” la torre le indica que continúe a la cabecera opuesta y realice el desembarco de la Tropa y realizar la descarga.

Como se debía dar prioridad al Fokker F-28 de la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Sostén Logísti-co Móvil, para el traslado del CC Giachino y los dos heridos a la Base Aeronaval Río Grande, se debió hacer una serie de maniobras de todos los aviones estacionados en la plataforma y despejar la cabecera ocupada por el L-188 Electra. El F-28 pudo despe-gar, quedando el 5-T-1 encerrado por el resto de los aviones a la espera de que se despeje la plataforma, decolando muchas horas después, alrededor de las 17 horas.

Mientras tanto el avión 5-T-3 “Río Grande” con-

figurado como versión sanitario, con el CC Luis Lúpori, como Comandante del Avión, el CC Guillermo Lucas como copiloto y la misma tripulación, una vez arribado el Fokker F-28 5-T-20 a Río Grande, previa rendición de honores, decola trasladando al CC Giachino y los dos heridos a la Base Aeronaval Comandante Espora, luego se dirigió a la Base Aeronaval Ezeiza, para carga de repuestos de los tres L-188, pernoctando en la citada Base.

Arriba a Río Grande el avión 5-T-2 “USHUAIA” con el resto de las tripulaciones y todo el personal de Mantenimiento de la Escuadrilla.

El día 3 de abril el avión 5-T-3 “Río Grande” con el CC Luis Lúpori como comandante del avión y la mis-ma tripulación, decola de Ezeiza con destino a la Base Aeronaval Almirante Zar, para completar carga y dirigirse a Río Grande, arribado se baja la mis-ma y se embarca Tropa y pertrechos y decola hacia las Islas Malvinas.

A partir del arribo del tercer L-188 a Río Grande la Escuadrilla comienza el cruce aéreo desde el con-tinente a las Islas Malvinas, realizando 27 vuelos de cruce efectivo en el mes de abril, trasladando personal, armamento, pertrechos, tambores de combustibles y víveres.

Luego de establecido el bloqueo inglés, realizó un cruce efectivo y cuatro debieron ser abortados por amenaza enemiga. En todas las ocasiones los vuelos se realizaron en horas nocturnas.

Luego del 1° de mayo los vuelos se realizaban en total silencio radiotelefónico

Al contar con navegadores VLF/Omega se ob-tenía precisa situación del vuelo.

La falta de Medidas de Apoyo Electrónico (MAE) obligaba a que el vuelo se efectúe dentro la zona de exclusión en forma rasante 15 a 30 metros de radio altímetro y con un avión B-200 de apoyo de Comu-nicaciones.

De izq. a derecha, TN Bullo Daniel – CC Guillermo Lucas (fallecido) – era el 2° Cte. y CC Luis Lúpori Comandante de

la EscuadrillaEl 3 de mayo el 5-T-1 (CC Lúpori y TN Cagliolo)

intentan llegar a las islas, abortando el vuelo antes de llegar. El 4 de mayo el mismo avión y tripulación intentan un nuevo vuelo, también abortado.

El 11 de mayo el 5-T-1 (CC Bóveda y CC Lucas) inician un nuevo cruce debiendo abortarlo a mitad del vuelo.

Luego del desembarco de 21 de mayo en el estrecho de San Carlos los Electra no volvieron a las islas hasta el 29 de mayo.

El 26 de mayo en horas de la noche se intenta otro cruce a Puerto Argentino con el 5-T-3 (CC Lúpori y TN Cagliolo) con el apoyo del Beechcraft B-200 4-G-44 como retransmisor. Luego de una hora y media de vuelo y ya casi sobre Gran Malvina se le ordena regresar por la presencia de dos fragatas enemigas que bombardeaban en cercanías del aeropuerto.

El 29 de mayo en horas de la tarde despegó de Río Grande el 5-T-2 con el 4-G-44 como avión de

El Aeropuerto de Puerto Argentino instantes antes del primer aterrizaje del 5-T-1 el 2 de abril de 1982.

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Página 13 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020ARMADA

apoyo. Aterrizó en Puerto Argentino a las 18 horas descargando 7 toneladas de suministros en 20 minu-tos bajo fuego enemigo, despegando de nuevo a las 18:20 horas. Este fue el último vuelo de Electra que pudo aterrizar en Puerto Argentino.

ESTA TRIpUlACIóN ESTABA INTEgRADA poR El SIgUIENTE pERSoNAl:

6 CC Luis Lúpori – Comandante de la Escuadrilla y Comandante del Avión.

6 TN Alejandro Cagliolo – Copiloto6 SIAE Pedro Chocobar – Ayudante de Ingeniero

de Vuelo.6 SSAE Francisco Rodríguez – Ingeniero de Vuelo.6 CPAE Rodolfo Ferruz – Ayudante de Ingeniero

de Vuelo.6 CSCM Juan Almirón – Comisario de Abordo.

La operación de carga y descarga en la Estación Aeronaval Malvinas exigía rapidez para minimizar la permanencia de los aviones en tierra y así disminuir la probabilidad de recibir un ataque aéreo o de superficie. Para facilitar las maniobras de descarga se utilizaba un tobogán construido en el Arsenal Aeronaval N°3 (ARV3). La maniobra se realizaba con los motores en marcha, evitando así la posibilidad de una falla en la puesta en marcha, pero aumentando el riesgo por la proximidad de las hélices.

La decisión de retirar los Electra de los vuelos logísticos a las islas se dio por varios motivos. Al no poder parar los motores las hélices giraban muy cerca de la puerta de carga y al ser un avión de grandes dimensiones y gran peso podía ser detectado con facilidad por los radares del enemigo.

Vuelos de exploración

Buque polar ARA “Bahía Paraíso” durante la búsqueda de los náufragos del Crucero ARA “General Belgrano” fotogra-

fiado desde el 5-T-1 durante la búsqueda de náufragosEl Lockheed L-188 “Electra” posee un radar

meteorológico con limitada capacidad para búsqueda de superficie, no poseía equipos de contramedidas electrónicas (ECM), si bien contaba con un navega-dor VLF-Omega. Esto sumado a sus performances convertía a los Electra en presa fácil de las naves de superficie inglesas.

Solamente llegó a equiparse al 5-T-1 con un equipo de ECM tarea efectuada por el Arsenal Aero-naval N°3. Esta unidad también diseñó y construyó un kit para adaptar el Electra al rol de evacuación sanitaria, además de un tobogán especial que permitía una rápida descarga.

Ante las dificultades que presentaban los dos aviones exploradores Neptune, los Electra asumieron las tareas de exploración a larga distancia entre el 4 y el 13 de mayo mientras que los S-2 Tracker operaban en distancias medias.

El vuelo de mayor duración de este tipo tuvo lugar el 7 de mayo cuando se le asignó al 5-T-1 la búsqueda del destructor HMS Exeter que se dirigía hacia las Islas Malvinas desde el Océano Pacífico.

Despegó de Río Grande a las 13:50 hs al man-do del CC Marcelo Bóveda y TN Alejandro Cagliolo. Luego de ascender hasta los 3.100 metros puso rum-bo hacia el sudoeste de la Isla de los Estados. A las 14:55 hs su radar meteorológico detectó a 23 millas 5

barcos que navegaban en formación de “V” con rumbo 270°, sin poder acercarse para obtener confirmación visual por la posible presencia de armas antiaéreas Bóveda los identificó como posibles destructores, -vuelos posteriores de otras aeronaves identificaron luego a las naves como pesqueros de altura -, el 5-T-1 aterrizó en Ushuaia a las 18:30 hs luego de 5 horas y 20 minutos de vuelo.

El 10 de mayo se realizó un nuevo vuelo de exploración de 4 horas de duración, partiendo desde Ushuaia, durante el cual avistaron un buque mercante.

El 11 de mayo el 5-T-3 cumplió el último vuelo de exploración al este y sudeste de la Isla de los Es-tados operando desde Ushuaia, CF Campoamor y TN Favreaud piloto y copiloto respectivamente.

Vuelos de búsqueda y rescate

Entre el 3 y el 9 de mayo intervinieron en la búsqueda de los náufragos del crucero ARA “General Belgrano” y posterior transporte de estos hacia la Base Aeronaval Comandante Espora (Bahía Blanca).

El 3 de mayo el Neptune 2-P-111 localizó las primeras balsas, siendo relevado por el 5-T-1 (CC Lú-pori-TN Cagliolo) y el Fokker F-28 5-T-21 (CF Malnati – CC Gómez). El 5-T-1 tomó contacto con las balsas a las 15:45 hs, interrumpiendo el contacto por falta de luz diurna a las 17:20 hs. Aterrizó en Rio Grande a las 19:05 hs.

Balsa del Crucero ARA “General Belgrano” en el Atlántico Sur. Fotografía tomada desde el 5-T-1 durante la búsqueda de

náufragos. El 4 de mayo despegó el mismo avión y tripu-

lación a las 07:20 hs con la misión de continuar la búsqueda de las balsas, localizando 15. Relevado por el 5-T-21 que operaba desde Ushuaia, aterrizó en Río Grande a las 13:30 hs volviendo a despegar a las 14:59 hs, aterrizando en Ushuaia a las 18:45 hs.

Electra carreteando en la Base Aeronaval Río Grande duran-te el puente aéreo a Malvinas.

Desde la primera hora del 5 de mayo se inició el puente aéreo entre Ushuaia – Río Grande – Coman-dante Espora con el 5-T-3 (TN Capelli y Bullo) junto a 2 Fokker F-28 navales, 1 Boeing 707 y dos F-28 de la Fuerza Aérea Argentina y aviones de Aerolíneas Argentinas trasladando a los náufragos hacia Puerto Belgrano.

Durante la mañana el 5-T-1 no pudo realizar vuelos en el área de búsqueda por mala meteorología reiniciándose la búsqueda en horas de la tarde.

El 6 de mayo este mismo avión y tripulación

reinició la búsqueda, la que finalizó con resultados negativos, continuando los días 7 y 8.

El 5-T-1 permaneció en Ushuaia afectado a la búsqueda mientras el 5-T-2 trasladaba a los náufragos rescatados.

El 9 de mayo el 5-T-1 realiza el último vuelo de búsqueda mientras que el 5-T-2 vuela desde Río Grande hasta Ushuaia y Comandante Espora trasla-dando náufragos.

Vuelos en el continente

Aunque poco conocidos, pero de gran importan-cia fueron los vuelos de traslado de los misiles AM-39 Exocet que por razones de seguridad se encontraban depositados en la Base Aeronaval Comandante Es-pora. Solamente cuando se ordenaba una misión de ataque con los Súper Etendard, los misiles dentro de contendores presurizados eran trasladados hacia la Base Aeronaval Río Grande. Algunos de estos vuelos fueron realizados por los Electra.

Conclusiones

La escuadrilla empleó 90 horas en vuelos de búsqueda anti-superficie, transportó 10.628 pasaje-ros y 10.145 toneladas de carga, realizó 28 horas de vuelos de búsqueda y rescate. Completó 405 vuelos con un total de 1.355 horas afectadas exclusivamente a la campaña por las Islas Malvinas volando aviones cuatrimotores de gran tamaño, escasa velocidad y nin-guna capacidad de autodefensa. El esfuerzo realizado quedó evidenciado por las 4.889,60 horas voladas durante el año, la cifra anual más alta lograda por la unidad en su historial.

Operó en forma ininterrumpida desde el 27 de Marzo en las siguientes misiones ordenadas:

6 Evaluación sistema / técnica / táctica.6 Transporte de Personal y / o carga. (Entre Bases

en el Continente).6 Transporte de Personal y / o carga (Entre el Con-

tinente y las Islas Malvinas).6 Transporte periódico de los misiles AM-39 Exocet

entre la Base Aeronaval Comandante Espora y la Base Aeronaval Hermes Quijada para su mante-nimiento.

6 Búsqueda y rescate de los Náufragos del Crucero ARA “General Belgrano”.

6 Evacuación Sanitaria en Malvinas.6 Evacuación Sanitaria en el Continente.6 Búsqueda, Patrullado y / o Reconocimiento An-

ti-superficie.6 Búsqueda del crucero HMS “Exeter”.6 Efectuó cruces a las Islas Malvinas burlando el

bloqueo inglés, después de haber impuesto éstos la zona de exclusión.

6 Efectúo el repliegue del Personal y Material desde las Islas Malvinas al Continente.

6 Efectúo el repliegue del Personal y Material a sus bases de asiento desde el continente.

6 Efectuó el repliegue de prisioneros de guerra.6 La Primera Escuadrilla Aeronaval de Sostén

Logístico Móvil recibió la condecoración “Opera-ciones de Combate”.

Avión 5-T-3, Base Aeronaval Río GrandeUna mención especial a todos los Integrantes

sin distinción de jerarquías de la Primera Escuadrilla

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Página 14 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 ARMADA

Aeronaval de Sostén Logístico Móvil, con aviones de 30 años de antigüedad que comenzó a volar con la Operación Rosario y lo continuó haciendo después del fin de las acciones, continuamente replegando prisioneros, personal y carga de todas las unidades de la Armada Argentina hasta el 30 de junio, logró mantener su tres aviones en servicio durante todo el conflicto y no sufrió bajas, ni daños de material.

Una vez retornado el personal y aeronaves a su Base de origen, sin que medie ningún tipo de intervalo, ni licenciamientos, las mismas Tripulaciones y perso-nal de mantenimiento, establecían nuevamente todas las Líneas de Transportes Aeronavales regulares para traslado del Personal Militar y sus familias con todas las Bases Aeronavales del Sur.

Luego de la Guerra de Malvinas la EA51 con-tinuó operando desde la Base Aeronaval Ezeiza en

Personal de la EAXX posa con el Estandarte de los Royal Marines capturado durante el Conflicto

su rol de transporte hasta 1991 en que fue puesta en condición de alistamiento V (reserva) cediendo sus aviones y personal a la Escuadrilla Aeronaval de Ex-ploración en la Base Aeronaval almirante Zar (Trelew).

Como recuerdo de la gesta junto a otros re-cuerdos de su historia, en la oficina del comandante había una bandera inglesa enmarcada, la bandera fue encontrada arriada en el mástil del cuartel de Marines, por un Cabo Principal que inspeccionaba el cuartel junto a otros efectivos, este Cabo la tomó y se la en-tregó al Suboficial Primero Aeronáutico Dionisio Arias, perteneciente a la Escuadrilla, que integraba junto a otros Suboficiales y Cabos, la pequeña dotación de la Estación Aeronaval Malvinas, a cargo del Capitán de Corbeta Alberto Ángel Olcese; y fue colocada den-tro del pequeño hangar asignado a esa agrupación, permaneciendo en ese lugar hasta que el Suboficial

Arias se la entregara al Ingeniero de vuelo del avión 5-T-1, Suboficial Primero Aeronáutico Ricardo Canale, quien la entregó al comandante de la EA51, Capitán de Corbeta Luis Conrado Lúpori.

En el año 1992, 10 años después del conflicto, el Capitán Olcese, siendo Capitán de Navío y Coman-dante de la Fuerza Aeronaval N°3 ordena el traslado de la bandera al nuevo asentamiento de la Fuerza en la Base Aeronaval Almirante Zar (Trelew).

Esta bandera se encuentra actualmente en custodia del Museo de la Aviación Naval Argentina.

Nota: En todos los casos en que se hace mención del piloto y copiloto no ha sido posible obtener la lista de tripulantes de cada vuelo. Los nombres que figuran en el presente artículo han sido extraídos de las fuentes consultadas, siendo cualquier error u omisión totalmente involuntarios.

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Página 15 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020AVEGUEMA

CENTRO INFORMACIÓN TELEFÓNICA PARAVETERANOS DE GUERRA DE MALVINAS (VGM)

El Ministerio de Defensa habilitó el Servicio Gratuito de Información Te-lefónica para brindar atención personalizada a los VGM (Veteranos de Guerra de Malvinas); responder y derivar adecuadamente consultas y solicitudes.

0800-666-4584

Se ha detectado que una importante cantidad de socios no registran la actualización de su cuota social. Si Ud. verifica tal hecho en su boleta de haberes, recibo del ANSES, o no tiene su cuota al día en caso de pagar en efectivo,

le solicitamos que para regularizar la situación se comunique con nuestra administraciónde lunes a viernes de 09:00 a 13:00hs en: Uruguay 654 p.4 of.403 – CABA – TEL: (011) 4373-5440.-

REQUISITOS PARA LA AFILIACIÓN DE LOS VETERANOS DE GUERRA AL INSTITUTO NACIONAL DE SERVICIOS SOCIALES PARA

JUBILADOS Y PENSIONADOS (INSSJP-PAMI)

1. Presentar el primer recibo de sueldo de la Pensión Nacional. 2. Presentar el DNI3. Tener actualizado el domicilio4. Con lo mencionado presentarse a la Agencia ó Delegación (UGL) de PAMI que

corresponda según su domicilio actualizado

Nota: Los VGM pueden tener más de una Obra Social o sea que pue-den tener PAMI y otra que le hayan dado por su trabajo etc.

Ejemplos:

En Capital Federal:

Existen 10 Agencias que dependen de la UGL 6. Si el VGM vive en Ramón Falcón 2500 le corresponde la Agencia 6. La UGL 6 se encuentra en Tucumán 753 - 10º P.

En el país:

Hay 36 UGL (Delegaciones) en todo el país. Si el VGM es de Santiago del Estero le corresponde la UGL 19.

Emergencias Psiquiatricas, Psicológicas, Medicas e Información en General para Veteranos y su Grupo

FamiliarAtendido por Veteranos las 24 hs. Los 365 días del año

teléfono gratuito: 0-800-9998348

Depende del Ministerio de Salud de la Pcia. de Bs. As. Departamento de Salud, Mental

Sr. AsociadoMantenga actualizados sus datos,

teléfono, dirección y E-mail,en nuestra sede central,

para poder brindarle un mejor servicio

Viaje a Nuestras Islas MalvinasCon All Clerc

REFERENCIAS: ] VGM Ignacio Cepeda: [email protected] ] VGM Eduardo Montivero: 0291-4063964

CONTACTOS: Sra. Susana Pozo Sra. Marcela Seoane Email: [email protected] Email: ventas@ allclerc.com.ar

Teléfonos.: 011-4894-1777 011-4894-1528

Pago cuo tas soc ia les en o t ra sedeSe solicita que los Señores Socios que efectúan depó-

sitos de su cuota social en delegaciones de la MUPIM o en sucursales del Banco Nación, informen a esta Asociación una vez realizado el mismo, para poder efectuar las anota-ciones correspondientes.

ODONTÓLOGA

Dra. María Ruth Agnoli - Odontóloga General - M.N. 29760 M.P. 23825 Atención por IOMA a Ex Combatientes de la Provincia de Buenos AiresSan Martin 82, Bernal, Buenos AiresTeléfono 1540487371 Email: [email protected]

Centro de Salud de las Fuerzas Armadas en Buenos AiresUbicado En la Avenida Cabildo N° 381 de la Ciudad Autónoma de Bs

As, teléfono +540114777-3798, el Centro cuenta con distintas especialida-des con el objetivo de brindar una atención integral de las problemáticas que aquejan al veterano y sus familiares, producto del conflicto bélico de 1982 y que aún hoy producen secuelas como stress, ansiedad, angustia, etc. Para ello el Centro cuenta con un equipo de profesionales que cubren el área de Psiquiatría, Psicoterapia individual, grupal y de familia, Servicio social, Coun-selling, Terapia ocupacional, Musicoterapia y Nutrición.

También cuenta con espacios de terapia grupales, como el de Hospi-tal de día, talleres terapéuticos especiales, promoviendo la apertura a una experiencia comunitaria, abriendo la posibilidad de formar nuevos lazos y vínculos sociales.

Entre las actividades del Centro el Departamento de investigación y docencia de grado y posgrado, organiza seminarios, ateneos, espacios de supervisión, promoviendo la formación de nuestros profesionales y realizando intercambios con otras instituciones.

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Página 16 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 AVEGUEMA

Comité AcciónMalvinas Argentinas - Guayaquil, Ecuador

Formado el 28 de mayo 1982 en la ciudad de Guayaquil, República de Ecuador estuvo integrado por residentes argentinos en el hermano país con las siguientes finalidades:

1. Divulgación antecedentes históricos soberanía argentina sobre Islas Malvinas2. Recibir aportes solidarios destinados al fondo Pro – Malvinas Argentinas

Realizó una activa campaña por la difusión de los derechos Argentinos sobe las Islas Malvinas y apoyó a nuestro país económicamente, enviando a través del Consulado Argentino en Guayaquil, Ecuador, para el Fondo Patriótico Malvinas Argentinas.

El dinero se obtuvo mediante distintas acciones, como ser:

X Sorteo de pasajes Guayaquil - Bs As – Guayaquil X Abono a funciones teatrales X Conferencias

Fueron integrantes, entre otros, de este grupo de apoyo en el exterior los señores Horacio Spotorno, Francisco Sánchez, Eduardo González Guerrico, Luis Lentino y Rodolfo Medina González.

Marcha de las MalvinasLa Marcha de las Malvinas fue compuesta en 1939 y es una canción oficial de la República Argentina.El 9 de Julio de 1939, durante la presidencia de Roberto M. Ortiz, se creó la Junta de Recuperación de

las Malvinas con el objetivo de contribuir a la difusión y conocimiento del tema entre la población; entre otras actividades organizó un concurso poético-musical. El 3 de enero de 1941se dio a conocer la composición ganadora en un acto público en la ciudad de Buenos Aires.

SE ENTONA:

� En los actos de reclamación de la soberanía de las Islas Malvinas� El día 10 de junio de cada año se conmemora la designación, en 1829,

de Luis Vernet como primer gobernador argentino en las islas.� Cada 2 de abril se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la

Guerra de Malvinas. Ese día de 1982 se inició la Guerra de las Malvinas.

Tuvo especial difusión por los medios de comunicación durante la guerra. Desde la presencia argentina en Puerto Argentino, capital de las islas en 1982, y hasta la actualidad en modo de reclamación de soberanía, se canta: “Brille, ¡oh patria!, en tu diadema la argentina perla austral”, aunque sólo en el canto, el texto se mantiene original.

Letra¡Tras su manto de neblinas

no las hemos de olvidar!“¡Las Malvinas, argentinas!”,clama el viento y ruge el mar.

Ni de aquellos horizontesnuestra enseña han de arrancar,

pues su blanco está en los montesy en su azul se tiñe el mar.Por ausente, por vencido

bajo extraño pabellón,ningún suelo más querido

de la Patria en la extensión¿Quién nos habla aquí de olvido,

de renuncia, de perdón?¡Ningún suelo más queridode la Patria en la extensión!

¡Rompa el manto de neblinas,como un sol, nuestro ideal:“Las Malvinas, argentinas,en dominio ya inmortal”!

Y ante el sol de nuestro emblemapura, nítida y triunfal,

brille, ¡oh Patria!, en tu diademala perdida perla austral.

Coro

Para honor de nuestro emblema,para orgullo nacional,

brille, ¡oh patria!, en tu diademala perdida perla austral.

Letra: Carlos ObligadoMúsica: José Tieri

Año: 1939

Carlos Obligado (21 de mayo de 1889 –3 de febrero de 1949) fue un poeta, crítico y escritor argentino, conocido autor del poema patriótico “Marcha a las Malvinas”.

Hijo de Rafael Obligado (autor del poema Santos Vega), y de Isabel Gómez Langenheim, nació en Buenos Aires, el 21 de mayo de 1889. Cursó estudios en el Colegio Nacional Central de dicha ciudad, e ingresó más tarde en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires, donde se doc-toró en 1917.

Publicó su primer libro, Poemas, en 1920. Tradujo a distintos poetas france-ses (Víctor Hugo, Lamartine, Alfred de Musset, entre otros). Fue crítico literario,

conferenciante, profesor universitario y dirigió el Instituto de Literatura Argentina. En 1929 fue nombrado decano de la Facultad de Filosofía y Letras. Posterior-mente fue nombrado miembro de las academias de Buenos Aires de la lengua de Argentina y España. En España, fue condecorado con la Orden de Alfonso X el Sabio, en 1947. Dirigía las Bibliotecas Populares del Ministerio de Educación de la Nación, cuando falleció, en Buenos Aires, el 3 de febrero de 1949. Casado con Lucía Nazar Anchorena, dejó 4 hijos.

José Tieri nació en la localidad de Sunchales (Provincia de Santa Fe), fue un compositor argentino autor de la música de la Marcha de las Malvinas (1939). Como instrumentista (piano y saxofón) participó en las formaciones de René Cós-pito y Eduardo Armani y fue organista de la Catedral en Salta, donde compuso “Himno a la Antártida” con letra de Luis Ortiz Behety. El 3 de enero de 1941 se dio a conocer la composición ganadora en un acto público en el Salón Augusteo de Buenos Aires: Marcha de las Malvinas, por José Tieri y Carlos Obligado.

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Página 17 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020Miscelánea

Operación “Fingent”El Radar que los Británicos Vendieron a Chile para Espiar los Movimientos Argentinos en la Guerra de Malvinas

Mariano P. Sciaroni, INFOBAE, 27 de Junio de 2019

Por último, se coordinó con la Fuerza Aé-rea de Chile que su radar Thomson-CSF, que se encontraba ubicado en las cercanías de Punta Arenas, daría alertas por despegues desde Us-huaia, Río Grande y Río Gallegos.

Sin embargo, quedaba una gran zona sin po-der ser vigilada por radar: toda la provincia de Chu-but y la base de Comodoro Rivadavia. Eso era un problema.

Por suerte para los británicos, el Wing Comman-der Sidney Edwards, el delegado de la fuerza aérea británica en Chile, ya había obtenido del General Fer-nando Matthei, el comandante de la Fuerza Aérea de Chile, “carta blanca” para avanzar en la solución de ese tipo de inconvenientes.

Pero los chilenos no tenían un radar allí, ni dis-ponían de un radar móvil.

Así que, para superar el problema los ingleses tenían que venderles un radar en forma urgente. Rápi-damente se convino la operación: el precio fue inferior a una libra esterlina (y, por el mismo precio se llevaron también seis aviones de caza Hawker Hunter, tres bombarderos Canberra y misiles antiaéreos). Toda una fuerza aérea por unos pocos pesos chilenos.

Un radar S259 operando en la base RAF Saxa Vord en los años 70 en las islas Shetland, al Norte de Escocia. Posible-

mente este mismo radar haya sido el vendido a Chile en 1982Con la autorización política, llegaron los movi-

mientos militares. La llamada “Operación Fingent”, en-tonces, se diseñaba y tomaba forma. Se decidió que el radar a transferir (o, mejor dicho, vender) sería un equipo transportable Marconi S259, que pertenecía a la Reserva Móvil de la fuerza aérea británica.

El mismo iría acompañado por un “equipo de ventas” que no sería otra cosa que militares britá-nicos de la Real Fuerza Aérea vestidos de civil, los cuales operarían el radar y entrenarían a los supuestos nuevos “dueños”.

Este “equipo de ventas” estaría compuesto

de cuatro oficiales y siete suboficiales, los cuales no portarían armas y, formalmente, estarían trabajando para las fuerzas armadas chilenas. Se les recomendó que compraran ropa de calle abrigada y que tuvieran sus pasaportes en regla. Asimismo, se les informó que su misión era absolutamente secreta y que debían comportarse todo el tiempo como contratistas civiles.

No podían hablar de este tema con absoluta-mente nadie, ni en Gran Bretaña ni en Chile.

El lugar de emplazamiento, finalmente, lo de-cidió el General Matthei: estaría en Balmaceda, a la altura de Comodoro Rivadavia y sería protegido por el Ejército de Chile. Un buen lugar para poder controlar a los movimientos argentinos.

Con la misión en mente, partía el 5 de mayo de 1982, cargado con el radar y los hombres un avión Boeing 747 de la aerolínea Flying Tigers desde la base RAF Brize Norton (no tan lejos de Londres), hacia Santiago de Chile. El trayecto sería vía San Juan de Puerto Rico, por lo que fue un largo vuelo.

Apenas aterrizado, hizo su aparición un avión militar de transporte del modelo Hércules C-130, que los llevaría finalmente hasta su destino. El problema es que este avión llevaba un camuflaje muy parecido a los aviones británicos y en su fuselaje estaba pinta-do FUERZA AREA (no AÉREA) DE CHILE. Es decir, era evidentemente un avión británico.

Un avión británico, llevando militares británicos y un radar británico a pocos kilómetros de la frontera argentina.

Poco después, el radar llegaba a su destino final y era rápidamente instalado. Los británicos le dieron buen uso, mientras que las tropas chilenas custodia-ban la zona para evitar cualquier problema.

La información que obtenía el radar se enviaba por medios seguros al cuartel general del servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile. Desde allí, un equipo especial británico que operaba un equipo de comunicación vía satélite lo enviaba a su flota.

Un sistema aceitado que terminó funcionando muy bien y que, como se explicó antes, también era integrado por reportes de comandos en tierra, otro radar y, por último, los submarinos nucleares cerca de la costa (por ejemplo, solo el submarino HMS Valiant, operando cerca de Río Grande, dio 300 aler-tas de aviones en el aire).

Cuando todo terminó, según explicaba el Gene-ral Matthei, “nos quedamos con los radares, los misiles y los aviones, y ellos quedaron satisfechos por haber recibido a tiempo la información que necesitaban. Se acabó el negocio y a Sidney Edwards lo despidieron al día siguiente”.

“Argentina tiene las espaldas bien cubiertas”, decía poco tiempo antes Sergio Onofre Jarpa, embaja-dor chileno en Buenos Aires. Una definición particular, teniendo en cuenta que, justamente en la mitad de la espalda argentina operaba un radar británico.

Libro escrito por el Comodoro de la RAF Sidney Edwards relatando sus acciones y el apoyo de Chile

Sidney Edwards, oficial de la Fuerza Aérea britá-nica (RAF), se encontraba trabajando en Londres, en el Ministerio de Defensa, cuando fue asignado a una misión en Chile, en abril de 1982, la que se extendió hasta terminada la guerra. La invasión de las islas Malvinas por parte de tropas argentinas ya se había

Al partir la flota británica con rumbo a Malvi-nas, el alto mando británico sabía que tendría un gra-ve problema si se enfrentaba con la Fuerza Aérea y la Aviación Naval de Argentina. La Marina Real estaba pensada, en ese momento, para operar en el Atlántico Norte bajo una cobertura aérea y de alerta tempra-na que sería proporcionada tanto por la fuerza aérea británica (la RAF, por sus siglas en inglés) como por la armada de los Estados Unidos.

Si operaba fuera de esa zona con un limitado número de aviones embarcados en los portaavio-nes Invincible y Hermes, carecería del preaviso nece-sario para poder preparar los misiles de sus sistemas de armas antiaéreas y lanzar a los interceptores que harían frente a la amenaza aérea.

Sin esa anticipación, cada ataque argentino sería entonces una sorpresa que sería detectado a es-casas millas de su objetivo. Algo que los británicos no podían permitirse.

Por tanto, a las apuradas, se diseñaron planes para poder detectar a los aviones que despegaban de las bases aéreas continentales argentinas. La idea detrás de esto era que ningún avión podría despegar desde Argentina sin que pudiera ser visto y, enton-ces, la flota británica tendría 45 minutos de preaviso de un ataque aéreo. Tiempo suficiente para dar la “Alerta Amarilla” de aviones en el aire y prepararse para las bombas o misiles.

En primer lugar, se desplegarían tropas es-peciales en el continente (posiblemente del afama-do Special Air Service), para reportar movimientos en las bases de Río Grande, Río Gallegos y Comodoro Rivadavia (en el marco de la llamada “Operación Shutter”; los comandos estuvieron apenas desde fines de mayo a principios de junio y es una incógnita cómo llegaron hasta allí o cómo salieron, en tanto la infor-mación sobre el asunto sigue siendo secreta).

Además, se pensó, submarinos nucleares se acercarían a las costas argentinas, para reportar mo-vimientos aéreos, que detectarían con su periscopio o sus equipos de vigilancia electrónica.

Base Aeronaval Río Grande durante el conflicto

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Página 18 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 Miscelánea

producido el 2 de abril, así que su dominio del español y su experiencia como piloto de combate lo hicieron como candidato perfecto para la misión. El ex unifor-mado tuvo que esperar 30 años para que se levantara

Un C-130 Hércules de Chile y otro de la fuerza aérea británica (la RAF, por sus siglas en inglés) esperan en plataforma, foto-grafiados desde un VC.10 también de la RAF. La foto fue tomada el 24 de abril de 1982 en la Isla de Pascua (Chile)

el embargo que tenía y poder contar su historia en un libro bajo el título My secret Falklands war (Mi guerra de las Malvinas/Falklands secreta)

Balmaceda es una localidad cercana a Coyhai-que, en la Región de Aysén, Chile. Se encuentra a la misma altura que la ciudad Argentina de Comodoro Rivadavia y a 460 kilómetros de distancia por tierra

Es una ciudad, ubicada al oriente de la Cordi-llera de los Andes, en la Patagonia Chilena. Frente al pueblo se encuentra el Aeródromo Balmaceda, e inmediatamente después se observa la frontera con Argentina, paralela al aeropuerto. Balmaceda está conectada a la ruta 40, en Argentina, por una carre-tera de ripio (mayo/2019 información) con 102km de extensión.

A Los 83 Años, Falleció el Contraalmirante VGM (RE) José Luciano Acuña

En 1982, Fue Comandante del Buque de Desembarco ARA “Cabo San Antonio”, Unidad Naval que Fuera Decisiva para la Consolidación de la Recuperación Soberana de Malvinas.

El 17 de octubre del corriente año, la Armada Argentina, mediante un comunicado, lamentó el deceso del Contraalmirante VGM (RE) José Luciano Acuña. Durante el conflicto, Acuña era Capitán de Fragata y tenía el cargo de Comandante del Buque de Desembarco ARA “Cabo San Antonio”.

Este gran buque formó parte de la Fuerza de Tarea 40 (F.T. 40), que era la Fuerza de Tareas Anfibia. El ARA “Cabo San Antonio” estaba dentro del Grupo de Tareas 40.2., Grupo Transporte, junto al Rompehielos ARA “Almirante Irízar” y el Buque Transporte ARA ” Isla de los Estados”.

El 28 de marzo de 1982 zarpó desde la Base Naval “Puerto Belgrano” y en sus cubiertas interiores iba la parte más importante de las fuerzas de desembarco, integrada, entre otras por el Batallón de Infantería de Marina N°2 (BIM2), alrededor de 750 hombres, 20 VAOS (Vehículos Anfibios a Oruga), varios VAR (Vehículos Anfibios a Rueda), otros vehículos de la Infantería de Marina y parte del RI25 (Re-gimiento de Infantería 25) del Ejército Argentino.

Durante la nave-gación rumbo sur se continuó planificando la Operación que en su versión original aún no tenía un nombre código, pero en medio del fuerte temporal que tuvieron que soportar los buques y hombres argentinos, el entonces Teniente Coronel Mohamed Alí Seineldín, embarcado en el “Cabo San Antonio”, le solicitó al Comandante de la Fuerza que des-embarcaría en Malvinas poner la operación bajo la protección de la Vir-gen del Rosario. En ese momento, y debido a esa sugerencia, el Contral-mirante Büsser, Jefe de la Fuerza de Desembarco, rebautizó la operación como “Operación Rosario”.

Luego de la incursión de las tropas especiales de la Armada, integradas por los Comandos Anfibios de la Infantería de Marina y los Buzos Tácticos de la Flota de mar desde el Destructor ARA “Santísima Trinidad”, desembarcó la Fuerza principal desde el ARA “San Antonio” y se logró rendir la posición del gobernador Rex Hunt, hecho decisivo para la recuperación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas en ese 2 de abril de 1982, luego de casi un siglo y medio de ocupación británica.

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Página 19 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020Gendarmería

Gendarmería Nacional en el Conflicto de MalvinasEl 2 de abril de 1982, tropas argentinas desembarcaron en las Islas Malvinas dando inicio a lo que sería el último conflicto bélico de la historia nacional.

El Escuadrón Alacrán fue creado durante la guerra de las Malvinas de 1982, participó de ese conflicto juntamente con los Comandos del Ejército Argentino.Los efectivos de Gendarmería Nacional integraron, por orden del Comando Operacional en las Islas Malvinas, de los efectivos de las Tropas de Comandos del Ejército Argentino en varias misiones. A con-tinuación, se destacan algunos de los hechos, desde el 26 de mayo hasta el fatídico 30 de mayo, donde seis integrantes de la Gendarmería Nacional perdieron la vida.

1982

El Poder Ejecutivo ordenó a Gendarmería con-formar un escuadrón para participar del conflicto. El Comandante José Ricardo Spadaro fue nombrado a cargo.

26mAy

Gendarmería disponía de mil efectivos para el empleo inmediato. Solamente 40 se encontraban en Comodoro Rivadavia, Chubut. Eran la Compañía de Tropas Especiales 601 de Gendarmería Nacional, para la misión a cumplir en Malvinas se rebautizaron como “Escuadrón Alacrán”.

27mAy

Un avión Hércules C-130 trasladó a los primeros 40 gendarmes que finalmente fueron los únicos que pudieron llegar debido al bloqueo inglés.

28mAy

Los gendarmes arribaron y se realizó la primera reunión de coordinación para las misiones operaciona-les. La primera misión fue la de ocupar posiciones en Monte Kent para dejarse sobrepasar y accionar desde la retaguardia sobre el dispositivo enemigo.

30mAy

Cuando se aproximaban al objetivo, el helicóptero donde se trasladaban los gendarmes fue derribado produciendo que se estrellara y las cargas de explosivos y municiones estallaran. El Segundo Comandante San Emeterio, el Sargento Ayudante Acosta y el Sargento 1ro Pepe lograron salvar a dos de sus camaradas pero seis de ellos cayeron en combate

Listas de los caídos en Malvinas del Escuadrón alacrán de la Gendarmería Nacional en Malvinas

Durante esa guerra el Escuadrón perdió siete efectivos. Estos son el primer alférez Ricardo Julio Sánchez, el Subalférez Guillermo Nasif, el sargento ayudante Ramón Gumersindo Acosta, los cabos primeros Marciano Verón y Víctor Samuel Guerrero, el cabo Carlos Misael Pereyra y el gendarme Juan Carlos Treppo.

Luego esta misión los integrantes del Escuadrón “Alacrán” pudieron sobrepo-nerse a la difícil situación y participaron en otras misiones asignadas por el Comando de Malvinas.

La Gendarmería Nacional, por intermedio de su “Escuadrón Alacrán” participó con total entrega en las misiones que se le asignaron. Perdieron siete de sus efec-tivos, lo que representa casi el 20% de los integrantes de la Institución que fueron empeñados.

El Grupo Especial Alacrán es actualmente una unidad de operaciones especiales bajo el mando de la Gendarmería Nacional Argentina.

El Comando posee su asiento principal en Campo de Mayo, en la Región I de Gendarmería Nacional, Provincia de Buenos Aires, y responde a situaciones de alto riesgo y antiterroristas en todo el país, pero principalmente en áreas rurales y zonas limítrofes. Cuenta actualmente con 86 efectivos.

También provee protección a dignatarios y VIP cuando estos visitan estas áreas y sus gendarmes son los pilotos de los aviones y helicópteros del Cuerpo Diplomático.

Esta Unidad de Fuerzas Especiales es una formación de intervención rápida creada el 30 de mayo de 1986 mediante la resolución del Ministerio de Defensa N.º 499/86 en la cual se estableció que la unidad tendría capacidad para actuar en el ámbito de todo el país, en aquellos delitos que por su gravedad, trascendencia o peligrosidad, signifiquen un peligro cierto para la vida o bienes de las personas, operacionalmente debería exhibir un alto grado de coordinación y precisión en las acciones preventivas y/o represivas a desarrollar.

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Página 20 - La Gaceta Malvinense - Año XIX - Nº 77 - Diciembre de 2020 Fuerza Aérea

Historia Sobre la Creación del “Escuadrón Fénix”Y su Participación en el Conflicto Malvinas de 1982

Fuente: Página oficial del Escuadrón Fénix

Su nacimiento data de 1978 durante el conflicto con Chile, por el cual un proyecto del Brigadier (R) Gilberto Hilario Oliva, pretendía crear una estructura que respon-diera a las necesidades operativas de la F.A.A. en tiempos de guerra, pero integrada por profesionales aeronáuticos civiles. Esto permitió la gestación de un equipo con adiestramiento particular, con diferentes grados de alcance, utilidad y complejidad, que podía responder al variado requerimiento militar, de acuerdo con el tipo de tarea que debiera afrontarse.

tes aeronaves, un avión turbohélice Guaraní IA50G2; tres Aerocommander AC50, un Grand-Commander AC68, dos Douglas DC3 y C47 y helicópteros a turbi-na, un Agusta 109A, un Bell 212, un 205-A1, un 206, cuatro Bolkow BO-105, cuatro Hughes 500C, Sikorsky dos S58ET y dos S61N.

Esta unidad operativa se constituyó con una gran variedad de aeronaves de distintas capacidades técnicas, como asimismo amparando al Personal Civil convocado para la guerra con el otorgamiento de un grado militar (Convenio III de Ginebra), en función de su aptitud profesional, Pilotos, Alféreces “en comisión” (Oficiales del Escalafón Aire), Técnicos y Mecánicos, Cabos “en comisión” (Suboficiales del Escalafón Téc-nico), Personal Militar Retirado y Personal Militar de la Reserva de las tres FFAA con su grado correspon-diente, Personal Civil de la Fuerza Aérea Argentina y Personal de las Fuerzas de Seguridad.

Entre el 28 y 30 de abril, el primer grupo de treinta y cinco aeronaves con sus tripulaciones, pi-lotos y mecánicos aeronáuticos, se despacharon al Sur del País, a la Patagonia, cubriendo las diferentes movilizaciones y despliegues ya implementados por la Fuerza Aérea.

Las aeronaves que fueron utilizadas en esta oportunidad contaban con múltiples ventajas, como ser, autonomía, velocidad, excelente nivel de vuelo, aviónica de última generación, y particularmente la imposibilidad de ser discriminadas por los radares del enemigo, lo que les permitía su mimetización y ser confundidas con aviones caza, por tener un eco-radar similar engañando a los operadores enemigos del con-trol del espacio aéreo inglés, tanto en las naves como posiciones controladas y/o barridas desde las Islas.

A diferencia de 1978 estas aeronaves no se encontraban artilladas, de modo tal que las mismas se enfrentaban al enemigo sin la posibilidad de dar

alguna respuesta bélica, por lo que su única alterna-tiva consistía en las maniobras evasivas que pudieran realizar para evitar impactos mortales, provenientes de los aviones Harrier y/o misiles lanzados desde tierra o de las posiciones navales. Asimismo igual desventaja y pérdida de chances tenían en caso de enfrentamien-to, por el hecho de que estas aeronaves no contaban en ningún caso con la posibilidad de eyección o del lanzamiento en paracaídas de sus tripulantes y por ultimo quedaban libradas a su buena suerte

La foto muestra a pilotos y avión del Escuadrón Fénix. El Avión Lear Jet 24 matrícula LV-JXA, perteneciente a la

empresa Aeromaster, junto a sus pilotos y los tripulantes de otras aeronaves. De izq. a der. Pedro Alcobe, Roberto Mariani

(Piloto HS-125-700 – LV-ALW), Lorenzo González (Piloto Merlín IIIB- LV-MRL), Miguel Acosta (Mecánico HS-125-

700 – LV-ALW) y Carlos Miranda.Este condicionamiento en no pocas ocasiones

creo situaciones en extremo marginales y desgastan-tes para sus miembros, los que a pesar de ellas no dejaron de exponerse a iguales eventos una y otra vez, poniendo en juego sus vidas ante el peligro, y en un menor grado o no, pero del mismo modo que las escuadrillas de ataque argentinas, pudiendo ser derribadas en cualquier momento durante toda la contienda bélica de Malvinas.

La tarea básica del Escuadrón Fénix era la de pinchar los lóbulos de radar Inglés, engañar y/o con-fundir (diversión) al enemigo, provocando un alerta constante y desgaste permanente que imponía a las fuerzas británicas mantener en el aire su poder aéreo de defensa. Esta tarea de diversión, permitía distraer la atención del potencial bélico enemigo, mientras las verdaderas incursiones armadas de aviones ca-za-bombarderos argentinos, se realizaban por otros sectores de las Islas, fuera del señuelo que provoca-ban las escuadrillas Fénix.

Otras misiones desarrolladas por las restantes aeronaves integrantes del Escuadrón Fénix fueron las de exploración y reconocimiento, guiado de es-cuadrillas de ataque, retransmisión, enlace y puente de comunicaciones de las incursiones armadas ar-

Con el propósito de materializar la idea, fue con-vocado el Capitán (R) Jorge Luis Páez Allende, quien comenzó con las tareas necesarias de organización para constituir el Escuadrón Fénix. En tal oportunidad, se logró contar con un número importante de aerona-ves y sus correspondientes tripulaciones integradas por pilotos y mecánicos aeronáuticos.

Este empleo táctico/estratégico, permitiría un fuerte impacto sobre el eventual enemigo generando una fuerte presión psicológica sobre sus líneas de defensa. La sorpresa sería muy grande al tener que oponer resistencia ante el ataque de aeronaves de uso civil, pero con poder de fuego, tanto metralla como pequeñas bombas de Napalm.

En 1982 cuando la situación con Inglaterra em-peoró y el Estado Mayor de la Fuerza Aérea Argentina advirtió que debería participar en el presente conflicto con su máximo poder operativo, convirtió al Grupo I Aerofotográfico de la II Brigada Aérea, con asiento en Paraná, integrada por aviones militares LR-35 en el eje de una nueva unidad aérea. A la misma se le unieron otras aeronaves similares pero de origen civil, junto con sus correspondientes pilotos y mecánicos.

Es así que se conforma el Escuadrón Fénix, que renace como el ave que resurge de sus cenizas, haciendo que el Capitán (R) Jorge Páez Allende vuelva a ser convocado por la FAA con igual misión aunque diferente situación y enemigo.

Se concretó la requisa de aeronaves con envol-ventes de vuelo de amplio espectro.

Aviones Jet: un Hawker Siddley HS-125; nue-ve Lear Jet tipo LR-24, LR-25, LR-35 y LR-36; seis Cessna Citation C-500; aviones turbohélices, cuatro Mitsubishi MU-2; un Swearingen Merlín III-B y cinco Turbo Commander C690.

Aviones a pistón: ocho Aerostar TS600/ TS601.Posteriormente fueron convocadas las siguien-

Este cuadro representa a la operación del 15 de Mayo, son cuatro IA-58 (A-511, 516, 521 y 533) Indicativo PÓKER, armados con cuatro LAU 61, coheteras, ametralladoras y cañones, y sus pilotos fueron Vicecomodoro Saúl Costa, Teniente Gustavo Lema, Primer Teniente Juan Micheloud y Alférez Carlos Díaz. Fueron guiados hasta la vista de las costas occidentales de

MLV, y desde allí en vuelo rasante hasta la BAM Cóndor.

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gentinas, información meteorológica, relevamiento de información estratégica, búsqueda y salvamento, patrullaje de todo el mar y costa argentina, transporte de pasajeros, transporte de material bélico, etc.

El 28 de Mayo con OF 1257 tres IA-58 Indicativo FIERRO, armados con cañones y bombas Napalm – Tripularon el

A-536 Primer Teniente Luis Martínez Chávez, el A-515 Alfé-rez Rubén Omar Manzur y el A-555 Alférez Rubén Galván – Fueron Guiados hasta 50 MN de MLV – Despegaron de SCZ

11:00 hs. y arribaron a BAM MLV 13:45La dependencia de las operaciones del Escua-

drón Fénix, surgían de la Fuerza Aérea Sur (F.A.S.), que tenía su base y su Centro de Información y Con-trol (C.I.C.), en Comodoro Rivadavia. El desarrollo de las operaciones distribuía los C.I.C. necesarios para las mismas en los lugares de despliegue sobre el continente en la extensa costa Patagónica, como ser Bahía Blanca, Trelew, Comodoro Rivadavia, Puerto Deseado. San Julián, Río Gallegos, Río Grande.

Recibiendo sus órdenes por medio de la F.A.S. el Escuadrón Fénix, no deja de intervenir en forma constante desde principios de mayo hasta la termi-nación del conflicto.

Los integrantes del Escuadrón Fénix asumieron con el desarrollo del conflicto una mayor participación, debiendo poner en juego su coraje y profesionalidad al servicio de la Patria, ya que en la mayoría de los casos sus pilotos y mecánicos no poseían entrena-miento militar, y esto fue necesario para enfrentar y sobrellevar las constantes exigencias de las misiones ordenadas por la superioridad.

Cada participante del Escuadrón Fénix tiene una experiencia que lo iguala con cualquier otro ex-combatiente de Malvinas, esto es la vivencia de la guerra, poniendo en juego lo más preciado que un mortal posee, su propia vida. Muchos estuvieron cerca de perderla, incluso siendo presa de la propia tropa que en el afán por defender su tierra, en más de una oportunidad produjo pérdidas por error, como así tam-bién la efectividad enemiga al derribar el 07 de junio de 1982 un Lear Jet, cuyos integrantes pertenecían al Escuadrón Fénix.

El Escuadrón Fénix tuvo su Bautismo de Fuego en el conflicto armado por las Islas Malvinas en 1982, la significativa baja fue la de su propio Jefe. En opor-tunidad que dos Lear Jet-35 con los indicativos Nardo 1 y Nardo 2 volaban en escuadrilla. El Nardo 1 un LR-35 matrícula T-24, fue derribado sobre el Estrecho de San Carlos pereciendo quien era su comandante el Sr. Vicecomodoro Rodolfo Manuel de la COLINA, junto con su tripulación, copiloto el Mayor Juan José FALCONIER, aerofotógrafo el Capitán Marcelo Pedro LOTUFO, operador de comunicaciones el Suboficial Ayudante Francisco Tomas LUNA y mecánico de ae-ronave el Suboficial Auxiliar Diego Antonio MARIZZA

Estos fueron derribados a 12.000 metros de altitud, a las 09:02 hs. manteniendo enlace con el radar de Malvinas, quien no informaba sobre algún peligro cercano, pero sin saberlo entraban dentro del radio de acción de los nuevos misiles Sea Dart con que contaba el Destructor HMS. Exeter, quien disparó dos de ellos sobre los Nardo 1 y 2.

Al advertir esta situación Nardo-1 avisa a Nar-do-2 pero la maniobra evasiva del viraje escarpado no fue suficiente para esquivarlo y uno de los dos misiles impacta en la parte posterior de su empenaje, luego de casi dos minutos de agonizante caída la aeronave se estrelló en la isla Borbón al norte de la Gran Mal-vina, bajo el seguimiento absorto e impotente de su

compañero de escuadrilla.

VCmodoro De la Colina - Mayor Falconier

Capitán Lotufo - Suboficial Marizza

Suboficial LunaLa simulación de los ataques del Escuadrón

Fénix continuó durante todo el conflicto, sus pilotos y mecánicos dieron lo mejor de sí mismos, afrontando y superando las difíciles situaciones que les impuso la tarea, con responsabilidad, entrega personal y pro-fesional, extremando el celo por cumplir de la mejor manera posible cualquier misión que fuera necesario realizar y asignada por la superioridad.

La actitud de los miembros del Escuadrón Fénix

de asumir la responsabilidad civil de la defensa de la Patria, en conjunto con la propia de los militares que conformaron dicho grupo aéreo, permitió brindar un apoyo eficiente y útil, para que la Fuerza Aérea Ar-gentina hiciera con sus aviones de combate la tarea propia de ataque y destrucción del enemigo, lo que llevo a su lucimiento durante la contienda armada. Más allá de los resultados es importante considerar la visión del enemigo, cuando el Almirante Woodward reconocía en sus memorias que había subestimado a su enemigo y que desconocía el potencial de la Fuerza Aérea Argentina diciendo: “Jamás pensé que sus pilotos hicieran lo que hicieron”.

Dos LEAR JET matriculas VR-17 de la F.A.A. y LV-ALF de Loma Negra S.A. del Escuadrón Fénix volando en formación

en una de las misiones realizadas.Foto tomada desde la cabina del avión VR-17

Probablemente si los oponentes ingleses hubie-ran tomado conocimiento sobre el engaño provocado por las aeronaves del Escuadrón Fénix comandadas por pilotos civiles convocados y/o militares, hubieran vívido una gran vergüenza, ante la distancia que se-para la preparación militar contra sólo la profesional puesta en juego por los pilotos argentinos, en el de-sarrollo de las operaciones aéreas.

El objetivo fue cumplido, la diversión, la distrac-ción, el engaño fue logrado, y también el desgaste, todo ello permitió siempre la penetración de las reales incursiones de nuestros caza-bombarderos donde fuera necesario, como así también todas las otras tareas de apoyo aéreo operativo que permitieron cumplimentar y asegurar la efectividad de la Operación Aérea Militar. Con esto la Argentina demostró que la aviación Inglesa no lograría la superioridad aérea y que su sistema de armas aeronaval no resultaría in-vulnerable como los enemigos británicos imaginaban.

El Escuadrón Fénix, como el Ave Fénix, y su espíritu para defender la patria cuando sea necesa-rio, vive en el corazón de cada uno de aquellos que integraron este glorioso Escuadrón.

Entrelazados con la bandera nacional los restos de dos de los tripulantes del Lear T-24 son transportados a su morada final en Darwin, escoltados por una guardia de honor. Recordemos con orgullo a los mártires del escuadrón Fénix.

Museo Nacional de Malvinas.

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Fierro UnoAriel Peral para Defensa Nacional y del Mundo

Entrevista a Hugo Agustín Mancini, quién ingresó a la Fuerza Aérea Argentina en el año 1975 cuando tenía 15 años. Estudió en el Centro de Instrucción Profesional de Reclutamiento Aeronáutico (luego se llamaría: Escuela de Suboficiales de la Fuerza Aérea “Ezeiza”). Esta escuela se encuentra cercana al aeropuerto de Ezeiza en el partido de Esteban Echeverría. A los 16 años me destinaron a la Base Aérea Militar “Río Gallegos” (provincia de Santa Cruz). Transitó por varios destinos internos hasta que en el año 1981 hizo el curso de Artillero Antiaéreo para operar cañones antiaéreos bitubo Rheinmetall calibre 20 mm.Esta es su historia en la Gesta de Malvinas

Hugo Agustín Mancini, “Fierro Uno”

El Despliegue

En los primeros días de junio el jefe de Escua-drón nos convoca e informa que debíamos desplegar a Malvinas para reemplazar a la 10ª batería. Hasta ese momento una rendición era impensada. Prepa-ramos el equipamiento y despegamos en un C130 a Malvinas. Arribamos cuando era casi de noche, pero igualmente realizamos el relevo. Nuestros compañe-ros se alegraron de vernos y su alegría por volver al continente se desbordaba.

Al día siguiente, aproximadamente a las 9 ho-ras, comenzaron los ataques de cazas Harrier y/o Sea Harrier. Los ataques se sucedían durante casi todo el día ya que los ingleses insistían en pretender dejar la pista de Puerto Argentino anulada; lo que no consiguieron durante todo el conflicto. En esta etapa nuestra misión era “espantarlos” para que no tuvieran la posibilidad de lograr su cometido, y si podíamos derribarlos…mejor.

En Malvinas amanecía a las 9 aproximadamente y oscurecía a las 16. Teníamos demasiadas horas nocturnas. Una nave británica hacía bombardeo psicológico desde las 23 horas hasta las 06 horas aproximadamente. En fuego cadenciado bombar-deando alrededor de la zona del aeropuerto y de Puerto Argentino. Ese bombardeo psicológico tenía 3 motivos: No dejarnos descansar ya que debíamos estar atentos al “silbido” de la espoleta de la bomba que pasaba por encima. Si sentíamos el silbido era que la “pepa” (bomba), iba a picar lejos. El tema era si escuchábamos cuando disparaba la nave, pero no sentíamos el “silbido”; ahí se ponía fea la cosa. Esos bombardeos tampoco nos daban la posibilidad de po-der comer ya que debíamos hacerlo en un momento de mucho estrés; entonces preferíamos no comer y estar atentos. Y el último objetivo del bombardeo era apoyar a sus propias fuerzas británicas que estaban comenzando a desplazarse en las inmediaciones de Puerto Argentino. A ese desplazamiento se le conoció como el “Ataque Final”, donde la Task Force empleó lo que le quedaba (que no era mucho) para hacer “suerte y verdad” y tratar de doblegar a las fuerzas argentinas. Así transcurrieron los días hasta que el día 11 de junio, en horas de la noche, nos ordenan a los suboficiales jefes de pieza y al jefe de batería que concurramos a una reunión en Puerto Argentino en

una escuela donde la Fuerza Aérea tenía su asiento.

Aún nos encontrábamos en ese punto de reunión cuando en la madrugada del 12 de junio fue disparado desde el sector Sur del aeropuerto (al Oeste de Puerto Argentino) un misil Exocet que fue eyectado desde una rampa. Ese misil impactó al HMS Glamorgan. La respuesta británica se dio minutos después cuando desde un helicóptero británico dispararon sobre la escuela. Este ataque fue repelido por hombres de la Fuerza Aérea que se encontraban apostados en el techo de ese lugar.

A las 9 de la mañana de ese día 12 de junio los ataques aéreos británicos fueron incesantes. Eviden-temente el duro golpe al Glamorgan y la cantidad de muertos que les dejó los había sacado de quicio. Si bien no hubo derribos, las PAC británicas, una vez más, no lograron su objetivo.

El día 13 de junio en la mañana ya nos había-mos dado cuenta que algo no estaba bien. Ese día tuvimos solamente 2 ataques aéreos. El ambiente se notaba como “relajado” por así decirlo. Cuando se hizo de noche, dos C130 nuestros querían despegar del aeropuerto de Puerto Argentino, pero dos PAC británicas (P.A.C. = Patrol Air Combat) les impedían hacer esa actividad.

Nos ordenan abrir fuego a discreción hacia el espacio. Nuestras piezas de 20 mm no contaban con implementos para tiro nocturno, operábamos a las órdenes del jefe de batería que, junto con un opera-dor, eran nuestros ojos utilizando un radar “ELTA” de fabricación israelí. El radar consistía en una antena chica móvil y una pantalla donde el operador veía los ecos. En la base yo a veces hacía turno en ese radar, pero era impreciso porque te detectaba ecos por todos lados. En Malvinas el radar funcionó hasta que el cohete de un caza británico lo puso fuera de servicio. A partir de ahí el jefe de batería cuyo indicativo era “Delta” se manejaba con la información del radar grande Westinghouse que estaba en Puerto Argen-tino. Pero igualmente nosotros en la oscuridad, por más que nos guiáramos con la información de radar, no podíamos ver el blanco ni con la mira auxiliar y menos con la electrónica ya que carecen de mira de luz residual. Esos cañones no tenían director de tiro como los Skyguard de 35 mm. Nuestros cañones de 20 mm tenían un único director de tiro no automático: El jefe de pieza. Todo era medio a ojo. Pero igualmen-te cumplimos la orden y luego de aproximadamente 40 minutos logramos que las PAC se retiraran y los dos últimos C130 pudieran despegar con dirección al continente.

Ahí tomé conciencia que, siendo los dos últimos vuelos, nosotros quedaríamos como prisioneros ya que se estaba corriendo el rumor de una capitulación; rumor que quedó confirmado a media mañana del día 14 de junio.

Comencé a ver que tropas argentinas llegaban a la zona del aeropuerto que pasó a ser un gran campo de concentración de prisioneros. A nosotros nos orde-naron quitarle los tubos cañones a las piezas ya que los ingleses decían que “no nos tenían confianza”. Ese mismo día nos ordenan entregar el armamento (no re-cuerdo en qué lugar se hizo la rendición de las armas), donde dejé mi casco, fusil FAL Para, 5 cargadores de FAL, pistola calibre 11,25 junto con la pistolera y 5 cargadores; 2 granadas; pistola de señales.

En horas de la noche nos concentramos en un

En el año 1982 me encontraba destinado en el Departamento Operaciones de la Base, cuando el día 2 de Abril tomamos conocimiento que se había producido la recuperación de nuestras Islas Malvinas. La operación “Rosario” (tal el nombre con el que se conoció la operación de recuperación); debía realizar-se el día 1 de Abril, pero por el tema de marea alta las naves argentinas que transportaban las tropas no podían seguir navegando y suspendieron por unas horas la aproximación a las Islas. Por esa razón el desembarco se produce el 2 de Abril.

En nuestra base aérea existía el Escuadrón de Artillería Antiaérea el cual era compuesto por la 10ª y 11ª primera baterías. La 12ª batería se encontraba basada en la Novena Brigada Aérea de Comodoro Rivadavia, pero dependía del Escuadrón nuestro. Al momento de Malvinas, el día 3 de Abril la 10ª batería de Río Gallegos y la 12ª de Comodoro Rivadavia despliegan a la Isla Soledad al aeropuerto de Puerto Argentino y aeródromo de Pradera del Ganso res-pectivamente.

Mi batería quedó basada en Río Gallegos. De-bíamos ejercer la actividad defensiva ya que teníamos que proteger la unidad, aeropuerto, radar, pista de aterrizaje y aeronaves de combate que operaban desde allí. En nuestra batería, antes de cruzar a Mal-vinas, éramos los que estábamos más complicados. Nuestras posiciones (en mi caso yo era Fierro 1 y tenía que cuidar que cazas enemigos, sean chilenos o lo que fuere, atacaran al radar Westinghouse; de hecho mi cañón estaba a escasos 15 metros de ese radar).

Esta actividad la realizábamos en la misma unidad donde teníamos nuestro asiento: Base Aérea Militar “Río Gallegos”. Éramos 9 piezas de artillería antiaérea las que formábamos el circuito defensivo de toda la guarnición. En vista de que todo el personal de la unidad se podía ir a su casa; tuvieron algo de consideración con los artilleros y hacíamos 72 horas de guardia por 12 horas de descanso, es decir, yo lle-gaba a mi casa tipo 18:30 horas, y a las 06:00 ya me pasaba a buscar el colectivo de la unidad. Pero como no se podía dejar la guarnición militar sin defensa an-tiaérea, habían programado los turnos para ir a casa:

Nos daban franco de a 3 piezas en forma inter-calada. Reitero que éramos los más afectados porque el resto del personal militar y civil a las 14:00 horas se iban a su casa hasta el otro día, salvo el que es-taba de guardia o turno que, cuando lo relevaban, se iban a descanso hasta el otro día. Y esto me consta porque yo estaba junto con mis soldados hechos una miseria en el cañón y los veía cuando se iban en sus vehículos ya que el radar y el cañón estaban a escasos 20 metros de la calle de acceso a la unidad. También había artillería de 35 mm, pero de Ejército, dentro de la guarnición pero más hacia el interior de la misma. Creo haber visto una al menos. Pero no teníamos contacto, además, nosotros no íbamos a la base salvo para llevar a los soldados, y al otro día, para buscarlos y retirar algo de provisiones. Así fue nuestra vida desde el 2 de abril hasta fines de mayo o principio de junio cuando tuvimos que desplegar a Malvinas. A los artilleros que relevamos en Malvinas, apenas pisaron el suelo de Gallegos, tuvieron que ir a los cañones a hacer turno. En realidad, de la Base Aérea Militar “Río Gallegos”, el Escuadrón de Artillería Antiaérea en pleno fue el que más trabajó tanto en Malvinas como en la base de asiento.

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galpón “medio caño” donde la Fuerza Aérea tenía el abastecimiento, siempre dentro de la zona del aeropuerto, y tuvimos la posibilidad de tener nuestra “última cena” ya que después, los ingleses, no nos dieron alimento alguno. En horas de la madrugada nos ordenaron formar dos filas con dirección a Puerto Argentino, distante a 14 kilómetros aproximadamente de donde estábamos. Éramos aproximadamente 320 hombres. Los soldados británicos nos custodiaban fu-riosamente ya que cada tanto decían algo gritándonos (obviamente, no les entendíamos nada). Recuerdo que el entonces mayor de Fuerza Aérea Jorge Fernández llevaba una caja con papeles; se le resbaló la caja y se agachó a juntarlos y un inglés llegó corriendo, cargó el fusil y le apuntó a la cabeza. Creí, honestamente, que lo iba a ajusticiar. Pero el mayor se incorporó, y no pasó nada. Llevábamos varios kilómetros caminando y llegamos a una zona donde había una enorme foga-ta. A cada uno nos paraban delante de un inglés que nos revisaba minuciosamente. Al fuego iban a parar desde documentación personal, como cualquier otro objeto que al inglés no le gustara. Los ingleses no respetaban nada.

Aproximadamente a las 7 de la mañana, estando de noche aún, nos hicieron entrar en un galpón. Al día siguiente vimos un cartel en la entrada del galpón: “Apostadero Naval Malvinas”. En ese galpón convi-vimos por varios días junto a hombres del Batallón de Infantería de Marina N° 5 (que tenían su asiento en Río Grande – Tierra del Fuego) y creo (no estoy seguro) con algunos componentes del Regimiento de Infantería 25 (que tienen su asiento en General Sarmiento – Chubut). Pero no estoy seguro. De los del BIM 5 sí.

La etapa de prisionero de guerra tuvo varias connotaciones. No teníamos acceso a agua ya que los ingleses decían que una bomba argentina (lo cual no era verdad) había impactado en una cisterna en el pueblo y que el agua existente era para ellos y los malvinenses (o sea, los mal llamados Kelpers). Como dije antes, comida no nos daban. Una o dos veces aparecieron los de la Cruz Roja Internacional trayéndonos queso duro; dulce de batata y corned beef en lata. Pero eso no era suficiente para tantos y tantos días prisioneros. En ese galpón/barraca había funcionado algo parecido a un hospital de campaña. Había pilas de cajas de suero los que solíamos usar como si fuera agua.

Para hacer nuestras necesidades teníamos horario: Desde las 11 horas hasta las 16 horas. A las 11 horas un soldado británico abría la puerta del galpón y de a uno nos llevaba hasta un sector donde podíamos hacer nuestras necesidades. Desde las 16 horas hasta el día siguiente a las 11, si queríamos hacer necesidades debíamos realizar este acto dentro del mismo galpón y a la vista de todos. Todos los días nos sacaban al frente del galpón y nos revisaban mi-nuciosamente. Esta tarea estaba a cargo del sargento Collins quien había quedado a cargo de un grupo de paracaidistas comando, creo, que del Para 2. Esta rutina era diaria.

Luego los ingleses venían a la barraca a buscar a los soldados conscriptos y a los Cabos (primera jerarquía de suboficiales), y se los llevaban para mí que realizaran limpieza de escombros en la ciudad. Esta rutina era diaria también. Mis soldados, cuando regresaban, solían contarme breves anécdotas de lo que sucedía mientras limpiaban y acarreaban escom-bros. Anécdotas que ya…no recuerdo.

El día 26 de junio nos sacan de la barraca para llevarnos hasta la zona del muelle de Puerto Argenti-no. No para embarcar, sino para que los ingleses nos tomaran los datos para la Cruz Roja Internacional (de hecho, poseo un certificado emitido por la Cruz Roja donde consta mi condición de prisionero de guerra).

El tema era así:

Un inglés que hablaba perfectamente castella-no nos preguntaba por nombre, edad, jerarquía, etc. Luego nos enviaban a otro sector del muelle donde

sobre un tambor de 200 litros, había un libro grande de actas frente a otro inglés. En ese libro debíamos llenar los datos para la Cruz Roja Internacional. Los datos consistían en: Lugar y fecha de nacimiento; número de documento; fuerza armada y unidad a la que pertenecía; jerarquía y número de identificación; grupo sanguíneo…y no recuerdo que otro dato más. Luego firmábamos al final del renglón. Yo poseo una constancia de prisionero de guerra que la Cruz Roja, con los años, me envió. La Cruz Roja deja constancia que “fui repatriado el día 26 de junio”, cuando en rea-lidad el embarque fue 3 días después. Me molestó el término “repatriado” ya que no me estaban enviando a mi Patria…yo ya estaba en mi Patria.

Nos embarcaron en el Almirante Irízar (que para ese momento cumplía funciones de buque hospital) y luego de uno o dos días de travesía llegamos al puerto de Ushuaia.

De mi unidad éramos exactamente 40 hombres. Fuimos los únicos en desembarcar allí. A los demás los llevaron hacia Buenos Aires, según tengo entendido; incluidos los del BIM 5 que estando tan cerca de su unidad en Río Grande…los llevaron a Buenos Aires. Esas cosas que no se comprenden del todo.

Cuando desembarcamos nos pidieron que subiéramos a unos ómnibus que tenían los vidrios tapados con papel de diario. Igualmente podíamos ver por el parabrisas. No observamos a personas ni vehículos en la zona. Era como que nadie existía.

Los colectivos ingresaron al hangar del aero-puerto de Ushuaia y allí nos esperaban con chocolate caliente y alimentos dulces. Llevábamos tantos días sin comer que no pude probar bocado. Nos embarca-ron en un avión Arava de la gobernación de Tierra del Fuego. El embarque se hizo en dos turnos ya que el Arava tenía capacidad para 20 pasajeros. Volamos con dirección al aeropuerto de Río Gallegos. Al aterrizar nos estaba esperando el jefe de la unidad, el enton-ces comodoro Nelsis Rodoni; y el jefe de escuadrón artillería, el entonces Mayor Rocca…y nadie más. Nos hicieron subir a un ómnibus de la base y los llevaron hasta la unidad donde nos esperaban casi todos los oficiales, suboficiales, soldados conscriptos y civiles.

Nos hicieron una recepción con chocolate ca-liente y alimentos dulces (igual que en Ushuaia), y se desesperaban para que les contáramos la etapa de prisioneros de guerra.

Cuando llegó el segundo y último contingente, el jefe de unidad hizo una formación y agradeció nuestro sacrificio. El comodoro estaba visiblemente emocionado, y su emoción también fue la nuestra. Yo me enteré tiempo después que cuando caímos prisioneros, y al no tener comunicación con Malvinas; el comodoro Rodoni le pedía al capellán de la unidad, el Padre Juan, hacer Misas para pedir por nuestra vida y el pronto retorno al continente. A las 12 de la noche una camioneta de la base me dejó en mi casa la que se encontraba en la ciudad. Fue de sorpresa y mi esposa; mi hijo que en ese tiempo tenía 1 año de edad, y la mamá de mi esposa lloraron mucho cuando aparecí. Yo también lloré con ellas.

Pasaron varios meses hasta que pude recu-perarme; es decir, asimilar que había estado en una guerra. Regresar a la actividad militar me sirvió de contención; y la guerra pasó a un segundo plano…en ese momento.

A los soldados conscriptos les adelantaron su baja del servicio militar. La ceremonia se hizo para los soldados de Río Gallegos y Comodoro Rivada-via; en la misma unidad de Comodoro Rivadavia. Allí concurrió el entonces Brigadier Luis Castellano (quien en Malvinas fue el jefe del componente aéreo y a su vez era jefe de la unidad de Comodoro Rivadavia), el comodoro Rodoni y otros altos jefes militares. Luego de la ceremonia los soldados querían dejar escrito a modo de constancia que “en caso de que hubiera otra guerra ellos querían ser convocados nuevamente y que también estuviésemos nosotros”. Eso nos dejó totalmente sorprendidos porque no habíamos dimen-sionado la unidad que había surgido entre soldados y cuadros a partir del hecho de la guerra.

Posguerra

Al regresar de Malvinas yo continué en actividad 6 años más y en el año 1989, pido mi baja de la Fuerza Aérea para buscar otros rumbos laborales.

También me costó conseguir trabajo pero no tanto; aunque supe fehacientemente que soldados conscriptos buscaban trabajo y los rechazaban porque eran “loquitos de la guerra”; y también supe fehacien-temente de casos donde regresaban de Malvinas al trabajo que habían dejado cuando los incorporaron, y los despedían porque “no querían arriesgarse”. La sociedad argentina que vive comprando espejitos de colores no vio más allá de sus propias narices. Se dejó llevar por la propaganda (nada nuevo), y el fusible fueron los ex conscriptos que de pronto se encontraron solos y abandonados a su suerte; con un pueblo que nos echaba a todos por igual la culpa de que la gue-rra se había perdido por nosotros. Fue una etapa de necedad muy profunda de nuestra sociedad que nos excluyó solamente por haber cumplido con la Patria.

Pero hago una aclaración importante. A los sol-dados conscriptos les dieron la baja honrosa al poco tiempo de regresar de Malvinas. Las fuerzas arma-das debieron protegerlos y asistirlos para siempre; es decir, les debieron haber dado el grado de Cabo (aunque más no sea), abonarles el sueldo de Cabo en situación de retiro; y esto hubiera permitido que los conscriptos tuvieran un ingreso poco, por cierto, pero ingreso económico al fin; y a través de las obras sociales de las fuerzas armadas pudieran satisfacer su necesidad de atención médica y psicológica. Pero quien era el presidente “transitorio” en ese momento, el Gral. Bignone; nunca potenció esta posibilidad que hubiera beneficiado enormemente a los conscriptos combatientes.

Casi a fines del año 1989 me aboco a la tarea de fundar, junto con otros ex combatientes, una ins-titución que nos nucleara. Nuestra institución recibió el nombre de: Agrupación Veteranos de Malvinas – Mendoza. En ese entonces no existían beneficios para nosotros y debíamos generar las posibilidades para nuestro bienestar.

Nuestra institución estaba conformada por ex cuadros y ex soldados conscriptos. Al poco tiempo recibimos la visita de otros ex combatientes de Buenos Aires. Ellos, enterados que nosotros teníamos una institución formada, con nuestro estatuto y personería jurídica; querían que los apoyáramos ya que ellos que-rían, a su vez, formar algo a nivel nacional. Y así nació la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina. Actualmente la Federación existe. Nuestra institución dejó de funcionar hace pocos años.

Juntamente con compañeros de la Federación y otros centros de otras provincias nos abocamos a la tarea de propiciar beneficios. Así fue como en el año 1990 (si mal no recuerdo) se logró la pensión para los ex soldados conscriptos combatientes. Ocho años después esta pensión de guerra tuvo alcances para ex cuadros, civiles y familiares de Caídos. En el 2005 se completó este beneficio para todo el universo de ex combatientes.

Fueron años de lucha para conseguir que se nos visibilizara. La inestable situación política del país era difusa con respecto a nosotros. No nos favorecía. Pero igualmente luchamos para que se nos tuviera en cuenta por el tema salud ya que los suicidios de ex combatientes se habían incrementado. No teníamos contención psicológica ni de salud. Algunos años des-pués, y a pedido de los ex combatientes, el Estado Nacional habilita un programa diferenciado de atención médica integral para nosotros a través del PAMI. Ac-tualmente ese programa funciona. Pero aún el tema contención psicológica no es del todo satisfactorio. Al día de hoy tenemos más de 600 suicidios aproxima-damente registrados, y no sabemos de aquellos que no se conocieron. Teniendo en cuenta que cuando regresamos de las Islas lo hicimos en forma tabicada, es decir, nadie podía vernos ni ir a recibirnos, esto motivó un rechazo inconsciente de la sociedad. En mu-chos casos no nos daban trascendencia. No éramos

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importantes. Esto con-tinuó y fuimos nosotros quiénes “rompimos el hielo” cuando de varias formas logramos llegar a la sociedad, funda-mentalmente a través de charlas o conferen-cias en distintos lugares y estamentos. Ahí como que se les despertó un poco el interés.

Se nos complica-ba la reinserción gracias al proceso de “desmal-vinización” que inició el gobierno de Alfonsín. Con la gestión de juzgar a las juntas militares, por elevación, nos juz-gó a todos los militares y Malvinas cayó en la volteada. A esto hay que sumarle que aparece en el año 1984 (creo) la tristemente célebre película “Los Chicos de la Guerra” donde nos dejaban mal parados en todo sentido. La sociedad argentina, cuya ignorancia sobre el tema Malvinas siempre pudo ser probada, se dejó llevar por la propaganda nefasta del alfonsinismo que incluyó no sólo esta película sino información en los medios donde hicieron ver a las fuerzas argentinas como idiotas o estúpidos que habíamos ido a Malvinas sin tener ningún motivo y a hacernos matar por las “súper fuerzas británicas”, sin contar que instalaron (hasta el día de hoy) la estúpida fantasía de que los “soldadi-tos de 18 años eran unos niños”, como si a Malvinas hubiesen ido niños de jardín de infantes.

Tarde supo este pueblo enfermo (si es que lo sabe, digo) que los soldados conscriptos británicos (ellos les dicen: No Officer); tenían entre 16 y 17 años. Jamás en la historia del mundo una guerra se hizo con viejos. Siempre fueron jóvenes los que combatieron. El tiempo demostró que los políticos en general, la propaganda y el pueblo nefasto no tenían razón, pero fue tarde…muy tarde.

Con la Agrupación pudimos concretar la fecha del 2 de Abril para que sea declarada como Día del Veterano de Guerra y Caídos en Combate. Ese tam-bién fue trabajo nuestro. Esta situación se dio en el marco de un Congreso Federal organizado por la Federación Nacional y donde concurríamos uno o dos congresales por provincia. Se puso en tablas el tema de buscar una fecha concreta para homenajear la Gesta; y por Mendoza mocioné el día 2 de Abril. Cuando me pidieron el fundamento, dije (palabras más, palabras menos): “Que el 2 de Abril de 1982 fue la única vez en la historia argentina donde todo un pueblo sin distinción de ninguna clase se había aglutinado para festejar la recuperación, algo que no se vio ni siquiera el 25 de Mayo de 1810, ya que en esa fecha también hubieron fracciones antagónicas. El 2 de Abril no existió el antagonismo de ninguna cla-se”. Y el argumento fue contundente de tal modo que quedó la propuesta de Mendoza de manera concreta y permanente.

Como dije, los ex combatientes que están en todas las provincias comenzaron a dar charlas sobre la guerra. Es así donde en cada uno de esas locali-dades las charlas se daban (y dan, actualmente) en universidades, colegios secundarios y primarios, etc. La intención que nos anima es que la historia de la gue-rra de Malvinas debe ser conocida ampliamente por el pueblo. No podemos permitir que con los años esta Gesta permanezca en el agujero negro de la mentira. Siempre digo que, si hoy tuviésemos un guerrero de la Independencia, quizás la historia no sería tan, así como nos la enseñaron. Por eso es que nos apura el tiempo ya que el ex combatiente más joven ronda los 56 años; y nuestra proyección de vida no es longeva, precisamente. Antes de que muera el último de noso-tros, el pueblo argentino debe saber fehacientemente lo que significó la Gesta de Malvinas como proyección de Soberanía para todo el país.

Rick Jolly

En el año 1999 el príncipe Carlos de Inglaterra viene a la Argentina invitado por el presidente Menem. En realidad, era una devolución de gentilezas ya que la corona británica, meses antes, lo había invitado a Menem a Gran Bretaña. En ese viaje a Gran Bretaña también fueron el presidente y vicepresidente de la Federación de Veteranos de Guerra de la República Argentina. A su regreso, propiciaron un congreso fe-deral de todos los centros del país para comentarnos el resultado de esa visita al Reino Unido.

Cuando el príncipe Carlos viene a la Argentina también trae a un ex combatiente británico: Rick Jolly. Rick había estado en Bahía Ajax. Era jefe de los pa-ramédicos. También supo estar en zona de Darwin y otros lugares más. Siempre al sur de Puerto Argentino. Como médico atendió a soldados de ambos países.

Rick, en el año 1999, era presidente del S.A.M.A. 82; una institución similar a la Federación Nacional nuestra; con la única diferencia que el S.A.M.A. res-ponde a la corona, y la Federación solo responde a los ex combatientes. La Federación nos pide a nosotros, los que estábamos en Mendoza, que nuestra institu-ción fuera anfitriona para recibir en nuestra provincia, en forma protocolar, a Rick Jolly.

Entonces nos movilizamos rápidamente contac-tando a integrantes del Poder Ejecutivo y Legislativo mendocino para hacer un acto oficial. Pero sucedió que antes de ir a Mendoza, Rick Jolly hizo comenta-rios desafortunados sobre un soldado argentino, y la Federación rompió el protocolo y a modo de fuerte enojo le cursaron una nota al príncipe Carlos donde la Federación los declaraba personas non gratas. Ante esta instancia, decidimos deshacer todo el entramado protocolar que habíamos armado junto con el Ejecutivo y Legislativo. Se había roto el protocolo y el inglés no venía a Mendoza…al menos eso creíamos.

El día viernes de esa semana de visita británica, yo me encontraba en casa totalmente despreocupado ya que ese día debería haber llegado Rick, y como no iba a venir, me desentendí del tema. Pero a los minutos una llamada telefónica de mi compañero de Agrupación, destruyó mi tranquilidad. Mi compañero me dijo: ¡¡Hugo!! Me acaba de llamar Félix (por Félix Pesce que en ese momento era ministro de gobierno provincial), y me dice que tiene al inglés sentado frente a él en la casa de gobierno”.

Grande fue mi sorpresa. Mi compañero pasó a buscarme por casa y rápidamente fuimos al ministerio de gobierno donde el Dr. Pesce nos confirmó que el inglés había estado con él y que se alojaba en el hotel Aconcagua (un hotel céntrico de Mendoza). Fuimos al hotel y tuvimos que aguardar a que el inglés llegara pues había ido a almorzar. Estaba en yunta con un integrante del consulado británico que oficiaba de traductor. Nosotros lo esperamos en el lobby del hotel. Cuando llegaron no hicieron falta presentaciones: Si bien no nos conocíamos personalmente (ni siquiera

por foto), pero a la dis-tancia nos dimos cuen-ta de quiénes eran ellos, y ellos se dieron cuenta de nosotros.

Nos sentamos en los sillones del lo-bby. Rick se sentó en el piso y mi compañero imitó esta acción, y también se sentó en el piso frente a él. Esto significaba que había camaradería. Algo im-portante cuando se juntan combatientes. La reunión comenzó más o menos a las 14 horas, y finalizó a las 21:45 horas. Se habló de muchos temas. No faltaron las anécdo-tas. Tampoco faltaron

algún que otro reproche. En fin, la reunión tuvo inte-resantes momentos.

Pero hay cuatro situaciones que no las he ol-vidado jamás y que se dieron en esa reunión. Estas situaciones fueron planteadas tanto por Rick Jolly como por el representante británico. Eran, en realidad, cuatro “propuestas” o “intenciones” que ellos traían para conversar con nosotros.

Detallo cada una de ellas, tanto la pro-puesta como la respuesta:

1) Rick Jolly nos muestra un libro que él había escrito y quería que lo promocionáramos en Argentina (estaba en inglés así que no entendimos nada), donde según él relataba todos los casos que ha-bía atendido como médico. Vimos las imágenes en el libro y con mi compañero nos miramos: Ahí pudimos dimensionar realmente el daño que se les había hecho a los británicos. Las imágenes de los heridos hablaban por sí solas. Terribles y crueles imágenes las que, al día de hoy, todavía recuerdo.

Le respondí que no era el momento de promocio-nar su libro en Argentina. El tiempo diría cuándo eso sucedería. Rick no dijo nada, y guardó su libro. (Aclaro que Rick no hablaba castellano, pero lo entendía. Algo curioso).

2) El representante de la embajada propuso que de-bíamos juntarnos los ex combatientes argentinos y británicos y comer un “asaditou”.

Le respondí que la única forma de juntar ambos contendientes era en Malvinas. Le amplié la propuesta diciéndole que nos juntábamos en el archipiélago, les rendíamos homenaje a los muertos en combate argentinos y británicos; y luego podíamos degustar un cordero de la zona. El inglés me dijo que eso era imposible por la distancia. Mi respuesta fue: Si no es en Malvinas, no será en ningún otro lado. Obviamente el inglés se decepcionó por la respuesta.

3) Este mismo representante propone que nosotros debíamos hacer el esfuerzo para traer a los Caí-dos a la Argentina; y me dice: Sería lindo que los argentinos descansen en Argentina”.

Mi compañero me miró, y yo a su vez miré fija-mente al inglés y le respondí: Error, ya están en Argentina por que las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur son argentinas. Y son argenti-nas por herencia, historia, geografía y geopolítica. Y que, si ellos no aceptaban esto, era problema de ellos. Y además los propios familiares no que-ría que sus seres queridos dejaran el cementerio de Darwin, nosotros no éramos quiénes para proponer tal cosa. Otra decepción más para el inglés.

4) Y la última propuesta la hace Rick. Rick nos dice que ellos tenían dentro de su sitio S.A.M.A. 82 algo así como una sub página que se llamaba

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“255 ventanas”. Le pregunté de qué se trataba y me dijo que clickeando en una ventana, esta se abría y aparecía la imagen y el historial de cada inglés muerto en Malvinas.

Le dije entonces:

“Pero Rick, esos ingleses muertos eran católi-cos, ya que nuestro presidente rindió honores en no recuerdo cuál Iglesia católica en Liverpool (si mal no recuerdo) y los nombres estaban allí”…y continué…” ¿Y los ingleses “anglicanos”, porque la religión de ustedes es la anglicana? ¿Y los escoceses que no son ingleses? ¿Y los galeses que no son ingleses? ¿Y los nepaleses que no son ingleses? ¿Dónde están sus nombres? Y le agregué: Rick, yo le cambiaría el nombre a la página y le pondría: 1.000 ventanas”…

Lo que sucedió ahí es testigo Dios y mi com-pañero. Rick Jolly se tomaba la cabeza y con gesto de preocupación la movía de un lado hacia el otro. El representante de la embajada me miró y me dijo: ¿De dónde sacaron ustedes esa información?”. Le respondí que no la saqué de ningún lado y que yo real-

mente desconocía la verdadera cantidad de muertos británicos en general (lo que no le manifesté es que tampoco sabía si los combatientes muertos a los que Menen homenajeó eran católicos. Me tiré a la pileta, como se dice). Pero cayeron en esta trampa, y por los comentarios del inglés y la actitud de Jolly pudimos confirmar que los 255 muertos ingleses, había que multiplicarlos por dos, al menos.

Antes de irnos las visitas quisieron tomarse una foto con nosotros. Nos negamos y les dijimos que, en todo caso al día siguiente, en el aeropuerto y antes de que ellos regresaran a Buenos Aires, nos sacaríamos una foto. Obviamente que no fuimos al aeropuerto y le quitamos toda posibilidad de prensa. Seremos protocolares cuando queramos, pero no somos idiotas y a nuestros enemigos no les íbamos a hacer fama en nuestro propio país. Mi compañero, quien en ese momento era presidente de nuestra ins-titución provincial, es: Eduardo Santiago Domínguez (ex soldado conscripto de infantería de marina que estuvo desplegado en la Isla Borbón, al Norte de la Gran Malvina. También fue prisionero de guerra y fue embarcado en el buque británico Canberra).

Actualidad

Actualmente no tengo relación con el universo de ex combatientes, salvo con 4 o 5 íntimos. Tampoco estoy afiliado a ningún centro provincial o nacional. Después de tantos años de luchar en esta posguerra que es, por lejos, más cruel que la misma guerra; he decidido pasar mis últimos años de vida dedicado al ámbito familiar. Ámbito que descuidé por muchos años por estar abocado a ayudar en la generación de beneficios para nuestro sector, pero más importante, a generar conciencia de lo que significa la Causa Malvi-nas para el pueblo; y también lo que aportó la guerra en sí para el fortalecimiento de la nacionalidad, para que todos y cada uno de los habitantes de este país entiendan que “no somos dueños de la Argentina”; sino los custodios de cada pedazo de nuestro suelo, el que heredamos de nuestros mayores y al que debemos defender…hasta perder la vida.

Hugo Agustín Mancini, Fierro Uno

Ariel Peral para Defensa Nacional y del Mundo

Recordatorios de MalvinasAdquieralos en nuestra sede

Uruguay 654 Piso 4º Of. 403 - CABA Tel : 4373-5440

de 08.30a 16.00

TRÁMITES POR PENSIÓN EN PROVINCIA DE BUENOS AIRES - PENSIÓN DENEGADA RESARCIMIENTO HISTÓRICO - RECLAMO 1305/12

La Asociación Veteranos de Guerra de Malvinas, NO OFICIARÁ DE INTERMEDIARIO entre el letrado y el damnificado.El trámite y las comunicaciones entre ambas partes es a nivel personal.

Dr. Claudio LUJÁNAbogado U.B.A.

Salta 297 - CABATel.: 011-15-4170-8304

Email: [email protected]

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Los Perros que Participaron de la Guerra de MalvinasEl Comando de la Infantería de Marina, durante la defensa de Puerto Argentino, decidió el envío de 18 perros de guerra el 7 de abril de 1982, bajo las órdenes del Teniente de Fragata de Infantería de Marina Miguel A. Paz. El grupo contaba con un Guardiamarina veterinario, Jorge Robles; Un encargado de sección, suboficial segundo de Infantería de Marina Ernesto Fran-co, y grupo de soldados conscriptos, cada uno como guía de un perro a su cargo, con el cual formaba una pareja inseparable.

valentía, eran sin duda los mejores del Batallón, participaban de todas las exhibiciones (desarme de enemigos, control de detenidos y saltos de al-tura). Xuavia porque era extremadamente celosa y guardiana, ella fue a Malvinas porque era la mejor entre las hembras (era mi preferida), recuerdo que cuando entro en celo elegí un lugar preferencial y ordené su servicio”

Xuavia, la Perra Solidaria

Xuavia estaba preñada cuando fue a Malvinas; fue elegida porque era la mejor entre las hembras. Era extremadamente celosa y guardiana.

En la noche que fuera enviada a la primera línea junto con otros dos perros, Xuavia, cuando estaba re-gresando del frente hacia la localidad, encontró herido a un soldado argentino que yacía cubierto por la nieve en el suelo. La perra se le acercó, se pegó a él y le brindó calor hasta el mo-mento en que los camilleros lo encontraron y lo traslada-ron hacia Puerto Argentino. La perra lo acompañó hasta el hospital y recién después de hacerlo, regresó con los suyos que se llenaron de alegría por su regreso.

De no haber sido por ella, el soldado hubiera muerto desangrado y con-gelado. En su momento este hecho fue comentado por todos los que lograron verlo, luego el drama del tramo final de la batalla lo apagó. Por esa razón no se pudo rescatar el nom-bre del soldado ni el de los camilleros. Al comentar el episodio el Guardiamarina Robles dijo:

“El relato sobre el re-greso de Xuavia fue tal cual como se comenta más arriba, vino al lugar donde yo estaba; un soldado me grito: “Señor, volvió Xuavia, cuando me di vuelta la vi y me pareció mentira, todos le demostramos alegría y puedo asegurarle que ella respondió del mismo modo. Ya en la Base Naval Puerto Belgrano tuvo sus cachorros”

Lamentablemente no se pudo rescatar el nombre del soldado ni el de los ca-

milleros.Luego del conflicto Xuavia regresó a la Base

Naval Puerto Belgrano donde parió 9 cachorros, 7 machos y 2 hembras de los cuales 3 murieron inme-diatamente después del parto. El padre fue Duque.

Vogel, el Veterano de Guerra Longevo

De la dotación de perros de guerra de la ARA Veteranos de Malvinas, el que superó a todos en lon-gevidad fue Vogel.

Vogel es un término germano que significa pá-jaro, un ovejero alemán hijo de Tell y Nixie, también nacidos en la BNPB.

Luego de la gesta de Malvinas presidió todas las ceremonias de la unidad, luciendo en su capa la condecoración de Veterano de Guerra de Malvinas. Lo hacía con la prestancia propia de su raza.

Falleció el 1º de noviembre de 1991, fue ente-rrado en la BNPB mirando hacia las Islas Malvinas y con un monumento en honor de los Perros Veteranos de Guerra.

Tom, el Perro Artillero

Según refiere el Cabo 1º VGM Omar Liborio del GA 101, él llevó el forma clandestina a un perro de la base que había sido criado de cachorro. Lo llamó Tom porque iban al Teatro de Operaciones Malvinas. En breve tiempo, este animal se transformó en el ser más festejado, mimado y querido por todos. Como debían ocultarlo de los superiores, en las inspecciones el can debía estar oculto dentro de algún bolso o disimulado

Los canes fueron utilizados para la defensa de la localidad, para protección de los puestos de co-mandos, para detección de infiltraciones de fuerzas especiales y también para la seguridad de centrales de comunicación y depósitos varios.

Después de varios bombardeos sobre las po-siciones argentinas, se comprobó que la alarma más segura y eficaz ante los bombardeos, sobre todo de los aéreos, estaba dada por los aullidos de estos animales que los anunciaban mucho antes de que se realizara el ataque por lo que, según relatan los veteranos lo-calizados en Puerto Argentino, un seguro preaviso a partir del cual se tomaban las contramedidas.

También distinguían en general al personal de la Armada con respecto a las otras fuerzas con quienes eran especialmente agresivos, incluyendo también a los Kelpers. Este hecho se repitió luego con los britá-nicos, una vez prisioneros de guerra.

Hubo oportunidades en que salieron de la pobla-ción en misiones de patrulla adelantada, pero fueron sólo casos puntuales para tareas específicas como la vigilancia del sistema de la rampa y el generador del misil Exocet que se montó como defensa costera. Este sistema de armas se mantuvo en el más cuidadoso secreto dentro de la localidad, durante el día en gal-pones muy especialmente custodiados y de noche se movía sigilosamente hasta su lugar de lanzamiento. Todas estas maniobras fueron apoyadas por la sección de perros durante el día y la noche.

En los últimos días de combate se decidió el envío de perros a primera línea para evitar infiltra-ciones enemigas. Fueron tres las parejas enviadas: conscripto Carlos del Greco con Ñaró; conscripto Raúl Andicochea con Negro, y conscripto Silva con Xuavia.

En la noche del 13 al 14 de junio, en el asalto final, los guías perdieron a sus perros que huyeron aturdidos por las explosiones. Todos los esfuerzos por encontrarlos que realizó la Sección Perros terminaron en fracaso, pese al empeño de todos, incluyendo a los Infantes de Marina de otros destinos, quienes colabo-raron sensibilizados por los hechos. Lo hicieron por cariño a los perros pues se sabía que, de estar con vida, guiados por su instinto y sensibilidad, hubieran regresado por si mismos a su sección.

Lamentablemente Ñaro y Negro desaparecie-ron completamente y no se encontraron ni siquiera sus collares, por lo que se presume que murieron en combate.

Hubo una versión no confirmada que refiere que un oficial británico se quedó con uno de ellos.

Dijo el Guardiamarina Veterinario J. Robles, entrevistado luego del conflicto:

“Fueron al frente Ñaro, Xuavia y Negro. ¿Por qué ellos? Negro y Ñaro por su bravura,

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por una campera o saco de donde asomaba apenas su hocico para poder respirar.

Luego de un breve tiempo de espera en Santa Cruz, el grupo fue movilizado y partió hacia las Islas Malvinas en un Hércules. Por supuesto que Tom lo hizo también, pues ya era un soldado más del grupo de Artillería 101.

Mortero el perro veterano de guerra del RI 8En Malvinas, Tom tuvo un comportamiento ejem-

plar: cuando se cañoneaba al enemigo, se paraba delante del cañón como el más avezado combatiente. Si alguien estaba bajoneado ladraba y jugaba con él en los momentos de calma para animarlo. Cuando había “alerta roja de bombardeo naval” abandonaba el refugio para buscar a los que estaban más alejados; presentía con su instinto perruno los bombardeos an-tes de que se gritara la alarma y lo manifestaba con ladridos particulares que ya todos conocían.

Los soldados le fabricaron, con gorros y bufan-das, un abrigo para atenuar las gélidas temperaturas del lugar y compartieron con él la comida, surgió entre ellos y el can una amistad profunda y sincera.

El 11 de junio, siendo la hora 11.15, un avión se lanzó raudamente, bombardeando y haciendo esta-llar un cañón que manejaban los camaradas de Tom quienes corrieron para cubrirse.

El avión efectuó otra pasada, pero esta vez ametrallando furiosamente a la tropa, que repetía el ataque con fusiles. Muchos fueron heridos. Tom, que corría avisándoles a los más distantes, tuvo la mala suerte de ser alcanzado por esquirlas.

El humo y el olor a pólvora se enseñorearon con el lugar. A pesar de estar herido, el Cabo Liborio y otros que lo estaban también, buscaron a Tom y lo encontraron tendido sobre una roca; estaba inmóvil y los miraba con sus ojos negros. Esos ojos que otrora habían sido tan vivaces, fueron apagándose en forma lenta, despidiéndose de ellos, ¡sus amigos!

Allá quedó para siempre en la helada turba malvinera él al igual que los héroes que dieron su vida por la Patria; es otro bastión argentino en las Islas Malvinas, la tierra insular que nos fuera robada en el siglo XIX.

Mortero

Según cuenta Carlos Alberto González, subo-ficial del Ejército Argentino, Mortero fue con ellos a Malvinas y volvió con sus camaradas en el Norland como “prisionero de guerra”:

En adiestramiento en su Batallón en Puerto Belgrano“…Mortero nos acompañaba en cada una de

las salidas hacia las misiones de las patrullas Gato y Mancha. Cruzaba el campo minado y las primeras líneas junto a nosotros hasta llegar a una tranquera. Allí se detenía y quedaba observándonos hasta per-dernos de vista. Cuando regresábamos (al término de tres o cinco días) se ponía contento. Mortero, más que un simple perro… era un amigo de los soldados. A tal punto, que cuando subió al Norland, les orinó la alfombra”.

Batallón de Seguridad de la Base Naval Puerto Belgrano

Fecha de creación: 8 de octubre de 1945.� Función: Vigilancia y Seguridad de la Base Naval

Puerto Belgrano.� Asiento: Base Naval Puerto Belgrano.� Condecoraciónes: Medalla y diploma “Operaciones de Combate”

otorgada por la Nación Argentina por su destaca-da participación en el Conflicto del Atlántico Sur.La Unidad participó con la Agrupación de Perros

de Guerra en el control de la población y depósitos en Puerto Argentino durante el conflicto del Atlántico Sur.

BATAllóN SEgURIDAD ARA AgRUpACIóN pERRoS DE gUERRA: pERRoS DESTACADoS A lAS ISlAS mAlvINAS

VolfNandoVogel (último sobre-v iv iente, fa l lec ió e l 1/12/91)WarnerYouFaluKeniNegro (desaparecido en acción)Franky

NickDuqueÑaro (desaparecido en acción)RanquelÑanculLondonOnixXuavia (fue preñada a Malvinas)Olaf

Patrullando Puerto Argentino y las playas cercanas

La Agrupación Perros de Guerra en la actualidad durante una ceremonia en la Base Naval de Puerto Belgrano

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Malvinas, Los Misterios sin Resolver de la Guerra más Cruenta para los Paracaidistas Ingleses

Francisco Cancio publica «Enmienda», una investigación exhaustiva sobre la Guerra de las Malvinas que enfrentó a Argentina y Gran Bretaña

Fuente: sitio “abc.es” – Por www.defensanacional.foroactivo.com

En la primavera de 1982, la Argentina y el Reino Unido lucharon en una guerra de 74 días por el control de las Islas Malvinas situadas en el Atlántico Sur, en una de las confrontaciones bélicas más singulares del último siglo. La Guerra de las Malvinas, pese a su brevedad, compendia casi todas las perspectivas que pueden enfocarse en un conflicto bélico: guerra naval, aérea y terrestre, desembarcos, lucha antisub-marina, empleo de armas nuevas, inteligencia, operaciones de comando, espionaje... y todo eso mientras el mundo trataba en vano de detener el conflicto en innumerables rondas, conversaciones y mediaciones, todas fracasadas.

hasta el 2 de mayo, cuando los británicos hundieron el crucero argentino General Belgrano. Aquel desastre provocó la muerte de tres centenares de marinos e hizo que la Junta Militar tomara la decisión de volver a puerto y no salir de nuevo. A cambio, tomaron los cielos y, a golpe de caza, intentaron evitar que los ingleses pisaran tierra. En el marco de estas operacio-nes se produjo uno de los hechos más controvertidos del conflicto: el presunto impacto de un misil Exocet sobre el portaaviones HMS “Invincible”. Algo que el gobierno de Thatcher siempre negó. El 21 se produjo el desembarco y, tras dos cruentas contiendas en Pradera del Ganso y varios combates en los montes alrededor de Puerto Argentino, llegó la rendición el 14 de junio.1-¿Cuál es la gran mentira que todavía está extendida sobre la Guerra de las Malvinas?No creo haber identificado ninguna, pero si pongo en cuestión algunos tópicos. Qui-zá el más extendido es el que afirma que la decisión de hacerse con las Malvinas la tomaron los miembros de la Junta Militar desde la Casa Rosada con una copa en la mano. No fue así. Argentina, con sus claroscuros, era un país organizado, con una cancillería y su política exterior. Se vio atrapada en un caos provocado por la cuestión Davidoff; la llegada a las Geor-gias del Sur, en posesión de los ingleses, de 39 obreros argentinos para desarmar unas factorías balleneras. Los británicos afirmaron que junto a ellos arribó un con-tingente militar que buscaba conquistar la zona. Eso desencadenó todo. Se creó un torbellino incontrolable que hizo que se aceleraran todos los planes sobre las Malvinas.

Francisco Cancio

2-En su libro afirma que los argentinos no barajaron, en principio, el conflicto armadoPensaban que, si no derramaban sangre inglesa, podrían entablar un proceso de negociación. Y no era una locura. En las dos primeras semanas estaban convenci-dos de que no habría guerra. Al ser dos

islas, no hubiera sido descabellado que la ONU hubiese puesto un contingente de intermediación que administrase el territorio. O que diese una isla a cada país. Para los argentinos ya habría sido una victoria.3-¿Por qué los ingleses enviaron toda su flota para reconquistar unas islas tan recónditas?Hay un capítulo dedicado a ello. La ver-sión oficial establece que fue herida la dignidad como nación de Inglaterra, que el territorio era británico y que había que recuperarlo. Pero hablamos de unas islas perdidas a 8.000 millas náuticas de Reino Unido y de solo 1.000 habitantes que se podían considerar súbditos de la corona en la región. ¿Eso justificaba el envío de toda la flota? Seguro que hubo algo más que, por el momento, no se ha admitido.4-¿Qué podría ser?Muchas cosas. Por ejemplo, la proyección que les ofrecían las islas hacia la An-tártida. Existe un tratado en vigor por el cual nadie puede reclamar soberanía sobre ella hasta 2040. Pero, a partir de entonces, es un libro abierto. ¿Qué hacen los países? Tratar de pre consolidar de-rechos; y uno de los caminos es a través de las proyecciones antárticas de tu terri-torio. En el caso de Inglaterra, Malvinas.También está el control territorial. Por entonces el mundo se comunicaba a tra-vés de los canales de Suez y Panamá, el Estrecho de Magallanes y el Cabo de Buena Esperanza. La Unión Soviética, que era un enemigo real en plena Guerra Fría, había tomado posiciones cercanas en dos de ellos (Suez y Buena Esperanza) a través de Angola, Etiopía y Somalia. Reforzar el control de las Islas, que daban acceso al Estrecho de Magallanes, podría ser otra posibilidad.Otra de las más plausibles es la necesi-dad de dar una lección a los rusos. La interpretación que hicieron los soviéticos de la firmeza de la OTAN para alcanzar un objetivo complicado, como era expul-sar a los argentinos, fue muy útil para Inglaterra. Los oficiales británicos de entonces confirmaban que se hallaban en una situación prebélica. Estaban en los años más tensos desde la crisis de los misiles de Cuba. El enviar el mensaje de “estamos dispuestos a luchar, estas son mis armas y esta mi capacidad logística” puede explicar la guerra.

“¡Es la guerra! 40 buques preparados. Los para-caidistas, convocados”. Con estas palabras del «The Sun», periódico británico, desayunaron los ingleses el 3 de abril de 1982, la segunda de las 74 jornadas a lo largo de las cuales se extendió un conflicto que enfrentó a la Argentina de Leopoldo Galtieri y a la Gran Bretaña de Margaret Thatcher por el control de las Islas Malvinas. O Falkland Islands, como los bri-tánicos llaman a este pequeño archipiélago ubicado a 13.000 kilómetros de Londres. El diario se quedó corto. Al final, soltaron amarras en varias oleadas hasta un centenar de barcos (entre ellos, tres submarinos atómi-cos) con la élite del ejército en sus bodegas: los Royal Marines y los versados soldados aerotransportados.

No era una broma. Tras los dos meses y medio en los que la Guerra de las Malvinas mantuvo en tensión a la sociedad, hubo que lamentar unos 600 fallecidos argentinos y casi 300 ingleses. En la prensa, las instantáneas de los combates aeronavales entre los Harrier y los Mirage ganaron las portadas. Sin embargo, el investigador español Francisco Cancio está convencido de que la Junta Militar de Galtieri no ansiaba entrar en conflicto con la todopoderosa Gran Bretaña cuando arrebató las Malvinas al gobierno de Thatcher. Más bien, y según explica en declaraciones a ABC, pretendía hacer una demostración de fuerza y negociar con un país que, creía, estaba demasiado lejos para plantarles cara.

Pero no contaron con que la «Dama de Hierro» no podía mostrar debilidad ante la URSS y que aquel era un escaparate idóneo para lucirse ante el bloque del Este. Así lo corrobora Cancio en su nueva obra: «Enmienda» (editada por Robinson Librería Náutica). Una investigación de años en la que trata de desen-trañar los enigmas que todavía existen sobre este conflicto y para la que ha contado con los testimonios de altos oficiales británicos como el brigadier Julian Thompson (comandante de las fuerzas de los Royal Marines durante la operación) o, entre otros tanos, el general argentino Mario Menéndez. El resultado es un ensayo concienzudo, ameno y divulgativo destinado a que la sociedad entienda los claroscuros de un conflicto en el que la élite del ejército británico pasó una de sus pruebas más dura frente a los conscriptos latinoamericanos.

Comienza la guerra

A nivel oficial, y aunque Cancio dedica varios capítulos a explicar algunos antecedentes como el determinante incidente Davidoff, la Guerra de las Malvinas comenzó el 2 de abril de 1982, cuando unos centenares de soldados argentinos tomaron posesión de las islas, entonces bajo bandera inglesa. “¡Argen-tinazo: las Malvinas, recuperadas!”, afirmó la prensa local. Thatcher llamó a la batalla y, a principios de mayo, la avanzada de una gigantesca armada, en la que destacaban dos portaaviones y tres submarinos atómicos, arribó a la región. El objetivo: desembar-car por el norte de la Isla Soledad (la más grande) y conquistar Puerto Argentino, donde estaba afincado el grueso del ejército argentino.

La calma previa a la tempestad se extendió

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5-¿Por qué volvió a puerto la armada argentina tras la destrucción del Belgrano?Margaret Thatcher reconoció que el hun-dimiento del crucero ARA General Belgra-no fue un punto de inflexión fundamental para poder llevar a cabo el resto de las operaciones. Su siniestro, que coincidió con una diferencia de pocos días con la destrucción del ARA Alférez Sobral, evi-denció dos capacidades frente a las que los argentinos no podían combatir.La primera era el submarino atómico como amenaza invisible. Los ingleses tenían tres, lo que les otorgaba una ca-pacidad de operación espectacular en términos de velocidad y autonomía. Los argentinos, por su parte, contaban con pocos medios de detección antisubmari-na. Solo algunos “Neptune”, que pronto quedaron fuera de servicio por el exceso de uso y por su estado de conservación no óptimo. Al final, en la práctica, el Bel-grano ni se enteró de que un sumergible le llevaba siguiendo tres días antes de ser hundido.La segunda fue que, en un momento deter-minado, los argentinos empezaron a estar convencidos de que alguien les estaba observando desde el cielo. Existe mucha controversia sobre la observación sateli-tal que los norteamericanos, parece ser, trasladaron a los ingleses. Personalmen-te estoy convencido de que fue así. ¿Por qué? Porque estamos hablando de los dos principales miembros de la OTAN. En una conferencia, el secretario de marina de la US Navy, John Lehman, nos confirmó que, en cuanto estalló el conflicto, Ronald Reagan le expuso: “Dile a Maggie que la ayudaremos en lo que haga falta, pero que, por favor, sin demasiados papeles”. Desde entonces, una buena parte del “sta-ff” de la US Navy destinado en Londres pasó a centrar sus esfuerzos en las Mal-vinas. Pensar que los norteamericanos no redirigieron sus satélites para observar el área es un poco ingenuo.6-Por el contrario, se ha extendido la idea de que la flota argentina se refugió en puerto por miedo…Eso es algo que no se ha explicado bien. Se ha dado a entender que la armada argentina se escondió. No fue así. Lo que no hizo fue sacrificarse inútilmente. Tras la destrucción del Belgrano, el almirante Anaya y el vicealmirante Lombardo lle-garon a la conclusión de que no podían exponer ninguno de sus buques porque, en caso de hacerlo, serían atacados y hundi-dos. Ante esa evidencia, y ante el riesgo de que pudieran tener algún conflicto posterior con su enemigo secular, Chile, impusieron el sentido común. Prefirieron no lanzar acciones ofensivas porque sa-bían que los ingleses podían destruir sus unidades navales sin problema. Eso llevó a una decisión lógica: la flota a puerto, porque si está en el mar, acabarán con ella.7-Otro de los mitos es el que habla del escaso entrenamiento de las fuerzas argentinas y de que solo el 5º Batallón de Infantería de Marina (BIM 5) estaba capacitado para hacer frente a la guerra.Hay que ser muy cuidadoso con la gente

que combatió. Es cierto que la mayor par-te de las fuerzas argentinas desplegadas estaban integradas por conscriptos; pero no podemos desmerecer el esfuerzo y el sacrificio de los que estuvieron allí. Lo in-tentaron hacer bien, pero tenían en frente a los Royal Marines y a los paracaidistas británicos, primera línea de batalla del Reino Unido. El BIM 5, en todo caso, sí era una unidad muy profesional y con un porcentaje de suboficiales mayor.Con todo, es cierto que había unidades es-peciales, de comando, de buzos tácticos... ¿Por qué no enviaron todo lo que tenían? Por dos razones. En primer lugar, porque no pensaban que iban a luchar. En los pri-meros 15 días del mes de abril se confia-ron a una secuencia lógica de los hechos: he retomado las islas y negociaremos. Por otro lado, hubo una reserva de capacidad por un posible enfrentamiento con Chile que casi había acaecido en el 78.

Guerra aérea en las Malvinas – Imagen de la misión de ataque al portaaviones HMS “Invincible”, en primer plano el Super Etendard con el último misil Exocet disponible por la Armada Argentina, en el fondo de la fotografía los cuatro aviones A4 “SkyHawk” de la Fuerza Aérea que seguirían la

trayectoria del misil una vez lanzado.

8-No pasaba lo mismo con la fuerza aérea…Argentina tenía un modelo de fuerzas armadas muy poliédrico. Desde los 70 la armada era la mejor del continente, y lo mismo pasaba con la fuerza aérea. Pero es entendible. Un piloto de caza nunca es un conscripto, es un profesional que ha dedicado mucho tiempo a formarse. Eran, por ello, expertos con años de entre-namiento a sus espaldas y muy hábiles. Los aviones A4 comenzaron a llegar en el 73. Los Mirage y los Dagger poco después. Es decir, que tuvieron una década para entrenarse con ellos.La fuerza aérea fue un verdadero quebra-dero de cabeza para los ingleses, pero sus pilotos estuvieron muy comprometi-dos por la imposibilidad de usar la pista de aterrizaje en las islas. Debían partir desde el continente, y eso les dejaba una autonomía de operación de 3 o 4 minu-tos. En ellos debía identificar al objetivo, lanzar las bombas y volver. En caso con-trario, se quedaban sin combustible. Si se enfrentaban a una patrulla de Harriers no tenían apenas tiempo. Pero eso no evitó que el número de buques dañados fuese altísimo.9-¿Qué aviones utilizaba la fuerza aérea ar-gentina?Los A4 y los Dagger eran utilizados para el bombardeo naval. El problema era que los pilotos de fuerza aérea no se habían entrenado en este tipo de ataques. Es-

taban formados para lanzar explosivos desde altura y acabar con instalaciones de tierra firme como fábricas, no para hacer fuego sobre el mar. El Mirage era el interceptor; un aparato que les protegía cuando llegaban los Harriers británicos.10-¿Harrier o Mirage, cuál fue el más letal?Los Harrier partían con ventaja. En el combate disponían de un misil, el Si-dewinder 9L, la última versión del Si-dewinder americano, que les permitía disparar en oblicuo contra el contrario. El piloto no necesitaba ponerse justo detrás para hacer blanco. El Matra argentino tenía muchas más limitaciones. Por eso el nivel de éxito inglés fue altísimo, por-que siempre daba en el blanco. Si a esto le sumas que unos salían directamente de los portaaviones y otros solo tenían cuatro minutos para luchar (lo que les estresaba mucho), el resultado es obvio.

Soldados argentinos caminan el 13 de abril de 1982 para ocupar la base de los Marines Reales capturados en Puerto

Argentino

11-¿Una vez que desembarcaron… cómo de letales eran los paracaidistas y los Royal Ma-rines británicos?Todos los ejércitos del mundo tienen su orden de batalla. Cuando estalla un con-flicto está establecido qué unidades serán las encargadas de combatir para tratar de frenar al enemigo. Los Royal Marines y los paracaidistas eran el primer orden de batalla de las fuerzas armadas del Reino Unido. Eran una fuerza profesional que había estado en combate en el Ulster. Eso les había dado un sentimiento de equipo y una experiencia increíbles. No se le puede exigir lo mismo a una fuerza que lleva cinco años unida, que una que es conscripta y lleva ocho meses compar-tiendo los cuarteles.La prueba palmaria de la importancia de esas fuerzas fue que, cuando los ingleses enviaron a la 5ª Brigada de su ejército, la cual no pertenecía al primer orden de ba-talla, sus hombres no pudieron afrontar el terreno de Malvinas y debieron apelar a un riesgoso desembarco que los llevó al desastre de Bahía Agradable. Los para-caidistas y los Royal Marines, en cambio, anduvieron 80 kilómetros (desde bahía de San Carlos hasta Puerto Argentino) con unas mochilas que pesaban una barbari-dad. El resto no pudo seguir el peso de la marcha.12-¿Podían los argentinos haber resistido los asaltos ingleses?Nadie discute que, en un golpe de mano, los argentinos podrían haber retrasado el avance en tierra, pero el frente era muy

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amplio y Thompson lo tenía muy contro-lado. Como ellos admitieron después, consiguieron la victoria en el mismo mo-mento en el que pusieron un pie en tierra. A partir del 21 de mayo el combate estuvo muy condicionado porque los defensores no podían reforzar sus fuerzas por mar.El mismo Thompson me confirmó en una entrevista que los Royal Marines y los paracaidistas tenían la situación con-trolada y que la 5ª Brigada, que llegó después, era innecesaria. Sin desmerecer a los argentinos, que se dejaron la piel y combatieron de forma muy inteligente.13-¿Y si los ingleses no hubiesen pisado las islas?Si no hubieran llegado a tierra las cosas sí habrían podido cambiar. El ejemplo más claro fue el incidente del buque de transporte Sir Galahad, que fue hundido por la fuerza aeronaval argentina el 8 de junio y provocó 53 bajas. Otro más de esos y quién sabe si la opinión pública podría haber rechazado aquella “gue-rra extraña” que no entendían. Cuando hablas con los ingleses, muchos te dicen que pensaban que las Malvinas eran unas pequeñas islas al norte de Escocia. Hay un contrasentido entre ese despliegue y la percepción de la sociedad. El ciudada-no no entendía por qué se hacía ese des-pliegue. Si hubiera habido otro desastre al gabinete Thatcher le hubiera costado explicar qué estaba haciendo.14-El otro gran misterio es el del hundimiento del HMS “Invincible”. ¿Qué ocurrió con él?Es el más llamativo. Tenemos a los in-gleses, que niegan el hundimiento, y a dos pilotos argentinos (Gerardo Isaac y Ernesto Ureta) que vieron el impacto del misil. Al margen de la contradicción, la realidad es que, durante 40 años, no ha habido testimonios británicos de peso que hayan confirmado que el buque recibió daño. Solo un marino cuya declaración tiene cierta falta de credibilidad.

Ataque al Portaviones HMS “Invincible”

También es real que todos los misiles que habían lanzado hasta entonces los argen-tinos habían dado en el blanco. Eso nos hace pensar que, si es cierto que hicieron fuego, es muy probable que impactaran contra el portaviones. Es sospechoso que el barco, además, volviera más tarde que el resto, y como nuevo, a Gran Bretaña. No seré yo quien afirme categóricamente que fue tocado, pero alguna solución hay que darle. Hasta que se liberen los archivos soy partidario de que, en efecto, el misil golpeó, le hizo un agujero al buque, ex-plotó en el hangar (que estaba protegido

contra incendios) y los marineros pudie-ron extinguir el fuego.15-¿Y por qué habrían ocultado los hechos?Puede ser que silenciaran el ataque para no volver a agitar a la sociedad. Al fin y al cabo, ya tenían a las tropas en tierra y, si se hubiera conocido, no sabemos si podría haberse forzado una retirada. A partir de ahí fueron rehenes de su decisión. Pero es solo una tesis. Lo que no comparto son las teorías que afirman que fue hundido o que se construyó un barco nuevo para reemplazar al Invincible. 16-¿Fue Pradera del Ganso la batalla más cruenta?Fue un testeo inicial del combate que iban a librar. Los ingleses no conocían a su enemigo, lo probaron y se percataron de que no iban a entregar las islas sin com-batir de forma dura. Desde esa batalla, los británicos no volvieron a combatir de día. Lo hicieron de noche, aprovechando su preparación y sus medios, para dismi-nuir la cantidad de bajas. Allí combatie-ron los paracaidistas y tropas de prime-rísimo nivel. Unidades muy compactadas a raíz de la guerra del Ulster. Pero los argentinos se lo hicieron pasar muy mal.17-¿Cómo nació este libro?El origen del libro se encuentra en casa. Mi padre era un apasionado de la histo-ria naval. De cuatro hermanos, yo fui el que captó esa afición desde muy peque-ño. Por eso, cuando estalló la Guerra de las Malvinas y descubrimos a aquella gigantesca armada inglesa dirigiéndose hacia las islas con todos sus portaviones y su flota de escolta, quedamos perplejos. Después de la Segunda Guerra Mundial, las contiendas que se habían dado nunca enfrentaron a un país occidental contra otro. Malvinas era algo diferente.Aquello me sedujo mucho y, poco a poco, fui comprando libros sobre el tema, inves-tigando… Me resultaba intrigante porque la guerra tenía mucho de enigmático.

Había una infinidad de áreas difíciles de entender. Ya de mayor le quise dar una vuelta de tuerca y asistí a un congreso en Inglaterra sobre el tema. Me metí poco a poco en él hasta que surgió la posibilidad de viajar a Argentina, donde había estado durante el servicio militar de joven.En ese viaje me propuse escribir el libro, que en principio iba a ser el fruto de la investigación que realizara. Pero me di cuenta de que podía contar algo más. Y ese algo fue “Enmienda”: una revisión de algunas cuestiones de la guerra que se consideran como inmutables, pero todavía plantean dudas. Temas como el “stock” de misiles Exocet (¿por qué solo había cinco?) o la retirada de la armada argentina a puerto. Eran cosas que había que preguntar.18-¿Cómo llevó a cabo la investigación?Hice una extensa investigación de campo. Tuve suerte porque muy buenos amigos me ayudaron a llegar a personajes como el ya fallecido Menéndez, Lami Dozo (el único miembro vivo de la junta militar cuando estuve allí) o el vicealmirante Lombardo (al mando del teatro de opera-ciones durante buena parte del conflicto). Entrevisté a muchos protagonistas. No solo altos mandos, sino marinos, pilotos, diplomáticos…Toda esa información la combiné con la parte inglesa. Al principio costó bastan-te conocer a militares británicos, pero, al final, rompí la corteza y contacté con protagonistas destacados como Thomp-son, el principal mando de operaciones terrestres, y otros tantos. En contra de lo que la gente piensa, una vez que dieron luz verde fueron muy transparentes y amables. Me ofrecieron todo su tiempo. Eso enriqueció muchísimo la obra, que hoy ve la luz gracias al loable compromiso de Robinson Librería Náutica por estimu-lar la publicación de todo cuanto tenga que ver con el mar y su historia. Les estoy también muy agradecido.

Incendio del destructor británico HMS Sheffield tras recibir el impacto de un misil Exocet lanzado por un avión argentino

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El Guardacostas Río Iguazú Derriba un HarrierLa heroica historia del guardacostas Río Iguazú: así fue el primer combate aeronaval de la guerra de Malvinas. La nave fue enviada al teatro de operaciones en abril de 1982, protago-nizó el único derribo de un avión inglés desde una embarcación argentina

Fernando Morales, INFOBAE, 1º de junio 2019pasó a ser mi primer oficial, dado que era más moderno”, recuerda Olmedo. Aquello ocurrió el 3 de abril de 1982.

“La misión que se nos asignó fue precisa-mente llegar a Malvinas para sentar las bases en las islas de lo que se dio en llamar la Subprefectu-ra Puerto Argentino. Una vez en el lugar se efec-tivizaría el rol institucional de Autoridad Marítima y se establecerían los limites reglamentarios de control policial en el mar”, agrega.

Los tres hombres entrevistados por INFO-BAE tienen en común mucho más que el sentido de pertenencia a una institución: se alternan en el relato de los sucesos que protagonizaron, sin solución de continuidad, demostrando que lo que vivieron en aquellos días los unió para siempre.

“Tenía 32 años en abril de 1982, el 27 de ese mes cumplí los 33”, señala el ayudante ma-yor Baccaro y agrega: “Era el contramaestre del guardacostas, el suboficial más antiguo de todos los que estaban en Malvinas. Mi función era ve-lar porque el barco funcionara a la perfección en todo sentido, ser el hombre de apoyo del capitán y hacer lo posible para que la tripulación tuviera todo lo necesario”.-Estando en ese contacto con la tropa, ¿cómo tomó el personal la movilización hacia las islas?-Todos lo tomaron con mucho entusiasmo. Es de destacar que fue muy importante que quienes eran nuestros superiores se compor-taran como pares y constituimos un verdadero equipo de trabajo. Fue gracias a ese espíritu de equipo que pudimos cumplir la tarea que se nos encomendó.

El ayudante mayor José Raúl Ibáñez, por su parte, resume los hechos que protagonizó y que lo transformarían en el único marino que logró, desde la cubierta de un buque, derribar a uno de los aviones más sofisticados del momento, los temibles Sea Harrier.

Los Hechos

En la mañana del 22 de mayo de 1982, hace 37 años, el guardacostas Río Iguazú navegaba desde Puerto Argentino hasta Puerto Darwin. Su misión en ese momento no era policial sino netamente de apoyo logístico a las fuerzas en operaciones. En esa ocasión, la embarcación transportaba a una veintena de hombres del Ejér-cito junto a un par de obuses de 105 mm. En esas circunstancias fueron atacados por dos aviones Sea Harrier de la Royal Air Force. Aquel intenso fuego enemigo no solo determinó severos daños en el casco del guardacostas sino que además hirió mortalmente al cabo Julio Omar Benítez, quien operaba una de las ametralladoras con que contaba la unidad. También fruto del fuego aéreo resultaron gravemente heridos el contramaestre Baccaro y el cabo segundo Carlos Bengoechea.

En el mismo momento, Ibáñez intentaba controlar sin éxito una descomunal entrada de agua en la sala de máquinas producto de las perforaciones que la munición británica había producido en el casco.

-Le avisó por intercomunicador al coman-

dante Olmedo que nada podía hacer. Me res-ponde que abandone la sala de máquinas, que el buque se hundía. Cuando salgo a cubierta, veo a mi compañero Benítez mortalmente herido en su puesto de combate, mientras que Baccaro muy herido, me grita: “Hacelos mierda”. Lo saco a Benítez de su puesto, tomo la ametralladora y hago un barrido (una cortina de fuego), le pego a uno de los Harrier y veo que le empieza a salir mucho humo negro– recuerda Ibáñez 37 años después de aquel episodio.-¿Tenía mucha experiencia en el manejo de ese tipo de armamento?-No, ¡se equivoca! Sólo tuve un entrenamiento muy ligero en el tema. Además era un cabo maquinista recién ascendido. Siempre veía cómo mi compañero Benítez hacía el manteni-miento del armamento. Pero yo no lo operaba. -responde enfático.

Mientras relata su intervención, simula con sus manos el despliegue de los Harrier sobre la diminuta embarcación. “Se largaban así en picada”, grafica.

A su lado, Olmedo certifica que aquella va-lerosa acción constituye el único derribo de una aeronave desde una embarcación: “Yo no podía ver lo que pasaba porque toda la escena se desarrolla en popa y estando en el puente de mando mi visual era hacia proa. Pero está acreditado que Ibáñez se encuentra con una escena dantesca, con el tirador muerto en su puesto, y su ayudante desangrándose en cubierta”-¿Supo quién era el piloto inglés que abatieron y que suerte corrió?-Según lo que se ha investigado era un capi-tán de apellido Batt. Si bien Inglaterra nunca reconoció este derribo, tiempo después del ataque emitió un comunicado informando que Batt había tenido un despiste al aterrizar en el portaviones Invencible, donde murió sin que se pudiera recuperar su cuerpo y su máquina. - afirma Olmedo.

Una vez superado este incidente, Olmedo decide dirigir la nave contra la costa de Bahía Button. Aunque ya estaban fuera de combate, fueron nuevamente atacados por la aviación bri-tánica. Ante esa situación, el comandante ordenó abandonar la nave. En primer lugar lo hicieron los efectivos militares, posteriormente los heridos y, por último, el grueso de la dotación policial.“Como oficial más antiguo de ambos guarda-costas destinados al conflicto me sentí en la obligación de reunir a las dos tripulaciones y decirles que íbamos a una misión peligrosa. Eran en total 34 hombres e intenté hacerles comprender que si alguno se negaba a ir nadie tomaría represalias contra ellos. Nadie optó por desembarcarse. Es un hecho que merece ser destacado”, agrega Olmedo.Con 72 esquirlas de munición esparcidas por su cuerpo (todavía conserva muchas), el suboficial Baccaro no perdió la aptitud de mando y fue quien indujo a Ibáñez a tomar la metralla de su camarada abatido. 37 años después recuerda con precisión que le dijo: “Volteá a ese H de P

A 37 años de finalizada la guerra de Mal-vinas, son muchas las crónicas que dan cuenta de distintos sucesos que tuvieron como protago-nistas a personal no militar. Las hazañas de los marinos mercantes y de los pilotos civiles son innumerables.

También lo son los actos llevados adelante por personal de la Prefectura Naval Argentina, que con poder de fuego reducido y personal entrenado para la tarea policial, inscribió algunas páginas memorables en la historia de la contienda bélica entre Argentina e Inglaterra, una de las potencias navales más grandes del mundo.

Tripulación de los Guardacostas Argentinos

El Guardacostas 83 Río Iguazú

Esta pequeña embarcación, de 27,6 metros de eslora (largo), 5,3 metros de manga (ancho), con un desplazamiento de 65 toneladas y una autonomía de hasta 1200 millas navegando a 12 nudos, fue destinada – junto al guardacostas Islas Malvinas en abril de 1982, a consolidar la presen-cia de la Prefectura Naval Argentina en el territorio recuperado en su carácter de autoridad marítima nacional. El destino tendría reservado para sus tripulantes una realidad bastante diferente.

INFOBAE fue recibido en el edificio Guar-dacostas, sede central de la Prefectura, por el Prefecto Mayor VGM Eduardo Olmedo, quien fuera comandante (hasta 1985 así se denomina-ba a los capitanes de buques guardacostas) de la emblemática embarcación. Lo acompañaban los ayudantes mayores y también veteranos de guerra Juan Baccaro y José Ibáñez, dos de los máximos héroes de la bicentenaria institución policial.

El Prefecto Mayor VGM Eduardo Olmedo (centro) y los Ayu-dantes Mayores, también veteranos de guerra, Juan Baccaro

(izquierda) y José Ibáñez (derecha)

“Yo era jefe de operaciones de la división patrullaje de la institución. Cuando llega la orden de alistar dos naves para desplazarnos a Puerto Argentino, se me designa por ser el oficial de mayor jerarquía en el sector, como comandante del Río Iguazú, mientras quien ejercía ese cargo

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que viene a atacar a un guardacostas que está defendiendo la soberanía nacional”.

Para Olmedo, haber tenido que tomar la decisión de abandonar el buque fue sin lugar a dudas extremadamente difícil. “Perder un hom-bre y la nave que se me confió fue durísimo. Había sido un combate desigual, las armas de menor calibre que tenían los Harrier eran cañones de 30 mm”, apunta. Al recordar las úl-timas operaciones antes de abandonar la nave, Olmedo detalla que ordenó maniobras extremas a su timonel, sin conocer esas aguas. Su prioridad era salvar a su tripulación.

Olmedo no quiere dejar pasar por alto el hecho de que los cañones de 105 mm fueron entregados, por lo que considera que su misión en ese viaje se cumplió con éxito.

Luego del abandono de la nave los hom-bres fueron trasladados a Puerto Darwin por la Fuerza Aérea. El 27 de mayo fueron trasladados a Puerto Argentino donde permanecieron hasta el fin de las hostilidades. Luego fueron regresados al continente a bordo del rompehielos Almirante Irízar que cumplió entonces misiones como buque hospital.

Junto a la labor de los tripulantes del guarda-costas Islas Malvinas, al trabajo del personal que integraba la subprefectura Puerto Argentino y al marinero Jorge López (muerto durante el ataque al buque Isla de los Estados), la participación de la tripulación del Río Iguazú mereció el más alto reconocimiento de parte de las autoridades civiles y militares del país. En honor a su desempeño y siendo la primera embarcación que entró en combate, cada 22 de mayo la institución recuerda oficialmente su participación en el conflicto.

“Más allá de estas circunstancias, fuimos

Tripulación del Río Iguazú

exitosos en la ejecución de nuestra tarea prin-cipal. El 16 de abril de 1982 constituimos en un viejo galpón, la Subprefectura Naval Puerto Argentino. Los guardacostas enviados a las islas fueron la flecha que lanzó la institución para consolidar la presencia de la autoridad

marítima en el archipiélago. Ese día, a las 13 izamos el Pabellón Nacional y la bandera con las anclas cruzadas de nuestra Prefectura Naval. Cumplimos nuestro deber”, culmina con lágrimas en los ojos el aún activo Ayudante Mayor Baccaro.