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ARTE Avignon un puente hacia otra forma de ver # 03 DICIEMBRE 2013 Publicación mensual de distribución gratuita producida por: Taller de Artes Plásticas EL PORTÓN VERDE Modos de ver (extractos) L os cuadros originales son silenciosos o inmóviles en un sentido en el que la información nunca lo es. Ni siquie- ra una reproducción colgada de una pared es compara- ble en este aspecto, pues en el Original, el Silencio y la quietud impregnan el material real, la pintura, en el que es posible seguir el rastro de los gestos inmediatos del pintor. Esto tiene el efecto de acercar en el tiempo el acto de pintar el cuadro y nuestro acto de mirarlo. En este sentido concreto, todos los cuadros son contemporáneos. De ahí la inmediatez de su tes- timonio. Su momento histórico está literalmente ante nuestros ojos. Cézanne dijo algo parecido desde el punto de vista del pintor: “¡Pasa un minuto de la vida del mundo! ¡Pintarlo en su realidad y olvidarlo todo por eso! Transformar ese minuto, ser placa sensible... dar la ima- gen de lo que vemos, olvidando todo lo que ha aparecido an- tes de nuestro instante...” Y lo que nosotros hacemos de ese instante pintado cuando esta ante nuestros ojos depende de lo que esperamos del arte, y esto depende hoy a su vez de como hayamos experimentado ya la significación de los cuadros a través de las reproducciones. Por vez primera en la historia, las imágenes artísticas son efimeras, ubicuas, carentes de corporeidad, accesibles, sin va- lor, libres. Nos rodean del mismo modo que nos rodea el len- guaje. Han entrado en la corriente principal de la vida sobre la que no tienen ningún poder por si mismas. Sin embargo, muy pocas personas son conscientes de lo que ha ocurrido porque los medios de reproducción son utilizados casi siempre para promover la ilusión de que nada ha cambiado, salvo que las masas, gracias a las reproducciones, pueden empezar aho- ra a saborear el arte de la misma manera que lo hacía en otro tiempo una minoría culta. Pero las masas siguen mostrando su desinterés y su escepticismo, lo cual es bastante comprensible. Taller de Artes Plásticas EL PORTÓN VERDE Si querés participar de una experiencia distinta DIBUJO - PINTURA ESCULTURA www.tallerelportonverde.com.ar info@tallerelportonverde.com.ar 15-5226-5947 E l artista decide retirarse, se aleja, se encierra, se aísla; o al menos es lo que a simple vista parece suceder para quién no intento acercarse a una tela sobre su caballete y acometer la pintura. Pero ¿es posible pintar en el medio de la ciudad, al borde de una avenida atestada de au- tomóviles y bocinazos incluidos? Pareciera ser que no. El artista, entonces necesita de su soledad, pero ¿Por qué? Rodolfo Rabanal nos habla desde la literatura y nos dice… “Es bueno que el escritor esté solo”. (1) El pintor, también. ¿Existe una relación necesaria entre el acto creativo y la soledad? ¿Toda soledad es igual en cual- quier circunstancia? Podría ha- blarse de la soledad de la elección de pintar. Porque aunque el mun- do me rodee en todo momento y donde sea, cuando pienso y pinto lo hago en soledad. Como si el mundo no estuviera donde está, y también como si yo pensara con- tra el mundo pero en el mundo, irremediablemente. Toda soledad conlleva un dolor profundo, an- gustiante pero en el simple acto de aislarse no hay salida posible; el artista recrea ese dolor en un acto creativo, lo transforma y juega de alguna forma dando lugar a la obra. Empiezo a pintar y me hundo en la soledad de la tela. En su exclusividad. En su idea que es un vértigo de soledad. La soledad incitante, la que convoca y reúne las porciones de nuestra atención dispersa. Es en ese preciso instante en que nos permitimos reencon- trarnos con cada pedacito que nos forma. Vamos pegando cada frag- mento disperso que queda fijado y unido en una pincelada consegui- da con mucho cuidado y reflexión y modificada cuantas veces fuera necesaria porque no nos cierra, hasta poder verla como un todo. Pero verdaderamente, el artista no está solo en su soledad. Vive acompañado de sus silencios y de sus pequeñas rutinas necesarias antes de comenzar a pintar. Lee un poco, se acerca a los objetos que le son necesarios, los toca, los mira, escucha algo de música. Es un mecanismo que en cada caso es y debe ser personal, una rutina, que vamos descubrien- do también en el mismo hacer así como también va aparecien- do nuestra pintura. Cuando el artista se sabe solo, es porque ya no lo está en su totalidad, sino que vive acompañado de su pequeño mundo, de sus recuerdos, su historia, sus sueños. No hay seguridad extrema y tal vez por eso se pinte. Tal vez no tengamos nada y por eso pintemos. Riesgo, porque no pode- mos estar seguros del resultado final de la obra como tampoco podemos estarlo sobre el final del camino que nosotros mis- mos vamos caminado. Impro- visamos todo el tiempo pero siempre a partir de nuestra ex- periencia. Siempre rondamos la ca- rencia, las zonas vacías, las áreas de insatisfacción permanente. En definitiva no se sabe para qué se asume la tarea loca de pintar. No se sabe nunca del todo, para nada y por esto, es a la vez nuestra perdición y esperanza. Finalmente, esta actividad vista por los otros como ociosa, como improductiva, innecesaria, y no demasiado recomendable. Razones suficientes por las que al principio cueste tanto animarse a entrar en el verdadero mundo de la pintura, pero una vez aden- tro ya nada empieza a importar, excepto el artista mismo. Sin más. Sólo, en su búsqueda infinita. (1) Rodolfo Rabanal, suplemento Radar de Página/12 18-03-2012 por Walter Pugliese de John Berger ¿El pintar esta relacionado con la soledad? Haciendo uso de una gran libertad, el artista intenta encontrar el camino de su expresión en el clima de esa profunda soledad donde finalmente pueda hallar las claves necesarias que darán por resultado su obra. Carbonilla sobre papel, Maria Victoria Lanza, alumna del taller de arte EL PORTON VERDE De la soledad del artista al pintar

Avignon # 03 diciembre 2013

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Un Puente Hacia Otra Forma de Ver # 03 DICIEMBRE 2013 una publicacion del Taller de Artes EL PORTON VERDE dibujo pintura escultura para conocer el taller www.tallerelportonverde.com.ar para contactarse con la revista [email protected] facebook Avignon https://www.facebook.com/arte.avignon.5?ref=tn_tnmn facebook del taller https://www.facebook.com/TallerArteElPortonVerde?ref=hl

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Page 1: Avignon # 03 diciembre 2013

ARTE

Avignonun puente hacia otra forma de ver

#03DICIEMBRE 2013

Publicación mensual de distribución gratuita

producida por: Taller de Artes Plásticas

EL PORTÓN VERDE

Modos de ver (extractos)

Los cuadros originales son silenciosos o inmóviles en un sentido en el que la información nunca lo es. Ni siquie-ra una reproducción colgada de una pared es compara-

ble en este aspecto, pues en el Original, el Silencio y la quietud impregnan el material real, la pintura, en el que es posible seguir el rastro de los gestos inmediatos del pintor. Esto tiene el efecto de acercar en el tiempo el acto de pintar el cuadro y nuestro acto de mirarlo. En este sentido concreto, todos los cuadros son contemporáneos. De ahí la inmediatez de su tes-timonio. Su momento histórico está literalmente ante nuestros ojos. Cézanne dijo algo parecido desde el punto de vista del pintor: “¡Pasa un minuto de la vida del mundo! ¡Pintarlo en su realidad y olvidarlo todo por eso!

Transformar ese minuto, ser placa sensible... dar la ima-gen de lo que vemos, olvidando todo lo que ha aparecido an-tes de nuestro instante...” Y lo que nosotros hacemos de ese instante pintado cuando esta ante nuestros ojos depende de lo que esperamos del arte, y esto depende hoy a su vez de como hayamos experimentado ya la significación de los cuadros a través de las reproducciones.

Por vez primera en la historia, las imágenes artísticas son efimeras, ubicuas, carentes de corporeidad, accesibles, sin va-lor, libres. Nos rodean del mismo modo que nos rodea el len-guaje. Han entrado en la corriente principal de la vida sobre la que no tienen ningún poder por si mismas. Sin embargo, muy pocas personas son conscientes de lo que ha ocurrido porque los medios de reproducción son utilizados casi siempre para promover la ilusión de que nada ha cambiado, salvo que las masas, gracias a las reproducciones, pueden empezar aho-ra a saborear el arte de la misma manera que lo hacía en otro tiempo una minoría culta. Pero las masas siguen mostrando su desinterés y su escepticismo, lo cual es bastante comprensible.

Taller de Artes Plásticas

EL PORTÓN VERDE

Si querés participar de una experiencia distinta

DIBUJO - PINTURAESCULTURA

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15-5226-5947

El artista decide retirarse, se aleja, se encierra, se aísla; o al menos es lo que a simple

vista parece suceder para quién no intento acercarse a una tela sobre su caballete y acometer la pintura. Pero ¿es posible pintar en el medio de la ciudad, al borde de una avenida atestada de au-tomóviles y bocinazos incluidos? Pareciera ser que no. El artista, entonces necesita de su soledad, pero ¿Por qué?

Rodolfo Rabanal nos habla desde la literatura y nos dice… “Es bueno que el escritor esté solo”. (1) El pintor, también.

¿Existe una relación necesaria entre el acto creativo y la soledad? ¿Toda soledad es igual en cual-quier circunstancia? Podría ha-blarse de la soledad de la elección de pintar. Porque aunque el mun-do me rodee en todo momento y donde sea, cuando pienso y pinto lo hago en soledad. Como si el mundo no estuviera donde está, y también como si yo pensara con-tra el mundo pero en el mundo, irremediablemente. Toda soledad conlleva un dolor profundo, an-gustiante pero en el simple acto de aislarse no hay salida posible; el artista recrea ese dolor en un acto creativo, lo transforma y juega de alguna forma dando lugar a la obra.

Empiezo a pintar y me hundo en la soledad de la tela. En su exclusividad. En su idea que es un vértigo de soledad. La soledad incitante, la que convoca y reúne las porciones de nuestra atención dispersa. Es en ese preciso instante en que nos permitimos reencon-trarnos con cada pedacito que nos forma. Vamos pegando cada frag-mento disperso que queda fijado y unido en una pincelada consegui-da con mucho cuidado y reflexión y modificada cuantas veces fuera necesaria porque no nos cierra, hasta poder verla como un todo.

Pero verdaderamente, el artista no está solo en su soledad. Vive acompañado de sus silencios y de sus pequeñas rutinas necesarias antes de comenzar a pintar. Lee un poco, se acerca a los objetos que

le son necesarios, los toca, los mira, escucha algo de música. Es un mecanismo que en cada caso es y debe ser personal, una rutina, que vamos descubrien-do también en el mismo hacer así como también va aparecien-do nuestra pintura.

Cuando el artista se sabe solo, es porque ya no lo está en su totalidad, sino que vive acompañado de su pequeño mundo, de sus recuerdos, su historia, sus sueños.

No hay seguridad extrema y tal vez por eso se pinte. Tal vez no tengamos nada y por eso pintemos.

Riesgo, porque no pode-mos estar seguros del resultado final de la obra como tampoco podemos estarlo sobre el final del camino que nosotros mis-mos vamos caminado. Impro-visamos todo el tiempo pero siempre a partir de nuestra ex-periencia.

Siempre rondamos la ca-rencia, las zonas vacías, las

áreas de insatisfacción permanente.

En definitiva no se sabe para qué se asume la tarea loca de pintar. No se sabe nunca del todo, para nada y por esto, es a la vez nuestra perdición y esperanza.

Finalmente, esta actividad vista por los otros como ociosa, como improductiva, innecesaria, y no demasiado recomendable. Razones suficientes por las que al principio cueste tanto animarse a entrar en el verdadero mundo de la pintura, pero una vez aden-tro ya nada empieza a importar, excepto el artista mismo.

Sin más. Sólo, en su búsqueda infinita.

(1) Rodolfo Rabanal, suplemento Radar de Página/12 18-03-2012

por Walter Pugliese

de John Berger

¿El pintar esta relacionado con la soledad? Haciendo uso de una gran libertad, el artista intenta encontrar el camino de su expresión en el clima de esa profunda soledad donde finalmente pueda hallar las claves necesarias que darán por resultado su obra.

Carbonilla sobre papel, Maria Victoria Lanza, alumna del taller de arte EL PORTON VERDE

De la soledad del artista al pintar

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(1) Nota publicada en el diario El País de España el día 9 de agosto de 2007.

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#03DICIEMBRE 2013

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Director Editorial:Walter Pugliese

Arte y diagramación: DG Malena Gaudio

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No cabe duda que seguimos viviendo una ola creciente de “culturas” de la diversión. De la superficialidad, de mirar atrás, del negocio…, todas ellas bendecidas -es

lógico- por los medios de comunicación de masas que también van a la caza de la clientela fácil. Vean, si no, el aumento de los programas chabacanos en la televisión, la constante prioridad de los infantilismos del espectáculo deportivo y de los cantan-tes de micro, la preferencia en divulgar los aspectos histrióni-cos y crematísticos por encima de los auténticos valores del arte y la literatura. La oleada ha creci-do tanto, aunque se hayan hecho algu-nos esfuerzos para contrarrestarlo, que interrogarse sobre si la pintura puede ser un Tao, un camino hacia la sabiduría, hoy da miedo que se interprete como una rareza propia de unos cuantos ilusos y aburridos.

(2) Nota publicada en el libro Valor del arte. Ave del Paraiso Ediciones

Vincent Van GoGhCartas a Théo

Fetichismo de mierda Antoni Tapiesdixit

(2)

Un pequeño terremoto ha sacudido este verano el mundillo artístico. El epicen-tro han sido las famosas y provocadoras

latas de Merde d’artistede Piero Manzoni cuyo contenido parece ser uno de los misterios mejor guardados del arte contemporáneo. ¿Qué hay en su interior? Con seguridad, nadie parece saberlo. Un colega suyo afirma que hay yeso. A los coleccionistas, que han llegado a pagar 97.000 euros por un ejemplar, les da igual.

La Merde d’artiste de Manzoni es tal vez el artefacto más curioso e intrigante de la historia reciente del arte. Se trata de un múltiple, es decir, 90 latas de conserva de pequeño tamaño con una etiqueta que pone, en varios idiomas: “Mierda de artista. Contenido neto: 30 gramos. Conserva-do al natural. Producida y envasada en mayo de 1961”. Sobre la tapa, el número de la lata y la es-tampación de la firma del artista: Piero Manzoni.

La opinión que tenía Manzoni sobre el mercado del arte y su funcionamiento queda meridianamente clara con esta pieza que, pre-cisamente, en su irónica radicalidad intentaba llevar al límite la capacidad de asimilación del consumismo aplicado al arte. Puso a la venta las latas equiparando su peso al del oro.

Arles, (1888 - 1889)

Mi querido hermano:

Espero que Gauguin te haya tran-quilizado completamente y también en lo que respecta a los asuntos de la pintura.

Espero recomenzar muy pronto el trabajo.

La criada y mi amigo Roulin se ha-bían encargado de la casa y habían puesto todo en orden. Cuando salga, podré volver a ir andando por aquí y muy pronto llegará el buen tiempo y recomenzaré los vergeles en flor.

Estoy, mi querido hermano, muy afligido por tu viaje; hubiera deseado evitarte esto, porque en suma no me ha pasado nada malo y no había por qué molestarte.

No sabría decirte cuánto me regoci-ja que hayas hecho la paz y más aún con los Bonger.

Dile esto de mi parte a André y salúdalo muy cordialmente. Como me habría gustado que hubieses visto Arlés con buen tiempo; ahora lo has visto en negro.

Valor entretanto; envía las cartas directamente a mi domicilio, Lamar-tine 2. Yo le enviaré a Gauguin sus cuadros que quedaron en la casa, tan pronto como lo desee.

Le debemos los gastos que ha hecho por los muebles. Un apretón de ma-nos: tengo que volver al hospital, pero dentro de poco saldré del todo.

Tuyo, Vincent.

La polémica sobre el contenido de Merde d’artiste la desató hace poco el artista italiano Agostino Bonalumi con un artículo en el Co-rriere della Sera en el que desvelaba que las famosas latas no contenían lo que decían, es decir, excrementos producidos por Manzoni, sino, seguramente, yeso.

¿Qué hay en la lata de Manzoni? ¿Im-porta mucho? Para algunos, tanto da porque la obra, el fetiche, ya ha entrado en el mito y, por lo tanto, en el mercado. Para otros, no puede ser mierda; otros aseguran que es lo que hay, algunos reconocen que les tienta abrirla pero no se atreven... En contacto con el servicio de prensa de la Tate Modern, este diario sólo pudo obtener esta respuesta a su pregunta sobre si habían hecho algún tipo de estudio respecto al contenido de la lata: “Piero Manzoni es una de los principales ar-tistas de la historia del arte del siglo XX y está en importantes colecciones de arte mo-derno alrededor del mundo. Merde d’artiste es una pieza seminal y central en relación con su fascinación con el valor comercial y la autenticidad de la obra de arte. Nosotros no podemos abrir la lata si no queremos des-truir la obra”.

Autorretrato de Antoni Tàpies. 1945. Lápiz sobre papel. 41 x 32 cm.

Colección particular. Barcelona

Marrón y ocre, 1959. Técnica mixta sobre tela. 170 x 195 cm.

Museo de Arte Abstracto Español, Cuenca.

En 1961 Manzoni puso sus excrementos en 90 latas de metal de 5 cm de alto y 6,5 cm de diámetro; etiquetó cada una lateralmente con las palabras Mierda de Artista en los idiomas italiano, francés, inglés y alemán.

por Catalina Serra, periodista espanola.(1)

“EL OJO Y EL VER NO CONFIRMAN NADA, SÓLO EL ALMA LO HACE”ANÓNIMO