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Candido Portinari Pintor, dibujante, grabador, muralista, caricaturista brasilero, nacido en Rio de Janeiro (1903-1962). T ardar veinte años en aprender a dibujar como Velázquez y toda una vida para volver a dibujar como un niño. Como un susurro, Picasso nos lanzó un tiempo largo atrás y re- cobra vida a cada instante cuando nos detenemos a observar la obra de muchos artistas contemporáneos. Ausencia de dibujo y falta de disciplina en el trabajo, se muestra como una irreverente y pretenciosa vanguardia autosuficiente que imagina o supone la vida con atajos hacia una obra que pareciera no madurar nunca. Pero se combina también extrañamente con un público que no exige ni demanda un arte elevado o desafiante. La falta de un criterio o profunda reflexión sobre la obra, se encuentra a ambos lados de la misma línea. Es común hoy observar adultos, añorar galletitas o golosinas de sus tiempos infantiles, de escuela con figuritas, bolitas o rayuelas, jugue- tes regalos a hijos que son jugados por los mismos padres. La compu- tadora que es abordada como tecnología superior aunque vemos la proliferación de tanto hombre (y a veces también mujeres), alienados y perdidos en un juego de video. Horas eternas frente a una má- quina en una soledad sin creatividad, en un vuelo sin alas hacia un mundo donde todo está resuelto desde lo visual, no hay imaginación, sino animaciones hiperrealistas o de comics modernosos. La moda en la manera de vestirse como pendex pasados de tiempo y forma. Como una actitud general, de un hacer desde lo llano, simple, sin el compromiso de lo propio. Sobrecargados de nostalgia edulcorada, se avanza por un camino fácil en un asfalto perfecto que entraña un final acomodado. No hay deseo de crecer, de arriesgar. Tanto del lado de un arte niño inmóvil y frío, como de quienes se prenden a él y se transfiguran. No es de extrañar entonces, que por esa hendija se cuelen parte de las creaciones artísticas dirigidas a este público que, ya adulto y por lo general, con un pasar económico muy holgado y re- suelto, se anoten en la pertenencia a una elite de consumidores objetos-arte que no necesitan de esa conexión tan personal, sin involucrarse desde lo verdaderamente expresivo, sensible. Encontrar obras pintadas con imágenes propias del mundo de Disney, aniñado, o naif sin serlo. De colores planos y líneas gruesas contenedoras, sin dar lugar a la incertidumbre, a lo no seguro, a eso no explicable de la verdadera obra de arte. Cuadros previamente masticados y digeridos, para personas rumiantes que prefieren una papilla artística sin incordios retorcidos. Gente que busca el entre- tenimiento, la gracia o la diversión pura, a ligarse con lo interno del ser. La obra pasa a ser fantástica, genial, divertida. Arte de la evasión y simulación. De esta manera se termina haciendo una lectura corta o ca- prichosa del pensamiento picassiano, creyendo la inocencia del niño, como una herramienta válida para ser graficada durante la adultez, dando como resultados, dibujos de monigotes estiliza- dos, de ojos saltones, cabezas grandes, manos de alambre y pies zapatones propios de los más chiquitos en sus primeros garabatos, sin llegar a comprender la esencia de esas formas y que lo impor- tante en ellos es por sobre todo, la actitud con la que enfrentan sus dibujos. Esa actitud tan despojada de los chicos, sin vicios ni prejuicios, libre de todo convencionalismo. Reconocen y se reco- nocen en su obra sin más. Es la vuelta a esa inocencia, sin ningún interés final a la vista ni a priori, la que nos muestra Picasso, como un trabajo de mucha y paciente espera, que nos garantizará una obra reflejo genuino de sentimientos y vivencias humanas. La sociedad infantil Arte de lo aninado, entre la evasion y la simulacion ARTE Avignon un puente hacia otra forma de ver # 28 JULIO 2016 Publicación mensual de distribución gratuita producida por: Taller de Artes Plásticas EL PORTÓN VERDE por Walter Pugliese Haiku de las cuatro estaciones El árbol quiere la paz pero el viento no se la concede. Criança morta. 1944. El niño y el bicho Candido Portinari fue un pintor brasileño. Nació en una hacien- da cafetalera en la ciudad de Brodowski, estado de São Paulo, el 29 de diciembre de 1903. Hijo de Giovan Portinari y Domenica Torquato, fue el segundo de doce hijos. Fue un artista interesado por la temática social, principalmente en sus obras posteriores a 1936. Desarrolló el tema del trabajo pintando escenas relacionadas con la producción del café, el ca- cao o el azúcar en los murales que realizó para el Ministerio de Salud y Educación de Río de Janeiro. Al mismo tiempo, en otras telas retrató los sectores sociales marginados del Brasil con un lenguaje moderno, que combina tradiciones pictóricas europeas y latinoamericanas. Sobre esta producción de temática social influyó de manera es- pecial su primera infancia en Brodowski. En muchas de sus pin- turas plasmó la cotidianeidad de los hombres, las mujeres y los niños de su pequeño pueblo natal, caracterizado por el mestizaje y la hibridación cultural.

Avignon Arte # 28 JULIO 2016

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Avignon arte numero 27 junio 2016 alta REVISTA AVIGNON ARTE NUMERO 28 - JULIO 2016 Avignon ARTE un puente hacia otra forma de ver revista de arte, dibujo, pintura y escultura en facebook: https://www.facebook.com/arte.avignon.5?ref=tn_tnmn email: [email protected] nuestro taller: www.tallerelportonverde.com.ar

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Page 1: Avignon Arte # 28 JULIO 2016

Candido PortinariPintor, dibujante, grabador, muralista, caricaturista brasilero, nacido en Rio de Janeiro (1903-1962).

Tardar veinte años en aprender a dibujar como Velázquez y toda una vida para volver a dibujar como un niño. Como un susurro, Picasso nos lanzó un tiempo largo atrás y re-

cobra vida a cada instante cuando nos detenemos a observar la obra de muchos artistas contemporáneos. Ausencia de dibujo y falta de disciplina en el trabajo, se muestra como una irreverente y pretenciosa vanguardia autosuficiente que imagina o supone la vida con atajos hacia una obra que pareciera no madurar nunca.

Pero se combina también extrañamente con un público que no exige ni demanda un arte elevado o desafiante. La falta de un criterio o profunda reflexión sobre la obra, se encuentra a ambos lados de la misma línea.

Es común hoy observar adultos, añorar galletitas o golosinas de sus tiempos infantiles, de escuela con figuritas, bolitas o rayuelas, jugue-tes regalos a hijos que son jugados por los mismos padres. La compu-tadora que es abordada como tecnología superior aunque vemos la proliferación de tanto hombre (y a veces también mujeres), alienados y perdidos en un juego de video. Horas eternas frente a una má-quina en una soledad sin creatividad, en un vuelo sin alas hacia un mundo donde todo está resuelto desde lo visual, no hay imaginación, sino animaciones hiperrealistas o de comics modernosos. La moda en la manera de vestirse como pendex pasados de tiempo y forma. Como una actitud general, de un hacer desde lo llano, simple, sin el compromiso de lo propio. Sobrecargados de nostalgia edulcorada, se avanza por un camino fácil en un asfalto perfecto que entraña un final acomodado.

No hay deseo de crecer, de arriesgar. Tanto del lado de un arte niño inmóvil y frío, como de quienes se prenden a él y se transfiguran.

No es de extrañar entonces, que por esa hendija se cuelen parte

de las creaciones artísticas dirigidas a este público que, ya adulto y por lo general, con un pasar económico muy holgado y re-suelto, se anoten en la pertenencia a una elite de consumidores objetos-arte que no necesitan de esa conexión tan personal, sin involucrarse desde lo verdaderamente expresivo, sensible.

Encontrar obras pintadas con imágenes propias del mundo de Disney, aniñado, o naif sin serlo. De colores planos y líneas gruesas contenedoras, sin dar lugar a la incertidumbre, a lo no seguro, a eso no explicable de la verdadera obra de arte. Cuadros previamente masticados y digeridos, para personas rumiantes que prefieren una papilla artística sin incordios retorcidos. Gente que busca el entre-tenimiento, la gracia o la diversión pura, a ligarse con lo interno del ser. La obra pasa a ser fantástica, genial, divertida.

Arte de la evasión y simulación.

De esta manera se termina haciendo una lectura corta o ca-prichosa del pensamiento picassiano, creyendo la inocencia del niño, como una herramienta válida para ser graficada durante la adultez, dando como resultados, dibujos de monigotes estiliza-dos, de ojos saltones, cabezas grandes, manos de alambre y pies zapatones propios de los más chiquitos en sus primeros garabatos, sin llegar a comprender la esencia de esas formas y que lo impor-tante en ellos es por sobre todo, la actitud con la que enfrentan sus dibujos. Esa actitud tan despojada de los chicos, sin vicios ni prejuicios, libre de todo convencionalismo. Reconocen y se reco-nocen en su obra sin más.

Es la vuelta a esa inocencia, sin ningún interés final a la vista ni a priori, la que nos muestra Picasso, como un trabajo de mucha y paciente espera, que nos garantizará una obra reflejo genuino de sentimientos y vivencias humanas.

La sociedad infantilArte de lo aninado, entre la evasion y la simulacion

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#28JULIO 2016

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producida por: Taller de Artes Plásticas

EL PORTÓN VERDE

por Walter Pugliese

Haiku de las cuatro estacionesEl árbol quiere la paz

pero el viento

no se la concede.

Criança morta. 1944. El niño y el bicho

Candido Portinari fue un pintor brasileño. Nació en una hacien-da cafetalera en la ciudad de Brodowski, estado de São Paulo, el 29 de diciembre de 1903. Hijo de Giovan Portinari y Domenica Torquato, fue el segundo de doce hijos.

Fue un artista interesado por la temática social, principalmente en sus obras posteriores a 1936. Desarrolló el tema del trabajo pintando escenas relacionadas con la producción del café, el ca-cao o el azúcar en los murales que realizó para el Ministerio de Salud y Educación de Río de Janeiro. Al mismo tiempo, en otras telas retrató los sectores sociales marginados del Brasil con un lenguaje moderno, que combina tradiciones pictóricas europeas y latinoamericanas.

Sobre esta producción de temática social influyó de manera es-pecial su primera infancia en Brodowski. En muchas de sus pin-turas plasmó la cotidianeidad de los hombres, las mujeres y los niños de su pequeño pueblo natal, caracterizado por el mestizaje y la hibridación cultural.

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Debo ir a trabajar. He visto además una cosa muy serena y muy bella el

otro día, una muchacha de tez café con leche –si recuerdo bien-, cabellos

cenicientos, ojos grises, corpiño de indiana rosa pálido, bajo el cual se veían

los senos derechos, duros y pequeños. Esto, contra el verdor esmeralda de

las higueras. Una mujer rústica, de un gran andar virginal.

No es completamente imposible que la haga posar al aire libre, así como

a la madre –jardinera- color de tierra, que estaba entonces de amarillo

sucio y azul descolorido.

La tez café con leche de la muchacha era más profunda que el rosa del

corpiño.

La madre estaba asombrosa, la figura amarillo sucio y azul descolorido, se

destacaba en pleno sol contra un cuadro de flores brillantes, blanco de nieve

y limón. Así pues, un verdadero Van der Meer de Delft. No es feo el sur.

Arlés

Julio de 1888

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Vincent Van GoGhCartas a Théo

El arte ha sido a veces un espejo de la sociedad de su tiempo y otras un lugar en que formular utopías. En estos años en que el mundo sufre una dolorosa transformación, ¿qué artistas o qué

tipo de obras están a la altura de los tiempos?

-No puedo contestar, es una pregunta demasiado general y no ten-go la información necesaria para responderla... Pero sí puedo decir que no creo que el arte pueda cambiar la sociedad. Sin embargo, creo que muy a menudo lo que el arte ofrece a la gente es esperanza. Y cuando las personas tienen esperanza surge en ellas el coraje necesario para resistir, y para luchar por una vida mejor. O por una vida menos mala, o para luchar contra la injusticia, o para ser solidarios unos con otros en lugar de masacrarse. Todos estos impulsos, que florecen en las personas, transforman la esperanza en fuerza. Y creo que el arte es una de las fuentes de esperanza. Esta tarde estaba mirando una re-producción de un cuadro maravilloso de Antonello de Messina, Cristo muerto sostenido por un ángel, que está en el Museo del Prado. Es una de las grandes elegías a la compasión, donde la compasión alcanza un grado más extremo, y no tiene nada que ver con la ortodoxia cristiana, por cierto. Bien, cuando la compasión alcanza un grado tal, se transforma en esperanza.

-Usted vive en un pueblecito, le apasionan habilidades como el dibu-jo... Podemos deducir cierta desconfianza del progreso. Sé que es una manera muy simple de plantearlo pero, ¿qué es lo más importante que hemos dejado atrás con todos estos avances tecnológicos? -Hummm. Yo diría que el sentido del pasado y el sentido del futuro. Lo que vivimos y lo que somos. Hoy en día el motor para vivir es simplemente el instante presente, que es el instante del mercado. Así que esa perspectiva que nos ofrece la visión de pasado, presente y futuro ha quedado enormemente reducida. Ya no sentimos, como se sentía hasta hace muy poco, que los muertos están con nosotros ni que tenemos una deuda pendiente con los que aún no han nacido...

-¿Hemos dejado de pensar en el pasado y en el futuro? -La gente sigue pensando en el futuro, pero tan sólo en los próximos diez años, y el mercado en los próximos diez segundos, pero no piensan en un siglo. Piensan en el pasado, en sus padres, en los tiempos antes de la electrónica, pero no piensan que el pasado contenga ejemplos que nos ayuden en nuestros juicios de hoy. Esa es la diferencia. En el Rena-cimiento, por ejemplo, se pensaba que si se estudiaba lo que llamaban la Antigüedad (Grecia y Roma) encontrarían ejemplos para llevar una vida más humana, más sabia, más imaginativa. Sin embargo, ahora pensamos en el pasado sólo para advertir que está obsoleto y así hacernos sentir que somos diferentes. La actitud de Spinoza ante el pasado y el futuro era algo similar.

-En Madrid se ha celebrado una magnífica exposición de arte británi-co, desde el siglo XV hasta hoy. Se planteaba una posible identidad del arte británico. ¿Existe tal identidad?

-La verdad es que no lo sé. Si me preguntan por el arte británico yo pienso de inmediato en Turner, que fue un artista extraordina-riamente original.

-Esta exposición terminaba cronológicamente con una obra de Tra-cey Emin, una artista perteneciente a los denominados Young British Ar-tists. Se les considera los renovadores del panorama del arte británico. ¿Cuál cree usted que es su aportación?-Veo que este movimiento posee dos impulsos casi contradictorios, uno es el de romper la tradición de que el arte es un asunto que tiene que ver con la élite, con las clases altas. Ellos creen que el arte puede hablarle a cualquier persona, independiente-mente de su condición o de su clase. Parece que ponen esto en práctica, o que lo pretenden, pero de hecho muchas de sus obras sucumben ante el poder del mercado. Y el mercado del arte da una gran importancia al valor económico de las obras, lo que es otra for-ma de estrechez. Así que, contradictoriamente, el movimiento surge con el deseo de hacer que el arte sea más democrático, pero a la hora de distribuirlo, de hacer exposiciones y demás, cae en la mano de los especuladores y de los marchantes de arte, cuyo interés es el dinero, y esto le convierte en antidemocrático. Al mismo tiempo, dentro del movimiento existen obras de arte que a pesar de lo dicho son inte-resantes, tienen elegancia y ofrecen esperanza... Pero no me gusta hablar sobre movimientos artísticos, en términos generales. Necesito ver una obra en concreto, preferiblemente una que sea adecuada, para utilizar el término de Spinoza, y mirándola ver lo que puedo imaginar en ella. Por ejemplo, mientras hablamos estoy observando una foto de una instalación de Cristina Iglesias. Es maravilloso lo que hace con esas formas de plantas, cómo juega con ellas, convirtiéndo-las en geometría y, al mismo tiempo, simulando el caos de lo salvaje. Las organiza como si hubiera un camino que las atraviesa de forma casual. Hay una gran ternura que no es sentimental.

-Leyendo sus libros sobre arte uno se da cuenta que a diferencia de quienes utilizan teorías o recurren a otras disciplinas, usted parece comprometido con lo material. Además de una estrategia de escritura, parece encerrar un modo de entender el mundo. ¿Es así?-Así es. Dejando de lado el arte, miro la naturaleza e in-tento leerla, no en términos de palabras sino en térmi-nos de dibujo. Esta tarde estaba viendo el esqueleto de las patas de un caballo. Era muy extraño, porque eran anatómicas pero, al mismo tiempo, eran geológicas, la geología de un paisaje. Miro las nubes en el cielo, sus formas, cómo se entrelazan, y me sugieren ciertos perfumes. Así que no es sólo cuestión de mirar lo que hay, sino de leer sus conexiones, a veces son ilógicas y otras muy lógicas. Como si se sintonizaran con esa increíble red de conexiones que es el vasto universo que nos rodea y que recuerda a su creación, la creación del Universo.

(1) Entrevista por JOSÉ MARÍA PARREÑO para diario El Mundo de España, publicado el

22/02/2013.

Paula Duri. Artista Plástica. Escultora en metal y orfebre.

Lo que el arte ofrece es esperanza (1)

por John Berger (pintor, ensayista, dramaturgo, novelista, ‘performer’, poeta)