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El Antoniano 132 / Diciembre 2017 Recepción: 10.06.2016 | Aprobación: 24.11.2016 59 A Y AMARKA La arquitectura y el concepto de la muerte en el mundo andino prehispánico. Germán Zecenarro Benavente 1 RESUMEN L a muerte, entendida como proceso de interrupción de todas las funciones orgánicas y por ende de aquello que se conoce como vida, constituye uno de los misterios e incógnitas más grandes que permanecen en el subconsciente del Hombre, exteriorizándose a través de una serie de manifestaciones culturales y diversas formas de pensamiento que han marcado toda la historia y el acontecer de la humanidad. Frente a la consternación, incógnita y el miedo que representa, la arquitectura como expresión cultural que manifiesta la particular cosmovisión de las sociedades, interpreta este misterio argumentando con sus formas y contenidos la idea de la muerte y su trascendencia, connotando la inmortalidad desde la particular perspectiva de cada cultura. En el Perú prehispánico, la arquitectura funeraria responde a los conceptos de un particular modo de existencia de los muertos, paralelo al de los vivos. De esto surge la necesidad y cuidado de preservar los cuerpos, así como de mantenerlos o vincularlos con determinados espacios construidos, plenos de contenidos simbólicos que se expresan a través de sus elementos y características espaciales, como los nichos, las chinkanas o galerías interiores y los mach’ays o cavernas, el ementos vinculantes con el mundo Ukhupacha; así como las torres funerarias o chullpas y pukullos . PALABRAS CLAVE: Arquitectura funeraria, muerte, mundo prehispánico. 1 Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura e Ingeniería Civil. Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco. E–mail: germanyumi@yahoo.es

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El Antoniano 132 / Diciembre 2017 • Recepción: 10.06.2016 | Aprobación: 24.11.2016 59

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AYAMARKALa arquitectura y el concepto de la muerte en el mundo andino prehispánico.

Germán Zecenarro Benavente1

RESUMENLa muerte, entendida como proceso de interrupción de todas lasfunciones orgánicas y por ende de aquello que se conoce comovida, constituye uno de los misterios e incógnitas más grandes quepermanecen en el subconsciente del Hombre, exteriorizándose através de una serie de manifestaciones culturales y diversas formas depensamiento que han marcado toda la historia y el acontecer de lahumanidad. Frente a la consternación, incógnita y el miedo querepresenta, la arquitectura como expresión cultural que manifiesta laparticular cosmovisión de las sociedades, interpreta este misterioargumentando con sus formas y contenidos la idea de la muerte y sutrascendencia, connotando la inmortalidad desde la particular

perspectiva de cada cultura. En el Perú prehispánico, la arquitecturafuneraria responde a los conceptos de un particular modo deexistencia de los muertos, paralelo al de los vivos. De esto surge lanecesidad y cuidado de preservar los cuerpos, así como demantenerlos o vincularlos con determinados espacios construidos,plenos de contenidos simbólicos que se expresan a través de suselementos y características espaciales, como los nichos, laschinkanas o galerías interiores y los mach’ays o cavernas, elementosvinculantes con el mundo Ukhupacha; así como las torres funerariaso chullpas y pukullos.PALABRAS CLAVE: Arquitectura funeraria, muerte, mundoprehispánico.

1 Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura e Ingeniería Civil. Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco.E–mail: [email protected]

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ABSTRACTDeath, understood as an interruption of all organic functions,known as life, is one of the greatest mysteries and unknownsthat remain in the subconscious of Man, externalizing throughof cultural manifestations and forms of thought that havemarked the history of humanity. Against dismay, mystery andfear it represents, the architecture as a cultural expression thatexpresses the particular worldview of societies, interprets thismystery arguing with their forms and contents the idea of deathand its transcendence, connoting immortality from theparticular perspective of each culture. In the Ancient Perú, thefunerary architecture responds to the concepts of a particularmode of existence of the dead, parallel to the world of theliving. From this arises the need and care of preserving thebodies, as well as to maintain them or to link them with certainconstructed spaces, full of symbolic contents that are expressedthrough their elements and spatial characteristics, like niches,chinkanas or inner galleries, and mach’ays or caves, bindingelements with the Ukhupacha world; as well as the funeraltowers or chullpas and pukullos.KEYWORDS: Funerary architecture, death, prehispanic world.

“Los señores que morían eran muy llorados y metidos en lassepulturas, adonde también echaban con ellos algunasmujeres vivas y otras cosas de las más preciadas que ellostenían...con tales apariencias, ciegos, los tristes seguían lavoluntad del demonio, y así, metían en las sepulturas lacompañía de vivos y otras cosas, para que llevase el muertomás honra; teniendo ellos que haciéndolo así guardaban susreligiones y cumplían el mandamiento de sus dioses, y iban alugar deleitoso y muy alegre, adonde habían de andarenvueltos en sus comidas y bebidas, como solían acá en elmundo al tiempo que fueron vivos”.

La Crónica del Perú. Pedro Cieza de León, Capítulo XLVIII.

como un “modo de existencia”. Por su parte, enla cosmovisión occidental, la muerte se va aconsiderar como el castigo divino frente a lapreexistencia del pecado, y como un modo deexistencia que acontecerá irremediablemente alfinal de los tiempos; donde, después de laresurrección de la carne, conllevará en laeternidad una serie de castigos o premios deacuerdo a las acciones realizadas por elhombre en vida.

LA MUERTE EN LOS ANDESPREHISPÁNICOSEn el antiguo Perú, la muerte implica un

fuerte simbolismo que se manifiestaenérgicamente en todos los aspectos culturales,connotación sagrada que está presente entodas y cada una de las actividadesdesarrolladas por las sociedades andinasprehispánicas. Lo sobrenatural y lo místicoconcurren en la vida del hombre, formandoparte intrínseca de aquellos conceptos ligadosa las ideas de la inmortalidad y lo supra natural,y de esto se puede desprender la originalcreencia andina de que de la muerte “nace”nuevamente la vida. (Figura 1)

A lo largo de la historia de la humanidad, elconcepto de la muerte motivó la aparición

de argumentos que buscaban descifrar dealgún modo, o comprender en parte, aquelincognoscible misterio que entraña; para ello,los mitos y la religión ofrecieron alternativas,surgiendo de este modo explicaciones diversassobre los fenómenos duales de la vida y lamuerte, entendibles bajo planossobrenaturales; dicotomía que va a devenir enideas sobre inmortalidad y trascendencia.

Comprendida desde los aspectos religiosos,la muerte constituye uno de los hitos bajo loscuales la cultura humana va a cimentar sufilosofía y su forma de ver y entender el mundo.Las religiones ofrecen una serie dedilucidacion es sobre estos aspect ostrascendentales, y la Cultura andina no va aestar exenta a ello; concebidos bajo lostérminos dialécticos de la dualidad, los mitos yla propia religión practicada en los Andescontienen un nutrido cuerpo de datossingulares que reflejan una particularconcepción sobre la muerte, entendida ésta

Figura 1. AYAMARKAY KILLA. Representación del mes denoviembre. Dibujo de Felipe Guaman Poma de Ayala.

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Para la ideología andina los muertoscontinúan “vivos” y por lo tanto tienen lasmismas necesidades físicas que un vivo; lamuerte simplemente es otro modo de existenciadonde la entidad necesita de comer y beber,vestirse e incluso “calentarse” a los rayos del Solpara no padecer frío, y como en vida, requierede una pareja o semejante además de unnutrido cuerpo de servidores en función a lajerarquía del difunto; incluso sus objetos de usopersonal y animales lo acompañan en ese“estado de existencia”, por lo que es comúnencontrarlo asistido muchas veces de ellos,conformando la compleja parafernalia de loscontextos funerarios.

Felipe Guaman Poma de Ayala mencionaque “le(s) entierran con sus comidas y ueuidas -y cienpre tienen cuydado de enbialles de comery ueuer” (sic), aseveración que posibilitaentender los copiosos rituales dedicados a losmuertos, al punto que llamaron la atención alos cronistas que tuvieron el primer contactocon el mundo andino. Pedro Pizarro porejemplo, señala las costumbres funerarias queobservó en su recorrido por el Perú,describiendo los rituales dedicados a losmuertos; singularidades como la existencia deun personal encargado de los complejos ritosque tenían como objetivo atender a los cuerposconservados de los muertos, darles de “comer”o “beber”, llevarlos en procesión de un sitio aotro, etc. Este cronista aporta detalles sobreestas costumbres indicando que tesoros ymucha gente pertenecían en su mayoría a losmuertos, y que cada momia tenía asignados unhombre y una mujer cuyos deseos seinterpretaban como voluntad del muerto, y que:

“cuando tenían gana de comer o de beber,decían que los muertos querían lo mismo: siquerían ir a holgar a casa de otros muertos,decían lo mismo porque así lo tenían decostumbre irse a visitar los muertos unos a otros,y hacían grandes bailes y borracheras, yalgunas veces iban también a casa de los vivos,y los vivos a las suyas. Asimismo a estos muertosse llegaban muchas gentes, así hombres comomujeres, diciendo que los querían servir, y estono les era estorbado por los vivos, porque para

seguir a éstos tenían libertad todos de hacerlo,cada uno al muerto que quería. Estos muertostenían la mayor cantidad de la gente principalde ellos, así hombres como mujeres, a causa deque vivían viciosamente amancebándose losvarones con las mujeres, bebiendo y comiendoespléndidamente” (Pizarro 1986:53).

De esto se desprende el especial cuidadoque tuvo el hombre andino de conservar yproteger los cuerpos de los fallecidos,manifestación cultural que se remonta miles deaños atrás en el antiguo Perú, evidente en loscuerpos conservados artificialmente delChinchorro, en la zona de Ilo, Arica yAntofagasta (7000 a.C.), hasta aquellos relatoshistóricos del Siglo XVI que hablan sobre elextraordinario proceso de conservación de loscuerpos de los mismos Señores Inkas (Polo1970), todo ello clara expresión de una culturacompleja cuya filosofía trataba de explicar yentender lo desconocido introduciendo en laobjetividad de la realidad elementos cargadosde connotaciones sobrenaturales, perotangibles a todos y que trascendían al propioconcepto de la muerte como consumación ofinal de la vida.

Al igual que en otras antiguas sociedadeshumanas del orbe, la idea de la inmortalidad yla trascendencia de los seres después de lamuerte trasluce la importancia que tenía lapráctica de conservar los cuerpos de losmuertos. En ello radica el objetivo de lamomificación en el antiguo Perú, donde lamuerte es entendida como otro modo deexistencia, para lo cual los cuerpos debíanconservarse de la mejor manera posible paraasí continuar desarrollándose en el mundojunto a los vivos.

Si bien Cieza de León en La Crónica del Perúprecisa que los habitantes del Perú “noignoraban la inmortalidad del ánima; mastampoco podemos afirmar que lo sabíanenteramente”, los conceptos arriba vertidosconnotan a una cultura que rindió un culto muyespecial a la muerte, y el hecho de preservar loscuerpos no es más que dar a entender las ideasque se tienen sobre otro modo de existencia.2

2 Como en otras culturas del orbe donde se practicó la conservación de los cuerpos, el hombre andino también se preocupó porconservar cuerpos de animales. Un caso interesante menciona Cobo cuando habla de las wakas y seqes del sector dePumamarca, en el Antisuyo. Menciona el cronista que en el paso que permite la conexión de la quebrada indicada con el sector

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LAS MOMIAS DE LOS ANTEPASADOSLos personajes ilustres —caso de los Señores

Inkas del Cusco— eran “embalsamados”,técnicamente momificados3, en medio de uncomplejo ritual funerario o necropompa;tecnolo gía ancestral que además deaprovechar las bondades climáticas dedeterminados sitios como la sequedad de losdesiertos o el frio de las altas punas,consideraba también el manejo de minerales yplantas como la mágica muña —Mintosthachisglabrescens— y la isura, especie selvática.

“Esta idea posibilitaentender el porque lasmomias de los Inkas,estaban dotadas deamplios poderessobrenaturales, comopropiciar lluvias yfavorecer las buenascosechas.”

Pero, no se debe dejar de lado la menciónde que muchas de estas momias, al serconsideradas entidades sagradas, fuerontambién producto de la práctica de sacrificioshumanos, tan arraigada en el Perú antiguocomo lo refieren los datos arqueológicos y ladocumentación existente, destacando sobretodo los grandes rituales llamadosCapacocha (sic), donde se inmolabanprincipalmente niños. La práctica de lossacrificios humanos posiblemente tenía el

propósito de propiciar la fertilidad y ordenarde mejor modo los recursos naturales, asícomo fundamentar el “orden” político ysocial (Uceda y Morales 2010: 88).

De acuerdo a Guaman Poma, la momia delInka se denominaba illapa (rayo), y eraataviada con sus mejores prendas y adornos,incluso se le componían los ojos con unastelillas de oro y el rostro con ciertos betunes detal forma que parecían sólo dormidos. Estaparticularidad la relata el Inca Garcilaso de laVega cuando describe las momias de susantepasados incautadas en el Cusco por elLicenciado Juan Polo Ondegardo (1559),quien se las mostró al joven historiador mestizoantes de su viaje para España. Al respecto, eldibujo de Guaman Poma de Ayala es muysugerente, ya que expresa claramente comoera el aspecto del cuerpo momificado de estospersonajes —en este caso el Inka y la Qoya—,quienes aparecen como si estuvierandurmiendo; frente a los cuerpos ricamenteataviados, un Inka les ofrece chicha, la cual—contenida en dos vasos o qeros, según la

costumbre andina—, es vertida en losdenominados “birques” o vasijas destinadaspara ello y que se disponían delante de lasmomias (Rowe 1991: 92). Al fondo destaca un“pucullo”, estructura funerar ia cuyafenestración permite apreciar restos óseos en suinterior (Guaman Poma 1956).4 (Figura 2)

Los demás cuerpos momificados recibían elnombre de mallki, en la sierra, y de munaos enla costa, como lo refiere el padre jesuita PabloJoseph de Arriaga (Arriaga [1621] 1999).

El hecho de conservar estos cuerpos —yprincipalmente si se trataba de personajesilustres—, significaba también la prosperidadde la comunidad toda. Esta es una de lasrazones fundamentales por la cual las panakasde los Inkas dedicaban tanto cuidado yatención a los cuerpos o momias reales, ycomo se desprende de lo escrito por Polo

de Qoraw (Corao), existía la momia de un puma, ser totémico que quizás fue el origen del topónimo de este importante lugar,hoy perteneciente al distrito de San Sebastián.

3 El estudio arqueológico de los tejidos humanos establece la diferencia entre el embalsamamiento, técnica que consiste en fijar lostejidos en base a formol o alguna sustancia de parecidas propiedades, mientras que la momificación se refiere a la desecación delos tejidos, y éste viene a ser el término correcto para emplearse a los restos humanos prehispánicos. Estudio de Tejidos HumanosMomificados y Secos. A. Sandison. 1982.

4 Fuente de imágenes de Guaman Poma: The Royal Library. National Library of Denmark and Copenhagen University Library.Det Kongelige Bibliotek. Web: www.kb.dk

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Figura 2. ILLAPA. La momia del Inka. Dibujo de FelipeGuaman Poma de Ayala.

Ondegardo o Bernabé Cobo, esta ideaposibilita entender el porque las momias de losInkas —aparte de continuar manteniendoinjerencia en la política mediante suspanakas—, estaban dotadas de ampliospoderes sobrenaturales, como propiciar lluviasy favorecer las buenas cosechas. Las crónicasseñalan por ejemplo que en las inmediacionesdel cerro tutelar Piqol —en la zona dePumamarka y Larapa o Rarapa—, seveneraban algunas momias reales, como la deAnawarqhe, esposa de Pachakuteq, y las de losInkas Lloqe Yupanki e Inka Roqa,respectivamente (Zecenarro 2003: 395). Deacuerdo a las referencias de Pedro Pizarro, entemporadas de sequía y con el objeto depropiciar lluvias, el cuerpo momificado deLloqe Yupanki era sacado de su kancha otemplo funerario para ser conducido, entrecultivos y sementeras, a las punas—posiblemente a las alturas de Piqol, Qoraw yCh’itapanpa—.

En Larapa se custodiaba también la momiade Inka Roqa —descubierta e incautada porPolo Ondegardo en la segunda mitad del SigloXVI—; Bernabé Cobo afirma que esta momia

era también llevada procesionalmente a loscultivos y punas para propiciar las lluvias:“...cuando había necesidad de agua para lossembrados, (su familia —el ayllu Uicaquirao—)lo solía sacar en procesión vestido ricamente ycubierto el rostro, y llevarlo por los campos ypunas; y tenían creido que era gran parte paraque lloviera” (el paréntesis es nuestro).

LAS FORMAS DE ENTERRAMIENTO YSU SIMBOLISMOEn el mundo andino prehispánico los

muertos eran venerados e incluso temidos, y loslugares donde se encontraban depositados,como las sepulturas y las cavernas, eran lossitios donde éstos moraban y por endemerecían el respeto debido por parte de lagente. Los lugares de sepultura se considerabanwakas o santuarios, existiendo bastantereferencia documental y arqueológica sobreello.

Cada cuerpo momificado estaba a cargo desus familiares y descendientes. Bernabé Cobomenciona la trascendencia de esta costumbresobre la institución de las wakas, cuandoindica: “De la veneración que hacían á estoscuerpos nació otro daño y género deadoración, que fué tener por adoratorios lassepulturas y algunos lugares sagrados dondelos Señores, cuando eran vivos, solían sentarsey frecuentar más, y eran en gran número losadoratorios y guacas que por esta razón seacrecentaron…”.

La población enterraba a sus muertosaprovechando de los resquicios y cavernasubicados en farallones o precipicios de difícilacceso, constituyendo grandes necrópolis quemantenían la característica de estar orientados alos rayos solares. Esta forma de enterramiento enlos despeñaderos de valles y quebradas estáelocuentemente descrita por Pedro Cieza deLeón, cuando hace referencia a las grandesnecrópolis que tuvo ocasión de observar en susviajes por el lato territorio del Tawantinsuyo:

“…En muchos valles destos llanos, en saliendodel valle por las tierras de rocas y de arena, hayhechas grandes paredes y apartamientos,adonde cada linaje tiene su lugar establecidopara enterrar sus difuntos, y para ello han

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hecho grandes huecos y concavidadescerradas con sus puertas, lo más primamenteque ellos pueden; y cierto es cosa admirable verla gran cantidad que hay de muertos en estosarenales y sierras de secadales; y apartadosunos de otros, se ven gran número decalavernas (calaveras) y de sus ropas, yapodrecidas y gastadas con el tiempo. Llaman aestos lugares, que ellos tienen por sagrados,guaca, que es nombre triste, y muchas dellas sehan abierto, y aun sacado los tiempos pasados,luego que los españoles ganaron este reino,gran cantidad de oro y plata…” (el resaltado yparéntesis son nuestros) (Cieza 1967).

Los entierros más comunes eran en lospeñascos y en los cerros, donde las tumbas seubican en los farallones inaccesibles perosiempre “calentados” por los rayos solares; losugestivo aquí es la relación que existe entre lastumbas, su ubicación en el precipicio o sobreroquedales de difícil acceso, y un río oquebrada adyacente (Zecenarro 2001).

Son muchos los ejemplos sobre esta formade enterramiento en el Perú, para el caso dela región del Cusco destacan por la presenciade necró polis varios lugares co moT’anqanamarka y Antachaka en P’isaq, lamás grande necrópoli s de América,adyacentes al riachuelo K’itamayo donde susmiles de tumbas ocupan el mismo escarpadode los farallones del Apu Linly; igualmente, lanecrópolis de Machuwasi dentro de lasparedes abruptas de la quebrada del ríoQochoq en Calca; lo mismo se indica de lasnecrópolis de Saywa en Yukay; y en territoriosde los K’anas, al borde del cañón delApurimaq y al norte del grupo arqueológicode Llanthuko4, están las peñas inaccesiblescon cientos de momias envueltas en esteras ymantos y simplemente colocadas dentro losresquicios de las rocas, lugar denominadoSoq’aqaqa. En las cercanías del Cuscodestaca Qorqenkapata en la quebrada deCebollawayqo, parte baja de la población de

Figura 3. CAVERNA FUNERARIA DE MACHUPIQCHU. Conocida como el Mausoleo Real, se ubica bajo eldenominado Torreón o Templo del Sol. La finura y exquisitez del trabajo connota una relación sagrada con el mundointerior del Ukhupacha. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

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Figura 4. CAVERNA FUNERARIA DE Q'ENQO. Parque arqueológico de Saqsaywaman. Fotografía GermánZecenarro Benavente.

Yunkaypata en el distrito de San Sebastián;allí descuella una impresionante pared amanera de abrigo rocoso —con vista alsuroccidente y sobre el grupo arqueológicode Inkilltambo—, donde aparecen lastumbas colocadas en los resquiciosinaccesibles del afloramiento rocoso; se tratatanto de cuevas como de hoyos practicadosen la roca con completamientos en base amampostería fina o de aparejo rústico conmortero y en algunos casos con enlucidos dearcilla, dentro de las cuales estuvieronubicadas las momias, cuyos restos en granabundancia —osamentas— aparecendesperdigados al pie del afloramiento5.Otros ejemplos de repositorios de momias sehallan en Machupiqchu, destacando por suimpacto y belleza el denominado “MausoleoReal” (Figura 3), la gran caverna deWaynapiqchu, conocida como Templo de laLuna, o —en el Parque arqueológico de

Saqsaywaman—, la bien conocida cavernade Q’enqo (Patallaqta) (Figura 4), labradaprimorosamente in situ ostentando incluso ensus paredes un nicho complementado con unaltar donde posiblemente estuvo alguna vezel cuerpo de Pachakuteq Inka (Zecenarro2010) (Zecenarro 2015: 99-100).

Es de destacar también que los contextosfunerarios no solamente están en lascavernas y farallones inaccesibles, tambiénaparecen formando parte de campos decultivo y andenes, quizás como parte de lasconnotaciones sagradas y simbolismo queencierra la momia o mallki —palabra quesignifica almácigo, como se analizará másadelante—, así como dentro de recintos ocomo parte de edificaciones monumentales,y en las cercanías de qollqas o depósitoscomo es el caso de Qorqenkapata al sur deYunkaypata (Zecenarro 2001: 128).

5 LAS RUINAS DE LLANTHUKO. Germán Zecenarro Madueño. 1968. Este grupo arqueológico pertenece al distrito de Qhewe, dela provincia de Canas; se encuentra en la margen derecha del río Apurimaq , a siete kilómetros de la localidad de Qhewe porcamino de herradura y a dos kilómetros de la carretera Yanaoca-Livitaca.

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Connotado a la muerte y quizás tambiénentendidos bajo el principio de constituirse enelementos generadores de “vida”, esinteresante subrayar la costumbre de loshabitantes de Antisuyo de inhumar a losmuertos en las cavidades de los árbolesdenominados “Uitaca” (chonta).Efectivamente, la documentación gráfica queconsigna Guaman Poma de Ayala muestrano a una momia sino a un esqueleto que esintroducido en la cavidad de un árbol,corrobo rando así la descripción queproporciona el cronista sobre las costumbresantropófagas de los antiguos habitantes delas selvas peruanas. La costumbre de utilizarárboles para depositar los restos de losfallecidos va a ser una característica de losprimitivos habitantes de Antisuyo, quedandoel árbol como entidad mítica vinculada a lamuerte (Guaman Poma 1956). (Figura 5)

Junto al contenido simbólico y mítico quetiene el árbol, además de ser la antiguaentidad que cobijaba a los muertos, ésterepresentaba también a la forma añosa de laSachamama (Madre de la vegetación),deidad selvática en forma de serpiente

Figura 5. ENTIERRO DE ANTISUYOS. Dibujo deFelipe Guaman Poma de Ayala.

bicéfala o anfisbena que caminabaverticalmente, exactamente dando la idea deun árbol de formas caprichosas yenvejecidas; erguida, con su cabeza superiorse va alimentando en el Kaypacha de losseres aéreos, y con la cabeza inferior de losseres terrestres, recalcando la idea decontener en su vientre a los “seres vivos”. Estaserpiente, al ascender al Hanaqpacha seconvertía en el Arco Iris o K’uychi, deidad dela fertilidad, es decir, los seres “devorados”y/o “contenidos” en el vientre de la serpienteserían la ofrenda para ser devueltos en formade vida.

El vocablo que conceptualiza al árbol en elmundo andino es mallki, que también significaalmácigo y es el término con el que se conocena las momias o cuerpos conservados de losantepasados, dotados de poderes supranaturales. Por ello, el árbol o mallki estaríarepresentando la dicotomía muerte (momia) –almácigo (semilla).

De la misma forma, la particularidadanatómica de los árboles posibilitó tambiénuna explicación filosófica relacionada con laconexión entre los mundos concebidos desdela perspectiva andina; las raíces del árbol sehunden en el vientre de la Pachamama, y por lotanto es un ser que conecta las profundidadesdel Ukhupacha —donde residen las semillas—,con el Kaypacha o mundo de aquí. Por esto, enmuchos casos el árbol tiene también laconnotación de paqarina, o sitio de origen delos seres vivos.

El cronista Juan Santa Cruz PachacutiYamqui Salcamayhua -en el gráfico deldenominado: “Altar Mayor” del Qorikancha-,coloca la representación de un árbol y ledenomina “árbol mallqui”. Es claro el sentidosagrado que ostenta el árbol por encontrarseintegrando la cosmogonía Inka (Pachacuti1993: 208).

Revestido de una forma iconográficaoccidental, el árbol mallki pervive dentro dela religiosidad popular quizás manteniendoen su concepto todos aquellos significadosmencionados anteriormente. La imagen conla que se identifica corresponde al Santo galode los tiempos del emperador Diocleciano:

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San Sebastián, oficial romano del Siglo IIId.C., quien fue condenado a morirasaeteado por sus convicciones cristianas.Los atributos que distinguen al mártir SanSebastián pueden ser entendidos desde laperspectiva andina; la columna a la que fueatado o quizás el tronco de su martirio fuesustituido ingeniosamente por un árbolcompleto y “vivo”: el mallki; y otro de susatributos: las saetas, se identificaron con lasflechas de los ch’unchos y demás tribus quehabitan la Amazonía, recalcando quizás lafiliación con esta zona geográfica y suscostumbres ancestrales. Si se analiza laadmirable escultura de San Sebastiánrealizada por Melchor Huaman Mayta en elSiglo XVII, que en la actualidad participa en elCorpus Christi y en las festividades patronalesdel Cusco, se observa la preeminencia delárbol dentro del conjunto escultórico,entendiendo a éste com o el grupoconformado por la imagen antropomorfa enbulto atada a un árbol con ramas auténticas,las andas y sus indiátides6, sin olvidar a loscargadores y su singular manera de llevar lasmismas; a ello se suman también los lorosvivos (Chrysotis amazonas) (Amazonaautumnalis), que hasta hace unos pocos añosatrás acompañaban todavía al Santo patrónen sus recorridos procesionales, parloteandoy ocultándose dentro del nutrido follaje. Elárbol de San Sebastián adquiere unverdadero sentido selvático o amazónicocuando se le agregan estas aves,considerando que la presencia de loros en elmartirio del santo romano hubiera sido unhecho inaudito históricamente7. Estosatributos constituyen elementos riquísimosinterpretados desde el punto de vista andino,pues inmediatamente traen a la mente larelación con el Antisuyo, y su significadoestaría vinculado a la muerte, los almácigos ylas momias.

LA ARQUITECTURA FUNERARIALos personajes importantes eran enterrados

con todas sus joyas, objetos valiosos e inclusive-según su jerarquía-, con sus mujeres ypersonas que les habían servido en vida, comoes el caso muy elocuente de los contextosfunerarios Moche, descubiertos y estudiados ensus mejores condiciones de autenticidad enestos últimos años8 (Alva 1994). A la par de lascavernas que se han descrito, para ello existíauna arquitectura bastant e elaborada,consistente en estructuras exentas a manera detorres conteniendo una cámara interna dondese depositaban los fardos funerarios, conocidospor los cronistas como “bultos”. (Figura 6)

En general, los hombres y mujeres seenterraban con sus joyas y enseres en unassepulturas subterráneas —relata Cristóbal deFigura 6, ENTIERRO DE KONTISUYOS. Dibujo deFelipe Guaman Poma de Ayala.

6 Lamentablemente las tumbas están profanadas, producto de un proceso que dio inicio en el mismo instante de la llegada de loseuropeos al Perú –en la mayoría de los casos los saqueadores tuvieron que descolgarse sobre impresionantes barrancos-, y aún lainformación científica sobre arqueología y antropología física que documenta y detalla las características de estos importantesrepositorios, es escasa.

7 Ya en tiempos posteriores se adicionaron al anda cinco indiátides, que a manera de acroterios exornan el anda; éstas, con sustocados de plumas y el torso desnudo apoyan más la idea de la procedencia antisuyana.

8 El relacionar las flechas, el árbol y los loros con San Sebastián no es de los últimos tiempos, debió haberse adquirido en tiempostempranos. Estos mismos elementos -tal como se ven hoy-, aparecen representados en pinturas de finales del siglo XVII, como elcaso de los lienzos del Corpus Christi -propiedad de la Parroquia de Santa Ana, hoy en el Museo del Arzobispado-; allí, SanSebastián mantiene el frondoso árbol superado de aves, entre ellas los loros.

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Molina “el chileno”9—, las cuales tenían másde un estado de alto y estaban cubiertas porencima por un tablado y sobre éste, tierra;además indica este cronista sobre la forma delas estructuras, que son cuadradas con más omenos quince pies por lado, conteniendo entrediez y doce momias en su interior; mencionaademás la presencia de un agujero quepermitía acceder a la cámara interna de laestructura, por donde en ciertos días entrabanlos servidores a dar de beber a los muertos.(Figura 7)

El acceso a estas tumbas —recalcado entodos los documentos además de lasevidencias arqueológicas (Paz 1991)—, estátambién en función a la arraigada costumbreandina de sacar procesionalmente a lasmomias de los antepasados, sea conpropósitos referidos a las actividadesagrícolas, o control del clima como se haindicado, o en determinadas fechasespeciales, principalmente en noviembre—llamado Ayamarkay killa—, mes entero

Figura 7. ENTIERRO DE QOLLASUYOS. Dibujo deFelipe Guaman Poma de Ayala.

dedicado a los muertos y que en laactualidad, integrado a la práctica litúrgicacatólica, tiene plena vigencia en gran partede América.

Al respecto, en relación a los ritualespracticados en el Cusco, Pedro Pizarrodestaca la costumbre de brindar con chicha ydar de comer a los muertos, para lo cualéstos se colocaban dispuestos en ringlera enla gran explanada Awkaypata de la llaqta delQosqo, junto al usnu o piedra querepresentaba al Sol (Rowe 1991).Efectivamente, Pizarro detalla uno de losaspectos que muchas veces no se toma encuenta cuando se analiza la funciónarquitectónica de determinados edificios oespacios urbanos, es decir su relación con elculto a los muertos; el cronista indica que:

“Hera ber la xente que en este Cuzco auía,que ponía admiración; toda la más dellaseruía a estos muertos que tengo dicho, quecada día los sacauan a la plaça, sentándolosen arrengle, cada uno según su antigüedad, yallí comían los criados y beuían…” (Pizarro1986: 89).

En este ritual se quemaba como ofrendalas diferentes comidas sacrificadas a lasmomias, utilizando para ello leña bien seca yexquisitamente preparada. “…Para losmuertos hazíanles unas lumbres delantedellos de una leña que tenían labrada ycortada muy ygual, y muy seca, y encendidaésta, quemauan aquí todo aquello que almuerto le auían puesto delante para quecomiese de todo lo que ellos comían, queaquí en este fuego lo consumían. / Teníantambién delante de estos muertos unoscanxilones grandes (que ellos llamauanbirques) de oro, u de plata, u de barro, cadauno como quería, y aquí echauan la chichaque al muerto le dauan, mostrándosela,combidándose unos muertos a otros, y losmuertos a los biuos, y los biuos a losmuertos…” (Pizarro 1986: 89-90). Comoparte del ritual, la chicha contenida en los“birques” se derramaba sobre la piedrasagrada del usnu, líquido que se escurría por

9 En relación al empleo de fardos funerarios en el mundo andino, con cuerpos dispuestos en posición fetal, los contextos Mochedestacan por la notable diferencia que ofrece su concepción, pues se hace uso de sarcófagos de madera conteniendo a loscuerpos colocados horizontalmente y dispuestos en cámaras construidas dentro de las plataformas de las pirámides.

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los canales subterráneos que conformabansu estructura (Zecenarro 2011).

Generalizando esta idea, las llaqtas fueronentonces los escenarios urbanos donde sepracticaban una serie de rituales dedicados alculto a los muertos; las momias de losantepasados, denominadas illapa o mallkis,lujosamente ataviadas, eran paseadas porsus descendientes por los diferentes espaciosparticipando en elaborados rituales yceremonias. La sensación e impresión quedebieron brindar estos espectáculos podríacompararse con las actuales procesionesdonde participan los Santos católicos—como la ceremonia del Corpus Christi—desarrollada en los ambientes urbanos de laactual ciudad del Cusco.

Complementando la idea sobre los ritualesfunerarios practicados y abordando el temasobre los sitios específicos donde erancolocados temporalmente los cuerpos parasu adoración, los datos conllevan a ladescripción de determinadas estructurasarquitectónicas. Así, el cuerpo momificado

Figura 8. ENTIERRO DE CHINCHAYSUYOS. Dibujode Felipe Guaman Poma de Ayala.

era llevado cargado en literas, las cualescorrespondían en calidad a la dignidad delpersonaje (Figura 8). Los más importanteseran ubicados en los nichos arquitectónicosconstruidos para tal fin, y colocados enposición sedente, como afirman las palabrasde Cieza de León cuando dice: “En lacomarca del Cuzco entierran a sus difuntossentados en unos asentamientos principales,a quien llaman duhos10, vestidos y adornadosde lo más principal que ellos poseían”.

El término duho puede estar haciendoreferencia a los nichos construidos o labradosque ostentan los complejos arquitectónicos,emplazamiento o espacio destinado comoreceptáculo para las momias; por suscaracterísticas arquitectónicas y lasconnotaciones que conllevan, estos nichos ot’oqos son la conceptualización de losmach’ays y paqarinas, elementos telúricos quearticulan el mundo Kaypacha con lasprofundidades del Ukhupacha o vientre de laTierra. Al interior de estos elementos, la momia—denominada mallki en el sentido de entidadmística, o soq’a en el aspecto negativo—, eracolocada en posición fetal con todas susofrendas y envuelta en esteras y mantos(Zecenarro 2010). (Figura 9)

En la región del Cusco son evidentes muchoscontextos arqueológicos donde se conservanestos nichos, cuyas propor ciones ycaracterísticas constructivas los hacen muyparticulares. Estos grandes nichos puedenaparecer construidos como parte de muros decontención o paredes de recintos, —caso deChinchero, Tarawasi (Figura 10),Choqekancha, Qollqanpata o Rumiwasi(Figura 11) entre muchos otros—, osimplemente aparecer labrados in situ en losafloramientos rocosos como en Laqo oInkilltambo (Figura 12). La característica de serhoyos construidos en muros de sillería omampostería, o simplemente ser elementoscavados aprovechando de las fisuras odiaclasamientos de las rocas, queda patentepor sus singulares posiciones y criterios deorientación, ya que siempre van a estarexpuestos al calor del Sol, es decir, van aposibilitar que las momias reciban los rayos

10 Relación de la conquista y población del Perú. Cristóbal de Molina “El chileno”.

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Figura 9. NICHOS DE TAMBOMACHAY. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

Figura 10. TARAWASI, LIMATAMBO. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

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Figura 11. RUMIWASI, SAN SEBASTIÁN. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

Figura 12. INKILLTAMBO, SAN SEBASTIÁN. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

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solares sea al amanecer o al atardecer. Destacaaquí el nicho del grupo arqueológico deChoqekiraw Pukyo, en Kallachaka, orientadoexclusivamente para recibir los rayos solares enel atardecer del solsticio de invierno (Zecenarro2001). (Figura 13)

Igualmente, Pizarro menciona que existíanmamakunas (sacerdotisas o aqllas) dedicadasal cuidado de determinados muertos,seguramente antiguos Inkas, indicando que

“…estauan ençerradas en sus casas…”,palabras que dan a entender el uso y funciónde ciertas kanchas o edificaciones queconformaban a la llaqta o ciudad Inka. Cadapersonaje muerto contaba con una moradapropia, totalmente abastecida de los objetosque constituían la parafernalia necesaria. Deesta forma, esta categoría de seres continuabaen dominio de sus posesiones, con toda suservidumbre, mujeres e incluso campos decultivo (Zecenarro 2006: 92-94).

Las momias ocupaban los ambientes másdistinguidos de las kanchas, y allí la entidadera acomodada con todos los objetos para

su culto privado. Éste consistía en darles debeber y comer como si estuvieran vivos,involucrando para esto a todo un personal deservicio, otra de cuyas funciones eraconducirlos en literas por los lugares que máshabían frecuentado en vida, o llevarlos a lasgrandes ceremonias en las explanadasceremoniales o a los campos cultivados, pueslas momias tenían ciertos poderes asignadossobre determinados fenómenos naturales(producir mejores cosechas, controlar lasgranizadas o atraer las lluvias, etc.).

Esta costumbre, que suma una funciónmás a las kanchas —en este caso comoresidencia mortuoria—, se puede todavíaobservar en una casa de la calle del Tambode Montero en el Cusco, en uno de cuyosrecintos se venera la momia de un infante: el

“Niño Compadrito”, personaje con culto ytradición popular muy arraigados y vigentesen el Cusco contemporáneo (Valencia 1983).

Caracterizada por lo complejo de suelaboración, las estructuras arquitectónicasque se han indicado son los llamados

Figura 13. CHOQEKIRAW PUKYO, SAN SEBASTIÁN. Fotografía Germán Zecenarro Benavente.

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Figura 14. MAWKALLAQTA, ESPINAR. Fotografía María Elena Quispe Ricalde.

pukullos o chullpas11, elementos a manera detorres con una cavidad en el núcleo donde sedepositaban las momias (Paz 1991)(Kauffmann 1980). Los cronistas mencionanque los grandes señores se enterraban bajounas bóvedas muy grandes donde eranintroducidos con toda su ropa y tesoros, consus mujeres y criados vivos, colocándoseencima de la sepultura su imagen hecha demadera sobre la que echaban la chicha paraque “bebiera”. (Figura 14)

Guaman Poma, al referirse a lasordenanzas del gobierno Inka consigna que:“…todos enterrasen a sus defuntos en cadasus bobedas y pucullos y que no lasenterrasen dentro de sus casas y queenterrasen al huzo de su natural con susvagillas y comida y beuida y rropa…”, másadelante denomina a los pukullo como unas“bobedas como horno de piedra”, y loscaracteriza como elementos funerarios de loshabitantes del Chinchaysuyo, Kuntisuyo yQollasuyo (chullpas), las cuales conforman el

ayapllaqtan o amayan marcapa (pueblo delos muerto s en quechua y aymararespectivamente) (Guaman Poma 1956).(Figura 15) La iconografía que acompañaestas descripciones es muy sugerente,evidencia elementos arquitectónicos

Figura 15. CHULLPA DE ANTAWALA, LARES.Fuente: Ciudades ocultas del Cusco Milenario.Salustio Gutiérrez Pareja. Dibujo: Manuel Gibaja.

11 La palabra duho hace referencia a un asiento bajo fabricado en piedra o madera, objeto utilizado en el Antiguo Perú. RealAcademia de la Lengua española.

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consistentes en estructuras verticales depiedra con aparejos de sillería, dentro cuyacavidad se encuentran las osamentas, lascuales se observan a través de unaspequeñas fenestraciones; delante se realizanlos ritos funerarios o se pasean las momias.La cobertura de estas torres funerarias semuestra como una cúpula (falsa bóveda), loque denuncia la forma generalmente circularde la planta (Guaman Poma 1956).

En cuanto al simbolismo de estas torresfunerarias, la forma cilíndrica resaltada porun remate cupular y su ubicación -hincadas yerguidas sobre las llanuras y pampas-,permite establecer una connotación decarácter fálico; el contener a los mallkis, querepresentarían a las semillas listas para serdepositadas en el vientre de la Pachamama,resalta su significado de ser elementos quevan a fertilizar a la tierra.

Como se desprende de lo analizado, elconcepto sobre la muerte en el mundo andinoprehispánico y los objetos y complejos ritualesasociados, están en plena vinculación con losaspectos de la naturaleza, la complementan ypermiten su entendimiento, y tienen comoobjetivo continuar y mantener el orden de lascosas o preservar el equilibrio —tanto político,

social y económico—, en beneficio de lacomunidad toda. (Figura 16)

PALABRAS FINALESA manera de corolario y para poder

contrastar lo argumentado con la ideologíavigente en el mundo occidental durante losSiglos XVI y XVII, es importante incidirbrevement e sobre l as for mas depensamiento que se introdujeron en losterr i torios americanos durante laConquista, y la arquitectura resultantecomo expresión de las mismas, claraevidencia de las formas de actuar de loshombres de aquella ápoca.

Si en tiempos del Perú prehispánico lasmomias de los antepasados compartían elmundo junto a los vivos, encarnando opersonificando el bienestar comunal, lafertilidad y fecundidad de los campos y de losanimales, la buena cosecha y las condicionesclimáticas favorables; durante los periodosde Transición y la consolidación de laColonia se implantaron en los Andes losconceptos del alma y su trascendencia, elpecado y la muerte, así como la vida en elmás allá cargada de castigos y recompensassegún las acciones o albedrío del hombre. La

Figura 16. CHULLPA DE LLUKUMARKA, LARES. Fuente: Ciudades ocultas del Cusco Milenario. Salustio GutiérrezPareja. Dibujo: Manuel Gibaja.

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arquitectura con sus formas, contenidos yfunciones no estuvo exenta de connotar talesargumentaciones, ante lo cual respondenclaramente los programas arquitectónicosque las tipologías religiosas connotan con susdiferentes espacios y elementos. En esteperiodo van a destacar por su claraevocación funeraria, los atrios, las capillasmiserere, las capillas abiertas y pozas; asícomo las criptas y los subsuelos de las naves ygalerías conventuales, co ntextosconsiderados santo s; perfectamentecomplementados en cuanto a su funciónmortuoria con los programas iconográficosdesplegados artísticamente en los muros delos templos y conventos, enfatizadosprincipalmente po r los temas de lasPostrimerías del Hombre: la Muerte, el Juicio,el Infierno, y la infinita dicha de la Gloriacelestial.

Desafiando a la condena eterna, bastacomentar como ejemplo que ilustra lo dicho,el especial cuidado que debía guardar unapersona para conseguir la salvación de sualma, sea en las ardientes llamaspurificatorias del Purgatorio o en la celestialGloria de Dios. En la segunda mitad del SigloXVI, en el monasterio de Yuste, en Cáceres –España, se alojó el emperador Carlos Vdespués de su abdicación, llevando una vidadevota y piadosa en busca de la salvacióneterna de su alma; para ello dispuso sushabitaciones junto a las dependencias delTemplo, de tal manera que podía asistirdesde su dormitorio a los oficios divinos. A sumuerte en 1558, por disposición del mismoemperador, su cuerpo se enterró bajo el Altarmayor quedando la mitad debajo del ara y laotra bajo los pies del sacerdote que oficiarala Misa. Años después, por voluntad de suhijo, el devotísimo Felipe II, la momia delemperador se trasladó al real Monasterio deSan Lorenzo del Escorial, en las cercanías deMadrid, colocándose en sus criptas —bajo elAltar mayor de la Basílica—, en la mismasituación y condición de la tumba en Yuste.

Expresando también este mismo deseo devencer a la muerte y alcanzar la salvación, elMonasterio del Escorial es un grandiosoedificio que contempla el anhelo de un

gobernante —Felipe II—, para buscar latrascendencia y la salvación de su alma, asícomo para preservar su cuerpo y el de susantepasados y descendientes, disponiéndolosadecuadamente y protegiéndolos a fin deesperar los días finales para la resurrecciónde la carne. Felipe II, Rey de España,construyó este Monasterio y residencia Realentre 1563 y 1584, considerando laubicación de sus dependencias privadas allado del presbiterio de la Basílica, desde cuyodormitorio podía acceder directamente aloficio divino de la Misa. Esta cercanía casiinmediata al Altar mayor, colocaba a losdormitorios concisamente sobre las criptasdonde descansaban los restos de su Realgenealogía. El Rey pernoctaba al lado delsitio más sagrado del Templo y prácticamentesobre las tumbas donde estaban los cuerposde sus ilustres antepasados, lugar dondehasta la fecha están colocados en sarcófagosde oro y mármol los miembros de la realezaespañola plenos de su gloria y antiguagrandeza, junto a unos espacios cerrados ysecretos destinados para preparar ladesecación natural de los cuerpos, conocidoscomo los pudrideros.

Así como este edificio y su complejaarquitectura es uno de los tantos testimoniosde como el hombre se enfrenta a lodesconocido, expresando sus ideas ycreencias ante la idea de la muerte, latrascendencia del alma y el mundo supramaterial, la arquitectura religiosa de lostiempos de la Conquista y la Colonia expresaclaramente estos conceptos, totalmentedistintos e incongruentes con las ideasprecedentes que se practicaban en el antiguoPerú.

CONCLUSIONES—En el mundo andino prehispánico, la

muerte constituye otro modo deexistencia, paralelo al de los vivos; porello, se evidencia el especial cuidadopara conservar los cuerpos, la complejaparafernalia que los acompaña y lassingulares estructuras arquitectónicasque constituyen su contexto.

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—La conservación de los cuerpos y el marcocultural que la sustenta junto con latecnología aplicada a ello, sustenta—dentro de la cosmovisión andina—, ladicha y prosperidad de la comunidadentera, un equilibrio entre los seres vivoscon la naturaleza.

—Los conjuntos arquitectónicos prehispánicos,junto con el paisaje sagrado donde seemplazan, están íntimamente relacionadoscon contextos funerarios, consideradossantuarios o wakas.

—Según los textos de los cronistas, ampliossectores del Cusco antiguo y en especialsus explanadas ceremoniales e incluso elpaisaje circundante, respondían a lanecesidad de complejos ritualesrelacionados con las momias de losantepasados.

—Varios elementos arquitectónicos quecaracterizan a la compleja arquitecturaInka, se entienden desde esta perspectiva.Así, los nichos presentes en los muros delos recintos, o aquellos talladosdirectamente sobre los afloramientosrocosos, así como la presencia de cuevasy chinkanas, connotan la fuertevinculación con el mundo de los muertoso mallkis, considerados almácigos osemillas.

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