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Anna Castellet Sánchez IUSC Enero 2012

Ayuno terapeutico

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Anna Castellet Sánchez IUSC Enero 2012

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ÍNDICE

ABSTRACT 2 OBJETIVOS 2 DESARROLLO 1. El ayuno 1.1. ¿Qué es el ayuno? 3 1.2. Tipos de ayuno a) Ayuno ritual o religioso 3 b) Ayuno terapéutico 3 2. El ayuno terapéutico 2.1. Fundamentos 3 a) Objetivos 4 b) Indicaciones 4 c) Contraindicaciones 5 2.2. El proceso a) Antes 5 b) Durante 6 c) Después 6 3. La Clínica Buchinger 8 3.1. Multidisciplina 9 3.2. Caso práctico 9 CONCLUSIONES 12 BIBLIOGRAFÍA 13 ANNEXO 14

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ABSTRACT

El ayuno ha sido fuente de energía y salud desde nuestros ancestros. La ayunoterapia o el ayuno terapéutico fue recuperado por el Dr. Otto Buchinger hace más de un siglo y, gracias a las aportaciones de la medicina científica, hoy es una de las herramientas más importantes de la medicina naturista. El ayuno terapéutico potencia las fuerzas auto-regenerativas y de desintoxicación del organismo. Aunque puede tratarse de un proceso simple y breve, puede ser también un tratamiento integral y complejo, por lo que deberemos realizarlo bajo la supervisión y el asesoramiento de expertos ya que nuestro organismo y nuestra mente muchas veces no están acostumbrados a estar privados de comer. Sabemos que es una práctica habitual en muchas culturas o religiones pero quizás no sepamos que es una terapia física y psíquica. Gracias al gran trabajo realizado por muchos médicos e investigadores, la ayunoterapia ha ayudado a mejorar y/o sanar muchas enfermedades; pero el ayuno terapéutico debería ser una herramienta obligatoria para la prevención de muchas enfermedades. Una de las instituciones más conocidas de ayunoterapia a nivel mundial son las clínicas Buchinger, algunas se encuentran en Alemania pero tenemos la gran suerte de disponer de una de ellas en Marbella.

OBJETIVOS

1. Generales

Conocer qué es la ayunoterapia. Establecer una relación entre salud y alimentación. Potenciar la autocuración y el autoconocimiento de nuestro organismo.

2. Específicos

Conocer los fundamentos del ayuno terapéutico. Conocer la historia de Otto Buchinger, el padre de la ayunoterapia moderna. Contemplar el ayuno terapéutico como una terapia multidisciplinar e integral. Dar pautas prácticas de seguimiento del método. Reflexionar sobre los hábitos de vida y la alimentación modernas. Reflexionar sobre el significado de “calidad de vida” y “salud”. Dar pautas alimentarias a aquellas personas que quieran mejorar su calidad de vida.

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DESARROLLO

1. EL AYUNO 1.1. ¿QUÉ ES EL AYUNO? Se llama ayuno al acto de abstenerse voluntariamente de toda o algún tipo de comida y en algunos casos de ingesta de líquidos, por un periodo de tiempo. El ayuno no es un invento de los tiempos modernos. Desde hace miles de años lo practican religiones y civilizaciones de todos los continentes. En sus orígenes, el ayuno estuvo por lo general al servicio de fines más metafísicos pero en la actualidad es una de las herramientas más importantes de la medicina naturista. Hemos de destacar que la renuncia voluntaria es una de las características más importantes del ayuno, no suele ser un método impuesto donde debamos sufrir de hambre. 1.2. TIPOS DE AYUNO a) Ayuno ritual o religioso El ayuno suele ser una parte importante de la práctica religiosa. Sus principales objetivos son la purificación del alma, la penitencia, la depuración o el equilibrio espiritual. En su práctica, las personas renuncian total o parcialmente tanto a alimentos como a estimulantes. En diferentes ámbitos culturales, religiosos y disciplinas, encontramos muchas “reglas” relativas a la alimentación e incluso algunas de ellas prescriben a sus seguidores o creyentes una renuncia a la ingesta de alimentos limitada en el tiempo. Algunas de las religiones más conocidas que tienen el ayuno más arraigado son el hinduismo, el jainismo indio o el budismo (su fundador Siddartha utilizó el ayuno como vía hacia la iluminación y se convirtió así en Buda). b) Ayuno terapéutico El ayuno es una cura natural del cuerpo cuando está enfermo, para purificarse y limpiarse profundamente. El motivo de realizar un ayuno es distinto en cada caso, pero por lo general se trata de una limpieza y purificación profundas del cuerpo y todos sus sistemas, ayudándole a reencontrar un equilibrio natural. Además, el ayuno nos ayuda a encontrar un nuevo sentido y valor hacia la comida, haciéndonos descubrir la comida sana y saludable. Durante estos días se suele notar más vitalidad, más creatividad, menos sueño pero sueños más profundos y regeneradores, más ligereza y alegría, e incluso, un exceso de energía. 2. EL AYUNO TERAPÉUTICO 2.1. FUNDAMENTOS Cuando hablamos de ayuno terapéutico, generalmente hacemos referencia a las llamadas curas de ayuno (de 1 a 4 semanas) en las que no se ingieren alimentos sólidos y se procura que el aporte diario de calorías no sobrepase las 300. Estas calorías, además, suelen proceder de la ingesta de zumos naturales de frutas, verduras y hortalizas, de infusiones o de caldos. En el ayuno debe suprimirse todo lo superfluo, como el tabaco, alcohol, café o bebidas de cola, que están totalmente contraindicados.

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Cuando no existe aporte alimentario, el organismo utiliza mediante la autólisis materiales estructurales y energéticos propios a partir de los depósitos almacenados en distintos tejidos y, sólo en algunos casos extremos, pueden verse afectados tejidos vitales o nobles como el sistema nervioso y el corazón. Los depósitos de grasas y de proteínas suelen ser suficientes para que una persona de peso normal pueda ayunar hasta un período 4 semanas (en caso de curas largas sólo en clínicas especializadas). En cambio el organismo sí que necesita un aporte diario y suficiente de líquido (de 2 a 3 litros), vitaminas, sales minerales y oligoelementos, por lo que diariamente se deberán ingerir ciertas cantidades de agua mineral sin gas, zumos de frutas y de hortalizas ecológicas – procurando no hacer mezclas para evitar incompatibilidades – caldos vegetales o tisanas. Ayunar no significa sufrir de hambre. El cuerpo es inteligente y entiende la señal de no comer, y se alimenta desde sus reservas. Durante el ayuno es importante de mantener una mayor atención a nuestra higiene corporal porque el cuerpo se purifica y saca las toxinas a través del sudor, mucosas, aliento, oídos y otras secreciones. Aunque el ayuno puede seguirse durante la vida cuotidiana normal, se aconseja realizarlo en períodos de ritmo de vida más relajados y mimarse más de la cuenta con masajes, baños relajantes, saunas y paseos o ejercicio físico moderado al aire libre. a) Objetivos Los objetivos principales del ayuno terapéutico son, por un lado, una limpieza y desintoxicación integrales del organismo – principalmente a nivel digestivo – y, por otro lado, el tratamiento y mejora de enfermedades en las que la alimentación tiene un papel fundamental. Gracias a la depuración profunda de la totalidad de nuestro organismo, la ayunoterapia consigue retrasar el proceso de envejecimiento biológico y, al mismo tiempo, ofrecernos una mayor calidad de vida para los años por venir. Al terminar el ayuno, las personas comprueban que se sienten con más vitalidad y rejuvenecidas. b) Indicaciones Ayuno preventivo. En general, es aconsejable para prevenir la mayoría de factores de riesgo relacionados con la alimentación y la salud de nuestro sistema digestivo y prevenir así enfermedades autoinmunes, cardiovasculares, digestivas, etc. en las que se produce un “ensuciamiento” y una “intoxicación” del organismo. Las afectaciones más comunes que podemos prevenir son:

Hipercolesterolemia Hipertensión arterial. Diabetes mellitus, especialmente tipo II Hiperlipidemias Obesidad Malabsorción y trastornos intestinales como estreñimiento Estrés psíquico y físico

Ayuno terapéutico. Afecciones y enfermedades que generalmente se tratan:

Enfermedades cardiovasculares - Enfermedades coronarias (endurecimiento y estrechamiento de las arterias

coronarias) - Profilaxis del infarto y tratamiento posterior - Trastornos circulatorios arteriales y venosos - Ulcus cruris (úlceras en las piernas) - Migraña - Glaucoma

Enfermedades del aparato digestivo - Enfermedades del tracto gastrointestinal - Estreñimiento crónico

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- Hepatopatías crónicas - Colecistopatías (padecimiento de las vías biliares) - Enfermedad de Crohn - Colitis crónica, colitis ulcerosa (inflamación intestinal, úlceras intestinales)

Enfermedades del aparato locomotor - Reumatismo articular y de las partes blandas - Artrosis y enfermedades degenerativas de las articulaciones - Trastornos o enfermedades del el sistema muscular, tendinoso y ligamentoso

Enfermedades de la piel - Alergias de piel y mucosas - Psoriasis y otras enfermedades de la piel - Eccemas crónicos

Enfermedades de las vías respiratorias - Asma bronquial - Sinusitis y bronquitis crónicas

Trastornos psicosomáticos y estados de agotamiento - Trastornos leves en el comportamiento alimenticio - Estados depresivos de causa diversa - Nerviosismo, trastornos del sueño

c) Contraindicaciones Aunque se aconseja siempre realizar un ayuno bajo supervisión y control médicos, algunas personas acostumbran a realizar períodos de ayuno terapéuticos por su cuenta pero hemos de saber que existen algunas contraindicaciones:

En caso de desnutrición o anemias En caso de diabetes En estados avanzados de enfermedades degenerativas como SIDA o cáncer En algunas enfermedades nerviosas como epilepsia

2.2. EL PROCESO a) Antes En todos los casos, el ayuno requiere una preparación que consiste en pasos sencillos que no deben ser obviados bajo ningún aspecto. En primer lugar, se debe realizar un chequeo médico mediante análisis de sangre, control de la frecuencia cardíaca y tensión arterial. En siguiente lugar, se debe hacer una preparación a nuestro organismo para no cortar abruptamente la ingesta de sólidos, entre uno y los tres días previos al inicio del ayuno intentaremos evitar al máximo la ingesta de proteínas animales y de harinas, además, intentaremos alimentarnos a base de frutas, verduras y cereales integrales. En casos de “barrera psicológica”, es decir, cuando aparece el miedo ante la situación de hambre, es aconsejable ir acostumbrando al organismo durante mucho tiempo antes. Por ejemplo, se puede realizar un modo de aplicación paulatino: el 1º mes se ayuna solamente los lunes; el 2º mes los lunes y jueves; el 3º mes los lunes, miércoles y viernes; y el 4º mes pueden ya seguir un ayuno de unos 8-10 días.

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b) Durante Paradójicamente durante el ayuno terapéutico se pierde de forma transitoria el apetito. Para favorecer los procesos de eliminación y ayudar a movilizar y expulsar los residuos y toxinas, la práctica del ayuno se suele acompañar de tomas regulares de zumos de frutas, verduras u hortalizas, de infusiones diuréticas, de masajes y de procedimientos sudoríficos (saunas y ejercicio físico moderado). Durante el ayuno terapéutico, especialmente si es prolongado, es necesario controlar diariamente una serie de variables como son el peso, la temperatura, la frecuencia cardíaca, la tensión arterial, el pH de la orina, la glucemia, la acetona expulsada y todo ello debe ser controlado, estudiado y valorado por un profesional experimentado. c) Después Es necesario controlar el impulso de “comerse todo” después del ayuno. Se recomienda primero beber de dos a seis vasos de agua con un poco de limón y sal, que le dan al agua el mismo pH que los fluidos corporales y ayudan a terminar de limpiar el aparato digestivo antes de volver a utilizarlo. La proporción de la mezcla debe ser tal que no tenga sabor ni ácido ni salado. Después se aconseja comer una banana madura como primer alimento sólido y esperar a que el estómago retome su funcionamiento normal. Ese día es mejor ingerir alimentos naturales y livianos y no abarrotar el estómago de comida para permitirle recobrar su ritmo natural. Durante los primeros tres días se aconseja introducir paulatinamente las proteínas animales y las harinas y, además, no ingerir platos muy cocinados. Mejor frutas y verduras y cereales integrales.

Ejemplo de desayuno: crema Budwig (Kousmine).

Como alimentos sólidos, empezar con frutas, verduras y hortalizas como aguacate, tomates, etc.

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Otto Buchinger

2.3. HISTORIA: OTTO Y MARÍA BUCHINGER a) Otto Buchinger El Dr. Otto Buchinger ha pasado a la historia de la medicina como creador del ayuno terapéutico. Nació el 16 de febrero de 1878 en Darmstadt (Alemania) y falleció el 16 de abril de 1966 en Überlingen. El mérito de Otto Buchinger consistió en estudiar empíricamente los efectos medicinales del ayuno e investigarlos de forma sistemática. Consiguió armonizar la dimensión físico-médica, la social y la espiritual del ayuno en un método muy particular de ayuno integral. Era descendiente de una familia de funcionarios y, después de cursar un semestre de derecho, en 1897 se cambió a la Facultad de Medicina de la Universidad de Gießen. Terminó sus estudios con la promoción de 1902 en Munich pero muy pronto abandonó su primer trabajo de médico general para hacer realidad su sueño: Otto Buchinger se convirtió en médico de la Marina, una labor que le llevó a dar la vuelta al mundo. Del contacto con filosofías e idiosincracias propias de civilizaciones lejanas ajenas extrajo ideas que fructificaron en su trabajo y durante esta época también se interesó mucho por las ideas del proyecto Lebensreform que predicaba una vida según las leyes de la naturaleza, con una alimentación sana y mucho ejercicio físico. En 1917 Otto Buchinger enfermó de reuma articular, lo que afectó significativamente su movilidad y, sin conocerse aún ningún tratamiento, se vio obligado a abandonar la Marina en 1918. Sus conocimientos en homeopatía y su inquietud por curarse de dicha enfermedad le hicieron seguir el consejo de un amigo e inició un tratamiento con el Dr. Gustav Riedlin, médico especialista en ayuno. En Friburgo, Otto Buchinger se sometió a una estricta ayunoterapia, con un éxito contundente: "Cuando tuve que suspender el ayuno al decimonoveno día, me sentía débil, estaba demacrado, pero podía mover todas mis articulaciones como si fuese un recluta sano. Realmente esta cura... salvó mi existencia y mi vida". La experiencia de tratarse mediante la activación de las propias fuerzas autocurativas dio un nuevo rumbo a su vida. El desarrollo de una ayunoterapia se convirtió en la misión de su vida. En 1920 fundó en Witzenhausen una clínica propia dedicada al ayuno y en 1935 se produjo el traslado a Bad Pyrmont. Ese mismo año publicó su obra maestra, El ayuno terapéutico y sus métodos auxiliares como recurso biológico, con la que creó el término de ayuno terapéutico. El método de ayuno que desarrolló Otto Buchinger aporta una dieta líquida baja en calorías; además, consideraba que una vida feliz se asentaba sobre nueve elementos: una relación armoniosa entre el trabajo y el ocio, buena lectura, buenos acompañantes, amigos, naturaleza, música, arte, trabajo de voluntariado, contemplación y buen humor. En 1953, Otto Buchinger recibió la Cruz al Mérito de la RFA. Ese mismo año, junto con su hija María y su yerno Helmut Wilhelmi, fundó una nueva clínica en Überlingen. El ayuno practicado con regularidad siguió siendo para él una necesidad, incluso durante sus últimos años. Atribuía a ello el buen estado físico que conservó durante toda su vida. Falleció en 1966, a los 88 años de edad.

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María Buchinger con su perro Max

b) María Buchinger Maria Buchinger nació en 1916 en Flensburg, en el norte de Alemania, como última de los cuatro hijos de Otto Buchinger. Después de cursar el bachillerato y adquirir su formación profesional, se convirtió a partir de 1938 en la más estrecha colaboradora de su padre. En 1943, Maria Buchinger contrajo matrimonio con Helmut Wilhelmi y, entre 1949 y 1952, nacieron sus tres hijos: Raimund, Maike y Jutta. María supo rodearse durante toda su carrera profesional de un equipo capaz de llevar adelante la obra de su padre, conservando su esencia y tomando en consideración los resultados más recientes de la investigación científica. Así, Maria y Helmut Wilhelmi se atrevieron en 1973 a dar el salto al extranjero e inauguraron la Clínica Buchinger en la ciudad andaluza de Marbella. Helmut Wilhelmi falleció en 1985 pero María no sólo prosiguió la labor de su padre, sino que también la amplió a la luz de los conocimientos científicos más recientes. Fue a partir de los años noventa cuando Maria Buchinger fue retirándose poco a poco de la función directiva en las clínicas. En estos últimos años, la matriarca disponía de más tiempo para dedicarse a sus intereses culturales: tocar el piano, practicar el yoga, leer buena literatura y viajar. Maria Buchinger falleció el 12 de marzo de 2010. En la actualidad, su hija Jutta y su yerno Claus Rohrer continúan su exitosa labor en la dirección de Buchinger Marbella; y desde 1985, Buchinger Bodensee está dirigida por Raimund Wilhelmi, hijo de Maria Buchinger, y su esposa, la Dra. Françoise Wilhelmi de Toledo. Maria Buchinger falleció el 12 de marzo de 2010 en Marbella, rodeada de los suyos. Fue enterrada en Überlingen, junto a su esposo y su padre. 3. LA CLÍNICA BUCHINGER Las clínicas Buchinger en Marbella y Überlingen son instituciones médicas que han aunado el ayuno terapéutico y la medicina integrativa en una terapia innovadora. Bajo supervisión médica constante, los tratamientos clásicos de la medicina naturista se complementan con los más recientes conocimientos de la medicina científica. El Método Buchinger de Ayunoterapia tiene su origen en la obra del Dr. Otto Buchinger. En los años veinte del siglo pasado, el Dr. Otto Buchinger (1878–1966), que había sido médico de la Marina, desarrolló un método médico de ayuno que libera el cuerpo de residuos metabólicos mediante numerosos procesos excretores y para el cual creó el término "Ayuno Terapéutico". Para la terapia de patologías agudas y crónicas, Buchinger administraba infusiones de hierbas medicinales, caldos de hortalizas y zumos de frutas recién exprimidas. Los fármacos homeopáticos, las aplicaciones Kneipp y las caminatas diarias formaban parte de su programa multidisciplinario que incluía también la información de los pacientes sobre temas relacionados con la salud. Hoy día, Buchinger reúne diferentes elementos que se complementan:

Clínica: con personal médico y terapéutico especializado y con instalaciones y servicios tales como laboratorio, servicio de ECG y tratamientos clínicos derivados de la medicina tradicional y de la medicina naturista.

Hotel: una casa de estilo rural andaluz confortable y con un servicio atento, amable y personalizado.

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Spa: una gran variedad de aplicaciones fisioterapéuticas, de belleza y de terapia deportiva le ayudarán a sentirse mejor.

Convento: el período de reposo que supone una estancia con nosotros es particularmente propicio a la introspección y la reflexión. Algunas personas encuentran aquí un camino hacia la espiritualidad.

Academia: numerosas actividades prácticas y conferencias sobre temas de la salud para poder dar un nuevo enfoque a su vida en un futuro inmediato.

La clínica Buchinger predica con algunos principios:

Alegría de vivir mediante la renuncia Serenidad mediante la concentración en lo esencial Prevenir, aliviar y curar enfermedades crónicas o agudas Combatir el sobrepeso Que sus pacientes se sientan los primeros responsables de su salud

3.1. MULTIDISCIPLINA Para la Clínica Buchinger, el organismo es un todo y, por lo tanto, para gozar de una buena salud, deberemos tratar todas las facetas que estén a nuestro alcance. Es por este motivo que dispone de muchos servicios de especialistas de distintas disciplinas para lograr un desarrollo integral de la persona a diferentes niveles, éstos son:

1. Espiritualidad 2. Fisioterapia y belleza 3. Pedagogía de la salud 4. Servicio de medicina

integrativa y asistencia del equilibrio sanitario

5. El ayuno terapéutico 6. Relajación y psicología 7. Nutrición y dietética 8. Ejercicio físico 9. Creatividad y cultura

3.2. CASO PRÁCTICO El caso es el de un sujeto de 70 años de edad con sobrepeso. Sigue el ayuno terapéutico en la Clínica Buchinger de Marbella dos veces al año durante un período de 15 días. Solamente ingiere zumos de frutas naturales durante el ayuno, caldos suaves de verduras e infusiones. Realiza unas dos sesiones de actividad física ligera cada día. En este caso, ingresa en la clínica el día 24 de octubre de 2011 hasta el día 6 de noviembre de 2011, como podemos ver en la siguiente página, donde adjunto las analíticas y registros de peso. Además, podemos observar cómo el sujeto pierde peso paulatinamente sin padecer ninguna alteración significativa en su presión arterial y, además, al finalizar el ayuno podemos ver cómo los parámetros de triglicéridos en sangre han disminuido de manera muy significativa.

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CONCLUSIONES

Vivimos de lo que respiramos, lo que bebemos y lo que comemos. Se calcula que sin comer podemos permanecer vivos unos 30 días, sin beber, tan sólo 3 días y sin respirar, puede que no sobrevivamos ni 3 minutos. Comemos todo lo que está industrializado, que contiene pesticidas, conservantes y todo tipo de toxinas. Bebemos lo que está fabricado artificialmente, aunque la naturaleza nos dio el agua pura preferimos ingerir bebidas edulcoradas, pasteurizadas, que contienen estabilizantes, colorantes y saborizantes artificiales. Y, el hombre primitivo, a diferencia de nosotros, respiraba oxígeno. Ahora, en cambio, respiramos el humo de la industria, de las grandes ciudades y sus miles de transportes. Así, en nuestro organismo ingresan cantidades inimaginables de sustancias tóxicas que van conformando nuestro medio interno. Hace 2.000 años, Hipócrates ya había establecido que para eliminar toxinas y el organismo se vale de sus propios recursos para limpiar, eliminar y purificar el cuerpo. Cuando los órganos encargados de dichas tareas (hígado, riñones, intestino, pulmones, mucosa nasal y piel) están saturados por sobrecarga de toxinas es necesario incrementar la depuración del organismo a través del ayuno, algo que ha hecho el hombre desde el inicio de sus tiempos. Las distintas corrientes de la medicina lo indican de uno u otro modo: total o parcial, con o sin líquidos, breve o prolongado. Y coinciden en que, con o sin él, lo importante es llevar una vida sana, con hábitos alimenticios adecuados y otros hábitos de vida saludables. También recomiendan, antes de llevar a cabo el ayuno, realizar una preparación de nuestro organismo adecuada y contar con supervisión médica. Además, después de la realización del ayuno, deberemos también tener en cuenta la instauración paulatina de la alimentación habitual.

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BIBLIOGRAFÍA

LIBROS

BUCHINGER, Maria. El ayuno terapéutico, Integral. RODRÍGUEZ, Jorge J. Apuesta por la vida, Terapión España. SEIGNALET, Jean. La alimentación, la 3ª medicina, Integral.

PÁGINAS WEB

www.alimentacionnutricion.com www.betinabensignor.blogspot.com www.biosalud.org www.buchinger.com www.cancer-apuestaporlavida.blogspot.com www.cocinaycomidasana.com www.dietas.com www.esencianat.blogspot.com www.holistika.com www.institutobiologico.com www.kousmine.com www.mundovegetariano.com www.nosolozumos.com www.nupaaltervista.org www.nutricion.nichese.com www.pan-aleman.com www.rosesvermelles.blogspot.com www.saludpasion.com www.teatrevesadespertar.wordpress.com www.us.123rf.com

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ANNEXO Por MARIO VARGAS LLOSA

Agua Sin Pan Hace catorce años que Mario Vargas Llosa religiosamente se interna voluntariamente en la clínica Buchinger para someterse a estricto ayuno de tres semanas. Purifica y vitaliza, asegura el autor en nota que le abrirá el apetito. En el verano de Marbella, cuando, procedentes de todo el mundo, millares de turistas caen sobre este pedazo de la Costa del Sol decididos a cometer todos los excesos y desafueros que el bolsillo es capaz de pagar y el cuerpo de resistir -drogas, sexo, alcohol, juego, deportes, gula, música y hasta homeopatía- un centenar de pervertidos trepa una de las boscosas faldas De La Concha, para sepultarse por dos o tres semanas en la Clínica Buchinger a ayunar. Yo soy uno de ellos. Lo hago hace catorce años y lo seguiré haciendo hasta que me muera o la Clínica cierre sus puertas a los escritores (por culpa de Manuel Vázquez Montalbán pudo ocurrir). El resultado de ello es que mi idea de Marbella es, por decir lo menos, irreal: un tranquilo retiro de costumbres monacales, donde se bebe mucha agua, se hace ejercicio, se acuesta uno temprano y se levanta al alba, y donde ni siquiera con el pensamiento resulta cómodo pecar. En las mañanas, a la hora en que el ómnibus de la Clínica lleva a los "pacientes" - así se nos llama, pero sería más adecuado voluntarios, catecúmenos o espíritus - al paseo por la playa con que se inicia el día, desde la ventanilla suelo divisar las lánguidas y bostezantes siluetas que vomitan las discotecas del Marbella Club o El Puente Romano y mi fantasía se caldea tratando de adivinar las interesantísimas cosas que deben pasar en los antros nocturnos marbelleros, y que yo me pierdo, entregado como estoy a la purificación corporal (o sea: despachar botella tras botella de Solan de Cabras, sudar la gota gorda y hacer la pila). Como el ayuno es una práctica común en todas las religiones, se lo asocia con quehaceres místicos y espirituales, pero, en verdad, es la más material de las experiencias a que pueda ser sometido el cuerpo humano, y una de las más beneficiosas. Así lo descubrió el mítico Doctor Buchinger, creador del "método", un médico alemán que, afectado por la artrosis, descubrió que, imponer al organismo una cuarentena de alimentos dentro de ciertas condiciones, podía tener notables y múltiples efectos terapéuticos (a él lo curó de la artrosis, por ejemplo). No hay la menor brujería ni tampoco superstición puritana disimulada tras esto, sino una realidad científica, al alcance del sentido común. Privado de alimentos, esa maravilla de creatividad que es nuestro cuerpo, se defiende, eliminando aquello que le sobra o lo perjudica, y nutriéndose de todas las reservas que atesora. Ese cambio de metabolismo provocado por el ayuno limpia y renueva el organismo de una manera que es difícil explicar, si no se ha tenido la experiencia. Yo la he vivido ya catorce veces y siempre, luego de los veintiún días en la Buchinger sometido a la dieta de agua sin pan, he tenido la sensación de un renacimiento físico. El peor error que se puede cometer es ir a la Clínica pensando sólo en adelgazar. Si uno no come, adelgaza, desde luego, pero lo probable es que, al poco tiempo de volver al mundo -al siglo pecador lleno de manjares apetecibles- recupere y acaso aumente la grasa perdida. Lo importante del ayuno es la desintoxicación y el descanso que significa para el organismo, y la lección práctica que de él se deriva, de que una cierta disciplina perfectamente llevadera respecto a ese cuerpo tan usado y abusado en la vida cotidiana, es algo que este cuerpo agradece, recargándose de bríos para enfrentar las futuras exigencias. El ayuno, además, tiene la virtud de sacar a la luz lo que ya anda mal y está todavía escondido, sin manifestarse a través de síntomas. A todo aquel que ayuna le preguntan si no siente mucha hambre, si su pobre estómago no chirría de desesperación por no comer. Y los preguntones ponen una cara de incredulidad total cuando se les responde que no, que el hambre es un estado psicológico, inseparable de la digestión, y que, cuando ésta desaparece por la falta de alimento, desaparece también aquel efecto o servidumbre de la alimentación. Naturalmente, si en pleno ayuno el ayunante va a pasearse frente a las terrazas de Puerto Banús donde una voraz muchedumbre da cuenta de paellas, chanquetes, doradas a la sal, alegres mariscos y perfumados arroces al curry, es difícil que esos aromas corruptores no le

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provoquen lo que un célebre bolero de Leo Marini describía como "ansiedad, angustia y desesperación". (Hace algunos años, una francesa ayunante irrumpió en la sala, a la hora del caldo, y publicitó así su sacrilegio: "El ser humano ha nacido para comer. Lo que estamos haciendo aquí es inhumano. Acabo de dar cuenta de un filete a la plancha con un vaso de vino ¡y soy inmensamente feliz!"). Otra pregunta inevitable suele ser si el estado de extrema debilidad que produce aquella huelga de hambre no tiene al pobre ayunante tumbado en una cama sin ánimos ni para respirar. Tampoco suelen creerme cuando aseguro que ocurre exactamente al revés. Que una de las más sorprendentes consecuencias del ayuno, una vez pasados los dos primeros días -los de la transición, los de las sales, los únicos molestos- es la energía que genera, la formidable disposición del organismo a hacer cosas, empezando por los ejercicios y deportes. Esto es, por otra parte, un aspecto clave e indispensable del "método". De nada sirve ayunar si la privación de alimentos no va acompañada de un intenso programa de ejercicios - natación, aerobic, yoga, gimnasia china, sueca o acuática, largas caminatas en la playa y la montaña, o bicicleta- que induzca y facilite aquel cambio de metabolismo que lleva al organismo a `alimentarse' de todo lo que tiene de más, o a eliminarlo por inservible. A esto contribuyen también los masajes. Pero, como, a raíz de ello el hígado trabaja el doble o el triple cribando las reservas, el "método" lo desagravia, veinte minutos cada día, con una bolsita de agua caliente a la hora de la obligatoria siesta. Otra de las consecuencias del ayuno es el poco sueño que el organismo requiere para recuperarse. No sólo se duerme menos; además, se duerme tan ligero -casi sin llegar a perder la conciencia- que uno tiene la falsa sensación de permanecer en estado de vigilia; no es así, pero la levedad del sueño es tan extrema que algunos piden pastillas para alcanzar la pérdida total de conciencia que asocian con la idea de dormir. No saben lo que pierden: esa engañosa duermevela, que André Bretón consideraba el estado surrealista ideal, a mí me ha servido muchísimo, porque en esas horas de sueño a medias, he hecho y deshecho el mundo muchas veces, escrito artículos, dramas y novelas. En las tres semanas anuales en la Clínica yo continúo mi trabajo, aunque es importante señalar que, contrariamente a lo que ocurre con el cuerpo, el ayuno resiente algo la vida intelectual, porque, mientras dura, se empobrecen la concentración y la memoria. Por eso, los que no pueden dejar de trabajar nunca, como me ocurre a mí, deben arreglárselas para, en esos días, hacer un trabajo más mecánico que creativo. Cuando hablo de ayuno, hay que entender de sólidos, no de líquidos. Otro aspecto esencial del "método" es el agua que hay que beber, todo el santo día: por lo menos dos litros, pero, de preferencia, cuatro o más. La Clínica está constelada de servicios, claro está, porque una ocupación central de la vida de los catecúmenos es ingerir líquidos y hacer pipí. Además de agua, en las noches, se puede tomar un caldo -un líquido coloreado sería una mejor definición- o un pequeño jugo de frutas, o media taza y medio vaso de ambos, los que quieren hacerse la ilusión de estar cenando en serio. Además, a media mañana y a media tarde, una infusión. Con tanto líquido, es inevitable sentirse un poco batracio a partir del cuarto o quinto día y vivir en el quien vive, esperando que en cualquier momento le broten al voluntario escamas o aletas. ¿Qué clase de gente frecuenta la Clínica? Cuando empecé a ir, la mayoría era extranjera; muchos alemanes, algunos franceses, muy pocos españoles. Ahora, por lo menos la mitad de los ayunantes son españoles, y entre los extranjeros hay un abanico creciente de nacionalidades: brasileños, italianos, rusos, egipcios, sauditas, mexicanos. (El hombre más gordo que he visto en mi vida lo vi allí: un príncipe kuwaití, que, al llegar yo a la Clínica, llevaba en ella seis meses: pesaba 160 kilos y ya le habían bajado cincuenta. Era una bolita con patitas, que rodaba). No he coincidido con muchos escritores; era un habitual Max Frisch, y pasaron por ella en algún momento Jaime Gil de Biedma, Juan Marsé, Beatriz de Moura y alguno más. También, Manolo Vázquez Montalbán, que no debe volver, si ama su pellejo. Dicen que nunca habló con nadie; que escribía mañana, tarde y noche, y que hasta a los paseos por la montaña llevaba su máquina portátil. Publicó luego una novela policial situada en una clínica de ayuno en Marbella que resulta ser un escondrijo de nazis: a la familia Buchinger, medio judía, maldita la gracia que le hizo. Cuando dije que ayunaba tres semanas, exageré. De los veintiún días, se ayuna sólo diecisiete. Los cuatro últimos son de recuperación. Hay que reacostumbrar al estómago a recibir alimentos, con sopitas, ensaladas y recetas ligeras que, en condiciones normales, parecerían sin duda insuficientes o execrables. Después de dos semanas y media de dieta de agua parecen manjares superlativos, delicias gastronómicas. Nadie sabe lo rico, lo maravilloso, lo exquisito que

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es comer hasta que ayuna. El inolvidable padre Arévalo, infalible ayunante, lo expresaba así: "Después de la Buchinger yo entro a los restaurantes como un seminarista a un burdel". La comida es un tema obsesivo en la Clínica. Los espíritus recuerdan las grandes comilonas, intercambian recetas, direcciones de restaurantes, elucubran los menús del futuro yantar, se preparan fogosos y felices para volver a pecar. (Comprensiva ante las debilidades humanas, la Clínica ofrece, entre los entretenimientos y recreos de los enflaquecidos, ¡clases de cocina vegetariana!). __________ © Mario Vargas Llosa, 1999. © Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario El País, SA, 1999.