Upload
others
View
0
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
BAJO LOS ESCOMBROS: ESTRATEGIAS DE SOBREVIVIENCIA EN UNA MUJER AFECTADA POR UN TERREMOTO
Felipe E. García1
Universidad Santo Tomás, Chile
RESUMEN El presente trabajo constituye el resultado de un análisis de contenido a dos
entrevistas en profundidad realizadas a una sobreviviente a la caída de un edificio
durante el terremoto de Chile del 27/F del año 2010. Este estudio sigue una
metodología cualitativa de análisis de contenido por categorías con una
orientación hermenéutica o interpretativa. A partir del relato, se exploraron las
distintas estrategias de afrontamiento empleadas y que le permitieron mantener la
tranquilidad, orientarse y prepararse para la muerte o para su rescate durante el
tiempo que esperó hasta ser auxiliada. Dentro de estas estrategias se encontraron
el diálogo interno, la búsqueda de orientación y de significado, el compartir
socialmente la experiencia y la religiosidad.
Palabras clave: Estrategias de afrontamiento, crecimiento postraumático,
búsqueda de significado, desastre natural
ABSTRACT
This work is the result of a content analysis of two in-depth interviews with a
survivor of the fall of a building during the earthquake in Chile on 27 / F of 2010.
This study follows a qualitative methodology of content analysis "by category" with
a hermeneutic or interpretive guidance. From the story, we explored different
coping strategies employed and allowed him to keep the tranquility, feeling
1 Doctor © en Psicología, Universidad de Concepción, Chile. Académico, Universidad Santo Tomas de Concepción. Enviar correspondencia a Felipe E. García, Escuela de Psicología, Universidad Santo Tomás, Av. Prat 855, Concepción, Chile. E-mail: [email protected]
2
oriented and prepared for death or for rescue during the time she waited to be
helped. Within these strategies are no internal dialogue, seeking guidance and
meaning, social sharing experience and religiosity.
Key words: Coping strategies, posttraumatic growth, search for meaning, natural
disaster
INTRODUCCIÓN El terremoto y tsunami del 27 de febrero del 2011 cambió la vida de los habitantes
de la zona centro sur de Chile. Murieron y desaparecieron más de 500 personas.
Miles quedaron sin hogar. La experiencia resultó traumática para muchos de ellos
(García, 2011).
Uno de los hechos más emblemáticos de ese acontecimiento fue la caída del
Edificio Alto Río, en la ciudad de Concepción, el único que se desplomó por
completo arrastrando en su caída a sus moradores. Ocho perdieron la vida y una
cantidad mayor quedó atrapada entre los escombros (ver figura 1).
Figura 1: La caída del Alto Río, Concepción, Chile
Una situación de riesgo vital obliga a los sobrevivientes a extremar sus recursos
para sobrevivir y rehacerse (Gaborit, 2001). No se trata sólo de salvar la vida, sino
3
también de recomponer las creencias fundamentales acerca de sí mismo, de los
demás y del mundo que se quiebran frente a una experiencia de estas
características. Sassón (2004) plantea que los desastres naturales rompen
creencias básicas acerca de la propia invulnerabilidad, la creencia de que la vida
tiene un sentido y la creencia de que los sucesos son todos ordenados,
predecibles y controlables. Si a eso le sumamos el aumento de los estresores de
la vida cotidiana, la incertidumbre y la frustración frente a la indolencia o el
aprovechamiento político (Cova y Rincón, 2010), nos obliga a la necesidad de
fortalecerse como individuo o como comunidad a fin de enfrentar todas las
dificultades que surgen tras un terremoto y desarrollar propuestas de prevención e
intervención basados en lo que las personas realmente hacen para salir adelante
(García, 2013).
A pesar de que se esperan algunas consecuencias como el trastorno por estrés
post traumático (TEPT), la depresión mayor, el aumento del consumo de alcohol y
drogas (Yamada et al., 2006), otros trastornos de ansiedad y síntomas de
somatización (Batniji, Van Ommeren y Saraceno, 2006), la mayoría de las
personas no desarrolla ninguna de ellas (Figueroa, Marín y González, 2010) e
incluso algunos llegan a manifestar efectos positivos, como los hallados por
Rajkumar, Premkumar y Tharyan (2008) tras el tsunami del año 2004, en India, lo
que al parecer dependió de algunas estrategias de afrontamiento utilizadas por los
sobrevivientes, entre las que se contaban la reconstrucción de los significados del
trauma, colectivizar la experiencia personal del trauma, utilización de las redes de
apoyo social, mostrar públicamente el dolor y creencias y prácticas espirituales
fuertemente arraigadas en esa comunidad.
Mi propósito en el presente relato es presentar la experiencia de una mujer
sobreviviente a la caída del Edificio Alto Río, además de reconocer aquellos hitos
en su vida que le permitieron afrontar el momento de la caída, y luego continuar y
rehacerse tras el terremoto.
MÉTODO
4
Sujeto La persona entrevistada fue elegida debido a que cumple con las condiciones de
criterio de haber sobrevivido a una experiencia extrema relacionada con el
terremoto y haber generado transformaciones en su vida producto de lo mismo. Se
trata de M, una profesional del área social de 42 años de edad, que habitaba un
edificio que se desplomó durante el terremoto. Posteriormente, ella asumió un rol
de liderazgo ante sus vecinos para enfrentar los problemas legales y sociales
derivados del sismo, además de constituirse en vocera frente a las autoridades y
medios de comunicación. Actualmente dicta clases universitarias sobre gestión de
emergencias y participa en una fundación destinada a promover la cultura sísmica
en este país, entre otros fines.
Análisis de los datos Para la presente investigación se utiliza un acercamiento metodológico cualitativo,
cuya finalidad es comprender y dar cuenta de la Historia de Vida de una persona
que sobrevivió a la caída de un edificio en el terremoto del 27/F del 2010. Para la
recolección de información se recurrió a la entrevista en profundidad orientada a
conocer aspectos de su historia de vida. La información obtenida se analizó a
través de un Análisis de Contenido por Categorías con una orientación
hermenéutica o interpretativa.
Contexto La primera entrevista con M. se realiza en su oficina de trabajo, una institución
universitaria privada, a las 15 hrs, tras su hora de almuerzo. Su oficina queda
ubicada en un espacio alejado de las aulas y sin mucha circulación de alumnos.
Por ese motivo, la conversación puede desarrollarse con fluidez y sin
interrupciones, durante casi dos horas.
La segunda entrevista se realiza 15 días después, en el mismo lugar y a la misma
hora, reproduciendo las condiciones ambientales de la primera entrevista. Sin
embargo, esta vez ella es interrumpida por llamadas telefónicas que en principio
5
no contesta y que luego responde. En esta segunda ocasión permanecimos
reunidos por aproximadamente 45 minutos.
Ambas entrevistas se realizan durante el mes de mayo del año 2012, a dos años y
dos meses del terremoto que afectó a la zona centro-sur de Chile el 27 de febrero
del año 2010. Las instancias fueron grabadas en audio con su autorización.
La conversación, que no sigue un orden lineal, se mueve desde el relato de su
vivencia del terremoto, hacia detalles de su pasado que explican sus elecciones y
reflexiones posteriores, hasta las consecuencias del sismo en su vida actual. En
su relato no sólo se observa una coherencia narrativa sino también aparecen
espontáneamente anécdotas que relatan una agencia personal fortalecida que le
permitió resistir y rehacerse, así como acontecimientos extraordinarios de su
pasado que iban mostrando un camino que le llevó a responder de una cierta
manera y no de otra durante las horas en que permaneció en el edificio
desplomado, antes de ser rescatada. A continuación detallaré y comentaré
algunos trozos selectos de su relato, intentando darle un orden que facilite su
comprensión.
RESULTADOS
La caída El terremoto encuentra a M. durmiendo sola en su departamento. Un extracto de
su vivencia del terremoto se expone a continuación:
“Me despierto con el movimiento que es lo siguiente que recuerdo porque era un
movimiento muy grosero, yo siempre he vivido en casa entonces para mí eso era
demasiado fuerte y lo primero que pensé es que era un temblor fuerte pero luego
me di cuenta que era un terremoto, porque yo sentía el movimiento de manera
grosera, empecé a sentir como caían las cosas en la cocina, qué se yo, la loza, y
en mi dormitorio comenzó a saltar todo, voló el televisor, entonces ahí me dije yo:
aquí no hay nada que hacer (…). Yo tuve la percepción casi inmediata que el
edificio se iba a caer, por la forma como se movía, entonces supe que mi mejor
6
oportunidad era quedarme ahí y bueno en un momento siento un ruido que yo lo
relacioné con el quiebre de la loza a mis pies, pensé en ese momento que se
estaba quebrando el suelo de mi departamento, después me di cuenta que no era
el suelo de mi departamento si no el edificio que se estaba quebrando y en ese
minuto miro hacia la ventana (mi departamento daba hacia el río) y veo como que
el muro se me viene encima pero en el fondo el edificio se estaba girando. Esa
esa es la percepción que yo tenía, como que el muro se me venía encima y yo
automáticamente me cubrí la cabeza porque caché2 que la situación se venía
grave”.
El evento es percibido en ese mismo momento como una seria amenaza para su
vida, ella llega a la convicción de que puede morir y se prepara mentalmente para
ello:
“Recuerdo el miedo, recuerdo mi respiración por ejemplo y yo trataba de controlar
la respiración porque quería pensar bien (…). Sentía la agitación de mi corazón y
sentía mi respiración, entonces yo trataba de calmarme, recuerdo el miedo,
recuerdo la incertidumbre, porque yo estaba segura que me iba a morir. El tema
principal no era morirme, porque me di cuenta que no tenía temor de morir, lo que
me generaba ansiedad era no saber cómo me iba a morir, o sea si me iba a
atravesar un fierro, si iba a morir aplastada, si iba a agonizar mucho tiempo, etc.
(…). Cada vez que intentaba moverme eso vibraba, entonces era una sensación
de peligro permanente”
En el edificio transcurren varias horas antes de ser rescatada. Estaba a oscuras,
sin vestir, sin idea de lo que había ocurrido en el exterior ni de que podría o no ser
rescatada, sin saber nada de su familia y con la percepción constante de una
muerte inminente. En esas largas horas, casi inmovilizada, mostró distintas formas
2 “Cachar” es un chilenismo que se puede traducir como “comprender”
7
de afrontamiento de su situación que le facilitaron el paso de las horas y que
expongo a continuación.
Creencias religiosas Las creencias religiosas son un recurso fundamental para muchas personas y que
les permiten sobrevivir a situaciones extremas que escapan a su comprensión. La
creencia en un Dios que sabe más sobre las circunstancias de la vida que nos
toca vivir y que de algún modo da sentido a las experiencias extremas, fue un
recurso que permitió a M. afrontar la incertidumbre3. M. reconoce como un soporte
fundamental en esos instantes, su intensa fe; esto le dio consuelo y también un
sentido a lo que estaba viviendo:
“Conversé toda la noche con Dios, y le planteaba mis temores y recordaba
muchos pasajes de la Biblia; recordaba no sé, de repente la experiencia de
algunos antiguos de la fe, padres de la fe y recordaba que sus experiencias no
siempre tuvieron finales felices. (…) En general la vida del cristiano no
necesariamente significa que va a ver solo cosas positivas, eso es mal entender el
evangelio; el tema es cómo vivimos lo malo, es como siendo cristiano tenemos la
capacidad de afrontar bien lo que es desagradable, lo que nos duele y yo estaba
viviendo una situación de dolor y podía percibir en mi interior la compañía de Dios
en ese momento, porque sentía paz”
Sus creencias religiosas le permiten a su vez tranquilizarse, pues pone su vida en
manos de Dios, en una suerte de aceptación fatalista de la adversidad:
“Y yo en ningún momento pensé en salir corriendo ni escapar, porque (…) yo
pensé en esto: bueno, si ha de suceder algo que sea con fin fatal4, así será, así
3 Esta idea se expresa en el dicho “Dios escribe derecho en renglones torcidos” o “los caminos de Dios son inescrutables”
4 En esta expresión, M. hace uso del término “fatal” (destino) como sinónimo de “letal” (muerte).
8
que yo preferí quedarme ahí sentada esperando el desenlace. Además pensé en
qué oportunidad tenía ahí en el piso 11 (…). Y ahí oré, yo soy cristiana, bueno
Señor, yo no quisiera morir y menos en estas circunstancias, pero si es mi
momento, será y espero verlo luego”.
Cabe señalar que la aceptación fatalista como estrategia de afrontamiento se ha
relacionado con la resignación (Páez, Basabe, Bosco, Campos y Ubillos, 2011) y
se refiere en el presente caso a aceptar los designios y voluntad de Dios, aunque
sean en principio incomprensibles.
Autocontrol Otro recurso importante radica en el hecho de que ella se valora a sí misma como
una persona con autocontrol. Sabe, por experiencias anteriores, que puede
mantener la calma. Para ella resulta relevante no perder el control de la situación:
“No quería descontrolarme, aunque en situaciones previas que he vivido también
un poco críticas, nunca he reaccionado de manera descontrolada”.
Al indagar sobre esas situaciones previas, que le permiten fundamentar una
narrativa de control personal, que la fortalece y la ayuda, relata una vivencia de su
adolescencia, cuando en una protesta estudiantil un bus urbano en el que viajaba
fue atacado por una turba de estudiantes, quienes intentaron voltear el vehículo. A
pesar del pánico de los otros pasajeros, ella conserva la calma en ese momento,
dando incluso instrucciones:
“Las mujeres empezaron a gritar y mi primera reacción fue decirle a la gente:
tírense al suelo, agáchense y tírense al suelo, y protéjanse la cabeza”.
Posteriormente intentó tranquilizar a una de las pasajeras:
9
“La señora que estaba en frente mío estaba muy descontrolada y yo la empecé a
consolar: pero tranquila ya estamos bien, usted sabe que estas cosas en este
tiempo están sucediendo”
Esa experiencia le mostró que a pesar del miedo y la amenaza, ella podía
reaccionar controladamente. Esta enseñanza la recordará décadas después
durante el terremoto:
“Recuerdo eso como un evento en que nos sentimos amenazados, que había una
situación de peligro y por supuesto yo tenía miedo; pero mi reacción fue bastante
controlada o mesurada para la circunstancia”.
Diálogo interno De acuerdo a su relato, M. hace uso de muchas auto-verbalizaciones que le
permitieron organizarse e ir tomando decisiones que le permitieran mantener la
calma y sobrevivir.
“yo no me atrevía a moverme porque me dije: si me muevo, y no sé en qué
circunstancia estoy, puedo seguir cayendo”
“me sorprendió cuando oí las balizas yo dije: vinieron más rápido de lo que yo
pensé, y cuando (los) escuché empecé a gritar que subieran, que habían más
personas atrapadas”
“entonces empecé a contar los pisos y al hacer eso yo me dije: ah, estoy en la
altura como de un piso 3 más o menos, piso dos o tres, eso significa que el edificio
se volteó, entonces yo empecé a armar un poco, tratar de interpretar la
experiencia, lo que había pasado, en qué situación estaba, porque seguí
pensando que tenía que prepararme”
Este diálogo interno constituye una estrategia de afrontamiento cognitiva y más
ejemplos de su uso lo veremos en las siguientes categorías.
10
Alerta y búsqueda de orientación Su situación de riesgo vital la obliga a estar alerta. Apenas veía con la oscuridad y
la respiración se le dificultaba por el polvo en suspensión. Sólo podía confiar en su
audición. Toma algunas decisiones que le permitirían orientarse en el tiempo,
como hallar su teléfono celular, que le sirve para ver la hora y tener una
percepción del transcurso del tiempo, pero no le es útil para comunicarse pues en
ese momento, las redes de telefonía móvil se encuentran caídas en gran parte del
país:
“Estaba bien hipervigilante pero yo intentaba estar como alerta y atenta a todas
esas cosas, y bueno por lo menos me dije: necesito tener una idea de qué hora es
y qué tiempo está pasando, entonces mi primer impulso fue recuperar el celular”.
Siente la necesidad de establecer contacto con su familia, pero no puede hacerlo:
“(Quería) que ellos sepan que estoy aquí atrapada, pero que estoy viva, decirles
que yo iba a morir pero que no se preocuparan porque yo partía en paz”.
Como veía su muerte inminente, decide recuperar su documento de identidad y
vestirse apropiadamente, pero con el paso de las horas también vislumbra la
posibilidad de ser rescatada, decide prepararse para esa eventualidad:
“Y si no muero, tengo que prepararme, las réplicas eran fuertísimas y con cada
réplica el corazón nos quedaba en la garganta, porque era incierto, no sabíamos
qué iba a suceder, entonces me dije y si no muero debo prepararme para el
rescate y pensé que como yo andaba descalza debía recuperar algunas prendas
para forrarme los pies”
Comunicación con vecinos y ayuda a los demás
11
También estableció contacto con otros dos vecinos que habían sobrevivido a la
caída del edificio, logrando comunicarse con ellos. De un tercer vecino sólo
escuchó quejidos, los que luego se apagaron. Nunca sabría de quién se trataba.
Con sus dos vecinos mantuvo conversaciones el resto de la noche. Una de ellas
había quedado atrapada en el baño y percibía un fuerte olor a gas. Sintió la
necesidad de hablar constantemente con ella para que no se durmiera y para
ayudarla en un posible futuro rescate:
“Aunque yo no la sentía tan alterada ni tan perturbada a mí me preocupaba; por
ejemplo, yo no sabía qué intensidad tenía ese olor a gas, entonces me
preocupaba que no se quedara dormida y como ella estaba atrapada los
bomberos no la iba a ver, entonces yo le preguntaba dónde está.”
El segundo vecino había quedado atrapado entre los escombros y su propia cama.
No se atrevía a moverse por su situación incierta
“A él le estaba complicando mucho respirar, entonces yo le expliqué en qué
situación estábamos, como éramos de la misma línea de departamentos como
que se envalentonó pensando en que también se iba a encontrar con la ventana
arriba y ahí hizo fuerza y se sacó las cosas de encima y pudo respirar y
efectivamente tenía arriba la ventana”.
Esta actitud de M. de intentar ayudar a sus vecinos, le otorga un rol durante esas
horas que mantendrá una vez rescatada. Ella encuentra un sentido en la
oportunidad que recibe de apoyar a otros. Por otro lado, resalta su actitud de
compartir de inmediato su experiencia del terremoto con sus vecinos, con la
finalidad de orientarse y apoyarse mutuamente.
El rescate y los primeros momentos Casi de madrugada, escucha a un bombero que se asoma por la ventana. Ahora
veía posible el rescate. En ese instante logra mantener la calma lo que tranquiliza
12
a su vez al rescatista. Horas después regresa otro rescatista con una escalera
para sacarla de ahí:
“Pasaron dos horas después de ese contacto con los bomberos hasta que
efectivamente vino un bombero con una escalera, el bombero estaba muy
nervioso, él me habló desde la ventana y me dice: señora, voy a bajar una
escalera, pero no la puedo sujetar abajo porque no está firme, yo la tengo que
sostener desde arriba y usted va a tener que venir a la escalera. Yo ya estaba
preparada, me había forrado para que no me cayeran los vidrios, entonces me
dice: señora, cúbrase, protéjase, porque los vidrios... Sí, le dije yo, no te
preocupes, estoy lista”.
Una vez a salvo, en lugar de retirarse o ponerse en una posición de víctima de un
suceso altamente traumático, decide colaborar con los heridos y con los
rescatistas. Para ello se acerca a dar contención a sus vecinos y luego toma en
sus manos la elaboración de un listado de los sobrevivientes que permitiera
orientar a las familias que se acercaran a saber de los suyos.
Un mundo cambiante Otro aspecto relevante de su narración se relaciona con el supuesto expuesto
anteriormente de que una experiencia traumática se define, más que por un
conjunto de síntomas, por el quiebre en ciertas creencias básicas que sostienen la
vida de las personas en ese mundo, entre ellas, la idea de que el mundo es
inmutable, que no cambia. M. ha experimentado en su historia una serie de
vivencias que le han señalado justo lo contrario, de que el mundo es cambiante,
de que los planes se pueden desarmar de un momento a otro y que así como se
desarman se pueden encontrar otros caminos por los cuales proseguir. M. no
atribuye a su experiencia del terremoto un carácter traumático, fundamentalmente
porque no comparte que las cosas tengan que ser siempre iguales. De algún
modo, sus experiencias personales le han hecho construir una narrativa inmune a
13
los quiebres dramáticos en su vida, incluyendo el cambio que le produce haber
sobrevivido al terremoto.
Una de esas experiencias críticas fue la separación de sus padres aún en la
adolescencia. Para ella, su familia era unida y feliz, percibida como un mundo
idílico:
“Hacíamos muchas actividades de familia, salíamos juntos, éramos bien yuntas5
todos. Los días domingos eran días de familia, de salir a comer, de enclaustrarnos
y ver una película. Mi mamá cocinaba una bandeja llena de Kuchenes6, era como
esa onda, y entonces mi familia era solo así, nuclear y todo bien, todo feliz, todo
ideal”.
Tras la ruptura de sus padres, la madre se ve incapacitada por un tiempo de
cumplir con sus funciones parentales, por lo que el rol de hacerse cargo de la casa
y de cuidar a los hermanos lo asume ella.
“Entonces asumí la alimentación de mis hermanos, cocinar, algunas cosas de los
quehaceres, la compra en el supermercado de los víveres y todo eso porque mi
mamá literalmente estaba en otra”.
El mundo de M. tras la separación de sus padres se modifica y muchas creencias
son con el tiempo transformadas. La creencia de que el mundo es invariable y
predecible da paso a una concepción más flexible, en la que los cambios abruptos
están admitidos como parte de la existencia. Esto da paso a la flexibilidad.
“Yo empecé a plantear de otra forma muchas cosas de las que yo veía y al día de
hoy, creo que uno de los principales aprendizajes, a raíz de eso, es que soy
bastante más flexible de lo que era antes. (…) Me di cuenta que las cosas no son
5 Yuntas significa “unidos”
6 El kuchen es un pastel dulce de origen alemán, muy consumido en el sur de Chile
14
blancas y no son negras y que pueden tener matices de gris, no solamente son
buenas o malas. Son simplemente.”
Construcciones de identidad M. reconoce una serie de cualidades que forman parte de su identidad y que
constituyen una historia preferida sobre sí misma. Estas construcciones de
identidad surgen a partir de los hechos vividos y le han permitido comprender su
modo de enfrentar situaciones de crisis, ayudándola también a afrontar el
momento del terremoto. Entre esas cualidades destaca su orientación práctica,
sentido de responsabilidad y del deber, su orientación al logro, su autonomía y su
carácter metódico:
“(Soy) súper práctica y en general cuando me he visto afectada por situaciones
que me tocan emocionalmente; por supuesto sufro, lloro y me complica, pero…
pero, junto con el dolor separo lo que tengo que hacer. Tengo un sentido de
responsabilidad muy alto. Tengo un sentido del deber digamos muy alto que lo
aprendí de mis padres”.
Búsqueda de sentido Ya a las pocas horas de rescatada, mientas permanece en el hogar de su
hermana, M. intenta encontrar algún sentido a su experiencia. Había sobrevivido y
necesitaba saber para qué:
“Cada vez que cerraba los ojos me acordaba del edificio, así que tampoco quería
mucho dormir, estaba cansada pero no quería dormir y recién a la noche siguiente
descansé y ahí hice tal vez un poco de catarsis porque no había llorado nada, esa
segunda noche después del terremoto me fui a la pieza de visita de la casa de mi
hermana a dormir y recién ahí lloré y me dije: (…) Señor, ayúdame para que esto
tenga sentido y que no haya ocurrido solo por… que haya generado solo daño, si
no que pueda hacer algo al respecto de esto”.
15
Finalmente todo el trabajo junto a su comunidad, el poder organizarse, el haber
logrado sus objetivos frente a las autoridades, la lleva a la necesidad de transmitir
esta experiencia a fin de que a nadie más le suceda lo que a ellos tras el
terremoto. Esto le otorga un sentido a sus experiencias:
“Ya nos tocó pasar por esto, tenemos este cúmulo de experiencia, hemos
generado redes, hemos conocido personas, etc., tenemos que hacer algo con
esto, porque más adelante puede venir otra situación difícil y van a haber otras
familias afectadas y si nosotros podemos ahorrar o podemos acortar ese camino,
podemos hacer algo para que se modifiquen leyes, se mejoren leyes, sentimos
que es nuestra responsabilidad”.
A esto, ella lo llama la “resignificación del dolor”:
“Nosotros lo vivimos, podemos dar cuenta de eso, o sea, uno da cuenta de lo que
le tocó vivir, no de otras cosas, entonces empezamos en la comunidad Alto Río a
hablar un poco de eso, de la ‘resignificación del dolor’”.
Continuidad de la vida Si bien su vida tras el terremoto innegablemente se modifica, la posibilidad de
vincular sus experiencias previas con las vividas después del evento, su
orientación de ayuda a los demás, sus creencias religiosas y su flexibilidad mental,
que le permite aceptar la posibilidad de que las cosas pueden cambiar, le otorga a
su vida un sentido de continuidad que se opone al concepto de ruptura que un
quiebre narrativo de la experiencia deja como secuela en muchos sobrevivientes
de desastres (García, 2013):
“Yo siempre he sido una persona activa socialmente, siempre me he involucrado
en trabajo social, me ha tocado liderar grupos desde la adolescencia, entonces
esto no fue muy distinto a otras actividades que yo hice tiempo atrás en cuanto a
16
tener que organizar, coordinar equipos e involucrarme en algunas tareas, aunque
el desgaste emocional fue más intenso esta vez”.
Una representación de esta continuidad se muestra en la figura 1.
Figura 1: Continuidad de la vida pre-post terremoto
CONCLUSIÓN
El afrontamiento de la vivencia del terremoto por parte de M. no es azaroso, se
sostiene más bien en sus experiencias acumuladas, en valores y creencias
significativas y en construcciones de identidad preferidas, que le permiten
finalmente reorganizar su vida y darle un significado a lo que le tocó vivir.
Su capacidad de auto-verbalización, que le permite ocupar su mente en tareas
productivas destinadas a la resolución de los problemas asociados a su situación
extrema, ha sido ampliamente estudiada e incluso propuesta como estrategia
terapéutica por Meichenbaum (1969) cuando propone el entrenamiento auto-
instruccional como estrategia de auto-control. Por otro lado, el pensar
repetitivamente en el problema con la finalidad de solucionarlo, encontrarle
beneficios o buscar significados, ha sido descrito por algunos autores como
rumiación reflexiva (Treynor, González y Nolen-Hoeksema, 2003) o deliberada
(Cann et al., 2000). Al respecto, se ha encontrado una relación positiva entre la
rumiación deliberada y el crecimiento postraumático en personas expuestas al
17
terremoto de Chile del año 2010 (García y Cova, 2013; García et al., en prensa).
Cabe señalar que el crecimiento postraumático es un constructo propuesto por
Tedeschi y Calhoun (1996) para aludir a los cambios positivos que un individuo
experimenta como resultado del proceso de lucha ante un trauma.
La experiencia adolescente de ser atacada por una turba en el bus en el que
viajaba, le otorgó el recurso personal de saber que podría mantener el control en
momentos complejos, lo que llega a vivenciar nuevamente cuando vive el
terremoto, pues a pesar de que éste es un evento impredecible en el que las
personas no tienen el control de lo que sucede, ella sí puede controlar sus propias
acciones que le permiten a fin de cuentas sobrevivir. M. no es una víctima pasiva
a merced de las circunstancias sino una persona activa capaz de tomar
decisiones. Esto le permite desarrollar en el momento en que está atrapada bajo
los escombros del edificio, estrategias de afrontamiento activas o centradas en el
problema que han demostrado en diversos estudios su relación positiva con
crecimiento postraumática (Stanton, Bower y Low, 2006; García et al., 2013) y
negativa con estrés postraumático (García y Cova, 2013).
Ella vive durante la adolescencia la separación de sus padres, lo que constituye
por un lado una experiencia dolorosa, una crisis vital de enorme importancia que
significó la ruptura de sus creencias y su narrativa previas, pero a su vez también
constituye un aprendizaje, pues la fuerza a adaptarse a los cambios que se
produjeron dentro de su familia y a considerar que el mundo no es estable, sino
que éste puede cambiar. Esta visión del mundo la ayudaría posteriormente en su
enfrentamiento a las consecuencias del terremoto, pues una narrativa que
incorpora la posibilidad de cambio está a su vez inoculada frente a las crisis que
se pueden vivir en el futuro. El terremoto, si bien desarma sus planes, no es
percibido por ella como un cambio en su vida, pues M. contempla en su visión de
mundo que los planes pueden ser desarmados.
Su profunda vinculación con Dios se relaciona con dos estrategias de
afrontamiento estudiadas en relación a crisis importantes: religiosidad y aceptación
fatalista de la adversidad (“aquí está mi vida, usted… usted haga lo que tenga que
hacer no más”). Estas estrategias le ayudan a reducir su ansiedad, y le permiten
18
enmarcar los eventos de su vida en un mundo pleno de significados dado por su fe
religiosa. Respecto a estas estrategias, algunos autores le han dado un sentido
negativo pues refuerzan la resignación y un afrontamiento más bien pasivo frente
a dificultades como algunas enfermedades (Aramburu, Izquierdo y Romo, 2001).
Sin embargo, Páez, Basabe et al. (2011) advierten que la religiosidad y aceptación
fatalista sirven como un mecanismo de amortiguación y adaptación a las
catástrofes, al otorgarle un sentido a los hechos; sobre todo, cuando los hechos
son impredecibles e incontrolables (Rodríguez, Pastor y López, 1998), tal como
ocurrió con el terremoto. García et al. (2013) encontraron una relación positiva
entre religiosidad y crecimiento postraumática en una comunidad afectada por la
violencia policial; en otro estudio, Silver, Holman, Mcintosh, Poulin y Gil-Rivas
(2002) observaron que las personas que habían enfrentado un atentado terrorista
aceptando lo ocurrido, tenían menor probabilidad de manifestar un Trastorno de
Estrés Postraumático seis meses después.
La capacidad de adaptar sus roles que desarrolló tras su crisis familiar y su
orientación hacia la ayuda a los demás que le inspira su fe, permitió que desde el
mismo día del terremoto asumiera roles de liderazgo y de apoyo a su comunidad.
Si bien son roles que en lo específico no cumplía antes del terremoto, constituyen
también una continuidad de lo que en base a sus valores y actividades en su
comunidad religiosa, ya desarrollaba antes de que el terremoto ocurriera.
Una vivencia importante de su relato lo constituye la posibilidad de compartir
socialmente su experiencia del terremoto. El compartir social es una variable
estudiada en distintas situaciones traumáticas (Gasparre, Bosco y Bellelli, 2010;
Páez, Basabe, Ubillos y Gonzalez, 2007; Páez, Martínez y Rimé, 2004), que
constituye un factor que posibilita la reconstrucción narrativa de la experiencia
(García, 2013), A través de la auto-revelación y compartir sus experiencias con
otros, las personas descubren aspectos positivos del trauma del que no se habían
percatado (Tedeschi y Calhoun, 2004), además construyen narrativas y modifican
sus esquemas (Schexnaildre, 2011). Páez, Vázquez et al. (2011) destacan que la
narración de un trauma y de la experiencia personal asociada fuerza a los
afectados a enfrentarse con el significado del trauma y reconstruir una visión con
19
sentido de sí mismo y del mundo. En el caso de M., compartir su experiencia del
terremoto fue una acción realizada desde el primer momento, cuando se comunicó
con otras personas atrapadas mientras esperaban ayuda.
Con la finalidad de identificar las condiciones o cualidades que permitieron a M.
afrontar exitosamente la adversidad, se proponen categorías en su relato, cuyos
resultados se exponen en la tabla 1.
Tabla 1: Condiciones y cualidades que permitieron afrontamiento del terremoto Evento o Experiencia
Variable Contenido dimensional
Relato textual
Atacada por una turba
Capacidad para auto-controlarse en situación de crisis
Auto-control "Mi reacción fue bastante controlada o mesurada para la circunstancia"
Separación de los padres
Capacidad de asumir nuevos roles tras un cambio en su vida
Adaptación en los roles
"Asumí la alimentación de mis hermanos, cocinar, algunas cosas de los quehaceres"
Separación de los padres
Capacidad para considerar que el mundo es cambiante
Flexibilidad "Me di cuenta que las cosas no son blancas y no son negras y que pueden tener matices de gris"
Creencias religiosas
Capacidad para aceptar su destino
Aceptación fatalista
"Aquí está mi vida, Usted… Usted haga lo que tenga que hacer no más"
Creencias religiosas
Capacidad para dar sentido a la experiencia
Búsqueda de sentido
“Señor, ayúdame para que esto tenga sentido y que no haya ocurrido solo por… que haya generado solo daño, si no que pueda hacer algo al respecto de esto”
REFERENCIAS Aramburu, I., Izquierdo, A. & Romo, I. (2001). Análisis comparativo de
necesidades psicosociales de cuidadores informales de personas afectadas de Alzheimer y ancianos con patología no invalidante. Revista Multidisciplinar de Gerontología, 11, 64-71.
20
Batniji, R., Van Ommeren, M. & Saraceno, B. (2006). Mental and social health in disasters: relating qualitative social science research and the Sphere standard. Social Science & Medicine, 62, 1853-1864.
Cann, A., Calhoun, L. ,Tedeschi, R. , Triplett, K., Vishnevsky, T. & Lindstrom, C. (2011). Assessing posttraumatic cognitive processes: the Event Related Rumination Inventory. Anxiety, Stress & Coping, 24, 137-156.
Cova, F. & Rincón, P. (2010). El Terremoto y Tsunami del 27-F y sus Efectos en la Salud Mental. Terapia Psicológica, 28, 179-185.
Figueroa, R., Marín, H. & González, M. (2010). Apoyo psicológico en desastres: Propuesta de un modelo de atención basado en revisiones sistemáticas y metaanálisis. Revista Médica de Chile, 138, 143-151.
Gaborit, M. (2001). Desastres y trauma psicológico. Pensamiento psicológico, 2, 15-39.
García, F. (2011). Prevention of psychopathological consequences in survivors of tsunamis. In: M. Mokhtari [Ed.]. Tsunami: A Growing Disaster (211-232). Rijeka, Croatia: InTech.
García, F. (2013). Trauma y crecimiento. Una propuesta de intervención. En F. García (comp.), Terapia sistémica breve. Fundamentos y aplicaciones (361-374). Santiago de Chile: RIL.
García, F., Capponi, C., Hinrichs, F., Lillo, F., Rodríguez, C., & Sánchez, J. (2013, julio). Conflicto social y crecimiento post-traumático en una comunidad aislada del sur de Chile. Ponencia presentada en el XXXIV Congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología, Brasilia, Brasil.
García, F. & Cova, F. (2013, julio). Afrontamiento, sintomatología postraumática y crecimiento postraumático en personas que perdieron su hogar por un terremoto. Ponencia presentada en el XXXIV Congreso de la Sociedad Interamericana de Psicología, Brasilia, Brasil.
García, F., Jaramillo, C., Martínez, A.M., Valenzuela, I. & Cova, F. (en prensa). Respuestas psicológicas ante un desastre natural: Estrés y crecimiento postraumático. Liberabit.
Gasparre, A., Bosco, S. & Bellelli G. (2010). Cognitive and social consequences of participation in social rites: Collective coping, social support, and post-traumatic growth in the victims of Guatemala genocide. Psicología Social, 25, 35-46.
Meichenbaum, D. (1969). The effects of instructions and reinforcement on thinking and language behavior of schizophrenics. Behaviour Research and Therapy, 7, 101-114.
Páez, D., Basabe, N., Ubillos, S. & Gonzalez, J.L. (2007). Social sharing, participation in demonstrations, emotional climate, and coping with collective violence after the march 11th Madrid bombings. Journal for Social Issues, 63, 323-328.
21
Páez, D, Basabe, N., Bosco, S., Campos, M. & Ubillos, S. (2011). Afrontamiento y violencia colectiva. En: D. Páez, C. Martín Beristain, J. L. González, N. Basabe & J. De Rivera (Eds.), Superando la Violencia Colectiva y Construyendo Cultura de Paz (pp. 279-309). Madrid: Fundamentos.
Páez, D., Martínez, F., & Rimé, B. (2004). Los efectos del compartimiento social de las emociones sobre el trauma del 11 de marzo en personas no afectadas directamente. Ansiedad y Estrés, 10, 219-232.
Páez, D, Vázquez, C., Bosco, S., Gasparre, A., Iraurgi, I. & Sezibera, V. (2011). Crecimiento post estrés y post trauma: Posibles aspectos positivos y beneficiosos de la respuesta a los hechos traumáticos. En: D. Páez, C. Martín Beristain, J. L. González, N. Basabe & J. De Rivera (Eds.), Superando la Violencia Colectiva y Construyendo Cultura de Paz (pp. 311-339). Madrid: Fundamentos
Rajkumar, A., Premkumar, T. &Tharyan, P. (2008).Coping with the Asian tsunami: Perspectives from Tamil Nadu, India on the determinants of resilience in the face of adversity. Social Science & Medicine, 67, 844-853.
Rodríguez, J., Pastor, M. & López, S. (1993). Afrontamiento, apoyo social, calidad de vida y enfermedad. Psicothema, 5, 349-‐372.
Sassón, M. (2004). Catástrofes y Salud Mental. Abordajes Teóricos y Modalidades de Intervención. Tesina para optar al Grado de Licenciado en Psicología, Facultad de Humanidades, Universidad de Belgrano, Argentina.
Schexnaildre, M. (2011). Predicting Posttraumatic Growth: Coping, Social Support, and Posttraumatic Stress in Children and Adolescents after Hurricane Katrina. Thesis required for the degree of Master of Arts in Department of Psychology, Louisiana State University, USA.
Silver, R., Holman, E., Mcintosh, D., Poulin, M. & Gil-Rivas, V. (2002). Nationwide longitudinal study of psychological responses to September 11. JAMA: The Journal of the American Medical Association, 288, 1235-1244.
Stanton A., Bower J. & Low, C. (2006).Posttraumatic growth after cancer. In L. Calhoun & R. Tedeschi (Eds), Handbook of Posttraumatic Growth: Research and Practice (pp. 138–175). New York: Lawrence Erlbaum Associates.
Tedeschi, R. & Calhoun, L. (1996). The Posttraumatic Growth Inventory: Measuring the positive legacy of trauma. Journal of Traumatic Stress, 9, 455–471.
Tedeschi, R. & Calhoun, L. (2004). Posttraumatic growth: Conceptual foundations and empirical evidence. Psychological Inquiry, 15, 1–18.
Treynor, W., Gonzalez, R. & Nolen-Hoeksema, S. (2003). Rumination reconsidered: A psychometric analysis. Cognitive Therapy & Research, 27, 247–259.
Yamada, S., Gunatilake, R., Roytman, T., Gunatilake, S., Fernando, T. & Fernando, L. (2006). The Sri Lanka Tsunami Experience. Disaster Management & Response, 4, 38-48.
22