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BALANCE BIBLIOGRÁFICO SOBRE HISTORIA CONSTITUCIONAL Y POLÍTICA DE LA NUEVA GRANADA, EN LA PRIMERA FASE INDEPENDENTISTA, 1810-1816: Reflexiones sobre los primeros proyectos de Estado y nación. Oscar Javier Castro 1 Resumen El objetivo de este balance bibliográfico es examinar el abordaje investigativo que se ha dado en algunos textos de historia política y constitucional en la Nueva Granada, durante la primera fase independentista (1810-1816), entorno a los proyectos de Estado y nación. Para ello se han escogido cinco textos que abordan la temática desde diferentes perspectivas: por un lado, tenemos los textos de Carlos H. Barrera, Maria T. Berruezo y Guillermo Sosa que efectúan sus análisis desde la historia política y 1 Estudiante de Maestría en Historia Social, Dep. de História, FFLCH- Universidade de São Paulo, Miembro del Grupo de Investigación “Constitucionalismo Comparado”. 1

Balance bibliográfico sobre historia constitucional y política

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El objetivo de este balance bibliográfico es examinar el abordaje investigativo que se ha dado en algunos textos de historia política y constitucional en la Nueva Granada, durante la primera fase independentista (1810-1816), entorno a los proyectos de Estado y nación.

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BALANCE BIBLIOGRÁFICO SOBRE HISTORIA CONSTITUCIONAL Y POLÍTICA DE LA NUEVA GRANADA, EN LA PRIMERA FASE INDEPENDENTISTA, 1810-1816: Reflexiones sobre los primeros proyectos de Estado y nación.

Oscar Javier Castro1

Resumen

El objetivo de este balance bibliográfico es examinar el abordaje investigativo que se ha dado en algunos textos de historia política y constitucional en la Nueva Granada, durante la primera fase independentista (1810-1816), entorno a los proyectos de Estado y nación. Para ello se han escogido cinco textos que abordan la temática desde diferentes perspectivas: por un lado, tenemos los textos de Carlos H. Barrera, Maria T. Berruezo y Guillermo Sosa que efectúan sus análisis desde la historia política y constitucional. Barrera y Berruezo desde la óptica del derecho. El primero se centra en la Nueva Granada y la segunda desde una panorámica más amplia España e Hispanoamérica. Por otro lado, se examinan los textos de Margarita Garrido y Armando Martínez que parten desde un enfoque político y social.

1 Estudiante de Maestría en Historia Social, Dep. de História, FFLCH- Universidade de São Paulo, Miembro del Grupo de Investigación “Constitucionalismo Comparado”.

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Este ensayo tratará de examinar y debatir a través de los autores señalados, el cómo se esboza la construcción del Estado y la nación en sus textos, cómo analizan y comprenden el tópico, así como, qué indicios e interpretaciones nos dan para lograr entender tales procesos.

Palabras Clave: Balance Bibliográfico, Historia Política, Historia Constitucional, Nueva Granada, Estado, Nación.

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Introducción

Este balance bibliográfico pretende examinar y debatir a través de la historia política y constitucional el cómo se bosqueja, por parte de los autores, la construcción del Estado y la nación en la Nueva Granada, durante la primera fase independentista (1810-1816).

Los textos seleccionados, aunque no tratan el tema central directamente, tocan el tema y dan pistas importantes al respecto. En este análisis bibliográfico se va a notar la falta de algunos textos ya clásicos, que examinan el tema más de frente que los analizados aquí; sin embargo, el objetivo de este ensayo no es entrar a repetir lo que ya muchos artículos y textos recientes han exaltado o criticado de ellos. Y tampoco voy a entrar a debatir con los críticos o exaltadores de tal bibliografía, que, sin lugar a dudas, daría para un ensayo de debate entorno al tema. Por ejemplo, algunos de los textos ya clásicos sobre el tópico y no abordados son: En el camino hacia la nación: nacionalismo en el proceso de formación del estado y de la nación de la Nueva Granada, 1750 a 1856 de Hans- Joachim Köing; El fracaso de la nación: región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1821)de Alfonso Múnera; Poderes y regiones: problemas en la constitución de la nación colombiana, 1810-1850, de María Teresa Uribe de Hincapié; Jesús María Álvarez y Estado, nación y

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provincia de Antioquia de Fernando Botero Herrera; Historia de la Revolución de la República de Colombia en la América Meridional de José M. Restrepo, entre otros.

Los textos analizados en este balance procuran abordar el tema desde otra panorámica y es, precisamente, sobre aquellos autores que tratan el tema desde otra óptica y que nos pueden dar nuevas luces para examinar y reflexionar sobre el tema tratado: el cómo se esbozan, por parte de los neogranadinos, los primeros proyectos de Estado y nación durante la primera fase independentista.

I. Historia constitucional y política

El texto de Carlos Hélver Barrera Martínez intitulado Historia Política y Constitucional de la Primera República Granadina (1810-1816) plantea realizar un estudio, a partir de la historia constitucional y política, sobre cómo surgieron las instituciones, la influencia de las ideas francesas y estadounidenses, y la influencia del federalismo y el centralismo en el periodo 1810-1816. Barrera propone que examinará dicho periodo desde los postulados de la escuela ius-politológica, la cual según él,

“nos parece que desde los postulados de esa tendencia se hace un juicioso estudio de las distintas épocas que ha tenido el constitucionalismo y se preocupa por reflexionar sobre los principios políticos-filosóficos que inspiraron nuestros pasados sistemas constitucionales; lo mismo que desde las instituciones políticas fundamentales de los textos constitucionales que fueron vigentes para dicha época que se examina, y entonces allí encontrar el alcance de los fundamentos sociales, ideológicos, políticos que inspiraron dichos textos constitucionales; ya que nos aportan datos precisos de la realidad socio-económica allí vividos”2.

2 BARRERA MARTÍNEZ, CARLOS, Historia Política y Constitucional de la Primera República Granadina (1810-1816): Las ideas angloamericanas y

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Teniendo en cuenta lo anterior, el planteamiento del autor promete ser un importante aporte a las investigaciones sobre el tema; ya que estudios que aborden la historia constitucional en Colombia en el período mencionado son muy pocos y si los hay no son propiamente trabajos abordados desde la historia constitucional y política3.

Según Suanzes-Carpegna, uno de los tantos expertos en el tema, “el historiador del constitucionalismo debe preguntarse ante todo cómo fue interpretada y aplicada (la Constitución) en el pasado por sus protagonistas de la acción política (…) y por los distintos operadores jurídicos (…), además de interrogarse por su eficacia en la protección de los derechos fundamentales de los ciudadanos”4. Los aspectos que menciona Suanzes-Carpegna iban a ser analizados por Barrera, pero a través del texto no se encuentra el desarrollo óptimo de los planteamientos propuestos. Lo que sí menciona el autor es una buena cantidad personajes (héroes, mitos, caudillos, mártires, militares, etc.), anécdotas y fechas. Muy poco de análisis y explicaciones coherentes sobre los diferentes temas abordados. Por ejemplo, realiza un escaso análisis sobre la incidencia de las ideas centralistas y federalistas en los neogranadinos. En este punto se remite a repetir las tesis de la historiografía tradicional y oficial: en cuanto los centralistas fueron influenciados por la revolución francesa los federalistas lo serían por la revolución estadounidense. Tal visión como sabemos ya es bastante debatida. Asimismo realiza un exiguo análisis de las constituciones políticas que se promulgaron para ese periodo, en el territorio

francesas. Tunja y las constituciones provinciales. La reconquista, Bogotá, Ediciones Uniboyacá, 20013 Véase, por ejemplo, los trabajos compilatorios y comentados de: CARLOS RESTREPO PIEDRAHITA (Las Primeras constituciones de Colombia y Venezuela: 1811-1830); DIEGO URIBE VARGAS (Las constituciones de Colombia) y MANUEL POMBO & JOSÉ GUERRA (Las constituciones de Colombia).4SUANZES-CARPEGNA, JOAQUÍN, Algunas Reflexiones Metodológicas Sobre la Historia Constitucional. Historia Constitucional [en línea] No.8 (2007). [Consultado 16 de mayo de 2008] Disponible en <http:hc.rediris.es/08/index/html.

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neogranadino. Tan solo da una breve explicación sobre las Constituciones de Cundinamarca (1811) y Tunja (1811), asimismo dicho análisis no da cuenta por ningún lado del impacto social. Las demás constituciones se mencionan, en varias ocasiones, para señalar las fechas en que se promulgaron, pero no encontramos interpretaciones ni explicaciones sobre su incidencia política, social y económica.

Otras falencias que no se pueden dejar pasar por alto, son: a) su escasa rigurosidad, metodológica y empírica. En cuanto al primer aspecto lo enuncia pero no lo aplica, en cuanto al segundo el manejo de fuentes primarias no es satisfactorio; b) algunas veces se pierde la articulación de la narración, pues pasa abruptamente de un tema a otro, o sencillamente cambia de siglo5; c) no profundiza en los temas propuestos; y, d) el uso conceptual indiscriminado de términos tales como: ciudadano - no queda claro que era ser ciudadano en el periodo colonial6 o en los siglos XIX y XX -, burguesía7, despotismo, aristocracia criolla8 o constitución - de éste último aunque señaló varias posturas no deja en claro cuál va adoptar9. Respecto a esto último Suances-Carpegna, advierte:

“sea cuál fuere la fuente a través de la cual se expresen las doctrinas y los conceptos constitucionales, y con independencia de su mayor o menor contenido jurídico, el principal riesgo que debe evitar el historiador del constitucionalismo es el interpretar esas doctrinas y conceptos desde el presente en vez de hacerlo desde la época en que tales conceptos surgieron”10.

Asimismo, podríamos enumerar otras falencias, pero con las expuestas son suficientes, puesto que tampoco

5 BARRERA, Op., Cit., Véase: por ejemplo, págs 52 y ss. Ver también capítulo V., por citar.6 Ídem. P. 26, 108.7 Ídem. P. 228 Idem. P. 259 Ídem. págs. XIII-XXXV. 10 SUANZES-CARPEGNA, Op., Cit. Punto No 23

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se trata de desacreditar el esfuerzo intelectual del autor. Más bien, lo que Carlos Barrera nos muestra son las deficiencias y problemas que hay tanto en la historia constitucional y política.

El siguiente texto a analizar es el de Maria Teresa Berruezo intitulado La participación americana en las Cortes de Cádiz (1810-1814). Este texto nos da pistas bastante sugestivas sobre la participación Americana en las Cortes de Cádiz. La autora muestra cómo empezó a desarrollarse la situación política en España después de 1808: la promulgación de la Constitución de Bayona por parte de Napoleón; la creación, en 1809, de la Junta Suprema Central y Gubernativa del Reino e Indias y los problemas de legitimidad que ésta va a tener. De ahí su rápida desaparición para darle paso a la instalación del Consejo de Regencia; y ésta última, no sin renuencia, le daría paso a las Cortes en 1810 y éstas finalmente terminarían de constituir y promulgar la Constitución en 1812.11

Con la creación de las Cortes se esperaba por parte de los criollos americanos una participación mayor y aún más cuando habían aportado y defendido la causa española, algunas concesiones se dieron; pero en si la participación de los criollos americanos en las Cortes fue limitada a 28 representantes suplentes, mientras la península tendría 65 suplentes, que serían nombrados por consenso y no por imposición como en el caso de los criollos americanos. Lo anterior, sin lugar a dudas, generó descontento en la mayoría de criollos, pues las promesas de igualdad política no se cumplían. Esto fue abriendo, en algunos territorios americanos, las proclamaciones de independencia de España.

Las advertencias de White Blanco, Flórez Estrada, entre otros, sobre las posibles consecuencias que traerían las intransigencias de España contra América muy poco fueron tenidas en cuenta por la mayoría de peninsulares tanto liberales como tradicionalistas, los cuales no admitían la igualdad con los españoles

11 BERRUEZO, MARÍA TERESA, La participación americana en las cortes de Cádiz 1810-1814, Madrid, Centro de Estudios Constitucionales, 1986. Véase, especialmente, Capítulo I

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americanos. Como muestra Hamnett, lo anterior permite en parte comprender por qué España fue perdiendo el apoyo de sus colonias. La intransigencia no sólo de tradicionalistas, sino también de los liberales (moderados) en reconocer a los criollos como españoles en igualdad de condiciones, fue abriendo el camino para que los criollos proclamaran no sólo su autonomía sino también su independencia12.

Berruezo, aunque no profundiza sobre los conflictos desatados entre españoles y americanos, muestra quienes fueron los representantes que vinieron desde los distintos Virreinatos y Capitanías Generales. Por ejemplo, por el Virreinato de la Nueva Granada hubo cuatro representantes: José Domingo Caicedo (suplente); Conde Puñonrostro (suplente); José Mejía Lequerica (suplente); y José Joaquín Ortiz (titular). Estos representantes eran de diferentes partes del virreinato13. No todos cumplieron su tiempo, como, por ejemplo, J. Caicedo quien al enterarse de lo sucedido en Santafé al poco tiempo se fugó.

Asimismo, la autora invita a reflexionar sobre la influencia de la Constitución gaditana en Hispanoamérica; en este caso sería importante analizar el caso de la Nueva Granada, ya algunas pistas ha dado Guillermo Sosa, en su texto: Representación e Independencias, 1810-1816. Lo anterior es importante para analizar, ya que gran parte de los historiadores y politólogos en Colombia han tratado de mostrar la influencia revolucionaria de Francia y Estados Unidos, en la primera fase de las independencias; pero han descuidado la influencia española, que aún seguía siendo fuerte no solamente en lo político, sino también

12 HAMNETT, BRIAN, Constitutional Theory and Political Reality: Liberalism, Traditionalism and the Spanish Cortes, 1810-1814, The Journal of Modern History [en línea], Vol. 49, No. 1, On Demand Supplement (Mar., 1977), [Consultado 24 de sept. de 2009] Disponible en <http://www.jstor.org/stable/pdfplus/1876675.pdf 13De los cuatro representantes del Virreinato tres fueron diputados suplentes y uno diputado en propiedad. Según la Autora, Caicedo era de la ciudad de Santafé, Puñonrostro de Quito, José M. Lequerica de Quito, y José J. Ortiz de Panamá.

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en lo social, cultural y militar. Aunque, tampoco se trata de irnos al otro extremo y negar la influencia francesa o norteamericana, puesto que la hubo.

De tal manera que, las ideas que van a servir como materia prima para la elaboración y promulgación de las primeras constituciones, así como de los proyectos de Estado y nación en la Nueva Granada, como en gran parte de Hispanoamérica, van a tener fuertes componentes sincréticos y sus propias características.

Los hechos ocurridos a ambos lados del Atlántico desde la década de 1770 comenzarían a establecer las bases de los nuevos estados nacionales y constitucionales a uno y otro lado del Atlántico. En este proceso la América Latina jugó un papel importante en la consolidación de los surgientes estados-nación a comienzos del siglo XIX.

II. La historia política y social en la Nueva Granada desde finales del periodo colonial hasta la primera fase independentista

Un texto ya clásico que trata sobre la cultura política es el de Margarita Garrido: Reclamos y Representaciones. Variaciones sobre la política en el Nuevo Reino de Granada, 1770-181514. El texto muestra algunas de las complejidades y variedades de la participación política, desde finales del periodo colonial hasta la primera fase de la independencia, en tres sectores de la sociedad neogranadina: los criollos (las élites neogranadinas), vecinos (mestizos y blancos pobres) e indígenas. La autora afirma que la participación del pueblo bajo en cuestiones políticas no comienza propiamente desde el periodo independentista, ya que desde finales del periodo colonial había una clara participación de diferentes

14 GARRIDO, MARGARITA, Reclamos y Representaciones. Variaciones sobre la política en el Nuevo Reino de Granada, 1770-1815, Santafé de Bogotá, Banco de la República, 1993.

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actores populares en la política a través de diferentes mecanismos.

Además, la autora muestra como después del primer periodo independentista no hay una ruptura total con el periodo colonial, sino que, más bien hay continuidades en muchos aspectos. No obstante, en otros puntos los cambios fueron notorios. De tal manera que, las rupturas, continuidades y tranformaciones son parte esencial de la transición de la colonia hacia las repúblicas en la Nueva Granada y en general en la América Hispana.

El texto nos da luces para entender el desarrollo de la cultura política neogranadina de finales del periodo colonial hasta la primera fase independentista, la cual, como bien sabemos, tuvo su final con la reconquista española. En este último periodo la autora enfatiza sobre la incidencia de las nociones de autoridad, libertad, comunidad y justicia en los tres sectores sociales ya mencionados. Aunque, los tópicos son tratados de manera superficial, puesto que no profundiza en ellos. Sin embargo, es de aclarar que el fuerte del texto está en el período colonial tardío, y sus aportes son bastante importantes, pues su análisis ayuda a entender, en parte, la cultura política de ese momento y del cómo pudo influir ésta en la primera fase independentista.

Una de las falencias del texto en el tratamiento del periodo colonial es el escaso análisis que dedica la autora sobre la impacto y fracaso de las reformas políticas, económicas y sociales propuestas por los borbones en el Nuevo Reino de Granada, lo cual tal vez hubiera ayudado a entender mejor su objeto de estudio, que se centra para este período y para el período de la llamada “patria boba”.

El tema de las reformas borbónicas ha sido ampliamente estudiado desde diferentes vertientes: por un lado, se resalta la importancia que las reformas tuvieron en el surgimiento de los movimientos independentistas; por otro, se destaca que en si las reformas borbónicas no fueron el detonante de las

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independencias de las colonias españolas15. Aunque, las reformas no hayan sido el detonante de las revoluciones hispanoamericanas, estás no dejan de ser un elemento que, de una u otra manera, contribuyó al socavamiento del absolutismo. Tal y como muestra R. Koselleck en su texto crítica y crisis las reformas que se fueron dando dentro del Estado absolutista fueron socavándolo. Así, las reformas fueron producto de la crisis del absolutismo y la influencia de los ilustrados16. Lo anterior fue un movimiento que, sin lugar a dudas, afecto los territorios de ambos lados del Atlántico. Por ejemplo, en el Virreinato de la Nueva Granada la influencia de la ilustración fue como consecuencia de las reformas puestas en acción por los borbones para modernizar la administración del Estado17. La Expedición Botánica es un buen ejemplo de ello, además de las reformas político-administrativas puestas en marcha, las cuales generaron conflictos sociales no solo en la Nueva Granada, sino también en los demás entes territoriales de la Corona. Aunque, tales reformas generaron rebeliones contra el mal gobierno no fueron el detonante revolucionario y la consecuente caída de la monarquía. La crisis de la monarquía española se dio cuando, en 1808, Napoleón invadió la Península Ibérica y el Rey español fue preso y obligado a abdicar. Este hecho, sin lugar a dudas, sería el detonante, que colocado junto con los otros elementos ya mencionados conllevaría a la caída de la Corona española.

15 Véase, por ejemplo, RODRÍGUEZ, JAIME, La independencia de la América Española: Una reinterpretación, en: HERNÁNDEZ, ALICIA y MIÑO GRIJALVA, MANUEL (Comp.), La Revolución de Independencia, México, Colegio de México, 1995. 16 KOSELLECK, REINHART, Crítica e Crise. Uma contribuição à patogênese do mundo burguês, Rio de Janeiro, Contrapunto Editora, 1999.17 Hans König destaca en su trabajo la importancia que tuvieron las reformas borbónicas y la ilustración en la formación de la identidad de los criollos neogranadinos. Esta tesis que ha sido bastante crítica por suponer una identidad neogranadina o protonacionalismo cuando aún las condiciones no estaban dadas. KÖNIG, HANS, En el Camino Hacia La Nación: Nacionalismo en el proceso de formación del Estado y de la nación de la Nueva Granada, 1750-1856, Santafé de Bogotá, Banco de la República, 1994. Ver, especialmente, segunda parte. p.53- 185.

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Ahora bien, las declaraciones independentistas no fueron inmediatas a la caída de la Corona, es más lo que se observa es que las poblaciones en las colonias siguieron ofreciendo su lealtad al Rey; sin embargo, como ya señale, lo anterior comenzaría a cambiar en la medida en que la mayoría de criollos americanos no vieron cumplir las promesas, que las Juntas y Cortes españolas habían hecho, respecto a la igualdad en derechos políticos. Así, los criollos fueron optando por la independencia18.

Margarita Garrido no trata a profundidad el tema arriba mencionado, pero en el análisis realizado por la autora hay aspectos interesantes a resaltar: por un lado, aunque no trabaja propiamente una historia constitucional ni de las leyes ni trata de esbozar los proyectos de Estado y nación que trazan las élites y los sectores subalternos, por lo menos, si deja entrever la importancia que desde finales del período colonial tenía la participación política, los aspectos jurídicos y el pactismo entre los neogranadinos. Por otro lado, muestra como se dieron algunas de las relaciones políticas, sociales, culturales y hasta económicas de los neogranadinos en diferentes niveles espaciales: pueblos, parroquias, villas, corregimientos y provincias.

Otros aspectos importantes tratados, por la autora, son las concepciones de Patria, “patria chica”, pueblo, ciudadano-soldado, autonomía (local y provincial), soberanía, además de las ya mencionadas. Las nociones sobre tales conceptos irían cambiando, cuando no transformándose, y aún más en el momento de transición de la colonia hacia las repúblicas. El uso de estos conceptos en la política moderna, y sobre todo cuando se empezó a montar el andamiaje del aparato estatal y la nación moderna, es importante, sino indispensable, tenerlos en cuenta para entender como se fueron dando los procesos, por un lado, de transición de la colonia hacia las repúblicas; y por otro de construcción del Estado y la nación. Aunque, cabe aclarar, ese no es el objetivo de la autora; sin embargo su estudio da pistas importantes para posteriores

18 HAMNETT, Op., Cit.12

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análisis del uso de éstos y otros conceptos políticos durante el período independentista en la Nueva Granada.

Un texto que trata con mayor profundidad el tema de soberanía, autonomía, patria, país, nación es el de Armando Martínez Garnica, quien centra su estudió en el llamado periodo de la “patria boba”19. El autor se encarga de mostrar el porqué tal periodo no es el mero desarrollo de conflictos y luchas “bobas”, como se ha esbozado en gran parte de la literatura y discursos oficialistas; por el contrario, tales luchas tienen un por qué y muestra algunos aspectos importantes sobre el tema en su texto. Una de las falencias del texto es que no profundiza sobre el cómo se dio la transición del periodo colonial tardío al republicano, cosa que hubiese permitido tener una mayor claridad sobre el tema. De tal manera que, esa falencia del texto hay que complementarla con otros trabajos y fuentes, que hagan referencia al tema de transición para entender mejor tal proceso.

Martínez muestra en su texto algunas de las nociones que tenían los criollos americanos, en la primera fase independentista, sobre conceptos tales como patria, país, soberanía, autonomía y nación. Sin embargo, es de aclarar que el autor no se centra en la definición de los conceptos en sí, sino que, más bien, se encarga de mostrar como se articularon tales conceptos dentro de la cuestión política. Asimismo, trata de bosquejar los diferentes proyectos de Estado y nación que se establecen en ese momento en la Nueva Granada.

El autor aborda el tema desde la historia política. Sus fuentes de análisis son fundamentalmente las actas del Congreso de las Provincias Unidas y el Archivo Restrepo, que son valiosas sin duda. Sin embargo se debe ampliar la pesquisa de fuentes: por ejemplo, las constituciones, proyectos de ley, leyes fundamentales y actas de independencia expedidas por las diferentes provincias, ciudades y villas que se declararon soberanas y autónomas no sólo ante la corona, sino

19 MARTÍNEZ GARNICA, ARMANDO, El legado de la patria boba, Bucaramanga, sistemas & computadores, 1998.

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también ante las capitales-provinciales o ante sus cabeceras de gobierno. Lo anterior permitirá obtener una visión y comprensión más amplia sobre los diferentes proyectos locales y provinciales. De ahí la importancia de ampliar y profundizar este tipo de investigaciones.

Uno de los objetivos centrales del autor es mostrar que el periodo llamado la Patria Boba en sí no es tan “bobo”, como trataron de mostrarlo algunos de sus actores, estudiosos y literatos del siglo XIX y XX. Como ya he señalado, los conflictos desarrollados, en la primera fase independentista (1810-1816), fueron producto de las mismas circunstancias históricas. Para entender el porqué de los acontecimientos históricos de ese momento hacen falta investigaciones que profundicen sobre el cómo fue la transición del período colonial a las primeras repúblicas. En sí esa es una de las falencias del texto. Y de ahí la necesidad de que se promuevan investigaciones que den cuenta de la transición del Estado colonial a los Estados republicanos.

No obstante, los aportes que hace el autor para entender el periodo de la primera fase independentista son valiosos y se suma a los aportes hechos por investigadores tales como: G. Lomné, C. Thibaud, María Teresa Calderón, Catalina Reyes, Jairo Gutiérrez, Hermes Tovar, Leopoldo Múnera, Steinar Saeter, entre otros. De tal manera que, la comprensión y explicación del proceso histórico de la formación del Estado y la nación, durante la primera fase de la independencia, ha adquirido otros significados y connotaciones con los estudios realizados en las últimas décadas del siglo XX y XXI.

El texto de Martínez traza puntos centrales para entender el proceso, o mejor cabría decir los procesos, de formación del Estado y la nación. El autor muestra que hubo tres proyectos que trataron de ser hegemónicos: el de las Provincias Unidas de la Nueva Granada, el de Cundinamarca y el de España. Sin embargo, hubo otros proyectos que partieron desde lo local, pero que finalmente terminaron pactando o siendo

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sometidos y absorbidos por alguno de los tres proyectos hegemónicos mencionados. Lo cierto es que ninguno de estos tres proyectos hegemónicos logró imponerse totalmente el uno sobre el otro, en la primera fase independentista (1810-1816)20.

Aspectos como la concepción de soberanía, patria, autonomía y nación también son importantes para entender cómo se empezaba a bosquejar el Estado y la nación. Por ejemplo, el concepto de patria, tal y como lo muestra Martínez, estaba ligado a las concepciones del territorio donde se nació, es decir a la “patria chica”. Aunque, obviamente, hubo algunos neogranadinos que concebían, en aquellos momentos, a la patria más allá de las fronteras de la villa, parroquia o provincia donde habitaban, es el caso, por ejemplo, de F. J. Gutiérrez quien afirmaba: “yo no llamo la patria el lugar de nacimiento, ni el Departamento o Provincia a que éste pertenece. Acaso en este solo punto consiste el estado paralítico en que nos hallamos y del que ya es tiempo de salir si queremos librarnos de los males que nos amenazan”21. Esos males eran los conflictos entre las diferentes ciudades, villas, parroquias, pueblos, provincias y corregimientos. Lo anteriores conflictos se exacerbaron cuando las disputas dejaron de ser meramente políticas para pasar a resolverse por la vía militar, debido en parte a que la gran mayoría de neogranadinos estaban aferrados a la “patria chica” y a la defensa de sus intereses. De tal manera que, los neogranadinos e incluso españoles que lideraban y luchaban por una concepción más amplia de patria y de nación debieron de tejer y articular redes clientelares, discursos y propuestas más participativas y representativas para tratar de vincular en sus proyectos a provincias, ciudades, pueblos, villas y parroquias.

En cuanto al reclamo de soberanías y autonomías por parte no sólo de provincias y ciudades, sino también de

20 Un texto que trata este problema para el caso argentino es el de, CHIARAMONTE, JOSÉ CARLOS, Ciudades, provincias, estados: Orígenes de la Nación Argentina, 2da ed., Buenos Aires, Emecé Editores, 2007.21 POMBO, MANUEL Y GUERRA, JOSÉ, Constituciones de Colombia. 4 Ed., Bogotá, tomo 2, Biblioteca Banco Popular, 1986, p. 286 y s.

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villas, pueblos y parroquias generó diversos tipos de conflicto entre unos y otros, al punto de que la solución fue la guerra civil. Sin embargo, hay que aclarar que el reclamo de las autonomías no parte propiamente del periodo independentista, sino que, más bien sus raíces están en el periodo colonial. El reclamo por las autonomías y soberanías se empezó a exacerbar cuando los reyes españoles cayeron presos en 1808. Fernando VII abdicó a favor de Napoleón y éste, a su vez, nombró a su hermano José Bonaparte como nuevo rey. Lo anterior fue visto como ignominia y tiranía por una buena parte de la población española y de las colonias. En las colonias hispanoamericanas la mayor parte de las élites y de sectores subalternos siguieron siendo fieles al Rey y a la Corona española22.

Pero, como he señalado, al no estar el Rey (español) sujeto sobre quien recaía la soberanía, ésta volvía a ser reasumida por los pueblos que la empezaron a reclamar. Este problema empezó a ser resuelto en las colonias y en la misma España, aunque desde la península se trató de llamar a la unidad de la nación española, en la que todos eran iguales y tenían los mismo derechos; sin embargo, una cosa eran los discursos y otra la realidad, puesto que, como ya vimos, las Juntas y las Cortes españolas no resolvieron el problema de la participación y representación de los criollos americanos en igualdad de condiciones a la de los peninsulares23. Las promesas de igualdad política no se cumplieron y los criollos fueron radicalizando su posición. De ahí que cuando se formaron las Juntas y Congresos los criollos comenzaron a declarar la independencia ante la Corona. Fue así como algunos territorios del Virreinato de la Nueva Granada como Quito, Cartagena, Tunja, Mompos, el Socorro, Santafé, entre otros, fueron declarando su independencia, mientras otros como Santa Marta, Riohacha, Pasto,

22 CASTRO, OSCAR JAVIER, “Del Virreinato de la Nueva Granada a la Primera Fase Independentista: Fragmentación del poder e Independencias” [Consultado sept., 21 de 2009] Disponible en < http://www.scribd.com/doc/17550140/Del-Virreinato-de-La-Nueva-Granada-a-La-Primera-Fase-Ind-1123 HAMNETT, Op., Cit.

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Panamá y Veraguas juraban lealtad al Rey. Sin embargo, como bien explican Armando Martínez y Alfonso Múnera24, esas posiciones estaban mediadas por los intereses políticos, económicos y sociales de las élites como la de los mismos sectores subalternos que habitaban en las diferentes parroquias, villas o cantones, provincias-corregimiento o provincias-cabildo25.

La eclosión independentista conllevó a diferente tipo de pronunciamientos y reclamamos por autonomías y soberanías, que no fueron meramente hechos por las provincias, corregimiento o ciudades, sino que, además las villas e incluso parroquias también empezaron a reclamarlas, pues aducían que las jurisdicciones a las que estaban sujetas eran tiranas o no eran legítimas. Así, los conflictos fueron inevitables26. Algunos de estos conflictos, en parte, ya tenían asidero desde el periodo colonial, de tal manera que cuando los diferentes entes territoriales tuvieron la posibilidad de declararse independientes se exacerbaron los conflictos entre unos y otros27. De ahí la importancia del trabajo de Martínez, quien muestra cómo se desarrollaron los diferentes conflictos entorno a la autonomía y la soberanía, además de cuáles eran las soluciones que las élites neogranadinas iban tejiendo desde los proyectos de Estado y nación hegemónicos que se planteaban en ese momento.

Lo anterior va muy ligado al problema de cómo se comenzaron a construir los proyectos de Estado y nación donde pululaban los reclamos por autonomía y soberanía de ciudades, provincias, villas y hasta de parroquias. Este problema es ampliamente tratado por José Carlos Chiaramonte28 para el caso argentino. Para el caso neogranadino, Armando Martínez, Guillermo

24 MÚNERA, ALFONSO, El fracaso de la nación: región clase y raza en el caribe colombiano (1717-1821), Bogotá, Banco de la República, El Ancora, 1998. 25 Entes territoriales resaltados por ARMANDO MARTÍNEZ, Ob., Cit. 26 CASTRO, OSCAR, JAVIER, Op., Cit.27 Véase al respecto el artículo de REYES, CATALINA, “La Explosión de Soberanías: ¿Nuevo Orden republicano o viejos conflictos coloniales?”, en: Anuario de Historia Regional y de las Fronteras, Vol. 12, 2007.

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Sosa, Clément Thibaud, así como el mencionado artículo de Catalina Reyes, dan pistas al respecto pero no desarrollan a fondo el problema, ya que tan solo enuncian los conflictos y reclamos de las autonomías y soberanías por los distintos entes territoriales: provincias, corregimientos, ciudades, villas, cantones y parroquias, basados en fueros antiguos y reformas ‘modernas’29. Lo anterior conduce a reflexionar sobre si la construcción del Estado-nación no va antecedido por la construcción de los estados- provincia30, y, a su vez, desde éstos se empezaron a sentar las bases de los primeros proyectos de construcción de Estado y nación modernos en la Nueva Granada. Esto habría que examinarlo con más detenimiento, puesto que para el caso colombiano es un tema que ha sido escasamente estudiado31.

Otro aspecto que toca el autor, pero también de manera superficial es la forma de organización estatal que se planteaba en ese momento desde las provincias y desde los proyectos hegemónicos. Para realizar un estudio más profundo habría que analizar con detenimiento las constituciones que se dictaron en ese

28 CHIARAMONTE, JOSÉ CARLOS, Ciudades, provincias, estados: Orígenes de la Nación Argentina, 2da ed., Buenos Aires, Emecé Editores, 2007; también véase el interesante artículo: “Fundamentos Iusnaturalistas de los Movimientos de Independencia”, en: Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”, ? tercera serie, No 22, 2do, semestre de 200029 MARTÍNEZ, Ídem. Ver, especialmente, págs. 29-159. También, véase el artículo de: THIBAUD, CLÉMENT, “Formas de guerra y construcción de identidades políticas. La guerra de independencia (Venezuela y Nueva Granada 1810-1825)”, en: Análisis Político, No 45, Enero/Abril, de 2002, p. 34-43.30 Tesis ampliamente esbozada por CHIARAMONTE para el caso argentino.31 En este aspecto son de destacar los trabajos realizados por MARÍA TERESA URIBE, JESÚS MARÍA ÁLVAREZ y FERNANDO BOTERO HERRERA que examinan el papel de la provincia de Antioquia. Este último realiza un trabajo en el que examina el papel de la provincia de Antioquia en la construcción de la región, de la nación y del Estado. Ver: BOTERO HERRERA, FERNANDO. Estado, nación y provincia de Antioquia. Medellín, Hombre Nuevo Editores, 2003. De los dos primeros autores cabe destacar el trabajo Poderes y regiones: Problemas en la constitución de la nación colombiana, Medellín, Universidad de Antioquia, 1987.

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momento, y a partir de éstas analizar la forma en que se plantearon los criollos neogranadinos la organización del aparato estatal. Además de las constituciones, también se puede indagar en proyectos de ley, leyes fundamentales, actas, periódicos, panfletos, pasquines, cartas, etc.

Y precisamente un trabajo que utiliza algunas de las fuentes arriba mencionadas es el de Guillermo Sosa, Representación e Independencia, 1810-181632. El objetivo central del autor es analizar las incidencias que tuvieron las reformas liberales y republicanas en el proyecto de Cundinamarca a partir de 1810. Asimismo aborda el porqué de los conflictos entre Cundinamarca con las Provincias Unidas de la Nueva Granada, además del enfrentamiento de estos dos proyectos contra el de España; que si bien había caído la Corona entraron otros actores: José Napoleón, las Juntas y Cortes a tratar de ejercer control sobre las colonias a partir de 1808.

El texto examina cómo se implementó el principio de soberanía y las consecuencias que esto tuvo en los tres proyectos mencionados que, como ya he mencionado, fueron los proyectos que trataron de ser hegemónicos ante los demás proyectos que se trazaban desde lo local y provincial, que, igualmente, reclamaban su soberanía y autonomía, tal y como lo muestra Armando Martínez y Catalina Reyes. En este aspecto el autor profundiza sobre el tema y muestra no sólo el caso de Cundinamarca - y los conflictos que ésta tuvo con las demás provincias, ciudades, villas o cantones y parroquias-, además esboza algunos ejemplos para los casos de las Provincias Unidas y del remanente Español.

Para mostrar la incidencia que tuvo la reasunción de la soberanía de los pueblos en la Nueva Granada, el autor nos remite a las actas y constituciones que fueron proclamadas en ese momento; bien fuera para declararse independientes o leales ante la Corona (adoptando de esta manera la constitución de Cádiz). Se

32 SOSA, GUILLERMO, Representación e Independencia, 1810-1816, Bogotá, ICANH, 2006.

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analiza que algunos territorios, como Cundinamarca, al comienzo no se declararon independientes; pues el legado monárquico aún tenía mucho peso no sólo en Cundinamarca -que reformó su constitución monárquica a una republicana en 1812-, sino también en la mayor parte del territorio neogranadino. Aunque, hubo territorios como Cartagena que a partir de 1811 declaraban ante la faz de todo el mundo su independencia respecto a la Corona33; otras provincias empezaron a seguir su ejemplo. Pero en tal proceso hubo ambivalencias y conflictos entre las diferentes entidades territoriales, y por supuesto entre los intereses de las elites y de los demás sectores populares. Esto último auque es tratado por el autor no es profundizado.

El autor destaca el peso que tuvieron las constituciones proclamadas en ese periodo, no sólo por su valor testimonial, sino también porque, de cierta manera, empezaron a cambiar las relaciones sociales y políticas de los neogranadinos incluso en los territorios que eran dominados por España, pues allí también se implementaba la Constitución de Cádiz, ésta a su vez tuvo influencia en otros territorios que aún estaban bajo el dominio de España.

El uso de las constituciones para la legitimación del poder y resolución de conflictos fue bastante recurrente. Los pactos y acuerdos ya no eran suficientes. De tal manera que, los nuevos proyectos se empezaron a legitimar mediante constituciones y leyes, y aún más cuando se trataba de organizar un nuevo Estado. Es así, como observamos que la mayoría de provincias y ciudades que buscaban establecerse como Estados soberanos empezaron a promulgar sus propias constituciones34. De ahí la importancia del constitucionalismo35 en el análisis de los primeros

33 POMBO & GUERRA, Op., Cit., 1986, p. 75-82.34Hasta el momento se tiene conocimiento de 9 constituciones proclamadas, durante la primera fase independentista, en la Nueva Granada. 35 La historiografía sobre la influencia del constitucionalismo moderno en la construcción del Estado y la nación en el siglo XIX en Colombia aún es precaria, por no decir que todavía está por escribirse.

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proyectos de Estado en la Nueva Granada. Aquí cabría plantear algunos interrogantes al respecto: ¿Cuál fue el impacto político, social y económico que hubo con la promulgación de las primeras constituciones en la Nueva Granada? ¿Qué intereses había por parte de los grupos sociales y económicos que intervinieron en la redacción y promulgación de las primeras constituciones?36 Estos interrogantes, por mencionar algunos, aún esperan ser resueltos.

Otro aspecto que poco ha sido abordado para el caso neogranadino es el pactismo. El pactismo que, a diferencia del contrato social, era de vieja data tomaba nuevos ropajes en el momento de las independencias; en sí el pactismo fue un mecanismo usado por el antiguo régimen37 y siguió siendo utilizado al lado del nuevo elemento que empezó a surgir con las independencias hispanoamericanas: el constitucionalismo liberal. El autor si bien le da importancia al último elemento38

descuida el primero, ya que lo trata de manera superficial. Tal y como muestra Marie-Danielle Demélas, estos dos elementos se relacionan en el momento de las independencias e incluso después de ellas39. De una manera u otra, la relación entre estos dos mecanismos se va a dar en la transición del Estado colonial a los Estados republicanos y fue el eje sobre los cuales se empezaron a construir los nuevos estados y naciones en Hispanoamérica a comienzos del siglo XIX. Para el caso neogranadino hacen falta estudios al respecto. El intento que realiza Sosa para analizar el impacto político y social que tuvieron de las primeras constituciones en la Nueva Granada es un buen

36 Al respecto véase el interesante texto de BEARD, CHARLES, Una interpretación Económica de la Constitución de los Estados Unidos, Trad. Hector Sáenz y Quesada. Buenos Aires, Arayú, 1953.37 Véase: GUERRA, F. XAVIER, “De la Política Antigua a la Política Moderna. La revolución de la Soberanía”, en: Los Espacios Públicos en Iberoamérica, México, FCE, 1998, Ver págs. 120 y ss. 38 SOSA, GUILLERMO, Op., Cit., Véase, especialmente, capítulo II. Los usos de las constituciones.39 DEMÉLAS, MARIE-DANIELLE, “Pactismo y constitucionalismo en los Andes”, en: ANNINO, ANTONIO y GUERRA, FRANÇOIS-XAVIER, Inventando la Nación, México, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 593-612.

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horizonte para que otros investigadores profundicen al respecto.

Como bien señala Sosa, las constituciones estuvieron lejos de ser eficaces en la consolidación del nuevo orden político, aunque no se puede afirmar que éstas fueran totalmente inocuas, puesto que sí transformaron o cuando no, por lo menos, permearon, de una manera u otra, el espectro político, social y económico40 de los neogranadinos. Lo anterior debe ser examinado bajo el lente de los diferentes proyectos que trataban de ser hegemónicos en el territorio neogranadino: Cundinamarca, las Provincias Unidas y España, cada uno de éstos aportó elementos importantes para transformar o para, en algunos casos, mantener el statu quo en la sociedad. Algunos de los nuevos elementos políticos (transformadores o híbridos) fueron la soberanía de la nación, la representación, la ciudadanía, los derechos y deberes, la forma de gobierno, la religión, la división de los poderes, las elecciones, la fuerza militar, la instrucción pública, el tesoro público, entre otros. Estos elementos, en su mayoría, fueron establecidos en las primeras constituciones políticas promulgadas en la Nueva Granada, y en general en Iberoamérica, y en España. El análisis y comprensión de cómo las primeras constituciones empezaron a sentar las bases de construcción del Estado y la nación modernos en Colombia espera futuras investigaciones. Como afirma Natalio Botana “Constitución y nación aparecen, pues, como dos términos difíciles de aislar en aquella trama histórica”41.

El análisis que realiza Sosa parte del uso de las constituciones y de sus consecuencias, por ejemplo, éste propone resolver varios interrogantes, tales como: ¿Cómo se emplearon las constituciones? ¿Cómo se las instrumentalizó en la lucha política? ¿En qué campos mostraron su eficacia? ¿Qué controversias suscitaron? ¿Qué llegaron a significar? Y ¿cómo incidió el uso que se

40 Para el caso de Estados Unidos véase el excelente trabajo de BEARD, Op., Cit. 41 BOTANA, NATALIO, “Las transformaciones del Credo Constitucional”, en: ANNINO, ANTONIO y GUERRA, FRANÇOIS-XAVIER, Op., Cit., p. 655.

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le dio a la constitución en el principio de la soberanía popular –del cual- fue su producto?42 Preguntas bastante sugestivas para entender las dinámicas bajo las cuáles los neogranadinos de abajo a arriba se insertaron en los distintos proyectos políticos, sociales y económicos propuestos, en este caso por los tres proyectos hegemónicos. No obstante, las respuestas que da el autor a algunos de sus interrogantes no son satisfactorias. Por ejemplo, no queda claro cuál fue la eficacia de las constituciones de Cundinamarca o la de Cádiz o el Acta de la Federación que son los documentos sobre los que el autor hace mayor énfasis. Parece que la eficacia se centra en torno a la promulgación de la soberanía, a la adquisición de la ciudadanía y a la participación electoral y construcción simbólica. Elementos, sin lugar a dudas, centrales en la construcción del Estado y la nación; pero que, obviamente, no eran parte de un proceso homogéneo y hegemónico, en la primera fase independentista, de la Nueva Granada.

Al respecto hace falta un análisis que aborde la incidencia de las constituciones que se promulgaron para ese periodo en la Nueva Granada sobre los mismos interrogantes que plantea el autor, además de abrir otros, como: ¿Cuáles fueron los elementos centrales que fueron adoptados en las constituciones y que empezaron a sentar las bases del Estado moderno?¿cuáles fueron las concepciones y proyectos de nación que esbozaron los criollos neogranadinos en las constituciones, así como cuáles fueron sus consecuencias en lo práctico?¿cuáles fueron los principales problemas que tuvieron que enfrentar los proyectos hegemónicos de los criollos neogranadinos, en la construcción del estado y nación, durante la primera fase independentista? ¿Cómo se esbozó la reconfiguración político-territorial en las constituciones provinciales?

Uno de los puntos sobre los que más trabaja el autor es sobre la forma de instrumentalización que usaron los criollos neogranadinos y peninsulares para legitimar sus

42 SOSA, Op., Cit., p. 22 y s. 23

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proyectos. Sosa da buena cuenta de las maneras de proclamar y asumir la soberanía y la participación popular en los diferentes proyectos; desde lo local, provincial y nacional, y las formas en que esto se trató de establecer en la “realidad”. El autor muestra a través del texto cómo se desarrollaron algunos conflictos y las formas de solucionarlos43. Da algunas pistas sobre algunas formas de inclusión que lograron algunos individuos de sectores populares en los territorios dominados por los españoles y los republicanos. Una de esas formas fue por la vía militar (milicias). De ahí que la figura de ciudadano-soldado sea el eje del capitulo V, puesto que la lucha interna y después la externa obligó a las élites a constituir no sólo milicias, sino también un ejército ‘nacional’ capaz de enfrentarse al poderoso enemigo externo. El ejército sirvió como mecanismo de inclusión de los diferentes sectores populares para ser parte de la ‘nación moderna’, pero para ser parte activa de ésta había que adquirir la ciudadanía. Como ya ha señalado Véronique Hebrard para el caso venezolano, que no es muy diferente del neogranadino, el ascenso social y económico por la vía militar fue fundamental; puesto que muchos lograron obtener su ciudadanía sirviéndole a la patria en las milicias. En otras palabras, era una forma de serle útil a la patria. La gran mayoría de individuos adoptará el papel de ciudadano-soldado para serle útil a la patria y a la nación, y por este medio acceder a la ciudadanía y ser parte de la nación. El lograr ser ciudadano activo y un individuo útil a la nación muchas veces no podían conseguirse por otras vías; sobre todo para aquellos que no eran propietarios o aquellos que no ganarán una renta con la cual pudieran mantenerse, o porque no reunían otras condiciones señaladas para ello, como el de ser “un buen padre, buen hijo, buen hermano, buen amigo, y buen esposo”44 etc.

43 Ídem. Al respecto véase, principalmente, el Capitulo I, III, IV y V44 Véase, este ejemplo, en el capítulo II, Deberes del ciudadano, en la Constitución de la República de Tunja, Bruno Espinosa, Nuevo Reyno de Granada, 1811, p. 12.

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La figura del ciudadano-soldado (defensor de la patria y constructor de la nación) iría invirtiéndose al acercarse el final del primer periodo independentista, cuando ya Fernando VII estaba nuevamente en el trono y que la reconquista se hacía inminente: ahora el papel del individuo útil a la patria y a la nación era el soldado-ciudadano, y es mediante este mecanismo que se abre, en parte, la estreches a las limitaciones para la participación política efectiva45. No obstante, es de aclarar que había otros elementos como el económico, el moral, el ético, el religioso, entre otros que influían también. Y por supuesto los elementos mencionados no se mantendrían estáticos por mucho tiempo, éstos irían cambiando, renovándose o revirtiéndose. Por ejemplo, en cuanto a lo último, las élites vieron con resquemor el ascenso de individuos de los sectores populares por la vía militar, por lo tanto, pronto empezaron obstaculizar el ascenso político, social y económico de los ‘bárbaros’, “salvajes e ‘incultos’.

Teniendo en cuenta lo anterior, un ejemplo claro sobre la estreches de la participación política de gran parte de los sectores subalternos en “el sistema popular representativo” lo exponen Armando Martínez46 y Alfonso Múnera47, éstos muestran como las élites cartageneras se opusieron férreamente al plan de los Gutiérrez de Piñeres para permitir el acceso democrático de gran parte de la masa popular a la participación y representación efectiva. Las élites neogranadinas y los peninsulares, en su mayor parte, temían a las castas y demás sectores subalternos a los cuales consideraban como inferiores. Así que si éstos últimos lograron concesiones e inclusiones en los respectivos proyectos, que lideraban tanto las élites neogranadinas republicanas como los peninsulares -o en su defecto de criollos adeptos a la causa española-, fue

45HEBRARD, VÉRONIQUE, “Ciudadanía y Participación Política en Venezuela. 1810-1830”, en: MCFARLANE, ANTHONY y POSADA-CARBO, EDUARDO, Independence and Revolution in Spanish America: Perspectives and Problems, London, University of London, 1999. p. 122 y ss. 46 MARTÍNEZ, ARMANDO, Op., Cit. 47 MÚNERA, ALFONSO, Op., Cit.

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más por presiones y por necesidad de apoyo de los sectores populares, que por instaurar un sistema popular representativo. Los sectores subalternos no era que no supieran lo que hacían o que siguieran ciegamente a unos u otros como se puede encontrar en algunas afirmaciones. Sin lugar a dudas, éstos sabían también defender sus intereses tanto colectivos como individuales. De ahí que habría que examinar con más detenimiento las formas en qué los sectores populares se hicieron incluir en los tres proyectos, que he llamado hegemónicos y que el autor los menciona. Pero que no profundiza al respecto.

El texto en general es bastante ilustrativo, puesto que éste trabajo a diferencia del de Armando Martínez no sólo retoma las Actas de las Provincias Unidas sino que también examina algunas constituciones, como las de Cundinamarca y Cádiz. Sin embargo, el análisis dejó por fuera a gran parte de las constituciones que se promulgaron en gran parte del territorio neogranadino y que estaba bajo control de los republicanos para ese periodo. Por ello es fundamental integrarlo en un estudio de largo aliento para poder responder incluso a las mismas preguntas que plantea el autor en el texto

III. Conclusiones

En este balance bibliográfico se ha tratado de realizar un diálogo entre diferentes autores para analizar el cómo se fueron constituyendo los primeros proyectos de Estado y nación en la Nueva Granada, durante la primera fase independentista, 1810-1816.

Y aunque, como se explicó en la introducción, no se tomaron algunas obras que ya se puede decir son clásicas en el tema, el objetivo era precisamente retomar otras obras que nos dieran nuevos horizontes para repensar la reconfiguración político-territorial que se dio en el Virreinato de la Nueva Granada en el momento de las independencias.

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Los tópicos centrales sobre los cuales se ha realizado el análisis fueron la historia política, social y la constitucional. Desde estos tópicos se trató de abrir distintos senderos para repensar y reflexionar el problema de la construcción del Estado y la nación en la Nueva Granada durante la primera fase independentista.

Las principales conclusiones a las que se llegaron fueron, las siguientes: La construcción del Estado-nación es antecedida por la de Estados–provinciales, que surgieron como consecuencia del legado colonial, de tal manera que para comprender el surgimiento de éstos es importante examinar las características que se dieron durante la transición del Estado colonial a los Estados republicanos o monárquicos, según sea el caso; el análisis de los conceptos y sus usos discursivos y prácticos es importante en la medida en que nos permite establecer las continuidades, rupturas o transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales; la falta de pesquisas sobre la influencia del constitucionalismo moderno en la legitimación de los proyectos estatales.

IV. BIBLIOGRAFÍA

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