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CAPITULO 8 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS Hoy en día los terapeutas trabajan cada vez más con personas que están pasando por algún tipo de crisis; en otras palabras, intervienen en crisis. La intervención en crisis implica el uso a corto plazo de habilidades y estrategias específicas para ayudar a las personas que sufren algún tipo de crisis a superar la confusión que provocan las situaciones o sucesos de emergencia. Se caracteriza por ser activa, directiva y breve, y tiene lugar poco tiempo o inmediatamente después de la manifestación y de la crisis. Abarca una serie de técnicas, que pueden ir desde facilitar apoyo inmediato hasta disponer una terapia o un tratamiento intensivo. La intervención en crisis constituye una aproximación a las relaciones de ayuda diferente del modelo de terapia que hemos presentado a lo largo de este texto. Sin embargo, requiere el mismo tipo de habilidades de comunicación para establecer una relación y para definir y entender el problema, y puede recurrir a muchas de las estrategias de resolución de problemas del modelo de terapia de las relaciones personales. A lo largo de los últimos años, las teorías que se centran en el tema de las crisis se han ido ampliando para incluir las teorías de los acontecimientos traumáticos o

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CAPITULO 8

TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

Hoy en día los terapeutas trabajan cada vez más con personas que

están pasando por algún tipo de crisis; en otras palabras, intervienen en crisis.

La intervención en crisis implica el uso a corto plazo de habilidades y

estrategias específicas para ayudar a las personas que sufren algún tipo de

crisis a superar la confusión que provocan las situaciones o sucesos de

emergencia. Se caracteriza por ser activa, directiva y breve, y tiene lugar poco

tiempo o inmediatamente después de la manifestación y de la crisis. Abarca

una serie de técnicas, que pueden ir desde facilitar apoyo inmediato hasta

disponer una terapia o un tratamiento intensivo. La intervención en crisis

constituye una aproximación a las relaciones de ayuda diferente del modelo de

terapia que hemos presentado a lo largo de este texto. Sin embargo, requiere

el mismo tipo de habilidades de comunicación para establecer una relación y

para definir y entender el problema, y puede recurrir a muchas de las

estrategias de resolución de problemas del modelo de terapia de las relaciones

personales.

A lo largo de los últimos años, las teorías que se centran en el tema de

las crisis se han ido ampliando para incluir las teorías de los acontecimientos

traumáticos o catastróficos. El mundo en el que vivimos hoy en día está

interconectado a través de una serie de nuevos medíos y vías de comunicación

que transmiten rápidamente las noticias de desastres naturales y tecnológicos

como accidentes aéreos, ataques terroristas, brotes de violencia, terremotos,

huracanes, tornados y guerras. La intervención en crisis se centra en una o

varias víctimas y puede implicar un tipo de ayuda individualizada más

convencional, mientras que la intervención en desastres o acontecimientos

traumáticos requiere el uso de diversas modalidades de ayuda y la

coordinación de los esfuerzos de varios equipos para proporcionar servicios a

amplios grupos de afectados.

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El objetivo de este capítulo es proporcionarle una idea general sobre la

teoría básica de las crisis y la aplicación de las estrategias de ayuda en la

intervención en crisis.

¿Qué es una crisis?

Una crisis es un estado que aparece cuando se rompe por complete el

equilibrio emocional de una persona a causa de un acontecimiento inesperado

y potencialmente peligroso o una transición vital difícil. La principal diferencia

entre el estrés y las crisis es que una crisis es un acontecimiento puntual,

mientras que el y estrés puede presentarse de manera continuada. Las crisis

no suelen ser predecibles ni esperadas, y es el hecho de que son inesperadas

lo que intensifica las reacciones que provocan. Cuando experimentamos una

crisis, perdemos el control y el dominio que tenemos sobre nosotros mismos y

sobre el curso de nuestras vidas. Algunos de los términos que suelen utilizarse

para describir los resultados ele una crisis son desequilibrio, desorientación y

disrupción Es la intensa experiencia emocional de estos estados lo que genera

la crisis. Algunas de las respuestas que más suelen presentarse son la apatía,

la depresión, los sentimientos de culpa y la pérdida de la autoestima. Las

personas que pasan por algún tipo de crisis se encuentran con que las formas

que han tenido hasta entonces de resolver sus problemas y enfrentarse a sus

dificultades ya no les funcionan, y se asustan y trastornan cada vez más.

Cuando hablamos de crisis, estamos haciendo referencia a las

reacciones emocionales que las personas tienen ante una situación

determinada, y no a la situación en sí misma. Por lo tanto, las personas que

intervienen en las crisis trabajan con las percepciones y valoraciones de los

individuos, pero no con los acontecimientos en sí mismos. Si una persona

acude a nosotros presentando una crisis provocada por un accidente, debemos

centrarnos en los sentimientos y pensamientos que el accidente ha despertado

en ella, y no en el accidente en sí. La forma que tenemos de responder y

reaccionar ante las crisis depende de nuestros aprendizajes y experiencias

pasadas (de cómo hemos reaccionado cuando nos hemos enfrentado a crisis

menos importantes a lo largo de nuestra infancia y adolescencia), y de nuestro

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estilo y filosofía de vida. Las variables socioculturales también influyen en el

significado que damos a las crisis y a las reacciones que tenemos ante ellas.

Por ejemplo, una terapeuta voluntaria que trabajaba con casos de

violación me explicó que dos mujeres casadas de unos cuarenta años con

niveles educativos, socioculturales y socioeconómicos similares acudieron la

misma noche a su consulta. Las situaciones que describían eran tan parecidas

que la policía sospechaba que habían sido atacadas por la misma persona

Una de las víctimas sufrió un colapso histérico y necesitó cuidados

intensivos, faltando dos semanas al trabajo. La otra buscó toda la información

necesaria sobre los procedimientos policiales y jurídicos antes de volver

conduciendo sola a su casa (30 kilómetros), tomarse una copa con su marido

mientras le explicaba los detalles de la agresión que había sufrido, irse a la

cama y volver al trabajo a la mañana siguiente. Ninguna de las dos reacciones

es «mejor» ni «más normal» que la otra. Estas dos mujeres tenían diferentes

historias, filosofías y mecanismos de defensa y afrontamiento. Y necesitaban

cantidades de tiempo y modalidades de ayuda diferentes para superar las

emociones que la crisis había despertado en ellas.

Tipos de crisis

Hay seis tipos comúnmente aceptados de crisis emocionales:

1. Crisis disposicionales este tipo de crisis suelen ser la consecuencia de la

falta de información; por ejemplo, no saber qué trabajo escoger, a qué

especialista médico acudir para el tratamiento de un síntoma en

particular, a qué planes de vida puede optar uno, o a quién pedirle qué.

2. Transiciones vitales anticipadas: son crisis normativas, asociadas al

desarrollo, que están muy extendidas en nuestra sociedad. Puede

provocarlas un cambio de trabajo en una edad ya avanzada, el

matrimonio, la paternidad, el divorcio, el inicio de una enfermedad

crónica o terminal o un cambio de escuela.

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3. Estrés traumático: estas crisis son el resultado de situaciones

estresantes de origen externo, imposibles de controlar, que superan

emocionalmente a la persona. Algunos ejemplos serían las violaciones,

las agresiones, la muerte repentina de un ser querido, la pérdida

repentina del trabajo o el estatus social, el inicio repentino de una

enfermedad, los accidentes o las guerras.

4. Crisis madurativas/del desarrollo: la mayor parte de nosotros pasamos

por este tipo de crisis a medida que vamos avanzando por las etapas de

nuestro ciclo vital. Pueden reflejar temas que tengan que ver con la

dependencia, con los conflictos de valores o con la identidad sexual, o

evidenciar nuestra incapacidad para establecer relaciones emocionales

de intimidad, responder ante la autoridad o seguir una disciplina.

Normalmente, este tipo de crisis surgen ante determinados patrones

relacionales o en momentos de transiciones cruciales para nuestro

desarrollo. Algunos ejemplos serían la pérdida repetida de empleos

provocada por la incapacidad para llevarse bien con los supervisores,

los intensos sentimientos de nostalgia o las depresiones de los

estudiantes universitarios que se alejan de sus casas por primera vez y

las crisis de la mediana edad.

5. Crisis psicopatológicas son crisis emocionales precipitadas por

psicopatologías preexistentes. En otras palabras, en este tipo de crisis la

psicopatología subyacente dificulta o complica significativamente la

forma que tenemos de afrontar una situación determinada, exagerándola

hasta que alcanza las dimensiones de una crisis.

6. Emergencias psiquiátricas: son situaciones de crisis en las que el

funcionamiento general de la persona esta gravemente trastornado y

ésta no puede responder de si misma; en otras palabras se convierte en

un peligro para sí misma y para los demás.

Observando este esquema podemos ver que las crisis se dividen en dos

categorías fundamentales: crisis propias del desarrollo, que tienen que ver con

el crecimiento y con la superación de las diversas etapas vitales, y crisis

situacionales, que son el resultado de situaciones estresantes de origen interno

o externo. Además de ayudarnos a entender la naturaleza de las crisis, este

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esquema también puede ayudarnos a ver las crisis con cierta perspectiva para

poder establecer cuáles de las posibles intervenciones inmediatas son las

mejores.

Un desastre es un acontecimiento traumático estresante que afecta a un

conjunto de personas y organizaciones. El atentado de la ciudad de Oklahoma

un accidente aéreo o el paso de un huracán son ejemplos de desastres. De

hecho, las consecuencias de un desastre pueden llegar a afectar al mundo

entero; sus efectos no tienen unos límites definidos. Una característica im-

portante de los desastres es que son experiencias compartidas que tienen un

significado y ejercen una influencia común en una serie de roles, relaciones o

actividades grupales. Esto hace que las víctimas de los desastres reciban un

apoyo social inmediato, que valida sus percepciones y experiencias. Lo cual

contrasta con la confusión, aislamiento y alienación que experimentan las

víctimas de las crisis individuales (como las víctimas de cualquier tipo de

abuso) al tener que defender la autenticidad de sus denuncias y su derecho a

sentir las emociones que experimentan y a no ser victimizadas.

En la actualidad reconocemos la existencia del síndrome de estrés

postraumático (intensos sentimientos de culpa y ansiedad o depresión

asociados a pensamientos intrusivos relacionados con los acontecimientos

traumáticos) como una respuesta que puede presentarse, de manera inmediata

o retardada, en los traumas provocados por desastres o en las crisis indivi-

duales. Y estamos intentando aprender más cosas sobre este síndrome, des-

cubrir por qué algunas personas se recuperan y por qué en otras los síntomas

de estrés se retrasan, se cronifican o aparecen cíclicamente.

¿Quién trata las crisis?

Cada tipo diferente de crisis puede precisar de un tipo de ayuda

diferente. Es cierto que en las emergencias psiquiátricas es necesaria la

intervención de los profesionales de la medicina, y que las crisis

psicopatológicas requieren la intervención de los profesionales de la psicología.

Pero cualquiera de nosotros puede ayudar a otra persona que esté pasando

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por una crisis disposicional, y muchos de nosotros podemos ser de alguna uti-

lidad en casos de transiciones vitales anticipadas, estrés postraumático Y crisis

naturales o asociadas al desarrollo.

La policía, los amigos, los religiosos, los familiares o los médicos son las

primeras personas a las que solemos acudir cuando aparece una crisis. Y ellos,

a su vez, suelen acudir a los terapeutas o asistentes de los servicios sociales

para que les ayuden en la resolución del problema y para que ayuden a la

persona a elaborar las emociones asociadas a la crisis. En los casos de

desastres, participan una gran variedad de personas que pueden ser no

profesionales, trabajadores de los servicios sociales que carezcan de formación

especializada o profesionales de la ayuda.

Teoría de la crisis

La teoría de la crisis se basa en los trabajos pioneros de Eric

Lindemann, que estudió las reacciones de los familiares de las víctimas

fallecidas en el incendio del club Coconut Grove en Boston. Lindemann (1944)

descubrió que las crisis suelen implicar pérdidas que van acompañadas de un

período de duelo (dolor por la pérdida). Este duelo incluye la expresión de

emociones y un intenso estrés. El estrés puede presentar muchos tipos de

manifestaciones: nudos en la garganta, ahogos, respiración entrecortada, sus-

piros, cansancio, debilidad, problemas digestivos, insomnio, excesiva sensi-

bilidad, preocupación, sentimientos de culpa y trastornos en las relaciones

interpersonales. Estas expresiones de dolor son carácter agudo; tienen un

inicio identificable y dura un período de tiempo relativamente breve (unas seis

semanas).

Lindemann puso en marcha junto a Gerald Caplan un programa de salud

mental comunitaria basado en sus descubrimientos. Lindemann y Caplan

creían que las personas que sufrían crisis podían escoger formas adaptativas o

inadaptativas de enfrentarse a los problemas y que la manera que tenían de

hacerles frente afectaba a su posterior adaptación y a su capacidad para

superar lo sucedido. Creían que era posible ayudar a las personas a identificar,

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entender y dominar las tareas psicológicas que plantean las crisis como parte

del proceso de duelo.

Caplan describió cuatro fases de las reacciones a las crisis:

1. Fase inicial en la que la persona experimenta el inicio de la tensión e

intenta poner en práctica los métodos de resolución de problemas que

ha venido utilizando hasta entonces para recuperar su equilibrio

emocional.

2. Fase 2: fase que se caracteriza por un aumento de la tensión, que

provoca disfunciones y fallos en el funcionamiento de la persona tras el

fracaso de las estrategias habituales de resolución de problemas; en

esta fase, la persona pone en práctica estrategias de ensayo y error

para intentar encontrar una solución.

3. Fase 3: fase que se caracteriza por una tensión aún mayor, que exige la

búsqueda de recursos adicionales como estrategias de emergencia o

nuevas estrategias de resolución de problemas; si la persona tiene éxito

en esta fase, podrá redefinir el problema y resolverlo o resignarse a vivir

con él.

4. Fase 4: esta fase aparece cuando no se ha resuelto el problema en las

fases anteriores y puede dar lugar a la aparición de trastornos

emocionales y a la desorganización de la personalidad de la persona.

Los trabajos de Lindemann y Caplan sobre la intervención en crisis nos

enseñan que las personas que se encuentran en situaciones de crisis pueden

ser receptivas a la introducción de cambios significativos en un breve período

de tiempo y están abiertas a la influencia y la ayuda de los demás a lo largo de

ese período. Sus relaciones con los otros significativos (el terapeuta, la familia,

los amigos) constituyen una parte importante de la intervención en crisis. Una

persona que está pasando por un período de crisis necesita de todo el apoyo y

ayuda disponibles. Lindemann y Caplan descubrieron también que la

resolución adaptativa de las crisis puede tener como resultado la aparición de

cambios positivos duraderos.

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En la actualidad, la teoría de la crisis sugiere que los duelos no resueltos

provocados por pérdidas anteriores (de una persona, de una relación, de

seguridad, de las propias capacidades, de un sueño) afectan,

independientemente de si están o no relacionados con las crisis o

acontecimientos traumáticos posteriores (como el abuso físico, sexual o

emocional), no sólo al funcionamiento cotidiano posterior, sino también a las

reacciones que se presentan en crisis posteriores. Por esto es importante que

los terapeutas conozcan las experiencias de pérdida\abuso por las que la

persona ha pasado a lo largo de su vida para poder planificar las estrategias

más adecuadas para ayudarle a mejorar su estilo ele afrontamiento.

Aunque la teoría de la crisis puede diferenciarse claramente de la teoría

de la ayuda, ha recibido influencias de las teorías de la ayuda que hemos

presentado en este texto, y es congruente con ellas. Por ejemplo, las

investigaciones sobre la conducta suicida, que se centran en la relación de la

crisis presente con las experiencias anteriores y con las experiencias traumáti-

cas relacionadas con el nacimiento, con el orden de nacimiento y con las

relaciones familiares e interpersonales en general, evidencian la influencia de la

teoría osicodinámica sobre la teoría de la crisis. El enfoque existencial de la

intervención en crisis, que pone el énfasis en el aquí y ahora y en el potencial

de crecimiento y el poder positivo de las crisis, evidencia la influencia de la

teoría fenomenológica. Si la persona aprende a afrontar una crisis de manera

eficaz, le será más fácil resolver los problemas que puedan aparecer en

dificultades posteriores. El uso que se hace en la intervención en crisis de las

relaciones de ayuda con otros significativos y con terapeutas empáticos que

permiten la expresión de emociones intensas para evitar que sigan interfiriendo

en el funcionamiento de la persona, también muestra la influencia de la teoría

fenomenología

Las teorías cognitivas de la ayuda también están presentes en la teoría

de la intervención en crisis; las personas que intervienen en situaciones de

crisis intentan mejorar la interpretación que la víctima hace de la crisis y

corregir sus pensamientos irracionales o disfuncionales. Los enfoques

cognitivo-conductuales aportan las teorías sobre el refuerzo y la resolución de

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problemas. Las teorías ecológicas/de sistemas permiten entender la crisis

dentro del contexto de las relaciones significativas de la persona, centrándose

en los factores contribuyentes y en los recursos de ayuda disponibles. Las

teorías multiculturales nos recuerdan que el conocimiento de las influencias

que tienen su origen en la raza, cultura, clase social y orientación sexual de la

persona facilita la elección de las intervenciones más adecuadas.

La principal diferencia entre las estrategias de ayuda y las de

intervención en crisis es que estas últimas se centran en reacciones inmediatas

y de duración limitada a una fuente específica de estrés. En la siguiente

sección, examinaremos con más detalle cómo las estrategias de ayuda influyen

en la intervención en crisis.

Intervención en crisis

El principal objetivo a corto plazo de la intervención en crisis es el de

proporcionar todo el apoyo y ayuda posibles a los individuos y a sus familias

para facilitar la rápida recuperación del equilibrio emocional de la persona. A

partir de la teoría de la crisis que liemos comentado, podemos extraer seis

componentes fundamentales de la intervención en crisis.

1. La intervención en crisis se centra en objetivos de tratamiento

específicos y limitados en el tiempo. La atención se dirige hacia la

reducción de la tensión y la resolución adaptativa de los problemas. La

presencia de límites temporales puede mejorar y mantener la motivación

de la víctima para el logro de objetivos específicos.

2. La intervención en crisis Implica la identificación y evaluación de la

fuente de estrés y del significado que la persona le da, e incluye una

reestructuración cognitiva activa y directiva.

3. La intervención en crisis ayuda a las personas a desarrollar mecanismos

adaptativos de resolución de problemas para que puedan recuperar el

nivel de funcionamiento que tenían antes de que apareciera la crisis.

4. La intervención en crisis se orienta hacia la realidad y se centra en la

aclaración de las cogniciones y percepciones, en la confrontación de la

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negación y las distorsiones y en la facilitación de apoyo emocional, en

lugar de en la inducción en la persona de una falsa tranquilidad.

5. Siempre que es posible, la intervención en crisis recurre a las redes de

apoyo social de la persona para obtener su ayuda y su colaboración en

la elección e implementación de estrategias eficaces de afrontamiento.

6. La intervención en crisis puede ser el preludio de un tratamiento

posterior.

El modelo BASIC ID de Lazarus puede ser útil como esquema general

para la intervención en crisis. Podemos recoger rápidamente información sobre

el impacto que el acontecimiento ha tenido en cada una de las siete

modalidades para determinar qué modalidades requieren de una intervención

inmediata y qué estrategias encajan mejor con cada cliente y con sus

circunstancias particulares.

ETAPAS Y PASOS DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

Aunque hay muchos modelos diferentes de intervención en crisis,

podemos modificar el modelo de terapia de las relaciones personales y

utilizarlo para trazar algunas de las etapas y pasos establecidos de la interven-

ción en crisis.

Etapa 1: Relación

Paso 1: inicio/entrada.

a. Evaluar las reacciones cognitivas, afectivas y conductuales que ha

provocado el incidente o los incidentes y el impacto de su significado en

la identidad del cliente como víctima.

b. Explorar los sistemas relacionales más significativos (familia, trabajo,

iguales, vecindario).

c. Presentar sobre la marcha oportunidades para que el cliente exprese y

airee sus emociones (como la ira, el miedo, la ansiedad, o la tristeza), y

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Paso 2: definición del problema manifiesto/evaluación de la crisis.

a. Evaluar las variables más importantes del entorno de la persona (por

ejemplo, dónde y cómo puede recibir la persona ayuda social, física,

económica y emocional).

b. Determinar la percepción que la víctima tiene de sus fuerzas y

debilidades personales,

c. Determinar los acontecimientos precipitantes (cambios significativos o

pérdidas) que han provocado la crisis; especialmente los de las últimas

24 horas.

d. Determinar el motivo por el que la persona ha buscado ayuda

precisamente en esos momentos.

e. Determinar las estrategias de afrontamiento y de resolución de

problemas que la víctima ha intentado poner en práctica para

enfrentarse a la crisis (acercamiento, evitación, inmovilismo).

f. Evaluar y clasificar la crisis: ¿representa el cliente un peligro para sí

mismo o para los demás?

Paso 3: estructura/contrato de la relación de ayuda.

a. informar al cliente de lo que el terapeuta puede y no puede hacer para

ayudarle a recuperar su autoestima, su confianza en sí mismo y su

eficacia.

Paso 4: exploración intensiva tanto de la situación de crisis como de las

reacciones.

Paso 5: establecimiento de posibles metas y objetivos, así como de los

límites temporales de la intervención en crisis.

a. Reiterar el centro de atención en el problema.

b. Reafirmar los límites temporales de la intervención.

c. Decidir el uso que puede hacerse de otros recursos y personas.

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d. Aclarar qué persona se responsabilizará de cada aspecto (por ejemplo,

de la medicación, de la derivación).

Etapa 2: estrategias

Paso l: aceptación por ambas partes de las metas y objetivos definidos.

Paso 2: planificación de estrategias.

a. Plantearse el uso de grupos de ayuda y de otros recursos.

Paso 3: uso de estrategias.

a. Reestructuración cognitiva.

b. Derivación.

c. Apoyo.

d. Entrenamiento en asertividad.

e. Contrato conductual.

f. Expresión de emociones.

g. Estudio de la naturaleza de la crisis.

h. Toma de decisiones.

i. Desensibilización sistemática.

j. Ejercicios gestálticos.

Paso 4: evaluación de las estrategias.

Paso 5: finalización una vez resucita la crisis.

a. Formular un plan realista para el futuro inmediato.

b. Comprobar que el cliente ha superado la etapa de intensa reacción

emocional.

c. Confirmar que el cliente tiene una visión correcta del acontecimiento

traumático y un apropiado control emocional.

Page 13: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

d. Asegurarse de que el cliente está dispuesto a buscar y aceptar la ayuda

de los demás en caso de que sea necesaria.

e. Confirmar que el cliente entiende cómo la crisis presente puede ayudarle

a afrontar acontecimientos futuros. y,

Paso 6: seguimiento

a. Dependiendo del contexto en el que se haya llevado a cabo la

intervención en crisis, se determina si se ha mantenido la resolución de

la crisis.

Las estrategias listadas en las etapas 2 y 3 se han extraído del capítulo

6 y son simples sugerencias. Lo importante es que cualquier estrategia que

ayude al cliente de manera rápida y eficaz es válida para la intervención en

crisis.

TERAPÍA BREVE

La terapia breve es una forma de terapia que se centra en los problemas

y está limitada a la realización de diez o menos sesiones. Hay muchos

enfoques, técnicas y filosofías de la terapia breve, y el modelo de cuatro etapas

presentado por Watzlawick, Weakland y Fisch (1974) puede ser útil en algunos

tipos de intervención en crisis.

1. Describir el problema (o crisis) en términos conductuales concretos:

frecuencia, duración, consecuencias, variables situacionales; intente

entender qué función tiene el problema, qué tipo de recompensas

proporciona y qué objetivos podría tener.

2. Investigar los intentos anteriores de resolver el problema. ¿Qué es lo

que ya ha hecho para solucionarlo? ¿Cómo lo ha hecho? ¿Qué pasó

cuando lo intentó?

3. Definir claramente el cambio que hay que lograr. ¿Qué es lo que tendría

que pasar para que el cliente se sintiera mejor? ¿Qué cambios está

dispuesto a aceptar el cliente?

Page 14: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

4. Formular e implementar un plan para provocar los cambios. ¿Qué

pasaría si el cambio tuviera lugar realmente? ¿Cómo afrontaría el cliente

las consecuencias del cambio? ¿Qué tipo de cosas podrían impedir que

el cambio tuviera lugar?

La terapia breve, se centra en las soluciones, y no en los problemas; en

lo que les funciona a los clientes en lugar de en lo que no les ha funcionado. Se

trata de un enfoque directo, activo y orientado hacia el presente y el futuro. En

la primera sesión es necesario establecer una relación de ayuda y definir los

problemas.

Observe el significado caso:

La señora M., de 35 años de edad, llamó al terapeuta sollozando por

el último episodio en que su marido había llegado a casa bebido y había

pegado a su única Tina, que tiene 11 años. El terapeuta dispuso todo lo

necesario para poder reunirse ese mismo día con esta madre angustiada. Al

explicar su problema la señora M. dijo que el señor M. solía volver bebido a

casa cada tres o cuatro semanas, normalmente después de que le dieran el

cheque de la nómina Cuando llegaba a casa en ese estado, se metía

inmediatamente con Tina, con cualquier excusa que se le ocurriera, como que

no había dejado el abrigo en su sitio o que había dejado sus libros en la mesa

de la cocina. Gritaba más de lo que pegaba, pero esta vez había perdido el

control y había persistido en la paliza. Después de la mayoría de los altercados,

Tina se iba llorando a su habitación y el señor M., se quedaba dormido en el

sofá. La señora M. solía ir a la habitación de Tina para consolarla. Lograba

convencerla para que hablara con su padre; y a la mañana siguiente, las cosas

se habían calmado y todos se comportaban como si no hubiera pasado nada.

La señora M. tenía miedo de su marido y nunca había hablado con él de sus

borracheras ni del trato que daba a Tina. Pero el último incidente fue diferente

por la gravedad de la paliza y la negativa de Tina a hablar con su padre al día

siguiente, quien se mostró herido y desconcertado. Fueron necesarias tres

sesiones para que la señora M. fuera capaz de expresar verbalmente el cambio

que deseaba: quería que su marido dejara de meterse con Tina cuando

Page 15: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

volviera a casa bebido y que Tina volviera a llevarse bien con su padre.

Después de mucho hablar, la señora M. se dio cuenta de que si Tina dejaba de

ser el objeto de las agresiones de su padre, ella podría ser la siguiente, y de

que tenía que aprender una serie de conductas asertivas para proteger a Tina y

enfrentarse a su marido. Se aplicaron técnicas de reestructuración sistemática

y entrenamiento en asertividad, y en la sexta sesión la señora M. expresó su

convencimiento de que la situación había cambiado: dijo que había salido al

encuentro de su marido cuando se presentó bebido en casa y se había

encarado con él; se veía más capaz de controlar la situación. Aunque el señor

M. no quiso asistir a ninguna sesión de terapia, la señora M. se prestó a asistir

a algunas reuniones de Alcohólicos Anónimos y a aprender más sobre el

alcoholismo.

FORMAS DE INTERVENCIÓN EN CRISIS

Hay tres formas fundamentales de intervención en crisis: 1) las líneas de

atención permanente, los centros de acogida y las clínicas de crisis, a las que

las víctimas pueden acudir en persona o llamar las 24 horas del día; 2) la

atención externa, en la que los terapeutas se desplazan al lugar donde está la

víctima para proporcionarle un apoyo y consuelo inmediatos tan pronto como

son informados de la crisis; y 3) la asistencia en desastres, en la que los

equipos trabajan con las víctimas de catástrofes importantes. La mayor parte

del personal que atiende en casos de intervención en crisis suele ser

voluntario, y recibe una formación laboral intensiva especializada de corta

duración. Pueden o no ser supervisados por profesionales de la ayuda.

Además de la existencia de centros de intervención en crisis, hay muchas

escuelas y comunidades que trabajan en el establecimiento de programas de

prevención de crisis.

Líneas de atención permanente, centros de acogida y clínicas de atención

en crisis

Las personas que trabajan en las líneas de atención permanente, en los

centros de acogida y en las clínicas de atención en crisis, suelen enfrentarse a

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crisis suicidas, crisis provocadas por el consumo de sustancias, huidas,

violaciones, crisis alcohólicas y abortos, por nombrar sólo algunas de las

situaciones que pueden encontrarse y reciben formación especializada sobre

estos temas. Por ejemplo, un terapeuta en temas de drogodependencia conoce

los tipos de drogas más habituales, los efectos que tienen y su duración, y

cómo ayudar a un consumidor que tiene un mal viaje. Las personas que

ayudan en situaciones de suicidio saben reconocer rasgos suicidas, han

estudiado las realidades y las estadísticas (no los estereotipos) relacionadas

con las conductas suicidas, y conocen diferentes tipos de intervención, como

crear una red de apoyo, ayudar a la víctima y a su familia a modificar sus

conductas para paliar las crisis y cambiar 1a visión que la persona tiene de la

crisis y de la situación que la ha provocado.

En este tipo de entornos, es posible que los terapeutas sólo dispongan

de una o dos oportunidades para trabajar con las víctimas. Por ello, deben ser

muy hábiles estableciendo relaciones empáticas y facilitando información y

alternativas a las víctimas, y hacerlo dentro de un período de tiempo muy

limitado. Es muy importante el trato que se da a la víctima, ya sea a través del

teléfono o personalmente Y este trato puede obligar a los terapeutas a trabajar

fuera de su horario habitual, a mantener el contacto telefónico con la persona, o

a hacer derivaciones inmediatas.

Las llamadas telefónicas suelen centrarse en las preocupaciones más

inmediatas. En estas situaciones es fundamental conectar rápidamente con la

persona para tratar sus preocupaciones. Las líneas de atención permanente

suelen ser más accesibles que la asistencia en persona Y permiten mantener el

anonimato de la persona que llama. Pero la fugacidad de los contactos hace

difícil mantener su continuidad, y el terapeuta no dispone de retroalimentación

ni puede hacer un seguimiento del caso Además, a algunas personas les

inquieta la ausencia de Señales visuales.

A continuación puede ver un ejemplo de una llamada a una línea de

atención permanente realizada hecha a última hora de la noche a un centro

universitario de atención en crisis.

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PERSONA QUE LLAMA: ¡Hola! ¿Hay alguien ahí?

PERSONA QUE AYUDA: Soy ____________ ¿Puedo ayudarte en algo?

PERSONA QUE LLAMA: Sólo quería hablar con alguien ... Estoy preocupa-

da por una amiga mía. Creo que está pensando

en tomarse unas pastillas.

PERSONA QUE AYUDA: Estas preocupada por lo que podría pasar si al-

guien se tomara una sobredosis de... ¿qué tipo de

pastillas son?

PERSONA QUE LLAMA: Pues no sé. Podría ser Tylenol... sí, eso es lo que

dijo que iba a tomar.

PERSONA QUE AYUDA: Uno se siente muy triste y tiene miedo cuando se

encuentra solo y preocupado. Y tomar una buena

dosis de pastillas puede parecer una buena

salida.

PERSONA QUE LLAMA: Sí. Yo nunca la haría, por supuesto, pero creo que

ella podría llegar a hacerlo.

PERSONA QUE AYUDA: Quizá tu amiga necesite hablar con alguien de lo

mal que se está sintiendo.

PERSONA QUE LLAMA: Bueno, ha llamado a algunos de sus amigos, pero

no los ha encontrado en casa, y sus padres pasan

de ella (mucha a ira en la voz).

PERSONA QUE AYUDA: Y por eso se siente sola y rechazada.

PERSONA QUE LLAMA: Sí, supongo que sí... bueno, en realidad no estoy

hablando de ninguna amiga, sino de mí, y a veces

creo que no hay nadie a quien le importe lo

suficiente como para escucharme.

PERSONA QUE AYUDA: Um-m.

En este caso la persona que contestó a la llamada pasó unos 35 minutos

a1 teléfono y derivó después a su interlocutora al centro de asistencia de la

universidad. El seguimiento indicó que la persona se presentó a la mañana

siguiente en el centro de asesoramiento.

Page 18: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

Las habilidades telefónicas necesarias en este tipo de trabajo incluyen la

capacidad para utilizar la empatía para conectar rápidamente con la persona, y

la paciencia necesaria para seguir, sin intentar dirigirlos, los mensajes de la

persona con el fin de determinar la naturaleza y gravedad del problema. En el

ejemplo anterior, si la persona que atendía la llamada hubiera presionado a su

interlocutora para que reconociera que estaba hablando de ella y no de una

amiga suya, ésta podría haber colgado antes de que hubiera podido ayudarla.

La paciencia, la calma y el valor preciso para perseverar son atributos

imprescindibles en los trabajadores de las líneas de atención permanente.

Atención externa

En ocasiones es necesario desplazarse a1 lugar donde se encuentra la

víctima de la crisis en lugar de esperar a que sea ella quien acuda a visita. Éste

es un concepto relativamente nuevo en los servicios sociales y se basa en el

concepto de «enfermería domiciliaria», en la que la persona recibe los cuidados

que necesita dentro de su propio entorno. Tiene la ventaja de proporcionar al

terapeuta la oportunidad de ver a la víctima dentro de su propio contexto y de

averiguar cuáles son los recursos con los que puede contar de manera

inmediata, como familiares o vecinos. Además, también plantea la posibilidad

de proporcionar ayuda directa para la resolución de problemas urgentes (como,

por ejemplo, encontrar una niñera para los niños en el caso del accidente de

uno de sus padres, hablar con un consumidor de drogas que está teniendo un

mal viaje o facilitar los cuidados médicos más urgentes). La atención externa

requiere una mayor inversión de tiempo y dinero que los demás tipos de

asistencia; y quizá por este motivo esté tan poco extendida. El tiempo que el

trabajador dedica a los desplazamientos es un tiempo que no se dedica a la

ayuda.

Los profesionales de la atención externa se sienten cómodos en muchos

tipos de entornos y no tienen ningún límite de horarios ni de localización.

Algunos están disponibles las 24 horas del día y no les importa acompañar a

sus clientes a la oficina de empleo o de bienestar social o ayudarles a obtener

ayuda de tipo legal educativa o sanitaria. Participan en las actividades de

Page 19: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

entretenimiento e de tiempo libre de sus clientes, saben cómo separar peleas y

enfrentarse a la violencia y son capaces de establecer relaciones de confianza

e11 los climas donde hay más desconfianza. La investigación, aunque limitada,

ha demostrado que los mejores profesionales de este tipo de atención son los

que viven y se forman en los barrios en los que trabajan. Esto les hace estar

más en contacto con las costumbres y estilos de vida de sus vecinos y les

permite superar su desconfianza con más facilidad.

La atención externa requiere de una paciencia y dedicación ilimitadas.

La intervención en crisis es sólo una parte de este tipo de atención, que puede

funcionar en todos los entornos de la comunidad; en las calles, en los bares,

en las casas, en los colegios, en los centros sociales y en los parques. Es un

tipo activo de asistencia que exige una participación plena en la vida de la

comunidad. Y las habilidades de escucha activa también son fundamentales

para establecer y mantener relaciones dentro de la comunidad.

Intervención en catástrofes

La intervención en catástrofes es una respuesta fundamental en desas-

tres como accidentes aéreos, terremotos, ataques terroristas o guerras. En una

situación catastrófica, es necesario coordinar los diversos equipos que

intervienen. Hay que proporcionar una atención inmediata a las víctimas, a las

personas que han perdido seres queridos (familiares o amigos de las víctimas),

a las personas que facilitan servicios y ayuda (personas que están en contacto

con las víctimas; como la policía, los bomberos, los técnicos, etcétera) y a las

personas que simplemente estaban en el lugar donde sucedió la catástrofe. La

inmediatez de la transmisión de los desastres a través de los medios de

comunicación hace que en ocasiones también sea necesario atender a

personas que se encuentran en entornos muy alejados de la catástrofe. Por

ejemplo, durante la Guerra del Golfo Pérsico, muchos espectadores, televisivos

sufrieron síntomas de estrés tan graves como los que experimentaron los

militares que participaron en la propia batalla. Aunque hay muchas grandes

ciudades que disponen de planes específicos de asistencia médica en caso de

desastres, hace poco tiempo que se están empezando a desarrollar planes de

Page 20: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

asistencia psicológica. Los planes de atención psicológica en casos de

desastres hacen posible una atención más rápida y posibilitan coordinar mejor

la asistencia y ofrecer una ayuda de más calidad, disminuyendo así el caos que

sigue de manera natural a un desastre.

El primer paso de la intervención en una catástrofe es la clasificación de

las víctimas en función de la gravedad y el alcance de sus necesidades.

Cuando tiene lugar el desastre, el equipo de atención en crisis puede

organizarse en grupos pequeños para cumplir objetivos informativos y de eva-

luación. El uso de equipos facilita el intercambio de la información entre los

individuos, los grupos y las personas que trabajan en los rescates y permite

airear las emociones y realizar informes sobre los acontecimientos estresantes

sólo unas horas después de la catástrofe. Las observaciones de los terapeutas,

la retroalimentación de otras personas presentes en el lugar y el contacto

directo facilitan la toma (le decisiones respecto a quién necesita ayuda urgente,

quién puede esperar y quién puede convertirse en un recurso de ayuda. A lo

largo de los días que siguen a la, catástrofe, los equipos se reúnen con las

familias y con los miembros de la comunidad que se han visto afectados. El

objetivo de estas reuniones es transmitir la información disponible, facilitar la

oportunidad de expresar las emociones y permitir que los miembros de las

familias y de la comunidad aprendan a ofrecer y recibir ayuda.

Muchas comunidades y organizaciones profesionales tienen equipos

que pueden ofrecer ayuda en los lugares donde se presentan los desastres.

Estos equipos tienen una gran movilidad y están preparados para funcionar con

los recursos disponibles en el lugar y coordinar los servicios de atención

posteriores al desastre Están organizados, y asignan las responsabilidades de

dirección, supervisión y los diversos roles en el mismo momento de la

intervención.

Prevención de crisis

Hay muchos programas educativos elaborados en diversas

comunidades y centros educativos para ayudar a 1as personas a evitar

Page 21: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

determinados tipos de crisis y a afrontar las crisis inevitables que son propias

del desarrollo. Por ejemplo, hoy en día es prácticamente una rutina incluir en

los programas de orientación de los estudiantes que cursan su primer año en el

instituto clases de prevención de ataques sexuales, de educación sexual y de

educación en drogodependencias De hecho algunas de estas clases han

pasado ya a formar parte del programa de las escuelas de primaria y

secundaria. Los profesionales de la intervención en crisis suelen participar de

manera directa o indirecta en la elaboración de estos programas educativos: ni

que decir tiene que su experiencia les proporciona unos conocimientos muy

valiosos. Las instituciones comunitarias suelen editar y difundir bibliografía

sobre posibles crisis, como folletos con instrucciones sobre cómo evitar

ataques o panfletos con información sobre los programas de vigilancia del

vecindario y sobre la realización de primeros auxilios.

HABILIDADES PARA LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

En la intervención en crisis es muy importante que los terapeutas sean

capaces de mantener la calma en situaciones de emergencia, utilizar el sentido

común y transmitir seguridad en sí mismos. También deben apoyarse en sus

habilidades de escucha activa para averiguar cuál es la naturaleza de la crisis y

cuáles son sus repercusiones, y para consolar y transmitir su apoyo y respeto a

las personas afectadas.

Además de la escucha activa, los gestos como estrechar la mano de la

persona, pasarle el brazo por encima de los hombros o darle un abrazo

transmiten cuidado y preocupación. Excepto en casos de pérdidas, es

necesario diferenciar entre la empatía y la simpatía, ya que esta última puede

alargar la recuperación de la persona fomentando una dependencia pro-

longada. Una manera de evitar fomentar esta dependencia es centrarse en las

opciones disponibles en lugar de repetir una y otra vez los detalles de la

situación de crisis. En otras palabras, después del período inicial en el que se

expresan las emociones, hay que centrarse en las acciones a realizar en lugar

de en lo que ha pasado para facilitar la recuperación. Centrándose en los

puntos fuertes y las experiencias positivas pasadas y presentes de la persona

Page 22: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

el terapeuta pone énfasis en lo positivo en lugar de en lo negativo y fomenta la

fe de la persona en su capacidad para recuperarse.

En los primeros pasos de la intervención en crisis, el terapeuta puede

plantear diplomáticamente algunas preguntas al cliente para determinar cuál es

la mejor estrategia a seguir. Además de formular preguntas sobre e1 suceso

presente, puede plantear otro tipo de preguntas, como:

¿Qué cambios han aparecido recientemente en su vida, en los últimos

días? ¿Ha tenido alguna dificultad en particular con alguna persona importante

para usted, como un miembro de su familia, un o tal vez un amigo? ¿Qué tipo

de cosas ha intentado hacer ya para resolver el problema?

¿Ha experimentado este tipo de emociones en alguna otra

ocasión? Si ha sido así, ¿cuándo le sucedió y qué hizo usted? ¿Qué es

lo que cree que tendría que pasar para que pudiera superar esto? ¿Qué

personas cree que podrían ayudarle más en estos momentos?

Verá que el objetivo de estas preguntas, además de recoger

información, es hacer que la persona partícipe en el proceso ele interpretación

de la reacción a la crisis y que se implique en la aplicación de estrategias

adaptativas.

Las personas que intervienen en crisis pueden tener que realizar algu-

nas acciones directas al mismo tiempo que consuelan y transmiten Su apoyo y

respeto a las víctimas. Es posible que tengan que evitar que alguien se haga

daño a sí mismo o a los demás; buscar ayuda médica; buscar familiares,

vecinos O amigos que se queden con la víctima hasta que pase la crisis,

buscar una residencia provisional (como un hospital o una casa de acogida);

hablar con las personas implicadas en la situación de crisis para paliar las

acciones que han provocado el estrés en la víctima; o gestionar los ritos

funerarios o el cobro de seguros de vida. Las víctimas de crisis suelen ser

incapaces de emprender estas acciones por sí mismas y necesitan depender

de los demás durante un breve período de tiempo.

Page 23: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

El profesional que interviene en una situación de crisis acepta la

dependencia de la víctima hasta que está preparada para una derivación a pa-

ra cuidar de sí misma. Es posible que el profesional tenga que mantener el

contacto con la víctima y compartir información con las personas de su entorno

para que la persona pueda recibir el apoyo de otras personas y prepararse

para prescindir de la ayuda del profesional.

Las reacciones a las crisis en las que ha habido algún tipo de pérdida,

como el divorcio y 1a muerte, siguen una serie de etapas diferenciadas, como

señalaron Krantzler (1973) y Kübler-Ross (1969). La reacción inicial es de

shock y negación. El sentimiento predominante en esta fase es «esto puede

pasarle a los demás, pero no a mí". Los terapeutas deben proporcionar una

ayuda empática en esta etapa. Al irse desvaneciendo la negación, aparece la

ira que puede alcanzar al terapeuta. La aceptación y el posterior afrontamiento

tienen lugar cuando la persona puede volver a movilizar sus capacidades y sus

recursos de afrontamiento y empezar a planificar e implementar acciones que

conduzcan a la recuperación.

Otra habilidad que suelen utilizar los profesionales de la intervención en

crisis es la confrontación. Muestran las discrepancias presentes en la situación

de crisis o en sus implicaciones para suscitar una actuación inmediata. Un

ejemplo sería decirle a un alcohólico arrepentido que ha pegado a su mujer en

una borrachera: «A usted le resulta difícil controlar su temperamento cuando

bebe. Ahora su mujer está en el hospital y está pensando en denunciarle. Lo

haga o no, dice que esta vez va a marcharse de casa Y a llevarse a sus hijos

con ella. Creo que va a tener que decidir qué va a hacer con el problema que

tiene con la bebida. Si quiere conservar a su familia, tendrá que enfrentarse a

él. Vamos a ver qué alternativas tiene». En esta intervención el terapeuta le

dice a la persona que «entre en vereda o se largue». A menudo este tipo de

confrontación o «tratamiento de choque» es necesario para que una persona

que está estancada se centre y empiece a moverse en alguna dirección.

En las situaciones de crisis el tiempo suele ser una variable fundamental;

los profesionales no pueden permitirse el lujo de establecer una relación de

Page 24: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

ayuda a largo plazo antes de centrarse en la resolución de problemas. Por lo

tanto, la confrontación suele presentarse antes en la intervención en crisis que

en otras formas de ayuda. De todos modos, es posible ser empático, confrontar

al mismo tiempo; el tono de voz, la postura corporal y la expresión facial

pueden marcar la diferencia entre una confrontación hostil y una confrontación

constructiva. La confrontación constructiva no es negativa: incluye el

reconocimiento de los puntos fuertes de la persona y de su capacidad para

escoger un curso de acción. Cuando utilice la confrontación es fundamental

que lo haga por el bien del cliente, no para desahogarse, demostrar su

superioridad o imponer su voluntad. En otras palabras, la confrontación debe

ser asertiva, en lugar de agresiva, y encajar con los objetivos de la ayuda.

Además de los conocimientos necesarios para tratar tipos específicos de

crisis (como las provocadas por el consumo de drogas o de alcohol, por los

malos tratos infantiles o por las conductas suicidas), los trabajadores de los

servicios sociales que intervienen en situaciones de crisis deben estar muy

familiarizados con las características sociológicas, económicas y culturales de

la comunidad en la que trabajan y, con los recursos disponibles dentro de la

propia comunidad. Es necesario disponer de este tipo de información para

poder hacer buenas derivaciones, especialmente cuando el tiempo tiene una

importancia fundamental.

A continuación presentamos cuatro ejemplos de intervención en crisis.

Cecilia, una estudiante universitaria de 19 años, se presentó en mi des-

pacho de manera inesperada. Nos habíamos visto en una ocasión, cuando

había acompañado a su compañera de habitación a mi oficina; pero no ha-

bíamos tenido ningún contacto directo. Era obvio que estaba muy estresada y

espetaba con incoherencia que tenía algunas pastillas y estaba pensando

seriamente en tomárselas porque «no quería seguir viviendo». Le pedí

inmediatamente a mi secretaria que no me pasara ninguna llamada y que

suspendiera mis citas y pasé las dos horas siguientes hablando con ella. Me

explicó que su prometido y su hermano se habían matado en un accidente de

coche hacía seis semanas y que no podía superarlo. Creía que no tenía ningún

Page 25: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

motivo para vivir. No paraba de llorar... yo la abracé… siguió hablando una y

otra vez de su pérdida y de su enfado por haberse quedado sola. Al final,

cuando ya estaba completamente exhausta, le pregunté si creía que podíamos

trabajar juntos para encontrarle algún sentido a su vida. Cuando entre lágrimas

me dijo que estaba de acuerdo, la obligué a comprometerse: ¿me daría las

pastillas y prometería no hacerse ningún daño hasta que pudiera verla al día

siguiente a las 3:30? Le pedí que me lo prometiera mirándome a los ojos. Le

llevó algún tiempo hacerlo. Después 1e sugerí que sería bueno que algunos de

sus amigos se quedaran con ella. Dijo que tenía algunos amigos con los que

podía contar, incluyendo su compañera de piso, pero que había intentado que

no se dieran cuenta de su dolor. Me dio permiso para llamar a su compañera

de habitación y para disponer las cosas de tal modo que no se quedara sola en

ningún momento hasta que volviéramos a vernos. A1 día siguiente, Cecilia dijo

que creía que había superado la crisis y que podía empezar a acudir

regularmente a una serie de sesiones para hablar de su problema sin el temor

de que volviera a pensar en el suicidio. No importa si las amenazas de Cecilia

eran 0 no legítimas. Nunca ignoraría ni pasaría por alto este tipo de amenazas,

y no me separo de las personas que las plantean hasta que logro que se

comprometan a no hacerse ningún daño.

Ari, de 24 años de edad, que trabajaba en un salón de belleza, llamó a

su jefe para decirle que estaba «enfermo» y que no podía ir a trabajar. Parecía

muy agitado y trastornado, y Robert, su jefe, que era voluntario de la línea

caliente en su tiempo libre, se dio cuenta de que algo iba mal. Se presentó en

la casa de Ari y le encontró desmelenado, con los ojos desorbitados y

desorientado. Ari hablaba de morirse y parecía incoherente. Robert sabía que

la familia de Ari vivía en Oriente Medio y que había estallado 1a guerra en esa

zona, por lo que pensó que ésa sería la causa de su trastorno e intentó calmar

a Ari hablándole en voz baja. Resultó que el acontecimiento que había

precipitado la crisis de Ari había tenido lugar en el trabajo el día anterior,

cuando Ari había oído cómo otros trabajadores y algunos clientes hacían

comentarios racistas sobre él. Ari llevaba diez años trabajando en ese

establecimiento y esos comentarios le habían hecho experimentar una pérdida

repentina de seguridad. Esto había destrozado la defensa que había estado

Page 26: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

utilizando hasta entonces para no pensar en la guerra: mantenerse ocupado.

Robert le transmitió empatía se mostró sereno, dándole su apoyo. Animó a Ari

a volver a la tienda con él y fue capaz de suavizar y reducir las tensiones que

habían aparecido entre el personal con sus acciones y su manera de

comportarse. Cuando salieron del trabajo, Robert llevó a Ari a un centro

comunitario donde pudo asistir a un grupo de ayuda formado por otras

personas que también estaban esperando noticias de sus familiares y amigos

de Oriente Medio. En este caso, la capacidad de Robert para comunicar su

apoyo, así como su estrategia activa de localizar el grupo de apoyo permitió

ayudar a Ari a superar su terror y enfrentarse de una manera más eficaz a SU

situación.

El señor Budlong comunicó a la responsable de personal que Tom, uno

de los administrativos de la sección de correo había sido arrestado por conducir

bebido el fin de semana. Se quejó de que la conducta de Tom había sido muy

irregular a lo largo del último mes y de que Tom, que había sido el

administrativo más serio y responsable de su sección, hasta tal punto que

incluso se le había tenido en cuenta para una posible promoción, se había

«transformado por completo». El señor Budlong no sabía qué hacer. La señora

Spitz, la responsable de personal, llamó a Tom (que estaba en libertad bajo

fianza) a su casa y le preguntó si podía hablar con él. Le encontró abatido,

retraído y preocupado por el daño que había hecho de sus padres y por la

posibilidad de perder su trabajo. Mencionó que nunca se había metido antes en

problemas y que no sabía qué le había pasado ni por qué. Hablando con él, la

señora Spitz le encontró confuso y algo desorientado. Después de explorar qué

cambios habían ocurrido en la vida de Tom en las últimas semanas, la señora

Spitz descubrió que el pastor de la iglesia de Tom, que había sido un modelo

muy importante para él, se había suicidado cuatro semanas antes. Percibiendo

que ésta podía ser la causa de sus problemas, la señora Spitz habló con él de

esta pérdida y dispuso su derivación a una sociedad de ayuda leal y al centro

de asistencia de la comunidad. En este caso, el conocimiento de la teoría de la

crisis y el uso juicioso de algunas preguntas permitieron a una persona

interesada y preocupada facilitar la ayuda necesaria para hacer derivaciones

adecuadas.

Page 27: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

La teniente Vinsen una enfermera de la Guardia Nacional, acudió a

terapia porque se despertaba sobresaltada por las noches, con temblores y

dificultades para respirar. Había pasado diez días en la ciudad de Oklahoma,

después del atentado en el edificio federal, formando parte de un equipo de

ayuda en el desastre y había recibido una mención por su servicio ejemplar. En

su vida civil era una enfermera escolar, y no había experimentado ningún

síntoma hasta varios meses después de volver de la ciudad de Oklahoma. En

la primera sesión, el terapeuta le preguntó si había mentado alguna vez la

muerte de algún ser querido. A la teniente Vinsen le llevó algún tiempo decir

que su hermana pequeña había muerto a los seis años en un accidente de

autobús (la teniente tenía 8 años en esos momentos). Se sorprendió a sí

misma comentando que se había "olvidado prácticamente” de esa pérdida. El

hecho de haber sido testigo en Oklahoma de la muerte brutal de niños

pequeños y haber atendido a las familias que habían sobrevivido al atentado

había hecho renacer en ella intensos sentimientos de ira, tristeza y

desesperación. Al venir de un entorno cultural que no permitía la expresión de

las emociones dentro del entorno familiar, siempre había estado orgullosa de

haberse mantenido firme y no haber sentido «tristeza» ni «debilidad», En las

dos se iones que se dedicaron a la intervención en crisis, se animó a la teniente

a recordar la muerte de su hermana y a hablar de ella y del impacto que había

tenido en ella y en su familia. No le llevó demasiado tiempo ver la relación que

esta pérdida tenía con lo que había experimentado tan recientemente en la

ciudad de Oklahoma. Llorando, y reconociendo y expresando su dolor, pudo

sentir el alivio y la liberación que necesitaba. Y entonces fue capaz de

recuperar sus sentimientos de dominio y autoestima.

Resumen

En este capítulo, lo hemos presentado una revisión de la teoría de la

crisis y su relación con la teoría de la ayuda y la práctica de la intervención en

crisis. También hemos comentado la aplicación de la intervención en crisis en

las situaciones de desastres y acontecimientos traumáticos. Hemos definido

seis tipos de crisis, diferenciando entre transiciones propias del desarrollo y

crisis situacionales. Muchas personas, profesionales, no profesionales o tra-

Page 28: Barbara F. Okun - TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA INTERVENCIÓN EN CRISIS

bajadores de los servicios sociales sin formación especializada, intervienen en

las situaciones de crisis, va sea a través del contacto personal o telefónico o en

los programas de atención externa.

La revisión que hemos hecho ele la teoría de la crisis señala que las

intervenciones a corto plazo pueden ser eficaces y que las redes de apoyo

social son un elemento fundamental para la intervención en crisis. Es

interesante señalar que las personas que están pasando por situaciones de

crisis suelen estar muy abiertas a la introducción de cambios; esto puede hacer

que una crisis tenga resultados positivos, como una ampliación de la terapia, el

reconocimiento de los puntos fuertes de la persona y el desarrollo de

habilidades para afrontar otras situaciones problemáticas en el futuro. Aunque

la intervención en crisis requiere en ocasiones un enfoque de la ayuda diferente

al que proporciona el modelo de terapia que hemos desarrollado en este libro,

requiere igualmente de buenas habilidades de comunicación. Las estrategias

de ayuda que comentamos en el capítulo 6 pueden modificarse para aplicarse

a la intervención en crisis, Además, hemos presentado una sinopsis de la

terapia breve como forma viable de intervención en crisis debido a la atención

que presta a la resolución activa de problemas.

En este capítulo hemos incluido también una revisión de las etapas

pasos de la intervención en crisis y de las habilidades necesarias para

superarlas.