Barbarie Liberal

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FCE 80 años

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Barbarie liberal

Jess Silva-Herzog Mrquez.

Hace una semana muri en Barcelona uno de los editores ms admirables de nuestro tiempo. Jaume Vallcorba fund Acantilado, una editorial perfecta. Sus ttulos caminan entre el ensayo y la poesa, la historia y la esttica. Cambian de siglo y de cultura, como si nada. El editor no solamente selecciona: alumbra, cuida, rene. El libro encuentra su lugar en el espacio gracias al editor. Por el peso del papel, la tipografa, el aire y el color de las pginas, la imagen de su cubierta, el libro puede leerse mejor. No: se lee como debe leerse. Editar, dijo Vallcorba en una especie de testamento intelectual, ha sido para m, desde el principio, proponer a unos amigos que no conoca una lectura que pensaba que les poda gustar, estimular y enriquecer. En la edicin se mezclan los gustos y los rigores del intelectual, los detalles prcticos del artesano, los nimos del comerciante. Gracias al editor, los libros dialogan con el lector pero tambin con otros libros de la misma coleccin. Internet, lejos de ser, como piensan los ingenuos, el paraso de la cultura a disposicin de todos, puede ser una amenaza: sin marco de seleccin, sin criterio crtico, sin invitaciones autorizadas, la conversacin misma de la cultura sera imposible. Lo infinito de Internet, como cualquier otro infinito material sin lmites, se asemeja peligrosamente al desierto. A un desierto estril. Es tarea del editor rescatarlo y darle un marco.

Las reflexiones de Vallcorba sobre la pasin de editar vienen a cuento por la celebracin de los 80 aos del Fondo de Cultura Econmica, una institucin crucial de nuestra cultura. Si, por una parte, el Fondo corre el peligro de convertirse en Notimex, hay quien, en el otro extremo, sugiere su desaparicin para no estorbarle al mercado. Eso lo ha planteado Leo Zuckermann recientemente (Se justifica la existencia del Fondo de Cultura Econmica?, Exclsior, 28 de agosto de 2014). Para el columnista, la editorial ya no tiene sentido. Si era til en 1934, hoy debe dejarse morir para que obre sus prodigios la mano invisible. Pinta un retrato maravilloso de la industria editorial contempornea: todo se puede publicar, todos pueden publicar, todos tienen acceso a todo. Incluso dice que toda ciudad mexicana tiene su librera. La ingenuidad de Zuckermann es conmovedora. La tecnologa nos convertir a todos en ciudadanos de la repblica de las letras. Los escritores encontrarn prensa, las editoriales florecern, los lectores leern la letra que buscan.

Zuckermann no se percata, por ejemplo, de la distorsin que generan los grandes conglomerados editoriales y los efectos culturales de sus clculos comerciales. No se da cuenta tampoco que el criterio de lo publicable, lejos de ser ms amplio que antes, se restringe por la tirana de la novedad editorial. Lo notable es que, en su diatriba contra un Estado cultural que describe como ineficiente y elitista, no advierte que el mercado es, tambin, censor. Lo vio en su tiempo Tocqueville, lo advirti Octavio Paz. Estalinistas, seguramente los llamara Zuckermann, porque sealaron que la cultura se encoge trgicamente al colgar del imperio del comprador. El cuidado de las editoriales independientes, la dignidad de una editorial pblica son oxgeno vital de nuestro dilogo.

Andr Schiffrin relat en La edicin sin editores (publicado aqu por Era) la catstrofe editorial que Zuckermann celebra con violines. Las editoriales independientes fueron tragadas poco a poco por los inmensos consorcios de la comunicacin mundial. No es cierto que se haya expandido el mercado: se ha concentrado. El mercado, ese Dios al que Zuckermann canta, premia la ganancia inmediata y por ello instaura su censura. Si el libro no se agota en un ao, no hay razn para publicarlo. Hoy, dice Schiffrin, ninguna editorial publicara Kafka. No valdra la pena. Quin va perder su dinero poniendo en circulacin 800 ejemplares de un libro sobre un tipo que se hace bicho? Mejor un librito sobre los 10 hbitos de la cucaracha altamente eficiente.

La condena del Fondo de Cultura Econmica es sntoma de un tipo de liberalismo que se ha abierto paso. Es un liberalismo ideolgico y hermtico que pasa por alto el escepticismo para repetir en toda circunstancia, las cantaletas de su dogma. Ignorando las saludables prevenciones del liberalismo poltico, adopta, como palabra divina, la lgica exclusiva del mercado. Es liberalismo para la barbarie.

Silva-Herzog, Jess. Barbarie liberal 01 de Septiembre del 2014. Disponible en http://www.andaryver.mx/lunes/barbarie-liberal/ Consultado 28 de Septiembre del 2014