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Revista Barrios y lugares de la zona norte
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1Barrios e historias
Prensa LibreSEMANARIO
PERIÓDICO INDEPENDIENTE DE LA ZONA NORTE
AAAAAGOSTGOSTGOSTGOSTGOSTO DE 2011O DE 2011O DE 2011O DE 2011O DE 2011
Relatos
y
sueños
Relatos
y
sueños
Barriosy lugaresde lazona norte
Barriosy lugaresde lazona norte
2 Barrios e historias
3Barrios e historias
Director y colaboradores
Roberto Brey, Sandra Salvatori, Norberto Farías, Ana Lauro,María Fumasoni, Graciela Rodríguez, Gustavo Camps, Miguel
Ángel Lafuente, Mónica Liliana Pastorini, Carina Álvarez,Claudia Iazzetta, Francisco Vázquez, Ariel Bernasconi.
Prensa Libre Ediciones SRLDebenedetti 602, 2º Piso Local 22-23, (1636) La Lucila
Tel./Fax: 4794-4702 (líneas rotativas)E-mail: [email protected]
[email protected]ágina Web: www.sprensalibre.com.ar
4 • Laprimeralecheríahistoria de barrios
7 • ELOMBÚ DELA CASA DE LOSPILARES
8 • Los Abriataen Villa Adelina
12 •Los BuroneRissoUn siglo y
medio en San Fernando
sobre los rieles de lazona
20 • Los juegos de lainfancia
24 • Lu-gares: la
laguna de los pa-tos
26 • El primer maestrode Boulogne.28 • LaTorre deAder.
30 • La plaza deMartínez.
32 • La música enlos barrios.34 • Un in-
migrante en San Isidro37 • Tecnópolis
hoja de rutaEste ejemplar está dedicado a los barrios, con sus
historias, viejas y nuevas, y con sus personajes
característicos, llamativos o curiosos.
De alguna manera, es el afán de Prensa Libre llevar
hasta sus lectores lo que ocurre en los ámbitos que tienen
que ver con su vida diaria, con el lugar de sus padres y
abuelos, o de sus hijos. Claro que muchos se mudan con
frecuencia. Tal vez para ellos no haya un lugar preferencial
o que lo remitan a una realidad añorada o particular, que
de alguna manera los conmueva. Pero aunque unos y
otros se acostumbren al lugar en que viven con más o
menos fuerza, todos comprenden al fin que la patria
también es un pequeño sitio ubicado en un particular
lugar en el mundo.
En épocas de globalización, Prensa Libre intenta
rescatar el barrio, el propio lugar de cada uno. Esta
globalización tiene sus puntos positivos, ya que nos
permite estar al tanto de lo que ocurre en los más
recónditos lugares, pero también es cierto que a veces
distrae y confunde en lo que hace a la realidad cotidiana;
y otras tantas impone modelos de pensamiento y de
acción que llevan a tapar la propia cultura, los propios
sentimientos.
No es malo estar informados, pero es peligroso
confundir la realidad a partir de los medios de
comunicación que imponen formas de pensar o maneras
de actuar o que sugieren los temas sobre los que pensar,
debatir o razonar.
Tal vez sea necesario amar, conocer y actuar en
ámbitos más íntimos, para llegar a desarrollar el amor por
la patria, la solidaridad con el otro.
Estos relatos no son nuevos, acaso no son los más
divertidos, pero expresan una forma de ser; por eso están
acá, para conocerlos, para que puedan ser seguidos o
mejorados, pero por sobre todo para que puedan servir
como forma de identificar un lugar y su pueblo.
Por lo menos, es el deseo de Prensa Libre que estas
páginas puedan ser entretenidas o simpáticas; con eso es
suficiente.
4 Barrios e historias
Elida Rodríguez Rubio de
Salvi, “Vicky”, de 84 años, vivió
en Martínez casi toda su vida y
cuenta su historia y la del negocio
que su padre inició allá por 1939,
cuando repartían la leche, a las
casas de la zona, con carros tirados
por caballos.
La primera lechería de la zona Historias de barrios
Vicky nació en Olivos el 22 de diciembre de1926. Sus padres eran españoles, del pueblode Luarca, de la provincia de Asturias y
llegaron a la Argentina en 1923. Su mamá, BalbinaRubio Álvarez, se fue de España porque su familiaquería casarla con alguien que ella no quería.Aprovechó que un matrimonio amigo de sus padresse venía para Argentina y se vino con ellos. Su padre,José María Rodríguez González, viajó de España ala Argentina siguiendo a Balbina porque estabaenamorado de ella desde que eran niños. Fue enBuenos Aires que logró que Balbina también seenamorara de él y se casaron. Tuvieron tres hijos:Esteban, Olimpia y Elida.
Uno de los primeros trabajos del padre de Vickyfue en una panadería de Olivos, donde era elencargado del reparto, cuando esto se hacía a piecasa por casa. Este trabajo hizo que José conocieramuy bien la zona y que comenzara a gestar la ideadel que sería su negocio para toda la vida. En aquellaépoca no había supermercados multirubro como los
5Barrios e historias
“...el 8 de julio de 1939 abre la lechería de don José...”
�
Historias de barrios
de hoy, sino que cada negocio tenía su rubro
específico y José eligió abrir una lechería. La leche
llegaba de las grandes distribuidoras, que las traían
de los tambos, a las lecherías que se encargaban de
llevarla casa por casa.
El 8 de julio de 1939, comienza a funcionar
la lechería de Don José, que abre sus puertas
cuando él logra comprar los primeros cien
litros de leche. En ese momento el reparto
llegaba hasta Punta Chica y lo hacían con
carros tirados por caballos. Se levantaban a
las 4 y media de la mañana para cargar los
carros con la leche y repartían hasta cerca
de las 8 de la noche. La lechería estaba
ubicada en la calle Isidro Labrador muy cerca
de las vías, en Martínez, y era conocida como
la “Lechería Santa Brígida”.
De repente, como si rememorara momentos
de su juventud, Vicky interrumpe su relato y
recuerda: “En aquella época, mamá a veces,
nos dejaba ir en tren a tomar el té a la
“Richmond”, en el centro. Te ponías guantes
y cartera para ir allá. A mi me encantaba ese paseo.
Lo mismo cuando salíamos a hacer compras a
Harrod’s y a Gath & Chaves. Varias veces
acompañé a una vecina, Palmira, que se estaba por
casar y me invitaba a ir con ella a hacer las compras
para su ajuar. Un día nos llevó a mi hermana y a mí
al cine a ver “Gulliver en el país de los enanos”.
Nunca me voy a olvidar de ese día. Fuimos en tren.
Era tan lindo viajar en tren, todo estaba limpio y
había tanto respeto. Cambiaron mucho las cosas
desde entonces. Claro que estamos hablando de
hace como 70 años”, se sonríe.
Retoma su charla sobre la lechería: “Papá solía
decir que no se podía ir en contra del progreso y un
día, decidió comprar dos “chatas” (camionetas con
caja abierta). Nos quedamos con dos carros y dos
chatas hasta que pudimos reemplazar a todos los
carros. Todo se hacía con mucho esfuerzo y mucho
trabajo”.
En 1944 la lechería se establece en la calle Tres
Sargentos al 2230. Por aquellos tiempos las grandes
distribuidoras que les traían la leche de los tambos
eran: Kasdorf, S.C.L.U., Santa Brígida y tiempo
después también Gándara y La Serenísima, pero la
lechería de Don José siguió siendo conocida por su
nombre original “Lechería Santa Brígida”. El
negocio crecía, cubrían toda la zona de Martínez
desde el río hasta la Panamericana y desde la calle
Vicky y su marido.
El frente de la lechería.
6 Barrios e historias
Historias de barrios
“...llegaban tachos de
leche... se repartía en
botellas de vidrio,más
tarde en cartones y,
bastante tiempo después,
se pasó al sachet.
La lechería Santa Brígida
se hizo famosa porque
don José logró traerla
desde Santa Fe cuando
1949 hubo una huelga
que hizo faltar la leche
durante 100 días...”
Desde Olivos, llegó a Martínez, Acassuso y Martínez...
•
Paraná hasta la
calle Alem,
p a s a n d o
Acassuso. En
1963 compraron
el primer camión,
un Ford, y poco
después vendría
el segundo y en
1965 compraron
el primer auto, un
Rambler.
Con su
m e m o r i a
prodigiosa, Vicky
recuerda que en
una época
Kasdorf, con un
semiremolque, les dejaba 80
“tachos” de leche,
equivalentes a 400/500 litros
y que al principio la leche se
repartía en botellas de vidrio,
más tarde en cartones y,
bastante tiempo después, se
pasó al sachet. En 1949 hubo
una huelga en la que no hubo
leche durante 100 días. La
“Lechería Santa Brígida” se
hizo muy conocida por ese
entonces, porque Don José
logró conseguir leche desde
la provincia de Santa Fe.
“Esta leche venía suelta, no
se repartía en las chatas, sino
que se vendía en la lechería
y nosotros fuimos los únicos
en proveer de leche a la zona
norte durante todo el tiempo
que duró la huelga”, cuenta Vicky.
La empresa iniciada por su
padre pasó a ser una empresa
familiar pues trabajaron en ella:
el marido de la hermana de Vicky
y su marido, Luis. Recuerda que
al principio su padre no quería
tomar a Luis porque era
“demasiado joven”. Tenía 18
años. Fermín, un vecino de León,
insistió mucho para que lo tomara
y le pidió que, al menos, lo probara
un tiempo. Al final su padre
aceptó y Luis
resultó un joven
trabajador y
responsable que
tiempo después
se convertiría en
su yerno y le
daría una nieta:
Roxana.
“Mi hermana y
yo tuvimos una
sola hija cada
una y se criaron
como hermanas
más que como
primas. Siempre
fuimos una
familia muy
unida: mis padres, mi hermana
y su esposo, Luis y yo. Mi
hermano Esteban, que no se
casó ni tuvo hijos, era el que
menos participaba de las
cosas del negocio, pero todos
formábamos una gran familia,
donde las decisiones se
consultaban antes de ser
tomadas y donde los logros se
consideraban de todos”.
La lechería siguió
trabajando hasta el año 2000.
En los últimos años ya se
habían incorporado productos
de almacén, además de los
lácteos. Hoy puede verse aún
su fachada intacta, con una
gran cortina metálica cerrada,
aguardando saber quienes
serán ahora sus dueños y
descubrir cual será su nuevo
destino.
Antiguos camiones de una firma desaparecida.
7Barrios e historias
Los «Chetos»
Club Atlético Acassuso
En 1986, Acassuso, luego de un
errático campeonato llega a disputar
las semifinales del torneo de Primera
D. La historia, por reiterada, no
merecía ser relatada sino por la
curiosidad que despertaron aque-
llos protagonistas.
Los «Chetos» fue un equipo
formado por «jugadores libres», la
mayoría ex jugadores de rugby, que
en el juego del fútbol descubrieron
la posibilidad de disfrutar, viajando
por el país y el mundo, la amistad
que entre ellos se profesaban.
Aquel equipo, luego de jugar el
campeonato regional para
madariaga y de viajar a los EE.UU.,
Asia y Japón recalan en Acassuso
dando otra vez la ilusión a aquella
sorprendida hinchada «quemera».
La gloria les fue esquiva, no así el
disfrute, la pasión la amistad y esta
página en la historia del fútbol.
Del libro: «Club Atlético
Acassuso, la huella de un barrio»,
de Fernando Mattio, Cristian
Claverie y Francisco Javier Marín.
El ombú de la casade Los PilaresLos PilaresLos PilaresLos PilaresLos Pilares
Recuerdos
Corría el año 1910. En lo que hoy es la galería Lafayette, Av. Rolón y
Figueroa Alcorta, de Boulogne Sur Mer, partido de San Isidro (Bs. As.) se
hallaba la casa de los Pilares. Allí vivían Rosa Fortunaga de Baccini y
José Baccini. Eran italianos. Ella vino de Génova con dos hijos, uno de los
cuales se quedó en Montevideo y el otro Juan Pastorini (Juansú), se
instaló con ella en Buenos Aires, en la actual ciudad de Boulogne. No sé
si se volvió a casar acá o si, viuda en Italia, contrajo nuevas nupcias con
José Baccini. De la nueva unión nacieron: Carlos Juan, María Rosa,
Matilde, Pedro y Enrique. En ese entonces Boulogne era campo y José
Baccini era quintero.
Gracias a las poesías que escribió María Rosa, mi tía abuela, hoy puedo
escribir este relato.
En verano los hermanos jugaban debajo de un gran ombú cercano a la
casa, a las visitas, a bautizar a las muñecas, al Martín Pescador. La familia
disponía de un fonógrafo, y al ritmo de la música bailaban la firmeza y el
pericón. Cuando jugaban a las visitas doña Rosa les hacía tortas fritas y
desde el amplio corredor de la casa, sentado en un sillón de mimbre, don
José los acompañaba con la mirada.
No sólo los chicos se refugiaban a la sombra del ombú, sino también los
vendedores ambulantes que circulaban por el lugar ofreciendo a las
familias de quinteros, su mercadería: el vendedor de churros, el manicero,
don Sardetti, el pastelero y el turco que pasaba todos los sábados
vendiendo sus chucherías.
Quiero visitar nuevamente el lugar. Me dijeron que aún quedan algunas de
las higueras que Matilde y María Rosa habían plantado en cantidad
cuando vivían allí. El ombú ya hace más de 30 años que fue derribado. Y
ellos, mi abuelo y mis tíos abuelos, lamentablemente ya han partido. En
nombre de ellos escribo hoy este relato.
Mónica Liliana Pastorini
8 Barrios e historias
Una familia de San Isidro
Los Abriata en Villa Adelina
Antes de la llegada del ferrocarril
(el Central Córdoba Extensión a
Buenos Aires) lo que actualmente
se conoce como Boulogne y Villa
Adelina, eran llamadas respectiva-
mente como las Lomas de San Isi-
dro y Los Altos de Martínez. No
tenían nombre propio, salvo la men-
ción del paraje conocido como La
Adelina, nombrada por lo menos
desde mitad del siglo XIX en va-
rios documentos históricos, encon-
trándose escrituras con esa deno-
minación y documentos con la fir-
ma de Rivadavia (según la hipóte-
sis del profesor Ramón Miranda).
(Nota: el profesor Miranda, falleci-
do, fue Miembro de Número del
Instituto de Historia Municipal de
San Isidro. No hemos podido en-
«Entre nosotros, dondesobreabundan los figurones, esplausible investigar sobre laspersonas de nuestro pasadoque no l legaron aser personajes.
Esto viene a corresponder, encierto modo, a la elaboraciónde una historia ’popular’ másprofunda y llena de contrastes-me refiero a los efectos de lu-ces y sombras- que la deslum-brante historia de los héroes.En la historia, como en las gue-rras, el desconocido es siempreel soldado, no el general. Lajusticia de la posteridad consis-te, pues, en depositar algunasflores de inteligencia ante elosario común de tantos olvida-dos, para mantener vivo el re-cuerdo de quienes vivieroncon más pena que gloria».
Prof. Francisco Pedro Laplaza.Penalista, ex Decano de la
Facultad de Derecho, MiembroTitular de la Academia Porteña delLunfardo y de la Junta de Estudios
Históricos de Belgrano.
Foto de la familia Abriata completa.
Ubicaciónde laQuintaLa Meca
9Barrios e historias
Una familia de San Isidro
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�
contrar familiares u otros conoci-
dos).
La última de las grandes exten-
siones dedicadas al cultivo de la ver-
dura, que sobrevivió durante el si-
glo XX, es la que iniciara hacia
1908 el inmigrante Guillermo José
María Abriata, su mujer Anna
María Gobello y los doce hijos de
la pareja.
Según los archivos históricos,
entonces en el Museo Pueyrredón,
la quinta se puso en venta en 1908
y tenía una superficie de «treinta y
un hectáreas, diez y seis áreas y
cuarenta y siete centiáreas». Su
dueño era Eliseo Cantón, que man-
dó publicar avisos para promocio-
nar la propiedad y donde decía que
la próxima estación del FCCC, pa-
saría a metros del lugar.
Los límites de la quinta eran las
actuales calles Gorriti, lindante con
la propiedad de don Avelino Rolón,
que después de su muerte fue do-
nada a la «Escuela Hogar Carlos de
Arenaza»; Yerbal, con las tierras re-
cién compradas por el Ferrocarril
C.C.; Colombres, con los Rebagliati
-actual fábrica Orbis- y Lamadrid,
con las tierras de los Cantón
Hnos. (ver en el plano).
Cuando la propiedad se puso en
venta y a punto de ser fracciona-
das, apareció Guillermo J. M.
Abriata, que sin un peso, pero con
una gran amistad personal con don
Agustín Repetto, el más poderoso
caudillo radical de entonces, le otor-
gó un préstamo, sin
María Abriata.
10 Barrios e historias
Una familia de San Isidro
documentos, pero con el compro-
miso de pagarle, cuando sus tierras
estuvieran produciendo. El inmigran-
te, era hombre de palabra,
analfabeto y muy inteligente.
La vieja casona ya tenía su pasa-
do. Fue construida a la usanza de
los cascos de estancia de los siglos
XVIII y XIX, su diseño interior del
tipo chorizo, es decir, habitaciones
conectadas a través de puertas con
dos hojas, dando a una galería co-
mún, cada habitación con su
vestidor y un sótano que se usaba
como bodega, así como los ladrillos
de tipo colonial, mosaicos y tejas
importados de Francia. Habría sido
hecha no antes de mitad del siglo
XIX. No hay documentos que
avalen la antigüedad de la casa, como
tampoco lo hay -por el año de refe-
rencia- a ninguna de aquella época:
la del actual Museo Pueyrredon y el
viejo edificio municipal de San Isi-
dro, que es de 1872.
El domingo 12 de julio de 1908,
don Guillermo Abriata y su mujer
Anna María Gobello, no tuvieron
otra alternativa. Habían abandonado
el ranchito que tenían en terrenos del
ferrocaril inglés y con unos buenos
pesos que les dio Diego Carman, el
administrador del Ferrocarril C.C. en
compensación por sacarlos del lu-
gar, decidieron comprarse «algo».
Don Abriata, ya era un gringo to-
talmente acriollado, pero con todas
las costumbres de su Piamonte na-
tal en cada una de sus maneras. Rec-
to como buen gaucho, incansable
trabajador de la tierra como inmigran-
te hambriento y con deseos de un
lugar propio que la Europa le nega-
ra, analfabeto como la mayoría de la
gente de entonces, el remate de ese
día, era la oportunidad de su vida.
Venían de Florida y el cambio de si-
glo lo habían pasado en el rancho
donde con algunos de sus hijos ma-
yores, plantaban verduras de todo
tipo. No más de una veintena de
agricultores y horneros formaban la
población. La mayoría arrendaba su
pedazo de tierra a minifundistas que
venían de vez en cuando a cobrar
su renta, pero que paseaban su for-
tuna y vivían en el pueblo, esto es
en San Isidro devoto y sitio de des-
canso de fin de semana de damas y
damitas porteñas. En esa situación
estaban los Cantón y Avelino Rolón,
quien años después serían sus veci-
nos. A los verdaderos dueños de las
tierras muy pocas veces se les veían
las caras.
La de los Abriata llegó a ser la más
dinámica y rica quinta de San Isi-
dro, y la última en desaparecer en
1978. Esta pequeña empresa agrí-
Los Abriata en Villa Adelina
cola arrancó con media manzana, y
don Guillermo fue tan empeñoso con
sus manos como rápido con la ca-
beza para los negocios. Tuvo
visionariamente la certidumbre de
que ese lugar algún día gozaría de
progreso. A los pocos años de ins-
talarse, la tierra le resultó escasa.
Como los dueños de las tierras ale-
dañas no las ocuparon, quedaron li-
bradas a su suerte, y el labriego -
con sus doce hijos- tomó posesión
de las mismas.
El tren, promesa de los
rematadores, no apareció por ningu-
na parte. Los años pasaron y los que
prometieron pagar en mensualida-
des, abonaron las primeras cuotas y
ante la falta de noticias de progreso
y del ferrocarril, no pagaron más.
11Barrios e historias
La crisis global y
el capital humano
Don Guillermo siguió
labrando la tierra y
mientras no hubiera
reclamos, ocupó las
31 hectáreas origina-
les, que limitan con
las actuales: Gorriti,
L a m a d r i d ,
Colombres y Yerbal.
Cuando finalmen-
te apareció el ferro-
carril, también se
presentaron los pri-
meros reclamos.
Pero todo lo arregló
pacíficamente y
aquellos reclamantes
recibieron lo suyo.
En los
años cincuenta se lle-
g a r o n
a cultivar hasta 70
mil plantas de toma-
tes por año
y toneladas de papas,
zapallitos, hinojos,
melones, sandías,
que llegaron regular-
mente a abastecer a
las mesas capitalinas.
Don Guillermo fue
precavido con sus aho-
rros, ya que dejó a sus he-
rederos una gran cantidad
de terrenos, muy bien
ubicados en lugares cer-
canos a las estaciones
Boulogne y Villa Adelina.
Junto a la desaparición
física de los Abriata
(Ana María murió en
1921 y Guillermo en
1931) que trabajaron la
tierra con sus manos, la
irrupción de las casas que
fueron cercando a los
campos y el mal negocio
que resultaba la produc-
Los Abriata en Villa Adelina
María Gobello (Fall. 5-2-21) y Guillermo José MaríaAbriata (Fall. 21-7-31)
Sezzadio
ción de verduras,
ayudó para que la
Quinta de los Abriata
cayera, bajo el peso
de los nuevos veci-
nos y de los nuevos
tiempos.
Atrás quedaron las
ceremoniosas fiestas
donde toda la vecin-
dad, agricultores y
ferroviarios recién
llegados, disfrutaron
de aquellas largas
tertulias, que se cor-
taban con el «se aca-
bó el baile» cuando
el sueño empezaba a
cercarlo a don
Guillermo.
(Nota: se tomaron
algunas referencias
para este texto del
periódico Pueblo
Chico, de mayo de
1993).
Exposición de la Junta
de estudios Históricos de
Villa Adelina en la IV
Jornada de Historia de El
Talar, el 24 de octubre de
2009, y la XI Jornada
Histórico-Geográfica de
Tres de Febrero, el 31 de
octubre de 2009.
Miguel ÁngelLafuente
Secretario JEHVA
•
12 Barrios e historias
Una familia de San Fernando
Los Burone Risso: Un siglo y me
El 18 de setiembre de 2010,durante la IV Jornada dePatrimonio Arquitectónico,organizada por el Instituto deEstudios Históricos de SanFernando de la Buena Vista,el Dr. Alberto David Leiva,en su carácter de Presidenterecordó que el 25 de julio de1985 la habían constituidoformalmente y que el primerpresidente que eligieron fueel doctor Enrique BuroneRisso.
A él vamos a referirnos, portratarse de un distinguido hijode San Fernando, y habertenido en él a un queridoamigo.
Pero los Burone Rissocubren prácticamente unsiglo y medio de la historiade esta Ciudad.
El primero de ellos esEnrique Domingo BuroneRisso.
Nació en Buenos Aires el 22 de
marzo de 1866. Era hijo de Luis
Burone Ferrari y Enriqueta Rosa
Risso, que tuvieron cuatro hijos:
Enrique Domingo; Estela Catalina;
Alejandro Nicolás y Teresa Amelia
Burone Risso (amistosamente recor-
dados como los Ti Burones).
Enrique Domingo contrajo matri-
monio en Buenos Aires en febrero
de 1906, con Leonilda Brassesco
Aleu. Esta era hija de Miguel
Brassesco y de María Magdalena
Aleu Muñoz, nacida en Buenos Ai-
res en 1883 y fallecida en San Fer-
nando en 1984 (a los 102 años).
Del matrimonio nacieron: Enrique
Felipe, María Rosa, Esteban Jorge y
Alejandro Miguel.
María Magdalena fue Miembro de
la Comisión Fundadora de la Obra
de la Acción Católica en San Fer-
nando, Presidenta de la Obra de Da-
mas Vicentinas de San Fernando y
miembro de la obra de protección
“La Joven”, y dueña de una admira-
ble memoria.
Pero continuamos, con Enrique
Domingo. Fue Intendente Munici-
pal de San Fernando en 1917, Con-
cejal, Presidente del Honorable Con-
cejo Deliberante, Comandante de
Estación San Fernando R.
13Barrios e historias
Una familia de San Fernando
dio de la historia de la Ciudad
�
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Infantería, esgrimista, tirador desta-
cado, ajedrecista, dibujante.
Poeta y escritor, publicó Rimas,
Madreselvas, Flores de Camalotes y
Bajo los Sauces, además de diver-
sos artículos en revistas y periódi-
cos. Poemas de su autoría figuran
en la Antología de poetas
fernandinos 1980 que editó la So-
ciedad Patriótica y Cultural Amistad
25, de San Fernando. En un cua-
dernillo, que titularon “Te acordás
hermano” de 1985, a una caricatura
, acompañaron estos versos de Bo-
cha Gallo: “Intendente en el año
diecisiete
Como así también bancario;
Hablaba varios idiomas…
Impecable y elegante su vestuario.
Señor de Públicas Relaciones,
Caballero y muy amante del río;
Contaba entre sus amistades
Con el gran Rubén Darío…
Luciendo eternas polainas
Y a la poesía que quiso,
se paseaba la figura
De Enrique Burone Risso…”.
Se recuerda de su administración
municipal, obras que cambiaron el
perfil arquitectónico de la planta ur-
bana, entre otras: el arbolado con
plátanos y el adoquinado de la calle
3 de febrero.
Enrique Domingo falleció en San
Fernando el 1º de setiembre de 1939.
Sus restos fueron velados en el Pa-
lacio Municipal.
El segundo al que nos referimos
es a:
Enrique Felipe Burone Risso
Nuestro amigo, al que también tra-
tábamos con sus seudónimos de
Cocholo u Ogro, había nacido en
Buenos Aires el 14 de diciembre de
1902.
Admirábamos en él su cordiali-
dad, simpatía y dinamismo. Siem-
pre de excelente humor y relator de
cientos de anécdotas del viejo San
Fernando, que en muchas oportuni-
dades lo tuvieron de protagonista.
Era un placer compartir una mesa
en El Zeppelín (aquel viejo Bar Ale-
mán) frente a la Plaza Mitre, tomar
un café en el Bar Pampa o partidos
de billar en la Sociedad de Obreros
Católicos, las visitas a su casa, ad-
mirar su colección filatélica, sus in-
14 Barrios e historias
(Viene de la página anterior)
Una familia de San Fernando
Los Burone Risso: en la historia
quietudes lingüísticas (a lo que aho-
ra nos referiremos), nuestra común
amistad con el formidable dibujante
Teco Maza y con el por entonces
presidente de la Academia Porteña
del Lunfardo, el inolvidable Pepe Bar-
cia, del que Bocha Gallo dijo: “es el
hombre que le piantó la palabra egoís-
mo al diccionario”.
Perteneció a la primera promoción
del Colegio Nacional de San Isidro,
que recordamos había sido creado
el 10 de mayo de 1916, por decreto
firmado por Carlos Saavedra Lamas,
Ministro de Justicia e Instrucción
Pública del presidente Victorino de
la Plaza y premio Nobel de la Paz en
1936, el primer argentino y latino-
americano galardonado con este pre-
mio. Fue Ministro de Relaciones
Exteriores de 1932 a 1938. Bisnieto
del coronel Cornelio Saavedra.
Como veremos ahora, nuestro
amigo Enrique Burone Risso estuvo
muy cerca de otro premio Nobel.
Completados sus estudios secun-
darios, ingresó a la Facultad de Me-
dicina de Buenos Aires y se desem-
peñó en la cátedra del doctor Ber-
nardo Houssay, (que en 1919 había
fundado el Instituto de Fisiología en
esa Facultad y dirigió hasta 1943,
obtuvo el Premio Nobel de Medici-
na en 1947). Enrique fue colabora-
dor de Houssay, ilustrando sus li-
bros y a raíz de ello tuvo algunas
diferencias que le significaron dejar
los estudios en esta Facultad,
retomándolos en la de Medicina de
la ciudad de La Plata.
Se desempeñó en la Vº zona sani-
taria; con el grado de subcomisario
en la Policía de la provincia de Bue-
nos Aires, y en el ejercicio privado
de su profesión. Se jubiló en 1986,
atendiendo por PAMI y solía tener
pacientes a los que superaba en edad.
Enrique tuvo una natural disposi-
ción para el dibujo. Hizo tapas de
revistas. Compitió con el dibujante
de tapas de Para Ti. Durante dos
años trabajó en el zoológico de Bue-
nos Aires (ganó por concurso el car-
go), registrando en dibujos a los ani-
males. Esos álbumes fueron desti-
nados a la colección del archivo del
Zoológico. Con esta tarea y la filate-
lia pagó sus estudios en la Facultad
de Medicina de La Plata, de la que
egresó como médico clínico.
Fue un buen jugador de fútbol del
club San Fernando y en veteranos
de Racing en el que ganaron un cam-
peonato.
En octubre de 1982 se editó Las
Viejas Quintas de San Fernando,
que tuvo el auspicio de: Amistad 25,
Sociedad Patriótica y Cultural;
Municipalidad de San Fernando;
Academia Porteña del Lunfardo;
Círculo de Poetas Lunfardos y
S.A.D.E. (Filial Delta). Recordamos
haber acompañado a Enrique, en sus
recorridas por las viejas quintas y el
gusto de tomar fotografías, que
agregó a su libro. El prólogo de esta
magnífica obra, que Burone Risso
dedicó a su madre, esposa y sus
hijos, pertenece al antes nombrado
José Barcia.
Es este libro, del que las
autoridades de San Fernando
deberían disponer su reedición, por
los testimonios acumulados en sus
páginas, no solo en el sentido
histórico sino por las particularidades
arquitectónicas de muchas antiguas
residencias y también por el
urbanístico, que Burone describe
con muchos detalles. De ellos, según
entendemos, no existen constancias
catastrales. Repasar algunas páginas
de esta obra sería un placer pero nos
llevaría mucho tiempo, más del que
tenemos asignado para nuestra
exposición.
De todos modos deseamos señalar
que de muchas inquietudes, también
las tuvo en el orden de la filología.
No fue ajeno a su interés, el uso de
términos y expresiones que
pertenecen al habla popular. En tres
oportunidades se dirigió a la
Academia Porteña del Lunfardo,
entidad de la que era asociado
protector.
La Comunicación Académica Nº
754 de febrero de 1977, se refiere a
la expresión “Chau Pinela” y allí
no explica que en San Fernando y a
fines de 1800 se reunían en la
Confitería de Emilio Frugone
La biblioteca Madero
15Barrios e historias
Una familia de San Fernando
de San Fernando
(Confitería del Gas, actual Pampa),
que estaba frente a la Municipalidad,
a la Plaza Mitre y a metros de la
Catedral, las familias de los Alvear,
Obligado, Villanueva, Jantus,
Fernández Madero y muchas otras.
Uno de los habitués a esas tertulias
era Ángel Pineda, muy amigo de
todos que al despedirse, cerca de
mediodía, dirigiéndose al dueño del
local, le preguntaba con cortesía:
“Qué le debo Don Emilio” a lo que
éste, hallándose ocupado le
respondía “Chau Pineda”. Así
Enrique recuerda que aquel saludo
se generalizó como “Chau Pinela”por una cuestión fonética,
extendiéndose a todo el país, con el
evidente significado de “broque final”
o el corte de las reuniones referidas.
En la Comunicación Académica
Nº 792 de noviembre de 1977,
Burone Risso se refiere al músico
Francisco Pracánico, que nació en
San Fernando en 1898, actuó en el
Circo local con la dirección de
Verminio Servetto, y nos recuerda,
“Rápidamente aumentó Praca (como
lo llamaba Gardel abreviándole el
apellido) su repertorio. Sus amigos
nos deleitábamos escuchando sus
interpretaciones en el Cine Canté,
más tarde Sociedad Unión y
Benevolenza y en el Hispano
Argentino”. Finalmente nos dice que
Francisco Pracánico fue el
compositor del tango Madre, que
Gardel paseó por el mundo. También
produjo un conjunto de obras
musicales cercano al centenar de
títulos: Sombra, Mentira, Pampa,
Enfundá la mandolina, todos
consagrados por Carlos Gardel.
La Biblioteca Madero es
depositaria de su piano vertical, con
una placa que dice: “Lo que de ti he
recibido, pueblo querido, a ti vuelve
con eterna gratitud”.
La tercera Comunicación
Académica fue la número 834 de
mayo de 1979, y se tituló “Unamuletilla de moda: ¿viste?” y allí
dice, que según su punto de vista,
“la Argentina padece, en el momento
actual, una nueva epidemia
idiomática, desconocida hasta hace
poco tiempo. Se trata de la
persistencia y la repetición de dos
vocablos que son insertados en las
conversaciones corrientes en forma
de atosigante saturación: ¿viste? y
¿vio?”. También destaca el autor la
existencia de otros términos, como
muletillas usadas hasta el hartazgo,
por ejemplo: “Bueno” con la que en
nuestro país comienza un alto
porcentaje de las exposiciones orales.
Señala luego otra serie de muletillas
como : ¿me explico?, ¿no?, ¿si?;
ero en San Fernando.
�
¿no es cierto?. Luego de otras
consideraciones el autor hace esta
reflexión:
“Sabemos que con el andar del
tiempo se van produciendo
modificaciones y deformaciones
idiomáticas, pero está en nosotros
mismos la posibilidad de actuar, en
nuestra esfera de acción, ayudando
a recuperar, y a mantener, la pureza
del magnífico idioma que
heredamos”.
Es dable señalar, pese a los más
de 30 años transcurridos, la
actualidad de estas observaciones
idiomáticas.
En 1983, el Instituto Municipal
de Bellas Artes que fuera fundado el
11 de febrero de ese año, realizó el
Primer Ciclo Lectivo de Actividades.
En el elenco de profesores, en la
disciplina de “Filatelia y su relación
con el Arte”, Burone Risso tuvo a
su cargo esa materia.
Enrique Felipe Burone Risso
contrajo matrimonio con María Laura
Jaureguialzo Butron el 5 de mayo de
1955 y tuvieron tres hijos.
Enrique Carlos, artista plástico y
docente de arte (al que ahora nos
referiremos),
José Luis, nació en San Fernando
el 22 de octubre de 1957, médico, y
Daniel Esteban, nacido en San
Fernando el 11 de octubre de 1960,
destacado periodista en la Zona
Norte.
Nuestro amigo Enrique Felipe
Burone Risso, falleció en San
Fernando, el 14 de setiembre de
1991.
Cerramos el ciclo de los Enrique,
con
Enrique Carlos Burone Risso.
16 Barrios e historias
Una familia de San Fernando
SECCIONAL VICENTE LÓPEZ
AGRUPACIÓN “JOSÉ CHIRINO”
07 de Septiembre de 201107 de Septiembre de 201107 de Septiembre de 201107 de Septiembre de 201107 de Septiembre de 2011
Todos al Parque de la CostaTodos al Parque de la CostaTodos al Parque de la CostaTodos al Parque de la CostaTodos al Parque de la Costa
Nació en San Fernando el 9de enero de 1956. Aquí vive ytrabaja, y así como su padre ysu abuelo, desde muy niñosolía dibujar caricaturas.Ingreso en la Escuela Nacionalde Bellas Artes “PrilidianoPueyrredón” en 1978 y MiguelÁngel Vidal fue su maestro.
En 1982 se recibió deProfesor Nacional de Pinturae inició estudios de esculturacon Enrique Romano. Alternasu producción artística, con laenseñanza en el InstitutoUniversitario de Arte.
En 1984 comienza a exponersu obra con regularidad en
nuestro país, Estados Unidos e Italia. Su primera exposición fue en la Galería Martina
Céspedes, del 9 de octubre al 2 de noviembre de 1984.En el catálogo de la muestra dice Miguel Ángel Vidal:“Ayer alumno, hoy colega en esta primera exposiciónindividual, en la que inauguramos un expresionismolatinoamericano”.
Hace poco tiempo, en los salones de esta casa,Enrique Carlos nos brindó otra importante exhibición desu obra. El maestro, crítico de arte, docente universitarioy también sanfernandino Horacio Safons, dijo en elcatálogo de esta muestra: “El imaginario de EnriqueBurone Risso está anclado principalmente en su ‘lugar’,su topos existencial (San Fernando de Buena Vista) y enuna mirada sustancialmente lúdica, dirigida al paisajeurbano, a la arquitectura y a las actividades de la gente…”
Luego de esta exposición, Burone Risso expuso enla tradicional sala de Buenos Aires, Zurbarán.
Miguel Angel Lafuente
Los Burone Risso: en la historia(Viene de la página anterior)
Enrique Carlos Burone Risso, junto al intendente Sergio Massa, duranteuna muestra en el Museo de Arte Tigre.
•
17Barrios e historias
Espectáculo en los barrios
BARNY VIAJESEVT Leg. 11681
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¿Vamos a pasear en tren o leemos
una revista de espectáculos? ¿Por
qué no hacemos las dos cosas: un
paseo ferroviario con las estrellas de
nuestra histórica farándula?
Arranquemos nuestro viaje junto al
andén Este de la estación Belgrano,
donde en el siglo XIX estaba la
Confitería Belgrano, lugar en que el
humo de las locomotoras se confundía
con el del café, al decir de escritores de
la época. Ya en la siguiente centuria este
local pasó a llamarse La Paz, siendo un
importante reducto tanguero con
orquesta de señoritas, donde sería
habitual la presencia del cantante
Agustín Magaldi.
Por ese mismo ramal eléctrico a Tigre
que tomaba Carlos Gardel para ir a dar
funciones en San Isidro y otros pueblos del norte. Si de
Personajes del espectáculosobre los rieles de la zona norte
�
Un simulacro en la estación El Talar, con el actor Juan Palomino.
18 Barrios e historias
Personajes del espectáculo sobre los
Espectáculo en los barrios
tango se trata, en Carupá se bajaba del
tren Edmundo Rivero para ir a cantar al
cabaret Madame Julie, llamado así por
su sugerencia. Salvando las distancias,
Palito Ortega se inspiró para escribir el
bolero Sabor a Nada, por una discusión
que presenció en un viaje en tren de
Retiro a Martínez. En cuanto al rock nacional, Luís Alberto
Spinetta, en su tema Entonces es como dar Amor, cantó
“cansado de esperarte en un andén en Acassuso”
Por estar cerca de importantes estudios cinematográficos,
fue común que el ramal a Tigre apareciera en nuestras
películas, con Luís Sandrini viajando en tren hacia La Casa
Grande de 1953 o interpretando al Profesor Hippie que se
bajaba en Acassuso allá por 1969. En Victoria a los de El
Club del Clan en 1964, a Sandro lo vemos en Tigre
interpretando Muchacho de 1970 o a Libertad Leblanc unos
años después en Furia en la Isla. Ernesto Bianco se toma
un tren en La Lucila de 1977 en Un toque Diferente, mientras
Juan Carlos Altavista y Osvaldo Terranova se la pasan en el
bar de la estación Victoria en La Nona, interpretada por
Pepe Soriano en 1979. Recientemente Ricardo Darín fue
atacado en un desactivado terreno ferroviario de la calle
Olazábal de Belgrano, en su película Cuento Chino.
Si tomáramos el ramal
que va mas al norte, sería
común ver en los andenes
de Zárate o Campana a los
hermanos Homero y
Virgilio Expósito, viviendo
su “eterna y vieja
juventud”.
Volviendo al cine,
podemos decir que en 1956
se estrenó la película de
Lucas Demare Sangre y
Acero, protagonizada por
Carlos Cores, Virginia
Luque y Tomas Blanco, la
que transcurre en los talleres ferroviarios de San Martín,
entre galpones, locomotoras y vagones. En 1970, en el film
Juan Lamaglia y Sra. Pepe Soriano estará en la estación
Zárate y en la filmada clandestinamente Operación Masacre,
de 1972, no estará ausente la escena del tren en Chilavert,
donde un sobreviviente de los fusilamientos de José León
Suárez se salva escapando desde una estación, cuyo nombre
recuerda a otro fusilado.
El ramal del bajo tiene su historial en el séptimo arte, ya
que en 1949 la actriz Zully Moreno y el actor Jorge Rigaud
filmaron escenas de la película La Trampa en la estación
Tigre R, actual Delta, con unas
impecables vistas de los andenes,
edificios y playas de maniobras, hoy
ocupadas por el Parque de la Costa.
Tras el cierre de tan pintoresco ramal,
el interés por filmar en el bajo creció,
pudiendo recrearse paisajes agrestes a
pocos minutos de la Capital. En 1974 se
filmaron en la abandonada estación
Anchorena, escenas de la película Agentes Secretos contra
Guantes Verdes, utilizándose un tren carguero con locomotora
Gaia. En 1976, en la misma cinematográfica estación, Pipo
Pescador filmó utilizando la vaporera nº 84, la que había sido
pilota de la usina. Allí mismo, en 1987, tras volver a utilizarse
para el rodaje de películas, dejaron olvidado un furgón de
cola naranja, que por el mal estado de la vía no pudo ser
remolcado.
Por esos años, en el humilde barrio El Sauce del bajo de La
Lucila, Luís Brandoni y Patricio Contreras cruzaban la vía
muerta en la serie televisiva Buscavidas.
En la vía que une Victoria con Capilla del Señor también
pasaremos revista. En la película Toscanito y los Detectives,
filmada en 1950, se puede ver un
tren con locomotora a vapor L3A
y coches metálicos, llegando a la
estación Garín. Por esos años
Antonio Tormo cantaba “cuando
se pone alegre el sol sobre los
campos de El Talar, junto a las
vías, van los linyeras…”.
Medio siglo después, en los
terrenos de la playa de cargas de
El Talar, se realizó un simulacro
de accidente, consistente en que
un tren atropellaba a un colectivo,
entrenándose allí bomberos,
policías, enfermeros, médicos y
personal ferroviario, sirviendo inclusive para filmar un
capítulo de la telenovela Los Médicos de Hoy, con la actuación
del actor Juan Palomino.
Por este mismo ramal, era habitual ver en los cochemotores
al cantante folklórico Jorge Cafrune, vestido con su tradicional
indumentaria y su guitarra, viajando a su quinta de Los
Cardales.
También en El Talar, en 2001 se instaló El Circo de Carlitos
Balá, donde a carpa llena, el cómico de 75 años preguntó
“¿Qué gusto tiene la sal?”.
El Ferrocarril Belgrano fue testigo en 1977 de la filmación
de Basta de Mujeres, con el genial Alberto Olmedo. En 1983,
de un tren de esa línea de trocha angosta, se baja en la estación
Adolfo Sourdeaux, el actor Federico Luppi en el comienzo de
la película El Arreglo.
(Viene de la página anterior)
19Barrios e historias
rieles de la zona norte
Espectáculo en los barrios
De este
paseo no se
salva ni el
c l a u s u r a d o
ramal que unía
M a s c h w i t z
con Dique
Luján, donde
en 1958 se filmó
El Hombre que
Hizo el
Milagro, con
el ya nombrado Luís Sandrini bajando
de un tren a vapor en Dique Luján.
Viajamos en el tiempo y en los
recuerdos, parciales como todos los
recuerdos. Cantantes y canciones.
Actores, directores y películas, cámaras
y programas de televisión. Pero
fundamentalmente trenes. Trenes que
llevaron a los artistas y a los
espectadores. Trenes que fueron
escenografías de grandes historias.
Trenes que estaban en la vida de todos
Fragmento del capítulo: La isla
anarquista Sentimiento Incontrolable
escrito por el periodista Francisco
Varise
El que habla es el miembro de la
banda llamado Lingux: “Cuando vino
la democracia empezó la represión. Con
Alfonsín llegó una persecución total
contra los punks, los heavis y los skins.
En dictadura no pasaba nada porque
estaba Katja Aleman y su tío era
ministro… No sé, supongo. En
democracia, todo mal: ahí empezamos
a caer en cana por averiguación de
antecedentes; te tenían tres, cuatro,
cinco días preso”.
El inconseguible primer disco
contiene un librito, una fotocopia
casera en realidad, con las letras y
arengas anarquistas escritas por
Lingux o Pietrafesa en contra del
gobierno. Uno de esos panfletos, que
había sido distribuido entre el público
en el Festival Punk de Avellaneda y en
el Bajo Herlem, fechado el 4 de
setiembre de 1987, sostiene:
“El próximo domingo 6 de setiembre,
el pueblo argentino concurrirá
nuevamente a las urnas tal como vacas
al matadero (…). No ir a votar
constituye un acto de respeto hacia
uno mismo, porque el voto es la
negación de la libertad y la anulación
como individuo”.
El gobierno de Alfonsín, minado por
la derrota en esas elecciones
legislativas, las segundas desde el
regreso de la democracia, mantenía una
especie de aversión especial contra
ciertas minorías juveniles. Los punks
y los anarquistas no les caían nada
bien.
“Por todos los medios, cuando este
mediocre gobierno se encuentra
segado por su propia incompetencia,
te llama desesperadamente para brindar
colaboración a su bochorno”, dice una
de estas esquelas anarquistas del 24
de marzo de 1987, poco después del
levantamiento militar de Aldo Rico.
Aunque más adelante aclara:
“Sabemos que la clase militar es la peor
de todas las castas, y atemorizados por
la mentira de los juicios, se amotinaron,
según ellos, con el fin de permanecer
impunes, y según el gobierno para
hacer un golpe”.
La celda para los punks pasó a ser
como un segundo hogar. Fabián Jara,
agitador cultural de trayectoria, se
acuerda de Lingux:
“Caímos juntos en una manifestación
en contra de la visita del Papa; el tipo
tenía una novia que era medio bruja y
todo el mundo le tenía miedo… Lo que
me acuerdo es que salió primero que
todos de la celda”.
Martín tampoco olvidó sus viajes al
calabozo, pero lo cuenta a partir de
Lingux:
”En un momento yo tenía una cresta
de tres colores, altísima, y cada vez
que salía iba en cana. Era salir y
terminar preso. Todo un tema. Eso caía
muy mal en mi familia y obviamente me
echaron de mi casa. Sostener la cresta
era hostil. No te paraban los bondis.
Te tiraban piedrazos. Tenías que salir
a pelearte”.
A través de la iniciativa de Patricia
Pietrafesa, los grupos anarquistas
mantenían un fluido contacto con
bandas de todo el mundo. No existía el
mail ni nada parecido. Todo se hacía
por carta; había que tomarse el trabajo
de escribir (en inglés) y, con paciencia,
sentarse a esperar la respuesta. Las
revistas Flipside y Maximun Rocknroll
mantenían un correo internacional.
Los lugares de residencia de los
punks y anarquistas, después de la
celda y, circunstancialmente, sus
hogares, eran Zero, el Café Einstein, el
Bugui y el Aztecas, en Vicente López,
frente al Centro Lucence. El norte del
conurbano fue la cuna de esta
subcultura que, después, terminó
expandiéndose como una epidemia por
todo Buenos Aires y el país.
los vecinos de la zona norte, esos que
lloraban, reían y se emocionaban, cada
vez que el espectáculo volvía a
continuar. Los trenes de la zona norte
también tienen que continuar, como el
espectáculo...
Ariel Bernasconi
(La presente nota es parte del libro
que el autor está preparando sobre la
historia de nuestros ferrocarriles.)
El punk, el anarquismo y la zona norte
20 Barrios e historias
Recuerdos
“Meiji y los juegos de la infanciPasaron tantos años del ¡Jorge, vení a
tomar la leche! Ahora al hombre loencaran por la calle, en un bar o unrestaurante, y le preguntan por cuándovuelven las andanzas del Dr. Cureta, ocuándo expone en la zona. Por entoncestenía nombre y apellido como cualquiermortal. Era Jorge Meijide. Vivía en SanFernando.
Hoy es Meiji, el dibujante, el artista plástico, no el niño
que requería urgente la mamá para la merienda, desde la
puerta de aquella “casa chorizo”, en Belgrano y Gral. Pinto.
No obstante, al hombre las calles de ese barrio, que siguen
adoquinadas, aunque ahora son excepción, le siguen
trayendo buenas remembranzas.
“Jugábamos a la pelota, a la bolita; a las figuritas. Esa
cuadra la tengo marcada a fuego” comenta sobre la calle
del barrio donde vivió hasta los trece años. Era a una cuadra
de las vías del Ferrocarril Mitre Tigre-Retiro, entre las
estaciones San Fernando y Carupá. Había barreras manuales.
Corría la década del sesenta.
“El guardabarrera a veces nos dejaba dar vuelta la
manivela para subir las barreras” relata el artista. “De los
juegos recuerdo –agrega como si fuera lo acontecido ayer
día- la escondida, que era a lo que más jugábamos después
de la mancha, el pisa pisuela, la mancha venenosa, las
estatuas; jugábamos en la vereda”.
“Cuando jugábamos a la pelota” comenta, como era de
esperar sobre un chico argentino, “si aparecía un auto
gritábamos ¡auto! auto! (lo grita como entonces) y
parábamos. Las de entonces eran calles sin tránsito. “Los
arcos estaban en la casa del negro Marina y en la ventana
pintada de otro vecino. Jugábamos en diagonal”
“Jugábamos con la pelota pulpo, de goma. Un cabeza.
Un picado. La madre del negro Marina, Ema, que era
modista, cosía frente a la ventana y nos miraba. De alguna
manera nos sentíamos vigilados” relata y corona la reflexión:
“El barrio era una comunidad, con una cantidad de cosas
que nos alimentaban la identidad”.
En verano aparece otro personaje del barrio; Redondo, el
hielero. “Te vendía la barra de hielo en tu casa, la cortaba
con un serrucho. Cuando jugábamos al fútbol nosotros le
pedíamos “¿nos das un pedacito?” Y él nos daba los
pedacitos que le sobraban al cortar las barras”.
“En la vereda hacíamos canchas de bolita; con un palo
de escoba construíamos el hoyo; y marcábamos el tiro y el
lazo en el medio”. Había veredas de tierra, en esa época,
21Barrios e historias
a en San Fernando”Recuerdos
SEDE CENTRAL3 DE FEBRERO 592 -SAN FERNANDO4744-6151/0582 4745-8951/564746-5153
SEDE VICENTE LOPEZJOSE HERNANDEZ 4369 -MUNRO4756-0913/5139/3906
SEDE GRAL. PACHECOBs. As. 653 - Gral. PACHECO4726-6872/6876
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CENTRO DE ESTUDIOSJUAN B. JUSTO 336 - BECCAR4743-7491/4121
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AGENCIA SAN FERNANDO3 DE FEBRERO 592 - SAN FERNANDO4744-6151/0582 4745-8951/56 4746-5153
POLICONSULTORIOS SAN FERNANDOLAVALLE 599 - SAN FERNANDO4745-8142 4746-5712
POLICONSULTORIOS GRAL. PACHECOBs. As. 653 - GRAL. PACHECO4726-6872/6876
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www.ceczn.org.ar www.osecac.org.ar
�
muy útiles para diversos juegos. “El lechero del barrio
tenía lugar y ahí también las armábamos” narra Meiji.
“También íbamos al campito, un potrero en la calle
Belgrano, entre Quirno Costa y 25 de mayo, a jugar un
picado”. Todos eran juegos entre varones. “Había un par
de vecinitas en la cuadra, pero hacían la suya. A las cinco
venía el llamado a tomar la leche. Escuchábamos por la
radio, Tarzán, y después salíamos de nuevo a jugar”.
Meiji recuerda que en el barrio también jugaban con baleros
-“les poníamos tachuelas alrededor, le pintábamos el
nombre, el escudo
de nuestro cuadro
de fútbol”, los
personalizábamos”
puntualiza- y con
autitos de carrera:
“Hacíamos pistas
y carreras, y les
poníamos masilla
o plomo a los
autitos para que
se afirmen
más al piso”.
« L o s
reyes están
pobres»
“Me acuerdo una frase clásica de mi vieja” relata Meiji y
repite la frase escuchada por tantos en tantas casas: “los
reyes este año están pobres”. Luego explica: “Los reyes te
traían los juguetes más importantes. Reyes era la emoción
de ir a ver a la mañana donde habías dejado los zapatitos.
Eran más importantes que Papá Noel”.
“Después, por la globalización de la Navidad, se impuso
Papá Noel” evalúa, y llega el recuerdo: “Yo nunca me voy
a olvidar de cuando los reyes me trajeron el remociclo, un
auto de cuatro ruedas que tenía dos remos en vez de volante
y vos te subías, remabas y el autito avanzaba”.
22 Barrios e historias
Recuerdos
Meiji, los juguetes y San Fernando
“Otro clásico –recuerda- era elfuerte con los soldaditos y el fosodonde iban guardados lo soldaditosde plomo; el puente elevadizo. Habíaépocas para los juguetes y juegos. Laépoca de las figus, la del balero, laépoca de las bicicletas, la de cazarmariposas en Primavera, cuandohabía infinidad de mariposas”.
“En verano –sigue el recuento-
jugábamos a la noche, hasta tarde, ala escondida. Los vecinos salían a lavereda, charlaban, ponían lasespirales contra los mosquitos. Meacuerdo de Franchelli, de losprimeros vecinos que tuvo televisión.Ponía la televisión en la ventana ytodos en el barrio veíamos OdolPregunta*”.
Sobre los primeros juegos mixtos
Meiji relata: “Jugábamos al carnaval.Les tirábamos bombitas de agua alas chicas, sin agresiones, para jugar.Salíamos a la tarde disfrazados.Íbamos a los corsos de Carupá y SanFernando. Mi mamá jugaba, vecinosde 30 ó 40 años jugaban y nosotroscon ellos”.
Travesuras
Luego, en tren de confesiones,
después de todo, las travesuras son
propias, habituales y necesarias en los niños, Meiji revela:
“Hacíamos cerbatanas con tubitos de la sodería de Gilardi,sobre la calle Belgrano. Después juntábamos venenitos delos árboles y les tirábamos a los que se sentaban adelante
en el colegio”.Y otra que dio muchísimo que hablar
en el barrio: “Recuerdo que habíauna barra de chicos más grandes, dequince o dieciséis años, -sigue Meiji-
que nosotros mirábamos conadmiración y una vez, al repartidorde naranja Bilz, le sacaron unabotellita y no sabes el escándalo quese armó”.
Era jugar, compartir momentos de
mucha alegría e intensidad,
encuentros y aventuras de barrio,
“con tipos que todavía sigo viendo.No había televisión. Los martes salíala revista del Pato Donald; la íbamosa comprar al quiosco de diarios delmercado Caravelli, en Quirno Costay 3 de Febrero” rememora Meiji.
Y su viaje a través del tiempo sigue:
“La siesta era para los grandes, paranosotros era un castigo. A esa horajugábamos. Para los cumpleaños lasviejas hacían los bonetes, lasguirnaldas, no había animadores.No era una industria todavía, sehacían en la casa. Era todo másartesanal: los juguetes, lasrelaciones, la forma de vivirgrupal.”
* Odol pregunta por un millón depesos. Programa televisivo que se
emitió desde
1956 hasta
1980. Su
c o n d u c t o r
m á s
conocido fue
Jorge Cacho
Fontana.
Meiji es el
mentor del
recientemente
c r e a d o ,
M u s e o
M u n i c i p a l
del Juguete de San Isidro, situado en Lamadrid 197,
Boulogne, en terrenos del ex Instituto Arenaza. El vecino
Ricardo Olivera Wells donó gran parte de los juguetes que
(Viene de la página anterior)
23Barrios e historias
Recuerdos
Museo del juguete en la ciudad de Boulogne
se exhiben. Se puede
visitar de miércoles a
domingo, de 11 a 17.
Entrada: 2 pesos.
“La idea es mostrar
los juguetes desde la
visión del niño que
siempre ve todo más
grande, pues el
mundo está hecho
para y por los adultos
que son más grandes.
Los juguetes son los
cotidianos de la
época del yo-yo, las
figuritas, el trompo, el
balero, el autito preparado con plomo
o masilla” le dijo Meiji a Prensa Libre.
El museo del Juguete promete hacer
El intendente Posse inaugura con Meiji el Museo deljuguete.
renacer las costumbres de jugar al aire
libre y de armar los juguetes con las
propias manos, entre grandes y chicos.
También ofrecerá talleres de armado
artesanal de juguetes
(barriletes y títeres, baleros,
paracaídas, entre otros), y
organizará espacios de
narrativa de cuentos
infantiles.
Está dividido en cuatro
salas: Jugar con nada/Jugar
con todo, de juegos
tradicionales y populares de
calle y vereda. Construir y
destruir, con juegos y
juguetes para armar y de
guerra; El Universo mi casa,
con entretenimientos y juegos
para el hogar; y Trabajar y
Descansar, con juegos para practicar
allí mismo.
Gustavo Camps
De los 80 grupos mencionados en el libro Gen-
te que no, se destacan:
Día-D«Otro de los pioneros del punk rock en la Ar-
gentina.
El grupo fue fundado en 1982 por dos compa-
ñeros del colegio Nacional de Martínez, Martín Aloé
y Hernán Bazzano, y por el baterista Fernando
Ricciardi, que conocía a Hernán y a Martín de las
calles de Vicente López. Debutaron en septiembre
de 1982 en un festival del Nacional de Martínez
bajo el nombre de Los Marginados. Después de
ese show (que terminó en forma abrupta por la
intervención de las autoridades del colegio) cam-
biaron su nombre por Día D.
Por el grupo pasaron Gigio y Sergio Rotman y
algunos de sus temas eran Evangelina, Amor en
el acueducto y Chupasangres. A mediados de los
90, una versión de aquel grupo volvió a tocar bajo
el nombre de Cienfuegos y con nueva formación:
Diego Aloé (guitarra), Fernando Ricciardi (bate-
ría), Hernán Bazzano (guitarra y voz), Martín Aloé
(bajo y voz) y Dergio Rotman (voz). Llegaron a
editar cuatro discos.
División AutistaPioneros de la escena straight edge en la Ar-
gentina.
Participaron en el compilado Invasión 88, con
esta formación: Emilio (voz), Fabián (guitarra),
Pablo (bajo), Pedro (guitarra) y Martín Cosentino
(batería). Este último, en 2009, se convirtió en el
primer candidato Hardcore de América Latina,
con el lanzamiento de su campaña para ser in-
tendente del partido de Vicente López por el
Justicialismo.
Música punk en zona norte
24 Barrios e historias
Lugares de la zona norte
La laguna de los patos
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Corría el año 1958. A seis cuadras de mi casa estaba laLaguna de los Patos, en la actual Yerbal y Thames. Con eltiempo se la llamó lago Eva Perón. Allí nos llevaba mi mamácuando mi padre, Carlos Pastorini, tenía que descansar. Élera quintero, al igual que muchos de los que habitaban estalocalidad de Villa Adelina. Por la noche, en época de cosecha,llevaba con su hermano Pedrito las verduras al MercadoDorrego, de Capital. La siesta era necesaria para enfrentarlas tareas de la tarde, después de haber pasado una nochesin dormir.
Para evitar que con nuestros gritos, llantos, etc., propiode dos nenas de 3 y 4 años, interrumpiéramos el sueño demi papá, mamá tomaba el cochecito de mi hermana. A ella lasentaba y yo iba parada al costado. Seis cuadras íbamoscaminando hasta llegar a la laguna.
En la actualidad desde Thames y Lamadrid aún puedepercibirse el declive hacia Yerbal, que en ese entonces estabacubierto de agua y plantas acuáticas, entre las que sedestacaban los juncos y las flechas de agua.
En sus aguas nadaban patos marrones y alguno blanco,que despertaban nuestro asombro, y aunque sea, por unratito, nos mantenían entretenidas y expectantes.
La ex directora de la escuela San Andrés Avelino, Sra.
Miguelina D’Andraia, comentaque esas zonas bajas llegaban alo que hoy es Martín Rodríguez yque su esposo cazaba allí ranas.Cuando llovía con intensidadhabía más de un vecino que se dirigía en bote hacia laszonas altas. “La isla” era una de esas tierras elevadas,ubicada en lo que hoy es P. Moreno y Martín Rodríguez.
Cerca de ella no era raro encontrar los domingos de veranogente tomando mate y algunas señoras se aventuraban aponerse la malla, quedando a la orilla de la laguna, en laIslita, transformada en un balneario local. Tal es el caso dela Sra. Pirocha, nuera del Sr. Luis Abriata, a quien le fuetomada una foto allí, luciendo su traje de baño.
No era la única zona baja de Villa Adelina. También seconoció una laguna en Parque Cisneros. Y si bien no habíalaguna en la zona comprendida entre las calles Soldado delas Malvinas e Independencia, cuentan los vecinos másviejos, que cuando estaban construyendo la plaza AlmiranteBrown pasaban los carros municipales, tirados por dosmulas, llevando tierra y escombros para rellenar la zona,que también era baja.
25Barrios e historias
Lugares de la zona norte
Con el pasodel tiempo lalaguna de los
patos se fuepoblando decasitas muy
modestas. El Dr. Julio Alberto Ghersisolía atender a esos primeroshabitantes en forma gratuita,conociendo las necesidadeseconómicas por las que atravesaban.(Agradezco al Sr. Miguel ÁngelLafuente por los datos aportados).
Había vecinos que comenzaron adepositar a orillas de la laguna losresiduos de las casas y laMunicipalidad tuvo que intervenirporque el lugar, lamentablemente, seiba convirtiendo en un basural.
Con el tiempo la zona se fuelimpiando y fueron cada vez más losque se aventuraban a construir suscasas allí. Pero cuando llovía, aúnhabiendo rellenando el terreno, se
inundaban. Transitando Yerbal sepueden ver las casas más altas que elasfalto, por la acción del relleno paraevitar la invasión de las aguas.
Incluso en algunas de ellas llegarona levantar en las puertas de entrada unpequeño tabique de material paraimpedir que el agua pase y las casas seinunden. Hablo en presente porque aúnhoy, si las lluvias son muy intensas,los desagües no son suficientes, y lazona se inunda, como en los peorestiempos.
Pasaron muchos años hasta que porfin las autoridades decidieron terminarcon las inundaciones en la zona.Recuerdo que muchas veces no
podíamos tomar el colectivo línea 5(actual 700) por el nivel de agua que seacumulaba en Thames y Yerbal y zonasaledañas. Construyeron importantesdesagües que dieron un respiro a losvecinos del lugar. Pero la caída naturaldel terreno persiste y, si cae unaintensa lluvia, los desagües no llegana ser suficientes (pasó en febrero del2010). Ojala algún día se pueda darsolución definitiva a este problema,que tiene que ver con la geografía denuestra localidad y también con lanecesidad de obras que completen alas ya existentes.
Mónica Liliana Pastorini
26 Barrios e historias
La educación en la zona
René Deppe, primer maestro de BoulogA principios de 1900, en lo
que hoy es Boulogne, había
grandes quintas, una zona
especialmente agrícola.
El 3 de abril de 1910, el
diario La Prensa, anunciaba en
destacados avisos: “El Remate
del Siglo en la Ciudad Jardín
Boulogne”. En la subasta se
vendieron unos 900 lotes.
Durante el año del Centenario
del nacimiento de José de San
Martín, se llamó Boulogne Sur
Mer.
El 13 de agosto de 1964, se la
declaró Ciudad, por la Ley 6792.
Todas estas informaciones
fueron bien descriptas en la revista
Dos Décadas en Zona Norte de
Prensa Libre de 2007.
El año 1915, la señorita Margarita
Delatre, realizó un censo escolar en la
por entonces conocida como Las
Lomas de San Isidro (actual Boulogne).
Se autorizó la creación de una Escuela,
la Nº 7 que quedó a su cargo
interinamente.
La concurrencia de alumnos fue
aumentando y se hizo necesario
designar otro docente, que fue el
Maestro René Deppe.
René Aquiles Norberto Deppe,
nació en Bélgica el 1º de mayo de 1880.
De algún modo fue señalado por el
destino: esa fecha se declaró
universalmente el Día de los
Trabajadores, en recuerdo del trágico
crimen de Chicago, cuando doscientos
mil obreros iniciaron una huelga (el 1°
de mayo de 1886) para mejorar sus
condiciones de vida y lograr la jornada
laboral de ocho horas.
René Deppe arribó a la Argentina
con sus padres en 1886, y se radicó en
Campana. Cursó sus estudios
primarios y luego el magisterio.
Se casó a los 18 años con Luisa
Guillermina Agustina Beauché, que
fuera su compañera inseparable en
todas las sacrificadas tareas del
Maestro Deppe.
También estudió Ingeniería de
Calderas, al mismo tiempo que
trabajaba en los talleres de Campana
del Ferrocarril Central Argentino
(actual Gral. Mitre). Al trasladarse
estos talleres a Rosario, Deppe
abandonó sus estudios, y para hacer
frente a las necesidades familiares (ya
era padre de tres hijos), daba clases en
Escuela Nocturna para Adultos.
También preparaba alumnos, en forma
particular, de matemáticas e inglés.
Recordemos que el Maestro dominaba
a la perfección ese idioma, también el
italiano y francés, y poseía una vasta
cultura.
Como dijimos, en 1915, el Maestro
Deppe es designado en la Escuela Nº
7 de Boulogne, que lo convirtió en el
Primer Maestro de esta Localidad.
Para trasladarse de Campana hasta
la Escuela, Deppe tomaba el tren hasta
Villa Ballester. A falta de otros medios,
debía atravesar campos despoblados
y llegaba a las 9 de la mañana, lo que
hacía de regreso a su casa a las 9 de la
noche.
Así lo hizo durante más de un año,
hasta lograr una habitación al lado de
la Escuela. El 17 de julio de 1917, fue
designado Director, por el traslado de
la señorita Delatre a la Escuela Normal
de Campana. Para ese entonces la
Escuela Nº 7, ya contaba con segundo
grado y 61 alumnos regulares.
Al aumentar las necesidades de la
Escuela, el Maestro debió abandonar
la habitación en que vivía y trasladarse
a la cocina, con su esposa.
Otra de las actividades que
hacía, los fines de semana y en
vacaciones, era limpiar las
instalaciones escolares, barnizar
pupitres, pintar las paredes, entre
otros menesteres. Así también
recorrer tambos, quintas, hornos de
ladrillos, para persuadir a los padres
que enviaran a sus hijos a la Escuela.
Entonces, la cantidad de alumnos
aumentó a 127, cuyas edades oscilaban
entre los 8 y 19 años.
Es de hacer notar los agotadores
esfuerzos del Maestro, que no recibía
apoyo de la Dirección General de
Educación, sólo del depósito del
Consejo Escolar, que le entregó
pizarrones, armarios y bancos
deteriorados. A la par que el ferrocarril
le dio hierros, con ayuda de sus
alumnos mayores, pudo levantar otra
aula, para alojar un tercer grado.
También se lo recuerda, porque
enseñaba de noche a personas adultas,
deseosos de aprender, y en los talleres
del Central Córdoba a los maquinistas
que debían rendir exámenes en el
ferrocarril.
Su esposa fue una auxiliar muy
importante para Deppe: así enseñaba
manualidades, a coser, a bordar y
también a cocinar. En días de lluvia,
daba de comer a los chicos,
sustrayéndolo de su propio almuerzo,
y a la tarde les daba té con leche.
En 1925 compró dos lotes en la calle
Francia, actual Batalla La Florida al 100,
de Boulogne y levantó dos casas
iguales, una para su vivienda, la otra
para los familiares, que también utilizó
como sede del Conservatorio de
Música.
Cuando tuvo algunas
posibilidades económicas, adquirió
una “volanta” con la que hacía sus
recorridas para la inscripción de
nuevos alumnos, para traslados a la
Escuela, así como también para casos
de emergencia, para ver en su
27Barrios e historias
La educación en la zona
gneconsultorio al doctor Enrique
Marengo. Por estos tiempos adquirió
un piano, porque su hija menor Norma
Ercilia estudiaba y se hacía necesario
poner música a las clases en la Escuela.
También la acompañaba el hijo mayor
del Maestro, Santiago René, en flauta
y violín. Estos dos, como el segundo,
Arturo Pedro, fueron profesores de
música.
El Maestro Deppe, dominaba el
arte de la fotografía. Hizo los clisse y
la caja de revelado. Así como el cuarto
oscuro, para lo que utilizó las maderas
del embalaje del piano. Es de recordar
que Deppe pasaba hasta seis meses
sin cobrar su sueldo. No se jubiló y
murió en actividad.
Falleció el 6 de octubre de 1932
(tenía sólo 52 años), luego de una corta
enfermedad, en la casa que había
construido en la calle Batalla La Florida.
Sus restos fueron inhumados en el
panteón del Magisterio del cementerio
de San Isidro, donde permanecieron
durante 35 años y desde 1967 en la
bóveda familiar de Santiago Deppe.
Una plazoleta ubicada en la
Avenida Rolón, Bulnes y Uriarte
recuerda al Maestro Deppe. Allí en un
monolito hay dos placas, una de la
Municipalidad de San Isidro del 22 de
noviembre de 1972. La otra dice:
“Homenaje de los alumnos del
conservatorio René Deppe a su
fundador y primer maestro de la
localidad. 1-5-1880 / 6-10-1932”.
El Maestro Deppe dejó en este
pueblo y las zonas vecinas, un
recuerdo inalterable.
Su mayor mérito fue haber educado
a gran parte del vecindario, en forma
vocacional y con gran generosidad.
Miguel Ángel LafuenteJunta de Estudios Históricos de
Villa Adelina.
Para Sarmiento la educación era
fundamental, tanto para asegurar la
cohesión de la comunidad nacional
como para el progreso económico y
politico. Mediante la Ley de
Subvenciones de 1871 procuró
garantizar los fondos para la creación
de nuevas escuelas y la compra de
materiales y libros. En 1872 ya
funcionaban en el país 1.644 escuelas
primarias, con 97.500 estudiantes. La
Escuela Normal de Parana fue
el modelo para los institutos
de formación de maestros el
«normalismo» se convirtió
en sinónimo de excelencia.
Sarmiento también promovió
la difusión del libro.
Las altas tasas de
analfabetismo reveladas par
el censo de 1869 incitaron a
Sarmiento a lanzar un verdadero
«tratamiento de shock» educativo.
Entre muchas otras medidas, levantó
diversos tipos de colegios hasta
nocturnos ambulantes, creo
bibliotecas populares en todo el país
y trajo maestras estadounidenses .
Odisea Laica se llamo a la acción de
las 67 docentes norteamericanas
traidas al país por Sarmiento, ellas
impulsaron la transformación de la
Argentina en uno de los paises con
menos analfabetismo.
Su principal asesora sobre el modelo
americano fue Mary Mann,
educadora norteamericana, quien fue
impulsora de los nuevos métodos.
En 1846, mientras cumplía misiones
diplomáticas en los Estados
Unidos, Sarmiento conoció a la
educadora Mary Mann, con quien
mantuvo una estrecha amistad. Su
marido, Horace Mann,
tradujo el “Facundo” al
inglés.
Mary colaboró con
Sarmiento convocando a
maestras norteamericanas
para que vinieran a aplicar
sus novedosos métodos a
nuestro país. Las maestras
se trasladaron a diferentes puntos
de la Argentina, aprendieron
rápidamente el idioma y
contribuyeron notablemente en la
formación de maestros y profesores
argentinos.
El libro “Mi Estimado Señor: cartas
de Mary Mann a Sarmiento”,
compilación de Barry Velleman,
refleja la profunda relación
intelectual y política que
mantenían.
Domingo Faustino Sarmiento
y la educación en la Argentina
28 Barrios e historias
Lugares
La emblemática torre de CarapachayLa Torre Ader, un tradicional monu-
mento arquitectónico que se levanta en
Villa Adelina (Av. Triunvirato y Castelli,
Vicente López) cumplió el 23 de julio 95
años y se los festejaron con música,
bailes tradicionales y una suelta de glo-
bos. Actualmente en el lugar funcionan
el Instituto de Investigaciones Históri-
cas, una biblioteca y el Archivo de
Asuntos Municipales. Puede visitarse
de lunes a sábado, con entrada libre y
gratuita.
El nombre oficial es Torre de la Inde-
pendencia, pero la vecindad la conoce
como Torre Ader, por Bernardo, un
vecino europeo, que según relatan los
historiadores, llegó al país en 1860, y en
1916, en los terrenos de su casa de
campo, en la actual Villa Adelina, hizo
construir la torre como homenaje al país
que lo cobijó.
El día
del feste-
jo a medio
día, veci-
n o s ,
m i e m -
bros del
Instituto
de Inves-
t igacio-
nes His-
t ó r i c a s
del distri-
to –que
funciona
allí- y autoridades municipales descu-
brieron una placa por los 95 años de la
torre. Hubo suelta de globos verdes, un
ballet danzó bailes tradicionales y un
grupo de percusión musicalizó el feste-
jo.
Más allá de los documentos, y las
pinturas de varios intendentes del dis-
trito, que adornan las paredes junto a
los primeros escalones de la construc-
ción, sin duda, lo más llamativo del lugar
es el mirador altísimo que permite
visualizar ampliamente, al sur, la Capital
Federal, y al noroeste hasta Campo de
Mayo.
La torre es una construcción unitaria,
rodeada por
un enrejado,
centrada en
una rotonda
circunvalada
por jardines,
donde los ni-
ños de la ve-
cindad, so-
bre todo los
fines de se-
mana, suelen
rodear en bi-
cicleta o utilizar como punto de encuen-
La torre por dentro.
29Barrios e historias
Lugares
El «Jardín Pueblo Niño»le da la bienvenida a la escuela
«Pueblo Joven PerspectivaEducativa»,
que abrirá su ciclo Primarioen el año 2012
Solicitar entrevista4766-2559/7352
M. Rodríguez 1770 - Villa Adelina
SECCIONAL VICENTE LÓPEZ
AGRUPACIÓN “JOSÉ CHIRINO”
Un grupo de delegados, de la Seccional integran la
AGRUPACION LISTA MARRON JOSE CHIRINO,
que atenta a las necesidades de las personas del
interior de nuestro país, se dedicarán a la
solidaridad y al trabajo con la comunidad.
Los mismos encargarán de hacer llegar lo recaudado
a las entidades elegidas.
«La Solidaridad es la única inversión
que nunca falla».
AGRUPACION: Lista Marrón
«José Chirino»
tro para sus juegos en el
barrio.
En charla con el coor-
dinador del monumen-
to, Eduardo Rodríguez,
informó que desde este
año: “ampliamos el ho-
rario y ahora está
abierto de lunes a vier-
nes, de 9 a 16, y los
sábados de 14 a 18,
para cualquier vecino,
entidad o escuela que
quiera visitar, consultar algún libro o
subir al mirador a tomar fotos o disfru-
tar la vista”.
Rodríguez señaló que la torre es muy
visitada por jóvenes y estudiantes. “Te-
nemos la única hemeroteca que existe
en el partido, una linda biblioteca y
tenemos visitas de colegios de toda la
región, San Martín y San Isidro” pun-•
tualizó. Las escuelas
deben programar las
visitas con un día de
anticipación, al 4765-
3874.
A mediados de oc-
tubre de 1967 las nie-
tas de Bernardo dona-
ron la torre a la comu-
na municipal. Más allá
de lo pintoresco de la
monumental obra ar-
quitectónica, la insta-
lación de la torre, relatan los historiado-
res, trajo polémicas entre vecinos de
Carapachay, Munro y Villa Adelina, por
adjudicar en los límites de su terruño el
vistoso monumento.
La Torre Ader es de estilo florentino
(s. XVIII) tiene 42,30 m de altura, ladri-
llos a la vista y 217 escalones interiores.
Globos en la entrada.
D u r a n t e
años, cuan-
do los edifi-
cios de altu-
ra no eran
corrientes,
sirvió como
punto de re-
f e r e n c i a
para los pa-
sajeros del
que hoy es
el ferrocarril
Ferrovías
(ex Central
Córdoba; ex
Belgrano),
en el trayec-
to desde
Retiro..
30 Barrios e historias
Lugares
b y nEl telescopio que
funciona en el barrio
Club de AstronomíaIng. Félix de Aguilar
Que en medio de un barrio, casi
perdido en una zona residencial,
exista un observatorio
astronómico, no es algo demasiado
común. Sin embargo, eso ocurre
en pleno Martínez, apenas a dos
cuadras de Paraná y Fleming,
cerca del límite con Vicente
López.
El telescopio principal que usan,
lo hizo un socio que llegó en el
‘83, Darío Tosoni en su fábrica
de engranajes. En el ’96 lo
inauguraron con un reflector de
más de 33 centímetros de
diámetro. Es considerado un buen
telescopio, con un peso de unos
150 kilos.
Este telescopio, al que le llaman
«Gran Sasso», tiene motores, que
le permiten adaptarse al
movimiento de la tierra, de tal
manera que se pueda seguir al
objeto a observar durante horas.
El telescopio está enterrado un
metro y medio para que no se
mueva, dentro de un galpón, al que
se le abre el techo y gira. Junto a
él, coexisten otros telescopios
automáticos, que permiten ubicar
distintos cuerpos celestes y que
pueden ser programados para ver
al instante a objetos previamente
ubicados. Además cuentan con un
dispositivo para sacar fotos de los
astros.
Festejos en la plaza de MartUna multitud de
vecinos de
Martínez y de lo-
calidades vecinas,
sobre todo jóve-
nes, estuvo en la
inauguración de
las obras de
remodelación de la
plaza 9 de Julio, de
Martínez, el do-
mingo10, al cum-
plirse 100 años de
la fundación. Ac-
tuó el grupo de
percusión, La
Bomba de Tiempo.
Después de treinta años que el espa-
cio no se renovaba, la Asociación
Amigos de la Plaza 9 de Julio festejó el
cumpleaños con una torta de 100 kilos.
El Club de Leones local le rindió home-
naje. La Municipalidad financió parte
de las obras y empresas de la zona
donaron los juegos.
Jóvenes con el
mate y el termo, fa-
milias, vecinos de
años, gran canti-
dad de público de
la zona y de locali-
dades vecinas fes-
tejaron los cien
años de la Plaza 9
de Julio, durante
el último fin de se-
mana, con varias
actividades alusi-
vas para rememo-
rar el día de la inde-
pendencia y el
centenario del es-
pacio.
El grupo de percusión, La bomba de
tiempo, le puso ritmo a los festejos el
domingo por la tarde, aunque en rigor,
los homenajes comenzaron el viernes
poco antes de que comenzara el 9 de
julio cuando los vecinos esperaron la
llegada de la fecha patria con chocolate
y pastelitos (donados por la firma
Kansas)
“Nació por la idea de un grupo de
bohemios” relató, Ricardo Cardoso,
sobre la práctica que los vecinos llevan
a cabo desde hace años, sin convoca-
toria previa, de esperar la medianoche
del 8 de julio, en la plaza, la llegada del
día de la independencia, cantar el him-
no, repartir banderitas escolares argen-
tinas y compartir chocolate con
pastelitos. .
Cardoso, que es el presidente de la
Asociación Amigos de la Plaza 9 de
Julio, relató que hace siete u ocho años
atrás él, su mujer y un par de parejas
amigas decidieron , a la salida de un
restaurante de la zona, “ya que era casi
9 de julio, pasar por la placita y cantar
Junto a La bomba de tiempo.
La plaza celebró con su torta de 100 kilos.
31Barrios e historias
Lugares El telescopio que
funciona en el barrio
Club de Astronomía
Ing. Félix de Aguilar
El CAIFA dispone de dos sedes.
En su Sede Principal, en Hipólito
Yrigoyen de Martínez, los sábados
a las 18 se realizan reuniones,
charlas y conferencias sobre
diversos temas astronómicos, de
otras ciencias y temas de interés
general para la comunidad, a cargo
tanto de miembros del Club como
de investigadores especializados.
El Observatorio se encuentra
también en la ciudad de Martínez,
en Buchardo 2556, donde se
realizan periódicamente
observaciones planetarias,
galácticas y extragalácticas, tanto
con el telescopio principal Gran
Sasso como con otros secundarios
y binoculares que se disponen,
además de pequeñas charlas entre
los miembros en una sala de
reuniones. El Gran Sasso
próximamente dispondrá con una
cámara CCD para optimizar los
trabajos de fotografía y para la
observación de cielo profundo
desde la ciudad. Dicha sede cuenta
con una biblioteca y videoteca.
Forma de contacto
Gabriel R. Bengochea
[email protected]: 15 6557 6270
Diego Travieso: 15 6472 9340
Gabriel del Río: 4911-9838 / 15-
6018-6134
Darío Tosone: 4799-7112
O vía Internet visitando el sitio:
http://www.caifa.com.ar
ínez remodelada
•
el himno”.
El vecino contó que durante
los años siguientes se sumaron
otros vecinos, invitaron a la
banda de los Bomberos Volun-
tarios de San Isidro, para que
acompañe con música, y así se
llegó a este festejo que el vier-
nes ocho a media noche convo-
có varios cientos de personas, y
como siempre, sin una invita-
ción programada.
Esta vez también estuvo el
intendente municipal, Gustavo Posse,
que recibió un recuerdo de la asocia-
ción de Amigos de la Plaza, y entre el
público también se vio al concejal, San-
tiago Cafiero, a Hugo Azerrat, que es
habitué del bar Don Martín (Diagonal
Salta y Berutti), y a varios funcionarios,
muchos de ellos vecinos.
Pero lo de la noche del viernes sola-
mente fue el comienzo. El sábado la
Asociación “festejó”
formalmente el cum-
pleaños con una tor-
ta de 100 kilos, de 1,46
mts. x 1.14 mts que
donó la panadería del
barrio, y que en la
parte superior lleva-
ba la maqueta de la
plaza realizada por las
vecinas Silvia y Mirta
Loreiro (hermanas).
“Hace treinta años
no se remodelaba la
plaza” le reveló
Cardoso a Prensa Libre y señaló que la
idea de la Asociación de Amigos “no es
absurda o superficial, ya que las per-
sonas necesitan un lugar de esparci-
miento al aire libre y la plaza es la
continuación del jardín que alguien
puede tener en su casa”.
Muy feliz con el remozado espacio,
Cardoso recordó que el centro del solaz
“estaba oscurecido por las enredade-
ras que no dejaban pasar el sol y ahora
la municipalidad limpió el sector,
Posse junto a las placas de Los Leones.
Una multitud en los festejos.
raleó los árboles e instaló luces”. El
vecino informó que los juegos
integradores (para niños con capacida-
des diferentes) fueron donados por IBM
En Berutti y Larumbe el Club de Leo-
nes inauguró una escultura de un león,
de los escultores Alfredo Collado y
Gabriel Suárez, una obra que repre-
senta al Club de Leones de Martínez,
“siempre presentes en todas las activi-
dades de la plaza”, destacó Estela Ga-
rrido, escritora, leona y vecina de
Martínez.
Cardoso informó que el Club de Leo-
nes cuidará y repondrá las flores de la
esquina de Larumbe y Berutti. “Pone-
mos flores perennes porque es costoso
mantener los jardines”. El Rotary Club
hará lo propio con las flores de la esqui-
na vecina, de Larumbe y Necochea.
32 Barrios e historias
La música en los barrios
Gente que NO (Postpunks, darks y otros
Historias de músicos
que finalmente (casi to-
dos) guardaron la guita-
rra en el ropero y se dedi-
caron a otros menesteres.
Con una prosa dinámica y preci-
sa, no exenta de información, el libro
Gente que NO (Postpunks, darks y
otros iconoclastas del under porte-
ño en los ´80), de la editorial inde-
pendiente Piloto de Tormenta, de-
muestra –más allá de la referencia del
título a lo porteño- que la zona norte
del Gran Buenos Aíres fue un semi-
llero de música popular en la década
posterior a la última dictadura.
Dice el libro –y los melómanos ya
lo saben- que Gente que No, es el
título de un tema del reconocido, Jor-
ge Serrano, de Los Auténticos Deca-
dentes y ex, Todos tus Muertos, uno
de los grupos –tal vez el de más tra-
yectorias y conocimiento por parte
del público de aquellos años- de los
que se ocupa la
obra.
Gente que No es
una serie de investi-
gaciones, realizadas
y escritas por perio-
distas, sobre grupos
de música popular
(rock under, punk
rock, dark, ska,
hardcore y la lista de
géneros sigue) que
nacieron durante los
ochenta y no pasa-
ron los cinco minu-
tos de fama, como
máximo, pero sem-
braron algo que lue-
go creció y dio fru-
tos.
Además, los autores se empeñan
en conocer qué fue de esos adoles-
centes, jóvenes y recientes adultos
(por entonces), una vez que dejaron
los escenarios de colegios, bares, re-
ductos –algún Obras o similar, como
teloneros, en el mejor de los casos- y
en no pocos casos, simplemente en-
sayos en casas que tenían el espacio
requerido, sin más.
Es un bonus de la información
musical de la obra y lleva a casos
muy curiosos, como el de un anar-
quista de aquellos años que terminó
como reconocido escribano del mer-
cado; o aquel que siguió en el am-
biente pero con una empresa de se-
guridad para artistas, o uno que se
fue a la India y se convirtió en monje
budista.
Para no pocos vecinos de la zona
norte, que hoy rondan los 50 y pico,
es la oportunidad de
reconocer apellidos
de compañeros de
colegio (de esos
que “tenían una
bandita”) y amigos
del barrio de aque-
lla época, con los
cuales dejaron de
cruzarse hace tiem-
po por más de un
motivo. Shegueso,
Fiori, López Galán,
Bazzano, Esau, y
más.
Lugares como el
nacional de
Martínez, el nacio-
nal de San Isidro, el
barrio frente a la estación Acassuso,
el comercial de San Fernando, el
Winter Garden, la barranca de la ca-
lle Ayacucho, en San Fernando, El
Algunos de los autores en la presentación.
33Barrios e historias
La música en los barrios
iconoclastas del under porteño en los ´80)
•
colegio Huerto de los Olivos, el bar
Aztecas, frente al Centro Lucense, en
Vicente López, y más.
La obra, en rigor no es lo que se
dice una novedad, porque se publi-
có en octubre de 2009, pero se acaba
de presentar en la Biblioteca de San
Isidro, merced al empeño del grupo
Cultura y Espacio Público en San Isi-
dro, que trata de ofrecer alternativas
gratuitas en una municipalidad don-
de todo en este rubro parece privati-
zado.
Una hipótesis de la obra, y de los
autores, es que el buen pasar de las
familias de la zona norte, en general,
permitió que los jóvenes tuvieran ac-
ceso a materiales musicales de otros
países, información (en épocas sin
Internet) y recursos para hacerse de
los instrumentos, aprender a ejecu-
tarlos y armar bandas, sin mayores
problemas.
En la presentación, entre otros,
estuvieron Daniel Flores, Alfredo
Sainz y Franco Varise, coautores del
libro; el titular de la editorial Piloto
de Tormenta, Pablo Pérez, que tam-
bién se dedica a la música, y el veci-
no de San Isidro, Gustavo Collado,
baterista de La Sobrecarga y Dividi-
dos, con una pelada de señor, que
actualmente enseña música.
Otro bonus del libro
es el último capítulo,
bajo el título 80 de los 80,
donde se publican los
nombres de un montón
de grupos de aquellos
años con una breve re-
seña. Alerte Roja, Los
Encargados, Conmoción
Cerebral, Los Testícu-
los, los Pillos, La Sobre-
carga, Control, Cosméti-
cos y un montón más.
También se publica
una suerte de árbol
genealógico, bajo el tí-
tulo Cuadro de situa-
ción, que permite ver
como se fueron uniendo,
dividiendo, o en algu-
nos casos mutando
nombres simplemente,
las bandas, los músicos
pioneros y los que fue-
ron incorporándose a lo
largo de esos años para
conformar la escena.
El libro no intenta dar
a conocer a “los mejo-
res” ni a los “más afama-
dos” ni siquiera a los
que perduraron más en la escena.
Dicho por los propios autores, jus-
tamente caballeros de entre 40 y cin-
cuenta años, las bandas son más las
que ellos supieron conocer en esos
años por ser parte del público “se-
lecto” que las escuchaba.
Otros de los autores son Juan
Andrade, Leandro Uría, Jorge Luis
Fernández. El libro forma parte de la
colección, Libros de una Isla, de Edi-
ciones Piloto de Tormenta
(www.pilotodetormenta.com), el dise-
ño de la tapa le corresponde Gabriel
Fabu y las fotos de tapa y contratapa
son de Daniel Flores.
El libro en cuestión.
34 Barrios e historias
Los que llegaron
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Carmelo Iazzetta llegó de Italiaal Puerto de Rosario, provincia deSanta Fe, en el Barco La Santa Fe.Fe es lo que le sobraba. Y fuerza. Co-rría el año 1954. Escapaba del ham-bre y las malas condiciones de vidade una posguerra que había hechoestragos en la vida de todos, en aquelpueblo lejano de Nápoles, Avelino.Era el menor de cuatro hermanos.Hijo de Ángela María Giannetta, unamujer abnegada y sufrida por losembates de la vida; y de AscanioIazzetta, un padre fuerte y decididoa luchar por su pueblo, que se lanzóa la guerra como voluntario.
Ascanio faltó 8 años de la vida desu familia. Estuvo preso en África, Ale-mania y en otras tierras que no eran lasuya. La guerra solo le dejó una marcaen la cara, fruto de una esquirla. Cuan-do Ascanio regresó a Avelino, despuésde tanto tiempo, no reconoció a ningu-no de sus hijos, Miguel, Gerardo,Egidio y menos al menor, Carmelo. Alpequeño, de seis años, “le habían que-mado la vista”. Así contaban todos enla familia. Como el sistema sanitarioestaba desbordado por heridos de gue-rra y epidemias, una catarata mal aten-dida en el hospital le malogró el ojo de-recho y tuvieron que recurrir a una pró-tesis; el izquierdo tenía una miopía muyavanzada. Con anteojos de los grue-sos apenas veía.
Muchos años después, ya en la Ar-
gentina (él fue el primero en llegar, aprincipio de los ´50) les contaba a susnietos las historias de esos años, talvez para exorcizar recuerdos terribles,y ellos las escuchaban como cuentosfantásticos, pero con el protagonistaal lado. Entre estas historias, la másemocionante fue el regreso al pueblo,desde Alemania, con vida, gracias aun cura que lo reconoció, como paisa-no de su pueblo, en el momento preci-so en el que iba a ser fusilado con otrosprisioneros.
Ascanio, de oficio peluquero y bar-bero, puso su local y comenzó a traba-jar sin cansancio. Quería ver a todo elmundo con el pelo bien cortito. No le
gustaban los melenudos ni los barbu-dos. Cuando veía pasar a algún jovenpelilargo: “a ese lo tengo que agarraryo”, decía. Cierta vez, cuando ya teníahasta nietas en Acassuso, partido deSan Isidro, en una visita familiar agarróa una de las más chicas con las tijeras.Para él fue un acto de amor y de servi-cio; pero le hizo un corte de varón, biencortito y raya al costado. La nena(Claudia María, hija de Carmelo yMartina) tuvo que esperar bastantepara recuperar su cabellera.
Miguel, el hermano mayor de la fa-milia, el primogénito, fue el segundo ensalir de Italia. Trajo a Ángela María aRosario, pero eligió para radicarse los
Un inmigrante en San Isidro
35Barrios e historias
Los que llegaron
Estados Unidos, por su especializa-ción. Era sastre de alta costura. Hizo sucarrera profesional en la ParamountPicture y la Universal Studios, hastaque falleció a los 75 años.
Gerardo llegó tiempo después queel mayor, también a Rosario. Era zapa-tero y allí puso su negocio y formó sufamilia. Trabajó sin descanso, fue elencargado de cuidar de Ascanio yÁngela María.
Egidio, el tercero de los hermanos,llegó a Buenos Aires y vivió los prime-ros años tiempos en la Villa 31, de Reti-ro. Pero era sastre, como Miguel, y estele consiguió un puesto en la UniversalStudios, y allá se fue, también al norte.
A Carmelo la falta de visión lo mar-có toda la vida, pero no le impidió lle-gar a la Argentina. Tenía 17 años. Feera lo que le sobraba. Y fuerza. En 1966se instaló en Acassuso. Ladiscapacidad visual le impidió hacersede un oficio como sus hermanos ma-yores. En Avelino fue monaguillo y es-taba siempre cerca del sacerdote, encada procesión. Muchos familiarescontaban que quiso ser cura.
Carmelo, como su padre Ascanio,les narraba historias a sus hijas. El con-taba que de niño jugaba en la tierracon piedritas, palitos y caracoles. Susjuguetes eran esos. Así se entreteníanlos niños del pueblo, con elementos dela naturaleza. También les confesó quese asustaba mucho cuando ÁngelaMaría cocía caracoles en la vieja coci-na de la casa italiana, porque los capa-razones golpeaban la tapa de la olla conun ruido terrible, para el niño.
Trabajó en distintos rubros. Siem-pre se las ingenió. Lo que le faltaba devista le sobraba de compromiso con eltrabajo, de ingenio y de responsabili-dad. Cuidador de un hotel, operario delimpieza en dos edificios, obrero en unabodega. Por mucho tiempo se ocupóen los tres trabajos a la vez; y además,los fines de semana hacia pizzas y laiba a vender a las canchas de Boca yde Deportivo Italiano.
A Martina la conoció una tardecuando ella salía del taller de costuradonde trabajaba. Pasaron varias tardes,juntos y de mucha conversación, has-ta que decidieron salir como novios.Se casaron y tuvieron dos hijas; ClaudiaMaría –la que “sufrió” el corte de pelodel abuelo- y Silvana María. Cierta vezCarmelo tuvo la peor de las ocurren-cias. Se compró una moto. La primeravez que la usó terminó adentro de unnegocio. Su problema visual le impedíahacer muchas cosas.
Cuando Carmelo recién llegó aAcassuso, la mayor parte de la zonaera un descampado, no obstante, pudoemplearse en un edificio, como encar-gado, en la Calle Alfaro entre Manzoney Albarellos. Los vecinos contaban queel edificio se había construido sobre“un antiguo manicomio” y que habíapersonas enterradas. Toda una histo-ria de aventuras y terror para los niñosdel lugar. Sus hijas se criaron allí. Estu-diaron en el Colegio María Auxiliadora.
Carmelo nunca pudo estudiar for-malmente, pero tenía facilidad paraaprender idiomas y era muy hábil conla aritmética y las relaciones públicas.En el edificio lo buscaban para todotipo de tareas. Limpiaba con tanto afánlos cristales de la entrada del edificio,que más de un despistado se los llevópor delante, creyendo que la puertaesta abierta. Lavaba las escaleras conagua y jabón, desde el piso más alto, el12avo, hasta la planta baja. Cuando eltemblor de SanJuan repercutió enBuenos Aires eledificio tembló y élmismo tocó el tim-bre de todo el con-sorcio para tran-quilizarlos y avi-sarles que bajaranpor la escalera, nopor el ascensor; yasí lo hicieron, encamisón, en ropade cama, hasta el
Vecinos que hicieron los barriosparque del edificio.
El programa que Carmelo adorabaera salir con la familia, o con los paisa-nos, a comer pizza y jugar a la baraja.Muchas veces salían con Martina, enbicicleta, y cada cual llevaba atrás a unade las hijas. Iban a Los Invasores, deMartínez. Cierta vez, por Arenales, conla calzada un poco mojada, la bicicletade Carmelo patinó en una bocacalle.Padre e hija quedaron desparramadosy embarrados en medio de la calle. Perono iban a echar a perder la salida. Comoestaban llegaron y entraron a Los in-vasores. Fueron el centro de todas lasmiradas, pero Carmelo se sentía segu-ro de sí mismo ¡Había pasado tantas!
Era un hombre creyente; colaboróconcretamente para la edificación de laParroquia Niño Jesús de Praga, deAlbarellos. A fines de los ochenta co-menzó a enfermarse. Carmelo Fumaba.Le diagnosticaron un problema en elcorazón: miocardiopatía dilatada. Deallí en más -hasta la muerte, a los 56años- paso por internaciones, interven-ciones varias y complejas, sobre lascuales los médicos preanunciaban lopeor, pero Carmelo salía, una y otra vez,hasta la última vez. Fe era lo que le so-braba. Y fuerza (…).
Fragmento del cuento “Un inmi-
grante en San Isidro”, la historia del
vecino Carmelo Iazzetta, contada por
su hija, la profesora Claudia Iazzetta.
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•
36 Barrios e historias
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Una famosa burrada...
El viejo Cucase, verdule-
ro, transita con su carrito
cargado de fruta y verdura,
tirado por un asno. Va por
“Villa Nájera”, la antigua
“Villa Nájera”, barrio de esta
Ciudad de San Fernando,
por entonces de calles de
tierra flanqueadas de
zanjones con agua. Va pre-
gonando su mercancía a los
vecinos, sus parroquianos.
Al asno le acontece enton-
ces un pronto, uno de esos
asnales arranques tan, para
nosotros, inexplicables e irracionales, pero que, en el mun-
do asnal pueden tener alguna explicación, inalcanzable ge-
neralmente para los simples mortales. Se plantó, sí; se negó
tercamente a seguir adelante. Habrá tenido, sin duda, recla-
maciones salariales pendientes, demandas gastronómicas
insatisfechas, cuestiones sindicales aún en trámite; no lo
sabemos. Lo cierto es que no quiso seguir adelante. El ver-
dulero comenzó a incitarlo verbalmente; era hombre de paz,
y no quería pasar a las vías de hecho sin agotar antes los
verbales razonamientos; pero el asno no estaba aquel día
para monsergas, y allí siguió, firme en el sitio, como si lo
hubieran plantado en un hoyo en la dura tierra.
El verdulero Cucase pasó, sí, entonces, a las vías de he-
cho, valiéndose de un látigo que para el efecto llevaba siem-
pre prevenido; pero el asno desoyó también estas imperio-
sas invitaciones del desdeñado mercachifle.
En aquellos momentos, y en mal hora, en malísima hora
diríamos nosotros, acertó a pasar por el lugar el muy soca-
rrón y taimado del manco Villadeamigo, que, viendo el mal
trance porque pasaba su compadre el verdulero, que se
había bajado del pescante y rascándose la cabeza se deva-
naba pensando qué haría, se dispuso inmediatamente a in-
tervenir en su favor. (En reali-
dad no era la suya, ni por se-
mejas, una intención de ejer-
citar la beneficencia, como en
seguida veremos; su designio
era bien otro).
-Esa no es manera de ha-
cer las cosas -le indicó al ver-
dulero. –A los asnos hay que
tratarlos de otra forma.
El verdulero quedó dudo-
so; el manco sabía con qué
bueyes araba, y que el verdu-
lero era, sin duda, de los de
poca sal en la mollera.
-Pues ¿cómo tengo que hacerlo?
-Mediante la persuasión.
-Ya he tratado de persuadirlo varias veces; incluso he
intentado convencerlo con esto- y esgrimió el látigo.
-Craso error; déjeme usted a mí, y verá.
Y allí fue el pícaro del manco y se abrazó al cuello del
animal. Fingió como que paternalmente le hablaba.
Villadeamigo estaba fumando. Sin que Cucase lo viera, le
metió entonces la brasa del cigarro en la oreja al pobre ani-
mal, que salió pitando, con carro y todo. Perdió en la carrera
la recta, y fue a meterse en una de las zanjas. Volcó el vehí-
culo, y esparció por suelos y zanja sus nabos, sus naranjas
y melones, sus lechugas y puerros. Horrorizado, el viejo
Cucase veía el estropicio, su mercadería esparcida, su carro
volcado. Y allí, gimoteando, pronunció aquellas palabras,
que en su tiempo hicieron época:
-Pero ¿qué le dijiste a mi burro?
(Esta verídica historia me fue narrada por el amigo Víctor
Brown)
Francisco Vázquez
37Barrios e historias
Lo nuevo en el barrio
Tecnópolis: ciencia y recreación
a la vuelta de la esquinaLa exhibición de ciencia, arte y
tecnología del bicentenario,
Tecnópolis, en Villa Martelli, es el
lugar más visitado, en los últimos
días. Prensa Libre recorrió cuatro
de las atracciones que propone la
muestra: el simulador satelital, los
hielos continentales, el espacio de
robótica y juegos y el laboratorio de
biotecnología de un escuela
agropecuaria autogestionada. Co-
nocimiento e información sobre di-
versos temas, pero también espa-
cios de juegos y recreación para
adultos, jóvenes y niños, forman
parte del núcleo de este proyecto
organizado por el gobierno nacio-
nal. Recorrerlo en un día es imposi-
ble, e innecesario porque la entrada
es libre y gratuita.
La mente abierta a la imaginación y
buen calzado, dos condimentos que no
deben faltar al recorrer Tecnópolis, la
muestra de ciencia, arte y tecnología del
bicentenario, inaugurada recientemen-
te en Villa Martelli, Vicente López, en un
predio de más de 50 hectáreas con en-
trada por la avenida Gral. Paz (Lasalle
4365).
Prensa Libre recorrió cuatro de las
más de 120 atracciones que hay para ver
y recabó información práctica –precios
de buffet, modo de llegar y de movilizar-
se dentro de la feria, entre otros- para
que un visitante individual, en familia o
en grupo, pueda disfrutar del paseo y
vaya preparado.
Lo primero que hay que tener en
cuenta es que las atracciones son tan-
tas, y el predio tan amplio, como para no
intentar recorrerlos en un día. La fecha
de clausura es el 22 de agosto,pero el 2
de septiembre estará nuevamente abier-
ta hasta el fin de noviembre y con nue-
vas atracciones. La entrada es libre y
gratuita.
Hay pequeños vehículos, similares
a cuatriciclos motorizados (se solicitan
en la entrada por Lasalle), para perso-
nas con bebés o incapacitadas para
caminar por los pasillos que son de
asfalto, tierra y pedregullo. El ingreso a
las muestras es en pequeños grupos
por lo que la espera, en filas largas,
puede llegar a 60 minutos y en ninguna
menos de 15.
El parque está dividido en cinco
áreas temáticas Tierra, Fuego, Aire,
Agua e Imaginación. Durante las vaca-
ciones de invierno las familias aprove-
charon los días de semana para visitar
la muestra, pero tras el receso escolar
serán los fines de semana los días con
más visitantes. Los lunes el predio per-
manece cerrado al público.
Satélites
En el espacio Ai02, “El futuro es
hoy”, en el sector Aire, que se destaca
porque literalmente se ve un cohete
espacial de varios metros de altura, el
visitante se interiorizará del plan espa-
cial nacional a cargo de la Comisión
Nacional de Actividades Espaciales �
(CONAE).
Justamente allí, mediante una
creativa puesta multimedia, se simula
un viaje dentro del SAC-D/Acquarius,
el satélite argentino lanzado reciente-
mente. Todo está “controlado” por
hombres y mujeres con trajes espacia-
les completamente blancos (luego ac-
ceden gentilmente a fotografiarse con
los visitantes).
Una vez adentro se apagan las lu-
ces, se cierran los ingresos y se muestra
la superficie terrestre por una amplia
pantalla que se extiende en “la superfi-
cie del satélite” y permite ver como si
uno estuviera “arriba, en el espacio
sideral”; de hecho, las imágenes
satelitales que se observan son reales
absolutamente.
Desde otra pantalla lateral, la voz
mecánica de una computadora a la que
se le ve el rostro y las gesticulaciones,
cuenta la historia espacial argentina. A
los costados hay pantallas/ventanas
que simulan visiones laterales y otras
que refuerzan lo que relata el ordenador
parlante. Este puede ser “el primer via-
Fuerza Bruta en la entrada de la exposición.
38 Barrios e historias
Lo nuevo en el barrio
Más de cien atracciones para acercar a los niños,
je” de los visitantes. Dura 15 minutos.
Frío glaciar
En el espacio Ag, sector Agua, un
pabellón de dos tramos muestra la fau-
na patagónica y antártica y, al fondo,
una simulación del glaciar Perito More-
no, donde se ve la caída de los hielos en
tamaño cinematográfico y (de verdad)
se siente el agua que salpica al caer. La
temperatura en este sector es baja, pero
no hace falta ropa especial.
La información de la primera sala es
sobre aves, ballenas, mamíferos y fauna
en general. Se destaca el informe sobre
el llamado, dragón de la Patagonia, un
insecto de 15mm descubierto reciente-
mente. También hay un pormenorizado
informe sobre glaciares; ¿son todos
iguales?, ¿crecen o se achican? Allí se
contestan éstas y otras preguntas.
Juegos y robótica
En el espacio Joven, sector Imagi-
nación, una carpa temática combina jue-
gos, música y deportes con electrónica
y robótica. El lugar es especial para
chicos y adolescentes porque pueden
ser parte de un conjunto musical y tañer
guitarra, batería, bajo, cantar; jugar al
metegol o correr cubos con robots.
También pueden manejar y recorrer
carreteras virtuales a velocidades de
Fórmula 1, con cinturón de seguridad,
claro, o bien escuchar y dialogar con un
robot de forma to-
talmente humana,
del que solamente
se descubre su
verdadera génesis
y naturaleza por-
que algunos de
sus circuitos so-
bresalen a la altura
de la nuca.
Este lugar tie-
ne varias opciones
lúdicas y las espe-
ras son desde 15
hasta 30 minutos.
Otra opción es el
parque de skates
en el Im10, siempre
dentro de Imagina-
ción, sin esperas,
o las pistas para
bailar hip hop y
otros ritmos popu-
lares, o escuchar
recitales de dife-
rentes grupos in-
vitados.
Biotecnología
En el sector Tierra, en el stand de
Biotecnología y ornamentación Ti08,
se puede ver el funcionamiento real del
laboratorio de biotecnología de la Es-
cuela de Educación Agropecuaria Nº 13
de Chaco, la única del país
autogestionada, porque importa y ex-
porta sus propias especies.
La biotecnología es, según una de-
finición aceptada por los expertos en el
tema, toda aplicación tecnológica que
utiliza sistemas biológicos y organis-
mos vivos, o sus derivados, para crear
o modificar productos o procesos para
usos específicos. El propio director de
la entidad, José Ruchesi, explica a los
visitantes la historia de esta escuela.
“La idea es desarrollar plantas a
partir de sus tejidos”, le explica Ruchesi
a los oyentes y detrás de él se puede ver
en una suerte de incubadora, a estrictos
21 grados centígrados, con cientos de
plantines pequeñísimos de especies or-
namentales, como gerberas y orquídeas;
forestales, como algarrobo; e industria-
les como batata o aloe vera.
“Cada especie pasa primero por la
sala de incubación y luego por la de
crecimiento” explica y agrega: “La
El entusiasmo de los chicos.
39Barrios e historias
jóvenes y adultos a la ciencia y a la técnica
Lo nuevo en el barrio
gerbera (planta ornamental de la familia
del girasol, bautizada con ese nombre
por el naturalista alemán Traugott
Gerber) ahora la obtenemos nosotros,
pero antes se importaba de Holanda a
dos euros cada una”
Tren
La recorrida por Tecnópolis puede
hacerse en tren, pues una formación
para aproximadamente 60 personas va y
viene dentro de la feria, desde la entrada
de Gral. Paz hasta la otra punta del
predio, con dos paradas intermedias y
la llegada a la avenida de Los Constitu-
yentes.
Desde la estación Migueletes, del
ferrocarril Mitre, ramal Retiro-José León
Suárez hay ómnibus gratuitos que lle-
van a la muestra. Desde Puente Saavedra
acercan los colectivos 28 y 21. El 161
que va a Villa Martelli, y recorre la calle
Laprida, en la zona del Puente, también
acerca al predio.
Dentro del predio hay quioscos de
golosinas, y puestos de hamburgue-
sas, chorizos, gaseosas y pizzas; tam-
bién con los típicos copos de algodón
de azúcar. Los precios son altos con
relación a un bar o quiosco de la calle,
como suelen serlo en el zoológico u otro
espectáculo similar. Por eso conviene
llevar mate y provisiones desde casa.
Por lo demás, como en otras ferias
multitudinarias, se puede tramitar el
documento de identidad y el pasaporte;
hay un sector de vacunas gratuitas
contra la gripe y el tétanos. Sin lugar a
El viejo tranvía junto amodernos trenes.
dudas es una propuesta original y dife-
rente a lo que se puede haber visto en
los últimos tiempos.
Simuladores de la Fórmula 1.
40 Barrios e historias