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Beato FRANCISCO CASTELLÓ Francisco nació en Alicante (España) en 1914. Después de la muerte de su padre ese mismo año, junto con su madre y sus dos hermanas se fue a vivir a Lérida donde tenía familia y casa. En esta ciudad vivió toda su infancia y los primeros años de la juventud hasta que después de terminar los estudios de bachillerato estudió Ingeniería Química en Barcelona. Francisco fue un joven de carácter fuerte, valiente, generoso, entusiasta y con un profundo amor a Dios que transmitía con su oración, vida y palabra a su alrededor en los ambientes en los que se encontraba. A causa de su firme fe católica y su compromiso cristiano fue encarcelado en Lérida en 1936 como consecuencia del inicio de la Guerra Civil Española y pasó 10 semanas en prisión. Finalmente, el 29 de septiembre de ese mismo año, con 22 años de edad, en un largo y fingido juicio, después de varias preguntas y falsas acusaciones con las que se buscaba de alguna manera su condena, un oficial, ya cansado le pregunta: “Vayamos al grano: ¿Usted es católico?” ante lo que Francisco respondió: “Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa”. Esta respuesta causó el silencio y la admiración en toda la sala; el tribunal lo condena a muerte por ser católico y muere mártir fusilado en el cementerio de Lérida esa misma noche. Pocas horas antes de morir pudo escribir algunas cartas entre las que destaca la que escribe a su novia prometida María. En 2001 el Papa San Juan Pablo II le declara Beato convirtiéndolo en modelo y ejemplo de vida para todos los jóvenes católicos de todos los tiempos. Es una vida que impresiona y causa admiración ¿verdad?, vamos a ver detenidamente qué rasgos caracterizaban la increíble vida del joven Francisco, rasgos que deberían caracterizar nuestra vida de jóvenes católicos. Un joven valiente con un profundo amor a Dios “Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa” Quizá al leer la historia de Francisco se te ha pasado por la cabeza la siguiente pregunta ¿Qué hubiera respondido yo en su lugar, hubiera sido capaz de ser valiente y no negar a Dios?; quizá piensas que la respuesta que dio en ese momento Francisco fue algo improvisado, que se le ocurrió en ese momento y que cualquiera lo hubiera dicho… Una respuesta así de valiente, en una situación como esa en la que se juega la vida o la muerte, solo la puede decir quién se ha acostumbrado durante toda la vida a irle diciendo “SÍ” a Dios en todo, comenzando por los detalles más sencillos y cotidianos, sin importar las consecuencias, solo la puede decir quién ama a Dios por encima de todo realmente. Podemos pensar si somos de verdad jóvenes valientes: ¿Cómo va mi amor a Dios? ¿Me reservo algún rato diario para hablar con Dios? ¿Qué oportunidades tengo durante el día para demostrar este verdadero amor a Dios como lo hizo Francisco? Beato FRANCISCO CASTELLÓ Francisco nació en Alicante (España) en 1914. Después de la muerte de su padre ese mismo año, junto con su madre y sus dos hermanas se fue a vivir a Lérida donde tenía familia y casa. En esta ciudad vivió toda su infancia y los primeros años de la juventud hasta que después de terminar los estudios de bachillerato estudió Ingeniería Química en Barcelona. Francisco fue un joven de carácter fuerte, valiente, generoso, entusiasta y con un profundo amor a Dios que transmitía con su oración, vida y palabra a su alrededor en los ambientes en los que se encontraba. A causa de su firme fe católica y su compromiso cristiano fue encarcelado en Lérida en 1936 como Es una vida que impresiona y causa admiración ¿verdad?, vamos a ver detenidamente qué rasgos caracterizaban la increíble vida del joven Francisco, rasgos que deberían caracterizar nuestra vida de jóvenes católicos. Un joven valiente con un profundo amor a Dios “Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa” Quizá al leer la historia de Francisco se te ha

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Beato FRANCISCO CASTELLÓ

Francisco nació en Alicante (España) en 1914. Después de la muerte de su padre ese mismo año, junto con su madre y sus dos hermanas se fue a vivir a Lérida donde tenía familia y casa. En esta ciudad vivió toda su infancia y los primeros años de la juventud hasta que después de terminar los estudios de bachillerato estudió Ingeniería Química en Barcelona.

Francisco fue un joven de carácter fuerte, valiente, generoso, entusiasta y con un profundo amor a Dios que transmitía con su oración, vida y palabra a su alrededor en los ambientes en los que se encontraba. A causa de su firme fe católica y su compromiso cristiano fue encarcelado en Lérida en 1936 como consecuencia del inicio de la Guerra Civil Española y pasó 10 semanas en prisión. Finalmente, el 29 de septiembre de ese mismo año, con 22 años de edad, en un largo y fingido juicio, después de varias preguntas y falsas acusaciones con las que se buscaba de alguna manera su condena, un oficial, ya cansado le pregunta: “Vayamos al grano: ¿Usted es católico?” ante lo que Francisco respondió: “Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa”. Esta respuesta causó el silencio y la admiración en toda la sala; el tribunal lo condena a muerte por ser católico y muere mártir fusilado en el cementerio de Lérida esa misma noche. Pocas horas antes de morir pudo escribir algunas cartas entre las que destaca la que escribe a su novia prometida María.

En 2001 el Papa San Juan Pablo II le declara Beato convirtiéndolo en modelo y ejemplo de vida para todos los jóvenes católicos de todos los tiempos.

Es una vida que impresiona y causa admiración ¿verdad?, vamos a ver detenidamente qué rasgos caracterizaban la increíble vida del joven Francisco, rasgos que deberían caracterizar nuestra vida de jóvenes católicos.

Un joven valiente con un profundo amor a Dios

“Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa”

Quizá al leer la historia de Francisco se te ha pasado por la cabeza la siguiente pregunta ¿Qué hubiera respondido yo en su lugar, hubiera sido capaz de ser valiente y no negar a Dios?; quizá piensas que la respuesta que dio en ese momento Francisco fue algo improvisado, que se le ocurrió en ese momento y que cualquiera lo hubiera dicho…

Una respuesta así de valiente, en una situación como esa en la que se juega la vida o la muerte, solo la puede decir quién se ha acostumbrado durante toda la vida a irle diciendo “SÍ” a Dios en todo, comenzando por los detalles más sencillos y cotidianos, sin importar las consecuencias, solo la puede decir quién ama a Dios por encima de todo realmente.

Podemos pensar si somos de verdad jóvenes valientes:

¿Cómo va mi amor a Dios? ¿Me reservo algún rato diario para hablar con Dios? ¿Qué oportunidades tengo durante el día para demostrar este verdadero amor a Dios como lo hizo Francisco?

Beato FRANCISCO CASTELLÓ

Francisco nació en Alicante (España) en 1914. Después de la muerte de su padre ese mismo año, junto con su madre y sus dos hermanas se fue a vivir a Lérida donde tenía familia y casa. En esta ciudad vivió toda su infancia y los primeros años de la juventud hasta que después de terminar los estudios de bachillerato estudió Ingeniería Química en Barcelona.

Francisco fue un joven de carácter fuerte, valiente, generoso, entusiasta y con un profundo amor a Dios que transmitía con su oración, vida y palabra a su alrededor en los ambientes en los que se encontraba. A causa de su firme fe católica y su compromiso cristiano fue encarcelado en Lérida en 1936 como consecuencia del inicio de la Guerra Civil Española y pasó 10 semanas en prisión. Finalmente, el 29 de septiembre de ese mismo año, con 22 años de edad, en un largo y fingido juicio, después de varias preguntas y falsas acusaciones con las que se buscaba de alguna manera su condena, un oficial, ya cansado le pregunta: “Vayamos al grano: ¿Usted es católico?” ante lo que Francisco respondió: “Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa”. Esta respuesta causó el silencio y la admiración en toda la sala; el tribunal lo condena a muerte por ser católico y muere mártir fusilado en el cementerio de Lérida esa misma noche. Pocas horas antes de morir pudo escribir algunas cartas entre las que destaca la que escribe a su novia prometida María.

En 2001 el Papa San Juan Pablo II le declara Beato convirtiéndolo en modelo y ejemplo de vida para todos los jóvenes católicos de todos los tiempos.

Es una vida que impresiona y causa admiración ¿verdad?, vamos a ver detenidamente qué rasgos caracterizaban la increíble vida del joven Francisco, rasgos que deberían caracterizar nuestra vida de jóvenes católicos.

Un joven valiente con un profundo amor a Dios

“Sí, soy católico y si ser católico es un delito acepto con gusto ser delincuente y si mil vidas tuviese las volvería a dar por esta causa”

Quizá al leer la historia de Francisco se te ha pasado por la cabeza la siguiente pregunta ¿Qué hubiera respondido yo en su lugar, hubiera sido capaz de ser valiente y no negar a Dios?; quizá piensas que la respuesta que dio en ese momento Francisco fue algo improvisado, que se le ocurrió en ese momento y que cualquiera lo hubiera dicho…

Una respuesta así de valiente, en una situación como esa en la que se juega la vida o la muerte, solo la puede decir quién se ha acostumbrado durante toda la vida a irle diciendo “SÍ” a Dios en todo, comenzando por los detalles más sencillos y cotidianos, sin importar las consecuencias, solo la puede decir quién ama a Dios por encima de todo realmente.

Podemos pensar si somos de verdad jóvenes valientes:

¿Cómo va mi amor a Dios? ¿Me reservo algún rato diario para hablar con Dios? ¿Qué oportunidades tengo durante el día para demostrar este verdadero amor a Dios como lo hizo Francisco?

Page 2: Beato Francisco Castelló (Formato Carta)

Un verdadero amor humano

La carta que Francisco escribió a su novia María unas horas antes de morir expresa muy bien como era su amor hacia ella:

“Querida María: nuestras vidas se han juntado y Dios ha querido separarlas. A Él le ofrezco con toda la intensidad posible el amor que te tengo, mi amor intenso, puro y sincero.

Me pasa una cosa extraña: no puedo sentir ninguna pena por mi suerte. Una alegría interna, intensa, fuerte, me invade totalmente. Querría hacerte una carta triste de despedida, pero no puedo. Estoy totalmente envuelto de ideas alegres, como un presentimiento de la gloria.

Querría hablarte de lo mucho que te habría querido, los detalles que te tenía reservados, de lo felices que habríamos sido. Pero para mí todo eso es secundario. Tengo que dar un gran paso. Una cosa tengo que decirte: cásate si puedes, yo desde el cielo bendeciré tu unión y tus hijos. No quiero que llores, no lo quiero. Siéntete orgullosa de mí. Te quiero, no tengo tiempo para nada más.”

Francisco

En nuestra sociedad se escuchan y se ven “caricaturas” del verdadero amor humano, ideas falsas del amor, un amor que es solo sentimiento, que solo busca interés, placer egoísta y que al final lo único que genera es vacío y tristeza pues solo el verdadero amor humano es capaz de llenar interiormente.

¿Cómo era el amor de Francisco a su novia María?

Un amor intenso que es natural entre el hombre y la mujer ya que están hechos el uno para el otro.

Un amor puro y sincero que solo busca el bien y la felicidad de la persona amada aunque esto exija muchas veces sacrificios, entrega y perdón. Un amor que no busca ningún interés egoísta.

Un amor orientado y ofrecido a Dios. Es un amor que nace del profundo amor a Dios, dice “…y Dios ha querido separarlas (…) a Él le ofrezco mi amor…” Francisco amaba a Dios por encima de todo y por eso, aunque amaba mucho a su novia, no lo negó aunque eso le exigió la vida.

Para reflexionar:

¿Cómo puedo prepararme desde ahora para ser capaz de amar de verdad?

Un verdadero amor humano

La carta que Francisco escribió a su novia María unas horas antes de morir expresa muy bien como era su amor hacia ella:

“Querida María: nuestras vidas se han juntado y Dios ha querido separarlas. A Él le ofrezco con toda la intensidad posible el amor que te tengo, mi amor intenso, puro y sincero.

Me pasa una cosa extraña: no puedo sentir ninguna pena por mi suerte. Una alegría interna, intensa, fuerte, me invade totalmente. Querría hacerte una carta triste de despedida, pero no puedo. Estoy totalmente envuelto de ideas alegres, como un presentimiento de la gloria.

Querría hablarte de lo mucho que te habría querido, los detalles que te tenía reservados, de lo felices que habríamos sido. Pero para mí todo eso es secundario. Tengo que dar un gran paso. Una cosa tengo que decirte: cásate si puedes, yo desde el cielo bendeciré tu unión y tus hijos. No quiero que llores, no lo quiero. Siéntete orgullosa de mí. Te quiero, no tengo tiempo para nada más.”

Francisco

En nuestra sociedad se escuchan y se ven “caricaturas” del verdadero amor humano, ideas falsas del amor, un amor que es solo sentimiento, que solo busca interés, placer egoísta y que al final lo único que genera es vacío y tristeza pues solo el verdadero amor humano es capaz de llenar interiormente.

¿Cómo era el amor de Francisco a su novia María?

Un amor intenso que es natural entre el hombre y la mujer ya que están hechos el uno para el otro.

Un amor puro y sincero que solo busca el bien y la felicidad de la persona amada aunque esto exija muchas veces sacrificios, entrega y perdón. Un amor que no busca ningún interés egoísta.

Un amor orientado y ofrecido a Dios. Es un amor que nace del profundo amor a Dios, dice “…y Dios ha querido separarlas (…) a Él le ofrezco mi amor…” Francisco amaba a Dios por encima de todo y por eso, aunque amaba mucho a su novia, no lo negó aunque eso le exigió la vida.

Para reflexionar:

¿Cómo puedo prepararme desde ahora para ser capaz de amar de verdad?

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