Ben Sirá - Palabra Misión- Claretianos

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  • 7/30/2019 Ben Sir - Palabra Misin- Claretianos

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    Tema 4: CUIDAR LA TRADICIN: VALORES Y LMITES

    Texto: Libro de Jess, hijo de Sira (Eclesistico): 1-6; 16-24; 34-44; 48Texto para el encuentro comunitario: Si 16,24 - 17,24

    CLAVE BBLICAINTRODUCCIN

    Ttulo

    El Eclesistico es el nico libro del Antiguo Testamento firmado por un autor llamado Jess, el hijo deSira (50,27). En la mayora de los manuscritos el ttulo del libro identifica el gnero literario del mismoy a su autor: La sabidura de Jess, hijo de Sira. Una forma breve del ttulo aparece en el texto sirio:La sabidura del hijo de Sira. Y, segn San Jernimo, en una copia del texto hebreo apareceparbolas (dichos sabios). Ms descriptivo es el ttulo que aparece en la tradicin latina; en laVulgata encontramos: Eclesistico = libro de la iglesia. No se conoce el origen de este ttulo que se

    remonta al tiempo de Cipriano (ao 58), pero se sospecha que se deba al extenso uso del mismo comolibro que acompaaba a los cristianos.

    Canonicidad

    El libro no fue admitido en el canon judo (en esta misma lnea se ha movido la tradicin protestante),aunque es citado en el Talmud y otros escritos judos, incluso empleando a veces la frmula estescrito, que se usa ordinariamente en relacin a obras cannicas. El establecimiento de criteriosespecficos de canonicidad, como resultado de los debates y deliberaciones en torno al as llamadoconcilio de Jamnia, excluy automticamente el libro de Sira, al delimitar la inspiracin al perodocomprendido entre Moiss y Esdras. Adems, algunos aspectos del libro se encuentran ms cercanos alpensamiento saduceo que a las enseanzas de los fariseos; y, por otra parte, Sira fue tachado dehelenista por algunos. Todo ello ha tenido su influencia en la historia accidentada del libro. Forma partede los libros cannicos del Antiguo Testamento para los catlicos y la mayora de las iglesias ortodoxas.Sin embargo, el tema no est exento de ambigedad en la misma tradicin cristiana. La presencia dellibro en la traduccin de los LXX implicaba ya un cierto carcter sacral, pero, en su traduccin de laVulgata, Jernimo le niega un puesto entre los libros cannicos. Se le asoci a los deutero-cannicos.Agustn, en desacuerdo con Jernimo, consider todos los libros de la traduccin de los LXX comoportadores de la misma autoridad.

    El texto

    El texto del libro de Sira tiene una historia particular, debido sobre todo a la desaparicin del textooriginal hebreo en el mundo occidental durante cerca de quince siglos (desde Jernimo hasta 1900).Aunque el texto original se conoca en la tradicin hebrea, no estaba muy divulgado. En la tradicincristiana se le conoca en sus versiones griega y latina, o a partir de otras traducciones de las mismas,como la copta, y por la traduccin siria. En 1896 Salomn Schecter descubri unos manuscritoshebreos medievales del libro de Sira, que haban sido conservados en un almacn de libros bblicos ylitrgicos usados de El Cairo.

    El texto de los captulos 31 al 36 es diferente en los manuscritos hebreo y griego:Hebreo GriegoCap. 31 Cap. 34Cap. 32 Cap. 35Cap. 33 Cap. 36Cap. 34 Cap. 31Cap. 35 Cap. 32

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    Cap. 36 Cap. 33

    1. NIVEL LITERARIO

    1.1. Influencia del libro de los Proverbios

    Ben Sira se sita dentro de la venerable tradicin de los maestros de sabidura. Sus sentencias separecen a las de Proverbios, Job y Qohelet, que ha estudiado cuidadosamente. En Ben Sira,encontramos, sin embargo, una fuerte influencia del libro de Proverbios. No se contenta solamente concitar algunos proverbios, sino que los desarrolla explicando sus implicaciones para el momento actual.En este sentido, ha preferido una forma narrativa de instruccin ms que la forma simple del proverbiotradicional. Como el libro de los Proverbios, Ben Sira comienza tambin con un himno a la sabidura,en su personificacin femenina (Pr 1-9; Si 1,1-20), y concluye con un poema acrstico (Pr 31,10-31; Si51,13-30).

    1.2. Sentencias de verdad

    Las sentencias de verdad recogen breves pensamientos y los expresan en una forma potica, para poder

    captar la imaginacin y grabarse en la memoria. Recogen la experiencia de muchos y la enuncian comosi se tratase de un descubrimiento personal, dndole un carcter a-temporal. Estos aforismos ysentencias tienen una fuerza legal en algunas sociedades. Los Israelitas antiguos los empleaban comopruebas irrefutables. Slo con pronunciarlos reunan el consenso de todos: Vino nuevo es el amigo fiel;cuando sea viejo, lo bebers con gusto (9,10; cf 22,6.9). Estas antiguas sentencias de verdad nos hanllegado en formas diversas, como, por ejemplo, las frases comparativas: 19,24; 29,22; 41,15. Losdichos numricos permiten a los maestros combinar conceptos semejantes para obtener el mayor efecto,tal como vemos en 25,1-2; 23,16; 26,28. Algunas sentencias de verdad toman la forma de bendicin omaldicin (14,1-2; 14,20-27). Las bendiciones estn en clara oposicin a las maldiciones (2,12-14).Estas dos formas reflejan la tendencia sapiencial hacia el pensamiento bipolar, haciendo una distincinclara entre los sabios y los necios, lo bueno y lo malo. Dichas sentencias de verdad aparecen tambin enforma de preguntas retricas: 10,19.

    1.3. Instruccin

    Otra forma importante de expresin es la instruccin, que marca el tono de las enseanzas de Ben Sira,quien se expresa como un personaje con autoridad hablando a sus discpulos. Los encabezamientosvaran entre hijo mo (4,1), hijos piadosos (39,13), hijos (3,1; 23,7; 41,14) y vosotros quenecesitis instruccin (51,23). Sus enseanzas, que, con frecuencia, se presentan como pequeosprrafos sobre temas concretos, estn reforzadas con avisos y amenazas, recurso corriente para motivara la gente. Con frecuencia los refranes sintetizan el material de las frases precedentes o posteriores.

    A lo largo de todo el libro las expresiones positivas se alternan con otras de sentido negativo: Honra alpadre de palabra y de obra, para que su bendicin recaiga sobre ti (3,8); no te glores en el deshonor

    de tu padre, porque el deshonor de tu padre no es gloria para ti (3,10). Muchas veces, en dichasinstrucciones no encontramos la motivacin: no te avergences de confesar tus pecados, no te opongasa la corriente del ro (4,26). A veces, una serie de instrucciones se encuentran seguidas de una nicaclusula de motivacin: Hijo mo, no prives al pobre de lo que necesita para subsistir, ni hagas esperara los ojos que imploran. No hagas sufrir al que tiene hambre ni exasperes a un hombre que est en lamiseria... porque, si l te maldice en su amargura, su Creador va a escuchar su oracin (4,1-6). Lapeticin de recompensa para la conducta justa hace de contrapeso a las amenazas lanzadas contra laconducta injusta: Da al Altsimo porque l te dio, dale generosamente lo que tienes en tu mano. Porqueel Seor recompensa y te devolver siete veces ms (35,9-10).

    Ben Sira da muestras de una gran aficin por los refranes y las frases repetitivas. Por ejemplo, Los quetemis al Seor, esperad en su misericordia; no vacilis o vais a caer. Los que temis al Seor, confiad

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    en l, y vuestra recompensa no se perder. Los que temis al Seor, esperad en sus beneficios, laalegra eterna y la misericordia (2,7-9).

    1.4. Los himnos

    En Ben Sira aparecen tambin algunos himnos, sobre todo en 42,15 - 43,33 y 51,1-12. En dichos

    himnos Ben Sira ensalza las maravillas de la creacin del mundo, tal como lo haba hecho el autor dellibro de Job. El poder maravilloso del Creador y la humilde conciencia del misterio marcan el clima deestos himnos. Ben Sira es muy consciente de que los ojos humanos no ven ms all de la superficie,pero su uso exquisito de las imgenes poticas nos hace caer en la cuenta que incluso este conocimientolimitado es algo maravilloso. Describe la escarcha como espinas clavadas en la tierra y la nieve lerecuerda el vuelo de los pjaros en el cielo. Se pueden ver tambin los dos bellos himnos a la sabiduraen 1,1-10 y 24,1-22.

    Hay dos composiciones didcticas que se asemejan a los himnos, pero en su redaccin observamos unadistancia ms grande entre el cantor y el Creador (16,24 - 17,24; 39,12-35). Se tiene la impresin queestas doctas meditaciones son fruto de la reflexin y el estudio atento. En su reflexin en torno al lugardel ser humano dentro del universo, seala para cada cosa, aun para aquellas que parecen fuera de

    lugar, un puesto en la armona del universo. Esas composiciones didcticas tienen la funcin de defensarla justicia divina, a la que Ben Sira se refiere con gran libertad.

    1.5. Las sentencias: No digas...

    Conocidas ya en la literatura sapiencial egipcia, eran un recurso usado para rechazar el disenso. Estaforma de debate advierte acerca de una presuncin exagerada sobre la paciencia de Dios, sumisericordia y soberana. Es un aviso para aquellos que piensan poder pecar impunemente. Por ejemplo:No digas: estoy escondido al Seor y nadie me observa desde lo alto. Soy un desconocido entre lagente, pues qu soy yo en medio de la inmensidad de la creacin? (16,17; cf 5,3.4.6; 7,9; 11,23.24;15,11.12; 31,12). Este tipo de discusin trata el problema de la teodicea.

    1.6. Encomio

    El encomio es un tipo de discurso que busca motivar al que escucha a admirar a alguien en orden apracticar alguna virtud o desarrollar alguna cualidad. Ben Sira escribe alabanzas acerca de un gruposelecto de hroes ancestrales (44,1 - 50,24), que constituyen una especie de encomio. Se pasea por lagalera de caracteres bblicos, y as prepara el camino para un elogio del gran sacerdote de su tiempo,Simn. Su cuidada seleccin de los hroes demuestra una clara preferencia por las figuras sacerdotalesy por otros que contribuyeron, de forma material, al culto de Israel. La secuencia de los hroes siguefielmente la divisin cannica: primero aquellos de quienes se habla en el Pentateuco; luego, losprofetas, incluyendo Job y Nehemas; para volver luego a remontarse a los comienzos, desde Enochhasta el mismo Adn. El objetivo del encomio es impulsar a los lectores a imitar en la propia vida elejemplo de esos hroes.

    1.7. Estructura

    El libro se puede dividir en tres secciones, cada una de ellas acabando con algn poema:1-24 (24,1-34: himno a la sabidura en clave femenina)25-43 (42,15 - 43,33: himno de alabanza al Creador)44-51 (51,13-30: himno descriptivo de la bsqueda de la sabidura por parte de Ben Sira).

    2. NIVEL HISTRICO

    2.1. El perodo helenista en Palestina

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    El perodo helenista comienza con el influjo de la cultura griega, a partir de la ocupacin de Palestinapor Alejandro Magno el ao 332 a.C. Se mantiene en Palestina hasta la proclamacin de Augusto comoemperador romano el ao 27 a.C. Sin embargo, hay que afirmar que la influencia de la cultura griegasobre el judasmo haba comenzado ya antes del sigo IV a.C, y prosigui hasta la poca talmdica, enlos siglos III y IV d.C. Judasmo y Helenismo eran dos mundos culturales distintos. El helenismo era un

    fenmeno muy complejo que incida en todas las reas de la vida: poltica, social, econmica,tecnolgica, cultural y religiosa. El helenismo era como un proceso en el que elementos del pensamientogriego eran pasados por el filtro de las culturas del Medio oriente y del Judasmo. Fue un cierto intentode reorientar el judasmo hacia el universalismo y reflej las antiguas tensiones presentes en Israel:centralismo religioso hegemnico en contra de la diversidad, separatismo en contra de la apertura a laculturas distintas. El helenismo buscaba una civilizacin mundial, ecumnica (de la palabra griegaoikumene); y ste que era su lema en orden a construir la fraternidad universal o el mundo unido.Queran conjugar los mejores elementos de las culturas griega y oriental. Para conseguir este objetivo,promovieron incluso los matrimonios mixtos en orden a propiciar razas mixtas. En el orden religioso,mostraron una tendencia al sincretismo. Extendieron esa corriente cultural a travs de las ciudades,llamadas polis.

    Las ciudades helenistas se caracterizaban por tener unos dioses que festejaban en unas celebracionesanuales llamadas panegris. Las fiestas incluan msica, poesa, teatro y juegos atlticos y atraan amuchos pueblos orientales, incluidos los judos, entre los que se haban establecido los griegos. Comoestos festivales tenan un carcter excesivo de veneracin al rey, los pueblos del prximo oriente fueronun poco reacios a sumarse a ellos al comienzo. Poco a poco, las dos tendencias religiosas comenzaron aconverger, y, dentro de un movimiento sincretista, se fueron conjuntando las divinidades.

    2.1.1. Atraccin y resistencia frente al helenismo

    Algunos judos se sentan atrados hacia algunos elementos de este sincretismo. Seguramente loshelenistas, as eran llamados, queran identificar la divinidad juda con Sabazios (el Zeus tracio) -unapalabra, a veces, escrita errneamente como Tzebaot (e incluso deletreada como Sabaoth, uno de los

    eptetos de Yahveh). Adems de ello, haba referencias persistentes sobre un antiguo parentesco entreJudea y Esparta, as como afirmaciones atribuidas al rey espartano Areo (308-265 aC) queidentificaban a los espartanos como descendientes de Abraham. Para ellos no constitua una violacinteolgica el uso del petasos, sombrero ancho de Hermes , o la prctica del eispasmo, que escondala circuncisin pintando la piel encima de ella, lo cual no lo consideraban un acto de apostasa sino unmodo de paliar las diferencias en un ambiente donde el ir desnudo era una prctica generalizada. Loshelenistas procuraban helenizar, pero los conservadores tradicionalistas se oponan a ello, porquevean en esas acomodaciones formas de apostasa. Para stos el reconocimiento de Dionisios por losjudos equivala al culto tributado a Baal por los antiguos israelitas, que los profetas denunciaronrepetidamente.

    Los tradicionalistas no podan soportar ver cmo los sacerdotes condescendan con la helenizacin

    movidos por clculos polticos. Entre los helenistas y los tradicionalistas hubo repetidos enfrentamientosa causa del sacerdocio. El gran sacerdote helenista, que favoreci el establecimiento en Jerusaln de ungymnasium (lugar para la prctica de ejercicios fsicos) y un ephebeum (una escuela donde losjvenes se entrenaban para diversos juegos), smbolos de una acomodacin cultural en materia derecreo, educacin o estilo de vida, fue rechazado por aquellos, que defendan la legitimidad de otra lneasacerdotal y denunciaban la ilegitimidad de la helenizacin de Jerusaln.

    En torno al 200 a.C. encontramos enfrentados a un judasmo que propona una aceptacin del helenismocon otro que intentaba acabar con ste, una controversia que a veces se ha simplificado excesivamenteen el tpico de helenismo contra judasmo. El enfrentamiento era, sin embargo, entre el grupo ultra-conservador, el Hasidismo, y los que promovan la helenizacin. Podramos definir a Ben Sira como untradicionalista, pero abierto a la corriente helenista.

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    2.1.2. La rebelin macabea

    Las realidades socio-econmicas y polticas, junto con las tensiones religiosas entre los helenistas y loshasidim, desembocaron en la rebelin macabea y la subsiguiente dinasta Amonea. En resumidascuentas, la rebelin de los Macabeos se debi al intento de Antoco IV Epifanes, el rey selucida de

    Siria, de suprimir el judasmo e imponer las prcticas religiosas griegas por toda la Judea. Orden lasupresin del culto en el Templo tal como se llevaba a cabo entonces, la celebracin del sbado y otrasfiestas y la circuncisin. Adems, impuso a los judos el ofrecimiento de cerdos en los altares -unapeculiaridad del ritual dionisaco- as como de otros animales impuros.

    Bajo la gua del sacerdote Matatas y sus hijos, se produjo una rebelin juda contra los decretosopresores de Antoco en el ao 167 a.C. Despus de la muerte de Matatas, el liderazgo de la rebelinpas a su hijo Judas, llamado Macabeo. Aunque Matatas era descendiente de una familia asmonea, sushijos y los que siguieron a Judas fueron llamados popularmente Macabeos.

    Los macabeos consiguieron una victoria sobre Siria en el 164 a.C. Liberaron Jerusaln, purificaron elTemplo y lo volvieron a consagrar al culto del Dios de Israel en una celebracin de ocho das, que pas

    a convertirse en las fiestas judas llamadas Hanukkah, que significa dedicacin.

    El helenismo constituy un gran desafo de acomodacin e inculturacin para el judasmo, que seprolong durate la poca talmdica. La rebelin macabea fue una respuesta inmediata a un momento decrisis. Las prescripciones de Antoco pusieron al judasmo palestino en una encrucijada. La rebelinmacabea no fue propiamente contra el helenismo sino contra un paganismo que se quera imponer sobreel judasmo. Es muy difcil establecer si los macabeos eran helenistas moderados o tradicionalistas. Situviramos que juzgar por los Asmoneos, que gobernaron Judea a partir del ao 140 a.C., podramosdecir que se trataba de helenistas, que supieron aprovechar para su causa a los Hasidim, que noentendieron los verdaderos motivos nacionalistas de los Asmoneos hasta despus de la liberacin delTemplo en el ao 164 a.C.

    2.1.3. Nueva interpretacin de las Tradiciones judas

    La helenizacin del judasmo tuvo lugar tanto en Palestina como en la dispora. Las comunidadesrecibieron el influjo de la lengua, literatura, filosofa y religin griegas. En todas partes, se convirti enuna necesidad para los sabios ayudar a sus correligionarios a adaptar la Torah al nuevo ambientehelenista, y, ms tarde, a la sociedad greco-romana. El resultado de ese esfuerzo fue una evolucinindependiente del midrash y el halakah en las regiones de habla griega, de lo que los trabajos de Filnconstituyen un ejemplo preclaro.

    Un ejemplo importante de este desarrollo lo podemos ver en el trabajo del historiador helenistaEupolemo, que fue el embajador de Judas Macabeo en Roma. Los escritores cristianos de los primerostiempos, Eusebio y Clemente de Alejandra reconocieron a Eupolemo el mrito de haber lanzado la idea

    de Moiss como el primer hombre sabio, situndolo, por lo tanto, por encima de los siete famosossabios que se crea haban dado origen a la civilizacin. Segn Eupolemo, Moiss fue el primer hombreque estableci un orden social basado en una ley constitucional.

    Otros escritores helenistas fueron ms all que Eupolemo. Descubrieron que fue Abraham quientransmiti antes la civilizacin. Ya hacia el ao 2000 a.C., se difundi la idea de que el personajebblico Enoch, conocido por lo griegos como Atlas, aprendi de los ngeles los secretos del cielo y de latierra. Este conocimiento esotrico se lo transmiti a Abraham quien, a su vez, comunic dichasabidura a los fenicios y a los sacerdotes egipcios en Helipolis. Se trate de Abraham o de Moiss, paraellos lo importante era sealar que fue el judasmo la fuente de la sabidura de este mundo. sta es suinterpretacin de las tradiciones judas, que consideran todo lo que emergi de otros pueblos y culturascomo ya contenido en las escrituras judas y en sus tradiciones.

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    2.2. Autor, datacin y lugar de composicin

    Ben Sira es resultado de ese gran proceso de transformacin del judasmo en el siglo tercero a.C.Represent una variedad de visiones, adoptadas por grupos diferentes y, a veces, antagnicos. Algunosde sus puntos de vista se identifican con los de los saduceos, aunque l no lo era, ya que sostiene y

    ensea doctrinas contrarias a las que sostenan los pertenecientes a ese grupo. Parece que algunos de losfariseos asumieron sus puntos de vista, especialmente su oposicin a mezclarse con los apstatas. Pero,tampoco era l fariseo. Su teologa parece conectada fuertemente con lo que conocemos comoRabinismo. De lo que podemos estar seguros es que Ben Sira era un sabio, en el sentido original de lapalabra, sinnimo de hakam (hombre sabio), un maestro de bet midrash (escuela), un verdaderomaestro para sus discpulos, el proto-rabino, el primero de quien conocemos su nombre.

    En los escritos de Ben Sira encontramos evidencia de la fuerte penetracin del helenismo en el judasmopalestino, hasta el punto que un conservador, admirador del ideal de sacerdocio jerosolimitano, sesituase en esa corriente de inculturacin. Pero, Ben Sira mantuvo un helenismo moderado. Lepreocupaban los que iban demasiado lejos. Como un separatista nehemiano, puso sobre aviso a la gentepiadosa contra los contactos sociales e intelectuales con los apstatas. Por ello, a pesar de su tendencia

    intelectual a la inculturacin, fue, sin lugar a dudas, un pionero de los grupos piadoso-separatistas, cuyoparadigma encontramos en la comunidad de Qumram. Sin embargo, a pesar de su vena conservadora yde su imagen como predecesor del movimiento proto-rabnico, no se pudo sustraer a la sospecha dehelenista, que hizo que fuese excluido del canon.

    Hay un acuerdo general en sealar que Ben Sira ense y escribi en la primera mitad del sigo segundoa.C. El libro no tiene en cuenta la rebelin macabea que comenz el 167 a.C. Por ello, se indicageneralmente el ao 180 a.C como la fecha ms probable de composicin. Esta hiptesis es confirmadapor el prlogo a la traduccin griega realizada por el nieto de Ben Sira. ste hace referencia a su llegadaa Egipto el ao 132 a.C., el ao 38 del reinado de Euergetes (Ptolomeo VII), que es cuando comenz sutrabajo como traductor. Este dato nos ofrece un lapso de tiempo razonable entre su abuelo y l mismo.Otro indicio son los elogios que dedica al gran sacerdote Simn II, que ocup dicha posicin durate los

    aos 219-196 a.C. El libro parece una coleccin de las enseanzas de Ben Sira, quien, muyprobablemente, se dedic a escribirlas en Jerusaln.

    3. NIVEL TEOLGICO

    3.1. La teora tradicional de la retribucin

    El tema est omnipresente en el libro. Ben Sira acepta la visin tradicional de la justicia divina, aunquesabe que el escepticismo ha quedado grabado indeleblemente en la mentalidad de su audiencia. Hace usode los argumentos tradicionales: que Dios espera pacientemente, ofreciendo a los pecadores laoportunidad de arrepentirse; que las cosas pueden cambiar en un instante; que es en la hora de la muertecuando se decide la suerte; que el sufrimiento es como una prueba del propio carcter o una disciplina

    (2,1-5); que el conocimiento del hombre es limitado (11,4); que la alabanza es la respuesta justa(33,13). Rehsa aceptar una respuesta que haba ido emergiendo paulatinamente en la comunidad juda:la conviccin de que los justos recibiran la vida eterna (17,27-28). En este sentido, Ben Sira se acercams a los saduceos que a los fariseos, que crean en la vida despus de la muerte. La tendenciaconservadora de Ben Sira explica porqu insiste tanto en el honor y la reputacin, que es lo quesobrevive a la persona cuando muere (41,11-13).

    3.1.1. Pecado y libertad

    El origen del pecado dentro de un universo perfecto supona un escollo para los defensores de la justiciadivina. La presencia de la serpiente en el paraso, indirectamente, acusaba al Seor. Textos bblicosposteriores complican todava ms el asunto, cuando presentan a Dios por encima de la libertad

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    humana, forzando a los faraones y a otros a permanecer en su obstinacin. Ben Sira se opuso a esasideas, porque crea que cada uno acta con absoluta libertad (15,11-20). Sin embargo, se dio cuentatambin de la existencia de fuerzas irresistibles que condicionan la libertad (33,11-13). Se trata de unaambigedad que caracteriza la mayor parte del pensamiento bblico sobre el pecado, pero Ben Sira fuecapaz de poner el tema de la libertad a debate pblico.

    3.1.2. Tiene que ver el mal con las actitudes de las personas?

    Ben Sira proclama el principio de que todas las obras de Dios son buenas. ste es el estribillo que abrey cierra el himno de 39,12-35 (cf vv. 16.33). En efecto, no est de acuerdo con la afirmacin de que haycosas peores que otras (39,34). Seala los dones fundamentales de Dios, como el agua, el fuego, laleche y la miel (39,26). Son dones buenos para los justos, pero que se convierten en mal para lospecadores. Las cosas buenas son pervertidas por los malvados y pasan a ser ocasiones de tropiezo. Deeste modo, Ben Sira afirma que el mal tiene que ver con las actitudes. Adems, Ben Sira juega con unasegunda premisa: el tiempo justo. Insiste continuamente en el kairos, o la oportunidad de los eventos(39, 16.33.34). Hay incluso un tiempo oportuno para el fuego y el granizo, para el hambre y laenfermedad (39,29). Todos estos elementos son meros servidores del Seor, y tienen su propia funcin.En el momento oportuno cada cosa se manifestar como lo que es, y el mal cumplir su funcin

    punitiva en nombre del Creador.

    En 33,7-15, se encuentra la figura literaria de los opuestos o pares complementarios. Cuando Dios cretodas las cosas, lo hizo por parejas: El bien es lo contrario del mal, y la vida lo contrario de la muerte,as tambin el pecador se contrapone al justo. Considera todas las obras del Altsimo, de dos en dos, unafrente a la otra (33,14-15). La misma idea est expresada en el himno vibrante que encontramos en42,15 - 43,33. En resumidas cuentas, la estructura del universo es complementaria. Esto puede hacersuponer que hasta las obras de Dios se encuentran en la esfera de una cierta ambivalencia. Pero, almismo tiempo, Ben Sira est convencido de que Dios ha creado todas las cosas buenas y que todo tienesu finalidad. Por ello, detrs de una nube oscura, se puede descubrir una sonrisa dirigida a los queobedecen a Dios y una amenaza hacia aquellos cuya conducta es desaprobada por Dios.

    3.1.3. Ser la angustia el castigo para los pecadores?

    La frase para los pecadores siete veces ms (40,8) sugiere que Ben Sira habra pensado en el mbitode la vida psquica como posible respuesta al problema de la justicia divina. Aunque es verdad que sepuede defender que la referencia es solamente a calamidades externas como la muerte, violencia yespada, la presencia de palabras como conflicto y afliccin indican que Ben Sira pens en laangustia como castigo al pecado. La mencin de pesadillas, adems de la ansiedad consciente frente ala muerte, es especialmente indicativa, ya que nadie puede controlar esos fenmenos nocturnos. Unamedida limitada de ansiedad es una herencia comn a todos los hombres, afirma Ben Sira, pero elpecador se ver abatido por la misma (cf 31,1-4). El contexto global (40,1-11) refuerza estainterpretacin de para los pecadores siete veces ms; de ah podemos deducir que Ben Sira contemplaesta angustia psquica como castigo al pecado.

    3.1.4. La misericordia de Dios

    La frecuente atribucin de la misericordia a la divinidad, que hace Ben Sira, cobra un realce particularsi se piensa en la escasez de esta idea en la primera literatura sapiencial. Si un individuo puede esperarla recompensa de su conducta virtuosa, que es el supuesto en que se mueve la primera literaturasapiencial, no queda mucho lugar para la misericordia divina. Este modo de pensar explica seguramenteporqu los sabios no se refieren a Dios como misericordioso. El cambio viene con Ben Sira, quizsdebido a que un primer momento de optimismo se fue desvaneciendo a partir de las cuestionesplanteadas por los libros de Job y Qohelet Las circunstancias histricas no favorecan una lectura tanoptimista de la situacin del ser humano, si es la que favorecieron alguna vez, y la mayor conciencia dela fragilidad humana produce angustia existencial. Ante la pesada carga que pende sobre la humanidad,

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    Ben Sira encuentra alivio en la compasin divina. La razn de esa confianza en la misericordia divina laencuentra fuera del mbito de la literatura sapiencial, seguramente en la antigua confesin de fe de Ex34,6-7.

    3.1.5. La humildad es la actitud justa

    Ben Sira propone la humildad como la actitud justa ante los misterios de la vida. Movido por una fuerteconfianza en Dios, Ben Sira debe enfrentarse a un difcil dilema: por una parte, rechaza con energa lasolucin fcil del helenismo al problema del mal, o sea, una solucin en la vida despus de la muerte;pero, por otra parte, se adhiere con fuerza al dogma tradicional de la retribucin, a pesar de Job yQohelet. Los cuestionamientos planteados por esos libros mueven a Ben Sira a buscar otras soluciones.Sus planteamientos representan un vuelo de la realidad hacia el reino de la metafsica y de la psicologa.Su solucin consiste en la doble afirmacin de que el universo ha sido creado maravillosamente de modoque premie la virtud y castigue el vicio, y de que los malvados son vctimas de gran ansiedad,pesadillas, preocupaciones y penas. Lo que constituye su originalidad es que la retribucin se manifiestaen la vida interior y en el reino metafsico.

    En su vuelo ms all de las reas que permiten una verificacin emprica, Ben Sira se ha alejado del

    camino de otros sabios anteriores, para quienes la experiencia era la base de todo conocimiento. Encambio, se ha sumado a la tradicin de los profetas, sacerdotes e historiadores, tanto el deuteronomistacomo el cronista.

    ste es el modo cmo Ben Sira entiende la humildad, que es un tema muy importante para l (3,18-23).Se percibe una advertencia constante hacia el querer abarcar por encima de las propias fuerzas; cadauno ha de hacer lo que le corresponde. Pero, qu es lo que Ben Sira concibe como sublime yescondido? Se ha insinuado que se est refiriendo a la nueva corriente helenista que estaba llegandoa Palestina. En Ben Sira la palabra humildad, en forma sustantiva o como adjetivo, aparece 19 vecesy se presenta como el opuesto a la impiedad en dos lugares (7,17; 12,5). La humildad consiste en laaceptacin de los problemas y ambigedades de la vida.

    2. La sabidura como el alma de las tradiciones judas

    3.2.1. La Sabidura y la Torah

    Be Sira es el primero en establecer un lazo entre la sabidura y las tradiciones de Israel. Esto semanifiesta principalmente en la identificacin que hace de Sabidura y Torah. No se trata de unaconexin casual. La sabidura ha pasado a ser, para Ben Sira, la nueva expresin de la auto-comprensin de Israel.

    A Ben Sira le preocupaba dar una respuesta a los desafos provenientes de la cultura griega, pero querahacerlo a su manera. Muchos empezaban a perder su fe en la ley y las tradiciones judas. A sos lesllama impos (7,17; 9,12 y otras seis veces) y, en 41,8, les acusa de haber abandonado la Ley del

    Altsimo. El impo es llamado insensato, ya que no puede ser inteligente apartarse de la ley en esta vida.La relacin entre Ley y Sabidura aparece con claridad. Ben Sira quiere dejar claro que la Ley de Israeles la verdadera sabidura, que los judos infieles intentan buscar en otras partes. Esta idea se sugiere yaen el prlogo, que identifica la sabidura de Israel con la ley, los profetas y otros escritos. En el poemade 24,1-29, esta conexin queda claramente establecida: Todo esto es el libro de la Alianza del DiosAltsimo, la ley que nos orden Moiss... Llena a los hombres de sabidura... (24,23-25). Todo ello nospermite leer el libro como una defensa del judasmo, en base al argumento de que Israel tiene su propiasabidura, que es superior a la de los griegos.

    3.2.2. Origen divino de la sabidura

    El prrafo inicial (1,1-10) deja en claro que, a diferencia de los sabios anteriores, Ben Sira contempla la

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    sabidura como algo perteneciente al mundo divino, que llega solamente a la humanidad como un don.No puede ser alcanzada por el mero esfuerzo humano o por el discurso filosfico. Por ello, podemosdescubrir un paralelismo entre la sabidura y el espritu y, por lo tanto, entre el agraciado con lasabidura y el profeta. As, el autor puede referirse a s mismo como lleno del espritu de inteligencia(39,6) y afirmar que difundir la doctrina como una profeca (24,33). Siguiendo a Proverbios 8,22-31, nos presenta a la sabidura como la primera de todas las cosas creadas y principio ordenador de lo

    creado (1,9).

    La afirmacin central del libro, incluso en un sentido material ya que se encuentra a la mitad del libro(cap. 24), es el canto de la sabidura personificada pronunciado en la asamblea divina. En un lenguajesubido explica cmo naci de la boca del Altsimo al principio del tiempo, antes que ninguna otra cosafuese creada; cmo descendi de su trono en la columna de nube en busca de un lugar donde descansar;y cmo su bsqueda ces cuando estableci su morada en el santuario de la ciudad querida de Jerusaln(24,8-12).

    La comparacin resulta inevitable. Aqu, la sabidura est seguramente influenciada por la figura de ladiosa Isis (Maat, en Egipto), o quizs a su equivalente siro-palestino Astarte, cuyos cultos eranpopulares en aquellos tiempos. Tenemos textos en los que la diosa Isis proclama, en primera persona, su

    propia gloria, explica cmo presidi la creacin como hija mayor de Re (que se identifica con Kronos),y cmo descendi de los cielos al mundo en busca de un lugar donde establecer su culto. Tanto desde elpunto de vista formal como temtico, es tanta la semejanza entre la autoalabanza de la sabidura en Si24 y estas referencias que hemos indicado, que algunos expertos han llegado a la conclusin que ha sidocompuesta bajo la influencia de las mismas. No hay duda, sin embargo, de que el autor ha tomado laimagen de la sabidura de Pr 8 y la ha desarrollado a su propio modo.

    La novedad que aporta Ben Sira la encontramos en la segunda parte del cntico, en la que identifica estasabidura, pre-existente e inmortal, con la Torah (24,23). Dicha identificacin surge con naturalidad apartir de la imagen usada en la primera parte del poema, ya que Isis (la Maat egipcia) era garante delorden csmico y presida la administracin de la justicia y de la ley. Era, pues, para Ben Sira, un modode atribuir a la Torah entregada a Israel, un significado universal como principio divino del orden. De

    este modo, indirectamente, rechazaba la acusacin de particularismo que se haca a la Ley tanto porparte de los gentiles como de los modernos intelectuales judos.

    El modo como Israel recibi la ley, como don no buscado, est expresado en el potico midrash de24,25-29 sobre los cuatro ros del Edn (cf Gn 2,10-14). Siguiendo la comparacin, habla de s mismocomo el sabio o maestro que saca agua de esa fuente inextinguible para regar su propio campo, o sea, laescuela, poniendo en marcha as, a su vez, una nueva fuente de vida y crecimiento. No cabe unametfora ms apropiada para ilustrar la tradicin del aprendizaje de la Torah, tal como Ben Sira laencontr y promovi: un gran ro con afluentes y canales que lleva la vida a la tierra que riega a supaso.

    3.2.3. Sabidura y culto

    Aunque estas reflexiones en torno a la sabidura y la ley eran propias de los crculos acadmicos eintelectuales, no dejaron de tener influencia en el culto y la piedad. Los salmos hablan repetidamente dela Ley, y el Sal 119, el ms largo, presenta la Torah como un don divino. Esta tendencia se establece yaen el salmo primero, seguramente pensado como un introduccin al libro de los salmos, en el que lametfora de Ben Sira se aplica al fiel que medita la ley da y noche: l es como un rbol plantado juntoa los cauces de agua, que produce sus frutos cuando es el tiempo y cuyas hojas no se marchitan (Sal 1,3). Se afirma, en 34,18: no son aceptables los dones del malvado, mientras, por el contrario:observar la ley es multiplicar las ofrendas (35, 1).

    Ben Sira demuestra un fuerte inters por el culto. Solo hace falta leer la descripcin que presenta delgran sacerdote Simn, en el captulo 50, para darse cuenta de cmo nuestro sabio burgus admira la

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    liturgia. Cuando recuerda los hroes del pasado, se entretiene en Aarn, describiendo con entusiasmo lamagnificencia de sus ornamentos litrgicos (45,6-22). Insiste en la necesidad de conformar la vidamoral, incluso en sus aspectos sociales, a la liturgia sacrificial (34,21 - 35,26). Es una burla ofrecerdones mal adquiridos para el sacrificio (35,11). Nadie puede presentar al Seor un soborno (35,11). Sinembargo, cumplir la ley y practicar la caridad es como ofrecer un sacrificio (35,1.4). Yendo todavams lejos, Ben Sira explicar, en el captulo 24, que la sabidura de Dios, que se identifica con la Torah,

    es, en s misma, una accin litrgica. Se levanta como incienso hacia Dios y penetra en sus discpulos,consagrndolos con aceites sagrados (24,15). Servir a la sabidura es, pues, servir en el Santuario.

    Respondiendo a la crisis que el helenismo supuso para la fe juda, Ben Sira afirma que la sabidura noes una conquista humana, como proclamaban algunas filosofas griegas, ni siquiera es una divinidad deantiguas religiones. Por el contrario, la sabidura es creacin y don del Dios de Israel.

    3.2.4. El Dios de Israel: el camino hacia la sabidura

    El poema de 1,1-10 crea la impresin de un misterioso entrelazarse de roles y relaciones entre laSabidura y Dios. La Sabidura es insondable como el mismo ser divino. Solamente Dios la conoce y lacomprende. sta es la tesis de Ben Sira en el poema inicial. La principal caracterstica de la sabidura es

    su distancia de los hombres. Tan impenetrable como los misterios del universo, es inaccesible a la mentehumana. Su creacin antes de la creacin del universo acenta todava esta distancia. Aunque estotalmente deseable, no se puede conseguir fcilmente, y, en ningn caso, sin la ayuda de Quien la cre.

    El rol de Dios en esos versos es proporcionar a los hombres un camino hacia la sabidura. Distante de lahumanidad, est ntimamente relacionada con Dios. Dios la cre y la concede a los que le aman. Por lotanto, si los hombres desean adquirir la sabidura, han de hacerse amigos de su Creador. En el lenguajemetafrico de Ben Sira, la sabidura es un ser deseable, pero slo puede ser alcanzada a travs de laintervencin de Dios. Es l quien la vierte sobre sus obras y quien la hace habitar con toda carne. ParaBen Sira, pues, la sabidura tiene una misin para todos los pueblos, para todos aquellos que aman aDios.

    3.2.5. El temor de Dios

    La sabidura es tambin identificada con el temor de Dios. Es una expresin de la respuesta humana aDios, de la actitud de amor, confianza y obediencia con que los hombres corresponden a su Creador.Sabidura y temor de Dios se entremezclan tan misteriosa y inextricablemente como lo hacen Diosmismo y la sabidura (1,11-20). Por una parte, los que temen a Yahveh se encuentran con la sabidura.Ella es creada con los fieles en el vientre de la madre (1,14); vive con ellos y stos confan en ella(1,15). Ella les llena de satisfaccin y les bendice (1,16-17), les trae buena salud, paz y larga vida(1,18-20). Temer a Yahveh significa gozar de sus dones. Por otra parte, el temor de Dios es laexpresin sublime de la sabidura (1,16), el punto ms lgido de la misma (1,20). Para Ben Sira, eltemor de Dios no es simplemente el camino hacia la sabidura, sino la sabidura misma.

    Paragonando la sabidura y el temor de Dios, el sabio afirma que ella expresa la respuesta libre de lahumanidad al Dios trascendente. Adems, identificando la mujer-sabidura con el temor de Dios,explicita lo que quedaba implcito en los poemas que se le dedican en los Proverbios. Es mediadora endos direcciones, de Dios en su comunicacin con los hombres y de stos en su comunicacin con Aqul.De este modo, podemos decir, desde esa doble perspectiva divina y humana, que no solamente facilita larelacin entre ambos, sino que constituye esa misma relacin. Su identidad es ser comunin entre Dios yla humanidad; es el lazo de amor entre ellos. En un lenguaje metafrico, la humanidad llega a ella atravs de Dios, y se acerca a Dios a travs de ella.

    El final del texto hebreo, en 50,29, resume estas ideas diciendo: el temor de Dios es vida. Losantiguos maestros de sabidura decan que el temor de Dios era principio de sabidura (Pr 9,10). Estomismo repite Ben Sira (1,14), pero aade, adems, que es la plenitud de la sabidura (1,16) y su culmen

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    (1,18). Por ello, no hay sabidura sin el temor del Seor, lo cual significa que la sabidura, para BenSira, se nueve en el mbito religioso y no en el meramente secular. Sabidura y temor del Seor seencuentran, en cierta manera, identificados (1,27), pero esto pide aceptar y cumplir la Torah (19,20;21,11), ya que el temor del Seor se demuestra en la prctica de la Ley (23,27). Toda sabidura suponecumplir la Torah (19,20; 33,2). sta es la vida del sabio (1,26; 6,37). Entendido as, el temor del Seores el mayor bien (25,10-11; 40,26-27). Ciertamente el que teme al Seor va a encontrarse con pruebas

    (2,1-18), pero podr vivir con serenidad (34,9-20). Ben Sira defiende que quien teme al Seor mereceser honrado (10,19-25), encuentra la alegra en la vida (1,12) y goza del cario de sus amigos (6,15-17). Insiste tambin en los valores interiores del temor del Seor. Se distingue por la confianza (2,6-11),el amor al Seor (2,15-16), el abandono a su voluntad y el alejamiento del pecado (1,27-30; 32,14-16).En resumen, el temor de Dios caracteriza la actitud del hombre ante Dios.

    3.2.6. La Torah

    La identificacin que hace Ben Sira de la Torah con la sabidura es su aporte ms original. Cuandoidentifica la mujer-sabidura con la Torah, ampla las caracterizaciones anteriores de la misma. Integraa ella, las tradiciones histricas y legales de Israel. En consecuencia, en su visin teolgica, reconcilialneas de pensamiento distintas del Antiguo Testamento, hacindolas converger bajo el concepto de la

    sabidura. Es a travs de esa mujer-sabidura y no a travs del humanismo griego o de las divinidades deotras religiones cmo se desvela el sentido de la vida y cmo la comunin con Dios se hace posible. Esla Torah de Israel.

    La ley o la Torah es un concepto muy amplio en el libro de Ben Sirah, igual que lo es el judasmo.Ante todo, se refiere al Pentateuco, que narra la liberacin del pueblo por obra de Dios y la proteccindivina que les permiti llegar a la tierra prometida. En el contexto de esta narracin de rescate yredencin, las leyes especficas ensean a los hombres cmo relacionarse con Dios en gratitud y cmopracticar el amor y la misericordia de unos para con otros. Por ello, la Torah es, a la vez, ley e historia.La historia ofrece las razones para cumplir la ley. Israel nunca entendi la Torah como una imposicinlegalista por parte de Dios. El objetivo del cumplimiento de la Torah es santificar el da y la noche ymantener a la comunidad en la presencia de Dios en el trabajo, en la oracin y en cada uno de los

    distintos aspectos de la vida.

    Torah es una palabra que indica relacin y que transmite de generacin en generacin el modo derelacionarse de Dios con su pueblo. Incluye leyes, entendidas como guas para la vida. Es una lmparapara mis pasos, canta el salmista (Sal 119,105), que ha de ser meditada da y noche. Sin embargo,hasta la aparicin del libro de Ben Sirah, las tradiciones de la Torah estn prcticamente ausentes delpensamiento sapiencial.

    Ben Sira invita repetidamente a sus discpulos a observar la Torah y a cumplir sus preceptos, que es lamanera de demostrar el verdadero temor del Seor y de alcanzar o conservar la verdadera sabidura.Pero muestra muy poco inters en los detalles de los preceptos o en especificarlos excesivamente. Leela Torah con los ojos del hombre sabio. En este sentido, el capitulo 24 es fundamental. Ben Sira

    reconoce la Torah, que ahora est ya en forma escrita (24,23), como expresin de la voluntad de Dios.Como palabra eficaz de Dios, gobierna el universo, habita en Jacob, y, desde el templo, ilumina toda latierra. Crece como una plantacin frondosa, dndose a los que la buscan, a los que encuentran en ella sualimento. La Torah viene a ser precisamente la expresin privilegiada de la accin de Dios en lacreacin y en la historia. Los preceptos, que ella ofrece a los hombres para que los asuman, constituyenpara stos el camino para integrarse en esa gran corriente y para responder con sus obras a la acin deDios. En este sentido, la Torah es la sabidura de Dios ofrecida a su pueblo. Por esto, el hombre sabiomedita la Torah (39,1). La consideracin de los grandes eventos que Dios hizo en la historia humanaenriquecen la reflexin del hombre sabio y la configuran en una especie de filosofa de la historia (cc.44-49, pero tambin en 16,7-10; 16,26 - 17,14). En cuanto a los preceptos, sobre los que Ben Sira tienepoco que comentar, es inteligente observarlos. Se trata incluso de ofrecer a Dios el culto que lecorresponde (35,1). Podemos decir que contina una tradicin contemplada ya en Dt 4,6-8 y Esd

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    7,14.24; y que se va a perpetuar en el judasmo posterior: la Torah es la sabidura.

    3.2.7. La historia

    La ltima parte del libro (44,1 - 50,24) es un himno de alabanza a los hroes de Israel, hombres quemanifestaron a travs de sus vidas que la sabidura estaba presente en medio de ese pueblo privilegiado.

    Ben Sira es el primer escritor sapiencial que celebra las figuras de la historia de salvacin de Israel. Sinembargo, es importante hacer notar que no se trata de un relato histrico como otros. Ben Sira comienzacomentando el origen csmico de la sabidura para continuar luego explicando los efectos de supresencia en Israel. Pasa de la cosmologa a la historia. A diferencia de otros himnos del libro, stealaba ms a los hombres que a Dios y su sabidura.

    La introduccin (44,1-15) consiste en una lista de doce categoras de antepasados memorables. Aunquelos personajes incluidos en la lista sean personas que ya fueron honradas por sus propias generaciones yque, a juicio de Ben Sira, deben ser recordadas por las generaciones posteriores, el enfoque principalparece centrarse en las categoras ms que en los personajes en cuanto tales. Las categoras incluyenjueces, hroes, consejeros reales, profetas, gobernantes, legisladores, sabios, compositores deproverbios, msicos, poetas, hombres ricos, promotores de paz. Adems de los que se encuentran

    explcitamente mencionados, hay muchos otros cuyas acciones eran recordadas, pero cuyos nombreshan quedado solamente en la memoria de sus descendientes, que heredaron su riqueza y su fidelidad ala alianza.

    Hay un esquema general de presentacin de dichos hroes: 1. La mencin de su oficio. 2. La mencin desu eleccin. 3. La referencia a la Alianza. 4. La mencin de su piedad personal. 5. La narracin de susacciones. 6. Los datos histricos. 7. La mencin de su recompensa. No son caractersticas escogidasfortuitamente, sino que hay una intencionalidad en su orden No se trata de simples narraciones sobre lahistoria de Israel. Cada suceso describe un momento marcado por el designio de Dios y el cumplimientodel mismo. Juntos se van moviendo a travs de la historia de Israel hacia la manifestacin total del plande Dios, que se materializa en el judasmo del tiempo del gran sacerdote Simn. En otras palabras, elhimno narra la historia de tal manera que viene a demostrarse que la forma actual del judasmo del

    segundo templo constituye el punto lgido de la historia de la alianza de Israel. Cada uno de lospersonajes antiguos se distingui por un valor cultural, que Ben Sira considera importante para supropio tiempo, e hizo avanzar la tradicin religiosa hacia su plena realizacin en el judasmo del siglosegundo a.C.

    El poema es complejo. Reconstruye la historia de las alianzas de Israel como base del culto del mismo.Comienza con No y la alianza con toda la creacin (cf Gn 9,9ss), contina la historia con Abraham yla circuncisin (cf Gn 17,10-14); y luego con Moiss y la ley (cf Ex 31,12-17). La alabanza msextensa la dedica a Aarn (45,6-22). Despus de su elogio de Pinjs, el sacerdote nieto de Aarn, BenSira dirige su atencin al gran sacerdote de ese momento, proclamando que todos los que le sigangozarn de la gloria que acompaa un estado tan sublime (45,26).

    Los hroes restantes, aunque no son sacerdotes, estn en cierto modo conectados con Jerusaln, sutemplo y su culto. David es alabado por su observancia de las fiestas y por sus contribucionesmusicales al culto. Salomn por su conocida sabidura que demostr en la construccin del templo.Elas y Eliseo celebraron sus fiestas delante de los reyes del norte, que se haban separado de Jerusalnjunto con su pueblo. Ezequas, Isaas y Josas y todos los dems personajes dignos de elogio estuvieronentregados a Jerusaln y al templo, lugar santo para el Seor.

    Toda esta historia concluye con la alabanza de Simn, el hijo de Onas (50,1-21), el gran sacerdote deltiempo de Ben Sira. Simn fue el gran sacerdote que estuvo al frente del pueblo sagrado en la ciudadsanta y el gobernador cuya labor hizo presente a Dios en el templo y en medio de los avatares de lahistoria. No cabe duda que el esplendor del templo dej una profunda impresin en Ben Sira. Sudescripcin de la salida del gran sacerdote del lugar sagrado est adornado con un conjunto de

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    hermosas imgenes de la naturaleza. La viveza de la narracin del ritual que se lleva a cabo esextraordinaria en sus detalles y la oracin conclusiva por la paz de Israel est claramente posicionada.

    El principio-gua de su visin de la historia de Israel es la sabidura que Dios ha concedido a lospiadosos (43,33). La sabidura es el principio y el fin de la historia. Precisamente fue gracias a lasabidura que los hombres mencionados en el encomio se distinguieron por las virtudes por las que

    ahora son recordados. El recuerdo de sus virtudes se convierte, as, en incentivo a la imitacin de lasmismas por parte de sus descendientes. De este modo, la sabidura inspira la historia, y sta pasa a seruna leccin de sabidura para todos.

    El Dios a quien Ben Sira renda culto era el Creador, un concepto central en la literatura sapiencial.Este Creador maravilloso de un universo en orden vea todo lo que suceda y, por lo tanto, gobernabacon justicia. Este soberano exiga justicia social (4,8-10), que constitua la prueba del verdadero culto,tributado a travs de las prcticas rituales y de las obras de caridad. Ben Sira honra a Dios como padre,pastor y juez (23,1.4; 51,10; 16,12-14).

    Se indic antes que Ben Sira no crea en la vida despus de la muerte y, en este sentido, podra ser vistocomo un proto-saduceo. Su rechazo de una existencia significativa despus de la muerte no constituye

    razn suficiente para situarlo en el mbito de los saduceos posteriores, ya que l comparte esteescepticismo con la mayora de los autores del Antiguo Testamento.

    Al igual que los saduceos del siglo primero d.C., Ben Sira se sinti muy atrado por el sacerdocio, si esque no form parte del mismo. Ciertamente perteneci a la clase alta, que abogaba por unconservadurismo que permitiese mantener el status-quo. Adems, el culto del templo representaba elcentro de la vida religiosa para l, a pesar de su encomiable preocupacin por llevar a cabo accionesvirtuosas cuando se presentase la ocasin.

    Para el autor la ley es una parte, aunque importante, de sus enseanzas (39,1-5). Siempre que insiste enla observancia de los mandamientos, aparece con claridad que la idea dominante no es la ley sino lasabidura.

    CLAVE CLARETIANA

    LA HUMILDAD, VIRTUD MISIONERA

    Son muchas las resonancias del mensaje del libro de Ben Sira que encontramos en la vida y en losescritos de Claret, aunque las citas del mismo no sean frecuentes. Son tambin numerosos los pasajesque iluminan la vida misionera de nuestra comunidad. Podramos, por ejemplo, enriquecer y profundizardesde este libro la reflexin en torno al dilogo con la cultura, que debe acompaar toda accinmisionera, o considerar la misericordia de Dios, motivacin constante para la tarea evangelizadora.stos y otros muchos ecos habrn resonado con fuerza en el corazn misionero de cada claretiano a lo

    largo de la lectura de este libro de la Biblia. Pero nos vamos a fijar en un tema muy central en la vida denuestro P. Fundador: la humildad.

    Nos dice el P. Fundador que es la primera virtud que procur: Para adquirir las virtudes necesarias quehaba de tener para ser un verdadero Misionero apostlico conoc que haba de empezar por lahumildad, que consideraba como el fundamento de todas las virtudes (Aut 341). El enfoque desde elque Claret considera esta virtud es claramente cristocntrico y misionero: Para tener los mismossentimientos que tuvo Jesucristo, que se anonad a S mismo, tomando la forma de siervo, procuremosla humildad que, por disponernos a la gracia de Dios, es el fundamento de la perfeccin cristiana y, porlo tanto, una virtud muy necesaria a los ministros de Evangelio (CC 41). A los novicios les descubreaquella verdadera sabidura que les permitir poner bases slidas a la vida misionera que van acomenzar: Guarden la vocacin misionera con humildad evanglica. Adviertan que nada tienen que no

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    hayan recibido de Dios y de lo que no tengan que darle cuenta. Por eso, reconozcan los dones recibidos,procuren que fructifiquen y que, por consiguiente, sirvan a todos los hombres (CC 64).

    Saberse llamado y agraciado, conocer que todo es regalo de Dios, saberse instrumento en las manos delPadre misericordioso para ser sacramento de su Amor. sta es la verdadera sabidura del misionero. Deah nacen la firmeza y la dulzura que dan consistencia y credibilidad a su mensaje. Haz, hijo, tus

    obras con dulzura, as sers amado de Dios. Cuanto ms grande seas, ms debes humillarte, y ante elSeor hallars gracia (Si 3,17-18). La humildad es una ptica que nos introduce en la comprensin delMisterio de Dios que estamos llamados a testimoniar y anunciar.

    CLAVE SITUACIONAL

    1. Anciano, no interrumpas la msica

    S a la tradicin, pero y los nuevos valores? Y los dones de cada da de Dios? Dios sigue creando, suEspritu sigue vivo e inspira cada amanecer. Se trata de incorporar la tradicin a la situacin presente.Es cierto que las seguridades de ayer contrastan con las inquietudes de hoy, hasta el punto de hacernospensar si ser cierto aquello de que todo tiempo pasado fue mejor. Pero el pasado no es sacro slo por

    ser pasado. La tradicin lleva consigo un componente que se funda en los valores del hombre, dones deDios. Ben Sira es una buena medicina contra los radicalismos e inmovilismos. En l podemos ver a lasabidura que echa races, se desarrolla y da fruto en el pueblo, pero cundo? Paciencia. Y mientrastanto: habla anciano, pero sin interrumpir la msica (Si 32,3).2. Ante el hombre estn vida y muerte

    Cmo es realmente la sociedad de hoy? Por un lado es sensible a la pobreza, valora la inculturacin,reivindica los valores del individuo, la libertad, los derechos humanos, promueve a la mujer. Perotambin se define por su consumismo y hedonismo, por la dominacin de los medios de comunicacin,por el racismo y la exclusin. Si queremos superar la muerte habr que intentar provocar el cambiodesde nosotros mismos. Habr que pasar de un talante de vida rgido a uno ms dinmico y flexible, deun comportamiento desde las normas a una mayor valoracin de las relaciones interpersonales, de la

    pasividad y la sumisin a la corresponsabilidad y la madurez, de la bsqueda de lo efectivo a la vida. Esdecir, crear espacios verdes, donde la VIDA sea posible.

    3. No hay que correr tras dos liebres a la vez

    Suena a aquello de no podis servir a Dios y al dinero. Y es que hay cosas que asimilar y cosas querechazar. Y hay que hacerlo con decisin y valenta. Con frecuencia en la sociedad de hoy nos movemosal aire de los poderes y los intereses que priman. No es se el estilo del Sircida. Hoy nos encontramoscon que las escuelas y hasta las empresas se orientan no tanto a las normas como a los valores. Puedeque nosotros tengamos tambin que tomar postura en este sentido: dar preferencia a los valores sobrelas normas. A la hora de servir la Palabra, priorizar el Sermn de la Montaa, valorar la autonoma, lalibertad, el valor del cuerpo, el derecho a ser diferentes... Como hubo tiempos en que se prioriz el

    poder, la represin, la obediencia ciega, la demonizacin de la mujer. Hoy nos encontramos consituaciones de desimplantacin de la Iglesia, qu opcin tomar?, el confesionalismo a ultranza y laautodefensa o el dilogo y la bsqueda de la verdad?, la reaccin neoinstitucional y fundamentalista onuevos modos de vivir la fe y la caridad fraterna?, la alineacin en nuevos movimientos eclesiales o larefundacin desde la autenticidad?, el tradicionalismo popular o la reconfiguracin de lo religioso?Hay que correr, s, pero slo detrs de una liebre.

    4. El sabio piensa lo que dice

    El Sircida cuenta con que para adquirir la sabidura hay que agarrar antes el arado y guiar bien a losbueyes, hay que grabar sellos y perfilar los diseos, hay que trabajar el hierro y golpear con fuerza elmartillo para rematar bien la obra, hay que dar muchas vueltas a la rueda con los pies y modelar

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    correctamente la arcilla. Pero no es suficiente. Hay que conservar y profundizar la sabidura de losantiguos, hay que recorrer pases y estudiar sus culturas, hay que dirigirse cada maana al creador ypedirle inteligencia. As es como se forja el futuro. As se puede liberar a la sociedad de su mediocridad,ofrecerle una sabidura que contenga en s la raz de la felicidad. As se puede aprender a distinguir, endefinitiva, lo sabio de lo necio.

    CLAVE EXISTENCIAL

    1. Qu resonancia encuentra en ti lo que deca San Agustn: un amigo es alguien que sabe todo acercade ti y, no obstante, te acepta?

    2. Las ideas teolgicas diferentes, las distintas mentalidades, la variedad de opiniones, son realmenteun obstculo para la comunin entre nosotros? es la nica solucin unificar criterios, lenguajes yproyectos?

    3. Se habla mucho de inculturacin y de enraizamiento en la realidad en donde vivimos yevangelizamos. De todos modos, nos acecha siempre la tentacin a la instalacin, sobre todo cuando lasociedad que nos circunda est marcada por el consumismo. A veces sucumbimos a dicha tentacin y

    nos escudamos precisamente en aquellos conceptos. Cmo vivo en m la tensin entre enraizamientoe instalacin?4. Que te dice la frase de Schopenhauer: los primeros cuarenta aos de vida nos dan el texto; lostreinta siguientes, el comentario?

    ENCUENTRO COMUNITARIO1. Oracin o canto inicial.

    2. Lectura de la Palabra de Dios: Si 16,24 - 17,24

    3. Dilogo sobre el TEMA IV en sus distintas claves. (Tener presentes las preguntas formuladas dentro

    de las pistas que se ofrecen para las claves situacional y existencial).

    4. Oracin de accin de gracias o de intercesin.

    5. Canto final

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