Benoist Luc - El Esoterismo

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  • 8/14/2019 Benoist Luc - El Esoterismo [Doc]

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    EL ESOTERISMO

    LUC BENOIST

    Este libro fue pasado a formato Word para facilitar la difusin, y con el propsito deque as como usted lo recibi lo pueda hacer llegar a alguien ms. HERNN

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    Dotado de una capacidad de sntesis poco comn. Luc Benoist, orientalista de prestigio internacional, explicatemas y problemas arduos y complejos con notable sencillez y exactitud. Adems de esclarecer la nocin deesoterismo el autor precisa otros conceptos tan necesitados de claridad como aqul -la iniciacin, la Tradicin, losmisterios, la cbala- expone en un estilo conciso y elegante las doctrinas metafsicas del Oriente Taosmo,Budismo, zen, Islamismo- y dedica sendos captulos al tratamiento del hesicasmo y el esoterismo cristiano.

    NDICE

    Introduccin

    PRIMERA PARTE: PERSPECTIVAS GENERALES

    I Exoterismo y EsoterismoII Los tres mundosIII Intuicin, razn, intelectoIV La TradicinV El simbolismoVI Rito, ritmo y gestoVII La iniciacinVIII El centro y el coraznIX Grandes y pequeos misteriosX Los tres caminos. Castas y oficiosXI Los cuentos popularesXII El mundo intermediarioXIII Misticismo y magiaXIV Accin, amor, bellezaXV La Gran Paz. La oracin del coraznXVI Los lugares y los estadosXVI El tiempo cualificado. Los cielosXVIII La identidad suprema. El "Avatara" eterno

    SEGUNDA PARTE: FORMAS HISTRICAS

    Captulo I Oriente

    I La Tradicin hindII El BudismoIII El Taosmo chinoIV El Budismo zenV La Tradicin hebreaVI La Tradicin Islmica

    Captulo II Occidente

    I El esoterismo cristiano

    II El hesicasmo ortodoxoIII Templarios, fieles del amor y rosacrucesIV La cosmologa hermticaV El Compagnonnage y la MasoneraVI El maestro Eckhart y Nicols de CusaVII Los tesofosVIII El tradicionalismo romnticoIX El renacimiento oriental

    Conclusin

    Bibliografa sumaria

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    Ttulo original francs: LSOTRISME, Presses Universitaires de France, Pars, 1965

    Traducido porFRANCISCO GARCIA BAZAN, Editorial Nova, Buenos Aires, 1967

    INTRODUCCIN

    El mundo no subsiste, sinopor el secreto.Sepher ha Zoar

    Ms de uno probablemente se admirar al encontrar un estudio sobre el esoterismo en una coleccin tan modernacomo sta, puesto que la doctrina que l propone est entre las que la ciencia actual considera como arcaicas yque no corresponden a un objeto experimentable y preciso. No obstante, semejante posicin confunde la razn, laciencia y la tcnica. En efecto, si es lgico respetar los principios de la razn, que no estn en discusin, no lo esmenos restringir sus lmites. Todo sistema es verdadero en lo que afirma y falso en lo que niega, deca hacetiempo Leibniz, uno de los fundadores del clculo infinitesimal. Toda negacin priva a la realidad de una parte delo posible, que la ciencia debe esclarecer. No es, por consiguiente, razonable reducirla a sus aspectos racional ytcnico, por valederos que sean en sus dominios. La historia antigua del hombre primitivo tambin pertenece a laciencia. No se percibe en qu medida el hombre actual, viviente y total, es en gran parte primitivo y en qumedida sus exigencias siguen siendo arcaicas e irracionales? Desde un punto de vista simplemente tcnico, lamquina ms perfecta no suprime al til original o a la funcin primitiva que pretende reemplazar. El avinsupersnico no suprime el uso de nuestras piernas. La calculadora no impide al cerebro del hombre razonar de sugrado. La qumica aplicada a la agricultura debe respetar la ley de las estaciones y la marcha del sol. La logsticams ambiciosa debe tener en cuenta a una sensibilidad y espiritualidad que ella no puede satisfacer. Moral,intuicin, religin, contemplacin, escapan de la mecanizacin generalizada.Por el contrario, una ley de equilibrio universal exige que en compensacin de este materialismo general, unalibertad equivalente, se dispense en el polo superior del espritu. El esoterismo constituye la disciplina que mejorpuede cumplir esta funcin de equilibrio. Su tarea consiste, en primer lugar, en hacer comprender las escriturassagradas de antiguas civilizaciones, tanto del Oriente como de Occidente, que hasta el presente han podidoparecer incomprensibles arcanos, siendo que ellas correspondan a una realidad permanente de la que slo laexpresin poda parecer arcaica y ocultar su actualidad. Seguidamente nos permite comprender la naturaleza denuestra propia Tradicin y la aspiracin a la que responde. En esta forma los hombres de espritu ms moderno,que han permanecido prximos a su naturaleza originaria para respetar en ellos un mundo desconocido, llegarn a

    ser aptos para comprender un secreto que slo les puede ser confiado por alusiones.En la primera parte, nuestra exposicin toma por gua la obra de Ren Gunon, cuyo lenguaje racional y casimatemtico, empleado para traducir verdades suprarracionales, desempea la funcin de simple smbolo deexposicin. Su perspectiva metafsica sirve de introduccin a la segunda parte consagrada al aspecto interior delas principales religiones del mundo y al esoterismo de los mtodos iniciticos que se relacionan con ellas.

    El punto de vista que l nos propone se impona por su carcter de universalidad lgica, independiente de todosistema, de todo dogma, de toda supersticin de raza o de lengua. Sin embargo, exigencias de tamao nos hanobligado a realizar sntesis sincopadas con las que hemos tratado de disminuir el desarrollo, sin lograrlo siempre.Tambin ellas nos han obligado, en el caso de doctrinas menores, a guardar silencios que no lamentamos. Enefecto, estamos tentados a reprochar a los aficionados a las curiosidades histricas una perversidad intelectualque los impulsa a cultivar el misterio por el misterio mismo, cuando las verdades que ellos persiguen estn

    expuestas por las grandes religiones del mundo en textos explcitos capaces de satisfacer las mayores apetencias.Nuestro solo deseo ha sido, a expensas de atractivos ms tentadores, la precisin y la exactitud, en un dominio dedonde generalmente son desterradas.

    PRIMERA PARTE: PERSPECTIVAS GENERALES

    I.- ESOTERISMO Y EXOTERISMO

    En una perspectiva general, se encuentra en algunos filsofos griegos la nocin de esoterismo aplicada a unaenseanza oral, trasmitida a algunos discpulos elegidos. Aunque sea difcil en estas condiciones conocer sunaturaleza, es posible deducir, a partir de estas mismas condiciones que esta enseanza superaba el nivel de unafilosofa y de una exposicin racional para alcanzar una verdad ms profunda, destinada a penetrar de sabidura elser entero del discpulo, su alma y su espritu al mismo tiempo. Tal parece haber sido el objeto verdadero de las

    lecciones de Pitgoras, las que, a travs de Platn, han llegado hasta los neopitagricos de Alejandra.

    Esta concepcin de dos aspectos de una doctrina, uno exotrico y el otro esotrico, opuestos en apariencia y enrealidad complementarios, puede generalizarse, ya que se funda sobre la naturaleza de las cosas. Aun cuando

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    esta distincin no es abiertamente reconocida, existe necesariamente en toda doctrina que goce de algunaprofundidad, algo que corresponda a estos dos aspectos, que traducen las bien conocidas anttesis de lo exterior ylo interior, el cuerpo y la mdula, lo evidente y lo oculto, el camino ancho y el estrecho, la letra y el espritu, lacscara y la sustancia. En la misma Grecia, la doctrina de los filsofos haba sido precedida en este camino porlos misterios religiosos, cuyo mismo nombre implica el silencio y el secreto. No se ignora que los mistas debanjurar no revelar nada sobre los misterios que los dramas litrgicos de las clebres noches de Eleusis les habanpermitido conocer y mantuvieron su juramento a la perfeccin.

    Habitualmente lo prohibido perteneciente a un conocimiento de cierto orden, presenta grados diversos segn sunaturaleza. Puede ser simplemente un silencio disciplinario destinado a probar el carcter de los postulantes,como lo practicaban los pitagricos. O bien, el silencio puede proteger secretos tcnicos relacionados con laprctica de un oficio, ciencia o arte y todas las profesiones antiguas se encontraban en este caso. El ejercicio deellas exiga cualidades precisas y comprenda frmulas que estaba prohibido divulgar.

    Si pasamos ahora ms all del sentido literal, la oscuridad de una doctrina puede subsistir pese a una exposicinmuy clara y completa. En este caso el carcter esotrico deriva de la desigualdad de los espritus y de unaincomprensin real por parte de los oyentes. Otro tipo de secreto es el que corresponde al simbolismo de todaexpresin escrita o hablada, sobre todo cuando se trata de una enseanza espiritual. Siempre quedar en laexpresin de la verdad algo de inefable, pues el lenguaje no es apto para traducir los conceptos sin imgenes delespritu. Finalmente y sobre todo, el verdadero secreto se justifica como tal por naturaleza; no reside en lacapacidad de nadie el divulgarlo. Se mantiene inexpresable e inaccesible para los profanos y no se lo puedealcanzar de otro modo que con la ayuda de los smbolos. Lo que trasmite el maestro al discpulo no es el secretomismo, sino el smbolo y la influencia espiritual que hacen posible su comprensin.

    As la nocin de esoterismo implica en definitiva, tres etapas o tres envolturas de dificultades crecientes. Elmisterio es en primer lugar lo que se recibe en silencio, despus, aquello de lo que est prohibido hablar,finalmente, aquello de lo que es difcil hablar. El primer impedimento est constituido por la forma misma de todaexpresin. Es un esoterismo "objetivo". El segundo depende de la naturaleza imperfecta de la persona a quien sedirige. Se trata de un esoterismo subjetivo. Por ltimo, el postrer velo que oculta la verdad al expresarla afinca ensu carcter natural de inescrutable. Es ste el esoterismo "esencial" o metafsico el que esperamos tratar msparticularmente, pues gracias a l se unifican interiormente todas las doctrinas tradicionales.

    Es necesario agregar que si existe una correlacin lgica entre exoterismo y esoterismo, no hay una equivalenciaexacta entre ellos, pues el lado interior domina al exterior al que integra al superarlo, incluso cuando el aspectoexterno ha tomado como en Occidente la forma religiosa. El esoterismo, por consiguiente no es slo el aspectontimo de una religin, ya que el exoterismo no posee siempre y obligatoriamente una forma religiosa y la religinno tiene el monopolio de lo sagrado. El esoterismo no es tampoco una religin especial para uso de losprivilegiados, como a veces se supone, pues l no es autosuficiente, tratndose slo de un punto de vista masprofundo sobre las cosas sagradas. Permite comprender la verdad interior que expresa toda forma, religiosa o no.En la religin domina el carcter de lo social, aunque ste no sea exclusivo. Ella es para todos, mientras que elesoterismo no es accesible, sino a algunos. Y esto no por gusto, sino por naturaleza. Lo que es secreto en elesoterismo llega a ser misterio en la religin. La religin es una exteriorizacin de la doctrina limitada a lo que esnecesario para la salvacin comn de los hombres, siendo esta salvacin una liberacin detenida en el plano delser. En efecto, la religin considera exclusivamente al ser en su estado individual y humano y le asegura lasmejores condiciones psquicas y espirituales compatibles con este estado, sin intentar hacerlos salir de aqu.

    En verdad que el hombre, en tanto que hombre, no puede superarse a s mismo. Pero si puede alcanzar un

    conocimiento y una liberacin por identificacin, es porque posee ya en s un estado universal correspondiente. Elesoterismo, que como vamos a ver, toma para revelrsenos el canal metdico de la iniciacin, tiene por objetoliberar al hombre de los lmites de su estado humano, hacer efectiva la capacidad que ha recibido de alcanzar losestados superiores en forma activa y duradera gracias a ritos rigurosos y precisos.

    II.- LOS TRES MUNDOS

    Como toda ciencia, el esoterismo posee un vocabulario particular. Pero otorga una significacin precisa a lostrminos que toma de otras disciplinas. Estos medios de expresin datan de la poca en que han sido fijados.Debemos, por lo tanto, preguntarnos, a qu concepcin del mundo correspondan en el espritu de suscontemporneos y en la ciencia de aquellos tiempos antiguos.

    Allende la naturaleza visible y sensible, los pensadores de la antigedad clsica reconocan la existencia de unarealidad superior habitada por energas invisibles. Partiendo del hombre al que colocaban naturalmente en elcentro del cosmos, haban dividido al universo en un terno de manifestaciones, que comprenda un mundomaterial, un mundo psquico y un mundo espiritual, en una jerarqua que ha quedado por largo tiempo como base

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    de la enseanza medieval. El lugar central y mediador dado al hombre en el cosmos se explica por la identidad delos elementos que componen por igual a ambos. Los pitagricos enseaban que el hombre es un pequeo mundo,un microcosmos, doctrina adoptada por Platn y que ha llegado hasta los pensadores de la Edad Media. Estaanaloga armoniosa que une al mundo y al hombre, al macrocosmos y al macrocosmos, ha permitido a estospensadores distinguir en el hombre tres modos de existir. AI mundo material corresponde su cuerpo, al mundopsquico, su alma y al mundo espiritual, su espritu. Esta triparticin ha dado lugar a tres disciplinas: la ciencia dela naturaleza o fsica, la ciencia del alma o psicologa y la ciencia del espritu o metafsica, as llamada porque sudominio se extiende ms all de la fsica, es decir, de la naturaleza. Advertimos de inmediato que el espritu no esuna facultad individual, sino universal, que est unida a los estados superiores del ser.Esta divisin trial en espritu, alma y cuerpo, hoy inusitada, era comn a todas las doctrinas tradicionales, aunquelos lmites respectivos de sus dominios no siempre coincidiesen exactamente. Se encuentra igualmente en laTradicin hind y en la china. La Tradicin juda formula explcitamente esta Tradicin en los comienzos delGnesis, en donde el alma viviente es representada como resultado de la unin del cuerpo con el soplo delespritu. Platn la adopta y posteriormente los filsofos latinos tradujeron las tres palabras griegas nos, psyqu ysoma por tres trminos equivalentes spiritus, anima, corpus.La Tradicin cristiana hered esta triparticin inscrita por Juan al comienzo de su Evangelio, fuente del esoterismocristiano. En efecto, la trada Verbum, Lux y Vita, que enumera, debe ser relacionada, palabra por palabra, a lostres mundos, espiritual, psquico y corporal, caracterizando la luz el estado psquico o sutil, que es el de todas lasteofanas.

    San Ireneo distingue claramente la misma divisin en su tratado de la Resurreccin: "Hay tres principios delhombre perfecto, el cuerpo, el alma y el espritu. Uno que salva y forma, el espritu. Otro que es unido y formado,el cuerpo. Finalmente un intermediario entre ambos que es el alma. sta, en oportunidades sigue al espritu y eselevada por l. Otras veces condesciende con el cuerpo y se hunde en los deseos terrestres". Sin embargo, paraescapar al peligro de otorgar al alma un elemento sutilmente corporal, como haba hecho Platn, los sabioscristianos han terminado por relacionar de tal manera al alma y al espritu que los han llegado a confundir. Lo quedeba concluir en el famoso dualismo cartesiano de alma y cuerpo, al mismo tiempo que a la confusin de lopsquico y de lo espiritual, entre los que nuestro tiempo no admite ninguna diferencia en la medida en que anacepta la idea. Sin embargo, si el alma es la mediadora entre las partes inferior y superior del ser, es necesarioque exista entre ellas una comunidad de naturaleza. Esta es la razn por la que San Agustn, e incluso SanBuenaventura, pensaban en el alma como un cuerpo sutil siguiendo una doctrina tradicional que Santo Toms hadescartado por temor a materializar el alma.

    III. - INTUICIN, RAZN, INTELECTO

    A esta jerarqua de tres estados, corresponden en el hombre tres facultades destinadas a tomar conciencia de lde una manera especfica: la intuicin sensible para el cuerpo, la imaginacin para el alma (o, mejor, razn eimaginacin para el complejo psquico-mental) y el intelecto puro o intuicin trascendente para el espritu. Laintuicin sensible y la imaginacin no presentan problemas, en tanto que el paralelo entre razn e intelecto merecealguna explicacin.

    El punto de vista esotrico no puede ser admitido y comprendido, sino por el rgano del espritu que es la intuicinintelectual o intelecto, correspondiente a la evidencia interior de las causas que preceden a toda experiencia. Es elmedio de aproximacin especfico de la metafsica y del conocimiento de los principios de orden universal. Aqu seinicia un dominio en donde oposiciones, conflictos, complementariedades y simetras han quedado atrs, porque elintelecto se mueve en el orden de una unidad y de una continuidad isomorfas con la totalidad de lo real. Por esto

    poda decir Aristteles que el intelecto es ms cierto que la ciencia y Santo Toms que es el hbito de losprincipios o el modo de las causas. Con ms rigor an los espirituales rabes han podido afirmar que la doctrinade la Unidad es nica. El punto de vista metafsico, escapando por definicin a la relatividad de la razn, implicaen su orden una certeza. Pero frente a esto ella no es expresable, ni imaginable y presenta conceptos sloaccesibles por los smbolos. Este ltimo medio de expresin no niega a ninguna realidad de otro orden, sino quese subordina a todas por la potencia de sus misterios. Las ideas platnicas, los invariantes matemticos, lossmbolos de las artes antiguas, constituyen ejemplos de planos diferentes de la realidad.

    La ciencia moderna, por el contrario, tiene por instrumento dialctico la razn y por dominio lo general. La razn noes sino un instrumento vinculado al lenguaje para todos los fines, que permite respetar las reglas de la lgica y dela gramtica sin implicar ni garantizar ninguna especie de certeza en cuanto a la realidad de sus conclusiones ymucho menos de sus premisas. Efectivamente, la razn no es sino un medio puramente discursivo y deductivo, unhabitus conclusionis, dira un escolstico, que no llega hasta las causas. Es una red de mallas ms o menos

    apretadas, lanzada sobre el mundo de los fenmenos que se apodera de aquellos objetos que son bastantedensos, pero que deja escurrir e ignora a los que son ms sutiles. Para la ciencia y la razn un hecho noobservable o medible carece de existencia. Mucho menos tendr en consideracin todo lo que no sea un hecho.Se comprende cmo la realidad no puede ser reflejada por la traduccin superficial que resulte de ella, ni limitada

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    por una tcnica obligadamente provisoria. La repuesta que la razn nos da en realidad la razn slo darespuestas- depende estrechamente de la pregunta que se le haga. Est condicionada por ella en su unidad, sumedida y su rango. Toda respuesta est, en cierto sentido contenida en la pregunta por los postulados que ellasupone. El eco parece as el modelo de toda respuesta inteligente, como la tautologa el modelo de todorazonamiento riguroso.

    Por el contrario la palabra no adquiere su sentido profundo sino en su causa, como eco de un pensamiento queutiliza palabras antiguas que son smbolos para evocar una realidad siempre actual, pero transfigurada enesotrica por el materialismo progresivo de la inteligencia. La garanta de la verdad no puede facilitrnosla la raznni la experiencia, porque esta experiencia, exclusivamente histrica, humana, es adems corta, demasiadoreciente, demasiado joven y demasiado limitada, en un universo que ha conocido estados muy diferentes y que nopuede tener con ella ninguna medida comn. Ella no tiene en cuenta la ndole especfica de los tiempos que slopuede revelar un testimonio directo, llegado de las ms lejanas pocas, es decir, de la Tradicin.

    IV. - LA TRADICIN

    Conviene comprender lo que significa este concepto de Tradicin generalmente negado, desnaturalizado odesconocido. No se trata del color local, de las costumbres populares, ni de los usos curiosos conservados por losfolkloristas, sino del origen mismo de las cosas. La Tradicin es la transmisin de un conjunto de mediosconsagrados que facilitan la toma de conciencia de los principios inmanentes al orden universal, ya que el hombreno se ha dado a s mismo la razn de ser de su existir. La idea ms cercana, la ms dotada para evocar lo que lapalabra significa, sera la de una filiacin espiritual de maestro a discpulo, la de una influencia conformadoraanloga a la vocacin, a la inspiracin, tan consustancial al espritu como la herencia al cuerpo. Se trata de unconocimiento interior, coexistente a la vida, de una coexistencia, y al mismo tiempo de una conciencia superiorreconocida como tal, de una conciencia, en ese punto inseparable de la persona que nace con ella y constituye surazn de ser. Desde este punto de vista, el ser es completamente lo que trasmite, l no existe sino porquetransmite y en la medida en que trasmite. Independencia e individualidad aparecen como realidades relativas quetestimonian un alejamiento progresivo y una cada continua a partir de un estado extensivo de sabidura original,perfectamente compatible con una economa arcaica.

    Este estado original puede ser representado por el concepto de centro primordialdel que el paraso terrestre de laTradicin hebrea constituye uno de los smbolos, comprendindose que este estado, Tradicin y centroconstituyen tres expresiones de la misma realidad. Gracias a esta Tradicin anterior a la historia, el conocimientode los principios ha sido, desde el origen, un bien comn a la humanidad que posteriormente se ha extendido enlas formas ms altas y perfectas de las teologas del perodo histrico. Pero una cada natural, generadora deespecializacin y obscuridad, ha abierto un hiato creciente entre el mensaje, los que lo transmiten y aquellos quelo reciben. La explicacin se hace cada vez ms necesaria, pues la polaridad ha aparecido entre el aspectoexterior, ritual y literal, y el sentido original, vuelto interno, es decir, oscuro e incomprensible. En Occidente esteaspecto exterior ha tomado, en general, la forma religiosa. Destinada a la muchedumbre de los fieles, la doctrinase ha escindido en tres elementos, un dogma para la inteligencia, una moral para el alma y unos ritos para elcuerpo. Durante este tiempo, por el contrario, el sentido profundo transformado en esotrico, se ha reabsorbidocada vez ms en formas tan oscuras que ha sido necesario recurrir a ejemplos paralelos de la espiritualidadoriental para reconocer su coherencia y validez.

    El oscurecimiento progresivo de la idea de Tradicin nos ha impedido desde hace tiempo comprender la verdaderafisonoma de las civilizaciones antiguas, y al mismo tiempo, nos ha impedido el retorno a una concepcin sinttica,que era la de ellas. Slo la perspectiva de los principios permite comprenderlo todo sin suprimir nada, hacer la

    economa de un nuevo vocabulario, ayudar a la memoria y facilitar la invencin, establecer relaciones entre lasdisciplinas en apariencia ms alejadas, al reservar al que se coloca en este centro privilegiado la inagotableriqueza de sus posibilidades, y esto gracias a los smbolos.

    V. - EL SIMBOLISMO

    Al echar un puente entre el cuerpo y el espritu, los smbolos permiten hacer sensible todo concepto inteligible. Sepresentan como mediadores del dominio psquico y poseen por lo tanto un carcter dual, que los hace capaces deadmitir un doble sentido y a interpretaciones mltiples y coherentes, igualmente verdaderas desde diferentespuntos de vista. Implican un conjunto de ideas de un modo total y no analtico. Cada cual los puede interpretar endiferentes niveles, de acuerdo con su grado de capacidad. Es ms un medio de exposicin que de expresin. Elsmbolo es un gnero del que sus diferentes variedades, palabras, signos, nmeros, gestos, grafas, acciones oritos, son especies. En tanto que la lgica racional de la gramtica est relacionada al sentido fsico y literal, los

    smbolos grficos o agis son sintticos e intuitivos. Ofrecen motivos de evocacin indefinida hasta permitirtraducciones de valores opuestos y complementarios. Adems, si se lleva al extremo la investigacin de losorgenes, el mismo sentido literal proviene de un primer smbolo cuya imagen ha sido borrada por la inconscienciade la costumbre desde largo tiempo atrs.

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    La ciencia de los smbolos est basada en la correspondencia que existe entre los diversos rdenes de la realidad,natural y sobrenatural, no considerndose a la natural, sino como la exteriorizacin de sta. El principiofundamental del simbolismo afirma que una realidad de un cierto orden puede ser representada por una realidadde un orden menos elevado, en tanto que la inversa es imposible, ya que el smbolo deber ser ms accesible quelo por l representado. Esta regla deriva de la armona necesaria al mantenimiento del mundo tomado en unmomento dado, a un equilibrio csmico en que cada parte es homloga al todo. De esta manera la parte simbolizaa la totalidad, lo inferior es testigo de lo superior y lo conocido toma las veces de lo desconocido.

    El verdadero simbolismo no es arbitrario. Brota de la naturaleza, que puede tomarse como smbolo de lasrealidades superiores, como lo pensaban los hombres de la Edad Media. El mundo les semejaba un lenguajedivino o mejor, como deca Berkeley, "El lenguaje que el Espritu Infinito habla a los espritus finitos. Losdiferentes reinos de la naturaleza colaboran en este alfabeto expresivo. Las ciencias tradicionales como lagramtica, las matemticas, las artes y los oficios eran empleados como bases y medios de expresin delconocimiento metafsico, adems de su valor propio, pero gracias a ese valor. Toda accin poda llegar a ser elpretexto de un smbolo adecuado. Incluso los acontecimientos de la historia testimonian a favor de las leyes querigen la manifestacin universal. Esta analoga est fundamentada sobre la que relaciona el microcosmos y elmacrocosmos, sobre la identidad de sus elementos y de sus energas.

    Agregamos finalmente, para la correcta aplicacin del simbolismo; que todo smbolo debe ser interpretado ensentido inverso, en cuanto a su perspectiva formal y no en cuanto a su significacin intrnseca, como la imagen deun objeto en un espejo o en una superficie de agua est invertida con relacin al objeto que refleja, sin que elobjeto haya recibido ningn cambio. Lo primero o lo mayor en el orden de los principios, llega a ser lo menor o loltimo en el orden de la manifestacin, lo que es interior llega a ser exterior y viceversa. En una palabra, elsimbolismo es la llave que abre los secretos, el hilo de Ariadna que relaciona los diferentes rdenes de la realidad.Por l razonamos, soamos y somos, ya que lo recibido en todos los planos es tambin un caso de simbolismo,igual que la analoga de las leyes fsicas y psquicas. Toda manifestacin es un smbolo de su autor o de su causa.De esta manera el simbolismo no es slo, como se supone, la fantasa potica de una escuela literaria o unacualidad sobreagregada a las cosas. Forma una sola cosa con la realidad misma a la que se esfuerza enmanifestar gracias a su elemento ms esencial y oculto, su forma, su ritmo, su ademn. El simbolismo es un casoparticular de la ciencia del ritmo entendida sta en su ms amplia generalidad, actividad creadora que se colocaen el origen de las dems manifestaciones visibles, audibles y experimentables, y que intenta reproducir todo ritotradicional.

    VI. - RITO, RITMO Y GESTO

    El ritmo se oculta en el centro de toda manifestacin, de toda actividad profunda del ser o de cada cosa, puestoque nada es inerte igual que la herencia dirige la formacin de los seres vivos y el habitus intelectual la formacinde los cerebros. Constituye el ritmo el armazn numrico de toda la naturaleza, de toda existencia, comenzandopor la corporal. El hombre es un transformador de ritmos. Desde el nacimiento hasta la muerte est sumergido enuna corriente de ondas en movimiento, en la que los grandes cielos de los aos, estaciones y das, determinan lacurva de su vida. El hombre gusta de los ritmos y busca vidamente su percepcin. Encuentra en ellos lasatisfaccin de una necesidad fundamental, la de una comunicacin con el ambiente del mundo, con la armonade la naturaleza y una paz consigo mismo.El acto intelectual llamado comprensin, o incluso conocimiento, consiste en el llamado de un recuerdo que cubrela novedad del manto de lo conocido bajo el velo de una imagen comn, es decir, de un ritmo comn. El signosensible pone en accin una reaccin de costumbre por la cual lo temible e inslito se tolerarn, aceptados y

    asimilados; se comprendern, aunque de hecho, no nos revelen ms que este primer encuentro. Lo inesperado seesfuma bajo la magia del ritmo y de la costumbre.El carcter esencial del ritmo consiste en la dualidad complementaria de sus fases, en una alternancia en que ellasse suceden, se compensan en torno de un punto de equilibrio, que es al mismo tiempo un punto de partida y dellegada. Este punto central, mantenido por el ritmo, es creador de una forma por una frecuencia eficaz y de menoresfuerzo que l establece. Las ondas de esta vibracin equilibrada se propagan por una correspondencia sutil msall del cuerpo fsico, en la forma psquica, en donde ellas establecen un estado de armona y de serenidad,necesario para la obtencin de los estados superiores del ser. Estas dos fases son perceptibles en losmovimientos alternos de la respiracin y del ritmo cardiaco sobre los que se apoyan la gran mayora de los ritos derealizacin metafsica.

    Estos ritos constituyen procedimientos que permiten participar en las fuerzas colectivas que emanan de cadaTradicin an viva. Son stas, por ejemplo, los mantras hindes, los dhikrs musulmanes, las danzas sagradas, los

    himnos y los cantos, las oraciones salmodiadas, las plegarias de memoria, que ponen el cuerpo y el alma del quelas recita en relacin con el ritmo de la colectividad de la que forma parte, y tambin con el ritmo del mundo, al quePlatn llamaba la msica de las esferas. Todo rito, igual que todo acto segn el orden, provoca la transmutacinde los elementos sutiles del ser humano y facilita su retorno al estado de simplicidad original que es el estado

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    paradisaco. El rito se basa sobre una concepcin intemporal de la accin, estabilizado en un eterno presente enque todo se puede repetir, no a la manera en que la ciencia moderna cree que un experimento es posible, sinoms vlidamente an, puesto que una repeticin rigurosamente idntica exige una salida fuera del tiempo, queslo el rito puede llevar a cabo.

    VII. - LA INICIACIN

    La iniciacin, que debe introducir al aspirante en el camino de una realizacin personal, consiste esencialmente enla transmisin de una influencia espiritual. Esta bendicin es conferida por un maestro, el ya iniciado, a undiscpulo, en virtud de la cadena ininterrumpida, de la filiacin efectiva que relaciona al maestro iniciante con elorigen de la cadena y de los tiempos. Todo rito de iniciacin conlleva gestos simblicos que son testimonio de unafiliacin original. Citemos como ejemplo el beso del iniciante que transmite en esta forma al iniciado el soplo de lainfluencia espiritual que ha presidido la creacin del mundo. El iniciante cuando realiza semejantes actos no actaen tanto individuo, sino como un eslabn de la cadena, como transmisor de una fuerza que lo supera y de la que lslo es un humilde portador.

    Para que llegue a ser eficaz, la iniciacin exige, por parte del aspirante, tres condiciones: disposicin completa,recepcin regular y realizacin personal. El postulante, en primer lugar, debe presentar ciertas cualidades fsicas,morales e intelectuales. En efecto, el iniciado se apoya sobre una individualidad que, aunque limitada, debeofrecer los menores impedimentos posibles. Siendo la finalidad la conquista efectiva de los estados superiores, ode otra manera una comunin con el S-Mismo, principio de todos los estados, exige una armona absoluta delalma, un dominio completo de todos los elementos de la individualidad. Esta exigencia descarta a todos aquellos aquienes oprime un defecto corporal o una imperfeccin psquica que se transformara en obstculo en el caminodifcil que ellos quieren abordar, incluso si esas anomalas provinieran de un accidente. En efecto, todo lo que leocurre a un ser le es semejante y ningn hecho le podra alcanzar si no existiera entre ellos una comunidad denaturaleza. Las condiciones ms necesarias para recibir la iniciacin pueden resumirse en cuatro puntos: purezade cuerpo, nobleza de sentimientos, amplitud de horizonte intelectual y altura de espritu.

    La iniciacin debe ser otorgada por un maestro calificado, al que los hindes denominan gur (o anciano), losortodoxos geron, que tiene el mismo sentido, y los musulmanes sheikh, y que desempea con respecto aldiscpulo el papel de un padre espiritual, siendo la iniciacin un segundo nacimiento. El maestro le acompaara enlas dificultades surgidas de la aplicacin del mtodo. En cuanto a los conocimientos tericos, cada organizacinposee un mtodo para dar las enseanzas.Una vez recibida la iniciacin sta sigue siendo virtual. Ella debe ser efectivamente valorizara por un trabajopersonal, ya que cada persona lleva en s misma propio maestro. Esta tarea tiene por fin realizar los estados queintegran la personalidad. Pero esta idea de estados superiores es de tal manera extraa a la mentalidad modernaque exige algunas explicaciones. Cualquier individuo considerado incluso en la mayor extensin de sus dotes, noes un Ser completo, sino slo un estado particular de la manifestacin de un ser, que ocupa un cierto momento enla serie indefinida de los estados posibles de un ser total. Efectivamente, la existencia en su unicidad indivisibleimplica modos indefinidos de manifestacin y esta multiplicidad implica correlativamente para cualquier otro seruna multiplicidad igualmente indefinida de estados, cada uno de los cuales debe realizarse en un gradodeterminado de la existencia.

    Por ejemplo, lo que hay de corporal en el yo, no es sino la modalidad fsica de una individualidad particular que esuna condicin limitada entre una gran cantidad de condiciones existenciales. A la Existencia misma en su amplitudcorresponde nicamente lo que podra llamarse una posibilidad de manifestacin, en tanto que la PosibilidadUniversal, siguiendo a Leibniz, corregido en esto por Gunon, implica igualmente posibilidades de no-

    manifestacin, para las cuales la nocin de existencia que surge de la cosmologa, y hasta la de ser, que surge dela ontologa, dejan de ser adecuadas. La Posibilidad Universal surge slo de la metafsica.

    Si se prefiere usar la terminologa hind se dir que el yo o la individualidad no es sino un aspecto transitorio yparticular del S-Mismo o de la personalidad, que es su principio trascendente. Esto debe ser entendido en los tresmundos y concierne no slo a los estados de manifestacin individual que dependen de una forma, sino a losestados supraindividuales y sutiles y ms an a los estados de no manifestacin o estados posibles que la Unidaddel S-Mismo engloba en su universal totalidad. Esta multiplicidad indefinida de los estados del ser, quecorresponde a la nocin teolgica de la omnipotencia divina, es una verdad metafsica fundamental, la ms altaque es posible concebir.

    Si la realizacin de los estados superiores puede ser considerada como accesible a algunas personas calificadas,es en virtud de la analoga que existe entre el proceso de la formacin del mundo y el desarrollo espiritual de un

    ser, en sentido inverso, entindase bien ya que este camino es el de un retorno al origen.Desde una concepcin universal, el mundo se presenta bajo tres aspectos, un estado de no manifestacin querepresenta la Posibilidad Universal, un estado de manifestacin informal o sutil que representa al Alma del Mundo

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    y un estado de manifestacin formal o tosca que es el del mundo sustancial de los cuerpos. La creacin del mundose presenta como una ordenacin del caos o como la consecuencia de un "orden" divino, que la Biblia presentacomo un Fiat Lux, ya que la luz ha acompaado siempre a las teofanas, y a que el orden se identifica con la luz.El rayo celeste de este orden" o de esta "'influencia" espiritual ha provocado en el centro del caos dual de lanaturaleza una vibracin luminosa que ha separado las "aguas inferiores" de las "aguas superiores", es decir, elmundo formal del informal, lo manifestado de lo no manifestado, separacin descrita al comienzo del Gnesis. Lasuperficie de las aguas, o plano de la separacin de ellas, estado en que se opera el pasaje de lo individual a louniversal; plano en el que se refleja el rayo celeste de la iluminacin.

    En efecto, en la misma forma del Fiat Luxdivino, la influencia espiritual trasmitida al postulante, ilumina elcaos tenebroso de sus aptitudes individuales. Esta partcula de luz intelectual se irradia en todos los sentidosdesde el centro del ser, representado por su corazn, y lleva a cabo la completa expansin de sus posibilidades.Esta accin invisible se halla expresada en las diferentes tradiciones por el desarrollo de una flor, rosa o loto,sobre la superficie del agua. De esta manera el ritmo csmico transmitido por el rito inicial, resuena en la vida deun hombre cuya funcin consistir en seguir y completar el plan divino. Slo en el momento en que el futuroiniciado comprende este fin, llega a ser digno de recibir la iniciacin. Esta se realiza en virtud del desarrollo de lasposibilidades ya incluidas en su naturaleza, pues ningn misterio llega de otro lado y siguiendo el sentido de laclebre sentencia hind: 'Lo que est aqu est ms all y lo que no est aqu no est en ningn lugar'.

    VIII. - EL CENTRO Y EL CORAZN

    Toda transmisin regular de una influencia espiritual proviene de un centro que se relaciona por medio de unacadena ininterrumpida al centro primordial mismo. Hablando en lenguaje geogrfico, existen lugares que son msaptos que otros para servir de bases a esta influencia. Una geografa sagrada muy precisa ha determinado elemplazamiento de los santuarios, que posteriormente se han desarrollado en esos lugares y que se cuentan entrelos ms ilustres de la historia, como Delfos, Jerusaln o Roma para limitarnos al Occidente. La referencia de lostemplos al centro primordial se simboliza por su orientacin ritual y por las peregrinaciones, que estandorelacionadas con ellos, venan a significar un retorno al centro. En los primeros tiempos, las montaasconsagradas por las teofanas, venan a ser el centro del mundo para cada Tradicin, caso particular el monteMeruen la India. Sobre estas montaas se elevaron los primeros altares y se celebraron los primeros sacrificios.Piedras enhiestas, los betilos, fueron, a semejanza de los montes, considerados como receptculos de ladivinidad. Dentro de este tipo se conoce el Omphalos de Delfos, centro espiritual de Grecia, junto al que vaticinabala Pitia poseda por la presencia del dios. Despus los templos se ocultaron en el seno de las montaas en grutasnaturales o construidas. Este cambio de posicin de relacin entre el monte y la gruta se realiz cuando unoscurecimiento progresivo de la Tradicin transform el lugar celeste en subterrneo y la gruta as lleg a ser elcentro de las iniciaciones y de los misterios.

    Existen tantos centros derivados como tradiciones. Todos ellos se refieren a una Tierra Santa, morada de laTradicin Primordial, regin suprema, segn la palabra snscrita Paradsha, de la que los caldeos han derivadoPardes y los occidentales Paraso. Esta comarca suprema adquirir en las diferentes tradiciones mltiples formas,de jardn, ciudad, castillo, isla, templo, palacio... Como su origen es polar, ser tambin el Polo o el Eje del Mundo.As tambin se lo denominar Tierra Pura, Tierra de Inmortalidad, Tierra de los Vivientes, Tierra del Sol, etc.

    Considerado geomtricamente como origen de la extensin o biolgicamente como germen que irradia en ungesto rtmico la manifestacin completa, esta Tierra, este centro, que simboliza un estado, es un punto de partidapara la gnesis de los lugares, de los tiempos y de los estados. En ese lugar privilegiado en que se refleja el rayoceleste de la influencia de lo alto, las oposiciones estn resueltas, los contrarios unificados. Punto de origen y dellegada, comienzo y fin, principio y realizacin, l es el Medio Invariable de la Tradicin china, la Estacin Divina

    del esoterismo islmico, el PalacioSanto de la Kbala, en que la presencia divina, la Shekinah, se oculta en eltabernculo.

    El estado primordial que corresponde al Paraso es el de Adn en el Edn, primera etapa de la realizacin de losestados superiores.

    El atributo esencial de los centros que corresponde al equilibrio fsico de los cuerpos y de la energa, y a laarmona de las almas, es la Paz del espritu la Gran Paz del Islam, la Paz Profunda de los Rosacruces, La Paxinscripta en el umbral de todos los monasterios benedictinos. Si la verdadera razn de las cosas es invisible eincomprensible, dice un texto chino, slo el espritu en estado de simplicidad perfecta puede llegar all en profundacontemplacin, al punto central en el que las oposiciones se resuelven en un equilibrio riguroso".

    Este conocimiento verdadero es posible porque segn Aristteles es una identificacin, un isomorfismo, como se

    dira hoy. Ello sera imposible si el hombre verdadero no fuese en cierta medida ms que el hombre aparente,gracias al principio inmutable que constituye su esencia que tradicionalmente est situado en su corazn. Enefecto, si el conocimiento indirecto y discursivo depende de lo mental y de la razn, el conocimiento

    efectivo y directo que relaciona al ser con los estados superiores depende del "corazn inteligente", que no es una

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    facultad individual, sino universal como su objeto. Desde el punto de vista "microcsmico" todas las tradicionessitan el centro del ser en la gruta del corazn. El corazn es el rgano del Conocimiento, es el rgano del amorespiritual, es el soplo del espritu, el pneuma, a causa de su relacin con la vida. En el corazn se oculta elprincipio divino indestructible, llamado luz por la Tradicin hebrea. Es el embrin inmortalde la Tradicin china, alque el alma sigue unida algn tiempo despus de la muerte.

    Como lo manifiestan ms claramente que todos los dems, los ritos tntricos indios revelan que el trabajo iniciticoconsiste en la transformacin, en la reabsorcin progresiva de la energa sutil del hombre a travs de losdiferentes centros (chakras) de su cuerpo, situados a lo largo de la columna vertebral, en lugares ademsilocalizables, pero vinculados al cuerpo por la misteriosa virtud de los nervios y de la sangre. Esta energa llegahasta el centro de rdenes, situado entre los dos ojos, centro que se une al "sentido de la eternidad" y al ojoinvisible del conocimiento. En ese lugar el ser recibe las rdenes de su dueo interior, que se identifica con elAtma hind, con el S-Mismo, determinacin primordial y no particular del principio que puede denominarse elEspritu Universal. Por l, el ser llega a la perfeccin del estado humano antes de superarlo.

    IX. - GRANDES Y PEQUEOS MISTERIOS

    Las etapas de la iniciacin comprenden una jerarqua variable de grados para los que resulta cmodo tomar laterminologa de los misterios antiguos, porque ella es susceptible de una aplicacin ms general. Distinguiremoscomo ellos entre grandes misterios, pequeos misterios y adeptos (o Epoptie), considerados como las tres etapasde una iniciacin completa.

    Los misterios menores tenan por fin mostrar a los mistas las leyes del devenir que rigen la cosmologa y restituyenal estado primordial. Son ellos una preparacin para los misterios mayores, a quienes se reservaba el dominiometafsico. Implican sobre todo ritos de purificacin por medio de los a veces llamados viajes o pruebas. Elmista deba alcanzar una simplicidad semejante a la del nio, a la de la materia prima alqumica, lo que le hacaposible de recibir despus la iluminacin inicitica. La influencia espiritual que lleva esta luz no debe encontrarningn inconveniente debido a preformaciones inarmnicas. En la lengua de la Cbala, esta purificacincorresponde a la disolucin de las cortezas y, en lenguaje masn, al despojo de los metales; cortezas y metalesson formas figuradas de los residuos psquicos de los estados anteriores que es conveniente superar. Lasprimeras pruebas permiten al iniciado escapar del dominio de lo sensible, sin por ello salir del de la naturaleza.Siguiendo el simbolismo geomtrico del Islam, esta primera liberacin libera al ser en el sentido horizontal de la"anchura" y tiene por efecto restaurar el estado del Hombre Primordialque se identifica al Hombre Verdadero delTaosmo. El individuo sigue siendo un hombre, pero en su espritu es liberado del tiempo y de la multiplicidad.

    A los misterios mayores se reservaban los fines propiamente espirituales y la realizacin de los estados superioresinformales condicionados y no condicionados, hasta la liberacin de este mundo y la unin con el Principio, fin quelas tradiciones denominan, con diversos nombres: visin beatfica, luz de la gloria, identidad suprema. El desarrollode esta segunda etapa se realiza en el sentido vertical de la exaltacin, hasta un estado que el Islam llama el delHombre Universal y el Taosmo el del "Hombre trascendente". En tanto que el Hombre Primordialconstituye laconclusin y la sntesis de los reinos de la naturaleza, el Hombre Universalpuede identificarse con el Principiomismo de la manifestacin completa.

    Si se pregunta como puede justificarse la pretensin de comunicarse con los estados superiores, se puederesponder que hay una toma de posesin de un tesoro interior, que pertenece virtualmente a todo hombre dotado.Por consiguiente, estos estados son garantizados por la existencia de dones correspondientes a lo quegeneralmente se llama revelacin e inspiracin. Lo que aparece exteriormente como revelacin se manifiesta

    interiormente, como inspiracin. Los medios eficaces se reparten en dos fases: el desprendimiento y laconcentracin, entendindose que no puede existir concentracin, sin previa separacin.

    Volvamos a los misterios antiguos, que nos dan interesantes datos sobre el proceso inicitico. El postulantesoportaba un ayuno riguroso antes de llegar a las purificaciones cuyos elementos reciba desnudo y en silencio.Las pruebas adquiran la forma de sucesivos viajes, puestos cada uno en relacin con los diferentes elementos:viaje bajo la tierra, despus sobre la superficie del agua, finalmente por el aire por una ascensin celeste. El viajesubterrneo representaba un descenso a los infiernos, es decir, a los estados inferiores del ser. Se conoce elsentido de esta catbasis destinada a recapitular los estados precedentes al estado humano, y que permita almista agotar las posibilidades inferiores que llevaba en s, antes de pasar a la ascensin ulterior. Considerndose

    segundo nacimiento, este descenso infernal tena el sentido de una muerte con respecto al mundoprofano. El cambio de estado se realizaba en tinieblas, como toda metamorfosis, y simultneamente el mistareciba un nombre nuevo que representaba a su nueva entidad. Muerte y renacimiento constituan slo las dos

    fases complementarias de una misma transformacin de estado desde dos lados opuestos.Tratndose el segundo nacimiento de una regeneracin psquica, es natural que las primeras etapas del desarrolloinicitico se efectuaran en el orden psquico. El estado crucial, el estado de transicin, se colocaba en el momento

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    La iniciacin era generalmente reservada a los individuos de las tres primeras castas, por lo menos en la India.Pero era necesario que los que no eran admitidos, mujeres, nios, extranjeros, descastados, pudieran teneracceso a la Tradicin del pas en que vivan. Por otra parte, las doctrinas sagradas transmitidas oralmente hanatravesado los siglos bajo dos formas muy diferentes, una sacerdotal conservada por los sacerdotes, como laBiblia o los Vedas, y otra popular que sigue siendo oral, incluso en nuestros das, y que se expresa en los cuentosy los mitos, estos smbolos mal entendidos. Lo que contienen estas leyendas no son, como se cree, fbulasinfantiles, sino un conjunto de datos de carcter doctrinal que cubre la sabidura de antiguas edades bajo unafbula preservada de toda deformacin, por su misma oscuridad. Esta funcin de los cuentos fue tan eficaz quetodos los pueblos del mundo poseen versiones de los mismos temas, de los que se han formado repertorios. Estosrelatos no provienen, como una teora en boga lo supone, de un inconsciente colectivo, sino que constituye unamemoria ancestral, e incluso podra decirse una supra-memoria. En efecto, esta memoria inmanente constituye elresiduo no comprendido de una conciencia superior.

    No es muy difcil reconocer en la secuencia de los cuentos los temas iniciticos que hemos esbozado. En todaslas tradiciones se hace alusin a algo que, en cierta poca, haba estado perdido u oculto. Esto est representado,por ejemplo, por el soma hind, el haoma de los persas, la pronunciacin del nombre divino de Israel, la palabraperdida de la Masonera, el vaso sagrado de la leyenda de Graal, el dios oculto de Isaas, la piedra filosofal de losalquimistas, el agua de Juvencia de los mitos y hasta el paraso perdido de la Biblia, que revela justamente estasignificacin, puesto que se trata del estado primordial, del sentido de la eternidad, del lazo con la Tradicin que esconveniente reanudar, de una verdad ms oculta que perdida.

    En los cuentos sucede igualmente que el hroe debe ir a la bsqueda de un pas desconocido, de un objeto ocultoo de una amada desaparecida. Con auxilios sobrenaturales logra vencer los obstculos y alcanza el fin de su viajeque recuerda el proceso de las pruebas de iniciacin. El hroe es casi siempre un joven o el menor de treshermanos, mejor an, un nio que recuerda el estado de infancia de los misterios. En lugar de tener que buscar untesoro o a la amada, sucede que el hroe tiene que reencontrarse a s mismo, cuando l ha sufrido unametamorfosis animal, y la transformacin es algo parecido a la forma original. O bien ha perdido slo una parte desu cuerpo o una facultad especial, a menudo la voz, la vista, la inteligencia, la juventud o la belleza. Ms todava, aveces tras la bsqueda de su corazn o de la luz.

    Jams el hroe est abandonado a sus propias fuerzas y goza de una ayuda sobrenatural, bien haya sidoadornado desde su nacimiento por las hadas con ciertas dotes, bien reciba las ayudas de personajes poderososo de genios que representan una influencia espiritual. Esta influencia est a veces relacionada con un objetomgico, agua de juvencia, agua de vida o muerte, que es la bebida de la inmortalidad. Pero sobre todo, le esconcedido el poder sobre los tres mundos, gracias a los atributos clsicos que son, por ejemplo, los de Hermes; elpetaso, el caduceo y las alas en los talones, que en la iniciacin real se transforman en la corona, el cetro loszapatos, reemplazados en la consagracin caballeresca por el yelmo, la espada y las espuelas. En nuestroscuentos, el modesto hroe popular se contenta con el gorro, que lo hace invisible, con el bastn que lo truecainvencible y con las botas que le dan la virtud de la omnipresencia.

    A menudo se hace referencia en los cuentos a un lenguaje de los pjaros cuyo conocimiento revela al hroe lascosas ocultas. Este lenguaje es propiamente la lengua potica, unificadora o pacificadora, la de los dioses y losngeles. Comprender la lengua de los pjaros significa alcanzar el ms alto grado de conocimiento y sabidura.Sigfrido, despus de vencer al dragn, es decir, a las fuerzas inferiores, comprende la lengua de los pjaros.Existe, adems, una particular correspondencia entre la edad del hroe, el lugar de la accin y los portadores deinfluencia. Los demonios, las serpientes, imgenes de los estados inferiores, moran en selvas sombras,frecuentadas por viejos magos. Los pjaros, por el contrario, son huspedes de los jardines, es decir, del Edn, y

    favorecen a los jvenes.Se sabe que la primera y necesaria etapa de toda iniciacin consiste en una muerte virtual. Esta muerte seencuentra representada en los cuentos en diferentes formas. En primer lugar por una muerte corporal. En estecaso el hroe es muerto y cortado en trozos, como Dionisio, y sus huesos sirven a un ser "dotado" para resucitarlo joven y hermoso. O bien el hroe se pierde en el mundo infernal, representado en forma de gruta, palaciosubterrneo o selva oscura, por el fondo de un lago o una habitacin clausurado, como en Barba Azul, que sontodos smbolos equivalentes. La muerte puede ser reemplazada por una cada en la jerarqua de los estados,representada, por ejemplo, por la prdida de un ojo, como en el relato del Calender de las Mil y una noches,prdida que significa la de la inteligencia.

    Pasamos por sobre las pruebas o viajes, para llegar al extremo de la bsqueda que consiste en la toma de unobjeto maravilloso, como el Toisn de Oro de Jasn, el Grial de Perceval, Las Manzanas de Oro, o la Rosa del

    Amante. Esta ltima etapa puede ser asimilada a un despertar, provocado por el beso inicitico, como el querecibe la Bella Durmiente del Bosque o a una metempsicosis como en elAsno de Oro de Apuleyo. La obtencindel estado de unin a menudo se simboliza por la conquista de un ser querido, lo que explica la frecuencia y casiapartado de estilo del Matrimonio final, verdadera hierogamia anloga a la de los misterios.

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    Adems, considerada bajo este ngulo, la ms evolucionada de las literaturas de los siglos recientes no parecehaber dejado de ser un rito profano, puesto que desde siempre trata de reconstituir el destino de los hombres. Esfcil comprobar qu es lo que envejece en una obra, lo anticuado es su psicologa, referida demasiado a la clasesocial, a las costumbres del tiempo y a su historia. Lo que subsiste por el contrario y se mantiene es la secuenciade la accin, es decir, la de los ritos. La historia de un hombre, su progresin y su cada a travs de los obstculos,he ah el tema eterno de los cuentos y de las novelas. Existen obras en que este aspecto es particularmentevisible: La Odisea, Pantagruel, La Conquista del Grial, La Divina Comedia, los dramas de Shakespeare, el Faustode Goethe que tiene por fuente un antiguo ritual de iniciacin gremial. Wilhelm Meisterrecurre al simbolismo delteatro, los otros al de la navegacin, viaje o guerra.

    Por oposicin a esta literatura culta, los cuentos populares no utilizan el simbolismo de la accin de una maneraaccesoria, sino esencial. Reducen los principios a hechos y eliminan al mismo tiempo el sentido literal por unaparente sin sentido, para dejar de esta manera mayor claridad al sentido simblico. Su evidencia es tal que si serehsa a los cuentos su sentido superior, se les deja vacos, de manera que ni an puede salvarse la sustanciamisma del relato. Y esto resulta, simplemente, porque el cuento popular presenta lo sobrenatural en estado puro.

    XII.- EL MUNDO INTERMEDIARIO

    En el camino de su liberacin, el iniciado no haba hallado hasta el momento un obstculo importante, ni un errorposible de direccin. El mundo material de la multiplicidad que se impone por su evidencia, no lo permita. Mstarde, cuando aborde el mundo informal, los errores no sern ya posibles. No suceder lo mismo cuando afronte lazona existente entre ellos, el mundo intermedio es el de las luchas, tentaciones y pruebas, en una palabra, el de ladualidad. Es ste el dominio de los estados psquicos o sutiles1 de la manifestacin informal, en que se encuentranlas prolongaciones extra-corporales de los individuos, las energas de las entidades no humanas, las influenciasde los genios elementarios o elementales de Paracelso, que las tradiciones llaman gnomos ondinas, silfos,salamandras, djinns, demonios. Las fuerzas, abandonadas por los cultos desaparecidos se mezclan all a energasautnticamente anglicas y a influencias errantes, como dicen los chinos, para formar un mundo fascinante,extrao y peligroso.

    Por otra parte, si este mundo es el de los combates y los cambios, existe tambin como el de las ilusiones y labelleza. Es en realidad el dominio de las imgenes de la my india. Ah, las ideas toman forma, las lenguas seorganizan, las influencias se trasmiten, las almas realizan alianzas. Este mundo en perpetuo cambio es ilusorio,como el de los sueos, y esto en ambos sentidos, tanto desde el punto de vista del Principio, del que no es sino unreflejo mvil y dual, como desde el punto de vista del mundo terrestre que lo suea de forma temporaria,correspondiente a un equilibrio provisorio hasta su prxima transformacin. Para nosotros este mundo esinevitable, necesario, aunque de una importancia muy variable segn los seres que en l se manifiestan y, por ello,lo manifiestan, ya que es el lugar del encuentro de la creacin humana y de la inspiracin divina.

    El mundo intermediario corresponde en el simbolismo de los cielos, a la parte inferior de stos, a la esfera de laluna que constituye primer cielo. La India coloca en el centro de este mundo sutil y mediador, el germen de todacreacin, figurando en el concepto del Huevo del Mundo y de su germen denominado Hiranyagharba o embrin deoro, que se manifiesta como una bola de fuego de energa vibrtil. Esto desde el punto de vista del cosmos, puesdesde el punto de vista del ser este centro se refleja en elpinda.

    Visto desde este centro, la transformacin perpetua del mundo semeja un juego de my, palabra que se puedetraducir por arte, medida, tanto como por ilusin porque significa la accin divina diferente de la voluntad divina y

    que esta ilusin es nuestra medida. La creacin del mundo, traspuesta en el mundo, es forzosamenteininterrumpida, puesto que esta aparicin efmera debe ser constantemente renovada. Una creacin concluidasera lgicamente absurda y en el resto reside su ilusin, en su temporalidad. La realizacin csmica de unaimaginacin divina la extena y envejece. La Creacin debe ser, por consiguiente, un flujo permanente como elagua que corre crea la permanencia del ro.

    La imaginacin humana que toma sus poderes de la energa sutil de este mundo mediador, no es la dudosafacultad que nos abruma con sus fantasmas, sino una funcin psquica autnoma, un instrumento de relacin y unrgano de percepcin. Se polariza de un lado en un rgano de comunicacin con el mundo intermediario y por elotro en un rgano de accin preparatoria aplicado al mundo sensible. Presenta al hombre y especialmente alartista el modelo de la "cosa a realizar". Su creatividad es una puesta en relacin gracias a la energa del impulsoespiritual, de la intencin y de la concentracin del corazn.

    1Sicen el original. Parece haber en esta frase una confusin entre los estados sutiles y los informales (N del T.).

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    XIII.- MISTICISMO Y MAGIA

    Mientras una Tradicin o una religin es ms antigua, ms numerosos son los estados que puebIan el mundointermediario que ella considera, como lo muestran las mitologas exuberantes de Egipto, la India y Grecia. Paralos herederos de estas tradiciones, hay en ello una herencia peligrosa. En efecto, este mundo ms externo y mscomplejo que el mundo de los cuerpos, ofrece un caos de influencias diversas por medio de las cuales, el ser, alfluir se arriesga permanentemente. Las mismas fuerzas y los mismos fenmenos pueden tener causasexactamente opuestas y la doctrina del Islam insiste sobre el hecho de que es por el alma (nfs), que surge delmundo intermediario y sutil, por lo que Satn subyuga al hombre. Slo en ese estado puede llegar a ser eladversario del Dios No Supremo, puesto que este mundo es el de la dualidad, en tanto que el Principio Supremo ytrascendente, idntico a Brahma no cualificado, est siempre fuera de alcance.

    Conviene, por lo tanto, antes de ir ms lejos, distinguir el esoterismo de las disciplinas con las que el lector laspodra confundir, especialmente la magia y la mstica. En el sentido ordinario de la palabra, la mstica goza de unestado pasivo, de gracia sobrenatural, cuyo, surgir involuntario no permite siempre reconocer su verdaderanaturaleza. Esta concepcin pasiva de la mstica no hace justicia a los grandes msticos cristianos en el sentidocannico del trmino, que como lo muestra la vida de San Juan de la Cruz, han concretado estados muy elevados,nada pasivos y muy superiores, no obstante, a los de iniciados simplemente virtuales. El estudio de la teologamstica mostrara por el contrario una segura equivalencia entre los estados espirituales de los santos y los de losShaktas de Oriente. La verdadera diferencia se encuentra en la ausencia de una cadena espiritual, lo que asla almstico cristiano dentro de su propia Tradicin, en tanto que el iniciado oriental es reconocido aceptado y ayudadopor una organizacin legtima.

    En cuanto a la magia, su caso es enteramente diferente. Es una ciencia experimental tradicional que no tiene nadade religiosa. Las operaciones mgicas obedecen a leyes precisas que el mago se limita a aplicar. Para hacerlo,capta y utiliza las fuerzas psquicas disponibles del mundo intermediario. Estas fuerzas sutiles estn relacionadascon el estado corporal de dos maneras diferentes, por el sistema nervioso y por la sangre. Sus efectos soncomparables a los de un campo de fuerzas de las que el mago dispone con fines diferentes. En el mundo de loscuerpos, estas influencias actan por medio de entidades sutiles, como las elementales de los reinos de lanaturaleza, o ciertos objetos o lugares. La accin mgica est basada sobre la ley de correspondencia querelaciona por afinidad los elementos naturales y transforma ciertos objetos en condensadores de energa. A veces,como en la India, el mago fija estas fuerzas sobre su propio cuerpo y se adscribe poderes que superan suscapacidades ordinarias. La condensacin de estos conglomerados de fuerzas sutiles son comparables a lasoperaciones alqumicas de coagulacin y de solucin que se denomina tambin llamada y de solucin en lamagia ceremonial.

    Cuando toda relacin est rota entre estas influencias errantes y el orden espiritual, caen en el dominio de lahechicera, que utiliza las formas ms bajas de la magia negra, que han llegado a ser demonacas. Entre stas, lasms temibles provienen de influencias de las que se ha retirado el espritu y se mantiene fuera de todo soportefsico. Esto explica el carcter nocivo de los restos de antiguas religiones y de tradiciones muertas, sobre todo,cuando se trata de las almas de los muertos, dobles egipcios, ob hebreo, manes latinos y hasta dolos delpaganismo, ya que los dioses abandonados caen en el rango de los demonios. Esta mezcla de metempsicosisannimas del mundo intermediario, este forcejeo de potencias oscuras y temibles explica la necesidad de unconocimiento muy desarrollado de la parte del ser que debe necesariamente atravesar este campo de fuerzas yfranquear numerosas etapas antes de alcanzar la zona de las cimas, de los estados propiamente espirituales, quellegan a ser, entonces, lo que el esoterismo musulmn llama estaciones, es decir, estados fijos y definitivos.

    XIV.- ACCIN, AMOR, BELLEZALos dos primeros caminos iniciticos que definen a los pequeos misterios, el de la accin y el de la devocin, sonprcticamente tan inseparables como el alma del cuerpo, de manera tal que no forman sino un nico camino. Elms santo de los seres espirituales no puede abstenerse de la accin, so pena de no sobrevivir una sola hora.Nadie existe en esta vida, dice el maestro Eckhart, que haya alcanzado el punto que lo libere del trabajo. Laaccin tiene su fuente en una intencin que unifica las veleidades sucesivas del individuo y reemplaza la anarquainterior por lo que Mahoma llamaba la gran guerra santa, la que el yo ejerce sobre las fuerzas ntimas ydestructoras. Interesa menos la direccin original de la fuerza en el sentido, como el judo vuelca contra eladversario su fuerza ciega. En este caso, la intencin lcida reina sobre el alma como, en la parbola evanglica,el paraltico clarividente conduce al ciego gil o como el dueo del coche conduce al conductor.

    La accin perfecta es la que transforma a su autor tanto y ms que a la cosa o al adversario. Toda alma es el

    rehn de sus actos dice el Corn. Y la Tradicin agrega: A cada uno le ser dado aquello hacia lo que tiende. Elacto no es sino el aspecto aparente y ocasional de una intencin permanente hacia lo que la supera. "Ningunapotencia en acto, dice Santo Toms en su vocabulario escolstico, tiene efecto sobre una potencialidad no dirigidaa su fin". Lo que significa que la accin no puede llegar a ser un camino inicitico salvo que sea un modo de ser

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    verdadero, si corresponde a un modo de ser providencial, con el que la voluntad se identifica. La Bhagavad Gita, ellibro sagrado de la India, ha elucidado magnficamente el combate interior del yo y del S-Mismo en el dilogo quecambian Krishna y Arjuna sobre el carro de guerra. La guerra representa aqu a la vez una batalla histrica, unconflicto de fuerzas csmicas y un combate interior. Krishna es el S-Mismo, Arjuna el yo. Ante la lucha fratricidaque debe afrontar, Arjuna se debilita y su alma se turba. No se resigna a castigar a los hombres con su sangre,pero Krishna le demuestra que la abstencin sera un crimen para su vocacin y su honor y adems de esto noimpedira nada. "El que sabe ver la accin en el reposo y el reposo en la accin, slo se es sabio". Y Krishnaagrega: "El conocimiento vale ms que la ascesis (o accin contra s mismo); pero la contemplacin es superior alconocimiento y la liberacin superior a la contemplacin". Esto, porque la renuncia a los frutos de la accinconduce a la paz del corazn, verdadero fin del trabajo inicitico. Esta liberacin desemboca sobre el camino de ladevocin espiritual y del amor puro.

    En efecto, la va de la accin que conduce al dios vivo es una va de amor. Esta palabra puede y debe ir, portransposicin analgica, ms all del sentimiento demasiado humano que suele designar, pero que de hechosupera al individuo y se comprueba tan profundo como el conocimiento. Prefigura la fusin del ser con su causa.Siendo el conocimiento el ms desinteresado de los amores, su fin es idntico, la unin anula la distincin del t yel yo, lo que aclara el simbolismo del Agni indio, fuego primordial, mediador entre los dioses y los hombres, que sepolariza en luz de conocimiento y calor de amor.

    Para un conocimiento impasible que ignorase que la divinidad slo nos es accesible bajo un aspecto de caridad yde belleza, el amor divino sera incomprensible. Entre el conocimiento y la accin, el amor echa un puente, el de labelleza, que constituye el carcter eminente del mundo de las imgenes. En lo bello el conocimiento se comunicams fcilmente con el amor y se renen en un mismo camino los senderos de la accin, la devocin y elconocimiento.

    Toda la poesa inicitica, y especialmente la poesa suf, es un himno a la belleza del mundo, reflejo de la bellezaceleste. "De ella, declara Djami, est prendado todo corazn enamorado, lo sepa o no. Ella es a la vez el tesorooculto y el cofre visible... Bebe la copa de las apariencias, si quieres ms tarde gustar el sabor del elixir". Sobreeste punto los poetas iniciados de Persia no hacen sino repetir la enseanza de otras tradiciones enseadas enlos Vedas o en Pitgoras, Platn y el Pseudo Dionisio, quienes magnifican el poder de una belleza evocadora delo divino. En todas las tradiciones caballerescas, que surgen de la accin, el carcter femenino del prncipeaparece con evidencia. Puede ser representado por energas personificadas como la Sabidura, la Fuerza, laBelleza. Puede tomar por base un aspecto divino como la Presencia Divina, la Shekinah hebrea, o la Shaktiindia.Ms simplemente, puede tomar la apariencia de una Dama inspiradora como la Madonna Intelligentza deCompagni, la Nizam de IbnArab o la Beatriz del Dante.

    En los lmites del mundo intermediario y del mundo informal, la belleza del mundo de las imgenes aparece comocentro intercesor, a la vez modelo del arte humano, cualidad csmica y Nombre Divino. En la belleza de lascriaturas, dice IbnArab, siempre amamos a Dios. Y es l quien se manifiesta en cada ser amado con respecto alser que ama. La mujer es sin duda el ms elevado tipo de la belleza terrestre, pero esta belleza no es otra cosaque una manifestacin y reflejo de los atributos divinos. La contemplacin de Dios en la mujer es la ms perfecta.As se explica el amor corts, considerado como el motor de toda accin y el principio de todo mrito. Elsentimiento que lo acompaa es el gay savoirque es un estado de gracia, de entusiasmo y de sentimiento deembriaguez hacia el mundo por su belleza. Esto es el secreto de los Fieles de Amora los que perteneca el Dantey tambin los iniciados persas entre los que el sentimiento de lo bello llegaba a ser creador, despertando en elalma del hombre un amor divino del que el amor profano no es sino un reflejo degradado.

    Dios no es ms el infinito inalcanzable, sino el amigo misericordioso que se nos revela en la presencia de unaigual nostalgia y como un alma en busca de nuestro amor. Es el sentido de la palabra de Allah referida por elprofeta: Era un tesoro oculto y he deseado ser conocido. As en el camino de la iniciacin, la gnosis tienenecesidad, en este estadio, del motor del amor. La concentracin de todas las facultades en el corazn permite suejercicio simultneo evitando la abstraccin mortal de un puro intelectualismo. La inteligencia se transforma enamor de la verdad y el amor es el secreto del que ama, queda siendo siempre el smbolo ms directo y exacto dela verdad exotrica. Como lo ha dicho Djelal ed-Din Roumi, la razn que comenta el amor es como un asno quese revuelca en el barro. Slo el amor puede explicar al amor.

    XV.- LA GRAN PAZ. LA ORACION DEL CORAZN

    A partir del estado representado por el Hombre Primordial, los caminos de la accin y del amor se unen a la va dela contemplacin, que llega a ser la de la simplicidad, la de la infancia y la de la paz. Para comprender el rito del

    Sbado. El Sbado es el nico rito establecido por las Tablas de la Ley juda. Prohbe toda accin, hasta laanodina, como juntar lea, encender fuego o arrancar una flor. En efecto, la concepcin talmdica de la accin nopone el acento sobre la nocin de esfuerzo, sino sobre la ruptura del equilibrio csmico causado por el ms nfimocambio trado por el hombre al mundo y que sera una violacin del pacto de alianza entre Dios y su pueblo. Hay

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    ah una nocin que corresponde exactamente a la no intervencin del Taosmo, as como a la Paz Profunda de losrosacruces. El hombre se separa por un tiempo de la naturaleza en perpetuo devenir y se libera del tiempo.Retorna a un estado primordial o primitivo de armona con el ambiente, con las plantas y animales, estado ednicoque equivale al del paraso. El Sbado es as un retorno al Principio, al mismo tiempo que una anticipacin de lostiempos mesinicos cuando las espadas se cambiarn en rejas de arado y cuando el len y el cordero vivirn enpaz.

    Durante el Sbado, la sola actividad permitida es la oracin que es la forma ms elevada de accin cuando, msall del cumplimiento de un trabajo, llega a ser la realizacin de un estado. La oracin es el camino de acceso aese estado. La facultad que la facilita es la intencin materializada por la orientacin ritual impuesta en la mayorparte de las tradiciones.

    La oracin ms simple consiste en la invocacin del Nombre divino, que es una toma de conciencia del absoluto,un descenso de la inteligencia en el corazn, que purifica el alma, trae la paz y abre el espritu a las instancias delo alto. Todo trabajo inicitico debe ser cumplido en "Nombre" del principio espiritual del que procede. Todo ritopara ser vlido debe comenzar por una invocacin a este Nombre, sobre todo si se trata de una "oracin delcorazn" como es definida en el hesicasmo, el Budismo y la oracin de los sufes.

    Un primer modo de oracin es el que pide una gracia y su eficacia depende en parte de la importancia de unacolectividad tradicional de la que el suplicante es miembro. En efecto, toda comunidad posee, aparte de su podermaterial, una capacidad psquica derivada de sus miembros presentes y anteriores, que es tanto mayor cuantoms numerosa y antigua es. Cada uno puede utilizar esta fuerza armonizndose con el ambiente colectivo yobservando los ritos prescritos. Toda oracin realizada en estas condiciones se dirigir al espritu de la comunidadque puede llamarse, de esta manera, su dios. La condicin de eficacia de esta oracin consiste en una presenciaespiritual convocada por la invocacin del "Nombre" y que puede ser representada por el maestro, sobre todo si eldiscpulo est solo. Si es exigida la reunin de varios miembros, como en la Masonera, la colectividad puederepresentar el lugar del maestro. Y la Kbala ensea que cuando los sabios conversan sobre los misterios divinos,la Shekinah (o presencia divina) est invisiblemente entre ellos. La condicin esencial es una influencia que puedeser concentrada en un lugar, como en un templo, en un objeto, como una reliquia o en el Arca de la Alianzahebrea.

    Dios visita el corazn del creyente segn la concepcin que tiene de ello. Seria un absurdo suponer que por laoracin se puede alcanzar la Esencia. "Cada uno de nosotros, dice lbn' Arab, ruega a su Seor. No existe oracinms elevada".

    En una acepcin ms alta, la oracin no consiste en un ruego, sino constituye una aspiracin del ser hacia loUniversal con el objeto de obtener una iluminacin interior que es el primer grado de la iniciacin efectiva. Aunquesea interior, este encantamiento puede exteriorizarse por palabras y ademanes que determinan vibracionesrtmicas, repercutiendo en los estados superiores. Su fin es la realizacin del Hombre Universal por comunicacincon la totalidad de los estados. Esta oracin del corazn puede subsistir, incluso cuando lo mental est ocupadoen otra cosa y San Antonio adverta que la oracin slo es perfecta cuando uno no se da cuenta que reza.

    Existe una estrecha relacin entre la oracin y la iluminacin que persigue. La iluminacin es un reflejo de laoracin. As, la creacin misma se manifiesta como una oracin, un soplo del creador que se manifiesta en la luzcreada, luz csmica, dada como Vida y cuya vibracin constituye el principio. La oracin del hombre es un ecohacia atrs de esta vibracin. Esta respuesta es nuestra "manera de ser". "Cada uno conoce el modo de plegaria yde glorificacin que le es propio", dice el Corn. Cinco siglos antes, Proclo haba expresado una verdad idntica al

    decir: "Cada ser ora al lugar que ocupa en la naturaleza". Ciertamente, el adorador puede a veces creer que no esescuchado, que no consigue respuesta y esto es slo porque todava es incapaz de comprender que la respuestaes l mismo. La oracin es un monlogo interior, una efusin por la que el hombre toma fuerzas en unacomunicacin con el S-Mismo. Lo que lbn' Arab ha expresado al decir: "Es Uno mismo quien habla y quienescucha". El amor divino es un sentimiento que une a dos seres en un circuito cerrado. Ven a m, dice Hallaj,agradcelo a ti mismo". En Dios no hay prjimo. La plegaria es un dilogo mudo entre el creyente y el NombreDivino que invoca en l. Yo no soy conocido, sino por Ti y t no existes, sino para m, dice el Seor a su amigofiel. A lo que lbn Arab responde: "All en donde le niego, slo l me conoce. Cuando yo Le conozco, entonces, Lomanifiesto".

    XVI. LOS LUGARES Y LOS ESTADOS

    Los cambios sufridos por el ser en el curso de su desarrollo interior, tienen un nmero indeterminado y constituyen

    igualmente "tomas de conciencia" reunidas en perfecta simultaneidad en el S-Mismo. Los grados iniciticosgeneralmente reconocidos corresponden slo a una visin general de las principales etapas. Esta jerarqua visibleslo distingue funciones y no refleja la verdadera jerarqua invisible. Por otra parte, todos estos grados no existen,sino virtualmente en tanto que la realizacin no les ha otorgado existencia. Como dicen los sufes, Las estaciones

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    slo existen para quienes estacionan. Desde este punto de vista la iniciacin puede ser definida como metafsicavivida, cuyo desarrollo espiritual es proporcional a la conciencia que el iniciado tiene de ello en el corazn.

    La jerarqua inicitica est representada por smbolos toplgicos tales cmo los diversos "cielos". Pero esnecesario comprender que estos diversos cielos, como los dems lugares, son esencialmente estados. Hemoshallado una primera distincin entre grandes y pequeos misterios. El camino que los une -y los separa- es demuy largo curso. EI Taosmo reconoce en l tres estadios, el del Hombre Sabio, postulante calificado, el delHombre Dotado, el del Hombre sobre el Camino y el del Hombre Verdadero, otro nombre del Hombre Primordialislmico. Otras tradiciones reconocen siete etapas, generalmente, en correspondencia con las esferas celestes.Otras cuentan doce. La Edad Media ha relacionado a cada cielo con una de las siete artes liberales cuyo estudioserva de base para la obtencin del grado correspondiente.

    Desde el punto de vista microcsmico, se puede relacionar esta divisin de los seis centros sutiles(ruedas o lotos) que el Budismo tntrico localiza a lo largo de la columna vertebral del hombre. Estos lotosrepresentan formas de conciencia surgidas de la energa csmica luminosa y sonora, cuyo desarrollo gradual yascendente, provocado por los ritos, otorga al hombre algunos poderes hasta la realizacin total del ser. Estadivisin puede ser igualmente vinculada a los seis planos de los Sephiroth de la Tradicin hebrea.

    Es imposible establecer una exacta equivalencia entre los diferentes grados de los estados supraindividualesinstituidos por cada Tradicin. Lo que se puede decir es que estas entidades diversas cumplen las mismasfunciones simblicas de los intermediarios y que representan estados provisorios, e incluso facultativos, eones,potencias, perfecciones, dioses (o dvas) indios, ngeles cristianos, ideas platnicas, demonios o dioses griegos,Sephiroth hebreos, energas increadas de la Ortodoxia, nombres divinos del lslam. Todos son, de hecho, atributosdivinos personificados o no, potencias que cubren la distancia que separa al Hombre Primordial del HombreUniversal. Estas entidades son atributos del Principio y no de los seres separados, como lo supone la idolatra,error que consiste en tomar el smbolo por la cosa simbolizada.

    La etapa ms importante, el estado de trnsito, se coloca al final de los pequeos misterios y al comienzo de losgrandes. Este es el estado lmite del Hombre Primordial, el Adn del Edn. A partir de este estado, el tercernacimiento hace pasar el ser del orden psquico al orden espiritual. Abandona el mundo de la manifestacin sutilpara sufrir una transformacin, es decir, un pasaje ms all de la forma. Se comprende que a partir de este puntolmite las etapas de los grandes misterios sean indescriptibles, salvo por medio de los smbolos. En efecto, desdeel punto de vista humano, el Hombre Verdadero, que termina la expansin individual en el mundo sutil, no puededistinguirse del Hombre Universal que constituye su transfiguracin celeste, sino por los que han alcanzado ungrado superior al suyo. La perspectiva plana inherente al estado humano impide un exacto discernimiento de losescalones ascendentes. Para el hombre ordinario los estados superiores se confunden por proyeccin del puntocentral en donde el rayo celeste toca a nuestro mundo sublunar. El Hombre Trascendente no puede mostrarse anosotros sino bajo la apariencia de un Hombre Primordial porque es necesario que ste sea un hombre.

    El ms grande de los maestros del esoterismo islmico, Ibn' Arab, ha extrado de una sura del Corn, nuevecategoras de iniciados entre las cuales la ms interesante se encuentra en quinto lugar, que corresponde a losque se inclinan, es decir, los iniciados que se ocultan bajo el vestido de la pobreza y de la humildad. Se les llamatambin los Malmatiyah o la gente de la censura (que atraen la censura de los profanos), porque, pasaninadvertidas entre el pueblo del que fingen la lengua y el traje, como los antiguos Rosacruces.

    La lite verdadera, encuentra en el pueblo su reflejo invertido. ste ha conservado lo ms exacta y extensamenteposible las verdades esotricas ocultas en los cuentos. De la misma manera las organizaciones de artesanos son

    aquellas cuyos ritos han sufrido una mnima decadencia. Tambin se dice que los Inmortales del Taosmoaparecen bajo los aspectos que combinan la extravagancia con la vulgaridad, lo que constituye una defensa eficazcontra la curiosidad ambiente.

    A partir de los estados supraindividuales no hay ms errores posibles. El mundo sutil se desvanece, cuando elhombre alcanza el ncleo de su corazn en donde se oculta el seor invisible, del que el seor terrestre es slo elsustituto. Las dos tradiciones en que el simbolismo de los grados superiores parece ms transparente, son elIslam y la Ortodoxia. En el Islam, la escala inicitica es la de los Polos y los Nombres Divinos que soninnumerables y que representan atributos y cualidades mediadoras.

    En la Ortodoxia, Dios, inaccesible en su esencia, se comunica por sus energas, que son sus gracias, sus fuerzas,tan innumerables como los nombres divinos de los que constituyen los Modos activos, tales como la Sabidura, laVida, la Potencia, la Verdad, la Justicia, el Amor. En Dios, el Ser y el Acto se identifican, como lo hacen todas las

    vas y todos los nombres que se absorben en su Total Posibilidad.Ibn' Arab lo ha dicho en una frase audaz: Dios slo es un signo para quien comprende la alusin. Sin embargo,es necesario comprender el sentido irreversible de la analoga. Cuando el Seor proclama: "Tu Dios es tu espejo y

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    t eres Su Espejo", es necesario entender que las relaciones deben ser rigurosamente respetadas y que tal espejolo eres t para l y no para ti. Decir que t eres Su Espejo para ti sera una impostura y una blasfemia. La lgicaexige que cada realidad lleve con ella su medida que es a la vez su verdad y su lmite, fuera del cual no es ni real,ni verdadera. En efecto, en este nivel el actor, la accin y la toma de conciencia se identifican.

    XVII. EL TIEMPO CUALIFICADO. LOS CICLOS

    Hemos considerado hasta aqu el ser en desarrollo sin tener en cuenta la poca que vive. Por otra parte, lainiciacin debe tomar su apoyo en el hombre total tal como existe en un determinado momento, en cierto ambientecsmico que acta continuamente sobre el orden humano. La naturaleza del hombre depende, no slo de supersona, elemento activo, sino tambin de su ambiente, elemento pasivo, que se presenta como estimulante einhibidor. Adems, la herencia propia del ser considerado posee una gravitacin determinada, puesto que es ellaquien empuja al ser a elegir tal o cual elemento psquico y corporal que tomar del medio por afinidad con lanaturaleza.

    En todo tiempo las esferas celestes de los planetas han simbolizado estados, porque ellas sintetizan lasinfluencias csmicas, de origen sutil, que actan en todo momento sobre el hombre. La astrologa, como se dice,no determina el destino del hombre, sino que slo lo expresa por el estado del cosmos en el momento de sunacimiento, en virtud de la armona que existe en todo momento entre todos los planos del mundo, sin la que esteno existira. La verdadera determinacin proviene del ser mismo y los astros slo son los signos ms simples,legibles e intocables, que permiten discernirla por interpretacin. En cada instante el mundo est en equilibrio, loque legitima una relacin analgica entre el microcosmos y el macrocosmos. Pero este equilibrio es inestable,movible y cambiante, puesto que si dura es gracias al mismo movimiento.Los astros, al recorrer sus rbitas, dibujan un movimiento calculable con extremo rigor. Su vuelta peridica permiteuna exacta previsin topolgica, que traducida en el orden psquico, puede autorizar previsiones que parecensuperar el nivel racional sin que ello sea as en realidad. Esta vuelta peridica ha permitido utilizar a los planetas ysu movimiento cclico puede caracterizar a cada estado y considerar su movimiento como el de un estado. En elcurso de este desarrollo cclico, desde su origen, la manifestacin y el hombre han seguido de conjunto unamarcha que los alejaba necesariamente cada vez ms de su fuente y centro. Ha dibujado una curva, que puedeser llamada "descendente" que los separaba progresivamente del polo espiritual, para relacionarlos al polomaterial o sustancial. Este descenso puede, por consiguiente, ser descrito como una materializacin progresiva,una solidificacin, constituyendo el estado material un lmite que no puede ser alcanzado. En el transcurso de estedescenso, que puede ser considerado como una regresin, el hombre ha perdido el uso de las facultadesespirituales que le permitan el acceso a los mundos suprasensibles. No ha podido, adems, permanecerespectador y se ha transformado en cmplice. Ha terminado por negar las realidades superiores que se ocultan alos ojos de los que las observan sin creer en ellas, puesto que no se puede ver sino lo que se imagina. LaTradicin india es la que ms claramente ha expuesto la doctrina de los ciclos csmicos. Aunque no sea cuestinde explicarlo aqu, digamos que el ms largo perodo considerado es el para o vida de Brahma, que dura cienaos de Brahma y que es cerrado por una disolucin universal. Cada da (de tal ao), llamado kalpa,representa el ciclo de un mundo desde su creacin hasta su fin. Cada Kalpa (o da de Brahma) est dividido encatorce Manvantara o era de Man, siendo este Man la inteligencia csmica que formula el dharma, la ley, de laera considerada.

    Cada Manvantara se subdivide a su vez, en setenta y un mah-yuga y cada mah-yuga en cuatro yugas deduracin decreciente segn el ritmo de 4, 3, 2 y 1, de tal manera que el ltimo yuga es el dcimo del conjunto.Para dar una idea de la escala de los perodos, el dcimo equivaldra a 6.480 de nuestros aos comunes.

    Como el tiempo no es una forma vaca y existe por su contenido, cada poca est cualificada por losacontecimientos que la manifiestan y que, al alejarse del origen, van adquiriendo mayor velocidad. Lamaterializacin es de esta manera doblada por una aceleracin que se manifiesta por el ritmo cada vez mayor quese impone a la historia y a la actividad humana, hasta en los menores detalles. La necesidad de una iniciacinderiva de las mismas condiciones del mundo moderno y de las dificultades cada vez mayores que opone a quienquiere obrar hacia atrs. Si hoy da es admisible una cierta vulgarizacin del esoterismo, es a causa de la reaccinnecesaria que exige en todo momento el mantenimiento del equilibrio del cosmos entre sus polos espiritual ymaterial.El trnsito de un ciclo a otro, de un Manvantara, por ejemplo, al siguiente, se efecta por un enderezamientoinstantneo, espiritual e insensible. La Tradicin primordial, cada vez ms ignorada, es reabsorbida en un estadode desarrollo oscuro que le permite atravesar el perodo transitorio que separa dos ciclos sucesivos y que essealado por un cataclismo csmico. Esta transformacin destruye al mundo antiguo y hace surgir un mundonuevo, obediente al mismo Principio, pero no a los mismos derivados. La obligacin de esta nueva toma de

    conciencia del Principio, de esta lucidez, de esta sinceridad nueva, constituye un carcter verdaderamentetradicional que provoca y justifica la inexorable aparicin del mundo nuevo.

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    XVIII.- LA IDENTIDAD SUPREMA. EL AVATARA ETERNO

    El mvil esencial del trabajo espiritual reside en el deseo que tiene todo ser de asegurarse un destino favorabledespus de la muerte. Todas las tradiciones insisten sobre la diferencia entre los estados posthumanos queesperan a un profano y a un iniciado. Esta distincin no es arbitraria y descansa, con lgica implacable, sobre laformacin pstuma de un ser que est ineluctablemente dirigida por los actos realizados durante su vida, suspensamientos habituales y por todo lo que es objeto de su preocupacin constante. El alma que abandona elcuerpo est determinada en su camino psquico por sus virtudes efectivas, por el nivel de su conocimiento y por sufuncin espiritual. Toda alma encuentra en el ms all lo que ha deseado ms ardientemente y su "castigo"consistir justamente en descubrir q